Sentencia Tribunal Superior de Justcia de Castlla y León 2099/2013

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Roj: STSJ CL 2099/2013
Id Cendoj: 09059330012013100117
Órgano: Tribunal Superior de Justicia. Sala de lo Contencioso
Sede: Burgos
Sección: 1
Nº de Recurso: 77/2012
Nº de Resolución: 166/2013
Procedimiento: OTROS ASUNTOS CONTENCIOSO
Ponente: MARIA BEGOÑA GONZALEZ GARCIA
Tipo de Resolución: Sentencia
SENTENCIA
En la Ciudad de Burgos a diez de mayo de dos mil trece.
En el recurso contencioso administrativo número 77/2012 , interpuesto por D. Bernabe , representado
por la procuradora D. Ana Marta de Miguel Miguel y defendido por el Letrado Don Sergio Castro Porres contra
la Resolución de 26 de abril de 2012 de la Dirección General del Medio Natural por la que se desestima
el recurso de alzada interpuesto por el anterior contra la resolución de 31 de mayo de 2011 dictada por la
Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Soria, por la que se sancionaba al recurrente con una
multa de 900 # y a la retirada de la licencia de caza e inhabilitación para obtenerla por un período de un año ;
ha comparecido como parte demandada la Junta de Castilla y León, representada y defendida por el Letrado
de la misma, en virtud de la representación y defensa que por Ley ostenta.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Por la parte demandante se interpuso recurso contencioso administrativo ante esta Sala
el día 25 de junio de 2.012. Admitido a trámite el recurso, se reclamó el expediente administrativo; recibido,
se confirió traslado al recurrente para que formalizara la demanda, lo que efectúo en legal forma por medio
de escrito de fecha 29 de octubre de 2.012 que en lo sustancial se da por reproducido y en el que terminaba
suplicando que en su día se dicte sentencia por la que se estime el recurso y se declare nulo, se anule y deje
sin efecto la resolución impugnada, con expresa condena en costas a la Administración demandada.
SEGUNDO.- Se confirió traslado de la demanda por término legal a la parte demandada, que contestó
en forma legal por escrito de fecha 9 de enero de 2013, oponiéndose al recurso, solicitando la desestimación
del mismo con expresa imposición de las costas procesales a la parte demandante.
TERCERO.- No fue recibido el recurso a prueba y solicitándose por las partes la presentación de
conclusiones escritas, se evacuó traslado para cumplimentar tal trámite, quedando el recurso concluso para
sentencia, y, quedaron los autos pendientes de señalamiento de día para Votación y Fallo, para cuando por
orden de declaración de conclusos correspondiese, habiéndose señalado el día nueve de mayo de dos mil
trece para votación y fallo, lo que se efectuó. Se han observado las prescripciones legales en la tramitación
de este recurso.
Siendo Ponente la Ilma. Sra. Doña M. Begoña Gonzalez Garcia Magistrado integrante de esta Sala y
Sección:
FUNDAMENTOS JURÍDICOS
PRIMERO.- Es objeto de impugnación en el presente recurso jurisdiccional, la Resolución de 26 de abril
de 2012 de la Dirección General del Medio Natural por la que se desestima el recurso de alzada interpuesto
por Don Evelio , contra la resolución de 31 de mayo de 2011 dictada por la Delegación Territorial de la Junta
de Castilla y León en Burgos, por la que se sancionaba al recurrente con una multa de 900 # y a la retirada
de la licencia de caza e inhabilitación para obtenerla por un período de un año.
En dicha resolución se sanciona al recurrente como responsable de una infracción administrativa grave
tipificada en el art. 75.26 de la ley 4/1996, de 12 de julio, de Caza de Castilla y León , en relación con la
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Resolución de 18 de mayo de 1.995 por la que se establece el sistema de precintado de piezas de caza mayor,
y ello por los siguientes hechos que considera probados:
" Transportar una cabeza de corzo macho en el vehículo marca TOYOTA modelo LAND CRUISER, con
matricula ....-PXW , sin colocar el precinto en la forma reglamentaria prevista. Los hechos fueron realizados
el día 27 de abril de 2010 a las 20;10 horas en San Esteban de Gormaz Soria".
SEGUNDO.- Frente a dichas resoluciones sancionadoras se levanta en el presente recurso la parte
actora esgrimiendo los siguientes motivos de impugnación:
Que dado lo que constaba en los hechos probados de la resolución sancionadora se ha producido una
predeterminación del fallo al dar por sentada la comisión de la infracción, por lo que se invoca que el modo
de determinar los hechos probados ha vulnerado los derechos que le asisten según reiterada jurisprudencia,
como la sentencia del TS de 9 de febrero de 2004 .
Que existe nulidad del procedimiento por vulneración del derecho a la prueba con indefensión, ya que
no se ha pronunciado sobre la concreta petición de prueba formulada en vía administrativa sobre el concreto
Boletín Oficial donde se hubieran publicado las instrucciones sobre el precintado, dicha falta de resolución
sobre la prueba vulnera el derecho efectivo a la defensa .
Vulneración de los principios esenciales del derecho sancionador, al existir ausencia de lex certa que
concrete la infracción, ya que no existe norma debidamente publicada que determine como se ha de colocar
de forma correcta el precinto y que la resolución de 18 de mayo de 1995 no puede servir de base a estos
efectos, ya que dicha Norma se refiere a los titulares del coto de caza, lo que no es el caso ya que el recurrente
no es titular del coto, ni ha efectuado la caza en Castilla y León, sino que se limitaba a transportarla desde el
Coto situado en Huesca, tal y como se acredito, por lo que no ha cometido la infracción, sin que se indique la
forma de colocación limitándose a remitirse a unas inexistentes normas de utilización, ya que dichas normas
no han sido objeto de publicación en boletín alguno, por lo que no pueden servir para estos efectos, por la
mas elemental aplicación de las garantías constitucionales que impiden su conocimiento, invocando el artículo
9 de la Constitución y el artículo 52 de la Ley 30/1992, así como el 74 de la Ley 3/2001 y el artículo 1 del
Decreto 111/2004 .
Que se han vulnerado los principios de legalidad y tipicidad del derecho administrativo sancionador,
dado lo que establece el artículo 127 de la Ley 30/1992 , dentro del principio de legalidad se encuentra el de
tipicidad, previsto en el artículo 129 de dicha Ley , invocando las sentencias del TS de 14 de noviembre de
1991 y del TC de 4 de mayo de 1990 , 13 de diciembre de 1990 y 11 de junio de 1992 , así como la sentencia
del TC de 2 de marzo de 2000 que declaro la inconstitucionalidad de la remisión en blanco realizada por el
artículo 140 n de la Ley de Ordenación del Transporte Terrestre .
Ausencia de infracción dado que a la vista de la tipificación prevista en el artículo 75.26, el trofeo si tenía
colocado el precinto, ya que de acuerdo con lo que establece el artículo 59.2, no existe un apartado tercero
de dicho precepto y además se refiere a un desarrollo reglamentario que no se ha realizado, determinando
únicamente la posibilidad de exigir el precinto, por no que no puede hablarse de infracción.
Vulneración del artículo 149.1.21 de la Constitución , al tratarse de un transporte desarrollado en dos
comunidades autónomas y por ello sometido de forma exclusiva a la legislación estatal al desarrollarse el
transporte de la pieza de caza por el territorio de dos comunidades autónomas, ya que se trata de una
extralimitación de la competencia en materia de caza, al no referirse a la actividad propia de caza, sino al
transporte, como se contiene en el precepto 75.26, por lo que se invoca la sentencia del Pleno del TC de 27
de junio de 1996 , además dado que la pieza fue cazada en Huesca, es evidente que no se puede aplicar la
regulación autonómica ajena y menos el sistema de precintos contemplados en la Ley 4/1996.
De la Orden NAM/829/2011, ya que la citada Orden dictada después de la resolución objeto del presente
recurso, determina de forma negativa que no es de aplicación este sistema de precintado para especies
provenientes de otras Comunidades Autónomas, por lo que a partir de su fecha no existe regulación del
transporte de pieza de caza provenientes de cotos de caza de otras comunidades autónomas, por lo que se ha
producido una destipificación de la infracción imputada al recurrente por lo que debe anularse la infracción por
aplicación del artículo 9.3 de la Constitución y su desarrollo en el artículo 128.2 de la Ley 30/1992 , así como la
aplicación de la jurisprudencia sobre la aplicación retroactiva de la norma sancionadora más favorable, como
la sentencia del TS de 7 de octubre de 2008 , por lo que se termina solicitando la estimación del recurso y que
se declare nula o anule dejándola sin efecto la resolución impugnada.
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TERCERO.- Por la Junta de Castilla y León se rebaten los argumentos impugnatorios invocando que
respecto al primer motivo expuesto de contrario referido a la predeterminación de la resolución por incluir
conceptos jurídicos, se invoca el artículo 63 de la Ley de la Jurisdicción , en cuanto a que el defecto de forma
no causa indefensión, por cuanto el recurrente conoce cuales son los hechos concretos que se le imputan y
por los que se le sanciona, portar una cabeza de corzo con un precinto que se puede extraer, siendo el objeto
de imputación una realidad fáctica no un concepto jurídico.
Que en cuanto al segundo motivo referido a la falta de resolución expresa sobre la petición de prueba,
se invoca que el objeto de prueba son los hechos y no las normas, siendo en el presente caso la cuestión
planteada estrictamente jurídica, sobre la publicación de una Norma que existe y se encuentra publicada por
lo que no existe la infracción del derecho de defensa.
Que los hechos están acreditados mediante el boletín de denuncia de la Guardia Civil debidamente
ratificada, que el demandante portaba en un vehículo un trofeo de caza sin precintar, debiéndose considerar
que carecía de precinto, por cuanto el que portaba era fácilmente extraíble, ya que el mismo se podía extraer,
por lo que el hecho constituye el tipo descrito en el artículo 75.26 de la Ley de Caza .
Respecto a las alegaciones referidas a la imposibilidad de tipificar la infracción se precisa que la remisión
al artículo 59. 3 es errónea, lo es al apartado 2, como ha indicado la sentencia del TSJ con sede en Valladolid
de 19 de octubre de 2012 , al confirmar sanciones impuestas en aplicación de este tipo, el desconocimiento
por el recurrente de esta Norma debidamente publicada, no excusa de su cumplimiento.
Sobre que dicha norma solo es aplicable a los titulares del coto de caza, lo cual no es cierto ya que el
recurrente como cazador es responsable del cumplimiento de las Normas y en cuanto a que no es aplicable la
norma porque se trataba de una pieza cazada en Aragón, se indica que lo que se sanciona es por el transporte
dentro de la Comunidad en unas condiciones que no respetan la normativa autonómica prevista al efecto,
además de contar con un precinto que es fácilmente manipulable con lo que no acredita que efectivamente la
pieza de caza se hubiera cazado en Aragón en el coto indicado y aunque se tratará de un hecho acreditado, lo
cierto es que transportaba la cabeza por la Comunidad Autónoma de Castilla y León y el transporte de piezas
muertas en esta Comunidad ha de hacerse conforme a los requisitos que en este caso no se han cumplido y
por tanto se ha cometido el hecho constitutivo de la infracción por la que se sanciona, no puede estimarse ni
falta de infracción, ni incorrecta tipificación de la misma, no siendo cierto lo que se invoca de que el sistema
de precintos no sea exigible en Aragón, ya que el recurrente cuenta con un precinto de dicha Comunidad, lo
que ocurre es que lo ha utilizado incorrectamente privándole de la virtualidad que le es propia, por lo que se
termina solicitando la desestimación del recurso y confirmación de la resolución impugnada.
CUARTO.- Expuestos en dichos términos el debate del presente recurso contencioso administrativo, un
examen adecuado del mismo exige reseñar los siguientes hechos y circunstancias que resultan del expediente
administrativo de autos, de lo alegado y esgrimido en el presente recurso, dado que el recurrente no niega
que transportaba la cabeza del corzo con el precinto colocado en la forma que se refleja en las fotografías que
obran al folio 7 del expediente administrativo, los motivos de impugnación que se invocan es en primer lugar
el que existe una predeterminación de la resolución sancionadora, en cuanto utiliza como hechos probados
conceptos jurídicos, al indicar como hechos probados el transportar una cabeza de corzo macho sin colocar
el precinto de la forma reglamentariamente prevista, sin embargo no estamos ante un defecto de forma
determinante de la nulidad de la infracción por dicha causa, motivo que tiene su origen en lo que recoge ya
que como ha precisado el Tribunal Supremo, Sala 3ª, sección 7ª, en una reciente sentencia de 28-1-2013,
dictada en el recurso 2908/2011 , de la que ha sido Ponente Don Pablo Lucas Murillo de la Cueva,
Tampoco hubo, por lo demás, predeterminación del fallo. Trae aquí la recurrente el artículo 851 de
la Ley de Enjuiciamiento Criminal y dice que se produce esta infracción del derecho a la presunción de
inocencia porque en la exposición de los hechos probados la resolución utiliza conceptos técnicos usados por
la Ley para describir el núcleo esencial de la infracción. En la resolución del Consejo de la Comisión Nacional
de la Competencia el recurso a los términos técnicos para describir la conducta probada no implica una
merma de garantías ni una predisposición que, de usar otras expresiones, no hubiera tenido lugar. Obedece,
sencillamente a que se trata de fórmulas de uso común, como recuerda el Ministerio Fiscal en el ámbito de
las relaciones comerciales.
O lo que es lo mismo, en el presente caso no existe tal predeterminación porque se haya incluido como
hechos probados que: sin colocar el precinto en la forma reglamentaria , dado que dicha expresión puede
ser entendida por cualquier persona, no se trata de palabras o frases técnicas asequibles únicamente a las
personas versadas en Derecho y el que pueda implicar juicios de valor, más propio de la fundamentación
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jurídica, no impide el hecho de que si se procediera a su supresión del relato fáctico no dejarían a éste vacío
de contenido, y, por tanto, no harían imposible la adecuada calificación jurídica del mismo.
Además como esta Sala ha indicado en alguna ocasión, con respecto a dicho motivo de impugnación,
que basta recordar al respecto que no estamos ante una sentencia penal, sino ante una mera resolución
administrativa en la que se recoge claramente el supuesto de hecho que integra la infracción que determina
la sanción, siendo prueba de ello los argumentos que esgrime en su defensa pretendiendo negar tales
circunstancias fácticas.
Por lo que dicho motivo debe ser desestimado, como también el referido a la falta de resolución expresa
sobre su petición de prueba formulada al folio 36 del expediente administrativo a que si bien es cierto que la
Administración ha de motivar la denegación de la practica de las pruebas y de no hacerlo se incumpliría el
artículo 82.3 de la Ley 30/1992 , sin embargo tal irregularidad formal consistente en no motivar la denegación
de la prueba, cuando la Administración tenía la facultad de admitir o no su practica, no basta para motivar la
nulidad o anulabilidad de la resolución recurrida, por cuanto que la realización posterior de la prueba en el
presente recurso jurisdiccional, en su momento no practicada, ha puesto de manifiesto que no ha causado
indefensión a dicha parte, por lo que no se ha prescindido total y absolutamente del procedimiento legalmente
establecido, como exige el art. 62.1.e) de la Ley 30/92, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común , y de otro, no se ha causado indefensión
alguna.
La Jurisprudencia en cuanto a la nulidad absoluta recaída al amparo del art. 47.1.c) de la LPA, hoy
art. 62.1.e) de la LRJ-PAC , y en interpretación de tal precepto, vino siguiendo inicialmente una postura
"literalista" en base a las palabras total y absoluta donde concluía en la necesidad de que se prescindiera
completamente del procedimiento (ausencia de procedimiento, procedimiento erróneo etc...). En posterior
tendencia flexibilizadora exige simplemente que se omita un " trámite esencial " del procedimiento. Por otro
lado, la omisión de este trámite ha de conectarse además con la teoría de la nulidad relativa por defectos
formales en cuanto indispensable -la forma- para alcanzar el fin pretendido por el acto administrativo o de lugar
a indefensión. Así pues, la Jurisprudencia reconoce la excepcionalidad de la nulidad de pleno derecho por
motivos formales remitiéndose -salvo en los supuestos mencionados- a la nulidad relativa con el consiguiente
efecto de nulidad y retroacción de actuaciones hasta el momento en que se padeció el defecto, y aún así,
viene a considerarlo aconsejable por razones de economía procesal sólo si las anomalías cometidas pueden
deformar el conocimiento de los hechos a enjuiciar (y aún cuando pueda achacarse a la Administración
demandada "poco cuidado" en la tramitación del expediente), y en el presente caso, la recurrente ha tenido
plenas posibilidades de audiencia e intervención directa, por lo que no cabe hablar de indefensión.
Todo lo cual se puede reiterar en el presente recurso , dado que además la prueba que se proponía en
vía administrativa, no trataba de acreditar hechos, sino que era una cuestión jurídica sobre la publicación de
las Normas que evidentemente elimina cualquier atisbo de indefensión de la recurrente.
QUINTO.- Y en cuanto a los motivos referidos a la falta de tipicidad y legalidad, se ha de indicar que
sobre la vigencia de tales principios del Derecho Penal en el Administrativo sancionador ya se ha pronunciado
esta Sala en sus sentencias de fecha 15.4.03 y 25.4.03 , dictadas respectivamente en los recursos número
355/2001 y 357/2001 , recogiendo la Jurisprudencia que a continuación reseñamos. El Tribunal Constitucional
en la sentencia núm. 7/1998 (Sala Primera), de 13 enero de 1998, dictada en el recurso de amparo núm.
950/1995 , de la que fue Ponente D. Pedro Cruz Villalón establece al respecto lo siguiente:
<<Como es sabido, conforme a lo dispuesto en los Art. 24 y 25.1 CE , y desde la STC 18/1981
(RTC 1981\18), este Tribunal ha venido declarando no sólo la aplicabilidad a las sanciones administrativas
de los principios sustantivos derivados del Art. 25.1 CE , considerando que «los principios inspiradores del
orden penal son de aplicación con ciertos matices, al derecho administrativo sancionador, dado que ambos
son manifestaciones del ordenamiento punitivo del Estado» (fundamento jurídico 2.º), sino que también ha
proyectado sobre las actuaciones dirigidas a ejercer las potestades sancionadoras de la Administración las
garantías procedimentales insitas en el Art. 24 CE , en sus dos apartados, no mediante una aplicación
literal, sino «en la medida necesaria para preservar los valores esenciales que se encuentran en la base
del precepto» (fundamento jurídico 2.º). Ello, como ha podido afirmar la STC 120/1996 (RTC 1996\120),
«constituye una inveterada doctrina jurisprudencial de este Tribunal y, ya, postulado básico de la actividad
sancionadora de la Administración en el Estado social y democrático de Derecho» (fundamento jurídico 5.º,
que cita las SSTC 77/1983 [RTC 1983\77 ], 74/1985 [RTC 1985\74 ], 29/1989 [RTC 1989\29 ], 212/1990 [RTC
1990\212 ], 145/1993 [RTC 1993\145 ], 120/1994 [RTC 1994\120 ] y 197/1995 [RTC 1995\197]). Acerca de
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esta traslación, por otra parte condicionada a que se trate de garantías que «resulten compatibles con la
naturaleza del procedimiento administrativo sancionador» ( STC 197/1995 , fundamento jurídico 7.º).>>"
O la sentencia del Tribunal Constitucional núm. 169/1998 (Sala Primera), de 21 julio, en el Recurso
de Amparo núm. 3760/1996 , de la que fue Ponente Don Manuel Jiménez de Parga y Cabrera y en la que
se dice que:
<<Este Tribunal Constitucional tiene establecido que «la presunción de inocencia rige sin excepciones
en el ordenamiento sancionador y ha de ser respetada en la imposición de cualesquiera sanciones, sean
penales, sean administrativas (...), pues el ejercicio del ius puniendi en sus diversas manifestaciones está
condicionado por el Art. 24.2 de la Constitución al juego de la prueba y a un procedimiento contradictorio en
el que puedan defenderse las propias posiciones. En tal sentido, el derecho a la presunción de inocencia
comporta: Que la sanción esté basada en actos o medios probatorios de cargo o incriminadores de la conducta
reprochada; que la carga de la prueba corresponda a quien acusa, sin que nadie esté obligado a probar
su propia inocencia, y que cualquier insuficiencia en el resultado de las pruebas practicadas, libremente
valorado por el órgano sancionador, debe traducirse en un pronunciamiento absolutorio» [ STC 76/1990 (RTC
1990\76), fundamento jurídico 8.º B)]. Estos principios generales no excluyen el valor probatorio que las
actas de infracción pueden tener; actas en las que los funcionarios competentes consignan los hechos que
observan en el transcurso de sus indagaciones y comprobaciones, con la posibilidad de destruir la presunción
de inocencia de la que goza todo ciudadano. Así se hizo constar en la ya citada STC 76/1990 , y se repite
en la STC 14/1997 (RTC 1997\14), que modulan el contenido del derecho del Art. 24.2 CE . Según esta
jurisprudencia constitucional, las actas de inspección tienen un valor que va más allá de la denuncia y gozan
de valor probatorio. Sin embargo, esto no quiere decir «que las actas gocen (...) de una absoluta preferencia
probatoria que haga innecesaria la formación de la convicción judicial acerca de la verdad de los hechos
empleando las reglas de la lógica y de la experiencia. En vía judicial, las actas (...) incorporadas al expediente
sancionador no gozan de mayor relevancia que los demás medios de prueba admitidos en Derecho y, por
ello, ni han de prevalecer necesariamente frente a otras pruebas que conduzcan a conclusiones distintas, ni
pueden impedir que el Juez del contencioso forme su convicción sobre la base de una valoración o apreciación
razonada de las pruebas practicadas» ( SSTC 76/1990 y 14/1997 ).>>
En torno al valor incriminatorio de las actas de inspección o boletines de denuncia de los agentes se
pronuncia el T.S. en su sentencia de fecha 14.4.90 (referencia Aranzadi 9.025, que a su vez recoge la de
5.3.79 según la cual: "cuando la denuncia sobre los hechos sancionados es formulada por un Agente de
la Autoridad, encargado del Servicio, la presunción de veracidad y legalidad que acompaña a todo obrar
de los órganos administrativos, y de sus agentes, es un principio que debe acatarse y defenderse, ya que
constituye esencial garantía de una acción administrativa eficaz, sin que ello quiera decir, en coordinación
con el principio constitucional de presunción de inocencia, que los hechos denunciados por un Agente se
consideran intangibles, ya que la realidad de los mismos puede quedar desvirtuada mediante la adecuada
prueba en contrario o aún por la ausencia de toda otra prueba, según la naturaleza, circunstancias, y cualidad
de los hechos denunciados".
Y sobre el valor probatorio de tales documentos y su presunción de veracidad se refiere el art. 137.3
de la Ley 30/1992 en los siguiente términos: "Los hechos constatados por funcionarios a los que se reconoce
la condición de autoridad, y que se formalicen en documento Público observando los requisitos legales
pertinentes, tendrán valor probatorio sin perjuicio de las pruebas que en defensa de los respectivos derechos
o intereses puedan señalar o aportar los propios administrados ". En términos idénticos depone el art. 82.5
en relación con el art. 68, ambos de la Ley 4/1996, de 12 de Julio de Caza de Castilla y León , el art. 17.5
del R.D. 1398/1993 por el que se aprueba el Reglamento del Procedimiento para el ejercicio de la Potestad
Sancionadora.
SEXTO.- Y en el presente caso lo que se cuestiona por el recurrente es que se haya considerado los
hechos como integrantes de la infraccion imputada, dada la redacción del artículo 75.26 de la Ley de Caza ,
y que la remisión que se realiza por la misma, supone una remisión en blanco, no permitida en el ámbito
sancionador, pero sobre esta cuestión y sobre la aplicación de la resolución de 18 de mayo de 1995 de la
Dirección General del Medio Natural, se han pronunciado las sentencias como las del TSJ Castilla-León (sede
Valladolid) Sala de lo Contencioso-Administrativo, sec. 2ª, de 2-2-2011, nº 308/2011, rec. 1761/2006 . Ponente
Don Ezequias Rivera Temprano:
La segunda -transportar el corzo sin precinto desde el coto hasta la localidad de Valdeprado-, en cambio,
resulta con toda claridad del documento firmado por el Agente Forestal -aportado por los propios recurrentes y
que obran a los folios 16 de ambos expedientes- en el que se afirma que:" se ha hecho el precintado dentro del
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perímetro de la propiedad del cazador en Valdeprado", por tanto, sí se ha incurrido en la infracción tipificada
en el artículo 75.26 de la Ley 4/1996, de 12 de julio , consistente en" Transportar piezas de caza muertas
o partes identificables de las mismas sin que vayan acompañadas de los precintos, marcas y justificantes
que acrediten su origen, cuando así sea exigido en virtud de lo previsto en el artículo 59.3 de esta Ley ...",
precepto al que da desarrollo reglamentario -en lo que aquí interesa- la Norma 8 de la Resolución de 18 de
mayo de1995 de la Dirección General del Medio Natural, que dice:" Una vez abatida la pieza, el cazador no
podrá desplazarla a otro lugar hasta no haber colocado el precinto correctamente sobre ella..." operación que
se llevará a cabo en la forma que describe minuciosamente a continuación....
Y en concreto sobre la remisión específica al artículo 59 y al apartado 3, en lugar del 2, en la sentencia de
SJ Castilla-León (sede Valladolid) Sala de lo Contencioso-Administrativo, sec. 1ª, de 27-6-2008, nº 1553/2008,
recurso 842/2003 . Ponente Don Ezequias Rivera Temprano.
Y de esta Sala sentencia de veintiséis de octubre de dos mil doce, dictada en el recurso contencioso
administrativo número 18/2012 , de la que ha sido Ponente Don Eusebio Revilla Revilla, igualmente ha
concluido en su Fundamento de Derecho Sexto, que:
Para enjuiciar este motivo de impugnación es preciso recordar en primer lugar los hechos que se
imputan y que se consideran probados en las resoluciones administrativas impugnadas, y estos son los
siguientes:
"Transportar una cabeza de corzo, estando el precinto mal cerrado, no habiendo separado la matriz,
ni marcado la fecha de la muerte. Los hechos fueron realizados el día 1 de agosto de 2.009, en la Travesía
de Almarza en Almarza, provincia de Soria".
Y por lo que respecta a la normativa aplicable, señala el art. 75.26 de la citada Ley 4/1996 aplicado en
el caso de autos, que tendrán la consideración de infracciones graves:
"Transportar piezas de caza muertas o partes identificables de las mismas sin que vayan acompañadas
de los precintos, marcas, justificantes que acrediten su origen, cuando así sea exigido en virtud de lo previsto
en el art. 59.2 de esta ley , así como la falsificación, o reutilización no autorizada de los mismos".
Señala a este respecto el citado art. 59.2 de la misma Ley que: "La Consejería podrá exigir, en la forma
que reglamentariamente se determine, que los cuerpos o trofeos de las piezas de caza vayan precintados o
marcados, así como acompañados durante su transportes, de un justificante que acredite su legal posesión
y origen".
Este desarrollo reglamentario en la fecha de los hechos, tal y como así se expone también en la
sentencia de esta Sala de fecha 30.6.2011, dictada en el recurso de apelación núm. 163/2010 , se recoge en
la Resolución de 18 de mayo de 1.995 (BOCyL de 22 de mayo de 1995) de la Dirección General de Medio
Natural. Así los arts. 1 a 3 de dicha Resolución disponen lo siguiente:
"Artículo 1º. Los titulares de los cotos de caza que tengan aprobado en su Plan Cinegético el
aprovechamiento de caza de las especies de (...) corzo (...), están obligados a cumplir las normas que se
establecen en la presente Resolución para el precintado de las piezas de caza de las citadas especies.
Artículo 2º. El Servicio Territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la provincia en que
esté matriculado el coto, enviará al titular o a su representante legal los precintos correspondientes a las piezas
de caza de las especies anteriormente aludidas que estén autorizadas en el plan de caza del citado acotado.
Junto con los precintos, se entregarán las normas de utilización".
Artículo 3º. La no utilización de los citados precintos, o el incumplimiento de las normas de utilización
de los mismos se considerará como una infracción administrativa, conforme a la vigente legislación cinegética
y dará lugar a la apertura del correspondiente expediente sancionador".
Y en dichas Normas de Utilización remitidas al titular del coto se contempla entre otras la siguiente
norma: "Una vez abatida la pieza, el cazador no podrá desplazarla a otro lugar hasta no haber colocado el
precinto correctamente sobre élla. Previamente a la colocación del mismo se recortará con una navaja o tijera
la fecha de la captura (día y mes( tanto en el precinto propiamente dicho como en la matriz...".
O en la sentencia de fecha diecinueve de octubre de dos mil doce, dictada en el recurso contencioso
administrativo número 27/2011 , en la que expresamente se concluía la aplicación de la resolución de 18 de
mayo de 1995, pese a que se invocaba su derogación, de la que también ha sido Ponente Don Eusebio Revilla
Revilla y en la que se concluía al respecto que:
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SÉPTIMO.- Además la parte actora, para insistir en la infracción de mencionado principio de tipicidad
denuncia que en el presente caso no es aplicable la Resolución citada de 18 de mayo de 1.995, por cuanto
que es anterior a la Ley de 4/1996 de Caza y por cuanto que dicha Resolución resulta derogada por dicha Ley.
Procede rechazar dicha denuncia toda vez que no es cierto que dicha Resolución resultara derogada
por mencionada Ley, toda vez que en la Disposición Derogatoria Única de La Ley 4/1996 tan solo se derogan
"cuantas disposiciones de igual o inferior rango se opongan o contradigan a lo dispuesto en esta Ley", sin que
conste que el contenido de la citada Resolución de 18 de mayo de 1.995 se opusiese a lo dispuesto en dicha
Ley. Y si a ello añadimos que el desarrollo reglamentario previsto en la Disposición Final Primera de dicha Ley
aún no se había producido en el momento de ejecutarse los hechos imputados, es por lo que debe concluirse
sin ningún género de duda que la citada Resolución de 18 de mayo de 1.995, se encontraba en vigor, como
lo corrobora que también fuera aplicada por esta Sala en la reciente sentencia de fecha 30.6.2011, dictada en
el recurso de apelación núm. 163/2010 para un caso similar al de autos.
Y además añade la actora que tampoco procede aplicar dicha Resolución de 18 de mayo de 1.995
porque en la misma nada se dice de cuáles son las normas de utilización del precinto. En dicha resolución
se contempla la obligación de cumplir las normas previstas en relación con el precinto, que junto con los
precintos se entregarán las normas de utilización, y que la no utilización de precintos o el incumplimiento de las
normas de utilización de las mismas daría lugar a la comisión de la correspondiente infracción administrativa
según la vigente legislación cinegética, es decir según la Ley 4/1996 de Caza. Y si a lo dicho añadimos que
en el art. 75.26 de dicha Ley al contemplar en dicho precepto la infracción ahora imputada se dispone que
el transporte de la pieza de caza muerta no vaya acompañada del precinto que acredite su origen cuando
es exigido, como lo es en el caso de autos, en virtud de lo previsto en el art. 59.2 de la misma Ley, es por
lo que debemos concluir que en el presente caso la tipificación de la infracción administrativa prevista en el
citado art. 75.26 con esas remisiones a la propia Ley y normativa reglamentaria, y que se imputa al actor
respeta claramente no solo el principio de tipicidad sino también el de legalidad previsto en el art. 25.1 de la
C .E y resumido en la expresión "Lex previa et ex certa", por cuanto que sendos preceptos de la Ley 4/1996
predeterminan suficientemente tanto dicha infracción como la sanción que conlleva, amén de que en este
ámbito administrativo sancionador se permite tanto por la Jurisprudencia del T.C. como del T.S. un mayor
margen de actuación al poder reglamentario en la tipificación administrativa, lo que se justifica en el modelo
constitucional de distribución de potestades públicas, y al carácter, en cierto modo, insuprimible, de la potestad
reglamentaria en ciertas materias, como la de autos.
Además también ha reseñado de forma reiterada la Jurisprudencia Constitucional y del T.S. que se
considera que se cumple el principio de legalidad siempre que en una norma con rango de ley queden
suficientemente determinados los elementos esenciales de las infracciones y la naturaleza y límite de las
sanciones, y ello aunque tales normas puedan hacer remisiones a los reglamentos para complementar la
tipificación de dicha infracción. Y esto es ni más ni menos lo que se produce en el caso de autos desde
el momento en que el art. 75.26 describe claramente los elementos esenciales de la infracción. Es verdad
que en dicho precepto no se habla de irregular colocación o cumplimentación del precinto, pero también lo
es que en dicho precepto se exige como elemento esencial para poder apreciar referida infracción no llevar
el precinto que acredite el origen de la pieza de caza muerta transportada, y por lo tanto cuando la citada
pieza lleva un precinto, como ocurre en el caso de autos, pero no acredita el origen de la pieza por no estar
cumplimentado, debemos considerar y así lo hacemos que en el presente caso el actor no llevaba debidamente
precintada la pieza, y por ello claramente incurre en la comisión de la infracción administrativa por la que ha
sido imputado y sancionado, sin que por ello se vulnere el principio de legalidad y de tipificación. Por ello esa
irregular colocación o falta de cumplimentación del precinto es un elemento en la definición de la infracción
administrativa que no infringe el principio de legalidad ni de tipicidad por cuanto que ello significaba ni más
ni menos que el corzo cazado por el actor no llevaba colocado un precinto que acreditara sin ninguna duda
el origen de la pieza, ya que la pieza de caza muerta fue trasladada sin que previamente ese precinto fuera
rellenado en el momento y en el lugar de la captura como exige los preceptos legales y reglamentarios a los
que se remite el citado art. 75.26 de la Ley 4/1996 .
Todos estos argumentos llevan a la Sala a desestimar el recurso interpuesto y a confirmar en todos sus
extremos las resoluciones administrativas impugnadas.
A lo que deberíamos añadir en el presente caso, que tampoco cabe apreciar que estemos ante una
remisión que no se encuentre subordinada a la Ley , sin una previa determinación de los elementos esenciales,
toda vez que la propia tipificación de la infracción establece como tal:
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"Transportar piezas de caza muertas o partes identificables de las mismas sin que vayan acompañadas
de los precintos, marcas, justificantes que acrediten su origen,....
Y la remisión que se realiza en el artículo 59.2 no supone en modo alguno una remisión en blanco o
que introduzca elementos no previstos en la descripción típica, por otro lado en el presente caso se podría
decir que si se transportaba el trofeo con precinto, pero dado como resultaba el mismo colocado a la vista
de las fotografías del expediente administrativo, es evidente que no cumple con la finalidad que le es propia
de acreditar su origen, dado que era fácilmente extraíble y reutilizable, por lo que como precisa también esta
Sala en la sentencia de 30-6-2011, nº 299/2011, recurso 163/2010 , nuevamente Ponente Don Eusebio Revilla
Revilla:
Poniendo en relación esta normativa con los hechos relatados, resulta evidente que el recurrente en el
presente caso no utilizó el precinto en los términos y para la finalidad para la que se expide el mismo, forma
de utilización y finalidad de la misma que el actor en su condición de cazador conocía o debía conocer por ser
de sentido común, lógico y natural que un precinto como el de autos solo surte efectos y sirve a los fines para
los que se expide si se coloca o se ancla en la pieza capturada de forma inmediata a su capturación, ya que
solo de este modo y como certeramente razona la resolución impugnada se garantiza que el animal ha sido
cazado en el terreno cinegético autorizado, de tal modo que si así no se hiciese y el animal se trasladase sin
haber procedido a su precintado en esa forma, no puede garantizarse plenamente el origen y procedencia del
animal, amen de que el precinto podrá ser colocado para otro acotado y sería también posible la reutilización
del que no ha sido colocado y por tanto no gastado, permitiéndose por esta vía un uso fraudulento del precinto.
Resulta por tanto evidente que cuando el art. 75.26 señala que la pieza de caza muerta debe ir
acompañado del precinto, este acompañamiento no debe entenderse como pretende la actora, es decir
llevando el precinto junto al animal pero sin ir colocado o clavado en el mismo, y ello es así no solo porque
resulta de la normativa reglamentaria expuesta, sino sobre todo porque así resulta de la lógica, del sentido
común y de la propia finalidad que tiene y para la que sirve el precinto; de utilizarse el precinto como pretende
el recurrente no habría ninguna garantía de que el mismo se utilizase en los términos para los que se expidió.
Y por tanto, como quiera que en el presente caso el actor procedió a trasladar dicha pieza de caza sin anclar
el precinto, cuando era perfectamente conocedor por su condición de cazador y más concretamente de este
tipo de especies, de que su utilización conllevaba dicha operación de anclado en el animal objeto de muerte
y captura, es por lo que ha de concluirse que en el presente caso no ofrece ninguna duda tanto la comisión
por el recurrente de la infracción administrativa grave prevista en el art. 75.26 de la Ley 4/1996 , como su
comisión culpable y reprochable administrativamente. Por lo expuesto, procede en este extremo desestimar
mencionado motivo de impugnación y confirmar la resolución recurrida en cuanto responsabiliza al actor de
la comisión de dicha falta.
Como se aprecia de la lectura de todas estas sentencias, obligado resulta concluir que la Sala ha
considerado que en base a lo establecido en el artículo 75.26 y la resolución de 1995, que el precinto de
la pieza de caza ha de realizarse en el momento y lugar de la captura y dicho acompañamiento no debe
entenderse como pretende la actora, es decir llevando el precinto sin ir colocado o clavado en el trofeo y ello
es así no solo porque resulta de la normativa reglamentaria expuesta, sino sobre todo porque así resulta de
la lógica, del sentido común y de la propia finalidad que tiene y para la que sirve el precinto; de utilizarse el
precinto como pretende el recurrente y como se llevaba en este caso, no habría ninguna garantía de que el
mismo se utilizase en los términos para los que se expidió, no es necesario acudir a las normas de utilización
de los precintos, para concluir según su propia definición de la Real Academia de la Lengua, como Ligadura
o señal sellada con que se cierran cajones, baúles, fardos, paquetes, legajos, puertas, cajas fuertes, etc., con
el fin de que no se abran sino cuando y por quien corresponda legalmente, que en el presente caso, no podía
hablarse de precinto, cuando según la denuncia se encontraba colgado de la cierna sin ajustar y que se podía
extraer sin forzar, ni manipulación alguna, folio 7 del expediente administrativo.
Por lo que nos encontremos ante una conducta típica, sin que por último proceda considerar que por
el hecho de que estemos ante un transporte que se ha desarrollado entre dos comunidades, ya no exista
conducta típica, por haberse incurrido en extralimitación competencial en materia de caza, primero porque
todas las alegaciones que se realizan en la demanda sobre el transporte, son irrelevantes, aquí no estamos
en materia de transportes terrestres, sino en materia de caza, es evidente que el recurrente se encontraba en
esta Comunidad con un trofeo que no tenía colocado el precinto de forma que se pudiera acreditar el origen
del mismo, por lo tanto estaba cometiendo la infracción , el que no todas las Comunidades recojan o no dicho
requisito, no impide el hecho de que encontrándose en esta Comunidad, con un trofeo que no lleva el precinto,
como exige su propia naturaleza, acreditativo del origen del mismo implica la comisión de una infracción, como
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en un supuesto semejante donde la pieza había sido cobrada en otra Comunidad, recoge la sentencia del TSJ
La Rioja Sala de lo Contencioso-Administrativo, sección 1ª, de 29-3-2011, nº 133/2011, recurso 115/2010 ,
de la que ha sido Ponente Don Miguel Escanilla Pallas, sin que se atisbe por tanto la vulneración del artículo
149.1.21 de la Constitución .
Y finalmente respecto al motivo alegado de que la Orden NAM829/2011 ha supuesto una destipificación
de la infracción, por cuanto la misma indica que solo es aplicable a los Cotos de Castilla y León, debemos
indicar que la infracción continua estando tipificada en la forma indicada en el artículo 75.26 de la Ley, artículo
que no exige que la pieza haya sido cazada en Castilla y León, y tampoco exige que el autor tenga la
condición de titular del coto de caza, que para concretar la forma de precintado el artículo 59.2, se remita
al desarrollo reglamentario del precintado de piezas de caza y en este desarrollo se haya dictado la Orden
NAN/829/2011, que desarrolla reglamentariamente cuerpos o trofeos de las piezas de caza, vayan precintados
o marcados, recogiendo los cambios normativos, quese habían producido desde 1995 y que aconsejaban
unificar la legislación que se ha promulgado desde entonces en esta materia, no significa que en el presente
caso no se haya incurrido en la comisión de la conducta típica, procediendo por todo ello la desestimación del
recurso y confirmación de las resoluciones impugnadas.
ÚLTIMO.- De conformidad con lo establecido en el art. 139.1 de la LJCA , según redacción dada al
mismo por la Ley 37/2011, al desestimarse el recurso procedería imponer las costas a la recurrente, pero dado
que al presentar el caso enjuiciado dudas de hecho y de derecho, procede no hacer especial imposición de
las costas del presente procedimiento a la actora.
La presente sentencia no es susceptible de poder ser recurrida en casación, y ello de conformidad con
lo dispuesto en el art. 86.2.b) de la LRJCA , según redacción dada al mismo por la Ley 37/2011, de 10 de
octubre, de medidas de agilización procesal, en relación con la Disposición Transitoria Única de esta última
Ley que entraron en vigor el día 31.10.2011, toda vez que la cuantía del presente recurso, aunque se ha fijado
como relativamente indeterminada en el Decreto de 15 de mayo de 2.012, en todo caso se ha considerado y
se sigue considerando que en ningún caso excede de 600.000 #, y ello aun teniendo en cuenta la sanción de
retirada de licencia de caza e inhabilitación para obtenerla por el período de un año y tres meses; considera
la Sala que no se ha acreditado que el perjuicio que pudiera causar esta sanción llegue alcanzar mencionada
suma ni siquiera de forma aproximada. En este mismo sentido se ha pronunciado esta Sala y Sección en la
sentencia de 1.2.2013 , dictada en el Procedimiento ordinario núm. 42/2012.
VISTOS los criterios legales citados y demás de general y procedente aplicación
FALLO
Que se desestima el recurso contencioso administrativo registrado con el numero 77/2012 , interpuesto
por D. Bernabe , representado por la procuradora D. Ana Marta de Miguel Miguel y defendido por el Letrado
Don Sergio Castro Porres contra la Resolución de 26 de abril de 2012 de la Dirección General del Medio
Natural por la que se desestima el recurso de alzada interpuesto por el anterior contra la resolución de 31
de mayo de 2011 dictada por la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Soria, por la que
se sancionaba al recurrente con una multa de 900 # y a la retirada de la licencia de caza e inhabilitación
para obtenerla por un período de un año y en virtud de dicha desestimación, se confirman las resoluciones
impugnadas por ser conformes a derecho. Y todo ello con expresa imposición de costas a la parte actora por
las causadas en esta instancia.
Notifíquese la presente resolución a las partes.
La presente resolución es firme, de conformidad con lo argumentado en el F.D. Último de esta sentencia,
no siendo la misma susceptible de poder ser recurrida en casación.
Firme esta sentencia remítase el expediente administrativo con certificación de al misma, para su
conocimiento y ejecución.
Así por esta nuestra sentencia, de la que se llevará certificación a los autos principales, lo pronunciamos,
mandamos y firmamos.
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