Uso del aula virtual en Primer Año: Producciones de estudiantes Margoth Cuevas Instituto de Formación Docente N° 12 - Neuquén La experiencia pedagógica que presento es complementaria de la publicada en esta Revista en el N° 3 (2), Isotopías sección ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?, con el título “Reescribiendo un cuento tradicional, usando la wiki del aula virtual”. En esa oportunidad puse la experiencia en relato con el objetivo de hacerla inteligible y evaluarla, en términos de logros, virtudes, debilidades y desafíos. En esta, en cambio, busco ilustrar esa experiencia con los relatos producidos por las/os estudiantes de 1° Año C, ciclo lectivo 2014. Los objetivos siguen siendo los mismos, que los alumnos interioricen una percepción del lenguaje como discurso, como una práctica social en la que el contexto es un componente del significado, no un simple marco y, también, que usen las nuevas tecnologías para producir un texto en forma colaborativa. http://eljardindedouglas.blogspot.com.ar/2012/01/cuentos-para-peces-los-tres-chanchitos.html LOS RELATOS UNA PELIGROSA AVENTURA ........................................................................ 3 LOS NUEVOS TRES CHANCHITOS .................................................................. 5 EN LO PROFUNDO DEL MAR......................................................................... 9 LOS PECECITOS Y EL TIBURÓN .................................................................... 12 LOS TRES PULPITOS .................................................................................... 14 LA MAREA, Y SUS VISITANTES. ................................................................... 15 2 UNA PELIGROSA AVENTURA Todo empezó una tarde de verano en las profundidades del Océano Atlántico y luego de participar de juegos extremos con medusas y anguilas. Tres pequeños peces, Juan, Felipe y Teo, amigos de toda la vida, casi hermanos, deciden emprender un viaje para conocer el mundo marino a lo largo y a lo ancho y las profundidades del mar e ir en busca de nuevos riesgos. Después de días de recolectar provisiones, se despiden de familiares y amigos. Don Pulpo les regala sabios consejos; les da estrategias para poder relacionarse con los hipocampos que podrían ser un problema. Doña Medusa, sabia cocinera, les regala recetas con sencillos ingredientes, fáciles de encontrar. Se despiden por último de sus amigos los cangrejos y comienzan la aventura. Parten desde los arrecifes, precisamente cuando el mar comienza a embravecer. Contentos estaban los tres porque el viaje parecía prometedor. Llevaban no muchos kilómetros recorridos cuando deciden hacer un alto, alimentarse y encontrar un lugar donde pasar la oscuridad de la noche. Juan, el más tedioso, decide dormir dentro de una burbuja de mar. Felipe, el más dormilón, se encierra en una ostra para que los ruidos no lo molesten y Teo, el más precavido, construye una pequeña cueva con piedritas que recolectó. Lejos estaba de su imaginación lo que les esperaba. Mientras dormían, en otro punto del arrecife, Garfio, el tiburón más temido, se había escapado de la prisión que custodiaban las pirañas. La travesía comenzaba a ponerse peligrosa. A la mañana siguiente, al despertar, ven como todo el mar se encuentra revolucionado y alterado, los caballitos de mar corren llevándose todo por delante, los cangrejos se chocan entre ellos, y así, toda la población arrecifelense nada en un mar de terror… En ese momento, cuando buscan a quién preguntar sobre el por qué de semejante alboroto, ven a lo lejos, recortado en el horizonte, un triángulo negro, y escuchan gritos: 3 – ¡Se escapó Garfio! ¡Se escapó Garfio! ¡Corran! Salen corriendo entre la multitud, pero de pronto se detienen bruscamente, los tres piensan lo mismo: – ¡Esto es lo que queríamos! ¡Aventura! ¡Acción! ¡Peligro! Al unísono dan la vuelta y deciden enfrentar a Garfio. Juan, el pez más tedioso, se ofrece a hacer de carnada. El malvado tiburón, que había pasado semanas sin comer, decide embestirlo. – ¡Ya verás lo que te pasa! Vocifera el malvado tiburón. Juan, siguiendo el plan, huye y se mete en la cueva donde sus amigos están aguardándolo. – ¡Bien hecho! – Exclaman –, ¡viene directo a la trampa! Garfio da vueltas alrededor de la cueva sin imaginar que en unos segundos sería capturado por la red que Teo y Felipe, colgaron a la entrada de la cueva como parte del plan. La población del arrecife que había seguido atentamente los movimientos de los tres peces, da aviso a las pirañas quienes devuelven a Garfio a la prisión. Muy contentos, los lugareños organizan una gran comida para agasajar a Teo, Juan y Felipe. Como muestra de agradecimiento por haber devuelto la tranquilidad a los vecinos del arrecife, los declaran ciudadanos de honor, les entregan las llaves del lugar y los invitan a regresar las veces que quieran. Emprenden el viaje de vuelta a sus casas, cansados, pero felices de haber sido protagonistas de esa gran aventura. 4 LOS NUEVOS TRES CHANCHITOS Hubo una vez tres chanchitos, Titi el mayor y el mas habilidoso, Cako el del medio, que era el más sociable y Chacho el mas chiquito y perezoso. Los chanchitos descubrieron que podían respirar debajo del agua un día que estaban escapando del lobo, fue así que se fueron a vivir debajo del mar. Sin pensarlo, los tres hermanos comenzaron a explorar un nuevo mundo lleno de aventuras y nuevos amigos y entonces descubrieron una ciudad donde todo era alegría y diversión, donde el dios del mar Poseidón los protegía de los tiburones, que eran los malvados peces que destruían las casas de la ciudad llamada Atlántida. Al llegar a esta hermosa ciudad, conocieron a Oscar, un pez muy ansioso, Milo perezoso y fiestero que se destacaba por ser loco, divertido y energético y Ostrencia la súper moderna especialista en moda de toda la ciudad, para ella los colores y la moda eran su locura. Con el tiempo, fue surgiendo entre todos ellos una gran amistad, que sellaron con un pacto, formando un grupo al que llamaron "Claros como el agua". Una tarde, en plena organización del aniversario de amistad, se encontraban en el lugar de festejo Cako y Ostrencia; ellos se encargaban de toda la decoración y colores que destacaban al grupo, de ellos dependía que el lugar quedara alegre y acogedor; los demás se encargaban de las compras y la música. El ambiente era de mucha alegría y diversión, era un clima expectante. Cuando se pensaba que todo iba marchando bien, tocaron a la puerta, produciendo un fuerte golpe y asustando a todos. Paralizados y asustados por el sonido fuerte y con miradas de asombro, algunos se escondieron detrás de las cosas. Uno de ellos decidió ir abrir 5 la puerta (Oscar) aquella que fue tocada con fuerza, provocando un sonido tenebroso. Esta guardaba el misterio de quien sería el que estaba del otro lado. Al abrir muy despacito, un fuerte empujón dejó a Oscar entre la pared y la puerta: eran los malvados tiburones que comenzaron a descargar toda su furia de destrucción, rompiendo todo lo que se había logrado con tanto entusiasmo. En medio de tanto revuelo decidieron escapar en busca de ayuda, pero todos los demás peces estaban encerrados en sus casas por temor de que los tiburones destruyeran su hogar. Ya cansados de andar y andar vieron a lo lejos un grandote y fuerte tiburón, él no era como los demás tiburones (malo, amenazante) era todo lo contrario dulce, amable y ¡muy valiente! Con las ilusiones a flor de piel, los peces decidieron pedirle ayuda al amable tiburón. Como no sabían su nombre eso fue lo primero que le preguntaron, a lo que respondió ¡mi nombre es Filón el Fortachón! Titi, ni lento ni perezoso fue el primero que se animó a pedirle ayuda, a lo que Filón el fortachón dijo: —por supuesto que sí y no solo los voy a ayudar a ustedes sino que a mi especie también. Aprovechando que los tiburones estaban haciendo desastres dentro del lugar donde nuestros amigos habían estado haciendo su festejo, Filón el Fortachón se acercó a la puerta, inhaló profundamente y para sorpresa de todos exhaló enormes burbujas coloridas que cubrieron todo espacio existente que había dentro del salón. Al reventar las burbujas el agua se tiñó de colores que envolvieron a esos temibles tiburones. Todos estaban expectantes por saber cómo era que Filón el Fortachón había podido hacer con tan solo esas burbujas algo tan misterioso e impresionante como envolver a esos temibles tiburones y así salvar no tan solo a los que le habían pedido ayuda, sino también a los de su especie. Muy impacientes y con la ansiedad por seguir con su festejo, sin medir las consecuencias de acercarse a los tiburones, que eran malos, amenazantes y que destruían todo lo que estaba a su alcance sin contemplaciones, Titi, Cako y Chacho se tomaron de las manitas y con la ansiedad en sus venas decidieron ingresar al salón de fiesta, que por cierto estaba muy, pero muy silencioso. No 6 podían creer lo que veían sus ojos, los tiburones estaban ordenando alegremente el salón de fiestas. Los tres chanchitos se acercaron a Filón el Fortachón y le prometieron que lo llevarían con Poseidón, porque seguramente le sería de mucha ayuda en Atlántida. Titi le dijo a Cako y a Chacho que salieran a avisarles a los demás lo que estaba ocurriendo dentro del salón, ya que conociendo a Oscar y Milo seguramente estarían armando junto a los demás una estrategia de rescate de los chanchitos, dada la circunstancia de que no habían vuelto a salir. Sin más demoras salieron a darles la noticia y como era de esperar Oscar y Milo ya tenían todo preparado para el rescate. Todos juntos se dirigieron al salón para ver lo ocurrido con los tiburones, al llegar y ver todo arreglado decidieron continuar con su gran fiesta. Desde ese día, Atlántida se convirtió en un lugar de paz y alegría, donde hasta los tiburones estaban incluidos dentro de las invitaciones para cualquier festejo que se realizara, inclusive ya todos eran amigos. Al pasar los días, los tres chanchitos ya extrañaban su hogar, fue en ese momento que decidieron volver a su casa, pero ¿cómo harían con el lobo? tomándose un largo rato para pensar y pensar, encontraron la solución para su peludo problema. Después de una gran fiesta de despedida, los tres chanchitos volvieron a su casa. Llegando a su hogar vieron que en el interior se encontraba el lobo, muy sentado meneándose en la silla de Cako y disfrutando de una gran paleta de caramelo. Al verlo tan entretenido, decidieron abrir la ventana y con muchísimo cuidado metieron una burbuja que Filón el Fortachón les había regalado, cerraron rápidamente la ventana y esperaron a que el lobo saliera de la casa. Dos horas más tarde la puerta se abrió. Al salir el lobo lo primero que vio fue a los tres chanchitos, que estaban expectantes detrás de un árbol. El lobo se acercó cuidadosamente y les pidió disculpas. 7 Así es como termina esta historia llena de aventuras, fiestas y amistad. Con los tres chanchitos en su hogar y un amable lobo como vecino. Y no nos olvidemos de la ciudad donde, a partir de ese gran cambio, los temibles tiburones se convirtieron en los guerreros guardianes de la nueva y alegre Atlántida y donde los tres chanchitos formaron parte de una hermosa historia para contar. 8 EN LO PROFUNDO DEL MAR Una tarde de verano, cuando el ocaso y el océano se volvían uno, un rayo estremeció las profundidades del arrecife, fue en ese instante cuando las ninfas volvieron al agua, eran las hijas de Hades, dueño de las oscuridades del mar. Lila era la menor y la más perezosa, Luz era la del medio y le encantaba comer, disfrutaba de los ricos sabores, Luna siempre fue la más precavida e inteligente de todas por ser la mayor. Después de años de permanecer a orillas del mar y en total acuerdo decidieron ir en busca de la verdadera razón por la que fueron alejadas de su padre, juntas emprendieron camino al antiguo pueblo de sus abuelos paternos quienes se encontraban en la marea turbia de las algas marinas de Ardides. Al llegar allí, se encontraron con una terrible y espeluznante sorpresa, todo el pueblo había sido destruido por un gran y temible tiburón blanco quien, con sus dientes muy afilados y una cola extremadamente veloz, arrasaba con todo lo que tenía por delante. Esto sucedía cada vez que había una tormenta en la superficie y un rayo estremecedor resonaba en las profundidades del arrecife, sin saber que el verdadero motivo de los ataques del tiburón era su obsesión por las ninfas. Al enterarse de esto, Lila, Luz y Luna recordaron inmediatamente lo que sus abuelos les habían advertido acerca de este maligno ser y la maldición que recaía en él. Al verse desprotegidas en el medio de esta oscura y tenebrosa tormenta, decidieron salir en busca de materiales para construirse cada una un refugio. Advertido por sus discípulos de que en la marea turbia de las algas marinas de Ardides había tres ninfas, el gran y temible tiburón blanco Parménides emprendió una cacería arrasando con 9 todos los pueblos del profundo mar en su búsqueda. Ellas, desesperadas al ver como este maligno ser destruía todo lo que estaba a su alcance, se apresuraron a terminar su refugio. Lila con pereza, lo construyó con algas, ya que le daba flojera nadar por el océano en busca de materiales, Luz encontró una concha gigante y allí mismo se escondió, en cambio Luna recorrió y recorrió descubriendo un barco militar abandonado en el fondo del mar, un refugio amplio, resistente y acogedor para que ni toda la fuerza del maligno tiburón blanco pudiese derrumbarlo y a la espera de la inminente llegada de la temible bestia, cada una de las hermanas nadó hacia su refugio. En un abrir y cerrar de ojos, la tenebrosa tormenta estalló, trayendo con ella al maligno tiburón, que con su veloz cola arrasaba con lo poco que quedaba en pie y fue en ese momento que de un solo soplido creó una oleada gigante que despertó a la ninfa menor que asustada y en el medio de la polvoreada se dio cuenta de que su casa de alga había desaparecido. Fue entonces que nadó con todas sus fuerzas hasta la casa de Luz que, como de costumbre, estaba comiendo en la habitación. No bien entró le contó lo que había ocurrido y con miedo cerraron todo, pero no sirvió de mucho, ya que el tiburón blanco volvió a agitar su cola destruyendo la casa de ésta y desesperadas nadaron hasta el fondo del mar y llegaron a la casa de Luna. Mientras tanto el embravecido y enojado tiburón giró en torno de la casa de la ninfa mayor; decidido a acabar con todo y todos arremetió con su fuerza maligna. Luna, con miedo pero decidida a terminar con el problema que atormentaba al pueblo, abrió la puerta y salió. Mientras todos miraban y admiraban el valor de la hermana mayor, el tiburón solo pensaba en devorarla y cuando estaba por atacarla, fue en ese preciso momento que Luna recordó lo que sus abuelos le habían contado sobre la maldición; y en ese santiamén entonó unas palabras raras, seguramente conjuros: “truir nafer caidgen”. Advirtió el asombro del tiburón quien, ante semejante imposición y soflamas, se vio convencido de los poderes que tenía la ninfa por ser la hija Hades. Atónita, la bestia huyó despavorida por el miedo que generaba enfrentarse a la hija del temible dueño de la oscuridad del mar. 10 Desbordados de alegría, los habitantes del pueblo y sus dos hermanas le agradecieron infinitamente la valentía y la inteligente ocurrencia que había tenido. Convencidos de que el temible Parménides no volvería jamás, reconstruyeron nuevamente el pueblo de Ardides. A pesar del espantoso acontecimiento vivido y con la gran emoción por la derrota de su gran verdugo y en honor a la valentía de Luna festejaron con todos sus amigos y allegados del fondo del mar, haciendo de esta gran aventura un festejo inolvidable con todas las pompas, ya que no existía ningún mal que los aterrorizase. Fue de esta manera que las hijas de Hades, Lila, Luz y Luna se convirtieron en las herederas del mar, por su gran coraje y audacia, perdurando en la memoria de todo ser… Y colorín colorado este cuento ha terminado. 11 LOS PECECITOS Y EL TIBURÓN Había una vez tres pececitos que se llamaban Tifón (El peleador), Perry (El colgadito), Fulanito (El compasivo) y un tiburón que se apodaba Cachete. Estos cuatro personajes vivían todos juntos en el fondo del mar. Cuando los pececitos y el Tiburón se conocieron comenzaron a establecer una buena amistad ya que eran los únicos que se encontraban en ese lugar. Tifón y Perry eran los más traviesos y les gustaba molestar a Cachete, ya que eso les causaba mucha risa. Fulanito les decía que no lo molesten porque era un tiburón muy bueno, pero Tifón lo molestaba diciéndole que era cachetón, gordo y que ocupaba demasiado espacio y pesaba mucho; sin embargo Perry se cansaba de reírse de lo que decía Tifón, y Cachete se sentía mal al ver como estos pececitos se reían y se burlaban de él. Un día Cachete, cansado de que Tifón y Perry se rieran de él, decidió darles un buen susto para que no lo molestaran más y así poder estar tranquilo. Como Fulanito era él que más lo defendía le propuso que se aliaran para poder darles un gran susto a los pececitos burlones. Fulanito, sin dudarlo, le dijo que sí, que contará con él para lo que sea. Cachete le pidió que invitara a los pececitos a jugar a las escondidas, mientras él se escondía en un lugar seguro donde no lo pudieran ver. Fulanito invitó a sus hermanos a jugar a las escondidas y ellos, sorprendidos, aceptaron. Al principio no se ponían de acuerdo para saber quién iba a contar primero, entonces decidieron hacer un piedra, papel o tijera y él que perdiera sería el primero en contar. Tifón fue el primero, y mientras terminaba de contar Perry y Fulanito se escondieron en una casa muy oscura ya que ahí sería muy difícil que Tifón los encontrara. Este terminó de contar y comenzó a buscarlos por todos lados y se dio cuenta de que no los encontraría fácilmente. Mientras pensaba esto, 12 comenzó a escuchar una fuerte voz rara que venía desde el fondo del mar y se empezó a asustar y llamó rápidamente a sus hermanos. El colgadito no entendía por qué el peleador los llamaba tan asustado, entonces le gritó desde la casa “acá estamos, escóndete con nosotros y cuéntanos que te sucede”. Tifón les contó lo que sucedía, los tres pececitos estaban muy asustados y no lograban ver a Cachete que se acercaba a la casa con una voz rara diciéndoles: “Y si no salen soplaré, y soplaré hasta llenar la casa de burbujas…” Cada vez estaban más asustados y no sabían si salir para ver quién era o quedarse esperando, porque tenían mucho miedo de que quien estuviera afuera les hiciera algo malo. Entonces Perry dijo “tenemos que ser valientes, salgamos de una vez y veamos quien nos quiere asustar” y Tifón dijo: —Tenés razón. Mientras salían Tifón pensaba “¿Será Cachete que nos quiere asustar? Pobre, lo vivimos molestando casi todo el tiempo”. Cuando salieron los tres pececitos de la casa, se encontraron con Cachete quién gustosamente, agarrándose la panza, se estaba riendo porque había logrado su objetivo y no había fallado su plan. Tifón y Perry estaban muy enojados con Fulanito porque él los había engañado y era cómplice de Cachete. Pero esto le sirvió para que aprendieran. Entonces se disculparon con el tiburón y prometieron no burlarse más de él. El tiburón muy contento aceptó las disculpas y volvió a ser amigo de los pececitos. Tifón y Perry aprendieron la lección y nunca más volvieron a burlarse de nadie. Moraleja: “No es bueno burlarse de los demás, porque tarde o temprano las cosas vuelven. Siempre es bueno aceptar los errores y pedir disculpas a tiempo, para no pasar situaciones que no nos gustan”. 13 LOS TRES PULPITOS Había una vez, en una ciudad escondida bajo el mar, tres divertidos pulpitos que eran hermanos. Tito, el mayor, era constructor, Pancho, el del medio, era el holgazán de la familia y el más chico, Beto, el rebelde. Una tarde, Beto se escapó para juntarse con sus amigos quienes, al verlo, le impusieron un reto para que siguiera perteneciendo al grupo. Este consistía en derrumbarle la casa a César, el tiburón de la zona. El pulpo cumplió el desafío, pero en el momento en que el voraz pez estaba ausente de su hogar. Nunca pensó que un amigo de César le avisaría que su casa estaba siendo derrumbada por Beto. De inmediato, furioso, salió nadando de prisa y logró ver cuando el pulpo tiraba la última pared. El tiburón no pudo atraparlo porque Pancho le advirtió a tiempo que Cesar estaba detrás. Los hermanos escaparon lo más rápido posible y se escondieron en la casa de Pancho. Hasta allí llegó su perseguidor, quien decidió llenar de soplidos el escondite… entonces dijo: “Y si no salen soplaré, soplaré hasta llenar la casa de burbujas” y, en efecto, sopló y sopló y la casa de burbujas llenó. Pero ellos lograron escapar hacia el hogar resistente de Tito, el cual era imposible llenar de aire. Cuando César llegó a la casa de Tito, les advirtió que soplaría y la casa de burbujas le llenaría… Para acabar con el problema, todos aconsejaron a Beto que se disculpara con el tiburón, ya que él lo había provocado. Además, le prometieron que ellos lo ayudarían a construir una nueva y mejor casa. El tiburón aceptó las disculpas y los tres hermanos comenzaron la construcción… 14 LA MAREA, Y SUS VISITANTES Había una vez en el Mar Rojo tres langostas que eran hermanas, muy traviesas y conflictivas. Vivían en un arrecife gigante y colorido donde el sol asomaba sus rayos transformando en una fiesta cada amanecer. Las noches eran frías y oscuras pero en lo alto siempre estaba allí la luna. Eran muy famosas en el barrio porque desde lejos se escuchaban que peleaban y peleaban. Las vecinas les decían: —Basta ya, langostas, tienen que ser unidas. Entonces ellas las miraban y a carcajadas se reían. A dos de ellas les encantaba presumir con sus hermosas casas frente a los demás animales marinos. Se destacaban de las demás langostas por ser muy sabias e ingeniosas para reutilizar los desechos que tiraban al mar las personas y hacer sus casas. La más grande, Jenny, era la que se especializaba en la construcción de su casa con botellas de plástico. La langosta del medio Llamada Kitty era la que realizaba su casa con trocitos de maderas y palitos que el mar arrastraba desde la orilla. La más chica llamada Cuca era la más perezosa y malhumorada de las tres hermanas, no le gustaba trabajar, ni realizar esfuerzos, solo quería dedicarse a jugar. Faltaban pocos días para que la marea subiera y cada langosta debía tener su casa terminada para tal eventualidad. Porque con ella venían nuevas visitas como delfines, ballenas, y la más temible de todas, los tiburones; y cada una debía estar resguardada en su casa hasta que esto pasara. Jenny, la langosta más grande, empezó a aconsejar a su hermana menor de que comenzara a construir su casa con botellas de plástico, porque se acercaba este terrible suceso, pero ella no le hacía caso ya que solo quería jugar y disfrutar el 15 tiempo libre que le quedaba antes de que subiera la marea. Y le parecía muy cansador y aburrido trabajar sobre todo con botellas ya que eran muy pesadas para ella. Kitty, muy preocupada por la situación de su hermana Cuca, le llevó algunos palitos y trozos de madera para que ella construyera su casa, pero esta no tenía demasiado interés en hacerlo debido a que nunca había pasado por esta experiencia a raíz de su corta edad. Y llegó el día en que comenzó a subir la marea. Cuca se encontraba tan entretenida jugando que no se dio cuenta de que comenzaban a llegar visitas desde el fondo del mar, hasta que vio a un enorme tiburón (llamado Timoteo); muy asustada se fue nadando y se refugió dentro de una bolsa. El tiburón, hambriento, hambriento, la siguió y le dijo: "Sal de ahí, porque si no soplaré, soplaré y tu casa de burbujas llenaré". Cuca temblaba dentro de su casa de bolsa y al soplar el feroz tiburón tuvo que salir nadando a la casa de su hermana Kitty para pedir refugio. Timoteo la siguió hasta la casa de su hermana y al ver que eran dos las que iban a ser su cena gritó muy fuerte: "Salgan de ahí, porque si no soplaré, soplaré, SOPLARÉ y su casa de burbujas llenaré" El tiburón sopló, sopló y no sucedió nada; así que tomó muchísimo aire y de nuevo sopló!! Sopló!! y la casa de palitos derribó. Debajo de los palitos salieron muy asustadas las dos a la casa de su tercera hermana, Jenny, la cual se encontraba descansando. Entraron gritando "Auxilio!! Socorro!! Nos sigue un feroz Tiburón y nos ha derribado nuestras casitas!!". Jenny, al ver que el tiburón las seguía e iba a derribar su hermosa casa, dijo a sus hermanas “Unámonos para reforzar mi casa. Cuca, vos distraé al tiburón, Kitty traé algunos de los palitos que están flotando y reforcemos las paredes de mi casa". Rápidamente pusieron el plan en marcha, reforzaron la casa de la hermana y Cuca distraía a Timoteo haciéndole chistes. El tiburón dijo: "Basta de charla tengo hambre y ahora son tres para la cena RINDANSE, O SOPLARÉ Y SOPLARÉ Y SU CASA DE BURBUJAS LLENARÉ!". 16 Tras varios intentos de derribar la casa, el tiburón se dio por vencido y se marchó. las hermanas felices se abrazaban con emoción. Al día siguiente trabajaron las tres juntas en la reconstrucción de las casas con botellas y palitos. Ala más pequeña se le ocurrió revocar la casa con arena y pintarle de naranja un cartel que dijera... “Tres hermanas se han unido porque esa es la ley primera... al tiburón le decimos ¡¡¡FUERA, FUERA FUERA!!!” Al terminar la reconstrucción de las casa salieron a jugar ya que estaban más unidas y sabían que siempre se iban a necesitar la una de la otra, ya sea para trabajar o jugar. La moraleja de la historia sería... no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, si no quieres que te coma de un bocado el tiburón. Y COLORÍN COLORADO ESTE CAMBIO DE CONTEXTO HA FINALIZADO. 17