06-99 - Ministerio Público

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1999
06
BOLETIN JURISPRUDENCIAL Nº
MINISTERIO PUBLICO
Fecha:
De:
Para:
Voto Nº
17 de febrero de 1999
Unidad de Capacitación y Supervisión (UCS-MP)
Fiscales del Ministerio Público
V-328-F-96, de 09:45 hrs. del 28 junio de 1996. SALA TERCERA.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. - Exp. Nº174-5-96.
TEMA
⇒
ABUSOS DESHONESTOS CALIFICADOS, VIOLACIÓN CALIFICADA
Y CORRUPCIÓN DE MENOR: SU CONCURSO.
SUMARIO
•
Si fueron acusados y acreditados en sentencia más de un acceso carnal, no
puede el Tribunal de mérito considerar sólo uno de ellos para establecer la
configuración de un delito de Violación Calificada, tomando el resto de los
hechos -incluidos otros accesos carnales- para calificarlos como Corrupción
Agravada y sancionar ambos delitos conforme a las reglas del concurso material.
•
Para la correcta calificación jurídica es preciso determinar cuál fue el hecho
tipificado que quiso realizar el agente o cuál fue el hecho que aceptó hacer,
previéndolo al menos como posible, es decir, debe precisarse cuál fue el dolo
con que realizó las conductas que se le han atribuido. Cuando no existe
prueba directa sobre el contenido volitivo de la acción, éste debe deducirse
de la acción misma.
•
En el delito de corrupción de menores, la acción recae directamente sobre la
psique del sujeto pasivo, pues lo que dirige la voluntad del autor es el propósito de “promover la corrupción” de la víctima (lo que no abarca -aunque
pueda suceder- la posibilidad de daños físicos, aparte de los psicológicos, a
raíz del hecho corruptor). El contacto físico entre sujeto activo y pasivo no es
indispensable para constituir el tipo penal, sino que es un suceso contingente,
en tanto es una de las posibles formas que pueden asumir los actos de naturaleza perversa, prematura o excesiva de que se vale el agente para promover
la corrupción. Tampoco es necesario que se produzca efectivamente la corrupción del ofendido -como resultado material- para configurar el tipo, pues
es un delito de peligro abstracto.
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•
Hasta la fecha de este voto, la Sala de Casación consideró que entre los delitos de violación y de abusos deshonestos, en relación con el de Corrupción
de menores se da un concurso aparente de normas, según el cual la Corrupción de Menores excluye los Abusos Deshonestos, siendo que la corrupción de
menores tiene una penalidad menor que los otros tipos. Con el presente voto
la Sala ha decidido cuestionar y modificar el anterior criterio, en el sentido siguiente.
•
Si el acto sexual perverso, prematuro o excesivo mediante el cual se promueve la corrupción coincide objetivamente con un Abuso Deshonesto o con una
Violación, el concurso real o material debe excluirse porque no se trata de varias acciones o hechos que cumplan el mismo o diversos tipos penales, sino de
una sola acción o hecho, por ejemplo, un acceso carnal perverso, querido y
realizado por el autor para promover la corrupción de la víctima.
•
En consecuencia, si se trata de una acción o hecho que se subsume en diversos tipos que no se excluyen entre sí, se está en presencia de un concurso
ideal de delitos, regulado en el artículo 21 del Código Penal.
•
Si el acto sexual perverso, prematuro o excesivo mediante el cual se promueve la Corrupción de un menor es a la vez una de las conductas tipificadas
como Abuso Deshonesto o Violación, resulta que existe unidad de acción con
pluralidad de lesiones de la ley penal, caso en el cual se aplica la penalidad
del concurso ideal.
•
La Sala III considera, a partir de ahora, que esta es la solución que responde
en forma congruente a la estructura en que están dispuestos los delitos
sexuales en nuestro Código Penal.
TRANSCRIPCIÓN DEL VOTO EN LO CONDUCENTE:
V-328-F-96. SALA TERCERA DE LA CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA. SAN JOSÉ, A LAS NUEVE
HORAS CUARENTA Y CINCO MINUTOS DEL VEINTIOCHO
DE JUNIO DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y SEIS.
Recurso de casación interpuesto en la presente causa seguida contra SMS por el delito de
VIOLACION
CALIFICADA
y
CORRUPCION AGRAVADA cometido en perjuicio de JMM. Intervienen en la decisión del recurso los Magistrados Daniel González Alvarez,
Presidente, Jesús Alberto Ramírez Quirós, Mario Alberto Houed Vega, Alfonso Cháves Ramírez y Rodrigo Castro Monge. Intervienen
además la Licenciada Sandra Eugenia Zúñiga Morales como Defensora Pública del encartado y los
Licenciados Juan Carlos Cubillo Miranda y Gerardo Sánchez Rodríguez como representantes del
Ministerio Público y del Patronato Nacional de la
Infancia, respectivamente.
(...)
Redacta el Magistrado CASTRO MONGE; y,
CONSIDERANDO:
I.- Recurso por el fondo. Como único
agravio del recurso por vicios in iudicando interpuesto por la Licda. Sandra Eugenia Zúñiga
Morales en defensa del acusado SMS, se acusa
la inobservancia del artículo 23 del Código Penal, por cuanto estima que su patrocinado únicamente es autor del delito de Corrupción Agravada de Menores y no del delito de Violación
Calificada que también se le atribuyó en la sentencia impugnada porque, conforme a las reglas
de concurso aparente de normas, el primer delito
citado excluye al segundo, razón por la que solicita a esta Sala recalificar los hechos como consUNIDAD DE CAPACITACION Y SUPERVISION (UCS-MP)
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titutivos de un solo delito de Corrupción Agravada de Menores. Según el cuadro fáctico acreditado por el tribunal a-quo, el encartado sometió a su hija, desde que ésta tenía once años de
edad, a una serie de agresiones domésticas y
sexuales en circunstancias -procuradas por élque le permitían estar a solas con ella y obligarla, mediante el uso de amenaza o intimidación, a
soportar reiteradamente una serie de actos de
evidente naturaleza sexual que aquel le imponía.
Primeramente le acarició libidinosamente los senos a la niña, introduciéndole su mano dentro de
la blusa, en tanto le decía “que eso no era malo,
por ser amor de padre”. En esta oportunidad y
en las siguientes -señala la relación de hechos
probados- el autor se valió de su autoridad como
progenitor y del temor reverencial que la menor
le tenía, dada la agresividad de su padre, que
acostumbraba a maltratar físicamente y de palabra a sus tres hijos. El imputado previno a su
hija que no dijera nada de lo sucedido a su madre, pues “podría mandarlo a la cárcel, matarlo
o sacarlo del trabajo”, argumentos que esta Sala
considera idóneos para anular la voluntad de la
víctima, en vista de la ingenuidad propia de su
corta edad y de la relación parental y de dependencia económica de aquella, sus hermanos y su
madre, respecto al procesado, circunstancia que
se percibe como adecuada para someter a la víctima en tanto se le hace ver que causaría un mal
a su padre en caso de delatarlo, haciéndola sentirse culpable por ello. Pero los tocamientos no
acabaron ahí, sino que -relata la sentencia- el
imputado en múltiples ocasiones llamaba a la
ofendida al dormitorio principal y, amenazándola de golpearla con sus manos o con una faja, lograba intimidarla para tocarle los pechos y vagina, metiendo sus manos entre la ropa de ella.
Después de estos hechos, pero cuando la menor
no había cumplido todavía los doce años, siempre bajo la amenaza de golpearla, el imputado
atemorizó a su hija y la llevó al dormitorio principal de su casa, donde la desnudó, la acostó en
la cama y la accedió carnalmente, después de
haberle advertido “que no le iba a doler, que ese
era amor de padre”. En esta primera relación
carnal cuando el encartado iba a tener el orgasmo sacó su miembro viril de la vagina de la menor y eyaculó sobre sus manos. Las agresiones
continuaron, pues el imputado siguió llevando a
la niña al dormitorio, donde -siempre bajo amenaza y aprovechándose del temor de aquella- la
despojaba de sus ropas y le indicaba que permaneciera de pie, mientras él se agachaba para besarle la vagina y luego los pechos, reiterándole
“que eso era amor de padre”. Señala la sentencia que estos tocamientos impúdicos sucedieron
durante cuatro años, tiempo durante el cual el
procesado logró acceder sexualmente a su hija
en diferentes oportunidades. También se da
cuenta de una ocasión en que el encartado condujo a su hija hasta la habitación de un hotel,
donde la obligó a desnudarse y acostarse en la
cama para accederla carnalmente, resultado que
no logró porque ella se opuso y lloró, razón por
la cual el acusado, para evitar llamar la atención
o ser descubierto por las personas que pasaban
por el cuarto, le indicó que se vistiera y saliera
delante de él. También refiere la sentencia que el
imputado evitaba que la menor tuviera relaciones
sociales, llegando incluso a prohibirle tener novio. Estos son, brevemente, los hechos acreditados que fueron calificados por el Tribunal de
mérito como constitutivos de un delito de Violación Calificada y un delito de Corrupción Agravada (en concurso material, aunque no se diga
explícitamente en sentencia, pues se deduce de la
forma en que se aplicó la penalidad). Esta Sala
no comparte dicha calificación, por cuanto al
sustraerse materialmente uno de los accesos
carnales cometidos en perjuicio de la menor, el
Tribunal fraccionó arbitrariamente la conducta
que se examina del procesado.(El destacado no
es de la sentencia). En efecto, llama la atención
que si fueron acusados y acreditados en sentencia más de un acceso carnal en perjuicio de la
menor, el Tribunal de mérito considere sólo uno
de ellos para establecer la configuración de un
delito de Violación Calificada, pero tome el resto
de los hechos -incluidos otros accesos carnalespara calificarlos como Corrupción Agravada y
sancionar ambos delitos conforme a las reglas
del concurso material. Respecto a este punto,
pareciera que el Tribunal de mérito procedió así
por sentirse comprometido con la calificación
que se dio a los hechos en la acusación formulada por el Ministerio Público (confrontar sentencia a folio 112, líneas 26 y siguientes), lo cual es
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un error, pues quien califica el hecho en sentencia no es el acusador penal sino el a-quo, órgano
que puede dar al hecho una calificación jurídica
distinta a la del requerimiento fiscal o auto de
elevación a juicio, siempre que el delito sea de
su competencia y exista correlación entre acusación y fallo (artículo 397 del Código de Procedimientos Penales). En el presente caso, como
se dijo antes, no existe incongruencia entre acusación y sentencia porque la primera señaló las
circunstancias, el modo y el tiempo durante el
cual la ofendida, en “múltiples ocasiones”, fue
accedida carnalmente por el imputado, lo cual
pudo ser verificado en sentencia, con la única diferencia de que en esta resolución se logró precisar el número de accesos carnales (a saber, cuatro relaciones, confrontar folio 112, líneas 21 y
siguientes). Esta diferencia, que es cuantitativa
y no cualitativa, no afecta las garantías del acusado, principalmente su derecho de defensa, pues
en todo momento fue claramente intimado de
haber accedido carnalmente a su hija varias veces, durante un período determinado, en las circunstancias de modo y lugar descritas en la acusación -que no es del caso repetir aquí- y contra
ese requerimiento tuvo oportunidad de defenderse, sin que pudiera entonces tomarle por sorpresa
que durante el debate se produjera prueba conocida por él- que permitiera acreditar el número concreto de accesos carnales realizados.
Por ello, en este caso concreto y conforme a la
teoría del delito, resulta absurdo sustraer uno
de esos accesos carnales de la relación histórica acreditada, para decir que constituyó un delito de Violación Calificada, mientras que tanto
los posteriores accesos carnales -realizados en
idénticas condiciones que el primero- como los
tocamientos precedentes, contemporáneos y
posteriores al primer acceso carnal fueron calificados como constitutivos de una Corrupción
Agravada, estimando que ambos delitos concurren materialmente. (el destacado no es de la
sentencia). En otras palabras, resulta ilógico
considerar que el imputado haya iniciado dolosamente un proceso de corrupción en perjuicio
de su hija para interrumpirlo (accediéndola carnalmente con el dolo propio del delito de Violación) y después continuarlo (volviendo a accederla carnalmente, pero con el conocimiento y
voluntad de corromperla),pues la relación de
hechos probados no tolera semejante análisis o
fraccionamiento. La correcta calificación jurídica de este caso exige, en primer lugar, la determinación precisa de cuál fue el hecho tipificado
que quiso realizar SMS o cuál fue el hecho que
aceptó hacer, previéndolo al menos como posible, es decir, debe precisarse cuál fue el dolo con
que realizó las conductas que se le han atribuido.
Esta Sala ya ha señalado que cuando no existe
prueba directa sobre el contenido volitivo de la
acción, éste debe deducirse de la acción misma
(confrontar V-603-F de las 9:35 horas del 22 de
diciembre de 1994). (el destacado no es de la
sentencia). En el presente caso, cada una de las
acciones realizadas por el autor contra su hija
tienen en común el ser claras manifestaciones de
violencia doméstica y de violencia sexual, según el sentido que a tales expresiones le asigna
nuestro ordenamiento jurídico (confrontar Ley
contra la Violencia Doméstica Nº 7586 del 2 de
mayo de 1996, cuyo fin, entre otros aspectos, es
el de ampliar la tutela de las víctimas de abuso
sexual incestuoso, confrontar su artículo 1º, párrafo tercero). Violencia doméstica, porque el
imputado actuó directamente contra una hija suya produciendo el menoscabo de su integridad
sexual y psicológica (confrontar artículo 2 inciso
a de la Ley citada), y violencia sexual porque la
obligó a mantener contacto físico carnal mediante el uso de fuerza, intimidación, manipulación y
amenaza, que fueron los medios de los cuales se
sirvió para anular o limitar la voluntad personal
de su hija (confrontar artículo 2 inciso b de la
Ley citada). Ahora bien, todas las acciones del
imputado contra su hija, además de ser manifestaciones de violencia doméstica y sexual, a primera vista coinciden objetivamente con varias
conductas expresamente tipificadas por el Código Penal vigente, a saber: Abusos Deshonestos
Calificados (artículo 161 en relación al 157);
Violación Calificada (artículos 156 y 157), y
Corrupción Agravada (artículos 167 y 168). Por
estas razones, además de resultar necesario establecer cuál era el conocimiento y voluntad
(dolo) del autor, la solución de este caso requiere establecer la naturaleza del concurso existente entre los delitos de Abusos Deshonestos, Violación Calificada y Corrupción Agravada, es
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decir, verificar si estos delitos concurren ideal
(artículo 21), material (artículo 22) o aparentemente (artículo 23). Solamente así podrá establecerse la calificación jurídica correcta y fijarse su penalidad. (el destacado no es de la sentencia). De ahí que resulte pertinente, antes de
resolver el caso en examen, hacer un análisis de
estas figuras delictivas -cuando menos en los
puntos que son de interés para este proceso-, partiendo del supuesto de que la ofendida sea una
persona menor de dieciséis años de edad.
II.- Sobre el delito de Abusos Deshonestos. Esta figura está contemplada en el artículo 161: “Será reprimido con prisión de dos a
seis años, el que sin tener acceso carnal abuse
deshonestamente de una persona de uno u otro
sexo concurriendo alguna de las circunstancias
del artículo 156. Si además media alguna de las
circunstancias previstas en los artículos 157 y
158, la pena será de cuatro a doce años.”
En el Abuso Deshonesto la acción recae
directa y necesariamente sobre la humanidad o
corporeidad física de la víctima (así, LOPEZ
BOLADO, Jorge Daniel, y otros: Violación. Estupro. Abuso Deshonesto., Buenos Aires, Ediciones Lerner, 1971, págs. 145, 148, 162 y 168 a
169) y en todos los casos de contacto físico, deberá constatarse que éste objetivamente importe
un sentido sexual evidente que conoce y quiere
el sujeto activo, quien con su conducta logra instrumentalizar el cuerpo de la víctima para abusar
de él, accionando deshonestamente sobre el
ofendido (tocándolo, besándolo, lamiéndolo,
etc.) o recibiendo sobre su propio cuerpo -o el de
un tercero- la acción de aquel, o induciendo a la
víctima a actuar deshonestamente sobre sí misma. El abuso deshonesto también puede tratarse
de acciones que no importen un contacto sexual
objetivo respecto de otros sentidos diferentes al
tacto como el de la vista, caso en el cual la conducta del agente provoca que el cuerpo de la víctima devenga en mero objeto de contemplación
(por ejemplo obligando a la víctima a tocarse
impúdicamente o a desnudarse, levantarle la falda, etc., confrontar BREGLIA ARIAS, Omar y
GAUNA, Omar: Código Penal, Buenos Aires,
Editorial Astrea, 1987, pág. 401; CUELLO
CALON, Eugenio: Derecho Penal, Parte Espe-
cial, T. II, Barcelona, Editorial Bosch, 1961,
págs. 521 a 522; FONTAN BALESTRA, Carlos:
Derecho Penal, Parte Especial, Buenos Aires,
Editorial Abeledo Perrot, 1978, pág. 196). La
comisión de este delito no incluye -aunque puede suceder- la posibilidad de eventuales alteraciones o modificaciones psíquicas que incidan en
los sentimientos e instintos sexuales de la víctima a raíz del hecho, pero que no son consecuencias queridas ni previstas y aceptadas como posibles por el autor.
Además de examinarse
el objeto sobre el cual recae directamente la acción, deben verificarse las características que,
según el tipo penal, deberá tener aquella. En el
Abuso deshonesto la acción, disculpando la redundancia, deberá ser simultáneamente “abusiva” y “deshonesta”, que son elementos normativo-culturales. Abusar deshonestamente -en el
contexto del tipo penal y el bien jurídico tutelado- es aprovecharse mal, excesiva, injusta, impropia o indebidamente del cuerpo de una persona, haciéndolo objeto de trato sensual, impúdico,
obsceno, concupiscente o lascivo (desde un punto de vista objetivo, pues basta con que el acto
sea objetivamente impúdico, conforme al pudor
o reserva sexual aceptada como norma social por
la generalidad de las personas en una cultura dada, siendo irrelevante que haya o no excitación
o satisfacción sexual por parte del autor o que la
víctima tenga o no conciencia de lo que el hecho
significa) contra su voluntad expresa o presunta,
valiéndose para ello de violencia corporal sobre
la víctima (cuando ésta es incapaz de oponer resistencia seria, persistente, real o efectiva, sin
que se requiera la resistencia heroica) o de intimidación (todo acto de violencia moral idóneo
para producir temor en el ánimo del sujeto pasivo, en forma tal que se encuentre obligado a soportar o ejecutar la acción que el agente impone), o de relaciones de autoridad, confianza, o
superioridad derivadas de cualquier situación, o
de la poca edad, inexperiencia, ignorancia o inadvertencia de la víctima o de su incapacidad física o mental para resistir. El autor, como se dijo anteriormente, usa el cuerpo de la víctima
cuando ésta recibe sobre sí el acto del autor, o
cuando ella actúa -por obra del agente- sobre su
propio cuerpo, o sobre el del autor o el de un tercero. La repetición de actos deshonestos en ocaUNIDAD DE CAPACITACION Y SUPERVISION (UCS-MP)
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siones o con víctimas diferentes da lugar a un
concurso de delitos. Sobre la figura básica del
Abuso Deshonesto véase BREGLIA ARIAS,
Op. cit., págs. 521 a 526; FONTAN
BALESTRA, Op. cit., págs. 196 a 199;
RODRIGUEZ DEVESA, J.M., Derecho Penal
Español, Parte Especial, Madrid, Artes Gráficas
Carasa, 1983, págs. 181 a 183; SOLER, Sebastián, Derecho Penal Argentino, t. III, Buenos Aires, Tipográfica Editora Argentina, 1976, págs.
297 a 303. En los Abusos Deshonestos se tutela
la esfera de reserva, decoro, pudor u honestidad
sexual de las personas, contra las acciones que
puedan lesionarla o ponerla en peligro (confrontar BREGLIA, Op. cit., pág. 400; FONTAN
BALESTRA, Op. cit., págs. 185 a 186; LOPEZ,
Op. cit., pág. 149; LLOBET, Javier y RIVERO,
Juan Marco: Comentarios al Código Penal, San
José, Editorial Juricentro, 1989, pág. 253;
NUÑEZ, Op. cit., pág. 142, RODRIGUEZ
DEVESA, Op. cit., pág. 156; SOLER, Op. cit.,
pág. 297). Por otra parte, el tipo subjetivo de este
delito exige que el autor tenga conocimiento y
voluntad de realizar los elementos subjetivos,
normativos y descriptivos del tipo objetivo.
III.- Sobre el delito de Violación Calificada. Este delito se contempla en dos normas
que deben relacionarse entre sí: “Artículo 156.Será reprimido con prisión de diez a dieciséis
años, quien tenga acceso carnal con una persona de uno u otro sexo en los siguientes casos: 1)
Cuando la víctima sea menor de doce años. 2)
Cuando la persona ofendida se halle privada de
razón o esté incapacitada para resistir. 3)
Cuando se use de violencia corporal o intimidación.”
“Artículo 157.- La prisión será de doce a
dieciocho años cuando el autor sea un ascendiente, descendiente o hermano por consanguinidad o afinidad o se produzca la muerte de la
víctima.”
En la violación, al igual que en el Abuso
Deshonesto, la acción recae directa y necesariamente sobre la humanidad o corporeidad física
de la víctima, pero la acción consiste en que el
autor acceda carnalmente a la víctima, sin que
ésta lo consienta. En la hipótesis del artículo 156
inciso 1º el consentimiento de la víctima es irre-
levante, porque la ley presume iure et de iure que
el menor no tiene capacidad para darlo. En el
caso del artículo 156 inciso 2º tampoco hay consentimiento de la víctima porque al estar “privada de razón” se quiere decir que la persona no
tiene la posibilidad de comprender el sentido de
sus actos y de determinarse de acuerdo a esa
comprensión. Por otra parte, la “incapacidad para resistir” puede provenir, por ejemplo, de limitaciones físicas de la víctima, del consumo de
drogas licor o sustancias análogas, o también
puede derivarse del estado hipnótico o de sueño
profundo en que se haya colocado el sujeto. Finalmente, la hipótesis del inciso tercero alude a
la “violencia corporal” y a la “intimidación”. La
primera se da sobre la víctima, cuando esta es
capaz de oponer resistencia seria o real contra la
agresión, sin que se requiera la “resistencia
heroica”. Por su parte, la intimidación alude a
todo acto de violencia moral idóneo para producir temor en el ánimo del sujeto pasivo, en forma
tal que se encuentre obligado a soportar o ejecutar la acción que el agente impone. La intimidación puede darse en el contexto de relaciones de
autoridad o superioridad derivadas de cualquier
situación jurídica o de hecho, o de la poca edad,
inexperiencia, ignorancia o inadvertencia de la
víctima.
El bien jurídico tutelado es la libre autodeterminación sexual: es el «derecho del
individuo a la incolumidad del consciente y voluntario trato de tipo sexual. La ley, al sancionar la violación, el abuso deshonesto..., castiga
ciertos modos coercitivos, abusivos o atentatorios de la reserva sexual, entendida como un
elemento fundamental de la libertad civil, pues
ésta se vería gravemente coartada si la legislación no defendiera a las personas de los ataques
de este tipo» (LOPEZ, Op. cit., pág. 19), sin que
pueda excluirse de esta tutela la consideración
adicional del pudor de la víctima, que también se
ve lesionado con la conducta tipificada. Pero al
calificarse la violación por la relación de parentesco entre sujeto activo y pasivo, se tutelan adicionalmente los deberes de protección y respeto
que deben existir entre estos sujetos como consecuencia de la relación familiar, elemento natural y fundamental de la sociedad (artículo 51 de
la Constitución Política).
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IV.- Sobre el delito de Corrupción de
Menores Agravada. El delito agravado de Corrupción deriva de la consideración de estos dos
artículos: “Artículo 167.- Será reprimido con
prisión de tres a ocho años el que promoviere la
corrupción de una persona menor de dieciséis
años, mediante actos sexuales perversos, prematuros o excesivos, aunque la víctima consienta
en participar en ellos o en verlos ejecutar. El
hecho no es punible si la persona menor es corrupta.”
“Artículo 168.- La pena será de cuatro a
diez años de prisión en los casos del artículo anterior: 1) Cuando la víctima fuere menor de doce años; 2) Si el hecho fuere ejecutado con propósitos de lucro; 3) Cuando mediare engaño,
violencia, abuso de autoridad o cualquier otro
medio de intimidación o coerción; y 4) Si el autor fuere ascendiente, marido, hermano, tutor o
encargado de la educación, guarda o custodia
de la víctima.”
En este delito la acción recae directamente sobre la psique del sujeto pasivo, pues lo
que dirige la voluntad del autor es el propósito
de “promover la corrupción” de la víctima (lo
que no abarca -aunque pueda suceder- la posibilidad de daños físicos, aparte de los psicológicos, a raíz del hecho corruptor). Aquí el contacto físico entre sujeto activo y pasivo no es
indispensable para constituir el tipo penal, sino
que es un suceso contingente, en tanto es una
de las posibles formas que pueden asumir los
actos de naturaleza perversa, prematura o excesiva de que se vale el agente para promover
la corrupción, sin que tampoco sea necesario
que se produzca efectivamente la corrupción
del ofendido -como resultado material- para
configurar el tipo, pues es un delito de peligro
abstracto. (El destacado no es de la sentencia).
En la corrupción el comportamiento deberá ser
“perverso, prematuro o excesivo”, correspondiendo al juzgador interpretar y designar con
precisión, el significado de cada uno de los elementos normativo-culturales del tipo y los
hechos o circunstancias particulares que en cada
caso concreto, le dan contenido a esas expresiones. El significado de tales elementos normativos, atendiendo a la descripción legal y al bien
jurídico tutelado en ellas, es el siguiente. Co-
rrupción es la acción y efecto de corromper.
Denota la deformación, alteración, o vicio que se
introduce al estado o desarrollo sexual natural y
sano del menor, ya sea por lo prematuro de la
evolución (con respecto a la edad y condiciones
de la víctima) o porque el sujeto pasivo llega a
aceptar o asimilar como normal -para su propia
conducta- la depravación o excesividad de la actividad sexual (sobre la voz corrupción confrontar CREUS, Carlos: Derecho Penal, Buenos Aires, Editorial Astrea, Parte Especial, t. I, segunda
edición, 1988, pág. 215; NUÑEZ, Ricardo: Manual de derecho Penal, Parte Especial, Buenos
Aires, Ediciones Lerner S.R.L., 1978, pág. 135,
y SOLER, Op. cit., págs. 304 a 307). Promover
sería iniciar, incitar, persuadir, convencer o procurar que quien no está corrompido llegue a ese
estado, distorsionando el sentido natural y sano
de la sexualidad en la víctima, al adoptar o inclinarse esta hacia una conducta sexual prematura,
depravada o excesiva. La promoción mediante
engaño, violencia, abuso de autoridad o cualquier otro medio de intimidación o coerción
agravan el delito (sobre la promoción véase
BREGLIA, Op. cit., pág. 397; CREUS, Op. cit.,
pág. 215; NUÑEZ, Manual..., pág. 136; SOLER,
Op. cit., págs. 307 a 310). La promoción típica
se logra a través de actos sexuales, los cuales
son hechos, comportamientos o acciones materiales (por ejemplo actos de bestialidad, sadismo, sodomía, coito, sexo oral, etc.) o intelectuales (enseñanzas, consejos, exposiciones de imágenes, etc.) de significación sexual que el autor
realiza con la víctima o que ejecuta solo o con un
tercero ante ella, objetivamente eficaces o aptos
para promover la corrupción y que, según la descripción típica, deben ser perversos, prematuros
o excesivos (la promoción puede producirse por
un acto único o por una reiteración de actos,
pues hay unidad de acción y única lesión si en un
corto tiempo se realizan varios actos de estas características sobre el sujeto pasivo). Sobre los
actos corruptores en general, véase CREUS, Op.
cit., pág. 215 y FONTAN BALESTRA, Op. cit.,
pág. 191). Así, un acto sexual perverso es aquel
que cualitativamente es depravado o corrupto,
porque implica un ejercicio anormal de la sexualidad (homosexualismo, coitos anormales, con
manifestaciones de sadismo o masoquismo, etc.).
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Acto sexual prematuro es aquel que ocurre antes
de su debido tiempo, porque no está de acuerdo
con el desarrollo sexual que es dable esperar según la edad, condiciones y entorno social y cultural de la víctima; no se sanciona aquí la naturaleza propia del comportamiento, sino el tiempo
en que se produce (por ejemplo la enseñanza de
actos de onanismo a un niño de cinco años). Acto sexual excesivo es el que cuantitativamente
implica una actividad de desmesurada o extraordinaria lujuria, que va más allá de los límites ordinarios de la vida sexual (por ejemplo intervenir
en orgías). Sobre los actos perversos, prematuros
o excesivos véase CREUS, Op. cit., pág. 216;
FONTAN BALESTRA, Op. cit., pág. 192; y
SOLER, Op. cit., pág. 307. En la Corrupción de
menores se tutela el desarrollo psicológicosexual espontáneo, natural y sano de las personas
(por eso se dispone en el tipo que el hecho no es
punible si la persona menor ya es corrupta, aunque varios autores cuestionan esta excepción).
El tipo penal “...tiende a dispensar especial protección a quienes por su edad... se hallan en período formativo de su personalidad integral,
habida cuenta de sus inferiores defensas anímicas, inmadurez e inexperiencia” (GOMEZ DE
LIAÑO Y COBALEDA, Mariano y otros: Código Penal, Comentario y Jurisprudencia, Madrid,
Editorial Colex, 1988, pág. 274), razón por la
cual es irrelevante el consentimiento del menor.
En cuanto a la tutela del bien jurídico véase
BREGLIA, Op. cit., pág. 396; LOPEZ, Op. cit.,
pág. 152, y; LLOBET, Op. cit., pág. 265.
IV.- Diferencias entre estos delitos.
Sin pretender agotar el tema, se pueden señalar
las siguientes diferencias entre los delitos de
Abusos Deshonestos, Violación y Corrupción de
Menores.
1º) La primera y más evidente es la del
dolo, pues el tipo subjetivo de cada uno de las
tres figuras delictivas arroja criterios diferenciadores notables, pues en cada caso el autor debe
tener conocimiento y voluntad de realizar los
elementos subjetivos, normativos y descriptivos
del tipo objetivo, los cuales presentan todas las
diferencias que han sido apuntadas, como es la
diversa afectación de bienes jurídicos tutelados,
la acción y el objeto sobre el cual recae cada delito: el cuerpo (en los Abusos Deshonestos y la
Violación) o la mente (en la Corrupción) de la
víctima.
2º) Por esto último es que en el Abuso
Deshonesto la capacidad para comprender la naturaleza del acto no es una condición exigible sine qua non para que una persona sea sujeto pasivo del delito, pues la acción es ilícita “aún cuando el sujeto pasivo no tenga conciencia del significado del acto (a diferencia de la corrupción);
siendo suficiente que éste tenga un significado
sexual para el autor...” (así LOPEZ, Op. cit., pág.
177), mientras que en la Corrupción de menores
para la configuración del delito se requiere la
comprensión primaria del sujeto pasivo de los
actos que se sufren (es decir, la capacidad intelectual que le pudiera llevar a aceptar o asimilar
como normal -para su propia conducta- la prematuridad, depravación o excesividad de la actividad sexual que se le propone), aun cuando esos
actos no dejen huellas en él: «Al valorar la idoneidad de estos (actos sexuales), cometidos en
perjuicio del sujeto pasivo y su capacidad para
producir un efecto corruptor, esto es para corromper, es preciso merituar si el menor (...)
puede ser receptor de la alteración moral que
ocasiona el acto corruptor y ser desviada mediante ese acto su salud sexual. La doctrina y la
jurisprudencia coinciden en que la víctima debe
ser capaz de comprender la naturaleza del acto
de corrupción y que debe existir la posibilidad de
su alteración moral, aún cuando dicha no se produzca en la realidad, es decir, aunque no deje
huella en su psiquis» (sic, LOPEZ, Op. cit., pág.
211).
3º) En tercer lugar podemos establecer
otras diferencias tomando como criterio la consideración de los bienes jurídicos tutelados en
estas figuras delictivas. Como se dijo antes, en
el Abuso Deshonesto se tutela la esfera de reserva, decoro, pudor u honestidad sexual de las personas, contra las acciones que puedan lesionarla
o ponerla en peligro. En la Violación el bien jurídico tutelado es la libre (conciente y voluntaria) autodeterminación sexual, pudiéndose adicionar el pudor o decoro de la víctima. Finalmente, en la Corrupción de Menores la tutela se
fija en la integridad psicológica-sexual del desarrollo espontáneo, natural y sano de las personas
menores de dieciséis años. Como se ve, los tres
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delitos tienen en común la tutela de la sexualidad, pero aludiendo concretamente a aspectos o
perfiles particulares de la cuestión: en la Corrupción de menores se tutela la normalidad del trato
sexual, mientras que la reserva o libertad sexual
se tutelan en los delitos de Abusos Deshonestos
y Violación. No debe perderse de vista que el
delito de Corrupción se configura aunque se
cuente con el consentimiento de la víctima, lo
cual viene a subrayar la diferencia indicada.
4º) El “acto sexual” a que alude la Corrupción de Menores como medio de su promoción, es un concepto mucho más amplio que la
acción de violar o de abusar deshonestamente,
pues comprende también los accesos carnales o
abusos consentidos por la víctima, pero además
puede abarcar otros actos que ni siquiera requieren contacto físico entre los sujetos activo y pasivo sino que son meramente intelectuales, como
las enseñanzas, consejos, exhibición de materiales pornográficos, etc., tendientes a producir en
la víctima la propensión a depravar su conducta
sexual. Además estos actos sexuales son nada
más que los medios por los cuales se promueve
la corrupción, que es la acción típica de este delito.
5º) En los delitos de Abusos Deshonestos y Violación el ofendido puede ser una persona corrupta, mientras que en la Corrupción el
hecho no es punible si la persona menor es corrupta, precisamente porque los dos primeros tutelan cuestiones relativas a su libertad sexual y
no a su integridad psicológica, como sí lo hace el
tercero.
6º) Los delitos de Abusos Deshonestos
y Violación son de acción pública, excepto en
los casos previstos en el artículo 81 bis, incisos
a) y b) del Código Penal, en que son de acción
pública perseguibles sólo a instancia privada. El
delito de Corrupción de Menores es en todo caso
delito de acción pública.
V.- Concurso entre estos delitos.
1º) La tentativa o consumación del delito de Violación excluyen el de Abuso Deshonesto, atendiendo al plan del autor. Esto así
porque la violación en sí -en sentido lato- es
una forma de abusar deshonestamente, pero
especialmente prevista y expresamente excluida
por el tipo de Abusos Deshonestos, razón por la
cual el concurso es aparente. Sin embargo, es
posible el concurso material entre estos dos delitos cuando no existe unidad de acción. (El
destacado no es de la sentencia).
2º) En algunos casos las acciones descritas en los delitos de Abusos Deshonestos y
Violación pueden coincidir objetivamente con
los “actos sexuales perversos, prematuros o excesivos” empleados por el autor para promover
la corrupción de la víctima. Hasta la fecha, esta
Sala de Casación ha considerado que en estos
casos, entre los dos primeros delitos y el de Corrupción de menores se da un concurso aparente de normas, según el cual la Corrupción
de Menores excluye los Abusos Deshonestos
(véase por ejemplo la resolución V-50-F de las
14:35 horas del 16 de marzo de 1994). Sin embargo, los suscritos Magistrados nos hemos
cuestionado la validez de ese criterio. En efecto, a la hora de interpretar estos tipos penales la
Sala debe tomar en consideración cuestiones tales como la función preventiva y tutelar de cada
una de estas figuras delictivas, la penalidad que
se les asigna y la naturaleza de su acción penal,
elementos que se estiman imprescindibles para
dilucidar el problema concursal. Decimos que el
criterio jurisprudencial que se ha mantenido
conduce a soluciones absurdas, por las siguientes razones jurídicas:
A) En primer lugar, porque en el texto
original del Código Penal al delito de Violación
Calificada se le asignó una pena de prisión (de
ocho a quince años) más grave que al delito de
Corrupción de Menores Agravada (cuatro a
diez años) cuando el autor es ascendiente de la
víctima y tal diferencia vino a ser subrayada y
ampliada con la última reforma que se hizo de
todos los artículos de la Sección I (“Violación,
Estupro y Abuso Deshonesto”) del Título III
(“Delitos Sexuales”) del Código Penal, recalcándose el interés del legislador por fortalecer
penalmente este tipo de agresiones, lo cual
también se pone en evidencia con la supracitada Ley Contra la Violencia Doméstica, cuyas
medidas de protección superan notablemente la
tutela o prevención meramente penal. El absurdo de la tesis consiste en que si, por ejemplo,
un hermano con dolo accede carnalmente a su
hermana de quince años haciendo uso de vioUNIDAD DE CAPACITACION Y SUPERVISION (UCS-MP)
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lencia física o intimidación, el extremo mayor
de la pena imponible es de dieciocho años
cuando la conducta sea antijurídica y culpable.
Pero si, siguiendo el mismo ejemplo, lo hace
con el propósito doloso de corromperla, accediéndola carnalmente en forma perversa, prematura o excesiva, el extremo mayor de la pena
sería de diez años (¡ocho años menos!), a pesar
de que en este último caso hipotético la acción
resulta ser evidentemente más disvaliosa que en
el anterior. (El destacado no es de la sentencia).
B) Para ilustrar la segunda razón que
demuestra la incongruencia de la tesis vamos a
retomar el mismo ejemplo del acápite anterior,
pero considerando la cuestión desde el punto de
vista de los bienes jurídicos tutelados: el concurso entre Violación Calificada y Corrupción
Agravada no puede ser aparente porque los bienes jurídicos tutelados -que implícitamente forman parte del tipo penal- se excluyen entre sí, ya
que ninguno contiene al otro o prevalece sobre
él. Si el dolo del hermano se contrae a violar a
su hermana, está lesionando la libre autodeterminación sexual de una persona a quien debe el
respeto y consideración del vínculo familiar. Pero si la accede carnalmente para promover su corrupción, lo que lesiona es el desarrollo psicológico-sexual de una persona a quien debe la consideración y respeto que derivan de la relación
fraternal. En este punto debemos insistir en que
la corrupción no es un hecho (como sí lo es el
acceso carnal) sino un estado, una condición personal, “una alteración o modificación psíquica
que incide en los sentimientos e instintos sexuales de una persona” (BREGLIA, Op. cit., pág.
192).
C) En tercer lugar, el concurso no puede
ser aparente porque en el artículo 156 el verbo o
núcleo del tipo es acceder carnalmente, en el artículo 161 es abusar deshonestamente, mientras
que en el artículo 167 es promover la corrupción. En los dos primeros delitos la acción del
agente está dirigida a realizar un hecho (acceso
carnal, tocamientos impúdicos, etc.), mientras
que en último delito la acción del autor no está
dirigida a realizar un hecho sino a lograr una alteración o modificación psíquica en la víctima
que ha de incidir en su comportamiento sexual.
Como se ve, el núcleo de la acción en la Corrup-
ción de Menores no contiene o prevalece sobre
el núcleo de los delitos de Abusos Deshonestos o
Violación.
D) Otra razón que se puede aducir para
rechazar el concurso aparente entre Violación
y Corrupción de Menores o entre Abusos Deshonestos y Corrupción de Menores estriba en la
naturaleza de la acción penal asignada a cada
uno de estos delitos. De estos tres delitos, solamente la Violación (cuando la persona ofendida
sea mayor de quince años y no se trate de uno de
los casos previstos en el inciso segundo del art.
156) y los Abusos Deshonestos (cuando no concurren las circunstancias previstas en los arts.
157 y 158) serán delitos de acción pública perseguibles a instancia privada. Por el contrario, la
Corrupción de Menores es en todo caso delito de
acción pública. El hecho de que la acción correspondiente a la Corrupción sea en todo caso
irrenunciable, obligatoria, intransigible, irrevocable y promovible de oficio, quiere decir que la
conducta tipificada es tan disvaliosa que el legislador exige que siempre llegue a conocimiento
de los jueces. La Exposición de Motivos del
Código Penal señala que: «...somos especialmente rigurosos en los delitos de corrupción, proxenetismo, rufianería y trata de blancas que representan un verdadero problema social y deben, en
lo posible, ser erradicados en todo medio culto».
De todo esto se entiende que si el delito de Corrupción de Menores ha sido concebido en términos tan graves, como una conducta tan disvaliosa, resultaría contradictorio estimar que este
delito excluye, conforme a las reglas del concurso aparente de normas, a la Violación y a los
Abusos Deshonestos, solución que -como se dijo
en el precedente acápite A) de esta exposiciónviene a atenuar la penalidad de la conducta.
3º) Por todo lo que se ha indicado, esta
Sala de Casación considera necesario desechar el
criterio que ha prevalecido en su jurisprudencia,
esto es, que tanto el Abuso Deshonesto como la
Violación concurren aparentemente con el delito
de Corrupción de Menores. Si estos tipos penales no se excluyen entre sí (según los criterios
del artículo 23), resta analizar si el concurso es
material o ideal, como se hace de seguido. (El
destacado no es de la sentencia).
A) Si el acto sexual perverso, prematuro
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o excesivo mediante el cual se promueve la corrupción coincide objetivamente con un Abuso
Deshonesto o con una Violación, el concurso real o material debe excluirse porque no se trata de
varias acciones o hechos que cumplan el mismo
o diversos tipos penales, sino de una sola acción
o hecho, por ejemplo, un acceso carnal perverso,
querido y realizado por el autor para promover la
corrupción de la víctima.
B) En consecuencia, si se trata de una
acción o hecho que se subsume en diversos tipos
que no se excluyen entre sí, se está en presencia
de un concurso ideal de delitos, regulado en el
artículo 21 del Código Penal. Si el acto sexual
perverso, prematuro o excesivo mediante el cual
se promueve la Corrupción de un menor es a la
vez una de las conductas tipificadas como Abuso
Deshonesto o Violación, resulta que existe unidad de acción con pluralidad de lesiones de la
ley penal, caso en el cual “...el Juez aplicará la
pena correspondiente al delito más grave y aún
podrá aumentarla” (artículo 75). Consideran los
suscritos que esta es la solución que responde en
forma congruente a la estructura en que están
dispuestos los delitos sexuales en nuestro Código
Penal, cuestión que ha sido exhaustivamente
analizada, sin que sobre señalar que esta tesis es
avalada por un sector de la doctrina y jurisprudencia extranjera. Breglia y Gauna señalan que
se ha discutido si el concurso entre los delitos de
Violación y Corrupción de Menores es ideal o
aparente (confrontar Op. cit., pág. 383, § 12). Para Creus la Corrupción desplaza la Violación
(cfr. Op. cit., pág. 222), tesis que resulta inadmisible en nuestro ordenamiento, según se ha demostrado. En favor del concurso ideal se pronuncian expresamente Garona (confrontar
LOPEZ, Op. cit., pág. 66), quien indica que los
actos corruptores con los cuales se ha cometido
la violación concurren idealmente con ésta; Trejo, Serrano, Fuentes y Rodríguez, para quienes la
Corrupción puede concursar idealmente con
Violación, Abusos Deshonestos y Estupro
(TREJO, Miguel y otros: Manual de Derecho
Penal, Parte Especial, t. I, El Salvador,
U.S.A.I.D., 1993, pág. 485); Núñez advierte que
las circunstancias corruptoras con las cuales se
ha cometido la violación, originan su concurrencia ideal con el delito de corrupción (NUÑEZ,
Ricardo: Derecho Penal Argentino, Parte Especial, t. IV, Buenos Aires, Bibliográfica Omeba,
1964, págs. 283 y 354 a 356); y Laje se remite al
criterio de Núñez (LAJE ANAYA, Justo: Comentarios al Código Penal, Parte Especial, vol.
II, Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1979, pág.
357).
VI.- Solución del caso sometido a
examen. En el presente asunto, como se indicó
en el primer Considerando de esta resolución, el
a quo tuvo por acreditado que la historia de
agresión sexual a que fue sometida la ofendida,
se inició cuando ella tenía once años de edad y
su padre le metió la mano dentro de su blusa para acariciarle los senos, diciéndole “que eso no
era malo, por ser amor de padre” (confrontar
hecho probado a de folio 107). Para realizar esta
conducta, así como todas las siguientes, se prevalió de su autoridad, de la dependencia de su
hija hacía él, del “temor reverencial” que le tenía, así como de expresas amenazas de golpearla
para anular su voluntad y resistencia mediante
intimidación, lo cual resultó fácil para él, en vista del acostumbrado carácter agresivo con que
trataba a sus hijos. Luego se produjeron “múltiples ocasiones” en que el imputado le tocó los
pechos y vagina (confrontar hecho probado b de
folio 107). Después vinieron los accesos carnales, que fueron cuatro (confrontar folio 112, líneas 21 y siguientes), así como un intento fallido
de accederla carnalmente en un hotel (confrontar
hecho probado e de folio 107 vuelto). Debe destacarse que para el primer acceso la ofendida no
había cumplido todavía los doce años de edad
(confrontar hecho probado c de folio 107) y que
el encartado en otras oportunidades despojaba a
la niña de sus ropas, le indicaba que permaneciera de pie y el se agachaba para besarle primero la
vagina y luego los pechos, reiterando que eso era
“amor de padre” (confrontar hecho probado c sic- de folio 107 vuelto). Se está en presencia
entonces de varios delitos de Abusos Deshonestos Calificados y Violaciones Calificadas que
vienen a concursar ideal y heterogéneamente con
un delito de Corrupción Agravada de Menores,
porque todos esos abusos deshonestos y accesos
carnales son a su vez los actos sexuales mediante
los cuales el imputado quiso promover la corrupción de su hija, al iniciarla precoz o premaUNIDAD DE CAPACITACION Y SUPERVISION (UCS-MP)
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turamente en una actividad sexual que se prolongó por varios años, la cual además de ser
prematura es perversa porque se dio un ejercicio
anormal de la sexualidad, por tratarse de una relación incestuosa entre padre e hija en la que el
autor insistió una y otra vez, tratando de trocar a
su hija en concubina, procurándole hacer ver que
no era malo lo que hacían, con el torpe argumento de que eso era “amor de padre”, con lo cual
puso en evidente peligro el desarrollo psicológico-sexual de su hija. La conducta del imputado
es injustificable y culpable porque teniendo pleno conocimiento de su ilicitud no se comportó de
la forma en que debió hacerlo, como padre de
familia y como ciudadano. Por todo lo expuesto
se deben rechazar las pretensiones formuladas
por la recurrente, pero -por razones diversas a
las alegadas por ella, así como por la corrección
y uniformidad en la interpretación y aplicación
jurisprudencial de la ley sustantiva- debe casarse
la sentencia para resolver el caso de acuerdo con
esa legislación, declarando a SMS autor responsable de los delitos de Abusos Deshonestos y
Violación Calificada en concurso ideal heterogéneo con un delito de Corrupción Agravada de
Menores, cometidos en perjuicio de JMM. Conforme al artículo 75 del Código Penal, para el
concurso ideal debe aplicarse la pena correspondiente al delito más grave, a saber el de Violación Calificada. Como el hecho sucedió antes de
la reforma introducida por la Ley Nº 7398 del 10
de mayo de 1994, debe aplicarse la pena prevista
en el texto original del artículo 157 del Código
Penal, que consiste en prisión de ocho a quince
años. Para la fijación de la pena vale todo lo que
se ha dicho sobre la reprochable conducta del
encartado en su condición de padre de la víctima
-aspecto determinante en la comisión de los
hechos-, de lo cual cabe subrayar la multiplicidad de bienes jurídicos que lesionó; el grave perjuicio físico y mental que le causó a su propia
hija y el implícito desprecio que tuvo para ella.
En este punto debe destacarse que el imputado
amenazó a su hija de forma tal que le dio a entender que si ella lo delataba le haría un mal a él,
argumento con el cual la revictimizó porque siendo hija suya- la indujo a sentirse culpable de
la suerte que pudiera correr aquel si se descubría
la situación. Por todas estas razones la Sala con-
sidera que debe imponérsele el extremo mayor
de la pena, a saber, quince años de prisión que
deberá descontar en el lugar y forma que indiquen los respectivos reglamentos carcelarios
previo abono de la preventiva que por estos
hechos hubiere cubierto. Firme la sentencia se
inscribirá en el Registro Judicial de Delincuentes
y se remitirá los testimonios de estilo al Instituto
Nacional de Criminología y al Juzgado de Ejecución de la Pena para lo de sus cargos. El resto
de la sentencia se mantiene incólume.
POR TANTO:
Se casa la sentencia únicamente en cuanto a la calificación jurídica fijada por el a-quo,
declarando a SMS autor responsable de los delitos de Abusos Deshonestos y Violación Calificada cometidos en concurso ideal con Corrupción Agravada de Menores, todos en perjuicio de
JMM. Por ello se le imponen quince años de prisión que deberá descontar en el lugar y forma
que indiquen los respectivos reglamentos carcelarios, previo abono de la preventiva que por estos hechos hubiere cubierto. Firme la sentencia
se inscribirá en el Registro Judicial de Delincuentes y se remitirá los testimonios de estilo al
Instituto Nacional de Criminología y al Juzgado
de Ejecución de la Pena, para lo de sus cargos.
El resto de la sentencia se mantiene incólume.
1. EL TEXTO DEL VOTO HA SIDO TOMADO
2.
3.
LITERALMENTE
DEL
DISCO
QUE
PROPORCIONA LA SALA O EL TRIBUNAL,
POR LO CUAL LA PRESENTE REPRODUCCIÓN
ES FIEL A SU ORIGINAL.
EL SIGNO (…) IDENTIFICA LOS SECTORES
SUPRIMIDOS DEL VOTO, EN RAZÓN DE NO
TENER INTERÉS PARA EL TEMA DESCRIPTOR.
LOS
DESTACADOS
(SUBRAYADOS,
NEGRITAS O CURSIVAS) SON PROPIOS DEL
ORIGINAL, EXCEPTO CUANDO SE INDIQUE
LO CONTRARIO.
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