Cien años desde la rehabilitación de Alfred Dreyfus (1906

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La Palabra Israelita
VIERNES 14 DE JULIO DE 2006
DESCUBRIR ISRAEL A TRAVÉS DE SUS ESTAMPILLAS:
Cien años desde la rehabilitación de Alfred Dreyfus
(1906 - 2006)
POR
SONIA REIZIN
Prefacio
En julio de 1906, el Capitán del Ejército
Francés, Alfred Dreyfus, fue rehabilitado después de doce años de conspiración en su contra, falsas acusaciones,
juicios espurios, degradación con escarnio público, exilio y prisión. En ese año,
se le reincorporó al Ejército francés.
Entre 1894 y 1906, no solamente fueron
profundamente afectados el oficial y su
familia, sino que también se produjeron, en Francia, trastornos políticos, sociales y religiosos que se venían incubando desde antes y que perduraron
por años después, no siendo aventurado decir que, talvez, aun hoy persisten.
Francia hacia fines del siglo XIX
La joven Tercera República Francesa se
hallaba, a la sazón, muy cercana al colapso. La sociedad y la política se encontraban fuertemente divididas. Las
ácidas controversias iban y venían entre monarquistas y republicanos, los
partidos políticos, la Iglesia Católica y
el Ejército. En este caldo de cultivo había crecido un insensato sentimiento
antisemita que permeaba la sociedad
francesa en distintos grados. Lo más
fácil para esconder fracasos políticos,
debacles económicas (quiebra de la
Compañía del Canal de Panamá) y
corruptelas en el aparato público, era
culpar al chivo expiatorio, en este caso,
los judíos.
Alfred Dreyfus (1859-1935)
El padre de Alfred Dreyfus era un manufacturero acomodado, judío asimilado, con antigua residencia en Alsacia.
Junto con su familia, decidió abandonar su tierra cuando Alemania se anexó
esa provincia, a raíz de la Guerra Franco-Prusiana. Se trasladaron a París,
donde Alfred siguió sus estudios en la
Escuela Politécnica e ingresó posteriormente al Ejército, como ingeniero, con
el grado de Teniente. Fue un oficial
opaco, muy tranquilo, leal a su patria,
devoto de su familia y totalmente alejado del Judaísmo.
El "Caso Dreyfus"
Francia y Alemania venían de un conflicto bélico, la Guerra Franco-Prusiana,
y las heridas no estaban cerradas. El
espionaje y contraespionaje movían sus
hilos en los Servicios de Inteligencia
de cada lado.
En 1894, un agente de Inteligencia
francés descubrió un documento sospechoso en el tarro de basura de la oficina del Agregado Militar de la Embajada Alemana, en París. Era un manuscrito en francés en el que se hablaba de
la entrega, a los alemanes, de un manual secreto de la artillería francesa.
Un Mayor, de apellido Henry, per-
OLMERT:
"El Movimiento
Conservador
representa la
senda de oro"
suadió a sus superiores
que el autor de dicho
documento era Alfred
Dreyfus y que él estaba
entregando información
confidencial al gobierno
germano. El Capitán
Dreyfus era uno de los
oficiales franceses con
acceso a esos datos y,
además, era judío, condición más que conveniente para encontrar
un culpable. El honor
del ejército francés quedaría a salvo.
Se constituyó un Consejo de Guerra, que negó al acusado el derecho de
examinar las supuestas "evidencias".
Este tribunal concluyó que la letra del
documento de la traición pertenecía a
Dreyfus. El inculpado alegó inocencia
y siempre mantuvo la misma declaración. El Consejo de Guerra, en un principio, tuvo dificultades para dictar veredicto, pero fue influenciado por el clamor público contra Dreyfus, encabezado por la prensa católica, monarquista
y antisemita. El Capitán Dreyfus fue
despojado de su rango, en público, con
un ritual humillante. Bajo la acusación
de espionaje y traición a la patria, recibió condena a cadena perpetua en La
Isla del Diablo, colonia penal en la Guinea Francesa.
El verdadero culpable: el
Mayor Walsin Esterhazi
Dos años después de la condena a
Dreyfus, el Coronel George Picquart
asumió la jefatura de la Inteligencia
francesa y logró desentrañar la conspiración que incriminó a un inocente. Un
perito calígrafo, conseguido por el hermano de Alfred, identificó la letra del
documento original como perteneciente al Mayor Esterhazi. Las pruebas presentadas por la acusación eran falsas;
los altos mandos habían encubierto al
verdadero traidor y la opinión pública
había sido manipulada y exacerbada en
su antisemitismo. Picquart descubrió,
muy pronto, que el ejército estaba más
interesado en proteger su imagen que
en rectificar el craso error. Cuando insistió en reabrir el proceso, fue transferido a Túnez.
"J'accuse" ("Yo acuso")
El jueves 13 de enero de 1898, el diario
francés "La Aurora" publicó, en portada, una carta abierta a M. Félix Faure,
Presidente de la República Francesa,
firmada por Emile Zola. El famoso novelista estaba completamente convencido de la inocencia de Dreyfus y asumió los costos y riesgos de su valiente
acusación. El diario, dirigido por
George Clemenceau, puso en la calle
una tirada de 200.000 ejemplares, el
máximo de su capacidad, agotando su edición en pocas horas. Los
efectos de la publicación
fueron fulminantes y dividieron a los franceses
durante varias décadas.
La derecha política
y la Iglesia Católica,
ambas abiertamente
hostiles a la República,
declararon que el Caso
Dreyfus era una conspiración de los judíos y los
masones con el fin de
dañar al ejército y destruir Francia. Emile Zola fue procesado y declarado culpable de ofensas graves al Ejército y sentenciado a prisión.
Logró fugarse a Inglaterra, muy a su
pesar, donde permaneció hasta que le
otorgaron la amnistía. Pero Zola no
pudo ver consumada la justicia. Murió,
en su patria, en 1902.
En su entierro, Anatole France lo
despidió con un emotivo discurso, en
el que destacó la indoblegable lucha de
Zola tras la verdad y en contra de la
estupidez, la ignorancia y la maldad,
por lo cual será recordado como un monumento a la conciencia humana.
El segundo juicio
La condena a Dreyfus, a cadena perpetua, siguió penando en la sociedad
francesa. Un nuevo Ministerio de Guerra decidió reabrir el caso. El dossier fue
reexaminado y aparecieron las evidencias de que los cargos contenían vicios
y falsos testimonios.
La parodia contra Dreyfus comenzó a desmoronarse. La superioridad
castrense decidió acallar los rumores.
Dreyfus fue devuelto a París para un
nuevo juicio. El Mayor Henry, el que
comenzó e instigó la intriga, fue encarcelado y se suicidó en su celda. Pero, la
corte marcial, una vez más, declaró
culpable al Capitán Dreyfus y, por considerar "ciertas circunstancias atenuantes", lo condenó a 10 años de confinamiento, 5 de los cuales ya había cumplido.
La prensa extranjera siguió, con
gran interés, el escándalo que trascendió a toda Europa e inquietó severamente a sus comunidades judías.
En septiembre de 1899, Francia tiene un nuevo Presidente, el liberal Emile
Loubet que, escandalizado por el veredicto, indulta a Dreyfus, que retorna
al seno de su familia.
Epílogo
Tuvieron que transcurrir 7 años más, a
partir del indulto presidencial, para la
exoneración total de los cargos contra
Dreyfus. En 1906 fue reincorporado al
Ejército, con el grado de Mayor. Un año
más tarde, se retiró de las armas pero
Se firmó un acuerdo entre los representantes del
Movimiento Conservador mundial y los representantes del
partido "Kadima" en presencia del Primer Ministro, Ehud
Olmert.
El acuerdo otorga a los representantes del Judaísmo Conservador - Masortí en Israel y en el mundo una posición
significativa e influyente en la Agencia Judía, en la Organización Sionista Mundial, en el Keren Kayemet Leisrael y
reconoce su importancia e influencia en el Sionismo.
El acuerdo conducirá a gestar puentes que permitirán
zanjar las diferencias que existen en el apoyo de varias estructuras para organizaciones de diferentes orientaciones.
Este cambio indica la necesidad de procurar la igualdad
entre las distintas corrientes del Judaísmo en Israel.
AJN.—
se enroló para la Primera Guerra Mundial. Después del conflicto, fue ascendido a Teniente Coronel y distinguido
con la Legión de Honor. Sus años de
retiro los pasó en París, hasta su muerte en 1935.
"El Caso Dreyfus" ha sido, sin duda,
un baldón imborrable para el país de
la "Libertad, Igualdad y Fraternidad" y
una clara demostración del antisemitismo francés, derivado de los siglos
de prédicas contra los judíos, desde los
púlpitos.
La separación de la Iglesia y
el Estado francés
Como corolario de la victoria de los
defensores de Alfred Dreyfus, los legisladores republicanos y radicales lograron aprobar la ley de separación de la
Iglesia del Estado. Con ello, se puso fin
a la influencia desmedida de la
dirigencia católica en los asuntos del
gobierno de la República. Esta fue, sin
duda, la más dramática consecuencia
de este caso.
"El Caso Dreyfus" y Theodor
Herzl
Varios autores han mantenido una polémica sobre la influencia del proceso
Dreyfus en la conversión de Theodor
Herzl al Sionismo militante. Analizando discursos, artículos y, sobre todo, el
Diario personal de Herzl, no se ha encontrado indicación de que el Proceso
Dreyfus, aunque lo presenció y le indignó, haya sido la varita mágica que
lo convirtió en sionista. El historiador
Alex Bein sostiene que Herzl experimentó un proceso gradual de acercamiento a la solución sionista. Concluye Bein que el Proceso Dreyfus y los
gritos de la muchedumbre: "A mort les
juifs", "Mueran los judíos", habría sido
la gota que rebalsó el vaso. Otro autor,
Shlomo Avineri, va más lejos. Sostiene
que Herzl no temía el antisemitismo
ruidoso del populacho parisino y sí temía al antisemitismo seudo científico
de los intelectuales y políticos de Europa Central. Muchos de ellos, incluso
judíos, tendían a recalcar el antisemitismo francés y a minimizar el antisemitismo de alemanes y austro-alemanes. Ahora sabemos que Theodor Herzl
tenía razón.
El sello del Correo
Este es un sello emitido por el Correo
de Israel en el año 1994, que muestra la
ceremonia militar en la cual se degradó al Capitán Dreyfus, arrancando los
botones y las charreteras de su uniforme y quebrando su espada de oficial
del Ejército francés. En la parte inferior
de la estampilla se reproduce la portada del diario La Aurora, con el retrato
de Emile Zola y la frase: "J'accuse", en
francés y hebreo.
El Dr. David Breakstone, miembro de la Organización
Sionista Mundial, en representación del Movimiento Conservador afirmó "hemos encontrado una puerta abierta y
apoyo verdadero a nuestro enfoque social-espiritual. Nos
hacemos parte de esta asociación no sólo en relación a las
propuestas del Congreso sino que la consideramos como una
estrategia que nos permitirá impactar en la sociedad Israelí
toda".
En las palabras expresadas por Ehud Olmert, el Primer
Ministro dijo: «el Movimiento Conservador representa los
principios que Maimónides tanto admiraba y enaltecía: la
Senda de Oro de la tradición, que toma distancia de los extremismos en todas sus expresiones y prefiere elegir la senda de
la unión en la tradición, en la fe y en la herencia Judía».
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