el papel de los medios de comunicación

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EL PAPEL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN: LA TELEVISIÓN Y LAS ESTRATEGIAS
PUBLICITARIAS EN EL CONSUMO DE ALIMENTOS Y LA IMAGEN CORPORAL EN LA
POBLACIÓN INFANTIL
Hoy en día los medios han acaparado la atención de la mayoría de las personas; ya
sea, de aquéllas que viven en una población pequeña y sobre todo las que viven en una
ciudad grande, en donde hay un mayor contacto con la publicidad de todos los elementos
vendibles que se encuentran a su alrededor, en donde los más susceptibles son los niños y
niñas. Ellos imitan permanentemente todo lo que les rodea y es lógico que imiten lo que
están viendo en la televisión; así como, estar expuestos y tener una posibilidad de adquirir lo
que los anuncios publicitarios les transmiten.
Actualmente se ha visto un cambio muy importante en el comportamiento de los
consumidores en donde, los aspectos demográficos, de estilo de vida, uso de medios y
hábitos de compra y búsqueda de productos o servicios juegan un papel muy importante. Por
ejemplo, la televisión por cable y más recientemente los sistemas de televisión digital por
satélite aumentaron mucho la cantidad de canales disponibles en los hogares. Algunos de
estos canales tienen programas de compra durante las 24 horas del día, mientras que otros
difunden programas de respuesta directa de 30 o 60 minutos, llamados infomerciales, que se
asemejan más a programas de televisión que a anuncios comerciales.
Las nuevas tecnologías y formatos, al tiempo que generan nuevas formas de acceder
a los consumidores, también ejercen su efecto en los medios más tradicionales. La
televisión, radio, revistas y periódicos adquieren un carácter cada vez más fragmentado para
llegar a públicos más pequeños y selectivos. Con esto, las empresas requieren que lleven
sus mensajes a personas de manera distinta, para lograrlo las compañías recurren a una
estrategia llamada marketing furtivo, en la que las marcas se convierten en parte de la
cultura popular y se estimula a los consumidores para que difundan el mensaje; el objetivo
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es identificar a quienes marcan tendencias en cada comunidad e impulsarlos a que hablen
acerca de la marca a sus amigos (Belch, 2004:14).
El papel de la publicidad dentro de la sociedad de consumo
La sociedad de consumo, es una sociedad competitiva, eminentemente plural, la cual
está condicionada por el consumo, en una transferencia de los bienes primarios a los bienes
secundarios. Además, forma parte de un sistema que requiere o impone libertades de
mercado, que juzga indispensables, para facilitar los alicientes humanos de la producción y
de la demanda.
De esta manera, la sociedad de consumo relaciona la capacidad de
producción de un país con la capacidad adquisitiva de quienes la habitan.
De acuerdo a Ferrer (2001), la sociedad de consumo se ha extendido por una ley
natural, actualmente vive un mayor número de personas y éstas viven más años cada vez.
Menciona además que el hombre, por ser un ser social que busca garantizar el consumo de
sus necesidades para mejorar sus niveles de bienestar, es un consumidor constante y
permanente.
Es la sociedad moderna, la que dio origen a la sociedad de consumo y al mismo
tiempo a la sociedad de masas. De esta forma, los actos masivos están unidos al consumo
de masas, y en este marco es en el que se crean los estereotipos de cultura de masas y
comunicación masiva. Esto es lo que Spengler llama la revolución del consumo, en donde la
masificación de la cultura aparece como una respuesta al elitismo de la cultura y por lo tanto,
la masificación del consumo podría estimarse como una respuesta a los monopolizadores de
él.
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La sociedad de consumo, que es fundamentalmente una sociedad de competencia,
descansa en la publicidad para potenciar al máximo sus recursos bajo la característica
dominante de este signo que la expresa y define. A mayor competencia, mayor mercado; a
mayor mercado, mayor variedad y capacidad de elección. Siendo la prueba máxima a que
diariamente se somete la sociedad de consumo, dirige y conforma en gran parte el
mecanismo publicitario, poniendo a prueba la destreza y el espíritu de supervivencia de un
oficio que tiene que acomodarse al movimiento cambiante de las cosas y de los gustos entre
la doble tiranía del productor y del consumidor.
También como menciona Ferrer (2001) la realidad indica que la producción acelera el
consumo y que en la medida humana en que satisface necesidades, también las crea.
Además, el desarrollo industrial no sólo perfecciona los productos, sino que eleva las
posibilidades económicas de adquirirlos. De una época en que se producía lo que se
necesitaba, se ha pasado a otra en que la producción intensifica la demanda. Y no se
concibe una economía de producción que no sea de consumo. Y al revés, toda demanda
conduce a una oferta y toda oferta crea una demanda, según se satisfacen y cambian las
necesidades, los deseos y los gustos del hombre.
Entre las necesidades que crea la producción se encuentra preferentemente la de la
publicidad, ésta hace que siga al hombre y busque identificar sus deseos, sus apetitos, no
de regularlos. Vale señalar que de igual manera que el hombre precede a la publicidad, el
consumo antecede a la publicidad. Esto es, que el consumo no es invento de la publicidad, lo
que hace la publicidad es orientar, encauzar a éste. Sirve al público en tanto obedece a sus
deseos. Más que modificar gustos, los muestra y en la mayor parte de las circunstancias, los
favorece (Ferrer, 2001). En este contexto, la publicidad es el medio que sirve al público para
manifestar sus gustos y preferencias de consumo, y puede ser una necesidad creada por las
necesidades del consumidor.
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Dentro de esta sociedad de consumo, la publicidad juega un papel de intermediaria,
entre los sectores que producen y los consumidores finales, que cada vez son más
exigentes. Es decir, entre lo que se ofrece y lo que es solicitado, para satisfacer una gran
multiplicidad de deseos, gustos y necesidades generadas por la población.
La publicidad y las estrategias de mercado
La publicidad es la comunicación de un mensaje que se transmite a las masas y que
esta destinado a informar al público sobre la existencia de un producto, bien o servicio de
una organización, según sea el caso, y convencerles de la capacidad que tienen para
satisfacer sus necesidades o deseos, todo esto divulgado por un medio pagado y emitido
sobre todo con fines comerciales (Belch, 2004:7).
Por otro lado, la publicidad se define como cualquier forma de comunicación
impersonal acerca de una organización, producto, servicio o idea, pagada por un
patrocinador identificado. La inclusión del adjetivo pagada en esta definición, se refiere a que
el espacio o tiempo para un mensaje publicitario generalmente se debe contratar. El
componente impersonal significa que la publicidad abarca medios masivos de comunicación
(como televisión, radio, revistas y periódicos) que comunican o transmiten el mensaje a
grandes grupos de personas frecuentemente con simultaneidad.
Estos mensajes se ofrecen de acuerdo a un tema o idea común que aparece en
distintos medios durante un período de tiempo específico, es lo que se llama campaña
publicitaria. Este tema debe de ser una idea fuerte, ya que es el mensaje central de todas las
actividades de publicidad y de tipo promocional.
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Una de las estrategias de la publicidad es el lado creativo, esta, se basa en diversos
factores, como la identificación del auditorio, el problema, cuestión que debe afrontar la
publicidad; la idea de venta principal o beneficio clave que debe comunicar el mensaje y
cualquier información de apoyo pertinente.
Otra de las estrategias muy importante de estos anuncios es el empaque del
producto; éste suele ser el primer contacto del consumidor con el producto, por lo que debe
generar una primera impresión favorable. Muchas empresas diseñan el empaque para que
comunique un mensaje de promoción de ventas, como algún concurso, lotería, ofrecimiento
publicitario u oferta especial.
El precio es una característica importante también a considerar ya que el consumidor
debe aceptar éste en la compra de un producto o servicio. Si bien el precio se analiza con
base en el importe monetario que se intercambia por un artículo, el costo de un producto
para el consumidor incluye el tiempo, la actividad mental y el esfuerzo de comportamiento.
Una empresa debe considerar diversos factores para determinar el precio que cobra por su
producto o servicio, como costos, factores de demanda, competencia y valor percibido.
Existen estrategias para que a los consumidores les atraiga un producto en especial,
puede ser llamativo, vistoso, que llame la atención al instante de lo que se les este
anunciando y lleven a cabo la compra del mismo. Esto es conocido como marketing y Belch
(2004:7) lo define como: “el proceso de planeación y ejecución del concepto, precios,
promoción y distribución de ideas, bienes y servicios para promover intercambios que
satisfagan los objetivos individuales organizacionales”.
La publicidad y promoción desempeñan una función en el proceso de intercambio, al
informar a los consumidores sobre los productos o servicios de una organización y
convencerles de la capacidad que tienen para satisfacer sus necesidades o deseos. El
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marketing facilita el proceso de intercambio y el desarrollo de relaciones al examinar con
cuidado las necesidades y deseos de los clientes, elaborar un producto o servicio que
satisfaga esas necesidades, ofrecerlo a un precio determinado, ponerlo a disponibilidad en
sitios o canales de distribución particulares y desarrollar un programa de promoción o
comunicación que genere conciencia e interés. Estos cuatro factores –producto, precio, lugar
(distribución) y promoción- son los elementos de la mezcla de marketing.
Por otro lado, existe lo que es la estrategia de definición de mercados objetivos, esto
es cuando, la empresa identifica las necesidades específicas de grupos de personas (o
segmentos), selecciona uno o más de esos segmentos como su objetivo y desarrolla
programas de marketing dirigidos a cada uno de los segmentos.
Con respecto a la segmentación de mercados es imposible desarrollar estrategias de
marketing para cada consumidor. En cambio, se trata de identificar clases amplias de
compradores con las mismas necesidades y que respondan de igual manera a las acciones
de marketing. Existen cinco bases de la segmentación de las cuales aquí sólo se
mencionarán dos de ellas, la segmentación geográfica y la demográfica. La primera es la
que divide a los mercados en diversas unidades geográficas, ya sea países, estados,
municipios o condados e inclusive barrios. Los consumidores a menudo tienen hábitos de
compra distintos según su lugar de residencia; y, la segmentación demográfica, se refiere a
la división del mercado con base en variables como edad, genero, tamaño de la familia,
grado de escolaridad, ingreso y clase social.
Como menciona Schultz (1983, 26) la mercadotecnia ha sido descrita por Jerome E.
McCarthy (mencionado por Schultz 1983, 26) como la administración de las “cuatro P’s”:
Producto, Puntos de distribución, Precio y Promoción. En otras palabras, para desarrollar un
plan de mercadotecnia debe de haber un Producto para el consumidor disponible en un Punto
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de distribución a un Precio aceptable y con una Promoción adecuada para que el posible
comprador conozca el producto y sus ventajas.
Mercadotecnia es todos aquellos factores que intervienen en la venta de un producto o
servicio tales como el precio, distribución, apoyo de mayoristas y detallistas, así como la
publicidad y promoción. La publicidad es simplemente la comunicación de un mensaje
persuasivo o de ventas, dirigido a producir o cambiar las actitudes o el comportamiento hacia
el producto anunciado.
En este sentido, en las últimas décadas la publicidad ha jugado un papel muy
importante en la adquisición de nuevos hábitos alimentarios en las distintas poblaciones y
una mayor tendencia hacia la homogeneización de la dieta. Este proceso se está llevando a
cabo gracias a una mayor distribución, variedad, precio, sabor, empaque y el marketing. Con
esto podemos decir que para que a una persona le llame la atención adquirir un producto,
éste, tiene que ser atractivo, que le llame la atención para que lo pueda llevar, verlo más
detenidamente hasta llegar a probarlo y después regrese a la tienda a volverlo a comprar. La
comida popular entre los niños ha cambiado, hay una mayor preferencia por la comida
rápida, cereales, panes, frituras y refrescos. Dentro de este tipo de comida, algunas
estrategias del marketing surten efecto para que tengan un mayor consumo, como es el
regalo de juegos, personajes de moda, cartas, etc, que los hacen atractivos al público
infantil, incluso para los adultos.
Los medios de comunicación y la imagen corporal
Aunado a esto la influencia de los medios masivos de comunicación en los niños y
jóvenes ha crecido, las técnicas que se usan para persuadir la veracidad de la información que
se transmite afecta al menor. El público infantil recibe diariamente una gran cantidad de
programas que, en el mejor de los casos, no hacen aportaciones a su desarrollo humano y
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esto va a ir formando y desarrollando su personalidad en años venideros. Existe una gran
influencia que reciben los menores por medio de la publicidad tal es el caso consumo de
productos como el tabaco, las bebidas alcohólicas, los efectos de la publicidad subliminal, el
control del contenido de los medios y la idea de la imagen perfecta para el hombre y la mujer.
Según Mardomingo (2000,102) en la segunda mitad de nuestro siglo, un hecho de
especial relevancia es: la consagración de la delgadez como el valor estético de las mujeres.
Estar delgado es el requisito exigido para ser normal, para ser uno más, para tener éxito en la
vida. Desde esta perspectiva se comprende hasta qué punto el sujeto obeso representa una
trasgresión de estos valores y convicciones y se hace acreedor del repudio y discriminación de
sus semejantes.
Como menciona Massa (2000 ,50) cuando se analiza la escasa tolerancia social hacia
las desviaciones físicas, se ha originado todo un movimiento sociológico que contiene claros
visos de denuncia social y que se plasma en lo que se ha venido en llamar la estigmatización
de la gordura. Con esta formulación tan drástica se pretende, además de una llamada a la
ponderación colectiva, la reconstrucción crítica de lo que desde luego es una certidumbre; esto
es, la condición de exiliado que tiene el obeso en la sociedad convencional. El reproche y la
imputación se dirigen, pues, a la sociedad actual que al mostrarse escandalosamente
intolerante con los desórdenes corporales tiende a culpabilizar a estos sujetos, por su
condición de obesos, atribuyéndoles defectos, vicios morales que terminan por ser
interiorizados. Sobre esta base, los síntomas que pueden presentar y que de manera reiterada
se describen como inherentes a la obesidad: ansiedad, depresión, baja autoestima, etc. serían
más el resultado de la marginación que sufren que la causa del exceso de peso.
Como menciona Mardomingo (2000, 104) el papel esencial de los estilos de vida y de
los valores estéticos en torno al cuerpo en la génesis de los trastornos del comportamiento
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alimentario, se pone también de manifiesto en las diferentes tasas de prevalencia de estos
trastornos en función de estas características sociales y culturales.
Parece innecesario mencionar el papel que ocupa actualmente la alimentación en los
discursos estéticos, y el papel que ocupan éstos en nuestra sociedad. La imagen corporal esta
cargada de significados y se le atribuye la capacidad de sintetizar y mostrar quiénes somos y
cómo somos, si no que se le otorga un gran poder para favorecer o perjudicar nuestra posición
social.
Las representaciones alrededor del aspecto físico y los valores a los que se asocia
constituyen un entramado complejo al que no se le puede negar fuerza ni presencia en
nuestra sociedad. Además, y esta es otra de las ideas fuertes, mediante la alimentación, si
esta es “correcta” - se nos dice - podemos controlar nuestra apariencia para embellecerla y
hacerla más competitiva, pero también por la alimentación, si no es “correcta”, podemos
“estropearla”. Así por un lado tenemos la importancia que se concede a la imagen corporal, y
por otro el poder que se concede a la alimentación de intervenir en esta imagen. Por que entre
los elementos más agresivos, más desvalorizadores del aspecto físico, destaca el sobrepeso
con más razón aún la obesidad (Cantareros y cols., 2002).
La influencia de la publicidad sobre los hábitos alimentarios en la población infantil
Como se menciona en el trabajo Influencia de los programas de televisión en niños y
adolescentes que Alberto Bandura en el año de 1960 realizó en la Universidad de Stanford
una de las primeras investigaciones acerca de la influencia de los medios de comunicación
en los niños. Durante más de tres decenios Bandura ha estudiado la manera en que los
niños construyen su identidad a partir de la gama de posibilidades que tienen. Algunos de
sus resultados son que los niños que ven televisión durante más horas son más agresivos y
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pesimistas, menos imaginativos y empáticos, tienden a ser más obesos y no son tan buenos
estudiantes como los niños que ven menos televisión.
Se estima que entre la edad de 7 a 11 años, los niños están en una fase transitoria en
sus respuestas a la publicidad, mientras que se consideran a los niños mas pequeños (6
años o menos) extensamente limitados en términos cognoscitivos y por lo tanto, más
vulnerables a la publicidad. Para la edad, así como para el desarrollo de los niños es central
anunciar la investigación de la instrucción, en un estudio que se realizó acerca de los efectos
de publicidad, (Borzekowski y Robinson’s ,2001) en niños de 6 años se demostró que los
que habían visto una videocinta con los anuncios prefirieron los artículos anunciados de
alimento en comparación con los niños que vieron la misma videocinta pero sin los anuncios.
Con esto nos podemos dar cuenta de que la publicidad afecta un poco más en las
edades mencionadas en este estudio, ya que la población infantil tiene menos conocimiento
y más facilidad de poder adquirir algún tipo de alimento.
Así como menciona Mardomingo Sanz (2000) otro factor claramente influyente en los
modos de comer de los niños son los mensajes de la publicidad a través de los medios de
comunicación, sobre todo a través de la televisión. No cabe duda que éstos han contribuido
enormemente al aumento en el consumo de grasas y azucares en la dieta de los niños que
han generado problemas de colesterol y obesidad en la población infantil en general.
Mike Hughes (2004) señala que la publicidad tiene un efecto importante en la
sociedad. Menciona que los anuncios publicitarios determinan lo que es ‘cool’ (esta en onda)
en la sociedad; y que sus mensajes contribuyen al diálogo público.
Por otro lado, los individuos no consumen a ciegas lo que está más disponible sino
que hacen elecciones basadas en un complejo sistema de factores sociales y culturales
(Busdiecker y cols., 2000). Es un gran impacto el que ocasiona la publicidad ya que las
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personas comienzan a imitar lo que están observando y dependiendo de esto mismo la
fuerza e impacto que tienen los mensajes publicitarios pueden tener fuerza en que las
personas determinen si algo es bueno o es malo.
Una buena estrategia para la educación nutricional en el pequeño seria promover
formas de vida saludables, en donde se considere la cultura alimentaria que se tenga en la
entidad, así como aspectos del desarrollo social y económico. La educación puede ser a
través de los medios de comunicación y la publicidad alimentaria para poder generar un
mayor impacto en el infante.
Según Busdiecker y cols. (2000) en el caso de los alimentos comerciales, entrevistas
previas efectuadas en familias de diversos estratos socioeconómicos en Santiago de Chile,
Chile sugieren que la gente de todos los estratos hace uso de los alimentos procesados, a
pesar de una preocupación variable sobre su mayor costo y la percepción ocasional de que
pueden ser menos nutritivos que los preparados en casa, que tienen menos procesamiento.
Obesidad infantil, alimentación y publicidad televisiva
La herencia y la tradición alimentaria cumplen con el objetivo que tienen de seguir
reforzando una cultura propia del lugar de origen, ya que la alimentación es una expresión
muy importante de la cultura de los pueblos; sin embargo, los medios de comunicación están
influyendo, en especial la publicidad televisiva, para que esto se vaya perdiendo de
generación en generación. Actualmente, la industria alimentaria está enfocando su
publicidad a un público de menor edad, los niños y los jóvenes, como consumidores
potenciales de algunos de sus productos. Este tipo de mensajes, y por el tiempo que los
niños y jóvenes pasan frente al televisor, pueden influir en el comportamiento alimentario; así
como en el prototipo de una figura determinada que se transmite a través de los medios de
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comunicación. Todos estos cambios, de alguna manera también afectan el desarrollo social,
tecnológico y económico de una comunidad.
Hoy en día las personas estamos en contacto directo con la venta de miles de
productos, la publicidad se puede encontrar en cualquier lugar y a cualquier hora. Uno de
ellos y de manera muy directa es la televisión, a su vez, la publicidad que se transmite día a
día va influyendo en el consumo diario de cada persona, como la adquisición de nuevos
hábitos alimentarios. Lo mismo pasa con los niños al estar sentados frente al televisor,
prefieren comer algo que ven en algún anuncio publicitario en lugar de comer algún otro
alimento que los pueda ayudar en su nutrición; esto puede afectar a los niños a futuro tanto
en el desarrollo físico como en la salud. Con esto, los anuncios publicitarios de comida y
alimentos, la tecnología y la urbanización han contribuido para crear ambientes en donde
existe una mayor probabilidad de presentar sobrepeso y obesidad entre las personas, debido
a los alimentos que consumen e incluso, en la vida inactiva que realizan.
De esta forma, la elección de los alimentos está unida a la satisfacción de las
necesidades del cuerpo o de los deseos y gustos personales, pero también en gran medida al
tipo de sociedad. (Contreras y Gracia, 2005).
Los estudios que se han llevado a cabo en nuestro país sobre obesidad infantil,
alimentación y publicidad televisiva han sido pocos, uno de ellos fue en San Andrés Cholula
(México) con el tema: Publicidad televisiva, hábitos alimentarios y estado nutricional. En este
estudio se identificó el impacto de la publicidad televisiva en los hábitos alimentarios de una
muestra de niñas de esta población que asisten a escuelas públicas. Se identificaron los
grupos de alimentos y los productos chatarra más consumidos. Se tomaron el peso y la talla
de la muestra a fin de comparar los valores obtenidos con las tablas de referencia del país y
así determinar la situación nutricional de las niñas en relación a estos parámetros. Se obtuvo
información sobre las actividades que realizan los padres y las madres. Por otra parte, se
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presentan las estrategias gubernamentales del gobierno anterior, aún vigentes, para paliar el
problema de las deficiencias nutricionales en los grupos marginales que habitan en las áreas
rurales y suburbanas, donde el problema de obesidad presenta mayor agudeza.
Los resultados de esta investigación fueron que las niñas encuestadas permanecieron
diariamente 3.30 horas frente al televisor, lo que hace un total de 26 horas 40 minutos a la
semana. La alimentación de las niñas puede asumirse que fue insuficiente en verduras y frutas
y con un alto consumo de azúcar. En cuanto al peso de las encuestadas se puede concluir
que, alrededor del 51% presentó peso normal o ligeramente superior, el 31% está por debajo
del peso ideal y el 18% tiene sobrepeso desde ligero a muy marcado (obesidad). Se concluyó
que en el segmento de población estudiado, la publicidad televisiva no tuvo un mayor impacto
en la alimentación de las niñas. En cuanto a los alimentos publicitados por televisión sólo la
Empresa Coca-Cola y los productos de Sabritas tuvieron presencia en la alimentación de las
niñas. Los alimentos chatarra que las niñas reportaron consumir se limitaron única y
exclusivamente a los productos vendidos en las tiendas de las escuelas debido a que en
éstas, los precios y los productos ofrecidos estaban de acorde con la disponibilidad de dinero
por parte de las niñas. Algunos de los productos expendidos en la tiendita de la escuela
(dulces galletas y algunas bebidas) eran comerciales mientras que otros eran de elaboración
casera (frituras, tacos, aguas frescas sándwiches, etc.) (Bernard y Domínguez, 2003)
Otro de los estudios que se han realizado sobre este tema, fue realizado en Santiago
de Chile, Chile con el fin de identificar la influencia de la publicidad televisiva en la génesis de
las preferencias alimentarias de los escolares, se aplicó una encuesta semiestructurada a 786
escolares de 6 a 11 años de edad de la región Metropolitana y se encontró que el 99% de
ellos veía diariamente televisión durante los días que asistía al colegio, de los cuales 20% la
veía más de tres horas diarias. Los comerciales preferidos fueron en relación a productos
envasados, dulces y salados, como papas fritas, chocolates, galletas, bebidas con azúcar y en
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menor medida yogurt. Los autores concluyeron que el alto porcentaje de escolares que ve
diariamente televisión y la aparente influencia de la publicidad sobre sus preferencias
alimentarias, requiere de una urgente estrategia educacional para promover hábitos de
alimentación saludable.
Los resultados de este estudio en cuanto a los mensajes publicitarios fue que los de
productos dulces y salados como papas fritas, chocolates, galletas y otros ricos en grasa,
azúcar y sal, bebidas, yogurt y comida rápida fueron los preferidos por los escolares. El 34.3%
del total de escolares siempre disponía de dinero para comprar alimentos y el 64.2% algunas
veces. Con su dinero, el 68.1% de los escolares compraba alguno de los productos citados, el
17.2% bebidas, el 6.3% yogurt y el 3.7 comida rápida. Se concluye que las conductas
alimentarias de los escolares corresponden principalmente a alimentos poco saludables y
bebidas con azúcar. Se reitera la necesidad de educar en nutrición a los escolares, padres y
profesores, a través de acciones gubernamentales de educación y promoción de la salud.
En la población estadounidense se estimó que los niños destinan 21 a 22 horas
semanales a ver televisión; de las cuales, alrededor de 3 horas correspondieron a publicidad
de alimentos. En un 91% de los casos, esta publicidad se refiere a alimentos con un elevado
contenido de grasa, azúcar o sal. Adicionalmente, estudios en niños de cuarto a quinto grado
han observado que independientemente de su sexo, capacidad de lectura, factores étnicos,
ocupación de los padres y nivel educativo de éstos, el consumo de televisión correlacionaba
positivamente con conceptos erróneos sobre los alimentos, nutrición y los malos
hábitos
alimentarios. Se ha indicado además que, existe una correlación entre la elección de alimentos
de niños de 3 a 8 años y la publicidad de estos alimentos por televisión (Olivares y cols.,
2003).
Otros estudios han puesto de manifiesto que la publicidad anima frecuentemente al
consumo de alimentos que no son saludables. La mayoría de las investigaciones examina a la
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niñez con respecto al consumo de alimentos que se anuncian por televisión y en donde
frecuentemente los anuncios promueven alimentos para niños. Coon y Tucker (mencionado
por Boyce, 2007) concluyeron que los niños expuestos a publicidad eligen productos
alimenticios con alto precio comparados con los niños que no están expuestos tanto a la
televisión.
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