48 LATERCERA Sábado 11 de octubre de 2014 Mundo Malala, la persona más joven que recibe el Premio Nobel R La paquistaní de 17 años, cuya lucha por la educación infantil casi le costó la vida, recibió el galardón de la Paz junto a un activista indio. RR Malala Yousafzai posa con un ramo de flores, tras haber ganado el Nobel de la Paz. FOTO: AFP Cristina Cifuentes Malala Yousafzai, la joven paquistaní de 17 años que lucha por la educación de los niños en el mundo, no podía estar en un mejor lugar cuando se anunció que había ganado el Premio Nobel de la Paz. Porque ella se encontraba en clases de química, aprendiendo sobre el proceso de electrólisis, cuando la profesora la llamó y le dio la noticia. “A veces es difícil expresar lo que uno siente, pero me sentí muy honrada y más valiente, porque este premio no es un pedazo de metal o algo que guardas en tu pieza. Este premio me motiva a seguir adelante”, dijo en un discurso, que sólo fue realizado una vez que terminó su jornada escolar en el colegio de niñas Edgbaston High de Birmingham, Inglaterra. Malala, quien sufrió un atentado en su país, en 2012, que la tuvo al borde de la muerte, se convirtió así en la persona más joven de la historia en recibir un Premio Nobel. El reconocimiento lo comparte este año con el activista indio Kailash Satyarthi, de 60 años, por su lucha por los derechos de los niños. El es el fundador de la organización Bachpan Bachao Andolan (Movimiento para la Liberación de la Infancia), que rescató a miles de menores de la esclavitud y la servidumbre por deudas. En varias ocasiones, incluso, denunció haber sufrido brutales agresiones corporales debido a su trabajo. La joven destacó que el premio compartido entre un indio y una paquistaní refleja “el amor entre India y Pakistán” (dos países que están enemistados desde hace décadas), y demuestra que, al margen de las religiones diferentes -al ser ella musulmana y él hindú-, “todos debemos respetarnos y luchar por nuestros derechos”, según afirmó. Sus inicios “Camino a mi colegio, escuché a un hombre diciendo: ‘Te mataré’. Apuré el paso y, después de un rato, miré hacia atrás por si me venía siguiendo. Fue un gran alivio ver que estaba hablando en su celular, debió haber estado amenazando a alguien más”. Con testimonios como ese, publicado por la cadena BBC el 3 de enero de 2009, cuando apenas tenía 11 años, Malala se dio a conocer al mundo. La joven describía cómo era vivir bajo la sharia (ley islámica), y hablaba sobre la guerra y los asesinatos en el valle de Swat, que se encontraba en manos de los talibanes, cuya estricta ley castiga que las mujeres reciban educación. Sin embargo, el padre de Malala, director de una escuela en el valle, siguió mandándola a clases. La niña reveló su verdadera identidad cuando los talibanes quedaron oficialmente expulsados de la zona. Sin embargo, ese gesto fue considerado como un desafío y decidieron abordar el bus donde viajaba. “¿Quién es Malala?”, preguntó uno de los atacantes, quien le disparó a sangre fría en la cabeza, dejándola moribunda. Lo que vino luego fueron varias operaciones, hasta que se despertó en un hospital inglés en Birmingham. Y tuvo suerte: la bala le atravesó el cráneo, pero no le dañó el cerebro. En su rostro todavía se observan cicatrices y tiene problemas para escuchar. La lucha de Malala parece dar frutos, al menos en el valle de Swat. Según cifras oficiales, se matricularon 140.000 niñas en escuelas estatales. Hace dos años, la cifra era de 99.777. Pese a ello, Malala todavía tiene muchos enemigos en su país natal. “Pakistán no la valora tanto como el resto del mundo”, aseguró a la agencia Dpa la antropóloga paquistaní Samar Minallah. “Algunas personas están sembrando confusión respecto de sus motivaciones”, explica.b El activista que lucha contra el trabajo infantil RR Kailash Satyarthi reacciona luego de conocer que ganó el Premio Nobel de la Paz 2014, en sus oficinas de Nueva Delhi. FOTO: EFE RR Los esfuerzos del indio Kailash Satyarthi para combatir el trabajo infantil fueron recompensados ayer, cuando ganó el Nobel de la Paz. Nació en 1954, y a los 26 años abandonó su carrera como ingeniero eléctrico para luchar contra el trabajo infantil. En 1983 fundó la ONG Bachpan Bachao Andolan en su país y desde entonces ha rescatado a miles de niños trabajadores. Satyarthi no se cansa de repetir que esto se encuentra ligado al analfabetismo y la pobreza, y fue uno de los primeros en despertar la conciencia sobre el tema. Por su trabajo ha sido víctima de varios ataques. COLUMNA INDIA Y PAKISTAN Por Katy Daigle E LLA es musulmana, él hindú. El es indio, ella paquistaní. A pesar de sus diferencias, Malala Yousafzai y Kailash Satyarthi estarán ligados para siempre como ganadores del Premio Nobel de la Paz del 2014. Pero en esta premiación hubo algo más: con sus selecciones, el Comité Nobel envió un claro mensaje a dos naciones enemistadas, India y Pakistán, de que si dos de sus ciudadanos pueden trabajar para el bien común, sus países también podrían hacerlo. Los países se hicieron enemigos casi en el mismo mo- mento en que se independizaron del Imperio británico, en 1947, y desde entonces pelearon tres guerras, una de ellas por su disputa por Cachemira, la región del Himalaya que los separa. La semana pasada intercambiaron fuego en un cruce fronterizo y hubo decenas de muertos. El presidente del Comité Nobel, Thorbjorn Jagland, admitió que entregaron el premio a Yousafzai y Satyarthi, en parte, para tratar de promover un acercamiento entre las dos naciones. “Hay mucho extremismo en esta parte del mundo”, dijo Jagland a Associated Press. Esta no es la primera vez que el Nobel de la Paz promueve acercamientos entre bandos rivales. En 2009, el premio se lo llevó el Presidente de EE.UU., Barack Obama, por haber visitado países de Medio Oriente enemistados. Quince años antes había premiado a Yitzhak Rabin, Yasir Arafat y Shimon Peres por sus esfuerzos a favor de la paz entre palestinos e israelíes. Y en 1996, Carlos Felipe Ximenes Belo y José Ramos-Horta fueron los ganadores por sus esfuerzos por promover una separación pacífica entre Timor Oriental e Indonesia en 2001. “A menudo, el comité trata de juntar personas de zonas en conflicto y ver si pueden construir puentes”, dijo el historiador del Nobel Oivind Stenersen. Aunque el analista político paquistaní Hasan Askari Rizvi, de Lahore, advirtió que la animosidad entre los dos países es tan grande que “no veo ningún impacto positivo” en la selección, especialmente mientras continúen los bombardeos en la región de Cachemira. Analista de la agencia Associated Press.