3. el realismo - lenguaaurora2011

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EL REALISMO: MARCO HISTORICO Y
CULTURAL. CARACTERISTICAS DE
LA
NOVELA
REALISTA
Y
NATURALISTA. AUTORES Y OBRAS
MAS SIGNIFICATIVAS
MARCO HISTÓRICO
En el terreno político, la época del Realismo tiene su origen en el movimiento revolucionario
de 1848, que sacudió a toda Europa. De nuevo es Francia la que marca la pauta en el
continente europeo.
En la segunda parte del siglo la burguesía abandona el espíritu revolucionario en busca de
estabilidad y moderación. Las transformaciones sociales que se producen en este periodo son
de gran trascendencia. El crecimiento de la industria lleva al aumento de población en las
grandes ciudades, que concentran el comercio y los servicios. Los grandes países más
desarrollados se expanden por el mundo, creando grandes imperios coloniales en África y Asia
que durarán hasta la mitad del siglo XX.
España vivirá estos fenómenos sociales con considerable retraso. La revolución burguesa y
liberal quedó muy limitada por el enorme peso que tenía la sociedad del Antiguo Régimen. La
revolución de 1868 pretendió impulsar un proceso democrático, pero fracasó y se instauró la
Restauración con la monarquía borbónica. Desde entonces el desarrollo económico y la
modernización de la vida social fueron lentos.
El progreso científico y técnico en Europa si es importante. La teoría de la evolución de Darwin
(El origen de las especies). En el campo de la técnica, surgen inventos que transforman la
industria y la vida cotidiana como el telégrafo, el barco de vapor, el acero, la aspirina, el
hormigón, la iluminación con gas, el uso del hierro en la construcción…
En las ciencias humanas destaca El capital de Karl Marx, origen de la ideología del movimiento
obrero.
MARCO CULTURAL
La novela experimentó un auge en el siglo XIX en toda Europa, que fue notable en:
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Inglaterra, Charles Dickens retrató las sórdidas condiciones de vida de la clase obrera
durante la revolución industrial. Entre sus obras, David Copperfield, Grandes
esperanzas.
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En Rusia, F.M. Dostoyevski, que con Crimen y castigo centra el desarrollo de la novela
en la psicología y las pasiones de los personajes. Otro autor es León Tolstoi cuya
novela Guerra y paz constituye un exhaustivo retrato de la sociedad de su país.
En Francia, Honoré de Balzac escribió una extensa obra, La comedia humana, que
pretende se un fresco de la sociedad francesa de su tiempo. Gustave Flaubert,
Madame Bovary, en la que narra las aventuras amorosas de una mujer casada. Emilé
Zola crea una nueva corriente literaria el Naturalismo, que se basa en las teorías
deterministas de la biología y de la medicina, sus novelas, Germinal, Nana.
Las repercusiones de los cambios sociales y científicos en el terreno del arte y la literatura
fueron importantes. La burguesía abandona el ideario romántico, demasiado exaltado, y lo
sustituye por una mentalidad realista, más apropiada para un periodo en el que ya no se
buscan cambios radicales. Por eso la realidad social es descrita tal como es y no como debería
ser.
Entre las características que definen el Realismo destacan:
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La objetividad. El escritor aplica el método experimental, intentando que su obra
refleje la realidad social de manera exacta. Novela como espejo de la vida.
El punto de vista narrativo omnisciente, el autor sabe y anticipa lo que estima
oportuno de sus personajes.
Los argumentos se basan en la realidad vulgar cotidiana..
Las obras giran en torno a un protagonista que con frecuencia les da título: David
Copperfield, Ana Karenina, Madame Bovary… La obra literaria se convierte en el relato
de choque entre sus aspiraciones personales y las normas sociales, choque del que
sale derrotado el protagonista.
El estilo es sobrio y sencillo, sin complicaciones formales, sin embargo no debe
atribuirse al descuido, con frecuencia es fruto de una intensa labor de depuración.
El género preferido es la novela, ya que es el más apto para describir la realidad por
estos rasgos
o Verosimilitud.
o Protagonistas individuales y colectivos.
o Narrador omnisciente.
o Didactismo.
o Estructura lineal.
o Descripciones minuciosas.
o Aproximación del lenguaje al uso coloquial.
El propósito de describir la sociedad en su totalidad casi nunca se cumple, porque el
escritor se limita a describir el mundo de la burguesía, de la clase media, con escasas
alusiones a los ambientes de los obreros o de los marginados, será el Naturalismo el
que se encargue de ellos.
En el campo de la cultura es visible el enfrentamiento entre las ideas conservadoras y liberales.
Las Ideas tradicionalistas tienen como paladín al conservador Menéndez Pelayo, que defiende
la concepción de España basada en su pasado imperial y en su unidad católica. EL pensamiento
liberal está representado sobre todo por el krausismo, movimiento intelectual basado en las
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ideas del filósofo alemán Krause. Pretendían conciliar razón y religión y propugnaban la
tolerancia y la convivencia pacífica. De gran importancia son sus ideas pedagógicas
progresistas: enseñanza no autoritaria, fomento de la iniciativa personal de los alumnos,
respeto a las diferencias ideológicas, importancia de la naturaleza en la educación…
Expulsados de sus cátedras con la Restauración crearon al Institución Libre de Enseñanza,
dirigida por Giner de los Ríos, este espíritu influirá en los intelectuales más prestigiosos del
periodo, Clarín, Galdós, Unamuno, Machado…
EL NATURALISMO
En el último tercio del XIX se desarrolla en Francia una tendencia novelística conocida como
Naturalismo creada por Émile Zola, quien, inspirándose en los métodos de las ciencias
experimentales, pretende que el novelista actúe como un científico. Se trata de que el
novelista estudie a sus personajes y los describa con exactitud científica, mostrando que su
conducta está determinada por la herencia genética y por el ambiente social en que viven.
La novela intenta convertirse en un documento con valor sociológico. Para lograr ese objetivo,
el escritor naturalista imita el método científico: observación y documentación de ambientes y
personajes, comprobación de datos…
El escritor naturalista utiliza descripciones muy detalladas y explica el comportamiento de los
personajes apoyándose en la psicología y la medicina. Se muestra más audaz en la descripción
de los aspectos sórdidos o desagradables de la vida humana, con personajes marcados por
taras físicas o psíquicas de carácter hereditario, o embrutecidos por la miseria.
NOVELA REALISTA
El Realismo se introduce en España con notable retraso y para el desarrollo de la prosa tiene
notable importancia el auge del periodismo. La mayor parte de los prosistas del siglo XIX
ejercen de periodistas. La prensa por pura necesidad de proximidad al lector, contribuye a
forjar una prosa directa, flexible y liberada de la grandilocuencia romántica. En uno de los
géneros periodísticos, el artículo de costumbres, estaba el germen de los que iba a ser luego la
novela realista.
Cunado la fórmula realista triunfa, el costumbrismo periodístico va siendo sustituido en la
prensa por otro género, el cuento. La proliferación de los relatos breves es insólita. Aunque a
veces no es fácil distinguirlos de los cuadros costumbristas, suelen reflejar la España
contemporánea y prefieren el entorno urbano y los ambientes burgueses.
Entre los realistas españoles suelen distinguirse dos grupos: conservadores o tradicionalistas y
liberales o progresistas. Para los conservadores, al sociedad campesina es idílica, al ciudad es
un nido de corrupciones y, en sus argumentos, los personajes del sencillo e inocente medio
rural son destruidos cuando entran en contacto con la urbe. Para los liberales, en cambio, la
ciudad es el lugar de la civilización moderna y del progreso, mientras que el campo es un
medio inculto y atrasado en donde los personajes procedentes del medio urbano, instruidos y
liberales, se enfrentan con graves problemas. Estas son las claves de la novela de tesis.
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La Fontana de Oro de Galdós, se considera la primera novela realista, se publicó en 1870, en
pleno proceso de cambio.
La profunda transformación de la sociedad española durante la Restauración tuvo su expresión
en el terreno de ideológico. Los defensores de las ideas progresistas chocarán con los sectores
católicos tradicionalistas. Este conflicto ideológico se reflejará también en la narrativa, que
describe la transformación de la sociedad española, aunque desde posturas distintas. La
llamada generación de 1868 está formada por un conjunto de novelistas que publican sobre
todo entre 1874 y 1884, la década que da comienzo a la Restauración.
Algunos escritores, como J.M. Pereda añoran la sociedad agraria y tradicional, idealizada en
Peñas arriba. Otros como Juan Valera optan por una novela entretenida y estética, al margen
de las controversias ideológicas, Pepita Jiménez, en la que un joven seminarista se debate
entre su vocación de sacerdote y su amor por una mujer. Galdós y Clarín, partidarios de los
fracasados ideales de la revolución de 1868, defienden una profunda modernización de España
y critican a los sectores conservadores, más compleja es la clasificación de la novelista gallega
Emilia Pardo Bazán, precursora del feminismo y partidaria de un moderado naturalismo, pero
fiel a sus creencias católicas y a su ideología conservadora.
El Realismo español presenta una marcada tendencia regionalista. Los escritores suelen situar
sus obras en los ambientes que le son más próximos: Valera en Andalucía; Pereda, en
Cantabria; Galdós, en Madrid; Clarín, en Asturias; Emilia Pardo Bazán, en Galicia.
Autores de novela prerrealista y realista son:
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FERNÁN CABALLERO. Es el seudónimo de la escritora Cecilia Böhl de Faber. Aunque se
ha considerado su obra como precursora del realismo español, la abundancia de
elementos románticos, el didactismo católico, que fuerza hasta el extremo la realidad
que describe, y la idealización con que pinta tipos y paisajes andaluces la alejan de los
supuestos centrales del realismo. Sus dos obras más conocidas son La gaviota y La
familia de Alvareda.
PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN. También prerrealista, cercano al Romanticismo y a la
prosa costumbrista. Revolucionario y anticlerical en su juventud, y después
conservador y neocatólico, fue autor de gran éxito en su tiempo, pero sus novelas no
son de gran calidad: sus personajes carecen de individualidad y están construidos con
absoluto maniqueísmo, las situaciones son inverosímiles y su lenguaje peca de
excesiva verbosidad. Una excepción es El sombrero de tres picos, novela corta que
recrea un cuento costumbrista.
JUAN VALERA. Es un escritor peculiar dentro del realismo. Defiende el carácter poético
de la novela y postula un tipo de narración que estudie más el interior de los
personajes que lo externo a ellos. Reclama una literatura que deleite al lector y lo aleje
de cualquier preocupación por al sociedad del momento. En consecuencia, sus novelas
suelen moverse dentro de marcos ideales donde difumina los conflictos sociales de la
época. Su estilo es culto y académico. Las descripciones exteriores son poco
frecuentes. La construcción narrativa es hábil y, aunque el narrador interviene en los
relatos, el uso de la ironía pone distancia entre los personajes y el autor. El amor es el
tema de la mayor parte de sus novelas, entre las que destaca Pepita Jiménez (1874),
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recreación de una sociedad patriarcal en al que los conflictos son, en el fondo,
insustanciales y donde acaba reinando la felicidad más absoluta. Otras son Juanita la
larga, Doña Luz o Morsamor.
JOSÉ MARÍA PEREDA. Máximo representante dentro del realismo de la novela
tradicionalista. De hidalga familia cántabra, carlista, defiende en sus obras un
patriarcalismo rural e idílico frente a los males del mundo urbano y burgués, que
representa para él la corrupción y la degradación. Casi todas sus novelas transcurren
en su región cántabra y son ejemplo de novela regional. Sus obras tienen muchos
defectos: personajes acartonados, moralismo abrumador, constantes intromisiones
del narrador, argumentos faltos de intriga. Sin embargo, tienen calidad descriptiva y
riqueza lingüística, destacan El sabor de la tierruca, Sotileza, Peñas arriba…
EMILIA PARDO BAZÁN. Defensora del naturalismo de Zola, aunque desde su particular
óptica cristiana. Aristócrata gallega, fue persona cultivada y buena conocedora de las
corrientes literarias de su tiempo. Fruto de esas diversas influencias, su obra narrativa
es multiforme. Defiende, pues, todo lo novedoso, mas en el fondo su obra tiene un
hilo conductor que le proporciona coherencia: su ideología cristiana y conservadora.
Destacamos Los pazos de Ulloa, La madre naturaleza, Cuentos de Marineda…
BENITO PÉREZ GALDÓS. En 1873 comienza la serie de Episodios nacionales, y se dedica
en exclusiva a la literatura. Su calidad literaria y su laborioso trabajo lo convierten en el
autor más importante de su tiempo. Concluidas las dos series iniciales de los Episodios,
que había alternado con sus primeras novelas, comienza su proyecto más ambicioso,
las Novelas españolas contemporáneas. En la última década del XIX emprende con
éxito su carrera como dramaturgo. Ya en el siglo XX continúa con la redacción de los
Episodios y su labor teatral. La situación política le lleva a unirse a los republicanos,
será elegido diputado en 1907, dos años después con Pablo Iglesias es copresidente de
la Conjunción Republicano Socialista. Sus últimos años son difíciles, en 1912 fracasa su
candidatura al Noble pos la oposición de los conservadores españoles. Ciego y
agobiado por las dificultades económicas muere en Madrid en 1920.
Dentro de su obra se distinguen los Episodios Nacionales del resto de su producción
que podemos clasificar en los siguientes grupos:
o Primeras novelas. Publicadas durante la década de los setenta, casi todas son
novelas de tesis en las que se contraponen dos ideologías, conservadora y
liberal. Galdós no oculta sus simpatías por la España liberal, obras de esta
época son La fontana de Oro, Doña Perfecta, Gloria, Marianela y La familia de
León Roch.
o Novelas españolas contemporáneas. Así llamó Galdós a las novelas que
publicó tras La desheredada en 1881. Otras novelas de este periodo son El
amigo manso, Tormento, La de Bringas, Miau. Todas analizan con gran
maestría el mundo de la clase media. La visión galdosiana de esta sociedad
mesocrática se plasma genialmente en Fortunata y Jacinta, novela extensa
cuidadosamente construida, que desarrolla sobre la base de diversos
triángulos amorosos, la convulsa y cambiante vida social madrileña entre 1873
y 1876, entrelazando calculadamente los elementos de ficción y los históricos.
En esta obra Galdós despliega sus mejores artes narrativas: minuciosa
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captación de ambientes y tipos, uso magistral del diálogo, empleo de
novedosos monólogos interiores…
o Últimas novelas. La crisis de la estética realista y el interés por buscar nuevos
cauces expresivos se manifiestan claramente en sus novelas desde 1889. De
este periodo son La incógnita, Realidad, Ángel Guerra, Tristana, la tetralogía
que tiene por protagonista al usurero Torquemada, Nazarín, Misericordia, El
caballero encantado. En todas ellas ensaya originales procedimientos
narrativos: novelas dialogadas, narraciones epistolares, introducción de
elementos fantásticos, sueños…
o Los Episodios Nacionales. Constituidos por cuarenta y seis novelas dispuestas
en cinco series de diez episodios cada una excepto la última que tiene seis,
pretenden reconstruir en forma novelada la historia del siglo XIX español. Los
Episodios son un intento de entender desde la literatura los conflictos que
dividen a la sociedad española desde la que la novela de Galdós, quien acude
a la historia para explicar su propio presente y las convulsiones políticosociales que siguen al derrocamiento de la monarquía borbónica en 1868. Las
dos primeras series muestran la ideología liberal de Galdós. Veinte años
después continúa con pluma experimentada y describiendo una historia más
cercana de la que fue testigo en su juventud, que ahora juzga desde su nueva
ideología republicana.
LEOPOLDO ALAS, CLARÍN (1852-1901)Comienza escribiendo en el periódico El Solfeo,
donde por primera vez aparece el seudónimo Clarín después escribe en La Unión,
periódicos republicanos ambos. En 1883 ya es catedrático de Derecho en la
Universidad de Oviedo, donde permanecerá hasta su muerte. A partir de entonces
publica la mayor parte de su obra literaria.
Puede distinguirse en la producción de Clarín entre la labor periodística de carácter
general, sus artículos de crítica literaria y su obra de creación.
o Artículos periodísticos: muestran su proximidad al krausismo, defienden
posiciones políticas coincidentes con las del republicanismo federal y se
oponen a cualquier transacción con la restauración canovista. Luego se aprecia
un cambio a partir de los años ochenta pero persiste en sus ideas republicanas
y es partidario de la participación en las instituciones y de alcanzar lo posible
o Como crítico literario dedicó muchísimos artículos en la prensa de al época,
parte de los cuales reunió en volúmenes independientes: Solos, Palique… En su
crítica puede distinguirse entre una crítica festiva y satírica y otra más seria y
teórica. En ambas, la crítica es un camino de conocimiento, de búsqueda de la
verdad, de elevación del nivel estético de una comunidad. Denuncia, por ello,
las obras de mala calidad y alaba las que considera sobresalientes. Admiraba a
Balzac, Flaubert y Zola y, entre los escritores españoles, consideraba por
encima de todos a Galdós y estimaba a Valera y Pereda. Sin embargo, se
mostró muy crítico con los jóvenes escritores modernistas.
o En cuanto a su obra narrativa pese a su brevedad se le concede un puesto de
primer orden. Solo escribe dos novelas. La Regenta y Su único hijo, algunos
relatos breves recogidos en volúmenes independientes como Pipá, El Señor y
lo demás son cuentos, Cuentos morales y El gallo de Sócrates.
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En sus cuentos se distinguen dos clases: los satírico-burlescos y los de
talante serio y reflexivo. Los primeros tienen en muchos casos un
entronque costumbrista y parten de un tipo caricaturesco cuyos
rasgos se satirizan. Son cuentos muy próximos a ciertos artículos
periodísticos. En los otros cuentos, en los que aparece el escritor lírico
y sensible que muestra su afecto hacia los menesterosos, Alas expresa
sus preocupaciones personales de cada momento: el amor, la religión,
el falso intelectualismo, al envidia, la humildad… Las novelas cortas
muestran también las mismas constantes clarinianas: ironía, fino
humor y al mismo tiempo ternura y humanidad.
Su único hijo, Clarín juzga acerbamente la moralidad de la sociedad
que retrata, cuyos rasgos, ocultos
bajo una máscara de
seudorromanticismo trasnochado, son el egoísmo, la rapacidad, el
engaño, la hipocresía y la mentira.
La Regenta (1885) es una de las grandes novelas de la literatura
española. Se encuadra dentro de dos modelos típicos de novela
realista: la novela de adulterio, que tiene como protagonista a una
mujer burguesa profundamente insatisfecha, y la novela de sacerdote,
en tanto que uno de los protagonistas tiene esa condición, de la que
precisamente arranca el conflicto entre la castidad impuesta y el
instinto natural. Clarín ensaya en tan larga novela múltiples recursos
narrativos. Lejos de la novela de tesis, el autor deja hablar a los
personajes, que charlan o piensan en alto constantemente. Muchos
están caracterizados precisamente por tics lingüísticos. El narrador, en
consonancia con los principios naturalistas, se distancia de sus
personajes y deja que ellos mismos vayan construyendo sus historias
particulares mediante el uso consciente y reiterado del estilo indirecto
libre, que el propio Clarín define de modo clarísimo en una reseña a La
desheredada de Galdón: sustituir las reflexiones que el autor suele
hacer por su cuenta respecto de la situación de un personaje, con las
reflexiones del personaje mismo, empleando su propio estilo, pero no a
guisa de monólogo, sino como si el autor estuviera dentro del
personaje mismo y la novela se fuera haciendo dentro del cerebro de
este.
Bibliografía
-AAVV. Lengua castellana y Literatura, 2º Bachillerato, Akal.
-AAVV. Lengua y Literatura, 2º Bachillerato, Santillana.
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