Entrevista a Rodolfo Martín Arruabarrena “Estamos en un momento donde todo está muy complicado en la sociedad” Rodolfo Arruabarrena es el ex técnico de Tigre. Consiguió el semestre pasado realizar una campaña notable que le permitió dejar a sus ex dirigidos en la máxima categoría del fútbol argentino luego de estar bajo la sombra del descenso en sus espaldas por 38 fechas y esa “hazaña” casi le permite salir campeón. El Vasco tuvo la nobleza de seguir en Tigre tras el campañón 2011/12 cuando otros horizontes lo tentaban- y la redobló ahora, en su decisión de retirarse del club porque “un cambio de carita de entrenador puede venirle bien a los jugadores y darle aire”. Acaba de clausurar su ciclo ahí donde dictó clase de grandeza en cómo encarar la lucha por no descender. Sus ideas rectoras: tomar riesgos, jugar a jugar, no apostar al fútbol ultrafísico y el pum para arriba. También pregonó el orden táctico, pero desde la iniciativa, control de la pelota, más el sentido solidario en el retroceso. No entendida esa idea madre como expresión superespeculativa de dos cercanas líneas de cuatro con la que suelen refugiarse otros equipos tacaños, apostados a sorprender de contra a quien “hace el gasto”. En esta entrevista habla del premio que la Asociación Gustavo Rivero le dio como el DT más correcto en la temporada pasada, abarca temas como la violencia en el fútbol actual, el exitismo y la necesidad de cambiar la situación que se vive. - ¿Se nota más tensión en un equipo que está peleando por permanecer en Primera? ¿Cómo se convive con ello? - Un ejemplo de la tensión que se vive, se ha visto en el primer semestre cuando descendió River. Los últimos tres partidos ves que el jugador corre más de lo que tiene que correr y lo hace mal, hay decisiones que son equívocas. Todo depende de la cabeza. La idea es llegar a esa instancia con muchos puntos, que te den la mayor tranquilidad al momento de salir a la cancha. - Si tuvieras que medir la importancia de estos conceptos: táctica y estrategia por un lado; y motivación y manejo de grupo por el otro. ¿Qué porcentaje le das a cada uno al momento de manejar un equipo? - Creo que van de la mano. Pero si tenés jugadores inteligentes es preferible armar buenos grupos. Después la táctica y estrategia se acomodan. Igualmente ha habido grupos que estaban todos peleados y salieron campeones. A mí me gusta trabajar en campo todo tipo de situaciones, pero si conseguís armar un buen grupo es más fácil conseguir los objetivos. - Venís de la escuela bianchista, por decirlo de algún modo, pero todos te catalogan como un DT que arriesga, que le gusta que sus equipos tengan mucho juego, quizás un tinte más cercano al club de los bielsistas o menotistas. ¿Dónde te ubicarías? - Con mi estilo, que el equipo siempre demuestre actitud, intensidad, agresividad con la pelota y sin la pelota. Me gusta la solidez defensiva, y de mitad de cancha para adelante tratar de darle la libertad necesaria a cada jugador. Me gusta que en el mediocampo la pelota circule con velocidad, a uno o dos toques, algo que aprendí en Europa. Pero acá es difícil porque al jugador argentino le gusta tener la pelota demasiado tiempo. “Soy de los técnicos que piensa que te hacen bueno o malo los jugadores. En la semana podemos tener más injerencia, pero en el día del partido ese porcentaje disminuye bastante. Yo creo que sos buen o mal entrenador por el trabajo que realices, independientemente de si tenés 3 o 4 partidos en que no se te dan los resultados. Hay entrenadores que no hacen nada, pero tienen la suerte de ganar y seguir en los clubes”. También habla acerca del premio que la ASOCIACION GUSTAVO RIVERO le otorgó en la tercera fecha del inicial cuando enfrentó a River en la cancha de Tigre. Y sobre eso opinó: “Es un premio importante porque uno trata desde afuera de dar tranquilidad, de tener cuidado con lo que dice, con lo que hace. Estamos en un momento donde todo está muy complicado en la sociedad. ¿Qué cambios introducirías a nivel educación en el fútbol? - Es muy difícil, se manejan panoramas diferentes. Tal vez es fácil explicarlo pero otra cosa diferente es poder demostrarlo y buscar soluciones. Y no creo que se pueda arreglar las cosas en palabras sino en tomar cartas en el asunto,. Nosotros podemos aportar nuestro granito de arena pero son nuestros gobernantes quienes deben modificar estas situaciones. - ¿Cómo estás después de la salida de Tigre? - -Bien, tranquilo. Me dolió porque no era el final que esperaba, pero los directivos sabían lo qué pensaba. No quería que el club pasara por la misma situación que me tocó vivir cuando sumamos sólo ocho puntos (en el Apertura 2009 con Cagna como DT). Era necesario un cambio de aire. - -¿Te hizo madurar eso? - -Siempre dicen que lo mejor es cambiar cuando la cosa viene bien, pero aprendés de todo. Te das cuenta quiénes están siempre, quiénes cuando la mano viene bien. Pro en general fueron dos años muy positivos en los que se logró algo importante. - ¿Te costó el paso de jugador a técnico? - -Hay cosas que pienso como jugador y no sé si es bueno o malo. Pero ese cambio no lo sufrí. Ahora, si bien me veo igual que siempre, tengo que tener más cuidado. El técnico que menos se equivoca es el que menos habla. Hay que tener cautela con lo que se dice y un ejemplo es lo de estos dos últimos meses en Boca. Se dijeron cosas desafortunadas y para mí no fueron muy propicias en ese momento. Se habla con mucha soltura y no se respeta a Falcioni. Y ojo que no soy amigo de él, ni tengo relación. - -¿Vos por arriesgar casi descendés? - -Sí, pero también llegué ahí por arriesgar. Teníamos la obligación de hacerlo y no íbamos a cambiar al final. - -¿Te quedó la espina de no ser campeón tras esa gran campaña? - -Sí, o por lo menos haber jugado una final ante Arsenal. También como jugador me quedó pendiente jugar una final de Champions... Igual, se dio el final que queríamos, por el que habíamos peleado e internamente nadie nos puede reprochar algo. Algo que él lo logró en torneos anteriores, con la grandeza de su propuesta que hasta que se pudo, dignificó espectáculo y resultado. Sencillamente, Rodolfo Martín Arruabarrena.