julio 2011 Comunicados APODERADOS Educar en valores perseverancia La perseverancia es la fuerza de voluntad que nos lleva a concluir algo que nos propusimos hacer, aunque surjan dificultades internas o externas, o a pesar de que disminuya la motivación personal. Muchas veces comenzamos actividades impulsados sólo por el entusiasmo momentáneo, pero sin mayor propósito y reflexión. Una vez que ese primer entusiasmo se debilita, surge el desánimo que nos puede llevar a la renuncia. El secreto de la perseverancia consiste en saber que todo lo que vale la pena merece pasar penas. Por ejemplo, los estudios en el colegio ponen a prueba, a menudo, nuestra perseverancia, pero en la medida que entendamos que estudiar vale la pena, tendremos más fuerzas para enfrentar esas dificultades. En la vida familiar ❋ Proponernos aquello que realmente podamos cumplir. Si se toman decisiones irreflexivas, nos esforzaremos en vano y se nos hará costumbre renunciar. Cumplo lo que me propongo, aunque me cueste. ❋ Cumplir metas por etapas. ❋ Tener paciencia. No desalentarse porque los resultados no llegan rápido. ❋ Saber que las cosas que valen cuesta alcanzarlas y hay que estar preparados para hacerle frente a las dificultades. en la escuela Y la CASA La atención en clases No hay recetas mágicas para que los niños suban sus notas. Para mejorar el rendimiento basta algo mucho más simple: poner atención en clases, es decir, mantenerse conectado y en sintonía con la explicación del profesor. La debida atención en clases nos permitirá entender las materias y, de este modo, facilitar el estudio y el aprendizaje. La buena noticia es que la atención puede educarse. Y eso debe hacerse tanto en la casa como en el colegio. En la casa, la capacidad de atención se educa cuando los padres se preocupan de que haya suficiente silencio y armonía para que los niños puedan jugar, leer y estudiar en paz. Algunas ideas concretas que sirven para mejorar la atención son: Pedir favores a los hijos y ver cuánto entienden, contarles cuentos y hacerles preguntas de lo leído o mucho más simple, entretenerse con juegos de memoria, como buscar parejas. VIDA FAMILIAR / Aprovechar los momentos de ocio El ocio no es equivalente a no hacer nada, significa hacer algo por recreación, por pasatiempo y simple gusto. Es dejar de hacer una actividad con fines prácticos e indispensables, lo que en ningún caso equivale a perder el tiempo. Dentro del concepto de ocio caben actividades como la lectura, la música, la práctica de un deporte, las manualidades, la conversación; es decir, todo aquello que no suponga una obligación, que se realice en el tiempo libre y que a la vez, refleje interés y compromiso por algo. El ocio bien utilizado desarrolla: La imaginación, porque al tener tiempo libre se debe buscar cómo llenarlo. La sociabilidad, porque muchas de las actividades que se realizan en el tiempo libre son compartidas. La propia personalidad, porque la persona elige actividades de su gusto para realizar en el tiempo libre. La interioridad, ya que se desarrolla un mundo propio. ¿Cómo desarrollarlo en los niños? 1. Fomentar intereses en ellos. 2. No gestionarles el tiempo. Dejar que hagan lo que quieran con autorización y supervisión de un adulto. 3. Dar espacio para que se entretengan solos. 4. Invitarlos a hacer actividades distintas. Y hacer de ello un momento grato. 5. Educar el tiempo libre para todos los días. 6. Hablar del tiempo libre en familia. Dejar de preguntar tanto por las notas y comenzar a interesarse por sus gustos.