Análisis farmacoeconómico de estatinas en práctica

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Análisis farmacoeconómico de estatinas en práctica cotidiana
La patología cardiaco coronaria continúa siendo la principal causa de morbimortalidad en los
países desarrollados. Adicionalmente, este conjunto de enfermedades se constituye como uno
de los más costosos, suponiendo un gasto anual de 130 mil millones de dólares en EE.UU. Por
este motivo, el manejo eficiente del principal grupo farmacológico utilizado, las estatinas, a
través de una adecuada selección de principios activos en un formulario, debería constituir
una importante tarea en todas las organizaciones que cuidan de la salud de una población.
Los ensayos clínicos muestran unos resultados –eficacia - que no han de mantenerse
necesariamente en condiciones de práctica cotidiana –efectividad. Así, de datos del 45-63 por
ciento de reducción de LDL-c y de 86-94 por ciento de obtención de los objetivos propuestos
por el NCEP ATP III, se pasa a valores notablemente inferiores en los estudios observacionales
(23-48 % de obtención de objetivos). Por ello, los autores1 analizan la efectividad y eficiencia
de la última estatina aparecida Rosuvastatina (ROS) respecto de Atorvastatina (ATO) y los
genéricos de Simvastatina (SIM), Pravastatina (PRA) y Lovastatina (LOV). Insólitamente, los
autores efectúan dos análisis diferenciados, englobando uno de ellos sólo a los medicamentos
no genéricos (ROS y ATO) y el otro, a los genéricos (SIM, PRA y LOV).
Los datos de efectividad se obtienen retrospectivamente de una base de datos, tomándolos de
aquellos pacientes ambulatorios que presentaron iniciación de tratamientos de monoterapia
con las estatinas antes mencionadas. No se incluyó Fluvastatina ni la asociación SIM más
ezetimibe por presentar una casuística pequeña. Los resultados se expresaron como reducción
media relativa del nivel de LDL -c y como porcentaje de pacientes que alcanzan los objetivos
propuestos en el NCEP ATP III (diferenciando los diferentes niveles de riesgo).
El análisis adoptó la perspectiva del agente financiador del sistema; en base a la perspectiva
adoptada, se tomaron como costes los correspondientes a los de tipo sanitario directo. El
horizonte temporal estudiado fue de 12 meses. Las estatinas se valoraron acorde con su precio
medio de mercado para cada presentación (WAC, wholesale acquisition cost) en 2006; se
incluyó el coste de titulación de las mismas mediante el coste de la consulta médica adicional
requerida. Las consultas de rutina, así como las pruebas requeridas, no fueron incluidas en el
estudio al suponerse que no había diferencias entre los grupos.
Los resultados, ajustados por las variables relevantes, mostraron una reducción relativa del
LDL-c mayor con ROS que con las demás estatinas; este hecho se observó igualmente respecto
del porcentaje de pacientes que alcanzaron objetivos lipídicos.
En el caso de los medicamentos con marca, ROS presentó un menor coste y una mayor
reducción de LDL -c, dominando a ATO (Tabla 3). En el estrato de pacientes con riesgo alto y
moderado se observó un mayor porcentaje de obtención de objetivos, dominando asimismo a
ATO en dichos niveles. En el grupo de estatinas genéricas (gen), PRA presentó el menor coste
sanitario directo anual pero también la menor efectividad. Finalmente, los autores indican un
análisis confrontando a las estatinas más efectivas con marca (ROS) y genérica (SIM), pero no
se muestra una metodología clara en sus resultados, motivo por lo que se obvia en este
análisis.
ROS
ATO
LOV gen
PRA gen
SIM gen
1
% reducción LDL-c
-31,6
-21,9
-18,0
-13,9
-19,1
% obtención de objetivos
76,1
72,6
61,7
57,6
65,0
Coste (año)
1008 -1066
1179 -1195
632-632
480-591
661-667
Ohsfeldt R, Gandhi S, Fox K, McKenney J. Statin cost-effectiveness comparisons using real-world effectiveness
data: Formulary implications. Value Health. 2008; 7(11): 1061-9
Tabla 3
Los autores concluyen que ROS es más efectiva y menos costosa que ATO lo que lo confiere
una eficiencia superior, aspecto éste que debería ser recogido en los formularios existentes.
Las estatinas genéricas, si bien poseen una menor efectividad, presentan un coste bastante
inferior, lo que nos dirigiría a su utilización en aquellos pacientes de menor riesgo
cardiovascular, que no precisan un descenso tan pronunciado del LDL-c, obteniendo una mayor
eficiencia. Por otro lado, la administración de ROS en individuos de mayor riesgo, en donde se
precisa una fuerte reducción del LDL -c, supondría una opción efectiva a la par que eficiente.
De ello se deriva que una utilización racional del medicamento pasa por la administración del
más adecuado a cada paciente, tomando como prioridad la efectividad y seguridad del mismo,
pero sin olvidar sus costes, de modo de hacer que el sistema de salud sea efectivo a la vez que
sostenible.
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