La toma de protesta del presidente de la República y la estabilidad

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Las Leyes de Reforma: su actualidad
Ministro Sergio A. Valls Hernández
La toma de protesta del presidente de la República y la estabilidad del país
Organización Editorial Mexicana
27 de septiembre de 2012
Como parte de la llamada Reforma Política a la que me he referido en otras entregas, me detengo ahora en un
punto, sin duda, de gran relevancia para la vida pública del país y que es el relacionado con la toma de posesión
y rendición de protesta del cargo de presidente de la República.
Para ello, de inicio debemos aludir al primer párrafo del artículo 87 constitucional que, si bien no fue reformado,
es donde se prevé que, al tomar posesión de su cargo, el Presidente prestará ante el Congreso de la Unión o
ante la Comisión Permanente en los recesos de aquél, la siguiente protesta: "Protesto guardar y hacer guardar
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y
patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el
bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande".
Para garantizar esta obligación, en los párrafos añadidos, se comprende el supuesto de que, si por cualquier
circunstancia el Presidente no pudiere rendir la protesta en los términos precisados, lo hará de inmediato ante
las Mesas Directivas de las Cámaras del Congreso de la Unión; y, en su defecto, ante el Presidente de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, esto último únicamente en el caso de no poderse rendir la protesta ante
el citado Congreso, la Comisión Permanente o ante las Mesas Directivas. Lo que, como sabemos, obedece a
los sucesos que respecto de dicha toma de protesta se han presentado en nuestro país.
Del procedimiento de reforma se advierte que, en un primer momento, la adición al artículo 87 constitucional,
sólo contemplaba que, si por cualquier circunstancia el Presidente no pudiere rendir la protesta al Congreso o,
en su caso, ante la Comisión Permanente, lo haría de inmediato ante el Presidente de la Suprema Corte; sin
embargo, en la discusión del Dictamen correspondiente, al seno de la Cámara de Diputados del Congreso de la
Unión, se aprobó la propuesta de añadir la hipótesis de toma de protesta ante las Mesas Directivas de las
Cámaras del Congreso, con la finalidad de preservar la autonomía del Poder Legislativo y la estabilidad del país,
pues, según argumentaron, se trata de un acto sacramental de legitimación política porque el pueblo eligió a
una persona como Presidente y, dicho pueblo, está representado por el Congreso.
Sin duda, considero que la reforma constitucional que menciono era necesaria, pues, como se señaló en la
iniciativa correspondiente, en la construcción diaria del Estado de Derecho, el fortalecimiento a nuestras
instituciones y la transformación hacia una democracia funcional, se debe contar con medios jurídicos que
permitan su pleno ejercicio, así, entre otras cuestiones, se requería generar alternativas para proteger la
ceremonia de investidura de posesión del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos electo, de amenazas
internas o externas que pongan en entre dicho el sistema democrático en el que vivimos.
Tales mecanismos no son novedosos y han sido instrumentados, por ejemplo, en el derecho chileno y
colombiano. En el primero, el artículo 27, último párrafo, de la Constitución Política de la República de Chile,
establece que el Presidente electo prestará ante el Presidente del Senado el juramento de desempeñar
fielmente el cargo de Presidente de la República, lo cual protege la ceremonia de toma de protesta, toda vez
que no se establece lugar preciso para llevar a cabo ésta. Por otra parte, el numeral 192, segundo párrafo, de la
Constitución Política de Colombia, prevé que si por algún motivo el Presidente de la República no pudiere tomar
posesión ante el Congreso, lo hará ante la Corte Suprema de Justicia o, en su defecto, ante dos testigos, el cual
es un procedimiento especial para el caso de imposibilidad de toma de protesta ante el Poder Legislativo.
Desde mi punto de vista, la previsión de que se rinda la protesta del Presidente de la República ante el
Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuando no pueda hacerse ante el Congreso de la
Unión, la Comisión Permanente o ante las Mesas Directivas de las Cámaras de Diputados y Senadores,
constituye un reconocimiento de que el pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, y al
depositarse el ejercicio del Poder Judicial de la Federación, entre otros, en una Suprema Corte de Justicia,
donde su Presidente es el representante de ésta, se protege, de manera legítima, el inicio del encargo del
Presidente de la República, representante del Estado Mexicano, lo cual otorga seguridad y estabilidad al país y
a sus habitantes.
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