La fuente de los muñecos

Anuncio
LA FUENTE DE LOS MUÑECOS
Hace ya muchos años en el barrio de Xonaca, un lugar rodeado de calles empedradas, se ubica
la “Fuente de los Muñecos”; donde la gente de los alrededores cuenta la siguiente leyenda.
-¿María a donde iremos a escondernos el día de hoy a la salida de la escuela? -Preguntó Joselito
a su hermana, que todos los días se las ingeniaban para pasar jugando todas las tardes hasta el
anochecer, después de desayunar con ansia esa fresca mañana una deliciosa sopa de hongos y
unas cemitas de quesillo preparadas con esmero por la cocinera Juana, que era una verdadera
experta en la cocina.
-¡Tomaremos el atajo para entrar por la parte de atrás de la Finca!, dijo María, nadie se dará
cuenta de nuestra presencia, recuerda que tenemos prohibido acercarnos al túnel que queda en
la parte trasera del patio.
-¡Vamos corre María!, la puerta está abierta y el jardinero no está, posiblemente fue por la
herramienta para podar el pasto, ¿por dónde iremos para pasar por el túnel? ¡Vamos rápido! la
puerta que da a las escaleras se encuentra abierta y nadie nos puede ver.
-¡Joselito espérame! mis zapatos no me dejan correr tan rápido como a ti, dame tu mano así no
nos separaremos y llegaremos al otro lado, posiblemente encontremos otros niños para jugar,
jugaremos escondidas y ellos no nos encontrarán.
-¡Rápido María!, viene el jardinero y no quiero que nos vea porque nos va a acusar con mamá y
ya sabes cómo termina castigándonos sin postre por haberla desobedecido.
-Corre Joselito ahí hay un espacio para escondernos, está algo obscuro y ¡hay! ¡Ayúdame José!
¡Hay! ¡Me duele mucho!
-¡María!, ¡dónde estás no te veo, escúchame me estás asustando! ¡Voy por mamá! ¡Auxilio!, ¡mi
hermana se cayó y no sé dónde está!
-¡María dónde estás! Hay muchos muebles viejos aquí, ¡respóndeme!, tengo miedo, hermanita
por favor, ¡respóndeme!, estoy bajando tan rápido como puedo pero no hay luz aquí, sólo
muchas escaleras, María, ¿dónde estás?
-¡María, María! Ya te encontré que tienes hermanita respóndeme, que te pasó, por favor
háblame, tienes muchas sangre en la cabeza, no te duermas, tenemos que salir de aquí, mi
mamá te curara, te pondrá un curita y te dará té de uva como a mí el otro día, por favor no te
duermas, despierta, por favor¡ tengo miedo, mucho miedo!, te llevaré a ese cuarto, te dejaré un
momentito mientras voy por mamá, ya verás que pronto estarás bien, dame tu brazo, te llevaré
en mi hombro para que camines sólo un poquito.
-Joselito, estoy muy cansada, no puedo hablar, me siento muy débil y me duele mucho mi
cabeza, algo me escurre por el vestido, por favor dile a mamá que venga por mí, tengo mucho
sueño déjame descansar.
-¡Sí María!, mira ahí hay un ropero grande, te pondré dentro para que te recuestes, no tiene
ropa y es grande, espérame y pronto voy por mamá.
-Estás muy pesada, te empujaré y tu sola deberás de llegar al ropero, ya no puedo María mis
agujetas se soltaron y los zapatos están flojos, ¡no puedo Joselito, me siento muy mal, ayúdame
a llegar!, mira María ya estamos llegando, detente de la puerta y yo me abrochare las agujetas,
ya no puedo caminar.
-Sí Joselito ya me detuve pero, ¡Joselito el ropero se va a caer sobre nosotros está chueco,
¡rápido ayúdame a caminar!, -¡Joselitoooo!
En eso se escuchó un ruido tan fuerte que el jardinero volteó muy rápidamente al interior de la
bajada al túnel, pero como se estaban llevando a cabo remodelaciones en el callejón al final de
la salida del túnel, no le dio importancia, pensó que el ruido era producido por el mismo
golpeteo del trascabo.
Pasaron las horas y los padres de los dos niños angustiados por la llegada de sus hijos, se
dieron a la tarea de buscarlos por toda la finca sin encontrar rastro de ellos, movilizaron a la
gente del pueblo, acudieron a la escuela de los chiquitines y nadie les pudo dar razón de ellos ya
que esa tarde, los vecinos no vieron como de costumbre pasar a los niños a la salida de la
escuela.
Todos los empleados buscaron dentro del túnel sin percatarse que entre los muebles viejos se
encontraban ya los dos pequeñitos sin vida.
Se formaron grupos en el pueblo sin dar con algún indicio de los pequeños, sólo encontraron
sus mochilas que se encontraban cerca de un pozo que hacía años ya no estaba en uso, por lo
que supusieron que los dos pequeños habían caído en el interior del mismo.
Pasados los días se escuchó una voz que decía -¿Dónde estamos Joselito, tengo miedo y
mucho frío, quiero irme a mi cuarto, aquí está todo lleno de escombros y huele a viejo todos
esos muebles amontonados, -¡no sé María!, se siente muy extraño este lugar, casi no te distingo,
la luz está muy opaca, salgamos a buscar a papá y a mamá, todos estos objetos me dan miedo,
un día escuché a papá decir que había que sacar todo lo que habían guardado por tantos años
sus dueños, y que en los cajones había fotos viejas de gente que ya había fallecido años atrás; -¡no veo nada María, nos hemos perdido, no veo la salida, todo aquí es desconocido para mí,
sigamos caminando tratando de no tropezar!. Dijo Joselito a su hermana que estaba llena de
temor y temblaba a cada paso que daban.
-¡Mira! Dijo María, allá a lo lejos se ven unas luces rojas, vayamos a ver si nos pueden ayudar.
-¡No hay nadie María!, ya hemos caminado mucho y no hay nadie en la finca, que raro me
siento, siento como si flotara, no tengo hambre, y a pesar de que no sé qué pasa me siento
bien, muy ligero y contento a la vez, -¡yo también Joselito!, me siento libre, mamá y papá ya no
están, pero no siento miedo ya, busquemos un lugar donde refugiarnos.
-¡Mira María!, ¡esas dos estatuas de dos niños, se parecen a nosotros!, vayamos a verlas más de
cerca.
-¡Sí Joselito, son como tú y yo!, ¿te parece que pasemos a verlos?, ahí se ven unos niños,
juguemos con ellos y preguntémosles por nuestros papás.
-¡Mira María parece que los asustamos, corren despavoridos!, y sus papás parece que no
pueden vernos, todo esto me hace pensar que estamos en otro lugar, tal vez sea un sueño, y
cuando despertemos todo volverá a la normalidad.
-¡Juguemos mientras en la fuente, escondámonos detrás como si pudieran vernos!,-¡alcánzame
si puedes Joselito!, yo correré alrededor de la fuente y tú me atraparás.
-¡Corre María, corre!, ¡que yo seguiré tus pasos y tú los míos!
A partir de ese día, en muchas ocasiones se escuchan las risas de niños que juegan alrededor de
la fuente de los muñecos.
Estela Avila.
Descargar