el plan continental de san martín para la

Anuncio
EL PLAN CONTINENTAL DE SAN MARTÍN PARA LA LIBERACIÓN DE AMÉRICA
CÓMO ERA EL PLAN CONTINENTAL .
Poco después de su llegada a Tucumán, San Martín se dio cuenta de la imposibilidad
de llegar a Lima, que en ese momento era el centro del poder realista, por el camino
del Alto Perú. Cada vez que una armada realista descendía del altiplano hacia los
valles de Salta, era vencida; y cada vez que un ejército de las Provincias Unidas se
aventuraba en el Alto Perú, era exterminada. Fue entonces que el general, tuvo la idea
de atravesar la cordillera y atacar Lima por el mar. Para asegurar las fronteras del
norte, las tropas del general Güemes bastaban. El plan de conquistar Perú por el
Pacífico era lo que San Martín mismo llamaba "su secreto", compartido con algunos
de sus amigos de la Logia Lautaro. En el mes de abril de este año, una enfermedad le
impidió pedir la autorización a la Asamblea para realizar su plan.
Reposó en una hacienda próxima a Córdoba, dejando al general Cruz dirigir las tropas del Ejército del
Norte. En agosto, el Director Posadas lo nombró gobernador intendente de Cuyo, en razón de su salud
todavía frágil. En realidad, San Martín estaba en una posición favorable para comenzar sus planes que lo
llevarían a liberar la mitad del continente. Cuando el futuro Libertador se instaló en Cuyo, del otro lado de la
Cordillera de los Andes, la revolución del "Reino de Chile" se encontraba en peligro: el país era invadido por
las fuerzas realistas del Virreinato del Perú y después de varias batallas, las fuerzas independentistas bajo
el mando de O´Higgins y José Miguel Carreras fueron derrotadas en el curso de la batalla de Rancagua (1
de octubre de 1814), donde el ejército chileno fue exterminado, dejando la ruta hacia la capital, Santiago,
abierta. El general Carrera con el resto del ejército atravesó la cordillera y se refugió en el territorio de Cuyo,
gobernado por San Martín. En Buenos Aires se supo que Napoleón había sido vencido y exiliado en la isla
de Elba. El rey Fernando VII había llegado a Madrid después de seis años de cautiverio.
El primer acto del gobierno fue abolir la constitución de Cádiz y condenar a muerte a todos aquellos que se
oponían a su soberanía. El Tribunal de la Inquisición fue restablecido. En este momento la revolución
sudamericana parecía vencida en todos los frentes. Chile y el Alto Perú estaban perdidos, con realistas
fuertemente establecidos en Lima; la revolución venezolana estaba vencida y sus jefes, Bolívar y Mariño, se
habían refugiado en Cartagena; los liberales españoles eran perseguidos. Solo en el Río de la Plata
ondeaban los estandartes de la Libertad y la Independencia. En Buenos Aires, a comienzos del año 1815, el
Director Supremo Posadas renunció, y se nombró en su lugar al general Carlos María de Alvear. Alvear
nombró entonces como gobernador de Cuyo al coronel Gregorio Perdriel. Esto conmocionó a la ciudad de
Mendoza y, el 16 de febrero, el Consejo Municipal solicitó al Director Supremo una audiencia para que
conserve en su gobierno al general San Martín, argumentando el hecho en que había cierto peligro de
invasión realista por la cordillera. El Director aceptó la demanda del Consejo y confirmó a San Martín en su
cargo. Poco tiempo después, el Consejo de Buenos Aires pidió la dimisión de Alvear, nombrando en su
lugar al general Rondeau, con la condición de disolver la Asamblea y de formar un nuevo congreso elegido
por sufragio universal (18 de abril).
Pero los habitantes de Mendoza constituyeron un Consejo independiente. Decidieron no obedecer a ningún
gobierno que no fuera elegido por el pueblo y declararon nulo y no bienvenido el nombramiento del
Gobernador Intendente por el Director Supremo. Se aclamó a San Martín como Gobernador de Cuyo. Los
Consejos de San Juan y San Luis confirmaron sus declaraciones. San Martin decidió entonces crear el
Ejército de los Andes, al cual la población de Cuyo contribuyó como pudo. Se estableció nuevos impuestos,
se creó una contribución extraordinaria de guerra, se recibió donaciones en joyas y dinero...
Los transportes militares fueron gratuitos, los artesanos trabajaron sin retribución para el ejército y las
mujeres participaron del esfuerzo para la guerra confeccionando los uniformes de los soldados. Se supo que
en ese momento España preparaba una expedición de diez mil hombres, bajo el mando del general Murillo,
la cual se dirigía hacia el Río de la Plata para someter a los rebeldes a la voluntad real. San Martín reunió
en Consejo a la población de Cuyo el 6 de junio de 1815 y declaró: "A llegado la hora de los verdaderos
patriotas. Se acerca al Río de la Plata una expedición de diez mil españoles. Ya no se trata de encarecer y
exaltar las virtudes republicanas, ni es tiempo de exhortar a la conservación de las fortunas o de las
comodidades familiares.
El primer interés del día es el de la vida: este es el único bien de los mortales. Sin ella, también perece con
nosotros la patria. Basta de ser egoístas para empeñar el último esfuerzo en este momento único que para
siempre fijará nuestra suerte. A la idea del bien común y a nuestra existencia, todo debe sacrificarse. Desde
este instante el lujo y las comodidades deben avergonzarnos. Desde hoy quedan nuestros sueldos
reducidos a la mitad. El empleado que no quiera donar lo que deja de percibir recibirá un boleto para su
abono en mejores circunstancias.
Yo graduaré el patriotismo de los habitantes de esta provincia por la generosidad. Cada uno es centinela de
su vida." Las damas de Mendoza, con María de los Remedios de Escalada de San Martín a la cabeza, su
esposa, fueron recibidas por el Consejo municipal en audiencia y, en presencia de la población, se
despojaron de todas sus joyas, ofreciéndolas a la patria. Llegamos a fines del año 1815 con las
desalentadoras noticias de la derrota del Ejército del Norte, dirigida por Rondeau, en la batalla de Sipe-Sipe
el 29 de noviembre. Las fuerzas del Virrey de Perú, comandadas por el general Osorio, dominaban Chile.
El ejército de Murillo, que debía llegar a Buenos Aires, desembarcó en Venezuela y venció a las tropas de
Bolívar. San Martín, a la cabeza del pequeño ejército de Cuyo, era entonces la única esperanza de las
Provincias Unidas. Fue bajo estas circunstancias que reunió sus oficiales y expuso su plan de atravesar los
andes y la reconquista de Chile. A fines del año precedente, la autoridad del rey Fernando VII estaba
prácticamente restablecida, y ya los generales realistas ejercían su crueldad sobre las poblaciones rebeldes,
sobre todo en Venezuela y el Alto Perú.
A comienzos del año 1816, los delegados de las diferentes provincias, elegidos por sufragio universal,
comenzaron a arribar a Tucumán, y el 24 de marzo se formó el Soberano Congreso Nacional de las
Provincias Unidas del Río de la Plata. El gobierno de Cuyo tenía cuatro delegados, amigos de San Martín y
miembros de la Logia Lautaro. Por la provincia de San Juan: el hermano Justo Santa María de Oro y don
Agustín Maza; por Mendoza: Tomás Godoy Cruz y Francisco Narciso Laprida; por San Luis, Juan Martín de
Pueyrredón. En el mes de mayo el Congreso se dedicó a la elección del nuevo Director Supremo. El primer
candidato en vista fue Belgrano, después se pensó en San Martín, pero los delegados de Cuyo se
opusieron. Finalmente, el 3 de mayo, Juan Martín de Pueyrredón fue designado como Director Supremo,
con el consentimiento de los delegados próximos a San Martín.
Sin embargo San Martín, como Gobernador de Cuyo, insistió al Director Supremo para que le otorgue los
medios para realizar su cruce de los Andes. Ya había comenzado sus actividades de espionaje y tenía
contactos en medio de los realistas de Santiago, y estos le informaban de las actividades del Gobernador
Osorio y de su sucesor Marcó del Pont. Sus espías preparaban la insurrección de los patriotas chilenos
preparando la futura invasión. San Martín se vio propuesto comandante del ejército del Perú, para
reemplazar al general Rondeau. Pero no creyó en las posibilidades de éxito y pidió al Director Supremo
enviar a Manuel Belgrano. Durante este año, varias batallas navales fueron emprendidas por corsarios bajo
pabellón del Río de la Plata.
Capturaron los cargamentos de navíos que hacían la travesía entre América y España, liberando los
esclavos, lo que les valió el reconocimiento de la opinión liberal en Europa. Se interceptó además la
correspondencia confidencial, lo que les permitió conocer el verdadero estado de las tropas realistas en el
Caribe y Venezuela.
Fue así que se supo en Buenos Aires los progresos de Bolívar y las tropas independentistas de México. Fue
en este contexto que se preparó la expedición del comandante Guillermo Brown, secundado por Hipólito
Buchardo, quienes partieron del Río de la Plata, doblaron por el Cabo de Hornos y atacaron las fortalezas
españolas en Chile, después los puertos fortificados de Callao y de Guayaquil. Eso permitió a los
independentistas informarse sobre las defensas de esos puertos que serían útiles para la campaña del
Perú. Después de la derrota de Sipe-Sipe en el Alto Perú, San Martín pensó que era tiempo de poner en
marcha su plan de conquista de Lima por el Pacífico. Envió a su delegado, Manuel Ignacio, a Buenos Aires,
para convencer al Director de la utilidad de una expedición a Chile. El Ministro de Guerra, Tomás Guido, era
amigo de San Martín y parecía estar de acuerdo con él. Pero el gobierno no estaba convencido. Obrando
con astucia, San Martín hizo creer que su ejército marcharía hacia el Alto Perú. Quería hacer creer a los
realistas que Mendoza quedaría sin protección para empujarlos a pasar al otro lado de la cordillera. Pero
Marcó del Pont no cayó en la trampa.
San Martín envió entonces a Buenos Aires a su ayuda de campo, José Antonio Álvarez Condarco, ingeniero
militar, con algunos detalles de sus planes de campaña. Condarco se entrevistó con Antonio González
Balcarce, quien aseguró el interín en espera del nuevo Director. Pueyrredón fue favorable al plan de
invasión de Chile y dio instrucciones para que se apoye a San Martín (mes de junio). Éste insistió con sus
delegados del Congreso sobre la necesidad de declarar la independencia. El 9 de julio, el Congreso
proclamó la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. No había más posibilidad de
reconciliación con Fernando VII. San Martín envió entonces su emisario a los jefes realistas para notificarles
esta declaración de independencia. El 15 de julio, el Director Pueyrredón y San Martín se encontraron en
Córdoba para planificar la expedición. A partir de este día, los dos hombres se hicieron amigos para
siempre.
EL CRUCE DE LOS ANDES.
Desde la obtención del apoyo político para su proyecto, San Martín emprendió los preparativos de la
expedición. El Director Supremo elevó el 1 de agosto a San Martín al grado de general en jefe del Ejército
de los Andes. El 5 de enero, después de un período de entrenamiento, el ejército se dirigió hasta Mendoza
bajo el clamor de la multitud. Todos juraron fidelidad a la bandera color celeste y blanco. San Martín guardó
en secreto el punto por el cual el ejército cruzaría los Andes, y dejó correr falsos rumores para desorientar a
los realistas. Todo estaba listo en Plumerillo para hacer atravesar el ejército de 4000 hombres, con sus
caballos, cañones, municiones y víveres para un mes. Dos divisiones, bajo el mando de los generales
Miguel Estanislao Soler y O´Higgins atravesaron los Andes por el Paso de los Patos. Otra, dirigida por Juan
Manuel Cabot hizo el cruce desde San Juan, por el Portezuelo de la Ramada para llegar a Coquimbo. Otro
destacamento ligero pasaría por el paso de Vinchina para ocupar Copiapó. Al sur, el capitán Freyre pasaría
por el Planchón para apoyar a la guerrilla chilena. En el transcurso de la segunda mitad de enero, las
diferentes divisiones se pusieron en marcha con instrucciones secretas. Las órdenes eran de aparecer
simultáneamente sobre el territorio chileno entre el 6 y el 8 de febrero. El cruce fue un triunfo. El 8 de febrero
a las dos de la tarde, las dos principales columnas ocupaban las ciudades de Putaendo y Santa Rosa de los
Andes, dejando libre la ruta hacia el Pacífico.
LA LIBERACIÓN DE CHILE.
El 10 de febrero, todo el ejército de los Andes se encontraba reunido en el valle del Aconcagua, listo para
escalar la cuesta de Chacabuco y enfrentar una batalla decisiva. El ejército realista se reunió con las tropas
venidas de Santiago. San Martín quería atacar a los realistas sin darles tiempo a reagruparse. Dividió sus
tropas en dos columnas; una comandada por el general Soler y la otra por O'Higgins. El ejército realista era
dirigido por Maroto. Al amanecer del 12, las dos columnas comenzaron la ascensión de la cuesta de
Chacabuco, Soler por la derecha y O'Higgins por la izquierda. El ala izquierda se encontró con los realistas.
El combate parecía indeciso hasta que las tropas de Soler llegaron a apoyarlos, ganando la batalla. Los
realistas debieron huir, dejando 500 muertos, 600 prisioneros y muchas armas.
El 14 de febrero, San Martín entró triunfal en Santiago de Chile. El Congreso se reunió el 18 y proclamó al
Libertador, Gobernador de Chile. Él renunció a este honor y O'Higgins fue elegido Director Supremo de
Chile. Esta victoria, la conquista de Chile, no podía más que alegrar a Buenos Aires, víctima de una
situación difícil. Montevideo era ocupado por los portugueses, mientras que el Ejército del norte, bajo las
órdenes de Güemes, resistía mal que bien en Jujuy. La victoria de Chacabuco iba a cambiar la situación.
Los realistas comenzaron a replegarse. Los que podían escapar, se retiraron hasta la fortaleza de
Talcahuano, en el sur de Chile. Resistieron todo el año 1817. Se creó entonces el Ejército Unido, formado
por el de Chile y el ejército de los Andes. A O'Higgins se confió la parte chilena y San Martin devino General
en jefe de todo el ejército. San Martín sabía que no sería posible conquistar Chile y Perú sin dominación
marítima. En efecto, la costa era protegida por poderosos bastiones como Callao o Talcahuano.
Poco después de la batalla de Chacabuco, volvió a Buenos Aires para pedir al Director Supremo que envíe
una misión a Londres, con el fin de conseguir una armada a fin de dominar las costas del Pacífico. Esto
permitió la entrada del ejército en Santiago. El 18 de febrero se convocó a un Cabildo Abierto que propuso a
San Martín como Director Supremo de la naciente república, pero éste rechazó el ofrecimiento. Dos días
después el cabildo nombra finalmente a O'Higgins como director supremo. Luego de la emancipación
chilena San Martín se trasladó a Buenos Aires para obtener del gobierno un empréstito que permitiera
costear los gastos de la Expedición Libertadora del Perú. Pueyrredón le prometió 500.000 pesos pero luego
hubo dificultades para cumplir la promesa debido a las luchas internas entre Buenos Aires y los caudillos;
entonces San Martín renunció a la jefatura del ejército. Ante este hecho San, recibe del Directorio 200.000
pesos, y junto a la ayuda financiera obtenida del Director Supremo de Chile, Bernardo O'Higgins, ambos
logran armar una escuadra.
El gobierno de Chile determinó que San Martín sería el comandante en jefe de la expedición, que la
expedición navegaría bajo bandera chilena y que el mando de la escuadra recaería en el marino escocés
Lord Thomas Cochrane. Finalmente San Martín es designado Brigadier del Ejército de Chile para
posteriormente ser designado Capitán General del Ejército de Chile. El 19 de marzo de 1818 se produce la
batalla o sorpresa de Cancha Rayada; el ejército unido bajo las órdenes de San Martín acampaba cerca de
Talca, cuando se supo que Mariano Osorio, jefe español, le preparaba un ataque por sorpresa en la noche.
San Martín dispuso cambiar su posición de sus tropas para, a su vez, sorprender a los realistas. Cuando la
maniobra no se había completado, los españoles iniciaron el ataque. En la oscuridad se generó una gran
confusión, ya que tanto realistas como patriotas equivocaron sus posiciones, aquellos por desconocer el
traslado de tropas ordenados por San Martín, éstos por no haberlos completado. Los españoles perdieron
300 hombres, y quedaron dueños del campo; los patriotas tuvieron 120 bajas, pero perdieron el parque,
fusiles y 26 cañones.
La división a cargo de Las Heras emprendió una retirada ordenada sustrayéndose a la lucha. Así se pudo
encolumnar y salvar sus efectivos y su parque de artillería. De inmediato San Martín decidió reorganizar sus
medios en las llanuras de Maipú. El 5 de abril se vuelven a enfrentar en la batalla de Maipú. Batalla que se
desarrolló en tres etapas. San Martín decidió desplazar a las fuerzas patriotas linealmente, para atacar a los
realistas alineados en la parte alta de una lomada. Formaron un triángulo para atacar con la caballería, la
artillería y la caballería chilena y patriota por el sur.
Osorio impulsó sus fuerzas por la derecha, pero la izquierda cedió por completo. El ejército realista debió
retroceder en desorden, los granaderos persiguieron al galope a las últimas fracciones que se retiraban. El
adversario dejaba en el campo de batalla 2.000 cadáveres, cerca de 2.500 prisioneros, todo su armamento
y material de guerra. El general O'Higgins, herido durante la batalla, se acercó montado en su caballo para
abrazar a San Martín. Muchos han relatado esta escena con honda emoción. La victoria de Maipú pasó a la
historia como una gran batalla y maniobra extraordinaria.
El parte de la victoria dice así: Acabamos de ganar completamente la acción. Nuestra caballería los
persigue hasta concluirlos. La patria es libre, abril de 1818. San Martín. El gobierno de Chile lo premia con
una vajilla de plata y 6.000 pesos, pero el Libertador rechazó ambos regalos diciendo: No estamos en
tiempos para tanto lujo. Con la batalla Maipú se obtiene definitivamente la victoria sobre las tropas realistas
asegurando finalmente la independencia de Chile. Cuando se dispuso a reanudar la campaña al Perú recibe
la orden del Directorio de marchar hacia el Litoral fluvial con su ejército para combatir a los federales de
Santa Fe y Entre Ríos. San Martín se niega declarando: "el general San Martín jamás desenvainará su
espada para combatir a sus paisanos". Finalmente el 20 de agosto de 1820 parte junto a la expedición
desde Valparaíso hacia el Perú. La expedición estaba constituida por alrededor de 4,500 hombres,
pertenecientes al Ejército Libertador de los Andes y al Ejército de Chile, de los cuales 1,600 eran marinos y
se embarcaron en ocho navíos de guerra y dieciséis transportes.
INDEPENDENCIA Y PROTECTORADO DEL PERÚ
El 8 de septiembre, el General y su ejército desembarcan en el puerto de Pisco haciendo retroceder al
ejército realista, que se repliega a la zona de Sierra. El virrey Pezuela, jefe del ejército realista, tenía bajo su
mando a unos 20.000 soldados, distribuidos por todo el virreinato, de los cuales, la mayor parte defendía
Lima; tratando de ganar tiempo para reunir a todos los soldados, plantea una salida diplomática al conflicto,
que finalmente no llegó a ningún acuerdo aceptable para San Martín; quien inmediatamente envía una
división al mando del general Juan Antonio Álvarez de Arenales hacia Lima, por la ruta de la sierra, para
propiciar la insurrección de las poblaciones, a lo largo de su trayecto. San Martín sigue con la flota y en los
primeros días de noviembre desembarca en la localidad de Huacho, donde fortifica su posición e inicia su
estrategia para sitiar definitivamente Lima.
El 29 de enero de 1821 se sublevan algunos oficiales realistas contra el virrey Pezuela, quien es derrocado
y sustituido por el general La Serna; quien propone a San Martín, nuevas negociaciones diplomáticas; estas
finalmente fracasan debido a que la propuesta definitiva del General era la independencia del Perú. El sitio
de Lima se prolongó por algunos meses y en el mes de marzo arribó al Perú el capitán Manuel Abreu,
enviado por el rey de España como emisario pacificador, sin ninguna consecuencia favorable para los
independentistas y San Martín decide iniciar nueva estrategia y envía dos ejércitos, uno al mando del
general Guillermo Miller, para desembarcar en las costas del sur y otra al mando del general Arenales, hacia
la sierra. San Martín deja Huacho y desembarca en Ancón, estrechando el cerco a Lima. A la vez, inicia
negociaciones de paz, que se realizan en la hacienda de Punchauca, cerca de Lima, a fines de abril,
mediante sus delegados Guido, García del Río y José Ignacio de la Rosa y los del virrey La Serna; Abreu,
Manuel de Llano y Mariano Galdiano. Las negociaciones fracasan nuevamente y La Serna, decide que su
ejército abandone la ciudad el 5 de julio, internándose en la sierra. San Martín ocupa Lima y reúne a Cabildo
Abierto el 15 de julio. El día 28 San Martín declara la independencia y es nombrado Protector del Perú con
autoridad civil y militar. Ese mismo año fundó la Biblioteca Nacional del Perú a la cual donó su colección
personal de libros y creó la Orden El Sol del Perú. Gobierna el Perú desde el 3 de agosto de 1821 hasta el
20 de septiembre de 1822.
Durante su protectorado recibe un pedido de ayuda del general Antonio José de Sucre, lugarteniente de
Bolívar, para la campaña en Ecuador. San Martín envía soldados que participan en las victorias de
Riobamba y Pichincha, garantizando así, la rendición de Quito.
Entre los días 26 y 27 de julio de 1822 se realiza la Entrevista de Guayaquil, donde se reúne con Bolívar.
Poco después decide retirarse de todos los cargos y volver a su país. Vuelto a Mendoza pide autorización
para regresar a Buenos Aires y reencontrarse con su esposa que estaba gravemente enferma. Bernardino
Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín Rodríguez, se lo negó argumentando que no sería
seguro, para él, volver a la ciudad. Su apoyo a los caudillos del interior y la desobediencia a una orden que
había recibido del gobierno de reprimir a los federales, le valió que los unitarios quisieran someterlo a un
juicio. No obstante, como la salud de su esposa empeoraba decidió viajar a Buenos Aires, donde a su
llegada, ella ya había fallecido el 3 de agosto de 1823.
De allí en más, defraudado por las aspiraciones y ambiciones de Bolívar en Guayaquil, viudo y solo con su
pequeña hija, contando con una sorda desconfianza por parte de los gobernantes de turno, resolvió
trasladarse a Europa a recluirse en un voluntario ostracismo, en el que finalizarían sus días a los setenta y
dos años. Atrás quedaban tres países, las Provincias Unidas, Chile y Perú, que habían logrado una libertad,
que, aunque precaria e inestable, no dejaba de serlo. La organización y estructuración de los Estados libres
e independientes llegaría con el tiempo. Por delante, vendrían los tiempos del reposo del guerrero…
Descargar