los empecinados - Autores Editores

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LOS EMPECINADOS
PABLO GARCIA CABRERO
PRÒLOGO
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La vida del Empecinado, por hallarse su pueblo a
pocos kilómetros del mío; desde niño me cautivo. Y
por eso recopilando datos históricos como también
por esos pueblos de él se cuenta. Por eso esta
historia pese a estar relacionada directamente con la
vida de Juan Martín Díaz, el Empecinado. Me ve
obligado en todo momento a no poder salirme
literalmente de lo que de este hombre extraordinario
que unos y otros cuenta sobre él:- Y por tanto
comenzaré por el principio.
Juan Martín Díaz nació en 1775; tenía, por tanto,
33 años en el momento de producirse la invasión de
España por parte de las tropas napoleónicas. Hijo de
un labrador acomodado, contaba con una cierta
experiencia militar, por haber participado en la
Guerra del Rosellón, y pronto comenzaría a levantar
partidas entre sus vecinos para hacer frente a los
franceses.
Fue uno de los guerrilleros más conocidos y
carismáticos de la Guerra de la Independencia.
Llegó a contar con varios miles de hombres, con los
que sometió a duro castigo en ambas Castillas las
líneas de aprovisionamiento de los franceses, que
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asignaron al general Hugo la tarea de capturarlo,
aunque sin éxito.
Muy lejos de la imagen del guerrillero
indisciplinado y tosco, el Empecinado fue un
excelente militar y su guerrilla coordinaba las
acciones de forma habitual con los ejércitos
regulares español e inglés. Acabó la guerra con el
grado de general del Ejército.
El apodo de "el Empecinado" viene de la
palabra "pecina", con la que se designa el barro que
se forma en los charcos o cauces donde hay materia
orgánica en descomposición. Juan Martín Díaz
nació en el pueblo vallisoletano de Castrillo de
Duero, que por aquella época estaba cruzado por un
riachuelo de aguas infectas, lleno de pecina, por lo
que a todos los habitantes del pueblo se les conocía
en la zona con el apodo de "empecinados". O sea,
que ese apodo tenía originalmente el significado de
"embarrado" o "enfangado".
Sin embargo, gracias a Juan Martín, la palabra
empecinarse tiene hoy en día otro significado
totalmente distinto:- El de obstinarse en algún
propósito. Porque si algo destaca en el carácter de
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Juan Martín es, precisamente, la obstinación. Fue
esa obstinación la que le proporcionó sus éxitos
militares durante la Guerra de la Independencia, y
fue también la obstinación la que lo llevó a hacer
frente a Fernando VII cuando este restauró el
absolutismo.
Desterrado en Valladolid durante cinco años
largos, el Empecinado volvió a tomar las armas en,
esta vez para combatir a los realistas. Acabado el
Trienio Liberal, se refugió brevemente en Portugal,
pero le capturaron al volver a España y fue
ahorcado en el pueblo burgalés de Roa.
CAPÌTULO I
Si se quiere relacionar el tiempo histórico con
el tiempo presente, veremos que es necesario tomar
conciencia de que la historia no solo se hizo por
personas cuyos nombres figuran en sus anales. Y
por eso a mí lo que más me importa de esta historia
es todos aquellos que colaboraron y que además,
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pasaron al anonimato para hacer más grande a este
personaje histórico que sin lugar a dudas fue - el
Empecinado.
Para mí, este proceso histórico que toco vivir a
este personaje. Pese a que para algunos no tenga
excesiva importancia. Para mí y después de la
primera constitución no cabe la menor que fue el
principio de unos cambios de mentalidad, que
marco para siempre a los españoles; después de la
Constitución Española de 1812, llamada la-Pepa. En
razón de la fecha de la promulgación del texto, día
de la San José. Y que sin lugar a dudas fue esta
Constitución de 1812, el primer texto constitucional
de la historia de España. Pero que a partir de aquí
las fratricidas entre los absolutistas o extrema
derecha y los llamados liberales o progresistas en
continuas guerras civiles marco lo que hoy se
conoce por las dos Españas.
Si, fue en el primer tercio del siglo XIX cuando
se desarrolló en España la etapa más decisiva de
esta lucha entre dos mundos opuestos. Es la lucha
fratricida entre los llamados liberales y los
facciosos, que se dibujaron en las Cortes de Cádiz
de 1812. Y que quedaron cuarteadas brutamente con
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la vuelta de Fernando VII en 1814 y el triunfo de los
ultra-conservadores y por tanto la implantación de
nuevo de un régimen absolutista.
El absolutismo fue la expresión desesperada de
ese mundo clerical y retrógrado, que como siempre
y sin piedad quería seguir manteniéndose en el
poder. No obstante, en 1820 y después del
alzamiento constitucional del general Riego en
Cabezas de San Juan, los liberales vuelven a
intentar, esta vez desde el poder. Llevar a cabo
desde el poder la obra legisladora y reformista que
se había iniciado en Cádiz.
Pero pese a la lucha desesperada. En agosto
de 1822, la llamada Santa Alianza convoca (según
Manuel Tuñón de Larra en la España del siglo XIX)
El congreso de Verona y en él, Austria, Prusia,
Rusia y Francia. La intervención de las tropas
extranjeras en la Península para reponer a Fernando
e imponer oficialmente un régimen ultra-absolutista
y que nada tuvo que envidiar al del generalísimo
Franco en la guerra y después de ella.
Si fue a partir de aquí, que la policía política
comenzó a desarrollarse dispuesta a frenar la
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revolución liberal en todo el país. Y para eso habría
que reproducir el artículo que escribió Larra sobre la
Policía. Porque en él realiza una crítica de forma
directa y se lamenta de la represión llevada a cabo
“legalmente” por una institución instaurada por
Fernando VII. Institución que tuvo como objetivo
el restablecimiento del tribunal de la Inquisición y
que aunque en su programa juzgaba principalmente
“delitos” de herejía y brujería su cometido fue otro.
Si Con Fernando VII se abre una década
dolorosísima para España. La represión, el asesinato
legal desde el trono, son las armas con las que se
combate las ideas liberales que intentan abrir una
luz en esa España que desde siempre atenaza todo
sentimiento de progreso. Si por ese sistema feudal y
aristocrático, que mismo en plena decadencia, se
aferra cuando el resto de Europa surge con fuerza
una nueva mentalidad una burguesía liberal. Que
intenta desplazar a esa aristocracia reinante vieja y
caduca.
Fue en este mundo político, que vivieron
después de una lucha heroica. Mí y mis
protagonistas de esta historia real que tanto me
apasiono y que sin lugar a dudas marco un antes y
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un después la historia real de nuestro país. Y todo
porque aun hoy sigo pensando, que mis análisis de
los males de España. Siguen siendo a un hoy que
pese dos derrotados intentos republicanos y una
sucesión de guerras civiles sigamos gobernados por
los de siempre.
Fue en 1980 que empecé a concebir la idea, de
recopilar materiales históricos exactos de mis
protagonistas. Pero no tarde en llegar a la
conclusión que si elaboraba estos hechos con
exactitud histórica y en mi libro no daba cierta
rienda a mi fantasía. No habría muchos que lo
leyeran y por eso intente hacer un ensayo que
hiciera disfrutar a mis lectores.
Si, así fue y todo comenzó partir de la
instauración de la elaborada por los de siempre; de
esta constitución que en su forma partidista no
cambia en esencial gran cosa. Y por consecuencia
los de siempre siguen gobernado a su manera y la
monarquía aunque maquillada junto a la iglesia
continúa manteniendo el poder absoluto. Por eso la
ira sigue siendo fundamental en mí y todo porque
sin cesar los acontecimientos están llenos de
situaciones de una irresponsabilidad, que me
produce una rebeldía airada.
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Por eso creo que es necesario volver a dar vida
a estos hombres y mujeres del pueblo que dieron sus
vidas, para que la redención de todos se cumpla. De
lo contrario solo nos queda la resignación de los de
siempre, los más débiles, a los más pobres, por la
sola sencilla razón de que ellos representan:- El
poder- la nación-el Estado.
CAPÌTULO II
Seguiré escribiendo para decirles que la
historia del Empecinado, me causo una profunda
impresión y todavía hoy al recorrer estos pueblos
resecos. Donde los campos siguen amarillos,
quemados y resquebrajados. Y en la lejanía apenas
se perciben arboles resecos que parecen
abandonados a su suerte.
Yo también nací en estas tierras de Castilla y muy
cerca de Castrillo de Duero, donde nacieron-Los
Empecinados y más precisamente en Calabazas de
Fuenti-dueña. Por eso a estos héroes les lanzo una
mirada de entrañable simpatía, ya que solo veo en
ellos esa fuerza inagotable de un pueblo. Que el solo
amor a la patria, no miraron el intenso dolor ante la
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brutalidad del enemigo invasor y seguros de su
victoria.
Sí y bien recuerdo que fue en el verano de 2001,
que como todos los años después de pasar unos días
como hija en Talavera de la Reina. Salí con
dirección a Aranda de Duero que es donde vivía mi
madre. Pero después de pasar la sierra del
Guadarrama y a cuatro leguas de Aranda me detuve
en un punto que se llama Honrubia. Y donde el
Empecinado y allí todo correo francés que pasaba le
arreglaba la cuenta. Para después regresar al pueblo
y preparar otra batida.
Al principio fueron solo tres, hasta poco
después fue llegando gente y se formó una
partidilla... Por eso una vez en Aranda lo que hice
fue intentar sobre el terreno escudriñar las vidas
poco conocidas de los otros dos. Y por eso a los
pocos días me presente en Castrillo de Duero, donde
además, de visitar la casa donde nació comencé a
recoger todo tipo de información. Sobre Juan Martín
Díez, el Empecinado-protagonista así como sus dos
amigos que son casi como hermanos.
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