Más información

Anuncio
CONCERTOS FIN DE CURSO*
Paraninfo da Universidade
Facultade de Xeografía e Historia
DANIEL SOUTO NEIRA
óboe
ALBA YAGO MORA
fagot
MILI FERNÁNDEZ
violín
mércores
21 | 05 | 2014
20.00 h
DANIEL SOUTO NEIRA
óboe
BOHUSLAV MARTINU (1890-1959)
Concerto para oboe e pequena orquestra
ANTONIO VIVALDI (1678-1741)
Concerto en do maior RV 447
1. Moderato
2. Poco andante
1. Allegro non molto
2. Larghetto
3. Minuetto
Entre la gran cantidad de textos escritos sobre el checo Bohuslav Martinu, es el de Brian
Large el que ofrece una descripción breve pero absolutamente consistente sobre el autor.
Large se refiere a Martinu como “un artista curiosamente elusivo: Puesto que su obra es
extensa, diversa y está mayoritariamente sin publicar, el definir sus logros o hallar el lugar
que le corresponde es una tarea realmente ardua. Martinu componía con gran rapidez, casi
nunca revisaba su trabajo, y no suprimía nada, por lo cual la calidad de su producción es
irregular. Además, fue extrañamente indiferente a la ejecución y recepción de su música,
interesado como estaba solamente en producir nuevas obras. Un artesano con grandes
dotes y gran profesionalidad, componía con la misma facilidad para todos los medios y
en cualquier género. No fue un gran innovador, no fundó una escuela, y se guardaba muy
bien sus métodos de trabajo”.
A lo largo de una carrera especialmente productiva –tal y como sugiere Large–, Bohuslav Martinu prestó especial atención a la música concertante, y concretamente dedicó la mayor parte
de sus esfuerzos en esta área al piano: cinco conciertos para piano y orquesta, un concertino
para la mano izquierda, un concierto para dos pianos, y un par de sinfoniettas con piano
solista. En relación con otros instrumentos, Martinu escribió también conciertos para violín y
violoncello, así como otros para formaciones como el trío de piano, violoncello, vientos, piano y
percusión, flauta y violín, dos violines, violín y piano, violín, piano, timbales y percusión, y otras
obras que aunque están nombradas como divertimento, dúo concertante, sonata de cámara,
rapsodia-concierto, suite concertante o sinfonía concertante, son en realidad conciertos para
diversas formaciones solísticas, con distintos tipos de acompañamientos.
En 1955, aceptó una invitación como profesor del Instituto Curtis de Filadelfia, pero apenas al año siguiente regresó a Europa, harto del “American way of life”, ocupando el cargo
de profesor en la Academia Americana en Roma. Fue precisamente antes de partir a Filadelfia, cuando compuso en Niza, en su casa de las faldas del Monte Boron, su Concierto
para oboe y pequeña orquesta.
Juan Antonio Brennan se refería al primer movimiento del Concierto para oboe, hablando
de un: “inicio con una introducción orquestal ligera y festiva, que prepara la entrada del
oboe –en su registro agudo– en un ambiente expresivo distinto al del preludio de orquesta,
más serio y pausado. A lo largo del movimiento, el sonido del oboe se funde efectivamente
en varias ocasiones con la textura orquestal. Este discurso ligero y transparente concluye
en un final calmo y sereno.” El segundo movimiento, por contraste, se caracteriza por una
introducción hasta cierto punto dramática: “encomendada a las cuerdas, que se mueve en
un atractivo entorno armónico.” El oboe: “propone melodías que se mueven en un mundo
de armonías elusivas; aquí, el piano orquestal tiene un importante papel en el acompañamiento”. La aparición en momentos puntuales de centros tonales bien definidos rompe la
tensión general del movimiento hasta la segunda aparición del oboe solista, de nuevo en
cercana colaboración con el piano, –más compleja y activa que la primera–, presentando
una segunda parte claramente tonal. Cabe citar claras alusiones a Petrushcka en este movimiento, denotando una profunda influencia de Igor Stravinsky en la música de Martinú.
Bohuslav Martinu compuso su Concierto para oboe en respuesta a un encargo del oboísta
checo Jiri Tancibudek, por entonces residente en Australia y gran admirador del compositor.
En la década de los 80 , él y James Brody publicaron conjuntamente en la Universidad de
Indiana, una lista de correcciones con algunas sugerencias en la interpretación. Ya en el
2008 el maestro oboísta Maurice Bourgue y Guy Porat produjeron una edición revisada
donde se restaura la segunda cadencia en el último movimiento –eliminada por sugerencia
de Tancibudek– y se corrigen algunos errores en la parte solista.
El Concierto para oboe RV 447 fue escrito en la tonalidad de Do Mayor y la partitura del
mismo se encuentra entre los llamados manuscritos de Turín, en la Colección Mauro Foá.
Consta de los tres movimientos característicos en la escritura del veneciano Antonio Vivaldi: Allegro non molto, Larghetto y Minuetto. ZAlgunos movimientos de éste concierto
se encuentran también en el Concierto para el mismo instrumento RV 448, también en
do mayor y además en el Concierto para Fagot RV 470, cuyos dos primeros movimientos
coinciden con RV 447, con excepción del finale.
Siguiendo la línea argumental de Hugo A. Di Leonardo en Mundoclásico, cabe citar las palabras del profesor Michael Talbot. Para éste, “el Allegro non molto de apertura de la obra
ejemplifica el tratamiento violinístico del oboe por parte del veneciano. El movimiento medio
Larghetto, [agrega] presenta una cantilena de oboe sobre un típico acompañamiento vivaldiano de acordes pulsados sobre el resto de las cuerdas. Esto es introducido por un sombrío
ritornello cuyos últimos acordes redondean el movimiento. El final es una clara variación de
movimientos, francamente de estilo concertante”.
Frédéric Castello comenta con respecto a esta obra que se trata de un concierto muy exigente
con respecto a todos los que Vivaldi escribió para oboe y añade además que lo imprescindible en este trabajo, es la base material proveniente de la sinfonía de la ópera Otonne en
Villa –RV 729–. En el Allegro non molto, se presenta una faceta extremamente virtuosista
donde se explotan las mayores dificultades para el instrumento. El Larghetto “comienza con
acordes de esencia patética a cargo de las cuerdas. El solista desarrolla luego una cantilena
infinitamente más suave que la introducción, como una queja. Inusualmente, el concierto termina con un Minuetto, 3/8 en do mayor: el tutti establece el tema y a continuación, el solista
realiza el trío en forma de variaciones. La primera variación comienza con un suave contraste,
la siguiente se caracteriza por un gran virtuosismo, y la última en do menor, se conforma con
un color mucho más melancólico. La obra termina con la reanudación del tema por el tutti”.
Con respecto a este tercer movimiento, Paul Everett postula que: “Y sin embargo es raro, que
Vivaldi componga un movimiento con variaciones como el final del RV 447. El minué, que
se repite al final de las variaciones, así como en sus comienzos, es un préstamo de una obra
anterior, incluyendo la sinfonía de la primera ópera del compositor Ottone in villa (RV 729)”.
Manfred Fechner agrega con respecto a esta obra que: “El concierto para oboe en do mayor
(RV 447) es uno de los más destacados conciertos maduros de Vivaldi. Supera a otros conciertos para oboe, tanto en longitud como en virtuosismo para el solista. También es notable
en su estructura musical, que se desvía de la rutina establecida de forma convencional, y en
sus sorprendentes temas musicales de alto perfil. El hecho de que el propio Vivaldi fuese
cautivado por la estructura ritornello de los movimientos de apertura y por las caídas de una
octava en el motivo principal, queda demostrado y establecido también en los conciertos
RV 470 y RV 448”.
ALBA YAGO MORA
fagot
W. A. MOZART (1756-1791)
Concerto para fagot en si bemol maior KV 191
1. Allegro
2. Andante ma adagio
CAMILLE SAINT-SAËNS (1935-1921)
Sonata para fagot e piano en sol maior op.168
1. Allegro moderato
2. Allegro scherzando
Salzburgo, primavera de 1775. El joven Wolfgang Amadeus Mozart, de diecinueve
años, recibe el encargo del barón Thaddeus von Dürnitz de componer tres conciertos para fagot y orquesta y una sonata para violoncello y fagot. El compositor había
conocido a este rico aficionado en Munich. Pues bien, dos de esos conciertos, en Fa
y en Do se han perdido. El tercero de ellos, en Si bemol mayor, fue encontrado en el
siglo XX por el profesor Max Seiffert, quien se responsabilizó de su autenticidad y lo
publicó en 1934.
La obra consta de los tres movimientos habituales, aunque en esta ocasión escucharemos
tan solo los dos primeros. El Allegro inicial presenta la habitual forma de sonata con los dos
temas. Después de la primera exposición de la orquesta y tras una pequeña introducción,
se exponen los temas que, según el propio autor, “nacen en algunas ocasiones unos de
otros, teniendo siempre entre ellos algún motivo común, lo que confiere [a la obra] cierto
aire de suave plasticidad”. Este movimiento, “desarrolla la idea de la diversidad y del
respeto entre orquesta y solista, proporcionando la suficiente independencia a ambos
interlocutores sin perder un hilo conductor común”.
El movimiento central, Andante ma adagio, es precioso en su brevedad, por la pureza
de su único tema, por la transparencia de su melodía y por el hecho de desplegar
Mozart un rango expresivo de gran delicadeza. Ambos movimientos terminan con una
cadencia en la que se retoman temas del movimiento correspondiente, variados armónica y melódicamente. Si bien la cadencia podía ser escrita por el propio compositor,
lo más habitual era que fuese escrita por el solista, en tanto que buen conocedor de
las posibilidades técnicas y expresivas de su instrumento, y de hecho, es el caso de
las cadencias de estos movimientos.
En su conjunto, el Concierto agrada y sorprende por la fluidez de su escritura, tanto solística
como orquestal y por el equilibrio entre ambos medios, sobre todo si se tiene en cuenta
que es, al parecer, la primera obra concertante escrita por Mozart para un instrumento de
viento. La obra es ciertamente exigente desde el punto de vista técnico. Prácticamente
todos los fagotistas profesionales interpretan esta obra en algún momento de su carrera,
siendo una de las composiciones que más se exigen en las audiciones orquestales, bien
completa, bien requiriéndose del intérprete que toque fragmentos de los dos primeros
movimientos del concierto en todas las audiciones.
Camile Saint-Saëns, compositor francés, dejó una producción musical considerable a
lo largo de sus 86 años de vida. En el año 1853 compone su primera sinfonía y de 1858
a 1877 fue organista en la iglesia de La Madeleine de París. Más tarde compondría la
ópera Sansón y Dalila. Autor de cinco conciertos para piano y tres para violín, entre
sus obras destacan también los poemas sinfónicos La rueca de Omfalia (1871), Faetón
(1873), La juventud de Hércules (1873), Danza macabra (1874), Sinfonía nº 3 en do
menor (1886) para órgano, piano y orquesta, y la suite para orquesta con dos pianos,
titulada El carnaval de los animales (1886).
La Sonata en Sol Mayor para fagot fue una de las últimas composiciones de Saint-Saëns,
si no fue la última, y en especial dirigida para este singular instrumento con esos recursos
tan alegres que hacen recordar un burbujeo. Está estructurada en los tres movimientos
de la sonata habitual.
En su primer movimiento, Allegretto moderato, unos arpegios descendentes del piano
sirven de introducción y acompañamiento a una suave melodía en el fagot. Más tarde,
el movimiento toma un poco más de velocidad pero sin perder su tinte melódico. Es
un movimiento apacible, elegíaco, que hace que el fagotista recorra todo el registro,
desde las notas más graves a las sobreagudas. El Allegro scherzando, en mi menor, es
un apunte de sabor español en el que Saint-Saëns obtiene del instrumento efectos
rítmicos y arpegios en staccato. Es un movimiento alegre donde se aprecian efectos
de burbujeos y la sonoridad cómica que puede tener este instrumento. A pesar de ser
un movimiento más rítmico que el primero, se crea un fuerte contraste entre frases
enérgicas con otras mucho más melódicas que tal vez recuerdan al primer movimiento.
Desde el punto de vista técnico es una pieza de difícil ejecución para el intérprete.
Este debe tener gran agilidad para ejecutar muchos de los pasajes rápidos que se presentan, sobre todo, en el segundo movimiento. Actualmente es una obra del repertorio
común del fagot, y aunque sigue siendo exigente, cabe destacar que en la época en la
que fue compuesta, el fagot no estaba tan avanzado técnicamente como lo está hoy
en día, y que por lo tanto, su interpretación resultaba todavía mucho más complicada.
MILI FERNÁNDEZ
violín
WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791)
Concerto para violín nº 5 en la maior K 219
1. Allegro aperto
JOHANNES BRAHMS (1833-1897)
Concerto para violín en re maior op 77
1. Allegro non troppo
El violín es un instrumento con repertorio increíblemente amplio y variado, requiriendo técnicas y estilos de tocar igualmente extensos y diversos para poder interpretar las obras de las diferentes épocas musicales. Aunque hay compositores con
obras que son transicionales, que no se pueden catalogar exclusivamente dentro
de un periodo u otro, las que se presentan hoy, de Mozart y Brahms, son ejemplos
maestros de sus respectivas épocas: el clasicismo, destacando por su claridad y estabilidad rítmica y armónica, y el romanticismo, por su rubato y emociones desbocadas.
Famosamente recordado como un niño prodigio que tocaba pianoforte y componía sinfonías a la edad de 8 años, muchas veces olvidamos que Wolfgang Amadeus Mozart también
tocaba el violín. Enseñado por su padre, Leopold, violinista en la corte y autor del célebre
libro sobre técnica y estilo, Escuela de violín, Mozart dominaba el instrumento con la
misma agilidad y facilidad que el pianoforte. Compuso varias grandes obras para violín y
orquesta, en las que el solista se luce demostrando su elegancia y limpia rapidez, tocando
todo tipo de escalas, arpegios, trinos, etc., a la par que haciendo gala del dominio expresivo
en los movimientos lentos. Entre estas obras hay cinco conciertos para violín y orquesta,
el Concertone para dos violines, y la Sinfonía concertante para violín y viola con orquesta.
Hay varias teorías sobre las fechas en las que Mozart compuso estas piezas, pero la que
predomina es que las escribió todas a los 19 años, entre abril y diciembre de 1775. No se
sabe por qué escribió todas estas obras en un periodo tan corto, ni si fue para algún evento,
encargo o persona específica. Se especula con que fueran escritas para el violinista italiano
Antonio Brunetti, pero también sale nombrado en cartas de Leopold otro violinista, un tal
Johann Anton Kolb. En todo caso, hay noticias de que el propio Mozart las tocó también.
El concierto que interpretamos hoy fue estrenado en Salzburgo. Tiene varias características que lo hacen especial y único, comparado no sólo con los otros cuatro conciertos
para violín de Mozart, sino con todos los conciertos que habían sido compuestos hasta
entonces. El primer movimiento causó sensación en el estreno; normalmente en un
primer movimiento rápido, la orquesta toca una pequeña introducción con temas que
después elaborará el solista, y posteriormente entra el solista con el mismo tempo y
carácter. En este caso, Mozart sorprendió a todos al interrumpir la alegría de la introducción orquestal con el solista tocando un adagio cantabile. La interrupción lírica
es breve, de seis compases, tras los que el solista retoma el tempo y el espíritu del
principio, pero aún así deja al público desconcertado e intrigado. Otra curiosidad de
este movimiento es la indicación de tempo: allegro aperto, pues no es nada común, y el
mismo Mozart solía usarlo solo en sus obras de canto, especialmente en sus óperas. El
que haya marcado allegro aperto en lugar de allegro sugiere un aire más amplio, majes-
tuoso, y ¨abierto¨, como bien indica la palabra, en vez de simplemente ¨movido¨ como
se interpretaría un allegro al uso. Aunque hoy sólo interpretaré el primer movimiento,
es interesante indicar que este concierto completo era conocido como “Concierto
Turco” a causa de la “broma” que introdujo Mozart en el tercer movimiento, incluyendo
una sección con “música turca”. La cadenza que interpretaré es la de Joseph Joachim.
Cuando Mozart componía, lo tenía todo exactamente como lo quería en la cabeza, y
simplemente lo anotaba en el pentagrama, como si estuviese tomando un dictado de
la obra mientras la escuchaba. Rara vez hacía ningún tipo de borrador, o correcciones en
sus primeras y únicas copias de los manuscritos. Johannes Brahms era todo lo contrario.
Tenía todas sus ideas en la cabeza, pero cuando las anotaba, nunca estaba satisfecho
con ellas. Era tan perfeccionista y exigente consigo mismo que se pasaba años pensando
y rebuscando sus melodías antes de presentarlas al público. Teniendo en cuenta que
tenía detrás a Beethoven, es comprensible que hubiese sentido el peso de este titán y
la presión de las comparaciones con el genio de Bonn.
No está claro cuando empezaría a formular Brahms su Concierto para violín; en 1878,
durante unas vacaciones de verano en Pörtschach, creó el primera esquema. Le dedicó
la pieza a su amigo cercano y violinista virtuoso, Joseph Joachim, y acudió a él para
aconsejarse sobre la parte solista. Brahms era pianista, así que quería asegurarse de no
estar escribiendo algo imposible de tocar en otro instrumento. Joachim le sugirió varios
cambios, algunos aceptados y otros no tanto, y se ocupó del estreno el 1 de enero de
1879 en Leipzig, con el compositor dirigiendo la orquesta. Brahms continuó haciéndole
pequeñas modificaciones al Concierto después, pero lo que siempre mantendría abierto
a la imaginación del solista sería la cadenza. Este es de los últimos conciertos en los
que el compositor no pre-escribe la cadenza que quiere que toque el interprete, manteniendo la tradición clásica en ete aspecto y dejando que Joachim improvisara una a
su gusto. Durante su larga carrera de solista, Joachim tocó el concierto muchas veces, y
alguien acabó transcribiendo una de sus cadenzas, que es la que oirán en esta ocasión.
Se han hecho muchas comparaciones entre el Concierto de violín de Brahms y el de
Beethoven. Ambos escribieron solamente uno y en la misma tonalidad, Re mayor.
Ambos duran unos 40 minutos, siendo el primer movimiento (el único que escucharán hoy) el más extenso de la obra. Se nota que Brahms admiraba la manera en la
que Beethoven usó el violín como solista, en relación con la orquesta: las melodías
principales las lleva mayormente la orquesta, en vez del solista; normalmente la orquesta simplemente acompaña al violinista, pero en el caso de Brahms y Beethoven,
es el violinista el que de manera elaborada y virtuosística ¨acompaña¨ a la orquesta,
adornando la melodía principal –del piano, en este caso- con elegantes arpegios.
Es sabido que el Concierto de Brahms recibió comentarios poco piadosos por parte
de sus contemporáneos. El notorio violinista y compositor polaco, Henryk Wieniawski
dijo que era “intocable” y es ya famosa la sentencia del director de orquesta, Hans
von Bulow declarando que “no era una obra ´para´ violín, sino ´contra´ el”; corregido
a su vez por el violinista Bronislaw Huberman: “es un concierto para ´violín contra la
orquesta´, y el que gana es el violín”. Esperemos que así sea.
CONCERTOS FIN DE CURSO*
Paraninfo da Universidade
Facultade de Xeografía e Historia
20.00h
MÉRCORES 21 MAIO
DANIEL SOUTO NEIRA óboe
ALBA YAGO MORA fagot
MILI FERNÁNDEZ violín
Bohuslav Martinu, Antonio Vivaldi, Wolfgang Amadeus
Mozart, Camille Saint-Saëns, Johannes Brahms,
LUNS 26 MAIO
CRISTINA DE MINGO SALCEDO viola
ANTONIO NAVARRO MOROTE violín
MIGUEL ADRÍAN PAZOS ALONSO trompeta
Béla Bartók, Wolfgang Amadeus Mozart,
Ludwig van Beethoven, Georg Friedrich Haendel,
Johann Nepomuk Hummel, Arthur Honneger
MARTES 27 MAIO
CRISTIÁN ÁLVAREZ SIEIRO violín
EMILIO ALONSO ESPASANDÍN clarinete
Wolfgang Amadeus Mozart, Antonin Dvórak,
Krzysztof Penderecki, Adolf Busch,
Jörg Widmann, Jean Françaix
LUNS 2 XUÑO
GERMÁN AGULLÓ ALBORS percusión
VIRGINIA DE PABLO HOLGUERA violoncello
ALEIX VAQUÉ MUR frauta
Françoix-Bernard Maché, Kazunori Miyake,
Joseph Haydn, Antonin Dvórak, Johann Sebastian
Bach, Gabriel Fauré, Henri Dutilleux
MARTES 3 XUÑO
SILVIA GARCÍA BERMEJO viola
LUCÍA PÉREZ DIEGO violoncello
OLAF JIMÉNEZ PÉREZ trompa
Franz Schubert, Robert Schumann,
Richard Strauss, Wolfgang Amadeus Mozart
* entrada libre ata completar aforo
** entrada gratuita previa retirada de invitación na billeteira
do Teatro Principal (a partir do venres 16 de maio)
Teatro Principal: 18.00-21.00h, de martes a sábado
Auditorio Novagalicia Banco (rúa Preguntoiro, 23):
o día do concerto a partir das 20.00h
CONCERTO EXTRAORDINARIO**
Auditorio Novagalicia Banco rúa Preguntoiro 23
XOVES 12 XUÑO 21.00h
REAL FILHARMONÍA DE GALICIA
MAXIMINO ZUMALAVE director
DANIEL SOUTO NEIRA oboe
ALEIX VAQUÉ frauta
EMILIO ALONSO ESPASANDÍN clarinete
OLAF JIMÉNEZ trompa
MILI FERNÁNDEZ violín
ANTONIO NAVARRO violín
Antonio Vivaldi, Carl Philip Emanuel Bach, Jean Françaix,
Richard Strauss, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven
* Como colofón dos seus estudos, cada un dos alumnos do Curso Avanzado de Especialización Orquestal participa en estos
concertos públicos realizando unha interpretación solista destacada. As notas ao programa que lles ofrecemos a continuación foron elaboradas polos propios intérpretes e na súa edición respectamos o idioma orixinal no que foron escritas.
Descargar