Historia Primera guerra púnica (264-241 aC).

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Historia
Primera guerra púnica (264-241 a.C.).
Roma, vencedora en Italia, era una poderosa potencia militar terrestre, en tanto que Cartago lo era por
su flota. Roma construyó una escuadra tomando como modelo una nave quinquerreme púnica que había
naufragado frente a sus costas y dotó a las naves de garfios para el abordaje. Esta flota derrotó a la
púnica en la batalla naval de Mila, en el año 260 a.C., y poco después consiguió llevar hasta las costas
africanas un ejército al mando de Regulo, amenazando la propia Cartago. Esta expedición fracasó al ser
derrotada en Túnez por un ejército espartano mercenario al servicio de los cartagineses, del que
formaban parte elefantes y una potente caballería. Ante este hecho, Roma renunció a los
enfrentamientos navales y centró todo su esfuerzo en Sicilia. Tras veintitrés años de agotadora guerra
terrestre de posiciones contra el cartaginés Amílcar Barca, Cartago, agotada, sufrió un nuevo y definitivo
desastre en las islas Egates en el año 241 a.C. y aceptó la paz, por la que renunció a Sicilia, que pasó a
ser la primera provincia romana, y fue obligada a pagar 3.200 talentos de oro a Roma en 10 años, en
concepto de indemnización de guerra.
Pero Cartago no estaba totalmente vencida: Hispania se convirtió en la despensa de metales preciosos
para los cartagineses y éstos hicieron planes de conquista.
2.1.-Los cartagineses en España.
El senado cartaginés, con el fin de compensar las pérdidas, ordenó la conquista y explotación de las
tierras levantinas, mandando a Amílcar Barca, que desembarcó en Gadir en el año 238 a.C. para
restaurar el imperio cartaginés y la hegemonía militar en la zona sur y levantina de la península. Un
guerrillero oretano, llamado Orisón, ocasionó en el año 228 a.C. una noche de terror en el campamento
cartaginés situado en Helice (Albacete), al introducir toros embolados con fuego que facilitaron el ataque
de los iberos. En ese ataque murió Amílcar Barca. A éste le sucedió su yerno Asdrúbal que, en contraste
con el anterior, ejerció una política pacificadora en los territorios conquistados mediante técnicas de
acercamiento y comprensión con los iberos. Uno de los acontecimientos más destacados de la
dominación cartaginesa del sudeste peninsular fue la fundación de Cartago Nova sobre la antigua ciudad
ibérica de Mastia, en el año 226 a.C., denominada Quart-Hachaschat y luego llamada por los romanos
Cartago Nova (actual Cartagena), y que tomaron como capital de sus posesiones.
Asdrúbal firmó con algunos embajadores romanos el Tratado del Ebro, año 226 a.C., por el cual se tomó
al río Ebro como la frontera que limitaría el avance de los cartagineses. A cambio, los romanos
reconocieron la soberanía cartaginesa al sur de este río.
La muerte de Asdrúbal, asesinado por un celta que quería vengar la muerte de su jefe Tago (ajusticiado
por orden del general cartaginés), y la llegada de Aníbal Barca, con ideas menos conservadoras, fueron
los hechos desencadenantes de las nuevas guerras entre cartagineses y romanos.
El senado cartaginés mandó a la Península, en el año 220 a.C., al joven Aníbal Barca ( en el anexo véase
ANIBAL BARCA ), hijo de Amílcar. A los 25 años asumió el mando de los ejércitos cartagineses e inició
una política militarista y belicosa idéntica a la de su padre. Aníbal, durante el primer año de su estancia
en la Península, lanzó desde Cartago Nova sus primeras campañas contra las tribus de la Meseta
situadas en el alto Guadiana y al este de la Mancha, y se apoderó de Altaia, capital de los olcades. En la
primavera del año siguiente, Aníbal reanudó el avance por la meseta septentrional y llegó a conquistar la
ciudad vaccea de Salmantica (Salamanca). Siguiendo más adelante por las tierras de los vacceos, se
apoderó, tras un duro asedio, de la capital, Urbocola (Zamora). Cuando al final de la primavera de ese
mismo año regresó Aníbal de las tierras de la meseta septentrional, derrotó a los carpetanos en Titulcia,
al este de Toledo, asegurándose con esta victoria el dominio sobre buena parte de la cuenca del Tajo. A
finales del año 220 a.C. el dominio cartaginés en la Península adquirió su máxima extensión: comprendía
todas las tierras de la Meseta situadas entre la desembocadura del Tajo por el oeste y la del Ebro por el
levante.
En la primavera del año 219 a.C., Aníbal Barca emprendió campañas para asegurarse el dominio de las
tribus ibéricas situadas en la parte norte de las costas levantinas. Su primer objetivo era Sagunto,
acrópolis de los edetanos o arsetanos, aliados de Roma y por entonces enfrentados a los turboletas,
protegidos de los cartagineses. Aníbal atacó Sagunto con el pretexto de defender a éstos. Sagunto,
esperando la ayuda pedida a Roma, resistió al poderoso ejército cartaginés. Tras ocho meses de asedio,
en el otoño del año 219 a.C., Aníbal ordenó el definitivo asalto a la acrópolis de Sagunto. Sus habitantes,
abandonados a sus propias fuerzas, antes que rendirse prefirieron el suicidio colectivo en la hoguera.
Este conflicto originó la Segunda Guerra Púnica.
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