Ver/Abrir - Repositorio Institucional de la Universidad de La Habana

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UNIVERSIDAD DE LA HABANA
FACULTAD DE DERECHO
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS JURÍDICOS BÁSICOS
―Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano.
Su trascendencia para el diseño de la participación política del
ciudadano en el poder local municipal del actual modelo de la
República de Venezuela‖.
TESIS EN OPCIÓN AL TÍTULO DE MÁSTER EN DERECHO
CONSTITUCIONAL Y ADMINISTRATIVO.
Autora: Lic. Viviana Romero Hitchman
Tutora: Dra. Joanna González Quevedo
La Habana,
2016.
“En verdad que no hubo nunca pueblo algunos, donde
con más celo que en Roma, fuese el bien del
Estado el objeto de cada ciudadano”.
José Martí
Obras Completas, Tomo XXV.
A mis seres amados.
A Ale, por existir
A Asdrúval,
por estar siempre a mi lado.
A mis padres
A Asdrúval, por las noches de desvelo en la búsqueda de una idea feliz.
A mis padres, por el impulso.
A mi hermano, por el silencio eficaz.
A todos mis seres queridos, por el apoyo brindado. Por estar ahí.
A Joanna, por la confianza depositada y estar presente, por inculcarme el
amor al Derecho Romano.
A Julio Antonio, por la cordialidad y sencillez.
A todos los profesores que de algún modo me mostraron el camino y
tuvieron la confianza en mí.
A mis amigos.
A todos los que se interesaron por mi superación profesional.
Gracias.
Resumen
La estructura adoptada por el municipio romano permitió la participación popular,
mediante el ejercicio de diversos institutos participativos por parte del populus, con el
objetivo de garantizar el ejercicio de la soberanía (potestas). La existencia de los
comicios, así como un cuerpo de magistraturas elegidas de manera popular, permitía la
participación del populus de manera activa y sin necesidad de mediación en las
actividades de carácter público. De tales elementos se nutrieron hombres como Bolívar
y Miranda para concebir sus proyectos constitucionales durante el proceso
independentista, a partir de la defensa del principio de soberanía popular como medio
idóneo para alcanzar la participación popular en la toma de decisiones, y que
evidencian la funcionalidad de los institutos participativos aportados por modelo
republicano romano del municipio. Es por ello que la presente investigación se centró en
argumentar, a partir del análisis del actual diseño de la participación política del
ciudadano en Venezuela, la existencia de una línea de continuidad histórica y teórica
entre el iuspublicismo municipal romano y el constitucionalismo bolivariano, a partir de
1999.
El reconocimiento de diversos mecanismos de participación, como la revocación del
mandato, la rendición de cuentas e incluso la iniciativa popular legislativa, para el nivel
local municipal, en el actual modelo constitucional de Venezuela, sin dudas apuesta
por el ejercicio de una participación directa, que permita la puesta en práctica de la
soberanía popular. Analizar la presencia de institutos participativos, que propicien la
inmediatez de los individuos en la vida de la sociedad, desde una visión romanista, a
través del pensamiento de Bolívar y Miranda, permitió valorar el alcance y significado
que tienen para la actualidad venezolana, las vías de ejercicio de la soberanía
aportadas por el municipio romano, como un medio para lograr la real concreción de la
democracia.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 1
CAPÍTULO I: IUSPUBLICISMO REPUBLICANO ROMANO Y MUNICIPIO.................. 7
I.I. Nociones preliminares acerca del modelo romano de municipio como expresión
del iuspublicismo republicano. ............................................................................... 7
I.2. La res publicae: su impronta en el modelo iuspublicístico romano. ................ 11
1.2.1 Estructura y funcionamiento del modelo republicano municipal romano. 14
I.3. Principales aportes del municipio romano a los mecanismos de participación
popular, en el ámbito de la creación legislativa y los comicios electorales. ........... 20
CONCLUSIONES PARCIALES............................................................................. 40
CAPÍTULO II: La participación política del ciudadano a nivel municipal en Venezuela a
partir de 1999, como expresión del constitucionalismo bolivariano.. ........................... 41
2.1. Las bases del constitucionalismo bolivariano en Bolívar y Miranda. ............ 41
2.2. Antecedentes históricos del diseño constitucional de la participación popular,
a nivel municipal, en la Venezuela del siglo XX.. ................................................ 49
2.3. Continuidad de los mecanismos de participación popular aportados por el
municipio romano, en el diseño constitucional y legal del ejercicio del poder, a
nivel local municipal en Venezuela, a partir de redimensionamiento de las ideas
de Francisco de Miranda y Simón Bolívar en el constitucionalismo bolivariano. .. 54
CONCLUSIONES PARCIALES. ......................................................................... 77
CONCLUSIONES ....................................................................................................... 78
RECOMENDACIONES.. ............................................................................................. 80
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
INTRODUCCIÓN
Los diferentes cambios constitucionales acontecidos en la América Latina de fines del
siglo XX e inicios del XXI, abrieron el camino para que la participación del ciudadano
en el ejercicio del poder a nivel municipal, constituya un tema de debate en los
escenarios
latinoamericanos. Dichas transformaciones han propiciado que los
espacios en los cuales intervienen los ciudadanos se amplíen y diversifiquen, dándole
mayor protagonismo a los mecanismos participativos en el diseño de los modelos
constitucionales, como vía que posibilite una solución a la crisis que padecen los
actuales sistemas socio-políticos.
Desde los fundamentos políticos y jurídicos se puede asentir que la participación del
ciudadano en el ejercicio del poder no es un fenómeno nuevo, sus bases se
encuentran en las pautas que brindaron las civilizaciones esclavistas griega y,
especialmente, la romana1. De ahí que el valor de abordar un tema como el
―Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia
para el diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del
actual modelo de la República de Venezuela‖, tribute científicamente al Derecho
Romano, a la Teoría del Estado y al Derecho Constitucional, así como al real ejercicio
de la praxis participativa en los modelos objeto de estudio.
Enmarcar el presente trabajo en el modelo constitucional, desde el punto de vista
local municipal de Venezuela,
constituye un tópico que se mantiene en
correspondencia con los procesos que están ocurriendo en nuestra área geográfica.
En tal sentido, GONZÁLEZ QUEVEDO2 señala: ―el estudio valorativo de los llamados, por
una parte de los autores que estudian los fenómenos políticos latinoamericanos,
―nuevos paradigmas democráticos‖, goza de una actualidad temática indiscutida, pues
1
Aunque sobre el tema se hablará posteriormente a lo largo del iter discursivo de esta investigación,
valga dejar acotado desde ahora que el modelo diseñado por Roma adquiere relevancia porque permitió
que la voluntad popular no se encontrase separada de las decisiones gubernamentales y, por otro lado, el
municipio romano constituyó una solución para que los territorios conquistados se insertaran a la vida
social y política del naciente imperio, puesto que el mismo brindó una autonomía sin independencia, pues
el populus podía tomar decisiones al interior de las civitas sin desligarse de los vínculos existentes con el
imperium de Roma. De ahí que veamos el modelo romano con superioridad, ya que posibilitó que los
pueblos dominados desarrollaran identidades propias en la vida social y cultural, sin la necesidad de que
se perdiera el control sobre los ciudadanos de las mismas.
2
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, ―Bases jurídicas, desde la participación ciudadana, para el
empoderamiento político. Estudio de los actuales modelos constitucionales de Venezuela, Bolivia y
Ecuador. ―Tesis presentada en opción al título de Máster en Derecho Constitucional y Administrativo, La
Habana, 2010, p.2. Estos institutos participativos constituyen formas de participación política. Los
mismos, mediante el ejercicio del voto directo y universal, y de otros procedimientos legítimos,
involucran a la ciudadanía en el proceso de toma de decisiones, fuera ya del reducido marco de la
tradicional elección de los miembros de los órganos representativos, como paladín modélico de la
democracia representativa de élites.
Viviana Romero Hitchman
1
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
dichos modelos, desde 1999, han potenciado el reconocimiento constitucional y el
correspondiente desarrollo normativo de diversas instituciones de participación, como
medio para alcanzar un fin: su democratización‖, tomando como punto de partida las
ideas expuestas en torno a la participación popular por Francisco de Miranda y Simón
Bolívar.
Distinguir la continuidad existente entre el pensamiento político y jurídico de Bolívar y
Miranda con el modelo iuspublicístico romano, no es un mero ejercicio de análisis
histórico, sino que representa un estudio de las fuentes de inspiración en el
constitucionalismo bolivariano, como medio para fundamentar la necesidad de otorgar
acción política a los ciudadanos, y el reconocimiento expreso de que el poder reside
en el pueblo y por ende, de éste debe emanar. Que sirva la presente tesis para
evidenciar la vigencia de los mecanismos de participación popular surgidos al interior
del municipio romano, en los proyectos constitucionales impulsados por Simón Bolívar
y Francisco de Miranda, a partir de la regulación de instituciones como el Tribunado, la
elección de los cargos públicos, la rendición de cuentas o la revocación del mandato,
que sin dudas se encuentran presentes en el diseño del ejercicio a nivel local
municipal del constitucionalismo bolivariano.
América Latina, desde antaño, se ha erigido
como una región caracterizada por
reformas constitucionales de carácter formal. Desde finales del siglo XX y principios
del XXI, comenzó a mostrar indicios de una realidad que demandaba rupturas con los
diseños políticos que hasta esos momentos existían. Para intentar dar paso a un
modelo que propiciara la interacción de los ciudadanos de una manera más directa y
permanente en la toma de decisiones, comenzó a reconocerse un mayor número de
instituciones como la consulta popular, la abrogación de la ―ley‖ e incluso la revocación
del mandato. Mecanismos todos de participación popular, que posibilitan la presencia
de los ciudadanos, no solo en los procesos de formación de la ley, sino en el control
de su eficacia, y en la labor que desempeñan los denominados representantes del
pueblo.
Sin embargo, para poder referirse a la presencia de algunas de estas instituciones en
el nivel local del actual modelo constitucional de Venezuela, primeramente se debe
analizar su surgimiento. Para ello es necesario remontarse a Roma, más bien al
estudio del municipio romano, institución que nació para dar solución a un problema de
equilibrio político, ya que estos mecanismos de participación popular fueron surgiendo
como una necesidad para lograr la compatibilidad entre la vida local y el imperium de
Roma. De ahí que el punto de partida lo constituya la sociedad romana, prestando
especial atención a la institución del municipio, y dentro del mismo, el análisis de
Viviana Romero Hitchman
2
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
cómo se evidenció el ejercicio de la soberanía a través de las diferentes formas de
participación popular que se dieron
en su seno, tanto en sentido positivo como
negativo3.
Desde la fase introductoria de esta investigación es preciso dejar sentado, que la
esencia del presente estudio se encuentra en el rescate de las
participación popular
instituciones de
aportadas por el modelo municipal latino, que permitan el
acercamiento paulatino a una dinámica decisoria, capaz de potenciar la participación
en detrimento de la representación4.
Como dirían los romanos ―de cada cosa el
5
principio es la parte esencial‖ , por tal razón esta investigación es una muestra de la
oportunidad y la preocupación académica de encontrar, en los orígenes de los
mecanismos de participación popular, las bases de una temática esencial para la
contemporaneidad.
Resulta entonces trascendente asociar los términos soberanía y mecanismos de
participación popular, pues ambos, de manera conjunta, permiten que recaiga en
manos de los ciudadanos la facultad de poder influir en la conformación y aplicación
de modelos constitucionales más democráticos, al acrecentarse la voluntad popular
en la conformación de los mismos.
Por ello, no resulta disonante analizar de qué manera se pueden
imbricar los
mecanismos de ejercicio de la soberanía, aportados por el municipio romano, a la
participación popular en el diseño constitucional, a nivel local municipal de Venezuela.
Categorías tales como la revocación, la intercessio, la aprobación y abrogación de las
leyes y la resistencia, son instituciones, que a pesar de tener un origen antiguo, sirven
de base para desarrollar un modelo más participativo, es decir, que permita la
vinculación entre el individuo y el Estado.
En efecto, analizar la presencia de mecanismos de participación popular, que
propicien la inmediatez de los individuos en la vida de la sociedad, desde una visión
romanista, permitirá valorar el alcance y significado que tienen para la actualidad las
vías de ejercicio de la soberanía aportadas por el municipio romano.
3
Soberanía positiva en el entendido de ser la facultad del pueblo para intervenir en la toma de decisiones.
En tal sentido encontraríamos la participación popular en la formación de la ley (entiéndase ley en sentido
amplio), lo cual implicaría también facultades para abrogarla; y soberanía en un aspecto negativo es ese
poder del pueblo ejercido con el objetivo de impedir, que la doctrina romanística ha utilizado para
describir los rasgos del Tribunado romano, donde cabe señalar la intercessio. También se incluyen en la
definición de poder negativo la secesión y la huelga. Cfr. CATALANO, Pierángelo, Un concepto olvidado:
Poder negativo en Constitucionalismo Latino I, Instituto Universitario di Studi Europei, Torino, 1991.
4
GUZMÁN HERNÁNDEZ, T. Yan, La representación en política democrática: un cambio de paradigma para
los procesos políticos que apuestan a la participación popular. Ponencia presentada en el Encuentro
Internacional de Historia del Derecho, Filosofía y Sociología Jurídica, en Homenaje al Dr. Julio
Fernández Bulté, La Habana, 23 al 25 de febrero de 2010, p. 1
5
Cfr. D. 1. 2. 1.
Viviana Romero Hitchman
3
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Sin lugar a dudas, ahí radica la novedad científica del tratamiento de este tema. Como
se acotó, el presente estudio no se basa en un mero análisis histórico y romanístico de
determinadas instituciones, sino en valorar e, incluso, llegar a comprender, de qué
modo estos mecanismos de participación popular pueden propiciar una mayor
democraticidad para actuales modelos, tanto constitucionales como legales, a nivel
local, como consecuencia de los procesos que han ocurrido en América Latina, luego
de la segunda mitad del siglo XX.
La realidad latinoamericana, con sus frecuentes cambios, tendentes a un proceso de
democratización, llama a abordar temas relacionados con la participación popular, que
sirvan de sustento doctrinal para complementar lo que se está intentando llevar a la
praxis política. Por tal razón, lo trascendente del tema radica
en estudiar estos
mecanismos de participación popular, desde la mirada del municipio romano, en
analizar
cómo ese poder positivo y negativo que recaía en manos del populus
romano, puede contribuir a la construcción de la sociedad política, a nivel local, en
Venezuela.
De acuerdo con lo planteado anteriormente, el problema de investigación se aprecia
de la manera siguiente: ¿Qué trascendencia ha tenido el iuspublicismo municipal
romano para el diseño de la participación política del ciudadano en el poder a nivel de
municipio, en el actual modelo de la República Bolivariana de Venezuela?
Vinculada con el problema científico, la hipótesis formulada plantea que: Existe una
línea de continuidad histórica y teórica entre el iuspublicismo municipal romano y el
constitucionalismo bolivariano a partir del año 1999, en el diseño de la participación
política del ciudadano a nivel de municipio.
El objetivo general de la investigación consiste en: Argumentar, a partir del análisis del
actual diseño de la participación política del ciudadano en Venezuela, la existencia de
una línea de continuidad histórica y teórica entre el iuspublicismo municipal romano y el
constitucionalismo bolivariano a partir de 1999, lo cual ha contribuido a una mayor
democratización del modelo.
Los objetivos específicos se encuentran formulados del siguiente modo:
1. Sistematizar, a partir del análisis del modelo de Derecho Público Romano, los
principales aportes del municipio romano a la participación popular directa en la
creación legislativa y los comicios electorales.
2. Analizar desde una perspectiva histórica, las bases del constitucionalismo
bolivariano, a partir del estudio del pensamiento de Francisco de Miranda y Simón
Bolívar.
Viviana Romero Hitchman
4
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
3. Demostrar la trascendencia de los aportes del iuspublicismo municipal romano y de
las bases del constitucionalismo bolivariano, en sede de mecanismos de
participación popular directa, para la democratización del diseño constitucional y
legal del ejercicio del poder a nivel local municipal en Venezuela, a partir del año
1999.
Con el objetivo de medir, controlar y estudiar en la investigación, se seleccionó como
variable independiente la valoración de los principales aportes del municipio, como
expresión del republicanismo romano, a los mecanismos de ejercicio y defensa de la
soberanía popular en su sentido positivo y negativo, y como variable dependiente, la
democratización del diseño constitucional y legal del ejercicio del poder a nivel local, en
el actual modelo de Venezuela.
Los métodos jurídicos empleados en la investigación:
1. Teórico-jurídico: Este método permitió definir adecuadamente las variables y
categorías que posibilitan la materialización del diseño y medir los resultados
obtenidos con la aplicación de otros métodos teóricos o empíricos. En este sentido
permitió brindar un marco teórico adecuado, teniendo como base delimitaciones
conceptuales, como participación popular, municipio, y soberanía. También
posibilitó definir términos como la revocación, la intercessio, la aprobación y
abrogación de las leyes y la resistencia, entre otros.
2. Método de análisis histórico: Resulta útil para realizar un análisis de las raíces
históricas de las instituciones de participación directa en su expresión normativa, así
como para el estudio de las principales manifestaciones de dichos institutos
participativos en la historia constitucional de Venezuela. Además permitió realizar
un bosquejo sobre las diferentes instituciones relacionadas con los mecanismos de
participación popular que aportó el municipio romano en su devenir histórico, así
como la continuidad y vigencia de éstos en el pensamiento político y jurídico de
Simón Bolívar y Francisco de Miranda.
3. Método jurídico: El contenido que nos brinda este método resulta factible a la hora
de establecer el sentido, alcance, principios y fines de los diferentes proyectos y
normativas constitucionales que, desde el campo del Derecho Constitucional, han
evidenciado la recepción de los mecanismos de participación popular aportados por
el municipio romano.
4. Análisis de documentos: Permitió el estudio de documentos jurídicos que van desde
fuentes históricas como el Corpus Iuris Civilis, proyectos constitucionales de
Francisco de Miranda de 1790, 1798, 1801 y 1808; el Discurso de Angostura; la
Constitución de Bolivia de 1826 y constituciones latinoamericanas, hasta otras que
Viviana Romero Hitchman
5
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
sirvieron de referencia para el actual diseño de la participación en el nivel local
municipal de Venezuela. Así mismo se analizarán leyes de participación ciudadana y
leyes de procedimiento de las instituciones participativas en el país objeto de
estudio.
Los resultados obtenidos con la investigación son de carácter teórico, pues con ellos se
abordaron las bases teóricas de la participación política como esencia del
iusrepublicanismo romano en sede de mecanismos de participación popular
con
trascendencia a la actualidad venezolana, y especial referencia en el nivel local
municipal. Con la tesis se logró una sistematización acerca de los mecanismos de
ejercicio de la soberanía aportados por el municipio romano a lo largo de su desarrollo.
Además se realizó un análisis histórico de las bases del constitucionalismo bolivariano a
partir del pensamiento de Bolívar y Miranda. Por último se aportó un análisis de la línea
de continuidad histórica y teórica entre el iuspublicismo republicano romano y el
constitucionalismo bolivariano a partir del año 1999.
La tesis se estructura en introducción, dos capítulos, conclusiones, recomendaciones,
bibliografía y anexos.
En el Capítulo I se analizó el modelo romano de municipio como expresión de
republicanismo, abordando de este modo aspectos históricos y teóricos doctrinales. Así
como un estudio del diseño republicano municipal romano, que posibilitó el ejercicio de
la soberanía tanto positiva como negativa por parte del populus, para finalizar con un
esbozo de los principales aportes del municipio romano a la participación popular
directa.
En el Capítulo II se exponen los antecedentes históricos del diseño constitucional de la
participación popular a nivel municipal en la América Latina en los siglos XIX y XX. Se
realiza un análisis de los mecanismos de ejercicio de la soberanía popular a nivel local
en el actual modelo constitucional de Venezuela. A partir del estudio de las ideas de
Francisco de Miranda y Bolívar en torno a la participación popular, se evidencia la línea
de continuidad entre ambos y el iusrepublicanismo romano. Además, se demuestra su
impronta en la configuración del constitucionalismo bolivariano actual, con especial
referencia al diseño de la participación popular en el nivel local municipal de Venezuela.
Viviana Romero Hitchman
6
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Capítulo I: Iuspublicismo republicano romano y municipio.
1.1 Nociones preliminares acerca del modelo romano de municipio como
expresión del iuspublicismo republicano.
El Estado es una organización que comprende todo un enramado de instituciones
administrativas que lo convierten en un ente complejo y extenso; aspectos estos que
propician que no siempre esté en constante interacción con las necesidades más
elementales de los ciudadanos. Por ello, surge la necesidad de contar con una
institución que se encuentre más próxima a los problemas que se suscitan a nivel
local, tanto jurídicos como administrativos, y que a la vez brinde solución a los mismos,
sin desvincular a los individuos de la superestructura que es el Estado. Esa institución
es el municipio.
Algunos autores6 plantean que el origen del municipio se encuentra en Grecia, con el
diseño de las Polis Estados, que servían de base a la vida política griega y de
escenario para las actividades sociales. Otros establecen su surgimiento en tiempos
de la antigua Roma, como una creación del Derecho Público romano, que nace con el
objetivo de controlar los territorios conquistados7. Sin embargo, en el modelo griego de
las Polis Estado el ejercicio de la democracia no rebasó el marco de las mismas,
mientras que el diseño republicano municipal romano desde sus inicios estuvo
concebido para revitalizar y organizar el territorio de Roma, en la medida en que se
expandía.
La supervivencia de esta institución después de la caída del imperio romano permitió
que el municipio transitara de una formación económica a otra, sin perjuicio de las
variaciones ocurridas en algunos de sus elementos. Sin embargo, el fenómeno de la
participación popular se mantuvo invariable en cada una de sus etapas8, como
expresión latente del ejercicio de la soberanía popular.
En América Latina, el proceso de conquista y colonización trajo el concepto de
municipio desde la metrópoli, y se asentó en las colonias como un elemento intrínseco
de las mismas, al interior de cada uno de los territorios conquistados. Por tal razón, la
historia municipal tiene un amplio recorrido en la región, toda vez que en no pocas
6
Así autores como LEAL OSORIO, Salvador Antonio, en Dialéctica del municipio. Nomogenia municipal,
Tesis de doctorado, Maracaibo, Venezuela, Universidad del Zulia, 1962, Revista de la Facultad de
Derecho, Venezuela, núm. 9, septiembre-diciembre de 1963, pp. 103-172. Siguiendo la misma línea de
pensamiento, de ver el municipio como una creación griega, cita a MUNRO y CARMONA ROMAY, que
sostienen que ello ocurrió con la formación de los demos en Atenas, por obra de Clístenes; considerando
a la polis como un Estado-ciudad, mientras los demos constituyen los municipios; pp.118, 123 y 124.
7
En tal sentido encontramos autores como POSADA, Adolfo, El régimen municipal de la ciudad moderna,
España, 1936, p.37; y BIELSA, Principios de régimen municipal, Lajourne y Cía., Buenos Aires, 1930,
p.27., que defienden la tesis del surgimiento del municipio en Roma.
8
Vid infra epígrafe 1.3
Viviana Romero Hitchman
7
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
ocasiones ha jugado un rol importante dentro de los cambios políticos ocurridos. No
obstante, es a partir de la segunda mitad del siglo XX, que los teóricos empiezan a
realizar una mirada hacia la impronta del modelo iuspublicístico romano en la
estructura municipal adoptada en América Latina9, como consecuencia del rescate de
instituciones participativas, en pos de la inclusión ciudadana en la toma de decisiones.
Es así, que diversos autores10 comienzan a evidenciar la trascendencia del modelo
republicano romano en América Latina, y en la actualidad, no resultan escasos los
estudios11 sobre la participación popular en el ejercicio del poder político, y su
vinculación con el municipio, como medio idóneo para propiciar el rescate de la
democracia. De tal modo, se pueden apreciar estudios detallados desde el ámbito
foráneo12, e incluso desde el suelo patrio como los de las doctoras PÉREZ HERNÁNDEZ
9
Durante la segunda mitad del siglo XX, la importancia del iuspublicismo romano fue evidenciada por
filósofos como GYÓRGY LUKÁCS y HANNAH ARENDT, debido a que los juristas de la región no le
brindaron la importancia debida a este tema hasta finales del siglo XX, en que comienzan a perfilarse
nuevos cambios en el panorama político propiciados por la transformación de las instituciones políticas y
jurídicas, en pos de aumentar la participación ciudadana en la toma de decisiones, luego de la caída de las
dictaduras militares a finales de los años 80.
10
Vid. CATALANO, Pierángelo, ―Derecho público romano y principios constitucionales bolivarianos”.
Constitución y constitucionalismo hoy, Fundación Manuel García Pelayo, Caracas, 2000; FERNÁNDEZ
BULTÉ, Julio, Separata de Derecho Público Romano, Editorial Félix Varela. La Habana, 2004;
FERNÁNDEZ DE BUJÁN, Antonio, Derecho Público Romano, Editorial Civitas, decimocuarta edición,
2011; FERNÁNDEZ ESTRADA, Julio Antonio, De Roma a América Latina: El tribuno del pueblo frente a la
crisis de la República, Centro de Estudios Jurídicos y Sociales Mispet, A.C, Aguas Calientes, San Luis
Potosí, 2014; LOBRANO, Giovanni, ―Republica e municipi‖, en Costituzionalismo Latino II, Consiglio
Nazionale delle Ricerche Progetto Italia – América Latina, 1996; RINALDI, Norberto, Lecciones
ampliadas de Derecho Romano, 1ra Edición, Buenos Aires, 2007; RUBIO CORREA, Marcial, ―La
participación del pueblo en la elaboración constitucional dentro de los países latinoamericanos de
Sudamérica‖, en Costituzionalismo Latino II, Consiglio Nazionale delle Ricerche Progetto Italia –
América Latina, 1996; TORRENT, Armando, Derecho Público Romano y sistema de fuentes, Edisofer S.L,
Zaragoza, 2002.
11
Vid. ACKERMAN, Mario, El constitucionalismo social en América latina, Revista Latinoamericana de
Derecho Social, No.1, julio-diciembre de 2005. Edición digital; Asociación Latinoamericana de
Sociología (ALAS) y el Centro de Estudios de América: Estado, nuevo orden económico y democracia en
América Latina. Editorial Nueva Sociedad, Venezuela, 1991; BOBBIO, Norberto, El futuro de la
democracia, Fondo de Cultura Económica, México, 1996; BORÓN Atilio, Nueva hegemonía mundial,
alternativa de cambio y movimientos sociales, Clacso Libros, Buenos Aires, 2004, CONCHA CANTÚ,
Hugo A, Sistema representativo y democracia semidirecta (Memoria del VII Congreso Iberoamericano
de Derecho Constitucional), UNAM, México, 2002; DE SOUSA SANTOS, Boaventura: Reinventar la
democracia. Reinventar el Estado, Editorial José Martí, la Habana, 2005; DIETERICH, Heinz: Democracia
participativa y protagonismo social. Alcaldía del Municipio Libertador. Caracas, 2001; DIETERICH,
Heinz, Bases de la democracia participativa y del nuevo socialismo del siglo XXI, Siglo XXI, Buenos
Aires, 2001; DILLA, Haroldo, "Pensando la alternativa desde la participación.", Revista Temas No. 8,
octubre-noviembre. La Habana, 1996; Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Diccionario
electoral, Primera edición, CAPEL, Costa Rica, 1989; NOHLEN, Dieter et al (comps.), Tratado de
derecho electoral comparado de América Latina. Instituto Internacional de Derechos Humanos,
Universidad de Heidelberg, Instituto Federal Electoral, Fondo de Cultura Económica y Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la federación, México, 1998; SARTORI, Giovanni, Teoría de la democracia. Los
problemas clásicos, Alianza Editorial, México, 1997.
12
Vid., Nota al pie 6.
Viviana Romero Hitchman
8
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
y PRIETO VALDEZ13, así como VILLABELLA ARMENGOL14 y DEL RIO HERNÁNDEZ15, acerca
del municipio y la participación popular.
Empero, aunque las últimas constituciones aprobadas en América Latina luego de
199916, han tenido como propósito la construcción de un modelo político alternativo17,
en busca del reconocimiento constitucional de mecanismos de participación popular,
para hacer frente a la crisis que padecen sus sistemas políticos, los estudios
profundos acerca de estos procesos resultan escasos. De tal forma, las disquisiciones
teóricas en torno a la participación popular en Venezuela transitan, desde estudios
sobre la estructura del mismo, hasta el alcance de la titularidad de los sujetos
legitimados para el ejercicio del poder en la toma de decisiones, y la expresión de
diversos institutos participativos como el referéndum, la revocación del mandato, o la
elección de cargos públicos18. Incluso, en la doctrina venezolana, el ámbito de estudio
se ha circunscrito en demostrar cómo el constitucionalismo bolivariano ha influenciado
en la configuración de institutos participativos, que transformen las formas de
legitimación del poder y la representación política en pos de afianzar la democracia19,
13
V. gr. “El Municipio cubano. Organización y funcionamiento. Análisis y propuesta.”, “Ejercer
gobierno: Una capacidad potencial de las Asambleas Municipales del Poder Popular. Su
perfeccionamiento, un reto para la futura ley de los municipios.”, “ESTADO, GOBIERNO Y
ADMINISTRACION. Diferenciación conceptual a propósito de la Ley de los municipios.”,
“Consideraciones en torno a un proyecto de ley de organización y funcionamiento de los municipios.”,
“La descentralización de las decisiones a favor de los Municipios” (un reto y una necesidad para los
pueblos), “Funcionamiento de los Órganos Locales del Poder Popular”, entre otros.
14
VILLABELLA ARMENGOL, Carlos, "El municipio cubano actual. Su modelo estatal.", Tesis doctoral,
Camagüey, Editorial.. Universidad de Camagüey, Facultad de Derecho, 1998.
15 DEL RÍO HERNÁNDEZ, MIRTHA ARELY: “La participación popular en el proceso de toma de decisiones
públicas en el ámbito local comunitario en Cuba. Su régimen jurídico.”, Tesis Doctoral, Facultad de
Derecho, Universidad Central ―Martha Abreu‖ de Las Villas, Santa Clara, 2001.
16
En tal sentido se hace referencia a las constituciones de Venezuela (1999), Bolivia (2008) y Ecuador
(2008), que han representado un punto de ruptura, a partir de un nuevo diseño de la participación popular
en la toma de decisiones.
17
Vid.; GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna. Bases jurídicas, desde la participación ciudadana, para el
empoderamiento político. Estudio de los actuales modelos constitucionales de Venezuela, Bolivia y
Ecuador, ob. cit.; y HERNÁNDEZ AGUILAR, Orisell, “La incidencia de la calidad técnico-jurídica de la
regulación jurídica de los mecanismos de participación popular municipal en Cuba en su realización.
Estudio teórico y análisis probabilístico en el municipio Pinar del Río.” Tesis presentada en opción al
Título de Máster en Derecho Constitucional y Administrativo, La Habana, 2011.
18
Vid. GUZMÁN HERNÁNDEZ, Yan, ―Representación en política, instituciones de democracia directa y
revocatoria de mandato en Venezuela – Una manera de interpretar el modelo normativo-constitucional
venezolano de participación política‖, Tesis presentada en opción al título de Doctor en Ciencias
Jurídicas. La Habana, 2007; GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna. Bases jurídicas, desde la participación
ciudadana, ob. cit.; PÉREZ HERNÁNDEZ, Yuri, ―El abstencionismo electoral pasivo y su incidencia en el
sistema político de la República Bolivariana de Venezuela”, Tesis presentada en opción al título de
Máster en Derecho Constitucional y Administrativo, Universidad de La Habana, La Habana, 2011.
19
Vid., MÁRQUEZ L., Carmen María, Constitucionalismo bolivariano como marco normativo de
legitimación de los líderes latinoamericanos del siglo XXI, Cuestiones Jurídicas, Revista de Ciencias
Jurídicas de la Universidad Rafael Urbaneta. Vo. V., No.2, julio-diciembre 2011.; RODRÍGUEZ DE
SANOJA, Luisa, Experiencia venezolana de participación ciudadana en la gestión de los ingresos
públicos: el presupuesto participativo, Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas No. 5,
Viviana Romero Hitchman
9
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
sin valorar la esencia romanista de algunos de estos mecanismos. Tampoco han
tenido como propósito evidenciar el propio hecho de que Bolívar, al postular sus ideas
en torno a la participación popular, acogió los elementos de las magistraturas romanas
que propiciaban el ejercicio libre de la soberanía, tales como la elección de los cargos
públicos, la temporalidad en el ejercicio de las funciones, la revocación del mandato, o
el propio nomen jurídico de éstas.
Es este particular del que carecen las investigaciones realizadas acerca de la
participación popular en Venezuela. Debido a que no se adentran en demostrar las
raíces iusromanísticas de los institutos participativos consagrados en la constitución
venezolana para el ejercicio del poder a nivel local municipal. Dado que el Modelo de
Derecho Público Romano, articuló en su devenir histórico un conjunto de mecanismos
dirigidos a garantizar la participación del populus en la toma de decisiones.
Evidenciado en la potestas, como poder indiviso, indelegable e intransferible de todos
los ciudadanos que conformaban la civitas, y que de forma directa era ejercido a
través de la participación en los comicios o concilios de la plebe, a fin de participar
tanto en la formación de las leyes, como en la elección y revocación de los
magistrados romanos, con efectos vinculantes. Elementos de los que se nutrieron
hombres como Bolívar y Miranda para concebir sus proyectos constitucionales durante
el proceso independentista, y que evidencian la funcionalidad de los mecanismos de
participación popular aportados por modelo republicano romano de municipio.
Ese representa el iter de la presente tesis, la continuidad de los mecanismos de
participación popular surgidos en el municipio romano, en la constitución venezolana,
a partir del rescate del pensamiento de Bolívar y Miranda, con especial referencia al
ejercicio del poder a nivel local municipal.
Universidad de Carabobo. 2009.; PAZ DE HENRIQUEZ, Norma. "La consolidación de la Democracia
participativa en el Estado Venezolano". ANUARIO N° 25 Revista del Instituto de Derecho Comparado
de la Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo. INQUIVAL Gráfica C.A. Valencia Venezuela. Julio 2003.; BREWER Carías, Allan R. "La Crisis de la Democracia Venezolana, la Carta
Interamericana y los sucesos del de abril de 2002", Editorial CEC, S.A. Libros de El Nacional. Caracas Venezuela. 2002.; NJAIM, Humberto. "El Sistema Político, Democracia y participación: Principios
Rectores y Consecuencias". Revista N° 14 de la Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y
Sociales. La Constitución de 1999.Anauco Ediciones, C.A. Caracas. Venezuela. 2000.
Viviana Romero Hitchman
10
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
1.2 La res publicae: su impronta en el modelo iuspublicístico romano.
El término res pública constituye una expresión latina, que literalmente significa cosa
pública. En un sentido etimológico, es el origen de la palabra república, y su uso se
encuentra asociado a los vocablos Estado y sector público20.
En la Antigua Roma, la res publicae tuvo diferentes interpretaciones. Es así, que se
distinga como cosa pública en contraposición al concepto de propiedad privada,
abarcando en este sentido la antaña distinción entre Derecho Público y Derecho
Privado. Res pública se convierte en un vocablo empleado para denominar aquello
que le pertenece al populus romano en general, y así lo plantea FERNÁNDEZ BULTÉ al
referir:
[...] Por eso es preciso recordar que el adjetivo publicus deriva de populicus, es decir,
de populus. Entonces queda claro el significado de publicus, pues se asocia a la
pertenencia al populus, a una entidad sociopolítica organizada como tal en la civitas. Y
la cosa pública (la res publicae) es la cosa del populus21.
Es así, que en Roma el vocablo publicus se asocia con la palabra populus, es decir; la
sociedad organizada en civitas, ya sea romana o no. Entonces cosa pública es la cosa
del pueblo22.
También hay autores, que emplearon la palabra res publicae para referirse a la época
en que Roma era gobernada como una República, haciendo de este modo alusión a la
categoría de Estado. Para POLETTI al hablar de Estado Romano se podría entender
que el mismo alcanza un significado equivalente a los vocablos civitas, res pública o
imperium, o de manera general resultaría la sociedad política romana23.
Res pública adquiere en la doctrina un significado contrario al concepto de
representación, toda vez que res pública- res del populus implica presencia del pueblo.
Representa un modelo esencialmente democrático, que en el contexto iuspublicístico
romano, permitió la presencia de mecanismos que posibilitaron que la formación de la
voluntad común surgiera de lo que pudiera denominarse un contrato entre iguales, a
consecuencia de una lógica jurídica de hierro.24
20
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española lo precisa de ese modo al establecer que
república es la forma de gobierno en la que el poder reside en el pueblo, que elige a sus gobernantes para
que lo ejerzan durante un período de tiempo determinado por su constitución.
21
FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Separata de Derecho Público Romano, ob. cit., p. 8.
22
Cfr. COSTA, Emilio: Historia del Derecho Romano Público y Privado, Trad. Manuel Roventos y
Noguer. 1ª Ed. Madrid, Reus, 1930, p.1.
23
Cfr. POLETTI, Ronaldo, Direito Público Romano. Instrumento de Crítica. Separata da Revista de
Informação Legislativa. Año 30 n.117 jan/mar. Brasilia, 1993, p. 371
24
Cfr. LOBRANO, Giovanni, République et démocratie anciennes avant et pendant la Révolution, en la
Revista Révolution et République. L´exception française. Éditions Kemé, París, p. 47.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
La República fue la organización política que siguió a la Monarquía en Roma luego de
la expulsión de Tarquino el Soberbio,25 resultado de la continua expansión que se
venía experimentando. Como consecuencia del afán romano por ensanchar sus
límites más allá del Lacio y la península itálica, se sustituyó la Monarquía por un
gobierno de carácter colegiado, donde sus funcionarios resultaban electos para ejercer
sus poderes de conjunto con distintas magistraturas, en las cuales recaían funciones
políticas y administrativas. Su concepción iuspublicística posibilitó la constitución de
una organización política capaz de hacer frente a las nuevas transformaciones que
estaban ocurriendo, producto del nuevo desarrollo económico que operaba en Roma,
que hizo quedar atrás la etapa de la economía doméstica.
Es en este período, que a raíz de las transformaciones ocurridas, surgen nuevas clases
sociales cuyos intereses no siempre coincidían con los del viejo patriciado. Aspecto que
determinará en cierta medida que la realidad romana durante el período de la República
se vea en dos aspectos: hacia lo interno, enmarcado en la lucha entre patricios y
plebeyos, y a lo externo, relacionado con la campaña de expansión hacia nuevos
territorios.
Con el advenimiento de la organización republicana, la figura del rex fue sustituida por
diversas magistraturas con funciones específicas, que respondían a las exigencias de
las nuevas necesidades económicas y sociales que afrontaba Roma producto de la
expansión territorial. Estas fueron el Consulado, la Dictadura, la Pretura, la Cuestura, la
Censura, la Edilidad curul y el Tribunado de la plebe26.
A Roma, le resultaba imposible eliminar totalmente los ordenamientos preexistentes
antes de su llegada a los territorios conquistados, y por otro lado, su estructura a nivel
estatal, era insuficiente para llevar a cabo la administración que hacía falta a
consecuencia del aumento tanto territorial como poblacional. Por ello los romanos
mantuvieron las organizaciones que tenían esos pueblos. En estas nuevas localidades
a sus habitantes se les consideraba ciudadanos romanos, y las mismas, formaban
parte de la estructura estatal romana, conservando, a pesar de ello, una autonomía
administrativa propia27.
25
Según FERNÁNDEZ BULTÉ, Tarquino el Soberbio fue el último rey de origen etrusco, que según cuenta
la tradición romana resultó derrocado al ser expulsado del trono en el 507 o 509 a.n.e, en FERNÁNDEZ
BULTÉ, Julio, Siete Milenios de Estado y de Derecho, Tomo I. Editorial Ciencias Sociales, La Habana,
2008, p.251
26
Cabe señalar, que el Tribunado constituyó una magistratura que adquirió gran relevancia en Roma,
debido a las facultades que poseía el magistrado elegido para llevar a cabo la defensa de los plebeyos, y
porque fue una institución que democratizó la República. Vid infra epígrafe 1.3.
27
BURDESE-BOSH, Manual de Derecho Público Romano, Casa Editorial- Urgel, 51 bis. Barcelona, 1972,
pp. 128-129.
Viviana Romero Hitchman
12
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
De este modo, todas las instituciones que surgieron en la época republicana
propiciaron el buen desempeño del nuevo modelo sociopolítico que se fue imponiendo.
Ello tiene fundamento en la necesidad de que las ciudades conquistadas se insertaran
a Roma, a través de métodos flexibles que permitieran la existencia de un equilibrio
político entre la vida local y el imperium romano.
En este período la participación popular, o mejor dicho, la participación del populus se
realizaba mediante los comicios28, a decisión de los cuales resultaban sometidos los
principales problemas que afectaban el orden público romano y sus vicisitudes
políticas.29
Sin dudas, la res publicae romana, durante este tiempo adquirió relevancia, pues el
nuevo diseño sociopolítico que trajo el advenimiento de la República, permitió que la
voluntad popular no se encontrase separada de las decisiones gubernamentales. De
este modo, las estructuras creadas otorgaron autonomía a las distintas ciudades
romanas, además de la capacidad para desde sus territorios acceder a la vida política
de Roma, a partir de las decisiones adoptadas en los comicios. Probablemente se
podría asemejar a una suerte de autonomía funcional, pues les permitía a los pueblos
conquistados mantener su sentido de identidad, y a la vez constituía un medio para
evidenciar la pertenencia al populus romano en su conjunto y al poder del imperium de
Roma.
Además, el modelo iuspublicístico romano se nutrió de los cambios operados en la
República, pues sin obviar que la participación del populus se canalizaba a través de
los comicios, ni la importancia de éstos, uno de los grandes aportes de este modelo
fue la defensa de la soberanía30 popular a través de sus instituciones o instrumentos
políticos. El tribunado, su poder de intercessio o veto ante cualquier decisión de los
magistrados que lesionaran los intereses plebeyos, su ius auxilii (derecho de ayuda
frente al imperium de los magistrados supremos), la provocatio ad populum y la
28
La Ley Valeria- Horatia del 449 a. n. e. y la Ley Hortensia del 287 a. n. e. establecieron los comicios
por tribus, en lugar de los curiados y centuriados, lo cual permitió la democratización de la República al
permitir que en la toma de decisiones participaran todos los habitantes de la misma, posibilitando la
presencia de voluntad popular en las disposiciones tomadas, pues era en los comicios donde se aprobaban
todas las decisiones políticas que interesaban a la República romana; y en tal sentido nos lo señala
ROUSSEAU al plantear: […] Aucune loi ne recevait la sanction, aucun magistrat n´était élu, que dans les
comices; et, comme il n´y avait aucun citoyen qui ne fût inscrit dans une curie, dans une centurie, ou dans
une tribu, il s´ensuit qu´aucun citoyen n´était exclu du droit de suffrage, et que le peuple romain était
véritablement souverain de droit et de fait. ROUSSEAU, Jean Jacques en Du Contrat Social, Editions
Sociales, Paris, 1963. Livre IV, Chap. IV: Des comices romains, p. 183.
29
FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Siete Milenios de Estado y de Derecho, Tomo I, ob. cit., p.264.
30
Soberanía implica la facultad que poseen los ciudadanos para participar por sí mismos en diversos
procesos, y de igual manera incidir en ellos. Al asociarla con las diversas categorías de participación
popular, se obtendrá un binomio que posibilita a los ciudadanos poder influir, desde dentro, en la vida
política del Estado. Desde ese momento dejarán de ser meros espectadores para convertirse en actores de
su propia realidad.
Viviana Romero Hitchman
13
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
dictadura, fueron instituciones con diversas finalidades que materializaban la res
publicae, e hicieron trascender la República romana a los fines actuales de
democratizar los modelos políticos modernos31.
1.2.1
Estructura y funcionamiento del modelo republicano municipal romano.
El término municipio viene del latín municipium y significa el desempeño de una
función que se asume por sí misma y se complementa como institución. Para algunos
autores significa etimológicamente municipio, de manus, que es carga, oficio, misión y
capio que significa tomar, coger, asumir a la fuerza. Lo que implica la idea del
desempeño de una función que se asume o que se recibe que de algún modo se venía
ejerciendo32.
Las fuentes latinas señalan para el vocablo municipium un triple significado33:
a) Equivale a población fortificada,
b) Se refiere al cargo de autoridad que se posee dentro de dicha población,
c) Equivale a los habitantes de la misma población.
Igualar el término municipio con el de población fortificada radica en que el mismo
contiene el verbo munio, que significa ―fortificar‖ o ―amurallar‖, por lo que el sustantivo
municipium recibe el nombre de ―lugar amurallado o fortificado‖, ya que durante la
expansión de los romanos, éstos encontraron pueblos que estaban asentados dentro
de sus fortificaciones y a los cuales denominaron municipia, a diferencia de los que se
encontraban en los campos, sin fortificaciones; razón por lo cual los romanos los
llamaron los llamaron fundus o ager34.
Con relación a esta clasificación realizada por los romanos, se plantea que los
municipia serían organizaciones mejor organizadas internamente y de mejor desarrollo
político-social, motivo que les pudo haber permitido seguir un proceso hacia formas de
urbanización o constitución de ciudades (civitates), mientras que los fundus o ager
serían instituciones o entidades de carácter rural, con menor grado de desarrollo
político y económico35.
31
GUZMÁN HERNÁNDEZ, Yan, ―Representación en política, instituciones de democracia directa y
revocatoria de mandato en Venezuela – Una manera de interpretar el modelo normativo-constitucional
venezolano de participación política‖, ob. cit., p.34.
32
HERNÁNDEZ, Antonio María, Derecho Municipal, Prólogo de Pedro J. Frías, 2ª. Ed. Actualizada y
aumentada, Depalma, Buenos Aires, 1997.
33
VÁZQUEZ, Héctor, El nuevo municipio mexicano, Secretaría de Educación Pública, Serie Foro 2000,
México, 1986, p. 40.
34
HERNÁNDEZ, Antonio María, ob. cit. pp. 71-72.
35
VÁZQUEZ, Héctor, ob. cit., p. 42.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Otro significado que se le dio al municipium fue el de autoridad, debido a que en el
vocablo se encuentra la voz munus eris, que significa ―cargo, oficio o autoridad‖36. La
doctrina le asigna a la misma categoría un último concepto: el de considerar al
municipium como equivalente a sus habitantes37, es así que la misma palabra
adquiere tres significados, todos ellos relacionados con el modo en que Roma
afrontaba los hechos acontecidos durante su expansión en la época republicana.
Lo descrito anteriormente evidencia porque la forma de organización municipal fue la
que prevaleció por encima de otras existentes. No caben dudas, que tanto el fundus
como el ager permitían que los pueblos en ellos asentados tuvieran una organización
más o menos desarrollada, y que incluso puedan haber posibilitado la presencia de
autoridades y la creación de leyes propias.
Sin embargo, estas formas de organización territorial, carecían de algo que distinguía
al municipio, que lo hacía factible para los planes expansionistas de Roma. Sus
habitantes no recibían el trato de iguales por parte del pueblo romano, aspecto
solucionado en el municipio, pues el otorgamiento de esta condición era un privilegio.
A sus habitantes se les reconocía una vida tan digna y libre como la de los habitantes
de Roma, ya que luego de la concesión de esta categoría, entraban a formar parte de
las estructuras romanas al ser inscritos en la lista de censos y ser integrantes de la
organización militar romana.
El municipio es una categoría otorgada por Roma a los territorios conquistados, en un
primer momento, durante la etapa republicana, solamente restringido a la región
itálica, pues significaba un privilegio, puesto que a sus habitantes se les reconocía un
status de ciudadano romano. Luego, a raíz del alcance de la expansión territorial
desarrollada durante la República, se les concedió esta categoría a los demás pueblos
conquistados que se encontraban fuera de los límites del territorio itálico.
Esta estructura le permitió a Roma, revitalizar y organizar su territorio en la medida en
que se fue expandiendo. Al mismo tiempo, consolidó la existencia de la República,
toda vez que cada municipio se consideraba una civitas con una administración propia,
que permitía la existencia de magistrados y comicios. Es así que el diseño
gubernamental presente en la superestructura fue posible llevarlo al interior de cada
ciudad, para que coexistiera con las identidades propias que cada pueblo conquistado
por Roma había desarrollado durante años.
El municipio supuso la presencia de criterios más flexibles en cuanto la relación entre
el imperium de Roma y la vida social y cultural que al interior del mismo se
36
37
Íbidem.
HERNÁNDEZ, Antonio María, ob. cit., p. 76.
Viviana Romero Hitchman
15
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
desarrollaba, pues contribuyó a que sus habitantes pudieran tener el control de los
asuntos locales. Lo que denota cierta autonomía administrativa, pero sin dejar de
mantener una conexión política con el imperio a través de instituciones como fueron
los magistrados.
En tal sentido FERNÁNDEZ DE BUJÁN38 realiza un análisis al plantear:
[...] Se les da la denominación de municipios a aquellas ciudades que anexionadas a
Roma pierden su independencia política, conservando una cierta autonomía en su
organización territorial y en su Derecho. Fue una práctica tradicional de Roma
respetar, en buena medida, el Derecho consuetudinario de los territorios conquistados.
Los miembros del municipium, munícipes, a los que se aplica originariamente el
Derecho privado romano y se les somete a una serie de cargas y obligaciones fiscales
(municipium deriva de munus, carga, imposición, y capere, establecer), acaban siendo
considerados ciudadanos romanos con plenos derechos políticos, entre ellos la
posibilidad de votar en asambleas por la aprobación de las leyes y la elección de los
magistrados concernientes al espacio municipal, o incluso intervenir en la elección de
funcionarios de la ciudad de Roma, así como ser consultados antes del proceso de
aprobación de leyes para la urbe central romana.
Roma estableció con su expansión territorial un verdadero régimen municipal, que
posibilitó concederle a los pueblos conquistados cierta autonomía, aun y cuando se
encontraban en una situación de dependencia con respecto al imperium de Roma.
Un municipio podía constituirse por un proceso anterior de deditio a Roma de una
comunidad extranjera, o bien después de un foedus entre las dos ciudades, el cual
ocurría con posterioridad a la deditio39. El acto de constitución consistía tanto en el
foedus como en una lex, que comúnmente es una lex datae40, emitida por el
magistrado autorizado, y a la cual le puede suceder la celebración de un tratado.
Como se señaló anteriormente, en Roma coexistieron distintas denominaciones para
nombrar a los pueblos conquistados, lo cual influyó en que se dieran al unísono
variadas formas de administración, de acuerdo con la autonomía que en cada una de
ellas existiera. Acorde con ello, resultaría válido entender que el funcionamiento de los
municipios, desde el punto de vista organizativo-funcional, pudo recaer en los
comicios.
38
FERNÁNDEZ DE BUJÁN, Antonio, Derecho Público Romano, ob. cit., p. 148.
BURDESE- BOSH, ob. cit., p. 129.
40
FERNÁNDEZ DE BUJÁN, plantea que las leges datae no resultaban votadas por la asamblea sino que eran
dadas por un magistrado para organizar un territorio o regular una cuestión de carácter administrativo. Es
así que se diferencian de las leges rogatae donde el magistrado ruega o solicita al pueblo la aprobación de
una ley, en FERNÁNDEZ DE BUJÁN, Antonio, Derecho Público Romano. Recepción, Jurisdicción y
Arbitraje. 9ª. Edición, Thomson, Civitas, Madrid, 2005, p. 138.
39
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
¿Por qué analizarlo de este modo? Al estudiar la historia de Roma, se observa que
desde sus inicios, la manera que encontraron sus habitantes para poder llevar a cabo
la vida en sociedad fue a través de las asambleas del pueblo41, convertido con el
transcurso del tiempo en un mecanismo del pueblo para el acceso al ejercicio del
poder público. Aunque los términos municipio y comicios no constituyen sinónimos,
podemos encontrar similitudes entre ambos en relación con las facultades existentes
para el ejercicio de la soberanía por parte del populus romano. Toda vez, que tanto los
habitantes de los comicios como los del municipio, eran considerados ciudadanos
romanos.
FERNÁNDEZ DE BUJÁN
42
confirma esta afirmación al establecer que en el orden
administrativo el municipio descansa sobre tres órganos: magistratura, consejo
ciudadano y asamblea popular, que se presentan de manera variada, en tanto abarcan
desde el reconocimiento de una amplia autonomía hasta una administración central
por parte de Roma. En tal sentido, considera que las asambleas populares se
constituyen teniendo en cuenta un criterio de dividir a la ciudadanía que componía al
municipio en distritos político- administrativos, curias o tribus, distinguiendo como
principal función de las mismas la elección de los magistrados.
Además, se puede encontrar fundamento a lo expresado en las características que
diversos autores43 le atribuyen al municipio romano:
 Un territorio o espacio geográfico propio.
 Un pueblo que se manifestaba en su asamblea general.
 Una organización, representada en un cuerpo deliberante con sus autoridades.
 El culto a los dioses.
La existencia o no, de todas o algunas de las características mencionadas varían en
dependencia de la organización que adoptara cada municipio, pues es necesario
recordar que a estos pueblos conquistados Roma les concedía cierta autonomía que
les permitía gobernarse. Por lo cual cada ciudad tendrá leyes propias para regular el
desarrollo de sus relaciones. Sin embargo, el elemento común lo representa la
asamblea, por ser el espacio donde se reúne el pueblo para deliberar acerca de los
asuntos que le atañen y decidir sobre los mismos.
41
Se le denominó de este modo a los comicios, tanto a los celebrados por las curias y centurias como a
los concilium plebis, en los cuales se reunía el pueblo para deliberar y decidir sobre cuestiones que
influían en el desarrollo de la sociedad. Estas asambleas contaban con el poder legislativo, como una vía
del pueblo para cuidar más de los intereses de orden público, que de los de Derecho Privado.
42
Cfr. FERNÁNDEZ DE BUJÁN, Antonio, Derecho Público Romano. Recepción, Jurisdicción y Arbitraje,
ob. cit., pp. 129-130.
43
En este sentido encontramos en la doctrina a POSADA, Adolfo en Conceptos municipalistas de la vida
local, IEAL, Madrid, 1979 y HERNÁNDEZ, Antonio María en ob. cit., p. 87.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Desde los inicios de la sociedad romana en la época arcaica, no tenían solamente
poderes el rey y la asamblea del pueblo, ya que existía un tercero, que no actuaba
como rey ni podía decidir como el pueblo, pero que tenía facultades para actuar a su
lado e intervenir, debido a la propia energía que emanaba del desarrollo paulatino de
esta institución. Se trata del Senado (senatus) o Consejo de los Ancianos, que a los
efectos era considerado como el consejo de los próximos parientes que debía
consultar al padre de familia en ciertos casos antes de resolver un asunto grave.
El Senado tenía en sus inicios una función meramente consultiva, pero después de la
caída de la Monarquía su papel se acrecentó, ya que era un órgano permanente que
le brindaba continuidad al órgano estatal en medio de las magistraturas temporales44.
Sin embargo, la función que interesa de cara al presente trabajo, es la denominada
autorictas patrum, relacionada con la posibilidad que tenía el Senado de impartir su
aprobación a los acuerdos que surgían de los comicios o asambleas, facultad que se
puede vislumbrar como un mecanismo de participación popular.
La función que en inicio le fue atribuida al Senado fue meramente consultiva. El rey no
resultaba obligado por sus acuerdos, pero la opinión que le brindaban tenía un peso
considerable ya que provenía de los jefes de los núcleos gentilicios que integraban la
ciudad. El Senado adquiere importancia luego de la caída de la Monarquía, ya que al
tener un carácter permanente
siempre se encontraba presente en el tiempo que
pasaba entre las magistraturas temporales, lo cual denotaba un ejemplo de
continuidad, que le brindaba una notable importancia dentro de la sociedad romana.
El Senado contaba con diferentes atribuciones entre las cuales se encontraba verificar
toda decisión popular intervenida por una moción del rey (en tiempos de la Monarquía)
y examinar si perjudicaba las leyes existentes, y en determinado momento podía
negarle su confirmación; llegando a tener a fines de la República la facultad de
suspender la aplicación de ciertas leyes que pudieran tener vicios de forma; por lo cual
diversos autores han afirmado que ejercía un verdadero derecho de veto. Ello no
significa que compartiera con el pueblo el poder legislativo, ya que no hacía las leyes
sino que era el encargado de velar por ellas, y tampoco tenía la facultad de casar las
decisiones del pueblo. La autorictas patrum con que contaba el Senado le permitía
44
La magistratura era un cargo de elección popular, de duración anual y abierta por lo general a todos los
ciudadanos, y a la cual correspondía el ejercicio de los poderes del gobierno. Resultaba ser un cargo
colegiado, pues para el desempeño del mismo eran investidos con idénticas funciones varios ciudadanos
al unísono, entendiéndose que cualquiera de ellos podía desempeñar las funciones propias de su cargo.
Quizás ello se estableció de ese modo para hacerle frente al poder unitario del monarca, lo cual evidencia
una madurez política del sistema. Además, por la realización de estas funciones públicas no se recibían
honorarios, ya que por el ejercicio del cargo no se daba una retribución. Por último, una vez transcurrido
el año de gobierno para el cual había resultado elegido, al magistrado se le podía exigir la responsabilidad
política o penal en que hubiese incurrido de manera general.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
intervenir en las decisiones que se tomaban en las asambleas de los comicios ya que
al tener que velar por las leyes debía conocer de éstas. Y extralimitándose de los
derechos concedidos atacaba la piedad para con los Dioses, los miramientos debidos
a un pueblo extranjero o las instituciones orgánicas de la ciudad. Estos ejemplos son
los que evidencian de alguna forma la importancia que se le otorgaba a la intervención
senatorial.
Es así, como se puede observar, que a pesar de no tener funciones legislativas podía
intervenir en los comicios de manera directa al interponer la autorictas patrum a las
leyes comiciales. Junto a estas facultades, a finales de la República, el Senado tenía
la facultad de suspender la aplicación de ciertas leyes. Por ejemplo: cuando por tener
vicios de forma declaraba, que esa ley no obligaba al pueblo. Potestad que se aprobó
en el año 67 a. n. e. mediante una ley Cornelia45.
Volviendo a los comicios, se advierte que de ellos surgían las leyes que regían la vida
y desarrollo del municipio, y en su creación participaba el populus romano a través del
procedimiento establecido para ello, pues para la formación de la ley era preciso que
un magistrado llevara la propuesta a los comicios para que luego el pueblo votara con
respecto a la misma.
Estos caracteres presentes en el diseño del municipio romano denotan la génesis de
la participación popular al interior del mismo, y cómo se fueron trasladando dichos
criterios a las provincias conquistadas de Occidente, mediante las leyes otorgadas en
Italia en el siglo I a. n. e. En tal sentido, sostiene GONZÁLEZ QUEVEDO que a ello hay
que unir la larga serie de leyes hispánicas a partir de las leyes otorgadas a municipios
hispánicos de la Bética: leges Salpensana y Malacitana e Irnitana descubierta en
1981, gracias a la cual se puede hoy conocer la estructura y funcionamiento del
régimen municipal romano. Antes de eso el conocimiento de lo que fue el municipio
romano era muy escaso46.
Incluso, es en la República donde surgen una serie de magistraturas, a las cuales se
les transmitió el imperium47 que hasta ese momento había detentado el rey, teniendo
45
La facultad de dispensar del cumplimiento de una ley correspondía a los comicios, pero el Senado la
fue usurpando primero con la autorictas patrum, dirigida primero a la ratificación de las leyes y después a
las rogatios de las leyes. Fue entonces que el tribuno Cornelio presentó un proyecto de ley para
establecer el principio de que ―ne quis nissi per populum lege solveretur‖ (nadie sea liberado sino por el
pueblo) y ante la oposición del Senado se llegó a un acuerdo en el sentido de que sólo podrían oponerse
por cuestiones de forma.
46
GONZÁLEZ QUEVEDO, JOANNA, “La recepción de los principios del iusrepublicanismo romano en el
diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la República de Cuba”, Tesis presentada en
opción al grado científico de Doctora en Ciencias Jurídicas, La Habana, 2014, p. 45.
47
El imperium de los magistrados consistía en el ius agendi cum populus, o sea, el derecho de convocar y
proponer leyes y candidatos en los comicios, también recaía en el ius agendi cum patribus (convocar al
Senado y hacerle consultas), el ius edicendi, la coercitio y el mando militar.
Viviana Romero Hitchman
19
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
cada una diferentes funciones. Señala JORDÁN QUIROGA48 que las mismas se podían
distinguir en magistraturas patricias49 o del pueblo romano (magistratus populi romani)
y magistratus plebis, o sea, plebeyas. Las segundas fueron creadas exclusivamente
para la plebe romana, y en tal sentido, se encuentran el Tribunado de la plebe y el
Edilato plebeyo50.
El Tribunado fue una magistratura que contribuyó a la participación popular en Roma,
a través de instituciones como la intercessio y el plebiscito, por lo cual resulta de
interés para el presente trabajo.
De este modo lo reseña DE LA GARZA al plantear que el nacimiento mismo de la
estructura municipal parte precisamente de la capacidad de las ciudades romanas
para satisfacer las necesidades de gobierno con leyes que estructuran justamente las
relaciones de sociedad.51 Con la expansión territorial, Roma se fue extendiendo a los
pueblos conquistados, pues el municipio permitió llevar un mismo modelo de ciudad e
instituciones romanas al interior de cada pueblo conquistado, proporcionando de este
modo una integración jurídica en toda la República.
1.3. Principales aportes del municipio romano a los mecanismos de
participación popular, en el ámbito de la creación legislativa y los comicios
electorales.
Roma nos legó más que historia, nos transmitió a través de sus instituciones
mecanismos de participación que evidencian una verdadera voluntad popular. Permitió
la creación de instituciones jurídicas con el solo objeto de dotar al pueblo de
mecanismos que le posibilitaran intervenir en las labores legislativas y en los comicios
electorales.
Realmente la estructura adoptada por el municipio romano, facilitó la participación
popular, en un aspecto positivo, durante el proceso de formación de la ley. Si bien eran
los magistrados quienes contaban con la iniciativa legislativa para convocar los
comicios, recaía en manos del populus decidir sobre el destino de la propuesta que los
48
JORDÁN QUIROGA, Augusto, Roma: Derecho e Historia, ODEC, Madrid, 1998, p. 52.
A ellas solo accedían los ciudadanos patricios, aunque mantuvieron tal denominación, luego de que a
los plebeyos se les reconoció el derecho de ciudadanía.
50
La Edilidad plebeya existía desde Servio Tulio y tenía funciones de orden religioso; así estaba
encargada de velar y mantener el culto a Ceres, en cuyo templo se reunían los plebeyos. Al crearse el
Tribunado de la plebe, este edil fue colaborador del tribuno. Tomado de JORDÁN QUIROGA, Augusto, ob.
cit., p. 58.
51
DE LA GARZA, Francisco Sergio, El municipio, historia, naturaleza y gobierno, Editorial Jus, México,
1947, p. 40.
49
Viviana Romero Hitchman
20
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
mismos llevaban al seno de las asambleas52. Es por ello que resulta atinado realizar
un breve esbozo en torno a la existencia de las mismas.
Al interior del municipio romano se desarrollaron como parte del aparato administrativo
los comicios, en los cuales se reunía el pueblo para decidir sobre el destino de la
propuesta de ley que les era presentada por los magistrados. Aquí el pueblo realizaba
una suerte de ejercicio positivo de la soberanía, puesto que tenía facultades para
influir en el proceso de formación de una ley, pues si bien no contaban con la iniciativa
legislativa, tenían facultades para aprobar o no la propuesta del magistrado y darle
vida a la norma, así como potestades para abrogar y derogar una ley luego de su
entrada en vigor.
En Roma existían los comicios curiados o por curias, que consistían en la reunión de
las treinta curias, que eran convocadas para liberar y decidir. Se considera que
constituyó la forma más antigua de las asambleas del pueblo romano, que a su vez
contaba con el poder legislativo, aunque algunos autores como FERRINI53 y
MOMMSEN54 lo niegan.
A pesar de este rechazo de la doctrina, se plantea que cada curia contaba con un
voto, que se obtenía por mayoría de opiniones de los miembros que componían las
curias. Este planteamiento, de que los comicios curiados tenían una función legislativa
pudiera estar vinculado con el hecho de que en diferentes referencias bibliográficas, se
hace alusión a que algunos reyes propusieron a estos comicios distintas reglas, que
una vez que fueron aceptadas por las asambleas se convirtieron en leyes, que según
Granio Flacco55, fueron recopiladas por Papirio, en un libro conocido como ius civile
papirianum.
El sector de la doctrina señalado con anterioridad que no se encuentra conteste con
esta afirmación, basan sus opiniones en que creen que la obra de Papirio fue una
compilación perteneciente a la época republicana, ya que no consideran que en
tiempos de la monarquía la ley funcione con ese carácter general.
En la etapa republicana romana- que resulta el período en el cual se emplea la
institución del municipio para lograr el mantenimiento de la República- existe la
coexistencia de diferentes asambleas legislativas. Se mantuvieron los comicios
curiados de la Monarquía, pero con funciones principalmente circunscritas en el ámbito
52
Las llamadas asambleas generales, constituyeron la vía de los habitantes del municipio romano para
deliberar acerca de sus asuntos, y tomar decisiones con respecto a los mismos; además de formar parte del
diseño administrativo del municipio.
53
FERRINI, Enrique, Storia delle fonti del diritto romano, Milán, 1885, p. 2.
54
MOMMSEN, Teodoro, Historia de Roma. Tomo IX. F Góngora y COMP Editores. Madrid, 1877, p.22.
55
POMPONIO: D, 1, 2, 2. Paulo, D, 50, 16; donde alude al libro sobre el Derecho papiriano escrito por
Granio Flacco.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
del Derecho Privado, interviniendo en ciertos actos solemnes como testamentos,
adopciones y manumissio solemnes. Los demás órganos legislativos tenían la facultad
legislativa, sin distinción entre ellos, no teniendo referencia de que hubiese un criterio
constitucional que delimitara las atribuciones y actividades de cada uno.
Durante esta época decaen los comicios curiados, y a ello contribuyeron los comicios
centuriados, ya que se llegó al extremo de que en las asambleas del pueblo que se
celebraban, se representaran las curias simbólicamente por treinta personas, una por
cada curia. Estos comicios por centurias eran los de la aristocracia de fortuna, debido
a la reforma de Servio Tulio, una vez que instituyó el Censo. Aunque en un principio no
sustituyeron a los comicios curiados, sino que se desarrollaron a su lado, con el tiempo
les fue transmitida la potestad de crear las leyes.
Los comicios antes señalados eran comicios patricios y aristocráticos, debido a la
mixtura a la cual condujeron los comicios centuriados en su composición, y de los
cuales se encontraba excluida la plebe romana. Los mismos resultaban presididos por
un magistrado patricio, el cual tenía el poder de escoger las proposiciones que podían
sometérseles. Por ello aunque las leyes Valerio- Horacianas- que organizaron de
nuevo los comicios-, permitieron que los plebeyos entraran a formar parte de estas
asambleas, en la práctica resultaba que las leyes votadas por estos comicios eran las
que convenían a los intereses de los patricios.
Las tribus eran las que formaban en Roma la división plebeya. Aquí la plebe era
soberana, bien sea porque fuese la única admitida en ella, o porque por el número de
sus integrantes absorbiese a todas las demás. Con el objetivo de organizarse, los
tribunos las convocaron alrededor del año 265 a. n. e. naciendo así las asambleas
presididas por plebeyos, y abiertas sin consultar a los augures.
La desigualdad que existía en el seno de los comicios centuriados entre patricios y
plebeyos, provocó que de la lucha entre ambas clases sociales, éstos últimos se
agruparan en asambleas conocidas como Concilium plebis y en las que se tomaban
acuerdos y resoluciones llamadas plebiscitos, pero que carecían en un inicio de toda
sanción legal y de fuerza obligatoria, aún para la misma plebe. Más tarde, debido a la
propia organización que fue adquiriendo el plebeyado, los plebiscitos fueron
obligatorios para la plebe; llegando a serlo también para los ciudadanos, una vez que
fueran confirmados por el voto del Senado (autorictas patrum). Luego con la Ley
Hortensia del 287 a. n. e. se elevó el plebiscito a la misma categoría que tenía la ley
nacida de las centurias, sin distinción jurídica entre ellas.
Quizás sea MARTÍ, quien con meridiana claridad señale la naturaleza de la disputa
entre patricios y plebeyos cuando señala: (…) ―en la gran lucha de patricios y
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
plebeyos, el espíritu de partido rayó muy alto; y como las gentes nobles y las comunes
luchaban con igual brío por algo que les importaba grandemente, las asambleas de los
ciudadanos y las elecciones de los magistrados eran, por de contado, cosas del más
grande interés‖56.
Siendo así, la asamblea de las tribus era el órgano legislativo con que contaban los
plebeyos para intervenir en las decisiones legislativas que ocurrían en el seno de la
sociedad romana. Estas asambleas fueron conocidas como Concilium plebis o comitia
tributa, donde a lo largo del siglo V a.n.e se aprobaban las leyes sacratae que
consagraban la inviolabilidad de los tribunos y que afectaban a todo ciudadano.
Paulatinamente, la plebe logró ir imponiendo su estructura a toda la civitas. Se
encontraba compuesta exclusivamente por plebeyos y poseía al igual que el resto de
las asambleas de la sociedad romana, una triple competencia: electoral, legislativa y
judicial.
En su origen estuvieron destinadas a las deliberaciones políticas de los plebeyos,
aunque luego se apoderaron de ciertos juicios y elecciones, haciendo suyas leyes de
Derecho Privado. Llegando a ser una clase social con importancia decisiva en el poder
legislativo. Estas reuniones adoptaron el nombre de Concilia, lo cual denotaba su
carácter de conciliábulos, por pertenecer a una sola fracción del pueblo. Las
decisiones que resultaban de la labor desarrollada en el seno de los comicios por
tribus se les llamaron plebiscitos, con la reserva de que en sus inicios estas
resoluciones solo eran válidas para los plebeyos y no comprometían al Estado
romano.
Los plebiscitos en un inicio carecían de toda sanción legal y por ello de carácter
obligatorio. Luego éstos adquieren obligatoriedad para todos al tener el carácter de
ley. En éste sentido se citan tres leyes: la ley Valeria Horatia del año 449 a.n.e que
dispuso ―ut quod tributim plebis iussisset populum teneret‖, la ley Publilia Philonis año
339 a.n.e que ordenó que ―plebiscita omnes quirites teneret‖; y en el año 287 a.n.e, la
Ley Hortensia que reiteró la obligatoriedad de los plebiscitos. La primera da fuerza de
ley a los plebiscitos, sometiéndolos a la autorictas patrum del Senado, la segunda
dispuso que ésa autorictas se diera antes de la aprobación en los concilios y la tercera
suprimió el requisito de la autorictas57. De esta manera es como se aprecia que para
otorgarles estas facultades se exigieron las mayores garantías: el pueblo, en los
56
MARTÍ, José, Antigüedades Romanas. La vida pública de los romanos, Obras Completas, Tomo XXV
Traducciones, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, p. 171.
57
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, Bases jurídicas, desde la participación ciudadana, ob. cit., p. 4.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
comicios por centurias, los confirmó, el Senado los sancionó y la religión los consagró,
ya que sus leyes llegaron a constituir verdaderos objetos sagrados (sacro- sancta).
En el apartado 3 del Comentario I a las Institutas de Cayo encontramos una definición
de plebiscito, al plantearse: “Plebiscitum: esto es orden de la plebe. Es lo que la plebe
establecía a propuesta de un magistrado plebeyo, como un tribuno.‖ La plebe se
diferencia del pueblo como la especie del género, porque bajo el nombre del pueblo se
comprenden todos los ciudadanos con inclusión de los patricios y senadores. Mas la
denominación de plebe comprende solo los ciudadanos que no son patricios ni
senadores.
Aparte de los comicios antes señalados existieron los comicios por tribus, como
resultado de la costumbre de los magistrados de convocar al pueblo no por curias sino
por tribus, a semejanza de lo que hacían los tribuna plebis con los plebeyos. Los
cuales coexistieron con los comicios centuriados recibiendo, en determinados
momentos, el nombre de comitia leviora por oposición a los centuriados, que eran el
comiciado
máximo.
Estos
comicios
tuvieron
importancia,
pero
su
principal
protagonismo estuvo en la elección de los magistrados menores y el conocimiento de
ciertos juicios58.
La participación del populus romano en la vida pública siempre fue importante, y para
ello los comicios jugaron un papel esencial. La existencia de éstos permitió que el
pueblo se manifestara mediante una asamblea general, que viabilizó la presencia de
mecanismos de participación popular en el seno del municipio, influyendo en el modo
en que el populus ejercía la soberanía. Es preciso indicar que a través de los comicios
al populus se le concedía facultades para participar en el proceso de formación de la
ley, toda vez que las leyes debían nacer en el seno de los comicios, a propuesta de un
magistrado.
Coincide MARTÍ en este aspecto, cuando al realizar un análisis de la evolución de la
sociedad romana, en referencia a la vida pública de los romanos en sus primeros
tiempos, sostiene que ―para los ciudadanos en Roma, la vida en la ciudad era menos
amada que en Grecia, pues en los tiempos antiguos, gran número de habitantes vivían
en sus haciendas, a diez o veinte millas de Roma, y no venían a la ciudad sino en
ocasiones principales como eran las de celebración de los comicios (comitia),
58
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, Raíces iusromanísticas de la participación popular en el proceso de
formación de la ley, Ponencia en el Encuentro Internacional de Historia, Filosofía y Sociología Jurídica,
La Habana, 2010, p. 4.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
asambleas del pueblo, en que éste elegía a sus magistrados, dictaba leyes, y decidía
la paz y la guerra59‖.
Normalmente, en Roma, durante el proceso de formación de la ley se requería que
ésta fuese votada por los comicios lege datae o rogatae60, a propuesta de un
magistrado, que era quien tenía la iniciativa legislativa. Antes de proceder a la votación
de la ley era necesario que ésta se presentara al Senado para que se discutiera61.
Luego, el proyecto era publicado (promulgatio) tres semanas antes del día de la
votación en los comicios. Era necesario que todo proyecto de ley fuese anunciado al
público verbalmente (per praeconem) y después publicado, ya que ello constituía una
garantía contra los cambios que fuesen introducidos después en el texto. Todo el
populus romano debía conocer el texto del proyecto que se iba a discutir en las
asambleas de centurias o de tribus.
Una vez realizada la votación en los comicios la ley entraba en vigor inmediatamente.
Siempre que no existiera una disposición de naturaleza especial, que estableciera un
plazo denominado vacatio legis antes de la entrada en vigor. Esta ley que resultaba
votada era publicada, cuestión esta que en la práctica resultaba defectuosa, ya que los
textos más importantes se publicaban mediante carteles en el forum y todos los textos
que surgían eran conservados en el aerarium de los cuestores.
Las leyes adoptadas se denominaban con el nombre del magistrado que las proponía
o con el nombre de dos cónsules si el resultado era una ley consular. En ocasiones se
le agregaba a la ley indicaciones con relación al contenido. Si el resultado de la
votación consistía en una ley nueva se decía que rogabat. Si era una que modificaba
una ley vigente abrogat, si le añadía algo subrogabat y cuando derogaba parcialmente
derogabat.
De manera general, en el texto de una ley en Roma se distinguían tres partes:
59
Sobre este particular es preciso señalar, que MARTÍ hace referencia a la vida de los romanos en la época
arcaica en comparación con la Atenas de Pericles, en aras de señalar cómo el interés de los romanos por
la res pública siempre estuvo presente, incluso en los primeros tiempos de Roma, cuando el desarrollo de
las labores diarias no se realizaban en el centro de la civitas, por estar ante una evolución incipiente de las
relaciones comerciales y en cierto modo, de las sociales. Sin embargo, no deja de resultar claro, que aún y
cuando los ciudadanos romanos podían residir en sus haciendas, lejos de Roma, la participación en el
seno de los comicios era una actividad de suma importancia, por ser el espacio al cual concurrir para
hacer uso efectivo de la potestas que ostentaba el populus. Vid., MARTÍ, José, Antigüedades Romanas. La
vida pública de los romanos, ob. cit, pp. 171-172.
60
Vid supra nota al pie 40.
61
Resulta que por mucho tiempo la ley adoptada por los comicios en Roma tenía que recibir después la
aprobación del Senado, pero esta facultad fue desapareciendo con la decadencia del patriciado,
evidenciándose ello, cuando se estableció que la aprobación del Senado recayera sobre el proyecto antes
de la votación. Sin embargo, en relación con las ideas expuestas, a fines de la República el Senado podía
suspender el proyecto de ciertas leyes de existir vicios de forma, declarando que ―ea lege non viteri
populum tenere” (no se considera que ésa ley obliga al pueblo)
Viviana Romero Hitchman
25
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
1. La praescriptio, que resulta una indicación de carácter formal, donde se contiene el
nombre del magistrado que propone la ley como se expuso anteriormente, además
del día en que se realiza la votación, y se consigna también la primera tribu que
votó.
2. La rogatio, que constituye la parte dispositiva de la ley, que se divide por capítulos
que no aparecen en un orden lógico por contener disposiciones de naturalezas
diversas.
3. Finalmente, la sanctio, que son las sanciones que se aplicarán en caso de
violación de las disposiciones que en la ley se establecen. De la naturaleza de la
sanctio, las leyes pueden dividirse en tres clases:
a) Las leges perfectae, donde la consecuencia de la sanción es la nulidad de los
actos que se realizan contraviniendo una ley.
b) Las minus quam perfectae en donde los actos que se reputen ilegales no
resultan anulados pero a sus autores se les castiga con una multa.
c) Las leges imperfectae, donde no se prevé sanción, siendo aquí la ley una
simple indicación. Se apreciaba este fenómeno cuando el legislador no quería
entrar en un conflicto entre la tradición y la costumbre.
Lo planteado demuestra que en Roma para proceder al inicio del proceso de
formación de la ley, la propuesta de la ley debía realizarla un magistrado superior, por
lo cual se puede plantear que la iniciativa legislativa en sí misma considerada no
recaía en manos del populus reunido en cualquiera de sus asambleas. Amén de que la
decisión de aprobar o no el proyecto de ley, dependía de la votación que se realizaba
en éstas.
Por otro lado, se observa cómo este poder de decisión que ejercía el populus se vio
condicionado por el actuar del Senado mediante sus autorictas patrum62, aunque luego
se les fueron quitando las potestades que tenían durante la Monarquía y en los
primeros momentos de la República. También hay que señalar, que el proceso que se
llevaba a cabo tenía un orden que era necesario observar y que después que un
proyecto resultaba convertido en ley, existían una serie de disposiciones contenidas en
la misma que preveían las sanciones aplicables a las personas que infringieran
algunos de los preceptos que ésta promulgaba.
Plantearon los romanos que la virtud de la ley es esta: mandar, vedar, permitir,
castigar63. No se constituyen leyes para cada persona en particular, sino para todas en
62
63
Vid supra pp. 18-20.
Cfr. D. 1.3.7.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
general64. Ahí se encuentra el fundamento a la interrogante de por qué se le otorgó en
Roma facultades al pueblo para incidir en el proceso de formación de ley. Si la ley
nace para regir la vida de los ciudadanos de manera general, entonces deben tener
ellos facultades para participar en su formación y aplicación, pues en manos de quién
debe recaer esa potestad sino en la de aquellos que luego serán afectados por la
eficacia de la misma.
La soberanía que ostentaba el populus en este sentido, es evidencia de que para los
romanos no existía la posibilidad de la representación para decidir sobre los asuntos
que atañen a todos los ciudadanos, como lo son las leyes que rigen la organización de
una sociedad determinada. Sin dudas, el establecimiento del régimen municipal,
posibilitó establecer en los municipios, es decir; a nivel local, las mismas estructuras
que existían a nivel estatal en Roma. Lo cual garantizó la supervivencia de la
República, pues al interior del municipio se desarrollaron una serie de instituciones de
carácter administrativo, que en cierta medida representaban el sistema político
existente en la ciudad de Roma. Ello evidencia el ejercicio de la soberanía por parte
del populus romano en un sentido positivo, puesto que lo analizado denota la facultad
del pueblo para influir en el proceso de formación de la ley, y luego en su existencia,
después de que ha resultado promulgada.
Aunque los tribunos obtuvieron numerosas prerrogativas que les proporcionaron una
posición en la vida política y civil de la sociedad romana, jamás tuvieron derecho a la
toga adornada de púrpura, ni a la silla curul, ni a los lictores, distinciones estas que
solo estaban destinadas a la clase patricia. Tampoco podían promulgar edictos y los
auspicios que de ellos emanaban no eran considerados como públicos.
Los plebiscitos resultaron ser una decisión adoptada por la plebe a través de la
proposición de un tribuno y que llegaron a convertirse en una fuente de derecho en
Roma, ya que en el año 467 a. n. e. con la Ley Hortensia se elevó el plebiscito a la
misma categoría que tenía la ley que surgía de los comicios donde se reunía el
pueblo. Esta ley vino a cristalizar una evolución que venía gestándose desde las leyes
Valerio- Horacianas y la Ley Publilia, donde las primeras le otorgaron fuerza obligatoria
para todo el pueblo romano, con el requisito de que fueran autorizadas previamente
por el Senado, y a la ratificación posterior de la curias; y la segunda derogó la
condición de que fuesen autorizados por el Senado.
A partir de entonces no existe distinción jurídica alguna entre las leyes de los comicios
y los plebiscitos, llegando a ser grandes leyes de Roma plebiscitos. Algunos ejemplos
son:
64
Cfr. D. 1.3.8.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
 En el 456 a.n.e aprobación de la Lex Icilia de Aventino, que permitió a los plebeyos
instalarse en el Monte Aventino.
 En el 448 a.n.e tras las leges Valeriae Horatiae la inviolabilidad de los jefes
plebeyos es sancionada, no sólo bajo la amenaza de penas religiosas sino también
legalmente por parte del propio Estado.
 En el 445 a.n.e el plebiscito Canuleno suprime la prohibición de Connubium, es
decir, el matrimonio entre patricios y plebeyos.
 En el 371 a.n.e, un plebiscito propuesto por Publidio Valeron reguló la elección de
los tribunos en los Concilia Plebes Tributa, comicios por tribus de la plebe.
 En el 367 a.n.e las Leges Liciniae Sextiae posibilitaron que un cónsul fuese
plebeyo.
 En el 339 a.n.e la Leges Publiliae Philonis obligaron a que todos los acuerdos
fueran vinculantes para la comunidad.
Tras la Lex Hortensia que sentenció "plebiscita omnes quirites tenerent"
(los
plebiscitos sean observados por los quirites) los acuerdos de la plebe tenían el mismo
valor que las Leges Publicae aprobadas en los comicios por centurias. La asimilación
de los plebiscitos a la ley se encuentra justificada ya que los patricios votaban junto a
los plebeyos en los concilios por tribus. Además la decisión que salía de esas
asambleas contenía en sí y demostraba la voluntad del pueblo romano en general.
No obstante lo planteado con respecto a la participación del populus romano durante
el proceso de formación de la ley, éste también contaba con la iniciativa legislativa
para poder abrogar una ley. En principio, una ley podía ser revocada todos los días. La
abrogación podía resultar de que una ley no se usara o por la creación de una nueva
ley. En el supuesto de que la abrogación fuera por el surgimiento de una nueva ley,
esta podía ser total o parcial. Asimismo podía ser tácita porque la nueva ley contenga
disposiciones contrarias a la ley antigua o porque sus contenidos fuesen
incompatibles. En Roma, la ley que abrogaba una ley anterior no tenía efectos
retroactivos. Ejemplo de ello, es como en tiempos de Cicerón, se utilizaba en la
práctica que las leyes nuevas tuvieran una cláusula que expresara la irretroactividad
de la ley.
Muestra de ello es la abrogación de la Ley Furia Caninia. Esta ley había circunscrito a
determinados límites la facultad de dar libertad por testamento a los esclavos
estableciendo
las
cantidades
de
manumisiones
testamentarias
que
podían
establecerse. Lo cual denotaba que no era lícito dar libertad a mayor número del
establecido, ya que la Ley Furia Caninia consideraba nulas las manumisiones hechas
en su fraude. Si se manumitían mayor número de esclavos que los permitidos, solo los
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
primeros nombrados en el testamento hasta el número permitido conseguían la
libertad.
Como consecuencia de la aplicación de esta ley, el pueblo romano consideró que
debía abrogarla pues la consideraban opuesta a la libertad y en cierta manera odiosa:
porque era bastante inhumano que después de facultar a los vivos para dar libertad a
sus esclavos, si no existía algún otro impedimento, quitar el mismo derecho a los que
morían65.
En los últimos siglos de la República las leyes son generalmente plebiscitos, de ahí
que se pueda decir que los tribunos tenían la iniciativa de la mayoría de las propuestas
que surgían para el desarrollo de la sociedad romana, y las facultades que ostentaban
constituyen una suerte de poder negativo66, que se manifiesta a través de la
intercessio. Plantea MAQUIAVELO67 que a los tribunos se les dio tanto poder
y
autoridad, que fueron entre el Senado y el pueblo una institución capaz de contener la
insolencia de los nobles. Su creación le dio al pueblo la participación que le
correspondía en el gobierno, pues con su presencia se lograron instituir magistrados
que velaron por la libertad romana.
El establecimiento de magistraturas como los Tribunos de la plebe y de un
procedimiento para la formación de la ley, mediante el cual el pueblo reunido en
comicios decidía sobre el proyecto presentado por los magistrados, evidencian que la
iniciativa legislativa que poseía el populus romano se circunscribe al ámbito de aprobar
o no el proyecto de ley presentado por un magistrado, e incluso una vez aprobado
decidir con respecto a su abrogación o derogación. Particular que se vincula con la
actividad desarrollada por el pueblo al interior de los comicios toda vez que el ejercicio
de tales potestades ocurría en el seno de éstos, por ser el espacio público idóneo
donde reunir al populus para la toma de decisiones.
De tal modo, el procedimiento que se seguía en Roma durante el proceso de
formación de una ley se resume del siguiente modo:
1. El proyecto de ley (rogatio) era presentado a la asamblea correspondiente (legem
ferre), actuar que sólo podían realizar los magistrados superiores (cónsules,
dictadores, pretores investidos del ius agendi cum populo (derecho de actuar con
el pueblo)
65
MOMMSEN, Teodoro, ob. cit., p.58, aludiendo a la Constitución del Emperador Justiniano, -Título. III,
libro VII del Código.
66
Vid infra páginas 34-36.
67
Cfr. MAQUIAVELO, Nicolás, Obras Políticas, Librería ―El Ateneo‖, Editorial. Buenos Aires, 1952. p.
68.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
2. El proyecto era dado a conocer por el magistrado proponente al pueblo
(promulgatio), exponiéndolo en tablas de madera o bronce en un lugar público;
asimismo debía fijarse la fecha de la votación en los comicios a los cuales se les
hubiera sido presentada la ley, debiendo transcurrir no menos de veinticuatro días
desde la promulgación. Este plazo que al principio fue mera costumbre se hizo
después obligatorio con la lex Cicilia Didia de 98 a. n. e.
3. En ese período solía el pueblo realizar reuniones (contienes68) para discutir el
proyecto, donde se oían las opiniones favorables o suasiones y las contrarias o
disuasiones. Aquí todo ciudadano tenía derecho a usar la palabra.
4. Cualquier magistrado de categoría igual o superior al proponente o cualquiera de
los tribuna plebis podía paralizar la ley con su intercessio69, la cual debía
interponerse desde la promulgatio hasta el momento final de la votación. El
proyecto no podía ser modificado por el magistrado, y para garantizar esto la Ley
licinia Iunia 62 a. n. e. ordenó el depósito de una copia en el erario.
5. Llegada la fecha señalada se reunía la asamblea (comitium), comprobándose por
el augur que los auspicios eran favorables (obnuntiatio) y una vez que el
presidente consideraba bastante discutido el asunto, preguntaba al pueblo rogatio
si aprobaba el proyecto, procediéndose a la votación por curias, centurias o tribus,
según los comicios que fueren. Desde la Ley Papiria de 131 a. n. e. el voto fue
secreto. La asamblea aprobaba el proyecto o lo rechazaba en su totalidad. La
votación se hacía de modo que cada ciudadano emitía un voto al principio a viva
voz y después por medio de tablillas escritas. Las fórmulas de votación eran ―uti
rogas‖ (como pides) para los votos favorables, y ―antiquo‖ para los contrarios.
6. El magistrado anunciaba el resultado de la votación (renuntiatio) y si había sido
favorable el proyecto lo leía de nuevo y convertido ya en una ley entraba en vigor
inmediatamente salvo que la misma dispusiera otra cosa. Cuando la ley era
importante se le publicaba por medio de tablas fijadas en lugares públicos.
Además un ejemplar se depositaba en el templo de Saturno, que constituía el
archivo oficial de Roma.
De este modo se advierten en el modelo republicano romano de municipio, las
facultades otorgadas al pueblo para poder intervenir en la aprobación del proyecto de
ley que les era presentado, a propuesta de un magistrado. Así como las potestades
que tenían para abrogarla si consideraba que ésta era lesiva a sus intereses, lo cual
68
Los contienes son la reunión del pueblo donde se citaba para discutir acerca del proyecto de ley, no era
obligatorio ni influía en la decisión, pero casi siempre terminaba en revueltas.
69
Vid infra páginas 34-39.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
denota las facultades que ostentaba en el ámbito legislativo, con especial referencia al
proceso creativo de la norma. Esta forma de participación encuentra relación con
conceptos modernos, y demuestra que desde Roma a los ciudadanos se les ha dado
facultades y prerrogativas para intervenir en la toma de decisiones públicas, en pos de
afianzar el ejercicio positivo de la soberanía.
Por otro lado, al interior de los comicios también se realizaba la elección y revocación
de los magistrados republicanos. Expresión genuina del ejercicio de la soberanía por
parte del populus. Si bien no se encuentran definiciones acabadas sobre la forma de
elección de los mismos dada la tendencia romana a las abstracciones, lo cierto es que
se puede observar la fuente primigenia de expresión del ejercicio de la soberanía por
parte del populus en la elección del interrex durante la Monarquía. Siendo el rex
vitalicio, a su muerte los auspicios regresaban a los patres en un período denominado
interregno, en el que las funciones del rex eran desempeñadas por un senador
“interrex” cada cinco días. El interregnum duraba hasta que un interrex, que no podía
ser el primero, nominaba a un nuevo rex70.
De igual modo señala CAPOGROSSI que el candidato electo se presentaba frente al
pueblo reunido en un espacio sagrado (templum) para que el augur, en una ceremonia
rica de simbolismo requiriese el consenso de los dioses al nombramiento del nuevo
rex para la civitas. La presencia del pueblo reunido solemnemente constituía el
comicio curiado, a quien pertenecía el dictado de la lex curiata de imperio, que habría
sido un acto por el que el pueblo reconocía al magistrado supremo y se obligaba a su
obediencia71.
No obstante, durante la república la elección de los magistrados ocurría en los
comicios curiados o tribados, a diferencia de los primeros tiempos en que eran
designados por el rex; pero esta etapa se caracteriza en que el predecesor designa a
su sucesor en virtud del principio de cooptación72 y los magistrados superiores a los
inferiores. Señala DE FRANCISCI que es el cónsul quien crea al cónsul, como es el
cónsul quien suscita y dirige la actividad del Senado y de los comitia73.
70
LIVIO, Tito, Desde la fundación de Roma, Libros I-II (versión de Agustín Millares Carlo), México,
UNAM, 1998. 1,17, p. 70.
71
Vid., GONZÁLEZ QUEVEDO, JOANNA, “La recepción de los principios del iusrepublicanismo romano en
el diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la República de Cuba”, ob. cit., p 38.,
citando a CAPOGROSSI, L., Lineamenti di Storia del Diritto Romano, Giuffré, Milano, 1989, p. 21, y a
TORRENT, A., Derecho Público Romano y Fuentes, ob. cit, p. 82.
72
Si bien en una primera época, los magistrados eran designados por el rex, con el advenimiento de la
república, tuvo que pasarse a una segunda etapa en la que el predecesor designaba a su sucesor (principio
de cooptación) y los magistrados superiores a los inferiores.
73
DE FRANCISCI, Pietro, Síntesis Histórica del Derecho Romano, Editorial Revista de Derecho Privado,
Madrid, 1930, p. 127. De igual modo señala GONZALEZ QUEVEDO que los primeros magistrados
republicanos habrían tenido origen en los magíster populi y equitum. De hecho, de aquí deriva el nombre
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
El sistema de cooptación adoptado posibilitó la concentración en manos patricias del
poder político durante dos siglos, hasta que las luchas libradas por los plebeyos
condujeron a la existencia de un régimen electoral donde el magistrado que preside no
tiene en sí la facultad de proponer, pues el pueblo puede elegir libremente74.
La elección se concluía con la proclamación (renuntiatio) del candidato por parte del
magistrado presidente, y el nuevo magistrado electo prestaba juramento de fidelidad a
las leyes, una vez asumido el cargo. No hubo distensiones en el ejercicio de la
magistratura toda vez que decaían automáticamente al finalizar el año por el cual
resultó electo, sin necesidad de renuncia por parte del magistrado, lo que denota el
carácter temporal de las mismas.
Es preciso señalar, que el Tribunado, constituyó una magistratura que solo fue
accesible a los ciudadanos plebeyos, siendo elegidos sus titulares, primero por los
comicios centuriados, con exclusión de los patricios, y más tarde por los comicios por
tribus75. Eran elegidos por el término de un año por la plebe reunida en concilio. A lo
largo del tiempo sus funciones y número fueron cambiando. En un principio los
Tribunos eran dos, elegidos por las Curias. Más tarde se amplió su número a cinco y
hacia el 449 a. n. e. existían diez Tribunos con funciones similares y eran elegidos por
la Asamblea de la Plebe (Concilium Plebis). Para componer este órgano ejecutivo, los
tribunos en número de dos (después se elevaría a diez) jefes de la plebe y sus
representantes autorizados por el Estado, fueron provistos para desempeñar
eficazmente su papel a través de un poder excepcional: el derecho de intercesión76,
que encontraba su expresión básica en la institución del veto, que les permitía
oponerse a las decisiones de los magistrados y detener con un ademán toda la
marcha de la máquina gubernamental.
de ―magistrados‖. De este modo, al inicio de la república habría un magíster populi y un magíster
equitum, que cuando marchaban al frente del ejército, dejaban al preafectus urbis al frente de los seniores
que permanecían en la ciudad. La tradición señala la existencia al inicio de la república de un praetor
maximus, cuya función era la de insertar el clavo en el templo de Júpiter, con finalidad de determinar los
años. El nomen “Praetor” designa un puesto militar. El adjetivo ―maximus‖ denota la existencia de otros
praetores (si fuesen solo dos, se le llamaría maior). Así, estos tres funcionarios habrían constituido la
estructura suprema de la conducción republicana luego de la caída de la monarquía, modificando más
tarde la denominación de los primeros por el nombre de cónsules por su capacidad para consultar al
pueblo y al senado. Vid GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, “La recepción de los principios del
iusrepublicanismo romano en el diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la República
de Cuba”, ob. cit., p. 39.
74
omnes potestates, imperia, curationes ab universo populu romano proficisci convenit. Vid., CICERÓN,
De República, en NAVARRO Y CALVO, Francisco, (Traductor), Obras completas de Marco Tulio
Cicerón, T.VI, Editorial. Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM, México, 1983; y De Legibus, 3,
13, 2, ob.cit, p. 139.
75
ARGÜELLES, Luis Rodolfo, Manual de Derecho Romano. Historia e Instituciones, 8ª edición corregida,
Editorial Astrea, Buenos Aires, 1996, p. 55.
76
Vid infra páginas 34-39.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Al inicio, al pueblo solo le correspondía aceptar o no la propuesta efectuada por el
magistrado, tal y como ocurría con la propuesta de ley. Con posterioridad cuando los
ciudadanos alcanzaron la posibilidad de postularse para las magistraturas, no les
quedó otra opción a los magistrados actuantes que aceptar la voluntad del pueblo
como ente soberano, puesto que en virtud del mandato otorgado lo que se concedía al
magistrado era la autorictas como poder delegado y revocable.
Señala MOMMSEN, de manera general, que la convocatoria de los comicios electorales
tenía que ser hecha por el cónsul, no por un pretor. Más adelante se eliminó este
poder de iniciativa cuando cualquier ciudadano podía libremente postularse para la
elección a una magistratura (petere magistratum) proponiendo su nombre (profesio
nominis) al magistrado convocante que no podía rechazar esta propuesta. Sólo podía
comprobar los requisitos de idoneidad y estaba obligado a proponerlo ante la
asamblea. Esto significa que aunque formalmente el magistrado era quien proponía
los candidatos, el poder electivo se ha transferido a la asamblea que ejercitaba un
auténtico derecho de elección entre los candidatos presentados77.
El populus, en virtud de que la soberanía era indelegable, lo que entregaba al
magistrado electo era un mandato, pues tal y como señala Justiniano en el Digesto, en
referencia a cita de Papiniano, se entiende que los municipes saben lo que saben
aquellos a quienes se les encomendó todo el cuidado de la república78. En virtud de
ese carácter indelegable e intransferible de la soberanía es que el populus podía
reclamar informe sobre la gestión realizada por los magistrados. Asociando esta
potestad a una suerte de rendición de cuentas, tal y como existe en la
contemporaneidad. Así lo señala Ulpiano cuando plantea en sus Comentarios al Edicto
del Pretor, libro l, — ―Los magistrados de la república deben responder no solamente
del dolo, sino también de la negligencia lata, y además de esto también de la
diligencia‖. Ello obedece a que el populus encomendaba un mandato al magistrado
electo, en virtud de que la voluntad no se enajenaba, y por ello podía exigir en el seno
de los comicios, a los magistrados, un informe sobre el desempeño de las funciones
atribuidas, como vía para controlar la no extralimitación en el ejercicio de sus
facultades.
Y es que, a pesar de no haber referencia doctrinal sobre la existencia de un
procedimiento para exigir la rendición de cuentas de un magistrado o declarar la
extinción del mandato, lo cierto es que el populus romano contó con este recurso a
77
MOMMSEN, Teodoro, Compendio del Derecho Público Romano, Editorial. Impulso, Buenos Aires,
1942, p. 351.
78
PAPINIANO, Digesto, Cuestiones, libro XV.—
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
través del empleo de la provocatio ad populum. Particular que encuentra fundamento
en el Libro cuadragésimo séptimo del Digesto Justinianeo cuando refiere que la acción
popular es aquella que ampara el derecho del propio pueblo79.
Es así, que la revocabilidad del mandato por parte del populus romano, encuentra
fundamento en el proceso de la provocatio ad populum, mediante el cual los
ciudadanos frente a una decisión de gobierno injusta que los afectara podían recurrir a
este procedimiento reunidos en comicios para vetar la decisión, en principio, puesto
que si la falta fuese grave el populus podía revocar el mandato del magistrado80.
El pueblo romano no solo tuvo facultades para participar en el proceso de formación
de la ley y en la elección de las magistraturas, también existieron mecanismos que le
permitían paralizar la actividad legislativa, bien sea durante el proceso de formación de
la ley o luego de aprobada. Es decir; en su ámbito de aplicación. Para ello contó con
institutos participativos que le posibilitaron fiscalizar la labor desempeñada por los
diferentes magistrados. Los Tribunos de la plebe y el Senado fueron los encargados
de llevar a cabo esta labor.
El modelo iuspublicístico romano contenía instituciones colegiadas, electivas y
temporales que durante la República fueron trasladadas al nivel local a través del
municipio. Dentro de ellas se encontraba el Tribunado, convirtiéndose en una figura
clave que se erigió para defender los intereses del plebeyado a través de la
intercessio. Siendo así un mecanismo garante de los intereses del pueblo, porque el
poder
que ejercían los tribunos a partir de su empleo, les permitió interpelar las
decisiones de los magistrados (con excepción de la dictadura), así como intervenir en
la vida social de Roma. Aun y cuando solo pudiesen ejercitar este poder dentro de los
límites que les imponían las murallas de Roma.
En este sentido, se pueden encontrar los escritos del profesor italiano PIERÁNGELO
CATALANO, donde plantea que el tribuno estaba investido de cierto poder negativo.
79
PAULO; Comentarios al Edicto, libro VIH, Digesto Libro VIIL, Título XXIII.
Es preciso señalar, que la interpelación al populus en sus inicios se relaciona con la facultad tribunicia
de vetar algunas decisiones de un magistrado normalmente patricio que supusiese la condena a pena de
muerte de un plebeyo. No obstante, la decisión del populus era inapelable y podía conducir a la
revocación del magistrado. En principio los magistrados competentes en materia de homicidio quaestores
parricidi y de alta traición duoviri perduellionis, los magistrados cum imperio cónsules, dictadores y
pretores y los propios tribunos de la plebe podían imponer condenas a muerte. En consecuencia las
apelaciones realizadas por el pueblo al inicio correspondían a delitos sancionados con pena capital,
aunque con posterioridad se extendió dicha facultad a actos ilícitos delictivos sancionados con penas
corporales graves, tales como el apaleamiento y la flagelación e incluso a penas de contenido pecuniario.
Señala TORRENT, que se encuentra documentada la revocación del tribuno Octavio en el 132 a. n.e. por su
colega Tiberio Graco, que constituyó uno de los motivos entre otros que llevaron al asesinato de Graco
por la oligarquía conservadora. Pero pocos años antes en el 136 a.n.e se le había realizado un
procedimiento de revocación al procónsul Emilio Lépido. A partir del año 132 a.n.e la revocación se
convirtió en un mecanismo ejercitable en cualquier momento .Cfr. TORRENT, A., Derecho Público
Romano y Fuentes ob.cit, p. 152 y ss.
80
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Para él se trata de una forma diversa de ejercicio (directo o indirecto) de la soberanía
por parte del pueblo: en relación con poder impedir, del todo o en parte, la creación y
la aplicación del derecho; y en otro sentido el poder de poder negar el ordenamiento
jurídico (salvados sus principios fundamentales) e impedir su dominio y aplicación.81
El poder negativo directo resulta aquel que es ejercido directamente por los
ciudadanos. Resultan ejemplos la secesión, la resistencia, la huelga. Manifestación del
mismo fue cuando, a consecuencia del incumplimiento por parte de los patricios de las
promesas hechas para mejorar la situación en que se encontraban los deudores, el
plebeyado se retira al Monte Sacro, a cinco kilómetros de Roma, y permanece en la
expectativa, en situación semejante a una huelga82. Por su parte, el lado indirecto hace
referencia al imperium que se le confiere al tribuno a través del mandato otorgado,
para que vele por los derechos del pueblo.
Es ROUSSEAU83 quien utiliza la expresión pouvoir négatif para referirse al poder de veto
que tenía tanto el pueblo como el gobierno. Sin embargo, es Pietro BONFANTE84 quien
señala en la soberanía un lado positivo y un lado negativo, donde este último se
desarrolla con la institución del Tribunado de la Plebe, donde la intercessio es
instrumento y expresión.
El lado indirecto del poder negativo señala un sector de la doctrina85, es ejercitado a
través de instrumentos creados para este fin, y en tal sentido muestran la institución
del Tribunado de la plebe, que se erige como un mecanismo utilizado para realizar de
cierto modo un control sobre las demás instituciones que formaban parte de la
organización política de Roma. En la práctica este poder negativo indirecto se
materializaba en la intercessio o derecho de veto, institución que brindó la posibilidad
al pueblo romano de contar con un mecanismo de carácter popular, que permitía el
control de otras instituciones que existían en el municipio, como parte de su estructura.
El tribunado se proyecta como una institución política de carácter impeditivo, que
permite el control de las funciones asignadas a las diferentes magistraturas, mediante
el ejercicio de la intercessio. En efecto, dicha magistratura constituyó un mecanismo
que abrió el camino para la participación popular en la sociedad romana, mediante el
ejercicio de la intercessio. Su empleo, permitía a los tribunos vetar las acciones
81
FERNÁNDEZ BULTÉ citando a Pierángelo CATALANO, en FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Siete Milenios de
Estado y de Derecho Tomo 1, ob. cit., pp. 259 y 260.
82
FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, ob. cit., p. 260.
83
FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, ob. cit., p. 260.
84
CATALANO, Pierángelo, Un concepto olvidado: poder negativo, Revista General de Legislación y
Jurisprudencia. Tomo LXXX, n. 3, Madrid, marzo, 1980, p. 238.
85
Idem.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
realizadas por los magistrados, con el objetivo de defender los intereses de la plebe, y
tenía un ámbito de aplicación tanto para las leyes, como para la movilización militar o
las elecciones. CATALANO86 define esta facultad de los tribunos como poder negativo
que ―ne pouvant rien faire, il peut tout empêcher‖, distinguiendo entre poder negativo
directo e indirecto. De ahí, que resulte tarea obligada, efectuar un breve esbozo de los
orígenes de la institución tribunicia, como medio para el ejercicio de la soberanía.
En Roma habían dos clases sociales muy diferenciadas e inamovibles: patricios y
plebeyos. Los primeros constituían la clase privilegiada y en los comienzos de la
historia de Roma, sólo ellos eran ciudadanos y tenían la posibilidad de votar en los
comicios curiados. Su origen se remontaba a los fundadores de Roma, de los que se
consideraban descendientes. El resto de la población, los plebeyos, que conformaban
la mayoría, eran los que luego fueron incorporándose a la ciudad.
Los plebeyos adquirieron la ciudadanía con la creación de los comicios centuriados,
luego de la reforma impuesta por Servio Tulio que clasificaba a la población de
acuerdo a su fortuna, y donde se votaba por centuria, (comicios centuriados). Con el
objetivo de presionar a los patricios para que acepten sus derechos alrededor del año
494 a. n. e. se retiran hacia el monte Aventino, para radicarse allí y constituir una
nueva ciudad.
La doctrina no es unánime en aceptar esta fecha para establecer sus inicios, por ello el
surgimiento del Tribunado de la plebe se sitúa alrededor de finales del siglo VI
principios del V a. n. e. Se plantea que carecían de poder y que este cargo se creó
como contrapoder plebeyo en el interior de la ciudad al poder patricio de los Cónsules.
Los tribunos surgen como jefes naturales y defensores de los intereses de los
plebeyos frente al patriciado. Su deber era proteger y representar a la plebe, y gracias
al juramento prestado, sus miembros eran sacrosantos (sacrosanctitas), lo que
significa que estaban protegidos de cualquier daño físico.
Los patricios ante la fuerza ejercida reconocen a los Tribunos de la plebe, resultando
una organización separatista reconocida por el Estado bajo la forma de un convenio
solemne, lo cual resulta un verdadero tratado de paz entre los pueblos extranjeros87, y
que comprendió dos mecanismos esenciales para el desarrollo de su vida: un órgano
ejecutivo, el tribunado y un órgano legislativo, las asambleas de tribus.
La función de defender a la plebe la tenía que ejercer dentro de la ciudad de Roma y
estaban obligados a actuar tanto de día como de noche. De ahí que sus funciones de
86
Ídem.
BLOCH, Leo, Instituciones romanas, 3ra. Edición. Editorial Labor, Barcelona & Buenos Aires, 1930, p.
41.
87
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
veto no afectaban a las provincias ni a los gobernadores y su carácter sacrosanto
desaparecía a partir de una milla de distancia de las murallas de Roma.
ARGÜELLES nos señala que la presencia de la intercessio le confiere a los tribunos una
función negativa que hizo posible debilitar el ejercicio de la función estatal. Este
constituía un derecho, que le permitía al magistrado vetar las decisiones de otro
magistrado, y que fue utilizado por los tribunos para enervar las disposiciones de los
magistrados patricios que atentaran contra los intereses o derechos de la plebe88.
El libre ejercicio de la intercessio encontraba su garantía en la inviolabilidad tribunicia,
que significaba que el tribuno de la plebe era considerado una persona sacrosanta
protegida por leyes sagradas. Se basaba en un juramento de carácter sagrado que
realizaba la plebe, y ese juramento era la obediencia y la defensa; prerrogativa cuya
violación hacía que el culpable de transgredirla fuera ipso facto considerado fuera de
la ley, y se le impusiera la pena de muerte. En este contexto aparecen los ediles
(Aediles Plebei) como nuevos representantes de la plebe, en un principio auxiliares
subordinados a los tribunos, pero que no tardaron en desempeñar funciones
especiales de policía.
El veto (intercessio) era considerado el recurso legal del cual disponían los tribunos.
En virtud de esta institución quedaba en suspenso cualquier acto oficial de un
magistrado, ya fuese este juez o ejecutor de la sentencia, ya presidente de una
reunión popular o senatorial. Los tribunos de la plebe intervenían cuando un plebeyo
era obligado por la fuerza a someterse a la servidumbre por deudas activas o a
prestar servicio militar. Para que un tribuno pudiera ejercer este poder, se encontraba
obligado a no ausentarse de la ciudad, y de noche no podían cerrar la puerta de su
casa.
Esta institución, les confería la facultad de que para hacerse obedecer podía recurrir a
la violencia y mandar a realizar una ejecución. Además, cada ciudadano estaba
obligado a brindarles ayuda, especialmente los ediles, que como se planteó con
anterioridad llegaron a ejercer funciones de policía. Las funciones señaladas las podía
llevar a cabo ya que poseía la coercitio, que le permitía al Tribuno llegar a encarcelar
personas e imponer multas incluso a los magistrados relacionados a veces por
asuntos militares.
Como resultado, los tribunos eran jueces y ejecutores de estos actos de justicia, pero
si la solución de ese acto se ventilaba en vía judicial era lícito apelar contra sus fallos.
La intercessio también les otorgaba la posibilidad de en el Senado anular las
resoluciones tomadas, asistiendo a las sesiones desde afuera, aunque posteriormente
88
Ídem.
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
obtuvieron un puesto en el interior de la sala, por lo cual se plantea que las decisiones
del Senado necesitaran de la contraseña del Tribunado de la plebe. La Ley Hortensia
les concedió el derecho de convocar al Senado y de sugerirle proposiciones. De ahí,
que resulte acertado citar a ROUSSEAU cuando planteó con respecto a la institución del
veto: …‖no pudiendo hacer nada, puede impedirlo todo89”, ya que permitía al Tribuno
de la plebe paralizar la actuación de la administración
A pesar de que la intercessio le brindaba amplias facultades a los tribunos, existían
impedimentos que les imposibilitaban ejercer este derecho.
El principal impedimento para la intercesión tribunicia era el imperium militar. El cual se
ejercía en la ciudad en casos excepcionales (declaración del estado de sitio, durante la
dictadura o en el día en que se celebraba un triunfo). Otra restricción que existió a su
poder era el límite de la jurisdicción urbana al cual se hizo referencia con anterioridad
cuando se señaló hasta donde llegaban los límites de sus funciones; debido a que la
intervención de los tribunos debía realizarse personalmente y su persona no podían
traspasar la primera piedra miliaria (fronteras de Roma).
Este poder de los tribunos, una vez que cesaron las luchas entre patricios y plebeyos
continuó siendo esencialmente negativo, solamente con la distinción de que en vez de
dedicar sus funciones a proteger los intereses de los plebeyos, sus tareas estaban
encaminadas a defender los intereses generales del Estado, según BLOCH90 desde un
sentido democrático.
Es así como se aprecia, que tenían la potestad para denunciar a los magistrados
prevaricadores en las reuniones de las tribus, citándolos para ello ante los comicios de
las centurias91. Además hacían notar su influencia en las decisiones del Senado, y con
el objetivo de que no pudiesen contrarrestar de modo general el desarrollo de los
negocios corrientes, se logró llegar al acuerdo de considerar como un crimen de alta
traición su veto contra el reparto de plazas de gobernador. En este constante juego de
fuerzas entra la clase aristocrática y los plebeyos, la inviolabilidad que su juramento
les otorgaba a los tribunos les brindó una fuerza extraordinaria para moverse dentro de
la sociedad romana.
La actividad desarrollada por la plebe a través de la institución de los tribunos estuvo
encaminada en el ámbito político-social a obtener igualdad jurídica con respecto a los
patricios y desde el punto de vista económico tenía como finalidad recomponer la
crítica condición económica en la que se encontraban al inicio de sus luchas. Es de
89
ROUSSEAU, Juan Jacobo, Contrato social. Traducido por Fernando de los Ríos Urruti. Espasa-Calpe.
Madrid, 1980, Tomo III, pág. 149.
90
BLOCH, Leo, ob. cit., p. 54.
91
Vid supra pp. 33-34, en relación con el procedimiento de la provocatio ad populum..
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
esta forma como se aprecia su labor en la redacción de la Ley de las XII Tablas, ya
que ésta tuvo lugar por los reclamos de los tribunos para que existiera un orden de
leyes dentro de la ciudad, lo cual provocó que existiera un acuerdo entre los Tribunos
de la plebe y el Senado y que posibilitó que se recompusiera la unidad del Estado.
De esta forma el ejercicio de la actividad de los tribunos se puede resumir en las
siguientes facultades:

Ius auxilii: vista como ese poder del cual se encontraban investidos para
proteger a la plebe del imperium de los magistrados superiores ante posibles
violaciones de sus derechos por parte de éstos.

Intercessio: considerado como el poder que ostentaban los tribunos para poder
vetar las acciones realizadas por los magistrados, con el objetivo de defender los
intereses de la plebe y el cual tenía un ámbito de aplicación tanto para las leyes
como para la movilización militar o las elecciones.

El ius agendi cum plebe: apreciado como el derecho de poder convocar a la
plebe en concilios para deliberar o consultar sobre determinadas cuestiones.

La iniciativa legislativa: observada a través de la facultad de poder crear
plebiscitos que llegaron a equipararse con la ley y tener la misma fuerza legal que
ésta.

La summa coercendi potestas: los tribunos para el ejercicio de las facultades
otorgadas contaban con este poder que les posibilitaba ejecutar personalmente las
decisiones que eran adoptadas en las asambleas. Ello se encuentra relacionado
con su carácter de inviolabilidad, que les permitía que pudiesen multar o arrestar a
aquellos que impidieran el ejercicio de sus actividades.
La presencia de mecanismos de participación popular en el modelo iuspublicístico
romano, evidencian cómo el populus en su conjunto puede participar activamente y
sin necesidad de mediación en las actividades de carácter público. Apreciación, que
encuentra fundamento en que la potestas que poseía era totalmente distinta a la
soberanía de nuestros pueblos de hoy, porque en Roma resultaba indelegable y no
podía enajenarse; lo cual encuentra distinción con la democracia representativa que
presentan las sociedades contemporáneas ya que el concepto de representación para
los romanos no existía.
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Conclusiones Parciales.
1. No existe república sin municipio, puesto que el segundo fue el medio idóneo para
llevar al interior de los territorios conquistados la estructura de la res publica
romana, convirtiendo a las asambleas populares en el espacio donde se configura
el ejercicio del poder ciudadano.
2. El Modelo de Derecho Público Romano, contempló diversos mecanismos de
participación en pos de garantizar la inclusión del populus en la toma de
decisiones. De tal forma, se configura la potestas como ese poder indiviso,
indelegable e intransferible que recaía en manos de todos los ciudadanos de la
civitas, y que resultaba ejercido de manera directa en los comicios o concilios de la
plebe, y de donde emergían decisiones vinculantes ya sea en el proceso de
formación de la ley o para elegir o revocar a los magistrados.
3. En sede de institutos participativos al interior del municipio romano, se debe
analizar la soberanía, pero dividida en dos facetas: por un lado un ejercicio positivo
de la misma, donde se encuentra la participación del pueblo en el proceso de
formación de la ley y en la aplicación de la misma, así como en la elección y
revocación de los magistrados. Y en otro sentido, un aspecto negativo de la
misma, en el entendido de ser una facultad del pueblo para impedir aquellas
acciones de los magistrados que considerasen contrarias a los intereses y
derechos del pueblo.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Capítulo II. La participación política del ciudadano a nivel municipal en
Venezuela a partir de 1999, como expresión del constitucionalismo bolivariano.
2.1. Las bases del constitucionalismo bolivariano en Bolívar y Miranda.
El modelo republicano romano de municipio permitió llevar la república al interior de
cada una de las ciudades conquistadas, y ello fue uno de los aspectos que propició
que aún después de la caída del imperio el ideal iuspublicístico republicano romano
sobreviviera y transcendiera a las sociedades contemporáneas.
Latinoamérica no resultó ajena al diseño municipal romano, sin embargo, éste no llegó
a la región igual a como fuera concebido por los romanos, sino con las mutaciones
propias a consecuencia del transcurso del tiempo, así como por las propias
interpretaciones que en torno al mismo se suscitaron. En tal sentido señala
FERNÁNDEZ ESTRADA: "El modelo democrático romano llegó a América distorsionado
por las interpretaciones liberales burguesas (…) simplemente criticado por estas o,
desde un punto de vista rousseauniano, a través de las experiencias jacobinas de la
revolución francesa. Es por esto que aún hombres seguidores firmes del
constitucionalismo romano, como Bolívar, puedan a la vez admirar la tripartición de
poderes y la representación anglosajona92.
Empero, aunque resulta ser el constitucionalismo bolivariano el que evidencia de
forma más clara una línea de continuidad con la res publica romana, existen en la
historia de la región diversos proyectos y experiencias que tenían como fin el rescate
de diversas instituciones de la Roma republicana como es el caso del Proyecto de
Constitución para las Provincias del Río de la Plata (1811); el Reglamento de Gobierno
de la República de Paraguay (1813- 1814) que regulaba la magistratura paritariamente
colegial de los cónsules (el consulado fue luego sustituido, por voto del Congreso, por
la dictadura, temporal y luego perpetua, del teólogo y abogado José Gaspar Rodríguez
de Francia, que aseguró la independencia política y económica de la República hasta
el restablecimiento, en 1840, del consulado); así como el Proyecto de Constitución de
Manuel Lorenzo Vidaurre en Perú, de 21 de junio de 1833.
Sin embargo, fueron Francisco de Miranda y Simón Bolívar quienes incluyeron en sus
ideas en torno al constitucionalismo las características de la República romana con
mayor ahínco. De ahí que los proyectos constitucionales de ambos sean considerados
las primeras evidencias del romanismo constitucional en América.
92
VID. GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, citando a FERNÁNDEZ ESTRADA, Julio Antonio ―El tribunado; sus
expresiones posibles en la crisis del actual modelo iuspublicístico‖, Tesis presentada en opción al grado
científico de Doctor en Ciencias Jurídicas, La Habana, 2005; p. 30.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
En tal sentido, Francisco de Miranda no sólo fue un hombre de acción decidido a
alcanzar la independencia de las colonias de América. Además, tenía ideas políticas
profundas sobre todo vinculadas con el modelo político a seguir. Como señala
BOHÓRQUEZ un primer indicio de sus inquietudes reflexivas lo constituye su temprano
afán por definir el modelo político a instaurar en la nación emancipada, afán que
aparece en Miranda prácticamente al mismo tiempo que la idea de la independencia
de las colonias hispanoamericanas. Sin embargo, a diferencia de esta última, donde el
camino a seguir se estableció claramente desde el inicio y donde la dificultad se redujo
a encontrar los medios de realizarla, el modelo político y los planes de gobierno
proyectados por Miranda van a seguir un curso más lento y variable93. Toda vez que
discurren en torno al establecimiento de un modelo monárquico para luego imbricar
características propias de la república, en pos de afianzar la idea de la participación
política.
Las ideas políticas de Miranda van a estar influenciadas no solo por el Iluminismo
francés, sino, además por la admiración que llegó a tener del modelo político inglés y
anglosajón. Producto no sólo de sus viajes por esos lares, sino por la interpretación de
las obras de Montesquieu y Rousseau. Lo cual corrobora BOHÓRQUEZ cuando señala
que, el resultado final de su propuesta de gobierno será más bien una síntesis de sus
innumerables lecturas, de los principios que él iba considerando adaptables a la
situación suramericana en los diversos textos constitucionales recogidos durante sus
viajes y, sin duda, en las discusiones que al respecto sostenía con sus compatriotas
en Londres y sus amigos norteamericanos e ingleses, cuya influencia adolece aún de
un estudio detallado94.
En tal sentido, MIRANDA llegó a formular cuatro esbozos de planes de gobierno (1790,
1798, 1801 y 1808), de lo cual es posible determinar que hay gran similitud entre los
dos primeros y los dos últimos, pudiendo señalarse en consecuencia que solo hay dos
proyectos fundamentales, el de 1790 y el de 1801. Señala BOHÓRQUEZ que
comparando ambos proyectos salta a la vista una sensible evolución entre las ideas
sostenidas por Miranda en el primer plan y aquellas sostenidas en 1801 y dadas a
conocer luego a los Cabildos americanos en 1808. Aun cuando la terminología
escogida para nombrar las diversas instancias y cargos políticos sea similar en todos
los planes, la estructura organizacional y las relaciones entre el pueblo y el gobierno
son, por el contrario, diferentes. Se podría incluso decir que por lo que respecta a la
93
BOHÓRQUEZ, Carmen, ―Francisco de Miranda y el proceso de constitución de una identidad
americana”, Tesis de Doctorado, Universidad París III-Sorbonne Nouvelle en 1996, L’Harmattan, París,
1998.
94
Ídem, p 3.
Viviana Romero Hitchman
42
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
organización del poder, es posible establecer claramente dos períodos en el
pensamiento político de Miranda. En el primero, determinado por su gran admiración
por el sistema constitucional inglés, defiende la idea de una monarquía parlamentaria
para la América meridional. En el segundo, se hace completamente republicano, así
como un defensor de la participación política.95 Elementos que permiten discernir su
pensamiento constitucional y en consecuencia evidencian el embrión del diseño
constitucional de la participación popular en la toma de decisiones políticas.
Cabe señalar que a pesar de la evolución del pensamiento de Miranda, la terminología
empleada durante estos dos períodos96 en la redacción de los diseños para los planes
de gobierno que pretendía establecer resulta similar para ambos planes, lo que ha
propiciado que algunos piensen que Miranda fuera un defensor de la monarquía 97. Ello
se corrobora con el primer postulado, pues en 1790 Miranda propone para gobernar la
América independiente un diseño monárquico, de carácter hereditario, concebido a
partir de la estructura inglesa. Aunque se evidencia en su diseño elementos análogos
a las instituciones romanas98, puesto que señala la necesidad de que las magistraturas
fueran elegibles y renovables.
95
Ídem, p. 4. De igual modo, GONZÁLEZ QUEVEDO, en relación con la noción de republicanismo señala
que no existe un documento único que reúna las ideas políticas de Miranda, en un tema tan rico y
abarcador como el republicanismo. Más bien, sus criterios están dispersos por cartas, proclamas, planes
de gobierno y otros documentos entre los que se destacan: MIRANDA, Francisco, Precursor de las
independencias de la América Latina, Editora de Ciencias Sociales, 2003, pp. 96, 166 y 291. Vid.
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna ―La recepción de los principios del iusrepublicanismo romano en el diseño
político-jurídico de la participación ciudadana en la República de Cuba”, ob. cit., p. 72.
96
En relación con los cuatro esbozos de planes de gobierno (1790, 1798, 1801 y 1808), realizados por
Miranda, que sirven de fundamento para el análisis de la evolución de su pensamiento en torno a la
participación popular desde el plano constitucional.
97
Siendo así señala GONZÁLEZ QUEVEDO citando a BOHÓRQUEZ que la distinción entre estos dos
períodos es muy importante, pues haber mantenido una terminología similar en ambos planes, ha llevado
a algunos a pensar que MIRANDA fue monarquista toda su vida. Desde su primer plan de gobierno,
formulado en 1790, va a llamar Inca al detentor supremo del poder ejecutivo. Además, designa como
Cuestores, Censores y Ediles, entre otros, a los que actúan como ministros o secretarios de Estado, y
cataloga de Curacas a los funcionarios encargados del gobierno provincial. De igual manera, en ambos
planes hablará de «Imperio americano» o de «ciudadanos del imperio», pero el sentido de todas estas
expresiones variará según se trate de ese primer plan o del formulado en 1808. En todo caso, cabe
destacar que incluso cuando propone una monarquía, enrola un sistema mixto en el cual figuran ya
principios participativos republicanos. Vid. GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna ―La recepción de los principios
del iusrepublicanismo romano en el diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la
República de Cuba”, ob. cit., p.72.
98
La similitud con un diseño monárquico se evidencia en el soberano será llamado Inca o Emperador. El
sistema de gobierno de ese vasto imperio que se extendería desde la ribera sur del Mississippi hasta Cabo
de Hornos, es concebido según el sistema inglés, más la incorporación de algunos elementos tomados de
las instituciones romanas. El sistema legislativo estaría compuesto de dos cámaras: la de los senadores o
Caciques, elegidos de por vida por el Inca entre aquellos que hayan ejercido un alto cargo en el gobierno,
y una cámara de diputados, elegida por los ciudadanos en comicios directos por un período de cinco años
y sin ninguna indemnización parlamentaria. No obstante, los elementos monárquicos presentes, en el
diseño esgrimido por Miranda se evidencian características similares al diseño republicano romano como
el carácter electivo, renovable y ad honorem del ejercicio de las magistraturas. Vid. BOHÓRQUEZ, Carmen,
ob. cit., p. 5.
Viviana Romero Hitchman
43
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Este primer plan no tiene en su diseño la existencia de los cabildos; pero establece un
procedimiento para futuras reformas de la Constitución y para la promulgación de
leyes, donde la responsabilidad será compartida en todas las instancias de gobierno.
Particular que denota que MIRANDA trata de encontrar un equilibrio entre monarquía y
participación, al repartir la responsabilidad del gobierno entre los funcionarios elegidos
por el Inca y los escogidos por el pueblo99. Aquí se vislumbra el principio romano que
dada la complejidad de la ejecución de las decisiones políticas, para el ejercicio
efectivo
del
gobierno
deben
elegirse
funcionarios
específicos
denominados
magistrados. Se desprende del diseño de la forma de gobierno propuesta por Miranda
una similitud con aquellos primeros magistrados de la etapa monárquica romana que
eran designados por el rex y los que resultaban elegidos por el pueblo en los inicios de
la república a propuesta de un magistrado.
Miranda no deja de desconocer en el progreso de su pensamiento político que debe
existir un justo equilibrio en el ejercicio del poder y para ello sostiene que una división
de poderes puede brindar estabilidad a un gobierno. En tal sentido provoca una
mixtura entre los conceptos de representación y participación política cuando
establece que el Pueblo no sería soberano, si uno de los poderes constituidos que le
representan, no emanara inmediatamente de él; y no habría independencia, si uno de
ellos fuera el creador del otro100. De tal modo, el pensamiento de Miranda en torno al
diseño del gobierno se perfila sobre la base de un poder ejecutivo fuerte y restringido a
pocas personas101, que evidencia el principio romano que dada la complejidad de la
ejecución de las decisiones políticas, para el ejercicio efectivo del gobierno deben
elegirse funcionarios específicos denominados magistrados, así como la necesidad del
ejercicio de la soberanía por parte del pueblo.
99
Cfr. GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, ―La recepción de los principios del iusrepublicanismo romano en el
diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la República de Cuba”, ob. cit., p. 73.
100
Cfr. AGM, T. XVI, pp. 154-159 (Arch. Or.: Neg., T. III, f° 90-92).
101
Señalan tanto BOHÓRQUEZ como GONZÁLEZ QUEVEDO que los planes de gobierno presentados por
MIRANDA al Gabinete inglés en 1801 —Proyecto de Gobierno Provisional y Proyecto de Gobierno
Federal— mantienen esta tesis de un poder ejecutivo fuerte, es decir, restringido a muy pocas personas,
aunque en ellos la autoridad máxima reside en el Congreso. Los Incas mismos son elegidos por ese
cuerpo legislativo y aunque sus personas sean «sagradas e inviolables durante el tiempo de su
magistratura» el mandato es fijado en 5 años. Pueden, sin embargo, ser llevados después a juicio ante la
Corte Suprema Nacional. Estos planes de 1801 son considerados como la formulación definitiva del
pensamiento constitucional de Francisco de MIRANDA. Son los mismos métodos que llevará consigo de
regreso a Caracas en diciembre de 1810, y los mismos que presentará al siguiente año a la comisión
encargada de preparar un proyecto de Constitución para la nueva República de Venezuela Ambos planesel de Gobierno Provisorio y el de Gobierno Federal-son complementarios entre sí. Evidentemente, el
primero constituye la base sobre la cual se explica el segundo. Entretanto, el plan de gobierno provisional
sólo da instrucciones generales para asegurar la conducción de los asuntos públicos. Esto se debe a su
carácter transitorio y destinado a llenar un vacío de poder entre el régimen colonial y el establecimiento
del gobierno independiente. Vid. BOHÓRQUEZ, Carmen, ob. cit., p. 4-7., y GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna,
ob. cit., p. 71-74.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Señala GONZÁLEZ QUEVEDO, que Bolívar, continuador ferviente de Miranda, será la
cúspide del pensamiento romanista en los padres fundadores de Latinoamérica, pero a
la vez conjuga esta postura con elementos del liberalismo. Mixtura que se manifiesta
en su Discurso de Angostura (1819) cuando refiere ―...os recomiendo [...] el estudio de
la Constitución británica, que es la que parece destinada a operar el mayor bien
posible a los pueblos que la adoptan; pero por perfecta que sea, estoy muy lejos de
proponeros su imitación servil...‖, y aunque sin duda, él mismo la estudió y la tuvo en
cuenta al momento de confeccionar la estructura constitucional de Venezuela o
Bolivia, finalmente, respondiendo a la máxima ―El sistema de gobierno más perfecto es
aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y
mayor suma de estabilidad política‖, optó por tomar de Roma ―...sus censores y sus
tribunales domésticos...‖, en la idea de formar un pueblo no sólo libre y fuerte, sino
sobre todo virtuoso: ―...moral y luces son nuestras primeras necesidades102‖.
Siguiendo como punto de partida la integración americana, Bolívar desarrolló sus
ideas políticas a partir del análisis de los mecanismos de participación que
consideraba más adecuados para alcanzar tal fin.
Bolívar, admirador del sistema republicano romano, aspiró a desarrollar un modelo
integrador y suficiente por el cual, como en la res publica romana, todos sus
ciudadanos se encontraran vinculados al Estado y a la función pública. En tal sentido
el ideario político bolivariano se desarrolla sobre la base de los siguientes aspectos
fundamentales: república como forma de Estado, participación ciudadana, Derecho y
Constitución, soberanía, independencia, libertad, división de poderes, establecimiento
de un poder moral y un poder electoral. Desde el Discurso de Angostura, fundamentó
la necesidad del carácter renovable del mandato otorgado a los dirigentes de la
nación103. Particular que evidencia el principio romano de que los cargos políticos o
magistraturas deben ser ejercidos por un cierto período de tiempo, son revocables y
no deben ser reelegibles de forma inmediata.
Aunque defendía la idea del centralismo, promulgaba la necesidad de un poder local
fuerte, donde las leyes sean propias de los pueblos y en consecuencia la constitución
un intérprete de la voluntad de éstos. Aspecto que denota la importancia que le otorga
el libertador a la noción de la participación de los ciudadanos en la conformación de la
nación, sin necesidad de conceptualizar el tema. Ello obedece al hecho de que Bolívar
102
Vid. GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna citando a SPÓSITO CONTRERAS, Emilio, ―El Derecho Público
Romano y el Constitucionalismo venezolano‖, ponencia presentada en el XIV Congreso Latinoamericano
de Derecho Romano, 2004, pp.1 y 2. Véase además en Legislación Venezolana Computarizada:
www.lex-comp.com, p. 25.
103
Vid. GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna ―La recepción de los principios del iusrepublicanismo romano en el
diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la República de Cuba”, ob. cit., p.76.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
comprende que sin la presencia de la voluntad popular en la toma de decisiones se
carecerá de su fuerza vinculante para todos. Quizás sea esta parte de su pensamiento
donde mejor se vislumbra la supervivencia del ideal republicano romano: la potestas
que es indelegable en manos de los ciudadanos, y por ello ha de recaer en éstos la
posibilidad de elegir a sus magistrados, e incluso participar en el proceso de formación
de la ley.
Ejemplo de ello lo constituye su Proyecto de Constitución para Bolivia, donde rompe
con la división tripartita del poder ante la falta de equilibrio y propone la creación de un
cuarto poder, el electoral. Es concebido de forma tal que en cada provincia existe un
cuerpo designado por el sufragio popular de cada 100 ciudadanos un elector,
renovable cada 4 años. Entre sus funciones principales aparecen la de calificar a sus
ciudadanos para el ejercicio de sus derechos, elegir y proponer a las cámaras
respectivas los miembros que deben componerlas o llenar las vacantes y sugerir al
poder ejecutivo candidatos para las prefecturas de los departamentos, para el
gobierno de las provincias.
Según GONZÁLEZ QUEVEDO para Bolívar ―ningún objeto es más importante para un
ciudadano que la elección de sus legisladores, magistrados, jueces y pastores. Los
colegios electorales de cada provincia representan las necesidades y los intereses de
ellas y sirven para quejarse de las infracciones de las leyes y de los abusos de los
magistrados. De este modo se ha puesto nuevo peso a la balanza contra el ejecutivo,
y el gobierno, ha adquirido más garantías, más popularidad, y nuevos títulos para que
sobresalga entre los más democráticos104‖.
En su proyecto establece otra variante a la tripartición que es el poder moral formando
parte del legislativo a través de las figuras de los tribunos, los senadores y
fundamentalmente los censores. Estos debían ejercer una potestad política y moral
que tiene alguna semejanza con el areópago en Atenas y con los Tribunos de la Plebe
y censores en Roma. Serán ellos los fiscales contra el gobierno para velar si la
Constitución y los derechos políticos del ciudadano eran observados105. En efecto,
esta faceta del pensamiento constitucional de Bolívar evidencia el principio romano de
104
Ídem.
Este poder moral estaría compuesto de dos cámaras, una estaría encargada de vigilar la moral pública
y la otra de dirigir la educación de los niños, con poderes mitad morales, mitad judiciales. La cámara de
lo moral debía tener una autoridad independiente y absoluta, con una vasta jurisdicción que va desde el
individuo y la familia hasta la propia entidad moral del Estado. La considera el juez del gobierno de la
república. Sus decisiones son siempre teóricas sin que pueda extenderse hasta coartar la libertad absoluta
de los ciudadanos. La otra cámara debía velar por la educación física y moral de los niños, jurisdicción
ejercida en el hogar y en la escuela.
105
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
la necesidad de la existencia del poder negativo directo contra actos lesivos a la
potestas del populus.
De igual modo, contempla al poder legislativo formado por tres cámaras: de tribunos,
de senadores y censores, ocupándose cada uno de una esfera y con contrapesos
recíprocos como influencia del constitucionalismo americano106.
Es preciso acotar que la independencia de las colonias de América respecto a la
metrópoli española, trajo consigo la desaparición de la estructura política y legal
impuesta por España y sostenida por la presencia rectora del monarca a través de sus
representantes en América. Aspecto que constituyó la base para el surgimiento de un
orden jurídico y político distinto, que trajo consigo la adopción de la República como
forma de gobierno107. A pesar de que en el orden económico y social la sociedad
agraria y rural continuó predominando junto a este nuevo sistema.
Esta mixtura entre el nuevo orden político impuesto producto de las revoluciones y la
continuidad de un modelo rural basado en la agricultura por excelencia, provocó que
los fines perseguidos por Bolívar en 1826 con el Proyecto de Constitución para Bolivia,
que él mismo en una carta a Santander definiese como la estabilidad unida a la
libertad y a la conservación de los principios republicanos108, no se alcanzaran.
106
El ejecutivo se aparta del modelo latino formado por un presidente vitalicio y un vicepresidente
hereditario. Ante las dificultades apreciadas en el funcionamiento de un jefe de estado electivo, destaca la
necesidad de la permanencia de una figura en el poder a los efectos de poder dirigir la lucha por la
independencia e instrumentar el diseño político. El segundo es hereditario para que se apoye a la cámara
anterior y sea formado para ello previamente, de forma que sus miembros serían preparados con tiempo
para esta actividad. Indica GONZÁLEZ QUEVEDO que analizando la Constitución de Bolivia de 1826,
aparece a primera vista que al modelo tripartito se le agregan profundas modificaciones. Según el artículo
8 "El poder supremo se divide para su ejercicio en cuatro secciones: Electoral, Legislativa, Ejecutiva y
Judicial"; y según el artículo 19. "El Poder Electoral lo ejercen inmediatamente los ciudadanos en
ejercicio, nombrando por cada ciento un elector ("el proyecto de Bolívar preveía "por cada diez"). Los artículos 22 y 25 fijan las atribuciones y regulan el funcionamiento del "Cuerpo Electoral" compuesto por
los "electores" nombrados por el pueblo. Según el artículo 26 "El Poder Legislativo emana
inmediatamente de los cuerpos electorales nombrados por el pueblo; su ejercicio reside en tres Cámaras:
la de Tribunos; 2a. de Senadores; 3a. de Censores". Y bien, los "censores" tienen, en realidad, aunque sea
de manera más moderada, las competencias de aquel "Poder Moral" que Simón Bolívar había propuesto
en el Proyecto de Constitución para la República de Venezuela, presentado al Congreso de Angostura y
que, considerado por algunos diputados como una inquisición moral no menos horrible de la religiosa y
de todas maneras impracticable en los tiempos presentes, no fue aprobado, decretándose que fuese publicado como "Apéndice" de la Constitución ("para que se verifique su establecimiento en circunstancias
más favorables", según las palabras del Decreto del 15 de agosto de 1819). Vid. GONZÁLEZ QUEVEDO,
Joanna ―La recepción de los principios del iusrepublicanismo romano en el diseño político-jurídico de la
participación ciudadana en la República de Cuba”, ob. cit., p.78.
107
El modelo republicano, aunque ampliamente mayoritario no fue unánime. Hubo un interregno
monárquico en México con el Imperio de Iturbide y existió después el Imperio de Maximiliano, fruto de
la intervención militar francesa. Hubo también inmediatamente después de la Independencia y hasta
finales del siglo XIX un sistema monárquico imperial en Brasil, que sólo finalizó como con la
instauración de la República en 1889.
108
Discurso publicado en el Correo del Orinoco, números 19, 20, 21 y 22 del 20 de febrero al 13 de marzo
de 1819. La reproducción fue realizada por Nicomedes Lora en la imprenta de B. Espinosa, 1820.
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Pese al cambio operado con el advenimiento del nuevo siglo, los mecanismos de
participación continuaron en manos de un sector limitado de la ciudadanía, y en
consecuencia los beneficios de su empleo solo favorecerían a unos cuantos. Debido a
que el orden económico social existente propiciaba la desigualdad y la existencia de
criterios de exclusión que sólo afectaban a las mayorías sociales. Se erigió entonces
un modelo de democracia representativa que irradió al constitucionalismo del siglo XX
latinoamericano. Como señala GONZÁLEZ QUEVEDO, el modelo del elitismo competitivo
tendió a afianzar en el área un concepto muy restrictivo de la participación,
concibiéndola como un medio para escoger a los encargados de adoptar las
decisiones. Los contenidos esenciales de la democracia se circunscribieron a la
defensa del liberalismo y del sistema republicano representativo y oligárquico. Los
derechos de autonomía como derechos políticos ejercidos de manera colectiva frente
al Estado, en la búsqueda de la satisfacción de intereses plurales como son los
derechos de reunión, manifestación, huelga entre otros, minimizaron la efectividad de
los derechos de participación al quedar reducida ésta última a la elección de las élites
gobernantes109.
En consecuencia se consagró en la mayoría de los textos constitucionales
decimonónicos y del siglo XX en América Latina una estricta democracia
representativa al extremo de disponer que el pueblo no gobernaría ni deliberaría, sino
fuese por medio de sus representantes110. Empero ello no significa que en el escenario
doctrinal latinoamericano se dejase de reconocer a Bolívar como un seguidor del
diseño republicano municipal romano, a partir del análisis de sus ideas en conjugación
con los ideales heredados de Miranda. Máxime cuando desde joven su maestro Simón
Rodríguez lo llevó a Roma y le hizo jurar en el monte Aventino que no dejaría de
luchar hasta alcanzar la independencia de América. Aspecto este que puede significar
el vínculo inicial entre El Libertador y el diseño de una República, que propicie la
participación popular en el ejercicio del poder, mediante el rescate de instituciones
surgidas al interior de la civitas romana y que permitían el ejercicio de la soberanía por
parte del populus.
109
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, ―La recepción de los principios del iusrepublicanismo romano en el
diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la República de Cuba”, ob. cit., p. 79.
110
Cfr. ESCOBAR FORNOS, Iván., ―El Sistema Representativo y la Democracia Semidirecta‖, en
CONCHA CANTÚ, Hugo A., Sistema representativo y democracia semidirecta (Memoria del VII
Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional), UNAM, México, 2002, pp. 152-191. Como
ejemplo de ello se encuentran las constituciones de Bolivia de 1826 a 1995, o las constituciones quiteñas
desde 1812 y hasta la de 1978 con su posterior reforma en 1996; asimismo la guatemalteca de 1877 y la
chilena de 1833 entre otras muchas. Cfr. Constituciones Hispanoamericanas, Biblioteca Virtual
Cervantes disponible en www.cervantesvirtual.com/portal/constituciones/febrero de 2016.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Tanto Miranda como Bolívar comprendieron la necesidad de la participación ciudadana
en la toma de decisiones, sin dejar de desconocer de que no pocos de sus criterios se
vieron signados por las circunstancias del momento histórico en que les tocó vivir, e
incluso en tratar de conjugar mecanismos de participación propios de una república en
un sistema monárquico, como es el caso de Miranda. Sin embargo, el propio devenir
histórico, así como la realidad de una región necesitada de cambios urgentes que
rompieran con las ataduras del pasado colonial y abriera paso a un nuevo escenario
no solo social sino también político, propició que el ideario político bolivariano se
desarrollara sobre la base de la existencia de una república como forma de Estado,
donde se consagrara la participación ciudadana desde el Derecho y la Constitución así
como el ejercicio de la soberanía, sin desconocer la necesidad de la independencia, la
libertad junto al establecimiento de una división de poderes, reconociendo junto a los
tradicionales un poder moral y otro electoral, así como el carácter renovable de los
cargos. Particulares todos que representan la base del constitucionalismo bolivariano y
sirven de puente entre el diseño republicano romano y el venezolano actual, con los
cambios propios a consecuencia de realidades distintas y tiempos diferentes. Y
constituyen el ejemplo de la supervivencia del ideal republicano romano a partir del
reconocimiento legal de mecanismos de participación que permitan la vinculación del
ciudadano en la toma de decisiones.
2.2.
Antecedentes históricos del diseño constitucional de la participación
popular, a nivel municipal, en la Venezuela del siglo XX.
La dominación colonial en América constituye un período de la historia que duró varios
siglos. España, no solo introdujo en sus colonias americanas sus costumbres y
religión, también implementó instituciones de carácter administrativo, con el propósito
de organizar la vida en los territorios conquistados. Dentro de la estructura impuesta
se encuentran los municipios, que fueron la organización administrativa, que regía la
vida local en las colonias.
El municipio establecido en América, mantiene las características del municipio
castellano-leonés, y resulta distinto al municipio romano, pues su nacimiento estuvo
influenciado, por condiciones históricas diferentes a las que existieron en Roma. Sin
embargo, como bien advierte FERNÁNDEZ BULTÉ111 , en el municipio español aparece
un consejo urbano, integrado por los vecinos de la villa, lo cual se puede apreciar
como una suerte de asamblea de vecinos. Junto a este consejo surgieron comisiones
111
Cfr. FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Historia General del Estado y del Derecho II, Editorial Félix Varela,
La Habana, 2004, p. 44.
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diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
integradas por tres o cuatro individuos, que eran elegidos por el término de un año, y
los cuales se les asignaban determinadas funciones.
En este sentido expresa BULTÉ112 que el municipio castellano-leonés tiene una
independencia funcional, autoridad propia, no delegada, que es base de una posible
unidad superior. Ello denota en cierta medida un paralelismo entre las características
del municipio castellano-leonés y las del municipio romano113.
Aunque el municipio castellano-leonés no es una continuación del municipio romano, y
que esta institución, tal y como fue concebida en Roma, no se estableció en las
colonias españolas de América, lo cierto es que constituye una sombra cultural y
espiritual, un hábito político, una experiencia imborrable114, que estuvo presente en la
conformación de las instituciones estatales coloniales que estableció España en
América.
Así lo estimó JOSÉ MARTÍ cuando afirmó:
―El Municipio es lo más tenaz de la civilización romana y lo más humano de la España
colonial… Por los Municipios, en la más de las colonias, entró la libertad en las
Américas. Esa es la raíz y esa es la sal de la libertad… Él templa y ejercita los
caracteres, él habitúa al estudio de la cosa pública y a la participación en ella y aquel
empleo diario de la autoridad por donde se forjan los pueblos115‖.
Desde 1812 con la Constitución de Cádiz, se comienzan a vislumbrar mecanismos de
participación popular en los diseños constitucionales que rigieron la vida social y
política en América. En la misma se disponía que los alcaldes, regidores y
procuradores síndicos, debieran ser nombrados por elección en los pueblos. Evidencia
ello, de la participación popular en la elección de los funcionarios públicos.
Luego de siglos de dominación sobrevino la ruptura con el poder colonial, a
consecuencia de los procesos independentistas que se gestaron, dando paso a un
período marcado por profundos cambios. El estallido independentista trajo consigo la
quiebra de la estructura política y legal impuesta por España. Se comienza a fraguar
un nuevo orden social y político que sea afín a los intereses de la sociedad. Como bien
señala GONZÁLEZ QUEVEDO116, en la conformación del nuevo Estado, primaron fuerzas
políticas y sociales de tendencia local. En su construcción se buscaría el
112
Cfr. FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Historia General del Estado y del Derecho II, ob. cit., p. 45.
Vid supra epígrafe 1.2.1.
114
Ibídem, p. 43.
115
MARTÍ, José, Un libro del norte sobre las instituciones españolas en los Estados que fueron de
México, ob. cit, p.59.
116
Cfr. GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna. Bases jurídicas, desde la participación ciudadana, para el
empoderamiento político. Estudio de los actuales modelos constitucionales de Venezuela, Bolivia y
Ecuador, ob. cit., p. 43.
113
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
reconocimiento de la primacía de esos espacios económicos y el reparto del poder
entre los distintos grupos sociales locales.
La formación de los Estados nacionales es consecuencia de los procesos
independentistas que se desarrollaron en la región, pero su surgimiento no significó un
rompimiento con el legado de España en lo social y lo económico. La sociedad
continuó siendo agraria y rural como en los tiempos coloniales, y subsistió en la nueva
sociedad republicana117 que se fue creando. Además, en el diseño que se fue
adoptando, se aprecian influencias de la Constitución de Cádiz, normativa establecida
por la metrópoli, así como francesa y norteamericana118.
A partir de ese momento, comienzan a crearse nuevas constituciones para regir la vida
social y política de los pueblos latinoamericanos. Las mismas no estuvieron al alcance
de los requerimientos que exigía la sociedad, pues desde su concepción estuvieron
encaminadas a ser una suerte de declaración de independencia. Certero resulta
entonces el análisis de FERNÁNDEZ BULTÉ cuando planteó: ―El Estado Nacional surgió
en América Latina antes de que hubieran madurado las incipientes nacionalidades o
se hubiesen integrado o diferenciado las nuevas estructuras sociales de la nación
burguesa‖119.
En ese proceso de constantes cambios, revoluciones y transformaciones, transcurrió
el panorama de América Latina durante el siglo XIX. Ello propició la presencia en la
región de un cuadro de inestabilidad, tanto política como institucional, que sin dudas
entró en contradicción con la búsqueda de un diseño, que permitiera el reconocimiento
del ejercicio de la participación popular en las distintas naciones. El deseo de Bolívar
de lograr una estabilidad unida a la libertad y a la conservación de los principios
republicanos, no se pudo lograr120.
El siglo XX no resultó tan diferente al anterior. Señala GONZÁLEZ QUEVEDO121 que la
inestabilidad constitucional, la inexistencia de un respeto a la Constitución y de
realidades de poder que actuaban al margen y hasta en contra de dicha normativa,
117
Ídem.
Es preciso recordar que en el período en que ocurren los procesos independentistas en América Latina
en Francia y los Estados Unidos suceden una serie de acontecimientos como la Independencia de las
Trece Colonias y la Revolución Francesa, que produjeron notables cambios en las concepciones
burguesas que hasta ese momento se tenían. Además, se redactan varios documentos en los cuales se
reconocían derechos a los ciudadanos, con el fin de hacer más viable su participación en las decisiones
políticas de los estados.
119
FERNÁNDEZ BULTÉ, Julio, Historia General del Estado y del Derecho II, ob. cit., p .211.
120
Vid. Discurso publicado en el Correo del Orinoco, números 19, 20, 21 y 22 del 20 de febrero al 13 de
marzo de 1819. La reproducción fue realizada por Nicomedes Lora en la imprenta de B. Espinosa, 1820.
Tomado de GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, ―Bases jurídicas, desde la participación ciudadana (…), ob. cit.,
p. 44.
121
Ídem.
118
Viviana Romero Hitchman
51
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
durante el siglo XIX, tipificaron el proceso político latinoamericano del siglo XX. Golpes
de Estado, dictaduras militares, neocolonialismo, globalización, fueron el contenido
constante que sumado a las no resueltas problemáticas decimonónicas permearon la
evolución del siglo. Estos hechos se tradujeron en frecuentes modificaciones
constitucionales o en la duración indefinida de la vigencia formal y la conculcación
constante de los textos. Las referidas variaciones constitucionales que tuvieron lugar en
la centuria, limitadas por la rigidez que caracteriza a los textos formales de la región,
abrieron un diapasón nacional reformista incapaz de valorar en su real dimensión la
soberanía popular y de replantearse una revisión realmente profunda de las bases
sustentadoras de la Constitución del Estado122.
Dentro del amplio espectro de constituciones que se promulgaron, durante los siglos
XIX y XX en América Latina, se encuentran las normativas de Venezuela. El régimen
municipal de este país, al igual que el de la mayoría de los estados de América Latina,
es una herencia dejada por la colonización española. De ahí, que se encuentre en las
constituciones redactadas luego del estallido independentista, referencias del municipio,
como parte de la organización político-administrativa. A su vez, en los diseños
realizados, se establecieron las competencias de los municipios, y las facultades que a
sus habitantes les estaban atribuidas.
En Venezuela, después de la independencia, el municipio como entidad política primaria
y autónoma dentro de la organización nacional, no llegó a ser una realidad123. Durante
el siglo XIX, el municipio se encontró bajo el permanente control del poder central, a
pesar de que desde el punto de vista legal se le haya reconocido alguna autonomía.
Aunque en la Constitución de 1925, se reconocía la estructura de un gobierno federal,
ello constituyó letra muerta. En aquel entonces, el país se encontraba bajo la dictadura
de Juan Vicente Gómez, que estuvo en el poder desde 1908 hasta 1935, el cual luego
de anular el papel político de los caudillos regionales124, estableció una estructura
centralizada.
La organización estatal establecida evidenciaba sin dudas rasgos centralistas, y las
reformas constitucionales que sucedieron al texto de 1925, además de la Constitución
de 1936, lo que hicieron fue cercenar el poder a nivel local. En esta época existen los
122
VILLABELLA ARMENGOL refiere que son más de 250 constituciones entre todas las naciones en menos
de 200 años, lo que equivaldría a decir que desde los primeros movimientos independentistas ha habido una
nueva constitución cada año al menos en un país. Al respecto, véase, VILLABELLA ARMENGOL, Carlos M.,
Selección de constituciones iberoamericanas, Editorial Félix Varela, La Habana, 2006.
123
VILLEGAS MORENO, José Luis, Venezuela, El Municipio. Aproximación a su configuración en el nuevo
ordenamiento constitucional y legal, en Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM., p. 649. www.jurídicas.unam.mx.
124
Ídem.
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52
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
consejos municipales, funcionando como autoridades, pero a nivel de distritos, porque
en los municipios no existía ninguna autoridad política que fuera electa por el pueblo.
En 1961, con la Constitución promulgada ese año se le otorgó autonomía al municipio.
El mismo le atribuyó autonomía política, administrativa, fiscal y tributaria. De ahí que
sean atribuciones propias del municipio la elección de sus autoridades. Y a pesar de
que resultan competentes para la elección de funcionarios, es el gobierno central quién
determinaba cuáles eran las autoridades a elegir, así como la forma de elección de las
mismas. Por lo cual, aunque se les reconoció autonomía en un sentido formal al poder
municipal, éste se encontraba limitado, por las facultades que tenía el nivel nacional,
para incidir en el desarrollo de los municipios.
La Ley Orgánica de Régimen Municipal de 1978, tampoco solucionó el problema al cual
se enfrentaban los habitantes de los municipios con respecto al ejercicio de la
soberanía. Dicha normativa reconoció las elecciones, pero las restringieron al ámbito de
los consejos municipales existentes. Por lo cual siguiendo lo planteado por VILLEGAS
MORENO,125 se aprecia que con estas disposiciones se les privó a los municipios de su
representación política-local. Hasta ese momento, la participación del pueblo dentro del
municipio quedó relegada a un plano de inferioridad.
En 1989, se produjo una reforma al texto de la Ley Orgánica de Régimen Municipal, que
entró en vigor a principios de los ´90, y que introdujo novedades con respecto a la de
1978. En este sentido se previó la figura de la junta parroquial126, a la cual se le dotó de
un carácter participativo. Como órgano de participación ciudadana su labor era doble.
Por un lado era un medio de consulta obligada del municipio y de otras instancias de
gobierno que fueran a ejecutar un plan que afectara su jurisdicción. Por otra parte
funcionaba como una suerte de órgano fiscalizador, que controlaba el ejercicio de las
funciones que el gobierno municipal llevaba a cabo.
Esta ley otorgó al municipio venezolano una autonomía política con respecto al gobierno
estatal y nacional. Lo cual propició un nivel de descentralización en las diferentes
instancias gubernamentales, además, de haber permitido la participación del pueblo en
la toma de decisiones a nivel local. Sin dudas, constituyó un paso de avance con
respecto a las anteriores legislaciones que de cierto modo, impidieron el ejercicio de la
soberanía popular.
En definitiva, las normativas promulgadas en este período no incluyen al instituto de la
participación ciudadana en el interregno de la toma de decisiones, pues si bien luego de
la segunda mitad del siglo XX se dictaron disposiciones que de cierta manera incluyeron
125
126
Cfr. Ibídem., p. 651.
Las parroquias eran consideradas parte de los entes territoriales que integraban el sistema municipal.
Viviana Romero Hitchman
53
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
en el escenario jurídico algunos mecanismos de participación, éstos estuvieron
limitados, sin intenciones de abarcar mayores espacios que propiciaran una real
vinculación de los ciudadanos en el ejercicio de la soberanía. De tal modo, la autonomía
política otorgada al municipio con anterioridad a la promulgación de la Constitución de
1999 no representó mayores avances en cuanto a la inserción de mecanismos de
participación popular, aunque no se puede desconocer que abrió el camino para el
surgimiento a finales de siglo de nuevos escenarios políticos dentro de Venezuela que
propiciaran la búsqueda de un real ejercicio de la voluntad popular, con el fin de
establecer un gobierno no centralizado cuyo poder real estuviese en manos de los
ciudadanos, en aras de alcanzar un gobierno emanado de la voluntad popular.
2.3. Continuidad de los mecanismos de participación popular aportados por el
municipio romano, en el diseño constitucional y legal del ejercicio del poder, a
nivel local municipal en Venezuela, a partir de redimensionamiento de las ideas de
Francisco de Miranda y Simón Bolívar en el constitucionalismo bolivariano.
El municipio, es el escenario en el cual concurren diversos intereses, así como
elementos estructurales y funcionales, que permiten su desarrollo y la vinculación de los
individuos con el mismo. Se asume el municipio como punto de partida de este estudio,
ya que constituye "la unidad mínima como agrupamiento humano, estructura territorial y
entidad político administrativa con trascendencia para el mundo jurídico público127".
Además, ya desde la antigua Roma, el municipio ocupó un lugar importante en la vida
social y política, como centro en el cual confluían diversos institutos participativos como
el veto, la revocación del mandato, la elección y revocación de cargos públicos, que
propiciaron la presencia de voluntad popular en la toma de decisiones.
El desarrollo de las sociedades contemporáneas ha influido en el protagonismo que ha
alcanzado el municipio en las legislaciones de los diferentes estados, debido a que los
intereses locales constituyen el punto de partida para las decisiones que luego se
adoptan a nivel estatal. Señala DEL RÍO HERNÁNDEZ128 que en el Estado moderno el
municipio se ha convertido en un importante segmento de la estructura territorial hacia
donde convergen gran número de demandas populares, precisamente por ser allí donde
transcurre la vida cotidiana de la cual emergen las necesidades y aspiraciones más
inmediatas de las personas. De ahí que a este corresponda, como instancia básica de
poder, la toma de decisiones que se encaminen a resolver y dar respuesta a estas
demandas. Por ello la efectividad de la gestión de gobierno en un Estado puede
127
128
VILLABELLA ARMENGOL, Carlos, El municipio cubano actual. Su modelo estatal, ob. cit., p. 120.
DEL RÍO HERNÁNDEZ, Mirtha A., ob. cit., p. 66.
Viviana Romero Hitchman
54
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
medirse, entre otras cosas, por la eficacia de la gestión municipal a través de sus
decisiones.
En el municipio también se toman decisiones asociadas con el poder público, que
inciden en el sistema político de cualquier Estado. Es un deber de los gobiernos
satisfacer demandas sociales, y el origen de la mayoría de ellas se encuentra en el
municipio por ser el lugar donde se desarrolla la mayor parte de la vida de los
individuos. Si el gobierno resulta incapaz de satisfacer las demandas surgidas en el
nivel local, ello puede provocar una ruptura entre el gobierno y los ciudadanos, e influirá
en la estabilidad del sistema.
Como la facultad decisoria recae en poder de las estructuras creadas a tal fin, resulta
necesario que los ciudadanos cuenten con mecanismos que les permitan participar en
la toma de decisiones de su localidad. Pero, para que esa participación popular sea
real, es necesario un respaldo jurídico, la materialización de esos mecanismos en textos
legales y constitucionales.
Señalan diversos autores que ―el municipio es el elemento primario de participación y
poder en el sistema de órganos del Estado, de ahí que estos se erigen como la
expresión más real y verdadera de participación ciudadana129‖. Esto es así debido a la
cercanía que existe entre el pueblo y las estructuras estatales que se hallan en este
nivel, lo cual propicia una participación más directa en la toma de decisiones. Por ello,
refrendar, desde la legalidad, el ejercicio de la soberanía, por parte del pueblo, legitima
el poder y permite lograr un consenso entre los ciudadanos y el gobierno de una nación.
El rol que desempeña la participación popular en el municipio, produce un acercamiento
de los individuos a las decisiones estatales, mediante la intervención de éstos en los
procesos decisorios. Para lograr esta vinculación, es necesario que el municipio cuente
con estructuras descentralizadas y autónomas130 con respecto al poder central.
Descentralización, en el sentido de otorgarle al municipio determinada cantidad de
poder que le permita asumir decisiones relacionadas con aquellos asuntos que le
afectan de manera directa. Autonomía, no asimilándola al significado de independencia
129
PÉREZ HERNÁNDEZ, Lissette y PRIETO VALDÉS, Martha, Valoración del municipio en la organización
del Estado en función de un proyecto de Ley de los Municipios para la República de Cuba, Informe de
investigación, Facultad de Derecho, Universidad de La Habana, 1999, p. 9.
130
La descentralización se asume como la transferencia de funciones hacia las instancias municipales,
ampliando las esferas de poder que podrán ser ejercidas dentro de los límites de sus competencias. La
misma se encamina a reforzar los poderes locales incrementando la cercanía de la administración a los
ciudadanos, permitiendo un mayor conocimiento de sus necesidades, mejorando la eficacia de la
información y de los servicios personales, e instrumentando la participación ciudadana en la gestión local.
Cfr. DEL RÍO HERNÁNDEZ, Mirtha A., ob. cit., p. 71. Por otro lado, algunos autores definen la autonomía
municipal como "el derecho de los municipios a regular las cuestiones de la colectividad local con plena
responsabilidad, según decisiones propias y con la participación de una representación popular
democráticamente elegida. En tal sentido ver VILLABELLA ARMENGOL, Carlos, ob. cit., p. 9.
Viviana Romero Hitchman
55
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
o separación total del gobierno estatal, sino como aptitud del municipio para lograr el
desempeño de sus funciones, dentro del enramado que constituye la estructura
gubernamental. La mayor o menor cantidad de poder que se le ceda al municipio influirá
en el modo en que éste cumplirá sus fines, y en la forma en que estimule la
participación popular.
Producto de lo abordado con anterioridad, para que la participación popular desempeñe
el papel que le corresponde en la toma de decisiones, se hace necesario la existencia
en el ordenamiento jurídico de textos que consagren el ejercicio de la misma por parte
del pueblo.
La regulación jurídica del ejercicio del poder político y de todas las relaciones jurídico
políticas que se derivan de él reviste gran importancia. Por una parte brinda legitimidad
a las instituciones de poder y al sistema de dominación en general. Por otra, garantiza
los derechos y libertades de los ciudadanos en el marco de dichas relaciones,
cumpliendo de esta forma dos funciones esenciales: la legitimación del poder y la
función protectora131.
Indica GONZÁLEZ QUEVEDO, citando a ZOVATTO, que en sociedades como las
latinoamericanas, donde la pobreza crece, donde la equidad tiende a retroceder y la
política se ejerce por una élite, si los mecanismos de democracia directa son
debidamente
utilizados
pueden
ayudar
a
contrarrestar
la
tendencia
a
la
deslegitimación del sistema representativo. De lo contrario, estos mecanismos, lejos
de constituir un instrumento para la participación directa del pueblo en la adopción de
decisiones concretas, pueden convertirse en un medio de manifestación del
descontento social al margen de los procesos electorales, con consecuencias
negativas para la democracia132.
Luego de los cambios ocurridos en el panorama político latinoamericano, a partir de la
segunda mitad del siglo XX, la participación popular se ha regulado en diferentes textos
legales, como una manera de vincular a la ciudadanía con la toma de decisiones. La
codificación en textos constitucionales y legales de mecanismos de participación
popular, ha propiciado la existencia de un diseño democrático como el de Venezuela.
Señala GONZÁLEZ QUEVEDO que dicho modelo, desde 1999, ha potenciado el
reconocimiento constitucional y legal de un mayor número de instituciones de
participación como medio para alcanzar un fin: la
democratización de sociedades
históricamente preteridas de la esfera política133.
131
DEL RÍO HERNÁNDEZ, Mirtha A., ob. cit., p. 75.
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, Bases jurídicas, desde la participación ciudadana(…), ob. cit., p. 51,
citando a ZOVATTO, Daniel, ob. cit., p. 910.
133
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, ―Bases jurídicas, desde la participación ciudadana” (…) ob. cit., p. 52.
132
Viviana Romero Hitchman
56
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
A este modelo antes señalado, en la doctrina se le denomina como ―democracia
semidirecta (donde la participación y la representación se conjugan). No obstante, en el
mismo se desarrollan los derechos de las minorías y suficientes vías de participación
que implican la posibilidad real de la ciudadanía de tomar parte en persona en los
procesos formales de toma de decisiones. Constituye, por tanto, elemento mitigador de
las insuficiencias y contradicciones del sistema representativo que invariablemente ha
desembocado en condiciones de no identificación de los representantes con los
representados134.‖
Lo expuesto sirve de base para realizar un análisis de cómo se manifiestan los
mecanismos de soberanía popular aportados por el modelo iuspublicístico republicano
romano, en el diseño constitucional y legal de Venezuela, a nivel local, que apuesta por
el real ejercicio de la participación popular desde finales del siglo XX, a partir del
pensamiento bolivariano, en específico en torno a la participación popular:
a) La soberanía reside en el pueblo y es la base de la República. En
consecuencia es intransferible, indivisible y se ejerce mediante la regulación de
mecanismos de participación popular.
Los cambios operados a partir de la segunda mitad del siglo XX en las sociedades
latinoamericanas, trajeron consigo transformaciones en los planos político y social, que
sin dudas influyeron en las concepciones que hasta ese momento existían con
respecto a la participación de los ciudadanos en el Estado. Producto de ello, desde
una dimensión normativa comenzaron a producirse una serie de mutaciones
constitucionales y legislativas, con el propósito de realizar un diseño de la participación
popular, que tributara al ejercicio de la soberanía por parte del pueblo.
Luego de las transformaciones constitucionales introducidas con la Constitución de
1961, en Venezuela se trató de diseñar un sistema democrático, que contemplara en su
estructura la autonomía de los municipios, así como su relación con el poder central.
Pero es con la Constitución de 1999 que se vislumbra un horizonte más democrático, al
plantearse una estructura federal descentralizada, con el objetivo de lograr un esquema
que acercara al pueblo a las estructuras del poder público político, mediante el ejercicio
de su soberanía.
En Venezuela, se ha realizado un proceso de constitucionalización de diversos
mecanismos de participación popular, que contribuyan al ejercicio positivo y negativo
de la soberanía popular. Ello con el objetivo de lograr efectos inmediatos en el ejercicio
del poder político. Resulta evidente, que los mecanismos consagrados en los
134
Ibídem, p. 54.
Viviana Romero Hitchman
57
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
diferentes textos legales, permiten de cierto modo, la existencia de un proceso
paulatino de democratización, pues permiten que los ciudadanos puedan participar en
el desarrollo de la vida pública del Estado.
Es preciso señalar, que la positivización de diversos institutos participativos en el
ordenamiento jurídico venezolano, con especial referencia al ámbito municipal local,
guarda relación con los cambios sociales y políticos iniciados a partir de 1999, con la
promulgación de la Constitución; y que impulsara Hugo Chávez en aras empoderar a
los ciudadanos. Garantizando la presencia de mecanismos de participación, que
propiciaran un real ejercicio de la soberanía por parte de los ciudadanos. En tal
sentido, se retoman las ideas expuestas por Simón Bolívar en torno a la participación
ciudadana, surgiendo lo que en doctrina se ha denominado constitucionalismo
bolivariano.
De tal modo, se perfila en el diseño legal y constitucional del municipio en Venezuela
mecanismos de participación tales como el veto, el referendo, la iniciativa legislativa e
incluso la revocación del mandato y la resistencia, que encuentran su esencia en la res
publica romana, pero que de su análisis se desprende la esencia de las ideas de
Bolívar y Miranda en torno al ejercicio de la soberanía popular. Máxime cuando
resultan ambos próceres, quienes de modo claro y singular en los proyectos de
constituciones impulsados para alcanzar la independencia de los pueblos de América
Latina, refrendaron institutos como la elección de cargos públicos, la revocación del
mandato e incluso la presencia de comicios, censores, ediles y cuestores, que
resultaron magistraturas y mecanismos de participación ciudadana surgidos al interior
del municipio romano, como medio para perpetuar la res publica romana en cada uno
de los territorios integrantes del imperio.135
Siguiendo el iter discursivo asumido de que el constitucionalismo bolivariano se
caracteriza por la presencia de mecanismos de participación popular que encuentran
su origen en Roma, sería preciso evidenciar dicha línea de continuidad que transcurre
sin dudas por el pensamiento político y jurídico de Miranda y Bolívar. De tal suerte que
uno resulta precursor del otro, en tanto Bolívar se nutre de las ideas expuestas por
Miranda en sus proyectos de constitución136. En esta perspectiva, es necesario resaltar
135
Vid supra Capítulo I.
Es preciso hacer mención a los proyectos de Francisco de Miranda, que preveían la institución de
"comices", "censeur", "ediles", y "questeurs"; pues ya en el Esquise de gouvernement fédéral de 1908
estaba previsto el nombramiento de un dictador por un año, en los "cas extremement difficiles". De igual
modo en el Proyecto de Constitución Provisoria para las Provincias del Río de la Plata de 1811: se
propone la institución del tribunado, a partir del fuerte contenido roussoniano que le imprime Miranda.
También en el Reglamento de gobierno de la República de Paraguay (1813), se regula la magistratura
paritariamente colegial de dos cónsules; el consulado fue luego constituido, por voto del Congreso, por la
136
Viviana Romero Hitchman
58
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
los cambios operados en la acción y el pensamiento de Simón Bolívar a partir de su
visita al Monte Sacro junto a su maestro Simón Rodríguez, que marca el inicio en la
búsqueda de la independencia de la América española, luego del juramento efectuado
de luchar por su independencia hasta su muerte en agosto de 1805. Quizás no exista
otro elemento que represente la vigencia del modelo iuspublicístico romano en el
pensamiento de Bolívar como el señalado, y en consecuencia la línea de continuidad
entre el constitucionalismo bolivariano y los mecanismos de participación surgidos en
la res publica romana.
Siendo así, para la regulación en el nivel local de los mecanismos de participación
antes mencionados, se parte de lo consagrado en la Constitución, como norma de
rango superior dentro del ordenamiento jurídico. En el caso venezolano, en la
normativa municipal se encuentran regulados como mecanismos de participación el
referendo, en sus distintas modalidades; el cabildo abierto, la asamblea de
ciudadanos, la iniciativa legislativa local y la rendición de cuentas. Del análisis
realizado de esas instituciones algunas presentan rasgos similares a las existentes en
el modelo iuspublicístico romano, e incluso denotan la esencia misma del pensamiento
bolivariano y mirandino, que no es más que la defensa a ultranza de la soberanía
popular. Para ello promulgan como medio para alcanzar tal fin, la regulación de
mecanismos de participación popular que propicien una vinculación real y eficaz de los
ciudadanos en la toma de decisiones.
Cabe señalar que la recepción del iusrepublicanismo romano se ha caracterizado por
ser un fenómeno de carácter histórico jurídico, sin dejar de ser un proceso a la vez
complejo en pos de lograr la asimilación de los principios, categorías e instituciones
aportadas por el Derecho Público Romano. Que en el caso de América Latina
comprendió a su vez una mixtura con las ideas del Iluminismo francés y de tal modo
trascendió a las sociedades contemporáneas, con las características propias de cada
contexto en concreto.
La continuidad entre la res publica romana y el constitucionalismo bolivariano lo
constituyen las ideas políticas y jurídicas tanto de Bolívar como Miranda, pues ambos
entendieron que para la conformación del estado era preciso enarbolar el principio de
la "libertad popular", que acorde con las palabras del Libertador no es más que la
intervención inmediata de los ciudadanos en el ejercicio de la soberanía, por ser ésta
indelegable e inalienable, tal y como la concibieron los romanos. Ya comprendía
dictadura temporal (1814) y luego perpetua (1816), del teólogo y abogado José Gaspar Rodríguez de
Francia, que aseguró la independencia política y económica de la República hasta el restablecimiento, en
1840, del consulado.
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Bolívar la necesidad de la presencia de la voluntad popular en la toma de decisiones,
pues ella constituye la fuente para que éstas sean vinculantes erga omnes. Aquí se
manifiesta con fuerza la continuidad del ideal republicano romano, en cuanto a que la
potestas resulta indelegable. Por tanto, son los ciudadanos quienes han de tener la
posibilidad de elegir a sus magistrados e intervenir en actos tan significativos como la
aprobación o no de una ley137.
El pensamiento de Bolívar y Miranda, denota una línea de continuidad entre el modelo
iuspublicístico romano y el constitucionalismo bolivariano, por constituir el diseño
constitucional de fines del siglo XX y principios del XXI en Venezuela, un acercamiento
a las instituciones de la Roma republicana, a los ciudadanos en la vida política y
social, y en consecuencia un real ejercicio de la soberanía popular. La presencia de
los mecanismos de participación popular directa, aportados por el municipio romano,
en
el
ordenamiento
jurídico
de
Venezuela,
permite
de
cierta
manera
al
―empoderamiento ciudadano138.‖ Pero, para que el modelo de participación que se
quiere implementar sea efectivo, se precisa no solo su regulación normativa, también
es necesario que su diseño permita la inmediatez del individuo en la toma de
decisiones. Así la democracia formal va ir aparejada a la democracia material, es
decir, con su real y eficaz ejercicio por parte de los ciudadanos.
Que en gran medida muchos de los institutos participativos existentes en el diseño
constitucional y legal de Venezuela presenten rasgos similares con los existentes en la
Roma republicana evidencia la dimensión funcional de la misma en la actualidad, en
pos de afianzar la participación ciudadana en el ejercicio del poder.
Plantea GONZÁLEZ QUEVEDO que en cuanto a los sujetos legitimados para instar los
mecanismos, la Ley Orgánica de Participación de Venezuela en sus artículos 13 y 27
plantea que los medios de participación previstos en la misma, se llevan a cabo por las
personas naturales (ciudadanos), las comunidades y las diversas formas organizadas
de la sociedad, con o sin personalidad jurídica. Los únicos sujetos con posibilidades de
acceder a las instituciones de participación directa, dígase iniciativa legislativa y los
referendos abrogatorio y consultivo, son los ciudadanos.
La ciudadanía constituye un requisito imprescindible para la solicitud de activación de
alguno de estos mecanismos. Todos los ciudadanos detentan la posibilidad legal de
participar salvo las limitaciones constitucionales y legales que atienden a distintas
causas, como son las penas accesorias, el requisito de la nacionalidad y la capacidad
civil. En un orden subjetivo se ha tendido a la eliminación de barreras que limitan la
137
138
Vid. supra epígrafe 2.1.
Vid. GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, Bases jurídicas, desde la participación ciudadana” (…), ob. cit.
Viviana Romero Hitchman
60
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
participación del ciudadano en la toma de decisiones e incluso emergen novedosas
instituciones que producen un corrimiento de la categoría ciudadano a la categoría
pueblo en cuanto a los sujetos legitimados para la puesta en marcha de los
mecanismos de participación como son la Asamblea de Ciudadanos y la rendición de
cuentas139.
Señala GONZÁLEZ QUEVEDO que la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela de 1999, abre vías alternativas de participación directa del ciudadano en
procesos colectivos de decisión de muy heterogéneo ámbito, que sin renunciar a la
dimensión utópica de la democracia directa, ni a la utilización de las instituciones de
democracia semidirecta del constitucionalismo precedente, reducen de facto el
monopolio de la vida política ostentado por la clase política profesionalizada140.
El texto constitucional le dedica parte de su articulado a la participación popular,
regulando instituciones que propician la participación ciudadana en los asuntos
públicos. Postula un nuevo modelo de democracia que se aleja de los tradicionales
estándares del ejercicio de la soberanía a través de representantes, para señalar
desde su inicio una suerte de democracia semidirecta. Así se aprecia el artículo 5,
cuando establece que la soberanía reside en el pueblo, que es quien la ejerce
directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente,
mediante sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público.
En relación con el ámbito municipal, no solo es la Constitución quien regula la
participación popular, también existe la Ley Orgánica del Poder Público Municipal 141,
que consagra la participación popular como uno de los pilares fundamentales para el
desarrollo del municipio. De este modo codifica una serie de mecanismos que
permitan el ejercicio de la soberanía por parte del pueblo.
Expresión del principio rousseauniano de democracia directa142 en el marco
constitucional venezolano son los artículos 5 y 70. El primero es evidencia de que la
139
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna, ―Bases jurídicas, desde la participación ciudadana” (…), ob. cit., p. 61.
Señala GONZÁLEZ QUEVEDO que el Proceso Constituyente que vivió el país en el año 1999, propuso
la construcción de un Estado Federal Descentralizado con un sistema democrático participativo que
acerca cada vez más las estructuras del poder público político del Estado al titular de la soberanía, el
pueblo. Este proceso fue producto del momento constituyente que venía condicionando al país desde
hacía algunos años, con motivo de la crisis terminal del sistema político constitucional del estado
centralizado de partidos el cual se había consolidado al amparo de la constitución del 23 de enero de
1961, sancionada como consecuencia del denominado pacto de punto fijo de 1958 en el cual la élite
política del momento resolvió establecer en el país un régimen de democracia representativa. Ibídem, p.
56.
141
Ley Orgánica del Poder Público Municipal, publicada en Gaceta Oficial No. 38.204 del 8 de junio de
2005.
142
La participación directa ROUSSEAU no la prevé como la votación individual que se aprecia en la noción
del referéndum moderno, sino que para él se encuentra encaminada hacia lo que la contemporaneidad
denomina democracia de consejos, o sea, la reunión del pueblo en asambleas públicas, para decidir sobre
140
Viviana Romero Hitchman
61
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
soberanía reside en el pueblo, y éste es el encargado de ejercerla, ya sea
directamente o por medio de representantes. El segundo, reglamenta mecanismos que
permiten la participación popular en los espacios políticos. Para permitir ese ejercicio
del poder por parte de los ciudadanos se regulan instituciones como el referendo143, el
cabildo abierto, la asamblea de ciudadanos, la iniciativa legislativa local, entre otros.
Para el nivel local, tanto la Constitución venezolana como las leyes que regulan el
régimen municipal, establecen mecanismos que propician la participación popular de
manera directa. En la carta magna se reconoce la autonomía municipal144, y en su
capítulo IV: De los Derechos Políticos y del Referendo Popular,
consagra la
participación popular cuando formula en su artículo 62 que todos los ciudadanos y
ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos,
directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas. Ello denota
voluntad política de dotar al pueblo de las herramientas legales para hacer valer sus
derechos, así como que la elección popular es el mecanismo idóneo para el acceso a
los cargos públicos.
De este modo, el artículo 70 menciona una serie de mecanismos que garantizan la
participación popular y el real ejercicio de la soberanía por parte del pueblo. Así la
elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del
mandato, la iniciativa legislativa, se implementan como medios para participar en el
plano político. Mientras que el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y
ciudadanas se aprecian como espacios que permiten al pueblo tomar decisiones que
tendrán un carácter vinculante, teniendo de esta forma funciones constituyentes.
Resultando todos, la vía mediante la cual el pueblo ejerce su soberanía, en tanto ésta
resulta indelegable e intransferible.
las cuestiones que le son propuestas. De estas asambleas surgirán las leyes, que el pueblo elaborará,
producto de su soberanía. Cfr. AGUIAR DE LUQUE, Luis, Democracia Directa y Estado Constitucional,
Editorial Revista de Derecho Privado Editoriales de Derecho reunidas, Madrid, 1997, p. 27.
143
Vinculado a las modalidades de referéndum que consagra la constitución la Ley Orgánica del Poder
Público Municipal, determina en su artículo 276 lo siguiente: La solicitud y validez del referéndum
consultivo, revocatorio, abrogatorio y aprobatorio deberá cumplir con los requisitos establecidos en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en la legislación electoral; y deberá hacerse
ante El Consejo Nacional Electoral quien organizará, administrará, dirigirá y vigilará todos los actos
relativos a los referendos.
144
El artículo 16 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su segundo párrafo
expresa:
La división político territorial será regulada por ley orgánica, que garantice la autonomía municipal y la
descentralización político administrativa. Dicha ley podrá disponer la creación de territorios federales
en determinadas áreas de los Estados, cuya vigencia queda supeditada a la realización de un referendo
aprobatorio en la entidad respectiva. Por ley especial podrá darse a un territorio federal la categoría de
Estado, asignándosele la totalidad o una parte de la superficie del territorio respectivo.
Viviana Romero Hitchman
62
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Como se ha señalado, la Asamblea de ciudadanos145, en el ámbito local venezolano,
deberá ser convocada de manera expresa, anticipada y pública y las decisiones que
de ella surgen tienen efectos vinculantes. El procedimiento evidencia una cercanía a la
manera en que se convocaba en Roma al populus para decidir sobre un proyecto de
ley presentado por un magistrado, y con respecto al cual debían decidir los
ciudadanos. Es este espacio donde se configuran mecanismos de participación
popular como la rendición de cuentas, la audiencia pública y el cabildo abierto que son
importantes espacios de expresión popular sobre problemas existentes y su forma de
solución. Y en consecuencia, como las autoridades están obligadas a responder a los
planteamientos realizados ante ellos, representan espacios de control. Incluso, no deja
de reconocer Bolívar en el interregno de su pensamiento, la importancia que tienen los
espacios primarios donde confluye el pueblo al señalar en su mensaje al Congreso de
Bolivia que del bienestar de las aldeas se forma la felicidad del Estado.
Entonces, no resulta redundante expresar que lo planteado sirve como patrón para
demostrar la presencia de las esencias romanas en torno a la participación en el
pensamiento del Libertador y en consecuencia en el constitucionalismo venezolano,
quizás con mayor razón al autodenominarse el mismo como bolivariano.
De ahí que se precise la regulación normativa de instituciones que propicien un control
de la función que desempeñan los funcionarios que resultaron elegidos por los
ciudadanos mediante el sufragio universal.
Los ciudadanos cuentan en el nivel local, con iniciativa para convocar a cabildos
abiertos146, donde se realizan planteamientos concretos, con el objetivo de lograr
decisiones vinculantes para el municipio, que se materializan en el campo de la salud,
la educación, el deporte, para priorizar necesidades de la colectividad. La actitud que
asumen los ciudadanos con el ejercicio de esta institución obliga a los funcionarios
municipales, a actuar acorde con las decisiones que surgieron del cabildo, so pena de
145
En la República Bolivariana de Venezuela específicamente la Asamblea de Ciudadanos, es órgano
decisorio no consultivo del nivel local, o sea, sus decisiones vinculan, el pueblo decide, manda, no es un
simple receptor o asistente de decisiones tomadas por otros niveles. A partir de la aprobación de la Ley de
los Consejos Comunales de 7 de abril de 2006, la Asamblea de Ciudadanos se ha convertido en la
máxima instancia de decisión del Consejo Comunal. Como se puede apreciar, entre sus funciones está
elegir y revocar a los voceros, a los integrantes de la Contraloría Social y del Banco Comunal, los cuales
ejercen sus funciones por dos años. Adopta además las decisiones esenciales de la vida comunitaria y
aprueba el Plan de Desarrollo de la Comunidad elevando a su más alta expresión el Poder Popular al
ampliar el concepto de pueblo por encima de los asfixiantes límites que en ocasiones implican los
derechos de ciudadanía, máxime si se recuerda que basta con haber alcanzado los 15 años de edad para
ser miembro pleno del órgano deliberante y gozar de capacidad para ser elegido miembro de órgano
ejecutivo. Vid. González Quevedo, Joanna, Bases jurídicas, desde la participación ciudadana” (…), ob.
cit., p.p. 80 y 81.
146
Véase artículos 263 y 264 de la LOPPM y artículo 70 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela.
Viviana Romero Hitchman
63
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
la revocación de su mandato si no cumple con lo acordado. De ahí que los cabildos
abiertos, sean un mecanismo de participación popular que influye en el ejercicio de la
soberanía popular, a pesar de no tener efectos inmediatos, pues necesita de la labor
posterior que deben desempeñar los funcionarios.
Son entonces, los enunciados expuestos los que permiten afirmar que la ley es la
máxima expresión de la potestas republicana romana. Particular que no resultó ajeno
en el diseño de la participación popular en el ámbito local municipal de Venezuela, ni a
Bolívar cuando ya en 1818 sentenció previo a su presentación del Discurso de
Angostura, que uno de los fines con el establecimiento de la República es: ―elaborar
leyes que, emanadas de la voluntad popular, restauren las instituciones republicanas‖.
Evidenciando de ese modo, la necesidad de que las leyes promulgadas cuenten con el
consenso de todos los ciudadanos, pues ello redunda en beneficio del ejercicio de la
soberanía y vincula más a los pueblos de manera directa con el ejercicio del poder.
Parafraseando a GONZÁLEZ QUEVEDO: La ley pública debe ser entendida como
resultado de la voluntad mayoritaria del pueblo en la creación del Derecho
Republicano. Sentencia FERNÁNDEZ ESTRADA que el ciudadano romano no era
oprimido ni por el orden político en que vivían, ni por el Derecho que regulaba su vida,
porque ese orden político era justamente el que él se había dado soberanamente, y el
Derecho era absolutamente creado por el ciudadano. A ello se refería Juan Jacobo
ROUSSEAU, en Contrato Social. II, 12, como ―costumbres‖, ―hábitos‖ u ―opinión‖, al
referirse a una categoría de leyes ―...que no se graba ni sobre mármol ni sobre bronce,
sino en los corazones de los ciudadanos, que es la verdadera constitución del Estado;
que toma todos los días nuevas fuerzas; que, en tanto otras leyes envejecen o se
apagan, ésta las reanima o las suple [...] elemento desconocido para nuestros
políticos, pero de la que depende el éxito de todas las demás [leyes políticas, civiles y
criminales] y de la que se ocupa en secreto el Gran Legislador, mientras parece
limitarse a reglamentos particulares, que no son sino la contra de la bóveda, en la cual
las costumbres, más lentas en nacer, forman, al fin, la inquebrantable clave‖. La
libertas consiste en la sumisión voluntaria a la ley votada en común, de donde se
deriva que la lex publica es uno de los vínculos más fuertes, o el de mayor cohesión
entre los ciudadanos romanos147.
Es así, que en el modelo iuspublicístico romano existió la iniciativa legislativa. Si bien
el proyecto de ley era presentado al populus por un magistrado, la potestad legislativa
se encontraba en manos del pueblo, ya que éste tenía la facultad de aprobar o no el
147
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna ―La recepción de los principios del iusrepublicanismo romano en el
diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la República de Cuba”, ob. cit., p. 50.
Viviana Romero Hitchman
64
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
mismo, y podía determinar si una ley debía ser abrogada o no. Por su parte en
Venezuela, en el nivel local, los ciudadanos podrán presentar propuestas de
ordenanzas o modificación de las ya vigentes al Consejo Municipal, quedando la
aprobación o no de las mismas a discreción de éste. Lo expresado muestra como un
mecanismo de participación puede ser empleado de diversas maneras. Existe la
institución, solo que en tiempos de los romanos, si un proyecto de ley resultaba
aprobado o no dependía de la voluntad popular. Mientras que en Venezuela, los
ciudadanos son los soberanos para presentar el proyecto, pero recae en manos de
funcionarios públicos decidir sobre el destino del mismo.
La iniciativa legislativa, se encuentra implementada en el texto constitucional
venezolano. Se le reconoce a la ciudadanía el derecho de instar a la Asamblea
Nacional, para que discuta sobre proyectos de ley presentados por un grupo de
ciudadanos, no menor al cero coma uno por ciento de los electores inscriptos. De la
lectura del articulado148 se infiere, que el texto presentado puede resultar aprobado,
luego de que la Asamblea discuta el proyecto o ser rechazado, de acorde con la
consideración de la misma. Si durante el período determinado en ley la Asamblea no
inicia el debate del proyecto de ley presentado, este deberá ser llevado a referendo
aprobatorio, lo cual limita el carácter vinculante de la iniciativa popular. Ello se regula
en el artículo 342 de la Constitución, dando espacio para que los ciudadanos puedan
ejercerla, a solicitud de un número no menor del quince por ciento de los electores
inscritos y electoras inscritas en el registro civil y electoral. El artículo 343 establece el
procedimiento a seguir por parte de la Asamblea Nacional.
El reconocimiento expreso de facultades a los ciudadanos para participar en el
proceso de formación de la ley en Venezuela, denota la intención de dotar a la
ciudadanía de los mecanismos para influir en la toma de decisiones de manera activa.
Asimismo en torno a la iniciativa legislativa, la Asamblea de ciudadanos, en el ámbito
local venezolano, deberá ser convocada de manera expresa, anticipada y pública y las
decisiones que de ella surgen tienen efectos vinculantes. El procedimiento evidencia
una cercanía a la manera en que se convocaba en Roma al populus para decidir sobre
un proyecto de ley presentado por un magistrado, y con respecto al cual debían decidir
los ciudadanos.149 En tal sentido, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos,
fungen como el espacio al cual concurren los individuos para debatir sobre cuestiones
que atañen a la comunidad y que pueden ser de especial trascendencia para la
misma.
148
149
Ver artículos 204 y 205 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Vid supra epígrafe 1.3.
Viviana Romero Hitchman
65
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
La Ley Orgánica del Poder Público Municipal venezolana, (de ahora en adelante
LOPPM) en su artículo 277150, prevé la iniciativa legislativa por parte de los
ciudadanos, para presentar ante el Consejo Municipal propuestas de nuevas
ordenanzas o modificación de las ya vigentes. Al mismo tiempo establece un término
para que el Consejo adopte una decisión con respecto a la misma. Debido a que la
aprobación o no de la propuesta realizada depende de la valoración del Consejo, los
efectos vinculantes de la iniciativa legislativa a nivel local también se encuentran
limitados.
Para el municipio venezolano, la LOPPM, en su artículo 261151 regula medios de
participación ciudadana, con el propósito de que el pueblo pueda expresar su voluntad
sobre los asuntos que resultan de interés colectivo.
Siendo así, el referendo es otro mecanismo que la Constitución bolivariana regula en
sus modalidades de consultivo, aprobatorio, abrogatorio y revocatorio, y por ende
guarda vinculación con el proceso de formación de ley. Dicha institución no solo está
diseñada para su ejercicio a nivel nacional, sino que también existe para que sea
instrumentada en el ámbito municipal. Así se puede apreciar en el artículo 71, segundo
párrafo cuando plantea: También podrán ser sometidas a referendo consultivo las
150
Artículo 277.- Los ciudadanos y ciudadanas, en un porcentaje no menor al cero coma uno por ciento
(0,1%) de los electores del Municipio, podrán presentar proyectos de ordenanzas o de modificación de
las ya vigentes. Estos proyectos de ordenanzas deberán ser sometidos a la consideración del Concejo
Municipal para su admisión o rechazo; previamente, el Concejo Municipal deberá fijar una reunión con
los presentadores de la iniciativa legislativa a fin de discutir su contenido. Una vez examinado el
proyecto, el Concejo Municipal deberá pronunciarse sobre su admisión o rechazo dentro de los treinta
días siguientes a su presentación.
Admitido el proyecto, el debate del mismo deberá iniciarse en un lapso de treinta días siguientes. Si el
debate no se inicia dentro del lapso antes señalado, el proyecto se someterá a consulta popular de
conformidad con lo establecido en la legislación electoral. El Concejo Municipal deberá motivar el
rechazo a la iniciativa cuando sea el caso.
151
Artículo 261.- Los medios de participación ciudadana son aquellos a través de los cuales los
ciudadanos y ciudadanas disponen, en forma individual o colectiva, para expresar su aprobación,
rechazo, observaciones, propuestas, iniciativas, quejas, denuncias y, en general, para expresar su
voluntad respecto a asuntos de interés colectivo. Los medios de participación son, entre otros, los
siguientes:
1. Consejos Locales de Planificación Pública
2. Consejos Comunales y Parroquiales
3. Cabildos abiertos
4. Asambleas ciudadanas
5. Consultas públicas
6. Iniciativa popular
7. Presupuesto participativo
8. Control social
9. Referéndum
10. Iniciativa legislativa
11. Medios de Comunicación Social
12. Atención ciudadana
El enunciado de estos medios específicos no excluye el reconocimiento y desarrollo de otras
formas de participación en la vida política, económica, social y cultural del Municipio.
Viviana Romero Hitchman
66
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
materias de especial trascendencia municipal y parroquial y estadal. La iniciativa le
corresponde a la Junta Parroquial, al Consejo Municipal y al Consejo Legislativo, por
acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes; el Alcalde o Alcaldesa y el
Gobernador o Gobernadora de Estado, o a solicitud de un número no menor de diez
por ciento del total de inscritos en la circunscripción correspondiente152.
Entre las modalidades previstas en la norma se encuentra el referendo aprobatorio en
el artículo 73 de la carta magna, para sancionar las leyes cuando así lo decidan las
dos terceras partes de la Asamblea. Así se puede ejercer un control sobre las
decisiones políticas que toman los representantes, ejerciendo una suerte de veto, de
no resultar aprobadas las leyes llevadas a referendo. Ello podría ser de este modo,
porque nada impide que aunque el nombre del artículo indique determinada finalidad,
del empleo de esta institución por parte de la ciudadanía, puedan desprenderse
efectos de la figura del veto popular. Si por el contrario, la ley resulta sancionada,
entonces se estaría ante una función legitimadora153.
También se prevé la posibilidad de someter a referendo abrogatorio, ya sea total o
parcial, las leyes una vez que hayan sido promulgadas, siempre que sea solicitado
por un número no menor del diez por ciento de los electores o electoras inscritos o
inscritas en el registro civil y electoral, o por el Presidente o Presidenta de la República
en Consejo de Ministros. Su regulación específica se encuentra en el artículo 74
constitucional, aunque también se alude a él en el artículo 218. Como excepción no
podrán ser sometidas a referendo abrogatorio las leyes de presupuesto, las que
establezcan o modifiquen impuestos, las de crédito público y las de amnistía, así como
aquellas que protejan, garanticen o desarrollen los derechos humanos y las que
aprueben tratados internacionales.
152
El referendo de tipo consultivo regulado en la Constitución no tiene un carácter vinculante, ―porque su
finalidad no es la toma de decisiones por parte del electorado, sino su participación en el dictamen
destinado a quienes han de decidir lo relacionado con las materias de especial trascendencia‖152. A pesar
de no ser una institución que posibilite la participación del individuo de manera inmediata, si entra dentro
del concepto de mecanismo de participación popular, pues le permite al pueblo tener conocimiento de las
decisiones que se toman, con respecto a materias de especial trascendencia para el municipio. Vinculado a
lo establecido en la Constitución está el artículo 15 de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal, que
prevé este tipo de referendo para los casos en que se quiera crear, fusionar o segregar un municipio 152. En
este caso, para el nivel local los efectos de la realización de esta modalidad si son vinculantes, pues el
proyecto de ley que se presente a los ciudadanos, relacionado con procesos de creación, fusión o
segregación del municipio, para que pueda ser sancionado requiere de la aprobación de los ciudadanos.
La norma establece que es necesaria la presencia para la realización de la consulta de más del veinticinco
por ciento de los electores de los municipios involucrados. Para que el proyecto se considere aprobado es
preciso más del cincuenta por ciento de los votos consignados válidamente.
153
En tal sentido ver GUZMÁN HERNÁNDEZ, Yan, Representación en política, instituciones de democracia
directa y revocatoria de mandato en Venezuela – Una manera de interpretar el modelo normativoconstitucional venezolano de participación política‖, ob. cit., p. 169.
Viviana Romero Hitchman
67
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
b) Dada la complejidad de la ejecución de las decisiones políticas, para el
ejercicio efectivo del gobierno deben elegirse funcionarios específicos
denominados magistrados,
cuyos cargos son electivos,
responsables,
revocables y ad honorem.
Para los romanos la potestas, resultaba indelegable, puesto que no entendían la
posibilidad de que pudiera ser transferida. Es por ello que previeron la creación de
diversas magistraturas, a las que se accedía mediante elección en el seno de los
comicios, para lograr la ejecución de la voluntad popular convertida en ley. Las cuales
a su vez resultaban temporales, y en consecuencia renovables.
Particular este último sobre el cual se pronunció Bolívar en el Discurso ante el
Congreso de Angostura al referir: (...) ―Las repetidas elecciones son esenciales en los
sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo
tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se
acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es
la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada
justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande
perpetuamente‖.
Se coincide con GONZÁLEZ QUEVEDO cuando señala que el principio de renovación
periódica implica que el mandato de los integrantes de los órganos representativos de
poder estatal será por un tiempo determinado. En tanto, el principio de elegibilidad,
guarda relación con el hecho de que los integrantes de estos órganos serán elegidos
directamente por todos los ciudadanos o en asambleas representativas de la voluntad
de éstos. Mientras que el principio de la responsabilidad hace referencia a la
obligación que contraen los órganos representativos del poder estatal de rendir cuenta
ante sus electores y ante sus órganos superiores del uso que hicieren de sus
facultades y de las actividades que desarrollaran dentro de un período previamente
fijado. Para concluir en el principio de revocabilidad, pues a los integrantes de estos
órganos, podría revocárseles su mandato en cualquier momento, por los mismos que
los eligieron154.
De tal suerte lo señala ROUSSEAU cuando explica que el hombre romano era soberano
y súbdito al mismo tiempo. Soberano por que mantenía siempre su poder como parte
de la comunidad política. Y súbdito porque debía en cada momento someterse al
gobierno, es decir, a las decisiones de las magistraturas. Como afirma ROUSSEAU,
154
En tal sentido véase GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna ―La recepción de los principios del
iusrepublicanismo romano en el diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la República
de Cuba”, ob. cit.
Viviana Romero Hitchman
68
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
entre esos dos valores no había contradicción. Cuando el ciudadano obedecía a su
gobierno, no enajenaba su condición de soberano, sino que la realizaba en un plano
más alto y concreto. Al obedecer al gobierno estaba, de hecho, obedeciendo a
aquellos que él mismo había elegido y obedeciéndolos en aquello que él mismo había
dispuesto como soberano155. De lo que se desprende que el gobierno no puede hacer
otra cosa que aquello que le resultó encomendado por el pueblo a través del mandato
otorgado, pues la realización contraria de ello resultaría ajena a la voluntad popular
manifiesta.
Continúa ROUSSEAU igual línea de pensamiento al plantear que no se pueden elegir
representantes, porque se estaría cediendo algo que solo el pueblo puede detentar:
―No puede ser representada la soberanía por la misma razón de ser inalienable,
consiste esencialmente en que la voluntad no se representa, es una o es la otra156‖.
De igual modo, Miranda y Bolívar señalaron la necesidad de que las magistraturas
fueran elegibles y renovables, como en la res publica romana, para que todos los
ciudadanos se encontraran vinculados al Estado y a la función pública. Para Bolívar, el
diseño del poder electoral se erige como un nuevo control al poder del ejecutivo, pues
nada es más importante para un ciudadano que poder elegir sus legisladores,
magistrados, jueces y pastores157. No es un mero ejercicio histórico señalar las ideas
de ambos próceres en torno a la participación popular. Más bien representa el iter por
el cual hubo de discurrir el proceso formativo de las normas que en Venezuela, luego
de la promulgación de la Constitución de 1999, tuvieron como objetivo la regulación de
diversos mecanismos de participación popular, que afianzaran el ejercicio de la
soberanía popular desde abajo. Representa la continuidad del iuspublicismo
republicano romano en el rediseño de la democracia, a partir del rescate de institutos
participativos que tuvieron su origen en el seno de la civitas romana, entiéndase el
municipio, y que propician una real vinculación del pueblo en el ejercicio del poder.
Siendo así, en la normativa municipal venezolana estudiada, otro precepto que denota
como el pueblo ejerce su soberanía en el ámbito local, lo constituye el artículo 84 de la
LOPPM, que normaliza que el alcalde o alcaldesa se elige mediante votación
universal, directa y secreta, lo cual evidencia que es un cargo de elección popular.
Que sean los ciudadanos quienes voten a sus representantes mediante el sufragio
universal, influye en la manera en que se lleva a cabo la democracia, y permite un
contacto más directo entre representante y representado, toda vez que la propia ley
155
GONZÁLEZ QUEVEDO, Joanna ―La recepción de los principios del iusrepublicanismo romano en el
diseño político-jurídico de la participación ciudadana en la República de Cuba”, ob. cit., p. 52
156
ROUSSEAU, Jean-Jacques, El contrato social ob.cit, pp. 110 y ss.
157
Vid supra epígrafe 2.1.
Viviana Romero Hitchman
69
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
prevé mecanismos de control para aquellos cargos que resultan elegidos mediante
votación popular.
El referendo revocatorio se regula en el artículo 72 de la Carta Magna venezolana, en
relación con el 62. El mismo plantea que todos los cargos y magistraturas de elección
popular son revocables, ordenando de esta manera aspectos de la relación que existe
entre los representados y sus representantes. Transcurrida la mitad del período por el
que fue elegido el funcionario, un número no menor del 20 % de los electores inscritos
en la correspondiente circunscripción podrá solicitar la convocatoria de un referendo
para revocar su mandato. Se considerará revocado el mandato y se procederá de
inmediato a cubrir su falta de acuerdo a la constitución y a la ley cuando igual o mayor
número de electores que eligieron al funcionario hubiesen votado a favor de la
revocatoria, siempre que hayan concurrido al referendo un número de lectores igual o
superior al 25 % del electorado inscrito. Durante el periodo del funcionario no podrá
hacerse más de una solicitud de revocación de su mandato.
También se encuentra previsto en el artículo 274 de la LOPPM, la rendición de
cuentas, que si bien no se menciona como un medio de participación, si constituye un
mecanismo que permite la interacción de los individuos con sus representantes, y es
una manifestación de la soberanía que ostenta el pueblo. En el texto constitucional se
consagra dicha institución en su artículo 66158, como una herramienta con la cual
cuentan los ciudadanos para controlar la gestión política de los representantes electos,
y además se vislumbra como vía de participación directa de la ciudadanía, donde
mediante la reunión periódica de los funcionarios electos con sus electores, los
primeros presentan un informe de su gestión, responden preguntas e intercambian con
los segundos sobre los problemas, necesidades e insatisfacciones que estos
presentan.
Señala GUZMÁN HERNÁNDEZ159 que las características fundamentales de esta
institución son: su publicidad, ya que la ciudadanía tiene que tener acceso efectivo, ya
sea directamente o a través de los medios de comunicación, al acto de rendición de
cuentas del electo; otra característica es su transparencia que deberá significar
claridad y objetividad en la rendición de cuentas como tal. Otro atributo que le imprime
el texto constitucional venezolano – a tono con la doctrina de esta institución- es la
periodicidad, que es lo que mantiene la constancia del mandato político. Continúa
158
Artículo 66: Los electores y electoras tienen derecho a que sus representantes rindan cuentas
públicas, transparentes y periódicas sobre su gestión, de acuerdo con el programa presentado.
159
GUZMÁN HERNÁNDEZ, Yan, Representación en política, instituciones de democracia directa y
revocatoria de mandato en Venezuela – Una manera de interpretar el modelo normativo-constitucional
venezolano de participación política‖, ob. cit., pp. 172-173.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
diciendo que el hecho de que la Constitución venezolana acote ―de acuerdo con el
programa presentado‖, podría dar cabida a otra característica no declarada
taxativamente en el texto: su objetividad política. La objetividad política está marcada
por la congruencia que debe existir entre el programa de gobierno creador de una
expectativa política en el electorado, la gestión política realizada y las causas reales
que han motivado el incumplimiento de alguna parte del programa como derecho a la
defensa que le puede asistir al elegido.
En los artículos 88 ordinal 19, y 95 ordinal 21 de la LOPPM160, se aprecia la manera en
que se debe realizar la rendición de cuentas, por parte del alcalde y del Consejo
Municipal, en Venezuela, a nivel local.
c) Existencia del poder negativo directo contra actos lesivos a la potestas del
populus.
La Constitución venezolana propugna el derecho legítimo del pueblo a oponerse a
cualquier régimen que vulnere, lesione sus intereses legítimos. De ahí que teniendo en
cuenta los principios de soberanía popular se encuentre regulado un artículo como el
350 que establece: ―El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha
por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o
autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe
los derechos humanos”.
De cierto modo, dicha regulación permite un ejercicio de la soberanía por parte del
pueblo en un sentido negativo directo, con el objetivo de impedir acciones que
obstruyan los principios democráticos y las garantías del pueblo venezolano, así como
sus derechos. Sin dudas el reconocimiento constitucional de este derecho encuentra
similitudes con el derecho de resistencia que existía en Roma, y el cual era ejercido
por los plebeyos para que los patricios romanos no pudiesen vulnerarles los derechos
reconocidos. Aun y cuando este derecho no se encuentre establecido en la norma con
la denominación de resistencia, el ejercicio del mismo configura un poder negativo que
es ejercitado directamente por el pueblo. Constituyendo un mecanismo de
participación del pueblo venezolano.
160
Artículo 88: El alcalde o alcaldesa tendrá las siguientes atribuciones y obligaciones:
19. Presentar dentro del primer trimestre del año, de manera organizada y pública a la comunidad
respectiva convocada previamente, la rendición de cuentas de la gestión política y administrativa del año
económico financiero precedente, relacionando los logros con las metas del plan municipal de desarrollo
y el programa presentado como candidato.
Artículo 95: Son deberes y atribuciones del Concejo Municipal:
21. Los concejales y concejalas deberán presentar dentro del primer trimestre del ejercicio fiscal
respectivo, de manera organizada y pública a los electores de la jurisdicción correspondiente, la
rendición de su gestión legislativa y política del año inmediatamente anterior, en caso contrario, se le
suspenderá la dieta hasta su presentación.
Viviana Romero Hitchman
71
“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
Por otro lado, lo preceptuado en el artículo 350 encuentra relación y sustento con el
artículo 333 del texto constitucional venezolano que le reconoce al pueblo facultad de
accionar, cuando se produzcan actos de fuerza u otros que no se encuentren
contenidos en la Constitución, y que tengan por objetivo hacer que la misma pierda su
eficacia. Hecho ante el cual los ciudadanos y ciudadanas venezolanos se encuentran
en el deber de contribuir al restablecimiento de su eficacia161.
Esta referencia implícita al derecho de resistencia como vía con que cuentan los
ciudadanos para hacer frente a actos lesivos contra derechos reconocidos en la
Constitución, encuentra fundamento en las ideas expuestas por Bolívar en el proyecto
de Constitución de Bolivia de 1826 cuando refiere en su articulado que toda falta grave
de los magistrados- refiérase a tribunos, senadores o censores e incluso gobernantes
de las ciudades, o jueces produce acción popular162.
Empero, el análisis en torno al empleo de la terminología acción popular expuesto por
Bolívar, no debe circunscribirse solamente al ámbito del derecho de resistencia,
puesto que un examen más exhaustivo puede evidenciar que este criterio sostenido
por el Libertador representa las bases de otros institutos participativos como la
rendición de cuentas y la revocación del mandato, así como el veto. Debido a que en
principio el ejercicio de la acción popular le corresponde al órgano del poder electoral,
y quien sino sería el más indicado para ejercerlo que el Tribunado163. Sin embargo,
también recae en manos de los ciudadanos dicha facultad, lo cual es un ejemplo del
ejercicio de la soberanía y representa el embrión para futuras concepciones en torno a
la elección de cargos públicos mediante el sufragio universal, y en consecuencia la
posibilidad de que el pueblo pueda exigir a sus representantes la rendición de cuentas
o revocar el mandato concedido en caso de no estar contestes con la actuación de los
mismos.
161
Artículo 333. Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o
porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella.
En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de
colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.
162
según el art. 100 del Proyecto: "Toda falta grave de los magistrados y jueces en el desempeño de sus
respectivos cargos, produce acción popular, la cual puede intentarse en todo el término de un año, por el
órgano del cuerpo electoral", y en el art. 102 de la Constitución se añade: "o inmediatamente por
cualquier boliviano". Asimismo Los arts. 132- 133 del Proyecto, preveían: "las atribuciones de los
Prefectos, Gobernadores, Corregidores y Alcaldes serán determinadas por la ley [...] cualquiera Exceso
que cometan los Magistrados, relativo a la seguridad individual, o a la del domicilio, produce acción
popular" (modificados en parte en los arts. 138- 139 de la Constitución).
163
Vid supra epígrafe 1.3.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
La Defensoría del Pueblo es un órgano que aparece regulado en la Constitución de
Venezuela. A la vez resulta necesario su análisis, pues constituye una institución que
por su carácter descentralizado es de aplicación en el ámbito municipal164.
La Constitución Bolivariana postula que la Defensoría del Pueblo tiene a su cargo la
promoción, defensa y vigilancia de los derechos y garantías establecidas en la
Constitución y los tratados internacionales sobre derechos humanos, además de los
intereses legítimos, colectivos y difusos, de los ciudadanos y ciudadanas.165
Se puede plantear que la regulación de este órgano en la normativa constitucional
venezolana se acerca en cierta medida a la institución romana del Tribunado de la
plebe. Dentro de dicho texto se observa la amplia gama de posibilidades de
persecución y convocatoria que puede desarrollar en el ámbito de la defensa de los
derechos humanos la Defensoría del Pueblo. Ya Bolívar, hacía referencia a esta
institución cuando en el Proyecto de Constitución de Bolivia en su artículo 26 señalaba
que el poder legislativo emana inmediatamente de los cuerpos electorales nombrados
por el pueblo; su ejercicio reside en tres Cámaras: una de Tribunos;
otra de
166
Senadores; y de Censores.
En esta distinción se hallan las raíces iusromanísticas en el pensamiento bolivariano
cuando al señalar la especialización de atribuciones conferidas a los Tribunos
contempla el control sobre las funciones que realiza el ejecutivo, y que a su vez le
164
La Constitución venezolana establece:
Artículo 283.- La ley determinará lo relativo a la organización y funcionamiento de la Defensoría del
Pueblo en el ámbito municipal, estadal, nacional y especial. Su actividad se regirá por los principios de
gratitud, accesibilidad, celeridad, informalidad e impulso de oficio.
Por su parte en la Ley Orgánica se plantea:
Artículo 35.- Defensor Municipal: La organización y funcionamiento de las Defensorías Municipales
serán determinadas por Resolución motivada del Defensor del Pueblo y tendrán las competencias que les
atribuya el Defensor del Pueblo.
En el texto constitucional ecuatoriano se encuentra:
Artículo 214.- La Defensoría del Pueblo será un órgano de derecho público con jurisdicción
nacional, personalidad jurídica y autonomía administrativa y financiera. Su estructura será
desconcentrada y tendrá delegados en cada provincia y en el exterior.
Siguiendo la misma línea de pensamiento la Ley Orgánica ecuatoriana establece:
Artículo 10.- En cada provincia existirá una representación de la Defensoría del Pueblo, a cargo de
un comisionado que, en la respectiva circunscripción territorial, y por delegación del Defensor del
Pueblo, tendrá las funciones, deberes y atribuciones que el titular le encomiende.
165
Véase artículo 280 de la Constitución de Venezuela.
166
En el Mensaje al Congreso de Bolivia señala BOLÍVAR que: ―La primera Cámara es de Tribunos, y
goza de la atribución de iniciar las leyes relativas a Hacienda, Paz y Guerra. Este cuerpo tiene la
inspección inmediata de los ramos que el Ejecutivo administra con menos intervención del
Legislativo./Los Senadores forman los Códigos y Reglamentos eclesiásticos, y velan sobre los tribunales
y el culto. Toca al Senado escoger los prefectos, los Jueces del distrito, Gobernadores, Corregidores, y
todos los subalternos de Departamento de Justicia. Propone a la Cámara de Censores los miembros del
Tribunal Supremo, los Arzobispos, Obispos, Dignidades y Canónigos. Es del resorte del Senado, cuanto
pertenece a la religión y a las Leyes.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
corresponde velar por el cumplimiento de las libertades públicas y de los derechos de
los ciudadanos.
Obviando las diferencias evidentes por el transcurso del tiempo, e incluso la
interpretación de las facultades concedidas a la institución tribunicia, ya sea por los
romanos o incluso por el propio Bolívar, lo cierto es que lo planteado denota la
profunda continuidad en el empleo de conceptos no sólo teóricos, si no también
jurídicos- políticos en aras de garantizar el ejercicio de la soberanía popular, puesto
que Bolívar no se dedica únicamente al empleo del término tribuno para referirse a una
institución dentro del estamento estatal. Además, le confiere facultades similares a las
existentes en Roma tales como velar porque la actuación del resto de los poderes no
exceda de los límites concedidos y redunde en perjuicio de la ciudadanía. Nada más
cercano a la institución de la intercessio romana. Particular que constituye el punto de
conexión entre Roma y el constitucionalismo bolivariano, y proyecta la continuidad
existente entre los mecanismos de participación popular surgidos en Roma, y los
reconocidos en Venezuela para el ejercicio del poder local municipal, sobre la base de
una conciencia y un constitucionalismo basado en las ideas del Libertador.
Es así, que al igual que en Roma, el Defensor del Pueblo en Venezuela, presenta
atribuciones similares al tribunado, puesto que goza de inmunidad en el ejercicio de
sus funciones167. También tiene facultades sancionadoras y vinculantes168, que le
permite exigir a los funcionarios públicos y a los particulares responsabilidad por el
incumplimiento de lo establecido en ley. Pero al mismo tiempo resulta contradictorio
que ambas constituciones propugnen que el Defensor o Defensora del Pueblo deba
ser designada169. Esta regulación entra en franca disyuntiva con la naturaleza del
tribunado que surgió en Roma, ya que los tribunos eran elegidos y no designados, e
incluso así lo previó Bolívar cuando señalaba que dicho poder tribunicio emana del
poder electoral que lo ejercen inmediatamente los ciudadanos en ejercicio170.
El plebiscito es otra de las instituciones surgidas en Roma, que permitió el ejercicio de
la soberanía por parte del pueblo, específicamente durante el proceso de formación de
167
Véase artículos 21 de la Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo en Venezuela y 282 de la
Constitución Bolivariana, así como los artículos 5 de la Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo en
Ecuador en relación con el 216 de la Constitución ecuatoriana.
168
Véase Título IV ―De las sanciones‖ en la Ley Orgánica venezolana.
169
Constitución venezolana:
Artículo 280.- La Defensoría del Pueblo tiene a su cargo la promoción, defensa y vigilancia de los
derechos y garantías establecidas en esta Constitución y los tratados internacionales sobre derechos
humanos, además de los intereses legítimos, colectivos y difusos, de los ciudadanos y ciudadanas.
La Defensoría del Pueblo actuará bajo la dirección y responsabilidad del defensor o defensora del
Pueblo, quien será designado o designada por un único período de siete años.
170
Vid artículo 19 de la Constitución de Bolivia de 1826.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
la ley171. El estudio del texto constitucional, así como los legales de Venezuela, no
demostró la presencia de este instituto participativo. Sin embargo, este término, se ha
utilizado principalmente en los espacios políticos, asociándolo con el referéndum.
Es preciso recordar que se entiende por plebiscito aquella ley que la plebe romana
establecía a propuesta de un tribuno mediante su votación en las Concilium plebis.
Mientras que la mayor parte de la doctrina entiende por referéndum al acto de someter
al voto popular para que sean ratificados por el pueblo las leyes o actos
administrativos que votaron sus representantes. Este último puede ser obligatorio o
voluntario de acuerdo a lo que disponga el texto constitucional172. Tal y como señala
HERNÁNDEZ AGUILAR, el plebiscito es considerado en la contemporaneidad como la
consulta al cuerpo electoral para que este, emita su pronunciamiento, positivo o
negativo, sobre decisiones políticas fundamentales. Etimológicamente se aprecia con
facilidad el origen romano de este mecanismo que remite a las decisiones de una
asamblea de la Roma republicana173.
De la definición aportada se puede apreciar que existen diferencias entre ambas
instituciones. El plebiscito tenía un carácter creativo pues mediante él se creaban
171
―…las decisiones tomadas por los plebeyos en los comicios… (llamados plebiscitos, plebiscita) debían
ser obligatorios para todo el pueblo.‖, KOVALIOV, S. I.: “Historia de Roma”, tomo I, Editorial Pueblo y
Educación, La Habana, 1980, pág. 84.
172
El plebiscito aparece como un procedimiento excepcional de decisión respecto a una medida u opción
de mayor contenido político que jurídico. Apunta que es una consulta al cuerpo electoral sobre un acto de
naturaleza gubernamental o constitucional, es decir, política, en el sentido genuino de la palabra. Mientras
que el referendo no afecta a actos de naturaleza normativa se refiere a cuestiones de hecho, actos
políticos y medidas de gobierno. Especialmente afecta cuestiones de carácter territorial y a materias
relativas a la forma de gobierno y su ejercicio. En el caso del referéndum se trata por tanto de una
consulta popular cuyo objeto se cierne sobre una Constitución, una ley, una reforma constitucional o
legal. Es indubitablemente una consulta sobre un asunto de naturaleza jurídica. El plebiscito por su parte
debe ser instrumento de expresión de la voluntad popular acerca de problemas políticos de excepcional
importancia para la vida de una sociedad. La desconfianza entorno a su implementación se ha derivado de
la distorsión a su naturaleza provocada por hechos tales como el plebiscito utilizado por Luis Napoleón
Bonaparte en 1851 para legitimar su poder tras dar un golpe de Estado así como los implementados por
Adolfo Hitler y Mussolini como medio de legitimación de sus sistemas dictatoriales.
173
HERNÁNDEZ AGUILAR, Orisell, “La incidencia de la calidad técnico-jurídica de la regulación jurídica
de los mecanismos de participación popular municipal en Cuba en su realización. Estudio teórico y
análisis probabilístico en el municipio Pinar del Río”, ob. cit., pp. 16-17. De igual modo señala la autora
que por su efecto obligatorio para la autoridad convocante deviene esencialmente en una institución para
la adopción de decisiones, aunque la naturaleza de los asuntos que a él se someten por ser política hace
limitada la intervención en las etapas decisorias previas del pueblo. Esto supone que los votantes la
mayoría de las veces opinan sobre la base de la información que se le ofrece con lo que el carácter de esta
información adquiere un protagonismo elevado en dichos actos con toda la cuota de riesgos de
manipulación que ello implica. Y contemplando esa línea de pensamiento continúa exponiendo que en
muchas ocasiones esta figura aparece subsumida en otra de similar naturaleza cuando se usa aquella en su
acepción más amplia: la consulta popular, que es una vía importante de intercambio con la ciudadanía,
pero deja un margen comprometedor al voluntarismo estatal, pues en primera instancia este decide si se
convoca y si la considera para su pronunciamiento final sobre el tema, pues por medio de esta aunque el
electorado se manifiesta con su voto sobre las proposiciones que le son presentadas por los órganos
estatales facultados, su pronunciamiento no obliga jurídicamente ya que tiene sólo por finalidad conocer
la opinión del pueblo sobre determinados problemas o cuestiones políticas de trascendencia.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
leyes, y se formulaban resoluciones y decisiones que tenían un carácter vinculante
para los plebeyos en un inicio, y para todos los ciudadanos después. A diferencia del
referéndum, que si bien nació concebido para que tuviese carácter creativo, con su
evolución en los Estados Unidos y Francia, comenzó a tener un carácter confirmativo o
repelente, pues es utilizado para ratificar, rechazar o aprobar leyes y decisiones, pero
con la clara distinción de que no las crea.
Si bien, en el diseño constitucional y legal estudiado no aparece regulada la figura del
plebiscito, el mismo resulta un término empleado en la práctica política de Venezuela.
Por ello, a pesar de que en la actualidad su aplicación no resulta igual a cómo fue en
Roma, las sociedades contemporáneas han utilizado el vocablo para denominar una
consulta al pueblo. Para que mediante el voto popular directo, apruebe o desapruebe
un cambio político de importancia, o para designar el acto de ratificación de un
gobernante. También se ha visto como el acto de otorgar confianza al régimen o al
presidente de la República o Jefe de Estado, autorizándolos al ejercicio de
determinados actos, u otorgándoles poderes especiales.
Con lo descrito se aprecia que el plebiscito ha sido desnaturalizado de la esencia con
la cual surgió en Roma. No se emplea para denominar a leyes que son aprobadas por
el pueblo mediante su voto reunidos en asambleas, sino para referirse a las decisiones
del mismo con relación a cuestiones de soberanía y decidir sobre actos de carácter
esencialmente político.
La positivización de los institutos participativos en el diseño constitucional y legal de
Venezuela ha propiciado un
modelo de participación que tiende a insertar al
ciudadano en la toma de decisiones y por consiguiente a la configuración del ejercicio
de la soberanía popular. El modo en que se encuentran diseñados los mecanismos de
participación señalados, evidencia que de ellos sólo el referendo en sus modalidades
de aprobatorio, abrogatorio, revocatorio e iniciativa constituyente para el nivel nacional
representan
formas
de
participación
inmediata
y
por
tanto
permiten
un
empoderamiento de los ciudadanos y un ejercicio del poder desde abajo. Por su parte
en el ámbito local el referendo revocatorio y la asamblea de ciudadanos son los únicos
institutos que propician una inmediatez para la participación popular. Particulares que
evidencian que en el diseño bolivariano el plano nacional permite mayor participación
ciudadana luego del redimensionamiento constitucional operado desde 1999 con la
inserción del pensamiento bolivariano. De igual modo, existe un mayor reconocimiento
de institutos participativos que apuestan por el logro de decisiones más inmediatas y
vinculantes, de conjunto con la existencia de mecanismos que propicien el real
ejercicio de los mismos, entendido como la posibilidad de acción mediante la
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
existencia de instituciones que eliminen las barreras que limiten la participación
ciudadana.
La ruptura en Venezuela, luego de 1999, con los anteriores modelos constitucionales
conllevó a la búsqueda de un pensamiento que evidenciara y promulgara la
participación popular, y ahí se encontró a Bolívar y en consecuencia a Miranda. No es
menos cierto que de forma expresa no se reconoce la esencia romanista en el rescate
de las instituciones que propician el ejercicio de la soberanía, pero sería una
deslealtad histórica no reconocer su presencia. Máxime cuando al adentrarse en la
obra de ambos se encuentra clara alusión al diseño republicano romano y la meridiana
intención de insertar en los modelos constitucionales propuestos instituciones propias
del municipio romano.
Conclusiones Parciales.
1. La continuidad del iusrepublicanismo romano en el constitucionalismo
bolivariano encuentra sus bases en el pensamiento de Miranda y Bolívar, pues
ambos comprendieron la necesidad de la intervención inmediata de los
ciudadanos en el ejercicio de la soberanía, por ser ésta indelegable e
inalienable, tal y como la concibieron los romanos.
2. En el diseño constitucional del ejercicio del poder a nivel local en Venezuela, se
vislumbran las bases romanistas y bolivarianas en torno a la participación
popular, a partir de institutos como el referéndum; la elección y revocación de
los funcionarios que ejercen el poder público político por mandato popular, la
intervención de los ciudadanos en el proceso de formación de la ley, y el
derecho de resistencia frente a actos lesivos a la soberanía.
3. La presencia de diversos institutos participativos en el ámbito municipal local
venezolano, propicia la creación de mayores espacios participativos, en pos de
afianzar la participación popular en la toma de decisiones y ejercer un mayor
control y fiscalización sobre las funciones de las autoridades electas.
4. El proceso constituyente que presenció Venezuela en el año 1999 concluyó en
el diseño de un sistema democrático que acercó las estructuras de poder al
primigenio titular de la soberanía, el pueblo y para ello fue preciso rescatar
instituciones romanas como el veto, la rendición de cuentas, la revocación del
mandato a partir del reconocimiento del pensamiento de Bolívar y Miranda, en
pos de declarar la continuidad del proceso revolucionario y romper con los
esquemas heredados de las repúblicas anteriores.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
CONCLUSIONES
PRIMERA: El modelo iuspublicista municipal romano, posibilitó la revitalización de los
territorios de Roma en la medida en que esta se fue expandiendo. Las prerrogativas
concedidas a los pueblos conquistados para que mantuviesen sus costumbres, fue lo
que posibilitó la salvación del ideal republicano, pues con ello se fueron introduciendo
lentamente en los nuevos territorios, elementos de la estructura estatal romana, que
permitían reproducir en el seno de cada civitas a Roma, garantizando el control de
ésta sobre las nuevas tierras, y al mismo tiempo su supervivencia como organización
política y social.
SEGUNDA: La existencia en el Modelo de Derecho Público Romano de diversas
magistraturas que resultaban elegidas de manera popular, propició la presencia de
instituciones que facilitaban el ejercicio de la soberanía por parte del populus romano.
Es así, que surgen mecanismos de participación popular directa como la revocación
del mandato, la intercessio, la rendición de cuentas, las asambleas populares
evidenciadas en los comicios, y facultades para que el populus tuviera iniciativa
legislativa, que hacen del modelo municipal romano un ejemplo para las sociedades
contemporáneas en cuanto al ejercicio real de la democracia.
TERCERA: En el pensamiento de Bolívar y Miranda se pueden encontrar ejemplos del
iusrepublicanismo romano a partir de la defensa del principio de soberanía popular
como medio idóneo para alcanzar la participación popular en la toma de decisiones, y
del reconocimiento en sus proyectos independentistas de magistraturas romanas
como la censura, el Tribunado, la cuestura o la edilidad, e incluso institutos
participativos como la elección de cargos públicos o mecanismos de acción popular
semejantes a la rendición de cuentas y la revocación del mandato.
CUARTA: Las bases del constitucionalismo bolivariano son la existencia de una
república como forma de Estado, donde se consagre el principio de participación
popular a partir del ejercicio de la soberanía, como medio idóneo e imprescindible para
el logro de la independencia, siendo la libertad un principio insoslayable. De igual
modo, se estructura al Estado a partir de una división de los poderes reconocidos
tradicionalmente, de conjunto con un poder moral y otro electoral que deben su
esencia al ejercicio de la soberanía por parte de los ciudadanos, por ser ésta
inalienable e indelegable, y que sirvan tanto como mecanismo de participación en el
ejercicio del poder político, como de control al desempeño del resto de los poderes.
Culminando de tal modo en el carácter renovable de los cargos públicos a partir de la
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
determinación desde la Constitución de la temporalidad en el ejercicio de las funciones
y el acceso a los mismos mediante la elección popular.
QUINTA: La continuidad del pensamiento jurídico y político que une al modelo
iuspublicístico romano con el constitucionalismo bolivariano se encuentra en el propio
juramento realizado por el Libertador en la base del Monte Sacro en pos de alcanzar la
independencia de la América, a partir de donde reconoce la necesidad de conceder
acción política a los ciudadanos sobre la base del principio de libertad popular, que no
es más que la intervención inmediata de los ciudadanos en el ejercicio de la
soberanía, y cuya acción popular se puede vislumbrar en mecanismos que propicien el
ejercicio de la voluntad popular y el control del pueblo sobre las instituciones que
conforman el aparato estatal.
SEXTA: La regulación de los mecanismos de participación popular directa aportados
por el municipio romano, en el modelo constitucional y legal de Venezuela, propicia
una mayor democratización de los mismos, toda vez que ha permitido que en manos
de los ciudadanos recaigan facultades para participar en la toma de decisiones. Se
pueden apreciar institutos participativos como la revocación del mandato, las
asambleas de ciudadanos, incluso la Defensoría del Pueblo, que se vislumbran como
elementos que posibilitan el ejercicio de la soberanía popular, y que resultan
instituciones surgidas en Roma; solo que con las mutaciones operadas por el
transcurso del tiempo.
SÉPTIMA: El nivel local, entiéndase municipal, se erige entonces como el lugar
primario y fundamental para la participación popular. De ahí que resulte necesaria la
promulgación de normas que regulen mecanismos de participación con los cuales
puedan contar los individuos a este nivel. En Venezuela, las modificaciones
constitucionales y legales, realizadas con el objetivo de crear nuevos espacios de
participación, han visto en el municipio el espacio idóneo para lograr una participación
popular, que sea decisiva, y al mismo tiempo permita obtener resultados inmediatos.
Por ello la regulación jurídica de esos institutos participativos propicia
que el
ciudadano cuente con una posibilidad de accionar legalmente, utilizando mecanismos
que posibiliten el ejercicio de la soberanía popular ―desde abajo‖, rompiendo con las
facultades que históricamente han sido conferidas a los órganos representativos
estatales.
Viviana Romero Hitchman
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“Iuspublicismo republicano romano y constitucionalismo bolivariano. Su trascendencia para el
diseño de la participación política del ciudadano en el poder local municipal del actual modelo
de la República de Venezuela”.
RECOMENDACIONES
Sobre la base de las características de los institutos participativos presentes en el
municipio romano y las conclusiones arribadas con la presente investigación, se
proponen las siguientes recomendaciones:
1. Asumir, en futuras investigaciones encaminadas al análisis de la participación
popular, los aportes del modelo iuspublicístico romano en dicha materia, a
partir de la estructura adoptada por el municipio al interior de la república.
2. Que se fomenten las investigaciones romanistas, en pos de evidenciar la
impronta del modelo iuspublicístico romano en América Latina, mediante una
visión crítica a la recepción de las instituciones que posibilitan el ejercicio de la
soberanía.
Viviana Romero Hitchman
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ANEXOS
Anexo 1: Mecanismos de participación popular presentes en el municipio
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Anexo 2. Cuadro Comparativo.
S
O
B
E
R
A
N
Í
A
Mecanismos
de
participación
popular
Asamblea de
ciudadanos
Iniciativa
popular
legislativa
P
O
S
I
T
I
V
A
Referendo
Roma
(municipio)
Venezuela
(ámbito local)
Sí, evidenciada en los
comicios, en los cuales
se reunía el populus para
tomar decisiones , cuyos
efectos eran vinculantes
Existe, al igual que en Roma se
convoca de manera anticipada,
expresa y pública. Las decisiones
que en ella se adoptan tienen
efectos vinculantes.
Se le otorgan facultades
al populus para participar
durante el proceso de
formación de la ley. El
proyecto de ley era
presentado por un
magistrado, sin embargo,
la decisión de si el mismo
resultaba aprobado o no,
dependía del populus.las
prerrogativas otorgadas
incluyen facultades tanto
para incidir en el proceso
de formación de la ley
como para decidir sobre
el destino de la norma
luego de su entrada en
vigor. Entiéndase en este
sentido potestades para
derogarla o abrogarla.
Se prevé la posibilidad de que los
ciudadanos puedan presentar
proyectos legislativos, pero la
facultad para decidir sobre la
aprobación o no de éstos, recae
en manos de funcionarios
públicos.
Como institución no
existe, pero se aprecian
las consultas populares,
que realizaban los
magistrados al populus
en los comicios.
La Constitución lo consagra en
su artículo 71 en sus
modalidades de consultivo,
aprobatorio, abrogatorio y
revocatorio. Estableciendo que
también resulta de aplicación
para el nivel municipal.
S
O
B
E
R
A
N
Í
A
P
O
S
I
T
I
V
A
Mecanismos de
participación
popular
Revocación del
mandato
Rendición de
cuentas
Roma
(municipio)
Venezuela
(ámbito local)
Como las
magistraturas eran
cargos que
resultaban ser
electivos y
temporales, el
pueblo, constituido
en comicios, contaba
con la facultad de
revocar al
magistrado que
hubiese cometido
violaciones e
injusticias muy
graves, mediante el
procedimiento
denominado
provocatio ad
populum.
Todos los cargos y
magistraturas de elección
popular son revocables.
Logrando así un control por
parte de los representados
sobre sus representantes.
(art. 72 en relación con el 62
de la Constitución, y 276 de
LOPPM)
Al ser las
magistraturas cargos
temporales y a las
que se accedía
mediante elección
popular, podía ocurrir
que al término de su
gestión, al
funcionario se le
exigiera que
respondiera por la
actuación realizada
durante su mandato.
Lo cual permitía que
el populus contase
con un mecanismo
que posibilitara exigir
responsabilidad por
la gestión realizada.
En el nivel local, deberán
rendir cuenta de su actuación,
a partir del término señalado
en la ley, el alcalde y el
Consejo Municipal.
(arts. 88 ordinal 19, y 95
ordinal 21 de la LOPPM)
Mecanismos
participación
popular
S
O
B
E
R
A
N
Í
A
N
E
G
A
T
I
V
A
de
Intercessio
(derecho al veto)
Derecho de
resistencia
Roma
(municipio)
Venezuela
(ámbito local)
Permitía oponerse a
las decisiones de los
magistrados y
detener con un
ademán toda la
marcha de la
máquina
gubernamental.
La normativa que
resulta aplicable para
el nivel local de
ambos países no
regula esta
institución, ni de su
lectura se vislumbran
instituciones que
contengan facultades
similares a la misma.
Siendo así los
individuos no cuentan
con potestad para
vetar las decisiones
de los funcionarios
públicos que
vulneren sus
intereses.
Existe, y se proyecta
como un medio con
el cual contaron los
plebeyos para
conminar a los
patricios a cumplir
con las promesas
hechas, de modo que
no pudiesen vulnerar
sus derechos.
No se regula la
institución
expresamente con
ese nombre, pero
existe la posibilidad
para los ciudadanos
de manifestarse ante
acciones del poder
público que vulneren
sus derechos. (arts.
350 y 333 de la
Constitución.
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