Capítulo I - Armada Española

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La proyección aragonesa hacia el Mediterráneo, se
había visto favorecida por el Tratado de Almizra de
1244. Con él, Aragón había dado por terminada su
Reconquista, tras ocupar Jaime I el reino de Valencia.
Castilla se había visto comprometida, además de
continuar su lucha contra los moros, en otras guerras
consecuencia de conflictos dinásticos.
Tras la conquista de Granada y el Descubrimiento de
América, la nueva nación española entra en el siglo XV
como gran señora, con todos los factores que los tratadistas navales señalan como elementos indispensables
para ser potencia naval.
La unidad geoestratégica obtenida, podría optar
por varias soluciones políticas: aislarse de la problemática europea y continuar su acción en África, dominar el estrecho de Gibraltar, proyectarse decididamente hacia América y llevar a cabo una política hegemónica en Europa; o bien, convertirse en árbitro de cualquier coalición, dada su fuerza expansiva y su posibilidad de acción sobre 2 mares.
No se adoptó plenamente ninguna de las líneas de
acción y se procuró atender a todo conforme las
urgencias se manifestaban, sacrificándose los intereses nacionales en aras de un sueño imperial que nos
era ajeno, con el consecuente abandono de las actividades marítimas sobre las que descansaba nuestro
porvenir.
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[ PERÍODO 2. LA MARINA DE LOS REYES CATÓLICOS Y LOS AUSTRIAS ]
CAPÍTULO I. LAS
EMPRESAS NAVALES DE LOS REYES CATÓLICOS.
1. LOS ÚLTIMOS HECHOS DE LA MARINA DE CASTILLA.
LA CAMPAÑA DE GRANADA. LAS TOMAS DE MÁLAGA
Y ALMERÍA
Se ha repetido con insistencia, que al formar los
Reyes Católicos1 la unidad española en lo político, es
cuando surge floreciente una verdadera Marina nacional amparada en las tradiciones antiguas. Pero en la
primera empresa conjunta del nuevo reino en unidad —
lucha contra franceses y portugueses en las guerras
sucesorias—, el mar está ausente o juega un papel
secundario. Será en la segunda, en la conquista de
Granada, cuando los planteamientos navales puedan
ser valorados como conductores de una buena política
exterior, ya que el celo religioso de Isabel y la tradición
mediterránea de Aragón encarnada en Fernando, no
limitarán sus preocupaciones al área granadina. Fue el
primero de estos sucesos marítimos dignos de especial
mención, el armamento de una gran flota en las provincias del Norte, con objeto de contrarrestar en unión de
otros reinos católicos, los formidables armamentos de
Mohamed II, que amenazaba invadir el Mediterráneo
Oriental y atacar las islas de Rodas y Otranto, cuya
pérdida sería un handicap importante para la causa
común de la cristiandad.
En 1481, los Reyes Católicos dieron orden de facer la
Armada que habían de proteger los reinos más orientales de la corona de Aragón de los ataques del turco, y
pronto estuvieron listas en Laredo 50 grandes naos,
cuyo mando fue confiado a Francisco Enríquez, hijo del
almirante.
En julio salió de Laredo la flota y engrosada a su paso
por Galicia, con 30 navíos más y gente de desembarco
siguió viaje a Italia, pero allí no eran necesarios sus servicios gracias a la muerte del terrible Mohamed, por lo
que regresó a Castilla donde tuvo empleo activo en la
guerra de Granada, que durante 10 años exigió la más
intensa vigilancia tanto del estrecho de Gibraltar, como
Reyes Católicos.
(Anónimo siglo XV. Convento de Madrigal
de las Altas Torres. Ávila).
de todos los puertos por donde pudieran los árabes
españoles recibir auxilios de sus hermanos de África.
En directa cooperación con el Ejército y con el objetivo de reducir al enemigo a sus propios recursos, la
Real Armada emprendió en 1487, operaciones marítimas más importantes que las simples de bloqueo o vigilancia, siendo la primera, la toma de Vélez Málaga y la
siguiente, la ciudad de Málaga, para lo que se encargó
embargar en Vizcaya y Guipúzcoa todas las naves que
encontraron de treinta toneles arriba.
Con estos refuerzos, comenzó el asedio de la plaza
dirigido por el almirante de Castilla, Alonso Enríquez2 y
el de Aragón, Galcerán de Requesens, desplegándose
todos los recursos del arte de la guerra hasta conseguir
rendir la ciudad de Málaga sin condiciones, el 18 de
mayo de 1487.
A su posesión siguió la de Almería, que con las de
Baza y Guadix (30 de diciembre de 1489), pusieron término al reino de Abdallah, el Zagal3 y quedó sólo en el
último reducto mahometano Boabdil, el Chico4, sosteniendo en Granada una sombra de poder sobre la capi-
(1)
Reyes Católicos. Isabel y Fernando se unieron en matrimonio en 1469 y fueron proclamados reyes de Castilla y Aragón en
1474. Su principal interés fue la unificación de los reinos españoles y para ello se propusieron, en primer lugar, terminar la
Reconquista. Otros momentos de gloria durante su reinado fueron el Descubrimiento de América y las conquistas de Nápoles,
las islas Canarias y Melilla. En el aspecto religioso, fundaron la Inquisición para mantener la unidad religiosa del reino. La unión
territorial terminó con la conquista de Navarra en 1512.
(2)
Alonso Enríquez. Almirante de Castilla, muerto en Valladolid en 1485. Heredó el título de su padre, Fadrique Enríquez, y
durante su Almirantazgo organizó varias expediciones contra los turcos. En 1483, ordenó que la flota del Norte se uniera a la
del Mediterráneo para apoyar la guerra de Granada.
(3)
Abdallah, el Zagal. Subió al trono en 1484 tras la abdicación del su hermano el rey de Granada. Tío de Boabdil, estuvieron
en lucha hasta que acordaron dividir el territorio, él en Granada y Boabdil en el Albaicín. También luchó contra los Reyes
Católicos hasta la rendición de todos sus territorios, excepto Granada de la cual ya se había adueñado su sobrino.
(4)
Boabdil, el Chico. Último rey de Granada. Subió al trono después de luchas continuas, primero contra su padre, y después,
contra su tío hasta que se dividieron el territorio. Después de romper el sitio de Granada por los Reyes Católicos, se desterró
en Fez donde murió en 1527, en la batalla del Vado de Bacuna, con el apoyo de su pariente Ahmed III.
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tal y las montañas circunvecinas. A este descalabro
musulmán había cooperado muy directamente la incipiente Armada de los Reyes Católicos.
El 2 de enero de 1492, con la rendición de Granada, se
extinguió el último resto de dominio árabe después de una
lucha de ocho siglos, terminada gracias a la utilización del
poder naval, ya que al concurso de la Marina se debió la
recuperación de la integridad del territorio patrio, siendo
rápida desde los tiempos de Fernando III y Alfonso X, fundadores de la Marina de Castilla, junto a los reyes de
Aragón, centinelas de las puertas mediterráneas.
Estos venturosos sucesos, pusieron digno remate en
el siglo XV a los de la Marina de Castilla, unida en lo
sucesivo a la de Aragón, con distintas escuadras, pero
bajo una misma bandera y a beneficio de unos mismos
intereses nacionales, ya que de aquí en adelante, la
nación en que los marinos cántabros y vizcaínos rivalizaron con los andaluces, y ambos con los valencianos,
catalanes y mallorquines, es una, y una sola será su
Armada bajo un común impulso en las luces y sombras
de su devenir histórico.
2. Á FRICA ,
OBJETIVO COMÚN DE
P ORTUGAL
Y
E SPAÑA
Si Cristóbal Colón5 no hubiese venido a España a
ofrecer sus servicios a los Reyes Católicos, tal vez el
mapa del mundo sería hoy muy diferente al actual. La
Reconquista española hubiese traspasado el Estrecho
y soldados y marinos españoles hubiesen fundado
una Mauritania española. Pero el marino genovés
desvió en mucho la atención patria, sugestionados los
españoles, principalmente los castellanos, por las
presentidas riquezas de las Indias recién descubiertas. Quedó fijada la atención de la España unificada
hacia el nuevo mundo, no sin que catalanes y levantinos vieran con recelo esta orientación, que además
de responder a especulaciones inconcretas, le alejaban del tráfico mediterráneo de tan satisfactorios
resultados. Solo el realismo de Fernando, el Católico6,
complementado por la clara visión del cardenal
Cisneros7, pudo advertir que más que América era
«África» la que precisaba de una atención inteligente
y coordinada y en la que habría de competir con
Portugal, adelantada en los descubrimientos africanos.
Cardenal Cisneros entrando en Orán.
La ocupación del Norte de África
fue de relevancia a la finalización
de la guerra de Granada.
(Anónimo siglo XVI. Catedral de Toledo).
En síntesis, la política africana de los Reyes Católicos
respondía a un triple planteamiento:
a)
Necesidad de asegurar las comunicaciones en
el Mediterráneo.
b)
Propósito de ocupar puntos de apoyo en las
costas para una posterior colonización.
c)
Voluntad de realizar una labor misionera conforme al contenido espiritual del ordenamiento
español.
Este triple planteamiento, político, económico y
religioso, armonizaba con los fines perseguidos en su
aspecto militar que era esencialmente el de una
estrategia marítima válida y convincente, incluida la
represión de la piratería berberisca y el control de
Portugal en los descubrimientos africanos del margen
atlántico.
Ya al comienzo de la guerra de Granada, se había
atacado Marruecos con las expediciones aisladas de los
(5) Cristóbal Colón. Navegante y primer almirante de Castilla y del Océano. Hacia 1484, entró al servicio de los Reyes Católicos con
el apoyo de grandes personajes de la época. La idea de descubrir nuevas tierras hacia Occidente, le llevó a emprender la gran
empresa que culminó con el Descubrimiento de América.
(6) Fernando, el Católico. Rey de Castilla y segundo en la dinastía de reyes de Aragón (1452-1516). Hijo de Juan II y de Juana
Enríquez. En 1468, fue nombrado rey de Sicilia por su padre y al año siguiente se casó con la princesa Isabel de Castilla y con
dicho matrimonio, se unieron los reinos de Castilla y Aragón en 1474, a la muerte de Enrique IV.
(7) Cardenal Cisneros. Religioso de la orden franciscana, político y estadista español (1436-1517). Estudió en Alcalá, Salamanca
y Roma. Fue confesor y consejero de Isabel, la Católica y nombrado cardenal en 1507. A la muerte de Fernando, el Católico en
1516, se hizo cargo de la regencia en virtud del testamento del monarca. Durante su corta regencia, saneó la Hacienda y reestructuró, bajo una férrea disciplina, el Ejército fomentando la Artillería y la Marina.
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alcaldes de Rota y Gibraltar, a las que siguen en 1490, las
acciones navales que propician la ocupación de Azamar,
Alhucemas y Fadala. La bula Inefabilis de Alejandro VI8 en
1495, abrió un camino más amplio tras intentos de negociaciones para la entrega de Orán y la toma de
Melilla (1497) por Pedro de Estopiñán9. Más tarde, tras la
muerte, con la conquista de las plazas fuertes, de la reina
Isabel y en la regencia del cardenal Cisneros se acentúa
esta proyección africana del norte de África, Mazalquivir,
Peñón de Vélez de la Gomera, Orán, Trípoli y Bijía, realizada por naves y tropas españolas al mando de Pedro
Navarro10, conde de Olivero. Expediciones que se vieron
interrumpidas tras el fracaso de García de Toledo en la
isla de Güelves (Djerba), a pesar de lo cual, quedó asegurado el predominio español en la costa norteafricana y
contenidas las incursiones piratas sobre las costas del Sur
al Levante peninsular.
Los portugueses por su parte, desde Enrique, el
Navegante11, se habían lanzado a las expediciones marítimas que dieron como frutos los descubrimientos de las
islas de Azores y Madeira, y otros asentamientos sobre la
costa. En 1470, durante el reinado de Alfonso V12, los
navíos lusitanos llegaron al golfo de Guinea, tras descubrir las islas de Santo Tomé y Príncipe Annobon. Pero aún
habría de tardar algún tiempo, para que la rivalidad hispano-lusa fuese protagonista de frustraciones o desencuentros en el marco africano, que era objetivo común
de ambas naciones.
3. L AS
CAMPAÑAS NAVALES DE
I TALIA
En Europa, los tiempos modernos se inician con un
conflicto internacional. Las guerras de Italia, en las
que la participación española es fundamental, y en los
que Nápoles y Génova serán enclaves importantes,
aunque en realidad, los 5 principados italianos
(Nápoles, Génova, Milán, Florencia y Venecia), conspiraban unos contra otros en desconfianza y recelos recí-
LOCUCIÓN: LAS
CAMPAÑAS NAVALES DE ITALIA.
El empeño de Carlos VIII de Francia de renovar las
aspiraciones de la Casa de Anjou, respecto de los territorios napolitanos en poder de Alfonso V de Aragón, tío
de Fernando, el Católico, concertó con éste el Tratado
de Barcelona (1493), en virtud del cual don Fernando no
podría formar alianza con Estado alguno europeo que
luchar contra Francia a excepción de la Iglesia. El rey
francés se dirigió contra Nápoles, cuyo reino era feudo
de la Iglesia, por lo que la guerra entre ambas coronas
fue inminente. Fernando, el Católico procuró inmediatamente formar una poderosa Liga contra su adversario,
enviando a Italia al Gran Capitán, quien arrojó de
Nápoles a los franceses y obligó a Carlos VIII a proponer al rey católico un armisticio. Resurgen nuevamente
las hostilidades; la segunda campaña no comenzó con
buena fortuna para las armas españolas, pero tomó
nuevamente la iniciativa Gonzalo de Córdoba y obtuvo
las victorias de Barletta, Seminara y Ceriñola, que le
hicieron dueño de casi todo el país. Obligados a retirarse de Gaeta, los franceses sostuvieron la lucha rechazando los ataques del Gran Capitán, pero al final tuvieron que aceptar una humillante capitulación.
procos y no vacilaban en llamar en su socorro a cualquier ejército extranjero.
Las guerras de Italia con participación hispánica, van
a plantearse en Nápoles y Milán. La corona de Aragón
mantenía, como se ha visto, intereses estratégicos en
aguas mediterráneas. Las posesiones de Sicilia y
Cerdeña, que le aseguraban una privilegiada posición,
justifican la intervención, ya que la presencia francesa en
Nápoles —vieja reivindicación de la Casa de Anjou—, es
inaceptable para el nuevo reino español. Fernando,
el Católico negocia con el Papa la ayuda a Nápoles y promete la suya en caso necesario, pero Carlos VIII13 de
1(8) Alejandro VI. Cardenal y Pontífice romano nacido en Játiva (Valencia) en 1431 y fallecido en Roma en 1503. Hijo de Juan de
Borja y de Isabel de Borja. Su verdadero nombre fue Rodrigo de Borja y de Borja, nombrado cardenal en 1456 y Papa en 1492,
Alejandro VI se mostró condescendiente con la reforma de la iglesia española iniciada por los Reyes Católicos.
1(9) Pedro de Estopiñán. Conquistador español nacido en Jerez de la Frontera en 1496. Pariente del adelantado Álvar Núñez, participó con él en la expedición que llegó a Paraguay en 1542. Participó también en numerosas expediciones por el río de la Plata.
(10) Pedro de Navarro. Capitán de las fuerzas del mar y de tierra (1460-1528). Sirvió en las guerras de Italia a las órdenes de
Gonzalo de Córdoba. Estuvo en numerosas expediciones contra los moros. En la campaña de Italia fue hecho prisionero por
Francisco I y después de la retirada de los franceses de Nápoles, murió encerrado en Castelnuovo (Italia).
(11) Enrique, el Navegante. Hijo de Juan I de Portugal y de Felipa de Lancaster, nació en Oporto el 4 de marzo de 1394. Gran
científico e impulsor de la expansión portuguesa en Ultramar que mereció, entre otros, el título de protector y defensor perpetuo de los estudios en Portugal. Tomó parte en la conquista de Ceuta y bajo su dirección, se realizaron numerosas expediciones en la costa atlántica del Norte de África. Ocupó Madeira en 1420, Azores en 1427, Cabo Verde y exploró las costas de
África hasta Sierra Leona. Fue fundador de la célebre escuela de Sagres, lugar donde falleció el 13 de noviembre de 1460.
(12) Alfonso V. Rey de Portugal (1432-1481). Hijo de Duarte, reinó bajo la regencia de su madre Leonor de Aragón y de su tío el
infante Pedro hasta su mayoría de edad. Durante su reinado, se hicieron varias expediciones al continente africano, llegando
hasta el golfo de Guinea. También se dispuso a conquistar Marruecos y, para ello, conquistó Alcázar, Arcila y Tánger.
(13) Carlos VIII. Rey de Francia, hijo de Luis XI y de Carlota de Saboya. Fue proclamado rey en 1484, bajo la regencia de su hermana Ana de Beaujeu.
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Francia cruza los Alpes casi en paseo militar, pasa por
Florencia y Roma y entra en Nápoles, que era el objetivo propuesto.
Toda Italia se agrupará entonces contra el invasor y
Fernando juega bien sus bazas con oportunismo político. En marzo de 1495, se constituye la Liga de Venecia
(Papado, Venecia, Génova, Milán, España y el emperador del sacroimperio romano-germánico Maximiliano I),
y se acuerda la restauración del rey de Nápoles en su
corona; el ataque por mar de Venecia a los franceses en
las costas napolitanas, con una escuadra de galeras y la
posible invasión de Francia por el rey de España y el
emperador Maximiliano I.
En su origen, la guerra tuvo aspecto defensivo, pero
adquirió rápidamente un carácter creciente de agresividad contra el ejército francés en Italia. Pero la muerte de
Carlos VIII, dio un giro a las cosas y las paces se negociaron con su sucesor Luis XII14. Enemigos de ayer son
amigos de hoy y el rey francés, arropado por el Papa,
invade el Milanesado15. La conquista de Milán hará cambiar la estrategia española. Fernando y Luis suscriben un
tratado de participación y se lanzan al asalto conjunto de
Nápoles, pero los conquistadores no se entenderán sobre
la parte que debía corresponderle a cada una de las dos
coronas, y se vuelve al empleo de las armas.
Inicialmente, los españoles pasan por apuros pero,
más tarde, tomarán la iniciativa y las aguerridas tropas
del Gran Capitán16 derrotan a las francesas en las decisivas batallas de Seminara, Ceriñola y la toma de Gaeta.
La habilidad política de Fernando completó su éxito militar. Francia aceptó el dominio de España sobre Nápoles
y los Reyes Católicos sacaron provechosas consecuencias de las campañas italianas, estrechando sus alianzas
con Austria y Borgoña17 mediante una hábil política de
enlaces matrimoniales.
ma de cualesquiera otras. Pero las implicaciones navales también estarán presentes, pues pensar que la
Marina pueda quedar relegada a un plano secundario de
protagonista desocupado, es desconocer la tradición
marítima del viejo reino de Aragón, que entendió al mar
como vehículo de su grandeza. Sin el creciente desarrollo de su Marina y de su industria naval, no se hubiese
conquistado Sicilia, Cerdeña y Nápoles, no hubiera
extendido sus armas por Turquía y Grecia y no hubiese
afirmado su presencia en las costas de África.
La Marina será, en definitiva, un poderoso medio de
posibilitar el éxito de las campañas de Italia. 60 naves
castellanas y 20 aragonesas, al mando de Galcerán de
Requesens llevarán hasta Sicilia los 6.000 hombres de
Gonzalo de Córdoba, siendo, por tanto, el mar la vía de
comunicación libre y abierta, porque se domina y se
cuenta con él, y así la Escuadra de Requesens participa
en la toma de Reggio y ayuda a Fabrique, rey de
Nápoles, a apoderarse de Gaeta. Otra Armada española, al mando de Juan de Lezcano, bate a la francesa,
asegurándose el dominio del mar y el avituallamiento de
Barlletta donde había concentrado sus fuerzas el Gran
Capitán.
Obligados a retirarse a Gaeta, los franceses continuarán su empeño en sostener la lucha y una escuadra
franco-genovesa combatirá en superioridad numérica
con las galeras aragonesas de Villamarí, que mantienen
el bloqueo del puerto. Gaeta se rindió con esta indirecta, aunque con eficiente colaboración naval y Nápoles
abrió las puertas al ejército vencedor. Sin grandes resonancias triunfalistas, las velas y las anclas habían contribuido al triunfo de los arcabuces18 y las picas19, y la
España recién hecha va a adquirir en poco tiempo rango
y magnitud de primera potencia naval.
4. EL
Es evidente, que las dos campañas de Italia son
esencialmente terrestres y que las acciones del Gran
Capitán y de su famosa infantería sobresalen por enci-
ARTE DE NAVEGAR EN EL SIGLO XV
Los medios técnicos, en evidente progreso durante
la segunda mitad del siglo XV, determinan también el
(14) Luis XII. Rey de Francia. Nació en Blois en 1462 y murió en París en 1515. Invadió el Milanesado y se apoderó de Nápoles,
la cual, tuvo que ceder, posteriormente, a la corona española.
(15) Milanesado. Antiguo Estado italiano, cuya capital era Milán y que fue muy disputado en el siglo
y francesa.
XVI
por las coronas española
(16) El Gran Capitán. Nació en Montilla (Córdoba). Gonzalo de Córdoba también llamado el Gran Capitán, proporcionó la base para
el posterior desarrollo del ejército español durante el siglo XVI. Alcanzó su mayor gloria militar con las victorias de Seminara,
Ceriñola, Garellano y Gaeta, y logrará, en 1504, la incorporación de Nápoles a la corona española.
(17) Borgoña. Región de Francia cuya capital es Dijon. Durante la época merovingia constituyó un reino para, más tarde, pasar a
ser un importante ducado incorporado a la corona francesa en 1477 por Luis XI pasando, posteriormente, a ser provincia de
Francia.
(18) Arcabuz. Arma antigua de fuego con cañón de hierro y caja de madera, que se disparaba prendiendo la pólvora del tiro
mediante una mecha colocada en el mismo arma.
(19) Pica. Especie de lanza larga usada por los soldados de infantería; estaba compuesta por un asta que terminaba en un hierro
pequeño y agudo.
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[ PERÍODO 2. LA MARINA DE LOS REYES CATÓLICOS Y LOS AUSTRIAS ]
impulso y desarrollo de la actividad marítima. La
imprenta permite la difusión de documentos. La geografía de Ptolomeo del siglo II, traducida al latín, era largamente conocida a fin de siglo, aunque contara con errores notables. En lo concerniente al globo terráqueo, con
dimensiones inferiores a la realidad, la geografía contribuye a propagar la idea de que desde las costas de
Europa es fácil ganar Asia navegando hacia el Oeste.
Esta teoría, habría de ser el soporte esencial en la idea
tenazmente mantenida por Cristóbal Colón.
Entre los personajes de mayor relieve en el estudio
de la astronomía náutica20, en la segunda mitad del
siglo XV, figura Abraham Zacuto21, que publicó en 1485,
las primeras efemérides astronómicas22 impresas, y que
con otros españoles formó parte de la Junta de matemáticos de Lisboa, con objeto de reducir a reglas sencillas y
prácticas los problemas que planteaba la astronomía
náutica, ciencia que comienza a generalizarse a fines del
siglo XV, con los grandes viajes de descubrimientos.
Ya entrado el siglo XIV se utilizaba la brújula23, cuya
invención sin fundamento se ha llegado a atribuir, a italianos y hasta al mallorquín Raimundo Lulio24, pero las
denominaciones actuales N, NE, E, SE, etc., de origen
atlántico fueron propias de las Marinas de vela, y no se
generalizaron hasta el siglo XVI.
El uso del portulano25, es propio del siglo XIV, y se
caracterizaba por su falta de escalas de longitud y latitud, con una extensa tela de araña constituida por rumbos y vientos de colores, con varias «rosas de los vientos»26 y uno o varios troncos de leguas, especie de escala gráfica para poder medir distancias. Igualmente, no
faltaban en los portulanos complementos decorativos
para embellecerlos, como banderas, escudos, vista de
ciudades y hasta animales exóticos sin olvidar, en
muchos de ellos, una Virgen o un Crucificado presidiendo el dibujo.
Entre los instrumentos utilizados para la navegación en el siglo XV, figuraban el astrolabio, que era tan
solo un disco con alidada para tomar alturas del sol
en la vertical del astro. La ballestilla,27 que se usaba
para tomar la altura de la polar y medir ángulos sin
necesidad de sombras y el cuadrante28, que también
se empleaba para el sol. En cuanto a los tratados de
náutica, el primero impreso en 1485, fue el del español Pedro García Fernández, que se tradujo numerosas veces al francés hasta 1624, fecha de su última
edición.
La construcción naval lograba también al final de la
Edad Media importantes progresos, permitiéndose la
utilización de navíos cada vez mayores. Los buques
(20) Astronomía náutica. Parte de la astronomía cuyo conocimiento permite al navegante determinar la situación del buque
observando los astros, así como la derrota a seguir.
(21) Abraham Zacuto. Astrónomo judío nacido en Salamanca. Discípulo de Isaac Aboab, estudió astrología y matemáticas en la
Universidad de Salamanca. En 1492, se pasó a Portugal después de la expulsión de los judíos de España, en donde ejerció de
astrónomo y cronista de Juan II hasta su destierro al Norte de África.
(22) Efemérides astronómicas. Libro en el que se anotan, anualmente, las coordenadas de los planetas y de las estrellas fijas,
respecto a la eclíptica y el Ecuador, junto con otros elementos necesarios para los marinos.
(23) Brújula. Instrumento compuesto por una aguja imantada, que se encuentra suspendida por su centro, colocada sobre un
limbo graduado que le sirve de soporte. Su invención se atribuye a los chinos en el siglo III. Este instrumento de orientación,
se basa en las propiedades magnéticas de la Tierra, con su Polo Norte próximo al Polo Norte geográfico, y sitúa la aguja según
las líneas de fuerza de este campo. Hay que tener en cuenta la declinación magnética que es el ángulo que forma la dirección
del Polo Norte magnético con el Polo Norte geográfico.
(24) Raimundo Lulio. Filósofo y polígrafo español, nacido en Palma de Mallorca (1235-1315). Aprendió el árabe y consiguió que
Jaime II fundase en Miramar, en 1275, un colegio donde se estudiase las lenguas orientales.
(25) Portulano. Colección de planos de puertos que antiguamente se acostumbraba a encuadernar, recibiendo el nombre de la costa
en que estuvieran comprendidos.
(26) Rosa de los vientos. Círculo que tiene marcados alrededor, los 32 rumbos en que se divide la puesta del horizonte.
(27) Ballestilla. Instrumento, precursor del sextante, usado para tomar la altura de los astros. Estaba compuesto de una vara cuadrangular, graduada en una de sus caras llamada virote, a lo largo de la cual podía correr una regla, llamada sonaja.
(28) Cuadrante. Instrumento de astronomía graduado en una de sus caras, cuyo arco consta de 90 grados y sirve para observar
la altura de los astros o su paso por el meridiano. También se denomina a cada una de las cuatro partes en que se considera
dividido el horizonte y la circunferencia de la rosa de los vientos, llamándose primero, segundo, tercero y cuarto, a partir del
Norte y hacia el Este.
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empleados de distintos tipos se caracterizaban por los
flancos redondos, la elevación de la popa y los dos o
tres palos. La carabela29 y en menor medida la nao30,
fueron los tipos más utilizados. Estos buques,
ideados y perfeccionados en las costas atlánticas de la
Península y sobre todo en Portugal, resumen toda la
experiencia náutica del Oriente y el Occidente en el
medievo. Son los primeros tipos de buques a la vez
robustos, manejables y con gran posibilidad de maniobra, de los que dispuso Europa y que desarrollados y
perfeccionados, van a darle supremacía indiscutible
sobre los de todo el mundo.
(29) Carabela. Las primeras carabelas eran navíos de vela robustos y de formas finas, de escaso bordo y calado. Estas naves, perfeccionadas y artilladas (hasta 18 bocas de fuego de diverso calibre), se emplearon, principalmente, en viajes de descubrimientos. El primer país que lo hizo fue España. Las primeras carabelas llevaban uno, dos o tres palos, pero con el tiempo se
adoptó la vela redonda en su palo trinquete, conservando la vela latina en el otro u otros palos al aumentar su desplazamiento. Su hegemonía abarca desde mediados del siglo XIII hasta mediados del siglo XVII.
(30) Nao. Descendiente de la carraca, era de un porte de 200 hasta 600 toneladas. La española, en particular, tenía una quilla
que superaba en más del doble a la manga, mientras que la eslora en la cubierta era el triple. Aparejaba velas cuadradas y,
aunque ceñía poco el viento, viraba con facilidad, tenía gran capacidad de carga y soportaba artillería.
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