Movilidad: Una experiencia más allá de tULímite La tierra en

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Movilidad: Una experiencia más allá de tULímite
La tierra en donde los dioses se han convertido en montañas te espera con su
gente, cultura, tradiciones, gastronomía y lugares arqueológicos. “Si sabes y piensas,
entonces haces” ese es el lema de la Universidad de Lima: Scientia et praxis.
Perú es la tierra de los hijos del sol, en el que los cholos se sienten orgullosos de
ser descendientes de Pachamama, la diosa y madre de la tierra. En donde se tejen los
vestidos, capas y cuyos con la lana de la llama y de la alpaca desde hace cientos de
años.
Donde se puede admirar desde pobladores de Hunacayo comercializando con la
papa, base del alimento y parte de la identidad de los pueblos del Perú, hasta los
“serranos” fieles a los llamados “santos criollos”, resultado de la conquista y de la
mezcla con sus dioses Incas o simplemente gente que espera el reconocimiento que
tanto se le debe a los pueblos indígenas en el Perú.
Sin duda durante la movilidad estudiantil, es necesario visitar los monumentos
elevados roca a roca, palo a palo en honor a la identidad Huanaca, última resistencia a la
conquista española, conocer las formaciones del valle de Mantaro, producto de la
erosión de miles y miles de años; recorrer los mercados surtidos de frutas que provienen
de la selva y que tanto recuerdan a México, aminar por las calles y admirar los murales
y esculturas que relatan la historia e identidad de un país permeado por la influencia
española, inca y negra.
Visitar a los muertos en los terrenos montañosos de Lima; rezarle al cóndor por
aquellos que están en los cielos, rogarle a la culebra por las almas que sufren en el
infierno, y encomendarle al puma los familiares vivos. Transportarse desde la plaza de
las Armas en Lima, Admirar la Ciudad Blanca en Arequipa, declarada Patrimonio
Cultural de la Humanidad por la UNESCO, y construida con ladrillo hechos con lava
blanca expulsada por los volcanes que la rodean.
Aventurarse en Huacachina, el único oasis en Sudamérica, localizado en el
desierto de la región de Ica, y en luna nueva escuchar los lamentos de la Huacachina (la
que hace llorar), una hermosa doncella que al llorar la muerte de su amado, un general
inca, formó poco a poco esta laguna en medio del desierto.
Contemplar por la noche los tejados en Cusco, de lo que alguna vez formó parte
del segundo imperio más grande de América: El Inca. Navegar por el río Titicaca, el
“lago de los pumas de piedra”, formado por las lágrimas del dios Inti, deidad del sol y
que lloró 40 días y 40 noches. Disfrutar de los sanguchones del “carrito sanguchero”,
ddeleitarse con distintos platillos a base de pollo, ingrediente básico en la comida del
Perú, un cabrito asado o crear tu propia marca de café… ¡Por eso y mucho más la
movilidad es una experiencia más allá de tULímite y de las fronteras!
Luis Felipe Rodríguez Cruz.
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