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S. Beckett
/// La desintegración del orden isabelino como prefiguración de la posmodernidad: sujeto,
naturaleza y Dios en Shakespeare y Beckett
El período isabelino se nos presenta como una época de rupturas importantes en todos los
campos, como punto de encuentro entre puntos de vista diametralmente opuestos. El
orden isabelino, que tanta seguridad infundía en los hombres, va, poco a poco,
desintegrándose. La aparición de las nuevas ideas en los distintos planos, dan forma a la
ya bien conocida imagen de un "universo patas para arriba". La posmodernidad como la
conocemos, tiene, en la base de su constitución, la reformulación de muchas de las ideas
rupturistas que socavaron el orden isabelino. El objetivo de este trabajo es dar cuenta de
esta especie de paralelismo entre estos dos períodos, tan apartados en el tiempo, y, de
alguna manera, tan cercanos en el nivel de las ideas.
En la tragedia shakespereana "King Lear", estas nuevas visiones sobre el hombre y el
mundo en el que vive se ponen en evidencia. El desorden parece comenzar a emerger
como regla inevitable, el orden como una ilusión que, siempre, sin excepción parece
esconder un desorden encubierto. El cuestionamiento de verdades que, hasta ese
momento se consideraban como verdades insoslayables, trae como consecuencia que el
orden que supuestamente yacía detrás de todas las cosas y revelaba la interdependencia
de todas las cosas entre sí, la esencial unidad de la creación, comience un proceso de
quiebre paulatino, hasta finalizar, después de casi cuatro siglos, en un universo
desarticulado, atomizado, roto en pedazos: el mundo de la posmodernidad.
El orden isabelino, o como lo denomina Spencer, "la teoría optimista", tiene como
axioma básico la representación en el imaginario popular de la llamada "cadena del ser"
en la que cada elemento, desde las piedras, objetos inanimados, hasta Dios, el ser
supremo, tiene un lugar fijo e inamovible. Cada elemento está en relación con todos los
demás y las tres esferas, la del cosmos, la del mundo sublunar, y la de la sociedad de los
hombres (el Estado), están íntimamente ligadas. El funcionamiento del Universo, se rige
por lazos de cooperación, regularidad y armonía. El universo es un Todo, una unidad, en
la que cada cosa juega un papel. Si alguno de los seres se descoloca, se produce un
desorden en la totalidad de la cadena y en el universo entero.
Es la Naturaleza, que representa a Dios y sus leyes en el mundo sublunar, la que gobierna
sobre esta unidad, rigiendo el cosmos, el mundo terrenal de los cuatro elementos y el
funcionamiento de la sociedad y, principalmente el del hombre en ella.
El sistema se unifica mediante la Razón. Esta Razón es la que guía al hombre en el
ejercicio de su propia naturaleza, la que le muestra el camino a seguir. Las leyes naturales
que los hombres deben cumplir no son percibidas como restricciones externas sino como
expresiones de la interioridad de los sujetos. La rebelión contra estas leyes implica la
rebelión contra uno mismo.
El hombre se plantea como una pieza dentro de este orden. No es posible
descontextualizárselo, aislarlo de todo el mundo creado que lo rodea, ya que él fue hecho
para servir a Dios y la creación para servir al hombre mismo. El hombre debe, ante todo,
arribar a una comprensión clara del orden del cual forma parte, del orden universal, en el
cual tiene un papel de extremada relevancia. A pesar de la clara ligazón entre cada uno de
los seres, el mundo no se piensa aún como una máquina. Cada criatura posee un cierto
grado de independencia, aunque se es consciente de que el Todo es siempre superior a las
partes. El hombre aparece como el eslabón fundamental entre la perfección celestial y la
imperfección terrenal. Se presenta como el superior entre los animales, porque comparte
con ellos lo físico y sensible, y como el más bajo de los seres intelectuales, ya que,
aunque no está dotado de la inteligencia pura de los ángeles, ha sido creado a imagen y
semejanza de Dios y posee la razón. Debe siempre intentar elevarse por sobre lo sensual
de su naturaleza para encontrar la verdad. Sin embargo, a pesar de su posición de
privilegio, el hombre isabelino, debe, sobre todas las cosas, conocer sus propios límites.
Es a través de la consciencia de sus limitaciones intrínsecas, por medio de lo cual el
sujeto puede acceder al único conocimiento de sí mismo. Sabe que no es infinito y que el
conocimiento del infinito no está dentro de su campo de acción, que sólo puede
conocerse y comprenderse en términos del lugar que él ocupa en relación con el resto de
los seres que componen el universo. Debe saber que aunque él no constituye el Todo,
tiene una parte necesaria en su construcción y en su funcionamiento: él tiene una razón de
ser, una función.
En este Universo existen leyes eternas que deben ser descubiertas por el hombre para
poder cumplir con la finalidad por la que Dios lo ha situado en esta Tierra. El fin del
hombre parece estar, dentro de este marco, popularmente aceptado: el hombre fue creado
para conocer y amar a Dios. Para conocer a Dios, el hombre debe primero conocer su
obra, la Naturaleza, y, conociéndola, puede llegar al conocimiento de la naturaleza
humana, de sí mismo, y, así conocer el fin para el que fue creado.
En el Renacimiento, se "pone bajo la lupa" la cuestión del pecado original y sus efectos
sobre el hombre. Esta transgresión, para los renacentistas, trae a colación no sólo la
esclavitud del hombre frente a sus pasiones sino también, por la repercusión de una esfera
en todas las demás, la corrupción del resto de la Naturaleza. Se problematiza la dignidad
misma del hombre y su miseria, y éste, pasa de pensarse como el superior de los
animales, a ser, entre ellos, el más miserable, aunque sin poner en duda la cuestión de su
importancia en el mundo.
La edificación del sistema aquí referido como "optimista", había sido hecha sobre la base
del sistema ptolemáico que situaba al planeta tierra en el centro del cosmos. La
interdependencia de las esferas, la teoría del macrocosmos-microcosmos, el orden de la
creación, la influencia de las estrellas en el destino de los hombres, el paralelo entre el
funcionamiento del universo y el Estado, todo se sostenía en la teoría geocéntrica. La
consecuente pérdida de sentido de toda la estructura precedente –en todos los planos a
causa del pensamiento analógico- con la nueva centralidad del Sol en el universo, era
evidente. Éste fue uno de los grandes golpes que recibió la mentalidad isabelina, ya que,
claramente, cambiaba literalmente la óptica desde la cual los hombres veían el universo y
se veían a ellos mismos. Detrás de todas las anteriores seguridades rígidas que proveían
respuestas aceptadas a los grandes interrogantes, se abría una brecha. En palabras de J.
Donne: "La nueva filosofía pone todo en duda."1.
Montaigne, por otra parte, problematiza el orden de lo Natural. El hombre, que hasta ese
momento había sido rey de los animales, y estaba inevitablemente unido a Dios, ahora
pasa a ser considerado como un animal más. La cualidad de la Razón, que era lo que
supuestamente lo situaba en un escalón más arriba que el resto del mundo de lo sensual,
comienza a pensarse meramente, como un refinamiento de los sentidos. El hombre debe
aceptar que los sentidos que posee le son insuficientes y engañosos y que, por lo tanto, el
conocimiento de la realidad en todos sus ordenes (el alma, la razón, la naturaleza, y hasta
de su propio cuerpo), se le hace imposible. Debe reconocerse ignorante de Dios (del que
sufre un severo alejamiento a causa de su nueva posición de indiferenciabilidad del reino
animal) y hasta de él mismo, y débil. Montaigne escribe que la gente debe percatarse de
"la inanidad, vanidad e insignificancia del hombre, arrancarle de los puños las armas
miserables de su razón, hacer que agachen la cabeza y muerdan el polvo ante la autoridad
2
y reverencia de la majestad divina." . Y, también, más adelante: "¿Es posible imaginar
que esta miserable y mezquina criatura, que ni aún es dueña de sí misma, vulnerable por
todas partes, se llamara a sí misma Amo y Emperador del Universo, del cual no está en
poder de conocer la más pequeña parte y mucho menos gobernarlo?"3. Este derrumbe de
la posición jerárquica natural del hombre, trae como consecuencia inmediata una visión
del mundo en desorden, en el que las normas parecen diluirse. Esto se revela, claramente,
en la ideología maquiavélica.
En el sistema de ideas políticas de Maquiavelo, el hombre es malo por naturaleza, y los
únicos medios con los que cuenta el "príncipe" para gobernarlo, son el temor y la fuerza.
Oponiéndose a la filosofía de Cicerón, en la que la base de la teoría política es siempre la
vida racional y atemperada para el cultivo de la virtud moral que deriva en la justicia y en
el bien moral como cimientos fundamentales a los que debería estar sujeta la acción
humana, Maquiavelo subraya la importancia del manejo y del uso que el hombre debe
tener sobre su lado bestial, sobre su fuerza, no sólo sobre su lado humano, racional. El
gobierno de un Estado no se asemeja, en este contexto, al del reino de Dios, sino al del
reino animal. Los conceptos de justicia universal y la sujeción a las leyes naturales (amar
a Dios, obedecer a los padres y gobernantes, la igualdad de libertad a todos, el no hacer a
nadie lo que no nos gustaría que nos hagan a nosotros), quedan denigrados. El caos se
hace cada vez más insostenible.
Es importante tener en cuenta que la situación, tanto política como religiosa, concreta de
Inglaterra durante el período isabelino, también estaba pasando por momentos algo
tumultuosos. Éste es el momento en el que, justamente, Inglaterra se aparta del
catolicismo para convertirse al protestantismo, que propone una vida moral bastante más
dura que la que postula la religión cristiana (el alma ya no está protegida por santos de la
ira divina y la salvación sólo es dada por gracia divina y no por las acciones cometidas en
vida.). Las viejas ideas debieron ser, en gran parte, reformuladas. En el plano político, el
reinado de Isabel I de Inglaterra, estaba ya en su culminación y, puesto que ella no había
contraído matrimonio, se presentaba el grave problema de la sucesión. Entre el pueblo
crecían a pasos agigantados el escepticismo, la incertidumbre y la inseguridad. El espíritu
crítico y analítico comenzaba a imponerse, dejando de lado el optimismo neoplatonista de
fines del siglo XVI, y las verdades seguras desaparecían, dejando entrever un gran vacío.
En "King Lear", estos cambios, y, de alguna manera, a través de éstos, la incertidumbre
popular, se vislumbran claramente. El desorden en el ámbito de la Naturaleza, de las
creencias religiosas, y de la naturaleza del hombre y de su propia posición en el mundo se
pone al descubierto.
En "King Lear" se presentan las dos visiones de la época acerca del concepto de
Naturaleza. Esta concepción para Lear, Cordelia, Kent, Edgar y Gloucester es opuesta a
la de Edmund, Goneril y Regan. El concepto de Naturaleza del primer grupo es el de la
teoría optimista: es la Naturaleza sacralizada, "an ordered and beautiful arrangement to
4
which we must adjust ourselves" . Es racional en el sentido en que el hombre mismo es
racional, como parte de la inmanencia de Dios en ambos. El hombre se ve inmerso en
ella, es una parte constitutiva inseparable de su totalidad y debe seguir sus leyes porque
son ellas las que constituyen y conservan el orden universal. Lear evoca la Naturaleza
benigna, al igual que Cordelia en el Acto I, nombrando sus leyes. Le dice a Regan en el
Acto II:
"[..]Tis not in thee/ to grudge my pleasures, to cut off my train,/to bandy hasty words, to
scant my sizes, /And in conclusion, to oppose the bolt/ Against my coming in. Thou better
know´st/the offices of Nature, bond of childhood,/ effects of courtesy, dues of gratitude."5
Edmund y sus aliados, por otra parte, están completamente separados de la Naturaleza.
La conciben como un mecanismo sin vida del que el hombre está escindido, salvo por el
hecho de que conserva su cuerpo animal. La idea de Naturaleza que plantean estos
personajes, se basa en el supuesto de que la Naturaleza es investigable y mensurable. De
esta observación se pueden extraer leyes para su manipulación y su utilización con el
objetivo del beneficio del ser humano. Ésta aparece como un mero instrumento, como un
objeto de análisis, al cual el hombre esta lejos de "ajustarse" sino que, por el contrario,
ella debe, de alguna manera, adaptarse a las necesidades de él. La naturaleza y las
estrellas pierden su cualidad "mística" o sacra, como lugartenientes de Dios, y su
condición de ordenadoras del universo. La interdependencia de las esferas de los cuerpos
celestes, la Naturaleza y el hombre parecen quebrarse y encontrarse aisladas. Esta
oposición de puntos de vista entre ambos grupos se ve claramente en los parlamentos de
Gloucester y Edmund al final del Acto I:
"Gloucester: These late eclipses in the sun and moon portend no good to us. Though the
wisdom of Nature can reason it thus and thus, yet Nature finds itself scourged by the
sequente effects: love cools, friendship falls off, brothers divide; in cities, mutinies; in
countries, discord; in palaces treason; and the bond cracked ´twixt son and father."6
Aquí, la interdependencia de las esferas, es muy evidente. Al haber eclipses (claras
señales de un desorden venidero) en la esfera celeste, la esfera de lo natural también se ve
afectada e, igualmente el hombre y la sociedad. Los efectos de los eclipses a los que hace
alusión Gloucester van justamente en contra de lo que se conocía como las leyes
naturales. Edmund, por otra parte, una vez que su padre ha salido de escena contesta a
este pensamiento:
"Edmund: This is the excellent foppery of the world that when we are sick in fortune
–often the surfeit of our own behaviour- we make guilty of our disasters the sun, the
moon and the stars;as if we were villains by necessity, fools by heavenly compulsion; […]
I should have been that I am had the maidenliest star in the firmament twinkled on my
bastardizing."7
La relación entre las esferas se ha quebrado, y, consecuentemente, se ha instalado el
desorden. Ha habido inversiones y corrupciones en la relación padre-hijo (Fool a Lear:
8
"Thou madest thy daughters thy mother" ), en la relación entre hermanos, entre jóvenes y
ancianos, en los géneros (Goneril y Reagan están masculinizadas y dominan a sus
respectivos maridos), y hasta en las jerarquías (en la escena IV del acto I, Lear es ahora el
fool: "Dost thou call me fool, boy?"9) y, con la posterior llegada de la tormenta, la idea de
benignidad y justicia de la Naturaleza se pierde. Según Edmund, la vida del hombre y su
naturaleza aparecen como dependiendo de él mismo. Así, el hombre se desliga de
cualquier tipo de orden que se encuentre fuera de él.
La ausencia de Dios y la consecuente soledad del hombre, es también, aquí, una cuestión
inevitable a desarrollar. En "King Lear", se enfatiza sobremanera la falta de un Dios justo
y protector. Esta tragedia se presenta más como pagana, por las constantes alusiones a los
10
dioses, muchas veces en plural o de nombres griegos, ("o you mighty gods" , "By
Apollo"11) que como cristiana, aunque hay algunas referencias a la religión católica. Los
dioses aparecen retratados como indiferentes hacia la realidad de la humanidad, y hasta
como crueles. La afirmación más fuerte que se hace en "King Lear" está puesta en boca
12
de Gloucester: "As flies to wanton boys are we to the gods; they kill us for their sport" .
Ésta es una aceptación de la debilidad del ser humano y del desconocimiento que lo
constituye. El mundo se ha tornado inexplicable, ya que los dioses actúan
caprichosamente, azarosamente. No hay lógicas ni motivos y si los hay, están fuera del
conocimiento del hombre, que es y será básicamente ignorante. Estas ideas están
claramente ligadas a la teoría de Montaigne. No sabemos ni conocemos nada. La cadena
que unía todos los seres del universo parece haberse quebrado y la supuesta unidad con
Dios por medio de la Razón se deshace en pedazos. Éste es otro signo del comienzo de un
proceso de disolución de un sistema unificado.
El concepto del hombre en "King Lear" aparece más ligado a las nuevas ideologías de su
época que a las optimistas. Ya no nos enfrentamos a ese hombre que tenía un lugar de
privilegio en la cadena del ser, sino que se trata con un sujeto que se reconoce, luego de
un proceso doloroso, como débil. Éste es el recorrido que hace Lear, que al comienzo de
la tragedia actúa omnipotentemente y que a lo largo de la obra finaliza por reconocerse
como extremadamente vulnerable. Durante toda la tragedia se están explorando la
naturaleza y la condición humana. En el personaje de Lear se da cuenta de este proceso
que se da en términos de constantes pérdidas (del orgullo, de la dignidad, de la razón)
hasta que el lector se encuentra con un Lear en el medio de la nada, fuera de sus
vestiduras reales, en compañía de un bufón y un supuesto mendigo extraviado,
enfrentando una tormenta en la intemperie total. Este cuadro presenta la condición del
hombre en el universo. La influencia de las ideas montaigneanas y maquiavélicas acerca
de la mayor cercanía del hombre a los animales que a Dios, está aquí subrayada. Hay, a lo
largo de la obra, múltiples alusiones al hombre como animal. Lear dice, en medio de su
locura, viendo a Poor Tom: "Is man no more than this? […] Thou art the thing itself,
13
unaccommodated man is no more but such a poor, bare, forked animal as thou art." .
Gloucester, hablando con Poor Tom disfrazado le dice: "I´ the last night´s storm, I such a
fellow saw, which made me think a man a worm."14. Albany discutiendo con Goneril: "If
that the heavens do not their visible spirits/ Send quickly down to tame these vile
offences/ It will come,/ Humanity must perforce prey on itself/ like monsters of the
15
deep" . Esta última cita es la que más claramente delata un contacto fuerte con el
pensamiento maquiavélico en esta obra, haciendo presente la sociedad que la concepción
de la Naturaleza de un personaje como el de Edmund y los de Goneril y Regan engendra.
Ésta es una sociedad individualista y competitiva en la tienen más peso las cualidades
bestiales del hombre (la fuerza) que las racionales.
El reconocimiento de la completa ignorancia en la cual vive el hombre se expone en la
tragedia, principalmente, a través de las preguntas que formula el protagonista. Infinidad
de veces Lear se cuestiona acerca de todo, incluso hasta de su propia identidad. En medio
de su locura, se pregunta: "Who is it that can tell me who I am?"16. En la escena quinta del
17
acto tercero: "Is there any cause in nature that makes these hard hearts?" , y luego, como
un niño que busca seguridades "What is the cause of thunder?"18. El hombre necesita
respuestas, pero, una vez puesta en crisis toda la estructura sobre la cual se sostenía el
orden isabelino, estas respuestas se tornan imposibles. El hombre es débil (Kent: "Man´s
nature cannot carry th’affliction nor the fear"19) e ignorante y Lear lo reconoce: "They
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told me I was everything; ´tis a lie. I am not ague-proof" .
El universo beckettiano, casi cuatrocientos años después, es un mundo que ya ha perdido
la coherencia. Es el resultado de un largo proceso, en el que el principio de unidad ha
desaparecido. Se presenta como un sistema que se constituye y se define por la
fragmentación y la escisión de las partes. El Todo que aún, aunque comenzando a ser
puesto en duda, perduraba y jugaba un papel de gran importancia en el período isabelino
ya no existe. La época posmoderna carece de centro y de principios normativos e
integradores que establezcan el lugar del Bien y del Mal. Las certezas y la Verdad han
sido desplazadas y sólo han quedado la incertidumbre y las verdades con minúscula,
reemplazables. La creencia religiosa ha sido notablemente devaluada, sobre todo en el
último siglo y la Naturaleza ha sido desmistificada por completo, para convertirse en una
estructura dada que puede ser observada y, hasta cierto punto, aunque nunca
completamente, comprendida. El hombre actual debe enfrentar la angustia de estar
rodeado de oscuridad, la angustia de no poder conocer ni su origen ni su función en el
universo. Nada está a su alcance, ni siquiera su "sí mismo", que, según Beckett, nunca
puede ser conocido porque está, por la acción del tiempo, en constante cambio. "Waiting
for Godot" y "Endgame" dan cuenta de esta situación que aparece como clara deudora de
las ideas de la época de Shakespeare.
En ambas obras, se hacen referencias a la Naturaleza. En la primera, después de un
debate acerca de lo terrible del pensar, Estragon le dice a Vladimir "We should turn
21
resolutely towards Nature" y el último le contesta: "We´ve tried that." . En "Endgame":
"Hamm: Nature has forgotten us./ Clov: There´s no more Nature./ Hamm: No more
Nature! You exaggerate./ Clov: In the vicinity./ Hamm: But we breathe, we change! We
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lose our hair, our teeth! Our bloom! Our ideals!"
En "Waiting for Godot" los personajes pueden estar refiriéndose a la
Naturaleza de Lear, que, luego del giro hacia la naturaleza científica, hacia la naturaleza
de Edmund, se ha tornado extraña a ellos, que ya no forman parte de su totalidad. En la
segunda cita, Clov habla de la ausencia de naturaleza. Ésto puede ser interpretado
básicamente en dos sentidos: habiendo llegado al "fin de la partida" ya no hay naturaleza
visible o, entendiendo esta afirmación en el mismo sentido que la anterior alusión a la
naturaleza de Lear en la cita anterior, como la desaparición de esa naturaleza normativa,
guía, y, por eso, contenedora. Hamm, toma el término "naturaleza" entendida como una
sucesión de ciclos; esta concepción implicando, claramente, al paso del tiempo. Toma
todo lo negativo de esos ciclos, la decadencia del ser humano, el envejecimiento y la
constante pérdida, hasta la reducción del ser a la nada, como Lear en la tormenta.
Es importante destacar también, el escenario en el que transcurren ambas obras. En
"Endgame", la naturaleza ha desaparecido (se van extinguiendo la luz, el mar, etc.), y en
el caso de que aún quedase algún vestigio de ella, ésta siempre está afuera,
completamente separada de los personajes. En "Waiting for Godot", la única señal de la
presencia de Naturaleza es el árbol. Este árbol, que en el Acto I no tiene hojas, en el
segundo, que supuestamente tiene lugar al día siguiente, ya tiene algunas. Los personajes
se preguntan acerca de este fenómeno y no lo comprenden. La Naturaleza y su
funcionamiento y lógica, han quedado fuera de su campo de conocimiento. En "El mito
de Sísifo", Camus avala esta visión. Escribe:
"A world that can be explained by reasoning, however faulty, is a familiar world. But in a
universe that is suddenly deprived of illusions, man feels a stranger. […] This divorce
between man and his life, the actor and his setting, truly constitute the feeling of
Absurdity."23
En "Waiting for Godot", Dios es indiferencia y azar:
"Lucky: […] God quaquaquaqua with white beard quaquaquaqua outside time without
extension who from the heights of divine apathia divine athambia divine aphasia loves us
24
dearly with some exceptions for reasons unknown […]"
La idea que se plantea en la frase de Gloucester parece estar aquí, muy
presente. El hombre está desligado de este Dios ausente, y es en vano que lo invoque, ya
que es un Dios que, según las características que le son atribuidas por Lucky, no
responde, no habla y es falto de capacidad para el asombro. Está presente como una
ausencia, un lugar vacío en una humanidad que se ha apartado irreversiblemente del
Absoluto. Si el nombre de Godot, que no tiene un sentido unívoco ya que funciona como
símbolo, se interpreta como una alusión a Dios, es interesante tomar las respuestas de
Vladimir y de Estragon a la pregunta de Pozzo acerca de Godot:
"Pozzo: Who is he?/ Vladimir: He´s a …he´s a kind of acquaintance./ Estragon: Nothing
of the kind. We hardly know him./ Vladimir: True…We don´t know him very well…but all
25
the same…/ Estragon: Personally I wouldn´t even know him if I saw him."
Los personajes no lo conocen, porque están escindidos de él, porque él ya no
26
existe para los hombres (Vladimir: Our Saviour./Estragon: Our what? ) . El sistema
religioso ha dejado de servir como un principio cohesivo, no impone normas a seguir ni
una manera de manejarse. Este dios, si es que existe, se maneja con el azar y no con la
razón. Es a ésto a lo que se refiere Lucky más arriba con la frase "with some exceptions
for reasons unknown". El "for reasons unknown", que se repite constantemente a lo largo
del parlamento de este personaje, implica que, al menos para los hombres, no hay
respuestas a ciertas preguntas, o mejor dicho, que ya no hay una lógica, una razón de ser
de ciertas cosas que ocurren en el mundo. La arbitrariedad como cualidad de la ausenciapresencia divina también se pone en evidencia, si seguimos tomando a Godot como
figura para la representación de Dios, en la cuestión del mensajero y su hermano. Uno es
golpeado por Godot y el otro no, sin razones aparentes. Dios aparece aquí como un
sinónimo de la Fortuna y de su funcionamiento, que, tanto en "King Lear" como en las
dos obras de Beckett, aparece como totalmente carente de relaciones de causalidad. Los
personajes de Beckett son conscientes de esta situación. Pozzo, en el Acto I, refiriéndose
a Lucky, dice: "Remark that I may just as well have been in his shoes, if chance [no
Dios], had not willed otherwise"27. En Lear se habla de "Fortune, that arrant whore"28.
29
Como más tarde escribió Nietszche: "God is dead" . En "Endgame", Hamm propone
rezar y después de un momento exclama: "The bastard! He doesn´t exist."30 En "Waiting
for Godot", Vladimir y Estragon saben que Godot no vendrá nunca. La posición del
hombre en el Universo, a partir de estas mutaciones del orden, toma una nueva dirección.
En Beckett el hombre está degradado. Al igual que en "King Lear", se lo hace descender
al nivel de los animales, siempre presentando este descenso de manera más cruda y a la
vez, tragicómica, diferente del tratamiento que de esto hace Shakespeare. A Lucky, Pozzo
lo lleva atado con una correa y le hace hacer demostraciones como se le hacen hacer a los
perros. Le pega con un látigo y más de una vez la llama "beast". En "Endgame", Hamm
le silba a Clov para que venga y Nagg y Nell están en una especie de grandes urnas en las
que, cuando molestan se los encierra. Frases como "Has he changed your sawdust?" 31 o
el consejo de Nell a Nagg, "Rub yourself against the rim"32 ,o "Could you give me a
33
scratch before you go?" , dan cuenta del denigrado estado en el que se encuentra la vida
del hombre. En Beckett, lo que se presenta al lector no es un paralelismo verbal o una
reflexión filosófica acerca del hombre como animal sino la culminación práctica de éstas.
Este dramaturgo los muestra siendo animales.
Las duplas Hamm/Clov, Vladimir/Estragon y Pozzo/Lucky, no pueden vivir el uno sin el
otro (Hamm no puede ver y Clov, sí. Clov le da de comer a Hamm, pero únicamente
Hamm tiene en su poder la llave de la alacena). Son completamente interdependientes. El
sujeto beckettiano, el sujeto posmoderno, es un sujeto fragmentado, un sujeto que no
forma un todo. Al igual que Lear, los personajes son débiles, limitados e ignorantes y se
plantean como incompletos, aparecen como sombras, porque son productos de una
sociedad totalmente especializada:
"Clov: I can´t sit./ Hamm: True. And I can´t stand./ Clov: So it is./ Hamm: Every man his
34
specialty."
A diferencia de lo que ocurre en "King Lear", en Beckett no se da cuenta
de un proceso de aprendizaje sino de una serie de resultados. Los sujetos
beckettianos son, en gran parte, aunque no completamente, conscientes de
su situación desde el principio.
Es interesante, observar el uso del lenguaje en ambos autores. En la primera escena del
acto primero de "King Lear", se presentan al lector, Lear con sus tres hijas, y la falla de
este protagonista. Este concibe al amor como mensurable en términos de palabras y aquí
yace justamente su error primero. Las palabras utilizadas por Goneril y Reagan para
expresar el supuesto amor que tienen hacia su padre son preciosistas y grandilocuentes
pero como luego dice Kent a Lear, tomando como punto de partida el dicho popular
"Empty vessels make the most noise", son palabras vacías: "Thy youngest daughter does
35
not love thee least;/ Nor are those empty-hearted/ whose sound reverbs no hollowness."
Las palabras enunciadas por sus dos hijas no significan nada, y están en una relación de
36
opuestos invertidos con el simple "Nothing" de Cordelia, quien parece conocer las
limitaciones del lenguaje ("Unhappy that I am, I cannot heave/ my heart into my
37
mouth." ). En "King Lear", la desarticulación y el descolocamiento del lenguaje que
están presentes mayoritariamente en las palabras de Lear en estado de locura y en los
parlamentos y las pequeñas acotaciones del Fool, parecen ser las que, de manera más
clara, revelan el real estado de las cosas. Edgar, al escuchar hablar a Lear reafirma esta
visión: "O matter and impertinency mixed!/ Reason in madness!"38.
En la posmodernidad el lenguaje ha sufrido una importante devaluación. Teniendo en
cuenta que el hombre ha perdido contacto con el Absoluto, que ese absoluto ya no existe,
es natural que los sentidos absolutos también se pierdan, y, sólo reste así, el lenguaje
privado cuyo único funcionamiento se basa en la auto-referencialidad. En ambas obras,
sobre todo en "Waiting for Godot", es interesante notar cómo se trabaja, entre otras cosas,
sobre los dichos populares:
39
"Never neglect the little things in life"
40
"It might be better to strike the iron before it freezes."
41
"One is what one is."
"It´s the way of doing it that counts."42
Todos estos están utilizados de manera irónica. Forman parte de un cierto saber
popular que implica la existencia de una comunidad. En la sociedad posmoderna en la
que la unidad ha sido violada y quebrada por completo, en la que todos los hombres
aparecen como individuos, no completos pero sí totalmente alienados el uno del otro, este
tipo de frases pierde su sentido. El lenguaje no sirve, ha perdido peso porque ha perdido
su relación con el mundo exterior, y hasta con las sensaciones internas. No tiene referente
externo fuera de sí mismo:
"Vladimir: Say you are, even if it´s not true./ Estragon: What am I to say?/ Vladimir: Say,
I am happy./ Estragon: I am happy./ Vladimir: So am I./ Estragon: So am I./ Vladimir:
We are happy."43
En ambas obras, en muchas ocasiones el lenguaje parece contradecir la
acción. El ejemplo que se repite varias veces a lo largo de "Waiting for Godot" es el de
44
"Let´s go", y la posterior indicación escénica "They don´t move" . En "Endgame",
también es claro este procedimiento, ya que cuando Clov dice que se va y está parado en
la puerta con su ropa de viaje y su valija, las indicaciones escénicas revelan que éste no se
mueve. La utilización de cantidad de palabras con referencias externas poco clarificadas
45
46
47
por el contexto ("It´s a scandal" , "Will this never finish?" , "This is deadly" ), hace
también que ambos textos se cierren sobre sí mismos, y que, a la vez, se abran a
diferentes interpretaciones de sentido. Los tres nombres que se le dan a Vladimir-AlbertDidi y a Estragon-Adam-Gogo, también ponen en evidencia que los nombres ya no
evocan a nadie en particular, y, a la vez, evocan a todos los hombres, ya que el nombre no
parece estar en relación directa con un objeto definido del mundo exterior. Esta
utilización del lenguaje es el resultado de un universo fragmentado y absurdo, un mundo
"sin sentido".
El universo isabelino y su proceso de desintegración se presenta como punto de quiebre
en la historia de las ideas. Lo que hoy conocemos como posmodernidad, las bases de
nuestro sistema de creencias, de nuestro mundo, tienen sus cimientos en las nuevas
ideologías que fueron, poco a poco imponiéndose a lo largo del período en que reinó
Isabel I en Inglaterra. Las diferentes contenciones que tuvo el hombre en las épocas
anteriores al Renacimiento y al Barroco van disolviéndose lentamente, a través de los
años, hasta dejar al sujeto sin raíces librado a la nada, al azar, a lo desconocido, en un
mundo que ha perdido su principio cohesivo y ordenador y que se ha fragmentado en mil
partes aisladas la una de la otra, carentes de relación. La imagen de Cordelia muerta en
los brazos de Lear y la última indicación escénica de "King Lear", "exeunt with a dead
march"48, muestran la muerte de una unidad del universo, el fin de la Verdad con
mayúscula y de los principios normativos, de Dios como razón de existencia y de la
Naturaleza como ordenadora. Sólo resta la Gran Incertidumbre en el medio de la Nada,
de la que dan cuenta las dos primeras líneas con las que abren ambas obras de Beckett:
"Nothing to be done"49 y "It´s finished."50, que parecen plantearse casi como secuelas a la
última indicación escénica de "King Lear", la espera con una última ilusión y el fin
infinito prefigurado en la obra de Shakespeare por la frase "Is this the promised end?"51.
Por eso, aunque desde Shakespeare y "King Lear" han pasado ya casi cuatrocientos años,
el mundo en el que vivimos tiene con el isabelino similitudes bastante importantes, que se
ven en Beckett como productos, y en Shakespeare como principios de un proceso. Las
herencias tomadas del período isabelino construyen los cimientos del mundo y de la
mentalidad posmoderna.
Mariela Rivas
NOTAS
1 Donne, J. en: Spencer, T., Shakespeare y la Naturaleza del Hombre.
2 Montaigne, M. En: Spencer, T., Shakespeare y la Naturaleza del Hombre.
3 Montaigne, M. En: Spencer, T., Shakespeare y la Naturaleza del Hombre.
4 Danby, John, Shakespeare ´s doctrine of Nature, London, Faber & Faber,
5 Shakespeare, W., King Lear, UK, Longman, 1974, p. 79.
6 Op. Cit., p. 23
7 Op. Cit., p. 23.
8 Op. Cit., p. 37
9 Op. Cit., p. 35.
10 Op. Cit., p. 165.
11 Op. Cit, p. 9.
12 Op. Cit, p.
13 Op. Cit., p. 107.
14 Op. Cit., p. 131.
15 Op. Cit., p.137.
16 Op. Cit., p.39.
17 Op. Cit., p. 115.
18 Op. Cit., p.115
19 Op. Cit., p. 97.
20 Op. Cit., p. 153.
21 Beckett, S., Waiting for Godot, London, Faber & Faber,1965, p. 64.
22 Beckett, S., Endgame, London, Faber & Faber,1958, p. 20.
23 Camus, A. en: Esslin, M., The theatre of the Absurd, England, Penguin, 1991,
p.23.
24 Beckett, S., Waiting for Godot, London, Faber & Faber,1965, p. 43.
25 Op. Cit., p. 23
26 Op. Cit., p. 12
27 Op. Cit., p. 31.
28 Shakespeare, W., King Lear, UK, Longman, 1974, p. 73.
29 Nietszche, F. en: Esslin, M., The theatre of the Absurd, England, Penguin, 1991,
p. 399.
30 Beckett, S., Endgame, London, Faber & Faber,1958, p.38.
31 Op. Cit., p. 19.
32 Op. Cit., p. 20.
33 Op. Cit., p. 20.
34 Op. Cit., p. 16.
35 Shakespeare, W., King Lear, UK, Longman, 1974, p. 9.
36 Op. Cit., `p. 5.
37 Op. Cit., p. 5.
38 Op. Cit., p. 157.
39 Beckett, S., Waiting for Godot, London, Faber & Faber,1965, p. 10.
40 Op. Cit., p. 18.
41 Op. Cit., p. 21.
42 Op. Cit., p. 60.
43 Op. Cit., p. 60.
44 Op. Cit., p. 54.
45 Beckett, S., Endgame, London, Faber & Faber,1958, p.
46 Op. Cit., p. 22.
47
48
49
50
51
Op. Cit., p. 25.
Shakespeare, W., King Lear, UK, Longman, 1974, p. 199.
Beckett, S., Waiting for Godot, London, Faber & Faber,1965, p.9.
Beckett, S., Endgame, London, Faber & Faber,1958, p. 12.
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