Notas sobre la contratransferencia

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Notas sobre la contratransferencia
Pinto Ribeiro**
Roberto
El concepto
y David
*
Zimmermann***
de contratransferencia
se ha desarrollado
en los últimos
años siguiendo
dos rumbos aparentemente
opuestos.
En consecuencia,
se
configuró dentro de la teoría psicoanalítica
un tema de controversia
que dificulta el intercambio
científico entre los psicoanalistas.
La divergencia
surgió
formalmente
con ocasión del 11Congreso Panamericano
de Psicoanálisis (Buenos
Aires, 1966), cuando se comprobó claramente
la discordancia
analistas estadounidenses
y sus colegas sudamericanos.
Es evidente
que
la controversia
se ha originado
entre
en varias
los psicootras
rela-
cionadas con la teoría y la técnica, particularmente
en diversos conceptos que
se referían a la transferencia
ya-c, su manejo, y en cuanto al momento cuando
tienen comienzo las primeras relaciones objeta les del niño. Aunque estemos
frente a una dlficultod emanada
de muchas otras anteriores,
juzgamos de
interés revaluar .algunos puntos sobre esta cuestión,
todavía oscuros y confusos,
en una tentativa de contribuir a una eventual solución del problema.
La multiplicidad
de aproximaciones
a la contratransferencia,
tanto en
sus aspectos conceptuales como pragmáticos,
puede ser claramente evidenciada
en el exhaustivo relato que sobre el tema han realizado los psicoanalistas
españoles Bofill y Folch-Mateu2• Ello no impide, con todo, que dentro del verdadero
caleidoscopio
conceptual
puedan ser identificadas
y discutidas dos corrientes
principales.
a) Aquellos psicoanalistas
que en líneas generales
siguen la llamada
escuela de la psicología del Yo, particularmente
los estadounidenses
por constituir mayoría abrumadora,
y que consideran
a lo contratransferencia
como
algo ajeno, cualitativamente
extraño a la posición emocional normal del terapeuta en la situación analítica,
algo que viene a parasitar
nociva mente el
proceso analítico. De acuerdo con tal punto de vista, la contratransferencia
no
constituye
un elemento
que normalmente
toma parte del proceso,
sino que más
bien es un factor exclusivamente perturbador
para la buena marcha del trabajo
analítico. Eliminar la contra transferencia,
por medio de su superación a través
*
Este trabajo es un desarrollo y una actualización del correlato presentado al II Congreso
ricano de Psicoanálisis.
Buenos Aires, 1966.
>1<* Dirección: Rua Gen. Andrade
Neves, 155, aparto 68, Porto Alegre, R. S., Brasil.
It-*'~Dirección: Av. Independencia
1206, aporto 1008, Porto Alegre, R. S., Brasil.
Penerne-
847
Roberto Pinto Ribeiro y David Zimmermann
del insight de cómo obra en el analista, debe ser la única
mismo. A. Reich1ú, entre otros, surge como buena representante
preocupación
del
de la concepción
que domina en esta corriente: "La contra transferencia
consiste en los efectos
que las necesidades y conflictos del propio analista acarrean sobre su comprensión y técnica". En el Congreso Panamericano
de Buenos Aires, el ·relator esta14
dounidense
L. Rangell
reafirmó explícitamente
tal posición. De esta manera,
solamente
los aspectos
conflictivos
de la relación
del analista
con su paciente,
ligados a la persistencia de los conflictos infantiles en el primero, constituyen
la contra transferencia.
No son admitidas como tales las demás respuestas emocionales e intelectuales del analista ante el material
traído por el paciente. Con
,f
referencia a la posición emocional normal del terapeuta
en el trabajo con su
paciente, debe basarse en una característica,
la función yoica del analista 4, 14,
indispensable
para que éste pueda situarse ante el paciente y comprender
el
material. Los adeptos de ·esta concepción utilizan para esto uno de los elementos
mencionados por Freud" y que participaría
del mecanismo de la identificación,
la "Einfühlung",
expresión
alemana
de difícil traducción
literal y, por ello
traducida con alguna infelicidad al inglés por el término "empathy".
A pesar de la importancia
concedida por los autores estadounidenses
al concepto de empatía, un solo trabajo, en los últimas décadas, le fue especialmente dedicado. R. Greenson", quien por lo visto expresa el punto de vista
dominante en la escuela estadounidense,
afirma: "Tener empatía significa compartir, experimentar
los sentimientos de otra persona. Este compartir ·es temporario. Es un fenómeno
preconsciente.
El principal motivo de la empatía
es
obtener la comprensión del paciente". ·Másadelante
dice: "La empatíanecesita
ser diferenciada
de la identificación, aunque parece existir una íntima relación
entre las dos. La identificación
es un fenómeno eséncialmente
inconsciente y
permanente,
mientras que la empatía es consciente y temporaria".
H. Kohut",
al abordar incidentalmente
el tema, considera ala empdtía una función de la
parte autónoma del Yo, que se origina o se bloquea en las primeras vivencias
del niño con el pecho materno;
848
De esta manera,
establezca normalmente
los autores estadounidenses
no admiten que el analista
una relación objetal con su paciente con la consiguiente
Notas sobre la contratransferencia
participación
entreotros,
de los mecanismos. peculiares a toda relación objetal, es decir,
los de introyección y proyección. A. Reich1¡¡ no deja de reconocer
que "existe en el terapeuta algún interés libidinoso objetal para con el paciente,
lo que constituye .una condición previa para la empatía".
Pero más adelante
critica a la escuela inglesa a causa del énfasis que ésta concede a los conflictos
agresivos pregenitales
y a los mecanismos de. introyección y proyección y de
su propensión
a ver el proceso analítico como una mutua identificación
y
proyección
entre analista y paciente o entre partes de las respectivas personalidades. La autora rechozc tal enfoque afirmando. que se trata aquí de uno
confusión entre la forma especial y transitoria
de identificación
de la cual
después el analista se desliga, tal como ocurre en laempatía,
y la identificación
y la proyección en su forma más directa.
b) Otro grupo importante
de psicoanalistas,
siguiendo
los puntos de
12
vista inicialmente
sostenidos por P. Heimcnn" y R. Money-Kyrle
pero realmente estructurados
y descrrollcdos
por H. Racker13 en Buenos Aires y adoptados por otros analistas argentinosfl,7,1r., admite, junto a la contratransferencia
descripta por los estadounidenses,
una contratransferencia
"normal", considerada como imprescindible
para el funcionamiento
del proceso analítico del
cual el terapeuta
es parte inteqronte.
La contratransferencia
clásica, admitida
por .Ias dos corrientes, no sería más que una caricatura,
un desvío cuantitativo
de esta contratransferencia
"normal".
Este grupo admite la participación
de
los mecanismos
de introyección y proyección por parte del terapeuta
en su
relación con el paciente. y considera el proceso analítico como un complejo
transferencia-contratransferencia;
en todo momento el analista tiene consciencia
de su participación
en tal proceso. El grupo admite el corécter
nocivo de los
desvíos inconscientes
de esta posición normal -la contratransferencia
patológicoy lo necesidad
de su superación
o resolución.
Pero sostiene que la
comprensión por el ano listo de los mecanismos participantes
en su relación con
el paciente, puede ser usada como instrumento técnico en su trabajo.
Por lo tanto,
la empatía
de los. estadounidenses
no es lo mismo que la
contratransferencia
normal de los ingleses y sudamericanos.
concepción semiestática,
preconsciente,
una característica
la primera es una
autónoma
del Yo.
849
Roberto
Pinto Ribeiro y David Zimmermann
la segunda,
esencialmente
en un principio inconsciente
"autoinsight"
del analista.
dinámica,
es la consecuencia
pero luego hecha
consciente
de una relación objetal
por la capacidad
de
Sin omitir, preliminarmente,
que nos adherimos a la última corriente,
deseamos
destacar que la controversia
fundamental
reside en la definición
de lo que se entiende por posición emocional normal del terapeuta en el transcurso de su trabajo o en el concepto de empatia adoptado
por los autores
estadounidenses.
A continuación
trctcremos de examinar
ciertos aspectos no
muy claros emanados del uso de la expresión "empatía"
en psicoanálisis, para
luego sintetizar nuestro punto de vista sobre la participación
emocional del
analista en el proceso psicoanalítico.
El importante
papel de la identificación
en el proceso psíquico, que
posibilita la comprensión de los sentimientos que ocurren en otra persona; fue
tradicionalmente
reconocido, aun por la psicología no analrtica,
por lo que
tácitamente
se la ha aceptado como un componente de la posición emocional
del analista ante su paciente. Freud abordó el tema explícitamente
en el capítulo VII de su Psicología de las masas y análisis del Vo3 y justamente en este
capítulo al tratar algunos aspectos todavía oscuros de los mecanismos de la
identificación
hizo referencia
a la participación
del proceso denominado
850
"Einfühlung" por la psicología, "proceso del que depende, en su mayor parte,
nuestra comprensión del Yo de otras personas".
Más adelante, en una nota al
pie, afirmó: "Partiendo de la identificación y a través de la imitación, llegamos
o la Einfühlung, es decir, a la comprensión
del mecanismo que nos permite
adoptar,
en general,
una actitud determinada
con respecto a otras vidas
psíquicas".
Parece ser que hasta la fecho nadie se puso a investigar cuál era, entonces, el concepto de "Einfühlung" usado por Freud. Se trata de una doctrina emanada de la psicología filosófica de fin de siglo, más específicamente
del llamado
"psicologismo" dominante en la época. La doctrina del "Einfühlung" es de autoría
del filósofo Theodor lipps 10, desarrollada
en su forma acabada en Los fundamen-
Notas
sobre
la contratransferencia
tos de la estética, originalmente
editada en 1903. lipps introduce el concepto de
"Einfühlung" para explicor los mecanismos que llevan a la identificación con lo
bello, a una comprensión psíquica del sentimiento estético. La "Einfühlung", en
síntesis, "es aquel mecanismo por el cual contemplamos
las cosas, establecemos
con ellas una mutua corriente de influjos, una especie de endósmosis, con la
cual por un lado infundimos nuestros propios sentimientos en las cosas, y por
otro recibimos de su configuración
y de sus propiedades,
determinadas
lmpresiones"lO.
De esta manera vemos que la concepción usada por Freud y de la cual
surgió desafortunadamente
la traducción "empatía"
en los autores ingleses,
comprende dos tiempos: uno proyectivo y otro introyectivo. Por lo tanto, era a
ese intercambio de proyecciones e introyecciones al que Freud se refería en el
capítulo anteriormente
mencionado de Psicología de las masas y análisis del Yo.
Infelizmente, como ya señalamos,
el término alemán es de difícil traducción. Literalmente
significa "sentir en sí"; fue traducido
al inglés como
"empatía" y al castellano como "proyección sentimental",
esta última expresión
utilizada en la traducción española del tratado de Lipps y por los traductores
al español de la obra de Freud.
La vaguedad
que permaneció en la expresión "empatía",
hizo confuso
su uso para explicar con ella la posición de una comprensión del psicoanalista
hacia su paciente y dentro del proceso psicoanalítico.
Pero, por lo que terminamos de exponer, sin duda alguna la "Einfühlung"
corresponde
mejor a la
contratransferencia
normal que conceptual izamos inicialmente,
con sus mecanismos de proyección e introyección mutua, que a la limitada concepción de
"empatía"
adoptada
por los autores norteamericanos.
11
Con las consideraciones
elaboradas
en el ítem anterior,
pretendemos
fundamentar
mejor nuestro punto de vista sobre la posición emocional normal
del terapeuta
en la situación analítica, es decir, que se trata de una relaci6n
objetal semejante a cualquier otra, en donde funcionan mecanismos proyectivos
851
Roberto Pinto Ribeiro y David Zimmermann
e introyectivos, con características
trataremos de sintetizar.
funcionales
particulares,
que a continuación
Desde el comienzo del tratamiento
analítico, el terapeuta
es el objeto
central y primordial de la fantasía del paciente. Esta actividad asume, básicamente, caracter"ísticas libidinales o agresivas.
En general, tales características
positivas .o negativas
coexisten fusionadas.
A ellas se superponen
otras con
finalidades
defensivas que determinan
una modificación o deformación de las,
fantasías básicas, que representan
la relación transferencial
del paciente con su
analista.
Es ante este modo de funcionar que el terapeuta se situará consciente e'
inconscientemente,
es decir, "ccntrctronsferenciclmente".
Es un hecho que la percepción de la fantasía inconsciente del paciente no resulta sólo de lo que es oído
o visto por, el, analista. Este establece un contacto profundo, afectivo, emocional,
medíqnte un continuo movimiento de introyección y de proyección en relación
con su paciente, su objeto en el momento. Efectivamente, a fin de comprender
lo que está ocurriendo,
el terapeuta
proyecta partes suyas en el paciente,
movilizado por su curiosidad, así como por las vivencias relativas a su cnóllsls
personal y a sus experiencias ulteriores.
Es por intermedio de
el analista puede acompañar
de su paciente, sus impulsos
objetos internos y externos.
miento en el sentido opuesto,
inicialmente proyectcdcs
en
verbal
y no verbal
inconsciente
de éste. Todo eso se impregnará
del terapeuta
De esta forma,
una historia o fantasía.
denornlncdc
vivencias
852
ecuación
actuales,
esta verdadera
identificación por proyección, que
y percibir los diversos movimientos
emocionales
y las defensas yoicas, siempre en relación con sus
Concomitantemente,
se verifica también un movies decir, el analista introyecta sus propias partes
el paciente, junto con los contenidos del material
que de esta manera
y se organizará
en el
se pone en acción.
gradualmente,
se desarrolla
en la mente del analista
En la formación de ésta es de méxlrno importancia la
etiológica
freudiana,
especialmente
aquellas
la que, en el analista,
relacionadas
incluye sus
con la situación
analí-
tica, así como su concepción teórica vigente en el momento y su experiencia
clínica. Si las relaciones objeta les cobran importancia en el esquema conceptual
Notas sobre la contratransferencia
del analista, en la historia o fantasía percibida serán identificados dos personajes. que representan
el paciente y el terapeuta.
Se destaca también el vínculo
emocional existente entre ambos en la organización
de la trama de la fantasía,
ya sea en términos de objetos totales o, lo que es más frecuente, en términos
de objetos parciales, tanto del paciente como del analista, y que no dependen
de 'la realidad externa
objetiva. Así, los diversos aspectos incluidos en las
csocloclones del paciente corresponden
a determ inadas respuestas conscientes
e' Inconscientes del cnclistc. La sucesión de tales fantasías, comprendidas
e interpretadas, determina la evolución del tratamiento
analítico, ya que las interpretaciones descubren sistemáticamente
los papeles de los dos personajes centrales,
paciente y analista, los vínculos que los ligan y los motivos determinantes
de
estos vínculos. En este sentido, las ideas que estamos desarrollando
no se alejan
mucho de la concepción de "campo analitico" establecida por W. y M. Baranger1,
Debemos aclarar que la fantasía inconsciente desarrollada
y expresada
por .el paciente e inmediatamente
introyectada
por el terapeuta,
no es s610 el
relato de una historia. Realmente, creadas por impulsos instintivos y orientadas
hacia la persona del analista, .toles fantasías,
recogidas por éste, se presentan,
generalmente,
con características
altamente
dinámicas.
En efecto, con ellas el
paciente busca manejar al terapeuta. según sus necesidades
inconscientes.
De
acuerdo a la situación, puede ocurrir que el analista seo llevado, o incluso
arrastrado,
a asumir papeles del gústo del paciente.
Estaríamos entonces ante
la "contra identificación
proyectiva" descripta por L. Grinberg 6. En ciertas circunstancias, puede también representar
una parte o la totalidad de la fantasía
básica inconsciente del analista; en tal situación, también le cabe a éste asumir
igualmente
una posición defensiva contra la realización de la fantasía
básica.
Es obvio que el sentido de este proceso se modifica incesantemente,
y el suceder
psíquico dependerá
no solamente de la intensidad de las fantasías inconscientes
del paciente, sino también de las respuestas
del terapeuta,
de su capacidad
de comprensión
y de la rapidez
con que pueda
interpretar
detallada
y
reiteradamente.
y
En el desarrollo de un tratamiento analítico oen el 'análisis de una neurosis transferencial,
el paciente intentará desdoblar sus fantasías
inconscientes
así como manifestar las ansiedades
concomitantes,
en las cuales se perciben sus
853
Roberto Pinto Ribeiro y David Zimmermann
tentativas
de envolver, de uno u otro modo, a su terapeuta.
Deberá éste,
mediante sucesivas proyecciones e introyecciones,
identificarse
con los objetos
y situaciones arcaicos del" analizando,
comprendiendo
sus fluctuaciones
entre
el amor y el odio, su ansiedad
de sí las fantasías
y ampliar
del paciente,
conscientemente
quecido,
ordenado
Según M. Martins
la tentativa
fantasía
que
le es ajena.
y placer
se ha liberado
tasía
al interpretar
inconsciente
establecido
analizando,
pero ahora
analista
psíquica,
las ansiedades
su persona,
en una
y analizando
sienten
también
entonces
omnipotente
deshace
como
operantes.
Es
y el terapeuta
trató de envolverlo.
y oportunamente,
sobre
el terapeuta
y atraparlo
vivenciada
hasta
la magia
en la que el paciente
adecuada
enri-
psicoanalí-
transferenciales
de envolverlo
la magia,
de la tensión
elaborada
entender
transferenciales.
del paciente
Deshecha
dentro
ya tamizado,
bajo la forma de interpretaciones
se está deshaciendo
de la maraña
así, admitiendo
con él, po~rá el analista
con las interpretaciones
al reducir
que en este momento
tiempo,
11,
mágica
una disminución
satisfacción
identificándose
las interpretaciones
deshace
Solamente
todo lo que percibió,
y comprendido,
ticas, en particular
un alivio,
y sus defensas.
Al mismo
y resuelve
así como el vínculo
la fan-
fantástico
con el paciente.
Solamente entonces aparecen
ambos, analista y
en un flash, como objetos reales, o por lo menos más aproximados
a la realidad
objetiva.
Deshecho el aspecto
contratransferencia,
mágico, omnipotente,
reconocidos
de la relación de transferencia-
mejor por el paciente
su realidad
interna,
sus
objetos introyectados
y el vínculo que con ellos estableció, solamente entonces
puede el analista ser percibido como objeto real. El paciente, amén de ello,
reconoce,
incorpora
inconscientes.
e introyecta
Reconocimientos
partes
sucesivos
o aspectos
de su Yo hasta
de este orden
permiten
entonces
la ampliación
y el enriquecimiento
yoicos a costa de partes que anteriormente
se encontraban
ocultas o permanecían
inoperantes,
con lo que el Yo madura y se fortalece
progresivamente.
854
Con el reconocimiento
paciente siente culpo y responsabilidad
necesidad de reparación.
de la realidad
auténticas,
interna
y externa,
lo que ya implica
el
alguna
Notas sobre la contratransferencia
111
Expuestos
nuestros
puntos
de viste
sobre
la dinámica
de la situación
analítica y el papel en ella representado
por el psicoanalista,
deseamos destacar
una consecuencia, lógica derivación de lo que acabamos de exponer. Queremos
mencionar sus importantes
implicaciones para la formación -psicoanalítico, sea
en la selección de candidatos, sea en los análisis personales y las supervisiones .
. Creemos que la capacidad
de moverse dentro del proceso analítico con
una contra transferencia
normal -para
no' hablar de la patológica,
aspecto
siempre reconocido por todas las corrientesdepende esencialmente
de la inexistencia de rasgos esquizoides o paranoides de cierta importancia en la personalidad de] terapeuta,
o de rasgos narcisistas, para usar aquí la nomenclatura
familiar"a la psicología del Yo. El terapeuta debe ser capaz de dejarse envolver
por les fantasías
latentes de sus analizandos,
proyectándose
transitoriamente
en sus pacientes.
Al mismo tiempo, necesita introyectar los aspectos así cosechados y, de esta forma; vincularlos con su propio inconsciente.
verdirbt
también
Es oportuno recordar aquí la clásica frase de Freud: "Dos Analysieren
den Charakter", o sea, que el análisis altera o modifica el carácter.
Pero
puede. significar crruinor, estropear
o enfermar al analista.
En efecto: hay candidatos a psicoanalistas
que no soportan la experiencia
constante y reiterada de los sentimientos de frustración, impotencia o ansiedad,
desencadenados
inevitablemente
por la situación analítica.
De esta manera, las
limitaciones de nuestra capacidad
para ayudar al páciente, se' constituyen en
otra fuente de tensión y displacer, sobrecarga
no siempre fácil de soportar, y
elaborar para ciertos candidatos.
Estos acostumbran
entonces a defenderse
de
introyectar tales emociones y sentimientos desagradables.
En otras palabras, se
defie~den
de enfermarse
cuales cabe mencionar
cierta rigidez afectiva.
pasajeramente,.
usa'ndo varios
mecanismos,
entre
los
cierto grado de distancia del paciente, una frialdad o
Igualmente,. con la finalidad de "no sentir" al paciente
o de no ser envuelto afectivamente
con él, el genuino interés por la persona
de éste es sustituido por la comprensión
lntelectuol del caso, por la novedad
científica
de ciertas minucias
descubiertas
en el transcurso
del tratamiento
o por
855
Roberto
Pinto Ribeiro y David Zimmermann
la posibilidad
de que" el material
técnicas muy recientes.
de su padente
pueda
confirmar
teorías
()
Es necesario destacar que aquí ya podemos estar cerca de la frontera
con la contratransferencia
patológica, a pesar de que muchas veces se trata de
situaciones de relativamente
poca profundidad
y. de escasa intensidad.
Pero,
sin embargo, vuelven con inusitada frecuencia o permanecen
con rara estabilidad. Asimismo, tales problemas aislados o reunidos pueden, en la práctica,
crear una casi imposibilidad
al candidato, de establecer la imprescindible
relación emocional o empática con el oncltzcndc.
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856
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Resumen
El trabajo trata del desarrollo,
la actualización
y revaluación
del concepto dé
contratransferencia,
y hace un examen
conceptual
y pragmótico
de las "controversias
surgidas al respecto hasta la fecha. Los autores identifican
dos corrientes principales:
al, la de la escuela de la psicología del Yo, seguida principalmente
por los estadounidenses y representados
por las ideas de l. Rangell, A. Reich y R. Greenson.
Considera
la contratransferencia
como algo ajeno, cualitativamente
extraño y nociva mente parósito de la posición emocional
normal del analista,
un factor exclusivamente
perturbador y que conviene ellmlner..
Surge de las necesidades
y conflictos del analista,
por la persistencia
de sus situaciones
infantiles no resueltas.
En cuanto al concepto
de posición emocional normal del terapeuta,
estima que se basa en una función yoica
con participación
del mecanismo
de "Einfühlung"
mencionado
por Freud y traducido,
destacan los autores, con alguna infelicidad al inglés por el término "empathy".
Esta
corriente de, opinión no admite que el analista
establezca
normalmente
una relación
obj~tal con su paciente con la participación
de los mecanismos de proyección e introyección. b) la que sigue los puntos de vista de P. Heimann, R. Money Kyrle, H. Racker
y adoptada
por otros analistas argentinos; es la compartida
perJcs autores de este trabe]e. Admite, al lado de la contretrensferenele
de los americanos, una contratransferencia
"normal"
imprescindible
para el funcionar del proceso analrtico del cual el terapeuta
e,s parte integrante;
ademós acepta la, existencia de una contratransferencia
patológica
que sería un desvío inconsciente y perturbador
de esta posición normal.
El concepto de
contratransferencia
de los estadounidenses
es, así, considerado
una caricatura,
un desvío
cuantitativo
de la contratransferencia
"normal",
Reconoce la participación
de la proyección y de la introyección por parte del analista, siendo el proceso psicoanolrtico,
un
com p le jo tra nsfe re n ció-ca ntratro n sfe renci a.
Con respecto 01 concepto de empatia
de los norteamericanos
y al de ,contratransferencia
normal de los ingleses y sudamericanos,
hacen notar los autores que
no son lo mismo; la primera es una concepción semiestótica,
preconsciente,
una característica, autónoma del Yo; la segunda, esencialmente
dinómica, es la resultante de una
relación objetal, en un principio inconsciente pero luego hecha consciente por la capacidad de "autoinsight"
del analista.
En relación con esto, el trabajo examina ciertos
aspectos peco claros emanados del uso de la expresión "empatía"
en psicoanólisis, y de
lo que se entiende por posición emocional normal del analista.
Los autores señalan que el
papel de la identificación en el proceso psicoanalítico es tócitamente
aceptado por todos
como un componente
importante de la posición emoclonol del analista ante el paciente.
Freud menciona el proceso de "Einfühlung"
como algo a que se llega "partiendo
de
\
857
Roberto Pinto Ribeiro y David Zimmermann
la identificación y a través de la imitación"; es la comprensión del mecanismo que nos
permite adoptar,
en general, una actitud determinada
con respecto a otras vidas psiquicas".
Tal proceso, que literalmente
significa "sentir en sí", es un concepto no estudiado hasta la fecha. relacionado
con la identificación
con lo bello, y de autoría del
fi'lósofo Theodor Lipps, para quien: "Es aquel mecanismo
por el cual contemplamos
las cosas, estableciendo
con ellas una mutua corriente de influjos, una especie' de endósmosis, con lo cual por un lado infundimos nuestros propios sentimientos en las cosas, y
por otro recibimos de su configuración y de sus propiedades,
'determinadas
impresiones".
Habría, por ende, según los autores, dos tiempos: uno proyectivo y otro introyectivo, y el
concepto correspondería
mejor a la contratransferencia
normal que a la limitada concepción de "empatía"
de los analistas estadounidenses.
El trabajo expone también puntos de vista respecto a la dlnémicc de la situación
analítica y el papel representado
en ella por la participación
emocional del terapeuta,
ideas estas que no se alejan mucho de la concepción de "campo analítico" establecida
por W. y M. Baranger.
En este escenario dinámico puede ocurrir la contra identificación
proyectiva descripta por L. Grinberg, en que el analista asume papeles a gusto del paciente. Según M. Martins, la resolución de los fenómenos transferencia les surgiría cuando
las interpretaciones
transferencia les deshacen la tentativa mágica del paciente de envolver
al analista y atraparlo
en una fantasía
que le es ajEtna. Una vez esclarecida
ésta,
surgen el alivio y la disminución de la tensión psíquica, y analista y paciente, aparecen,
en un flash, como objetos reales.
Los autores enfatizan una lógica derivación de todo lo expuesto: 'las importantes
implicaciones
para la formación psicoanalítico,
tanto para la selección de cóndldetcs,
como para el análisis personal y las supervisiones.
La capacidad
para moverse dentró
del proceso psicoanalítico
con una contratransferencia
normal depende
de la inexistencia en el terapeuta
de rasgos esquizoides
o paranoides
pronunciados
(narcis¡'stas
según la escuela de la psicología del Yo), que impedirían al terapeuta
dejarse envolver
útilmente por las fantasías
del paciente, al mismo tiempo que soportar la introyección
de esos aspectos para poder ponerlos en contacto con su propio inconsciente; tal intolerancia ya podría estar señalando
la cercanía de la frontera con la contratransferencici
patológica.
Traducido y resumido por Pablo Grimaldi
Summary
858
This paper deals
of counter-transference
controversies about this
(a) the Ego psychology
the formulations
of L.
with the development,
up-datiríg and re-evaluation
of the concept
and ineludes a conceptual
and pragmatic
discussion of the
subject up to our days. The authors mentlon two main trends:
school, mainly followed by the Americans and represented
by
Rangell, A. Reich and R. Greenson.
Here, counter-transference
Notas sobre la contratransferencia
is seen as an alien factor, qualilalively
foreign lo and harmfully
parasítical
of the
analyst's
normal emotional
attitude,
an exclusively
disturbing
factor that should be
eliminated.
It has its origin in the analyst's needs and conflicts which are due to the
persisten ce of his unsolved infantile problems.
The therapist's
normal emotional attitude
is based on an Ego function which makes use of the mechanism
of "Einfühlung"
mentioned by Freud and poorly translated
-according
to these authorsas "empathy".
This school of thought objects to the analyst establishing
an object relationship
with his
patients which ineludes projection and introjection mechanisms.
<b) The criteria of P.
Heimann, R. Money Kyrle, and H. Racker, adopted
by other Argentine psychoanalysts
and shared by the authors of thís papero Besides the counter-transference
recognixed
by the Americans, this. school speaks of a "normal" counter-transference,
which is indispensable for the analytic process of which it is an essential aspect; it elsó recognizes
a pathological
counter-transference,
that is, an unconscious disturbing
deviation from
Ihat normal position.
Thus, the Americans'
concept of counter-transference
is seen as
a caricature,
a quantitative
deviation
from the "normal"
counter-Iransference.
These
authors recognize the operation
of projection and introjection mechanisms
on the part
of the analyst and see the psychocnclvtlc
process as a transference-countertransference
complex.
Concerning the notion of empathy used by the Americans and Ihe concepr of normal
counter-transference
held by the English and South-american
analysts,
the writers,
stress the difference
between the two ideas; the former is a semi-static, preconscious
conception,
an autonomous
characteristic
of the Ego; the laller, essentially
dynamic,
results from an object relationship,
unconscious at first but then made conscious through
the analyst's ability for "self-insight".
On this basis, the paper discusses certain sornewhat obscure aspects in the use of the term "empathy"
in psychoanalysis
and in
what is meant by and analyst's normal emotional attitude.
Implicitly, all these authors
accept the part played by identification
in the psychological
process as an important
factor in the analyst's
emotional
allitude
towards
the patient.
Freud mentions
the
process of "Einfühlunq"
as something
that is arrived at "stqrting
from identification
and going through lmitctlon¡ that is, the understanding
of the mechanisms which allows
us to adopt, in general, a certain attitude toward other psychic lives". Such process,
which literally means "to feel in oneself", is a concept, not yet studied, formulated
by
Theodor Lipps, a philosopher,
in connection with the identification
with beauty: "11 is
thal mechanism'
through
which we contemplate
things and establish
with them a
reciprocal current of influence, a kind of endo-osmosis,
by means of which we endow
things with our own feelings, on one hand, and we receive certain impressions
from
their configuration
and properties,
on the other".
Therefore, as the papers point out,
there would be two moments,
projective
and introyective,
and the concept would
859
Roberto Pinto
Ribeiro y
,David
Zimmermann
correspond to the normal counter-transference
rather than to the limited conception of
"ernpcthy"
suggested
by the American analysts.
The authors then set forth their own ideas concerning the dynamics of the analytic
situation and the role played in it by the therapist's emotional participation,
ideas which
are not very different from the conception of "cnclytlc field" suggested by W. and M.
Baranger.
In soch dynamic setting there may take place the projective counter-identification described by L. Grinberg, where the analyst plays different roles according to
the pathient's
needs.
In M. Martins'view,
transference
phenomena
di.ssolve when the
transference
interpretations
annul the magic attempt of the patient to trap the analyst
into a fantasy which is alien to him and which, once c1arified, brings about relief and
lessens .the psyehological
tension and, in a l/flash", makes both the analysts and the
patient appear as real objects.
The authors stress the ,Iogical corollary of such formulotions: the important lmpllcations for the psychoanalytic
training,
both as coneerns the selection of candidates
and the personal and training analysis.
This is due to the fact that the ability to act
withing fhe psychoanalYfil= process with a normal counter-trcnsference
depends on -the
therapist being ,free from marked schizoid or paranoid .features -or narcissistic features,
according
fo the Ego psychology
schoolwhich would prevent him from becoming
IJsefully involved in the pctient's fantasies and from tole~ating the introjection of those
espeets in order to expose his own unconscious to thern¡ such intolerance
could very
.well be a sign that the borderline
of the pathological
counter-transference
is being
reached.
Résumé
860
Dans ce travail on ,ex pose le développement,
I'actualisatíon
et la révaluation
du
concept de' contretransfert,
'et on fait un examen conceptuel et pragmatique
des centroverses qui ont surgi a propos' de ce sujet iusqu'aujourd'hul.
Les auteurs ldentlflent deux
mouvements
prlnclpcux.
a) le mouvement de l'école de la psychologie du Moi, qu'ont
suivi d'avantage
les Américains
du Nord.
lis sont représentés
par les idées de L.
Rangell, A. Reich et R. Greenson.
lis consldérenr 'le contretransfert
comme quelque chose
étrangere,
quaHtativement
étrange et nuislblement
parasite envers la position émotionnelle normale de I'analyste.
Pour eux, e'est un facteur exelusivement
troublant
dont
I'élimination
est convenable.
Le contretransfert
est né 'des besoins e! des confllts de
I'analyste a' cause, de la perslstnnce de ses sltuctlons lnfentlles non résolues.
En ce qui
concerne le concept de la position émotionnelle
normale du thérapeute,
on estime que
eelle-cl es! basée sur une fonction du Moi ovec fa participation
du mécanisme
de
"Einfühlung",
mentionné par Freud et, selon remarquent
les auteurs de ce travail, peu
Notas sobre la c:ontratransferencia
heureusement
traduit a I'anglais
par le terme "empathy".
Ce mouvement
d'opinion
n'admet pas que I'analyste établise normalement
une relation objétale avec son patient
avec la participation
des mécanismes de projection et d'introyection.
b) I'école· qui suit
le point de vue de P. Heimann, R. Money Kyrle, et H. Racker, et adoptée par des autres
analystes
Argentins.
Les auteurs de ce travail partagent
les idées de cet école qui
admet, a coté du contretransfert
des Américains,
un contretransfert
"normal"
indispensable pour le fonctionnement
du processus analytique
duquel iI fait partí en plus elle
accepte l'existence d'un, contretransfert
pathologique
qui serait une déviation inconsciente
et perturbatrice
de cette position norma le. Done le concept de contretransfert
des Américains du Nord est considéré comme une caricature, une déviation quantitative
du contretransfert
"normal'.
L'école vérifie la participation
de la projection et de I'introjection
de la part de I'analyste,
étant le processus psychanalytique
un complexe
transfertcontretransfert.
Les auteurs remarquent,
par rapport a l'empathie
des Américains du Nord et au
tretransfert
"normal".
L'école vérifie la partieipation
de la projection et de l'introjection
est une conception demi-statique,
pré-ccnsclente,
'une caractéristique
autonome
du Moi;
tandis que le contretransfert
normal, essentiellement
dynamique,
resulte d'une relation
objétale, au début inconsciente, mais ensuite faite consciente au moyen de la capacité
de "auto-insight"
de I'analyste.
A propos de ce-el, on analyse certains aspects issus de
I'utilisation du terme "empathie"
en psychanalyse
qui sont peu elairs, et de ce qu'on
entend par position émotionnelle
normale de I'analyste.
On signale que le role de
l'identification
dans le processus psychologique
est accepté d'une fa~on tacite par tous
en tant que composant important de la position émotionnelle de l'analyste face au patient.
Freud mentionne le processus de Einfühlung come quelque chose a laquelle on arrive
"en partant de I'identification
et a travers l'imitation, c'est a dire, ó la compréhension
du mécanisme qui nous permet d'adopter,
en général¡ une certaine attitude par rapport
a d'autres vies psychiques".
Un tel processus, qui signifie littéralement
"sentir en Soi",
est un concept qui n'a pas encore été étudié, rapporté a. I'identification
avec le beau,
et dont l'auteur est le philosophe Théodor Lipps, d'opres qui: "11 s'agit de ce mécanisme
au moyen duquel nous contemplons les choses, tout en établissant avec elles une mutuelle
courante d'influences, une sorte d'endosmose,
moyennant laquelle d'une part nous lnfusens
nos sentiments dans les choses, et de I'autre nous recevons certaines impressions suscitées
par sa configuration
et ses caractéristiques".
Aussi, remarquent
les auteurs, il y aurait
deux temps: l'un projectif et I'autre introjectif, et le concept serait plutót rattaché au
contretransfert
qu'a la conception limitée d' "empathie"
des analystes Américains.
L'ouvrage exprime aussi le point de vue personnel des auteurs en ce qui concerne
la dynamique
de la situation analytique
et le role joué en elle par la participation
émotionnelle
du thérapeute.
Ces idées ne s'éloignet pas beaucoup de la conception de
"domaine
analytique"
établie par W. et M. Boro nqe r. Dans cette scéne dynamique
la
861
Roberto Pinto Ribeiro y David Zimmermann
contre-identificotion
ossume
des
phénornénes
défont
projective
r61es
qui
magique
des
Les auteurs
a été exposé:
outonl
qui
ovec
pour
o élé
dit
lo séleclion
est
862
maniere
pouvoir
les
signoler
déjc"
normal
utlle,
meltre.
les
en
eh
obords
que
dépend
meme
de
et de
surgir
dérivotion
I'onalyse
ogir
de I'inexistence
que
son
Frontlere
subir
inconscient;
du
I'onolyste
résolution
I'altroper
survient
tous
des
dons
une
le soulogement
les deux,
dons
logique
lo formotion
personnel
onalystes
l'école
engoger
I'introjection
une
contretransfert
el de
schizoides
de
par
de
tout
contr6le.
ou poranoides
les fontoisies
ces
intoléronce
pathologique.
Ce
psychonolytique
lo psychologie
de
ce qui
psychanalytique,
le processus
de troits
d'oprés
de se laisser
temps
ovec
la
pour
ncrcissistes
au thérapeute
ropport
une
pour
lo capacité
et
lo
contretronsférencielles
éclaircie
en ce qui concerne
condidats
lieu,
"flash".
emphotiquement
des
pos
I'onolyste
fontoisie
un
ovoir
M. Mortins
interprétotions
en les faisont
dons
implications
le rhércpeute,
qui ne permeltroient
les
celte
peut
Selon
d'engoger
fois
réels,
dú c ce que
chez
veut.
psychologique,
remorquent
les importantes
L. Grinberg
lorsque
potient
Une
objets
un contretronsfert
remorquobles
d'une
du
de la tension
comme
por
le potient
orriveroit
lui est étrongere.
et lo diminution
potient,
décrite
ce que
tronsférenciels
la tentotive
fantoisie
et
d'oprés
aspects
pareille
du
Moi,
du patient
ofin
de
pourroit
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