Un ingeniero en paro apuesta por las castañas

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DIARIO DE VALLADOLID. LUNES 1 DE DICIEMBRE DE 2014
i CASTILLA Y LEÓN
MINCATEC / VALLADOLID
Tecnología e innovación
en estado puro en Boecillo
Yann Genninasca desarrolla una empresa especializada
en servicios técnicos de ingeniería con sede en Valladolid
E. L. VALLADOLID
Gerardo Silva, en su empresa situada en la localidad berciana de Viariz. EL MUNDO
GERARDO SILVA / VIARIZ (LEÓN)
Un ingeniero en paro
apuesta por las castañas
Gerardo Silva solicitó un crédito a Iberaval para adquirir
un tractor, un secadero y un generador de aire caliente
E. L. LEÓN
Su vida era como la de cualquier joven estudiante. Tras terminar Ingeniería Técnica Industrial en la Universidad de León, Gerardo
Silva encontró un trabajo en una empresa
de climatización y fontanería. «Hacía de todo, desde la parte de contabilidad y presupuestos hasta el control de los aspectos técnicos», afirma.
Pero un buen día, la crisis tocó a esta empresa y, como otras muchas de la zona, se
fue a pique. Entonces, este joven berciano
decidió no tirar la toalla, valerse de los recursos de su zona y aprovechar el potencial productivo de los castaños de su familia y vecinos de Viariz. «Pasó de ser una actividad esporádica que hacía los fines de semana a un
trabajo diario», reflexiona Silva, al tiempo
que reconoce que su caso no es único, porque «la falta de trabajo está obligando a muchos jóvenes a regresar a los pueblos».
Hijo de padres emigrantes, vivió sus primeros 20 años en Francia, pero decidió regresar a su tierra para formarse y buscar un
futuro mejor. A pesar de que el desánimo
por la falta de expectativas laborales le empujara de forma estrepitosa al campo leonés,
Gerardo Silva está muy feliz. «Son muchas
horas de trabajo, pero es más llevadero que
mi anterior empleo», dice.
En este sentido, reconoce que la cosecha
es «la que marca el ritmo y ahí no se puede
fallar, sin embargo, el resto del año, me puedo organizar como quiera, si algún día no
me apetece ir al campo pues lo puedo dejar
para el siguiente, porque nadie me manda,
soy yo el que tomo las decisiones».
Este joven agricultor acudió a Iberaval para adquirir un tractor, un secadero y un generador de aire caliente, subvencionados
por la Junta de Castilla y León en un 100 y
60%, respectivamente. En total, pidió un crédito de 72.000 euros que tiene que ir devolviendo a razón de 1.000 euros al mes.
«Iberaval me apoyó rápidamente y me
ofreció mejores condiciones, ya que el banco al que recurrí anteriormente me hizo perder más de un mes y me dejó sin préstamo
con la excusa de que no sabían si mi esposa
trabajaba o no, sin pedirme papel alguno»,
argumenta.
Silva recurrió a la Sociedad de Garantía
Recíproca porque en la empresa que trabajaba con anterioridad adquiría equipamientos a partir de créditos bonificados de Iberaval y le parecía que la operativa y agilidad le
venían bien para lanzar su negocio.
Este ingeniero técnico industrial, de 35
años, que vende a mayoristas de la zona que
se dedican a la exportación, recogió en la
pasada campaña 24.000 kilos de castaña
verde y vendió alrededor de 5.000 kilos de
castaña seca. Cifra que, tras llevar a cabo su
inversión, espera superar después de una recolección de producto que estos momentos
está afrontando.
Gerardo Silva explica que se ha acogido a
las ayudas para jóvenes agricultores del Gobierno autonómico. «Aún estamos pendientes
de certificar las instalaciones para recibir la
subvención». Un trámite administrativo que le
ayudará a seguir creciendo como empresario.
Asimismo, resalta que el balance es «positivo». «Con la campaña ya llegando a su
fin, parece que la cosecha va a ser buena y
la calidad también, así que ahora lo que
queda es seguir trabajando para sacar adelante un negocio tradicional, en el que ponemos nuestro sello de identidad e innovación», concluye.
En febrero de 2014 una nueva empresa saltó al panorama castellano y leonés. No se
trataba de una cualquiera. Mincatec, negocio especializado en servicios técnicos de
ingeniería, se ha convertido en pocos meses en una de las grandes sorpresas en el
ámbito industrial de la Comunidad.
Con filial en Inglaterra y Francia, esta
compañía impulsada por el francés Yann
Genninasca, está situada en el Parque Tecnológico de Boecillo y ya presta servicio a
marcas de prestigio como Renault, Jaguar,
Valeo, Land Rover o Massey Ferguson. En
apenas medio año se ha abierto camino en
un sector nada sencillo como es el de la automoción.
En su catálogo de ingeniería se encuentran los estudios de mecánica, de los que se
ha beneficiado ya Valeo, con el diseño de
faros para sus vehículos, o para Jaguar, en
este caso con el fin de abordar la parte más
artística de la producción o, en el futuro, el
diseño de sus motores.
Otra rama en el negocio de esta empresa
made in Valladolid se sitúa en la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i).
En esta parcela, trabajan en proyectos como uno referido al ahorro en el consumo
de tractores y camiones, en el que están
participando marcas reconocidas como Volvo, Valeo o Massey Ferguson, a partir de
prototipos.
¿El secreto de este despegue empresarial? Trabajo, talento, dedicación y profesionalidad. Genninasca llegó a la capital del
Pisuerga en 2005 y rápidamente se dio
cuenta de que los universitarios estaban
«muy formados» y de que ese saber hacer
había que aprovecharlo de la mejor manera posible. «La estabilidad que encontramos en los ingenieros de la región no existe en muchos lugares, por lo que no se puede dejar escapar. Por ejemplo, en Madrid o
Barcelona la plantilla es más variable», señala.
Asimismo, este empresario francés es
muy optimista con la marcha de la compañía, que empezó con 28 empleados de alta
cualificación, cerrará el año con 42 y prevé
duplicar la plantilla al concluir 2015. «Aún
queda un largo camino por recorrer, pero el
funcionamiento y operativa que estamos logrando es muy satisfactorio. Estoy muy
contento», reconoce este ingeniero de 42
años, con experiencia en compañías como
la aeronáutica Safran y con un enorme
prestigio en el sector.
En cuanto a primer contacto con las finanzas, lamenta que «los bancos españoles
no apoyan como deberían a los emprendedores». «Todas las entidades me decían que
mi proyecto era genial y viable, pero ninguna me proporcionó el dinero que necesitaba para impulsar la compañía», señala. Como contrapunto cita el papel de Iberaval,
que le apoyó «sin condiciones», desde sus
inicios, con dos líneas de crédito: «Fue el
mejor respaldo para poder iniciar esta
aventura», argumenta.
En este sentido, Yann Genninasca comenta que al ser francés los bancos también le «pusieron muchas trabas», puesto
que no tenía avales en España. «En este
país no se financia la economía real, no
quieren apostar por las empresas nuevas,
que son el futuro y las que van a cambiar el
rumbo de la economía», indica.
Dos personas trabajan en la oficina de Mincatec, en el Parque Tecnológico de Boecillo. EL MUNDO
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