Texto 1: Inferencia de significados por contexto Cada hablante tiene un rango determinado de palabras que ha obtenido de su entorno y educación (referencia por el factor socio-económico). Cualquier persona que haya cursado estudios superiores generalmente maneja y conoce más de 20.000 palabras. Estas son las herramientas básicas que tenemos los seres humanos para poder comunicarnos. Con ellas, un hablante trabaja y relaciona conceptos al momento de encontrar una palabra desconocida en un texto. Por esto la importancia del aprendizaje y manejo del vocabulario. El proceso de inferencia de significados es aplicable cuando nos encontramos con una o varias palabras que desconocemos dentro de un texto o una conversación que nos ayuda a entender de forma más clara algo que se está oyendo o conversando. Sólo la falta de conocimiento de un vocablo en un contexto (oral o escrito), puede provocar que un individuo no entienda cierta información que está recibiendo. Por esto, es tan importante manejar la inferencia de significados en una unidad temprana. Así el desarrollo del lenguaje y la comprensión lectora o auditiva logrará un progreso considerable en la edad adulta. Inferencia viene del verbo inferir el cual significa, según el diccionario de la lengua española, “sacar una consecuencia o deducir una cosa de otra”. Si se aplica al lenguaje, tenemos que “inferir significados” es un proceso por el cual se puede deducir el significado de un concepto o idea, a partir de otros conceptos, ideas o elementos involucrados. La dependencia contextual del significado de cualquier enunciado se advierte en dos sentidos básicos: les referencias y las inferencias. Por ejemplo, nadie negará la función resolutoria del contexto a la hora de asignar un referentes a las expresiones llamadas deícticas (mostrativas), que indican o señalan algún elemento del discurso mismo o de la realidad extralingüística: es evidente que «ella», «allí», «ayer» o «antes que nada», por poner ejemplos recurrentes de deixis —de persona, espacial, temporal y textual—, sólo pueden establecer una referencia concreta en unas coordenadas de espacio y de tiempo determinadas por la situación y el sujeto de enunciación. El contexto es igualmente determinante a la hora de identificar el referente de las llamadas descripciones definidas que, más o menos, se pueden asimilar a los sintagmas nominales que nos permiten referirnos a los sujetos y objetos del mundo: parece indiscutible que si alguien usa, en un sentido referencial, la expresión «dame la cesta de la fruta», solamente el contexto y el conocimiento compartidos por los interlocutores podrá resolver la referencia y la petición de un modo ajustado y eficaz. Cuando se habla de función referencial del lenguaje y, por consiguiente, de expresiones referenciales, no se debería entender como una capacidad propia de las expresiones o de las palabras. Del mismo modo que advertimos que las palabras no significan, sino que somos los humanos los que significamos mediante las palabras, sobre todo para no caer en una concepción inmanente del significado, tampoco las palabras refieren el mundo por su cuenta y riesgo, sino que somos los hablantes quienes usamos las expresiones lingüísticas para referir o referirnos al mundo, como observaba hace más de medio siglo Strawson, un destacado filósofo del lenguaje: “Mencionar o hacer referencia *referir+ no son cosas que haga una expresión; son cosas que alguien puede hacer al usar una expresión. Mencionar o hacer referencia a algo es una característica de un uso de una expresión” (Strawson, 1950: 18-19). En fin, que una cosa es la función referencial del lenguaje y otra la capacidad de referir o de referirse, exclusiva de los sujetos. Acreditada la función referencial del lenguaje y la capacidad humana de referir el mundo mediante la lengua, enseguida debemos poner de relieve la función inferencial del lenguaje y la capacidad de inferir de las personas, que en resumidas cuentas quiere decir que, más allá de las palabras o incluso a pesar de la palabras, hay las intenciones de nuestro interlocutor, siempre un tanto furtivas, disimuladas u ocultas, y por eso mismo inciertas en una u otra medida, porque las inferencias pueden ser fundamentadas, argumentadas, fiables, verosímiles, persuasivas, convincentes…, o todo lo contrario, improcedentes, precarias, arbitrarias, gratuitas…, pero no pueden ser verdaderas ni falsas, ni tan siquiera ciertas ni erróneas (en sentido estricto, lo que es cierto o erróneo no puede estar sujeto a interpretación, debería ser obvio), aunque esto no quita que no puedan ser legítimas. La naturaleza interpretativa de las inferencias es correlativa a la condición finalmente inaccesible de las intenciones. Texto 2: Características del lenguaje oral y escrito Cada modalidad tiene características propias determinadas por el contexto y el propósito comunicativo, como se ilustra abajo. Además, cada modalidad tiene vocabulario (léxico) y estructuras gramaticales, o sea, una léxicogramática que lo caracteriza y distingue de la otra modalidad. Características lingüísticas del lenguaje oral y escrito Lenguaje oral Lenguaje escrito Estructura dinámica Estructura sinóptica El acto comunicativo es espontáneo, no está Toma más tiempo escribir que hablar y por eso planeado, es abierto, se va construyendo en el la lengua escrita se planea y se enfoca en un acto mismo. mensaje claro y organizado. Léxico de todos los días Las palabras son más informales y menos específicas. Léxico especializado Las palabras deben ser precisas y apropiadas al tema para que el interlocutor entienda claramente el mensaje. Gramática no estándar En el caso del español de los EE.UU. puede verse interferencia del inglés: Gramática estándar Las oraciones deben ser entendidas por cualquier persona que hable español 1. No realizamos que estamos supuestos a estudiar.) o construcciones no formales, 2. Nomás me ando tomando una pastilla pa’que no haiga problemas. 3. Tuviera más dinero si ahorrara más. 1. No nos dimos cuenta de (percatamos) que se supone que teníamos que estudiar. 2. Me tomo una pastilla para que no haya problemas. 3. Tendría más dinero si ahorrara más. Construcciones gramaticales complejas La lengua oral es dinámica, espontánea y menos consciente lo que ocasiona complejidad gramatical. Las ideas (oraciones generalmente largas y complejas), se unen con la conjunción “y”. (ver ejemplo de abajo) Construcciones gramaticales simples La lengua escrita es más consciente y planeada, por eso requiere estructuras más simples, pero que están construidas con un vocabulario con “más significados”. (compara los ejemplos de abajo izquierda y derecha) Baja densidad léxica Se usan más palabras con menos contenido semántico (menos significativas). Ej. Él la rompió, no fui yo, no fui yo, lo juró, lo juró. Estábamos jugando ahí afuera y de pronto vino aquel chico y se nos cruzó con la bicicleta.... Alta densidad léxica La idea es comunicar más información a través de palabras que tienen más contenido. Palabras que tiene alta carga semántica como nombres, adjetivos, verbos y adverbios. Ej. El golpe de la pelota contra la ventana rompió el cristaldel vidrio en mil pedazos. Texto 3: EL MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98 La crisis de fin de siglo en España da lugar a dos movimientos: el Modernismo y la Generación del 98. Esta diferenciación ha sido siempre muy discutida. Para algunos, existe un único movimiento literario, el Modernismo, que es la expresión del cambio de sensibilidad en la cultura española de fin de siglo. No hay razón, por tanto, para hablar de Generación del 98. Para otros, en cambio, aunque modernistas y noventayochistas pertenezcan a una misma generación histórica, existen diferencias suficientes entre ellos como para no incluirlos en el mismo movimiento. El Modernismo se asocia con la preocupación estética y el refinamiento artístico; el 98 se asocia con una orientación más intelectual y filosófica: el problema existencial y el tema de España. EL MODERNISMO El Modernismo es un movimiento artístico que se inicia en 1880 y se mantuvo vigente a lo largo de los primeros años del siglo XX, hasta la Primera Guerra Mundial (1914). La palabra “modernista” fue utilizada en un principio para referirse con tono despectivo a los jóvenes que intentaban romper con la estética del Realismo. También se oponían al materialismo burgués de su generación, adoptando para ello posturas inconformistas y de rebeldía, como la vida bohemia. ORÍGENES E INFLUENCIAS DEL MODERNISMO Las primeras manifestaciones literarias del Modernismo tuvieron lugar en Hispanoamérica y su principal figura es Rubén Darío. En lo estético, influyeron decisivamente dos movimientos literarios franceses: a) El Parnasianismo (el arte por el arte), caracterizado por la perfección formal, el culto a la belleza externa y la poesía serena y equilibrada. Sus temas preferidos eran los mitos griegos y la evocación de ambientes exóticos (orientales, medievales…). Sus máximos representantes fueron L. de Lisle y T. Gautier El Simbolismo (la música ante todo) se propone descubrir los significados profundos que se esconden más allá de la realidad sensible. Para ello se vale de los símbolos que sugieren ideas, sentimientos o estados de ánimo. Para sugerir estos significados ocultos, los simbolistas recurren a un lenguaje musical y al uso de las sinestesias. Sus máximos representantes fueron Baudelaire, Verlaine, Rimbaud y Mallarmé. El Modernismo tomó de los parnasianos la búsqueda de la perfección formal, los temas exóticos y el concepto de “el arte por el arte”. De los simbolistas, el ritmo y la musicalidad del verso. Otras influencias perceptibles en el Modernismo son: el romanticismo intimista de Bécquer y la poesía de Walt Whitman. TEMAS DE LA LITERATURA MODERNISTA El Modernismo es un movimiento esteticista: la búsqueda de la belleza, único medio de huir de la realidad cotidiana y de mostrar su desacuerdo con ella, es el principal motivo artístico. Esta búsqueda de la belleza se manifiesta en las evocaciones históricas y legendarias (evasión en el tiempo y en el espacio). En estas evocaciones de tiempos pasados y ambientes exóticos abundan las ninfas y dioses, los palacios y castillos, los cisnes, las princesas Otro tema importante lo constituye la expresión de la intimidad personal: la melancolía, el hastío y la tristeza como manifestaciones del malestar existencial, sentimientos envueltos en ambientes otoñales o jardines abandonados. EL LENGUAJE MODERNISTA Utilizan un léxico muy seleccionado, con preferencia por palabras musicales que expresen luz y color; abundan también los arcaísmos y los neologismos. Utilizan sonetos en alejandrinos y usan versos dodecasílabos y eneasílabos. En general, el Modernismo español es más intimista que esteticista, es decir, más simbolista que parnasiano. El padre del Modernismo y el auténtico renovador de la poesía española fue Rubén Darío. LA GENERACIÓN DEL 98 El término de Generación del 98 se debe a Azorín, que lo propuso en una serie de artículos de 1913. Eran contemporáneos de los modernistas y compartían con estos una misma actitud de protesta contra la sociedad y contra el estado de la literatura, pero sus grandes preocupaciones eran el problema de España y cuestiones filosóficas. Los hechos más destacados para considerarlos generación literaria son: a) Escasa diferencia de edad: todos nacieron entre 1864 (Unamuno) y 1875 (A. Machado). b) Relaciones personales entre ellos: Azorín, Baroja y Maeztu formaron el grupo de Los Tres y todos frecuentaban los mismos ambientes y tertulias literarias. c) El acontecimiento generacional que les une es el desastre del 98, año en que España pierde sus últimas colonias. CARACTERÍSTICAS DE LA GENERACIÓN DEL 98 Sienten gran preocupación por el problema de España. Los autores del 98 buscaron respuestas abstractas y filosóficas. Es decir, el tema de España les interesaba especialmente en el plano de las ideas o creencias. Por eso buscan la esencia de lo español en el idioma, en la tradición, en la literatura medieval o en el paisaje castellano. Las preocupaciones filosóficas que más les interesan giran sobre el sentido de la existencia o el destino del hombre (derivados de la influencia que ejercen sobre ellos filósofos como Schopenhauer o Nietzsche). Asimismo, algunas obras de Unamuno o Baroja son claros antecedentes del existencialismo europeo. Sienten también unas mismas inquietudes literarias: critican el Realismo, buscan un lenguaje preciso y natural, y realizan innovaciones en la novela y el ensayo. Texto 4: Marcadores textuales