Entre el idealismo intelectual y la atonía social: La conmemoración

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Entre el idealismo intelectual y la atonía
social: La conmemoración del tercer
centenario de “El Quijote” en
Extremadura (1905)
ROBERTO C. MONTAÑÉS PEREIRA
Licenciado en Geografía e Historia
Doctorando en Historia Contemporánea
“Los Extremeños tienen de todo, como
boticarios, y son como la alquimia, que si llega
a plata lo es, y si al cobre, cobre se queda”
(Miguel de Cervantes; La Tía Fingida
Ed. facsímil. Berlín, Librería de G. C. Nauck, 1818, p. 20)
1. INTRODUCCIÓN
En el 2005 se celebra con gran boato y magnificencia el IV Centenario de
“El Quijote”, la considerada como obra cumbre de la producción cervantina y
la mayor contribución de las letras hispanas al acervo literario universal. Tal
juicio se diría que es intemporal y aglutina unánimemente a los pensadores y
eruditos de toda condición, siendo un extraño caso de convergencia entre la
intelectualidad abstracta y el inmanente mundo institucional. Como toda buena
efeméride que se precie, dicha conmemoración no ha pasado por alto, tanto
para el mundo literario como institucional. Congresos, exposiciones, simposios
y actos colectivos de toda clase y condición rinden tributo a la pluma del célebre Manco de Lepanto y recuerdan su más insigne creación, la figura descoyuntada, huesuda y descerebrada del ingenioso hidalgo y la de su fiel, ingenuo
y orondo escudero. Similar entusiasmo por la obra cervantina profesaba la
intelectualidad extremeña de hace un siglo, pero a diferencia de la continua y
permanente presencia del Centenario en la cotidianidad de los ciudadanos de
hoy, la ocasión pasó de puntillas en la Extremadura de entonces, pues la noción
de opinión pública se encontraba sumamente constreñida y reducida a escasos
grupos de notables, ya vinieran del ámbito político o del académico.
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La conmemoración del Centenario de “El Quijote” constituía la gran causa
pendiente del mundo académico y literario tras los honores que loaron las efemérides de Calderón de la Barca y la del autor portugués de O Lusiadas, veinticinco años antes. En la mente de las clases ilustradas la figura de Cervantes
debía ser honrada con toda clase de fastos y su obra maestra glorificada en los
altares del tributo a la creación humana. Aunque el Centenario de su muerte
acontecía en 1916, la inmensa mayoría de los intelectuales veían con mayor
acierto rendir el tributo cervantino conmemorando el Centenario de su obra
más inmortal, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, circunstancia
que se daría en 1905.
Se diría que en la convaleciente España de principios del siglo XX, la
conmemoración del Centenario cervantino representaba no solo un bálsamo
para restañar los dolores recientes de la irreparable pérdida colonial , sino el
escenario escapista y evasivo que permitiera vivificar las raíces identitarias de
una nación maltrecha en el recuerdo de sus figuras más universales e imperecederas, Cervantes y Don Quijote. Se necesitaba un elemento de cohesión, que
aglutinara en torno a sí los deseos de superar el pesimismo colectivo en el que
permanecía imbuido el conjunto de la ciudadanía, para recobrar, en puridad, un
hálito de confianza y autoestima con el que afrontar los problemas de orden
social y de articulación estatal que vivía el país, en suma, bucear en el pasado
glorioso como garante del futuro prometedor. Los poderes públicos, personificados en la figura del conservador Antonio Maura, planificaron detalladamente las acciones y festejos del tributo cervantino;
“Se cumplirá en mayo de 1905 el tercer centenario de la aparición de
un libro cuyo sólo nombre supera el más alto encomio que de su mérito se
intentara; El Quijote. Apréstense a conmemorarlo y celebrarlo muchas gentes
con honrosa espontaneidad, patentizándose de este modo que la santa unidad a quien el amor llama Patria, no sólo funde la diversidad de pueblos,
territorios, intereses y anhelos de un día, sino también el patrimonio espiritual atesorado por las generaciones que pasaron, y los alientos vivificadores
con que se han de realizar las providencias, destinos colectivos. Aunque la
mayor excelencia del homenaje consiste en ser popular, al Gobierno incumbe, no sólo asociarse a él, sino procurar el ordenado concierto de las iniciativas, ya que, dichosamente, no sea menester estímulo alguno. Este es el
designio con que tengo el honor de someter a la aprobación de V.M el siguiente proyecto de Decreto” 1
1
Proyecto de Real Decreto para la Conmemoración del Tercer Centenario de “El Quijote”. Madrid
1 de Enero de 1904. Gaceta de Madrid 2-1-1904
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A estos efectos se formó una Junta General del Centenario encargada de
recibir sugerencias y coordinar las aportaciones e ideas recibidas desde diversos frentes; intelectuales y estamentales, con la intención de dotar de solemnidad los eventos que se organizaran, orientándolos hacia una dimensión popular
e instructiva2.
La idea de fusionar los centenarios de “El Quijote” con el del nacimiento
de Cervantes fue abordada por Mariano de Cávia, ilustre cervantófilo, quien
veía así la manera de concentrar esfuerzos y aunar entusiasmos en un tributo
excepcional y magno que además de elogiar la significación literaria del Quijote sirviera de acercamiento a la excelsa figura de su creador. En la conmemoración del Centenario se aunaba un valor estrictamente cultural, difusor del genio
de la literatura universal que supuso Cervantes, y por otro lado, políticoinstitucional, en tanto leitmotiv por donde canalizar los supuestos valores que
conformaban el espíritu patriótico. En el contexto de pesadumbre en el que la
efeméride cervantina tenía lugar, la celebración del Centenario no resultaba
baladí, sino que constituía una pieza capital de la publicística proespañolista
orquestada por el poder político. Dicha idea subyacía de manera perenne en la
declaración de principios del Centenario realizada por Mariano de Cávia, quien
solapaba la trascendencia literaria del evento con su utilización mediática para
mayor gloria del “resurgimiento español y de reanimación espiritual de esta
tierra”3. Este mismo autor interpretaba el Centenario como una manifestación
2
Se hizo un llamamiento a las instituciones culturales del país al objeto de asesorar las funciones
emanadas de la Junta General de Centenario, integrada por las personalidades políticas más representativas, así como comisionados de las principales instituciones culturales españolas; Real
Academia Española, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Sociedad de Escritores y
Artistas, Ateneo Científico Literario y Artístico de Madrid, así como la Biblioteca Nacional. Ya
desde comienzos de 1904 autoridades y elementos de la intelectualidad se congraciaron para
coordinar el programa de actos previstos con motivo del Centenario cervantino. Por este motivo
se formó una Junta General de Centenario, encargada de recibir las propuestas y adhesiones de
todo el país. En Madrid la Comisión Municipal para la celebración del Centenario estaba integrada por el Alcalde, el Presidente de la Diputación, Marqués de Guadalerzas y por Mariano de
Cávia, encargado como Secretario de los aspectos más relacionados con la celebración literaria.
Entre sus acuerdos se encontraba publicitar la conmemoración del Centenario en todo tipo de
centros y representaciones, y extender la idea de festejar lo entre diferentes colectivos. Véase El
Noticiero Extremeño 26-2-1904.
3
“ Post tenebras spero lucem”, artículo de Mariano de Cávia. Publicado en El Imparcial 2-121903.
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colectiva de homenaje a las letras españolas, cuya principal virtualidad era su
alcance universal y planetario. El Quijote no entendía de diferencias políticas,
razas, pensamientos, credos o doctrinas, sino que constituía un eslabón de entendimiento que confluía en los avatares de la condición humana, y ello mediante un lenguaje reconocible por el conjunto de las sociedades, con independencia de su soporte físico. Por analogía, el cúmulo de genialidades que se
daban cita en la obra cervantina llevaba implícito el sello de lo autóctono, y eso
engrandecía la talla de sus creadores y artistas, elevándolos a la categoría de
universales. Precisamente, se ensalzaba la globalidad de la pasión cervantina y
los laudos del Centenario tuvieron su eco en los rincones más remotos del mundo, donde las letras hispánicas gozaban de un reconocimiento fuera de duda. Si
El Quijote era interpretado como la manifestación colectiva de un pueblo (vivero de Rectitudes, compendiado de elevados principios y sagrados ideales,
exponente de la unión entre la pluma y las armas) su conmemoración debía
engarzarse precisamente en el conjunto de la sociedad, y fusionarse con su
alma, estableciendo un paralelismo entre la obra y lo hispano, para que ésto
último, al igual que la hidalga figura de Quijano, fuera inmortal. El presentar el
Centenario en un triple frente; popular, oficial y aristocrático, revelaba la concepción de un modelo social que despertaba indudables sospechas de
concomitancias con el poder político, promotor y coordinador de los festejos,
reflejo del uso mediático de la efeméride cervantina.
El “oficialismo” del Centenario quedaba patente en los actos de contenido social, que se concretaron entre los días 7 y 9 de mayo de 1905 en toda
España y cuya organización competía a las diversas corporaciones gubernativas y organismos públicos. Fue en el terreno de la educación donde el Centenario tuvo alguna leve resonancia, debido a la voluntad del Ministerio de Instrucción Pública para propagar las excelencias cervantinas entre los alumnos de
escuelas y centros de segunda enseñanza. En este sentido se les exhortó para
que se organizaran homenajes y actos alusivos (veladas literarias, certámenes
artísticos) durante el mes de mayo. Los centros de cultura y las universidades
recibieron idénticas consignas gubernativas con miras a extender la cervantomanía, pero los resultados fueron realmente tibios4. Pero el llamamiento a la
esfera social para que los fastos se desarrollasen de manera multitudinaria revelaba cuan alejada estaba la España oficial de la real. En su conjunto, la tras-
4
Véase “Acuerdos Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes”. Gaceta de Madrid,
7-3-1905.
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cendencia del Centenario de El Quijote fue más elocuente en el terreno de las
ideas, de las reflexiones intelectuales, de las ardorosas meditaciones sobre la
naturaleza de lo hispano, que en cualquier otra faceta de la vida pública. De
esta forma, la conmemoración cervantina se vio pronto engullida en un debate
de mayor calado, multiforme y de compleja estructura discursiva. No se trataba
de ensalzar, sin más la figura de Cervantes y caer en un anecdotario estéril, sino
de remover los cimientos de la convivencia nacional al calor de las crisis
imperantes. En otras palabras, el regeneracionismo se adueñó de la efeméride y
la instrumentó como soporte argumental de tirios y troyanos en su lucha desaforada por el bálsamo de Fierabrás que sacara a España de su reciente complejo de inferioridad y de su ensimismamiento iberista.
2. EL IDEALISMO INTELECTUAL. LA SIGNIFICACIÓN DEL CENTENARIO DEL QUIJOTE EN EXTREMADURA. UNA LECTURA
EN CLAVE REGENERACIONISTA
A comienzos de 1904 aparecía inserto en varios rotativos regionales un
artículo que llevaba por título “¡Extremadura!”. El escrito, firmado bajo el
pseudónimo de “Uno de Tantos” pertenecía al periodista pacense A. Mirabal .
El artículo constituía toda una soflama cantando las alabanzas de la región, una
llamada de atención para desterrar los prejuicios y complejos que giraban en
torno a la concepción en boga que hablaba de una tierra irredenta, y lanzaba la
idea de construir una visión de futuro mediante el esfuerzo intelectual de sus
gentes. El tono regeneracionista del artículo dejaba pocas dudas, pues constituía su leitmotiv la obsesiva idea de recuperar una identidad extremeña, alicaída con los vientos desfavorables de la pérdida irreparable del Imperio de Ultramar, en el que se fraguó gran parte del imaginario colectivo extremeño. La
visión pesimista de la decadencia hispana fue todavía más acusada en espacios
como el extremeño. A su vez se establecía un paralelismo entre la trayectoria de
las más insignes figuras de la historia extremeña y la del hidalgo manchego,
pues al igual que éste último, existía el tópico del héroe extremeño aventurero
y defensor de elevados ideales que rara vez se comprometía con sus verdaderas
necesidades. Y al igual que en El Quijote el bueno de Alonso Quijano recobraba la cordura al final de sus días, correspondía al extremeño un ejercicio de mesurada reflexión en torno a su pasado, como punto de inicio de la conquista de
un futuro incierto. Pero el meollo de las simbólicas analogías que establecía el
autor con la célebre joya de la literatura universal que se homenajeaba venía de
la necesidad de acuñar una necesaria impostura cervantina para obligar a los
jóvenes autores extremeños a que se erigieran en improvisados relatores del
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Siglo de Oro y glosaran las loas que merecían los extremeños ilustres, los
“caballeros andantes” de la historia extremeña, en todos los ámbitos de la actividad humana. Y para ello había que acabar con el “desierto cultural” regional
y emprender la tarea de la defensa propia de los creadores del “terruño”, desterrando la visión imperante de una región diseñada por personas ajenas a su
propia realidad social y humanística. Pero en consonancia con el ideal
regeneracionista, esta defensa de lo extremeño debía contribuir a estimular en
otros espacios nacionales el espíritu de “reconstrucción identitaria”, como condición inexcusable para la reparación de los errores cometidos y el fortalecimiento de una identidad colectiva que apostase de manera decidida por el progreso humano y económico de la “patria”. Tan magna empresa requería el concurso unánime tanto de las instituciones como de los hombres de letras con
mayor renombre de la región, para concurrir colectivamente en un proyecto
que apuntalara las bases etno-históricas de una tierra carcomida en su perenne
miseria por las lacras sociales de la incultura, el marasmo y la resignación. Este
pensamiento victimista entroncaba con esa plataforma regeneracionista que fue
la Revista de Extremadura para la difusión de los trabajos literarios, sociológicos y de investigación realizados por eminentes eruditos y pensadores regionales, a pesar de la veta conservadora de buena parte de sus integrantes. No en
vano, ya en las postrimerías de 1903 una de sus plumas, Rafael García Plata ya
advirtió de la conveniencia de que Extremadura se sumase a la conmemoración
mundial de “El Quijote”5. Desde las páginas de esta revista se siguió muy de
cerca el proceso que conduciría a la celebración del Centenario, así como las
polémicas desatadas en el seno de la intelectualidad extremeña a colación de la
organización de los festejos y sus fines últimos, que, grosso modo, ponía de
relieve el peso del localismo y atizaba la vieja rivalidad interprovincial6.
5
SANGUINO MICHEL, Juan: “Crónica Regional”. Revista de Extremadura. Diciembre, 1903, T
5, pp. 571-574.
6
Desde la Revista de Extremadura se siguió muy de cerca los preparativos y reflexiones que
giraban en torno a los homenajes preparados para rendir tributo a Cervantes en el Centenario de
su obra más conocida. Desde sus páginas se pudo vislumbrar las hondas diferencias así como la
disparidad de criterios que subyacía en la idea de solemnizar el Centenario. Diversidad de criterios y sensibilidades que finalmente repercutían en una hosca rivalidad interprovincial de resultados estériles para el buen nombre de una región necesitada de alicientes para combatir su alicaída existencia cotidiana. Un repaso por las diversas informaciones que fueron apareciendo en la
Revista de Extremadura durante la antesala del Cenetenario puede verse en el trabajo del profesor Juan Sánchez González; “Crónica ...¿Anacrónica?: La primera década del siglo XX en
Extremadura”, en Esteban Cortijo (Coord.); La Revista de Extremadura (1899-1911). Editora
Regional de Extremadura. Badajoz, 2001 pp 157-186.
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Todas las iniciativas que giraban en torno al evento partían de que los
actos conmemorativos tuvieran una raigambre profusamente extremeña y sirvieran de trampolín para el mayor conocimiento cultural de la región. Así lo
entendió “ Uno de Tantos”, cuando lanzó la idea de crear una Biblioteca Regional Extremeña, en la que se agrupara no sólo a todos los creadores intelectuales de la región, sino que sirviera de referencia para centralizar toda obra o
producción que guardara alguna relación con Extremadura. De esta forma se
podría difundir su conocimiento en ambas provincias, haciendo que aquello
que constituía una realidad positiva o hecho constatable relativo a algún personaje histórico o literato de la región dejara de tener la aureola de lo legendario
para los propios extremeños, contribuyendo de manera fehaciente al incremento del acervo cultural de Cáceres y Badajoz. En ese contexto, la conmemoración del Centenario del Quijote pretendía ser la efeméride que catalizase un
proceso que aunase emergencia cultural y afirmación de lo local. La idea, con
todas las reservas posibles, no fue más que el precedente pionero de un gran
centro de conocimiento regional, en el que se procesara toda la información o
creación referente a Extremadura, sirviendo de acicate para la producción regional y de elemento dinamizador de las iniciativas culturales alumbradas en
su entorno. La existencia de la Biblioteca Regional “de cosas de Extremadura”
estaría orientada fundamentalmente a la elaboración de monografías sobre los
aspectos y los autores más sobresalientes del panorama literario regional, sin
que fuera necesario buscar referencias de los mismos en obras generales de
edición nacional. Como parafraseaba el autor, aludiendo al prestigioso bibliófilo Vicente Barrantes, se trataba de trabajar lo específico, abogando por el origen extremeño de la obra y desdeñando conocimientos tangenciales que requería excesivo esfuerzo procesar e incentivaban el abandono de la consulta;
“Si Extremadura responde a la idea, y, a la par de Extremadura,
todas las demás regiones españolas contribuyesen a solemnizar el Centenario con bibliotecas de esta índole, no tendría precio el servicio que prestasen a la historia nacional, y sería cosa de pedir a nuestro joven monarca
que estableciese un premio regio, para la que rayase a más altura, ora
concediéndole un nuevo título de las más inteligente e ilustrada, ora un
nuevo atributo para su escudo de armas”7
7
¡Extremeños! “El Norte de Extremadura” 23-2-1904.
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Al igual que se pedía un florecimiento de la actividad política sobre nuevas bases y una refundación del pensamiento a la luz de los problemas que se
abatían sobre el país, situando en el centro de todas las querellas el entramado
caciquil en el terreno político y el carácter refractario del sistema de valores
imperante, así como el excesivo apego al tradicionalismo en el del pensamiento, también el capítulo de la cultura se aprestaba a experimentar las mutaciones
propias de un periodo de cambios, siempre turbulentos y contradictorios. El
regeneracionismo cultural ya tenía en Extremadura sus profetas , aquellos cuya
visión de la realidad y sus concepciones culturales se encontraban ya presentes
en las páginas de la Revista de Extremadura, el principal y de mayor calado
proyecto cultural extremeño durante el primer decenio del siglo XX. En esta
tesitura, no sorprende que el llamamiento realizado desde las páginas de la
prensa de ambas provincias extremeñas por el columnista “Uno de Tantos”
encontrara rápidamente la adhesión incondicional de buena parte de la
intelectualidad del momento, particularmente la pacense, cohesionada en tono
al Ateneo Científico-Literario. La celebración del Centenario no podía pasar
desapercibida para una intelectualidad que reclamaba su papel en la sociedad,
como animadora del progreso y corifea de las nuevas brisas científicas que
soplaban sobre los análisis y comentarios que se vertían en la emérita publicación extremeña La celebración de la edición de El Quijote debía ser el hito
referencial que marcara un resurgir de la conciencia ilustrada extremeña, una
llamada para repensar las bases intelectuales que debían reverdecer de nueva
savia el panorama sombrío que se cernía sobre las mentes inquietas del momento, en suma, la espoleta que activara una explosión de creatividad puesta al
servicio de la exaltación del patrimonio cercano y común. Nada mejor que el
recuerdo de la imperecedera obra cervantina como motor de renacimiento de
las letras extremeñas y eje de su renovación integral. Para ello, la proyección
de los actos alusivos a su festividad constituía todo un reto que era necesario
acometer con la mayor prestancia, si se quería situar a Extremadura entre las
regiones con capacidad de iniciativa cultural y elevación de miras en el ámbito
organizativo.
En concreto, se gestó la idea de establecer un Certamen Literario honrando la figura de Cervantes, publicando unas bases que abarcaran diversos aspectos temáticos y numerosas modalidades de presentación. La idea era enunciada
desde el Ateneo de Badajoz ya en marzo de 1903. Por otra parte, siguiendo la
línea argumental establecida por “Uno de Tantos”, se solicitó la participación
de todas las instituciones extremeñas, ya fueran de digno político, económico o
cultural, para que colaboraran en la celebración del evento, emplazando a sus
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representantes para una reunión que tendría lugar en la sede del Ateneo el 2 de
abril. Paralelamente, por medio del representante del Ateneo en Madrid, el
Marqués de Jerez de los Caballeros, se solicitó recabar ayudas desde todos los
ámbitos institucionales para dotar con varios premios a los ganadores de los
concursos proyectados. Se apeló especialmente a aquellos hombres ilustres que,
desarrollando su vida pública en la Corte, tenían lazos sentimentales con
Extremadura. Como reconocimiento de mecenazgo, el nombre de los
patrocinadores o donantes de ayudas en metálico figurarían a la cabeza de los
certámenes literarios. A todo este efervescente dinamismo cultural que giraba
en torno al Centenario de El Quijote no fue ajena la rivalidad interprovincial
sostenida entre Cáceres y Badajoz, aspecto que ya se encontraba muy latente
en el propio devenir de la decana Revista de Extremadura y que, precisamente,
sería reavivada con motivo de la preparación de las manifestaciones laudatorias
proyectadas en honor de El Quijote. Lo cierto es que desde el Ateneo de Badajoz
se entendía que el acto de homenaje debía ser un tributo unánime y unitario
ofrecido por el conjunto de la región extremeña y ,precisamente, para garantizar el éxito de la empresa festiva, era necesario concentrar todos los esfuerzos
de manera mancomunada. En esta empresa, auspiciada desde el Ateneo de
Badajoz , resultaba por tanto vital el concurso y la contribución de los elementos intelectuales de Cáceres, tal y como interpretaba condescendiente El Norte
de Extremadura;
“es preciso que los cacereños cooperen para que alcance el mejor
éxito, ya que festejar con ello al mejor de nuestros ingenios, se ha de prestar
un meritorio y valiosísimo servicio a nuestra región, apretando los vínculos
de la tradición y del afecto entre las dos provincias hermanas, se realizará
una obra de cultura, difundiendo cosas y hechos ignorados o poco conocidos, se estimulará la afición al estudio y a las lides intelectuales, llegarán a
descubrirse quizás hombres de méritos tal vez extraordinarios que están
obscurecidos por un exceso de modestia o por caprichos de la suerte, y en
todo caso, quedará una muestra indeleble de que los extremeños han dejado de ser los “indios” de la nación”8.
8
El Norte de Extremadura, 6-4-1904.
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Desde el Ateneo de Badajoz se proyectó la idea de conmemorar el cuarto
centenario de El Quijote organizando todo un programa de actos, para cuya
confección, como hemos visto, se solicitó el concurso de la intelectualidad extremeña en su conjunto para recabar ideas y sugerencias, propagando la iniciativa a través de reconocidas figuras de la escena cultural extremeña y difundiéndola en los medios escritos de la época. Finalmente, se fijó una reunión en
dicha institución para el día 2 de abril de 1904, pero ante la presumible escasa
afluencia de participantes fue postergada para el 24 del mismo mes. En dicha
reunión se concretarían las acciones y tomarían cuerpo las sugerencias e ideas
recogidas y emitidas por la intelectualidad convocada a tal efecto. La idea de
realizar solemnes actos conmemorativos no fue privativa de la intelectualidad
pacense, sino que se buscó el concurso de su homóloga cacereña, particularmente del grupo de jóvenes entusiastas que mostraban cierta inquietud a comienzos de 1904, sensibilidades que intentaban canalizarse para el establecimiento en la Alta Extremadura de un Ateneo, de similares caracteres al que ya
venía funcionando en Badajoz. En cualquier caso el que la iniciativa partiera de
tierras pacenses revelaba un grado de desarrollo cultural notablemente superior, como ponía de relieve la mayor tradición societaria en estas lides. De todas formas, la correa de transmisión de todas estas inquietudes cervantinas y el
máximo exponente del esfuerzo difusor en la conmemoración del Centenario
del Quijote en Cáceres fue el eminente erudito cacereño Publio Hurtado, comisionado por el Ateneo Científico-Literario de Badajoz para recabar los máximos apoyos tanto institucionales (corporaciones, centros y colectividades) como
personales en la provincia de Cáceres, al efecto de sumarse a la reunión convocada para el 24 de abril en Badajoz9. Pero como sucediera en la anterior convocatoria, también esta cita sería pospuesta, lo que revela las dificultades que
concitó dicha reunión y permitía vislumbrar las diferencias de fondo que mantenían intelectuales de una y otra provincia para consensuar acuerdos. Finalmente, hasta mayo no se celebró la reunión solicitada por el Ateneo placentino,
pero la afluencia a la misma fue realmente decepcionante, preludiando la escasa efectividad y nulo protagonismo de la Comisión que saldría de la misma,
encargada de concretar las ideas expuestas y recoger el testigo lanzado por
9
Véase El Norte de Extremadura, 18-3-1904.
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“Uno de tantos” referente a la creación de la Biblioteca Regional10. En vista de
la parálisis en la que se encontraba la comisión pacense, fueron los jóvenes
intelectuales cacereños quienes recogieron las iniciativas planteadas, y de la
mano de Diego María Crehuet revitalizaron el proyecto de conmemorar la magna
efeméride cervantina, retomando la idea alumbrada por el periodista pacense
Mirabal de organizar un magno Certamen Literario Regional. No se trataba de
caer en el “costumbrismo” de las veladas literarias localistas, ni se perseguían
los “arcaísmos” de los Juegos Florales o los encuentros recargados de vanas
palabras y concebidos para iniciados, que representaban Academias y Ateneos,
sino que muy al contrario la idea del Certamen Regional representaba un esfuerzo real para difundir la cultura en toda su extensión, promocionando el
conocimiento de sus diversas facetas relacionadas con la región, aunque dicha
finalidad entroncaba de manera directa con el “idealismo” regeneracionista del
que Diego María Crehuet se declaraba devoto confeso. En este sentido, resulta
innegable que uno de los puntales del pensamiento regeneracionista era la educación, interpretada como instrumento de progreso social y fortalecimiento
personal. Extremadura había figurado hasta entonces a la cola en cuanto a
alfabetismo e instrucción, configurando la imagen humillante y baldonica de
los “indios” de la nación española, toda una obsesión para el regeneracionismo
extremeño. Así pues, el Centenario de “El Quijote” proporcionaba las coordenadas adecuadas para un inexcusable esfuerzo intelectual que reparase colectivamente esa visión infame, alimentada, en gran parte, por la consagración
antropológica de un código de conducta definido por los valores de la inacción,
el mutismo y la resignación del “buen extremeño”. Se era consciente de que la
10
En la reunión de la Comisión formada para conmemorar el Tercer Centenario del Quijote fue
elegido representante del Ateneo de Badajoz el Diputado de dicha provincia Marqués de Jerez de
los Caballeros, ofreciéndose a donar contribuciones en metálico para la celebración del proyectado Certamen Literario Regional. En la misma línea filantrópica se manifestaron el Duque de
Arión y el Conde de Torre-Arias. La Comisión se encargó de redactar las modalidades y distinciones del concurso literario, destacando el premio de 2.000 pesetas destinado a la mejor obra, a
juicio de la Academia Española, que versara sobre “Los Extremeños en la Literatura”. A las
acusaciones de inacción y apatía vertidas en la “Crónica Regional” de la Revista de Extremadura
contestó refutándolas “Uno de Tantos”, manifestando que la Comisión estaba realizando un esfuerzo notable y que a la iniciativa puesta en marcha por la Comisión del Ateneo de Badajoz se
adhirieron los doctores Huertas y Bejarano, amén de otros intelectuales de tono menor pero
decididos a contribuir para la realización de la empresa. Véase Revista de Extremadura y “ A un
cacerense”, El Adarve 3-11-1904.
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conmemoración del Centenario de “El Quijote” constituía un simbólico punto
de partida para el “renacimiento” de las letras extremeñas, donde los renovados
vientos del progreso tenían que encontrar acomodo en el tejido societario regional, que comenzaba a despuntar por entonces (agremiaciones, Liceos,
Orfeones, Academias, Ateneos). La idea del Certamen Científico-Literario era
dar cobertura a los trabajos intelectuales que se estaban gestando en esos escenarios de sociabilidad intelectual y, consolidar la fermentación de sus creaciones más distinguidas. Así pues, se hacía un llamamiento público a toda la
intelectualidad extremeña, ya fuera a través sus los centros de cultura regional
(Ateneos de Badajoz y Cáceres, Liceo de Mérida, Velada Literaria de Villafranca
de los Barros) como de la Revista de Extremadura y de la prensa en general
para, solemnizando el Centenario, emprender la tarea de reconstrucción colectiva de la Extremadura aletargada en el atraso y la incultura. En Cáceres, la idea
de celebrar un Certamen Literario Regional fue recibida con entusiasmo, tanto
por parte de la prensa local (El Adarve, El Noticiero, El Fomento, El Norte,
Malvas y Ortigas), como en el terreno institucional, de la mano del alcalde de
la ciudad, José Elías Prats11.
Sin embargo, la unanimidad en torno a una idea de tan elevadas miras
como la propuesta no ocultaba insalvables diferencias de fondo, cuya manifestación superficial pasaba por la falta de entendimiento entre intelectuales de
una y otra provincia, pero que, en realidad, revelaba las dispares y casi antagonistas visiones ideológicas sostenidas por una intelectualidad fraccionada, con
criterios laudatorios diferentes. La burguesía ilustrada pacense, aglutinada en
torno al Ateneo Científico-Literario, partía de unas concepciones netamente
regeneracionistas, como manifiesta su programa de actividades, y cuya filosofía sería recogida por el cacereño Diego María Crehuet. Pero, lejos de interpretar sus palabras en esta dirección, pronto los intelectuales conservadores situados en la órbita del cacereñismo costumbrista se sumaron a la idea, intentando
capitalizar las iniciativas, y en cierto modo, deformar las intenciones subyacentes que se habían gestado en la Baja Extremadura. En este sentido, el más acti-
11
“El Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de ésta ciudad B.L.M. al señor Director del
periódico EL ADARVE tiene el gusto de manifestarle que ha visto con grandísimo agrado el
artículo que a favor de la idea de celebrar un Certamen Regional literario, ha publicado el
Sr. Crehuet, a lo que incondicionalmente se adhiere D. José Elías Prats”. Telegrama reproducido en El Adarve, 27-10- 1904.
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vo representante de esa línea fue Diego B. Regidor, ex -director de El Eco de la
Montaña, quién ya había manifestado a principios de año la conveniencia simbólica de que Cáceres se sumara a los honores proyectados en toda España
dedicados a Cervantes, dando muestras de “virilidad intelectual” y exhortando
a la clase política para aparcar sus diferencias y sumarse en su conjunto a la
realización de actos conmemorativos. Sin embargo, dicho llamamiento cayó en
la misma inacción institucional que los realizados en la provincia de Badajoz,
con la excepción del Ateneo. Las palabras de Diego María Crehuet revitalizarían
los deseos de rendir un tributo literario a Cervantes que evidenciase la presencia de Extremadura en el universo literario con voz propia, pero tras los compromisos iniciales la empresa parecía desvanecerse de nuevo, sin concreción
práctica de ningún tipo, motivando sensaciones contradictorias de airada protesta y fatal resignación entre los intelectuales más combativos. Así, para Diego
Regidor la celebración del certamen literario no sólo constituía una manifestación de “patriotismo intelectual”, sino de honor regional “y, en mi sentir, o el
certamen se realiza, o nosotros quedamos descalificados ante el mundo entero”12.
La idea de organizar un Certamen Literario de renombre fue, sin duda, el
episodio central de los actos de solemne homenaje proyectados, y también el
más discutido y polémico de éstos, desavenencias que giraban en su naturaleza,
y aún mas, su paternidad. El deseo de apuntarse las mejores galas en la celebración cervantina no sólo dividió a la intelectualidad extremeña reafirmando posturas localistas, sino que en el fondo reflejaba evidentes diferencias de interpretación acerca de la significación del Centenario. En este contexto se desata
el fuego cruzado a través de la prensa entre el conservador Diego Regidor, de
Cáceres, y Kall d´erón, de Badajoz, de ideas que estaban en consonancias con
las emanadas desde el Ateneo pacense13.
12
El Adarve, 8-12-1904.
13
Éste último reprocharía la vehemencia con que se defendía la candidatura de Cáceres para la
celebración del proyectado certamen en el artículo” Del certamen cervantino”, véase Noticiero
extremeño 10-12-1904. Por su parte Diego Regidor quitaría yerro al asunto minimizando sus
palabras, cuyo objetivo era reavivar el espíritu de entrega para que el certamen llegara a buen
puerto. Véase Noticiero Extremeño, 20-12-1904.
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ROBERTO C. MONTAÑÉS PEREIRA
Pero no todo eran congratulaciones exaltadas para mayor gloria del
extremeñismo convaleciente, sino que el Centenario de la obra universal
cervantina también concitó opiniones de signo contrario, particularmente de
los republicanos, quienes respondieron a los fastos quijotescos desde una lectura situada en las antípodas de las pretensiones de la autocomplaciente burguesía dinástica. En este sentido, las palabras de Unamuno; “Muera Don Quijote para que renazca Alonso el Bueno” eran sintomáticas de esta visión hondamente pesimista de la realidad española, que lejos de resarcirse en el recuerdo de las glorias pasadas y la creación literaria de Cervantes, se ahondaba irremisiblemente sino se partía de una crítica furibunda a los preceptos ideológicos
y al tradicional sistema de valores que imperaba en el país. El “Quijotismo”
constituía toda una enfermedad social que padecía el conjunto de la población,
cuyo virus, que conformaba la raza hispánica, había sido inoculado por las
élites, inventándose una realidad paralela marcada por un deseo de autoafirmación y aún más, de autoperpetuación, diseñando una historia a la medida
de las clases rectoras de la sociedad española. La conmemoración del Centenario venía a restaurar las glorias del pasado, los mitos constitutivos de la identidad española, las proezas que abonaban el ánimo de lo patriótico, en la esperanza de un nuevo y brioso renacimiento nacional, pero para los sectores más
críticos era necesario desterrar la añoranza límbica y reinventar una personalidad social sobre nuevos cimientos que evitara la vanagloria patriótica que deformaba la realidad, los nuevos cauces que resolvieran los problemas pendientes y ayudaran a diseñar un estable modelo de sociedad. En definitiva, se trataba de abandonar la levitación cervantina y la vacuidad del simbolismo quijotesco, tal y como era entendido por la intelectualidad más inmovilista, para
estudiar los problemas reales de la sociedad, abandonar al personaje, personificación del español medio, y centrarse en el estudio de la persona, siguiendo el
“idearium” de uno de los prohombres del regeneracionismo más combativo,
Ángel Ganivet. En Extremadura este pensamiento estaba presente, aunque debido a su impronta rupturista no encontró demasiadas adhesiones en una región
fuertemente lastrada por el peso de un pasado por el que se profesaba una
indisimulada admiración. Con todo, nos encontramos con reflexiones y calificativos que desmerecen la casi unívoca visión costumbrista del Centenario para
reconvertir y diseñar el personaje homenajeado a la medida de las propuestas
ideológicas de sus mentores. A tenor de lo antedicho las escasas voces disonantes
provienen de verdaderos cenáculos intelectualizados pero de escasa presencia
o capacidad de seguimiento público, aunque de mayor tradición en la Baja
Extremadura. El republicanismo más combativo y las corrientes filolibertarias
se erigieron en portavoces de esta opinión, cuya interpretación del Centenario
ENTRE EL IDEALISMO INTELECTUAL Y LA ATONÍA SOCIAL:
LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
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entroncaba de lleno con su permanente desencanto. En Cáceres, una de las
voces más críticas fue Manuel Revilla Castán, exponente del foco republicano
placentino y columnista de El Dardo, a quien el Centenario de “El Quijote” le
sugería la siguiente reflexión:
“Aquel pobrete que movía sin haber sido comprendido nunca es el
pueblo español, es el vulgo ignorante, es el rocín magullado del aventurero
de la Mancha, tan hecho a soportar imposiciones que ni protesta ni gime; es
el buen Juan, con su sonrisa de idiota y sus hombros de hierro, que ni entiende de monarquía, ni de república, ni de sufragios, ni de rebuznos de
parlamento, ni de patrias integridades, pero al fin, Quijote de pacotilla,
amasado con delirios y alguna vez Sancho Panza que se administra los
azotes para librar a Dulcinea del maldito encantamiento”14.
Todavía en términos más críticos se expresaban los órganos de opinión
del republicanismo pacense, cuya cima serían los comentarios de Alfredo Calderón desde las páginas de La Región Extremeña, donde glosaba la figura intelectual del Quijote inserta en una suerte de cosmovisión libertaria, frente a los
estrictos cánones y códigos de la sociedad de su tiempo, cercano al superhombre diseñado por Nietzsche , donde el ideal caballeresco le dota de un perfil
indómito y en el que su naturaleza justiciera y de elevada concepción ética le
proporciona una verdadera aureola de soñador ácrata, que desestima con igual
naturalidad toda clase de poderes coercitivos, toda concepción liberal de propiedad y todo sistema de valores asentados sobre la lógica imperante. El hidalgo manchego compendia de manera premonitoria retazos del pensamiento ácrata,
anticipándose a formulaciones de algunos de sus teóricos más conocidos (Stirner,
Tolstoi). Al igual que los anarquistas, Don Quijote emprende la tarea de la
defensa apologética y vehemente de unos ideales que tienen por denominador
común la defensa del oprimido y la busqueda de la justicia social, actitud, tanto
por los medios como por el fin, que le convierte en “loco” a los ojos de sus
contemporáneos15.
14
“El Quijotismo”, artículo aparecido en La Aurora. Revista Científico-Literaria. Plasencia. Imp.
De Generoso Montero. Año I, 10. 30-5-1904.
15
Véase el artículo “Don Quijote anarquista”. La Región Extremeña 18-5-1905.
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ROBERTO C. MONTAÑÉS PEREIRA
3. SOLEMNIZAR EL CENTENARIO. ACTOS CONMEMORATIVOS
Y MANIFESTACIONES LAUDATORIAS
Con independencia de la significación de la conmemoración del Tercer
Centenario de El Quijote en los medios intelectuales de la región y del impacto
que tal celebración tuvo en el proceso de asunción de una identidad cultural
propia y autónoma, ligada al ideal regeneracionista de abogar por el progreso
social de Extremadura, situando a sus hombres de letras en el papel interlocutor
entre la realidad social y la aspiración política, el Centenario de El Quijote
constituyó un cualificado acicate para redoblar el esfuerzo de extensión cultural a cargo de los poderes públicos, tanto en la provincia de Cáceres como en la
de Badajoz. En ambos casos la máxima autoridad civil convocó a diversos
representantes de la vida pública, tanto a título particular como exponentes de
los principales organismos administrativos y culturales presentes en las dos
ciudades, al efecto de diseñar el programa de actividades que debía llevarse a
cabo durantes los días de celebración del Centenario del Quijote. En Cáceres,
la Comisión municipal para solemnizar el Centenario estaba integrada por algunas de las plumas de mayor calado en la vida cultural de la ciudad, desde el
erudito local Publio Hurtado hasta el Director del Instituto de Segunda Enseñanza, el periodista, Manuel Castillo16. También en Cáceres, el Gobernador
Civil leyó el telegrama remitido por el ministro de Instrucción Pública en el que
se solicitaba el concurso de las principales personalidades de la ciudad, al objeto de rendir público tributo a Cervantes, coincidiendo con la convocatoria
institucional prevista para el mes de mayo. Lo cierto es que hasta entonces, los
únicos que ya venían considerando la idea de celebrar con festejos esta efeméride
fueron los profesores del Instituto de Segunda Enseñanza de la ciudad. El Claustro ya venía barajando la idea de convocar diversos certámenes literarios que
ahondasen en la figura de Miguel de Cervantes y de su obra más emblemática,
El Quijote. Desde finales del año anterior se tenía la idea de celebrar una fiesta
académica con presencia de los alumnos y de algún catedrático, convocando a
las diversas escuelas públicas presentes en la ciudad para que participaran en
16
Integraban la comisión cacereña para la conmemoración del III Centenario de El Quijote, además del alcalde de la ciudad, intelectuales y destacados profesionales de la vida pública como los
ya mencionados Publio Hurtado, Manuel Castillo, José Ibarrola Muñoz, su secretario, Daniel
Berjano, Diego María Crehuet y el diputado conservador Luís Grande Baudesson. Archivo Municipal de Cáceres ( en adelante A.M.C)Comisión Municipal para elaborar el programa de festejos para conmemorar el III Centenario de El Quijote. Exp; 2/1905.
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LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
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un concurso literario destinado a enfatizar la importancia de la obra cervantina
entre los estudiantes. Para ello se establecerían varios premios en metálico,
cuyas cantidades provendrían de las donaciones realizadas por personas ilustradas y por entidades públicas. Correspondería a un Jurado independiente la
evaluación de los trabajos escolares y la concesión de las diferentes distinciones17. En Badajoz se seguirían las consignas de la superioridad en el sentido de
incentivar la presencia pública y la animación ciudadana de cara a glorificar la
figura de la cima cervantina. Los diversos centros educativos de la ciudad fueron receptivos a la idea de convocar concursos literarios y obras de creación
plástica. Los esfuerzos condujeron a que prácticamente en cada escuela se
materializase alguna actividad tributaria hacia El Quijote, estableciéndose diferentes distinciones entre los alumnos más notables. En Badajoz, el Ayuntamiento, en colaboración con las escuelas públicas de la ciudad, otorgó hasta
cincuenta premios dotados de cinco pesetas para solemnizar el Tercer Centenario de El Quijote, en un acto exclusivamente académico18.
Todas estas ideas e iniciativas eclosionaron en mayo, mes en el que oficialmente se llevarían a cabo los fastos del Centenario. Fiel al llamamiento
convocado por las autoridades gubernativas en ambas capitales extremeñas se
organizaron Juntas Municipales de celebración del Centenario, debidamente
coordinadas por el Gobernador Civil respectivo, y que contaron en su seno con
distinguidas personalidades del mundo de la cultura y el periodismo. El objetivo no era otro que programar los festejos previstos con el máximo esplendor y
fomentar la más activa participación ciudadana. Así, se enviaron circulares a
organismos, corporaciones y asociaciones, con miras a que se sumaran al evento. Por su peso social, el Ejército y la Iglesia fueron invitadas a colaborar en el
Centenario con algún tipo de actividad especial. Los actos programados tuvie-
17
La idea era realizar un concurso con ocho premios, la mitad de los cuales estarían dotados de
cincuenta pesetas y los restantes de veinticinco. Estas cantidades serían solicitadas al Excmo.
Ayuntamiento de la ciudad para que fueran satisfechas en concepto de gastos atribuibles al capítulo de festejos. La organización del certamen estaría a cargo de una Comisión encargada de
evaluar las categorías en las que se dividiría el concurso. Éstas serían las siguientes: 1) Estudio
geográfico que se deduce del Quijote 2) Biografía de D. Miguel de Cervantes Saavedra 3) Breve
resumen de la civilización española en la época de Cervantes 4) Apunte critico-literario de El
Quijote y 5) Doctrina Filosófica que se deriva del Quijote. Véase El Norte de Extremadura 22-21905.
18
“ Reparto de premios”, Nuevo Diario de Badajoz, 9-5-1905.
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ROBERTO C. MONTAÑÉS PEREIRA
ron diferente naturaleza laudatoria y se distribuyeron a lo largo y ancho de los
tres días, del 7 al 9 de mayo, en los que estaba prevista la celebración en toda
España. Como ya hemos apuntado, globalmente los actos de homenaje a
Cervantes tuvieron como común denominador el protagonismo absoluto de la
población infantil. Así, el 7 de mayo los niños cacereños, alumnos del Instituto
y de las escuelas públicas, desfilaron en torno al busto de Cervantes. Este acto
constituía la antesala del evento principal que rendiría tributo a la obra cervantina,
la fiesta académica proyectada tres meses antes y que tendría lugar en el Paraninfo del Instituto de Segunda Enseñanza. En dicha fiesta se otorgarían los
premios del Certamen literario, amén del reparto entre los alumnos “más provechosos” de ejemplares de la canónica novela del Siglo de Oro. Junto a esta
manifestación inscrita en el ámbito educativo cabe destacar otros frentes; el
político y el estrictamente cultural. Respecto al primero, la celebración cervantina
fue una buena ocasión para cambiar la nomenclatura de algunas calles y en
aquellas que ya rendían homenaje a Cervantes en su denominación acentuar
este tributo19. En el apartado estrictamente cultural, la festividad del tricentenario
de “El Quijote” fue una referencia necesaria para incrementar la actividad cultural, así como escenario de sociabilidad y centro vital de la sociedad durante
aquellos días de mayo de 1905. Tanto en Cáceres como en Badajoz durante los
tres días (del 7 al 9 de mayo) que duraron los actos conmemorativos la Banda
de Música acompañó el desarrollo de todas estas manifestaciones e incentivando
la participación popular. En Cáceres se dieron varios conciertos en el Paseo de
Canovas y en Badajoz en las Plazas de San Juan, San Fernando y en el Parque
de Castelar. El Teatro fue otra de las citas obligadas que contemplaba el programa de actividades diseñadas por la Comisión que a tales fines encabezaba el
Gobernador Civil. La sociedad lírico-dramática de Cáceres organizó una velada en homenaje a Cervantes, en la que las actrices coronarían con flores el
busto del inmortal autor de El Quijote20. En la noche del día 7 se celebró una
19
Una de las disposiciones de la Junta Municipal del Centenario de Cáceres fue dotar a la calle que
comprende desde la Avenida de la Estación a la Plaza de la Concepción con el nombre de Avenida de Cervantes, en cuyo trazado las autoridades locales descubrieron una placa alusiva al Centenario el día 8 de mayo, dentro del programa de festejos. A. M. C. Comisión para el programa de
festejos para conmemorar el III Centenario del Quijote, Exp; 1. Similar manifestación de reconocimiento ciudadano se vivió en Badajoz, donde por acuerdo de la Corporación Municipal se
rebautizó la Plaza de San Andrés como Plaza de Cervantes, sumándose así a los homenajes
institucionales del Centenario. Véase Nuevo Diario de Badajoz 9-5-1905.
20
El Norte de Extremadura 4-5-1905.
ENTRE EL IDEALISMO INTELECTUAL Y LA ATONÍA SOCIAL:
LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
467
gala conmemorativa en el Teatro Principal de Cáceres, con destacada presencia
infantil y cuyas funciones estuvieron presididas por un elenco de autoridades
locales21. Como colofón a los actos de factura institucional, desde la Comisión
se solicitó la participación activa de la ciudadanía, no sólo para que se sumara
colectivamente a los eventos organizados, sino para en el plano individual
mostrara su admiración por la significación literaria de la obra y como reconocimiento a la capacidad creadora de su autor;
“La Comisión invita al vecindario a colgar en sus balcones durante
esos tres días, en que ondeará el pabellón de los Establecimientos oficiales
y a iluminar sus fachadas, en honor a la figura del gran Cervantes”22.
En cualquier caso, la respuesta ciudadana no parece que fuera tan entusiasta como pretendían las autoridades, quienes además exhortaban también a
las corporaciones y colectivos para que respondieran a su llamamiento, aunque
la contribución de éstos fue realmente timorata en este sentido. En Cáceres, los
segmentos sociales más acomodados, englobados en el Círculo de la Concordia, mostraron su interés en la celebración de la efeméride, aunque no concretó
ninguna convocatoria en su apoyo, tal y como sucediera con el Círculo Mercantil. Por su parte, el Círculo de Artesanos aprovechó la coyuntura económica
depresiva para canalizar el festejo del Centenario por la vía de la asistencia
social caritativa. En los últimos días de abril, consciente su Junta Directiva de
la pobreza que asolaba a buena parte del vecindario cacereño, víctima de la
crisis de trabajo y de la elevación incontenible de las subsistencias, los artesanos hicieron una colecta que se tradujo en el reparto de más de 2.000 panes
entre los necesitados de la ciudad23. En Badajoz, los actos conmemorativos del
21
En el Teatro Principal la compañía cómico-lírica representó las obras “Entre doctores” de Joaquín Abati y “El loco de la guardilla”, zarzuela de Narciso Serra y música del Maestro Caballero. Finalmente un grupo de niños de la Sección Infantil del grupo de teatro puso en escena la obra
“Los Carboneros”. El programa completo con los actos de homenaje proyectados por la Comisión de festejos dedicados a la conmemoración de “El Quijote” puede verse en El Norte de
Extremadura 8-5-1905.
22
Ibid.
23
Junto a los panes repartidos entre los pobres, se distribuyó un donativo de cincuenta céntimos a
cada preso. Véase El Norte de Extremadura, 8-5-1905.
468
ROBERTO C. MONTAÑÉS PEREIRA
Tercer Centenario de El Quijote fueron organizados por una Comisión Provincial en la que se distinguían su presidente Felipe Muriel, presidente del Ateneo
Científico-Literario, el alcalde Merino y Antonio Chorot de Secretario. Veladas musicales y un funeral oficiado en la Catedral recordaron la celebración en
los primeros días de mayo24. El acto central del homenaje a Cervantes consistió
en una velada literaria celebrada el 10 de mayo en el Teatro López de Ayala y
dividida en tres partes; una primera destinada a los discursos alusivos al Centenario por parte del Presidente del Ateneo, el secretario y el Catedrático de Instituto Antonio Fernández de Molina; a continuación la entrega de premios y
menciones correspondientes a los trabajos participantes en Certamen Literario
de la ciudad, y , como colofón, la puesta en escena de un entremés cervantino a
cargo del grupo dramático del Liceo25.
En el terreno estrictamente cultural, como ya hemos advertido, el Tercer
Centenario del Quijote constituyó un verdadero aldabonazo a la opinión pública por parte de la intelectualidad extremeña para que recordando la grandeza
cervantina, Extremadura siguiera la estela creativa del eximio escritor del Siglo
de Oro y emprendiera la difícil y ambiciosa tarea de emprender su particular
camino de progreso y civilización al socaire de la empresa regeneradora del
cultivo de las ideas ilustradas y los proyectos científico-técnicos que redundaran en beneficio de la colectividad regional. Este era el supremo ideal que animaba las diversas iniciativas que se concibieron para honrar la célebre figura
del denominado Príncipe de los Ingenios. En cualquier caso, estos atisbos de
proyectos y la simbólica idealización del Centenario como efeméride que sirviera de estímulo para resarcir la abatida conciencia de agravio extremeño pronto
encontraron su contrapunto en la propia apatía que pretendían combatir, tanto
en el orden institucional como personal, diluyéndose estas iniciativas en meros
artificios verbales y grandilocuentes declaraciones tan elevadas como vanas.
La primera muestra de este fracaso se vislumbró en la imposibilidad de realizar
actos de conmemoración conjuntos en ambas provincias de manera coordinada, revelando la enorme fragilidad de una apuesta panteísta carente de calado
social ni capacidad de compromiso. La intelectualidad extremeña se demostra-
24
Mariano de Cávia; El Tercer Centenario del Quijote, p. 352.
25
En esta velada teatral se representaron tres piezas cortas, la más destacada de las cuales era “ Los
habladores”. Sobre los preparativos de la Velada Literaria puede verse Nuevo Diario de Badajoz
4-5-1905.
ENTRE EL IDEALISMO INTELECTUAL Y LA ATONÍA SOCIAL:
LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
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ba segmentada e incapaz de concitar una unidad ineludible para explicitar las
intenciones del Centenario, situándose en la inoperancia y lo que era peor, en
una desconfianza localista, partidista y excesivamente dependiente, que distaba enormemente de los postulados del regeneracionismo trasformador. En este
sentido, la única apuesta realmente seria y de contenido netamente cultura fue
la enunciada por el Ateneo Científico-Literario de Badajoz, que finalmente hizo
suya todas las ideas de establecer un Certamen Literario que constituyera la
expresión máxima de la celebración del Tercer Centenario, cuyas bases fueron
publicadas en toda la prensa regional. Con el patrocinio económico del Marqués de Jerez de los Caballeros, diputado a Cortes por Badajoz, quien donó
2.000 pesetas para la ocasión, se diseñaron diferentes categorías, con todo un
elenco de temas a los que se podrían referir los trabajos concurrentes. Las gestiones que el Ateneo hizo en Madrid y su llamamiento público recabando el
apoyo de las principales personalidades de la vida política mostraba las potencialidades de una organización de gran peso cultural en la región, con capacidad de decisión e influencia para movilizar a diferentes estratos de la vida pública extremeña. Este esfuerzo dio sus frutos y así, la gestación de un Certamen
Literario de magnitud tan excepcional como la obra cervantina que le servía de
inspiración, con sus múltiples categorías y sus cuantiosos galardones, ponía de
relieve la trascendencia de una empresa que revelaba a las claras tanto el mayor
dinamismo económico de la provincia bajoextremeña como el carácter pionero
de sus gestores culturales. Éstos se sirvieron de las donaciones de instituciones
y personalidades para garantizar la prestancia y enjundia del certamen, cuyo
programa, tras distintas evaluaciones se concretó en los siguientes términos:
1) Poesía lírica dedicada con libertad de asunto y métrica a Miguel de
Cervantes Saavedra
2) Cuento en prosa de asunto extremeño
3) Estudio sobre Extremadura en la obra de Cervantes
4) Boceto al óleo en el que figuraran los personajes de Don Quijote y
Sancho Panza
5) Memoria sobre la organización más conveniente y practicable para la
explotación del suelo en Extremadura, que aumentando su producción, permita mejorar la situación de los obreros agrícolas, disminuyendo gradualmente el número de los proletarios
6) Proyecto de saneamiento de Badajoz dentro de las actuales circunstancias económicas
470
ROBERTO C. MONTAÑÉS PEREIRA
7) Una composición musical para piano, conmemorativa del Centenario
8) Análisis gramatical y lógico de un párrafo de El Quijote
9) Análisis preceptivo de los pensamientos y estudio histórico-literario
de uno de los siguientes temas, sacado a la suerte:
a) Los prólogos de las dos partes de El Quijote
b) Escrutinio de la librería de Don Quijote ( Cap. VI- 1 parte)
c) Discurso de las armas y de las letras (Cap. XXVII- XXVIII)
10) Estudio histórico-literario de uno de los temas siguientes sacados a la
suerte:
a) Preceptiva de la novela aplicada al Quijote (Estudio de la acción, plan, personajes, estilo y lenguaje de la obra)
b) Clasificación literaria de las Novelas Ejemplares de Cervantes y
estudio especial de las picarescas
c) Estudio del Capítulo LXII de la parte II del Quijote y su aplicación a la vida práctica
11) Análisis razonado, gramatical y lógico de los dos párrafos primeros
del capítulo IXVIII de la II parte del Quijote
12) Los extremeños en Literatura
13) Los extremeños en América.27
La confección programática del Certamen Literario organizado por el
Ateneo Científico-Literario de Badajoz suponía una apuesta ambiciosa por la
extensión y el estímulo hacia la cultura, en sus más variopintas ramas, categorías y disciplinas, en la que también había un hueco por el arte plástico y la
creación musical. La variedad de modalidades de concurso pretendía centralizar toda disciplina intelectual en torno al Centenario cervantino. Además, para
captar participantes se dispusieron de recursos pecuniarios y galardones mate-
27
“ Del Certamen público y de los premios extraordinarios que para conmemorar el Tercer Centenario de la publicación de la primera parte del Quijote celebrará Badajoz en Mayo de 1905”.
Nuevo Diario de Badajoz, 12-4-1905.
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LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
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riales, fruto de la activa campaña de concienciación que emprendió el Ateneo
pacense entre las autoridades locales, las principales corporaciones y colectivos de la ciudad (Institutos de Segunda Enseñanza, Casino de Badajoz, Escuela Normal de Maestras, Colegio del Carmen) y las generosas donaciones de
particulares (José Díaz Macías, Conde de la Torre del Fresno, Braulio Pizarro,
Vizconde del Parque etc...).
Uno de los más entusiastas organizadores, el Marqués de Jerez de los
Caballeros, dispuso de 2.000 pesetas para galardonar los mejores trabajos que
guardaran relación con las letras extremeñas y su proyección americana. Los
trabajos presentaron serían evaluados por Tribunales calificadores y para su
asesoramiento, en las materias que se estimara pertinente, se solicitaría el asesoramiento oportuno de las Reales Academias de la Lengua y la Historia. A su
vez, algunas modalidades del Certamen no se circunscribían a eruditos e intelectuales, sino que estaban pensadas para la libre participación de los alumnos
de Segunda Enseñanza más avezados e inquietos culturalmente. El Certamen
daría cabida a estas iniciativas docentes, con la colaboración de sus respectivos
centros educativos.
Pero donde más se ejemplificaba la labor de apostolado social y la apuesta por la tarea divulgativa en materia cultural proyectada desde el Ateneo de
Badajoz fue en la convocatoria de galardones extraordinarios, que contemplaban tres modalidades: premios extraordinarios “a la aplicación”, premios extraordinarios “a la virtud”, premios extraordinarios “al trabajo” y, finalmente,
premios extraordinarios “al sufrimiento por la patria”. Lo destacado de estas
prebendas pensadas para el conjunto de la población no era tanto resaltar aspectos de índole cultural como canalizar por la vía del Centenario cervantino el
sistema de valores imperantes y los moldes de conducta social hegemónicos
instrumentado por las élites locales para mayor loor de su propio papel social.
Esta suerte de paternalismo, que tenía su correa de transmisión en el ejercicio
más o menos encubierto de la caridad, llevado al terreno intelectual, permitía
paliar, al socaire del “oficialismo” cervantino, los males sociales que agobiaban las quijotescas vidas del populacho. En este sentido, no resulta baladí la
selección semántica establecida como encabezamiento de las modalidades, verdaderos pilares conceptuales del pensamiento burgués conservador. No debemos olvidar que, en la figura de Cervantes, cuyas trazas vitales venían definidas por la superación de la adversidad hasta alcanzar el estadio de lo heroico a
través de la espada y el arte, numerosos propagandistas advertían la esencia del
carácter hispano. Esta aseveración fue llevada al terreno militar, contextualizándola en el momento presente del Centenario y con un claro objetivo flemá-
472
ROBERTO C. MONTAÑÉS PEREIRA
tico28. En el fondo, la instauración de estos premios había sido la contrapartida
que para la realización del Certamen habían pagado el Ejército, la Iglesia y los
poderes económicos de la ciudad, representados por el Casino y la Cámara de
Comercio , pues si la autoría del premio extraordinario “al sufrimiento de la
patria” partía del primero, el referente “a la virtud”, que premiaba la observancia religiosa, fue obra del Cabildo catedralicio de Badajoz y el que premiaba la
entrega, constancia y laboriosidad de lo trabajadores, fruto de los empresarios
locales29.
4. EXTREMADURA Y EL UNIVERSO CERVANTINO. EL PARNASO
INVETERADO
De todas las modalidades de concurso que presentaba el Certamen literario convocado por el Ateneo de Badajoz, la que mayor interés deparó fue aquella que aludía a la presencia de lo extremeño en el conjunto de la obra de
Cervantes. Ello no era ni aleatoria ni baladí y obedecía al leitmotiv que subyacía
en la intencionalidad de sus artífices, el entronque de la realidad extremeña,
contemplada en todas sus dimensiones, con la excelsa producción cervantina.
En primer lugar, fruto de la propia ponderación de El Quijote como obra cumbre de la literatura universal, por sus diversos significados y matices que contempla, al erigirse en un macrocosmos sincrético donde se recogen multitud de
saberes y referencias, desde lo divino a lo humano. En la busqueda desaforada
de las raíces, tanto históricas como literarias, que afirmaran la personalidad de
Extremadura en el concierto nacional y universal, uno de los puntales de los
28
En esta tesitura debe circunscribirse la ligazón establecida entre un célebre episodio en la vida de
Cervantes como la batalla de Lepanto y la realidad militar de la España de comienzos del XX y
los conflictos que libraba el país en África y demás áreas coloniales. Aprovechando la efeméride
cervantina, el estamento militar asentado en Badajoz donó 500 pesetas como tributo a todo aquel
que sufriera quebranto físico en acto de servicio “a la patria”. Véase Nuevo Diario de Badajoz,
12-4-1905. En Esta misma línea, también la Comisión Municipal del Centenario cacereño consignó en el culmen del histrionismo patriotero una cantidad de la presupuestada en los festejos
para premiar a todo aquel militar que hubiera sido inutilizado de un brazo, en alusión a Cervantes.
Véase A.M.C. Comisión preparatoria de los festejos para conmemorar el III Centenario del Quijote Exp; 2.
29
Buena prueba de lo antedicho son los requisitos que los aspirantes a las menciones señaladas
tenían que atesorar ante el Ateneo de Badajoz, y que incidían en aspectos de religiosidad, moralidad y buenas costumbres , debiendo acreditar para su presentación informes favorables de autoridades, párroco y fuerzas del orden. Nuevo Diario de Badajoz, 12-4-1905.
ENTRE EL IDEALISMO INTELECTUAL Y LA ATONÍA SOCIAL:
LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
473
que partía el regeneracionismo extremeño, aquellas citas cervantinas que
enfatizaban diversos caracteres de la realidad extremeña, particularmente los
de tipo antropológico, constituían todo un acicate para la reafirmación de la
identidad regional y fuente de confianza para restablecerse de los contratiempos que habían motivado las pesadumbres finiseculares. Así lo entendía Daniel
Berjano Escobar, el docto jurista extremeño que fue galardonado en el Certamen del Ateneo de Badajoz y que había sabido interpretar magistralmente estos
ideales regeneracionistas a través del paciente rastreo por “los frondosos jardines” del rico anecdotario atesorado por Cervantes30. La unidad estructural del
Estudio llevado a cabo por Berjano la proporcionaban aquellos aspectos del
universo cervantino relacionados con Extremadura, ya estuvieran referidos con
su carácter personal, el tributo a las principales figuras literarias o de armas o
las reseñas laudatorias alusivas a su rico patrimonio gastronómico y culinario.
El objetivo no era otro que utilizar todas estas variables para trazar un cuadro
integral e inmortal de Extremadura, a través de las numerosas pinceladas, no
exentas de surrealismo, que ejecuta Cervantes en el conjunto de su obra. Particularmente, sería en Las Novelas Ejemplares, donde Cervantes cultivaría estas
referencias, que irían desde una certera y aguda descripción geográfica de los
parajes extremeños, desde Badajoz a Cáceres, de Cáceres a Guadalupe, Trujillo
etc... hasta observaciones verificadas sobre personajes y costumbres que testimoniarían presumiblemente su paso vital por tierras extremeñas, sin contar con
la presencia manifiesta de la región en obras cortas como El Celoso Extremeño.
A pesar del tono eminentemente tributario hacia la obra y la figura de
Miguel de Cervantes que utiliza Berjano en su estudio y que, en ocasiones, su
velado deseo de engrandecer la imagen de Extremadura a través de Cervantes
resta credibilidad a su trabajo, lo evidente es la fuerza del objetivo último que
alimenta el opúsculo y justifica su galardón, la sublimación de lo extremeño
mediante las referencias cervantinas, el rescate del pasado de sus figuras más
notables y de sus empresas más ambiciosas para fijar una impresión
desprejuiciada del presente y, en definitiva, abonar el orgullo que germine su
futuro. La intención expresa de restaurar el pasado glorioso de sus hombres
aventureros y el rico patrimonio cultural silenciado, tanto por el paso de los
siglos como por las lacras que azotaban un presente irredento, constituyen la
30
BERJANO ESCOBAR, D.: Extremadura en la obra de Cervantes. Estudio premiado en el Certamen celebrado por el Ateneo de Badajoz en conmemoración del Tercer Centenario de la publicación del “Quixote”. Cáceres. Tip. de Jiménez, 1905.
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obsesión del regeneracionismo extremeño en el Centenario de El Quijote. En
buena medida, correspondía al ámbito académico y sus hombres de letras esta
labor de renovación de la conciencia de privación y postergación, desterrando
los viejos complejos que situaban a Extremadura a la cabeza de la infravaloración
permanente. La columna vertebral en la que se concretaba dicho objetivo partía
de la recuperación mediante la obra de Cervantes de ese acervo cultural extremeño diseminado, poco conocido y escasamente valorado en el interior de las
fronteras de la región. Para este fin dignificador nada mejor que dejar al propio
Cervantes loar las figuras estelares de las letras extremeñas. De esta forma, por
las páginas de sus narraciones van pasando figuras de la talla de Francisco
Sánchez de Las Brozas, a quien describe como “ lengua del cielo única y maestra”, Gutiérrez de Carvajal o Torres Navarro, destacando la labor poética de
Francisco de Aldana o del poeta placentino Alonso de Acevedo. En el plano de
la predilección historicista también se intentó argüir la admiración cervantina
por diversos hombres de armas de cuna extremeña. En este sentido, “El Quijote” ofrece un tributo sin par, pues frente a la mordaz crítica que reciben los
libros de caballería, tildados de “mentecatos y mentirosos”, Cervantes coloca
en el vértice de sus excepciones la historia de Gonzalo Hernández de Córdoba,
“El Gran Capitán”, así como el libro de la vida de Diego García de Paredes,
caballero trujillano, a quien Cervantes estima como principal referencia extremeña. El propósito de presentar esta nómina de prohombres extremeños en el
apartado de las letras y las armas no deja lugar a dudas sobre el carácter flemático que se quiere imprimir al Centenario, estableciendo un puente entre Don
Quijote y “ la extremeñería caballerosa y aventurera de los siglos de oro”. Sin
embargo, en esta impostura no falta la nota de lacónica resignación de un Berjano
presto a reconocer la durabilidad y más aún, inmovilidad, de las tierras extremeñas como marco predilecto de aventuras quijotescas, como teatro físico donde
en pleno siglo XX se representan retazos literales de los pasajes retratados en
El Quijote, revelando el carácter atrasado de una región adormecida y lastrada
por un pasado subyugante. Una tierra, en suma, de porqueros, venteros y gañanes que pululan alrededor de Quijotes contemporáneos, donde el espacio
adehesado suplanta las estepas manchegas y el tiempo aparece impregnado del
rancio aroma de la evocación pretérita.
5. LA ATONÍA SOCIAL. LAS FAMÉLICAS AVENTURAS DE LOS MORADORES DE LA BARATARIA EXTREMEÑA
Si exceptuamos a la intelectualidad extremeña, así como a la clase política, siempre presta a rentabilizar su concurso en actos conmemorativos de esta
ENTRE EL IDEALISMO INTELECTUAL Y LA ATONÍA SOCIAL:
LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
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índole, las repercusiones del Centenario del Quijote en el conjunto de la sociedad extremeña adolecieron de contenido alguno. Ello no solamente venía motivado por la escasez de referencias precisas sobre la efeméride y los actos
tributarios que partían de la misma, ante los angostos cauces de la opinión
pública, sino por la propia naturaleza ágrafa de los estratos inferiores de la
escala social. En efecto, el analfabetismo, particularmente extendido entre el
campesinado rural, constituía uno de los grandes pilares que era preciso demoler para regenerar la sociedad y abogar por el progreso material de la región.
En este sentido, la educación constituía la más cualificada herramienta puesta
en boga por la burguesía paternalista de cara a la formación y capacitación
ciudadana del elemento productor extremeño, apartándolo de esta forma de los
vicios y costumbres insanas, indecorosas y escasamente saludables en los que
parecía resguardarse de su desgraciada condición. Los inicios del siglo XX
vieron la aparición de escuelas nocturnas y otras iniciativas de tipo cultural,
tales como veladas literarias o certámenes artísticos de tono menor, auspiciadas
por los próceres más ilustrados de la sociedad extremeña, quienes entendían
sus desvelos en pro de las “clases menesterosas” como la manifestación de una
función social que a ellos les estaba obligado ejercer como miembros rectores
de la sociedad. En semejante tesitura, la conmemoración del Tercer Centenario
del Quijote debía encontrar acogida, aunque fuera discreta, en este contexto
catequético y dirigista. Un buen ejemplo es el de la Sociedad de Obreros “La
Protectora” de Zorita (Cáceres), una entidad encuadrada en la filosofía mutualista, cuyos promotores, las principales personalidades del pueblo, organizaron
veladas literarias que giraron en torno a la célebre obra cervantina; “ En un
país como el nuestro, donde muchas personas ilustradas no han leído el Quijote, es de aplaudir el que esos modestos trabajadores lo hayan estudiado detenidamente, a juzgar por las atinadas consideraciones que a la obra inmortal
han dedicado”31
Pero leer el Quijote, con todas las ventajas posibles que ello reportaba
para el esparcimiento y la instrucción de los obreros, no constituía nada más
que la expresión de “caridad intelectual” de las clases acomodadas y, acaso, la
alternativa evasiva del proletariado para apartarlo de sus “vicios” y desordenadas costumbres en momentos de holganza. Porque los principales problemas
que aquejaban a Extremadura a la altura de 1905 eran los de orden socioeconómico, aquellos que imprimían su sello de manera permanente en la vida co-
31
El Norte de Extremadura, 15-5-1905.
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tidiana de sus moradores y especialmente, los motivados por una coyuntura
recesiva, que apuntalaba las bases deficitarias de un territorio marcado, en buena medida, por el peso de la tradición e inmersa en la desconfianza respecto a la
modernidad32. El inicio del siglo XX vino definido como el “periodo bisagra”,
donde se afirmaban los nuevos vectores, todavía vacilantes, que conformaban
la contemporaneidad. En el terreno económico estaban muy marcados los efectos del reajuste del mercado fruto de la pérdida del Imperio de Ultramar y la
quiebra de algunos sectores industriales. En Extremadura, uno de los grandes
subsectores afectados fue el de la extracción del corcho, así como el de su
transformación en tapones, sometido a la tiranía de las empresas catalanas y en
menor medida, andaluzas, pero sobre todo, a decisiones gubernamentales en
materia de tarifas aduaneras, francamente lesivas para los productores españoles. El endeble sector textil de pañería lanera también atravesaba por momento
de enorme languidez, ante la falta de renovación tecnológica y métodos de
trabajo, así como volumen de negocio, incapaz de competir con otros centros
manufactureros más dinámicos. La crisis de estos dos subsectores capitales
dentro de la exigua industrialización extremeña no sólo condicionarían de manera determinante el estancamiento manufacturero regional, sino que tendría
también nada desdeñables costes sociales. Sin embargo, lo que verdaderamente otorgaría una impronta crítica a esta coyuntura serían las pésimas cosechas
registradas durante 1904, circunstancia que colocaba a la mayor parte de los
extremeños, cuya población activa dependía del sector primario, en el precario
umbral de la subsistencia. Así pues, las sacudidas que presentaba la economía
extremeña en los comienzos del XX venía a acentuar la sensación sombría de
descalabro estructural que presidía la mentalidad pequeñoburguesa y que la
predisponía a la búsqueda de soluciones universales de amplio calibre como
respuesta redentora. En medio del dilema suscitado en los círculos de opinión
entre el conservadurismo refractario y el regeneracionismo renovador, el perfil
de la sociedad comenzaba a experimentar las mutaciones propias de una nueva
era que luchaba por desasirse del aletargado peso de la zozobra tradicional que
cubría todas las facetas de actividad y fundar un periodo más acorde con los
patrones que ya operaban en otras realidades. En este sentido, la irrupción del
movimiento obrero en Extremadura marcaba claramente la pulsión y fijaba los
32
Un recorrido por el análisis global y sectorial de la crisis económica finisecular en Extremadura
se hace por el profesor Juan GARCÍA PÉREZ en “La economía extremeña en el tránsito del siglo
XIX al XX” en Revista de Estudios Extremeños, Núm. 1. 1998, pp. 283-339.
ENTRE EL IDEALISMO INTELECTUAL Y LA ATONÍA SOCIAL:
LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
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límites de esta adaptación. Si el movimiento mutualista, que centraba sus funciones en acciones situadas en la órbita asistencial, se manifestó como una
fórmula transicional entre el pasado gremial y el societarismo de nuevo cuño,
la aparición de entidades llamadas “de resistencia” revelaban un peldaño superior en la capacidad organizativa del elemento obrero, una pauta madurativa
que partía de desechar modelos exógenos de corte paternalista y alcance limitado, para, enarbolando la bandera de la autonomía de clase, alumbrar los derroteros de una protesta colectiva de tintes inéditos en el panorama social extremeño, heraldo de la contemporaneidad en cuanto respuesta renovada que satisficiera las demandas novedosas nacida de las tensiones sostenidas por capital y
trabajo. En la provincia de Badajoz, las huelgas campesinas de comienzos de
siglo motivadas por los deseos de regular unas bases de trabajo hasta entonces
enmarcadas en la costumbre, innegociables por tanto, significaron un punto de
partida tan solo afianzado por los esfuerzos organizativos emanados de los encuentros obreros de Torre de Miguel Sexmero y de los precedentes fijados por
la sociedad pacense Germinal Obrera33. Poco a poco, la fisonomía de las relaciones laborales se va transformando, merced a la adopción por parte de las
nuevas entidades societarias de los nuevos credos de pensamiento que insuflan
de liturgia emancipadora las aspiraciones de las clases trabajadoras, insertas
hasta entonces en los preceptos doctrinales emanados de las corrientes de raigambre burguesa. Pero en este punto, las diferencias entre los comportamientos colectivos en ambas provincias son tan manifiestos como las distancias que
se guardaban en el terreno intelectual. Mientras que las ideas sociealistas se
extienden por gran parte de las agrovillas de la Baja Extremadura, inspirando la
fundación de auténticas organizaciones de resistencia al capital, el mutualismo
33
Acerca de los primeros pasos del movimiento obrero en la provincia de Badajoz que giran en
torno a la Sociedad Germinal Obrera a la organización de los Congresos de Torre de Miguel
Sexmero pude consultarse las aportaciones de Fermín Rey Velasco; “El Movimiento obrero en
Badajoz hasta 1917”, en Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz. Editora Regional.
Badajoz, 1999, pp. 201-207, y “ El movimiento obrero en Extremadura en el tránsito de los siglos
XIX y XX”, en Revista de Estudios Extremeños . Excma. Diputación de Badajoz, 1998, pp. 675700. Para la provincia cacereña todavía resulta fundamental para conocer los pormenores del
fenómeno societario y el comienzo de la movilización obrera el “clásico” de Fernando Sánchez
Marroyo; Sindicalismo agrario y movimiento obrero (Cáceres, 1906-1920). Caja de Ahorros y
Monte de Piedad de Cáceres. Cáceres, 1979.
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ROBERTO C. MONTAÑÉS PEREIRA
y las entidades enmarcadas en el sindicalismo confesional guían los cauces del
reformismo paliativo como fórmula imperante en la Alta Extremadura. Con
todo, en ambas realidades los movimientos sociales cobran una intensidad virulenta a comienzos de siglo XX, cuyo telón de fondo parte de la síntesis establecida entre intensificación de las estrecheces entre las clases bajas rurales y
emergencia del movimiento obrero organizado. En este sentido, el descontento
popular presenta manifestaciones multiformes, solapándose actitudes inveteradas, de gran tradición peticionaria, relativas con la escasez de subsistencias o
con la protesta ante una fiscalidad onerosa para los desheredados, con manifestaciones propiamente contemporáneas, situadas en un plano más abstracto, fruto de una elaboración doctrinal previa y dotadas de una clara premeditación en
cuanto a sus objetivos, fines y desarrollo. En pleno mes de mayo de 1905,
cuando los fastos del Centenario del Quijote inundaban pueblos y ciudades,
tenía lugar por primera vez en Cáceres la conmemoración del Dia del Trabajo,
celebrándose la primera manifestación pública de este tipo en la capital cacereña.
A Finales de mes, la protesta popular ante lo que se juzgaba como inacción de
los poderes públicos ante la crisis de subsistencia reinante desataba en Guadalupe
un motin de enormes dimensiones, que obligaba a la concentración de la fuerza
pública para aplacar los ánimos de un pueblo hambriento.
La crisis de los subsectores industriales presentes en la región también
despertó la aparición de un potente movimiento obrero, de menor peso numérico, habida cuenta de las debilidades de la industria en Extremadura, pero de
enorme contundencia, teniendo en cuenta el prematuro grado de compromiso
sociopolítico adquirido por los operarios de fábricas y talleres manufactureros.
A la altura de 1905 el nudo gordiano de las reivindicaciones obreras se situaba
en la localidad nortecacereña de Hervás, donde el notable grado de organización obrera y el alcance de las discrepancias sostenidas con los propietarios de
los establecimientos textiles se tradujo en una huelga prolongada de diez meses, resuelta a finales de año en términos de enorme precariedad, gracias a la
labor mediadora de las autoridades civiles y del Instituto de Reformas Sociales.
Otro subsector destacado, el corcho-taponero, también vivía momentos de incertidumbre, gracias a las medidas desacertadas en materia de comercio exterior que emprende el gobierno español y que encarece el producto enormemente en su exportación. En paralelo con el inicio de toda una campaña de presión
colectiva en defensa del sector ante las autoridades, orquestada por los fabricantes, también los operarios iniciaron sus propias acciones, reflejando su mayor o menor grado de autonomía con respecto a éstos en función de las coincidencias o discrepancias que mantenían con la patronal del corcho. Mientras
ENTRE EL IDEALISMO INTELECTUAL Y LA ATONÍA SOCIAL:
LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
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que la sociedad cacereña “La Labor Corchera”, de inspiración republicana, se
sumaba a los actos y plataformas convocadas por los fabricantes, la Sociedad
de obreros corcho-taponeros de Fregenal de la Sierra utilizaba en sus reivindicaciones un tono mucho más combativo y dejaba entrever en sus planteamientos el exclusivo móvil de la defensa de los intereses obreros34.
Crisis agrícola y decadencia paulatina de los escasos focos de producción industrial se conjugaban para componer un cuadro muy poco halagüeño
en el plano social de cara a la celebración del Centenario del Quijote. Diversas
corporaciones lanzaban llamamientos apremiantes a las autoridades para que
pusieran coto a la elevación incontenible de los artículos de primera necesidad,
particularmente de ese medidor del malestar social que era el pan. La franquicia de derechos de consumos concedida al trigo en detrimento del recargo que
se gravaba sobre otras especies no se había traducido en soluciones efectivas.
La falta de subsistencias y la elevada fiscalidad desangraban a los sectores más
vulnerables de la sociedad extremeña y la hacían presa de un enorme malestar,
dispuesto a desbordarse en actos que contravenían el orden social. Esta potencialidad siempre marcaba el límite que prefiguraba el aldabonazo para la intervención de los poderes públicos y el concurso de los elementos hacendados
para regular la miseria colectiva y fijar los cauces de su intervención proteccionista. Comedores populares, reapertura de Tienda-Asilo y partidas presupuestarias de urgencia para el empleo público en obras de infraestructura se convertían en las medidas de referencia reeditadas periódicamente en cada Crisis de
34
Básicamente, las demandas de los empresarios y operarios corcho-taponeros se referían a la
exportación del corcho en planchas, excesivamente gravosa. Para ello se articuló un movimiento
de oposición a las actuaciones del Gabinete Maura en el terreno del comercio exterior, lesivo
para los intereses de la industria. Se pedía la prohibición de la exportación o alguna forma de
compensación para los derechos que pagaba en el extranjero el corcho español convertido en
tapones. En Extremadura, donde este subsector contaba con notables enclaves, Cáceres, Cañaveral, San Vicente de Alcántara, Fregenal de la Sierra, Alburquerque, tanto los propietarios de las
industrias como los obreros corcho-taponeros pronto emprendieron el camino de la movilización. A la petición formal de amparo realizada por los obreros cacereños a finales de octubre de
1904 le siguió en similares términos la efectuada por los operarios de Fregenal de la Sierra,
quienes presumiblemente alentados por ideales socialistas, llevaron a cabo una campaña de visos
más peticionarios que los de Cáceres, cercanos al republicanismo obrerista. Sobre las vicisitudes
del sector y las secuenciación de las protestas puede verse varias reseñas de prensa; Nuevo Diario de Badajoz, 31-12-1904 y El Norte de Extremadura, 1-6-1905
480
ROBERTO C. MONTAÑÉS PEREIRA
Trabajo, sin contar con las iniciativas provenientes de la Beneficencia privada
y los actos de caridad desarrollados a título individual.
En cualquier caso, la situación de aflicción colectiva en la que se situaban
buena parte de las localidades extremeñas motivó el especial celo de las autoridades por conocer las dimensiones de la crisis y conjurar institucionalmente
sus aspectos más lacerantes. Para ello los Gobernadores Civiles solicitaron de
los alcaldes diversos informes y valoraciones acerca de las causas de la crisis
que azotaba sus localidades, así como los posibles remedios ante sus efectos
con el fin de incluirlos en un Memorandum sobre diversos aspectos de la vida
regional( enseñanza, higiene, moralidad social), para que sus intereses materiales y aspiraciones ideales fueran elevados a la Corte. El procedimiento entraría
en la lógica de las “Informaciones” o “Cuestionarios”, que recientemente se
había utilizado en Extremadura para recabar diversos datos relativos a las condiciones de vida de su población asalariada35. Las numerosas irregularidades
en la confección de la consulta anterior motivaba numerosas suspicacias entre
los elementos más genuinamente regeneracionistas, que denunciaban la nulidad de un procedimiento viciado por el “encasillado político”. No en vano, el
nombramiento y confección de las Juntas Locales de Reformas Sociales solía
desatar cuantiosas discrepancias entre las opciones políticas en liza y, en cualquier caso, revelaban la marginación a la que se sometía a los vocales de las
organizaciones obreras, conocedoras de primera mano de las vicisitudes y privaciones de sus agremiados. Con todo, las valoraciones sobre la condición social de los humildes emanadas de los informes elaborados por las Juntas Locales de Reformas Sociales no daban lugar a dudas y hablaban de un importante
quebranto y de numerosas privaciones en las vida cotidiana de la base productiva de la sociedad. Las pésimas cosechadas registradas en 1904 agudizaban
más si cabe la crudeza en la que se desenvolvían buena parte de las familias
extremeñas, sometidas a los rigores y exigencias del hambre como consecuencia de la elevación incontenible de las subsistencias. Los caracteres funestos de
esta cuestión venían a sumarse a la larga lista de eslabones que componían la
35
Instituto de Reformas Sociales. Resumen de la Información acerca de los obreros agrícolas de
las provincias de Andalucía y Extremadura. Madrid, 1905. Reeditado con el título: “Los salarios
agrícolas en Andalucía y Extremadura en el año 1905”, en Revista del Trabajo 1, 1963, pp. 187294.
ENTRE EL IDEALISMO INTELECTUAL Y LA ATONÍA SOCIAL:
LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
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cadena de la miseria endémica que azotaba la región y entre los que se encontraban las pésimas condiciones higiénico-sanitarias de pueblos y ciudades, las
elevadas tasas de natalidad general y el fomento del hacinamiento, que junto a
la escasez de ingresos familiares, disparaban los registros de mortandad infantil hasta niveles desbordantes36. El régimen laboral medio en Extremadura, aún
presentando numerosas oscilaciones, en función de la tarea desempeñada, la
temporada y disponibilidad de trabajo, constituía una fiel radiografía de lo antedicho. En el Cuadro I presentamos un balance genérico de las condiciones de
trabajo y salario en la Extremadura del Centenario de El Quijote37;
36
Numerosos artículos de prensa retrataban el cuadro de miseria de la Extremadura que veía nacer
el siglo XX. Esta visión pretendía erigirse en aldabonazo a la opinión pública y un llamamiento
de las autoridades para poner coto a los elementos causantes del que se juzgaba como estado
degenerativo de la condición humana en Extremadura, discurso que se integraba en las teorías
regeneracionistas en boga en aquel momento. El problema de las subsistencias fue el leitmotiv de
todos ellos y sobre este particular destacaron las entregas de Kall D´erón en el Nuevo Diario de
Badajoz. Véase “Las subsistencias en Extremadura” 20-12-1904.
37
También para un análisis pormenorizado de estas variables puede acudirse a BOHOYO
VELÁZQUEZ, I. F: Situación socioeconómica y condiciones de vida en la provincia de Badajoz
( 1880-1902). Badajoz, 1984, pp. 66-68.
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CUADRO I
RÉGIMEN DE TRABAJO DE LOS ASALARIADOS AGRÍCOLAS
EN EXTREMADURA (1904)
TRABAJO
DURACION
SALARIO
CONDICIONES
Sementera
Sol a Sol
Entre 4 y 6 reales
1 hora comida y descansos de 30 minutos
Esquileo
9 horas
8 reales
=======
Siega de Cebada
Sol a Sol
8 reales
El Cigarro, siesta
Desayuno, comida,
Siega de Trigo
Sol a Sol
Entre 10 y 12 reales
Desayuno, comida,
El Cigarro, siesta
Descorcho
Sol a Sol
Entre 9,10 y 12 reales
Varios descansos
Varios
Sol a Sol
6 reales a seco
1 hora comida y
3 cigarros
FUENTE: Nuevo Diario de Badajoz 20-12-1904
Computando el promedio de días y el salario medio de los asalariados
agrícolas en Extremadura cabe inferir que el jornal medio del jornalero extremeño rondaba los seis reales, y ello en circunstancias con un acceso regular al
trabajo. Los umbrales de pobreza resultaban inaccesibles para buena parte de
las familias y en estas circunstancias, los analistas se apresuraron a explicar su
incidencia en otros terrenos como el de las costumbres o el de la moralidad. La
taberna, escenario de sociabilidad predilecto del campesino, proliferaba gracias al apego que éstos sentían al alcohol como ese Bálsamo de Fierabrás que
facilitaba la evasión durante horas de una realidad doliente. Por otra parte, la
sempiterna falta de recursos abocaba a los más audaces por la senda de la delincuencia social, reflejada en la abundancia de sumarios globalmente consignados como atentados contra la propiedad y donde, en ocasiones, bajo la morfología del asalto esporádico a la propiedad como instrumento de la desigualdad
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LA CONMEMORACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DE “EL QUIJOTE”...
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social para cubrir un fin inmediato, aparece oculta una significación que apunta
perfiles más contemporáneos de verdadera confrontación de corte clasista38
5. CONCLUSIONES
En resumen, en las dos provincias extremeñas se sucedieron durante la
primera quincena de mayo de 1905 diversos actos conmemorativos del Tercer
Centenario de El Quijote, celebraciones que tuvieron una triple naturaleza;
institucional, confundida muchas veces con la estrictamente académica, desarrollada en Escuelas Normales e Institutos de Segunda Enseñanza, pero extensible a otros órdenes de la vida pública, la propiamente educativa, mediante la
organización de certámenes y concursos de índole instructivo, y finalmente la
dimensión intelectual, agrupada en los centros e instituciones culturales, aunque también profesada individualmente. Los caracteres de todas estas manifestaciones tributarias fueron desiguales, en función de variables como recursos,
disponibilidad institucional y capacidad organizativa de la esfera intelectual,
pero, en cualquier caso, toda una radiografía con profunda carga simbólica del
clima espiritual, intelectual y político de un Estado vacilante y una sociedad
invertebrada, elementos de mayor calado en regiones como Extremadura, que
luchaba por desasirse de su secular postración
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38
Uno de los estudios de mayor calado sobre las diferentes facetas del malestar social y su traducción en acciones colectivas de protesta en la Baja Extremadura durante la Restauración es el
realizado por el alemán BAUMEISTER, Martín: Campesinos sin tierra. Resistencia y supervivencia en Extremadura (1880-1923). Ministerio de Agricultura y Diputación provincial de Badajoz.
Badajoz, 1996.
484
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