Joven guerrillero que escapó de las Farc: “El alto el

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LATERCERA Domingo 10 de julio de 2016
Mundo
RR El Sexto Frente de las Farc en la zona del Cauca, en una imagen de 2012. FOTO: EFE
RR Ricardo en la Agencia Colombiana de Reintegración (ACR).
[HISTORIA] A los 14 años, Ricardo ingresó al movimiento político de las Farc y cuatro años más tarde
decidió cambiar Bogotá por la selva, para incorporarse a la estructura armada de la guerrilla. Ahí conoció a
los líderes históricos del grupo armado, pero al poco tiempo decidió escapar. Por Constanza Cruz D.
Joven guerrillero que escapó de las
Farc: “El alto el fuego es un alivio”
I
nmerso en la selva, en San
Vicente del Caguán, en el
departamento de Caquetá,
al suroriente del país, Ricardo aprovechó una misión que tenía en un pueblo para concretar algo que
no lo dejaba dormir: escaparse de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (Farc). Era 2012 y llevaba dos años y un par de meses en
la estructura armada de la guerrilla.
Una enfermedad en la vesícula y la
envidia que, según cuenta a La Tercera, le tenían sus compañeros lo hicieron temer por su vida, y con la
ayuda de un compañero, caminó,
corrió y anduvo en moto para huir
de vuelta a Bogotá, donde estaba su
familia. “Pensé: ¡No me puedo morir aquí!”, dice.
Con tan sólo 14 años, Ricardo ingresó al movimiento político de las
Farc por un profesor de su colegio
que pertenecía a las milicias urbanas de la guerrilla y que lo acercó al
movimiento bolivariano y más tarde al Partido Comunista Colombiano Clandestino (PC3). Comenzó entonces a introducirse en la organización de masas y una vez que llegó
a la universidad, se mantuvo en ese
Ricardo prefiere no
revelar su apellido. “La
guerrilla tiene la política
de matar a los que la
abandonan”, dice.
El cambio de la ciudad a
la selva no se le hizo fácil.
Modificó su dieta y tuvo
que aprender a caminar
de noche.
“Es un alivio y una
alegría” el alto el fuego al
que llegó la guerrilla con
el gobierno, dice Ricardo.
cargo haciendo colectivos políticos
y estudiantiles. Pero a sus 20 años,
tanto por convicción como porque
no tenía trabajo para subsistir, decidió internarse en la selva para la
lucha armada. Fue asignado a la columna Teófilo Forero Castro, nombrada así por el líder sindical colom-
biano asesinado en 1989.
Ricardo prefiere no revelar su apellido. Aún tiene miedo de que las
Farc sepan dónde está, ya que “tienen la política de asesinar a los que
salen de la guerrilla”, advierte. A pesar de que hace casi cuatro años
dejó las Farc, es cauteloso, ya que ha
visto a algunos miembros en Bogotá. “Trato de no frecuentar lugares
a los que ellos van, pero ha sido difícil. Es peligroso vivir aquí. Me he
vuelto a topar con milicianos, con
gente de la organización política y
hasta con guerrilleros. Para nadie es
un secreto que hasta los mismos
guerrilleros vienen a la ciudad y
vuelven al monte”, asegura.
Por eso, el ex combatiente afirma
que es un “alivio y una alegría” el
alto el fuego al que llegaron la guerrilla y el gobierno de Juan Manuel
Santos a fines de junio, pero sostiene que hay que esperar a ver cómo
transcurren las cosas para la firma
de la paz. “No habrá más hijos
muertos ni estudiantes que sus carreras se fueron a la guerra”, dice.
De la ciudad a la selva
En las primeras semanas, las Farc
obligan a sus nuevos guerrilleros a
realizar un curso básico. “Ahí te enseñan a reaccionar, disparar, cómo
te tienes que mover, qué órdenes seguir. Siempre en primer grado de
alistamiento, dormíamos con el
uniforme, porque en cualquier momento te bombardean y tienes que
salir corriendo”, cuenta Ricardo. El
cambio de la ciudad a la selva no se
le hizo fácil. Modificó su dieta y
tuvo que aprender a caminar. “No
es lo mismo caminar en la ciudad
que en el monte y de noche”, dice.
Luego ingresó a la comisión de organización de masas. “Fue una labor que me impuso la guerrilla para
aprovechar mis conocimientos”,
cuenta. Pero cuando comenzó a observar que la envidia y la corrupción
eran muy similares a la sociedad de
la cual había escapado para irse a la
guerrilla, “tuve una lucha constante conmigo”. “Estaba en la comisión
con cinco comandantes. Cuando
ingresé, ascendí al segundo lugar y
comenzaron a tenerme cierta envidia, a hacerme la vida imposible. Yo
tenía mucha experiencia en organización campesina y tenía varios
contactos en la ciudad”, afirma. Ricardo recuerda que lo hacían caminar por sectores donde estaba el
Ejército, “inventaban rumores y me
culpaban de errores que yo no cometí”. “Empecé a darme cuenta de
que no era lo que quería”, sostiene.
Cuando estaba en la guerrilla, Ricardo se levantaba a las 4.30, hora
en que los combatientes debían estar muy alertas, ya que “era cuando el Ejército atacaba”. Caminaban diariamente dos a tres horas
hasta lograr un sitio para hacer
campamentos. Durante sus dos
años en la selva estuvo involucrado en muchos ataques del Ejército.
“La demanda de la guerra la tuvimos todos. Yo viví de muy cerca la
muerte, bastantes compañeros fueron heridos o murieron”. De los
secuestros que realizaba la guerrilla prefiere no hablar. Tampoco de
si mató a alguien.
Mientras estuvo en las Farc, Ricardo pudo conocer a varios de sus líderes. Estuvo con “Alfonso Cano”,
quien murió en 2011, y fue sucesor
del líder histórico de la guerrilla,
“Tirofijo”; con Joaquín Gómez y
Hernán Velásquez, ambos miembros del Secretariado. Luego de escapar, ingresó a la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR),
donde pudo retomar sus estudios.b
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