GOSHO Las tres clases de tesoros - Soka Gakkai International (SGI)

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Las tres clases de tesoros
[Fuente: Los escritos de Nichiren Daishonin, Tokio, Soka Gakkai, 2008, págs.
889-894.]
He recibido diversos enseres que me trajo su mensajero; entre ellos, una túnica
blanca acolchada y una sarta de monedas, y también los artículos mencionados
en la carta de Toki.
1
En especial, fueron muy bienvenidos los caquis, las peras, y las algas frescas
y secas.
Estoy sumamente afligido por la enfermedad de su amo. Aunque él no profesa
la fe en el Sutra del loto, usted es miembro de su clan; por lo tanto, es gracias a
la consideración de él como usted puede hacer ofrendas a este sutra. Y en
dicho caso, estas pueden convertirse en oraciones por el restablecimiento de su
señor feudal. Piense en un árbol pequeño que crece a la sombra de un árbol
grande o en la hierba que se extiende a la vera de un ancho río. Ninguno de los
dos recibe el agua o la lluvia en forma directa; sin embargo, ambos crecen
gracias al rocío que cae del árbol grande o a la humedad que exuda el río. Lo
mismo se aplica a la relación entre usted y su señor feudal. Para da otro
ejemplo, el rey Ajatasatru fue enemigo del Buda. Pero como Jivaka, ministro de
la corte real, creía en el Buda y constantemente le hacía ofrendas, se dice que
los beneficios que él había acumulado por sus acciones regresaron a
Ajatashatru.
El budismo enseña que cuando la naturaleza de Buda se manifiesta desde
nuestro interior, uno recibe protección desde el exterior. Es uno de sus principios
fundamentales. El Sutra del loto dice: ―Sien
to profundo respeto por vosotros‖.2
El Sutra del nirvana afirma: ―T
odos los seres vivos poseen la naturaleza de Buda
por igual‖. En El despertar de la fe en el Mahayana, del bodhisattva
Ashvaghosha, se lee: ―C
omo la verdadera Ley invariablemente impregna
nuestra vida y ejerce su influencia, las ilusiones se extinguen al instante y se
manifiesta el cuerpo del Dharma‖. El Tratado sobre los niveles de la práctica del
yoga, del bodhisattva Maitreya, contiene palabras semejantes. Lo oculto se
convierte en virtud manifiesta.
El demonio celestial ya sabía esta cuestión de antemano. Por eso se apoderó
de sus colegas y los llevó a inventar esa mentira inadmisible3 para que usted no
pudiera seguir haciendo ofrendas al Sutra del loto. Sin embargo, como su fe es
profunda, las diez demonios tienen que haber acudido en su ayuda provocando
la enfermedad de su señor feudal. Él a usted no lo considera un enemigo, pero
como en cierta oportunidad dio crédito a las acusaciones falsas que pergeñaron
sus colegas, ha contraído esta grave y persistente enfermedad.
Ryuzo-bo, en quien se apoyan estas personas como pilar de su fortaleza, ya fue
derribado. Y los que hablaban mal de usted terminaron contrayendo la misma
enfermedad que su señor feudal. Ryokan es culpable de faltas mucho más
graves, así que muy probablemente acaba sufriendo o provocando un grave
accidente. Lo que es seguro es que no escapará indemne.
Así como están las cosas, tengo la sensación de que usted corre peligro. Sus
enemigos sin falta atentarán contra su vida. En el juego del chaquete, cuando se
ponen dos fichas del mismo color lado a lado, se neutraliza el ataque de
cualquier ficha oponente. En el caso de un carro, mientras conserve sus dos
ruedas podrá andar por el camino sin tumbarse. Del mismo modo, cualquier
enemigo dudará en atacar si ve que dos hombres marchan juntos. Por lo tanto,
al margen de los defectos que vea en sus hermanos menores, no permita que
estos lo dejen solo ni siquiera un instante.
La expresión de su rostro delata con elocuencia un temperamento irascible.
Pero sepa que las funciones celestiales no protegerán a una persona de mal
carácter, ni aun considerándola alguien muy importante. Si a usted lo matan,
aun cuando pueda lograr la Budeidad, nosotros sentiremos un terrible
desconsuelo, pero sus enemigos estarán encantados. Y esto sería en verdad
lamentable. Mientras sus adversarios pasan el tiempo conspirando para
perjudicarlo, hoy su señor está confiando en usted más que nunca. Aunque sus
enemigos finjan haberse aplacado, tenga la seguridad de que en su fuero
interno todos destilan rencor. Así que, cuando esté en presencia de ellos, en
todo momento condúzcase de manera irreprochable. A los demás vasallos del
clan muéstreles más respeto que antes. Y, por un tiempo, cuando haya
miembros del clan Hojo en casa de su amo no se deje ver, ni siquiera cuando
este lo mande llamar.
Si sucediera lo peor y su señor muriera, sus enemigos quedarían sin señor
feudal y no tendrían a quien recurrir, aunque hoy parezcan no darse cuanta de
ello. Con esta misma falta de sentido común, cuando lo ven a usted presentarse
a trabajar cada vez con más frecuencia, el corazón les late con furia y la envidia
los deja sin aliento.
Si los hijos del clan Hojo o las esposas de los poderosos le preguntan por la
enfermedad de su señor feudal, sean quienes fueren, arrodíllese y, con las
manos en la posición debida, conteste así: ―S
u enfermedad escapa totalmente a
mi escasa facultad de curar. Pero, por mucho que trato de excusarme, él insiste
en que sea yo quien lo atienda. Y como respondo a sus órdenes, no tengo más
remedio que obedecerle‖. No se peine las patillas; tampoco vista el atuendo
almidonado que se lleva en la corte, ni túnicas acolchadas de vivo colorido u
otro tipo de traje vistoso. Tenga paciencia y, por el momento, mantenga esta
línea de conducta.
Probablemente usted ya lo sepa, pero permítame citar la predicción del Buda
con respecto a la última era. En esencia, señala: ―S
erá una época corrupta, en
la cual hasta a los venerables les será difícil vivir. Serán como la piedra en el
fuero, que, por un tiempo, parece resistir el calor extremo, hasta que, por fin, se
calcina y se reduce a cenizas. Los sabios proclamarán las cinco virtudes
constantes, pero hasta a ellos mismos les costará ponerlas en práctica‖. De ahí,
el refrán: ―Nopermanezcas demasiado tiempo en el sitial de honor‖.
Muchas personas ya han conspirado para destruirlo, pero usted siempre ha
eludido las intrigas y ha salido airoso. Si ahora pierde la compostura y cae en su
trampa, será, como dice la gente, igual que el barquero que rema con todas sus
fuerzas pero naufraga justo antes de llevar a la orilla. O como la persona a quien
no le sirven agua caliente cuando termina de comer.
Mientras esté en la finca de su señor nada malo le sucederá, siempre y cuando
se quede en la sala que le han asignado. Pero tenga la seguridad de que sus
enemigos lo estarán acechando en el camino, cuando se dirija a su trabajo al
amanecer, o cuando regrese a la hora del crepúsculo. Asimismo, revise con
cuidado los alrededores de su propiedad y el interior, no sea cosa que haya
alguien oculto tras una puerta de doble hoja,4 dentro del santuario familiar, en la
cámara que hay bajo las tablas del suelo o en el espacio que hay sobre le cielo
raso. Esta vez, sus oponentes emplearán mayor astucia en sus tretas. Y, en
última instancia, en Kamakura nadie le será de tanta ayuda en una emergencia
como los guardianes nocturnos de Egara.5 Por mucho rechazo que esto le
produzca, relaciónese con ellos en forma amistosa.
Yoshitsune no encontró la forma de vencer al clan Heike hasta que Shigeyoshi
se puso de su lado y, de esa manera, pudo derrotar a sus rivales. 6 El sogún
[Minamoto no Yoritomo] buscó vengarse de Osada por la muerte de su padre,
pero esperó a derrotar al clan Heike para decapitar al asesino.7 En el caso de
usted, es mucho más importante aún que se alíe con los cuatro guardianes
nocturnos. Las viviendas que habían ganado a fuerza de arriesgar la vida les
fueron confiscadas por su amo debido al Sutra del loto y, más directamente,
debido a Nichiren. Sea considerado con las personas que creen en Nichiren y
en el Sutra del loto, al margen de lo que puedan haber hecho en el pasado. Es
más, si ellos frecuentan su casa, sus enemigos temerán lanzar un ataque furtivo
en horas de la noche. No son gente que esté buscando vengar la muerte de su
padre, así que, con toda seguridad, tratarán de que su plan no se divulgue.
Contra este tipo de personas, que se ocultan de la vista de los demás, no podrá
encontrar guerreros más confiables que ellos. Siempre mantenga con ellos un
trato amistoso. Pese a todo, como usted es irascible por naturaleza, tal vez no
quiera tener en cuenta mi consejo. En ese caso, salvarlo quedará fuera del
poder de mis oraciones.
Su propio hermano mayor y Ryuzo-bo conspiraron para hacerle daño. Pero,
gracias a la intervención de las deidades celestiales, las cosas terminaron
desarrollándose como usted deseaba. ¿Cómo se atreve, entonces, a
contradecir el deseo de las deidades celestiales justo en este momento?
Aunque hubiera acumulado mil o diez mil tesoros, ¿de qué le servirían si su
señor feudal decidiera abandonarlo? Él ya lo respeta como si usted fuese su
propio padre; lo sigue con la misma docilidad conque el agua se adapta a un
recipiente; lo busca como un ternero llama a su madre, y se apoya en usted
como un anciano se sostiene en su bastón. ¿No cree que toda esta estima se
debe a la ayuda del Sutra del loto? ¡Que envidia sentirán sus camaradas de
armas! Debe hablar con estos cuatro hombres sin demora, y mantenerme
informado de la situación. Entonces, oraré con fervor a las deidades para que lo
protejan. Ya les he comunicado la congoja que lo embarga por la muerte de su
padre y de su madre. Ellos, sin falta, recibirán la mejor consideración en
presencia del buda Shakyamuni.
Una y otra vez recuerdo el momento, aun hoy inolvidable, en que me iban a
decapitar. Usted acudió a acompañarme y, con los ojos anegados en lágrimas
de dolor, se aferró a las riendas de mi caballo.8 No podría olvidarlo en ninguna
de mis existencias futuras. Si, por alguna grave falta, usted tuviese que caer en
el infierno y Shakyamuni me estuviera instando a lograr la Budeidad, aun así yo
me negaría. Preferiría, en cambio, ir al infierno con usted. Pues si los dos
cayéramos juntos, encontraríamos al buda Shakyamuni y al Sutra del loto en
ese lugar, y sería como si la luna estuviese alumbrando la oscuridad, como si se
vertiera agua fría en agua caliente, como si el fuego derritiese el hielo o como si
el sol disipara la penumbra. Pero si usted se aparta de mi consejo, aun en lo
más mínimo, luego no me culpe de lo que pueda suceder.
Tal como usted pronostica, la plaga que está azotando el país en estos
momentos causará estragos en la clase más alta de la sociedad cuando
comience el nuevo año. Tal vez sea el designio de las diez demonios. Por el
momento, mantenga la calma y observe cómo se desarrollan los hechos. Y no
ande por ahí lamentándose ante los demás de cuánto le cuesta vivir en este
mundo; una actitud así es totalmente impropia de un hombre digno. Cuando un
hombre se comporta de este modo, el día que muere, su esposa, abrumada por
el dolor de haber enviudado, acaba contándoles a los demás los hechos
vergonzantes que él cometió en vida, aun cuando esta no haya sido en verdad
su intención. Y de ningún modo será culpa de ella, ya que el único origen de
todo habrá sido el comportamiento reprochable del marido.
Es muy raro nacer como ser humano. El número de seres dotados de vida
humana es tan pequeño como la tierra que cabe sobre una uña. La existencia
de un ser humano es algo difícil de conservar, así como es difícil mantener el
rocío sobre la hierba. Pero es mejor vivir un solo día con honor que ciento veinte
años para morir en la deshonra. Viva de tal forma que la gente de Kamakura lo
elogie por la diligencia con que Nakatsukasa Saburo Saemon-no-jo presta
servicio a su señor, al budismo y a las demás personas. Más valiosos que los
tesoros de los cofres son los del cuerpo. Pero ninguno es tan preciado como los
tesoros del corazón. Desde el mismo instante en que lea esta carta, ¡esfuércese
por acumular los tesoros del corazón!
Quisiera mencionarle un incidente que, por lo general, se mantiene en secreto. 9
En la historia del Japón, hubo dos emperadores que murieron asesinados. Uno
fue Sushun, hijo del emperador Kimmei y tío del príncipe Shotoku. Un día,
durante su reinado como trigésimo tercer soberano, Sushun convocó a Shotoku
y le dijo:
--Hemos oído decir que eres un hombre de sabiduría sagrada. ¡Examina
nuestra fisonomía y dinos qué ves en ella!
El Príncipe se negó tres veces, pero el Emperador insistió en que debía
obedecer su orden imperial. Por fin, incapaz de seguir rehusando, el Príncipe
reverentemente escrutó la fisonomía del Emperador e informó:
--El semblante de Vuestra Majestad indica que seréis asesinado.
Con el rostro demudado, el Emperador preguntó:
--¿En qué pruebas te fundas para hacer semejante aseveración?
Y el Príncipe respondió:
--Veo en vuestros ojos venas rojas que se ramifican. Esto es señal de que
incurriréis en el odio de los demás.
Entonces, el Emperador inquirió:
--¿Y qué podemos hacer para escapar de esta suerte?
--Es difícil eludirla –respondió el Príncipe—. Pero hay ciertos soldados a
quienes se conoce como las cinco virtudes constantes. Mientras conservéis a
vuestro lado a estos guerreros, estaréis a salvo de todo peligro. En las
escrituras budistas, a estos soldados se los conoce como ―l
a práctica de la
tolerancia‖, uno de los seis paramitas.
A partir de entonces, durante cierto tiempo, el emperador Sushun observó
fielmente el ejercicio de la tolerancia. Pero como era irascible por naturaleza,
acabó violando el precepto un día que uno de sus súbditos le regaló una cría de
jabalí. Extrajo la varilla de metal que llevaba sujeta a la vaina de su espada y
clavándola en los ojos del animal, dijo:
--Uno de estos días, esto es lo que haremos con cierta persona que odiamos…
El príncipe Shotoku, allí presente, exclamó:
--¡Ah, qué palabras tan temibles habéis pronunciado, Majestar! ¡Ahora, sin falta
provocaréis la enemistad de los demás! Esto que acabáis de decir será la
espada que se volverá contra vos.
Entonces, el Príncipe ordenó que se trajeran al recinto objetos de valor y se
repartiesen entre aquellos que habían escuchado las palabras del monarca [con
la esperanza de comprar su silencio]. Pero uno de ellos narró el episodio al gran
ministro Soga no Umako. Y este, convencido de que a él se dirigían las
amenazas del Emperador, se alió con Atai Goma, hijo de Azumanoaya no Atai
Iwai, y le ordenó asesinar al Emperador.10
Así que hasta un monarca en su trono debe tener la prudencia de no expresar
en forma abierta todos sus pensamientos. El sabio Confucio acataba su
máxima: ―Po
r cada palabra, nueve pensamientos‖,11 o sea que pensaba nueve
veces antes de hablar. Tan, duque de Chou, era tan considerado cuando
esperaba visitas, que mientras se lavaba el cabello lo retorcía tres veces o
escupía los bocados tres veces durante la comida [para no hacerlos esperar].
Piense con detenimiento en lo que he querido decirle, para no tener luego nada
que reprocharme; el budismo se encuentra precisamente en esta clase de
actitudes.
El corazón de todas las enseñanzas que el Buda expuso a lo largo de su vida es
el Sutra del loto, y el corazón de la práctica de este sutra se encuentra en el
capítulo ―Elbodhisattva Jamás Despreciar‖. ¿Qué significa el profundo respeto
que el bodhisattva Jamás Despreciar sentía hacia todas las personas? El
propósito con el cual nació en este mundo el buda Shakyamuni, señor de las
enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano.
Respetuosamente.
A los sabios puede llamárselos humanos, pero los desconsiderados no son más
que animales.
Nichiren
En el undécimo día del noveno mes, tercer año de Kenji (1277), signo cíclico
hinoto-ushi.
Respuesta a Shijo Saemon-no-jo
Antecedentes
Esta carta fue escrita en Minobu el noveno mes de 1277, y dirigida a shijo
Nakatsukasa Saburo Saemon-no-jo Yorimoto, más conocido como Shijo Kingo,
que vivía en Kamakura. En algún momento del año 1274, Shiji Kingo había
iniciado el diálogo para transmitir a su señor feudal Ema la fe en las enseñanzas
del Daishonin. Pero su amo no respondió en forma positiva. En cambio, redujo
la superficie de las tierras consignadas a Shijo Kingo y amenazó con enviarlo a
la remota provincia de Echigo. Los compañeros de armas de Kingo echaron a
correr infamias sobre él, de modo que el samurái fue injustamente acusado de
haber provocado disturbios en un debate acaecido el sexto mes de 1277,
durante el cual un sacerdote de la escuela Tendai, llamado Ryuzo-bo, fue
vencido por Sammi-bo, discípulo de Nichiren Daishonin.
El Daishonin advierte a Shijo Kingo y le muestra la mejor forma de conducirse
en circunstancias tan adversas. Ese mismo año, el señor feudal Ema cayó
enfermo, y Kingo, haciendo gala de sus conocimientos médicos, logró curarlo.
Su amo quedó tan agradecido, que en 1278 le restituyó e, incluso, le aumentó
las tierras asignadas.
En el inicio de esta carta, el Daishonin dice a Kingo que debe recordar lo mucho
que le debe a su señor feudal, y recalca la enseñanza budista de que el cambio
profundo en nuestro interior invariablemente produce cambios en el mundo
circundante. Menciona que cuando él había estado a punto de ser decapitado
en Tatsunokuchi, Kingo había jurado morir a su lado.
Cuando esta carta fue escrita, Kingo pasaba por dificultades extremas y el
Daishonin, por eso, ejercía toda su capacidad para protegerlo. Dice que como
Kingo había tenido la fortuna de nacer como ser humano y de conocer la
verdadera enseñanza, debía acumular los ―teso
ros del corazón‖ y ganar el
respeto de los demás. En la parte final, mediante referencias históricas al
emperador Sushun y a otras figuras, el Daishonin enseña a Kingo que, como
budista, debía comportarse admirablemente en sus asuntos cotidianos y ser
considerado con los demás.
Notas
1
2
3
4
5
6
7
Toki se refiere a Toki Jonin, uno de los más destacados seguidores del Daishonin. Vivió en la
provincia de Shimosa y sirvió como vasallo a las órdenes del señor feudal Chiba,
administrador de dicha provincia.
Sutra del loto, cap. 20.
La expresión ―
mentira inadmisible‖ se refiere al informe falso que, presuntamente, los colegas
de Shijo Kingo presentaron al señor feudal Ema diciéndole que Kingo, para incomodar al
sacerdote Ryuzo-bo de la escuela Tendai, había perturbado mediante el uso de la fuerza el
debate de Kuwagayatsu.
En el Japón medieval, la mayoría de las puertas eran corredizas. En este caso, se refiere a un
tsumado, es decir, una puerta de dos hojas que se abre a la usanza occidental.
Egara es el nombre de un sitio de Kamakura donde se concentraban los edificios
gubernamentales.
Shigeyoshi se refiere a Taguchi Shigeyoshi (s.d.), jefe de una poderosa familia de Awa,
provincia situada en la isla de Shikoku. Aunque integraba el clan Taira (o Heike), regularmente
pasaba información a Minamoto no Yoshitsune (1159-1189), medio hermano menor de
Minamoto no Yoritomo, sobre las condiciones internas del ejército de los Taira y sus puntos
débiles.
En 1159, Minamoto no Yoshitomo, padre de Yoritomo, encabezó una batalla contra el ejército
de los Taira y fue derrotado. Mientras huía, se escondió en casa de Osada Tadamune,
samurái de la provincia de Owari, en el centro del Japón. Osada, que actuaba siguiendo
órdenes de los Taira, condujo a Yoshitomo al baño, donde lo asesinó. Cuando, luego,
Yoritomo envió a su ejército a luchar contra los Taira, Tadamune y su hijo se aliaron con él,
pero fueron asesinados por orden de Yoritomo, tras la caída de los Taira.
8
Referencia a la persecución de Tatsunokuchi, de 1271, cuando el Daishonin estuvo a punto de
ser decapitado.
9
Este incidente figura en Crónicas del Japón. Presuntamente, no se mencionaba en forma
abierta porque se refería al asesinato de un Emperador a manos de uno de sus vasallos.
10
El emperador Sushun, cuya aspiración al trono fue apoyada por Soga no Umako, ascendió al
trono en 588. Pero Umako mandó asesinarlo en 592 para coronar en su lugar a su propia
sobrina, la emperatriz Suiko. Atai Goma también respondía al nombre de Azumanoaya no Atai
Goma; sus ancestros había llegado al Japón desde la China durante el reinado del emperador
Ojin (entre finales del siglo IV y principios del siglo V). Atai Goma fue responsable de
supervisar a los artesanos extranjeros. Su familia acumuló gran poder económico y político, y
se alió con el clan Soga.
11
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