3_las psicosis - Revista Contexto Psicológico

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LAS PSICOSIS
PUBLICADA EN EDICIÓN N° 20 DE CONTEXTO PSICOLOGICO
Intentaré a continuación hacer un breve recorrido por algunos momentos cruciales en
la historia de la psiquiatría. Me detendré en los hallazgos que contribuyeron,
progresivamente, a delimitar el concepto de psicosis tal como lo usamos en la
actualidad. No obstante haber sido objeto de importantes críticas y revisiones, estos
operadores de la clínica sobrevivieron al paso del tiempo. Bajo cierta metamorfosis
están presentes en las clasificaciones internacionales más recientes.
La palabra psicosis –tan incorporada a lo cotidiano gracias al aporte del arte en sus
distintas expresiones, y a la omnipresencia de los temas de la psiquiatría en los
medios de comunicación – surge de la literatura médica de lengua alemana en el siglo
XIX, en el marco de una vida con ribetes trágicos.
El término “psicosis” fue introducido por el Barón Ernst Von Feuchtersleben, en su
Manual de Psicología Médica publicado en 1845, con el fin de separar los trastornos
neuropsiquiátricos (neurosis) de los trastornos psiquiátricos (psicosis).
El médico vienés logró demarcar espacios nosográficos que parecían destinados a
permanecer confusamente imbrincados:
“las enfermedades del alma”, las del cuerpo, entre ellas las del cerebro y los nervios, y
las enfermedades mentales, a las que consideraba como la consecuencia de un
particular modo de relación entre la mente y el cuerpo.
En su obra “Dietética del alma”, Von Ernst Feuchtersleben explicaba “cómo la parte
espiritual del hombre puede ser protegida de la enfermedad”, un manual preventivo
que, por lo que comentaré a continuación, parece texto propicio para explorar los
alcances del saber como garantía: ¿garantía de qué?
Tras apoyar la revolución de 1848 en Viena y ser nombrado Subsecretario de
Educación, renunció pocos meses después, desilusionado por no poder llevar a cabo
reformas que consideraba esenciales, debido a la férrea oposición que la Escuela
Médica de Viena ejercía sobre sus proyectos.
Quizás bajo los influjos de la memoria de su padre, que se había suicidado durante un
episodio melancólico, el Barón Ernst Von Feuchtersleben (1806-1849), que apelaba a
la “fuerza del espíritu del hombre” para resistir la adversidad, desarrolló un cuadro
depresivo y falleció por inanición.
Por aquellos tiempos, muchos psiquiatras adoptaron el término “psicosis” para sus
propias teorizaciones, entre ellos el alemán Carl Wernicke (1848- 1905), quien
consideraba a la conciencia como la suma de impresiones derivadas de tres fuentes:
1) el medio ambiente, 2) el yo propio y 3) el yo corporal.
Tomando como base esta idea dividió a las enfermedades mentales en tres grupos, a
los que denominó:
1) Allopsychosis: derivadas de las falsas impresiones del medio ambiente. Ej. El
delirium tremens.
2) Autopsychosis: derivadas de las falsas impresiones del yo propio. Ej. La
melancolía y la manía.
3) Somatopsychosis: derivadas de las falsas impresiones del yo corporal. Ej. las
psicosis hipocondríacas.
La obra de Carl Wernicke fue continuada y ampliada por Karl Kleist (1870-1960) y
posteriormente por Karl Leonhard, quien hizo importantes aportes en el campo de las
psicosis, basado también, en los planteos y métodos propuestos por Jaspers. Me
ocuparé de ellos en apartados ulteriores.
Hacia 1896, Emil Kraepelin, “ese clínico genial”, publicó la quinta edición de su tratado.
Al centrar su atención en el curso evolutivo de los cuadros clínicos y el modo de
desenlace de los mismos, logró diferenciar dos entidades fundamentales: Una se
caracterizaba por un curso episódico y remitente. Con un modo restitutivo sobre el
que, a mi parecer, las sucesivas interpretaciones de la obra generaron alguna
confusión. Sobre este tema Kraepelin decía: “Nunca llegan a un debilitamiento
intelectual profundo (…) En general todos los síntomas desaparecen completamente
después del acceso. Si excepcionalmente alguna vez no sucede así, vemos instalarse
un debilitamiento psíquico muy leve” (1). Esto es, de un modo básico, lo que Kraepelin
denominó locura maníaco-depresiva.
La otra entidad podía tener un curso progresivo, aún cuando se presentara bajo la
forma de episodios agudos (brotes). Reunía diversos cuadros, en apariencia muy
distintos unos de otros: hebefrenia, catatonía, heboidofrenia, demencia paranoide; que
tenían dos aspectos en común:
1) La evolución deficitaria: un modo particular de “demencia”
- bien entre comillas -
que comprometía la voluntad, la afectividad y la espontaneidad.
2) El carácter precoz: ya que se presentaba, predominantemente, en pacientes
jóvenes.
Ambas cuestiones eran tan importantes para Kraepelin que contribuyeron a la
denominación de la entidad: Demencia precoz.
Este hallazgo clínico marcó un hito en la historia de la psiquiatría, y fue objeto de
estudio de importantes autores como Freud, Bleuler, Jung, cuyas obras serán material
de consulta obligado cuando, próximamente, trabaje la polaridad esquizofreniaparanoia.
Karl Jaspers publicó su “Psicopatología general” en 1913. Presentaba su método
fenomenológico como un gran cedazo que separaba los cuadros clínicos en dos
grandes grupos:
1-Las perturbaciones cuyo desarrollo es perfectamente comprensible: incluye aquí las
reacciones cuyo contenido está en relación comprensible con el acontecimiento
original, como ocurre, por ejemplo, con las neurosis de guerra y otros cuadros posttraumáticos.
2-Las perturbaciones psicopatológicas cuyo desarrollo no es comprensible. Dentro de
este grupo quedarían incluidas las psicosis. Jaspers decía: “La naturaleza de la
psicosis no corresponde para nada al acontecimiento del cual surge…ella se
desarrolla según su propia ley, totalmente independiente del acontecimiento original”.
Incluye dentro de este grupo las psicosis de evolución “fásica” como la locura
maníaco-depresiva y aquellos cuadros a los que denominó “procesos psíquicos”:
esquizofrenias de Bleuler, las parafrenias y las paranoias de Kraepelin (aunque no
todas ellas).
Luego, Jaspers diseñó su propia clasificación de entidades (Ver recuadro) y formuló,
en esta misma obra, los criterios específicos para la llamada psicosis reactiva, que
son tres:
1- Debe haber un factor precipitante previo.
2- Debe ser apropiado y guardar una relación significativa con la reacción anormal.
3- Cuando se elimina, la psicosis debe remitir.
Es así como los psiquiatras han ido trabajando, generación tras generación:
constatando si tal paciente presenta ( o no) una evolución deficitaria; si tal cuadro
pertenece ( o no) al orden de lo psicológicamente comprensible; tratando de darle, a
cada entidad, un nombre acorde a sus hallazgos: demencia precoz o esquizofrenia,
locura maníaco depresiva, psicosis cicloides, parafrenias, paranoia; adjetivando sus
observaciones: alucinatoria, delirante; típica, atípica; sistemática, no sistemática;
aguda, sub-aguda, crónica. De esta manera, han ido desarrollando los conceptos,
intentando ordenar con la mirada el caótico mundo de las psicosis.
(1) La locura maníaco-depresiva, Emil Kraepelin, Ed. Polemos.
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