Qué es el psicoanálisis

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¿Qué es el psicoanálisis?
Marina Meyer
Psicoanalista Miembro de la Sociedad Psicoanalítica de México (SPM)
www.spm.org.mx
El psicoanálisis difícilmente puede ser definido por una sola palabra; es teoría y
técnica, es un método de investigación de lo inconsciente y un tipo de tratamiento
de los padecimientos mentales y emocionales; es también una forma de entender
y analizar no sólo los procesos individuales que acontecen en el consultorio sino
también los procesos sociales y culturales.
La mayor parte de la teoría y la técnica psicoanalíticas se fundan en la práctica
clínica, de ahí que no se puedan separar y que los hallazgos de Sigmund Freud y
de sus seguidores sigan siendo vigentes. Sin embargo, el psicoanálisis no es
como se cree algo antiguo que no ha sabido adaptarse a nuevas y conflictivas
situaciones, al contrario, a pesar de sentar sus bases en los escritos de Freud, se
encuentra en constante movimiento y tanto la teoría como la técnica se han ido
modificando según las necesidades actuales de la población y los nuevos
descubrimientos.
El psicoanálisis es una investigación de lo inconsciente, y este proceso de
investigación es lo que va aportando entendimiento y alivio en los pacientes. Se
trata de una técnica para profundizar en el conocimiento de los padecimientos
emocionales y los procesos mentales de la persona que acude a tratamiento o
análisis (a la que se llama paciente o analizado).
En el análisis no se trata de que el paciente aprenda o desaprenda cosas, ni de
que el psicoanalista lo eduque o le enseñe la manera correcta de ser, sino de que
cada paciente tenga su propio proceso, encuentre respuestas a conflictos y
modifique lo que vaya siendo necesario sin dejar de ser quien es.
Esto puede sonar ciertamente vago y confuso, sin embargo es imposible dar con
recetas mágicas y asumir que existe una sola respuesta a cada conflicto, ya que
cada proceso psicoanalítico es una aventura diferente que tanto el analista como
el paciente tendrán que ir viviendo juntos para ir encontrando los caminos.
En el tratamiento psicoanalítico existe una regla fundamental, y ésta es que el
paciente durante las sesiones hable y diga todo lo que se le ocurra y le pase por la
cabeza, sin censura. No importa qué tan penoso o insignificante sea el
pensamiento, o la reacción que imagine éste tenga en su analista, es de vital
importancia para el proceso que el paciente lo ponga en palabras. El psicoanalista
por su parte, se comprometerá a guardar absoluta confidencialidad de lo que se
hable durante las sesiones. El hablar lo más libremente posible es lo que
asegurará un mejor trabajo y un mayor acceso a lo inconsciente. Lo inconsciente
se dice de todo aquello que por distintas razones no ha sido permitido de acceso a
la conciencia. Está constituido por contenidos reprimidos que buscan regresar a la
conciencia (estos contenidos han sido bloqueados u olvidados por ser intolerables
para el individuo) o bien por contenidos que nunca antes han sido conscientes.
Lo inconsciente se manifiesta a través de los sueños, de los lapsus (decir una
palabra por otra), de los eventos aparentemente accidentales (que Freud llamó
actos fallidos) y de los síntomas en general. El análisis de las manifestaciones de
lo inconsciente junto con el discurso del paciente y la manera en la que vaya
hilando sus pensamientos en las sesiones es lo que va a permitir que el
psicoanalista, mientras acompaña al paciente en el proceso, haga interpretaciones
que permitan esclarecer la conflictiva e ir encontrando nuevos caminos de
exploración.
El proceso psicoanalítico busca que la energía mental que está ocupada en
mantener los conflictos a raya, así como en mantener los recuerdos penosos en el
olvido, pueda irse liberando al analizar el por qué de estos fenómenos; a la larga
cuando esta energía va siendo liberada puede quedar a la disposición de otras
actividades que le permiten al paciente no sólo sentirse más libre y cómodo en lo
cotidiano, sino lograr nuevos objetivos y metas.
Me dirán que todo esto suena muy bien, pero me dirán también que ¿por qué
entonces cuesta tanto tomar la decisión de entrar en un proceso psicoanalítico, y
una vez adentro permanecer en éste? Pues porque nunca es fácil abrir cosas
dolorosas, nunca es fácil recordar cosas que por algo hemos tenido que mantener
en el olvido, por más que sepamos que al final esto nos producirá alivio, pasar por
ahí cuesta trabajo… Freud decía que es como ir al dentista, cuando se acercan
las pinzas al diente que necesita ser intervenido no podemos evitar querer voltear
la cara o salir corriendo, aunque sepamos que es la única manera de que deje de
doler.
A través de un proceso psicoanalítico, el paciente puede lograr disminuir los
síntomas cotidianos que le impiden sentirse bien (insomnio, preocupaciones
excesivas por cosas insignificantes, ansiedad, tristeza, solo por dar algunos
ejemplos), también podrá ir resolviendo conflictos anteriores que han quedado
congelados pero siguen causando molestia. El hecho de acudir a tratamiento
permite además tener un espacio de descarga en donde la persona pueda liberar
todo tipo de angustias y así ver con más claridad. Finalmente el psicoanálisis, a
diferencia de la mayoría de los otros tipos de psicoterapia que se enfocan
exclusivamente a la desaparición del síntoma, favorece, y ésta es una de sus
principales funciones, el conocimiento profundo de uno mismo.
Existen ciertas creencias y mitos acerca del psicoanálisis que me gustaría
desmentir ya que impiden el acercamiento de las personas a esta disciplina. Se
cree por ejemplo que en el psicoanálisis todo es hablar del pasado, de la infancia
y de la sexualidad.
El psicoanálisis sí trabaja con la historia del individuo y con sus recuerdos, pero
entendidos desde el presente y lo que representan ahora para el sujeto. En cuanto
a la idea de que el psicoanálisis solo piensa en sexo, hay que decir que es cierto
que se trabaja con muchos de los aspectos de lo sexual, pero lo sexual entendido
como el impulso que da vida y pone en movimiento, no forzosamente como el acto
en sí.
Otra de las ideas que se tiene es que es muy caro y que nunca acaba. En general
el precio es variable y va a depender de las posibilidades del paciente, es
importante que para él sí represente un esfuerzo de manera que valore su propio
tratamiento, pero que esto tampoco le impida llevar su vida normal. Además,
existen lugares en dónde se puede solicitar tratamiento psicoanalítico con precios
al alcance de todos.
En cuanto al mito de que el psicoanálisis nunca acaba, hay que decir que es cierto
que un proceso de este tipo puede durar un cierto tiempo, pero esto dependerá
del grado de profundidad que el individuo quiera alcanzar y de la constancia con la
que lleve su tratamiento. Tal vez nunca acabe en el sentido de que los seres
humanos somos, yo diría afortunadamente, complejos y estamos en constante
evolución, lo que hace imposible terminar de explorar en las profundidades de lo
inconsciente.
Esa búsqueda tal vez nunca acabe, el tratamiento sí. A estas ideas se añaden las
caricaturas del psicoanalista distante, frío, que nunca dice nada y cuyo silencio es
imperturbable. Esto tampoco me parece acertado, existen estilos y cada
psicoanalista es una persona distinta, sin embargo, a la fecha no he conocido, ni
oído mencionar a un psicoanalista que cumpla con las características de la
caricatura antes mencionada.
El psicoanálisis es complejo y así como los psicoanalistas tienen, como parte de
su formación, que pasar por su propio proceso de análisis para poder ser
psicoanalistas, creo que la mejor manera de entender y resolver las dudas acerca
de lo que es el psicoanálisis es vivirlo en carne propia. Ir al psicoanalista no nos
hace más locos.
Si me preguntaran cuando es el momento de empezar un proceso psicoanalítico,
les contestaría que siempre. Es frecuente que esperemos a estar en un momento
de crisis para buscar este apoyo, lo que es muy importante y totalmente válido,
sin embargo, es que no es necesario esperar a que esto suceda para querer
investigar en las profundidades de nuestro inconsciente.
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