La viuda de Jorge Negrete

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¿Entonces qué, mi
querido Fernando
Vallejo? ¿No votamos y
ya de plano nos vamos
al monte?
DOMINGO 27 DE NOVIEMBRE DE 2011
Arruina sequía
la quinta parte
de la producción
nacional de maíz
■ Advierte instancia de BdeM
que se encarecerá tortilla; sube
litro de leche Liconsa a $4.50
ROBERTO GONZÁLEZ AMADOR ■ 2, 3 y 24
Relevo en Issste
aviva pugna entre
federaciones de
sindicatos
■ Destape de Sergio Hidalgo,
a cargo de la FSTSE, rival
del grupo que lidera Gordillo
FABIOLA MARTÍNEZ
■ 33
Chivas y Cruz
Azul, eliminados
MARLENE SANTOS
■ Deportes
y 35
MAR DE HISTORIAS
La viuda de Jorge Negrete
a vivienda era muy pequeña. Los dos cuartos,
la cocina, el baño y la
zotehuela apenas resultaban suficientes para alojar a los
siete miembros de mi familia.
Los mínimos espacios disponibles se reducían aun más hacia
finales de año, conforme iban
llegando de visita la abuela, las
tías, los primos que venían a la
ciudad por diversos motivos:
cumplir una manda en la Basílica, comprar materiales, vender
tejidos y bordados. Sobre todo
llegaban para someterse a tratamientos médicos que podían
prolongarse durante semanas.
La presencia de los visitantes
alteraba los horarios de comida,
el orden en la casa y la función
de los muebles. El único silloncito se convertía en cama; las
cortinas y los manteles, en
mamparas que delimitaban territorios y protegían intimidades; la mesa, en depósito de cajas y bolsas de yute; el trastero,
C RISTINA PACHECO
en muestrario de medicinas.
A lo largo de todo el día se
escuchaban incesantes las conversaciones en torno a viejos
capítulos de la vida familiar, algunos prohibidos para los niños
y por lo tanto dichos en tono de
murmullo. Por la noche se imponían voces salidas de la radio. En medio de la oscuridad,
desde las camas y los colchones
acomodados sobre el piso teñido de congo amarillo, todos oíamos los programas cómicos, la
novela en boga o la programación musical que asordinaba
quejidos, protestas y súplicas:
“éstate quieto. ¿No ves que hay
muchos niños? Siquiera espérate a que se duerman”.
II
Las incomodidades que sin
proponérselo nos ocasionaban
nuestras visitantes eran compensadas con los paseos a la
Villa, el Zócalo, Chapultepec,
y las idas al cine los jueves y
los domingos. Para la elección
de las películas había sólo dos
restricciones: que no las hubiera prohibido la Iglesia y
que estuviesen habladas en español. De otra forma, quienquiera que fuese el vecino de
butaca de mi abuela (analfabeta y algo sorda) tenía que leerle los subtítulos despacio y en
voz alta.
A lo largo de la proyección
se escuchaban las protestas de
un público enfurecido que a gritos pedía silencio. Indiferente,
dispuesta a cumplir con su deber, la lectora seguía adelante
sin importarle que las ofensas
dirigidas a ella se mezclaran
con los diálogos entre los actores. Sobra decir que tal interfe-
rencia acababa por volver incomprensible la trama.
La ignorancia de mi abuela y
nuestro deseo de tener miramientos con ella no eran los únicos motivos para ver dos o tres
veces una misma película, inclusive la que mis familiares ya habían visto en el cine del pueblo.
El apego a esa programación
mexicana significaba un rencuentro con actores y actrices
que de cierta manera habían pasado a formar parte de nuestro
clan. Por eso los tuteábamos con
familiaridad y nos referíamos a
ellos nada más por sus nombres.
El hecho de que prescindiéramos de sus apellidos cimentaba nuestra ilusión de que las
grandes estrellas habían descendido a nuestro mundo. El
ensueño nos autorizaba a criticarlos pero sobre todo a elogiarlos como lo habríamos hecho con un amigo o un vecino.
A PÁGINA 35
EL CANELO RETIENE EL TÍTULO; NOQUEA EN EL QUINTO
EL DESPERTAR • JOSÉ AGUSTÍN ORTIZ P.
6
BAJO LA LUPA • ALFREDO JALIFE-RAHME
14
A LA MITAD DEL FORO • LEÓN GARCÍA S. 16
A RNALDO C ÓRDOVA
R OLANDO C ORDERA C AMPOS
N ÉSTOR DE B UEN
A NTONIO G ERSHENSON
I MMANUEL WALLERSTEIN
J OSÉ A NTONIO R OJAS N IETO
Á NGELES G ONZÁLEZ G AMIO
E LENA P ONIATOWSKA
B ÁRBARA J ACOBS
6
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19
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22
26
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En la tercera defensa del cetro superwélter del Consejo Mundial de Boxeo, Saúl Álvarez venció al boricua Kermit Cintrón, luego de que el réferi detuvo el
combate en el quinto asalto, debido a que el retador resultó lastimado por un potente derechazo del tapatío ■ Foto Francisco Olvera
JUAN MANUEL VÁZQUEZ
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