Situación sí-no Tiéndase de espaldas y busque una posición cómoda. ...Cierre los ojos y manténgalos cerrados hasta que le pida que los abra. ...Déjese ir y tome contacto con su cuerpo. ...Note cualquier incomodidad que sienta, ...y vea si puede cambiar de posición como para estar más cómodo... Ahora fije su atención en la respiración. ...Mientras toma conciencia de la respiración, ¿se modifica? ...Sin interferir la respiración, obsérvela y tome conciencia de ella detalladamente... Imagine ahora que todo su cuerpo es como un globo que se infla lentamente mientras aspira y se vuelve muy tenso y rígido cuando respira hondo ...y luego se afloja lentamente mientras expira, de modo que usted está completamente relajado cuando sus pulmones están vacíos. ...Haga esto tres o cuatro veces... Ahora, tome conciencia solamente de su respiración natural. ...e imagine que cada vez que respira, que cada aspiración y expiración se lleva de su cuerpo algo de la tensión remanente ...de modo que usted se relaja aún más en cada respiración... Recuerde ahora una situación específica en la que haya dicho "Sí" pero realmente hubiera querido decir "No". Trate de visualizar esa situación como si estuviera sucediendo ahora. ...¿ Dónde está usted? ...¿Cómo es el medio ambiente y cómo se siente allí? ...¿Quién está allí con usted y qué se acaba de decir? ...Entréguese realmente: siéntase en esa situación y revívala como si estuviera ocurriendo ahora... Ahora enfoque el momento cuando dice "Sí". ¿Qué tono de voz utiliza cuando dice "Sí" y cómo se siente mientras eso hace? ...¿En qué lo beneficia decir "Sí"? ...¿Qué obtiene diciendo "Sí"? ...¿Y qué evita diciendo "Sí"? ...¿Cómo se siente diciendo "Sí" en esa situación?... Regrese ahora al mismo momento anterior en que dijo "Sí". Ahora diga "No" y cualquier otra cosa que no haya expresado previamente. ...¿Qué tono de voz utiliza mientras dice "No" y cómo se siente haciéndolo? ...¿Cómo responde la otra persona después que usted dice "No"? ...¿Cómo se siente ahora y qué le responde a esa persona?... Cambie ahora de lugar con la persona a quien le dice "No". ¿Cómo es usted siendo esa persona? ...¿Y cómo se siente? ...Siendo esa persona, ¿qué dice y qué tono de voz emplea?... Ahora vuelva a ser usted mismo y continúe el diálogo. ...¿Cómo se siente siendo usted mismo ahora, y en qué se diferencia a lo que sentía siendo la otra persona? ...¿Se siente más poderoso como usted mismo o como la otra persona? ...Háblele directamente a esa persona y dígale en qué se diferencia de él... Vuelva a ser la otra persona y continúe este diálogo. ...Trate de meterse completamente en la experiencia de ser esa otra persona. ...Continúe el diálogo y cambie de personaje cada vez que la otra persona comienza a replicar, de modo que pueda identificarse siempre con quien está hablando. ...¿ Cómo están interactuando ustedes dos ahora —se están peleando, discuten o comienzan a comunicarse uno al otro? ...¿De qué cosa que no está expresando es consciente, qué está ocultando usted? ...Díganse ahora cómo se sienten respecto del otro. ...Si esto es muy difícil para usted, por lo menos dígale al otro "Todavía me sigo refrenando" y luego diga algo acerca de ese refrenarse. ...Continúe este diálogo durante unos minutos más. Compenétrese aún más de la experiencia de ser estas dos personas y explore la manera en que interactúan... Tómese un rato en absorber tranquilamente su experiencia. ...En un minuto le pediré que abra los ojos y relate su experiencia a las demás personas del grupo, en primera persona del presente, como si estuviera ocurriendo ahora. Por ejemplo: "Estoy leyendo en el living, estoy muy cansado y mi esposa entra y me pide ir al mercado", etc. Asegúrese de incluir cómo se siente diciendo "Sí" y "No" en esa situación, en qué lo benefició decir sí o no y qué aprendió del diálogo después de que dijo "no". Abra los ojos ahora y comparta sus experiencias con el grupo... Cuando le pido que recuerde esta clase de situaciones, cualquiera sea la que emerge, se trata de un evento todavía vivo en su memoria porque todavía hay energía suya allí invertida. Re-experimentándolo en el presente mediante la identificación y el diálogo, puede descubrir qué es lo que quedó inconcluso e inexpresado, y puede asimilar tanto la experiencia como la energía que allí se estanca. Hay un verdadero paralelo en "tragarse" una experiencia y comer. Si usted traga sin masticar, la comida le queda en el estómago y le ocasiona problemas hasta que la vomita o la digiere. Hasta que no digiera y absorba cualquier alimento, la energía que contiene no está disponible y lo mismo se aplica a cualquier experiencia que tenga. Probablemente no estaba en condiciones de digerir completamente la experiencia de decir "sí" cuando realmente quería decir "no", pero confío en que logró alguna experiencia en masticar y digerir. Usted puede volver a ésta o cualquier otra experiencia repetidamente hasta que de verdad la haya masticado, experienciado y absorbido. Con este experimento también puede obtener un vasto entendimiento de su comportamiento obediente: lo que realmente sucede cuando se amolda a los deseos de otra persona aunque realmente hubiera preferido no hacerlo. Trate de darse cuenta en qué lo beneficia obedecer y en qué lo afecta. Dése cuenta que cuando obedece, usted lo hace por usted mismo; para obtener amor, aprobación, para evitar una disputa, o para permitirse pensar de usted como alguien "simpático", "bueno" o "competente", etc. Hay personas que gastan la mayor parte de su vida obedeciendo, otras que pasan la mayor parte de su vida desobedeciendo y algunos que aparentan obedecer pero realmente no lo hacen. Muy pocas personas se toman tiempo para comprender totalmente qué sucede con ellos cuando obedecen. Si usted se da realmente cuenta de lo que sucede dentro suyo cuando obedece, puede encarar entonces las fuerzas que se oponen dentro suyo y darse cuenta si realmente quiere obedecer en una situación particular o no. De este modo puede volverse más flexible y sentirse más libre para actuar de acuerdo con la situación real y lo que realmente siente. Los extremos del obedecimiento son el conformista, que siempre obedece, y el rebelde, que nunca obedece. Ambos están igualmente atrapados en una respuesta rígida ante las demandas externas de los padres, sociedad, etc. El conformista siempre cree que hace lo que corresponde, mientras que el rebelde cree que nunca tiene que hacer lo que corresponde para ser "libre". Una conciencia completa de cómo se engaña a sí mismo puede proporcionarle libertad real en tanto se re-identifica con ese poder que ha estado entregando a otros el poder de responder honesta y directamente y sin necesidad de apoyo externo, aprobación o permiso. Cuando las serpientes negocien el derecho de retorcerse y el sol brille para ganarse un jornal decente, cuando las espinas miren sus rosas con alarma y los arcos iris estén asegurados contra la vejez cuando cada zorzal no pueda cantar a ninguna luna nueva, si antes todas las lechuzas no aprueban su voz, y todas las olas tuvieran que firmar para que el océano no sea obligado a cerrar cuando el roble pida permiso al abedul para hacer una bellota, los valles acusen a sus montañas de tener altura, y marzo denuncie a abril de sabotaje entonces creeremos en esa increíble inanimal humanidad (y sólo hasta entonces). E. E. Cummings (Poems, 1923-1954) La mayoría de nosotros aún nos aferramos a nuestros padres y otra gente significativa de nuestra vida, solicitando su aprobación y apoyo mucho después que somos capaces de tomar nuestras propias decisiones y, a menudo, aún mucho después que han muerto. Casi todos nosotros tenemos una gran cantidad de situaciones irresueltas con nuestros padres y muchos sentimientos inexpresados hacia ellos. Estas situaciones y sentimientos son más pedazos y fragmentos de historia que confunden nuestras vidas. Estas situaciones no resueltas interfieren nuestra actual relación con nuestros padres, porque en tanto usted dependa de situaciones anteriores, pierde contacto con lo que ahora está sucediendo. Usted está parcialmente en contacto con los recuerdos de sus padres y usted, y sólo parcialmente en contacto con la realidad de usted y sus padres ahora. Aun en relaciones menos intensas con amigos y conocidos, usted está más inclinado a ir al encuentro de sus recuerdos de ellos, que de ellos tal como son ahora. Hasta que pueda encarar estas situaciones irresueltas y aceptar y expresar los sentimientos que ocultó, continuará aferrado a esa carga y también aferrado a su relación estática con sus padres. He visto personas de setenta años todavía inmersas en una amarga lucha con los recuerdos de padres muertos hace mucho. Es un trabajo duro encarar estas situaciones no resueltas, pero hasta que no lo haga continuará pensando de usted como de un niño que necesita apoyo de un padre o algún otro. Madurar es descubrir que usted es capaz de mantenerse y que no es más un niño que necesita ayuda y aprobación de sus padres. El próximo experimento puede ayudarlo a comenzar a aclarar algunas de las situaciones irresueltas que tiene con sus padres.