La lucha por los derechos de las mujeres afganas aún continua

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La lucha por los derechos de las mujeres afganas aún continua bajo el burka
La lucha por los derechos de las mujeres afganas aún continua bajo
el burka
La ONU denunciaba hace unos días las graves violaciones de derechos hacia las mujeres en Afganistán y
afirmaba que hay pocas alternativas frente a los abusos. ONG feministas afganas, sin embargo, trabajan para
demostrar lo contrario.
Silvia Torralba / Redacción (21/07/2005)
Escuelas de primaria y secundaria, hospitales y clínicas móviles, talleres de formación profesional, clases de
alfabetización... son sólo algunos de los proyectos que varias organizaciones en Afganistán llevan a cabo para mejorar la
situación de la mujer y denunciar la violación de derechos humanos a la que se ven sujetas todos los días.
Esta misma semana, Naciones Unidas hizo público un informe que alertaba de la realidad ?dramática? de las mujeres en
Afganistán. Niñas de hasta ocho años forzadas a contraer matrimonio, abusos por parte de la policía cuando las mujeres
piden ayuda y acusaciones de adulterio hacia las mujeres que huyen de la violencia de género de sus hogares son
algunos ejemplos de esta situación, que ha llevado a la ONU a afirmar que a las mujeres afganas ?no les queda más
alternativa que aguantar la violencia que sufren?.
Desde organizaciones como Hawca y Rawa, sin embargo, no opinan lo mismo. Indignadas por la situación de los
derechos de la mujer en su país, estas ONG trabajan desde hace años para mejorar la calidad de vida de las mujeres en
Afganistán y en los campos de refugiados en Pakistán. Hawca, por ejemplo, tiene en funcionamiento varias escuelas
primarias, centros de alfabetización, talleres de informática e inglés, centros de salud móviles y cursos de formación
para apoyar a las mujeres en el acceso al trabajo.
Como explican desde la Misión de Mujeres Afganas, una entidad norteamericana que apoya la labor de Rawa, la
violencia que en los últimos años ha asolado el país ha dejado a muchas mujeres viudas, que ahora tampoco pueden
encontrar un empleo debido a las restricciones de derechos que sufren. Desde el fin del régimen talibán, de hecho, ?sólo
entre el 2 y el 3% de las mujeres regresaron a su trabajo?. Por este motivo, organizaciones locales como Hawca y Rawa
tienen en marcha programas de generación de ingresos y otras entidades internacionales como Care llevan a cabo
iniciativas de atención a las mujeres viudas y solas.
En España, entidades como la Asociación para los Derechos Humanos en Afganistán y Paz Ahora apoyan la labor de las
mujeres afganas con campañas de sensibilización y proyectos de desarrollo. La representante de Rawa en Europa,
Mariam Rauí, visitó hace unos días España invitada por Paz Ahora, ONG que se ha comprometido a instalar energía
solar y conducciones de agua en aldeas abandonadas que Rawa y la ONU quieren habilitar para favorecer el retorno de
la población refugiada.
Durante su visita, Mariam Rauí advirtió de que desde la caída de los talibán ?no ha habido ninguna mejora social,
política o económica? y que los fundamentalistas y los señores de la guerra ?siguen dominando algunas partes del país?.
Un informe publicado por Human Rights Watch a principios de julio ratificaba esta realidad e incluso acusaba al
Gobierno de Hamid Karzai de rodearse de altos oficiales y asesores implicados en crímenes de guerra y violaciones de
derechos humanos durante la década de los 90.
Según Human Rights Watch y Rawa, muchas de estas personas ocupan en la actualidad cargos de importancia y figuran
en las listas de candidatos a las elecciones locales y parlamentarias que se celebrarán en Afganistán el próximo 18 de
septiembre.
El burka, la punta del iceberg
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Mientras tanto, las mujeres son víctimas de violencia tanto en la esfera privada como en la pública y se siguen
produciendo secuestros y ataques físicos y sexuales a pesar de que la legislación afgana vela por sus derechos. La actual
Constitución de Afganistán defiende los derechos fundamentales de hombres y mujeres, pero la realidad queda bien
lejos de lo escrito en el papel.
En estos momentos, el Gobierno afgano cuenta entre sus filas con tres mujeres, pero para Mariam Rauí, esto no es un
avance. ?Desgraciadamente, las ministras que hay actualmente en el Gobierno están comprometidas en cierta manera
con los fundamentalistas y los señores de la guerra y no representan los deseos de las mujeres afganas de derechos e
igualdad?, dice la representante de Rawa.
Un buen ejemplo de esta situación es que la mayoría de las mujeres, sobre todo fuera de Kabul, todavía visten el burka.
En la ciudad de Herat, al oeste del país, es extraño ver a una mujer pasear por la calle sin esta indumentaria y, aunque
caminar públicamente de manera descubierta es legal, la mayoría no se atreve a salir sin el burka por miedo a que las
agredan.
Pero el hecho de llevar o no el burka es sólo la punta del iceberg de las violaciones y restricciones de derechos que
sufren las mujeres afganas. De ahí que las organizaciones del país exijan al presidente Karzai que cumplan sus promesas
electorales de seguridad y servicios sociales y pidan a la comunidad internacional más implicación, y que entidades de
derechos humanos como Amnistía Internacional recuerden que, sin las mujeres, no será posible la reconstrucción de
Afganistán.
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