francesas y españolas en el discurso amoroso: una aproximación

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Paremias y expresiones idiomáticas
francesas y españolas en el discurso amoroso:
una aproximación comparativa
JOSÉ REYES DE LA ROSA
Universidad de Córdoba
La función discursiva de las paremias y expresiones idiomáticas permite establecer campos de
estudio contrastivo entre lenguas diferentes, de gran interés no sólo en el terreno de la pedagogía de
las lenguas extranjeras y de la traducción, sino también en el de la civilización y cultura de pueblos y
países diversos.
El amor, encendido como pasión erótica, ha hecho nacer a lo largo de la historia todo un
amplísimo repertorio de paremias y expresiones idiomáticas, cuya función en el discurso amoroso
trataremos de precisar, para perfilar ese espacio intertextual, de transferencias y convergencias, que
comparten la lengua francesa y española en este campo temático.
El tipo de discurso amoroso al que vamos a referirnos no va a ser el que recrea Roland Barthes en
sus Fragments d'un discours amoureux (1977: 4-6), y que pone en escena su propia enunciación, sino
más bien el que descansa, siguiendo al propio Barthes, en la acción de un lenguaje segundo, en un
metadiscurso. Se trata, pues, de analizar cómo paremias y expresiones idiomáticas intervienen en la
articulación de ese discurso que el tiempo ha ido tejiendo sobre la pasión amorosa, cuyo valor es
determinante para señalar los rasgos que la definen.
Un primer acercamiento al corpus manejado nos permite observar la abundancia de paremias que
existen en francés con un equivalente idéntico, desde el punto de vista formal, en español. Lo que no
sucede con las expresiones idiomáticas, que presentan muchas más dificultades para su traducción,
siendo a veces imposible hallar su equivalente en la otra lengua.
Resulta, así, frecuente encontrar en francés proverbios corno: Heureux aujeu, malheureux en
amour, que aparece en español con los mismos lexemas e incluso en el mismo orden: .«Afortunado en
el juego, desafortunado en amores». O este otro: Amour, fumée et argem ne se peuvent cacher
longuement, que existe en español sin apenas variación: «Amor, tos, humo y dinero no se pueden
encubrir mucho tiempo». Pero expresiones del tipo: aller comer fleurettes, avoir un béguin pour
quelqu'un ofiler leparfait amour plantean más problemas para su traducción y es bastante más difícil
de encontrar en español, con los mismos componentes léxico, o que utilicen el mismo tipo de
imágenes, una expresión idiomática equivalente. Para traducir la primera tendríamos que optar por
expresiones como «hacerse arrumacos» o quizás, en otro contexto, «pelar la pava», o simplemente
utilizar el verbo «camelar».
Para la segunda podría proponerse: «estar colado» o «estar por los huesos de alguien». Para la
tercera encontramos en español algunas aproximaciones del tipo: «estar a partir un piñón» o «vivir una
luna de miel permanente». Esta dificultad que plantean las expresiones idiomáticas para su traducción
revela ciertos rasgos que la diferencian de la paremia y que explican dicha dificultad. Quizás el más
importante, en el que insiste Julia Sevilla (1991: 31-39) en un esclarecedor estudio, sea el de ser
privativas de una lengua y responder por tanto a un proceso de creación interno, en el seno de cada
Paremia, 8: 1999. Madrid.
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grupo lingüístico, donde intervienen factores lingüísticos, históricos y de civilización que le son
propios. La paremia, por el contrario, tiene además de algunos rasgos formales que la diferencian
claramente de las expresiones idiomáticas, un carácter mucho más genérico y universal. Ya sean de
tipo "argumentativo" o "imperativo" como señala Jean-Claude Anscombre (1997: 43-55), la paremia
por su "idiomaticidad" y su componente normativo y sentencioso de valor universal comparte más
fácilmente estructuras formales y léxicas de lenguas distintas.
De todo lo dicho se infiere que la expresión idiomática la vamos a encontrar casi siempre con una
función lúdico-poétíca, constituyendo esos plís de langage (1977: 9), como los llama Barthes, para
describir o evocar ciertos aspectos concretos del amor: la excitación amorosa, el placer erótico o el
propio acto sexual, por ejemplo. Situaciones y estados que provocan expresiones más o menos
picantes o incluso soeces corno: mettre la main au panier, avoir la puce á l'oreille, preñare son pied
o tirer un coup, cuya traducción en español apenas si permitiría conservar las mismas imágenes y
lexemas que utiliza el francés.
La paremia, por el contrario, aparece en la lengua con una función didáctico-rnoral
preponderante, que no excluye sin embargo otras funciones, para desgranar y fijar, con la ayuda del
tiempo, en el caso que nos ocupa, una especie de formulario o breviario del amor que se pretende
manual de uso y "aviso de navegantes". Una guía práctica, en suma, cuya vigencia, como se verá esta
fuera de toda duda.
Todo el discurso sobre el amor, ya sea desde una perspectiva moral o religiosa, ya sea desde una
concepción filosófica o poética, aparece marcado por una fatalidad o por un determinismo que
condiciona cualquier reflexión sobre el hecho amoroso: el carácter pulsional que hace del amor
erótico una pasión. Y el hecho de ser una pasión, la peor de todas según los Padres de la Iglesia,
confiere al amor, en primer lugar, un poder difícil de controlar, que constituye uno de los ejes
fundamentales en torno al cual gira todo su discurso.
Habría de ser Pascal (1670: 277), un estudioso, como sabemos, de las pasiones, el que condensara
en una máxima que habría de .hacerse famosa toda la preocupación de un siglo sobre esta passion
aveugle que obsesionó a pensadores y directores de conciencia de su tiempo: Le coeur a ses raisons
que la raison ne connaít point.
Un pensamiento que traduce, con una función claramente imperativa y de valor universal, la
paremia: l'amour est aveugle, existente también con los mismos términos en español («El amor es
ciego»), cuyo claro referente mitológico no hace sino confirmar la aceptación general de este rasgo
esencial del sentimiento amoroso. Esa ceguera y falta de raciocinio que guían al amor, con
consecuencias muchas veces funestas como nos ilustra la literatura barroca, nos la recuerda Moliere
enLe Misanthrope (1666) cuando afirma que: la raison n'estpas ce qui regle l'amour. Y en el mismo
sentido se expresa Corneille en su comedia La Veuve (1634), por boca de uno de sus pesonajes: la
raison et l'amour sont des ennemis jures.
El refranero español nos previene ampliamente al respecto con paremias bastante próximas a las
francesas, como: «el primer suspiro del amor es el último de la cordura», o la que sigue: «en asunto
de amores no valen buenas razones». Pero el sentimiento amoroso, al mismo tiempo que impulsa el
deseo de manera incontrolada, parece tener también la virtud de despertar la inteligencia,
contradiciendo, de alguna manera, las anteriores expresiones parémicas. La sabiduría popular así lo
ha expresado con proverbios de clara función argumentativa en ambas lenguas, como éste que nos
advierte en francés: l'amour aiguise l'esprit, a lo que el español asiente con «Más discurre un
enamorado que cien abogados».
Lo que sí parece estar claro es que su poder es ilimitado: Ámour triomphe de tout, o sea «Todo lo
puede el amor». Una forma proverbial que tiene variantes populares por parte francesa del tipo: Un
cheveux de qui l'on aime tire mieux que quatre boeufs, cuya versión española resulta ser algo más
castiza y subida de tono: «Más tiran dos tetas que dos carretas», o estas otras con ligeras variantes:
«Más tira moza que soga»; «Más tiran nalgas en lecho que bueyes en barbecho».
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Desde tiempos inmemoriales se reconoce en lengua francesa, en forma de expresión proverbial,
que: la chair estfaible, algo que se dice también en español: «La carne es débil», con su variante más
popular: «No somos de piedra/de palo». Por eso, cuando se es arrastrado por la pasión amorosa se
advierte, tanto en francés como en español, del riesgo de terminar con «las alas quemadas» como la
mariposa: Si souvent le papillon donne des atteintes á laflamme qu'á la fin Hy brüle ses ailes. Esta
imagen de la fragilidad ante el amor, que ya la encontramos en Charles d'Orléans, en uno de sus
conocidos rondeaux, la utiliza también Cristóbal Lozano, un autor barroco tremendista de la primera
mitad del siglo XVU, para expresar la claudicación de la dama ante el amor: Rindióse mariposa a la
amorosa llama (1652: 177).
El amor, en suma, resulta ser un sentimiento bastante incomprensible y de todo punto inexplicable
como reflejan una serie de paremias existentes en las dos lenguas objeto de esta reflexión. Ello
justifica que haya «Ojos que de légañas se enamoran», un refrán cuya fuerza expresiva y la función
argumentativa que ejerce sirven para ilustrar perfectamente la paradoja del sentimiento amoroso. A la
misma conclusión se llega en francés expresándose de esta manera: Lafemme qu'on aime est toujours
la plus belle, que tiene esta paremia equivalente en español: «Quien a feo ama, hermoso le parece».
Por todo ello, Lozano, justifica las faltas de su personaje principal en Los padres de Bernardo del
Carpió apoyándose en este refrán de clara función argumentativa: «los yerros por amores dignos son
de perdonar», que él mismo señala como proverbio español y sentencia muy antigua (1638: 74).
El saber popular considera, por otra parte, el amor como algo extremadamente serio, y de los
peligros que entraña la relación amorosa cuando ésta se plantea como juego nos advierte este
proverbio, que da título a la, precisamente, "comedia-proverbio" de Alfred de Musset: On ne badine
pas avec l'amour, que encuentra su exacta traducción en español en dos paremias, ambas atestadas en
nuestro refranero: «no hay burlas con el amor» o «con el amor no se juega».
Unas formas proverbiales que nos permiten enlazar con un aspecto del amor en el que la literatura
paremiológica es especialmente abundante. Me quiero referir a los efectos contradictorios del
sentimiento amoroso. // n'y a pas d'amour heureux, sentencia uno de los versos más famosos de
Louis Aragón, remachando de esta manera una constatación de siglos de experiencia humana sobre la
pasión amorosa. En efecto, ya en Plauto encontramos esta sentencia que nos advierte: amor et melle
et felle est fecudissimus. Y Tomas Kempis en De la imitación de Cristo nos dice: sine dolore non
vivitur in amare. El francés moderno nos apunta: U y a autam de douleurs dans Vamour que de
coquillages sur la rive. Y se nos proporciona toda una serie de paremias que hace hincapié en este
aspecto: pour un plaisir mulé douleurs; I'amour est melé de miel et de fiel; en amour U y a plus
d'aloes que de miel. De todas ellas nos da el español una traducción más o menos exacta: «No hay
amor sin dolor»; «No hay amor sin amargor»; «Quien dijo amor dijo dolor»; «Quien tiene amores tiene
dolores»; «Amores, por un placer mil dolores»; «Vanse los amores y quedan los dolores», etc.
El saber popular insiste en este carácter contradictorio de la pasión amorosa y nos revela la
paradoja que hace de él, al mismo tiempo, le poison et le remede, con numerosas paremias en las dos
lenguas contrastadas. El francés nos depara al respecto esta expresión de referente mitológico con una
clara función poética: I1 amour est comme la lance d'Achule qui blesse et guerit. Abundando en la
misma idea Stendhal diría en su conocido ensayo De I1Amour. I'amour est la seule passion qui se
paye d'une monnaie qu'elle fabrique elle méme (1835: 172). Sobre este aspecto, una vena mucho más
popular ha hecho nacer en español: «las heridas del amor, quien las hace las sana y aplaca el dolor» y
«Amor con amor se paga», entre otras paremias. También, desde otra perspectiva, esta misma
paradoja la expresa el refranero español con variantes del tipo: «Amores queridos, amores reñidos» y
«Quien bien te quiere te hará llorar». Pero todo induce a pensar que muchas de las penas de amor
tienen su causa más común en la propia fragilidad de pasión erótica, socavada siempre por los efectos
del tiempo, de la rutina y del tedio que, como es bien sabido, acaban por destruirla. Esto nos
introduce en uno de los temas recurrentes de toda la literatura sobre el amor: el de la inconstancia.
Como consuelo y positiva aceptación de este carácter volage del amor el refranero nos ofrece una
gama de fórmulas que nos invitan, precisamente, a no morir de amor. Así la lengua francesa y
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española coinciden en afirmar que: «Amor nuevo olvida el primero» / Amours nouvelles oublient les
vieilles. Nuestro refranero nos aconseja superar las penas del amor con expresiones que utilizan
juegos metafóricos y referentes diversos como: «A rey muerto, rey puesto» y «La mancha de la mora
con otra verde se quita».
«E¡ amor no tiene edad» se podría decir hoy más que nunca, en una formulación perfectamente
parémica. Pero, implacables, tanto el refranero como la proverbialidad francesa nos advierten de
inmediato: L'amour sied bien auxjeunes gens et deshonore les vieillards, es decir: «El amor es gala
en el mancebo y crimen en el viejo». Y se hacen burlas con juegos de palabras sobre los amores
crepusculares: Quand on est jeune, on aime en fon. Quand on est vieux, qui aime est fon. Otro
ejemplo más: Bonjour lunette, adieu fillettes, que tiene esta variante: Les lunettes et les cheveux gris
sont les quittances de l'amour, cuya traducción en español podría ser: «Las arrugas son la tumba del
amor». En el refranero encontramos, sin embargo, otras variantes más crueles o quizás más realistas,
en cualquier caso más disuasorias del amor en la vejez, como: «Viejo que con moza casó o vive
cabrito o muere cabrón/ya es viejo Pedro para cabrero». Sin embargo, consejas y amenazas no
consiguen detener ¡a fuerza de la pasión erótica como demuestra perfectamente la expresión
proverbial: «cuanto más viejo más pellejo».
Además de la vejez el amor tiene otros enemigos entre los que la pobreza parece ser uno de los
más temidos. Así encontramos al respecto en francés: Quand la pauvreté entre par la porte, amour
s'en va par lafenétre, que tiene su réplica perfecta española: «cuando la pobreza entra en una casa
por la puerta, el amor sale por la ventana». Insiste el francés en esa misma idea con variantes del tipo:
Amour et pauvreté nefont pos bon ménage. El refranero español nos proporciona esta rima de alusión
mitológica: «Sin Ceres y Baco, el amor es débil y flaco», cuya correspondencia francesa es una
traducción exacta: Sans Céres et Bacchus, Venus a froid^ siendo ambas paremia calco del latín: Sine
Cerere et Bacho friget Venus, que encontramos en El Eunuco de Terencio. La misma idea la tenemos
en el Tiers Livre de Rabelais: Venus se moifond sans la compagnie de Céres et Bacchus.
Aunque, corno siempre ocurre, el propio refranero viene a desmentir lo que parecía una verdad
incuestionable y nos propone esta expresión proverbial que contradice todas las anteriores: «Contigo
pan y cebolla». Una fórmula que tiene en el francés su equivalente en: Une chaumiére et ton coeur, o
en esta otra: Vivre d'amour et d'eaufraíche.
Hasta aquí rni recorrido paremiológico a través del sentimiento amoroso. Se podría continuar
rastreando así durante mucho más tiempo el inmenso campo paremiológico, tanto en lengua francesa
como española, que se refiere al tema del amor, pero no creo que ello modificara esencialmente el
carácter y el sentido del discurso amoroso que estructuran el ramillete parémico que aquí presento.
Un breve muestreo fraseológico que nos permite extraer algunas conclusiones sobre el valor y la
función de la paremia en la cultura popular para definir el hecho amoroso.
Si tuviéramos que establecer una definición del amor que recogiera todas los componentes
ideológicos, morales, sociales y sentimentales que se pueden extraer del proceso de reflexión de la
sociedad a través de las paremias tendríamos que convenir con Louis Combet (1995: 363) en el
pesimismo que refleja toda la cultura oral que vehiculan estas unidades fraseológicas. En efecto, la
paremia a través de una serie de funciones argumentativa, ideológica, lúdica, poética, icónica, delinea
un discurso del amor sinuoso, laberíntico a veces, dominado por la ambigüedad y la paradoja, que
define al amor como una fatalidad, como una carga que el ser humano soporta y de la que no parece
que pueda liberarse. La idea del amor como pasión fatal imperante, sobre todo, en el siglo XVII
parece conducir con pulso firme toda la producción refranístíca y proverbial para coincidir, con
ligeros matices ciertamente, con esta afirmación del Obispo de Beley, Jean Fierre Camus, expresada
en el barroco más desenfrenado: Quand ees deux chevaux furieux de l'amour et le désespoir, sont
alelíes au charñot d'un coeur, oü lepeuvent-il trainer que dans despréápices (1644: 25). Algo que
comparte lógicamente nuestro Lozano, también barroco en extremo, cuando señala: Aunque el amor
es niño, tiene fuerzas de gigante y cuando quiere lleva, como por gala, carga que abruma a otros
(1638: 132).
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Pero ese carácter de pasión nefasta, íntimamente ligado a una tradición judeo-cristiana que hace de la
mujer y de! sexo la materialización simbólica de! pecado y que el refranero en todas sus formas
refleja con tanta exactitud, no impregna totalmente, como hemos podido comprobar, la expresión
proverbial de una sociedad que tiene también conciencia de la precariedad de la existencia,
coincidiendo a menudo con Góngora en advertir: que se nos va la Pascua mozas, I que se nos va la
Pascua. Invitación al pecado y al placer en la convicción de esta verdad expresada en forma de
paremia de fuerte raigambre popular: lajodienda no tiene enmienda. Y expresión de un carpe diem
reivindicativo de un placer que sólo el amor puede suministrar, como ya señalara ese viejo proverbio
medieval, también cargado de expresividad y de recio sabor gauloís: rage de cal passe mal de dent.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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LOZANO, C. (1969): Historias y leyendas, ed. Joaquín de Entrambasaguas. Madrid: Espasa-Calpe.
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SEVILLA MUÑOZ, J. (1991): «Propuesta de sistematización paremiológica», Revista de Filología
Románica 8: 31-39.
STENDHAL (1969): De l'amour. Paris: L.G.F.
En la mesa de San Francisco, donde comen cuatro comen cinco.
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