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Choque de goces en torno a Charlie
Fabian Fajnwaks
Miembro ECF - AMP
Paris- Francia
Ninguna consideracion psicoanalítica respecto de lo acontecido en Paris el 7-9 y 11
enero pasados puede desconocer las variables socio-políticas y económicas, locales y
globales que entran en juego para intentar un análisis de estos atentados y de la gran
manifestación del 11 de enero.
Más allá de la acción del terrorismo islamista en Medio Oriente y en Occidente,
terrorismo cuyo desarrollo se encontró incentivado por la fragmentación del Islam que
se encontraba bajo una cierta concordia en las dictaduras medio-orientales, derribadas
por la acción de los países occidentales, Francia no ha podido ni ha querido integrar a
las poblaciones salidas del pasado post-colonial, que han venido en los años ’60
favorecida por el antiguo Estado colonial, a trabajar en la floreciente industria
francesa de los « Trente glorieuses ». Como lo decía lucidamente Zygmunt Bauman al
Diario La Repubblica el 14 de enero, « las sociedades rechazan poblaciones enteras
del corpus social », y es exactamente lo que sucedió en Francia desde aquellos años.
No me parecería osado citar aquí a otro gran autor como Georges Bataille y su « Parte
maldita », para situar esta parte de « gasto improductivo » necesario en las sociedades
para generar riqueza, solo que aquí es de poblaciones enteras que se trata en el lugar
de este objeto rechazado del corpus social. El objeto desecho de J. Lacan, del cual
conocemos la función en psicoanálisis, podría dar una formalización a como
funcionan estas poblaciones a nivel social en una sociedad enteramente ganada por lo
que Lacan llamaba el « discurso del capitalista », si no fuera porque Lacan concibe la
función del objeto (a) de manera universal y no solamente en casos particulares como
lo es una sociedad.
Sin haber podido hacer ningún trabajo de integración de estas poblaciones magrebíes
y subsaharianas más que como siendo progresivamente excluidas no solamente del
Corpus social, sino también del sistema productivo, y obligándolas a vivir como
« asistidas » por las importantes ayudas del Estado que existen en Francia, integración
que hoy se ha vuelto imposible ya que el corpus mismo de lo social se encuentra
completamente fragmentado por el capitalismo triunfante, este rechazo retorna desde
lo real bajo la forma de rechazo de toda figura que represente el Estado mismo como
Otro : rechazo de las formas cívicas o de los ideales republicanos, reivindicados en la
marcha enorme del 11 de enero, que en tanto que ideales no hacen más que fallar a lo
real que está en juego.
Es el islamismo salfista que ha investido desde hace tiempo estas poblaciones
abandonadas, desamparadas (y aquí el término de Hilflosigkeit de Freud tiene todo su
peso) por el Otro social, cuando no es en la carcel que estos jóvenes desamparados
abrazan esta vertiente radical del islamismo, o que los jóvenes se convierten al Islam,
la religión del Uno como decía Jacques-Alain Miller hace algunos años, en el que
encuentran significantes Amos más consistentes que los que faltan en nuestras
sociedades donde el lazo social se ha desarticulado por el capitalismo mismo. Que la
identidad religiosa (etimologicamente : re-ligare) se proponga entonces como un Otro
que puede albergar a estos jóvenes excludios del Otro social francés, no sorprende a
nadie desde hace años, (recordemos las revueltas de 2005, para dar solamente un
evento reciente en que esta "enfermedad social" se ha manifestado) sin que ningún
discurso político se haya planteado este verdadero problema y haya tenido la voluntad
política de afrontarlo y de buscar alguna solución valida en el tiempo. Distintas
soluciones e iniciativas parciales como los "empleos de jóvenes" o una "policía de
proximidad" puestos en práctica bajo el gobierno de Lionel Jospin iban en el sentido
de proponer pequeños "parches" a este problema endémico.
Cuando el Frente Nacional llegó al ballotage del 21 de abril de 2002, donde hubo otro
« sobresalto republicano », sin que se pudieran sacar consecuencias políticas que
tomaran en cuenta la gravedad de la situación de la sociedad francesa, un periodista
comparaba la coyuntura francesa con la de los estados Unidos, diciendo que allí se
había logrado integrar a una parte de las poblaciones descendientes de la esclavitud
(« el pecado original de la sociedad americana ») gracias a la movilidad social que
permite el capital. Si toda comparación es limitada, y si la discriminación continúa a
existir en los Estados Unidos, es cierto que hubo algo de la « función civilizadora del
Capital » (Marx en los Manuscritos), que no operó en la sociedad francesa en la que
las clases sociales viven aún hoy como en el siglo XIX, según lo indicaba Jean
Baudrillard en su inolvidable América. Quiero decir que simplemente no existe la
movilidad social que el Capital permite en otros lados, a cause de la segregación
social que existe además de la económica : nutriendo, en realidad, la segregación
económica. Constituye este profundo problema uno de los « cadavres dans le
placard » de la sociedad francesa, como lo decía Philippe Sollers hace algunos años,
lo que retorna cada vez, ciertamente de manera diferente, pero para hacer recordar que
hay allí un imposible a simbolizar en este « corpus social » como sujeto. Basta
constatar, como lo hacia un periodista norteamericano recientemente, que los jóvenes
de confesión musulmana que emigran a los Estados Unidos para estudiar se integran
bastante bien en este sistema que tiene el Capital como valor emblemático, y no
padecen del pasivo colonial que tiene Francia con los países de donde proceden
muchos de estos jóvenes. Otro periodista constataba irónicamente que Francia no
solamente "exporta" terroristas (más de 1.400 jóvenes franceses se encontrarían
actualmente luchando en la República islámaica, "Daesh" según las cifras oficiales del
Ministerio del Interior francés) sino que también los re-importa. Es el caso de estos
jóvenes que mataron a los caricaturistas de Charlie Hebdo, que eran franceses.
Poder pensar y poder encontrar soluciones políticas a este problema constituye uno de
los más grandes desafíos para la sociedad francesa en los años a venir.
« Pienso... luego soy Charlie ? »
"Je pense, donc je suis Charlie" decía una gran pancarta colgada en el monumento de
la Place de la République, durante la gran reacción de la población francesa a los
atentados. No es seguro que mucha de la gente que espontanea, masivamente y
animada por un sentimiento autentico de indignación retomo esta frase, producida por
un periodista la tarde misma que siguió a los atentados, pueda verdaderamente pensar
lo que llevo a este terrible evento. Uno estaria tentado de recordar como Lacan
equivocaba el cogito cartesiano: « Pienso… donde no soy », « Soy… donde no
pienso ». Quizas « Ser Charlie », impida pensar el fenomeno « Charlie… ».
Por mi parte me gustaría que sea precisamente el cogito cartesiano el que anime a
pensar, según la gran tradición iluminista del siglo XVII francés (Voltaire, la
Enciclopedia) y el racionalismo cartesiano lo acontecido recientemente en Paris como
un último evento trágico de una larga serie de malentendidos entre esta tradición y el
repliegue de estas poblaciones excluidas del sistema social francés, o incluidas en
tanto que excluidas, según una topología que conocemos en psicoanálisis. Se habla
mucho aún, en los medios del "enemigo interno" que representan estos jóvenes
terroristas, formados por la escuela laica y republicana francesa, pero no se puede
pensar como se contribuyó a crear este "enemigo interno", vuelto "externo", una vez
pasado por la formación djiahadista en Siria, encarnando así la "extimidad" donde lo
que hace síntoma desde lo más propio al sujeto, retorna desde lo real, sin que este
pueda allí reconocerse.
¿Cómo hacer que estas poblaciones sean compatibles con los principios de la laicidad
que el iluminismo francés produjo para el mundo entero? ¿Cómo penetrar este Islam,
que no ha conocido un movimiento reformador, a diferencia de los otros grandes dos
monoteísmos occidentales, con las ideas de tolerancia y de respeto a los principios
que rigen una república laica como lo es la francesa? Es este el verdadero "choque de
civilizaciones", que es sobre todo un "choque de regímenes de goce", donde no se
trata de imponerle al otro los principios que rigen la laicidad, como se ha querido por
las armas imponer los principios democráticos en Irak, en Libia y en otros lados,
convencidos que estos principios son los mejores. Y aún cuando así fuera
(recordemos que el psicoanálisis surgió como un efecto del desarrollo de la ciencia en
Occidente): No se puede esgrimir la laicidad como una visión del mundo al que el
Otro debería plegarse sin tener en cuenta su modo particular de ver el mundo, lo que
su modo de gozar determina. Sino nos encontraríamos frente a una renovación del
"racismo de los goces" tan propio a nuestra civilización del Uno, aunque este Uno se
encuentre también fundado en los principios forjados por la Ciencia y el iluminismo
modernos....
Revisión : Raquel Cors y Dalila Arpin
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