EL MEJOR CONTADOR DE HISTORIAS Esta historia es acerca de un Rey que estaba siempre muy ocupado en su castillo con los visires, ministros y todos los problemas de reino. Así que nunca tenía tiempo para pasear por su reino y conocer a la gente que allí vivía. Pero un día se dijo; realmente tengo que salir fuera y conocer a la gente que vive en mi reino. Y de este modo, el Rey se disfrazó y salió a la calle. El rey se sorprendió al ver que la gente le miraba y ni si quiera le reconocían, ni siquiera mostraban interés por saber quién era. Y si alguien le miraba y adivinaba quien era lo único que murmuraba era- “ahí va el Rey es una persona tan sería y aburrida”. Y esto le preocupó mucho porque él quería ser un Rey popular entre la gente, como cualquier Rey desearía. El Rey, continuó caminando y se dirigió hacia el mercado, según se iba acercando observó que la gente reía, cantaba, y lo pasaban bien. Una vez allí se dio cuenta que toda esa alegría, toda esa vida y algarabía provenía de las esquinas del mercado, donde estaban los contadores de historias. - “¿Qué es esto?” – pensó el Rey – “Estos miserables mentirosos que están ahí sentados en las esquinas, ¿Cómo pueden ellos estar divirtiendo a los ciudadanos, dándoles alegría? Y alrededor de ellos, la gente se agolpa para oír sus cuentos y pamplinas. En cambio a mi, que soy el Rey, me ignoran ni siquiera me tienen en cuenta... Esto no puede ser, tengo que hacer algo al respecto. El Rey volvió a su castillo y pensó y pensó, sobre que podía hacer... - Ya se, me haré contador de historias, no debe ser muy difícil. Y cuando sea un contador de historias ya después me querrán todos. Pero claro no puedo ser un vulgar contador de historias, tendré que ser el mejor contador de historias. Yo soy el Rey. Ninguno de estos miserables podrá superarme. Ordenaré que vengan al palacio y que me cuenten como convertirme en un Contador de Historias. Y así fue como todos los contadores de historias fueron convocados al palacio. Como os podéis imaginar el silencioso castillo se convirtió de repente en un lugar ruidoso, todos contando historias y charlando preguntándose unos a otros para que el Rey les habría mandado llamar. Hasta que este ruido se vio interrumpido por la presencia del Rey que dirigiéndose a ellos les dijo: - “Escuchad, os he traído aquí para daros una dirección a vuestra vida. Quiero que os embarquéis en uno de los proyectos más importantes para el reino. Yo he decidido que contar historias y los cuentos pueden ser un buen instrumento. Así que quiero que me enseñéis. Yo quiero convertirme en un contador de historias. O sea que decirme que es lo que tengo que hacer.” - “Bueno antes de nada”- dijo un contador de historias- “tienes que estar muy animado y tienes que gesticular”, - “No, tienes que sentarte y sentir la historia”. – dijo otro con voz casi de ultratumba. 1 - “Bueno si si, todo eso está muy bien pero tu voz tiene que ser fuerte e impactante”- exclamó otro gritando. - “No no, tienes que ser suave”. Y dicho esto comenzaron todos los contadores de nuevo a discutir. Cada contador de historias tenía su propio método .Así que el ruido se volvió de nuevo insoportable. - “Callaos, de una vez. Callaos y escuchad un momento”- dijo el Rey.- “Iros y escribirme un libro acerca de cómo ser un contador de historias y ya luego yo mismo lo leeré”. Los contadores de historias se fueron y tuvieron muchas reuniones, escribieron muchos borradores del libro cambiaron cosas, introdujeron cosa nuevas… y todo esto les llevo mucho tiempo... Al cabo de los 10 años volvieron al palacio con un libro enorme, Cuando el Rey vio aquel libro tan grande y tan grueso, miró a los contadores y les dijo: - “Lo siento, soy un Rey y tengo muchas cosas que hacer. No tengo tiempo para leerme algo así. No es posible, así que hacerme algo más pequeño. Ir y resumirlo”. Los contadores de historias se fueron y estuvieron durante 5 años resumiendo el libro, hasta que tuvieron un libro más pequeño. Pero para entonces el reino había sufrido una agresión de sus vecinos y el Rey no tenía tiempo para nada. - “Marchaos y volver con algo más resumido, un papel con las instrucciones”-. Cuando los contadores volvieron el Rey realmente no tenía ni un segundo que gastar. - “Oh no, reducir todo esto en una línea. En una sola frase.” De nuevo los contadores se retiraron y continuaron trabajando y trabajando, hasta que finalmente consiguieron la mágica frase. La escribieron con una letra preciosa en un precioso pergamino, lacrado y atado con un hermoso lazo granate. Y pidieron audiencia con el Rey. Para entonces muchos contadores se habían hecho muy mayores, otros habían muerto. Pero todavía conservaban el espíritu de todos aquellos que empezaron. El Rey había estado pensando mucho acerca de los contadores de historias y de cuanto tiempo les había llevado escribir este libro. - “Debe ser más difícil de lo que yo había pensado, y ellos después de haber estado estudiando durante tantos años, ahora deben ser mejores incluso que antes. Naturalmente tengo que encontrar la manera de ser el mejor contador de historias. Ya sé, los mataré a todos y entonces evidentemente seré el mejor contador de historias, porque seré el único contador de historias”. – pensó el Rey 2 El Rey recibió a los contadores de historias y ellos le entregaron el precioso pergamino. El Rey les agradeció el duro trabajo que habían realizado durante todo este tiempo y les dijo: - “Por todo lo que habéis hecho, por todo vuestro esfuerzo os quiero dar las gracias personalmente con pequeño obsequio”. Y el Rey les mostró el camino que debían de tomar para que cada uno de ellos recogiera el presente. Por supuesto tan pronto cruzaron la puerta, fueron degollados. - Ahhh¡ - el Rey cada vez se iba sintiendo más y más aliviado, hasta que el último contador de historias estuvo muerto. - “Ahora las cosas serán más fáciles. Vamos a ver que me han dejado estos contadores de historias “– Decía el Rey mientras que abría el papel- Y el Rey leyó lo que los contadores de historias habían escrito: “El mejor contador de historias es aquel cuyas historias serán recordadas aun después de su muerte y de que su nombre sea olvidado” 3