protágoras y la cesura

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PROTÁGORAS Y LA CESURA
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(PI., Prt., 360 e - 361 a)
«No te pregunto todo esto, dije, con otra intención que con la de examinar qué pasa en lo que respecta a la cesura, y qué es ella en sí misma, la
cesura. Porque sé que, al aclararse eso, puede hacerse más diáfano
aquello sobre lo que tú y yo hemos hecho, cada uno, un largo discurso».
El magisterio de las palabras de Platón continúa vigente. En el breve
párrafo que nos ha servido de lema (preanunciado ya un tanto escandalosamente incluso en nuestro título) sólo hemos intercambiado la palabra areté por la palabra tomé. Y no es que pretendamos rebautizar
ahora en este año de 1984 d diálogo Protágoras con un nuevo subtítulo
«Sobre la cesura)), sino tan sólo constatar cómo (al igual que los sofistas
hablan de la areté sin haber definido previamente y con precisión qué
sea esa areté) también se puede observar que en lo tocante a la cesura se
ha hablado -y escrito, por supuesto, más- de su distribución l, de sus
tendencias 2, de sus funciones 3, de sus orígenes 4, de sus tipos 5, incluso
de su existencia O inexistencia de los requisitos lingüísticos en que
Se habla de una tendencia a buscar la coincidencia, pero también de una tendencia
a la variación. Se' evita separar el verso por metros, etc.
2 Ejemplo clásico es el recogido por KORZENIEWSKI
(del Anhang zu Sophokles de
BRUNT)
de los versos 457-460 de Edipo Rey.
3 Cf. últimamente, por ejemplo, G . STEPHAN,
Die Ausdruckskraft der caesura media
im iambischen Trimeter der attischen Tragodie, 1981.
Desde luego las cesuras producen un efecto agradable, mientras los puentes evitan un
efecto desagradable; «por ello no es de extrañar que, normalmente, el poeta respete más
éstos que aquéllos», como afirma LASSO
DE LA VEGA,
en «Orígenes», p. 26.
Cf. recientemente M . WEST,en CQ 32, 1982, pp. 292-293.
Cf. por ejemplo la tipología recogida por S. E. BASSETT,
O.C.en nota 6, p. 367, especialmente nota 41.
6 Cf. nuevamente el trabajo de BASSETT,«The Theory of the Homeric Caesuran, en
AJPh 40, 1919, pp. 341-372.
7 Fundamentalmente cf. E. H. STURTEVANT,
«The doctrine of Caesura, a philological ghostn en AJPh 45, 1924, pp. 329-350.
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pueda aparecer 8, etc., sin que previamente se haya formulado una definición suficientemente satisfactoria y comprensiva de dicho fenómeno, y
que pueda ser aceptada -como buena parte de las definiciones
científicas- de modo unívoco por la comunidad de estudiosos.
Algunas definiciones de cesura, claro está, sí que existen, y muy concienzudamente elaboradas, y sin embargo siempre queda tras ellas una
cierta penumbra que nos impide aprehender exactamente el objeto definido. Tengo que adelantar que no voy yo ni a proponer una nueva definición, ni a desautorizar íntegramente ninguna de las ya dadas, sino que
la intención de estas páginas va a ser destacar y hacer resaltar algún matiz que creemos debe quedar explicitado, o al menos no sofocado, a la
hora de dar una definición de la cesura.
Empezaremos viendo algunas de las definiciones dadas 9, luego
extractaremos un par de ideas básicas sobre las que parece haber acuerdo general, y finalmente expondremos nuestra matización.
P. MAAS: «There are certain places where word-end (but not always
word-end in the stricter sense) is either regular or frequent, but
without the licenses permitted at a pause (hiatus, brevis in longo).
Such places are called caesurae when they occur inside a basic
metrical sequence)) (trad. inglesa p. 33, 5 46).
DE GROOT:«límite de palabras dentro de un verso que es límite de
correspondencia entre sus miembros)).
KOSTER: «Quand la voix s'arrete au milieu d'un pied, il y a césure)).
SNELL:«Die Stelle, an der das Wortende erstrebt wird, nennen wir
'Zasur7».
DAIN:((11 est de ces coupes qui font partie de la structure constitutive du
vers. Cette sorte de coupe s'appelle césure (ro~fi))).
KORZENIEWSKI:«Regelmassiges sder erstrebtes Wortende innerhalb eines
Metrums heisst Zasur~.
WEST: «A place in the verse where word-end occurs more than casually» 10.
A la vista de éstas y otras definiciones (hemos elegido algunas aleatoriamente de entre un par de docenas que podrían presentarse "), podemos
sustanciar algunas ideas básicas, sobre las que creo puede haber acuerdo.
8 «The Greek Appositives: Toward a linguistically adequate definition of caesura
and bridge», en CPh 73, 1978, pp. 314-328.
9 Sigo el orden cronológico en este enunciado.
Greek Metre, Oxford, 1982, p. 192.
11 Cf. H. DREXLER,
(Concetti fondamentali di metrican, en R F K 93, 1965, pp. 5-23.
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1. El término tomé no aparece usado con esta acepción hasta comienzos del Imperio y el propio Aristóteles parece no conocerlo. La primera definición explícita es la de Aristides Quintiliano 12.
2. La cesura debe ser entendida como un fenómeno que pertenece no
al plano del sistema, es decir, a la estructura del verso (y aquí parece estribar una de las causas que dificultan conseguir una definición), sino al plano de la realización, y más concretamente aún, es un hecho de métrica
verbal '3.
3. La cesura no comporta necesáriamente una pausa en la recitación.
4. La Cesura prueba que la unidad de medida fundamental en el 3 ia.
o el hexámetro no es el metro, sino que la estructura real del verso nos
viene dada por los segmentos en que quedan descompuestos (en el interior
de un metro, y no tras final de metro) por la pentemímera. Respectivay
u-u u-.
mente, X - U - X
-U
Hasta aquí podemos estar de acuerdo, básicamente. Pero queremos
introducir por nuestra parte alguna reflexión sobre este tema. Se me va a
permitir para ello establecer un símil. Al igual que la escrupulosa observatio maasiana (y no se le van a negar otros muchos méritos en su haber)
condujo a la métrica a un puritanismo de exigua productividad en cuanto
a la interpretación y comprensión de la poesía (de la que la métrica no es
sino una parte), también el análisis estructural, aplicado a la cesura, creo
que ha ido en exceso lejos y ha marginado algunos conceptos que creemos
válidos y que deben recuperarse. Veamos. No cabe duda de que hoy tiene
mala prensa (hasta en la aplicación de métodos científicos hay buena o
mala prensa) hablar de algunos conceptos. Así, frente a los éxitos de términos como estructura, sistema lingüístico, etc., no se ve con buenos ojos
emplear estos otros de ejecución, realización, fisicismo, etc., en tanto que
con ellos se puede dar cabida al subjetivismo. Sin embargo, es un principio generalmente admitido que en nuestras disciplinas literarias no tiene
mayor cabida la regla que la tendencia, ni lo objetivo más que lo subjetivo. Es verdad que no se trata de resucitar fonéticamente la articulación del
verso griego, pues son pocos los datos de que podemos disponer sobre la
pronunciación de los ritmos antiguos, pero ello no equivale tampoco a negar de plano y absolutamente la captación estética de la métrica griega 14.
12
13
Cf.BASSETT,o.c., pp. 348-349.
CJ S. MARINER,
«Hacia una métrica estructural», en RSEL 1, 1971, p. 319, y más
adelante en 323.
14 Aunque no compartimos íntegramente el planteamiento que en este sentido hace C.
O. PAVESE
en su trabajo «Tipologia metrica greca)), en Problemi di metrica classica, Génova, 1978.
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De modo que, aun admitiendo que la cesura no tenga necesariamente
que realizarse como pausa de sentido (lo cual no quiere decir necesariamente que la pausa quede prohibida, ni mucho menos), pensamos
que no debe descartarse el establecer una vinculación directa de la cesura con el plano del significado, con la sintaxis o la estilística. Y
ello no es más que la aplicación de un principio estético ampliamente
divulgado entre los poetas griegos, y bien conocido también por nosotros: la adecuación que se da en poesía entre ritmo y contenido, y
entendiéndola así, la cesura no es sino un juego estético de recíproca
influencia entre la forma y contenido, como cabe comprobar al leer
tan sólo una docena de trímetros y hexámetros, abierta al azar una
edición de los trágicos o yambógrafos y Homero.
En cambio, por parte de algunos tratadistas se ha producido la siguiente extensión analógica, que creemos debe ser matizada: como la
cesura no es pausa necesariamente; como la cesura no tiene que ver
con la sintaxis ni el sentido; como la cesura es un fenómeno exclusivamente métrico; como la cesura es tan sólo un fenómeno de métrica
verbal (por cierto, sin que nadie lo haya precisado ni concretado ni
explicitado más), se ha producido una equiparación casi total de la
cesura con los simples casos de word-end. Y esto, a mi parecer, es algo que repugna a la realidad de lo que es el recitado de un verso.
Nosotros, por el contrario, entendemos que el término cesura debe reservarse (y emplearse en sentido estricto) a aquel word-end marcado
(relevante por el sentido, por ser una unidad sintáctica, por pausa,
por ocupar un k6lon o segmento bien definido del verso).
Es así como entendemos que la cesura de un verso sea «límite de
correspondencia entre los miembros de un verso» (por ejemplo, la pentemímera o la heptemímera en el 3 ia, x - U -x / -" / - x - U -)
mientras que los meros finales de palabra (exceptuados naturalmente en
final del verso) serían límites de correspondencia no entre los miembros
de un verso, sino entre dos partes de un miembro.
Empleado, pues, el término cesura en esta acepción más restringida sí
que podemos mostrarnos de acuerdo con la definición de West: «a place
in the verse where word-end occurs more than casually», si bajo este
«more than casuallyn se entiende que queda incluido (a más de otros requisitos) la explicitación que hemos expresado.
Un inciso: de lo dicho no debe inferirse que se desaconseje el estudio de los finales de palabra y su comportamiento en los diversos
tipos del recitado, ni sus distribuciones, zeúgmata, etc., ya que de ello
se pueden derivar observaciones útiles para cuestiones de autenticidad,
cronología, etc.
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En resumen, nuestra idea es:
1. La cesura no es sólo un fenómeno métrico, sino métrico sintáctico (cesura retórica) pace White 15.
2. No podemos identificar sin más cesura y word-end.
3. Impugnamos la idea de buscar en el verso recitado cuantas más
cesuras mejor, y por ello no podemos compartir la idea de ((extender las
posibilidades de cesuras a más situaciones» 16, ni mucho menos, a llegar
al extremo de postular la admisión de cesura en los compuestos 17.
4. Mantenemos obviamente el concepto de «continuo fonético» de
Maas, aplicado a las proclíticas y enclíticas, pero no vemos que con ello
se entre en contradicción necesariamente (a veces podrá haberla, otras
veces no) con la teoría fono-estilística de las apositivas según ha sido expuesta por Devine-Stephens 18.
5. En conclusión, una definición de cesura deberá incluir esta matización, claramente restrictiva, basada en el concepto de unidad sintáctica o de contenido.
Universidad ~ o k ~ l u t e n s e
Madrid
15 J . W . WHITE,
The Verse of Greek Comedy, Londres, 1912, p. 56.
16 Cf.MARINER,I.c., p. 318.
17 Zdem, ibidem, p. 320.
18 Cf. el trabajo citado en nota 8, en sus paginas finales.
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