la casita feliz

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CELCIT. Dramática Latinoamericana 343
LA CASITA FELIZ
Adriana Ferrari
PERSONAJES: M (4) / F (3)
Camila: Niña de ocho años, bastante madura para su edad.
Matías: Hermano de Camila, 12/13 años aproximadamente.
Madre: Secretaria de 40 años aproximadamente, sobrecargada de tareas en todos
los ámbitos de su vida.
Padre: Ejecutivo de 40 años.
Rosa: La señora que limpia.
Facundo: Amigo de Camila, compañero de grado
Valentín: Otro compañero de Camila
Escenarios:
1 - Living de la casa: En el centro del escenario, un sillón y un mueble con el
televisor.
2 – Fiesta de cumpleaños, en el proscenio del escenario.
3 - Entrada del colegio: En proscenio, a la izquierda del escenario.
4 - Oficina de la madre: En proscenio, a la derecha del escenario.
Los espacios 2, 3 y 4 se desarrollarán simulando los espacios, sin movilizar la
escenografía central, que es el living de la casa. Iluminándose sólo cuando se los
necesite.
ESCENA UNO
Living de la Casa: Entra Camila en patines, tratando de trasladarse como puede,
ya que no sabe patinar. Entra la madre, le alcanza una bufanda marrón.
MADRE: ¿A qué hora era?
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CAMILA: A las seis.
MADRE: ¡Ay, dale Camila que son menos cuarto!
CAMILA: Esta no es la mía, es la de Matías. (Deja la bufanda marrón y se pone la
rosa)
MADRE: Bueeeno, perdón. Es ahí donde festejan todos, ¿no?
CAMILA: ¡No! ¿No leíste la tarjetita?
MADRE: ¡Pero! ¡Cómo la complican, che! ¿A quién se le ocurre cambiar de lugar?
¿Y dónde estará ahora la bendita invitación?
Camila busca en su mochila y le da el cuaderno de comunicaciones.
CAMILA: Tomá, las pegan siempre en el cuaderno de comunicaciones.
MADRE: ¡Ay, gracias Cami (Lee el cuadernito) Sasasasasa, ah, es acá a cinco
cuadras. Vam... ¡Uh! Tenemos que hacerte las nebulizaciones…
CAMILA: Ya me las hice.
MADRE: Ah, muy bien. ¿Llevás el ventolín?
CAMILA: (Cansada) Sí.
MADRE: Perfecto. ¡Vamos dale!
CAMILA: ¿Me das el regalo?
MADRE: Ah, el regalo… ¿Y dónde quedó?
CAMILA: No se mamá. Ayer lo compraste. ¿Ya lo perdiste?
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MADRE: No, no . Tiene que estar por acá. ¡Ay! ¡Mirá la hora que es! (Se desespera
cada vez más) A ver, ¿donde lo puse? ...Concentración... ¿Donde lo puse? Yo
entré por ahí, dejé la cartera, estaba Mati en el sillón… Le dije: Hola Mati, ¿cómo
estás?
Camila se va cansando, se saca la mochila y se sienta a esperar.
CAMILA: (Haciendo de Matías) Bien.
MADRE: ¿Cómo te fue en el cole?
CAMILA: (Haciendo de Matías) Mal.
MADRE: No, no me dijo mal… ¡¡En la mesita de luz!! (Sale)
MADRE: (Aparece la madre corriendo con el regalo en la mano) ¡¡Acá lo tengo!!
Camila se levanta, la ve pasar hacia la puerta.
MADRE: Ah, la cartera.
Vuelve a buscar la cartera y va hacia la puerta nuevamente.
MADRE: Ah, ¡vos!
La madre va a buscar a Camila y la ayuda a transportarse con los patines puestos.
MADRE: Te podrías haber puesto unas zapatillitas…
CAMILA: ¡Pero es en patines el cumpleaños!
Apagón
ESCENA DOS
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En el cumpleaños: Camila está sentada en un banquito sola. Entran Valentín y
Facundo.
VALENTIN: Che, nena, para mi cumple, ¿me regalás la casita de la Barbie?
CAMILA: Me llamo Camila, no nena.
VALENTIN: O mejor, mejor... la colección de los Pequeños Ponys, pero que sean
de color rosa, lila y amarillo.¡Así, re-de nena!
Valentín se ríe, Facundo se ríe. Camila lo mira mal. Facundo baja la mirada como
con culpa.
FACUNDO: Bueno Valen, le puede pasar a cualquiera.
VALENTIN: Sí, pero lo divertido es que siempre le pasa a Camila.
Valentín se ríe, Facundo sonríe como para alivianar la situación.
VALENTIN: Che y… ¿Vos venís siempre a aburrirte a los cumpleaños?
CAMILA: No me aburro. Me gusta mirar.
VALENTIN: ¡Mirar! ¡Qué aburrido!
CAMILA: Y bueno, ¿vos no mirás la tele?
VALENTIN: Si, pero es distinto... Ahí pasan cosas divertidas.
CAMILA: Y bueno, acá también. Algunos se caen, otros se resbalan. (Desafiante)
¿O te pensás que no me reí recién cuando te caíste para atrás?
Facundo se ríe fuerte. Valentín lo mira enojado.
VALENTIN: ¡Lo hice a propósito, nena! ¡Para que se diviertan!
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CAMILA: Claro, me imagino. (Facundo y Camila se ríen en complicidad)
VALENTIN: Bueno, ¿qué? Al menos yo sé patinar y me divierto. ¡No como vos que
te quedas ahí sentada, desesperada por que te vengan a buscar! ¡¡Y encima
todavía no vinieron!!
CAMILA: ¡Y a vos tampoco, tonto! Si estás parado acá.
VALENTIN: Me están esperando afuera, nena, ¿qué te pensás?
CAMILA: (A Facundo) ¿En serio? (Facundo asiente) ¿Y a vos también?
FACUNDO: Sí, cuando mi mamá me viene a buscar, a veces se queda charlando
un ratito con la de Valen. (Justificándose) Son amigas.
VALENTIN: Se olvidaron de Camila, lará lará lará! ¡Se olvidaron de Camila, lará
lará lará!
CAMILA: ¡Me tenés harta nene! ¡¡Ojalá que te caigas otra vez y te rompas todo!!
FACUNDO: ¡Bueno, che, no se peleen!
VALENTIN: Y bueno, ¡ella empezó! (Lo mira, Facundo no sabe qué hacer)
CAMILA: ¿Yo? (Se muerde los labios)
FACUNDO: (Para distraerlo) Valen, te juego otra carrera.
VALENTIN: ¿Otra carrera?
FACUNDO: Sí, desde la entrada hasta el auto de mi mamá.
Valentín sale corriendo, entusiasmado.
FACUNDO: Pobre, es medio pesado, pero en el fondo es bueno.
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CAMILA: Muy en el fondo…
FACUNDO: Sí, es verdad.
VALENTIN: Facu, te llama tu mamá.
FACUNDO: (Sacándose los patines) Uh, me tengo que ir. (Mira alrededor) ¿Vos te
quedás?
CAMILA: Sí, andá.
FACUNDO: ¿Sí? ¿Estará llegando tu mamá…?
CAMILA: ¡Seguro!
FACUNDO: (Le sonríe tratando de darle poca importancia a Valentín) Bueno,
chau. (Deja los patines al lado de Camila)
Apagón.
ESCENA TRES
Living de la casa: Entra la madre con escoba, pala y tacho. Se pone a barrer.
MADRE: ¡Ay, Si Rosa pudiera venir todos los días, yo sería tan feliz!
Entra Matías jugando a la pelota.
MATIAS: (Como relatando el partido) Entra Matías a la cancha, la toca por la
derecha…
MADRE: ¡Camila, anda a guardar los juguetes que dejaste tirados en tu cuarto!
MATIAS: ¿A quien le hablás, ma?
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MADRE: Y a quién va a ser, si digo: Camila andá a guardar los juguetes. ¿A quién
puedo hablarle?
MATIAS: ¿Pero no la llevaste a un cumpleaños?
MADRE: ¡Camila!
MATIAS: (La corrige burlándola y señalándose) No, Matías.
MADRE: (Cada vez más desesperada, busca un reloj a su alrededor) ¡No, Camila!
MATIAS: (Sigue burlándola) Soy Matías, mamá. Yo sé cómo me llamo.
MADRE: (Ya casi histérica) ¿Qué hora es?
MATIAS: Las ocho menos diez.
MADRE: Ah...menos mal. Llamalo a papá a ver si está en camino y la puede pasar
a buscar.
MATIAS: Llamalo vos. A mi siempre me dice que no puede, que está en la oficina
muy ocupado. (Imitándolo) No puedo, Matías. Estoy en el medio de una reunión
importantísima. No puedo irme ahora, hablá con tu madre.
MADRE: ¡Matías llamá a tu papá ahora mismo!
MATIAS: ¡Bueno, vas a ver, vas a ver...! (Llama) Hola pa, sí, Matías. Eh... (Mira a
la madre) ¿Podés pasar a buscar a Camila por un cumpleaños? (Pone manos libres)
Se escucha la voz en off de la comunicación telefónica. “No puedo, Matías. Estoy
en el medio de una reunión importantísima. No puedo irme ahora, hablá con tu
madre”
Matías saca el manos libres. La mira satisfecho, la madre se resigna, le hace
señas para que corte.
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MATIAS: (Al teléfono) Bueno, dale, le digo. Chau. (Corta)
MADRE: ¡Uf! ¡Siempre lo mismo! ¡Ay, Mati, ¿me harías el favor, vas vos?! Es acá a
cinco cuadras.
MATIAS: Es... que... tengo un montón de tarea, ma. Es más, ya estaba yendo a
hacerla.
MADRE: ¡Como sos, eh! Ahora tenés tarea y hace dos segundos estabas paveando
con la pelotita.
MATIAS: Bueno mamá, cada uno con sus tiempos.
MADRE: Cada uno con sus tiempos, cada uno con sus tiempos... ¡Andá a estudiar
entonces y no te quiero ver ni cerca de la pelota cuando vuelva!
Matías sale.
MADRE: (Se pone la campera, agarra la cartera, quejándose para sí) ¡Cada uno
con sus tiempos! ¡¡Cada uno con sus tiempos!! Claro… Total… ¡Una no puede
tener tiempos!
Sale a la calle. Vuelve a entrar, deja la escoba y se va.
ESCENA CUATRO
En el Cumpleaños: Camila sigue sentada, sola. Se mira los patines, mira que no
venga nadie, se levanta intenta patinar y se cae. Se levanta del piso, intenta
acercarse al banquito y se resbala. Se arrastra hasta el banquito y se sienta. Se
los saca y los deja a un costado. Entra la madre.
MADRE: (Levanta los brazos exageradamente) ¡Camila! ¡Cami!
Camila levanta la mirada. Agarra su mochila y va hacia ella.
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CAMILA: Ya te vi mamá. ¿No ves que no hay nadie más?
MADRE: Hola Cami, ¿como estuvo?
CAMILA: Llegaste tarde.
MADRE: Ay, pero son las 8 y cuarto recién…
CAMILA: Sí, pero es tarde.
MADRE: ¡No seas exagerada! Son quince minutitos nada mas…
CAMILA: Claro, total, la que espera soy yo.
MADRE: ¡Ay qué día que tenemos hoy, eh! ¡Terrible!
CAMILA: ¿Terrible? ¡Terrible sos vos que me hiciste regalarle una muñeca a Pablo!
MADRE: ¿Y qué tiene si es linda la muñequi…? ¿Cómo a Pablo? ¿No cumplía Paulita
hoy?
CAMILA: No, Pablo mamá. Te lo dije mil veces.
MADRE: ¡Ay! Bueno, che, no es para tanto. El lunes le llevas un regalito y listo.
CAMILA: Claro, total soy yo la que pasa vergüenza, ¿no?
MADRE: ¿Camila que te pasa? ¿No te gustó el cumple?
CAMILA: No.
MADRE: Bueno entonces la próxima vez que no quieras venir me avisas, ¿sabés?
Para mí es mucho más fácil que estar yendo y viniendo a buscarte.
CAMILA: ¡Uff! ¡¡No es eso!!
Se va caminando más adelante. Salen.
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ESCENA CINCO
Entrada del Colegio: Camila está sola sentada con la mochila puesta. Se acerca
Facundo.
FACUNDO: ¿Y ahora qué estás mirando?
CAMILA: ¿Eh? (Se acuerda, sonríe) ¡Ah! No, ahora estoy esperando.
FACUNDO: ¿A tu mamá?
CAMILA: Sí. Ahora me viene a buscar y vamos a comer a Mc Donald´s.
FACUNDO: ¡Qué bueno!
CAMILA: Sí... ¿Y vos? ¿También esperás a tus papás?
FACUNDO: No, yo me quedo a comer en el colegio.
CAMILA: Ah, cierto... ¿pero todos los días?
FACUNDO: Sí, como mis papás trabajan, no queda otra.
CAMILA: Yo me quedé un par de veces, pero no me gusta.
FACUNDO: ¿Por?
CAMILA: No se, me aburro.
FACUNDO: ¿Y pero más aburrido es esperar o no? Me contó mi mamá que el otro
día en la reunión de padres hablaron de eso...
CAMILA: ¿De qué?
FACUNDO: ¿No te contó tu mamá?
CAMILA: No. No sé si vino...
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FACUNDO: Ah. Bueno, hablaban de eso. Que convenía mucho más que nos
quedemos a comer en el colegio, antes que estemos esperando media hora en la
puerta como... (Facundo se frena. Camila se estremece. Facundo, para
disimular, se hace el que no se acuerda.) Eh, como…
CAMILA: ¿Como quién Facu? ¿Cómo yo?
FACUNDO: Eh, no… Como una de las chicas… No me acuerdo bien… Pero bueno…
Si vas a Mc Donald´s pedite la cajita feliz que trae el último de… (lo interrumpe)
CAMILA: (Al borde del llanto) Dale, Facu, decime, ¿Hablaron de mi?
FACUNDO: Y... sí. Te nombraron...
Camila sale corriendo.
FACUNDO: ¡Para... Cami...! Ay...
ESCENA SEIS
Living de la casa: Entran la madre y Camila. Esta última está enojada, tira la
mochila al piso.
MADRE: Todavía no entiendo porque no quisiste ir a Mc Donald´s.
CAMILA: ¡¡Porque llegaste media hora más tarde!!
MADRE: Y bueno, ¿cual era el problema? ¡Si ahí te atienden rápido! Ibamos,
comíamos y a la tarde volvías al cole.
CAMILA: ¡Es que no quiero ir a ningún Mc Donald´s y a la tarde no voy a ir a
ningún cole!
MADRE: ¿Eh?
CAMILA: Es más, ¡al colegio no voy a ir más!
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MADRE: ¿Cómo? ¡De ninguna manera! Esta tarde al colegio vas, porque es mi día
libre y quedé con Martita que iba a la casa a tomar unos mates. (Sale)
Camila queda sentada en el sillón, cabizbaja. Mira hacia el costado y sobre el
mismo encuentra una carpeta con papeles. La agarra y empieza a leerla. Se le
ocurre una idea. Va a buscar la casita de juguete y la coloca en el medio del
living, lleva una caja con varias cosas, ella finalmente, se mete adentro y la
cierra con candado.
ESCENA SIETE
Living de la casa: Se ve la casita de juguete en el medio. Es la mañana siguiente
antes de ir al trabajo. Entra el padre desde el dormitorio con el portafolio, revisa
unos papeles. Entra la madre con la cartera, terminando de arreglarse. La madre
se queda mirando la casita, el padre acomoda los papeles en el portafolio, lo
cierra. Cuando va a salir, se choca con la casita.
PADRE: ¡Ay! ¡Juguetes por todos lados! (Saluda a la madre y se va)
MADRE: (Pregunta hacia las habitaciones) Camila, ¿qué hace tu casita en el medio
del living?
CAMILA: (Desde la casita) ¡Estoy en huelga!
MADRE: (Mira la casita) ¿Cómo? (Intenta abrir y no puede)
CAMILA: Ni lo intentes. Están reforzadas todas las cerraduras. Esto es una huelga.
MADRE: ¿Huelga…? ¿En huelga de qué?
CAMILA: De protesta.
MADRE: ¿Cómo...? ¿En protesta de qué? ¡Camila salí de ahí!
CAMILA: No.
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MADRE: ¿Cómo que no? Salí.
CAMILA: No, no. Aquí estoy bien.
MADRE: Camila salí que se va a hacer tarde. (Intenta meter la mano por la
ventanita y Camila la pincha con un tenedor) ¡¡Ay!! ¿Qué tenés ahí adentro?
CAMILA: ¡Tengo un tenedor!
MADRE: Pero nena, ¿te volviste loca?
CAMILA: Algo así.
MADRE: ¡Camila salí de ahí que tenés que ir al colegio!
CAMILA: Al colegio no voy a ir y tampoco tengo pensado salir.
MADRE: ¡Ah! Ya entendí. ¿Querés faltar? ¿No tendrás prueba hoy no?
CAMILA: No.
Entra Matías con el uniforme, ve a la madre agachada en el piso al lado de la
casita.
MADRE: (Hablándole a la casita) Mmm... A ver, a ver… Rosa debe estar llegando.
Bueno, ahora la llamo para avisarle que te quedás con ella.
MATIAS: ¿Te sentís bien, ma?
MADRE: (A Matías) ¿Eh? (A la casita) Ah, y acordate de hacerte las nebulizaciones,
eh.
MATIAS: En serio, ma, me estás preocupando...
MADRE: ¿Por?
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MATIAS: Y… Le estás hablando a una casita de juguete... Mirá que te ví hacer
cosas raras, pero ésta...
CAMILA: Me habla a mí, nene.
MATIAS: ¡Qué lo parió! La casita habla.
La madre agarra el teléfono y trata de llamar a Rosa.
CAMILA: ¡Soy yo, tonto!
MATIAS: ¿Camila?
CAMILA: Sí.
MATIAS: ¿Dormiste ahí?
CAMILA: Sí.
La madre no puede comunicarse. Vuelve a intentar.
MATIAS: ¿Toda la noche?
CAMILA: Casi.
MATIAS: ¡Qué incómodo!
La madre empieza a preparar la cartera, saca el celular, pañuelos, billetera,
controla que esté todo y los vuelve a guardar.
MATIAS: (Por Camila) ¿Viene?
MADRE: No. Se queda.
MATIAS: Bueno, chau ma. Chau “Camila en la casita”
CAMILA: Chau nene. Bueno, al menos ahora me saluda…
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Matías sale.
MADRE: Bueno, voy a ver si me comunico con Rosa desde la oficina…
Sale con el teléfono de la casa. Vuelve a entrar, deja el teléfono y se va. Apagón
ESCENA OCHO
Esta escena representa la “imaginación de Camila”. Camila sale de la casita
donde está encerrada y comienza a cantar la canción. Con cambio de luces,
quizás una luz negra, se logra crear un clima distinto que represente los
momentos de su imaginación.
En esta casita linda
el vivir es un placer.
Mi mamá me mima mucho
y mi papá también.
Mi hermano me trae juguetes
en vez de rompérmelos,
compartimos y jugamos,
no importa que él sea el mayor.
En mi mundo ya no hay reglas.
Las reglas las pongo yo.
No hay tarea ni mandados,
se vive de lo mejor.
Y por si no lo notaron
conmigo quieren jugar.
Hago todo lo que quiero
pues nadie me va a cargar.
En esta casita mía
se vive de lo mejor
Es por eso que lo siento
pero de acá no me voy.
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Es por eso que lo siento
pero de acá no me voy.
Cuando termina la canción continúa la imaginación. Entra el padre. La familia,
en las escenas de la “imaginación” tiene un vestuario irreal, podría ser ropa de
los años 50´. La idea es que todo sea exageradamente perfecto.
PADRE: ¡Buen día, Cami! ¿Me das un abrazo?
Camila va corriendo hacia él.
PADRE: ¿Querés que tomemos la leche juntos?
CAMILA: ¡Sí! (Como cantito) ¡La leche juntos!
Entra la madre.
MADRE: ¡Ah, no! Me pongo celosa. Yo también quiero tomar la leche con ustedes.
Entra Matías.
MATÍAS: ¿Y yo?
La madre los mira a todos.
MADRE: Chocolatada para cuatro, ¿entonces?
Matías se entusiasma.
MATIAS: ¿Puede ser con tostadas y dulce de leche?
MADRE: ¡Pero como no! (Sale a la cocina)
PADRE: Vengan, siéntense a la mesa. (A la madre) Gordi, ¿necesitás ayuda?
MADRE: (Desde la cocina) No, gracias.
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PADRE: (A Camila) Y, ¿cómo andan las clases de patín?
CAMILA: ¡Bien! El domingo hacemos una muestra para los papás, ¿vas a venir?
PADRE: Uh, no puedo…
Camila se entristece.
PADRE: ¡¡Mentira!! ¿Alguna vez me perdí de algo?
CAMILA: (Sonríe y responde contenta) ¡¡No!!
MATIAS: ¡Uy! Yo el domingo tengo la final del campeonato, no van a poder venir,
¡qué lástima!
PADRE: ¡Qué lástima!
Matías se entristece. Camila y el padre, cómplices.
PADRE: ¡¡Mentira!!
MADRE: (Entra) ¿Están hablando del domingo? Ay, pero ¡qué metidos! Si yo ya
tengo todo arreglado.
PADRE y MADRE (a la vez): Vamos: Primero a lo de Mati y después a lo de Cami.
Se miran los cuatro por la coincidencia y se ríen.
MADRE: (Va a buscar el nebulizador) Cami, tomá el nebulizador para hacerte las
nebulizaciones.
CAMILA: ¡Gracias ma!
PADRE: ¿Sacamos una foto familiar?
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Todos asienten, se ponen para la foto con una sonrisa exagerada. La luz se
esfuma hasta apagón.
ESCENA NUEVE
Living de la casa: Está Camila en la casita de juguete. Entra Rosa con el lampazo
y empieza a limpiar el piso.
ROSA: Entonces, ¿no va a comer nada, Señorita?
CAMILA: No, Rosa, gracias.
Rosa sigue limpiando. Camila tose fuerte. Rosa le acerca el nebulizador.
ROSA: Ah, no, no, no pero entonces, se me hace las nebulizaciones… Su mamá
me dijo que si andaba tosiendo mucho, se las hiciera aunque sea un ratito… (La
interrumpe)
CAMILA: Pero no Rosa, yo no estoy tosiendo. Yo estoy expulsando de mi cuerpo
los males internos.
ROSA: Ah, este… ¿los males?
CAMILA: Sí, Rosa. Todos tenemos energías negativas y hay que expulsarlas o
transformarlas.
ROSA: (Para ella) Es lo que dice el pastor: “Expulsar el mal”…
CAMILA: Claro. ¡Fush! ¡Afuera el mal! (Le agarra un ataque de tos, Rosa se
sobresalta)
ROSA: Ay, señorita, hágase las nebulizaciones, por favor se lo pido. Va a venir su
mamá y la culpa va a ser mía porque…(La interrumpe)
CAMILA: ommmm
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Rosa se sobresalta del susto.
CAMILA: Oommmmmmm
ROSA: Camila, Camilita, ¿es usted?
CAMILA: ommmmmm
ROSA: Señorita, ¿me puede escuchar?
CAMILA: ommmmm
ROSA: Ay… ¿qué…? (Mira al cielo) ¿Qué…? ¡Está poseída, esta nena! ¡Ay, Dios mío!
¡Está poseída!
Sin saber qué hacer, como para “liberarla del mal” empieza a cantarle una
canción evangelista. Cuando termina, mira a Camila como para ver si lo logró
pero Camila continúa con el “ommm”. Rosa corre a llamar por teléfono. Se
ilumina entonces el proscenio derecho, lo que sería la oficina de la madre. Suena
el teléfono. La madre atiende. Rosa habla tratando de que Camila no la escuche.
MADRE: Perales SRL, Buenos días.
ROSA: ¿Señora?
MADRE: ¿Rosa?
ROSA: Sí, señora, soy yo. Eh... Disculpe que la interrumpa, ¿vio? Usted sabe que a
mi no me gusta molestarla en el trabajo pero es que ésta vez...
MADRE: ¿Qué pasó?
ROSA: Y… que la nena...
MADRE: ¿Qué pasa con la nena?
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ROSA: Que no quiere salir de la casita, señora.
MADRE: ¿No sale? (La madre sigue escribiendo en unos papeles)¿Pero intentó
sacarla?
ROSA: Sí, señora. Y me pinchó con un tenedor.
MADRE: (Sonríe) ¡Ay, hoy me hizo lo mismo!
ROSA: Y tampoco quiere comer, eh. Le puse el plato con fideos ahí en la
puertita, ¿vio? Y ni lo tocó. Me dijo, me dijo que tiene “suficientes provisiones en
golosinas”.
MADRE: Ah, debe estar jugando, Rosa. Sígale la corriente. (Atenta a los papeles)
ROSA: Es que señora, tampoco está queriendo hacerse las nebulizaciones, la nena
está… Ni siquiera quiso agarrar el ventolín.
MADRE: ¿Y está tosiendo mucho?
ROSA: Y de cuando en cuando le agarran unos ataques que, ¡mamita querida,
señora, le tiembla toda la casita!
MADRE: Uh… Páseme con ella.
ROSA: Señorita Camila, su mamá quiere hablarle.
A la madre le suena el interno, atiende al jefe. Camila asoma la mano y entra el
teléfono a la casita.
MADRE: ¿Sí, Sr. Perales?
PERALES: (voz en off) Necesito el informe de las estadísticas publicadas.
CAMILA: ¿Hola?
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MADRE: Sí, en este instante lo estoy terminando y se lo alcanzo... (La
interrumpe)
PERALES: ¿Como que lo está terminando? ¡Ese informe tenía que estar para ayer!
CAMILA: (Impacientándose) ¿Hola?
MADRE: Sí, es que todavía no me lo habían entregado entonces yo no podía...
CAMILA: ¿Hola? Bueno… (Le devuelve el teléfono a Rosa)
PERALES: Bueno, eso no me importa. Yo en veinte minutos tengo la reunión y
quiero el informe en mi escritorio.
MADRE: Bueno, cómo no, en seguidita se lo llev... (No termina de hablar, que
Perales ya cortó la conversación). ¡Uf!!! Hola, Rosa, disculpe, ¿en qué
estábamos?
ROSA: Con la nena…
MADRE: Ah, sí. Páseme. (Mientras sigue revisando los papeles)
ROSA: Pero recién le… Bue… Srta. Camila, su mamá al teléfono
CAMILA: Gracias Rosa, paso.
ROSA: Pero mire que se va a enojar, eh…
CAMILA: ¡¿Ah, sí?! ¡Quisiera verla enojada! …Dígale que perdió su oportunidad.
ROSA: (Incómoda) Eh, señora. No, no quiere.
MADRE: ¡Oblíguela!
ROSA: (Sin saber qué hacer, pone la voz más gruesa) ¡Señorita Camila, agarre el
teléfono ya mismo!
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CAMILA: Ay, Rosa ¿se siente bien? (Rosa asiente. Le extiende el teléfono). No.
Decíle que no. Decíle que yo ya no tengo nada más que hablar con ella, con mi
madre terrenal. Y ahora disculpe, Rosa, pero es mi momento de meditar.
Ommmmm
ROSA: Señora, no, no, no hay caso. Dice que no tiene nada que hablar con usted
en lo terrenal.
MADRE: ¿Eh? ¿Qué dice?
ROSA: Lo que ella dice.
MADRE: Sí, sí, digo, ¿qué estará diciendo?
ROSA: No sabría decirle, Señora. (En Sordina) Señora, sabe qué... a mi me da
cosa esta nena, vio, porque está teniendo unas actitudes muy extrañas...
MADRE: ¿Actitudes como qué? ¿Qué hace?
ROSA: Y, como que canta, grita algo así como...
MADRE: ¿Cómo?
ROSA: (Avergonzada) Y como... (Camila lo hace, Rosa lo imita) Ommmmmm
MADRE: ¿Qué, se ahogó?
ROSA: No, no es más bien como… (Se escucha a Camila hacer “ommm omm”,
Rosa lo repite cortito) óm, óm
MADRE: ¿óm?
ROSA: Om omm
MADRE: ¿Como el arranque de una moto?
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ROSA: Sí, eh, no. Ay, no, no sé señora, la verdad que esta nena, me asusta…
MADRE: Rosa hágame un favor entonces. (Le suena el teléfono otra vez) Disculpe,
un segundito, Rosa. ¿Sí, Sr Perales?
PERALES: Ahora que me traiga el informe, acérqueme dos cafés.
MADRE: En seguida Señor Pe.. (No termina de hablar, que Perales ya cortó la
conversación, la madre hace un gesto de rabia). Acá estoy Rosa. ¿En que
estábamos?
ROSA: Con la nena…
MADRE: Ah, sí… Bueno, oblíguela aunque sea a que use el ventolín ese. Y dígale
que si no se lo pone, cuando llegue a casa, la saco de esa casita y se la tiro a la
miércoles.
ROSA: Bueno, señora,le digo, Señora.
MADRE: Y ahora disculpe, tengo que dejarla. Después la llamo, para ver como
sigue todo ¿sí? (Se apaga el sector del escritorio)
ROSA: Está bien, señora. Hasta luego.
ESCENA DIEZ
Entra el padre desde la calle buscando unos papeles.
ROSA: ¡Ay, señor! Qué bueno que llegó…
PADRE: (La interrumpe ni bien la ve) ¡Rosa! ¿Rosa, vio unos papeles, abrochados,
así como una escritura?
ROSA: ¿Puede ser esto, señor?
CAMILA: ¡Hola pa!
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PADRE: (Revisando los papeles que le dio Rosa) ¡Hola Cami! No, eran como diez
hojas en la carpeta... (Sale a buscarlos al cuarto)
ROSA: Señor, tenemos un problemita...
PADRE: Dígamelo a mí, que si pierdo esos papeles me echan.
ROSA: No, yo digo con la… (la interrumpe)
PADRE: (Sigue revisando las carpetas que trajo del cuarto) Pero, ¿dónde pude
haberlos metido?
CAMILA: ¿Qué es lo que perdiste, pa?
PADRE: (Sin notar que Camila está en la casita) La escritura de la nueva oficina.
¿Una pavada, no? Pensé que la tenía en el portafolio, y recién al mediodía, en
plena reunión, la fui a sacar y no la tenía.
El padre sigue revisando carpetas y pasándole a Rosa las que ya revisó. Camila se
asoma por la ventanita y arroja cerca del padre la carpeta que se había llevado
cuando armó la casita. El padre mira asombrado la carpeta que está en el piso
sin entender de dónde salió.
PADRE: ¿Qué… pasó… ? Ay, ve como estoy Rosa, se me caen las cosas… (Levanta
la carpeta que Camila tiró, la revisa) ¡Acá están! (Agarra el portafolio y se va
para la puerta)
ROSA: ¡Señor! ¡Señor! Vio que la nena…
PADRE: Disculpe, Rosa, tengo que salir volando. Cualquier cosita llame a mi
señora. Tiene el número, ¿verdad?
Rosa asiente.
PADRE: Hasta luego, Rosa.
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ROSA: (Vencida) Hasta luego, señor.
CAMILA: Chau pa.
PADRE: Chau Cami.
Camila empieza a hacer “ommm” nuevamente.
Apagón.
ESCENA ONCE
Entra Matías del colegio. Tira la mochila al piso.
MATIAS: Rosa, llegué. (Al ver la casita) Cami, ¿seguís ahí adentro?
CAMILA: Sí...
MATIAS: ¿Y qué, y te pensás quedar ahí?
CAMILA: Claro que sí.
MATIAS: Ajá, ¿Y se puede saber por qué?
CAMILA: Porque este es mi mundo ahora.
MATIAS: ¡Ah, claro…! Pero vos sabés que no es muy lógico eso, ¿no?
CAMILA: ¿Me estás tratando de loca?
MATIAS: No, no, para nada. Pero qué sé yo, es raro. Por ejemplo, ¿qué comés?
CAMILA: Golosinas y galletitas que me traje antes de encerrarme.
MATIAS: Ah, está bueno. Y, ¿como hacés pis?
26
CAMILA: Ese es asunto mío, nene. Mirá si te voy a estar contando ese tipo de
intimidades.
MATIAS: Bueno, perdón… (Silencio, se queda pensativo, mira hacia su cuarto,
mira la casita,
sonríe) Cami, vos sabés que sos mi hermanita del alma, ¿no?
CAMILA: ¿Me estás leyendo un poema?
MATIAS: ¿Por?
CAMILA: Y, raro que esas palabras salgan naturalmente de tu boca.
MATIAS: Apa, como estamos, ¿eh?
CAMILA: ¿Yo? En mi mejor momento. Como dicen, estoy en el surum de mi vida.
MATIAS: ¿Surum? (Se le ríe) ¿No será sumum?
CAMILA: Bueno, sumum. Es lo mismo, el tema es que estoy ahí.
MATIAS: Ajá… Y como dijiste, no pensás salir…
CAMILA: No, no.
MATIAS: ¿Por mucho tiempo?
CAMILA: En un principio, hasta la mayoría de edad... Después veré.
MATIAS: Uh, para eso faltan como, a ver... (Cuenta con los dedos)
CAMILA: Diez años, nene.¡Qué burro!
MATIAS: ¡Uf! Un montón...
CAMILA: Sí.
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MATIAS: (Vuelve a mirar al cuarto) Y... digamos, ¿estás bien así? ¿No te pensás
llevar nada más ahí adentro?
CAMILA: No, así estoy bien. Por este agujerito miro la tele. Me traje el control
remoto.
MATIAS: Ah, ah. Entonces, digo, si así estás bien...¿me puedo quedar con tu
equipo de música, por ejemplo?
CAMILA: Sí, Mati. Por mí no hay problema. Eso ya no pertenece a mi mundo.
MATIAS: ¿Pero qué, sos un espíritu ahora?
CAMILA: No. Soy un “ser protestante” que se liberó de lo cotidiario, para
reflexionar sobre la vida.
MATIAS: (Riéndose) ¿No será “cotidiano”, Cami?
CAMILA: Ay, bueno basta, nene. Si me vas a estar corrigiendo todo el tiempo no
te presto nada, eh...
MATIAS: No, no perdón.... Che y… yo pienso, tu ser se liberó de lo cotidiano,
¡pero bien que se llevó el control remoto!
CAMILA: Sí, bueno. Es para los momentos de distracción. Lo leí en una revista. Se
necesita cortar la meditación de vez en cuando.
MATIAS: Y sí, debe ser aburrido estar encerrado todo el día.
CAMILA: No. Bueno… quizás… (Se quiebra apenas) …Quizás un poquito, poquitito,
poquitititísimo, casi nada.… Pero bueno, yo pienso que esto a la larga, es lo
mejor.
MATIAS: Y digo hasta que termines de reflexionar, ¿me puedo quedar con tu mp3
también?
28
CAMILA: (Se altera) ¡Uh, Nene! ¡Ves como sos! ¡¿Eso es lo único que te importa?!
¡¡Andate!! ¡Yo necesito que me dejen tranquila! ¡Eso es lo que necesito! ¡¡Andate
y no me molestes más!! (Súbitamente se tranquiliza) ¡Ay! Perdón Matías, pero
dejame sola. Se ve que ya es mi momento de meditar. (Camila empieza a hacer
“omm ommm ommmm” nuevamente)
MATIAS: (La mira sorprendido por la reacción) Aja.. bueno, bueno, tranquila. Ya
me voy.
Sale.
ESCENA DOCE
Entra el padre. Deja el portafolio sobre la mesa. Lo abre y se pone a revisar unos
papeles. Camila tose a propósito. El padre no la registra. Camila tose más fuerte.
El padre ni se inmuta.
CAMILA: ¿Hola, no?
PADRE: (Sin levantar la vista de los papeles) Hola Cami, ¿cómo te fue?
CAMILA: ¿Acá, en mi casita?
PADRE: (Sigue leyendo) Sí, ¿cómo fue?
CAMILA: ¡Ah, re bien! Estoy con golosinas, tele y mis propias reglas. ¿Qué más
puedo pedir?
PADRE: (Yendo para el cuarto, atento a los papeles) ¡La verdad, eh! No se de qué
se quejan, si la pasan bárbaro en el cole! (Sale)
Camila sin entender, asoma la cabeza por la ventanita y lo mira sorprendida.
ESCENA TRECE
29
Entra la madre agotada por el día de trabajo que tuvo. Camila vuelve a meter la
cabeza en la casita.
MADRE: ¡Ay, Perales, Perales, el día que te jubiles me vas a hacer tan feliz!
La madre deja la cartera y el saco y se desploma en el sillón. Se estira.
CAMILA: ¡Hola ma!
MADRE: (Sin mirarla) ¡Hola Cami!
CAMILA: ¿Y, cómo te fue en la oficina?
MADRE: Y… de acá para allá, locura, nervios y todo para hacer a último
momento.
CAMILA: Ah, como siempre.
MADRE: (Sonríe) Sí, desgraciadamente, sí. (Mira alrededor, no la ve) ¿Dónde
estás, Cami?
CAMILA: Acá.
MADRE: ¡¿Seguís ahí adentro?!
CAMILA: Sí…
MADRE: (Se agarra la cabeza) ¡No te la puedo creer! Pero… ¿Y Rosa no pudo
sacarte?
CAMILA: Rosa lo intentó, pero yo no puedo salir.
MADRE: ¿Cómo que no podés salir?
CAMILA: No. Porque pertenezco a este mundo ahora, ya no más al de ustedes.
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MADRE: ¿No será el mismo mundo, Camila?
CAMILA: ¡Ja! Si conocieras éste, no pensarías lo mismo.
MADRE: No estaría nada mal vivir en un mundo paralelo…(Se hunde en su
imaginación unos segundos) ¿¡Qué!? ¿Qué estoy diciendo? (Sonríe) Dale, Camila,
salí…
CAMILA: No ma, no voy a salir.
MADRE: Dale, Cami, que hoy tuve un día terrible… Otro día jugamos…
CAMILA: ommmmm
MADRE: ¡Camila te estoy hablando!
CAMILA: ommmmm
MADRE: ¡Camila!
Camila sigue con el “ommmm”. Aparece Rosa preocupada por la tos, trae una
bola de ropa en los brazos.
ROSA: ¡El Señor nos salve, señora! ¡Qué suerte que llegó!
Se escucha a Camila haciendo “ommm”.
ROSA: Así estuvo todo el día, señora, todo el día.
MADRE: ¿No se hizo las nebulizaciones, ¿no?
ROSA: No, qué se va a hacer… Lo que hizo fue pincharme de lo lindo.
Camila sigue con el “omm”. Rosa mira la casita y se acerca a la madre.
ROSA: Señora… Yo que usted llamo al pastor.
31
MADRE: ¿Al pastor?
ROSA: Y sí señora, para mí esto es cosa´e mandinga.
MADRE: ¡Ay, Rosa, por favor!
Entra el padre desde las habitaciones, leyendo sus papeles. Deja las cosas en la
mesa y sigue concentrado en eso. Levanta la vista un segundo, los mira y vuelve
a bajarla.
PADRE: ¡Buenas!
Rosa empieza a doblar la ropa.
MADRE: Ah, ¿estabas acá? (Camila tose)
PADRE: Sí, recién llego, pero tengo que irme volando. (Aliviado) (Sigue
acomodando papeles)
MADRE: ¿Y hace mucho que llegaste?
PADRE: Diez, quince minutos.
Camila tose muy fuerte.
ROSA: (Se asoma al interior de la casa) Matías, traele un vasito de agua a tu
hermana. (Vuelve a doblar ropa)
MADRE: ¿Y hablaste con Camila?
PADRE: Sí.
Entra Matías con el vasito de agua y se lo queda en la mano mirando la situación.
MADRE: ¿Y no te preocupa?
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Rosa deja de doblar la ropa.
PADRE: ¿Quién?
Rosa vuelve a doblar, Camila tose.
MADRE: ¡Camila! ¿No te preocupa?
PADRE: Si estaba contenta. (Camila tose fuerte)
MATIAS: (Acercándole el vasito de agua a la hermana, Camila lo agarra y toma)
¡Y como para no estarlo! Está ahí adentro, sola, con tele y golosinas… ¡En
cualquier momento me meto yo!
MADRE: (A Matías) ¡Ni se te ocurra!
MATIAS: (Pensando para sí) Lo que no sé todavía, es cómo hace pis… (Rosa vuelve
a doblar ropa)
PADRE: Bueno, ¡rajo! (Se acerca para saludarla)
MADRE: ¿Cómo rajo? ¡Ah, qué fácil lo tuyo!
Rosa deja de doblar ropa.
PADRE: ¿Eh? ¿Qué te pasa, Gordi?
MADRE: ¿Qué me pasa? Que siempre me tengo que hacer cargo de todo. ¡De todo!
Rosa se pone a doblar la ropa más rápido, Camila carraspea.
PADRE: (Yendo para la puerta) Uh, no empecés, ahora no puedo. (Matías empieza
a hacer señas, para imitarlo) Tengo una reunión importantísima. No puedo
quedarme ahora, ¿porqué no le hablás a tu hermana? Que te venga a dar una
mano, si necesitas.
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MADRE: ¡Ja! ¡Que hable con Rosa, con mi hermana, con mi madre y para qué
tienen padre estas criaturas!
PADRE: Gordi, entendé: Ahora no. (Sale)
Rosa deja de doblar, se queda con la prenda que tiene en la mano contra el
cuerpo. Matías se acerca a Rosa, ambos la miran atentos.
MADRE: (A la puerta donde salió el padre) ¡Ayyyyyy! Te voy a… (Patalea en el
piso, revolea las manos, como conteniendo la furia, se agarra la cabeza)
A Camila le agarra un ataque de tos fuerte. Los tres se acercan asustados. Tratan
de meter la mano para golpearle la espalda y ayudarla pero Camila no para. Rosa
busca el ventolín y se lo mete por un agujerito en la casita.
ROSA: Ay, Señorita, por favor, use el chuff chuff.
Camila asustada, lo agarra y lo usa. Se tranquiliza. La madre empieza a caminar
nerviosa, de un lado para el otro. Matías y Rosa la están mirando atentos. Cuando
ella los mira ellos dirigen la mirada hacia otro lado. La madre sigue caminando
hasta que se desploma en el sillón. Rosa lentamente vuelve a doblar la ropa.
Matías se acerca a la mamá y se sienta al lado, mirándola.
MADRE: (Desesperada) ¡Ay! ¿Qué puedo hacer?
MATIAS: Yo te ayudo, ma. (La madre lo mira y le sonríe)
MADRE: ¿Cómo podemos hacer para que entre en razón?
ROSA: ¿Su marido?
MADRE: (Cortante) Camila, Rosa. Camila…
ROSA: No sé, señora. Yo he probado todo, eh. Le acerqué comida, me senté a
jugarle, le… le dije que si salía, que si salía, la llevaban Mac Donal…
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MADRE: ¿Y?
ROSA: Y nada, señora. Sigue, ahí, firme…
MADRE: (En sordina) ¿Y si intentamos sacarla a la fuerza? ¿Entre los tres?
ROSA: ¿Le parece, señora?
MADRE: (Decidida) Y sí. Intentemos.
MATIAS: mmmm ¿Y si se enojan?
MADRE: ¿Quiénes?
MATIAS: (Observando de reojo y con picardía a Rosa) Y no sé, alguno de los
Dioses de su mundo.
Rosa empieza a cantar la misma canción evangelista.
MADRE: Matías, ¿qué estás diciendo? Tranquilícese Rosa. Vengan, vengan,
ayúdenme. (Se acerca ella sola, los otros dos no se adelantan) ¿Y? Vengan. (Se
dan vuelta, haciéndose los distraídos) Yo sola no voy a poder. (Ya al lado de la
casita) ¡¡¿Me pueden ayudar?!!
Van los dos corriendo. Intentan abrir, forcejean desde los distintos lados. Camila
les muestra un candado. Se miran. Abandonan. Camila asoma el brazo con el
control remoto en la mano, para prender el televisor.
ROSA: ¡Tengo una idea!
Se reúnen los tres en un rincón, como si fuera un equipo de rugby. Hablan en
sordina.
MADRE: Diga Rosa.
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ROSA: Y si intentamos sacarle el control remoto. Estuvo todo el día con la tele.
Seguro que va a querer salir si…
MADRE: ¡Genial!
MATIAS: (Entusiasmadísimo, con un gesto exagerado) Bien, compañeros: ¡A
ganar, a ganar!
La madre y Rosa lo miran.
MATIAS: Je, siempre quise decir eso.
Los tres se van acercando despacito, pero la madre les dice con señas que
retrocedan. Vuelven a la misma posición que estaban.
MADRE: Un detalle, ¿como hacemos?
ROSA: Ah, no sé.
MATIAS: ¡Ya sé! Nos acercamos sin que se dé cuenta, yo le pido que ponga un
canal en especial y cuando saca la mano, ¡sácate!
MADRE: Ah, muy bien.
ROSA: ¡A la carga mis valientes!
La miran.
ROSA: Bueno, ¿qué?… ¿El único que puede decir esas cosas es Matías?
La madre se agarra la cabeza y empiezan a acercarse sigilosamente otra vez. Una
vez que están todos en posición.
MATIAS: Cami, ¿podés poner discovery channel que necesito ver algo para el cole?
CAMILA: Sí, Mati, ¡como no! (Saca la manito y le sacan el control)
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Los tres festejan.
CAMILA: ¡Ey! ¿Qué les pasa? (Siguen festejando)
MADRE: Si querés ver la tele, vas a tener que salir.
CAMILA: ¡Qué me importa, quedenseló! Prefiero quedarme leyendo, que me
encanta. (Refunfuñando) ¡Matías traicionero!
MADRE: ¿Qué…? ¿Tiene revistas ahí?
ROSA: Y libros señora, es un verdadero burguer. ¿Cómo le llaman?
MADRE: Bunker.
Los tres desesperanzados, se sientan en la mesa.
MADRE: Parece que se va a quedar ahí nomás…
ROSA: Qué nena rara le tocó señora…
MATIAS: Es cierto, es rara. Entonces para poder entenderla, habría que pensar
como ella, “adelantarse” a lo que piensa…
MADRE: Matías, esto no es una película de detectives.
MATIAS: Pero ma, ¿vos no la escuchás hablar? Ella dice que no quiere nada de lo
terrenal, que ya no pertenece a este mundo.
ROSA: ¡Se lo dije, Señora, esta nena está poseída…! Se lo dije yo desde el primer
momen… (La interrumpe)
MATIAS: No, Rosa, no me refiero a eso.
MADRE: ¿Entonces de qué estás hablando, Matías? ¿Ella te dijo algo?
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MATIAS: No mucho. Es simplemente intuición. Intuición masculina.
MADRE: Es la femenina, la intuición, Matías.
MATIAS: Ah, si mi intuición no sirve, entonces arréglense ustedes.
MADRE: No, no. Está bien. Dale, confío en tu intuición.
MATIAS: Digo, a ver, que tratemos de pensar lo que piensa. Ella se encerró ahí,
come golosinas, mira la tele. Bueno, miraba. Lee, la pasa de lo lindo pero...
MADRE: ¿Pero…?
MATIAS: (Como si fuera obvio) ¡Y que se debe aburrir bastante! Habría que buscar
algo que ella ahí no tenga. A ver, lo de la tele no le interesó, con la comida no
vamos a conseguir nada porque está llena de golosinas, que entre alguno de
nosotros no le interesa, porque de hecho se encerró ahí para no vernos. Está
difícil el asunto… (Se ilumina) ¡Ya está!
MADRE/ROSA: ¿Qué?
MATÍAS: Es obvio, ¿no lo ven?
AMBAS: No.
MATIAS: Habría que buscar a alguien que la convenza y salga, alguien como… una
amiguita. ¿¡Si le traemos a Catalina!?
CAMILA: ¿Catalina? Ni se les ocurra. Amiga traidora, me dejó por el novio.
MATIAS: Está bien, está bien a Catalina no. ¿Pero no querrías ver a... (Mira a la
madre y a Rosa, buscando respuesta, ninguna de las dos sabe decirle de otro,
piensan, otra vez se ilumina) …a Facundo?
CAMILA: (Se entusiasma) ¿A Facu?
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Los tres se alegran al ver que Camila se interesó.
MATIAS: ¡Epa, eh! ¡Soy un grande!
CAMILA: Ay, a Facu si que me gustaría verlo, porque él... (Va a hablar pero le
agarra un ataque de tos fuerte, medio débil por la tos, comenta) Bueno, si viene
Facu, acepto el nebulizador.
La madre, Rosa y Matías festejan. Le acercan el nebulizador. Matías se lo da.
MATIAS: Tomá.
CAMILA: (Camila no lo agarra) No, no. Primero quiero ver a Facu, después entra
el nebulizador. (La madre acepta disconforme) Ah, y me devuelven el control
remoto. (La madre, acepta también)
MATIAS: (Acercándole el control) Bueno. ¿Trato hecho?
CAMILA: ¡Nunca deshecho!
Los tres vuelven a festejar.
ROSA: ¡Es rápida para negociar, eh!
MADRE: Sí… ¡Bien, Matías! ¡Perfecto! Porque después cuando esté ese Facundo
acá, le decimos que la saque y listo. Con el amiguito presente no se va a poner
tan caprichosa.
MATIAS: ¡Exacto!
ROSA: (Pone la mano adelante) ¡Todos para uno!
Matías y la madre la miran extrañados pero sonríen, ponen sus manos también.
MATIAS/MADRE: Y uno para todos… Rosa.
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Apagón
ESCENA QUINCE
Es otra escena de la imaginación de Camila, podría ser con la misma música de
fondo. Esta escena es solo de imágenes. Están los cuatro jugando o bailando.
Todos alegres y divertidos. Extremadamente perfecto.
Apagón.
ESCENA DIECISEIS
Entra Matías llevando a la fuerza a Facundo, lo paran al lado de la casita.
Facundo está prolijito, peinado y bien vestido. Aparecen la mamá y Rosa por el
otro lado. Lo saludan. Matías pone a la vista de Facundo un papel para que lea y
lo empuja a Facundo para que hable. El nene medio avergonzado, lo hace.
FACUNDO: ¡Hola Cami!
CAMILA: (Se asoma por la ventanita y ve a Facundo pero no a la Madre, Matías ni
a Rosa) ¡Facu!
FACUNDO: ¿Cómo andás? (Mira para atrás, los tres lo alientan)
CAMILA: Bien, re contenta.
FACUNDO: ¿Sí? ¿Podés estar contenta ahí?
CAMILA: Sí.
FACUNDO: ¿No te aburrís?
CAMILA: (Duda) Mmm, no.
Matías le hace señas para que lea el papel.
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FACUNDO: (Lee mal) Camila, deberías salir de ahí, en el colegio te extrañamos
un montón. Yo estoy tan, tan preocupado.
CAMILA: Gracias Facu, sos tan bueno. Pero te noto raro, ¿vos estás bien?
Lo miran nerviosos, le dicen con señas que asienta y que siga leyendo.
FACUNDO: Sí, todo bien.
Se nota la diferencia de cuando habla desde él y cuando lee porque lee
entrecortado. Cada vez que termina de leer, mira a los otros tres buscando
aprobación.
FACUNDO: (Lee) Tomá el nebulizador, que te ayuda para tu salud.
La madre se acerca y se lo da. Camila saca la mano y lo entra a la casita. Matías
codea a Facundo para que siga leyendo.
FACUNDO: (Lee) Y acá también tenés un sanguchito de jamón y queso, que te va
a hacer bien.
Rosa se apura para alcanzárselo, él se lo da, Camila duda un segundo, pero
enseguida lo agarra.
CAMILA: mmm Bueno, gracias... Che, pero en serio estás raro… ¿Seguro que estás
bien?
Lo miran nerviosos, le dicen con señas que asienta.
FACUNDO: Sí, sí. Estoy bien.
Los tres le dicen con señas que siga leyendo.
41
FACUNDO: Che, Cami y ahora que te trajimos a Facu, ¿vas a salir de ahí?
(Facundo mira nervioso por la frase mal escrita, les hace señas como que él es
Facundo)
CAMILA: ¿Cómo? Facu, en serio, ¿qué tenés?
FACUNDO: (Siente culpa, piensa que está traicionando a la amiga, se quiebra) Ay,
Cami, perdoname es que yo.. (Matías lo empuja, le tapa la boca con la mano y le
saca el papel)
MATIAS: (Tose, acomoda la voz y trata de imitar a Facundo, lee) …que yo...
La madre y Rosa agarradas de la mano, se miran esperanzadas.
MATIAS: (Sigue leyendo, decidido) Que yo quiero que salgas de ahí, si no no soy
más tu amigo.
CAMILA: ¿Pero quién es ese? (Asomándose a la ventana) ¿Matías? (Ve que están los
tres) ¡¿Qué hacés?
La madre y Rosa tratan de huir pero ella las ve.
CAMILA: ¡Ah! Y ustedes también. ¡Qué vergüenza, gente grande! ¡Váyanse, che!
¡Me dejan hablar con mi amigo en paz!
Se van los tres, con la cabeza baja. Facundo se relaja y se sienta al lado de la
casita.
CAMILA: Perdonalos, Facu. Están más tontos que de costumbre.
FACUNDO: Todo bien. (Mira la casita) Che, Cami, pero es raro esto que estás
haciendo. ¿Porqué no salís y listo?
CAMILA: Lo que pasa Facu, es que sufro mucho afuera. Me hacen sufrir.
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FACUNDO: ¿Quién?
CAMILA: Y, mis papás... mi familia. No me tienen en cuenta para nada,
¿entendés?
FACUNDO: Pero así son casi todos los papás… Bueno, al menos los que trabajan
mucho.
CAMILA: Bueno, pero está mal. No puede ser así. ¿Te cuento algo?
FACUNDO: ¿Qué?
CAMILA: Mi papá ni se dio cuenta que estoy acá adentro.
FACUNDO: ¿De verdad?
CAMILA: Te juro.
FACUNDO: Pero, qué ¿Es ciego?
CAMILA: No. Pasa por adelante y ni me ve. ¡Y me habló y todo, eh!
FACUNDO: ¡Qué feo!
CAMILA: Sí. Ahora, con mi mamá no me está pasando tan así. (Divertida) Ella me
parece que se está asustando un poco. Nunca la escuché decir tantas veces mi
nombre, Camila de acá, Camila de allá. Y con mi hermano, me hablo ahora,
¡tenemos una relación!
FACUNDO: ¡Ah bueno, bien!
CAMILA: Sí. La única que me preocupa un poco así es Rosa.
FACUNDO: ¿Rosa?
CAMILA: Sí, porque anda de acá para allá cantándome canciones de un pastor…
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FACUNDO: ¿Un pastor? ¿Qué, de las ovejas?
CAMILA: Sí, no sé.
FACUNDO: (Se ríe) Bueno, es divertido.
CAMILA: Sí, la verdad, está bueno. Lo único, así… que… al que extrañaba un poco
así...era... era... a vos.
FACUNDO: ¿A mí?
CAMILA: Sí, porque con vos hablo un montón. Porque te pasan algunas cosas
parecidas…
FACUNDO: Y... sí. (Se va entristeciendo) A mí tampoco me dan mucha bolilla, vos
sabés. A mi papá, por ejemplo, lo veo nada más que a la noche. Comemos y a
dormir. Y eso cuando mi mamá quiere esperarlo, si no, comemos y a la cama
directo.
CAMILA: Y está bueno verlos...
FACUNDO: Sí, qué se yo, aunque sea un ratito… Encima ahora es la época en que
le salen los viajes de fin de semana…
CAMILA: ¡Uh! ¿En serio?
FACUNDO: Sí. Lo veo cada quince días y re poquito…
CAMILA: ¡Ves! Es injusto. Por eso yo hice esto. Así no se puede.
FACUNDO: ¡Tenés razón!
CAMILA: Claro que la tengo.
FACUNDO: Porque... ¿para qué nos tuvieron entonces?
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CAMILA: ¿Para no vernos?
Van subiendo el tono de protesta gradualmente. Empiezan quejándose pero se
van divirtiendo con la situación.
FACUNDO: ¿Para vernos solo en las fotitos de la billetera?
CAMILA: ¿Para tenernos de fondo de pantalla en la computadora?
FACUNDO: ¡Eso está mal!
CAMILA: ¡Muy mal!
FACUNDO: ¡Peor, está: pésimo!
CAMILA: ¡Espantoso!
FACUNDO: ¡Horrible!
CAMILA: ¡Una atrocidad!
FACUNDO: ¿Una qué?
CAMILA: Atrocidad. (Facundo la mira raro) Algo muy cruel. (Facundo acepta)
FACUNDO: Ah… la rociad, claro.
Silencio.
FACUNDO: (Decidido) Cami, ¿sabés qué?
CAMILA: ¿Qué Facu?
FACUNDO: ¿Puedo entrar yo también?
CAMILA: ¿Adonde?
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FACUNDO: A la casita.
CAMILA: A la... ¡pero claro!
Le abre, Facu entra.
CAMILA: Bienvenido amigo a “La casita feliz”
FACUNDO: Gracias “Amiga”
Apagón.
ESCENA DECISIETE
Living de la casa: Entran La madre, Matías y Rosa. Rosa, con franela en mano, se
pone a lustrar los muebles del comedor. Camila y Facundo están adentro de la
casita, podría ser que se vea a Camila haciéndose las nebulizaciones.
MADRE: (A Matías) ¡Felicitaciones, por cierto! ¡Muy buen plan!
MATIAS: Bueno, qué sabía yo…
MADRE: No sé qué sabías vos, pero lo que yo sí sé, es que como detective, te
morís de hambre.
MATIAS: Bueno, che, ¡yo no tengo la culpa!
MADRE: Vos no tendrás la culpa, pero gracias a tu idea ahora tenemos a dos
nenes en la casita, antes uno, ahora dos.
MATIAS: Bueno, a ustedes no se les ocurrió nada mejor, ¿no?
MADRE: (Abstraída) Qué lindo momento, Rosa, qué lindo momento. (Rosa la mira
desorientada) Cuando llame a la madre de este chico (Agarra el tubo del teléfono
y hace como que habla) y le diga: No, señora, ¿sabe lo que pasó? Que su nene se
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encerró en la casita y no quiere salir. Sí. No. Antes estaba mi hija sola, pero
ahora están los dos. Sí, sí. Los dos adentro. El nene y la nena, adorables, sí….
ROSA: ¡Eso, Señora!
MATIAS y MADRE: ¿Qué?
ROSA: ¡Eso debe ser! Es como el Arca de Noe. El ponía dos de cada especie.
¡¡Debe estar por llegar el fin!! (Corriendo hacia la casita) ¡¡¡Dejenmé
entraaaar!!!
Intenta meterse por la ventanita pero los chicos la sacan.
MADRE: ¡Rosa, por favor! ¿No entiende lo que pasa acá?
ROSA: No, señora. ¿Usted?
MADRE: Tampoco.
MATIAS: Yo sí. El tema es que los chicos quieren llamar la atención porque están
necesitando cariño… (Lo interrumpe)
MADRE: Basta Matías. Ya nos metiste en un buen lío con esto de hacerte el
detective. Dejá. No ayudes más.
MATIAS: (Se levanta para irse) Bue, si no me tienen fe…(Sale)
ROSA: Señora, ¿porqué no se acerca a hablarle? Camilita es una nena inteligente,
debe querer algo con todo esto.
MADRE: ¿Usted dice Rosa? … ¡Ay, por Dios…!
ROSA: Y sí… Háblele. Háblele.
La madre va hacia la casita. Rosa sonríe y vuelve a lustrar.
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MADRE: ¿Camila, Facundo?
LOS DOS: ¿Qué?
MADRE: Díganme chicos,…¿porqué no salen de una vez y se dejan de hacer estas
pavadas?
Rosa nerviosa, con señas le dice que no. La madre se da cuenta. Trata de
corregirse.
CAMILA: (Medio enojada) ¿Cómo dijiste?
MADRE: (Tratando de salvar la situación) Eh, digo, que se dejen de hacer este
tipo de… jugadas.
La mira a Rosa, buscando aceptación, Rosa hace gesto de más o menos y la anima
a seguir. Rosa vuelve a lustrar.
CAMILA: ¿Qué tipo de jugadas, mamá? Este es mi mundo ahora, no es ningún
juego esto.
MADRE: (Reprochándole) Sí, bueno, será el mundo que quieran, pero yo no tengo
porqué bancarme una cosa así.
Rosa se desespera, con señas más exageradas le dice que no. La madre se da
cuenta, trata de corregirse.
CAMILA: (Cada vez más enojada) ¿Qué no te podés bancar?
MADRE: (Nerviosa) Eh... Y…tenerte lejos, Cami. Tenerte ahí adentro.
CAMILA: ¿A mí?
Rosa se tranquiliza y sonríe. Vuelve a lustrar.
MADRE: Sí, Cami. Yo no voy a aguantar esto mucho tiempo más.
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CAMILA: (Facundo la codea, Camila entusiasmada) ¿De verdad?
MADRE: Claro, aparte, qué se yo chicos, ustedes saben que van a tener que salir
de ahí en algún momento, ¿no? Digo, Facu, tu mamá seguro que en un ratito va a
venir a buscarte.
FACUNDO: Pero si yo no salgo, se va a tener que volver sola. (Se ríen)
MADRE: Claro, pero eso no puede pasar… Tu mamá va a venir y algo le tenemos
que decir. No se va a ir así porque sí.
CAMILA: Y le dicen que Facu se va a quedar conmigo, que acá él está feliz, que
se quede tranquila y se vaya a su casa.
FACUNDO: Ella es grande, lo va a entender.
MADRE: Justamente por eso no creo que lo entienda…
CAMILA: Aparte mamá, si Facu entró acá es por algo, no se va a ir así como así…
Rosa se sienta a mirar lo que sucede como si fuese una telenovela.
MADRE: O sea, ¿la idea de ustedes es no salir de ahí, definitivamente?
CAMILA: Y pero ahora que estamos acá… ¿Para qué querríamos salir?
MADRE: Y, para vivir la vida.
CAMILA: Pero si ésta es mucho mejor. ¿No, Facu?
FACUNDO: ¡¡Más vale!!
MADRE: Y pero, a ver, díganme, ¿qué tiene esa vida que no tenga ésta?
CAMILA: Todo.
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MADRE: ¿Cómo todo?
CAMILA: Claro, todo lo que nosotros queremos, en esta vida lo tenemos.
MADRE: Pero saben que eso es solo una ilusión, ¿no?
CAMILA: ¿Ilusión? ¿¿Ilusión?? Tengo la tele, golosinas y a Facundo. ¿Qué más puedo
pedir?
FACUNDO: Es verdad. Acá está todo.
MADRE: Y…¿Y qué podríamos hacer para que tengan todo eso, pero afuera?
Rosa sigue observando la charla como si fuese una novela.
CAMILA: Y, yo creo que nada. Eso es imposible. ¿No Facu?
FACUNDO: Tal cual. No se puede. Si salimos todo vuelve a la normalidad.
MADRE: Aja. Claro. La normalidad. (Para ella) ¿¡Qué será para estos chicos la
normalidad!?
FACUNDO: Y, la normalidad es que los papás no nos presten atención, que se
olviden de nosotros, que nos dejen a comer en el colegio…
CAMILA: Dejá, Facu, ni te molestes. No les interesa.
MADRE: No, no, contame. Sí que me interesa.
CAMILA: Ahora te interesa, porque estoy acá adentro.
MADRE: Ay, Camila, por Dios, ¿¡qué es lo que querés!?
Silencio. Camila y Facundo se miran cómplices.
CAMILA: Quiero un acuerdo.
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MADRE: ¿Un acuerdo? (Respira profundo) Bueno, hablemos.
CAMILA: No, no. Un acuerdo con todos.
MADRE: ¿Todos?
CAMILA: Sí. Papá, Matías, vos y… Rosa también estaría necesitando que se quede.
MADRE: Bueno, entonces, si reúno a todos. ¿Vos salís?
CAMILA: Empecemos por reunirlos, según lo que hablemos, vemos.
MADRE: Bien. (Con bronca contenida) Bien, bien, bien. Así se hará.
La madre sale y Rosa va detrás de ella.
FACUNDO: ¿Funcionará?
CAMILA: Esperemos.
FACUNDO: (Contento) Che, si ésta sale bien, ¿después armamos una en casa?
CAMILA: ¡¡Siiiii! (Ilusionada) Es más, podemos armar una organización salvadora
de niños e ir a las casas que… (La interrumpe)
FACUNDO: Bueno, bueno, Cami, tampoco la pavada.
CAMILA: (Se ríe, vergonzosa) Tenés razón.
Apagón.
ESCENA DIECIOCHO
Escena de la imaginación de Camila. Se ilumina el escenario y están Facundo y
Camila jugando. Por un costado entran el padre y la madre con un regalo,
escondido. Por el otro entra Matías con otro regalo y al fondo tímidamente,
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aparece Rosa con dos colitas, vestida de nena. También con el estilo de vestuario
que lleva siempre la familia en la imaginación.
CAMILA: Vení, Facu. Vamos a buscar a Catalina que ahí llegó.
FACUNDO: (La aparta, en sordina) Pero Cami, esa no es Catalina, esa es Rosa
vestida de nena.
CAMILA: ¡Facundo! En nuestra imaginación todo puede ser como queramos y
todos pueden ser quienes queremos. (Agarrando a Catalina de la mano) Es
Catalina, ¿está?
FACUNDO: (Sonríe divertido) Está.
CAMILA: Vení, Cata, vamos a jugar. (Agarra a los dos y se los lleva a un rincón)
PADRE Y MADRE: ¡Cami! ¡¡Feliz cumple!! (Mostrándole el regalo)
PADRE: ¿No querés ver el regalito?
CAMILA: ¡Sí! ¿Qué es? ¿Qué es? (Lo abre, lo ve y le encanta) ¡¡Gracias!! Justo lo
que quería. (Los abraza y les da un beso) ¿Cómo sabían?
MADRE: ¿Te acordás la vez que fuimos a pasear al centro que vos dijiste que
querías uno así?
CAMILA: ¡¡Y se acordaron!!
Facundo va a su mochila a buscar el regalito, Rosa/Catalina lo saca de su bolsito,
se quedan como esperando el turno de dárselo.
MATÍAS: Cami, mirá lo que te compré con mis ahorros.
CAMILA: ¡Ay! ¡Es muy lindo! ¡Gracias! (Se abrazan)
FACU/ROSA-CATALINA: ¡Cami! ¡Tomá! (Le dan el regalo entre los dos)
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CAMILA: (Lo abre) ¡Ay, qué bueno! ¡Gracias! ¡Gracias!
PADRE: ¡¿Un abrazo todos juntos por el cumple de Camila?!
Se abrazan y sonríen.
PADRE: ¿Foto familiar?
Todos asienten y se ponen para la foto. La luz se esfuma hasta apagón.
ESCENA DIECINUEVE
Living de la Casa: Facundo y Camila están adentro de la casita. Entra el padre
desde la calle con el portafolio. Se sienta cansado. Lo abre, mira unos papeles,
agarra el celular y empieza a marcar. Camila y Facundo están escribiendo el
acuerdo, hablan bajito entre ellos y anotan.
Camila lo codea a Facundo, divertida.
CAMILA: (Sordina a Facundo) Mirá, Facu. (Al padre) ¡Hola pa!
PADRE: (Sin mirarla) Hola Cami, ¿cómo estás?
CAMILA: (Sordina a Facundo) ¿Viste? ¡Ni me mira! (Se ríen)
Suena el teléfono de la casa. Aparecen la madre, Matías y Rosa, con lampazo en
mano, para atender. Atiende el padre.
PADRE: ¿Hola? (…) ¿Facundo? (…) Ah, sí, la mamá…
FACUNDO: ¡Uy! ¡Mi mamá! (Se quedan atentos)
PADRE: (…) ¿Qué tal? El papá, sí. Un gusto. (…) ¿Pasar a buscarlo por acá?
MATIAS/MADRE/ROSA: ¡No, no, no, no!
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PADRE: (Tratando de entender qué le dicen) Ah, no, pero Facundo no está acá.
MATIAS/MADRE/ROSA: ¡Sí, sí, sí, sí, sí!
PADRE: Perdón, sí, sí está acá. (El padre los mira enojado, porque no les
entiende) A ver, me esperás un segundito, que yo recién llego. (Aparta el
teléfono, lo tapa con la mano, en sordina) ¿Qué pasa, me están cargando?
Le hablan los tres a la vez.
PADRE: ¡Paren, paren, paren, así no entiendo nada!
Ahora los tres le cuentan rápido, tipo ping pong, el padre va siguiendo a cada
uno.
MADRE: Que sí, que el nene está acá.
MATIAS: Pero no lo puede pasar a buscar.
ROSA: Dígale que pase más tarde.
MADRE: No le podemos decir eso, se va a asustar.
MATIAS: ¡Digamoslé que ellos pidieron quedarse un ratito más!
ROSA: Sí, un ratito laaargo como hasta el año que viene.
MADRE: ¡Rosa!
PADRE: (Vuelve al teléfono) Eh…Hola, disculpá estaba averiguando, sí. (…) Sí,
como no. (…) Claro… (…) Este… (…) Que lo… (…) Pasalo a buscar cuando quieras.
(Corta)
MATÍAS/MADRE/ROSA: ¡Noooo!
MATIAS: ¿Y ahora qué hacemos?
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PADRE: ¿Pero qué pasa? ¿Qué problema hay?
CAMILA: El problema es que él no se va a ir. (Se ríe con Facundo)
PADRE: (Desorientado) ¿Eh?
MATIAS: ¡Ves!
PADRE: ¿Qué, están ahí? (Refiriéndose a la casita) ¿En el ….cosito ese?
MATIAS: ¡Sí! Se encerraron.
PADRE: ¿Cómo que se encerraron?
MATIAS: (Explicando como una obviedad) Y, se metieron ahí y ahora no quieren
salir.
PADRE: Pero, ¿qué pasa acá?
MATIAS: Y… que se encerraron.
PADRE: ¡Eso lo escuché!
ROSA: Y que no quieren salir, señor.
PADRE: Gracias Rosa, eso también.
MADRE: Desde hoy a la madrugada que tu hija está ahí adentro.
PADRE: ¿Con el nene?
MADRE: (Como orgullosa) Al principio, no. (Avergonzada) El nene vino después.
CAMILA: El nene tiene nombre y se llama Facundo.
MADRE: ¿Ves? Así estuvo todo el día.
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PADRE: ¡Pero cómo dejaste que se encierren ahí!
MADRE: (Indignada) ¿Cómo dejé qué? ¿Vos me estás cargando, verdad?
Rosa empieza a pasar el lampazo.
PADRE: No, te lo digo en serio. (A ella, confidencial) No me parece bien que
jueguen así, los dos solitos ahí adentro.
MADRE: (Desafiante) ¿Ah sí? ¿No te parece bien? Decíles que salgan, entonces, a
ver… Intentá, decíles.
Rosa se detiene a mirar.
PADRE: ¡Pss! Por favor. (Decidido) A ver, Camilita, corazón, salí de ahí.
CAMILA: ¡Uff! ¿Ooootra vez lo mismo? Explicale ma, así no damos vueltas.
PADRE: ¿Qué me tienen que explicar?
MADRE: Que se encerró ahí haciendo una especie de huelga y no sale. Y no solo
eso, sino que después también metió al amiguito.
CAMILA: ¡Y lo bueno es que me voy a quedar acá por muuuucho tiempo! (El padre
va a contestar y la nena lo interrumpe) Y Facundo también. (Ríen divertidos)
MADRE: (Ya casi desquiciada) Ahí tenés, ¿creías que era fácil? (Se ríe) ¿Que con
un simple, “A ver, Camilita, corazón, salí de ahí” ella iba a salir?
Se le ríe exageradamente, con una especie de carcajada burlona. Rosa y Matías
están observando la escena, preocupados. La madre reitera la risa y los mira a
Rosa y a Matías como invitándolos a que se rían también. Ellos la miran, se miran
y ríen tímidamente. La madre reitera una vez más la risa, incentivándolos a que
se larguen. Ellos se largan y se ríen los tres a carcajadas exageradas.
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PADRE: (Está perdido, quiere poner orden) ¡Bueno! ¡Bueno! ¡Ya! Pero, ¿cuándo
empezó todo esto?
Se lanzan los tres a contarle cuándo empezó todo y en el momento que quisieron
avisarle a él y el no acusó recibo. Los tres le cuentan, pero no se entiende
porque están hablando a la vez, entonces el padre les sigue partecitas del relato
a cada uno.
PADRE: Pero paren, paren… No puede ser. ¿Cómo es que personas grandes no
puedan sacar a una nena de una casita de juguete?
MADRE: (Irónica) Ay, pero Gordo, probalo. Intentalo vos. ¡Seguro que vos vas a
poder, con esos brazos fuertes que tenés! ¡Seguro! (Se da vuelta y se ríe en
complicidad con Matías y Rosa)
Esta parte podría ser tipo película muda. El padre intenta las mismas acciones
que ellos intentaron.
Primero abrir la casita, Camila le muestra el candado.
Mete la mano adentro y lo pincha con el tenedor.
Camila saca la mano para prender el televisor, el papá le saca el control remoto
y se festeja como si fuese una idea genial. Ellos lo miran y le hacen señas que no
va a conseguir nada.
A cada cosa que le sale mal, ellos se le ríen.
PADRE: (Sordina) ¿¡Y si llamamos a la amiguita de ella para que la convenza y
salga?!
MADRE: ¿Y cómo te pensás que terminó el nene ese ahí adentro?
El padre se sienta vencido.
MADRE: ¿Querés saber qué es lo que quiere?
PADRE: ¿Qué?
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MADRE: Un acuerdo.
PADRE: ¿Un acuerdo?
El padre está totalmente desorientado, Rosa y Matías se le acercan y en un
aparte le explican, mientras la madre se va acercando a la casita.
MADRE: Y viendo que estamos todos acá… ¿Podríamos hablar, no Cami? Antes de
que vengan los papás de este chico a buscarlo…
PADRE: Ya deben estar por venir…
MADRE: (Aterrada) ¿¿Ya??
PADRE: Y me dijo media hora.
MADRE: (Se tranquiliza) Ah, bueno, algo de tiempo tenemos… Bueno, Cami, por
favor… Acá nos tenés a todos.
Silencio, todos prestan atención.
CAMILA: mmmm Bien. Facundo, el momento ha llegado. Caballeros, tomen
asiento por favor. (Todos se sientan, el padre sigue desorientado, Rosa es la
única que queda de pie, en el medio). (A Facundo) A ver mi Secretario de
apuntes, alcánceme el “acuerdo”. (Él se la da) Muchas gracias. (Lee) A la mitad
del mes de la primavera, estando todos presentes, mi señor padre, mi señora
madre, mi señor hermano Matías. Siendo testigos mi señor amigo Facundo y mi
señora… Rosa, de este acto, digo: Que las partes “familiares de Camila”, se
comprometen a:
MATIAS: ¡Qué bueno lo que se viene!
PADRE: (A la madre) ¿De donde sacó todo eso?
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CAMILA: De la escritura de tu oficina, papá. (Tose, acomodando la voz) Si me
permiten, continúo. Se comprometen a: Ir a buscar a sus hija a horario, adonde
sea que ella esté, siendo aceptada tan solo una llegada tarde al año.
MADRE: Pero no es así, parece que llegáramos tarde siempre… De vez en cuando,
quizás, se me complica pero…
MATIAS: Sí, mamá. Si nos dejás todos los días esperando.
Rosa asiente.
PADRE: (A la madre) ¿En serio?
MADRE: Bueno pero es que a veces no me dan los tiempos y…
CAMILA: Bueno, si van a estar interrumpiendo, voy a convocar a un
intermediario. Señora Rosa, acérquese por favor.
Rosa busca aprobación en los padres.
PADRE: Vaya, Rosa, vaya.
Rosa se acerca a Camila.
CAMILA: (Sordina) A partir de ahora, usted va a ser mi “paloma mensajera”. (Al
oído) Dígales que no pongan más “peros” porque sino no salgo nada.
ROSA: ¿Paloma mensa…? (Camila asiente, Rosa se pone en personaje de “paloma
mensajera”, se acerca a los padres para preguntarles)
MADRE: Ya, ya, Rosa. Ya escuchamos.
PADRE: Está bien, no más peros. (A Rosa antes que se vaya) ¿Y pero a nosotros
quien nos asegura que vas a salir?
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ROSA: (Va hacia Camila) Tiene razón, señorita… (A la madre) ¡Ahí tiene de quién
aprendió a negociar la nena!
CAMILA: (Consulta un segundo con Facundo) Bien. Por cada punto que vayan
aceptando vamos a ir saliendo de a poquito. ¿Aceptan entonces no dejarme
esperando nunca más?
La madre y el padre se miran. La madre le hace una seña como diciendo que los
dos se comprometan a eso. Matías está divertidísimo, cada vez se va
involucrando más con lo que va sucediendo.
MADRE: Sí, vamos a hacer todo lo posible.
PADRE: Acepto.
Camila le hace una seña a Facundo y éste abre el candado de la casita.
CAMILA: Continúo. Se comprometerán a ir a verme a los actos de colegio.
MATIAS: Ir a vernos, hermana, vernos a los actos. (Apoya el cuerpo en la casita).
Contá conmigo, definitivamente me sumo a tu lucha.
CAMILA: Así se habla, hermano. (Corrigiendo la hojita) Entonces, se
comprometerán ir a vernos a “ambos”, a los actos del colegio. ¿Eh? ¿Qué dicen?
Rosa se da vuelta en personaje de paloma como para ir a preguntarles.
MADRE: Ya, Rosa, ya escuchamos.
CAMILA: ¿Y?
PADRE: Uf, esa es difícil. Bueno, cuando podamos sí.
CAMILA: No, no, no. Al menos uno de los dos por acto.
MATIAS: Sí, che, ¡no es tanto esfuerzo!
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PADRE y MADRE: (Se miran, sonríen, asienten) Aceptamos.
MADRE: (Al padre) Pero nos turnamos, eh.
PADRE: Nos turnamos, nos turnamos, acepto, acepto.
Camila hace una seña a Facundo y éste saca la cadera afuera
CAMILA: Bien, continúo, entonces quedamos en: (Tilda en la hoja) Llegar
temprano, actos de colegio, ajá… Se comprometerán a estar más tiempo con su
hija…
MATIAS: Hijos. Eu, con sus hijos, acordate el plural.
CAMILA: Ah, sí perdón. Decía, que se comprometerán a estar más tiempo con sus
hijos, a cuidarlos más, a hacerles todos los mimos que ellos así lo quieran, a (la
interrumpe Rosa)
ROSA: Espere señorita, que no me voy a acordar todo eso…
MATÍAS: Yo, lo de los mimos paso.
Rosa se da vuelta en personaje de paloma como para ir a preguntarles.
MADRE: ¡¡Basta con la palomita, Rosa!! ¡Cortela!
Silencio.
PADRE: ¿Pero, Cami, tan así es?
CAMILA: ¿Qué?
PADRE: ¿Que sentís que no te cuidamos, que no te hacemos mimos, que no
estamos con vos?
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CAMILA: Y sí, pa. Vos no te diste cuenta que yo estaba acá adentro hasta recién
que te lo dijeron.
PADRE: Bueno, pero es que hoy tuve un día muy especial, en el trabajo fue una
locura y…
MADRE: No te excuses, tiene razón. Estamos tan a las corridas que no
compartimos nada.
PADRE: Bueno, pero lo que hago, es por el bien de la familia.
CAMILA: Pero a mí no me hace bien.
MATÍAS: A mí tampoco.
FACUNDO: Y a mí tampoco.
TODOS: ¿Cómo?
FACUNDO: Tampoco me hace bien no ver a mis papás.
MADRE: (A Rosa) ¡Con razón, por eso se metió también en la casita! (A Matías,
bajando la voz) ¡Justo a éste tenías que traer vos!
MATIAS: ¡Bueno, che! ¡Basta porque me meto yo también y tenés tres chicos en
la casita!
MADRE: No, no, no. Así está bien.
CAMILA: Bueno, entonces, ¿aceptan o no?
MADRE: (Le sonríe dulcemente) ¡Pero claro hija!
PADRE: (Con culpa) Cómo no vamos a aceptar…
Facundo sale.
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CAMILA: Bueno, continúo. Se comprometerán a enseñarme a andar en bici, en
patines, a hacer la vertical, la medialuna, a nadar…
MATIAS: ¡Ah bueno! ¡Todo quiere! ¡Todo!
CAMILA: ¿Y?
PADRE Y MADRE: (Se miran sorprendidos, sonríen) Aceptamos.
Camila saca una pierna.
CAMILA: Y ya casi llegando al final… Uno de los últimos pedidos pero no por eso
menos importante, pedimos que mamá se comprometa a renunciar a su trabajo
que la vuelve tan loca.
MADRE: ¿Eh?
ROSA: Se la dijo, señora, nomá.
CAMILA: Sí, mami, no te quiero ver más así.
MATIAS: ¡Siiiiiiii! ¡Por favor, por favor, por favor, ma!
La madre lo mira al padre, el padre atónito.
MADRE: Ay, no Camila, yo no sé, no… Eso es algo que no te puedo prometer.
CAMILA:¿Pero al menos lo vas a pensar?
PADRE: (La madre lo mira) Decile que sí.
MADRE: (Piensa) Bueno, está bien.
CAMILA: (De la emoción, saca todo el cuerpo afuera de la casita) ¿Lo vas a dejar?
MADRE: Lo voy a pensar.
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Camila vuelve a la posición que estaba, con solo una pierna afuera.
CAMILA: (Mira a Facundo) Bueno, ¿bien, no?
FACUNDO: ¡Sí re-bien!
MATIAS: ¿Cami, entre tus pedidos se podrá colar una “Play Station”?
CAMILA: (Sonríe) Sabés que no, Matías. Estos son otro tipo de pedidos…
MATIAS: Está bien, está bien. (Para él) Valía la pena intentarlo.
CAMILA: Bien, entonces, (se mira) Una piernita más, afuera. Y con esto ya
estaríamos terminando. Y ahora le voy a pedir a mi Secretario de apuntes que me
de la hojita, la del “Pedido Final”.
Facundo se la da.
CAMILA: Muchas gracias. Bien y ahora Rosa, acérquese, por favor. (Rosa se acerca
y ella le habla al oído)
ROSA: No, señorita, no me haga pedirles eso…
CAMILA: Rosa, no salgo, eh.
PADRE: Diga, Rosa, ¡por favor!
Rosa, ahora que el padre y la madre le suplican que lo diga, aprovecha su
momento, se pone en personaje de paloma, juega con eso y se los dice.
ROSA: Ella quiere que jueguen a los monos.
PADRE/MADRE: ¿Eh?
PADRE: No, pero Camila yo soy grande…
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CAMILA: Y yo soy chiquitita y me meto en mi casita… (Se va a meter en la casita,
la interrumpen)
PADRE: ¡No! No, está bien. ¿Qué hay que hacer?
CAMILA: Y te hacés el mono…
PADRE: ¿Pero cómo…?
CAMILA: (Imita a un mono) El monito…
PADRE: (Empieza a hacerlo) ¿Monito… así?
CAMILA: Te hacés el monito…
CAMILA: ¿Así?
Todos se ríen y aplauden.
PADRE: No, qué tanta risa, ahora mamá…
MADRE: ¡No! ¿Yo? No… (Lo hace, no le sale muy bien)
Todos se ríen y aplauden.
CAMILA: ¡Y ahora Matías!
MATIAS: No, yo qué tengo que ver.. ¡No!
PADRE: (Poniéndose serio) ¡Matías, hacés el mono!
Matías lo hace, todos se ríen y aplauden. Y así van pasando Rosa, Facundo y
finalmente Camila.
CAMILA: Y ahora un… ¡Desfile de monos!
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Van todos en una fila de un lado para el otro, haciendo cada uno su mono,
divertidos. Se detienen.
MADRE: ¡Rosa, mire, Camila no está tosiendo!
ROSA: ¡Es verdad! ¡No está tosiendo!
Suena el timbre.
ROSA: Deben ser los papás de Facundo, Señora.
MADRE: Facu, te vinieron a buscar.
FACUNDO: Señora, ¿no me la presta a Cami, que quiero armar una igual en casa?
MADRE: ¡No, por Dios! (Le sonríe) Lo que puedo hacer es hablar de esto con tus
papás, ¿querés?
FACUNDO y CAMILA: (Facundo y Camila se miran contentos) ¡¡¡Sí!!!
PADRE: Che, ¿sacamos una foto familiar?
Todos se ponen para la foto, sonríen, esta vez sinceramente, no exagerada como
las otras. Esta última es la foto de la realidad. Comienza la música, se van
bajando las luces hasta apagón final.
FIN
66
Adriana Ferrari. Correo electrónico: [email protected]
Todos los derechos reservados
Buenos Aires. 2010
CELCIT. Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral
Presidente: Juan Carlos Gené. Director: Carlos Ianni
Buenos Aires. Argentina. www.celcit.org.ar. Correo electrónico:
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