La ausencia de una mayoría evidente en las Cortes tras el 20D ha

22/12/2015
¿Mayoría absoluta para qué? | Economía | EL MUNDO
La ausencia de una mayoría evidente en las Cortes tras el 20­D ha provocado
gran desazón. Después de unos años iniciales de la Transición donde el pacto y
la negociación fueron claves, el país se echó en brazos de las grandes mayorías
y éstas han pasado a ser sinónimo de eficacia a la hora de gobernar. Esto es un
mito: en las Comunidades Autónomas se han registrado gobiernos en minoría
que han gestionado sin problemas.
Lo raro es que en 37 años de democracia no se hayan formado coaliciones para
administrar el Gobierno central. Lo llamativo es que en los últimos ocho años
ni Zapatero ni Rajoy convocaran a un gobierno de concentración para enfrentar
la crisis más grave del último medio siglo, pese a que ambos estuvieron más de
una vez contra las cuerdas, enfrentados a poderes que conocían mal. Lo increíble
es que un 25% de paro no desembocara en un acuerdo nacional para ponerle
remedio.
El Ibex 35 cayó ayer un 3,62%, una magnitud similar a la caída del 3,48% que se
produjo al día siguiente de la mayoría absoluta del PP de 2011 que caducó el
domingo. En aquella jornada, además, el Banco de España intervino el Banco de
Valencia que presentaba un agujero patrimonial de 562 millones. La intervención
de la entidad significó inyectarle 5.498 millones de dinero público y fue vendida
por 1 euro a Caixabank en diciembre de 2012.
La conducta de la Bolsa al día siguiente de unas elecciones demuestra que las
cosas no son siempre como parecen. Por ejemplo, en 2011, cayó como ayer y
entramos en una segunda recesión acompañada de una fuga de capitales sin
precedentes. En cambio, la victoria de Aznar en 1996, que daría inicio a un ciclo
de prosperidad, fue recibida con la mayor caída tras una elección: 6,76%.
La fragmentación parlamentaria que arrojaron las urnas no tiene por qué
traducirse en inestabilidad política y menos económica. La mayoría absoluta tiene
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que ver con el respaldo obtenido para ejecutar un programa, pero no es
imprescindible para la gestión del día a día. El Gobierno, si tiene buenas ideas,
puede buscar apoyos. Si se sopesa la ambición reformista del programa del PP
en 2015, no está nada claro que se necesitara una mayoría absoluta para sacarlo
adelante. Lo mismo se puede predicar del programa del PSOE. Respecto a la
mayoría popular del 2011, salvo en algunos asuntos muy concretos, que han
tenido que ver más con su falta de previsión y de estrategia, Rajoy no la empleó
más que para irritar a sus adversarios o acortar procedimientos.
Se da la paradoja de que los únicos que realmente necesitaban una mayoría
amplísima a tenor de sus propósitos eran Ciudadanos y Podemos. Ambos se han
quedado muy lejos de obtenerla. En especial Podemos, ya que si como ha
declarado Pablo Iglesias su objetivo es una reforma constitucional que establezca
un nuevo "compromiso histórico" ­la rimbombante frase es del comunista
italiano Enrico Berlinguer para significar el pacto entre comunistas,
socialdemócratas y socialcristianos­, le queda aún mucho trabajar por hacer.
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