operación caza del pheasant

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OPERACIÓN CAZA DEL PHEASANT
La torre de piedra conocida como el OLD MAN OF HOY fue testigo silencioso de la misteriosa desaparición
del destructor de la primera guerra mundial H.M.S. Pheasant el 1 de marzo de 1917. El buque de guerra
se hundió en las tempestuosas aguas que rodean las Islas Orcadas en Escocia.
El Pheasant se hundió tan rápido que ninguna llamada de socorro pudo ser enviada y la única prueba de
su hundimiento fue un marinero de 20 años llamado Cotter, que apenas consciente consiguió mantenerse
a flote con la ayuda de dos salvavidas.
Nunca se hallaron restos del naufragio del destructor ni los cuerpos de los 101 compañeros de Cotter.
Un equipo de buceadores técnicos del Cuerpo General Adjunto de la Armada Británica decidió resolver
este misterio explorando las aguas próximas a la silenciosa torre de piedra.
Fue el historiador Keith Donovan quien atrajo la atención del líder de la expedición, Mayor Neil Russell,
sobre este misterio. Keith Donald Mc Bride dispone de una gran información sobre barcos y lugares donde
posiblemente han tenido lugar naufragios de barcos desaparecidos. Cuando mencionó al H.M.S.Pheasant
y el misterio que rodea su desaparición me invadió una gran curiosidad, cuenta Russell.
Quizás el término obsesionado describa mejor la cruzada de dos años y medio llevada a cabo por Russell
para conseguir el visto bueno de la administración y la posterior organización de una expedición conocida
como Ejercicio Luces de Norte - Operación Caza del Pheasant (Exercise Northern Lights- Operation
Pheasant Hunt). Por primera vez las fuerzas armadas británicas se decidieron por el buceo técnico en
lugar de utilizar técnicas de buceo comerciales o del ejército.
Según palabras de Russell: la aprobación de este proyecto se consiguió gracias al Programa de
Entrenamiento de Aventura del Ejército. El Entrenamiento de Aventura sirve como prueba prueba de
habilidad para liderazgo, dotes de planificación y favorece el desarrollo del carácter personal en un entorno
de riesgo controlado. Los objetivos deben plantear un auténtico desafío para todos los implicados y que
mejor ocasión que la búsqueda de un pecio que creemos se encuentra a 246 pies/75 metros de
profundidad.
El proyecto tendría que superar las trabas existentes por parte de la marina real: la marina nunca había
utilizado trimix para inmersiones con apoyo de superficie, sistema de comunicación durante la inmersión
y facilidades hiperbáricas. Al no encontrarse entre nuestros objetivos llevar a cabo maniobras militares o
un rescate, tuvimos la impresión desde el principio de que los parámetros utilizados por la marina real no
eran aplicables a nuestros objetivos dentro de la modalidad de entrenamiento de aventura.
Finalmente, el ejército británico aprobó el ejercicio dentro de unos parámetros basados en técnicas de
buceo técnico. Al tener máxima importancia la seguridad, cada buceador iría acompañado de un
compañero y un mínimo de tres buceadores de seguridad se ocuparían del manejo de la estación de
descompresión y de la provisión de gases de reserva en caso de problemas con el equipamiento. Dos
buceadores con mezcla de gases de reserva estarían siempre en stand-by dispuestos a asistir a aquellos
buceadores con algún problema en las profundidades. Las operaciones de inmersión fueron notificadas
al centro hiperbárcio de Aberdeen y a un helicóptero por su hubiera que llevar a cabo una evacuación de
emergencia hasta una cámara.
EL ENTRENAMIENTO
Todos los buceadores técnicos del ejército británico habían sido entrenados durante dos años con mezcla
de gases por Kevin Gurr y John Thornton en el Reino Unido, concretamente en Scapa Flow (ver entrevista
con el skipper de Scapa Flow John Thornton - Immersed - verano 1996) y en Poole, al sur de Inglaterra.
La duración de la expedición era de tres semanas de las cuales reservaron las dos primeras para más
entrenamientos y para que el equipo se familiarizara con la plataforma de descompresión, procedimientos
para buceo y emergencias. Durante una semana estuvieron buceando en el Sur de Inglaterra y durante
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otra semana estuvieron haciendo pruebas en Scapa Flow en profundidades de 165 pies /50 metros y fuera
de Scapa Flow en H.M.S. Hampshire a 210 pies/64 metros (ver H.M.S.Hampshire , Lord Kitchener and
Controversy en la pág. 26.)
EL BUCEO
La primera semana de buceo en y alrededor de Scapa Flow no presentó ningún problema. Se realizaron
algunos pequeños ajustes en la plataforma de descompresión y ubicación de botellas de gas de reserva.
El clima era muy agradable, el viento débil y no llovía, ambos factores importantes y a tener en cuenta en
Orcadas.
EL RASTREO
La búsqueda con Sonar en la zona donde se suponía que se encontraba el Pheasant se realizó durante
una jornada en la que no hubo inmersiones. John Thornton detectó grandes protuberancias en el fondo
marino.
El Mayor Joseph Bright, encargado de relaciones públicas que alertó a los medios de comunicación
mediante informes distribuidos a través de todo el Reino Unido, bromeaba diciendo: si no es el Pheasant
lo que hemos detectado, entonces hemos encontrado las tres piedras más grandes del mundo.
Tras comprobar las condiciones del viento y de las mareas así como los progresos de los buceadores,
Russell y Thornton aplazaron para el final de la primera semana los dos días previstos para inmersiones
en el H.M.S.Hampshire. Instalaron la plataforma de descompresión y el hilo guía.
Los buceadores se sintieron un poco decepcionados ya que esperaban encontrarse con unas condiciones
más duras.
Pero el mar no devela sus secretos tan fácilmente.
LA BUSQUEDA DEL PHEASANT
El 12 de mayo el equipo técnico de buceo partió para lo que se esperaba fuera la primera visión del
Pheasant desde su hundimiento en 1917. Las condiciones climatológicas eran estupendas y el mar estaba
tranquilo, algo poco habitual en esas aguas justo al Norte del traicionero Pentland Firth. No existen tablas
de mareas para esta región en particular donde las fuerzas del Atlántico Norte y el Mar del Norte luchan
constantemente por su derecho al paso.
Thornton opina que sería absurdo elaborar una tabla de mareas para esta zona porque tendrían que
cambiarlas cada mes.
Un problema en la instalación de la plataforma de descompresión y las impredecibles mareas conspiraron
contra el grupo de buceadores. La tranquilidad de la marea duró solo 12 minutos y empezaron las fuertes
corrientes.
La primera pareja de buzos tuvo que interrumpir su inmersión a 100 pies/30 metros de
profundidad:Intentábamos bajar y podríamos haberlo conseguido pero nos preocupaba el resto del equipo.
Teníamos que avisar a los otros de que no sería posible realizar buceo en equipo, que solamente podría
bajar a explorar una pareja. Si bajaba todo el equipo con semejante corriente el hilo guía se desplazaría
y la descompresión resultaría muy difícil, informaba Tony Mc.Gowan.
Russell y su compañero Ian Bellamy serían los próximos en bajar pero justo antes de saltar desde el barco
y teniendo en cuenta la gran importancia de la seguridad en estas inmersiones, Russell dio la orden de no
seguir adelante y decidió suspender las inmersiones hasta que se comprobaran las condiciones del fondo.
Transurrió hora y media de tensión durante la cual estuvieron pendientes de las burbujas de los
buceadores que aún estaban en el agua. Una vez subieron a la superficie, los dos buceadores informaron
sobre sus investigaciones en el fondo marino donde solo habían podido ver enormes piedras.
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SEGUNDO INTENTO
Al día siguiente, lunes 13 de mayo, el equipo volvió a salir. Algunos de los miembros del grupo estaban
desconcertados ante la presencia de un periodista y un cámara de la BBC de Escocia. Quizás esto
supondría una presión innecesaria para el equipo. Respetaría el personal de la BBC la condición de no
entrevistar o filmar a los miembros del equipo mientras se vestían y preparaban física y mentalmente para
la inmersión? La animación habitual fue sustituida por el silencio, hablando solo cuando era necesario.
Durante el recorrido por las tranquilas aguas los miembros del equipo de la BBC se mezclaron con los
miembros del grupo entrevistándolos y filmándolos. Al llegar a su destino Thornton inició un estudio de las
condiciones del mar intentando conseguir información sobre las mareas y las corrientes. Finalmente
decidieron instalar la plataforma de descompresión y el hilo guía. A bordo del barco la tensión nerviosa se
convirtió en actividad frenética dedicándose todos a desempeñar sus cometidos.
El personal de la BBC inmediatamente interrumpió las entrevistas y se retiró a una zona que les había sido
indicada desde donde podían ver todo lo allí que ocurría sin estorbar. Las parejas de buzos terminaron
rápidamente de equiparse ayudados por personal de apoyo que hacían los últimos ajustes a las botellas
y accesorios de cada uno de los buceadores. Los suboficiales Tony Mc. Gowan y Don Shirley saltaron al
agua inmediatamente después de la señal de partida y no oyeron a Thornton gritar: aguantad chicos,
parece que la marea está cambiando otra vez. Seguid sentados.
Las burbujas de la primera pareja de buceadores indicaban que estaban descendiendo sin ningún
problema utilizando el hilo guía.
Mientras tanto Russell, Bellamy y Tom Easop esperaban totalmente vestidos mientras Thornton investigaba
el estado del agua.
Todos estaban pendientes de Russell, el líder de la expedición que observaba atentamente el mar. Casi
se podían escuchar sus palabras durante el briefing He pasado dos años y medio invirtiendo mucho tiempo
y dinero para alcanzar este objetivo pero hoy por hoy el bienestar del equipo es mucho más importante que
los objetivos individuales.
Neil Russell miró hacia arriba y dijo: buceadores, quitaros el equipo. Nunca deben realizarse inmersiones
en condicionesmarginales?
Ahora las esperanzas del equipo estaban puestas en Mc.Gowan y Shirley. Todos estaban expectantes en
la cubierta del barco: se encontrarían sobre un pecio o simplemente sobre un campo de piedras
enormes? Los buceadores de seguridad se metieron en el agua para separar la plataforma de
descompresión del hilo guía y regresaron sin haber recibido ninguna comunicación de Mc.Gowan y Shirley.
Todos a bordo esperaban ansiosos el regreso de los buzos y escucharles narrar su experiencia.
Estuvimos sobre él, -exclamó Mc. Gowan al quitarse el regulador y subiendo las escaleras del bote-, está
sobre un costado, se trata con toda seguridad de un buque de guerra. Pudimos ver uno de los lanza
torpedos de 21 pulgadas en la cubierta.
Mientras relataban su historia todos les ayudaban a desprenderse del aparatoso equipamiento.
El equipo de la BBC pudo integrarse en el grupo y filmar a los buceadores contando su experiencia. Se
tomaron fotografías de los dos buceadores para ser publicadas en periódicos ilustrando los artículos sobre
el descubrimiento.
De regreso a tierra firme Russell compró champán para celebrar el descubrimiento. La decepción del día
anterior ya era solo un mal recuerdo.
MISION FINAL
Además del hallazgo del pecio todavía quedaban cosas por hacer, entre ellas la identificación del barco,
la filmación de imágenes y hacer fotografías. El tiempo empeoró impidiendo cualquier posibilidad de buceo
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fuera de Scapa Flow hasta el viernes, día previsto para el final de la expedición. Al llegar al lugar previsto
para la inmersión se encontraron con que durante los días de mal tiempo, el peso de 150 libras/68 kilos
que iba unido al extremo de la cuerda se había soltado y había sido arrastrado por el mar. Tendrían que
volver a localizar el pecio y lanzar otro hilo guía. Buceando con marea alta todo el equipo de buceadores
bajó hasta el barco que se encontraba a una profundidad de 280 pies/85 metros. El material rodado
durante la inmersión fue emitido en las noticias de la BBC Escocia. Aunque no se pudo realizar una
identificación exhaustiva del barco, las pruebas de las que disponían indicaban que la búsqueda había sido
positiva: Escogimos tres partes concretas del barco que nos sirvieran para identificarlo: los tres cañones
de cuatro pulgadas, los cañones anti-aéreos Bofor y los dos juegos de lanza torpedos sobre la cubierta
-cuenta Tony Mc.Gowan- pensar que no sólo encontramos el pecio, además caímos directamente sobre
los dos juegos de lanza torpedos . Fue como un sueño hecho realidad.
Russell resumió la expedición de la siguiente manera: Es para mí un motivo de orgullo que hayamos
conseguido casi todos nuestros objetivos y razonablemente confío en que el pecio que encontramos sea
el H.M.S. Pheasant. A causa del mal tiempo no pudimos realizar todas las inmersiones que hubiésemos
querido pero así es el buceo en el océano. Será otro equipo el encargado de investigar la razón exacta que
motivó el hundimiento. Pero, al menos hemos conseguido demostrar la existencia de un buque de guerra
hundido en ese lugar. Naturalmente, lo más importante es que todo el mundo está a salvo y no se produjo
ningún incidente durante las inmersiones.
En un futuro, se podrán llevar a cabo exploraciones en la zona utilizando vehículos operados por control
remoto. La filmaciones con ROV (video operado por control remoto?) evitarán búsquedas infructuosas
como ocurrió con el campo de enormes piedras descubierto por Russell y Bellamy. Estos sistemas serán
muy útiles para conseguir la identificación positiva de un barco pero podrían poner en peligro la aventura
que representa el descubrir un pecio y que éste vaya revelándonos lentamente sus secretos. Fijarse un
gran reto personal y conseguir superarlo: no es ese el espíritu del buceo técnico, del entusiasmo
deportivo?.
H.M.S. HAMPSHIRE, LORD KITCHENER Y LA POLÉMICA
A doce millas náuticas de distancia de lo que se cree son los restos de H.M.S. Pheasant, se encuentra otro
barco británico, el H.M.S. HAMPSHIRE, un crucero blindado de 450 pies /137 metos de largo hundido el
5 de junio de 1916. El hundimiento de un barco de guerra en plena guerra mundial no es nada raro, pero
si uno de los pasajeros del barco es un militar, héroe nacional que desempeña el cargo de secretario de
Defensa, eso puede dar lugar a especulaciones, rumores y polémica.
H.M.S. Hampshire conducía a Lord Kitchener y a sus colaboradores a Arcangel (Rusia) para asistir a una
reunión. La misión del secretario de defensa era recordar a los aliados que el dinero y municiones que
habían recibido de Gran Bretaña debía ser utilizado en luchar contra el enemigo común: Alemania y no
debía ser dilapidado. Rusia estaba sufriendo en esa época grandes pérdidas y eventualmente acabó
firmando en marzo de 1918 el tratado de Best Litovsk por el cual cedían grandes zonas ricas en recursos
a Alemania y sus aliados. También liberó grandes concentraciones de la tropa alemana desde el frente
Oriental, que el alto mando alemán desplegó contra las tropas francesas, británicas y americanas en el
frente Occidental.
Lord Kitchener se convirtió en héroe nacional al liberar en Sudan, en 1898, una guarnición británica sitiada
por los fundamentalistas religiosos Mad Mahdi.
Posteriormente, en 1902, sofocó un levantamiento Boer en Sudáfrica. Aquellos conflictos se resolvieron
con tácticas y armas muy diferentes a l as utilizadas en la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Tras el estancamiento del frente Occidental que provocó la guerra de trincheras francesa, los puntos de
vista y tácticas de Kitchener empezaron a considerarse anticuadas, lo que provocó el que exigieran su
retirada.
A Lord Kitchener le ordenaron reunirse con los aliados rusos en su país.
Para ello tendría que emprender una travesía peligrosa por las aguas más traicioneras del mundo a bordo
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de un crucero de guerra. Con vientos de fuerza 9 que atravesaban el Norte de Escocia el H.M.S.
Hampshire tendría que rodear las Islas Orcadas Occidentales, una ruta donde nunca se buscaban
posibles minas depositadas por submarinos alemanes en los alrededores de Scapa Flow, la mayor base
naval de Gran Bretaña.
La escolta del Hampshire fue autorizada a regresar a la base al no poder mantener su velocidad en medio
de la tormenta. El Hampshire prosiguió su camino. De pronto una explosión destruyó la proa del Hampshire
hundiéndose rápidamente.
De las 655 personas que había a bordo solamente 12 sobrevivieron al hundimiento. La mayoría de los
hombres que consiguieron huir en balsas de corcho y madera murieron víctima de las inclemencias del
tiempo.
Chocó el Hampshire contra una mina como aseguraba el Almirantazgo, fue víctima de un sabotaje llevado
a cabo por irlandeses o alemanes o fueron los mismos ingleses los que colocaron una bomba en el
Hampshire para hundirlo y así quitarse de en medio a Lord Kitchener, dejando el camino libre en el
Departamento de Defensa para un nuevo líder, nuevas estrategias y método bélicos.
En 1993 unos cuantos buceadores deportivos se introdujeron en el interior del Hampshire, lo que dio lugar
a gran número de protestas. Como cementerio oficial de guerra, el Hampshire se encuentra protegido por
el Acta de la Comisión del Parlamento para Cementerios de Guerra y el Acta de Restos Militares de 1986.
Sin embargo, según el Ministerio de Defensa, ninguna de las dos Actas prohiben específicamente a los
buceadores visitar el Hampshire, siempre que se abstengan de alterar el estado de los restos del barco
o de llevarse objetos.
De acuerdo con la información facilitada por el Skipper local John Thornton, los cementerios de guerra
en aguas de las Orcadas entre los que se incluyen el H.M.S. Royal Oak y H.M.S. Vanguard, están
regulados por las autoridades portuarias locales que prohiben bucear en esos lugares.
El Hampshire y el Pheasant se encuentran fuera de la jurisdicción de las autoridades del puerto por lo que
el buceo en esa zona no está restringido en la actualidad.
H.M.S. Hampshire descansa a 210 pies/64 metros de profundidad. La temperatura del fondo marino oscila
entre los 42-50 grados F./6 - 10 grados C.
Un perfil típico de inmersión en este punto es de 20 minutos en el fondo con trimix 19/36 seguido de 1 hora
de descompresión con Nitrox 50/50. En esta zona hay que tener muy en cuenta las mareas aunque son
bastante más predecibles que en las aguas bajo las que se encuentra el H.M.S. Pheasant, donde hay
habitualmente una corriente en el punto en el que se encuentra el pecio.
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