Convicciones en el corazón

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TEMA: LAS CONVICCIONES DE UN CREYENTE
TEXTO: (Sal. 23)
TÍTULO: CUANDO LO QUE DECLARO SALE DE MI CORAZÓN
INTRODUCCIÓN
Los salmos constituían el libro de oraciones, alabanzas e instrucción religiosa del pueblo de
Israel. Tanto es así que su título tradicional en hebreo es tehillim, que significa «alabanzas» y
muchos de los salmos son tephillot, que significa «oraciones» (Sal. 72: 20) Por lo tanto, aunque
es un libro didáctico o de instrucción, no es en sí un tratado de doctrina ni se desarrolla en ellos
una teología sistemática. Son más bien confesiones testimoniales de fe expresadas en forma de
cantos y plegarias. Esto no quiere decir que no contiene temas teológicos de importancia. De
ellos también podemos afirmar que, por ser escritura inspirada y reconocida aun por el propio
Señor Jesús (Lc. 24: 44), nos resulta de mucha utilidad e inspiración.
Un ejemplo de esto lo constituyen los salmos de David el Rey de Israel. Para mi son especiales
porque me revelan las convicciones y los testimonios del mejor de los reyes del pueblo de Dios.
En otras palabras, me revelan lo que había en su corazón, sus alegatos y sus convicciones. ¿Y qué
has de especial en ello? Pues el Señor mismo nos enseña el porqué (Hch. 13: 22)
David fue diseñado conforme al corazón de Dios. El Señor puso en el corazón de David de sus
características para que viviera acorde a su voluntad. Es tan importante esto. La revelación
escrita nos enseña la importancia de tener un corazón saludable, y no tan solo físicamente. La
Biblia da a entender con la palabra corazón el centro de la personalidad del hombre.
“Sobre toda cosa que guardes, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.” (Prov. 4: 23)
(RV)
“En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti.” (Sal. 119: 11) (NVI)
“Haré con ellos un pacto eterno: Nunca dejaré de estar con ellos para mostrarles mi favor;
pondré mi temor en sus corazones, y así no se apartarán de mí” (Jr. 32: 40) (NVI)
“18 Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona. 19 Porque del corazón
salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los
falsos testimonios y las calumnias. 20 Éstas son las cosas que contaminan a la persona, y no el
comer sin lavarse las manos” (Mt. 15: 18-20) (NVI)
Explico estas cosas para que podamos entender que nuestras convicciones no serán firmes ni
transformadoras mientras no estén arraigadas en nuestros corazones. Es desde allí que podrán
entonces conducir nuestra vida a un nivel elevado de fe y confianza.
DESARROLLO
Después de esta introducción analicemos juntos este tan conocido salmo de David y
permitamos que lo que la escritura nos revele de su corazón para que se pueda introducir en el
nuestro. Creo que así nuestro caminar con Dios puede recibir el mismo testimonio que el de este
ejemplar Rey de Israel.
(Leer nuevamente el Sal. 23)
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Para su estudio he dividido en Salmo en tres secciones que nos pueden ayudar a entender con
más profundidad las convicciones de David.
I. Declaración central de Fe (vs. 1)
¡El Señor es mi pastor! Esta es la base de todas las declaraciones que posteriormente se van a
realizar. Todo comienza con Él y por eso puede tener un buen final. Esta dependencia se expresa
a manera de simbolismo para que se pueda entender con mayor claridad lo que se tiene en
mente. La relación pastor-oveja era fácil de asimilar en su sociedad donde el oficio de pastor era
probablemente el más común. Con esta declaración quiso decir: Así como la oveja necesita de su
pastor porque no tiene en su naturaleza los recursos necesarios para vivir, así yo soy dependo de
mi Dios.
Se sentía tan seguro teniendo esa relación como base que podía afirmar nada me faltará. Todas
sus necesidades ya estaban provistas por haber escogido al mejor de los pastores. Su
conocimiento de Dios le ayuda a esta seguridad. Él sabía que del Señor es la tierra y su plenitud
(Sal. 24: 1) porque fue el mismo quien creó todas las cosas (Sal. 24: 2)
II. Beneficios de esta fe (vs. 2-5)
Ahora comienza a enumerar una serie de consecuencias o beneficios de la relación y la fe que
tenía en el Señor.
(vs. 2) Su alimento y guía. Con estas metáforas expresa lo que espera con seguridad de su
pastor: Ser conducido hacia lugares donde le esperan verdes pastos y aguas frescas y de reposo.
Esta convicción lo llevó a vivirlo a lo largo de su vida. Aun en su vejes pudo declarar
(Sal. 37: 25-26) También será guiado hacia aguas de reposo y no hacia aguas turbulentas. Serán
aguas limpias y frescas que reavivan y ofrecen bienestar.
(vs. 3) Fuerzas y dirección. El Señor me revive, me infunde nuevas fuerzas. Él puede refrescar
mi alma y mi espíritu como nadie más puede hacerlo. Muchas veces estamos físicamente
cansados y lo podemos resolver como horas de sueño en una buena cama. Pero en ocasiones el
cansancio proviene de una aflicción de alma y de espíritu que ni la mejor cama del mundo con el
más caro colchón de agua puede solucionar. Necesitamos alguien que sea lo suficientemente
lleno de amor para que pueda llegar a nuestro corazón y sanar las heridas que provocan dolor o
aflicción. David tenía alguien que se ocuparía de eso, su Señor.
Sabía que, como el Señor es justo, así mismo le dirigiría por sendas de justicia. Su vida sería con
equidad al tener como base la justicia misma de Dios. ¿Por qué el Señor lo haría? Por amor de su
nombre. Puedo notar como David ya entendía la gracia; que no se trataba en primera instancia
de él ni de lo que era capaz de hacer, sino del Señor y de su glorioso nombre. Esta declaración
también me da a entender algo como: El Señor glorificará su nombre en mí. Mi vida es un
instrumento donde el Dios todopoderoso recibe gloria y honra. ¿Cuántos de nosotros podemos
declarar esto?
(vs. 4) Protección. Aún cuando me toquen vivir caminos tenebrosos y difíciles en extremo no
temeré ningún mal. El valle de sombra de muerte ejemplifica una situación muy peligrosa.
Cuando puedes ver la sombra de algo es porque está muy cerca. Pero ni aun así su esperanza era
removida. La razón para toda esta firmeza David la coloca en el mismo centro de su salmo:
“porque tú estarás conmigo”
Ya el salmo comenzó con la base de su fe (vs. 1) y ahora simétricamente coloca en el mismo
corazón de su alabanza (esta oración se encuentra entre dos bloques de seis) que esas cosas sucederán
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en su vida porque no solo que el Señor a dispuesto parte de su personal para que se ocupen de su
oveja, sino que Él mismo estará a su lado en cada instante. Por eso, no hay que temer.
El reconocimiento que ahora sigue tienen un simbolismo maravilloso: Tu vara y tu cayado me
infundirán aliento. Según algunas fuentes de la época, los pastores usaban estos dos
instrumentos mientras pastoreaban su rebaño. La vara la usaban para guiar, contar y proteger a
sus ovejas. Era señal de su autoridad y también se usaba para encaminar a las que se
descarriaban. Esto habla de la disciplina. A muchos no les gusta ser disciplinados, pero la
disciplina es una señal evidente del amor del pastor por sus ovejas (Heb. 12: 4-8) David no solo
aceptaba la disciplina del Señor sino que la tomaba como beneficio, como algo que su buen
pastor realizaba para su bien. El cayado por su parte era otro instrumento que tenía como una
especie de codo al frente (parecido a una Y) que era usado para levantar a las ovejitas pequeñas o a
las que les faltaban las fuerzas para andar por sí solas. ¡Que imagen completa y amorosa tenía el
Rey de nuestro Dios!
(vs. 5) Provisión y bendición. La provisión de Dios es tan grande que hay un banquete preparado
para los suyos, y nada más a nada menos que en presencia de sus enemigos. ¿Puedes tener una
idea de lo que eso representa? La paz y la protección que Él nos ofrece son tan incomparables
que aun delante de aquellos que pretenden angustiarnos podemos sentarnos tranquilos a su
mesa y disfrutar de sus deleites. ¡Aleluya! Ahora trata de imaginarte la cara de tus enemigos
presenciando un cuadro como este.
El cuadro no se termina ahí, sino que hay un proceso de unción, al parecer también delante de
sus angustiadores. Esta unción puede tener varios significados.
A. Que lo que se tenga en mente es que la unción sea un aceite perfumado. Este era el
tratamiento acostumbrado que se daba a algún invitado de honor en un banquete (Lc. 7: 44-46)
Representaría entonces la confirmación que Dios nos da en su mesa como invitados especiales.
B. Que se tenga en mente el proceso de ungir con aceite como reconocimiento al servicio de Dios
(1 Sam 16: 13) Entonces podría simbolizar la unción del Espíritu Santo sobre nosotros como
sello de la presencia de Dios en nuestras vidas. Presencia que nos refresca, trae nueva vida y
plenitud de su fruto y sus dones (Sal. 92: 10) (Sal. 45: 7-9)
En cualquiera de las opciones podemos tener la seguridad, así como la tuvo David, de que el
Señor nos brinda su hospitalidad y su amistad, que nos reconoce como algo especial ante sus
ojos y que quiere verter sobre nuestras vidas sus más ricas bendiciones hasta que nuestra copa
esté rebozando. Él aun está dispuesto a darnos de su abundancia (Jn. 10: 10b)
III. Confesión final de confianza y firmeza (vs. 6)
Con toda firmeza David declaró que el bien y la misericordia, la bondad y el amor, le seguirían
todos los días de su vida. Esto era lo que acaparaba su atención a pesar de las posibles
dificultades (de hecho sabemos que las tuvo) que pudieran hacer estación en su diario andar.
Mirando una traducción literal nos damos cuenta del nivel de convicción de este Rey al declarar
esto. Lit. «me perseguirán» El sabía que como consecuencia de fe en el Señor no podría sucederle
otra cosa que no fuera esto. Para él era como un principio o una ley espiritual.
El cierre esta también a la altura del comienzo y del centro, reafirmando una vez más lo que
hacía latir y vivir su corazón: El Señor mismo. Esa íntima relación con el eterno Rey no podría
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conllevarlo a otra cosa que a la vida eterna. “En la casa del Señor habitaré por siempre” (NVI)
La frase hebrea aquí escrita que también se traduce como «moraré por largos días» o «a través
de los años», lo que también lleva la implicación de que no hay interrupción. Así lo expresó
también en otras ocasiones (Sal. 16: 8-11)
CONCLUSIONES
Qué convicciones las de este creyente ejemplar. Yo creo que si el pueblo de Dios hoy se levanta
con estas convicciones veríamos de igual manera los beneficios que le perseguirán. La base, el
origen y la fuente de todo esto sigue siendo el Señor mismo, de otra manera no funcionaría.
Para nuestra época tenemos muy buenas noticias. Estas promesas Jesucristo las reafirmó en su
ministerio terrenal y quedaron abiertas para todo aquel que se quiera acercar a Dios mediante
Él. Nos anunció que
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” (Mt. 5: 6)
“28Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29Llevad mi
yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso
para vuestras almas” (Mt. 11: 28)
“20Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él
y él conmigo” (Ap. 3: 20)
Aún está firme la disposición de Dios se saciarnos con lo mejor, de hacernos descansar, de
pastorearnos como amor eterno y guiarnos por senderos seguros donde no temamos aunque las
cosas se pongan difíciles. Pero hemos de creerle. Apoderémoslos de estas promesas por medio de
la fe que él mismo nos regala. Abramos nuestros corazones y sembremos allí estas convicciones
de fe, hagamos de ellas nuestra declaración de confianza y confesémoslo con la seguridad que la
palabra y el Espíritu nos dan.
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