La seguridad del Vaticano acosa al Padre Gruner

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La seguridad del Vaticano
acosa al Padre Gruner
¡TRES VECES EN 29 HORAS!
El Padre Gruner pasó 6 días en Roma antes de las ceremonias del 12 y 13 de
octubre de 2013, preparando nuestro L’Osservatore di Fatima y un informe de 4 páginas
que fue mencionado en Il Tempo, el tercer mayor periódico diario de Roma (leído por
225.000 personas). El objetivo era implorar al Santo Padre que consagrase a RUSIA – y
NO el MUNDO – al Inmaculado Corazón de María.
El Padre Gruner recibió de la Casa Papal billetes para asistir a las ceremonias
pontificias, y rezó Rosarios tras Rosarios al lado de la imagen de Nuestra Señora de
Fátima, que había sido llevada de Fátima para la ocasión. Su intención de oraciones era
que finalmente, por algún milagro, el Santo Padre consagrase a Rusia al Inmaculado
Corazón de María.
Lo que sucedió en estos dos días fue injustificable, y se puede decir que no fue nada
menos que un acoso ilegal. Este artículo describe el tratamiento intolerable y las acciones
tomadas por la “Seguridad” del Vaticano para impedir que el Padre Gruner consiguiese
hablar al Papa sobre el verdadero Mensaje de Fátima.
Representantes del Fatima Center fueron testigos de las acciones del Vaticano y
sacaron fotografías y un video del acoso – algunas de aquellas son incluidas en esta
edición.
Se sigue un informe exclusivo para The Fatima Crusader.
INCIDENTE Nº 1
Sábado, 12 de octubre de 2013
16:45h
El Padre Gruner estaba rezando el Rosario en su lugar reservado, que no era
muy lejos de donde el Papa estaría. Dos asociados del Fatima Center, Lenny Cecere y
Michael Longval, también tuvieron lugares reservados cerca de él. El Padre Gruner
estaba rezando el Rosario cuando dos policías de paisano, vestidos como acomodadores,
abrieron camino a la fuerza hasta que estuviesen ante el Padre Gruner, bloqueando sus
asociados. Uno de los hombres llevando traje de calle lo interrogó: ¿“Usted es el Padre
Gruner”? El Padre Gruner respondió: “Soy”. Entonces el hombre de seguridad dijo:
“Venga conmigo, por favor”. El Padre Gruner obedeció.
Aunque estuviese bloqueado, Lenny Cecere vio lo que estaba sucediendo y
empezó a ir trás el Padre Gruner, pero se le impidió seguirlo, más allá de unos metros de
distancia, por un Carabinieri (agente de la fuerza policial italiana), que le dijo:
¡“Siéntese”! En ese momento, el Padre Gruner no sabía que Cecere estaba siendo
impedido a la fuerza de asistirlo.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr107/cr107pg02.pdf
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“Tengo que pedirle que salga”
Estaban los dos guardias llevando el Padre Gruner a los grados que daban salida
a la plataforma, cuando se les aproximó un tercer guardia de paisano, que dijo: “Debo
pedirle que salga”. El Padre Gruner preguntó: ¿“Por qué”? La respuesta fue: ¿“Usted no
está bajo una sanción canónica”? El Padre Gruner respondió: ¡“No”! El hombre de
seguridad insistió: ¿“No está suspendido a divinis”? El Padre Gruner volvió a
responderle: ¡“No”!
El Padre Gruner continuó: “He celebrado Misa todos los días durante 37 años”.
El hombre paró y pareció vacilar. El Padre preguntó a sí mismo si él no habría leído la
noticia falsa que apareció el L’Osservatore Romano en septiembre de 2001, y por eso
añadió: ¡“No he recibido ningún documento oficial [de suspensión] – jamás”!
“No se aproxime del Papa”
El mismo tercer hombre de seguridad le dijo: “No soy canonista. No conozco
procedimientos canónicos; mi trabajo es seguridad”. Y después resolvió dejar el Padre
Gruner quedar, y se lo dijo con las palabras siguientes. “No es mi intención interrumpir
sus oraciones”.
Pero después añadió: “No se aproxime del Papa al fin de la ceremonia”.
El Padre Gruner consideró que el hombre de paisano parecía tener la idea de que
estaba a hacerle un favor, y que él debería estar agradecido a él – ¡por no infringir sus
derechos!
Más tarde, reflexionando sobre esto, el Padre Gruner comprendió que los
hombres de seguridad no podrían hacerlo dejar la Plaza, sólo porque no tenía con él una
prueba documental de que supuestamente estaba suspendido – un documento que no
existe. El Padre Gruner ya había afirmado al hombre de paisano que nunca había
recibido cualesquier documentos en ese sentido; por lo tanto, si el hombre de seguridad
lo expulsase en ese momento – en que se demostraría, con toda seguridad, que estaba
equivocado – la Seguridad del Vaticano y él, personalmente, podrían sufrir un
desconcierto público.
El hombre de paisano había dicho: “Voy a dejarlo volver a su silla; no quiero
interferir con sus devociones. Pero no se aproxime del Papa al fin de la ceremonia”.
El Padre Gruner hizo notar personalmente que nunca había pensado en
aproximarse del Papa. A él no le gusta ser empujado en el medio de una muchedumbre
y no tenía intención de hacerlo. Pero, al ser intimidado a no aproximarse del Papa,
preguntó: ¿“Por qué no”? No estoy armado; puede buscarme”.
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VENGA CON NOSOTROS – Y NI PIENSE EN HABLAR CON EL PAPA.
Fue lo que dijeron los guardas del Vaticano que intentaron impedir el Padre Gruner, de entre una
muchedumbre de decenas de miles de personas, de aproximarse del Papa. ¿De qué es que tienen
miedo? El Padre Gruner sólo estaba armado con el Rosario, el Escapulario Marrón y la VERDAD.
Lea el articulo del Padre Gruner: “Barreras y avances”, que empieza en la página 13.
“Si yo pensase que Usted era peligroso –
ya lo habría expulsado”
El hombre de paisano respondió: “Si yo pensase que Usted era peligroso, ya lo
habría mandado expulsar antes”. Pero continuó insistiendo en cómo el Padre Gruner no
debería aproximarse del Papa. Y el hombre de paisano añadió: “Por lo menos en este
territorio [la Ciudad del Vaticano], espero que nuestras reglas sean respetadas”.
Aparentemente, era una persona de autoridad en la Seguridad del Vaticano.
El Padre Gruner pensó: ¿“Cómo es que haya una regla única para el Padre
Gruner – que no está suspendido ni sujeto a cualquiera pena canónica y que es
considerado, y con razón, como no siendo peligroso para la persona del Papa – una
regla que le fue aplicada por una persona de la Seguridad del Vaticano, prohibiéndolo
de aproximarse del Papa”?
Una ley para un hombre solo
El Padre Gruner se recordó que hay una ley para un hombre solo; es decir, hay
una ley para todos y además hay una ley para el Padre Gruner. Y preguntó a sí mismo:
¿“Por qué no quieren ellos que me acerque del Papa? Es evidente que no es a causa de
la seguridad del Papa; es porque no quieren que yo hable con el Papa. Tienen miedo de
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lo que yo pueda decirle, tienen miedo de que lo consiga persuadir y aceptar la verdad
sobre Fátima”.
El Padre Gruner preguntó al hombre de seguridad autoritario, que hasta entonces
no se identificaba – ¿“Quién es Usted, para darme una tal orden”? Su respuesta fue:
“Soy el Dr. Dominic Giani”. El Padre Gruner le preguntó: “Y eso ¿qué importa”?
(queriendo decir, ¿quién era el Dr. Dominic Giani para dar estas órdenes?) Giani
respondió: “Soy el jefe de la Seguridad del Vaticano”.
En seguida, el Dr. Giani pidió su asistente que escribiese su nombre en el
programa del Padre Gruner – vea aquí la reproducción fotográfica:
Por lo tanto, el papel de la Seguridad del Vaticano es no sólo proteger la vida del
Papa, sino también, parece ser, impedir que el Papa hable con personas que los
superiores del Dr. Giani no quieren con quienes el Papa les asocie.
Giani fue nombrado personalmente
por Bertone
Sólo tres días más tarde el Padre Gruner descubrió que el Dr Giani había sido
elegido personalmente para aquel cargo por el Cardenal Bertone, y, obviamente, como
Bertone no quiere que el verdadero Mensaje de Fátima sea conocido y obedecido, esto
explicaría por qué alguien encima de Giani lo envió, con tres hombres más, a detener el
Padre Gruner.
Giani dijo entonces al Padre Gruner: “Y mañana, no se siente aquí [la sección de
los lugares próximos del Papa – sección para la cual el Padre Gruner tenía un billete
para ese día]”.
El Padre Gruner volvió entonces a su lugar, para terminar sus oraciones. Lenny y
Michael estaban allá esperándolo. Lenny le preguntó si estaba todo bien, porque lo
había visto siendo llevado. Fue algún tiempo después de esto – que el Padre Gruner
descubrió que Lenny había intentado seguirlo, pero fue impedido por los Carabinieri.
Reflexionando en todo esto, el Padre Gruner comprendió como había sido
separado de sus asociados tan estratégicamente, dejándolo sin protección – y que había
sido ingenuo en ir con ellos con demasiada buena voluntad.
INCIDENTE Nº 2
Sábado, 12 de octubre de 2013
17:40h.
Menos de una hora más tarde
Al fin de la ceremonia del Papa, “El Camino de María”, el Padre Gruner entregó
a Lenny Cecere nuestro L’Osservatore di Fatima y le dijo que fuese a darlo al Papa,
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pero no tuvo éxito. Aunque estuviese en frente, cerca de la barandilla, sólo fueron
admitidas las tres personas junto a él, de su lado izquierdo.
Después, el Padre Gruner, Lenny y Michael comenzaron a caminar a lo largo de
los pasajes regulares para salir de la Plaza.
Después de caminar unos 20 o 30 metros, dos policías del Vaticano,
uniformados (con unos sombreros extraños de tapa achatada) detuvieron el Padre
Gruner y le pidieron que los acompañara.
El Fatima Center dio a conocer su presencia y su mensaje, Consagren a Rusia – para que
no escapase a la atención de nadie. ¡Pero escapó! No se hizo ninguna Consagración – sólo
una oración piadosa a Nuestra Señora.
[Fotografía inserida a la izquierda] Algunos funcionarios públicos en la Plaza de San
Pedro después de la Misa Papal del 13 de octubre, con el Padre Gruner y Mario Borghezio
(Miembro del Parlamento Europeo).
¿“Por qué tengo que ir con Ustedes”?
Habiendo comprendido como había sido ingenuo en dejarse ser llevado, solo,
menos de una hora antes, el Padre Gruner preguntó: ¿“Por qué tengo que ir con
Ustedes”? La policía del Vaticano continuó insistiendo, unas tres veces, pero nunca
respondieron a la pregunta específica del Padre Gruner. Entonces el Padre Gruner les
dijo: “No veo razón ninguna para obedecerlos”. El Padre Gruner rechazó calmamente
y, sin mostrar cualquier emoción, continuó a pedirles una razón. El Padre Gruner
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reflexionó que probablemente habían mandado dos policías, para que cualquier de ellos
pudiese testificar sobre lo que el otro había dicho y hecho.
Los policías continuaron insistiendo, y entonces Lenny Cecere les dijo: “No voy
a dejar que él vaya sin yo yendo con él”. Los dos policías del Vaticano respondieron
entonces: “Está bien”.
Después, Lenny Cecere, Michael Longval y un voluntario acompañaron el Padre
Gruner, mientras él era llevado. La preocupación del Padre Gruner, en ese entonces, era
que el voluntario tenía con él 300 ejemplares de nuestra revista recientemente
publicada, L’Osservatore di Fatima, y no quería que fuesen confiscados. Sin embargo,
fue una ventaja tener allá presente el voluntario, porque él sacó fotografías y testiguó lo
que había sucedido.
El Vaticano desafiado
Mientras volvieron atrás con los dos policías del Vaticano uniformados –
después de haber seguido el camino de las barreras durante cerca de 10 metros –
llegaron a un sitio abierto, donde podrían volver a la derecha. La policía del Vaticano
parecía querer llevar el Padre Gruner al camino del lado derecho, y en ese momento
comprendió que estaba siendo llevado a la puerta de bronce (que da entrada en el
Vaticano).
De repente, los dos policías fueron mandados parar por un hombre de paisano.
Fue Alexandrino, uno de dos hombres de paisano que antes habían estado asistiendo a
Giani, jefe de la seguridad del Vaticano. Se acercó del Padre Gruner y le preguntó el
número de teléfono. El Padre Gruner comentó: “Yo no era obligado a esto, pero le dé el
número de mi móvil. Y él lo apuntó”. Alexandrino dijo entonces. “Mañana vamos a
traerle eses documentos”.
Era obvio que el Padre Gruner lo había desafiado al máximo. Estaba refiriéndose
a los mismos documentos [sobre la alegada suspensión] de que se había hablado en el
encuentro menos de una hora más temprano. El Padre Gruner dijo: “Ya lo encontré
antes”. Alexandrino respondió: “Sí, yo estaba con el jefe de la seguridad”. Y dijo al
Padre Gruner que quería el número de teléfono para poder localizarlo y entregarle el
“documento” – aparentemente lo que no existe.
“No se siente [cerca del Papa]”
Alexandrino preguntó: ¿“Vuelven mañana”? El Padre Gruner respondió:
“Espero que sí”. Alexandrino dijo entonces: ¡“En este caso, no se sienten allí”! (es decir
donde estaba el lugar del Padre Gruner). El Padre Gruner replicó: “Me sentaré en el
lugar donde tengo billetes”. Lo que el Padre Gruner no le dijo fue que sus billetes para
el día siguiente lo pusieron aún más próximo del Papa, en la zona donde él no quería
que fuese.
El Padre Gruner reflexionó después sobre todo esto. Había conseguido distribuir
50.000 ejemplares de nuestra publicación especial, L’Osservatore di Fatima, acabada de
salir, y 4 páginas en el periódico Il Tempo, leídas por 225.000 personas – y no quería
darles la oportunidad de hacer alguna campaña difamatoria.
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En el día siguiente, el Padre Gruner estaría solo, sin saber los motivos de lo que
ellos harían. El billete para el día siguiente solo era para él, y así no tendría testigos o
protección.
Regaló el billete, para no dar la “Seguridad” del Vaticano una oportunidad de
preparar algún tipo de incidente falso que lo implicase.
INCIDENTE Nº 3
Domingo, el 13 de octubre de 2013
9:15h
En la mañana siguiente, a las 9:15h, el Padre Gruner y Lenny Cecere estaban en
la Plaza de San Pedro, cerca del sitio donde nuestros voluntarios y algunos jóvenes
estaban sosteniendo una gran pancarta de Nuestra Señora de Fátima. El Padre Gruner
telefoneó a los voluntarios, para decirles que estaba a tener dificultades en alcanzarlos, a
causa de las barreras. El Padre Gruner y Lenny volvieron atrás, para intentar encontrar
un camino de pasaje, pero estaba todo temporariamente bloqueado.
Estuvieron allá esperando durante
5-15 minutos, junto con muchos
peregrinos, que estaban muy molestados
por ser tratados de aquella manera – detrás
de barreras. Una mujer, muy devota,
comenzó a llorar. Era una de varias
personas hundidas en la tristeza.
Poco antes de abrir las barreras, un
policía de la ciudad de Roma se acercó al
Padre Gruner y le preguntó: ¿“De dónde es
Usted”? El Padre Gruner le respondió: “De
Canadá”.
“Quédese aquí”
AMENAZAS Y ASEDIO
Cuando abrieron las barreras, Lenny
Cecere avanzó, pero el mismo policía
mandó parar el Padre Gruner, a quien dijo:
“Usted quédese aquí”. El Padre Gruner
llamó a Lenny, pero Lenny no lo consiguió
oír. El policía lo mandó parar, y Lenny
volvió atrás.
Alexandrino, Seguridad del Vaticano
apuntando el número del móvil del Padre
Gruner, para poder localizarlo con el fin de
entregarle el documento inexistente – pero
ni él, ni cualquier otra persona, llegó a dar
este documento, que no existe, al Padre
Gruner.
Quedaron allá a la espera, y mientras tanto, otro policía de la ciudad se aproximó
del Padre Gruner y le preguntó: ¿“No quiere ir por este camino aquí”? El Padre Gruner
respondió: “Sí, pero este policía no me deja”. El primer policía hizo entonces unas
expresiones faciales significativas al segundo, que no volvió a hablar con el Padre
Gruner. Parecía que estaban siendo tratados como criminales.
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Ambos los policías de la ciudad quedaron entonces a la espera, con el Padre
Gruner y Lenny Cecere. Finalmente, vino de nuevo un hombre del Vaticano, el
Alexandrino mismo, que el Padre Gruner reconoció por haber estado con él en el día
anterior. El Padre Gruner le estrechó la mano. Alexandrino quedó un poco
desconcertado, por no estar a la espera de eso.
“No intente aproximarse
del Santo Padre”.
Alexandrino dijo; “Usted, claro, puede ir a la ceremonia hoy”. Y añadió: “Si
necesito conseguir documentos para dar a Usted, podría encontrarlo”. ¡“Pero no intente
acercarse al Santo Padre”!
Alexandrino entonces acompañó el Padre Gruner y Lenny Cecere de vuelta,
dejándolos con los voluntarios que sostenían la pancarta. Más tarde, los jóvenes
voluntarios que sostenían nuestra segunda pancarta con el mensaje ¡“Consagren a Rusia
ya”! dijeron al Padre Gruner que la policía del Vaticano también había intentado
apoderarse de aquella bandera. Pero los jóvenes tenían mucha “experiencia de la calle”
y consiguieron evitar que ellos la robasen.
Después de todas estas discusiones, durante los acosos del 12 a 13 de octubre, ni
Alexandrino volvió a aparecer, ni nadie más. Como es evidente, ellos no tenían
cualesquier documentos para entregar al Padre Gruner.
Ellos no tenían el derecho legal de proceder así, y el Padre Gruner sabía de eso.
Al que parece, tenían esperanza de que el acoso hiciese el Padre Gruner temer y se
salgase.
Pero ellos deberían saber –
El Padre Gruner no se intimida con facilidad. Tácticas brutales y pesadas
no lo impedirán de difundir el VERDADERO Mensaje de Fátima.
El tratamiento del Padre Gruner muestra, una vez más, la desorientación
diabólica presente en el Vaticano de hoy.
La Seguridad del Vaticano no trata los políticos católicos pro-aborto con una tal
falta de consideración. No, esa falta de consideración está reservada sólo para el Padre
Gruner, cuyo “crimen” es promover el Mensaje integral de Nuestra Señora de Fátima.
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