UNA EXPERIENCIA COMPARTIDA

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UNA EXPERIENCIA COMPARTIDA
Assumpta Calpe Pérez
Carolina Crespo Alcalá
Alumnas de Enfermería E.U.E “La Fe” de Valencia
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El servicio de Lesionados Medulares del Hospital Universitario “La Fe” donde
realizamos las prácticas clínicas, recibe a pacientes con alguna lesión en la médula
espinal. En la mayoría de los estudios realizados coinciden en que el mayor porcentaje
de la lesión medular es de tipo traumático. Por otra parte decir que existen otras
lesiones de tipo médico pero en menor porcentaje. Y esto desemboca en
consecuencias muy limitadas para las personas.
Dentro de los diferentes objetivos de la unidad, está el de la rehabilitación,
entendiéndola como la adaptación social tanto física como psíquica del paciente,
objetivo que menos hemos podido observar, puesto que cuando a los pacientes se les
daba el alta de fin de semana a su casa, nosotras no estábamos con ellos.
Durante estas prácticas, se nos ofreció la oportunidad de acudir al Campeonato
Nacional de Natación Adaptada que se celebraba en Zaragoza los días 4, 5 y 6 de
Mayo del 2001.
Nuestra función consistía en hacernos cargo principalmente de dos niñas de 9 y
14 años, que padecían respectivamente espina bífida y paraplejia.
Pedimos permiso a la profesora de enfermería Médico-Quirúrgica I y a la supervisora
de nuestra unidad; estas quedaron de acuerdo que nuestra participación en dicho
campeonato era positiva dado el grado de conocimientos y habilidades, así como el
adecuado trato con las personas con algún tipo de lesión medular adquirido a lo largo
del periodo práctico.
Nos marcamos varios objetivos que deseábamos conseguir:
•
Vivir una experiencia nueva que nos hiciera crecer como
personas, pero también como futuras profesionales de la
enfermería.
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•
Prestar cuidados individualizados, ofrecer apoyo.
•
Conocer como se adaptan las personas con lesión medular
fuera del ámbito hospitalario.
•
Saber si somos autosuficientes ante los problemas que se
nos puedan plantear.
Después todo sucedió muy rápido. Un día antes de nuestra salida, se convocó
una reunión en la piscina pública de deportes adaptados, allí conocimos a los
monitores y a los participantes que se encontraban entrenando, pero nuestra
asistencia era importante por el hecho de conocer a las dos niñas; Marta y Gemma y
así ver las necesidades que por sí mismas podían cubrir y en cuales precisaban de
nuestra ayuda.
El primer día de la competición fue el más duro, todo nos resultaba nuevo,
tenían que competir mañana y tarde, además estaban todos muy nerviosos y
nosotras intentábamos rebajarles el estrés. Pero nuestra función consistía en prestar
ayuda a los participantes para los traslados del autobús a la piscina, ayudarles a
acceder a la piscina y una vez acabada la competición prestar cuidados en la higiene,
eliminación y aseo personal de Marta y Gema, así como a otros miembros del equipo
que lo necesitaran.
Las competiciones se realizaban por edades y según el grado de discapacidad, allí nos
comentaron como les habían realizado los test para saber en que categoría competir.
Antes de cada prueba hacían ejercicios de calentamiento en el agua solos, aunque en
ocasiones si lo necesitaban bajaba un auxiliar con ellos.
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El equipo valenciano éramos los más numerosos, conseguimos muchas medallas. Y
nos enteramos que entre nuestros participantes se encontraban medallistas olímpicos
de Sydney 2000 como Vicente G.R, Ricardo T.A y Daniel V.F.
Al finalizar las competiciones fuimos felicitados por la organización por nuestro gran
comportamiento.
Decir que conocimos a personas estupendas, que cumplimos todos nuestros objetivos
y que además con algunas de estas personas todavía seguimos manteniendo una
relación de amistad, te hacen ver la vida de forma diferente a pesar de las dificultades
que
la sociedad les impone: barreras arquitectónicas, rechazo, a veces excesiva
amabilidad etc., y que deben de superar.
Queremos mostrar nuestro agradecimiento a las personas que hicieron posible
nuestra participación, a la Federación Valenciana de deportes adaptados y a Mª
Carmen Romero (supervisora de la unidad de Lesionados Medulares) y al resto de
profesionales de dicha unidad y a Mª del Mar Alcañiz (profesora de Médico-Quirúrgica
I) y por supuesto a las madres de nuestras niñas por su ayuda y confianza en
nosotras.
Muchas gracias por haber hecho posible que viviéramos esta experiencia.
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