fjiátoria mebtebal anales be la untberátoati 4^5 be alicante DEPARTAMENTO DE HISTORIA MEDIEVAL / N.M-5. 1986 fjtátoria mebtebal Anales de la Universidad de Alicante Historia Medieval Director: José HINOJOSA MONTALVO Secretario: Juan Manuel DEL ESTAL Comité de Redacción: M." Desamparados CABANES PECOURT M." Luisa CABANES CÁTALA Odilo ENGELS Pierre GUICHARD Paulino IRADIEL Margarita LA CHICA GARRIDO Miguel Ángel LAR EDO QUESADA José Luis MARTIN Alvaro SANTAMARÍA ARANDEZ José TRENCHS ODENA SECRETARIADO DE PUBLICACIONES UNIVERSIDAD DE ALICANTE Depósito Legal: A-467-1 984 Imprime: Imprenta de la Universidad de Alicante ALICANTE, 1986 anales be la unttícrstbat) be alicante fjtátorta mebiebal ALICANTE, 1986 ÍNDICE Abelardo HERRERO ALONSO Toponimia premusulmana de Alicante a través de la documentación medieval. II Juan Manuel DEL ESTAL Vicisitudes del reino de Denia en los dos tercios últimos del siglo XIII A. M. POVEDA NAVARRO Villa et castiello de Ella (Elda, Alicante) en el siglo XIII Enric GUINOT RODRÍGUEZ El señorío de la Valí de Perputxent (siglos XIII-XIV) Ludwig VONES Zur Datierung des frühesten Fueros von San Pedro de las Dueñas (Prov. León) Jesús VILLALMANZO Mudejares y cristianos en el señorío de Cheste (siglo XIV). Dos criterios de repoblación José HINOJOSA MONTALVO El puerto de Alicante durante la Baja Edad Media Ferrán GARCÍA GARCÍA Els si'mptomes duna recuperado económica: la repoblació d'lfac (1418) María Rosa MUÑOZ POMER Aproximación al sistema impositivo de la Generalidad: el Tall del Drap en el área alicantina. (Siglos XIV y XV) 9 49 67 99 119 131 151 167 175 Jesús PADILLA GONZÁLEZ Evolución del sistema de arrendamiento de un monopolio comercial: las carnicerías de Córdoba (siglos XIII al XV) Alfonso FRANCO SILVA e Isabel BECEIRO Tábara: un largo y complejo proceso de formación señorial en tierras de Zamora Mercedes GALLENT MARCO Profesionalización y ejercicio de la medicina medieval Antonio GONZÁLEZ GÓMEZ Notas sobre el patrimonio de un linaje trujillano a fines del siglo XV. El caso de los Tapia Antonio LINAGE CONDE La benedictinización monástica y los caminos de Santiago en el hacerse histórico de Álava Gloria LORA SERRANO La feria de Béjar en el siglo XV María Desamparados CABANES PECOURT Escribanos y notarios en el "Repartiment" de Valencia María Luisa CABANES CÁTALA Notas a los registros notariales de Juan Campos Felipe MATEU Y LLOPIS El "Dret real de Almoxarif", en la "Batlia general de Oriola y Alacant" Pilar PUEYO COLOMINA Noticia sobre uno de los libros de la visita pastoral hecha al arzobispado zaragozano los años 1 731 a 1734 Josep TRENCHS Un document de Santes Creus dins el fons "Scala Dei" de l'Arxiu Historie Nacional Virginia M. CUÑAT CISCAR Para un catálogo de "SignumTabellionis" de la Corona de Aragón: Algunos notarios de las ciudades de Valencia y Alzira del siglo XIII Francisco GIMENO BLAY Escritura: Palabra e imagen. (Reflexiones sobre la cultura escrita reproducida RESEÑA: Juan Manuel DEL ESTAL Documentos inéditos de Alfonso X el Sabio y del infante su hijo don Sancho (estudio, transcripción y facsímiles) 191 201 225 237 257 271 287 305 313 323 337 343 359 37g TOPONIMIA PREMUSULMANA DE ALICANTE A TRAVÉS DE LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL (II) Abelardo Herrero Alonso Alguien pudo extrañar que en mi primer artículo sobre el tema (1) no incluyera, entre los topónimos documentados en las fuentes clásicas, voces geográficas como ILERDA, ALONE, AD TURRES, CELRET, LEONES, ORCELLIS, THIAR, ... Los testimonios de Strabón (s. I d. C), Plinio (s. I), Ptolomeo (s. l-s. II), Avieno (s. IV), los Vasos Apolinares o de Vicarello (s. I a. C.-s. I d. C), el Itinerario Antonino(ss. II-IV), así como fuentes más tardías (el Anónimo de Rávena—s. Vil—, la Geografía de Guido—s. XII—), mencionan—efectivamente— ciudades diversas en las tierras que hoy constituyen la provincia de Alicante (2). Algunos de estos nombres son perfectamente identificables con topónimos actuales: recuérdese lo dicho en el artículo primero con respecto aAlacant, Ares, Asp, Calp, Cocentaina, Denia, Elx, Elda, Orlóla. Son voces que han trascendido a través de los siglos y se mantienen vivas aún. No ha corrido la misma suerte a otras: ILERDA, mencionada sólo por Avieno (3), y localizable —según el itinerario de este autor— entre el actual Cabo de La Nao y Hemeroskopeion (Denia); ALONE, citada en las fuentes clásicas con las grafías «Alonis» (4), «Allonem» (5), «Alonai» (6), «Allon» (7), encuentra hasta seis ubicaciones diferentes a lo largo de la costa, entre Guardamar y Calp, y no puede asociarse filológicamente a ningún topónimo actual; CELERET, mencionada bajo las formas «Celeret» (8), «Celen» (9) y «Celerís» (10), tampoco ofrece pista alguna de posible identificación filológica. Otro tanto ocu rre con LEONES «Leones» y «Ad Leones» en el Ravenate (11) y «Ad Lennes» en la Geografía de Guido. Por lo que respecta a ORCELLIS, la «Orcellis» ptolemaica (12), parece ser que se trata de una forma arcaica anterior a ORIOLA (la 9 «Aurariola» del Ravenate). Esta sí ha dejado restos toponímicos, corriólas acuñaciones cultas, del tipo de «Ecclesia Orcelitana», que mantuvieron durante algún tiempo vivo su recuerdo, y la existencia de un topónimo menor cercano a Orihuela: «Orcel»; el Campo de Orcel, que dice EscolanofDécadas, II, p. 15) y el Monte Orcel, que señala F. Figueras(/4//canfe, p. 150). Uno de los escasísimos casos. Por fin, THIAR en las fuentes clásicas «Tiar loulía» (13) y «Thiar» (14), nos hace suponer que tuvo continuidad toponímica hasta el pasado siglo, a tenor de un dato proporcionado por Roque Chabás, quien asegura—en efecto— que todavía en su tiempo existía cerca de San Ginés, en el Campo de Salinas, un castillo denominado «Castillo de Tiar» (15). A estas viejas voces geográficas, cuya ausencia de nuestro actual panorama toponímico es evidente, habría que añadir otras muchas, que traen a colación diversos eruditos, con anterioridad al siglo XVII: LAURO, CARTEYA, GILÍ, CARTALA, MELLARÍA, APIARIUM, HILUNUM, BIGUERRA, ASENA, IN LUMBAM, ICOSIA, HONOSCA, NISDOMIA, LONGÚNTICA..., algunas de improbable existencia y, desde luego, la mayoría de dificilísima fijación geográfica (16). Se han atrevido, no obstante, algunos estudiosos no sólo a concretar la ubicación, sino—además, y guiados por no sé qué norte de parentesco fónico o semántico— a establecer cu riosas series de dobletes a nivel filológico: LAURO = Lorcha, CARTEYA = Altea, CARTALA = Castalia, MELLARÍA = Muchamiel, APIARIUM = Biar y Muchamiel, ASENA = Xixona, ICOSIA = Agost. Ni que decir que todas estas identificaciones son fruto de la sinrazón y carecen del más elemental rigor filológico. Ni el nombre de estas ciudades se ha visto confirmado con inscripción arqueológica alguna (17), que ratificara su ubicación, ni pervive en topónimo alguno conocido, que pruebe su continuidad. No sabemos con exactitud cuándo desaparecieron unas y otras ciudades; sólo, que desaparecieron, sin dejar huella arqueológica ni filológica que acredite sus señas de identidad (18). Quedan, pues, todos estos nombres fuera del marco y propósito de estos artículos, al menos por el momento, y digo por el momento porque cabe siempre la posibilidad de algún descubrimiento arqueológico a tenor de los avances del conocimiento de lo ibérico. De todas formas, la documentación medieval no avala la continuidad de estos viejos topónimos y en el título especifico suficientemente que se trata de un estudio de la toponimia actual, esto es, viva, a través de la documentación medieval. Y hecha esta necesaria justificación, paso al estudio de la toponimia premusulmana objeto de este segundo artículo. TOPÓNIMOS FUNDAMENTADOS EN FORMANTES DE ORIGEN PRERROMANO Tradicionalmente se ha venido especulando sobre «lo prerromano», 10 con tendencia a encasillar vocablos—y, naturalmente, topónimos— en dos mundos radicalmente distintos: LO INDOEUROPEO y LO NO INDOEUROPEO, que en suelo peninsular representaba la dicotomía CÉLTICO / IBÉRICO. Estos dos polos de oposición eran considerados consecuencia de invasiones. Es más, cuando dentro de cada uno de estos dos ámbitos lingüísticos aparecía algún elemento discordante, llamativo, dislocado del sistema, originaba igualmente un parcial encasillamiento dentro del tronco lingüístico general, y era—asimismo— interpretado producto de invasiones (se hablaba de invasión lígur, ambrona, osco-umbra, ¡liria...). Lainvasión parecía la única explicación posible a las diferencias —no tan radicales en muchos casos— de cultura y lengua. En este sentido se habían pronunciado los hombres más eminentes de nuestra cultura (19). Pero hoy etnólogos y arqueólogos, historiadores y lingüistas van perdiendo poco a poco la fe en la teoría explicativa de las invasiones. Las relaciones comerciales, el contacto y la convivencia de los pueblos pueden explicar las diferencias culturales y lingüísticas de la misma manera que pueden explicar las concomitancias y analogías. A nivel de lengua es sobradamente conocida la postura discrepante —discrepante es poco, disidente, heterodoxa, para su tiempo— del gran Hans Krahe, secundada por una férvida legión de investigadores, que hoy se proclaman discípulos. Hans Krahe abogaba por la existencia en toda Europa de un tronco lingüístico común, de naturaleza indoeuropea (el «Alt-europáisch»), de origen autóctono y no debido a invasiones. Este tronco lingüístico común puede explicar —desde luego— las concomitancias toponímicas observables, dentro y fuera de la Romanía, entre países muy distintos hoy a nivel lingüístico y muy distantes en lo geográfico. Los elementos de substrato conservados de aquel viejo tronco común demuestran que no eran tan radicales las diferencias entre lo ibérico, por ejemplo, y lo céltico; entre el céltico y el euskérico; entre el euskérico y el ibérico. Una de las últimas conclusiones a que ha llegado el iberista Manuel Pérez Rojas es que el ibérico —contra la doctrina tradicional— es una lengua indoeuropea, y que mediante el indoeuropeo pueden descifrarse los mensajes contenidos en las inscripciones ibéricas (20). Así las cosas, no debe resultarnos extraño que el mapa de LO CELTIBÉRICO, se esté desdibujando considerablemente y haya extendido paulatinamente su configuración, a tenor de los últimos hallazgos en materia de inscripciones ibéricas (21). Estas consideraciones previas vienen a cuento de que la toponimia se presta fácilmente a encasillamientos. La necesidad de clarificar debidamente al lector la naturaleza lingüística de las voces geográficas lleva a veces a los estudiosos del tema a planteamientos excesivamente rígidos y a pormenorizaciones que dejan un poco de lado la visión de conjunto. 11 El título del presente epígrafe es, no obstante, lo suficientemente explícito como para que no se entienda que sitúo —cronológicamente— en «época» prerromana las poblaciones o lugares correspondientes a los topónimos objeto de estudio. No. Y cuando en la segunda parte del artículo anterior, en esta misma revista, distinguía topónimos vinculables a \aslenguas mediterráneas (Ibi, Tibí, Llíber, Saló), topónimos vinculables a la lengua euskérica (Ondara, Ondarella, Onil, Segaría), topónimos de sufijo -en, -ena, -ana (Crevillent, Parcent, Perputxent, Villena, Millena, Tárbena, Gaianes) o topónimos relacionados con el latín (Sax, Xixona), me refería—evidentemente— a su posible naturaleza filológica (discutible en algunos casos: Sax y Xixona pueden perfectamente vincularse a lenguas prerromanas), no a la aparición cronológica de las respectivas poblaciones o lugares en nuestra geografía. Se trata, tanto en aquéllas como en las que a continuación se analizan, de voces cuya estructura acusa la presencia de elementos formales de origen prerromano. He aquí unas cuantas voces geográficas vinculables lingüísticamente a un pasado prerromano: AGOST Dejaremos de lado la opinión de quienes han intentado identificar filológicamente AGOST con la supuesta ciudad de ICOSIA, pues no existen pruebas que acrediten esta identificación geográfica, y a nivel lingüístico tal identificación constituye un absurdo. El historiador Diago (22) afirma que los musulmanes denominaban Maymó a esta población, nombre que se ha mantenido para designar un importante monte cercano, conocido más exactamente como Maigmó (23). No disponemos de documentación anterior al siglo XIII, y la de esta época se ajusta ya a la fonética actual del topónimo: 1252 (Priv. de Alfonso X a Alicante) «...doles et otorgóles... Agost et Busot et Aguas» (SALA CANELLAS, Novelda..., 16). 1261 (Alfonso X al Conc. de Alicante) «Agost» (TORRES FONTES, Fueros... Alfonso X, LX, p. 78). 1321 (Jaime II dona a Jaime Burguny la villa y el castillo de) «Agost» (24), donación que sería confirmada más tarde por Juan II, Fernando el Católico y Felipe IV. El nombre no sufrió alteración en los siglos siguientes; la documentación de los siglos XVI y XVII lo confirma: 1520 (Relac. casas Christianos viejos) «Agost 70 casas» (BORONAT, Moriscos, I, 436). 1564: «Agost»(V\CIANA,Chronica, III,343,356). 1625: «...loslugaresde>4gosf ylaGranja...» (BORONAT, Moriscos, II, 673). S. XVII (Trovas de M. Jaime Febrer) «Agost». El Padrón demográfico de hacia 1735 deja constancia de que «Agost» tenía 114 vecinos (cfr. CAMARENA, Padrón, p. 62). En 1794 Cavanilles asigna para «Agóst» 440 vecinos (CAVAN., Observ., II, 315). A nivel filológico resulta una voz conflictiva, a pesar de su sencilla apariencia fónica. Figueras Pacheco (Prov. Alicante, p. 1014) ve como 12 muy probable que el pueblo ocupe el viejo solar de losicositanos, pero ya hemos advertido arriba del riesgo de esta atribución y echado por tierra los intentos de identificación ICOSIA / AGOST. Inadmisible resulta, asimismo, la argumentación de Gaspar Escolano, quien afirma que Agost tomó nombre del de uno de los moriscos que la habitaban (25), para agregar seguidamente que «Los cristianos lo atribuyen a ser tanta y tan cierta la cosecha en él, que mereció el nombre del mesmo Agosto» (Décadas, II, p. 34). Una y otra teoría son ya refutadas por Figueras Pacheco: la primera por incongruente, y la segunda por infantil (obray I. cit.)Otra de las teorías lanzadas tiene por formuladores a los PP. Maltes y López, quienes se inclinan a creer que el nombre Agost procede del de una fuente, denominada Aguast por los moriscos (cfr. Hice ilustrada, p. 174) (26). Más cerca de una interpretación lógica se sitúan Molí y Sanchis Guarner, quienes postulan para Agost un origen antroponímico, fundamentado en el latín Au g ü stu s (nombre de varón) (27). Desde el punto de vista fonético es admisible esta teoría. La forma vernáculaagosf (nombre de mes) procede del latín au gü stu (Au g ü stu m en se), que en latín vulgar registraba ya la forma a g ü st u, con resultado romance antiguo ahost (cfr. MOLL, Gramát, pp. 94 y 115). Un doc.de 1067 recoge todavía la forma del latín vulgar para denominar un hidrónimo: «...inf ra términos de Claramonte, in locum que dicuntfl/o deAgusto» (RIUS, Cart. S. Cugat, II, 323). En este sentido, Agost no repugnaría un origen antroponímico. Sanchis Guarner (E.R.V., art. Toponimia) vincula el topónimo a la época romana. No contamos con pruebas fehacientes que permitan asegurar que se trata de una voz geográfica de época romana, ni tampoco tenemos la seguridad de que tenga origen en el latín Agüstu (lat. clás. A ug ü s t u). La-T (final) puede muy bien ser secundaria y deberse a analogía del vocablo común agosf. Además, y por esta razón lo incluyo dentro de este epígrafe, contamos con topónimos vinculables al mundo de lo prerromano de muy parecida estructura: En Navarra hallamos dos lugares denominados Agós; uno en el valle de llzarbe y otro en el valle de Lónguida, en la margen izda. del río Irati (cfr. MADOZ). Con ellos hay que relacionaros de Balaguer y Os de Civís (villa de Noguera y lugar de Urgel respect.), que registran en doc. del siglo IX la grafía «Aós» (Act. Consagr. Seu d'Urgell, cfr. MOLL, Dice). Al menos Meyer-Lübke(7Voms//oc Urgell, 8) no duda en hacerlo. Y nótese que dicha grafía coincide plenamente con la moderna que presenta el Agós del valle de Lónguida,/Ws en la actualidad. En Zaragoza (part. jud. de Mequinenza) hallamos muy cerca de esta última población Agostan (centro minero), que tampoco creo que guarde relación con un hipotético *A u g u s t a n u, sino que tendrá —con toda probabilidad— origen en u n a g o s f a n u ('oriundo de Agós o Aós'). G. Rohlfs nos ha dejado un precioso estudio sobre los sufijos-ós, -ués de los topónimos pirenaicos, y llega a la conclusión de que el valor de 13 estos sufijos es análogo al de los sufijos -anus, -acus (28). Y es sintomático que en la propia Navarra aparezcan topónimos con sufijo -oz (Almandoz, Azoiroz, Esnoz, Espoz, Imoz, Irazoz, Madoz...). Caro Baroja (Materiales, pp. 110-112) no duda en relacionar estos topónimos con los patronímicos vascos de sufijación -oz (Bellacoz, Muñoz, Obecoz, Izanoz...). Luis Michelena se muestra cauto al analizar apellidos vascos sufijados en -oz, y distingue los que pueden contener el elemento (h)otz ('frío'), comoAraoz, Iturrioz, de los que pueden responder a origen antroponímico, como los mencionados arriba (MICHELENA, Apellidos Vascos, pp. 144145). Lo que sí es evidente es que cabe la posibilidad de relacionar nuestro AGOST, siempre y cuando la -T (final) sea secundaria, con estos topónimos norteños, de clara prosapia prerromana. Corominas se muestra muy cauteloso al pronunciarse sobre la naturaleza de nuestro topónimo y, lejos de postular un rotundo origen romano o latino, incluye Agost entre los topónimos de posible origen prerromano (cf r. Estudis, I, p. 227). Entra dentro de lo posible que una forma 'AGÓSTAOS (recuérdese grafía antigua ahost por agost), base etimológica de nuestro actual topónimo, sufriese la correspondiente atracción analógica de agost [ant. ahost], nombre de mes, con el consiguiente paso a AGOST. Todo es posible, suponiendo que la -T (final) sea secundaria, hecho que a estas alturas ignoramos. El hecho de que hayan aparecido en la población vestigios de época muy antigua (restos de arte griego arcaico —cfr. FIGUERAS, Alicante, 1014—) prueba solamente que el lugar estuvo habitado; no proclama —en absoluto— que el nombre responda cronológicamente a aquella época. Ni siquiera los muchos vestigios de época romana (como las inscripciones en las que aparece el nombre BAEBIUS / BAEBIA, vivo todavía hoy en el apellido Beviá, tan frecuente en este pueblo) prueban nada sobre la posible etimología del topónimo desde la base>A u g ü st u I Ag ü stu. Prueban tan sólo la existencia de una villa, de época romana, en término de Agost. BALONES Balones es un pueblo sit. entre el río Seta y las vertientes meridionales de la sierra Almudaina. Arqueológicamente, entronca con un pasado remoto remisible a la cultura ibérica, como veremos luego. Elemento histórico digno de interés es —igualmente— su castillo que, aunque ruinoso, permite relacionarlo con la cultura musulmana (29). Carecemos, sin embargo, de noticias documentales de la época medieval, que permitan registrar al menos la voz geográfica. Con todo, y dada la estructura del topónimo, nos es permisible aventurar que el nombre se debió conservar entre las gentes mozárabes y que tampoco 14 debió sufrir alteración en boca de los musulmanes. Las formas documentales, que no tenemos por el momento, tampoco cambiarían —creemos— las perspectivas de análisis filológico. Las primeras noticias fidedignas a nivel de manuscrito se remontan al siglo XVI. J. Sanchis Sivera, ateniéndose a documentos eclesiásticos, asegura que hacia 1535 existía «en lo que se llama Castillo del Valle de Zeta» una iglesia parroquial, que atendía las necesidades de diversos pueblos anexos, entre ellos «Balones» (30). Posteriormente, con la reforma parroquial de 1574, y convertidos a la Fe muchos musulmanes de estos pueblos, se hizo necesario un reajuste que salvase las distancias entre todos ellos, con lo que se suprimió la parroquia del Castillo y se crearon tres nuevas, entre ellas la de «Balones», que contaba por aquel entonces con 20 casas de cristianos nuevos, y que tenía por anexos Cuatretonda y Beniaisó (31). La relación de cristianos nuevos que, con relación a 1609, nos deja Pascual Boronat no menciona el lugar de Balones, yaque toma en cuenta el conjunto de pueblos que integraban el Valle de Seta (32), y en los que se contaban 390 casas de moriscos (BORONAT, Moriscos, I, p. 440). El padrón demográfico de hacia 1735 registra «Balones» con un total de 32 vecinos (cfr. CAMARENA, Padrón, p. 52). En 1794 Cavanilles da para «Balones» la cifra de 60 vecinos (CAVANILLES, Observ., II, 316). El topónimo no desvela fácilmente su explicación etimológica, pero tiene todos los visos de constituir una voz de ascendencia prerromana, así por radical como por sufijación. El radical BAL- se halla presente en numerosas voces geográficas de muy probable origen prerromano a lo largo y ancho de nuestra geografía: Balaitous, Balares, Balocás, Balocos, Balouta, Balbases... La lista se puede hacer larguísima. No quiero con esto decir que toda voz geográfica de radical BAL- esté postulando fundamento prerromano. El árabe ha originado numerosos topónimos de esta misma raíz, en base a formantes como balad ('camino'), ba'l ('secano'), Abü-I- (formante en nombres de persona), etc.; digo simplemente que muchas voces geográficas de este radical se nos presentan como prerromanas. Por otra parte la desinencia-O/VES es muy característica de gentilicios prerromanos: Pelendones, Berones, llercaones ollercavones, Vascones, Autrigones, Vetones, Lusones, Ausones... Esta posible relación de nuestro topónimo con gentilicios prerromanos pudiera resultar gratuita y sin fundamento—objetable desde la perspectiva de la simple coincidencia fónica—, si no contara con la generosa ayuda de la arqueología: Por la arqueología conocemos importantes vestigios de cultura ibérica en Balones, con testimonios cerámicos aislados y el importante establecimiento de la Partida Pixócol, en el Collado del Zurdo, donde además de cerámica campaniense foránea han aparecido importantes restos escultóricos: los conocidos como Toros o Bicha de Balones (33). 15 Llama la atención en la estructura toponímica la presencia de-£ final conservada, en una zona donde, lógicamente, debiera haber desaparecido. Este hecho de la conservación de-E final entre los mozárabes es una prueba más de la pervivencia de una voz arcaica en nuestro topónimo. CAIROLA y QUEROLA Estos dos topónimos—geográficamente distintos— han provocado a veces problemas de identificación, y se han confundido en alguna ocasión el Cairola despoblado del Valle de Ebo (La Valí d'Ebo) con el antiguo castillo de Ouerola, en La Valí d'Alcalá. Pero hay razones poderosas para distinguirlos (34). CAIROLA: No disponemos de noticias documentales de época medieval. Por testimonios eclesiásticos sabemos que en 1535 constituía «Cayrola» («La Cayrola», «Cairola») un caserío de moriscos, anejo en lo religioso a la desaparecida parroquia de Bisbilín, en La Valí d'Ebo, a la que se agregó al separarse aquélla de Gallinera, y que contaba por entonces con 11 casas (cfr. SANCHIS, Nomencl., p. 162) (35). En 1602 contaba solamente con 7 «fochs» (ERV.). En 1794 Cavanilles (cfr. Observ., II, 206) menciona «Cayrola» entre las localidades ya despobladas del valle de Evo. También MADOZ, que escribe igualmente «Cayrola», aplica el nombre a una aldea despoblada. Hoy pervive el nombre en el de una partida. A nivel de interpretación filológica, J. Asín Palacios incluye el topónimo Cairola entre los de probable origen árabe (ASÍN, Contrib., p. 151) (36). Creo que anda más acertado J. Corominas, al alistar esta voz geográfica entre las de naturaleza mozárabe (cfr. COROM., Estudis, I, p. 254). Y es evidente que el topónimo lleva el sello de lo mozárabe: el diptongo -Al-, por una parte, y el sufijo -OLA, por otra, remiten la voz geográfica a una etapa arcaica del romance. Esto es un hecho, y hay que admitirlo. Ahora bien, no significa esto que el topónimo haya nacido en aquella época ni niega la existencia en su estructura formal de algún elemento de más remoto origen. Si hago figurar Cairola en este epígrafe de lo prerromano, es porque advierto en esta voz geográfica un radical netamente prerromano: CARIU- (habida cuenta de la transformación metatética sufrida por el topónimo (C a r i o I a > C a i r o I a). Tanto Cairola como Ouerola entroncan con lenguas prerromanas en razón de un mismo elemento de substrato: el vocablo *k a r i u ('peña', 'peñasco', 'roca'), que deja en catalán el sustantivo antiguo quer ('peña', 'roca grande'), documentado en 1306 (37) y con abundantes muestras de representación toponímica (38). Hermano filológico de quer es quera ( < prerr. *ka r i a, 'peña', 'roca), 16 que —por reducción de campo semántico— alcanzó en catalán el significado de 'piedra de afilar el dalle' (cfr. MOLL, Dice), y que dejó igualmente un rastro de topónimos en Cataluña (39). Pues bien, de quera parte el diminutivo romance querola, origen de Querola y de Cairola, representante esta última forma de un proceso de mozarabización (diptongo -aipor metátesis). Meyer Lübke (cfr. Katal., 167) piensa que el vocablo quer [y, consiguientemente, quera] se halla vinculado al radical prerromano "ka r r i, 'piedra', 'roca' (vivo todavía en el euskera (h) a r r i 'piedra'). La teoría es aceptada plenamente por G. Rohlfs (cfr. Le Gascón, 65), pero hoy ha quedado desechada por comentaristas posteriores: «El hecho —escribe F. de B. Molí— de tener r simple los derivados de quer, como Querol, parece discordar de un étimo "karri, con rr geminada» (cfr. MOLL, Dice); y Corominas, comentando precisamente la obra de G. Rohlfs, apostilla: «En cuanto a quer nótese que no puede ser prolongación de *ka r r i, smode'k a r i (COROM., Tópica, II, p. 111) (40). Es preciso, pues, partir de los vocablos prerromanos *k a r i u y *ka r i a, verdaderos elementos de substrato de ese Alt-europáisch que encandilaba a Krahe. Estas bases arcaicas constituían para Dauzat (cfr. DAUZAT, Topón.) [él prefiere las grafías 'CARIU, "CARIA] el prototipo de numerosos nombres de rocas y montañas rocosas en el Macizo Central, en los Alpes y en el sur de Francia. QUEROLA: Ya quedó arriba claro que se trata de un topónimo geográficamente distinto, aunque filológicamente hermano. Se repite en término de Castellón de la Plana (La Querola) y en una partida rural de Ripoll. Nuestro Querola alicantino corresponde hoy a una partida, pero en otro tiempo denominaba un castillo situado cerca de Tollos y colindante con La Valí de Seta, como se dejó ya dicho en la nota 34. Aparece en la documentación moderna bajo las formas «Querola», «La Querola», «Laquarola» (cfr. SANCHIS, Nomencl., p. 162 y 348), y también con la denominación arabizada«/4/gx/ero/a» (FIGUERAS PACHECO,A//canfe, p. 762). P. Guichard (41) nos ha dejado interesantísimos datos documentales del siglo XIII, que es necesario volver a recoger: 1244 o 1245 (Pacto de Alcalá): entre los castillos de Al-Azraq se menciona el «castrum deDjurulash» (A.C.A., perg. de Jaime I, N.° 1374). 1257 (Al-Azraq exige una peyta de 600 besantes en) «Seta» y «Cerolles» (A.C.A., Reg. 8, fol. 36 r.). 1258 (Arriendo a Gonzalo Ferrando de los réditos reales por los castillos de) «Seta» y «Cherolis» (Id., Reg. Cana, 10, fol. 10 ev.). 1268 (Donac. al mismo de ocho jovadas de tierra en) «Cherolas»(ld., fol. 103). 1270 (El rey otorga a Dona Bella y su hijo Roger de Lauria) «castrum de Seta et Cherolles» (Id., Reg. 16, fol. 211). 17 Desaparece luego la pista del topónimo durante algunos siglos. Pero lo volvemos a encontrar en documentos eclesiásticos del XVI, concretamente en 1574: «En el valle llamado de Alacalá —escribe Sanchis Si\iera—, al crearse la iglesia de Jovada, que después se llamó también Alcalá, se le anexionaron varios lugares, entre ellos La Ouerola, que tenía entonces doce casas habitadas por cristianos nuevos, según se dice en el arreglo de parroquias del Beato Patriarca hecho en 1574» (SANCHIS, Nomencl., p. 358). A raíz de la expulsión de los moriscos debió quedar despoblado el lugar. A nivel filológico, pudiera llamar la atención la peculiaridad de las grafías documentales, aparentemente algo distantes de la actual estructura fónica del topónimo. Sin embargo, se da perfecta identidad, ya que la primera (Djurulash) responde a una pronunciación arabizada y las otras constituyen testimonios latinos que, al presentarse en caso genitivo (Cherolis = 'de Querola'), explican perfectamente la apariencia deforma plural. Respecto al origen de la voz, ya quedó claro que constituye un derivado diminutivo de quera (vid. CAIROLA). La topografía del lugar se ajusta con exactitud al sentido semántico que postula la naturaleza lingüística del topónimo (cfr. FIGUERAS, Alicante, p. 762). CARAITA Caraita es el nombre que lleva hoy un barranco del término de Billeneta o Billeneta de Travadell (la antigua Millena) (42). En otro tiempo respondió al nombre de una alquería, como deja en claro el único testimonio documental de la Edad Media que nos ha llegado hasta el momento: 1424 (Venta de la alquería de Caraita al Mto. de Santa Clara, de Xátiva) «...en Johan Cervera et sa muller, vehins de Cocentayna, senyor de la Alquería de Carayta, situada en lo terme de Travadell, de la part altra, per rahó de la venda de la dita Alquería ais dits senyors Compte et Abbadessa» (43). Se pierde luego la pista del lugar, que no debió sobrevivir a la expulsión de los moriscos. Los documentos del s. XVI no lo mencionan. Desde el punto de vista filológico, Caraita (que, como los dos anteriores, acusa un rasgo típico del mozárabe [conservación del diptongo-a/- J) entronca con el mundo lingüístico de lo prerromano por razón de su radical CARA-, uno de los elementos de substrato que nos llevan a un pasado muy remoto. Son ya muchos los autores que se han ocupado del tema de la existencia de una base 'Cara (con forma alternante "Cala) en la toponimia del Occidente europeo, con valor semántico de 'piedra', 'roca', y atribuible a una base preindoeuropea. Dauzat es uno de sus más 18 destacados formuladores y estudia los principales resultados toponímicos en Francia. La opinión del autor es que La Galia ofrece el tipo C a r(a), que debió ser adoptado por el céltico común. En cuanto a la variante G a r (a), asegura que sólo se encuentra en el mediodía francés, ya al lado del Pirineo (Gar, Ger, Garunna), ya—aunque más raramente— en Provenza (Garuppa). Piensa, asimismo, Dauzat que el radical vasco G a r reconstituiría un tipo variante de la misma base, y que su sonorización inicial se debe al ibérico (DAUZAT, Topón.) (44). Modernamente se han ocupado del tema J. M. González (45) y T. Buesa Oliver (46). Estas variantes morfológicas, de idéntico sentido en países distintos y también en lenguas dintistas, están proclamando la realidad de ese tronco común de naturaleza indoeuropea por el que abogaba Hans Krahe. Y nótese que cuando Dauzat se pronuncia en favor de la tesis preindoeuropea, como en el caso de la raíz prerromana *K a r- para las tierras mediterráneas, está acercando mucho sus pasos hacia las teorías de Krahe. Volviendo a nuestro Caraita, habrá que hacer notar que la actual estructura es fruto de un fenómeno de metátesis (*KARATIA > Carayta), y resulta comparable a formas toponímicas del tipo de Carazo ( < "KARATIU) (47), en Burgos, Caracena (Soria), Caracuel (Málaga), Caracuel de Calatrava (C. Real) (48), Caraisiñas (La Coruña), Caralps (Gerona), Caramel (Almería), Caranca (Álava), Caranga, Carangas (Oviedo), Carantoña (La Coruña), Carasa (Santander), Carataunas (Granada), Caroig (Valencia)... CARAMANCHEL El nombre Caramanchel lo llevaba un barrio de Al coy, aglutinado ya en el casco urbano. En 1845 menciona MADOZ (Dice.) entre las partidas de Alcoy la de Caramanchel, integrada por 26 caseríos habitados, con un total de 104 habitantes. Figueras Pacheco (Alicante, p. 269) concede a Caramanchel carácter de arrabal de Alcoy, ciudad de la que distaba entonces 400 m., y, ateniéndose a la estadística de 1910, ofrece estos interesantes datos: 24 edificios y 295 habitantes. No dispongo de noticias documentales de época medieval. Respecto a la naturaleza lingüística de esta voz geográfica, conviene —en primer lugar— dejar en claro que se trata de una forma alternante de Carabanchel. La alternancia consonantica MIB es frecuente en nuestras latitudes: a nivel toponímico hallamos, por ejemplo, grafías concurrentes del tipo de Vernisa (Bernisa) IMernisa (Mernica); Bernia IMernia; Moxerques IBuxerques; Berfull (Berfull) /Beru-Marfull;Barig [barch)/Al-Marx... No resulta, pues, extraño el fenómeno. La estructura Carabanchel ya fue comentada en su día por R. Menén- 19 dez Pidal (cfr. Topón. Prerrom., pp. 91-93). Sorprende al ¡lustre filólogo la presencia de tres nombres muy similares—Caravanca, Caravantius, Caravantis— que, curiosamente, se repiten en lliria y en España (49), ya como elementos onomásticos, ya como topónimos. La base de estos nombres parece ser "cara u- ('piedra'), uno de los tipos afines al *CARA ya comentado, y que pervive en algunos dialectos alpinos. Al margen de si esta base es o no de origen ¡lirio (50), nos interesa el hecho de que encuentra en España abundante representación toponímica: Además de los ya citados Carabanzo, Carabanchel (docum. «Carauanchiel» en a. 1264 —cfr. M. PIOM, Oríg., p. 182—) y Caravantes, tenemos Caravia (Asturias) (51), Carabias (León, Salamanca, Segovia), Carabaña (Madrid) (52), Carabaño (Santander, Asturias), Carabandall Garabandal (Santander), Caravaca (Murcia), Caraves [Sta. M.a de] (Asturias), Carabeos [Los] (Santander)... Caramanchel representa una forma mozarabizada (fonema Ixl procedente de -ti-), que exige como base un CARAVANTIUS [explicador del Carabanzo asturiano), habida cuenta de la posterior transformación (por alternancia B/M) de Carabanchel en Caramanchel. Y conste que no es la única formatoponímica alternante que presenta esa voz geográfica: En el término de ViVer (Castellón) hallamos GARAMANCHEL, nombre de un caserío que registra ya MADOZ (Dice), representante de la sonorización de consonante inicial, que Dauzat atribuía al ibérico (cfr. topónimo anterior) y que postula la base *GARA-, frente a CARA- (53). COTA - CUTA, COTELLA - COTELLES, COTES - CUTES La grafía medieval «Cofa» aparece frecuentemente en documentos manuscritos para denominar alquerías y lugares que, o conservan esta estructura, o la han modificado (por diminutivación: Cotella, Cotellas o por paralización: Cofes, Cutes) en suelo alicantino y valenciano. Voy a ir estudiando el proceso de cada uno de los representantes de esta base en territorio alicantino. COTA: El topónimo Cofa designa hoy una partida del término de Finestrat, donde en otro tiempo existió una alquería, tal y como prueban testimonios fehacientes. No disponemos de documentación anterior al siglo XV. Ninguna de las diversas «Cofa» mencionadas en el Repartiment se corresponde con ella. De principios del XV tenemos un interesante documento con datos del siglo anterior: es la famosa colecta del morabatí del Coll de Rates, que data de 1409 (54). En dicho documento se menciona «El Ravall de Cofes», con 42 habitantes musulmanes (MATEU,/vom/'na, p. 308), en el valle de Guadalest (55). En el s. XVI contaba «Cofa» con un total de 40 20 casas de moriscos (MADOZ). Sanchis Sivera, apelando a testimonios eclesiásticos, alcanza noticia de la existencia del lugar por el ordenamiento parroquial efectuado en 1574 por el Beato Juan de Ribera, quien mandó «que se dijese una Misa en el suburbio de Finestrat, que estaba habitado por moriscos, y donde se debía construir una iglesia, a cuya Misa tenían que asistir los habitantes de dicho poblado» (SANCHIS, Nomencl., p. 200). Debió quedar despoblado con la expulsión de los moriscos, en 1609. Todavía MADOZ nos recuerda que Cofa es un despoblado del término de Finestrat. A nivel filológico nos hallamos ante una voz de la más clara estirpe prerromana: *cqtta, con significado de 'altura peñascosa', 'prominencia áspera o escabrosa', 'cerro rocoso'. R. Menéndez Pidal se ocupó detenidamente de la naturaleza y representación toponímica de los vocablos *c o f t o y *c o f f a (56) en la Península, y tras reconocer que el primero de ellos es casi exclusivo del Norte (Santander, Asturias, Noroeste de León, Galicia y Noroeste de Portugal), y que apenas encuentra derivados toponímicos en el mediodía peninsular, observa que hay un grupo de topónimos valencianos y alicantinos representantes de la forma segunda, esto es, de ' c o r t a (57), con un correspondiente, Cotta, en Piamonte, pero sin representación en Castellón, Baleares ni Cataluña (Topón. Prerrom., p. 274) (58). CUTA: Variante del topónimo anterior considero que es LA CUTA, partida común a los términos de Jalón y Llíber, y que coincide a nivel topográfico con una montañita de 250 m. de altitud (59). En término ya de Llíber existe, igualmente, el topónimo menor La Font de CUTA, en la partida de LA CUTA (60). En el plano documental hallamos mencionado el lugar en el Repartiment: 1248 (Donac. de Jaime I a P. Cátala, B. Trobat [6 ¡ovadas a cada uno], Poncio de Peralta y otros 28 compañeros, a los que se conceden) «V iovatas in raal Zaneygi et rahal de Nahamani et in Cuca, en término de Xalo» (Repart., II, as. 1004). Pienso que se trata de mala lectura: los grafemas (t) y (c) son muy similares en la documentación de esta época (61). A nivel filológico, pienso que el resultado toponímico Cuta (compárese el resultado Cutillas frente a Cotellas I Cotelles en el topónimo siguiente) constituye una variante de Cofa, con idéntico sentido topográfico y semántico. Resultados toponímicos similares hallamos en Cúfar (Málaga), Cutanda (Teruel), Sierra de las Cufas (Huesca) y La Cuta en la Sierra de La Safor (Alicante-Valencia) (62). 21 COTELLA: El topónimo Cotella, que hoy denomina una partida rural, lo llevaba en otro tiempo un pueblecito oriolano, si hacemos caso a Viciana. Su Crónica (1564) menciona—en efecto—entre los pueblos de Orihuela «Benimagrell, Cotella, Agost...» (Chronica, III, fol. 164 r.). Evidentemente, Viciana toma en cuenta el territorio episcopal de Orihuela. Vid también sobre el particular Escolano (Décadas, II, 19). Desde el punto de vista filológico, Cotella se nos presenta como clara diminutivación de Cota, y su sentido será el de (prominencia no muy elevada', 'altura pequeña', 'montículo'. COTELLES: Con el nombre de Font de Cotelles es conocido un manantial en término de Xixona (cfr. MOLL, Dice, y FIGUERAS, Alicante, 949). No dispongo de documentación. Desde el punto de vista de la etimología, parece claro que nos hallamos ante una estructura pluralizada de Cotella, sobre la base Cofa. La documentación que ahora nos falta puede quedar suplida con la que nos ofrecen dos topónimos de dos provincias hermanas) Valencia y Murcia: En término de Valencia (ciudad) existió en otra época un lugar denominado Cotellas, al que alude repetidamente el Repartiment: 1238 (Donac. de Jaime l a A. de Lach, prepósito de Huesca) «alqueriam de Coteillas, totam ab integro...» (Repart., I, as. 317). 1239 (Donac. a Rodrigo de Tarazona) «vineam XXV peonatarum in Cotellas quam tenet» (Id., as. 1366). 1240 (Donac. a B. Crestinus) «III iovatas in Coteilas et ortum iuxta Cahadiam de Aly Abdarra; ...» (Id., as. 1646). En el mismo año se verifica otra donac. en favor de Joan Esquerdo de Mora: «...quattuor iovatas terre in Coteylas» (63). 1448: (Bienes del Mto. de Cotalba) «ítem fa de cens en Johan Fannos sobre térra en terme de Cotelles» (CABANES, Monast., II, p. 188). Por otra parte, hallamos que el topónimo se repite en tierras murcianas, bajo la forma Cutillas, para denominar un azarbe. Pues bien, en docs. del siglo XIII presenta las grafías «Cotillas», «Cotiellas», «Coteles» (cfr. TORRES FONTES, Repartimiento de Murcia, p. 119), lo que prueba la identidad entre las raíces Cof- y Cut- de toda esta serie de topónimos. También en Ibiza hay topónimo Cutella en término de Sta. Gertrudis de Fruitera, que Corominas (cfr. Estudis, I, 257) interpreta como mozárabe, y no sin razón, pues estas formas de sufijación -ella (con sus variantes -ellas, -elles) conservan rasgos fónicos de época mozárabe. Obsérvese, por ejemplo, la tendencia del escriba a diptongar (é) ante -//- («Coteillas», «Coteilas», «Coteylas»). 22 COTES: Cotes da nombre a una partida de Alcoy, cercana a la ciudad, y a otra en término de Pego, a 5 Km. de esta población. El Cores de Alcoy se nos presenta como resultado colectivo de dos lugares que llevaban este nombre: Cofes Alto (caserío situado junto al río Serpis, a 2.5 Km. de Alcoy, y a una altitud de 550 m.) y Cotes Bajo (a 510 m. de altitud). Ambos núcleos integran un total de unos 500 habitantes. Ya el Repartiment menciona el más antiguo núcleo, alquería por entonces: 1248 (Donac. de Jaime I a P. Abat y ocho compañeros suyos) «XXXV iovatas unicuique, singulas domos et III iovatas terre in Cofa et Huxol, alqueriis de Alcoy» (Repart, II, as. 996). 1248 (Donac. a P. Gibali y P. Res, con diez compañeros más) «XXX iovatas in Cofa et Uxol, alqueriis de Alcoy, et domos ibidem» (Id., as. 997). 1499 (imp. del morabatí) «Cofes» (ARV., Maestre Racional, 10880). Como en otros casos similares (compárese el Cofes valenciano del Valle de Cárcer y el Cofes despoblado del término de Algemesí), la forma singular, Cofa, se pluralizó más tarde, por razones de tipo geográfico [realidad topográfica] o por denominar varios núcleos de población. El COTES de Pego denominó en otro tiempo un lugar (cfr. SANCHIS, Nomencl., p. 201), que no sobrevivió a la expulsión de los moriscos. Parece ser que en esta partida se hallaba también la alquería musulmana de Benizul-eima (E.R.V.). No ha llegado a mis manos documentación medieval. Sí disponemos de documentación para sus homónimos de Valencia (64). Respecto a la etimología del topónimo, ya se ha hecho constar que se trata de una estructura pluralizada de Cofa. J. Corominas incluye el Cofes de Algemesí entre los topónimos mozárabes (cfr. Estudis, I, 253-54). No veo la razón, yaque no se trata de un plural de cof ('piedra de afilar'), con conservación de -e. La prueba más clara la tenemos en que la documentación más antigua de algunos de los lugares de este nombre aporta la forma «Cofa», según hemos visto. Por lo mismo, el topónimo no nos remite a cof, sino a *c o f f a, como los otros de la serie (65). CUTES: Con el nombre de Les CUTES es conocida una montañita de 220 m. de altitud, en término de Llíber. De esta voz geogr. dice Juan GinerMonserrat que es un topónimo árabe (66). No la he hallado documentada. La naturaleza de la voz geográfica parece clara, a la luz de anteriores consideraciones. Cutes guarda respecto de Cufa la misma relación que Cofes respecto de Cofa, y ha de deberse—igualmente— a una simple paralización. 23 EVO [LA VALL D'-\(VALL D'EBO) El topónimo La Valí d'Evo designa hoy un núcleo de población, en el valle de su nombre; pero antiguamente denominaba todos los pequeños lugarejos o alquerías comprendidos en dicho valle (Benicais, Benisit, Benisuay, Cayrola, Serra, Villans). De hecho, en el Repartiment se alude de forma colectiva a toda esta población diseminada. Asegura Cavanilles que con la expulsión de los moriscos quedaron despoblados los lugares de esa zona: «De Bisbilán, Serra, Cayrola, Solana, Benicais y Benixuárt, que componían el valle de Ebo, sólo se conservan el primero y el último (67), llamados al presente Villáns y Benisuay, éste con 30 vecinos, y aquél con 50» (CAVAN., Observ., II, p. 206). En torno a este núcleo se fue aglutinando luego la población diseminada; de ahí surgió esta acuñación toponímica, con sentido aglutinante de todo un valle. Documentalmente aparece a mediados del s. XIII: 1249 (Donac. de Jaime I a P. de Vilaragut) «...quod possit daré ad populandum Vallem de Ebo, que est iuxta Gallinera» (Repart., II, as. 986). En otro lugar de la misma obra se alude a esta misma donación en términos muy similares: «...quod possit populare vallem de Evol, iuxta Galinera»(7d., as. 1017). En 1322 el valle de Ebo pasa, por donación de Jai me II, a su hijo primogénito, el Infante don Pedro (cfr. F. FIGUERAS./U/canfe, p. 1104). 1489 (Impuesto del morabatí) «Ebo» (ARV., Real 652, fol. 18 v.). Fuera ya del ámbito documental de la Edad Media, las alusiones al lugar registran unas veces la grafía Ebo, y otras, Valle de Ebo: 1564«Va//e de Ebo» (VICIANA, Chrónica, II, folios 5 v. y 13 r.). 1609 (Relación de casas de christianos nuevos) «Ebo», 12 casas (BORONAT, Moriscos, I, 440). El padrón demográfico de hacia 1735 concede a «Ebo» 45 vecinos (cfr. CAMARENA, Padrón, p. 60). A nivel filológico nos hallamos ante una estructura toponímica de no muy seguro origen. Si recurrimos a una interpretación lógica, la voz geográfica Ebo parece remitirnos a un origen antroponímico, sobre una base latina AEBUS (nombre de persona). La evolución quedaría salvada, habida cuenta de que la -o (final) puede perfectamente explicarse como fenómeno fonético atribuible al mozárabe. De hecho se ha encasillado Ebo entre los topónimos mozárabes (cfr. COROM., Estudis, I, p. 254). Un etymon AEBUS (68) no estaría reñido con las normas de evolución fonética. Sin embargo, el topónimo EvolEbo evoca reminiscencias prerromanas. El hecho de que haya mantenido la-o (final) es un dato interesante en favor del origen arcaico del nombre, muy anterior—por supuesto— a la etapa mozárabe: el mozárabe no hizo sino mantener vivo el viejo nombre. Hay un elemento fundamental de origen prerromano: el radical EB-/EV-, que hallamos también en otras voces de reconocido origen prerromano, como Ebro (69), Ebrillos (Soria), Ebrón (río en Teruel y Valencia), Ebura (70), Evora (71), Ebucarum (72), Eboli (73), Deva, (H)evia... Es más, no sólo con topónimos de radical Eb-lEv- es relacionable 24 nuestra voz geográfica, sino con toda la serie del celtibérico-B-: AB-/AV-, EB-/EV-, IB-/IV-, OB-/OV-, UB-/UV-. El radical AB-IAV- lo hallamos en voces de remoto origen, como Abena, Avena, Abenna, Avenus, Avenay (74), Avus, Aviasco, Avíaseos (75), Abienus (76), entre los más reconocidos, y una serie larguísima de voces geográficas del actual Atlas: Abay (Huesca), Abiada (Santander), Aviados (León), Abia (Cuenca y Palencia), Avia (Barcelona), Valdavia (Burgos),Rivadavia (Orense),Abiego (Huesca),Abiegos (Asturias), Abión (Soria), Avión (Orense), Abionzo (Santander)... No menos generoso se muestra a nivel toponímico el radical IB-/IV-: Ibi, Tibi (77), Ibia, Ibieta, Ibio, Ibias, Valdivia, relacionados con el vocablo vasco ibi ('vado') (78); Ibar, Ibars, ibarra, ¡barren, ¡barrena, Ibargoiti, vinculables al vasco ibar ('valle', 'vega') (79); Ibeas, Ibabe, Ibay, Ibaiguren..., entroncables con el también vocablo vasco ibai ('río'). Aunque menos abundante, también el radical OB-/OV- deja representantes toponímicos: Obera, Obanos, Obarenes, Obiaga, Obieta, Obea, algunos de ellos igualmente vinculables al euskera: voz obi ('concavidad') (80), y también voz ubera ('vado') (81); con una y otra voz parecen relacionarse topónimos del tipo deUbierna (Burgos), Ubiarco,Ubidea (Vizcaya)... Cuatro grandes bases, en definitiva, centran el interés—seguramente también el origen— de todos estos topónimos: ibi, ibar, ibai, obi. Cuatro bases encasilladas lingüísticamente en el euskera, pero que dejan un rastro de vocesgeográficas por toda la Península. Todos estos nombres y muchos más, cuya relación sería prolija, acusan la presencia de un importante elemento de substrato: el formante prerromano -B-. Por otra parte, el sentido de estas cuatro bases señaladas es algo similar, y cada una de ellas parece un eslabón de la cadena del mismo campo semántico. Pues bien, acontece —y volvemos a nuestro topónimo de estudio— que Ebo/Evo es nombre de pueblo, pero también nombre de valle, de monte, y acaso fue de río (el río que recorre el valle se llama hoy Girona, pero da la impresión de que se trata de un nombre de Reconquista), por lo que es fácil que Ebo/Evo quede vinculado en lo filológico con las basesibi,ibai; y au nque así no fuera, queda al menos vinculado a toda esta inmensa red de topónimos representativos del elemento de substrato -B-. GALLINERA [VALL DE] El topónimo Gallinera denominaba en otro tiempo un castillo. Por extensión a su territorio jurisdiccional, se acuñó más tarde la forma Valí de Gallinera —tomando por base la realidad topográfica— para denominar al conjunto de pequeños núcleos de población que integraban el valle (82). Documentado aparece desde mediados del s. XIII: 1244 (Pacto de 25 Alcalá) «Galinera» (ACÁ., Perg. 947), que otros recogen con la grafía «Galinar» (83). 1249 (Donación a P. Vilaragut) «quod possit daré populandum Vallem de Ebo, que est ¡uxta Galinera...» (Repart, II, as. 986) (84). 1248 «Gallinaria» (cfr. ROSELL, Lib. Feud. Maj.). 1267 (doc. del 25 de abril). El rey D. Jaime reconoce derechos de su hijo Pedro y le dona el castillo de «Gallinera» (85). 1270 (entre otros castillos de la zona, se menciona el de) «Galinera» (ACÁ., Canc. Real, Reg. 16, fol. 193 r.). La Crónica de Jaime I —escrita por esta época— menciona entre otros el castillo de «Galinera» (Crónica, fol. 149 r.). 1278 (Carta de pobl. de Planes y Almudaina) «...usque in terminum... Gallinaria» (86). 1306 (Orden a las aljamas de Valencia) «ítem aliame sarracenorum Gallinera» (MTNEZ. FERRANDO, Jaime II, p. 20). 1316 (Asistencia al Sínodo de Valencia) «Galinera» (87). 1343 (se menciona el castillo de «Gallinera» (BOFARULL, CODOIN, vol. 39). 1349 (un doc. sitúa Forna lindante) «cum termino de Gallinera» (DUARJ,Almusafes, p. 74). 1376 (Impuesto del morabatí) «Gallinera»(ARV., Real, 488). 1489 (ídem) «Gallinera» (ARV., Real 652, fol. 19). La documentación posterior a la época medieval mantiene intacta la estructura del topónimo. A mediados del s. XVI contaba «el valle de Gallinera» con un total de 150 casas de cristianos nuevos (SANCHIS, Nomencl., 438). 1564 (Viciana alude en diversas ocasiones al topónimo) «...de la valle de Gallinera» (Chrónica, II, fol. 5 v.). «...de la valí de Gallinera» (Id., fol. 9v.), «Otrosí dos varonías que son, la valle de Gallinera, ela valle d'Ebo» (Id., fol. 13 r.). 1609 (Relac. de casas de Christianos nuevos) «Valí de Gallinera» 400 casas (BORONAT, Moriscos, I, 441). En la misma fecha hallamos «gallinera» (Id., II, 235) y «la Valle de Gallinera» (Id., II, 558). El padrón demográfico de hacia 1735 adjudica a «Valí deGallinera» un total de 91 vecinos (cfr. CAMARENA, Padrón, p. 60). 1795: Cavanilles ofrece datos interesantes sobre el lugar (88), aunque no alude a la población global (CAVAN., Observ., II, 152). A nivel filológico nos hallamos ante una voz un tanto incómoda, y —desde luego— conflictiva. Sobre la etimología posible del topónimo ya se han pronunciado algunos: Sanchis Guarner no duda en relacionar el topónimo con el tema semántico de la fauna (cfr. artíc. Toponimia, en ERV.), partiendo—supongo—de la voz gallina. Demasiado fácil parece la solución para que en toponimia pueda ser verdadera. A pesar de la sufijación -era (procedente, lógicamente, del sufijo latino -a r i a), tampoco parece vinculable al mozárabe: nos hubiera proporcionado alguna grafía con sufijo -ayra [aunque la grafia «Galiners» parezca tan cercana al esperado 'Galinayrs, ya se ha dicho que posiblemente se deba a cacografía, o tal vez a mala lectura]. Ni tan siquiera es prudente la relación con el vocablo káls, que empleaban los mozárabes (cfr. SIMONET, Glos., p. 78) [y que entronca directamente con el lat. CALS, -CIS, y con el árabe kallas 'blanquinar'], ni aun admitiendo que una base *c al I i n a r i a, justificada topográficamente en una cantera de piedra blanquecina ubicada en una de las entradas del valle. Y no es viable esta interpretación porque las 26 grafías documentales mantienen por sistema la G- (inicial) del nombre, que sienten como etimológica; cosa que no ocurriría partiendo de una base latina con C- (inicial). A veces observamos que transforman en C- la G- (inicial) cuando ignoran el origen del nombre o lo interpretan como de origen latino: «Candía» por Gandía leemos en documentos del siglo XIII (89). Luego debía pesar mucho fonéticamente la G- (inicial), pues no despierta en los escribas sentido etimológico tendente a C- (inicial). Es más, hallamos también grafías con G- (inicial) para un topónimo hermano del nuestro, y esto en documentos tres siglos más antiguos que los que manejamos para Gallinera (90). El hecho de que Gallinera denomine también la sierra rocosa que bordea el valle en dirección O.E., prolongación de la llamada Sierra de La Safor (o Azaf or) [que etimológicamente signica 'las rocas' (91) j, y el hecho de que el viejo castillo estuviera [y las ruinas aún están] asentado sobre una escarpada elevación, puede muy bien llevarnos a reconsiderar la etimología formulada por F. Figueras Pacheco, cuando escribe a propósito de la Valí de Gallinera: «Galla ogall, palabra que en catalán arcaico equivale a la piedra llamada galga en castellano, da como derivados galliners y gallinera, denotando 'lugar abundante en piedras galgas'» (Alicante, p. 1105). Quizá el proceso fonético necesite una revisión, pues no queda nada claro cómo surge el elemento -in- (Gall[/n]era), que parece exigir de base una forma 'gallina (derivada áegall). De todas formas, la etimología de F. Figueras no tiene nada de descabellada y nos lleva a conectar con uno de los más conocidos elementos de substrato prerromano, el radical 'GAL-, variante de *GAR-, "CAR- y *CARR- (con el sentido genérico de 'peña', 'roca', 'monte escarpado y rocoso') [cfr. DAUZAT, Topobymie, y cfr. lo dicho en topónimo CARAITA]. Esta basé *GALse halla muy extendida por Francia y España. Entiendo que el propio nombre Galia es voz geográfica de origen autóctono y fundamentado en dicha base. Y en España, aparte de numerosos topónimos del tipo de Gal, Galacho, Gallipienzo, Gallués, Gallugar, Gallur, Gallinera (monte en Córdoba), Gáldar (pueblo, monte y barranco)... topamos con el euskeraga/llur o galdur ('cima', 'cumbre prominente', 'cuesta'), base de los topónimos —vivos como apellidos— Gallurralde y Galdurralde (cfr. MICHELENA, Apell., p. 91). Es posible, pues, que el topónimo Gallinera contenga el elemento *GAL-, de clara estirpe prerromana. Pero una vez más repetiré que esto no significa que el topónimo date de época prerromana, máxime cuando vemos que la actual estructura responde a formación romance (sufijo -era); digo, simplemente, que contiene un elemento de origen prerromano. GORGA, GORGO, GORGOS, GORGONEGA GORGA: 27 El topónimo Gorga denomina una población del valle de Seta, a orillas del río de este nombre. Aparece documentado desde mediados del s. XIII: 1248 (Donac. de Jaime I a Domingo Pérez de Olito y a su mujer Gracia) «III iovatas et mediam terreet mediam vinearum in alcheriaquediciturGorgo, queest in termino de Travatel»(fleparf., II, as. 1024). En la misma fecha libra Jaime I otra donación similar: «Marchesie de Tudela: III iovatas et mediam terre et mediam vinearum in alcheria que dicitur Gorgo, que est in termino de Travatel»(7d., as. 1025). 1279 (Percepción de décimas eclesiásticas) «ítem a rectore de Gorga» (RIUS, Rationes, 257). 1358 (Pedro IV posee entre otros lugares) «Gorga, Seta, Travadal» (ARV., Maestre Racional, 20, fol. 24). 1376 (Impuesto del morabatí) «Gorga» (ARV., Real 488). 1389 «Gorga» (BERENGUER, H.a de Alcoy, I, 154). 1427 (Impuesto del morabatí) «Gorga» (ARV., Real 488). 1431 (reclam. de derechos de Guillem Ferrer) «...pervenguda novament la Valí de Seta e Travadell e Gorga a poder del noble e amat...» (92). 1434 (Juan, rey de Navarra a Alí Xipio, colector de rentas) «de les terres e lochs de la vila, Baronía e terme de Alcoy, e de les vila de Gorgua, valls e termens de Seta e Travadelll..., tenia e possehia les dites vila e baronía de Alcoy, vila de Gorga, valí de Seta...» (93). 1445 (Acuerdos) «imprimiscom en virtutdecertesconcessions del dit Senyor de les Valls de Ceta e Travadell e vila de Gorgha...» «...de les dites Valls de Ceta e Travadell e la vila de Gorga...» (94). Fuera ya del ámbito medieval, la fonética del topónimo se mantiene inalterable: 1520 (relac.de casas de Christianos viejos) «Gorga», 45 casas (cfr. BORONAT, Moriscos, I, 436). 1544 «Gorga» (Id., 445). 1564 «Gorga» (VICIANA.Chrónica, IV, fol. 167 r.), «rio de Gorga» (Id., III, fol. 173 v.), «Val de Gorga» (Id., III, fol. 176 r.). 1609 «Gorga» (BORONAT, Moriscos, II, 558). S. XVII «Gorga» (M. Febrer: Trovas, 220). El padrón de hacia 1735 concede a «Gorga» un total de 59 vecinos (cfr. CAMARENA, Padrón, p. 52). 1795 «Gorga» 126 vecinos (CAVAN., Observ.). Desde el punto de vista etimológico Gorga exige una base romance gorga, 'garganta', 'hoyo profundo en un río o torrente', que tal vez no sea sino una variante de gorg (cfr. GORGO), si bien F. de B. Molí lo hace derivar del latín g ü r g a, de idéntico sentido (cfr. MOLL, Dice.) (95). Luego justificaré por qué figura aquí el topónimo, entre los que presentan formantes de origen prerromano. GOfiGO: Gorgo denomina hoy una partida entre Gata y Denia, pero en el siglo XIII daba nombre a una alquería dependiente del término jurisdiccional del castillo de Alocayba, cercano al actual Pedreguer. El Repartiment se hace eco de aquella pequeña alquería: 1249 (Donac. de Jaime I a P. Dezmorer) «domos in alcheria que dicitur Gorgo, que est in termino de Alocayba, et VI iovatas terre in termino eiusdem alcheríe, ad X solidos pro iovata» 28 (Repart., II, as. 1105). La misma donac: se repite con fórmula más abreviada en otro asiento: «P. Dezmorer: VI iovatas terre in termino alcherie de Gorgo» (Id., as. 1361). Debió desaparecer tempranamente, pues no volvemos a ver mencionada la susodicha alquería. A nivel filológico, nos hallamos ante un topónimo fundamentado, como el anterior, en un vocablo común, en este caso en el vocablogorgo, de idéntica significación quegorg: 'hoyo en el lecho de un río', 'charco de agua', 'manantial profundo' [que F. de B. Molí deriva del lat. vg.'gurgu (de idéntico sentido) (cfr. MOLL, Dice.)). F. Simonet menciona entre las voces usadas por los mozárabes GÓRGO, que considera de probable origen aragonés, frente al catalángforg, y propone como base etimológica el lat. g urges, 'abismo', 'lugar profundo en el agua' (cfr. SIMONET, Glos., p. 252). Explicaría mejor el resultadogorgo un lat. vg. *g ü r g u que el lat. clás. *gü rges. Aquél serviría de base al catalán gorg (96), al valenciano-mozárabe gorgo, al aragonés gorgo y al italiano gorgo (97). El gorgo, como realidad hidrográfica, es característico de la zona valenciano-alicantina: son nacimientos de agua bastante profundos, que generan charcas rodeadas de abundante vegetación. Son famosos los gorgos de Anna (Valencia). Que a nivel de realidad lingüística la vozgorgo puede proceder del aragonés no es nada improbable, aunque suele explicarse fácilmente mediante el mozárabe, por conservación de -o (final) (98). GORGOS: Gorgos constituye un hidrónimo: el otro nombre del río Xaló o Jalón. También figura como cognomen del topónimo Gata (Gata de Gorgos), pero no hay que olvidar que esta denominación es muy moderna (data de 1916) y es debida a que Gata se halla cercana al río Gorgos, que atraviesa el Marquesado de Denia, para morir en el mar, junto a Jávea. No dispongo de documentación temprana. Sí puede valemos, aunque sólo sea como dato comparativo, la que nos facilita el Cartulario de S. Cugatdel Valles respecto a una partida denominada Els Gorgs: 985 «...in locum que dicuntad ipsos Gurgos» (R\US, Cartul.S. Cugat, I, p. 143). 1002 «...in terminio de Aviniones, ad ipsos Gurgos» (Id., II, 29). 1123 «...in maiols, quos ego plantavi ad ipsos Gorgs» (Id., III, 60). Nuestro hidrónimo aparece documentado en 1422 con la grafía «Gorgos» (cfr. PÉREZ, Llibre blanch). Desde el punto de vista de la etimología, F. de B. Molí sugiere un latín g ú r g u s ('hoyo, remolino de agua'), y explica la conservación de sufijación -os por la pronunciación mozárabe, como acontece con otros topónimos, del tipo de Xodos, Tollos, Campos, Muro... (MOLL, Dice.). Esta etimología parece compartir también Sanchis Guarner (ERV.). Sin embargo, puede muy bien tratarse de una simple pluralización óegorgo, y es 29 lo más probable, a tenor de la naturaleza del curso de este río (cfr. F. FIGUERAS,¿//canfe, pp. 69-70). GORGONEGA: Gorgonega da nombre a una partida rural del término de Xixona (cfr. MADOZ). No dispongo de documentación. En el plano filológico Gorgonega conecta directamente con los anteriores topónimos en razón de su raíz GORG-, si bien exige diferente base departida, pues GORG-no explica la presencia de-n- (intervocálica), que está postulando una estructura base gorgó (diminutivo óegorg). Con el nombre El Gorgó conocemos un monte de 907 m. de altitud, en la comarca del Alto Palancia (Castellón). La presencia de todos estos topónimos (GORGA, GORGO, GORGOS, GORGONEGA) en un epígrafe como éste, dedicado a lo prerromano, exige una justificación; y la justificación está en que todos ellos, además de responder a un significado muy restringido, en relación con 'manantiales', 'hoyos profundos', 'charcos', etc., conllevan un mismo radical, GORG- que, aunque acusa su presencia en el latín [hemos visto antes los vocablos g ü r g a, *gürgu, *g ü rg e s j , ha de remontarse al indoeuropeo. Es más, el radical GOflG-, con sus variantes GARG- y GURG- debe ser tan remoto como las mismas lenguas, ya que probablemente tenga origen onomatopéyico. Vocablos como garganta, garganchón, garguero, gárgola parecen de claro origen onomatopéyico, lo mismo que acontece con borbotón, burbuja, burga (compárese Las Burgas, en Oresnse). La observación de la naturaleza creó palabras por simple intento de imitación del sonido, y también crearía topónimos: Garganchón (río en Burgos), Gargáligas (2 en Badajoz y río en esta misma provincia), Gargalina (río en Valladolid), Gargallá (Barcelona), Gargallo (Teruel), Gárgoles (2 en Guadalajara), Gargüera (pueblo, garganta y pantano en Cáceres), además de los numerosos Garganta, Gargantilla, Gargantiel... están fundamentados en el radical GARG-; Gorga, Gorgo, Gorgos, Górgolas (Vizcaya), La Gorgoracha (Granada), Gorgoreiro (Pontevedra), Gorgua (Orense), Gorgomendi [= 'monte Gorgo', en vasco] (Vizcaya), Gorguja (Gerona), en el radical GOflG-; Gurgumendi [variante de Gorgomendi] (Guipúzcoa) con GURG-. Parece claro que hay una base común, antiquísima, que orienta todos estos topónimos y vocablos comunes, no sólo en el campo de los significados afines, sino también a nivel de significantes similares, y que probablemente constituya un importante elemento de substrato, vivo en distintas lenguas y, con seguridad, anterior en Hispania a la llegada del latín. LLENES Con el nombre Llenes es conocido hoy un caserío situado unos 4 Km. al sur de Benisa, y en el que existe una veintena de viviendas (99). 30 Documentalmente aparece mencionada como alquería en 1248 (Donac. de Jaime I a R. Savasona y a otros 29 soldados del castillo de Calpe) «V iovatas unicuique, et predictus R., I iovatas in loco qui dicitur Merec, in termino de Calp, in alquería que dicitur... Albinen, Leusa, Lenes, Benimaraíx...» (Repart., II, as. 1045). No ha llegado a mis manos ningún otro dato documental. A nivel filológico Llenes se nos presenta como forma plural de llena, 'losa', 'piedra del llar sobre la que se hace el fuego' (cfr. MOLL, Dice). Ahora bien, el vocablo llena conecta con elementos de substrato prerromano, concretamente con la voz *léna 'losa' (Id.). Joan Corominas ya se ocupó de esta antigua voz pirenaica (100). La voz *léna deja representación, no sólo a nivel de voces comunes, sino —y esto es lo que aquí más nos interesa— a nivel toponímico. En efecto, además de este aislado Llenes de la Marina Alta, hallamos en territorio catalán La Llena, pueblo anejo al municipio de Alpens (Barcelona), La Llena, pueblo leridano del municipio de Lladurs, Serra de Llena, cadena montañosa paralela a la de Montsant, que separa las provincias de Lérida y Tarragona, Cova de Llenes, cueva en el término de Erinyá. Se mantiene vivo el vocablo como apellido, de origen indudablemente toponímico (101), y aparece como radical de otros topónimos, como Llenaire (alquería en el término de Pollenca) [con evidentes muestras de constituir un mozarabismo]. Como voz común cuenta con correspondientes en voces del tipo de llenasca 'losa grande', 'roca escarpada'; llenat 'techo de pizarra'; leñada (en los Alpes) 'conjunto de ruinas' (cfr. MOLL, Dice, y COROM., Tópica, II, 163). Aunque afirma Corominas que el área de extensión del vocablo *léna hacia el Oeste no pasa de Aragón (ob. y/, cil), tenemos que relacionar esta vieja base prerromana con la antiguo-leonesa lena, viva a nivel topónimo en Asturias [último reducto importante del antiguo leonés]: recuérdese Lena, Pola de Lena, Sta. Cristina de Lena. Estas formas toponímicas con L- (inicial), cuando el antiguo dialecto leonés exigía/./- hablan en pro de la procedencia arcaica del vocablo lena. En Salamanca hay topónimo Lien, que acaso guarde también relación filológica con nuestro topónimo (102). NOVELDA Novelda es un topónimo que hallamos documentado en el s. XII en fuentes árabes. El geógrafo Yaküt al Rümi (103) registra entre las fortalezas de laCoraTudmirel castillo de «Niwala» (104). Las fuentes cristianas recogen el nombre desde mediados del XIII: 1252 (Priv. de Alfonso X a Alicante) «Noella» (105). 1283 (Testamento del Infante D. Manuel) «...las rendas de Elda et de Nouella...», «...que aya Elda eXNouella con todas sus rendas...», «...et aquestos logares de Elda et de Nouella con sus castie- 31 líos...» (106). 1297 (Rentas reales) «...los loes de Ella et Nouella» (BOFARULL, CODOIN, vol. 39, p. 55). 1304 (Sentencia arbitral de Torrellas) «...e con todos los lugares que recuden aell, Ellae/Vove/ía, Oriola...» (107). El texto valenciano del mismo documento reza: «...la Valí d'Etlaede/Voef/a, e la Mola...» (108). 1312 «Ella eXNovella» [con la vanante «Noellda»] (109). 1329 (Donaciones de Alfonso IV a su hijo Fernando) «...castra et loca nostra de Oriola..., Etla, La Mola, Novella...» (110). 1361 (Actas Capit. de Orihuela) «...ais homens de cavall d'Oriola, d'Alacant, de les valls d'Elda, Novelda...» (111). 1381 (Carta de Pedro IV ordenando amojonamiento en Orihuela) «...pro parte hominum cristianorum quam sarracenorum loci de Nouetla», «...et cum loco dicto de Nouella» (112). La Crónica de este Rey escribe: «...feu donacio... de la vila d'Alacant e de la Valí d'Etla e de Novella e de Oriola...» (Edic. de SOLDEVILA, p. 1019). Numerosos documentos del s. XV escriben «Nouelda»/«Novelda»: 1486 (Proceso contra J. F. de Próxida) «Petrus Maca de Ligana dominus villarum de Moxen et de Novelda...» (PÉREZ, Llibre blanch, p. 265). 1489 (Impuesto del morabatí «Novelda» (ARV., Real 652, fol. 19 v.). 1492 (Doc. con texto en valenciano) «Nouelda» (BERENGUER, H.a de Alcoy, I, 184). Esta variedad de grafías para expresar una sola pronunciación no es característica exclusiva de los amanuenses medievales: los documentos escritos con posterioridad a la Edad Media inciden en parecida anarquía de formas: 1564 (Viciana) «Nouelda» (Chrón., II, fol. 50 r. y 51 v.), «Novelda» (Id., II, fol. 70 r.), «Nobella» (id., II, fol. 69 v.). 1579 «nobelda» (BORONAT, Moriscos, I, 590). 1609 (Relación de cristianos nuevos) «Novelda», 560 casas de «Christianos nuevos» (Id., I, 439). 1614 (Reduce, tribut. por expulsión de moriscos) «...la villa de Novelda...» (Id., II, 641). 1614 (Memoria de Censales) «Nouelda» (Id., II, 657). 1625 «...la Baronía de Novelda» (Id., II, 673). Hacia 1735 (Padrón demográfico) «Novelda 495 vecinos» (CAMARENA,Padrón, p. 66). 1795«Nove/da 1686 vecinos» (CAVANILLES, Observ., II, 319). De todo este abanico de formas documentales se desprende fácilmente que ELDA y NOVELDA son dos topónimos caracterizados no sólo por la cercanía geográfica de sus correspondientes poblaciones, sino también por la proximidad fónica y la frecuencia con que aparecen formando pareja en la documentación. Ahora bien, mientras unas veces conservan idéntica estructura (comp. doc. de 1304: «Ella-Novella», «EtlaNoetla»; doc. a. 1312: «Ella-Noella»; doc. a. 1361: «Elda-Novelda»), otras mantienen autonomía fónica (comp. doc. a. 1283: «Elda-Nouella»; doc. a. 1329: «Etla-Novella»), o quedan a la total libertad del escriba, que en un mismo documento puede presentar diversidad de formas (el doc. de 1312 ofrece «Novella» junto a«Noellda»; el de 1381,«/Vouef/a», frente a «Nouella»; Viciana presenta por un lado «Nouelda»/«Novelda», y por otro «Nobella»). Está claro que esta diversidad de formas no representa—ni para uno ni para otro topónimo— intento alguno de etimologizar; se debe tan 32 sólo a la vacilación de grafemas propia de unas lenguas en período de evolución, que no han llegado a la fijación definitiva. Sin embargo, a nivel filológico hay grafías tentadoras, capaces de llevarnos por sugestivos senderos de interpretación. Tal es el caso de «Niwala», «Novella»/«Nouella» y «Nouetla»: En efecto, la grafía «Niwala» ha llevado a algunos a buscar la etimología del topónimo en la lengua árabe (113). Y no menos atractiva resulta «Novella», que —por una parte— parece remitirnos al latín tardío n ov e 11 a, equivalente de nóvale, 'terreno roturado por vez primera', 'terreno que tras un año de descanso vuelve a cultivarse' (cfr. DU CANGE) [hallamos topónimo Novella en Huesca, Guadalajara y Mallorca] (114), y -por otra— nos lleva al antropónimo Novella, documentado en la vecina Murcia en 1379 (115). Asimismo la forma «Nouetla» [compárense las grafías documentales «Etla», «Setla», «Novetlé» —(116)—] apunta hacia una interpretación partiendo del árabe, o contando, al menos, con el árabe para explicar la evolución -LL- >-LD-: hay vocablo árabe zalda ('suelo árido y duro'), derivado de azlad ('ser duro el suelo') (117). De todas formas, no es necesario recurrir al árabe para explicar el paso -LL- a -LD-: Elda queda dentro de la zona castellano-hablante de la Región Valenciana, y Novelda, junto a un conocido enclave de habla castellana, formado por los términos de Aspe y Monforte, dentro de la zona valencianoparlante. Lógicamente la evolución ha de responder a la normativa general del castellano, esto es, paso de -LL- a -LD-. A pesar de todas estas constantes tentaciones, creo que razones históricas y lógicas invitan a tener en cuenta la interpretación que en otra ocasión rechacé —por parecer demasiado fácil y lógica— (118), y que luego reconsideré cuando vi que F. B. Molí apuntaba solución pareja (cfr. MOLL, Dice). Me refiero —claro está— auna interpretación que parta del etymon Nova Ella. Voy a explicarme: Ya en el artículo anterior dejaba sentado, a propósito del topónimo Elda, que por influjo del árabe, el viejo nombre ELOIELLO se pronunciaba Ella, lo mismo que DIANION pasaba a Denia. Pues bien, una base etimológica Nova Ella explicaría perfectamente—a nivel filológico—el origen de Novelda. Ahora bien, necesitamos apoyo histórico para poder proponer esa base, y ese apoyo lo tenemos en parte: Sabido es que el dominio bizantino del oriente hispánico, iniciado en el año 554, tenía por capitalidad cultural Cartagena; que Leovigildo expulsó a los bizantinos de diversas zonas de la región valenciana en el año 578; que en Elda y Denia—sin embargo—permanecieron hasta el año 624. Asimismo sabemos que ELO deja de ser mencionada en los postreros años de la época visigótica, cuando ya su sede episcopal sería transferida al obispado más próximo, el de ILICI (119). Se cree, incluso, que ELO fue destruida, como muchas otras fortificaciones alicantinas, en época de Witiza, cuando el penúltimo de los reyes visigodos ordenó desmantelar castillos y fortalezas en esta comarca, para evitar levantamientos de los que todavía simpatizaban con los bizantinos expul- 33 sados(120). Esta posible, y hasta probable, destrucción de ELO podría muy bien explicar una NOVA ELLO cercana, que sería denominada Nova Ella más tarde, en época del nacimiento del romance, por influjo de la pronunciación árabe, con grafías paralelas a las de Elda, tal como anteriormente hemos visto. El hecho de incluir el topónimo dentro del epígrafe de lo prerromano se debe simplemente a que la actual estructura contiene el elemento —ELDA, de indudable origen prerromano como quedó demostrado en el anterior artículo—. Corominasnodudaen alistar Novelda entre los topónimos de naturaleza mozárabe (cf r. COROM., Estudis, 1,255), sin duda por la presencia del grupo consonantico (Id), procedente de (-LL-), cuando lógicamente cabría esperar resultado (II). La arqueología no permite remitir la correspondiente población a una época concreta anterior al dominio musulmán: quedan tan sólo vestigios de cerámica árabe y restos de arquitectura —también árabe— en el castillo de La Mola. TOLLOS El topónimo Tollos denomina una población situada en la falda del Tossal (121), monte de 773 m. de altitud, cercana a la carretera Alcoy-Benisa (122). Pero también designa a veces el río que recorre la Valí de Seta, sin duda porque tiene su nacimiento en Tollos, y de ahí lo de «río de Tollos». A nivel de documentación, hallamos registrado el topónimo a mediados del siglo XIII: 1244 «Tollo» (123). También el Repartiment se hace eco de esta voz geográfica: 1248 (Donac. de Jaime I en favor de Pedro de Lérida y otros siete compañeros) «...tibí P. de llerda, V iovatas; et unicuique aliorum, lili iovatas in termino de Toyllo, alcheria de Seta» (Repart., II, as. 1051). 1268 (Donac. a Gonzalo Ferrando) «...VIII iovatas terre in Tollo, Ínter Serrellam et Fontavaram» (124). No dispongo de documentación medieval con posterioridad a esta fecha. En el s. XVI, al erigirse la parroquia de Benimasot, se le dio por anejo el lugar de «Tollo», habitado por moriscos (cfr. SANCHIS, Womenc/., p. 402). En laépocadeEscolano (125) figura «Tollo» entre los pueblos del «valle de Ceta» (126) (cfr. Décadas, II, p. 597). Todavía las Trovas de Mosén Febrer escriben «Tollo» (Trov., 58). La forma pluralizada Tollos es muy tardía: el padrón demográfico de hacia 1735 adjudica a «Tollos» 13 vecinos (cfr. CAMARENA, Padrón, p. 54). En 1795 Cavanilles asigna para «Tollos» un total de 40 vecinos (CAVAN., Observ., p. 320). Las escasas grafías documentales de época temprana son suficientes para esclarecer la etimología del topónimo: nos hallamos ante un importante elemento de substrato prerromano, la voz *t u 11 o s, que algunos autores han considerado céltica, generadora de vocablos diversos en 34 países del occidente europeo: El catalán toll 'hoyo o lugar profundo en un río', 'charco', 'tojo', 'gorg', y el castellano dialectal fo//o (mismo significado) guardan, en opinión deCorominas, evidente relación con el antiguo irlandés toll 'hueco', 'agujero', con el gales twll, y con el bretón toull 'agujero' [y estamos dentro del mundo geográfico de lo céltico). Todos estos vocablos nos remiten a una base antiquísima *t u 11 o s, con una forma más arcaica aún, *t u k s-l o s, emparentada con el eslavo antiguo is-tüknati, 'excavar' (cfr. COROM., Tópica, II, p. 209 y DCEC, art. tollo) (127). Tollos tiene por base fo//o, y por pariente más próximo toll, en el sentido arriba descrito, vocablo documentado en el s. XIV (128), y que constituye la base de diversos topónimos en tierras valencianas y catalanas: en la Región Valenciana, El Toll: una parte del arrabal de Castellón de la Plana; El Toll: lugarejo del término Serra d'en Garcerán. En territorio catalán hallamos El Toll (campo de Tarragona), Clot del Toll (en LaGarrotxa), Riera del Toll (afluente del Fluviá), Carrer del Toll (Prat de Llobregat)(129). El topónimo alicantino acusa la presencia de un elemento mozárabe: la conservación de-o (final) en territorio donde—lógicamente—debiera haber caído. La forma 7"o//os no corresponde al plural de toll [que exige tolls], sino al de fo//o (Tollo en la documentación), lo mismo que El Tollo (barranco en Liria) (130). En cuanto a la grafía «Toyllo», nada hay que objetar: frecuentemente los escribas medievales ponen (y) ante (II) [cfr. en COTELLES las grafías «Coteylas», «Coteillas», «Coteilas», para el topónimo Cotellas. Cfr. asimismo la grafía «Torbayllos» en topónimo TURBALLOSJ; no constituye, por tanto, un elemento perturbador de cara a la etimología. TORMOS Tormos es el nombre que recibe una población situada al pie del monte Resingles, y cercana al río Girona, en el partido judicial de Pego. Aunque la ERV. afirma que carece de antecedentes históricos interesantes, de cara a la toponimia sí que los tiene, pues aparece repetidamente mencionado el nombre en documentos medievales, desde finales del s. XIII: 1276: «Tormos» (131). 1290: la alquería de «Tormos» pasa, por donación, a posesión de Jaime de Linars (SANCHIS, Nomencl., p. 403). 1297: «Tormos» (OLMOS, Pergam.). 1303: la alquería de «Tormos» pasa a poder del fisco (SANCHIS, Nomencl., p. 403). En un documento de 1373, relativo al censo del morabatí, hallamos en término de Alahuir un tal «Azmeta/ Tormoxí», que contribuye con «Vil sous» (cfr. CAMARENA, Docs., p. 32). Pues bien, «Tormoxí» representa un gentilicio de nuestro topónimo: la forma cognominadora «al Tormoxí» tiene sentido denominador de oriun- 35 dez ('el de Tormos') (132). 1489 «Thormos» (ARV., Real 652, fol. 21). 1499 (Impuesto del morabatí) «Tormos» (ARV., Maestre Racional, 10880). Fuera ya del ámbito medieval, la grafía se mantiene igualmente inalterable: Documentos eclesiásticos del s. XVI nos muestran que «Tormos» constituía en 1535 un grupo minúsculo de población morisca dependiente de la iglesia de Orba; en 1574, de la de Sagra, y en 1578, de la de Ráfol de Almunia, con un total de 13 casas en esta última fecha (cfr. SANCHIS, Nomencl., p. 403). 1609 (Relación de casas de cristianos nuevos) «Tormos», 34 casas (BORONAT, Moriscos, I, p. 442). 1625 (Memoria de Censales) «Joan Bautista Cátala, cuyo se dize ser el lugar de "Tormos"» (Id., II, p. 674). El padrón demográfico de hacia 1735 asigna a «Tormos» 27 vecinos (cfr. CAMARENA, Padrón, p. 60). En 1795Cavanilles (cfr. Observ., p. 320) concede al lugar de «Tormos» un total de 55 vecinos. Desde el punto de vista filológico, Tormos conecta con un conocido elemento de substrato prerromano, el vocablo *t u r m o 'peñasco', 'elevación rocosa suelta', 'terrón', 'protuberancia'..., que deja abundante representación toponímica en todo el occidente europeo y cuenta con voces comunes vivas todavía, como el castellano tormo y el catalán form, con idéntico carácter significativo (133). No voy a entrar en comentarios sobre las interpretaciones etimológicas de la base tormo. Remitiré al lector a la excelente exposición de Juan Corominas en su (DCEC) (134). En otra de sus obras el autor se inclina por el origen celto-indoeuropeo de! vocablo (cfr. Estudis, II, 134), opinión totalmente admisible, si tenemos en cuenta el área de extensión geográfica de los representantes toponímicos, muy en consonancia con el marco tradicionalmente concedido a las lenguas célticas. En lo que no estoy de acuerdo con el ilustre filólogo es en conceder a Tormos (nuestro topónimo) posible origen celto-indoeuropeo (Estudis, I, 227). Se trata, sin duda, de un topónimo fundamentado en un vocablo de origen prerromano, pero no —necesariamente— de un topónimo prerromano: pudo surgir con posterioridad al advenimiento del latín vulgar, y probablemente no sea anterior a la época visigótica. Respecto a la representación toponímica del vocablo en territorio español, basta con apuntar su extraordinaria abundancia: Hay Tormaleo (Asturias), Tormantos (Rioja), Tormaos (La Coruña), Torme (Burgos) (135), Tormé (Valencia-Domeño), Tormellas (Avila), Tormes (pueblo y río en Avila), Tormillo (Huesca), Tormillos (Soria y Burgos) (136), El Tormo (Castellón) (137), El Tormón (Teruel), Tormos (Alicante y Huesca), Els Torms (Lérida) (138). Idéntica formación tendrán también Turmeda (Lérida), Turmell [Sierra del] (Castellón) y Turmiel (Guadalajara) (139). La mayoría de estas voces geográficas cuentan a la hora de su interpretación con los datos favorables de la topografía (cfr. MADOZ). Las circunstancias topográficas del topónimo alicantino no pueden ser más pertinentes (cfr. FIGUERAS, Alicante, p. 1100). 36 El topónimo ha sido interpretado como mozárabe, en razón de la falta de apócope de la -o (final), que —lógicamente, y como ocurría con el topónimo anterior— debiera haber desaparecido. Ahora bien, lo de mozárabe no ha de entenderse en un sentido radical que suponga que el topónimo nació en época mozárabe. Los llamados mozárabes no harían sino mantener viva e inalterable una voz procedente de otros tiempos. TURBALLOS Con el nombre de Turballos es conocida una aldehuela del Condado de Cocentaina, ya casi despoblada (140), perteneciente al término jurisdiccional de Muro (141), y situada al pie de la falda del Benicadell. Hallamos documentado el topónimo desde mediados del s. XIII: 1247 (Donac. de Jaime I a P. Bosch, Justicia de Xátiva) «alcheriam que dicitur Torbayllos, totam integre per hereditatem francham, exceptis furnis et molendinisxffíeparf., II, as. N.° 839). A partir de esta fecha se produce una laguna documental, y no volvemos a encontrar mencionado el topónimo hasta el s. XVI. En documentos eclesiásticos relativos a creaciones y reajustes parroquiales, volvemos a conectar con esta voz geográfica, a propósito de la fundación de la iglesia del vecino Gayanes: 1535 «Torballos» contaba con 11 casas de moriscos (cfr. SANCHIS, Nomencl., p. 410). 1564 (escribe Viciana) «En Alcoceret ay un castillo, y otro en Penella, y otro en Toruallos» (Chron., II, fol. 48 v.). 1609 (Relac. de casas de cristianos nuevos) «Torballos», 40 casas (cfr. BORONAT, Moriscos, I, 439). 1609 (entre los lugares confiscados a moriscos) «Torballos» (JANER, Condic. soc. Morisc, p. 326). Hasta esta fecha todos los testimonios documentales habían escrito la voz geográfica con radical TORB-. A partir de esta época topamos con testimonios que acusan ya el debilitamiento vocálico, y la consiguiente grafía TURBALLOS: El padrón demográfico de hacia 1735 adjudica a «Turballos» un total de 13 vecinos (cfr. CAMARENA, Padrón, p. 54). Y esta forma es la que se mantiene inalterable hasta nuestros días: en 1795 Cavanilles concede a «Turballos» 18 vecinos (cfr. Observ., p. 321). A nivel filológico nos hallamos ante un topónimo no del todo transparente, que ofrece trabas y obstáculos al estudioso. F. de B. Molí no arriesga etimología alguna (cfr. su Dice), y otros filólogos que lo mencionan tan sólo se fijan en los rasgos fonéticos de tipo mozárabe: Joan Coromines, por ejemplo, incluye «Turballos» (t. de Muro) entre los que integran la larga lista de topónimos mozárabes (cfr. sus Estudis, I, p. 254); por su parte, R. Menéndez Pidal alude a la grafía del Repartiment antes mencionada («Torbayllos») como caso de conservación de-o (final) entre los mozárabes (cfr. Oríg., 36, 4). 37 Es evidente que presenta características mozárabes. La conservación de-o (final) en una zona en la que debía haberse perdido le empareja con otros topónimos, dentro y fuera del territorio alicantino, del tipo de Gorgos, Tollos, Tormos, Petracos, Chodos, Museros... (o en su vertiente de estructura singular, Armanello, Campello, Ebo, Llombo, Muro, Pego, El Toyo, Domeño, Tormo...) (142). En cuanto a la ya comentada grafía «Torbayllos», con aparente ditpong. -ai- entre los mozárabes, constituye tan sólo un fenómeno gráfico, creo que sin trascendencia fonética alguna: ya vimos en el topónimo TOLLOS los casos de «Toyllo» y «Coteyllas», pero el empleo de(y)l(i) ante(7/; parece muy extendido: «Cayllosa» en 1248-1249, «Caylosam» en 1248 [para Callosa d'Ensarriá]; «Cayllosa» en 1296, «Caylosa» en 1329 [para Callosa de Segura]; «Cuillar» en 1213 y 1235, «Cuyler» fin. s. XIII [para Culla]; «Cuyllera» \ 1240, «Cuylera» en 1249 [para Cullera]; «Suylana» en 1237, «Suilana»er\ 1238, «Suyllana» en 1237 [para Sollana]; «Castayla» en 1270 y 1316, «Castailla» en 1276 [para Castalia]... Insisto en que quizá no se trate de presencia del diptongo mozárabe-a/-, sino de una simple tendencia a escribir (y)/(i) ante el grafema (II). De hecho, y a tenor de las grafías, podríamos hablar de más de un diptongo, pues aparecen también -ei-, -oi- y -ui-. Si incluyo el topónimo entre los que presentan elementos o formantes de origen prerromano, no es —evidentemente— por razón de sus rasgos mozárabes, sino por razones distintas. Hemos observado que la vocal pretónica—tendente con frecuencia a la vacilación— ha producido, aunque muy tardíamente, su efecto: de la forma Torballos se ha pasado a la forma Tu rballos, tal y como demuestra la documentación. Por lo mismo no podemos fiarnos demasiado, ya que la escasa consistencia fonética que presentan las vocales átonas puede llevarnos a falsas interpretaciones. Acaso la verdadera raíz de nuestra voz geográfica no sea tampoco Torb-, sino Tarv-, y conecte con nombres y topónimos de claro origen prerromano, como el céltico Ta r v o s (143). Es sólo una hipótesis, y no entra más que en lo posible. Lo cierto es que el radical Torb-ÍTorv- no conecta con topónimos conocidos (144). Es necesario buscar la etimología por camino diferente: la existencia de los topónimos Tormellas (Avila), Tormillo (Huesca), Tormillos (Soria y Burgos), Turmell (Castellón) y Turmiel (Guadalajara) —voces geográficas todas estructuradas sobre una forma diminutiva de tormo— nos puede llevar hacia una pista de interpretación. Acaso Túrbanos [«Torballos»] constituye una de esas voces con estructura alternante (B x M) [recuérdese lo dicho sobre alternancia B/M en el topónimo CARAMANCHEL], y se halle ligada a una base 'TORMALLI'TORMALLO, derivado también de tormo. Filológicamente no repugna la realidad del fenómeno de la alternancia, confirmado en la toponimia de la zona. Fonéticamente quedaría a salvo la evolución del nombre, habida cuenta de que Torballos I Turballos representaría un plural —lo mismo que el Tormellas oe\Tormillos. Finalmente, desde el punto de vista topográfico, 38 nos hallamos con que el pueblo se halla ubicado al pie de la vertiente meridional de la sierra denominada Benicadell, que presenta una enorme cortina de peñascos y crestas visibles desde cualquier punto del Condado. No podía cuadrar mejor con la semántica de tormo, tal y como se dejó apuntado en el topónimo anterior. Tampoco quiero cerrar puertas a otras posibles interpretaciones, desde fenómenos fonéticos propios de nuestra región. La alternancia NY ILL también es rasgo propio del valenciano: Mareny (nombre de al menos tres núcleos de población cercano a la Albufera de Valencia, y nombre genérico del marjal costero) es pronunciado con mucha frecuencia en Valencia y en Gandía [Marell]. Pues bien, acaso Turballos («Torballos») se nos presente como estructura toponímica plural de TORBANY: Torbany es el nombre de un riachuelo que desagua en el río Fluviá; y Turbany [otro caso más de alternancia] es apellido todavía vivo (cfr. MOLL, Dice). Torbany y Torballos parecen guardar relación directa, habida cuenta de esta posible alternancia (145), y habida cuenta también de la conservación de -o (final) en el caso de Torballos, fenómeno típicamente mozárabe. Que el lector baraje las hipótesis que aquí se le ofrecen como camino, sólo como camino, y que escuche luego la voz de su serena intuición. 39 NOTAS (1) Cfr. Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, Departamento de Historia Medieval, N.° 3, Alicante, 1984, pp. 7-56. (2) Vid. sobre el particular LATORRE NUEVALOS, F.: Pueblos y ciudades en la Valencia Antigua. Temas Valencianos, 38. Valencia, 1979. (3) AVIENUS, Ora Marítima, v. 472. (4) STRABON, Geograph., III, 3, 6. (5) P. MELA, Chorograph., II, 91-94. (6) PTOLOMEO, Geograph., II, 6. (7) ANÓN. RAV., Libro IV, 42. (8) Ibid. (9) ANÓN. RAV., Libro V. (10) Geogr., de Guido de Pisa. (11) ANÓN. RAV., Libros IV, 42 y V, respect. (12) PTOLOM., Geograph., II, 6. (13) Ibid. (14) ANÓN. RAV., Libro V. (15) Cfr. El Archivo, 1890, p. 66. (16) Entre los eruditos consultados por Gaspar Escolano se hace alusión frecuente a Abraham Ortelio, Annio Viterbiense, Lucio Marineo Sículo, Molecio, Estéfano, el Maestro Núñez, Juan Pérez, Ambrosino Calepino, José Esteban, Beuter, Lorenzo Amania, el Gerundense, Navagerio, Nigro, Bartolomé Antiste, Gerónimo Paula, Florían de Ocampo, Morales, Mariana, Volaterrano, Carolo Clusio, Gaspar de Loysa, Gil Pérez, Gregorio Agrícola, Melocio, Tarafa, el moro Rasis, el Maestro Muñoz, Marieta, Palmireno, Sabélico, Medina, el Obispo Miedes, San Gregorio Turonense, Gemma Frisio... Asimismo se alude con frecuencia a la famosa Hitación de Wamba(cfr. ESCOLANO, Décadas, II, cap.s l-XX). F. Figueras Pacheco trata de reconstruir el mapa de localización de todas estas ciudades o pueblos, con arreglo a los conocimientos de la Historia y la Arqueología de su tiempo. Vid. Provincia de Alicante, p. 146, y comentario en pp. 148-57 (dentro de la obra general dirigida por F. Carreras Candi: Geografía General del Reino de Valencia). (17) Las inscripciones monetales ibéricas transcritas LAURO vGILI parecen corresponder a dos cecas situadas en la zona de SAGUNTUM. Se sospecha que GILÍ puede corresponder a la actual G//ef, y LAURO viene tradicionalmente localizándose en Liria (cfr. arriba LATORRE, Pueblos..., p. 24). (18) Tal vez pudiera encontrarse una razón fácil de su desaparición en la supuesta destrucción de núcleos poblados llevada a cabo por algunos gobernantes godos. Lo cierto es que ni tan siquiera aparecen en los Cronicones árabes. (19) Resulta necesario mencionar algunos. Sobre nuestros antiguos pueblos, en general, vid.: BERTOLDI, V., «La Iberia en el substrato étnico-lingüístico del Mediterráneo Occidental», en Nueva Rev. de Filol. Hisp., I, 1947, pp. 129-147. «Problémes de substrat», en Su//, de /a Socíété de Linguistique, XXXII, 1931, pp. 93-184. BOSCH GIMPERA, P.: Etnología prehistórica de la Península Ibérica, Santander, 1922. 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(21) Tradicionalmente se venía fijando en las provincias de Zaragoza, Guadalajara, Logroño, Burgos, Soria y parte de las de Palencia, Valladolid, León y Salamanca. Vid. sobre el particular el mapa correspondiente a las ciudades del conglomerado celtibérico en WATTENBERG, F., «Los problemas de la cultura celtibérica», en / Symposium de Prehist. de la Península Ibérica, Pamplona, 1960, pp. 151-179. Hoy no se duda en incluir la antigua Contestania en el marco de lo celtibérico. De todas 41 formas, «lo celtibérico» es algo más que una acuñación con incidencia en un marco geográfico concreto: es —ante, todo— un ámbito de convergencia de viejas culturas y lenguas. (22) DIAGO, F., Historia de los Condes de Barcelona, II, c. 152. (23) Maigmó es, en efecto, un topónimo árabe, fundamentado en el nombre de persona Maimün. Como orónimo aparece documentado en 1297 (Delimit. término de Alicante) «...sube al barranco arriba del Maymon y del Maymon a las vertientes de la sierra...» —traslado notarial del s. XIV— (cfr. DEL ESTAL, J. M., Conquista y anexión, p. 365). Musulmanes de nombre Maymon aparecen con frecuencia en la documentación medieval de tierras alicantinas o limítrofes con las alicantinas: 1373 (Censo de la villa de Gandía) «En Maymó Maguerolla», «En Maymó Rochit» (CAMARENA, Docs., pp. 26 y 29). 1383 (Contrato de arriendo) «Maymó Altara» (Id., p. 5). 1381 (Censo de «fochs» de musulmanes) «Maymó Calbo», «Maymó Cortoní», «Maymó Dotzena» (Id., p. 51). 1385 (Casas habit. en Real de Gandía) «Maymó Benasena», «Maymó Qot», «Maymó Alaycar»...(Id., p. 57). 1391 (Impuestodel morabatí) «Maymó Zomicia», «Maymó Morit», «Maymó Hualit», «Maymó Abenharaig»... (Id., 59 y ss.). Y más cerca del lugar que nos ocupa: 1409 (Musulmanes Coll de Rates): «Maymó Rage»,enel Raval de Callosa d'en Sarria (MATEU, Nómina, p. 316); «Maymó Almacri», en la alquería de Algar (Id., 320); «Maymó Finestratí», en el Raval de Cotes (Id., 331). 1446 (Asistentes a mezquita de Novelda) «Ali Maymon" (SALA CANELLAS, Novelda, p. 35). 1493 (Asist. a asamblea de la misma mezquita) «Hamet Maymó- (Id., 38). (24) DIAGO, F., H." Condes Barcelona, II, c. 152. (25) Acaso Escolano se esté refiriendo al nombre de Maymó, recogiendo la opinión de Diago. (26) No sé hasta qué punto será verídico este dato. Resulta curioso que también en Simat de Valldigna (Valencia) haya una fuente conocida con el nombre de Agost. De todas formas, a nivel filológico^guasf nos parece una corrupción de Agost, aceptable en época morisca; pero no es posible aceptar que Agost proceda de Aguast, como pretenden los autores. (27) Cfr. MOLL, Dice, I, y/E.fl.V., artíc. Toponimia romana. (28) G. ROHLFS, «Sur una couche préromane dans la toponymie de Gascogne et de l'Espagne du Nord», en Rev. Filol. Esp., XXXVI, pp. 209-256. (29) Cfr. HURTADO ALVAREZ, E„ Los valles de Seta y Travadell (Bosquejo geográticohistórico), Alicante, 1976, p. 85. (30) Otros pueblos del mismo valle eran: Beniaisó, Cuatretonda, Costurera, Beniasmet, Benimasot, Tollo [Tollos L Capamona [Capaimona ], Ratalet de Beniarco, Facheca y Famorca, y en ellos habitaban 200 familias de musulmanes. (Cfr. SANCHIS, Nomenclátor, p. 88.) (31) (Id.). (32) La edición (Valencia, 1901) reza «Valdegeos». Ha de ser [Valdeseta] (esto es, Valí de Seta). (33) «Dos esculturas —escribe Ernesto Hurtado— que se conservan en el Museo de Prehistoria de Valencia; una bicha a la que falta la cabeza y patas, y de la otra sólo se conservan los cuartos traseros; y un relieve que representa una divinidad domadora de caballos, posiblemente Epona, que por su iconografía parece ya de época romana» (HURTADO ALVAREZ, E., Los Valles de Seta y Travadell, p. 86). (34) Sanchis Sivera (cfr. Nomencl., p. 162) confunde ambos topónimos, al asegurar que Cayrola fue en tiempo de los musulmanes un castillo perteneciente al moro Alazrach. El dato debe ir referido al Querola, que luego comentaremos, que—en efecto—figura como uno de los ocho castillos del Pacto de Alcalá (1244). De igual modo debe ser errónea la atribución a Cairola de la grafía documental «Laquarola», que—lógicamente— debe ir igualmente referida a Querola. Sin embargo, distingue claramente ambos topónimos en otras páginas de la misma obra; así, en laspp. 150,220 y 437 es claro que se refiere a Cairola, mientras que en la 358 alude a La Querola (del Valle de Alcalá). Ya P. Guichard se ocupó del prpblérria'de identificación de uno de estos topónimos: A raíz de la documentación del siglo XIII ofrecida para Querola, hacía este oportuno comentario: «No conozco documentación posterior sobre este castillo, situado cerca de Tollos, y cuyo término lindaba con el Seta, y al parecer se confundía con este último. Se considera generalmente que se trata del despoblado de la Careóla o Cairola, situado a 2 Km. al oeste del lugar de Beniaya, del valle de Alcalá. Sin embargo —y aquí topamos con una pequeña objeción— este poblado parece haber pertenecido más normalmente a dicho valle, y forma parte de una unidad geográfica distinta a la del valle de Seta. Además, cabría explicar por qué su término fue segregado de la unidad inicial, constituida en señorío para Roger de Lauria y su madre. Por fin, la topografía de la Careóla de Beniaya corresponde mal al esquema acostumbrado de los 42 husun o castra musulmanes de Valencia» (P. GUICHAR, «Los castillos musulmanes del norte de la provincia de Alicante», en Anales de la Universidad de Alicante, Historia Medieval, N.° 1, Alicante, 1982, p. 44), La distinción, con todo, es muy clara. Los datos de tipo eclesiástico ofrecidos por el propio Sanchis Sivera—dejemos de lado la confusión inicial— son realmente valiosos para corroborar esta radical diferenciación geográfica de uno y otro topónimo. Finalmente tenemos el testimonio de Figueras Pacheco, quien alude al barranco de La Escurrupenia, «situado —dice—en la partida de/a Alquerola», lugar que responde perfectamente al sistema defensivo que postulaba P. Guichard, y que cuadra con la Querola, no con Cairola (cfr. FIGUERAS PACHECO, F., Alicante, p. 762). (35) «Hoy —añade el autor— se tiene como despoblado, y su destrucción se debe a la expulsión de los moriscos» (Id.). La anexión parroquial a Bisbilim afectó a otros lugarejos, como Serra, Benixuayp, La Solana y Benifeyt. (36) No sé qué le lleva al autor a esta inclusión dentro de la posible toponimia musulmana; acaso el parentesco con topónimos de origen camita, comoKairo, del que—aparentemente— Cairola representaría una forma diminutiva. Pero, como veremos luego, ladiminutivación que acusa Cairola parece buscar explicación etimológica por diferente camino. (37) «Sobre un gran quer que ha en lo conch de Vingrau», cit. por MOLL (Dice). (38) Quer: antiguo castillo en el condado de Ausona; nombre de un lugarejo en la comarca de La Garrotxa; El Quer (o Querforadat), pueblecito en la sierra del Cadí. A estos habría que añadí r otros en los que el vocablo quer aparece generando voces geográficas compuestas, del tipo de Queralbs [quers-albs], Oueralt [puer-altl Querforadat [guer-foradat), Dosquers [dosquers], Cadaqués (cap-de-guers). Asimismo queda vinculado a la serie Querol (diminutivo de quer), vivo en la onomástica como cognomen y que registra a veces la variante Cairol. Hasta siete topónimos Querol cita MOLL (Dice.) en Cataluña. (39) La Quera, caserío en La Cerdaña, monte rocoso en Lluganés, río afluente del Ter, otro afluente del Llobregat, valles en el Vallespir, barranco afluente del Mijares... Pía de la Quera, llano en La Garrotxa (cfr. MOLL, Dice). (40) No creo que Cairola se deba a origen antroponímico, sobre la base CARIUS (nombre latino de persona) más el sufijo romance -ola, proceso que Sanchis Guarner aplica para Mariola, Oriola y otros (cfr. ERV., art. Toponimia). CARIUS es la base de Cairent (cfr. M. PIDAL, Topón. Prerrom., p. 126), correspondiente a dos topónimos valencianos, en los términos de Llanera de Ranes y Ayelo de Malferit; pero dudo muchísimo que entre en la formación de Cairola. Y quizá tampoco haya que contar con él para explicar la etimología de Oriola, aunque en el anterior artículo lo sugerí como posibilidad. (41) P. GUICHARD, «Los castillos musulmanes...», en Anales, Medieval, N.° 1, 1982, pp. 43-44. (42) Sobre esta identificación, vid. mi primer artículo (Anales, Medieval, N.° 3, 1984, pp. 50-51). Cfr. también HURTADO, Va//es de Seta y Travadell, p. 29. (43) HURTADO ALVAREZ, Va//es de Seta..., p. 189. (44) El autor comenta en la misma obra otros importantes elementos de substrato relacionados con la base CARA-, como "KAR- (prototipo—según é l — de la toponimia preindoeuropea mediterránea y que se caracteriza por un gran dinamismo de alternancias consonanticas), "KARRA- (que representaría una forma con geminación consonantica inicial sobre la misma base CARA-), y otros, del tipo de 'GAL-, 'GARR-, 'GWAR-, "YARR-... (45) Cfr. J. M. GONZÁLEZ, «"Cara y "m u n n o, términos cefalo-oronímicos», en rev. Archivum, III, Oviedo, 1953, pp. 335-48. (46) Cfr.T. BUESAOLIVER, «Laraízpreindoeuropea*K/4L- en algunos topónimos altoaragoneses», en Actes et Memoires du V Congr. Internat. de Toponymie et d'Antroponymie, Salamanca, II, 1955, pp. 137-172. (47) Las formas documentales del Carazo burgalés («Karazo» en a. 1030, «Carago» en 1047, «Carazo» en 1054,1083 y 1136, «Karaqo» en 1171... [vid. sobre el particular, A. HERRERO ALONSO, «Toponimia prerromana de Burgos», en Bol. Institución Fernán González, Burgos, N.° 189 (1977)] exigen —efectivamente— una base "KARATIU que explique la presencia de grafemas (z), (c) (procedentes de yod latina -TI-), y que responde a la base prerromana "KARA ('peña', 'roca'), como atestigua la propia topografía: el pueblo se halla próximo al gran peñón de su nombre, del que ya hablan el Poema de Fernán González y Berceo. El topónimo Carazo se repite en otros lugares: monte en Guadapeo (Salamanca); Carazón, pueblo en Guriezo (Santander); Carazuelo, pueblo en Candilechera (Soria) y montículo rocoso en Aguas Cándidas (Burgos). 43 (48) Sobre Caracuel (Ciudad Real), véase el oportuno comentario que hace R. Menéndez Pidal en Orígenes, 25, 3. (49) Compara, en efecto, el nombre de una cordillera de la Panonia antigua o Carniola moderna, Karouánkas oros en Ptolomeo, Caravanche en italiano, Karawanken en alemán, con el gentilicio antiguo hispano C a r a u a n c a (nombre de mujer en una inscripción de Aguilar de Campóo (CIL, II, 6298); Caravantius (nombre de un antiguo príncipe ¡lirio vencido por los romanos en el s. II a. C), con el asturiano Carabanzo y el madrileño Carabanchel; Ca rav a n t i s (antigua ciudad de los cavíos en lliria), con el soriano Caravanfes. El autor llega a la conclusión de que los correspondientes hispanos se deben a importación: «Estos toponímicos —escribe—, cada uno por sí, y, sobre todo, los tres juntos en grupo, Caravanca - Caravantius Caravantis, que se dan en liria y en España, pero no en territorio lígur italiano ni francés, nos indican que el pueblo ambro-lígur que los trajo a España era muy afín a los ¡lirios» (ob. cit., p. 92). (50) R. Menéndez Pidal la da como probablemente ¡lírica; nos cita el testimonio de la voz lígur medieval caraveMaía, recogida por W. Meyer-Lübke (REW, 1673 b), y nos recuerda la opinión de Hans Krahe, que también la consideraba como ¡liria (KRAHE, J., Die alten balkanillyrischen geographischen Ñamen, 1925, y Lexicón altillyrischen Personennamen, 1929. Aunque también recoge Menéndez Pidal otras opiniones, como las de Bertoldi y Alessio, que la consideran, más bien, mediterránea (vid. Studi Etruschi, Vil, 287, y IX, 133, respect.). Ya hemos hecho mención del escaso interés que despierta hoy la teoría de las supuestas invasiones (cfr. introducción). (51) Con correspondientes Carabbia y Carabietta en Como. (52) Con correspondiente Garavagna en Cúneo. (53) También esta base cuenta con numerosos correspondientes toponímicos a lo largo y ancho de la geografía española: Garaballa (Cuenca), Garabanes [S. Pedro dej (Orense), Garabelos [S. Juan dej (Orense), Garagarza (Guipúzcoa), Garoña [Sta. M." dej (Burgos), Ojo-Guareña (Burgos), y un largo etcétera... (54) F. MATEU LLOPIS, «Nómina de los musulmanes de las montañas del Coll de Rates, del Reino de Valencia, en 1409» (según el Libro de la Colecta del Morabatí del baile de Callosa)», en Al-Andalus, Vil (1942), pp. 299-235. En la abreviatura emplearemos en adelante (MATEU, Nómina). (55) El propio autor se encarga de la identificación de «Cotes» con Cofa; «No es—dice— ninguno de los tres que cita el Nomenclátor de Sanchis Sivera: debe identificarse con el despoblado Cofa, que cita el Nomencl. de Sanchis como cercano a Finestrat» (ibid.). (56) Vid. Toponimia Prerrománica Hispana, Gredos, Madrid, 1968, pp. 267-275. Cfr. igualmente su obra Orígenes del Español, parágr. 85. (57) «Aunque muy aislado al este de la Península, parece derivado de nuestra variante 'c otta un grupo de nombres que se halla en las provincias de Valencia y Alicante: Cofa, Cotalba, Cotes, Cotelles. Ningún pueblo de nombre semejante me es conocido en la provincia valenciana de Castellón, ni en la de Baleares, ni en las cuatro provincias de Cataluña» (Topón. Prerrom., p. 274). (58) En Cataluña existen topónimos La Cot, 3; Les Cots, 1; MasdeCots (cfr. MOLL, Dice). Ahora bien, estos topónimos proceden del lat. c ó f e ('piedra'); no guardan relación con *c p f f o / *c p f f a. Hespecto a Cotalba, otro de los topónimos mencionados por R. Menéndez Pidal, vid. mi estudio: Aportaciones a la toponimia de la Conca de La Safor, Publicaciones del Instituto «Duque Real Alonso el Viejo», de Gandía. Gandía, 1983, pp. 33-34. (59) CARDONA IVARS, J. J., y otros: Avance al Estudio de la Toponimia de los Términos Municipales de Benisa, Senija, Jalón, Lliber, Gata de Gorgos y Benitachell, Valencia, 1976, p. 45. (60) (Id., p. 64). (61) Ya Sanchis Sivera, comentando el texto —él sigue normalmente a Bofarull—, se pregunta si no será Cota (cfr. Nomencl., p. 205). Pero no se corresponde con ninguno de los Cofa conocidos, y —lógicamente— ha de corresponder al topónimo en estudio, puesto que el Repartiment lo sitúa en término de Xaló. (62) José Camarena Mahiques interpreta este último topónimo, La Cuta, desde una base L'Acuta, que explica por el perfil estrecho y encrestado que presenta la Sierra de Azafor, frente al de la Serra Grossa, que corre paralelamente a ella (cfr. J. CAMARENA MAHIQUES, «Toponimia e historia en el distrito de Gandía», en Anales del Centro de Cultura Valenciana, Valencia, 1973, p. 73). 44 No cabe duda que es una posibilidad; ahora bien, La Cuta denomina la cima del monte Azafor, no la cadena montañosa, larga y estrecha que viene de la Manola. (63) HUICI, A., y CABANES, A., Documentos de Jaime I de Aragón (1237-1250), vol. II, Valencia, 1976, p. 84. (64) El Cores del Valle de Cárcer aparece en la documentación medieval con las grafías ••alquería de Cota» en 1238 (flepart., I, as. 734), «alqueriamdeCofa»(7d., II, as. 89), «alcheriade Cofa» (Id., II, as. 952); «alqueriam de Cofes» en 1243(7£wd., as. 206); «Cofes» en 1339, «Cofes» en 1489, «Cofres» y «Cofes» en 1564 (VICIANA, Chrónica, II, fol. 54 r., III, fol. 9 v.), «Cofes de Blanes» (Id., III, fol. 147 v.); «Cotes» en 1609 (BORONAT, Moriscos, 1,438); «Cofes» hacia 1735 (CAMARENA, Padrón, p. 50). El desaparecido Cofes (término de Algemesí) aparece documentado como «Cofes» en 1471 (cfr. SANCHIS, Nomencl., p. 200). (65) El vocablo cof ('piedra de afilar') deja en Cataluña descendientes toponímicos: La Cot (3 en Cataluña), Les Cots (en Olot), Mas de Cots (Campo de Tarragona) (cfr. MOLL, Dice), cosa que no ocurre con *c o f f a, como ya observaba anteriormente Menéndez Pidal. (66) Cfr. CARDONA IVARS, J. J., Avance al estudio de la toponimia..., p. 64. (67) «Que por estar casi juntos —advierte Sanchis Sivera— forman un solo lugar» (SANCHIS, Nomencl., p. 200). (68) Ya en otra ocasión ofrecimos esta posible etimología, cfr. CABANES, M. D.; FERRER, R.; HERRERO, A.: Documentos y datos para un estudio toponímico de la Región Valenciana, Valencia, 1981, p. 267. (69) Sobre el topónimo Ebro, vid. mis estudios documentados «Hidrónímos arcaicos en la geografía castellana», en Hispania Antiqua, Valladolid, 1976, y «Toponimia prerromana de Burgos», en Bol. Institución Fernán González, de Burgos, N.° 190 (1978). (70) Cfr. sobre esta voz, M. PIDAL, Topón. Prerrom., p. 219, y COROM., Tópica, I, p. 90 (71) Cfr. M. PIDAL, Topón. Prerrom., 218-219. (72) (Id., 218). (73) (Ibid.). Obsérvese la similitud externa que guarda con la grafía «Evol» del topónimo alicantino. (74) Cfr. M. PIDAL, Topón. Prerrom., p. 122. (75) (Id., pp. 122 y 163). (76) (Id., p. 111). (77) Vid. lo que sobre estos dos topónimos dejamos ya dicho en el artículo primero Anales. Medieval, 1984, pp. 35-38. (78) Cfr. MICHELENA, Apellidos Vascos, Burgos, 1963, p. 102, quien deriva de esta base diversos apellidos vascos, algunos de origen toponímico. (79) Id., p. 102; M. PIDAL, Topón. Prerrom., p. 150. (80) Cfr. MICHELENA, Apell., p. 135. (81) Ibid. (82) Sanchis Sivera asegura que en tiempo del Beato Patriarca existían en el valle hasta 16 pueblos (cfr. Nomencl., 438). (83) Cfr. P. GUICHARD, «Los castillos musulmanes del norte de la provincia de Alicante», en Anales-Medieval, N.° 1 (1982), p. 35. (84) La grafía «Galiners», con que aparece en las diversas ediciones del Repartiment, debe constituir una cacografía, debida seguramente al influjo analógico de «Galiners», correspondiente a Galliners [pueblecito leridano del partido judicial de Trempj, que figura también en el Repartiment (cfr. I, as. 68). (85) «Dándole los castillos de Alcalá y de Gallinera —escribe J. Sanchis— hasta que se h ubiese cobrado de sus rentas lo que le debía, y obligándole a que para la guarda del castillo de Alcalá tuviese seis hombres y dos perros, que hacen un hombre; y en el castillo de Gallinera quince hombres y seis perros, que hacen tres hombres, dando a cada hombre 150 sueldos de paga al año sobre las rentas expresadas» (SANCHIS, Nomencl., p. 438). (86) Carta de población dePlanesyAlmudaina, Papeles Alicantinos, N.° 12, Alicante, 1977, p. 1. (87) Códice 98 de la Biblioteca de la Catedral de Valencia. (88) «La expulsión de los moriscos—dice— despobló el valle de tal modo, que el duque de Gandía, para conservar con utilidad aquella corta porción de sus estados, traxo de Mallorca 150 familias, que repartió en los diez lugarcillos que actualmente existen, y forman tres Parroquias» [Benirrama, Benicivá y Alpatró]. Y añade el autor: «Echase de ver aún el origen de todos ellos en el acento y dialecto de sus moradores» (Observ., II, 152). Sobre la situación 45 parroquial anterior, vid. (SANCHIS, Nomencl., 438). (89) Cfr. HERRERO ALONSO, A., Aportaciones a la toponimia de la Conca de La Safor, Gandía, 1983, pp. 113-117. (90) Se trata de un monte (el dato no puede ser más significativo), que en diversos documentos del Cartulario de S. Cugat aparece latinizado así: a. 986 «...et in montem Gallinario» (RIUS, Cart. S. Cugat, I, p. 149). 998 «...pro alias vineas qui sunt in Montem Gallinarid» (Id., 284). 1095 «...infra terminis Monte Gallinaria» (Id., II, p. 418). (91) Cfr. HERRERO, ALONSO A., Aportaciones..., pp. 11-14. (92) HURTADO ALVAREZ, E., Los valles de Sefa y Travadell, p. 192. Esta misma obra ofrece más documentación relativa a los años 1369,1374,1389,1391,1407,1409..., vid. pp. 115-120. (93) Id., p. 196. Nuestro topónimo aparece en el documento ocho veces bajo la grafía «Gorgua» y tan sólo una vez bajo la forma «Gorga». No se trata de una variación fonética; la voz se mantiene siempre inalterable [Górga]. Lo que ocurre es que nos hallamos ante una vacilación gráfica del mismo fonema /g/. (94) HURTADO, Valles..., pp. 202 y 204. (95) Y advierte el autor que la o (abierta) del vocablo, tal como se pronuncia en ciertas regiones [el topónimo no constituye excepción], puede deberse a analogía del vocablo co//. (96) Escrito antiguamentegorch ygore (MOLL, Dice). El autor recoge algunos topónimos representativos de esta voz: El Gorg Negre, nombre de dos gorgs en el Roselló, El GorgBIau, estanque en Mallorca. Gorg (con variante Gorch) y Gorchs (con variante Gorhcs) perviven como apellidos: El Repartiment registra un tal «G. Gorg» (Repart., I, as. 161). (97) Según Meyer-Lübke, también el antiguo francés gourf (cfr. REW., 3923). (98) En Portugal existe río Corgo, que da cognomen a dos lugares: Alqueidóes do Corgo y Alvacóes úoCorgo (provincia de Trás-os-Montes) (cfr. L. CHAVES, «La toponymiedeseaux», en V Congreso Toponimia, Salamanca, 1958, I, p. 387). (99) Cfr. CARDONA IVARS, J. J., Avance al estudio de la toponimia..., p. 21. (100) Cfr. Sur//, de Dial. Car., XXIII, 295 y 326. Vid. también su obra Tópica, II, p. 163. (101) F. de B. Molí registra el apellido en diversos lugares de Cataluña y en Polop (MOLL, Dice). (102) R. Menéndez Pidal relaciona con el adjetivo latino/ en i s ('blando, suave') una serie de topónimos del tipo de Peñalén, Rozalén, Buzalén, Vegallén, en los que el elemento len significa 'llano' [extensión significativa del adjetivo/ é n i s por aplicación al terreno], tal como ya había observado Meyer-Lübke [REW., 4977] para otros dialectos románicos (cfr. M. PIDAL, Topón. Prerrom., p. 121). Acaso lena, llena y el adjetivo latino I é n i s representan formas dialectales distintas sobre una base común más arcaica de origen indoeuropeo. (103) Que vive entre 1179 y 1219. (104) Cfr. SALA CANELLAS, V.: Crónica de la villa de Novelda II (Novelda en el ayer), Alicante, 1976, p. 13. El castillo de Novelda perteneció a los dominios de Alfonso X hasta el tratado de Almizra, en que pasa a la soberanía del rey de Aragón. (105) «...doles et otorgóles —dice el texto castellano— que hayan por Aldeas et por sus términos, Noella et Azpe...» (cfr. SALAS CANELLAS, Novelda en el ayer, p. 12). (106) Cfr. TORRES FONTES, J.: «Testamento del infante Don Manuel», en Miscelánea Medieval Murciana, Vil, 1981, p. 17. (107) Cfr. DEL ESTAL, J. M.: Carta magna..., p. 55. (108) Cfr. DEL ESTAL, J. M.: Conquista y anexión..., p. 155, y TORRES FONTES, J., Documentos del s. XIII., CLVII. (109) Cfr. MARTÍNEZ FERRANDO, E.: Catálogo de la documentación relativa al Antiguo Reino de Valencia, 2vols., Madrid, 1934. (110) Arch. Munic. Orihuela, Libro de Priv., reg. 2588, fol. 44 (cfr. A. R. PONT: «El Infante don Fernando...», en Anales-Medieval, N.° 2, 1983, p. 64). (111) Arch. Munic. Orihuela, Act. Capit., 113b, fol. 39 (Id., p. 69). (112) Arch. Munic. Alicante, A-16-C-1,8 (cfr. SALAS CANELLAS, Novelda en el ayer, 12). (113) Gaspar Escolano (cfr. Décadas, II, p. 134) afirma que Novelda fue denominada por los musulmanes Nihuella [=Niwala], forma toponímica que, en su opinión, significaría en lengua arábiga 'tierra de leche' (?). Ya Figueras Pacheco, comentando este pasaje de Escolano, ponía en entredicho tal interpretación: «Sospechamos —escribía— que la etimología es aventurada» (FIGUERAS, Alicante, p. 1008). (114) Este sentido de 'cosa nueva' hallamos en la denominación de una de las calles de Valencia: «Calle de la Cristiandad Novella», que —según datos de Orellana— recibió esta 46 denominación el 27 de noviembre de 1409, y el motivo fue «haverse abierto por entonces aquella calle para ser habitada de Christianos, quando antes lo era de Judíos, pues estaba comprehendida en su barrio, quando se permitían en España. Por la misma causa de su abertura se llamó la dicha calle también el carrer nou..., ahora por lo común se comprehende bajo la denominación de calle de la Mar» (ORELLANA, V.: Valencia antigua y moderna, Valencia, I, 1923, p. 409). (115) En efecto, en doc. de 1379, relativo a una relación de tierras de la Huerta de Murcia que censaban a la Orden de Santiago, hallamos una tal «donna Novella, muger que fue de Bernat Sanches de Monclús» (Miscelánea Medieval Murciana, vol. VI, 1980, p. 230). (116) Correspondiente a los topónimos Elda, Setla y Novetlé. (117) Me ocuparé de este problema en un próximo artículo, a propósito de los topónimos Se//a, Setla, Celia de nuestra Provincia. (118) Cfr. CABANES, A.; FERRAR, R., y HERRERO, A.: Documentos y datospara un estudio toponímico de la Región Valenciana, Valencia, 1981, p. 107. (119) Cfr. VILLAR, J. BTA.: Historia de la ciudad de Orihuela, II: Orihuela musulmana, Murcia, 1976, p. 131. Vid. también, sobre el tema, LLOBREGAT CONESA, E. A.: Teodomiro de Oriola. su vida y su obra, Alicante, 1973. (120) Cfr. FIGUERAS, Alicante, pp. 169 y 471. (121) El Tosal de la Chona, que escribe Pascual Madoz (MADOZ, Dice). (122) Cfr. HURTADO, Los Valles de Seta y Travadell, p. 65. (123) Cfr. MARÍA, R. de: «Colecc. Cartas Pueblas», en BSCC, Vil, p. 215. (124) ACA.,Reg. 10,fol. 103 (cfr. GUICHARD, P.: «Castillos...», en Anales-Medieval, 1,1982, p. 44). (125) Que publica sus Décadas en 1610. (126) Junto a Famorca, Facheca, Balones, Capaimona, Costurera, Beniamet, Rafalet, Benimasot, Beniaisó y Rafalet de Beniaisó. (127) Acaso relacionado con el radical TOLL-se halle TOL-, que genera topónimos del tipo Toledo, Toleda, Toledillo, Toleto, Tuleto, Toletum, fundamentados en una base "t o I ¡tu, de parecido o mismo significado que "t u 11 o s. Sobre estos y otros topónimos similares, vid. M. PIDAL, Topón. Prerrom., p. 307. (128) A. 1341: «Nogos... pescar en algún (o//d'aygua». Doc. a. 1385: «Que tota persona que amalladará bestiar del toll del pex entró al pont, que pech...» (citados por MOLL, Dice). Con el sentido de 'charco de agua', 'lagunilla' el vocablo toll se mantiene vivo en diversos lugares de la Región Valenciana, como Peñíscola, Valencia, Pego, Benilloba, Valí de Gallinera, Calpe... (129) Elcastellanoy mozárabefo//o ha originado también algunos topónimos: hay Tollo en Pontevedra y Santander, laguna de Los Tollos (Cádiz), y acaso El Tollé (Murcia). Toya y Tullía exigen seguramente otra base de partida. (130) Corominas no duda en encasillar dentro de los topónimos mozárabes El Tollo (Liria) (cfr. Estudis, I, p. 253). (131) Cfr. MARTÍNEZ FERRANDO, Documentos de Pedro el Grande (cfr. Catálogo). (132) En la documentación del s. XIV, relativa a la zona de Gandía —a la que pertenece precisamente Alfahuir [el «Alahuir» citado arriba], aparecen numerosos apelativos de oriundez de este mismo tipo, denotadores de un frecuente trasiego migratorio entre los musulmanes o entre los moriscos. Así hallamos, entre otros, «AlíX/xon/» ('el de Xixona'), «AxerS/ya/r/» ('el de Biar'), «Azmet Torralbi» ('el de Torralba'), «Ayeix Perpunxení» ('el de Perputxen'), «Cat/4/acantí» ('el de Alacant'), «Qat Cotridi» ('el de Co(n)frides')... Vid. sobre el particular, HERRERO ALONSO, A., Aportaciones a la toponimia de la Conca de La Safor, Gandía, 1983, p. 22. (133) Corominas (cfr. Estudis, II, 134) observa que tormo es palabra regional en el sur de Cataluña, con el significado de 'peñasco aislado'. F. de B. Molí ofrece un dato documental del vocablo en lengua catalana: Se trata de un documento del a. 1328: «...D'aquelesfitesficaren altres la una a calg d'un tormo e altra en lo coyll prop del laurat» [BSCC, XIII, 155] (MOLL, Dice), si bien se apresura a apuntar que existe variante torm, de aspecto más típicamente catalán, y que no ha de interpretarse tormo —dentro del suelo catalán— como un castellanismo o un aragonesismo, sino que muy bien puede deberse la-o (final) a un mozarabismo. (134) Vid. también MENENDEZ PIDAL, R.: Gramática hist, y MOLL, Dice. (135) Documentado en los años 959 «¡n territorio de Torme», 1011 «Uilla Torme», 1188«¡n Torme» (cfr. A. HERRERO ALONSO, «Toponimia prerromana de Burgos, II», en Bol. Inst. Fernán González, de Burgos, N.° 189, 1977, p. 147. (136) El Tormillos de Burgos aparece documentado en 1075 «Tormiellos», «Tormellos» y «Tormillos»; 1121 «Tormellus»; 1187 «Tormiellos»; 1191 «Tormellis»... (Id., p. 153). 47 (137) Documentado en 1232 «Tormon», 1236 «Tormo», 1247, 1297, «Tormo»; 1381 «Tormon», 1439 «Tormo», 1489 «Thormo» (cfr. CABANES, M. D.; FERRER, R„ y HERRERO, A.: Documentos y datos..., p. 116, n. 39). (138) Coraminas aporta un testimonio documental antiquísimo: del año 832 (Acta de U rgel), que mencionaE/s Torms con la grafía latinizada «IpsosTurmos» (cfr. DCEC, art. tormo). (139) Habría que añadir otras voces geográficas en las queel vocabloformo participa como formante de una estructura compuesta, del tipo de La Valí del Tormo (Zaragoza) [docum. en el s. XVI como «Valdetormo» —cfr. COROM., Estudis, II, 134—], Valldetormo (Teruel). (140) Pascual Madoz le asignaba un total de 23 vecinos en 1842-46; el censo de 1910, que es el que maneja F. Figueras Pacheco, rebaja a 19 el número de familias (cfr. FIGUERAS, Alicante, p. 799; SanchisSivera, que utilizará seguramente datos de 1920, le atribuye hasta 150 habitantes (cfr. Nomencl., p. 410). El censo de 1970 (cfr. ERV.) le otorga ya tan sólo 4 habitantes. (141) Tuvo ayuntamiento propio hasta 1845, fecha en la que quedó agregado al de Cela de Núñez; pero en 1887 los términos de ambos lugares pasaron a depender jurisdiccionalmente del de Muro. (142) Algunos de estos topónimos fijarán el centro de atención de mi próximo artículo. (143) Base de explicación de topónimos como T a r v e n n a , T a r v a n n a(Thérouanne, en Galia), o nuestros Tárbena —cfr. esta voz en artículo anterior— o Tervén (Lérida) (cfr. M. PIDAL, Topón. Prerrom., p. 116). (144) Torviso (Lugo), por una parte, y los Torvisca! (Badajoz) y Torviscón (Granada) exigen una interpretación completamente distinta que nuestro topónimo. (145) Tolbaños (2 en Burgos y otro en Segovia) supondría una tercera forma toponímica en competencia; acusa alternancia RIL respecto a Torbany y a Torballos, y alternancia ÑILL respecto a Torballos. 48 VICISITUDES DEL REINO TAIFA DE DENIA EN LOS DOS TERCIOS ÚLTIMOS DEL SIGLO XIII Dr. Juan Manuel del Estal Universidad de Alicante En la historia del SHARQ AL-ANDALUS de esta centuria aparecen algunos Reinos musulmanes, como los de MURCIA y VALENCIA, con entidad muy definida y sobresaliente, mientras que otros de menor duración e inferior solidez territorial, cual los de SEGORBE, ALMERÍA y ALCIRA-JATIVA y DENIA, fueron más fugaces y en consecuencia menos importantes y conocidos. De los primeros se conserva amplia información cronística y diplomática, tanto en fuentes árabes como cristianas (MOLINA LÓPEZ, 1980; TORRES FONTES, 1980; GUICHARD, 1980; UBIETO, 1976 y 1979; ARIE, R., 1982), que están siendo objeto de intensa investigación histórica, mientras que de los restantes escasean más las fuentes de esta época y los estudios historiográficos sobre los mismos son casi inexistentes y muchos menos (HUICI MIRANDA, 1970; LLORENS, 1959; CHABAS, 1874; MOLINA LÓPEZ, 1978 y 1979, 1981 y 1982; RUBIERA MATA M. J., La Taifa de Denia, Alicante, 1985). Por donde se dispone de muy pocos datos de estos Reinos últimos y muy particularmente del que nos ocupa en esta Comunicación, el REINO DE ALCIRA, JATIVAy DENIA, en los tres lustros finales de su existencia (1228-1243/44), de los que apenas se conoce documentación (BARCELO TORRES, 1981), a excepción de los escritores Denienses oAddáni, «que son tantos y están relacionados con Denia en los siglos XI al XIII, teólogos, juristas, poetas, filólogos, filósofos, astrónomos, musicólogos, etc., que queda aún muchísimo por investigar sobre el papel cultural de esta ciudad en Al-Andalus y, sobre todo, en Sharq Al-Andalus, que es el que representa lo más escogido de la cultura andalusí durante ese período, después de haberlo sido Andalucía del IX al XI y antes del esplendor granadino, al final de la época musulmana en la Península» (EPALZA, 1983). 49 Por todo ello la documentación historiográfica es muy escasa y al presente muy poco conocida, razón por la que invitamos desde aquí a los arabistas todos que se ocupan de estos temas apuntados, a ahondar más en la búsqueda de fuentes de procedencia musulmana, al par que nosotros lo hacemos en las restantes cristianas, con el objetivo único y común de alcanzar mayor volumen de información documental sobre las postrimerías de estos Reinos taifas, en su esfuerzo admirable de supervivencia, frente al avance arrollador castellano-aragonés de la Reconquista peninsular. Por cuanto a mí respecta en el caso presente voy a limitarme a ofrecer, a modo de Ensayo, las vicisitudes por que pasó este REINO en tres etapas sucesivas, la HUDITA (1229-1243), la CASTELLANA (1243-1244) y la ARAGONESA-VALENCIANA (1244-1304). I. REINO DE DENIA BAJO LA DINASTÍA HUDITA (1229-1243) A la muerte del sultán Yusuf II (1224), la crisis infligida al Imperio Almohade en la batalla de las Navas (1212), se agudizó de tal suerte que puso en serio peligro su propia existencia. El movimiento independentista resurgió con nuevos bríos, negando la obediencia al sucesor AbdalWáhid los viejos Reinos de Baeza y Valencia, en la persona de Abd Alláh y ABU ZAYD, respectivamente, al par que en Murcia lo hacía al-Adil; y en Sevilla su hermano, Abü-I-Ulá al-Mamün, originando una política antialmohade tan radical que ocasionó su ruina. Sobresalieron en esta empresa antialmohade particularmente los Reinos de Valencia y Murcia, cuyos caudillos respectivos ZAYYAN B. MARDANIS y un descendiente de los Banü Hud de Zaragoza, IBN HUD AL-MUTAWAKKIL, iniciaron en la misma fecha y gobernaron los mismos años sus correspondientes reinos, por un decenio revolucionario (12281238). Mientras el primero desarrolló una política prohafsí de acercamiento a Túnez, el segundo se autodeclaró proabbásisa, obediente a Bagdad. Tras deponer ZAYYAN al sayyid de Valencia, Abü Zayd (1228), incorporó a su Reino Alcira, Játiva y DENIA, ensanchando así su frontera meridional. Pero por muy poco tiempo. En ofoño del 1229 IBN HUD desencadenó una política de acercamiento a su causa antialmohade y unitaria de Al-Andalus bajo su cetro, con tal éxito que una tras otra se le sometieron espontáneamente las ciudades todas de Al-Andalus: Almería, Granada, Jaén, Córdoba, Sevilla y Málaga, a excepción de Niebla, Algecirasy muy pocas más, acatándolo como lugarteniente y Emir del Califato abbásida. «Las ciudades de Levante (puntualiza MOLINA LÓPEZ, 1980, 196, a quien seguimos en esta exposición) a excepción de Valencia (que siguió fiel a Zayyan, su rey) no tardaron en seguir el ejemplo de las anteriores. Los gobernadores de DENIA y ALCIRA, Abü Zakariyá y Abü 50 Abd Alláh b. AbJSultán, reconocieron a IBN HUD ensawwál del año 626, comienzos de septiembre de 1229. Y el gobernador de JATIVA, Ahmad b. Isa Abü l-Husayn, lo hizo asimismo en aquel mes. La revolución de Ibn Hüd había sido un éxito». En 7232 intentaría el rey de Murcia someter también aZayyan de Valencia, pero en vano. Consiguió, empero, dominar casi todo Al-Andalus y extender las fronteras del Reino hudita desde Almería a Cádiz y desde Málaga a Alcira, protagonizando uno de los momentos más significativos de AL-ANDALUS en el siglo XIII. Pero estrella tan propicia iba a empezar a apagarse muy pronto. Y así el año 1233, el movimiento impulsado por Alfonso IX de León al avance de la Reconquista con la ocupación de Cáceres y Badajoz, encontró su mayor continuador en Fernando III, quien logró por entonces acercarse en marcha arrolladura a las propias puertas de Andújar, Córdoba y Jerez (GONZÁLEZ, Julio, 1951, 1980, 1983; GONZÁLEZ JIMÉNEZ, 1975; ARJONA CASTRO, 1980), amenazando con alcanzar el avance castellano el medio y bajo Guadalquivir. El propio Al-Andalus comenzó a resquebrajarse en su obediencia unitaria a Ibn Hüd, surgiendo una vez más los brotes de independencia taifal. Iniciará este movimiento un caudillo rebelde, Muhammad b. NASR B. AL-AHMAR, en Arjona, arrastrando tras de sí a las ciudades de Jaén, Porcuna y CÓRDOBA, convirtiéndose muy pronto (mayo 1237) en un serio rival de Ibn Hud y en el poderoso monarca de la nueva dinastía nazarí en el REINO DE GRANADA, (ARIÉ, R., 1973). La gloria y majestad del rey hudita de Murcia, antes casi omnipotente en Al-Andalus, estaba ya en declive, iniciándose una política de pronunciamientos y autoproclamación de independencia a un ritmo tan creciente que vio discutida su autoridad, impotente para impedir la ocupación castellana de la ciudad de CÓRDOBA (1236), el desplazamiento del Reino de NIEBLA, del Infante D. Alfonso (1235) y frenar el avance aragonés de JAIME I hacia el sur, camino de la conquista de Valencia (1237). Se le tornaba todo tan adverso al rey de Murcia, que se trasladó a ALMERÍA, no se sabe si para acudir por mar en auxilio de ZAYYAN a Valencia o bien para abandonar el país, camino del Norte de África (MOLINA LÓPEZ, 1980, 223), muriendo allí asesinado por el gobernador de la ciudad AI-RamTmí (13 enero 1238). El movimiento independentista surgido anteriormente se tradujo ahora en franca floración de nuevos Reinos Taifas, aprovechando la inexistencia de ningún poder unitario en Al-Andalus. Así vemos reaparecer los Reinos de ALMERÍA, JAÉN, GRANADA, SEVILLA, MALAGA, NIEBLA y DENIA, al lado de los ya existentes de VALENCIA y MURCIA (ARJONA CASTRO, 1980). Pero el penúltimo estaba abocado ya a su desaparición, bajo la presión persistente de JAIME I, quien obligó a su rey ZAYYAN B. MARDANIS, tras cinco duros meses de asedio, a capitular el 28 de septiembre de aquel 51 mismo año 1238 (UBIETO, 1976 y 1979; GUICHARD, II, 1980; MOLINA LÓPEZ, III, 1980), debiendo abandonar la ciudad del Turia y salir para Alcira y DENIA finalmente, plaza que gobernaría por medio año escaso, hasta acceder al trono del Reino hudita de Murcia (22 abril 1239), haciendo ejecutar a su titular, AZIZ B. JATTAB. ZAYYAN se convertía así en el soberano musulmán más poderoso de Al-Andalus, logrando reunir bajo su cetro tan vastas tierras, como las enmarcadas entre el Almanzora y BAZA, por el sur, hasta elJUCARporel norte, y las que se extienden desde el litoral alicantino hasta CHINCHILLA, ¡unto ALBACETE, desde el Levante al Poniente. Solamente AL-AHMAR, rey de Granada, podía disputarle la soberanía. Los viejos Reinos de MURCIA, ALCIRA-JATIVA y DENIA se hallaban de nuevo gobernados por un solo hombre, el ex-rey de Valencia, ZAYYAN M. MARDANIS. En su afán de alcanzar el poder marítimo que tuviera su predecesor en el trono de DENIA, Abü l-Djaysh MUYAHID (1011-1044), al extenderlo a Baleares, propuso en el verano del 1239 al rey aragonés, Jaime I, una entrevista en el Castillo de BAIREN, con el propósito de negociar el canje de MENORCA por la plaza fuerte de ALICANTE, a lo que no asintió el Conquistador, por vedárselo, dijo, la letra de antiguos Tratados de fronteras con Castilla, aludiendo implícitamente, es claro, al firmado en CAZOLA(1179), quefijabaa la Corona de Aragón la frontera de su expansión territorial por el sur en la línea BIAR-JIJONA-RELLEU-CALPE (ESTAL, 1982 y 1984). Pero su intrusismo violento en el trono de Murcia y la proyección política de su reinado de acercamiento a los hafsíes de Túnez, cuyosultán ABU ZAKARIYYA lo nombró su lugarteniente o Emir del SHARO AL-ANDALUS, de espaldas al Califato abbásida de Bagdad, le enajenó progresivamente la sumisión y obediencia de numerosas ciudades: ORIHUELA, DENIA, ALICANTE, JATIVA, LORCA, CARTAGENA, MOLINA, etc., reapareciendo una vez más el atávico espíritu de autonomía e independencia política y ANARQUÍA creciente. Ejemplo altamente elocuente de tal malestar fue la creación de la denominada WIZARA'ISAMIYYA o Consejo de Ministros o Ministerio de 'Isam en Orihuela, que rechazó el gobierno de Zayyan, propugnó iadependencia espiritual de Bagdad y unrenacimiento literario de corte tan liberal, que convirtió aquella ciudad en un cenáculo cultural renombrado en toda Al-Andalus, al que se acogían ilustres hombres de letras, al abrigo de su proverbial hospitalidad (MOLINA LÓPEZ, 1979). Ante la creciente hostilidad de sus subditos y proliferación de ARRÁECES urbanos en rebeldía contra su gobierno, y la presión acelerada de AL-AHMAR por el W y el avance arrollador de JAIME I por el N, resolvió acercarse a Castilla y solicitar el apoyo y PROTECTORADO de Fernando III, a cambio del vasallaje del Reino de Murcia (1239/40), pero sin éxito. Se ignoran las razones del fracaso (MOLINA LÓPEZ, 1981, 1982). Tenía ya perdida la causa. 52 La colocación de las plazas fuertes más importantes del Reino de Murcia, incluida la del Castillo de VELEZRUBIO, en el distrito granadino de Baza, bajo la obediencia y jurisdicción del Sultán de Túnez, Abu Zakahyya, junto a los abortados intentos de AUTOINFEUDACION del mismo a la Corona de Castilla, acabó por retirarle el prestigio y toda autoridad de los subditos, terminando depuesto por un descendiente de la derrocada dinastía Hudita y tío del célebre y poderoso IBN HUD AL-MUTA WAKKIL, de nombre Muhammadb. HudBahá al-Dawla, el renombrado ABENHUDIEL de las Crónicas castellanas, el 11 de julio de 1241 (MOLINA LÓPEZ, 1981). Se reinstauraba así la dinastía Hudita en el Reino de Murcia e inauguraba el gobierno del último monarca, que lo gobernaría con autonomía plena por espacio de apenas dos años, ya que, amenazado por el SW por Al-Ahmar, rey de Granada y al N por el rey de Aragón, Jaime I, optaría por acogerse pacíficamente al Protectorado de Castilla, reproduciendo el conato infructuoso de su predecesor Zayyan, con la firma del célebre PACTO DE ALCARAZ (primavera 1243). Murcia pasaba así a convertirse formalmente en un Reino-feudatario de Castilla (PRETEL MARÍN, 1974; TORRES FONTES, 1973, 1980; ESTAL, 1982, 1984 y 1985). Con ello alcanzaba Castilla el sueño dorado de su salida al Mediterráneo y ahora sí de forma definitiva, excepción hecha del breve espacio de tiempo, los ocho años de hegemonía aragonesa de Jaime II (1296-1304). Se inauguraba as; un nuevo período del SHARQ AL-ANDALUS bajo soberanía en su parte meridional castellana, hasta que por la letra de un nuevo Tratado de fronteras, se delimitase una vez más la zona de influencia y soberanía castellano-aragonesa dentro del antiguo Reino Hudita de Murcia (Pacto de Almizra, 26 marzo 1244). El viejo reino taifa de DENIA, incorporado al Reino Hudita de Murcia desde 1229, había pasado igualmente de jure al Protectorado castellano, en virtud del Pacto de Alcaraz, si bien su ra'is, lo mismo que otros muchos de las más notables ciudades de dicho reino, no estuvieran de acuerdo con la infeudación o vasallaje del mismo a Castilla. Pero todos estos extremos son más bien tema de la II Parte de esta Comunicación, en la que nos propusimos estudiarlas vicisitudes por que pasó el antiguo REINO DE DENIA bajo la hegemonía castellana, que abarca el tan breve espacio de tiempo, como el que discurre entre la firma del Pacto de Alcaraz (abril 1243) y la celebración del Tratado de Almizra (26 marzo 1244), de apenas un año, o uno y medio cuando mucho, si nos atenemos a la fecha en que el almirante del monarca aragonés, CARROZ, conquistó DENIA el 1244, incorporándola a su corona. II. DENIA BAJO EL PROTECTORADO DE CASTILLA (1243-1244) A raíz del Pacto de Alcaraz (1243) es claro quede jure el Reino Hudita de Murcia pasaba en su integridad a la soberanía de Castilla. Y queremos 53 recordar que los límites del mismo iban desde el castillo de VELEZ RUBIO y el río Almanzora, al Sur, hasta el Júcar, Alcira, Játiva y DENIA al N, ydesde el litoral murciano-alicantino, al E, hasta el Reino de Granada, y Yeste, Peñas de San Pedro, CHINCHILLAy ALBACETE al poniente. Tierras pertenecientes hoy, como se ve, por el litoral a Almería, MURCIA, ALICANTE, Valencia, y por el interior: Granada, Jaén, ALBACETE y Cuenca (MOLINA LÓPEZ, 1980). Hemos de añadir, sin embargo, que muchas de las ciudades más importantes se habían rebelado contra la administración central hudita, y antes contra la de Zayyan, declarándose señoríos independientes, nombrando sus propios ARRÁECES, de espaldas al gobierno central. Sobresalieron entre otros núcleos urbanos: ALCIRA, JÁTIVA, DENIA, ALICANTE, ORIHUELA, MULA, CARTAGENA, MOLINA y LORCA, por citar los más significativos. Todos ellos no aceptaron el Acuerdo vasallático de Alcaraz y se opusieron en consecuencia a la soberanía castellana. Lo que explica abiertamente la actitud rebelde con que se enfrentaron los citados señoríos o ciudades al vasallaje de Castilla y la lucha obligada, con que hubo de proceder el infante DON ALFONSO para someterlas una a una por la fuerza de las armas (ESTAL, 1982 y 1984). Y escribe así un historiador de aquella efemérides: «En efecto, la toma de posesión del reino de Murcia no fue lo pacífica que se esperaba. Alfonso se apoderó de los principales (?) castillos y fortalezas, pero no todos los arráeces del anárquico territorio musulmán de Murcia prometieron obedecerle. Tales fueron los casos de LORCA, CARTAGENA y MULA; e incluso algunos firmantes de Alcaraz no cumplieron el compromiso contraído, a veces por culpa del propio ra'is, en otras ocasiones porque la población no quiso seguir sus órdenes y ofrecieron resistencia a la ocupación castellana, como fue el caso de las ciudades de ALICANTE, ORIHUELA, ALEDO y RICOTE, motivos por los que se hubo de recurrir a las armas para asegurar el nuevo territorio castellano» (MOLINA LÓPEZ, 1980 y 1984). Por cuanto de hecho la ocupación del Reino de Murcia no fue una realidad efectiva hasta siete u ocho años más tarde, entre 1248/50. Así, Muía no capituló hasta la primavera del 1244, un año después del Pacto; Lorca, a finales de junio del mismo año, y Cartagena en la primavera siguiente del 1245 (TORRES FONTES, 1973; MOLINA LÓPEZ, 1980). Las ciudades de ALICANTE y ORIHUELA opusieron igualmente resistencia armada al vasallaje castellano. Sabemos que el ex-rey de Valencia y MURCIA, ZAYYAN B. Mardanis, fue desterrado por IBN HUD a Alicante, en condición dera'is de la misma, donde permaneció hasta 1247/48, fecha en que parece que partió para Túnez, al lado del Sultán hafsí, su antiguo aliado (MOLINA LÓPEZ, 1981; ESTAL, 1982). Lo que se ajusta mejor a los hechos más conocidos, como la fecha de la concesión por Alfonso X el Sabio de su FUERO a ALICANTE (agosto 1252), la creación de su CONCEJO y la dotación de un sinnúmero de franquezas, a base del Fuero de Córdoba y las franquicias otorgadas a Cartagena (ESTAL, 1982, y «Estu- 54 dio y contexto hist. del Cartulario de Alfonso X el Sabio a Alicante», edic. facsímil EDILAN Madrid, 1984; Documentos inéditos de Alfonso X el Sabio, Alicante, 1984). De Orihuela sabemos también que se mantuvo rebelde a la dominación castellana, conservando su independencia frente al poder central, fiel a la política ya tradicional de la conocida Wizara 'Isamiyya, hasta finales de la cuarta década del 1200. Escribe así un historiador de la misma: «Orihuela continuó gozando de una independencia y autonomía casi absolutas, por lo menos hasta losa/ios 1249/50, fechas en las que todavía se tienen testimonios de actos públicos realizados por el Consejo (de su Wizara Isamiyya), siendo Abü l-Hasan, hijo de Abü Isam, el nuevo ra'is de Orihuela» (MOLINA LÓPEZ, 1981). Lo que se ajusta mejor igualmente a la documentación despachada por Alfonso el Sabio a favor de esta villa, a la que no otorgó su FUERO hasta 7265 y a tenor del conferido anteriormente a Alicante, iniciando entonces la colación de numerosas franquezas y el propio REPARTIMIENTO, ya en prensa (ESTAL, 1982), así como la constitución de su Concejo, a partir del año citado. Talesacfos de orden por entero administrativos einstitucionales no tendrían fácil explicación, de aceptarse como válida, pero sin documentar, la tesis de quienes afirman gratuitamente (BALLESTEROS, 1943; GISBERT BALLESTEROS, I, 1902; FONT RIUS, 1951 y 1956) que el Reino de Murcia pasó íntegramente, a excepción de las pocas plazas expresamente citadas (Primera Crónica Gral., II, 744, ed. MENENDEZ PIDAL): «Muía et Lorca et Cartagena», a la soberanía de Castilla en \aprimavera del 1243, a raíz del Pacto de Alcaraz. ALFONSO EL SABIO no se vio de verdad soberano efectivo y real del entero Reino hudita de Murcia hasta los años 1249/50, y no por la letra de un simple Acuerdo pactado, tan sólo, sino más bien y sobre todo por la fuerza imperiosa de las armas (ESTAL, 1984). Pero existía un enclave superior en el Reino de Murcia que, aunque administrativamente pertenecía desde el 1229 al reino hudita, por conquista, geográficamente estaba más próximo a Valencia y le estaba adscrito su derecho de conquista al rey de Aragón, en virtud de lo pactado en CAZÓLA (1179) por sus mayores, Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Barcelona (ESTAL, 1982). Correspondía aquel enclave al Sur del Júcar, a las tierras comprendidas entre el cauce del mismo y la línea fronteriza de Biar-JIJONA - Calpe, trazada en el Pacto antes citado. Destacaban entre otras las ciudades más pobladas e importantes, las deALCIRA, bordeada por el propio río; JATIVA y DENIA, en cuya ocupación se hallaba empeñado ¡ns¡stentementeJ/4//W£ I por las mismas fechas, ansioso de alcanzar de facto la frontera asignada a su Corona en el pacto referido. ALCIRA: Fue sometida a finales del 1242 o principios del 1243 (DESCLOT, Crón. c. XIX). JATIVA: Inició su asedio el 1243 y no capituló hasta junio de 1244 (Crón. Jaime I, c. 339 s.). 55 DENIA: En 1244 por obra del amirante CARROZ, a quien premiaría a m pliamente Jaime I con abundantes heredamientos dentro y fuera de la c i u d a d , siendo a la sazón su arráez YHAVE ABU L-HUSEIN, destacado literato y poeta (CHABAS, I, 192). A principios de marzo del 1244 se presentó el infante don ALFONSO ante los muros de JATIVA, decidido a ocupar aquella enhiesta plaza, a la que por su parte tenía puesto sitio JAIME I desde noviembre del año anterior, por razón de las negociaciones secretas de su alcayde con el infante castellano para rendirle la plaza (Crón. de Jaime I, c. 339 y 340). Uno y otro monarca propendían con todo derecho (según el Pacto de CAZÓLA, Jaime I, y según el f i r m a d o en ALCARAZ, el infante don Alfonso) a ocupar las plazas extremas que les correspondían, al límite de sus Reinos respectivos, el de VALENCIA para el monarca aragonés y el de Murcia para el castellano. A m p a r a d o s en sus respectivos derechos apuntados, entrambos monarcas pretendían la o c u p a c i ó n de JATIVA. Ante la dificultad de un entendimiento mutuo y resolutorio del problema fronterizo, uno y otro se arrogaron indebidamente plazas del contrario. ENGUERA y MOGENTE, de innegable pertenencia a A r a g ó n , fueron o c u padas por huestes castellanas (Crón. de Jaime I, c. 342) y en revancha recíproca Jaime I le arrebató al castellano las de VILLENA, SAX, CAUDETE y BUGARRA, de asignación asimismo inequívoca por los Pactos consabidos a Castilla (ib., c. 343). La guerra civil entre ambos monarcas parecía inevitable ya, de no haber intervenido a tiempo la reina de Aragón, D.a VIOLANTE o YOLANDA, c o n v e n c i e n d o a entrambos de la necesidad i m periosa de una entrevista dialogante para llegar a un mutuo Acuerdo de fronteras. El resultado feliz fue el TRATADO DE ALMIZRA, f i r m a d o el 26 de marzo de aquel mismo año (Crón. ce. 343-349; ESTAL, 1982), que fijaba una FRONTERA castellano-aragonesa fluvial (CABRIEL y AYORA desde su confluencia en el JUCAR), orográ//co-(PUERTO DE BIAR) toponímica (BIAR, CASTALLA, JIJONA, BUSOT y AGUAS, más VILLENA, ALMIZRA y BUGARRA, para acabar en el BARRANCO DEL CARRICHAL al Sur de Villajoyosa, en su actual límite municipal con CAMPELLO) (ESTAL, 1983; 1984, Congr. H.a Albacete, II Edad Media, pp. 48-79; 1984, Documentos inéditos de Alfonso el Sabio, passim). Quedaba resuelto al fin el espinoso p r o b l e m a fronterizo, p u d i e n d o e n c a m i narse uno y otro príncipe a ultimar la o c u p a c i ó n de las restantes plazas insumisas de sus respectivos Reinos. Castilla no dominaba aún por entero el Reino hudita de Murcia, q u e d á n d o l e numerosas JIJONA-VILLAJOYOSA. JATIVA: Capituló al fin en junio de 1244. DENIA: Conquistada por el almirante CARROZ en julio del mismo año, 1244. BIAR: Lo alcanzaba Jaime I en febrero del 1245. T r a d u c i e n d o en realidad 56 aquel mismo año la expansión territorial asig- nada a su Corona en el recién concluido TRATADO DE ALMIZRA ya expuesto. Como se desprende de cuanto queda dicho, DENIA quedaba enmarcada en la Corona de Aragón, dentro del REINO DE VALENCIA, iniciándose a partir de aquí, julio del 1244, el tercer capítulo de nuestra Comunicación, concerniente a su historia bajo la soberanía ahora de Aragón, dentro de la demarcación administrativa de \aPROCURACION Ultra Xucarum, entre el Júcar y Jijona-Villajoyosa. III. DENIA BAJO LA SOBERANÍA DE ARAGÓN Y REINO DE VALENCIA (1244-1304) La expansión territorial de la Corona de Aragón por el litoral mediterráneo hacia el Sur peninsular por debajo del JUCAR, obligó a la corona a remodelar la DIVISIÓN ADMINISTRATIVA del REINO DE VALENCIA, al duplicarse casi su territorio, con la ocupación de las nuevas tierras hasta JIJONA-VILLAJOYOSA, primero, y luego (1296-1304) hasta bajo Segura (ESTAL, 1985). Se tomó al Júcar como término de la primitiva PROCURACIÓN DE VALENCIA, creándose ahora, apartir del 1245, una segunda Procuración valenciana, con la denominación de PROCURACIÓN ultra Xucarum, más allá del citado río hacia el Sur (LALINDE ABADÍA, 1963). Y así se mantuvo esta denominación hasta que JAIME II amplió el REINO de Valencia más hacia el Sur, incorporando al mismo la región septentrional del REINO DE MURCIA, tras ceder la más meridional del mismo a Castilla (Sent3 Arbitral TORRELLAS, 1304) y crear entonces la PROCURACIÓN GRAL. DE ORIHUELA o REINO DE VALENCIA ultra Sexonam, que abarcaba las tierras comprendidas entre BIAR - JIJONA VILLAJOYOSA hacia el Sur, hasta el límite municipal de ORIHUELA con MURCIA, coincidente hoy con el límite interprovincial de ALICANTE y MURCIA (ESTAL, 1982 y 1985). A partir de esta fecha (1304) se divide el Reino de Valencia en dos nuevas jurisdicciones administrativas: REINO DE VALENCIA, sin más apelativos, abarcando todas sus tierras desde el Cenia, límite fluvial más al norte del mismo, entre Castellón y Tarragona, hastaJIJONA y no ya el Júcar, como anteriormente, y REINO DE VALENCIA ULTRA SEXONAM, más arriba descrito. Al frente de cada uno de ellos se hallaba un PROCURADOR GRAL. que lo gobernaba en nombre del rey, con poderes delegados del monarca. En la esfera política. En \aeconómico-administrativa el funcionario supremo era el BAYLE GENERAL, con poderes delegados asimismo del monarca. PEDRO IV de Aragón cambió esta denominación (1363/1366) por la de GOBERNACIÓN GENERAL de Valencia y de ORIHUELA, que perduró 57 hasta la a b o l i c i ó n de los Fueros del Reino por el Decreto de Nueva del 1707 de Felipe V. Planta La historia de DENIA de esta época (1244-1304) hay que enmarcarla, pues, dentro de \adivisión administrativa referida del REINO DE VALENCIA ultra Xucarum. Es lógico pensar que la NORMA INSTITUCIONAL SUPREMA otorgada por JAIME I a las gentes de los núcleos urbanos de esfa demarcación apuntada, entre los que hay que destacar los de ALCIRA, JATIVA y DENIA, está plasmada en los FURS que hizo compilar para la ciudad y Reino de Valencia, a raiz mismo de su conquista. E\estudio y análisis de iosPRIVILEGIOS REALES concedidos sucesivamente a la misma por los monarcas de A r a g ó n : JAIME I, PEDRO III, ALFONSO III y JAIME II, entre 1244 al 1304, sería el paso específico a dar, para llevar a cabo una investigación primigenia y original al respecto, sobre la que pueda cimentarse con solidez histórica el pasado medieval de estos lugares y muy particularmente de esta ciudad de DENIA. Pero tales fondos manuscritos aquí no existen y hay que buscarlos en otros Archivos, c o m o el de ALCIRA y sobre t o d o el de la Corona de Aragón (ACÁ), cuya triple serie de fondos de valor incomparable: PERGAMINOS = 27.796; CARTAS REALES DIPLOMÁTICAS o LEGAJOS = 50.000, y los REGISTROS reales = 8.619, que arrojan en c o n j u n t o un volumen de más de 4.000.000 de documentos, es donde se nos ofrece un material insospechado, todavía sin explotar, con que construir nuestra verdadera HISTORIA. Valga c o m o ENSAYO aplicable a DENIA el FUERO que otorgó Jaime II al REINO DE MURCIA a raíz de su conquista, con fecha 25 oct. de 1297. Por ser el Reino de Murcia uno de los territorios i n c o r p o r a d o s últimamente a la Corona de Aragón, dentro de la Península, y dotado por JAIME II de los FUEROS precisos para su adecuado gobierno y administración, entre los años 1296 y 1304, período en que f o r m ó parte integrante de ia referida Corona, voy a servirme de análisis comparativo, aplicable a DENIA p o r t r a t a r s e aquí d e u n a ciudad incorporada también posteriormente al Reino de Valencia. Por carta del 3 julio 1296 ordenaba Jaime II al Justicia de Murcia, D. PEDRO JIMÉNEZ DE SPILONGA, que, en tanto que se compilan los nuevos FUEROS de Murcia, se sirvan mientras de los que le otorgara ALFONSO EL SABIO: «utamini FORO quo utebamini tempore illustris domini ALFONSI quondam Regis Castellae» (ESTAL 'Confirmación de Fueros a... Murcia', 1982, n° XVIII). Y con idéntica fecha e n c o m e n d a b a la singular tarea de compilar el FUERO DE MURCIA a dos ilustres legistas castellanos, residentes en aquella capital: MARTIN DE DIOS y JUAN MAEYANI (ESTAL, ib., Mise. Mval. Mure, IX, 1982, n° XIX, p. 280). A los que sumaba un tercer miembro cualificado en la persona del jurisconsulto leridano y c a n ó n i g o : RAMÓN 58 CABRERA (ACÁ, REG. 253, fol. 3 r.; ESTAL, 1982, ¡b.), quienes habían de servirse para su compilación de los FURS DE VALENCIA, 'muy buenos', y de las COSTUMS o consutudines regionales del lugar, las que habrían de respetarse en todo momento con máximo rigor. Un año después sancionaba JAIME II el FUERO DE MURCIA, compilado en un volumen de cuatro libros, imponiendo su fiel cumplimiento y aplicación a partir de la fecha, el27ocf. 1297, conminando severas penas a sus infractores y ordenando que se hagan copias abundantes de los mismos, con destino a todas las villas y demás lugares del REINO DE MURCIA, (ESTAL, Fueros al Reino de Murcia, (1984 pp. 123-125; 1985). A partir, pues, de esta fecha (25 oct. 1297) tenía ya el REINO DE MURCIA su FUERO propio, que pasaba a sustituir el viejo Fuero castellano precedente de Alfonso el Sabio. Pese a la importancia trascendental de este FUERO NUEVO murciano, aragonés, ha desaparecido, sin que se conozca la pista del mismo. Esperemos que un buen día reaparezca, debido a las numerosas copias que se ordenaron hacer del mismo. Faxit deus! Sin embargo, poseemos afortunadamente un volumen tan considerable de PRIVILEGIOS REALES de aquel monarca a la ciudad y Reino entero de Murcia (ESTAL, Corpus Dtal. del Reino de Murcia bajo Aragón, 1296-1304 (1985), con más de 250 documentos inéditos) que podemos todavía rastrear con garantía absoluta aquel FONDO INSTITUCIONAL, que debía contener el perdido FUERO DE MURCIA y de todo su REINO. ANEXO DOCUMENTAL 1296, AGOSTO 29. MURCIA. Traslado notarial de una Carta de Jaime II de Aragón al Consell de la ciudad de Murcia, en respuesta a una serie de Capítulos o cuestiones formuladas por el mismo, catorce en total, concernientes a los fueros y libertades de que venía disfrutando de tiempo atrás y muy particularmente bajo la hegemonía castellana (1243-1296), solicitando la confirmación de cada fuero en términos precisos y sus aclaraciones pertinentes. El presente Traslado fue confeccionado por Domingo Soler, notario público de Murcia, a la vista de la Carta original del monarca aragonés, lo que atestigua así: «aquesttreslatescriurefiu ecomproue con el padrón» en el escatócolo, el 29 de agosto de 1334 de la Era Hispánica, el 1296 de la cristiana, sin que nos certifique la fecha del original, la que necesaria- 59 mente fue posterior al 19 de mayo de aquel año, día en que conquistó Jaime II aquella capital. La confirmación real es escueta, con un simple «plau al Sennyor Rey», salvo cuando excepcionalmente añade alguna aclaración, precisión mayor, rectificación o reserva a la cuestión formulada. ACÁ, Cartas Reales Dipl., Jaime II, Caj. 2, N.° 289. Publ. ESTAL, 1985, n° 141, pp. 256-260 Aquest ago es treslat de una Carta en que son escrits los Capitols de les gragies e de les mergess, que el molt noble Seynor don Jayme por la gragia de deu Rey/ Darago, de Mayorcas, de Valencia etc. al Consell de Murgia segons que a fet scriure, la qual es sagellada ab lo son segell, etc/. Aqüestes son les gragies e mergess que el Cosell de Murgia demana al Senyor Rey/ (dividimos con numeración arábiga los 14 Capítulos y separamos en su transcripción, a efectos de mayor claridad). 1. 2. Primerament que en nengun temps seis partirá de la sua Corona ni del seu Sennoryíu per nenguna raho/. E plau al Sennyor Rey e atorgaho/. ítem quels conferm los furs e Priuilegis e Franquesses e Libertáis e Mergess e Honrres e bons uses que an del Rey Don ALFFONSO, que parays aia, e deis altres que pus del regnaren en Castella/. (Confirmación de los privilegios otorgados por el Rey Sabio, Sancho IV y Fernando IV de Castilla, desde 1243 hasta la fecha.) E plau al Sennyor Rey/. 3. ítem quels'cortfferm la petigio que fo feyt de Murgia e les donagions en general e en espegial, axi en cascunes casos de corporal possessio/. E plau al Sennyor Rey, salu dretdun Rey al altre/. (Confirmó Jaime II a Murcia y a sus vecinos todas las donaciones efectuadas, salvo aquellas que pudieran lesionar los derechos reales.) 4. ítem que quant tota questio o demanda que Consell pogues fer contra alguns de qualque raho o malefigi, que aguessen fet en la sua térra o en térra de Murcia el de tota altra iusticia e pesquises e iustificagions de qualque raho sien tro al día duy/. E lo Sennyor Rey o perdona en quant en Consell es tot go que feyt sia entro/ el dia de huy, sia fet en pau o en guerra o en treua, mas si a algún hom desta térra aujen repres en pau o en treua, quels en fagen dret/. 5. ítem a tots les persons que son feyts axi duneys contra daltres coses ab Caries deis Reys o deis Adelantáis que sien franchs (? borrado)/. E plau al Sennyor Rey/. 6. 60 ítem que tots les veysde Murgia sien franchs generalment per tot lo seu Sennyorjo per Mar e per térra, axi en go que huy a, com daquauant aura/. E plau al Sennyor Rey/. 7. ítem quels Jueus, e els Moros sien salues persones en tot lo seu/. E Plau al Sennyor Rey/. 8. ítem que tots aquelles que aquesta auinenga se uolrran esser, que putxen (?) anar salus quascuns ab tot lur moble, e si dins XXX dies uolrran tornar a la merge del Rey, que no perden/ res de lur. E si lur res (borrado: fo?) ab ells pres, remanga salu ab lur dret e que (borrado: non minus?) sien entesses Jueus e Christians/ e si qualguns son fora de la térra (borrado: al temps que?) dará e dins XXX dies pusque auran jurat al Sennyor Rey, uolrran uenir a merge del Rey que (borrado: ne?) prenda (?) lo seu/. E plau al Sennyor Rey del dret que buy (sic) y han/. 9. ítem que tots los vehins de Murgia que alguna cosa agen en qualque lugar del Regne, quels sian salus/. E plau al Sennyor Rey/. 10. ítem que tots los pleits qui son determenats e passats en cosa juitgada, quant per Juy o per Caries deis Reys, que no pusquen esser altra uegada retrotrats/. E plau al Sennyor Rey/. 11. ítem que tots les caites publiques et les altres escriptures deis plets (sic), ques fagen en uulgar (se confeccionen y redacten en romance) per la part que les gens plus clarament o entenen/. E plau al Sennyor Rey/. 12. ítem que (borrado: siempre que?) totes quantes donacions el Consell auia fetes o atorgades a alguns de cases o de heredaments o de rendes o de qualques altres coses a los/ uehins de Murgia e quels o conferm axí com cascunes an possessio del Rey o en altra manera/. E atorgao lo Sennyor Rey leuar aquells que dintre los XXX dies nol auran regonegut per Sennyor/ (confirmación general a todos de los bienes recibidos por donación real o de otra persona, a excepción de aquéllos que se nieguen o resistan a acatarlo por soberano). 13. Sennyor, per que entenem que es uostre seruj e de la térra, clamam uos merge, que pusgam traure del Regne pan e uin e tots altres uiandes, f ranquesses e quantes coses/ a portar en tots parts, salu en térra deis uostres enemics/. (Disfrute de franquicia de leuda y portazgo por todas las tierras del Reino de cuantos productos de" pan y vino y otras mercaderías precisen transportar.) E plau al Sennyor Rey. Exceptat com lo Sennyor Rey fees uet general per tot/. (Afirmativamente a todo, salvo a las «coses vedades» ya conocidas.) 14. E atrossi, Sennyor, quens fagats merge en lexar nos pe.ndre les rendes del Regne de Murgia tro que aiam pagats X Mili Solidos, quel Consell a man leuar per adobar/ los Murs e les Torres de la Vila e que prestaren a JOHAN SÁNCHEZ e ais castellans sobre estes rendes, les 61 quales els tenjen e prenjen per manament/ e Cartes del Rey (Alfonso X y sucesores) e quens hi fagats aquella ajuda que tingáis per be/. (Que les faculte retener los ingresos municipales hasta que puedan amortizar la suma de 10.000 sueldos que por orden real hubieron de entregar a Juan Sánchez, Adelantado del monarca de Castilla para restaurar las murallas y torres defensivas de Murcia.) E daquest Capítol parlara en Bernat de Sarria ab ell/. (Jaime II remitió la solución del asunto en cuestión a la entrevista que en breve iba a celebrar con el bayle general del Reino de Murcia, Bernat de Sarria, para informarse previamente al detalle del estado de las cuentas y prestaciones pecuniarias aludidas.) Sennyal (signo notarial) de mi Domingo de Soler, notarj public de Murcia, que aquest treslat escriure fiu e comproue con el padrón (el original de Jaime II), XXIX dies Augusti/ era de mili e CCC e XXX quatre ans/(1). (1) Día 29 de agosto de 1296. Es una Carta real de singular interés para la historia de la conquista aragonesa de la ciudad de Murcia, por numerosas razones. Se nos confirma en ella la existencia de unos fueros y libertades, que se remontaban a la hegemonía castellana, pidiendo de todos su ratificación actual. Lo mismo ha de decirse del salvoconducto y guiaje de que gozaban hasta la fecha los vecinos de Murcia, para poder moverse con entera seguridad y libertad por las tierras del Reino, y de los que se ruega la confirmación real. De singular relieve es el respeto que se exige para todas las personas y bienes de moros y judíos, igual quédelos cristianos, sin discriminación de ningún tipo, claro exponente de la voluntad del monarca de tratar a todos por un igual, con idénticos derechos y obligaciones. Es sintomática también la disposición real de redactar las Actas judiciales y demás escrituras públicas en romance, al objeto de hacerlas más inteligibles a toda la población. Y la presente copia o traslado de la Carta real es ya un ejemplo elocuente, al ofrecerla en valenciano, en un Concejo que hasta pocos días antes había estado bajo el gobierno de Castilla y todas sus disposiciones se habían redactado en castellano, y el catalán les tenia que resultar una lengua extraña y desconocida. Pues los catalanes asentados por Jaime I en Murcia en 1266, por numerosos que fueran en un principio, treinta años después, de seguro que estaban en minoría frente a la población castellana, llegada allí en las sucesivas repoblaciones llevadas a cabo por los monarcas Alfonso X, su hijo Sancho IV y el propio Fernando IV, el Emplazado. Finalmente, hay que subrayar la disposición benevolente de Jaime II a complacer en sus demandas a los vecinos de la ciudad de Murcia, en primer lugar por estimarlas justas y obligadas para una población heterogénea confesionalmente, pero que al ser todos subditos suyos por un igual, no quiso discriminarlos en modo alguno, seguro de ser éste el mejor camino para captarse desde el principio la simpatía y leal servicio de todos, consciente de que la población mayoritaria seguían todavía integrándola en el Reino de Murcia los miembros de las Aljamas tanto moras como judías, que pululaban con superioridad ciertamente desbordante sobre los núcleos cristianos, asentados allí con posterioridad a la ocupación reciente del año 1243 en adelante, por obra sucesiva de Castilla y a veces simultánea de Aragón, en 1266, al menos, bajo la égida de Jaime el Conquistador. Vid. ESTAL, J. M.del, «Confirmación de fueros a la ciudad y Reino de Murcia por Jaime II de Aragón, 1296-1304», en Miscelánea Medieval Murciana, IX, 1982, pp. 244-247. Versión castellana de la carta, original del autor, ibid., pp. 248-255, acompañada del correspondiente comentario documental histórico. ID., Conquista y anexión de las tierras de Alicante, Elche, Orihuela y Guardamar al Reino de Valencia por Jaime II de Aragón (1296-1308), Alicante, 1982, pp. 359-363. ID., El Reino de Murcia bajo Aragón (1296-1304/5), pp. 256-260 y passim. 62 FUEROS otorgados por JAIME II al REINO DE MURCIA (1296-1304) 1. JURAMENTO Y COMPROMISO FORMAL regios de no separar jamás de la Corona ninguno de los lugares, villas y ciudades del Reino (ACÁ, Reg. 340, fol. 288 r). 2. OBLIGACIÓN ineludible de todo ciudadano de acatarlo como a su soberano y señor, en el plazo de 30 días, transcurridos los cuales no se admitirá excusa alguna y se procederá contra los rebeldes, confiscando sus bienes (ACÁ, Reg. 340, fol. 182-183r). 3. Privilegios de favor especial, DONADÍOS y HEREDAMIENTOS a sus fieles servidores, a base de los bienes confiscados a los rebeldes (ib., fol. 283). 4. Concesión de amplias FRANQUEZAS y LIBERTADES a todos los moradores del REINO DE MURCIA, sin excepción de ETNIA o RELIGIÓN, tanto a los MUDEJARES como a los JUDÍOS, haciendo a todos objeto de la exención de lezda y peaje por todos sus reinos, dejando a salvo les COSESS VEDADES ya conocidas: armas, hierro, caballos, etc. (ACÁ, Reg. 340, fols. 76 r, 107-108 v, 119 r, 122 r, 280 r, 283 v-284 r). 5. INDULTO GRAL. de toda infracción perpetrada con anterioridad a la conquista, tanto en guerra, tregua o paz, siempre que se le acate como a soberano y señor (ib., f. 143). 6. Orden de redactar las ACTAS JUDICIALES en romance y lengua vulgar: «quod omnia INSTRUMENTA et SCRIPTURE PUBLICE conficiantur et fiant vulgariter» (ib., f. 283 v). 7. Confirmación de los COSTUMS y USOS TRADICIONALES del Reino de Murcia, vedando a todo alto funcionario gravar a los subditos con cargas fiscales en contra de sus COSTUMS y FUEROS: «juxta predictas eorum consuetudines seu Privilegia per Nos confirmata ac per eos ACTENUS USITATA, non gravetis seu gravan ab aliquo permittatis» (Játiva, 8 agosto 1296, ACÁ, Reg. 340, fol. 285 v). Con estas disposiciones sancionaba JAIME II los VIEJOS USOS TRADICIONALES y las COSTUMBRES CENTENARIAS de los vecinos del Reino de Murcia, confirmando a su vez como buenos los PRIVILEGIOS ALFONSINOS, base de sus primitivos Fueros, cuyo contenido consuetudinario mandaba ahorarespefar en los NUEVOS FUEROS que acababa de promulgar para la ciudad y Reino de Murcia, mediante la Provisión real referida (25 oct. 1297). DENIA no pudo ser una excepción en el contexto global del REINO DE VALENCIA ultra XUCARUM, y queremos presumir que recibió al lado délos FURS valentinos los propios FUEROS, a base de los anteriores y de nuevos PRIVILEGIOS reales, que sin duda, como en el caso del Reino de Murcia, existen y aquí también existieron. ¡Es un reto noble a la Investigación! 63 BIBLIOGRAFÍA ALFONSO X EL SABIO, Primera Crónica General, ed. MENENDEZ PIDAL, R., II, Madrid, 1906, 3.a ed., M-1877. ARJONA CASTRO, A., Andalucía musulmana. Estructuras político-administrativas, Córdoba, 1980. BALLESTEROS BERETTA, A., «La reconquista de Murcia, 1243-1943», en BRAH, CXI, Cuad. I y II, 1943, pp. 133-150. — «La reconquista de Murcia por el inf. don Alfonso de Castilla», en Murgetana, I, 1949, pp. 9-48. BURNS, R. I., The Crusader Kingdom of Valencia, 2 vols., Cambridge, 1967. BARCELO TORRES, M.a C , «Inventario de documentos árabes alicantinos», en Ridea, 37, 1982, pp. 53-65. ARIÉ, R., España Musulmana, ss. 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Tal ruta por su naturaleza fronteriza pudo ser fortificada con los visigodos y los bizantinos. Esta fortificación fue luego consolidada por los musulmanes, que construyeron una cadena de casti Nos o fortalezas en el valle del Vinalopó. Esta frontera perduró hasta 1366, año de la división del Reino de Valencia en las gobernaciones de Ultra y Citra Xaxonam (1). La importancia de dicha ruta, la mejor para penetrar desde el mar hacia la Meseta y Valencia, convirtió a una población ubicada en esa ruta en un lugar muy vulnerable a las circunstancias que afectasen a tal vía de comunicaciones. Precisamente en el siglo XIII se dieron unas circunstancias que condicionaron la evolución de la villa de Elda (punto obligado de una ruta que todavía hoy está en vigor) y que son el objeto de estudio de este trabajo. INTRODUCCIÓN La romanización de los iberos de la comarca de Elda condujo a la aparición de la ciudad romana de Ello en el Alto Imperio (\aAD ELLO del 67 Itinerario de Antonino), que fue elotano (en la ELO del siglo Vil) Concilios de Toledo. La urbe se actual ciudad, en el yacimiento opinión de diversos autores (2). en época visigótica sede del obispado al que se refieren algunas actas de los puede situar 1 kilómetro al norte de la denominado El Monastil, según es la El valor político, religioso, económico y estratégico de la Elo hispanovisigoda debió influir para que esta ciudad fuese una de las afectadas por el Pacto de Teodomiro de Oriola, noble gardingo visigodo, con cAbd-alc Azíz hijo de Muza, que se firmó en abril del año 713. La inclusión de la ciudad en este pacto habla en favor de su posible importancia dentro déla kúra de Tudmir. La variabilidad de la grafía de los topónimos latinos al pasar a los textos árabes, ha llevado a que se confundiese Elo con otra ciudad de nombre y grafía árabe similares, que se lee lyih o lyyu(h) en los textos del pacto recogidos por Al-Dabbí y AI-°Udrí, e interpretados por Huici Miranda y Molina López (3). Para el primero tal ciudad estaría en las afueras de Hellín, para el segundo se ubicaría a 3 kms. al norte de la misma población. También Vilar se decide por Hellín (4), mientras Yelo Templado defiende su ubicación en las afueras de Cieza (5). Pero la reciente publicación de la versión de Al-Himyarí (6) y dos de sus interpretadores, nos ofrecen la auténtica grafía árabe de Elo, Al(a)h (7) o ll(a)h (8). Se termina de confirmar así que Elo-ll(a)h/AI(a)h fue una de las ciudades que quedaron a cargo de Teodomiro, correspondiéndose con Ella, la actual Elda. En los siglos IX y XII, dos fuentes latinas citan un doble topónimo, EDELLE y ELOE, respectivamente, del Anónimo de Ravenna y de la Geografía de Guido (9). Se trata de una alusión corrompida de AD ELLO y de ELO. En ese mismo período las fuentes árabes sobre Elo enmudecen del todo, aunque indirectamente conocemos algunos hechos de ese momento por referencias a otros puntos de la vía del Vinalopó (Biar, Villena, Aspe y Elche), y en general del Sárq Al-Andalus, región a la que pertenecía. En un itinerario del siglo XI, recogido por AI-°Udrí, se citan algunos puntos de esa ruta del Vinalopó (10). Sabemos que la comarca de Elda se vio afectada por las correrías de El Cid, a finales del siglo XI (11), en época de debilidad musulmana representada por los reinos de Taifas, momento en el que Elda pertenecía bien a la Taifa de Denia, bien a la de Murcia. También hay noticias del paso de Alfonso I el Batallador por el valle del Vinalopó en 1125 (12). Este mismo lo volvieron a recorrer los almohades, especialmente tras la campaña de Huete, en 1172(13), quienes al establecerse en el Levante edificaron muchas fortalezas a lo largo de todo el Vinalopó. 68 Es reseñable el silencio documental que se dio entre el final del siglo IX y el XIII, que la arqueología también parece confirmar. Tal hecho ya fue reseñado por P. Guichard y por R. Azuar (14). El primero de los cuales opina que hubo una despoblación del área derivada de una crisis climática, epidemiológica y económica. Causas que no puede afirmarse ni refutarse en opinión del segundo. Ya en el siglo XIII las fuentes cristianas ofrecen muchos datos, algunos sobre Elo-llh/Alh, ahora denominada Ella (a veces Ecla o Etla) y luego Elda; denominaciones que aparecen patentes en los documentos que referiremos en las próximas páginas. La gran importancia del valle del Vinalopó'como ruta-frontera queda clara en la lista de pactos, que entre las Coronas de Castilla y de Aragón se negocian y firman desde el de Carrión (1141) hasta el de Almizra (1244). La villa de Elda se vio directamente afectada por toda esta dinámica, ya que pertenecía al reino musulmán de Murcia y se ubicaba en la cuenca media del valle del Vinalopó. Las villas, castillos, alquerías, etc., de esa comarca a la que pertenecía Elda parece ser que se hallaban jurisdiccionalmente regidas desde e\hisn Bitrír(Petrer) (15), en el que se ubicaría el qa'id de la zona. Esa posibilidad depende de si se acepta o no que el término hisn equivale a la sede del representante del poder central, y desde donde se ejercería la jurisdicción sobre las comunidades musulmanas de una zona, tal y como entiende el término Azuar (16). Estas eran las circunstancias que existían en las vísperas de la anexión castellana de Elda, y de la mayor parte de las comarcas del Vinalopó. LA CONQUISTA (ANEXIÓN) CASTELLANA Y SUS REPERCUSIONES La Anexión Mediante el pacto de Alcaraz firmado en 1243porMuhammadlbnHüd, rey de Murcia, y Fernando III el Santo, rey de Castilla, se convertiría el primero en vasallo del segundo y se convertía el reino murciano en protectorado castellano. Cuando el 1 de mayo de ese mismo año llegó a Murcia el infante don Alfonso para hacer efectivo el pacto, las ciudades del reino de Murcia adoptaron distintas posturas. Murcia y Crevillente capitularon de buen grado, pero la mayoría de las ciudades que dependían teóricamente del rey Ibn Hüd no aceptaron el vasallaje o protectorado castellano y se pusieron en rebeldía, es el caso de Lorca, Cartagena, Muía, Orihuela, Elche, Aledo, Ricote, Cieza, Alhama, etc. (17), que tuvieron que ser tomadas por las armas de don Alfonso. 69 Ella (Elda) era una villa musulmana del reino de Murcia de la que no sabemos qué postura adoptó respecto al pacto de Alcaraz, de ahí que desconozcamos el trato,recibido de Castilla. Sabemos que una vez que fue tomada el infante don Alfonso concede, el 15 de abril de 1244, a Guillen el Alemán «el castiello de Ella con su villa porheredat... con todas sus pertenencias, haciéndole (aquél) el pleito homenaje al rey y prometiendo hacer con él guerra y paz, moneda y que siempre pertenezca al señorío real» (18). La legitimidad de que Elda perteneciese al área de conquista castellana se había conseguido previamente el 26 de marzo de 1244, por el Tratado de Almizra firmado entre Jaime I de Aragón y don Alfonso de Castilla, en el que con ligeras variaciones respecto del anterior pacto de Cazóla (20 de marzo de 1179) se marcaba la frontera entre Aragón y Castilla, que iría desde Almizra hasta Villajoyosa pasando por Biar, Castalia, Jijona y Relleu, poblaciones que le correspondieron a Aragón. Al sur de esta línea el territorio sería para Castilla: Villena, Sax, Elda, Petrer, La Mola, Aguas y Alicante (19). Con el doble objeto de premiar a parientes, nobles, instituciones eclesiásticas u Ordenes Militares, y asegurar el mantenimiento de las tierras conquistadas, el rey castellano realizó donadíos y repartimientos. De esta política surgió esa primera donación de Elda al noble Guillen el Alemán (1244) o la posterior de 1245 por la que el castillo de Elda pasaba a la Orden de Santiago, «...nos, don Pelay Pérez... reqibimos el castiello de Ella...» (20). Don Pelayo Pérez Correa, maestre de la citada Orden, mantuvo el señorío sobre Elda entre 1245 y 1257. El paso del castillo de Elda de manos de Guillen el Alemán a las de la Orden de Santiago lo conocemos por un documento dado en Ocaña, el 20 de enero de 1245. Guillen debió morir al poco de obtener el donadío de Elda lo cual es comunicado por un hermano y un sobrino a don Alfonso y el maestre Pelay Pérez. Como don Guillen murió sin descendencia y sus parientes deseaban regresar a Alemania se estableció un convenio con los mismos: «...reqibiemos (Pelay y su Orden de Santiago) el castiello de Ella de don Arnalt el Alemán et de su tilo Enrrique por don Guillem el Alemán, que lo dio a la nostra Orden por su alma...». Por contra la Orden facilitaba el regreso a su tierra de los parientes, entregándoles cuatro caballos, cinco acémilas y cierta cantidad, parte en dinero y parte en letras, mientras ellos firmaban escritura de renuncia a cualquier derecho que pudiera corresponderles sobre Elda por parte de don Guillen. Eran estos momentos los de los inicióse intentos de la repoblación del reino de Murcia por los castellanos, que como ocurría en Elda chocaban con el predominio poblacional de la mayoría musulmana bajo el dominio de la minoría castellana. Hasta principio del siglo XVII la población de Elda era mayoritariamente musulmana (mudejar ahora y morisca después). Si a esta evidencia 70 añadimos la ausencia de indicios de evacuaciones poblacionales musulmanas promovidas por los castellanos, y sumamos también la opinión de Del Estal de que en todo el reino de Murcia no se dio ni un solo caso de vaciamiento poblacional mudejar (21), es lícito suponer que en Eldanose expulsó a sus moradores mudejares. En 1252 queda Elda ubicada en el límite noroeste del alfoz alfonsino de Alicante al ser ampliado por Alfonso X con las aldeas de Novelda, Aspe el viejo y Aspe el nuevo, Nompot, Agost, Busot y Aguas (22). Del Estal no sólo acepta que estuvo ubicada Elda en el mencionado límite del alfoz alicantino; él piensa que pudo formar parte del mismo como ocurría con Petrer(23). Aunque es una posibilidad nosotros no podemos pronunciarnos afirmativa o negativamente con los datos documentales actuales. El 4 de agosto de 1253 se dio en Uclés un documento por el que Pelayo Pérez Correa, maestre de la Orden de Santiago, con el consentimiento de ésta y del comendador de Segura, Pedro Fernández, hizo donación a Sancho Sánchez de Mazuelo y a su mujer doña María González, de la villa de Elda, con entradas, salidas, términos, río y pertenencias. A la muerte de ambos esposos, Elda retornaría a los dominios de los santiaguistas. Estos obtenían a cambio de Elda algunas heredades de Sancho Sánchez y su mujer: Caudete y su castillo, sus términos y pertenencias, y la torre de Pechín, con su cortijo y términos (24). Tal trueque parece que no se llegó a efectuar, así el 13 de agosto de 1256, Sancho Sánchez de Mazuelo vendió a un caballero denominado Gregorio la villa y castillo de Caudete y la villa y castillo de Pechín. Además, un año después (14 de abril de 1257) el rey Alfonso rescató ya de la Orden de Santiago las villas de Elda, Callosa y Catral, que se intercambiaban por las de Aledo y Totana (25). La repoblación se hacía difícil como ya hemos señalado, a ello coadyuvaba la escasez de castellanos que pudieran desplazarse y asentarse en el reino de Murcia, las emigraciones de mudejares murcianos al reino musulmán de Granada y al norte de África (26). A esta problemática creada desde mediados del siglo XIII añadimos nosotros la emigración mudejar interna. La existencia de comarcas mudejares murcianas bajo el control de un ra'is y ostentadoras de una importante autonomía, caso de Crevillente, actuaba como un sistema de evasión, esas comarcas eran polos de atracción para aquellos otros lugares mudejares en la órbita de una política repobladora castellana cada vez más agresiva. De modo que en estos momentos se desplazaban a esas comarcas «refugios» algunos mudejares. Como se desprende de las quejas que en 1304 dirigía el magnate castellano don Juan Manuel al rey de Aragón, a propósito de un musulmán (recaudador de impuestos) huido del señorío de Elda y Novelda que se refugió en Crevillente (27). 71 Consolidación castellana y ayuda aragonesa Hacia 1257, con la presencia del propio Alfonso X en Murcia, se intensificó la penetración castellana intentando asegurar el hasta entonces precario dominio sobre el reino de Murcia. En ese año se producen importantes repartimientos en dicho reino otorgándose alguno de ellos a personas de alto rango, como es el caso del infante don Manuel (28). El 14 de abril de 1257 mediante privilegio rodado de Alfonso X se «hace donación a la Orden de Santiago y su maestre don Pelay Pérez, de las villas de Aledo y Totana con todos sus derechos, excepto moneda y justicia que se reserva para él, a cambio de Elda, Callosa y Catral. «E estos lugares sobredichos (Aledo y Totana) les do por camio de Ella que di al inffante don Manuel, mió hermano...» (29). Ella (Elda) se constituía ahora en señorío de don Manuel, no al principio de tomar don Alfonso el reino de Murcia como creyó Cáscales, que afirmó que aquél se retiró de Murcia dejando como Adelantado mayor y administrador del reino a su hermano don Manuel, dándole por juro de heredad las villas y castillos de Elche, Crevillente, Aspe, Chinosa, Monóvar, Elda y Novelda con su castillo de la Mola (30). Pedro Ibarra ofrece esta misma versión, pero citando sólo las tres primeras villas, las restantes son sustituidas por la denominación valle de Elda, afirma además que don Manuel nombró a su vez a Diag Sánchez de Bustamante como su teniente (31). Estando Alfonso X en Sevilla el 25 de abril de 1262 ratificaba el cargo y las heredades a su hermano Manuel, citando los mismos lugares que P. Ibarra (32). La rebelión de los mudejares murcianos (1264-66) en contacto con los musulmanes granadinos y del norte de África, obligó a Alfonso X a pedir ayuda a su suegro Jaime I de Aragón para sofocar el citado levantamiento (33). En la pascua de 1265 Jaime I encomendó al infante don Pere que hiciera una correría por el reino de Murcia, en el que se internó quemando y talando «fofa la horta d'Alacant, e Nompot e Agost, e puis talla Elx e la Valí d'Ella e de Noetla, Villena e Asp, Petrer, ...» (34). La sofocación del reino de Murcia se inició en otoño de ese mismo año. Al frente de la expedición iban Jaime I, los infantes Pere y Jaume y don Ramón de Moneada, quienes tomaron incruentamente a la mayoría de las villas y castillos. Un claro ejemplo lo tenemos en Villena desde donde el rey Jaime I se desplazó hasta Elda, acampando en las afueras de la población. Sus moradores mudejares le enviaron emisarios suplicando que no se les hiciera daño, a cambio le obedecerían en todo (35). El levantamiento en Elda y en todo el señorío de don Manuel obedecía al mal trato dispensado por éste y los castellanos hacia los mudejares. De igual forma se tomaron la mayoría del resto de las villas a sofocar: Petrer, Mompot, Alacant, etc. En febrero de 1266 capituló Murcia con lo cual acababa la rebelión. Jaime I comunicó el triunfo a Alfonso X y le 72 devolvió sus territorios murcianos, a la vez que entregaba también al infante don Manuel las villas y castillos de Elx, Valí d'Elda y de Novelda, Asp y Petrer, que eran de su señorío desde antes del levantamiento (36). Ante la posibilidad de nuevas algaradas Jaime I estableció una tropa de vigilancia fronteriza en dos líneas: la de Alicante-Orihuela con setenta caballeros a las órdenes de Bernardo Arnau y Galcerán de Pinos; y la de Alicante-Villena con cien caballeros bajo las órdenes de Artal de Luna y Gimeno de Urrea (37). Los importantes castillos de esta última línea (la valiosa ruta-frontera del Vinalopó): Alicante, Aspe, la Mola, Elda, Petrer, Sax y Villena, quedarían atendidos por esa guarnición. Además, tras la nueva confirmación en el cargo de Adelantado al infante don Manuel, Alfonso X hizo (1266) labrar las villas y castillos del reino con muy fuertes labores (38), de forma que tanto el castillo de Elda como el resto de los castillos fueron reforzados. La repoblación La auténtica y activa repoblación de las tierras alicantinas tuvo lugar en Alicante, Elche, Orihuela y Villena, la población musulmana continuó siendo mayoría exclusivista en las comarcas del Vinalopó y del Bajo Segura La afirmación de que Elda (y Petrer, Monóvar, Novelda, Aspe, Crevillente, Albatera, Cox, Redován y Granja de Rocamora) no contaba con una sola familia cristiana es excesiva, hay que entenderla en el sentido de que apenas quedaban cristianos en el último siglo medieval (s. XV). Tal interpretación la podemos justificar por la adscripción de Elda al Obispado de Cartagena y ai vicariato de Elche. De esta forma Elda contribuiría económicamente a ambas entidades eclesiásticas con la contrapartida de que las mismas cubrirían las necesidades espirituales de los escasos, pero existentes, cristianos de Elda. Además, los pleitos y alzadas de los cristianos de esta villa debían ser vistos en Elche, y los fueros y alcaldes que juzgasen a los de Elda eran igualmente los pertenecientes a Elche (40). Esta serie de disposiciones fueron dadas por don Manuel, señor de Elche y Elda entre otras posesiones de la cuenca del Vinalopó que estuvieron en sus manos en la segunda mitad del siglo XIII. Dichas disposiciones revelan la existencia de unaun/Vers/'fas o comunidad cristiana aunque fuese reducida, que ya estaría presente en la segunda mitad del siglo XIII. Buena prueba de ello es la pequeña comunidad de cristianos existente en Elda en 1401. Un documento dado en Elche el 8 de febrero de ese año informa de los casats cristianos viejos de las comarcas de Elda y de Elche. Elda aparece en el documento (41) como el núcleo cristiano más numeroso de la cuenca media del Vinalopó: 73 y CASTILLA ' t y v í CAÑADA O /ALBACETE / • / / • CHINCHILLA CREVILLENTE^ «ANILLA o MAR •ORIHUELA ^MURCIA ALCANTARILLA/ ._.._ L£TU CARAVACA " • LIBRILLA ¡Uj MULA BULLAS EL ALGAR ^ CEHEGW CARTAGENA MEDITERRÁNEO O 10 20 30 40 KMS. REINO MUSULMÁN DE MURCIA HACIA 1245 £ f CAPITAL PRINCIPALES CIUDADES LIMITES FRONTERIZOS APROXIMADOS Gráfico 1 Situación de Elda en el noreste del Reino musulmán de Murcia (extraído de J. B. VILAR: Orihuela musulmana, Murcia, 1975). 74 Elda 30 Aspe 6 Novella . . . . 11 Montnóver . 2 Petrer 4 Salinas . . . . 8 TOTAL 61 (casats, familias, 4 eran miserables) (sumados los 7 de la Mola) Según estos datos Elda contaba prácticamente con el cincuenta por ciento de los cristianos de su comarca. Sin embargo es un insignificante contingente si se compara con los 348 casats de Elche, lo que ascendería a unos 1.600 habitantes cristianos (42). Si aplicamos la misma proporcionalidad casafs/habitantes de Elche a Elda, los 30 casats representarían un núcleo de unos 135 cristianos para esta última población. Es evidente que la Elda de la segunda mitad del siglo XIII contaría con un número de cristianos mucho más pequeño que el de 135. La escasez de cristianos llegados a Elda explicaría el que los mudejares no tuviesen necesidad de cambiar su ubicación en el interiordelavilla, ni de formar una morería o barriada mudejar al estilo de las formadas en Alicante, Elche y Orihuela, en la segunda parte del siglo XIII. La morería de Elda debió formarse por todo el siglo XIV ya que en 1428 se dio el asalto de la misma (43). Cuatro años antes Ximén Pérez de Corella había adquirido el castillo y la villa de Elda, a la que llegó con un lógico grupo de cristianos (valencianos) que hicieron aumentar a la ya citada comunidad de 135 cristianos (1401). Este aumento de cristianos crearía tensiones de toda índole con la morería (44). La comunidad cristiana aparece cada vez más clara hacía 1466, cuando Elda obtiene la celebración de una feria anual mediante un documento en el que se cita a su universitati. Juan II concede la feria anual a Elda, a su «comiti (Joan Roiz de Corella), alcadio, veteribus, aliamis et universitati» (45). A esta minoría cristiana hay que añadir la existencia de otra minoría como era la comunidad hebrea o judía. A comienzos del siglo XIV los judíos de Elda entregaban al rey 100 sueldos anuales, mientras que los mudejares pechaban 20.000 sueldos, doscientas veces la cifra cotizada por los judíos locales. Hacia 1300 Elda pechaba un cabezaje de 24.000 sueldos, incluidas pequeñas partidas no mudejares (46). 20.000 sueldos procedían de los mudejares, 100 de los judíos, el resto, 3.900, procederían de la «universidad» de Elda. Con estas cifras se puede intuir en qué proporción se distribuía el componente poblacional mudejar, judío y cristiano, en la villa de Elda durante la Edad Media. 75 En plena Edad Moderna (1597) existían en Elda 2.160 moriscos (47) y 360 cristianos (y en teoría ningún judío pues su comunidad fue expulsada en 1492). Si atendemos a esta inferioridad numérica cristiana respecto de la musulmana en este período, pensemos en una situación cristiana mucho más minoritaria en la segunda mitad del siglo XIII. Los hitos básicos de la repoblación castellana de Elda (y de la Península Ibérica en general) se fundamentan en el establecimiento de una estructura administrativa eclesiástica y civil, en este caso concreto con sedeen Elche, y en la pertenencia al señorío del infante don Manuel como auténtica figura repobladora de la época, en función de las inmensas propiedades que le cedió su hermano el rey Alfonso X: las comarcas de Villena, Elda, Novelda, Elche y Sta. Pola, constituían la gran propiedad de don Manuel. Esta y la de su hermano en el alfoz alicantino, suponían las mayores extensiones castellanas en la actual provincia de Alicante. Con ambas se pretendía implantar un auténtico dominio castellano al este del recientemente tomado reino de Murcia. El proceso de implantar la citada estructura administrativa fue lento pero importante, como ahora constataremos en sus precisos pasos de desarrollo. Comencemos por el terreno institucional eclesiástico. La Iglesia contaba con importantes hombres destacados en las tropas conquistadoras de Alfonso X, que recibían importantes lotes de tierra y que solían facilitar la implantación de la Iglesia en las nuevas tierras. Esta establecía pronto un sistema de beneficios eclesiásticos e importantes ingresos. Además creaba una dependencia institucional clave en la repoblación al constituirse obispados con sus respectivos vicariatos. El 31 de julio de 1250 el Papa Inocencio IV consagraba como primer obispo del recién creado Obispado de Cartagena a Fray Pedro Gallego. Una vez que fue proclamado Alfonso X como rey, dio contenido geográfico a dicho Obispado, dotándolo con «la villa de Alicante con su término, así como partía con tierra del Rey de Aragón; y más Petrel, Sax y Villena y la tierra de don Manuel como partía con la tierra del Rey de Aragón;...». En esa tierra de don Manuel iba incluida Elda a quien le pertenecía desde 1257. Además, el Obispado se componía con varios vicariatos, en el de Elx se integraba su misma villa más Elda, Asp, Novelda, Salinas, Petrer, la Mola, Xinosa, Munover, Crevillent y el lugar de Asprella. En las villas y castillos de dichos lugares se erigieron iglesias y se instituyeron beneficios eclesiásticos (48). En el Fundamentum Ecclesiae Cartaginense del obispo Nicolás de Agüilar (1366) se hace referencia a uno de los primeros prelados que atendieron Elda y otras villas de su comarca: «...ítem, Petri Martini Calviello, compositio maurorum, Elche et vallisde Elda et Novelda, Aspe, Chinosae et Monovar, quandiu duraverit et postea finita fuerit» (49). 76 Los pocos cristianos existentes en las citadas poblaciones tendrían suficiente con el prelado Pedro Martini Calviello para satisfacer su vida espiritual, en el último tercio del siglo XIII. Para reafirmar los términos del Obispado de Cartagena el rey Alfonso X expidió un nuevo privilegio el 11 de diciembre de 1266: «Sepan cuantos este privilegio vieren y oyeren, como Nos, don Alfonso, rey de Castilla, que por saber que hemos de hacer bien y merced a don Fray Pedro, por la gracia de Dios obispo de Cartagena, a su cabildo y a todos sus sucesores, le otorgamos tenga este obispado los términos que tenía antes de la guerra que contra Nos promovió el rey de Granada; o sea Alicante con su término, lindante con Aragón; Petrel, Sax, Villena y la tierra de don Manuel, nuestro hermano, hasta los lindes del reino de Aragón» (50). Después de concretar la dependencia de Elda respecto de Elche en materia de jurisdicción eclesiástica, don Manuel comenzó a legislar en el campo judicial. Don Manuel estableció en Burgos, el 5 de abril de 1268, «... que todos los christianos de Elda que se iudguen poral fuero et por los alcaldes de Elche...» (51). Lo que significaba la dependencia también de Elche en materia de jurisdicción judicial. Esta dependencia judicial era completada el 20 de diciembre de 1283, en Peñafiel, al ordenar don Manuel en su testamento «que las alzadas de los pleitos en los pueblos de Elda y Novelda, se vieran en Elche» (52). Además, en enero de 1270, Alfonso X «dá y otorga al Concelo de Elche, a los cristianos que y son pobladores agora e serán daquí adelante para siempre jamas, los fueros y franquezas que antes diera al Concejo de Murcia, población que disfrutaba los de Sevilla» (53). Lógicamente la villa de Elda se regiría igualmente por esos mismos fueros y franquezas merced a la ya citada orden dada por don Manuel en Burgos (5-IV-1268). Conquista y anexión de Elda a la Corona de Aragón En enero de 1284 moría don Manuel y dejaba sus señoríos y lugares a su esposa doña Beatriz, que los regi ría hasta la mayoría de edad de su hijo donjuán Manuel. Este se hizo cargo de la herencia cuando en 1292 moría Beatriz, pero tuvo que ceder las villas de Elda y Novelda con sus castillos a su hermana Violante Manuel, a la que le correspondían estas propiedades en virtud del testamento paterno (54). Jaime II, rey de Aragón, apoyó en 1296 a los infantes de la Cerda aspirantes al trono de Castilla frente al nuevo rey castellano Fernando IV. Este hecho provocó la guerra entre ambas coronas. El mayor de los infantes, don Alfonso de la Cerda, estimuló a Jaime II con el ofrecimiento de la soberanía de todos cuantos pueblos y castillos pudiera tomar en el territorio del reino de Murcia (que ya fue conquistado 77 por su abuelo Jaime I pero en favor de Castilla en 1265-66, y al que no se resignaban a renunciar los aragoneses) (55). Jaime II atacó Alicante por mar y por tierra hasta su conquista en 21-22 de abril de 1296. A continuación quedaría sitiada Elche. Durante el sitio de Elche parte del ejército de Jaime II fue enviado a conquistar el valle de Elda y otras zonas del reino de Murcia (56). Anteriormente (20 de junio) Jaime II había enviado una carta a doña Yolant (Violante Manuel) para que le reconociese soberano, pues de este modo conservaría Elda y Petrel (57). La rendición de Elche, Sta. Pola, Aspe, Monóvar, Pinoso y Salinas, que negociaron don Juan Manuel, señor de estas villas, y Jaime II cristalizaría en la tregua firmada por ambos sobre la base de que cuando don Juan Manuel alcanzase su mayoría de edad (21 años) habría de reconocer a Jaime II, «por señor y rey del reino de Murcia y él le mandaría entregar aquella villa y el puerto con los otros lugares» citados arriba, junto a «Elda v Novelda y toda la otra tierra que don Joan Manuel tiene en el reino de Murcia» (58). Dentro del pacto entre don Juan Manuel y Jaime II ya citado existía una cláusula sobre Elda y Novelda a favor de doña Violante Manuel, hermana del primero y señora de estos lugares. Por lo que si deseaba conservar los castillos y los bienes de los mismos, debía reconocer también a Jaime II como rey de los territorios murcianos en disputa (59). Con la tregua de siete años pactada entre los procuradores de don Juan Manuel (menor de edad) y Jai me II, en el sitio de Elche (27 de julio de 1296), se aseguraba a los hombres asentados en Chinosa, Monóvar, Salinas. Sta. Pola, Elda y Novelda (60). Después de establecerse la cláusula referente a Elda y Novelda como señorío de doña Violante Manuel, Jaime II expidió un documento que comunicaba a sus «procuratoribus, alcaidis, baiulis, iusticiis», etc., que los «sarracenos de Petrer et de Elda et de Novelda» los «recepimus sub riostra proteccione et guidatico speciali» (61). En otro documento declara que esa protección no exime de pagar los tributos existentes al alcaide de los castillos de esos lugares, don Juan García de Loaysa, y alienta al uso de la coerción a sus oficiales en el caso de que se produzcan resistencias ante los cobros (62). El 14 de mayo de 1303 enviaba Jaime II una carta a don Juan Manuel para prorrogar el pacto anteriormente establecido sobre Elda y Novelda. Los términos de la carta que nos interesan son los de «... alongarnos el tiempo de la seguridad que fizimos de los logares de Elda e de Novelda contenido en las primeras posturas..., que cuando vos dicho noble don Johan cobraredes Elche e los otros lugares que avuedes en el regno sobreditos cobredes el derecho que avuedes o auer devedes en los ditos logares de Elda e de Novelda» (63). 78 La guerra entre Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón continuó hasta que en 1304 se reunió en Campillo un tribunal arbitral formado por, don Juan Manuel (Castilla), don Jimeno de Luna, Arzobispo de Zaragoza (Aragón) y don Dionis, rey de Portugal (arbitro) (64). La sentencia arbitral se dio en Torrellas el 8 de agosto de 1304, expresando «que Cartagenia, Alacant, Elche con su puerto de mar e con todos los lugares que recuden a ell, Ella e Novella, Oriolla con todos sus términos e pertinencias, ...» pasaban a la Corona de Aragón (65). Con ella se realizaba el paso definitivo de Elda a la Corona de Aragón dentro del reino de Valencia Las razones del paso de territorios murcianos a la Corona de Aragón son dadas por el cronista Ramón Montaner. Jaime I había entregado en dote a una hija a don Manuel que además recibía los territorios mudejares de su propiedad, que tras una sublevación mudejar fueron reconquistados por Jaime I (1265-66). Pero como la hija de éste casada con don Manuel murió sin descendencia se debían «tornar al senyor rei d'Aragó», los territorios citados. «E ara lo senyor rei d'Aragó volc-ho cobrar, e gran raon e dret que era; e aixien aqueste paus recobrá-ho, co es: Alacant, Elx, Asp, Petrer, la Valí d'Etla e de Noetla, e la Mola, Crivileny, Favanella, Callosa, Oriola, Guardamar» (66). El 13 de agosto Fernando IV y Jaime II se comprometían por carta a cumplir la sentencia arbitral (67). Con el fin de hacer efectivo el traspaso de titularidad de Elda y el resto de las poblaciones citadas Jaime II exigía a los alcaides de los castillos de las mismas, que entregaran éstos a su procurador don Gonzalo García. Doña Violante le entregó «los castillos e lugares de Ella e de Novelda» según se había establecido en la sentencia (68). A pesar de la demanda no se entregaron dichos lugares y castillos por lo que aparecieron tensiones entre los monarcas castellano y aragonés. Este hecho derivó en la constante emisión de cartas de protesta y demanda. El 15 de noviembre de 1304 Jaime II reclamaba «...los lugares de Ellae de Novella e Elche, con sus términos e pertenencias» (69). La razón de la tardanza quedaba al margen de Fernando IV, que debía compensar al i nfante don Alfonso de Portugal y a su esposa doña Violante por la entrega de los territorios murcianos de ambos a Jaime ll.de acuerdo con el pacto de Campillo. A cambio de las rentas de Elda y Novelda que dejaban de percibir, don Alfonso y doña Violante recibirían Medellín con sus términos, derechos y arroyo del puerto. Pero parece que no se veían suficientemente compensados en el cambio y por ello dilataban el traspaso. En esta problemática es interesante conocer las rentas de Elda y Novelda, concretamente lo que pechaban anualmente al rey a principios 79 TAHC Gráfico 2 El término municipal de Elda con indicación de sus yacimientos arqueológicos musulmanes (ss. XII-XIII) y de su caso urbano: 1. El Monastil. 2. Laderas de Bolón. 3. Dos Puentes. 4. Casco urbano. 80 Gráfico 3 El núcleo urbano originario de la actual ciudad de Elda: evolución a partir de la zona del castillo y sus aledaños con mención de los restos arqueológicos musulmanes (ss. XII-XIII) más significativos: 1. Casa de J. Vidal y confluencia c/ Ricardo León con c/ Dos de Mayo. 2. Pza. Constitución. 3. c/ Gonzalo Sempere-c/ Huerto. 4. Castillo. 81 del siglo XIV. Elda pechaba al rey 24.000 sueldos anuales (los gastos de tenencia del castillo en concepto de sueldo del alcaide y reparaciones ascendían al año 2.500 sueldos), mientras que Novelda pechaba 12.303 sueldos, en total 36.303 sueldos (70). En febrero de 1305 Fernando IV afirmaba que los lugares que él entregaba en el cambio eran más valiosos y debían rentar más sueldos que los citados pechos de Elday Novelda. Así se entiende que Fernando IV afi rmase que los lugares que ofrecía «es cosa cierta que valen tanto y más que los dichos logares de helda y novelda...». Además protestaba y proponía como arbitro al arzobispo de Toledo, exigiendo que si «...valen mas estos logares que vos yo do por este canvyo que lo demás sea para mi» (71). Una carta del señor de Petrel y alcaide de los castillos de Elda y Novelda, pertenecientes a doña Violante, revela que su destinatario Jaime II a causa de la tardanza pensaba tomar por las armas dichos castillos. Además ya no se menciona a Medellín en el cambio por Elda y Novelda sino a Carrión (72), que quizá complaciese más a don Alfonso de Portugal y su señora doña Violante Manuel. Posteriormente el alcaide solicitaba una prórroga en la entrega de los castillos a loque se negó Jaime II, que además dio ordenes a su consejero Gonzalo García para tomar los mismos, pero sin usar la fuerza (73). Con el cambio de soberanía cesó el antiguo alcaide de los castillos del valle de Elda y Novelda, don Juan García de Loaysa, que fue sustituido por don Pedro de Montagut (74). Una vez terminada la guerra y asegurado el cambio de soberanía en favor de Jaime II de Aragón, éste tuvo que asumir los desperfectos ocasionados en dicha guerra, de modo que inició las restauraciones pertinentes en torres, castillos y murallas de Alicante, Elche, Orihuela, Villena, Petrel, etc.. (75). LA INFORMACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA VILLA DEL SIGLO XIII Exponemos en este punto un sucinto resumen de los datos aportados por nuestro personal muestreo, sobre los materiales arqueológicos musulmanes del siglo XIII aparecidos en el término de Elda. Hay que advertir que se trata de los datos de un primer muestreo por lo que los mismos son provisionales. Futuros estudios arqueológicos confirmarán o refutarán, y en todo caso ampliarán, los datos que ahora avanzamos de un material hasta hoy prácticamente inédito (depositado en el Museo Arqueológico de Elda), generalmente recogido tras la destructiva labor de las palas de las máquinas excavadoras. Los yacimientos a los que corresponden los materiales que nos interesan se distribuyen en dos ámbitos diferentes, la zona urbana y la zona rural. 82 En el actual casco antiguo de Elda (ubicado al noroeste de la ciudad) hemos localizado tres puntos con restos arqueológicos de los siglos XII y XIII. Uno en las cercanías de la antigua casa de J. Vidal (lindando con el extremo oeste de la calle Dos de Mayo); otro en un solar de la Plaza de la Constitución (hacia el centro-sur del casco antiguo); y el tercero en un solar de la calle Gonzalo Sempere (en la confluencia con la del Huerto, en el límite oeste del casco antiguo). En el límite norte de la ciudad medieval queda emplazado el castillo cuyos materiales más antiguos son también de los siglos XII-XIII, es decir, de época almohade y las décadas inmediatamente anteriores a la conquista cristiana. Los materiales que nos han servido de guía (aunque existiesen otros) son especialmente las cerámicas de «cuerda seca», las esgrafiadas con pintura en manganeso y las estampilladas. a) Casa de J. Vidal c. Dos de Mayo En antiguas obras realizadas en su proximidad aparecieron restos arqueológicos de los que apenas quedan unos pocos fragmentos, entre ellos algunos de cuerda seca y de esgrafiado con pintura en manganeso. En un solar que hace esquina entre la calle Dos de Mayo y la de Ricardo León se están realizando unas prospecciones arqueológicas que han exhumado restos de distintas épocas. En el momento de redactar este trabajo se excavaba un pozo que aportaba materiales cerámicos como las piezas esgrafiadas pintadas en manganeso y las estampilladas. Ambos conjuntos arqueológicos corresponden a la segunda parte del siglo XII o primera del XIII. b) Plaza de la Constitución En un pequeño solar se procedió recientemente a excavar en urgencia, apareciendo niveles arqueológicos modernos bajo los que se descubrió un pequeño múrete, de piedra y barro, acompañado de escasos fragmentos esgrafiados y otros estampillados con igual técnica que la empleada sobre algunas piezas halladas en el castillo de Elda. Dichos fragmentos los datamos en los siglos XII-XIII. c) C. Gonzalo Sempere (antigua calle de La Tripa) Las obras de apertura de la cimentación de un nuevo edificio originaron el afloramiento en bolsadas de un ingente material musulmán (jarras, 83 Foto 1 Cerámicas estampilladas del castillos de Elda. marmitas, tapaderas, escudillas, cuencos, tinajas, e t c . ) , del quedestacan los fragmentos de cerámicas estampilladas y esgrafiadas. De las primeras debemos mencionar un fragmento que presenta como motivo estrellas de ocho puntas en cuyo interior se representan hojas vegetales. También es interesante el fragmento con arcos lobulados (foto 3). Pieza especial es un fragmento de una gran tapadera o brocal estampillado bellamente con motivos epigráficos, vegetales y geométricos. Además en su parte superior se observa parte de un texto esgrafiado (en escritura árabe cursiva) (foto 2). Al margen de los materiales no se hallaron indicios de construcción alguna. Como en el resto de los casos son materiales de los siglos XII-XIII. 84 Foto 2 Fragmento de gran tapadera o brocal esgrafiado y estampillado (c/ Gonzalo Sempere). Fofo 3 Fragmentos de cerámicas estampilladas (c/ Gonzalo Sempere). 85 Foto 4 Cerámicas esgrafiadas con pintura en manganeso (c/ Gonzalo Sempere). d) Castillo de Elda Las excavaciones arqueológicas realizadas en un lateral del patio del castillo en 1983 aportaron abundantes materiales modernos y medievales. La cuadrícula E-VI presentó una estratigrafía continuada desde el siglo XVIII hasta el XII. El último estrato, entre los 4 y 6 metros de profundidad, descansaba sobre la roca madre sobre la que se asienta el castillo, es el de su origen. Fue en él donde aparecieron las cerámicas más antiguas, cerámicas almohades de los siglos XII-XIII. Al margen del vidrio y del metal hay que citar los fragmentos de cerámicas esgrafiadas, y especialmente los estampillados con motivos epigráficos, vegetales, geométricos, arquitectónicos y faunísticos. La pieza más espectacular es una tinaja de la que se conservan numerosos y grandes fragmentos (fotos 5,6 y 7), que unidos lo mejor posible ofrecen una decoración distribuida en fajas o frisos. De arriba a bajo tenemos un primer friso con motivos epigráficos constituidos por texto árabe. Un segundo friso está decorado por arcos lobulados que terminan con una cúpula y que encierran representaciones animales, ciervos y quizá caballos; esta decoración parece ordenarse en metopas. El tercer friso contiene un nuevo texto árabe que se repite por todo el friso. El 86 cuarto friso presenta grandes cúpulas entrelazadas. El quinto friso está ocupado por metopas que contienen alternativamente circulitos en espiral y gotas o lágrimas, motivos decorativos que completan y rellenan toda la tinaja como decoración secundaria. El sexto friso presenta las mismas cúpulas del cuarto, pero algo más reducidas. Hay restos de un séptimo friso, posiblemente el último, decorado con los mismos motivos del quinto. Todos los frisos aparecen separados por una estrecha banda con estrellas o asteriscos estampillados. El mejor paralelo de esta pieza lo constituyen otras piezas semejantes aparecidas en la Casa Desbrull (Mallorca), que G. Rosselló data en época almohade (76). Todos estos materiales, de finales del siglo XII y principios del XIII, aparecieron entre unas extrañas estructuras construidas a base de hiladas de grandes piedras que se alternaban con otras hiladas de tierra. En otro sector del castillo apareció un dirhem almohade (foto 8), sin ceca ni mención de soberano y con este texto: Anverso: No (hay) Dios sino Allah Reverso: Allah (es) nuestro Señor Todo (es) para Allah Mahoma (es) nuestro Enviado No (hay) fuerza sino Allah El Mahdí (es) nuestro Imán Se trata de un dirhem anónimo con una leyenda muy frecuente en este tipo de monedas (77). La ausencia de los signos de ceca y soberano se suele interpretar en un dirhem de esta clase como perteneciente a una ceca africana, aunque abundan las acuñaciones tardías e incluso fraudulentas (de reinos cristianos) (78) de tal tipo de dirhem de plata anónima. La moneda en cuestión hallada en el castillo puede fecharse en la primera parte del siglo XIII. La información castellológica ratifica todo lo expuesto sobre el castillo de Elda y los materiales en él aparecidos. La estructura antigua del castillo la formaban un recinto amurallado de forma poligonal, con enormes y macizos cubos en saliente de tapial de 1,35 por0,90 metros, sobre basamentos de mampostería. En el interiordel patio quedan restos de una construcción de tapial compacto, de planta rectangular y con tres ingresos adintelados, dos en su lado mayor y otro en el pequeño, en el lado oeste. Esta construcción la ha interpretado R. Azuar como la posible base de una torre (79). Si conjugamos los datos históricos con los arqueológicos y castellológicos podemos suponer un origen para el castillo que remontaría hasta el último cuarto del siglo XII o principios del siglo XIII, que es una datación semejante a la propuesta por R. Azuar (80). En el ámbito rural de Elda conocemos, de momento, la existencia de tres yacimientos con pruebas evidentes de una desigual actividad entre los siglos XII y XIII. Se trata de los yacimientos de El Monastil, Dos Puentes y Laderas de Bolón. 87 JP t ."-'" \ Ht2LÍ • * Fotos 5 y 6 Fragmentos de boca, hombro, panza y pared baja de una gran tinaja almohade estampillada con motivos epigráficos, arquitectónicos y faunísticos (Castillo de Elda). 88 :M • ^ ... *~t". » * './•„ -Í*^™'T ' : & : • - / • Fofo 7 Detalle epigráfico de la anterior. 4«*^j58fi¡SS^ Fofo 8 Anverso y reverso de un dirhemalmohade anónimo (Castillo) (aumentado a 3 veces su tamaño). 89 Foto 9 Cerámicas esgrafiadas pintadas en manganeso (Castillo). e) El Monastil Yacimiento situado 1 km. al norte del casco urbano de Elda, en la estribación noreste del monte de La Torreta En este lugar de habitat originado en el tránsito del Eneolítico al Bronce se ubica un poblado, que arranca de época ibérica y perdura hasta el fin del mundo romanovisigodo. La arqueología tardorromana (81) del yacimiento ha propiciado las opiniones de Mateu i Llopis, Llobregat, Azuar y Poveda (82), que apuntan hacia la ubicación de la sede episcopal de Elo (la iglesia elotana) en El Monastil y su pervivencia hasta el siglo Vil y el pacto de Teodomiro. Además, R. Azuar (83) no descarta la posibilidad de que se ubique en este poblado el al-Munastír que cita Yáqüt en el siglo XIII, y que lo situaba en el este de al-Andalus. La arqueología constata la actividad humana en el poblado hasta el siglo VI, a partir del cual se produjo un hiatus hasta el siglo XII o XIII, momento al que pertenece un reducido lote de materiales entre los que se documenta un fragmento de cerámica esgrafiada pintada en manganeso, y otro de cuerda seca parcial y esgrafiado. Tales materiales no tienen registro estratigráfico y corresponden a antiguas excavaciones. f) Dos Puentes Una reciente prospección realizada en la partida de esta denominación ubicada al sudoeste de la población, junto a la margen izquierda del 90 río Vinalopó, ha aportado un lote de diversos materiales medievales (inéditos) de los cuales nos interesa mencionar la presencia de dos fragmentos de cerámica de cuerda seca junto a otros materiales. Al margen de otros materiales más modernos, los citados y los que pertenecen a su mismo momento permiten afirmar la existencia de un posible asentamiento musulmán, de los siglos XII-XIII, que se asienta sobre una villa romana fechada momentáneamente entre los siglos I y III d.C. g) Laderas de Bolón Al oeste de Dos Puentes, en el otro lado del río, se ubica un importante despoblado musulmán indicio de la existencia de un poblado, o al menos una alquería, hoy totalmente destruido. El yacimiento estaba constituido por un área de construcciones y vertederos, otra área de galerías subterráneas, y una tercera con enterramientos en cistas construidas con losas. Las construcciones estaban formadas por una serie de muros de piedras cogidas con argamasa (hoy desaparecidos a excepción de uno). Junto a dichas construcciones aparecían bolsadas de materiales cerámicos, destacando la presencia de algunos fragmentos de cerámica esgrafiada pintada en manganeso, y un fragmento del fondo de un ataifor vidriado de color amarillo con parte de dos estampillas (84). Pero la pieza más representativa y espectacular del yacimiento es una gran tinaja de dos asas, en parte restaurada, que presenta una técnica decorativa de relieves y estampillados epigráficos y arquitectónicos (fotos 10-11). La decoración se distribuye en cuatro frisos separados por dobles bandas (a veces triples) que presentan incisiones. El primer friso está decorado por un texto árabe que se repite a lo largo de todo el friso. En este se implantan las asas. La decoración de los frisos segundo y tercero esa base de arcos de herradura musulmanes, que encadenados constituyen una arquería que recorre toda la panza de la tinaja. Un último y cuarto friso presenta una banda ondulada. Este tipo de tinaja se ha documentado en otras áreas con una cronología mudejar de los siglos XIII o XIV (85). Además de las construcciones citadas conocemos un habitat en cuevas, del que pudimos excavar personalmente el conjunto denominado Galería de Jesús. Se trata de una galería excavada en la tierra, a 2,50 m. de profundidad del suelo actual. Tiene forma de pasillo en L que alberga ocho cubículos para vivienda y almacén, igualmente excavados en la tierra. Los cubículos o cuevas eran semicirculares o casi circulares, con techumbre abovedada también excavada, con o sin pequeño pasillo de entrada que cuando existe es de medio cañón. En las paredes de las 91 cuevas y del pasillo se excavaron también unos pequeños nichos para colocar en su interior las lucernas que iluminasen la galería. La potencia estratigráfica es escasa dado el poco uso que debió tener este probable refugio subterráneo. Sin embargo, entre el escaso material hallado hay que reseñar una pequeña orcita vidriada y de barniz amarillo, y una lucerna de piquera del tipo III de G. Rosselló (86), del siglo XII, aunque el conjunto parece pertenecer al siglo XIII como el resto del yacimiento. Al oeste del conjunto se ubica el Cerro de las Sepulturas, donde antaño aparecieron tres enterramientos en cistas de cuatro losas y una quinta superpuesta que las cierra. Además aparecieron otros restos humanos esparcidos por el cerro cortado por la erosión y la vía del ferrocarril (87). No conocemos ajuar alguno que acompañase a los enterramientos que en opinión de R. Azuar serían tardorromanos (88), afirmación que nosotros no podemos apoyar ni refutar con los datos actuales. Después de este somero análisis de la arqueología de Elda en los siglos XII y XIII podemos obtener unas primeras conclusiones. Se verifica que la actividad y presencia musulmana aparece clara en la segunda parte del siglo XII y en el siglo XIII, en pleno período africano con los almohades. Da la impresión de que en un primer momento los almohades se pudieron asentar en las afueras del pequeño núcleo de la villa de Elda, en la calle Gonzalo Sempere (fuera del Portal del Ángel, puerta oeste de la villa medieval) y en el tramo Casa de J. Vidal y extremo oeste de la calle Dos de Mayo. También debieron darse unos primitivos asentamientos en torno al río Vinalopó, en Laderas de Bolón y Dos Puentes, y visitarían esporádicamente El Monastil. Estos asentamientos podrían ser un poco anteriores al asentamiento almohade del castillo, originado en este período. Todos los asentamientos continuaron en siglos posteriores al XIII hasta englobarse en el casco antiguo de la actual Elda, sólo El Monastil y Laderas de Bolón finiquitan en el siglo XIII, lo que no es muy extraño pues se ubican en la zona rural. El asentamiento almohade parece consolidar el crecimiento del núcleo medieval de Elda (villa y castillo) en el último cuarto del siglo XII. En plena evolución de esa villa llegó la «conquista» castellana de la misma, a mediados del siglo XIII (1243-44). Cuando se presentan los almohades el pequeño núcleo medieval de la villa parece circunscribirse en el interiorde un hipotético rombo irregular, con vértices en el castillo, calle Gonzalo Sempere, Plaza de la Constitución y en la intersección de la Casa de J. Vidal con la calle Dos de Mayo. Con los actuales datos arqueológicos del siglo XIII parece confirmarse que no hubo expulsión de la población musulmana de Elda por parte de 92 A Fotos 10 y 11 Gran tinaja almohade estampillada y detalle de la misma (Laderas de Bolón). 93 los castellanos que se hicieron cargo de la villa, a mediados del siglo XIII. Por ello no conocemos indicios de la formación de una morería extramuros de la ciudad. 94 NOTAS (1) E. A. LLOBREGAT, «Castillos y fronteras medievales en la provincia de Alicante», en Castillos de España, 70,1970, pp. 130-32. J. B. VILAR, Los siglos XIV y XV. Historia de la ciudad de Orihuela, III, Murcia, 1977, pp. 278 ss. R. AZUAR, Castellología Medieval Alicantina: Área Meridional, Alicante, 1981, p. 41; «Panorama de la arqueología medieval en los valles alto y medio del Vinalopó (Alicante)», en Lucentum, II, Univ. de Alicante, Alicante, 1983, p. 350. (2) F. MATEU I LLOPIS, «Sobre la identificación toponímica de Elota», en Homenaje a Millas Vallicrosa, II, Barcelona, 1956, pp. 31-39. E. A. LLOBREGAT, Teodomiro de Crióla, Caja de Ahorros Provincial de Alicante, Alicante, 1973, pp. 46-51; La primitiva Cristiandat Valenciana, L'Estel, Valencia, 1977, pp. 94 ss.; «Las sedes episcopales valencianas preislámicas y su dependencia metropolitana. Subsidios para un análisis de la Ordinatio Ecclesiae Valentínae», en Escritos del Vedat, X, Torrente (Valencia), 1980; Nuestra Historia, II, Valencia, 1980, pp. 178-9. R. AZUAR, Castellologia Medieval..., op. cit., nota 1, p. 109; «Panorama de la Arqueología Medieval...», op. cit. nota 1, p. 350. A. M. POVEDA, La Terra Sigillata de Elda (Alicante), Alicante, 1984, Memoria de Licenciatura presentada en la Universidad de Alicante (inédita); «La ciudad romana de Elo en época paleocrístianay su sede episcopal visigótica (ss. IV-VII). Estado de la cuestión», Alicante, 1984 (en prensa). (3) F. CODERA-J. RIBERA editores de Al-Dabbí, Bugiat al-multamis ti tárij rayál ahí al-Andalus, Bibliotheca Arábico Hispana, III, Madrid, Real Academia de la Historia, 1885. 'Abd-alAziz Al-Ahwani editor de A l - l l d r i , Fragmentos históricos de almasalik ilayamica almamalik, Madrid, Instituto de Estudios Islámicos, 1965. A. HUICI, Historia musulmana de Valencia y su región, I, Valencia, 1970, p. 87. E. MOLINA, « La cora de Tudmi r según al-cUdrf (s. XI)», en C.H.I., 4, Granada, 1972, p. 113; «Ultimas aportaciones al estudio de la Cora de Tudmir (Murcia). Precisiones y rectificaciones», en C.H.I., 7, Granada, 1975-76, pp. 83-111. (4) J. B. VILAR, «La musulmana lyyu(h), Hellín actual», enAI-Basit, 3, Albacete, 1977, pp. 21-25. (5) A. YELO, «La ciudad episcopal de Ello», en Anales de la Universidad de Murcia, vol. XXXVII-1-2, Murcia, 1978-79, pp. 13-44. (6) IHSANABBAS, editor de AI-Himyarí,K/taba/-«awda/-M/'cfarí/Jabara/-/4qfar, El Cairo, Nasser Foundation for Culture, 1980. (7) E. A. LLOBREGAT, «Relecturadel Ravennate: dos calzadas, una mansión inexistente y otros datos de la Geografía antigua del País Valenciano», en Lucentum, II, Universidad de Alicante, Alicante, 1983, pp. 236-7. (8) M.* JESÚS RUBIERA, «Elda en el Pacto de Tudmir: camino y fortaleza», en Alborada, XXIX, Elda (Alicante), s/n. (9) E. A. LLOBREGAT, «Relectura del Ravennate...», op. cit, nota 7, pp. 225-242. A. M. POVEDA, «La ciudad romana de Elo...», op. cit., nota 2. (10) 'ABD-AL-'AZIA AL-AHWÁNI, Fragmentos geográfico-históricos..., op. cit., nota 3, p. 67. J. VALLVE, «La división territorial déla España Musulmana (II); La Cora de Tudmir», en Al-Andalus, XXXVII, 1972, p. 157. R. AZUAR, «Panorama de la Arqueología Medieval...», op. cit., nota 1, p. 351. 95 (11) R. MENENDEZ PIDAL, La España del Cid, Madrid, 1969, p. 935. Crónica General de Ocampo, folio 321 v. R. AZUAR, «Panorama de la Arqueología Medieval...», op. cit., nota 1, p. 351. (12) R. AZUAR, Castellologia Medieval..., op. cit, nota 1, p. 33. (13) A. HUICI editor de Ibn Sáhib Al-Sala, Al-Man bil-imáma, Valencia, 1969, p. 224. R. AZUAR, «Panorama de la Arqueología Medieval...», op. cit., nota 1, p. 351. (14) P. GUICHARD, «Le peuplement de la región de Valencia aux deux prémiers siécles de ladomination musulmane», en Melanges de la Casa Velázquez, V, Madrid, 1969, pp. 103-158. R. AZUAR, «Panorama de la Arqueología Medieval...», op. cit., nota 1, p. 351. (15) GAMAL 'ABD-AL-KARIM, YÁQÜT. KITÁB MU'YÁM AL-BULDÁN, «La España musulmana en la obra de Yaqut (s. XII-XIII), repertorio enciclopédico de ciudades, castillos y lugares de Al-Andalus, extraídos del...», en C.H.I., 6, Granada, 1974, p. 108. (16) R. AZUAR, «Una interpretación del 'hisn' musulmán en el ámbito rural», IDEA, 37, Alicante, 1982, pp. 33-34. (17) P. GUICHARD, Un señor musulmán en la España cristiana: el Ra'is de Crevillente (1243-1318), Alicante, 1976, p. 16 (trad. S. Domenech). J. TORRES FONTES, «Murcia castellana», en Historia déla Región Murciana, III, Murcia, 1981, p. 297. J. M. DEL ESTAL, Conquista y anexión de las tierras de Alicante, Elche, Orihuela y Guardamar al Reino de Valencia por Jaime II de Aragón (1296-1308), Caja de Ahorros Provincial de Alicante, Alicante, 1982, pp. 38-39; Documentos inéditos de Alfonso X el Sabio y del infante, su hijo Don Sancho, Alicante, 1984, pp. 14-16. (18) A.H.N., Santiago, Uclés, 118-2. V. MARTÍNEZ MORELLA, Franquezas de Alfonso X el Sabio a Alicante, Alicante, 1951, doc. 205. J. TORRES FONTES, Fueros de Alfonso el Sabio al Reino de Murcia, Murcia, 1973, V (CODOMIII). A. NAVARRO, Historia de Elda, I, Caja de Ahorros Provincial de Alicante, Alicante, 1980, p. 97. A. HERRERO, «Toponimia premusulmana de Alicante a través de la documentación medieval», en Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, 3, Alicante, 1984, p. 30. (19) A.C.A., Cartas en papel, n. 127. J. M. DEL ESTAL, «Conquistay anexión...», enop. cit, nota 17, pp. 147-154. (20) A.H.N. Sellos, 63/2. J. TORRES FONTES, Documentos del siglo XIII, Murcia, 1969 (CODOM II), doc. VI. A. HERRERO, «Toponimia premusulmana...», op. cit., nota 18, p. 30. (21) J. M. DEL ESTAL, Documentos inéditos de Alfonso X..., op. cit., nota 17, pp. 17-18. (22) A.M.A. Arm. 1, lib. 3, fols. 298v-299r. J. M. DEL ESTAL, «Carta de Alfonso X el Sabio fijando el término municipal de Alicante», en Idealidad, 2, Alicante, 1976, facsímil, transcripción y comentario; «Delimitación del término municipal de la villa de Alicante por Alfonso X el Sabio y Jaime II de Aragón (1252-1296)», en ÍTEM, 1, Alicante, 1976, pp. 96-109; Conquista y anexión..., op. cit., nota 17, pp. 63-66, 315-318; Documentos inéditos de Alfonso X..., op. cit., nota 17, pp. 20-27. Varios, Libro de los primitivios Privilegios de Alfonso X el Sabio a Alicante. Estudio histórico y transcripción, ed. facsímil EDILAN, Madrid, 1984. (23) J. M. DEL ESTAL, Documentos inéditos de Alfonso X..., op. cit., nota 17, pp. 20, 42, mapas de las pp. 13, 21 y 43. (24) J. LÓPEZ, Bullarium equestris ordinis S. Jacobi de Spatha, M. 1719, p. 189. J. TORRES FONTES, Documentos del siglo XIII, op. cit., nota 20, doc. XVII. J. M. SOLER, «Historia de Villena», en Rev. Municipal Villena, Villena (Alicante), 1983, p. 97. (25) J. M. SOLER, «Historia de Villena», op. cit, nota 24, p. 97. (26) S. DE MOXO, Repoblación y Sociedad en la España Cristiana Medieval, Ed. Rialp, Madrid, 1979, p. 371. (27) A. GIMÉNEZ, Don Juan Manuel, Zaragoza, 1932, pp. 307-308, doc. CV (31 de octubre 1304). P. GUICHARD, Un señor musulmán..., op. cit, nota 17, p. 29. (28) S. DE MOXO, Repoblación y Sociedad..., op. cit, nota 26, pp. 373-4, 379. (29) A.H.N. Aledo, 50-2. V. MARTÍNEZ MORELLA, Franquezas de Alfonso X..., op. cit, nota 18, doc. 206. J. TORRES FONTES, Fueros de Alfonso X..., op. cit, nota 18, doc. XXXII. A. NAVARRO, Historia de Elda, op. cit, nota 18, p. 98. A. HERRERO, «Toponimia premusulmana...», op. cit., nota 18, p. 30. (30) F. CÁSCALES, Discursos históricos de la muy noble y muy leal ciudad de Murcia, Murcia, 1621 (reimpr. 1874 y 1980, Murcia), Discurso I, Capítulo XII. (31) P. IBARRA, Historia de Elche, Alicante, 1895 (reimpr. facs. Valencia, 1982), p. 37. (32) A. BALLESTEROS, Alfonso X el Sabio, Barcelona, 1963, p. 346. J. TORRES FONTES, Fueros de Alfonso X..., op. cit, nota 18, doc. LXII. (33) R. MUNTANLH, XII, 6 / / , en Les quatregranscroniques,F.So\dev\\a, Barcelona, 1971. 96 (34) R. MUNTANER, XIII, 678, op. cit, nota 33. (35) Jaume I, 413, 150, op. cit, nota 33. (36) R. MUNTANER, XVII, 681, op. cit., nota 33. (37) R. COLOMA, La reconquista en tierras de Alicante, Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, Alcoy (Alicante), 1976, p. 60. (38) F. CÁSCALES, Discursos históricos..., op. cit., nota 30, Disc. II, Cap. IV. E. ABAD, El castillo de la Mola de la ciudad de Novelda, Murcia, 1928, p. 60. (39) S. SOBHEQÜES, Historia de España y América, II, Ed.Vicens Vives, Barcelona, 1961, p. 42. J. M. SALRACH, Historia deis Paisos Catalans, I, Ed. Edhasa, Barcelona, 1981, p. 603. (40) D. DE SOMONTES, Ayuntamientos Manuscritos, I, fol. 169 ss. «Fundamentum Eclesiae Cartaginensis», 1450. J. PÉREZ RICO, Notas Críticas para una Historia de Monóvar y de algunos de sus pueblos limítrofes, Ayuntamiento de Monóvar, Monóvar (Alicante), 1960, pp. 4-5. G. VIDAL TUR, Un obispado español: el de Orihuela-Alicante, Alicante, 1961, pp. 29-30. P. HERRERO, Aproximación a la Historia de Novelda, Novelda (Alicante), 1978, p. 10. A. IBARRA, lllici, Alicante, 1879, p. 46. P. IBARRA, Historia de Elche, op. cit., nota 31, 31, pp. 58 y 105. J. TORRES FONTES, Documentos del siglo XIII, op. cit., nota 20, docs. XXXVI (A.M.E., «Libro de privilegios.., fol. XIV) y LXXX. A. NAVARRO, Historia de Elda, op. cit., nota 18, pp. 100-101. (41) A.M.E., Uibre de Concells, n. 1 (antiguo 696), 8-111-1401. V. GOZALVEZ, La ciudad de Elche. Estudio Geográfico, Facultad de Filosofía y Letras, Valencia, 1976, p. 195. (42) V. GOZALVEZ, La ciudad de Elche, op. cit., nota 41, p. 195. (43) J. M. SALRACH, Historia de Páisos Catalans, op. cit., nota 39, p. 605. A. M. POVEDA, «Elda y la familia de los Corella (s. XV)», en Alborada, XXIX, Elda (Alicante), 1983, s/p. (44) A.C.A. Reg. 2.920, fol. 102. A. M. POVEDA, «Elda y la familia...», op. cit., nota 43. (45) A.R.V. Real Cancillería, vol. 289, fol. 75. M. RUZAFA, «El mercado y la feria de Elda en el siglo XV», en Alborada, XXX, Elda (Alicante), 1984, pp. 38-39. (46) CODOIN AGCA, XXXIX, Rentas de la antigua Corona de Aragón, Barcelona, 1871, pp. 121-123. J. B.VILAR, Los ss.X/V-XV, op. cit., nota 1, pp. 51 y 56. En la baylía de Orihuela se citan varias comunidades hebreas, la de Elda y las más importantes de Orihuela y Elche, que pechaban con 500 sueldos anuales. Es probable que también en el lugar de Petrer, situado junto a Elda, existiese algún elemento judío según se desprende de que al llegar Jaime I a Elda (1265) recibiese a tres emisarios de Petrer, dos musulmanes y un judío (posiblemente emigrante de Castilla) (Jaume I, 414, 151, op. cit., nota 33; R. I. BURNS, Jaume I i els valencians del s. XIII, Valencia, 1981, p. 319). (47) J. MARTÍNEZ VALLS, «Los moriscos de la diócesis de Orihuela a finales del siglo XVI», en Anales de Derecho, 1, Universidad de Alicante, Alicante, 1982, p. 258. (48) D. DE COMONTES, Apuntamientos Manuscritos, op. cit., nota 40. J. PÉREZ RICO, Noras criticas..., op. cit, nota 40. P. HERRERO, Aproximación..., op. cit., nota 40. (49) P. HERRERO, Aproximación..., op. cit., nota 40. (50) G. VIDAL TUR, Un obispado español, op. cit., nota 40. A. NAVARRO, Historia de Elda, op. cit., nota 18, p. 100. (51) A. IBARRA, lllici, op. cit., nota40, p. 46. P. IBARRA,Historia de Elche, op. cit., nota 31, p. 105. J. TORRES FONTES, Documentos del siglo XIII, op. cit, nota 20, doc. XXXVI. A. NAVARRO, Historia de Elda, op. cit, nota 18, p. 101. A. HERRERO, «Toponimia premusulmana...», op. cit, nota 18, p. 30. (52) P. IBARRA, Historia de Elche, op. cit., nota 31, p. 58. A. NAVARRO, Historia de Elda, op. cit, nota 18, p. 101. (53) P. IBARRA, Historia de Elche, op. cit, nota 31, p. 46. (54) J. M. SOLER, La relación de Villena de 1572, Alicante, 1969, p. 91. (55) J. M. DEL ESTAL, Conquista y anexión..., op. cit, nota 17, pp. 154-155. (56) R. MUNTANER, CLXXXVIII, 835, op. cit, nota 33: «...E dins aquel/ femps que el setge se tenia, hac tota la valí d'Etla e de Noetla, e Nompot, Asp, Petrer, la Mola. Ehac Criveleny, que l'arrisde Crevelenyse'n venaellees féusonhomeson vassall. EpuishacFavanella, Callosa e Guardamar». J. ZURITA, Anales de la Corona de Aragón, V, XXI, Zaragoza, 1569-71, p. 500. J. M. DEL ESTAL, Conquista y anexión..., op. cit, nota 17, p. 169. (57) A.C.A. Reg. 340, fol. 148v. J. M. DEL ESTAL, Conquista y anexión..., op. cit., nota 17, pp. 349;350. Esta carta fue precedida de otra enviada por Jaime II a don Alfonso de Portugal (esposo de Violante Manuel y hermano del rey portugués don Dionís), en la fecha del 28 de abril de 1296. El primero pide que las villas que posee la esposa del segundo en el reino de Murcia, caso de Elda y Novelda, le reconozcan como soberano, pues de lo contrario iría contra ellas. Al final se aceptó el reconocimiento de la soberanía de Jaime II sobre esas villas y los territorios 97 murcianos tomados por él (A.C.A. Reg. 340, fol. 52v. J. M. DEL ESTAL, Conquista y anexión..., op. cit., nota 17, pp. 202-3 y 251). (58) E. ABAD, El castillo de la Mola, op. cit., nota 38, p. 68. J. ZURITA, Anales..., op. cit., nota 56, pp. 500-1. (59) A.C.A. Reg. 340, fols. 156v. y 157; Reg. 292, fols. 1v. y ¿. Conventionum et Dotum Reginarum Jacobi II: «E como nos ya ayamos assegurado por amor de don Johan e dona Yolant su ermana por razón de los buenos deudos que an con nos los logares de Elda e de Novelda, aun los asseguramos assi como a toda la otra tierra del dicho don Johan que a en el regno de Murcia...». E. ABAD, El castillo de la Mola, op. cit., nota38, p. 69. A. NAVARRO, Historia de Elda, op. cit., nota 18, pp. 103-4. (60) A.C.V. perg. 567. J. M. DEL ESTAL, Conquista y anexión, op. cit., nota 17, pp. 264-5. (61) A.C.A. Reg. 340, fol. 122. E. ABAD, El castillo déla Mola, op. cit., nota38, p. 69, doc. 3. A. NAVARRO, Historia de Elda, op. cit., nota 18, p. 103. (62) A.C.A. Reg. 340, fol. 157. E. ABAD, ibid., pp. 69-70. A. NAVARRO, ibid., pp. 103-4. (63) A.C.A. Reg. 292, fol. 17v. E. ABAD, ibid., p. 69, doc. 2. A. NAVARRO, ibid., p. 105. (64) J. ZURITA, Anales..., op. cit., nota 56, V, LXVI, p. 667. (65) A.C.A. Legajos de pergaminos del año 1304, agosto, N.° 66. E. ABAD, El castillo de la Mola, op. cit., nota 38, p. 74, doc. 5. J. M. DEL ESTAL, Conquista y anexión, op. cit., nota 17, p. 177, doc. 31. (66) R. MUNTANER, CCXLV, 886-7, op. cit., nota 33. J. M. DEL ESTAL, Conquista y anexión, op. cit., nota 17, pp. 154-5. (67) R.A.H. Biblioteca Salazar, A, fol. 161. E. ABAD, El castillo de la Mola, op. cit., nota 38, pp. 77-81. (68) R.A.H. Biblioteca Salazar, A, 2, fol. 167: «...ordenamos e fazemos... a vos amado consejero e familiar nuestro don Gonzalo García a recibir por nos e en nome e en lugar nuestro del muy noble e muy honrado don Fernando, rey de Castilla, e don Diego García, su cancellero del siello de la puridat, o de qual quiere otra persona o personas por parte suya o del infante de Portugal don Alfonso e dona Violantsu muger, los castiellos e lugares de Ella e de Novelda, los cuales deven ser livrados anos segunt el arbitrio o sentencia dada entre dicho Rey de Castiella e nos». E. ABAD, ibid., p. 77. (69) R.A.H. Biblioteca Salazar, A, 2, fol. 167. E. ABAD, ibid., p. 81. (70) CODOIN AGCA, XXXIX, pp. 122,113-115, 358-361. J. B. VILAR, Los siglos XIV-XV, op. cit., nota 1, pp. 51, 56, 251-252. (71) A.C.A. Pergaminos de Pedro IV, lám. II. (72) A.C.A. Reg. 235, fols. 222v. y 233. E. ABAD, El castillo de la Mola, op. cit., nota 38, p. 83. (73) A.C.A. Reg. 235, fols. 222 y 222v. E. ABAD, ver nota anterior. (74) E. ABAD, El castillo de la Mola, op. cit., nota 38, p. 85. A. NAVARRO, Historia de Elda, op. cit., nota 18, p. 110. (75) J. M. DEL ESTAL, Conquista y anexión..., op. cit., nota 17, p. 290. (76) G. ROSSELLO-J. CAMPS, «Excavaciones arqueológicas en Palma de Mallorca. Sondeos practicados en la antigua Casa Desbrull», en N.A.H. Arqueología, 2,1973, pp. 131-166. G. ROSSELLO, Ensayo de sistematización de la cerámica árabe de Mallorca, Mallorca, 1978. R. AZUAR, «Panorama de la arqueología medieval», op. cit., nota 1, p. 366. (77) C. CASTAN-J. R. CAYON, Las monedas hispano-musulmanas y cristianas, Madrid, 1980, p. 85. P. A. LILLO-J. A. MELGARES, «El tesorillo de dirhemes almohades de Cehegín (Murcia)», en Miscelánia Medieval Murciana, Universidad de Murcia, 1983, p. 15. (78) C. CASTAN-J. R. CAYON, Las monedas..., op. cit., nota 77, pp. 56-58. P. A. LILLO-J. A. MELGARES, «El tesorillo de dirhemes...», op. cit., nota 77, p. 13. (79) R. AZUAR, «Panorama de la arqueología medieval...», op. cit., nota 1, p. 366. (80) R. AZUAR, ver cita anterior. (81) A. M. POVEDA, «La ciudad romana de Elo...», op. cit, nota 2. (82) Ver nota 2. (83) R. AZUAR, Castellologia Medieval, op. cit., nota 1, pp. 109-110. (84) J. A. GISBERT, «La cerámica vidriada con decoración estampillada en la Denia islámica», en /// J.C.A.I., sp. Noticia oral de J. M. Soler García, a quien agradecemos que nos mostrase las estampillas vidriadas halladas en Villena. (86) G. ROSSELLO, Ensayo de sistematización..., op. cit., nota 76. R. AZUAR, «Panorama de la arqueología medieval...», op. cit., nota 1, p. 367. (87) Centro Excursionista Eldense, «Carta Arqueológica del valle de Elda», en A.P.L., XIII, Valencia, 1972, p. 203. (88) R. AZUAR, «Panorama de la arqueología...», op. cit., nota 1, p. 367. 98 EL SEÑORÍO DE LA VALL DE PERPUTXENT (SIGLOS XIII-XIV) Enric Guinot Rodríguez Universidad de Valencia La Valí de Perputxent es un valle formado por el río Serpis entre las sierras de Benicadell y Albureca, orientado de SO a NE, justo en el límite entre las provincias de Alacant y Valencia. Actualmente comprendería los términos municipales de Beniarrés y L'Orxa, pero en los siglos medievales poseía una unidad organizativa mucho más nítida. El tipo de organización territorial en la Valencia musulmana estaba basado en los castillos y sus áreas respectivas de influencia, delimitadas frecuentemente por las características geográficas. Esta concepción de valle estaba muy generalizada por todo el país, constando de un castillo situado en un punto alto sobre la zona circundante, con un carácter básicamente defensivo para la población cercana, y diversas alquerías como núcleos de población dispersos relacionados con dicho castillo '. Perputxent no es una excepción y en ella encontramos el castillo roquero de dicho nombre, situado a escasa distancia de la actual población de L'Orxa, y varias alquerías en su entorno: la citada L'Orxa, Alquinencia, Benillup y Benitaric, a las que se añade la de Beniarrés, que correspondía a un núcleo cercano al término del castillo musulmán de Perputxent pero fuera de él, en época musulmana, pues es adquirido por Ramón de Riusec en 1273 de forma separada a la de la Valí, y la documentación del siglo XIII siempre diferencia claramente ambos grupos territoriales. Mientras las primeras alquerías citadas son de la Valí de Perputxent, de Beniarrés se dice que está en los términos de dicho castillo, proceso que tenderá a su identificación bajo el topónimo Valí de Perputxent sólo con el tiempo y a medida que bajo dominio cristiano mantuvieron su unidad organizativa en un mismo señorío. 99 Igualmente no está clara la existencia de un núcleo de población en el mismo castillo pues la documentación de los siglos XIII y XIV siempre se refiere a alguna de las alquerías del término, principalmente L'Orxa y Beniarrés, o al castillo como tai, pero no a una población llamada Perputxent 2 . La conquista cristiana de la zona está relativamente confusa todavía debido a las lagunas en la documentación, pero también influye el propio proceso bélico y las características con que se desarrolló dicha conquista en los territorios al sur del Xúquer. Si un factor fue la confusión en los límites de las zonas de conquista entre Castilla y la Corona de Aragón, a ello se unió la existencia de pactos entre Jaume I y diversos poderes locales más o menos independientes, caso del propio rey de Valencia Abu Zayd 3, en lo que sin duda respondía a una problemática real: la falta de recursos humanos por parte cristiana para efectuar una ocupación militar real al sur del Xúquer. Precisamente el único pacto de dicho tipo que se ha conservado es el efectuado con al-Azráq, jefe musulmán de origen incierto pero que ejercía un poder real en la zona situada más o menos entre Denia y Cocentaina, en cuyos términos se incluye la Valí de Perputxent. Este pacto se realizó a mediados de abril de 1244, probablemente con una nueva versión al año siguiente, siendo el primero un tratado de paz, mientras en el segundo al-Azráq reconocía la soberanía de Jaume I y le entregaba los castillos de Pop y Tárbena, en señal de ello, reteniendo él durante tres años más otros seis castillos de la zona, entre ellos el de Perputxent, las rentas de los cuales compartirían en ese período ambos; al finalizar éste al-Azráq conservaría en plena propiedad precisamente los castillos de Perputxent y Alcalá 4 . Con todo, lo que retenemos es la permanencia de la Valí de Perputxent en manosdesusmismospobladoresmusulmaneseinclusodesu «señor» musulmán —sea cual sea el sentido de dicha palabra en ese período—, una vez producida lo que se llamaría conquista cristiana de la zona. Permanencia que se prolongó en el tiempo dado que antes de finalizar el pacto citado anteriormente se produjo en 1248 la primera revuelta general de los musulmanes contra el dominio cristiano, quedando Perputxent claramente dentro de la zona rebelde controlada por al-Azráq, y por lo que parece ello se prolongó hasta el último momento de su rendición a Jaume I en 1258. Precisamente en el año de 1248 Jaume I había hecho las primeras donaciones que constan en el Repartiment, de tierras de Perputxent a cristianos; en concreto 57 jovadas a Martí de Picasent y otros 19 pobladores en el término del castillo, sin concretar lugar 5 , pero dadas las circunstancias del momento y la duración de la revuelta musulmana no parece muy claro que tuviesen efectiva vigencia, al menos hasta la rendición de 1258, siendo probable que a partir de entonces fuese efectiva 100 alguna de dichas donaciones, al menos hasta el paso del castillo en 1260 a manos señoriales; incluso sería posible que dada la fecha de la donación, 12 de mayó de 1248, ya iniciada la revuelta musulmana, hubiese el deseo real de establecer una comunidad cristiana en un lugar significativo desde el punto de vista militar y con fines defensivos en la zona, perdurando alguno de estos asentamientos en las dos décadas siguientes, y de ahí las citas de propietarios cristianos en esas fechas aunque, como se verá, irán desapareciendo. Pero si tras la rendición de al-Azráq algunos castillos de la zona todavía permanecieron en manos de diversos personajes musulmanes durante varios años 6 , no parece que fuese el caso de Perputxent, el cual ya no es citado en dicha situación y tan sólo dos años después, el 18 de marzo de 1260 fue dado por Jaume I a Gil GarcésdeAzagra, a cambio de la población de Planes, que tenía anteriormente 7 . Esta primera donación de Jaume I es muy breve en su contenido, limitándose a destacar el carácter de «hereditatem propiam francham et liberam» con que hace la concesión, y hablando en concreto de «castrum et villam», aunque en este caso quizás fuese o una fórmula legal o una realidad de poblado cristiano ocupado por algunos titulares de esas primeras donaciones de 1248 y que no tuvieron mucha continuidad en el tiempo como tal núcleo de poblamiento s. Como en tantas donaciones de esta época, estamos en el momento en que este castillo pasó del realengo al señorío, del que ya no salió en ningún momento; sin embargo la donación no especificaba para nada cuáles eran las condiciones de dicho señorío con respecto a la renta feudal; ni tan siquiera en este caso parece que el monarca se retuviese algún derecho concreto. En la década siguiente no hay noticias documentales sobre la situación en el señorío, excepto que el citado don Gil Garcés de Azagra fijó unas costumbres para la población musulmana y efectuó una división de heredades, aunque sin referencias claras a la existencia de población cristiana 9. Al morir el citado Gil Garcés hacia finales de 1271, dejó encargado en su testamento que se vendiesen sus bienes en el reino de Valencia, para con el dinero que se sacase saldar sus deudas; y así, los albaceas del testamento, sacaron en subasta pública el castillo y villa de Perputxent el día 12 de junio de 1273, en la localidad de Ontinyent, tras treinta días de oferta pública, siendo vendido al mejor postor, Ramón de Riusec, ciudadano de Valencia, quien pagó 70.000 sueldos por él 10. En el documento de venta se constata un salto cualitativo muy importante con respecto a la cesión original del castillo pues ahora se detallan muy minuciosamente todos los derechos que comportaba la posesión del señorío, desde las partes del castillo hasta los hombres que viven en el término, pasando por todos los monopolios clásicos: hornos, molinos, 101 baños,etc., y sobre todo indicando la posesión señorial del m.onedaje o morabatí, del derecho militar—host e cavalcada—, y de toda la justicia, civil y criminal. Quedan muy claras pues cuáles son las condiciones-marco del señorío de Perputxent, en concreto con el reparto de funciones con la monarquía, la cual en estos momentos no se retiene ningún derecho en el término. Por contra el documento no indica nada sobre cuáles son las condiciones concretas en que están establecidas las relaciones señorcampesinos, e incluso tampoco se llega a concretar qué núcleos de población son los comprendidos; sólo se habla del «castrum et villam» de Perputxent, y de sus alquerías. La confirmación de dicha venta hecha por el propio rey el 12 de junio de 1273 nos permite saber que la situación del anterior señor de Perputxent era muy delicada pues el castillo no lo tenía él sino un tal Sane Pere d'Elenda como garantía para cobrarse una deuda de 67.000 sueldos, lo que explicaría las razones de la venta y sus peculiaridades, pues Ramón de Riusec, tal como atestigua el rey, entregó 67.000 de los 70.000s. del precio de venta al citado acreedor, entrando así ya en posesión del castillo y su término " . Igualmente el texto ahora sí parece indicar la existencia de pobladores cristianos y musulmanes en el lugar, aunque la forma de redacción no permita ser categóricos. Antes de pasado un mes de dicha confirmación, Jaume I mandó a Joan de Mongó que hiciese entrega de Perputxent al citado Ramón de Riusec; antes de hacerlo, aquel, como alcaide del castillo de Benicadell, fijó los límites del término tocante a la alquería de Rugat, en la zona montañosa, en concreto por la partida o alquería quizá de Almartinyen, del que se dice era disputado entre ambas poblaciones; para solucionarlo fueron citados varios personajes musulmanes del contorno y tras consultar con ellos, se fijó la división de aguas como límite de ambos términos u . Casi a continuación, el 2 de septiembre de 1273, Ramón de Riusec compraba a doña Teresa Gil de Vidaure y a sus hijos Jaume y Pere, conjuntamente, la alquería de Beniarrés, vecina al término de Perputxent pero claramente fuera de él, tal como señala varias veces el documento de venta 13. En él se indica que pertenecía al castillo de Travadell, de cuyo término la separan, anulando cualquier tipo de dependencia, incluso militar o eclesiástica, y uniéndola al término de Perputxent. La venta, valorada en 7.000 sueldos, incluía todos los derechos señoriales en el lugar, monopolios, servicios militares y justicia civil y criminal, junto lógicamente con todas las tierras y sus ocupantes, de los que no indica religión aunque indudablemente existe una población. Con esta adquisición quedó ya constituido territorialmente el señorío de la Valí de Perputxent en la «forma en que perduró en los siglos posteriores, e igualmente la existencia de núcleos de población en él hace pensar que dispondrían de unas costumbres o carta puebla que regularían el nivel de la renta feudal exigida por el señor. 102 Lo cierto es que no se conserva ninguna prueba documental y hay que esperar dos años más a que el citado Ramón de Riusec dé una carta puebla a su señorío, aunque sólo lo haga para la alquería de Beniarrés. El 25 de abril de 1275, en su casa de Valencia, se redacta y firma dicha carta puebla, lo que implicaba que la población existente anteriormente, sin duda musulmana, se ha ido o ha sido expulsada, no lo sabemos exactamente, y ahora el señor del lugar aprovecha para instalar un núcleo exclusivamente cristiano, diez pobladores, y, como en tantos otros lugares, no en la misma fortaleza sino en un lugar o alquería del término M . El texto indica claramente que existían unos campos y unas casas y que se los podían repartir como les pareciese mejor a ellos, debiendo quedarse cada uno una casa y una hanegada de regadío para huerto, cosas ambas que se las reconoce francas de todo derecho enfitéutico, y reservándose el señor sólo la torre de la alquería, las casas que rodeaban dicha torre, el almudín y una jovada de tierra de secano como reserva señorial dedicada a la viña. Los citados campesinos debían hacer residencia personal en el lugar y a cambio del establecimiento enfitéutico de las tierras debían entregar al señor lo que el documento llama tascha, censo por las tierras que documentos posteriores " nos indican que debía ser una participación de 1/11, ya fuese secano o regadío, pero que la puebla en cuestión no detalla pues se limita a señalar que se debe dar como en el resto del reino y afectando a todos los frutos, granos en la era, vino de la vendimia, olivas, higos y almendras. Igualmente les exigía hacer servicio militar en defensa del castillo de Perputxent y seguir a su señor cuando éste fuese requerido por el rey en defensa del reino, mientras que el diezmo y la primicia lo pagaban íntegramente a la iglesia—caso excepcional entre los señoríos que se incorporarán a Montesa posteriormente—. Por último la carta puebla detalla la cesión libre a los pobladores de todos los recursos naturales del término, leñas, pastos, aguas, caza, etc., y curiosamente omite toda referencia a la situación de los monopolios clásicos: horno y molinos especialmente. Pensamos que ello no quiere decir que no estuviesen en manos señoriales pues los documentos de venta del señorío los incluían y un pueblo sólo tiene franquicia de un monopolio cuando tiene el documento que lo demuestra, y ese no es el caso de Perputxent ni ahora ni más adelante, por lo que parece lógico pensar que en esa etapa simplemente no habría molino u horno en dicha localidad l2. La situación es, pues, de varias alquerías no concretadas todavía documentalmente, con población musulmana, y casi seguro regulada la renta feudal en ellas por algún o algunos documentos, y la inclusión de un núcleo cristiano con unas condiciones de renta feudal que en principio no se pueden considerar gravosas aunque precisamente al ser condiciones iniciales no queden delimitados ciertos aspectos. 103 Sin embargo y antes de que terminase el año de 1275 se inició la segunda revuelta general de los musulmanes valencianos que se iba a extender durante todo el año siguiente 17, afectando claramente a todas las comarcas vecinas a la Valí de Perputxent aunque no hemos encontrado ninguna noticia que hable sobre qué pasó exactamente en este señorío. Quizá esa carencia responda a una situación en la que a pesar de las tensiones no se concretó en la Valí ningún hecho destacado que alterase el «statu quo». En cambio sí se produjo una alteración significativa en la posesión del señorío, pues un par de meses después del inicio de la revuelta musulmana, el 16 de enero de 1276, el señor de Perputxent, Ramón de Riusec, cambiaba dicho lugar por el señorío de Ribarrotja al caballero Arnau de Romaní l 8 , sin que consten en el documento las razones de dicho concambio y si tenían relación o no con la situación musulmana. Respecto a su contenido no aporta datos nuevos, limitándose a enumerar los recursos naturales y derechos tradicionales señoriales que tenía en cada población y quizá lo más destacado sea, junto a la constatación de cuál es la jurisdicción señorial en estos pueblos, limitándose a citarla como «iurisdiccionibus» en vez de utilizar la forma común de «merum et mixtum imperium», o indicar que es sólo una de las dos. Durante el reinado de Pere III el señorío se mantuvo en las manos de mossen Arnau de Romaní, y por lo que parece hubo ciertos altibajos en la presencia de población cristiana en él. Según el inventario de carácter eclesiástico «rationes decimarum», de 1278-79, en el que se detallan las parroquias del reino y cuál sería el valor económico de sus bienes y rentas, la parroquia de Perputxent sería de las pocas que existían real y materialmente en la comarca l9, núcleo que sin duda hay que identificar con Beniarrés. Pierre Guichard por su parte aporta algunos documentos que hablan de la presencia de cristianos también en la alquería de Benillup 20. Se pregunta si no tendrán su origen en aquellas donaciones que se produjeron en 1248 y que consideramos en su momento como bastante comprometidas dada la revuelta musulmana coetánea aunque era probable que hubiesen sido ocupadas realmente una vez sofocada aquella. Lo cierto es que en la primera mitad de la década de los 80 se documentan varios casos de pobladores cristianos y también su muy probable extinción en Benillup: «El primertexto , de 1281, es el establecimiento de una heredad en Benillup «semejante a las' de los otros pobladores del lugar», hecho por Arnaldo de Romaní a un tal Guillermo Sutor. Se indica que la heredad ha sido confiscada a otro poblador en razón de su ausencia. Pero más tarde, en 1284-86, hallamos varios contratos en los que Arnaldo de Romaní vuelve a comprar a bajo precio las heredades de los pobladores de Benillup. Todas las tierras de los cristianos de Benillup debieron de ser compradas de esta forma y arrendadas a nuevos pobladores musulmanes...» 21. 104 Posteriormente y ya en 1285, el señor de Perputxent, mossen Arnau de Romaní, decidió dar una carta puebla para la comunidad musulmana que en cierta manera ratificaba la primera dada por Gil Garcés de Azagra. En ella lo más destacado era la obligación de pagar un almagram y una alfarda, sin que se concretase en que niveles quedaban fijados, probablemente porque eran los corrientes y conocidos en la zona, así como el efectuar 6 días de trabajo al año por cada heredad, aspecto éste equiparable o entendido como la cofra de época musulmana trasladada al mundo feudal cristiano como prestación personal; además también pagaban diezmo y primicia de todos I os frutos, se fijaba una dehesa y se reconocían aparte las propiedades de los cristianos 22. El cambio más destacado en el señorío se produjo 4 años después, el 24 de enero de 1289, cuando su señor, Arnau de Romaní, quizá hijo del anterior Arnau de Romaní, pues se titula así el mismo en el documento, hace promesa a fr. Bernat de Miravalls, vicegerente de comendador de la casa de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén en Valencia, de que entrará como fraile de la Orden en un plazo comprendido entre ese día y Navidad. En el mismo documento hace, no donación, sino venta real desu señorío de Valí de Perputxent a la citada Orden, por un precio de 30.000 sueldos, 20.000s. pagaderos en ese momento y el resto a repartir en los dos años siguientes 23. En este documento de cesión una vez más se repiten los elementos típicos constituyentes del señorío, con menciones concretas a molinos y censos enfitéuticos y, ahora sí, a la justicia civil y criminal en manos señoriales, aunque por contra no se cite ni el monedajeni los servicios de «host e cavalgada». La documentación en este momento sufre un vacío con respecto a Perputxent y hay que esperar nada menos que a 1316 para que veamos actuar de nuevo a la Orden del Hospital en este lugar. Es lógico pensar que en el período intermedio habría desde una ratificación de las pueblas y franquicias de las dos comunidades, como siempre se hace al cambiarde manos un señorío, a diversos establecimientos y actuaciones concretas, pero no se puede documentar nada de ello. Con todo no deja de llamar la atención el hecho de que no sea hasta 27 años después de la entrada de Perputxent cuando la Orden del Hospital decida alterar la carta puebla anterior de la población musulmana para darles una nueva, que además aparece titulada en la documentación como «carta de la primera població de la valí de Perputxen». Lo cierto es que el 13 de junio de 1316 24 el castellán de Ampostade la Orden del Hospital, fr. Martí Pérez d'Oros, por lo que indica el documento totalmente a iniciativa de la Orden, hace un nuevo establecimiento de las casas y rahales a sus pobladores musulmanes, de los que da el nombre uno por uno 25, confirmándolos en ellas según han sido establecidos por el alamín de la aljama. 105 Da la impresión que hay un intento por parte señorial de unificar situaciones, pues las pueblas anteriores hablaban sólo de L'OrxayAlquinencia, y ello podría implicar que no todos los musulmanes pagasen igual por sus tierras, a lo que se añade claramente el que con la nueva puebla se rompe ya totalmente con la terminología anterior de derechos y características musulmanas—almagram, alfarda, etc.— para ser introducidos a nivel general los censos típicos cristianos. En cuanto a su contenido se constatan inmediatamente dos aspectos; uno, el mayor nivel de exigencia señorial y el aumento claro en la renta feudal obtenida de la población musulmana, y por otro la clara diferencia en el nivel de la renta feudal entre campesinos cristianos y musulmanes, mucho más dura para los segundos. Los censos exigidos a los campesinos musulmanes a partir de ahora abarcan toda la gama de posibilidades: prestaciones personales, de 4 días de trabajo al año para el señor—o dos sueldos—, englobados bajo el termino qofra; censos fijos en metálico: tres sueldos y medio como besante; y censos fijos en especie: un par de gallinas, dos almudes de trigo y dos de panizo al año, por el mes de enero, y por rahal, diríamos por unidad familiar de explotación. Sobre la ganadería, lógicamente la Orden tiene interés en gravar los animales que existan y así sólo fija censo sobre colmenas y cabras, dos dineros y medio al año por cada una de las primeras y un dinero y medio por cada animal de las segundas. La parte más significativa de la renta feudal sobre los campesinos musulmanes sin embargo la formaba la participación de frutos que les era exigida ahora, fijándose cantidades proporcionales a cada tipo de cultivo: la viña varía de 1/3 de participación de cosecha en el regadío a 1/8 en el secano; las higueras hacían un tercio también en el regadío pero ya 1/5 en el secano, mientras el olivar llega nada menos que a 1/3 de participación en todos los casos. Por último, en los cereales, del tipo que fuesen, «frumenti, panici, adacie quam ordi», la proporción era medio almud por cahiz, esto es, 1/8 de participación. Todavía la Orden del Hospital se retuvo la facultad de elegir «alcadi» cuando le pareciese y cobró 10 sueldos a cada uno de los musulmanes a los que establecía estos rahales en concepto de «entrada». En resumen y recordando los conceptos apuntados en la carta puebla a los cristianos de Beniarrés se comprueba una fuerte disonancia entre ambos niveles de la renta feudal, con una situación mucho más favorable y menos exigente para los cristianos, quienes no sólo contaban con una participación muy inferior en algunos casos sino que tenían asegurado el uso franco de ciertas tierras y recursos. Probablemente también se podría pensar en un intento de los Hospitalarios por aumentar la presión y exacción sobre el campesino musul106 man pues estas nuevas condiciones son bastante más amplias en sus exigencias que las de la puebla anterior, constatándose que ya ha desaparecido todo vestigio de comunidad musulmana como tal; ahora se les trata igual que a una comunidad cristiana con respecto a los mecanismos de apropiación de parte del excedente, pues incluso aunque no se hable de los monopolios es evidente su control señorial a todos los niveles. Cuando la Orden del Hospital dio esta carta puebla a los musulmanes de Perputxent ya se había puesto en marcha el mecanismo que iba a llevar a dicho señorío a manos de la Orden de Montesa. Iniciado el proceso con la disolución de la Orden del Temple a nivel internacional y continuado con la resistencia de Jaume II a aceptar la integración de todos los bienes de ella a los de los Hospitalarios, se llegó a una solución con el acuerdo monarca-Papa Juan XXII para crear una nueva Orden en la Corona de Aragón, la de Santa María de Montesa 26. Uno de los capítulos de dicho acuerdo era la integración de los señoríos Hospitalarios en el reino de Valencia a la nueva Orden de Montesa, cosa que se produjo efectivamente sólo el 17 de julio de 1319, fecha de fundación de Montesa en Barcelona. En el período intermedio, en 1317 y 1319, Perputxent al igual que los otros lugares valencianos afectados por el acuerdo permanecieron bajo administración real, tal como había sucedido con los lugares de los Templarios desde 1312, y ello sin duda llevó a que ciertas poblaciones, como Ares, Les Coves, Culla y la propia Valí de Perputxent intentasen resistirse a su paso de la administración real a un nuevo señorío, pero Jaume II se mantuvo inflexible en sus designios sobre la Orden de Montesa y el 1 de marzo de 1320 daba poderes a su consejero Vidal de Vi lanova para absolver a los lugares citados del juramento de homenaje y fidelidad que le habían hecho en su momento, argumento que era utilizado para no prestar nuevo homenaje de fidelidad a Montesa 27. El Maestre de la Orden, fr. Arnau de Soler, tomó posesión del lugar al poco tiempo y el 5 de abril de ese año procedía a liquidar el salario que le correspondía por seis meses y medio a Pere Colom, ciudadano de Valencia, en razón de haber tenido la custodia del castillo en el interregno entre el rey y la Orden 2IÍ. El mismo día el citado Maestre de Montesa procedió a ratificar y confirmar en todos sus puntos la carta puebla que tenían los cristianos residentes en la alquería de Beniarrés 29, con lo cual la nueva Orden aceptaba totalmente la situación señorial que recibía,-sin intentar introducir cambios en esta primera época. Sí llama la atención un problema que se plantea al constatarse que según el inventario que la misma Orden realizó en ese año de 1320 de todos los derechos señoriales que tenía en cada uno de los pueblos 30, Montesa sólo disfrutaba en el lugar de la mitad del monedaje y la jurisdicción civil. Hasta este momento le hemos ido siguiendo el hilo documental 107 a ambos aspectos y siempre se hablaba en las ventas o traspasos del señorío de que el titular tenía todo el monedaje y toda la jurisdicción , civil y criminal, por lo que no queda muy claro cuál ha sido el proceso en el último período, si ha habido alguna retención real durante el señorío Hospitalario o si es consecuencia de la forma en que accedió este lugar a manos de Montesa; sí queda muy claro que I a situación efectiva desde ese instante es la que indica el citado inventario, tal como hemos podido comprobar en diversos documentos de la propia Orden 3I . A partir de ahora y poco a poco Montesa irá organizando el señorío que llegaba a sus manos y tomando diversas disposiciones, aunque ello no representó en ningún momento un corte a una alteración en el nivel establecido de las relaciones de producción. La situación en el valle era de coexistencia de cuatro núcleos o alquerías pobladas por musulmanes: L'Orxa, Benillup, Alquinencia y Benitáric, con un total de 60 casas, y un núcleo de cristianos, Beniarrés, con 30 casas, junto al castillo lógicamente ocupado también por cristianos. Pero con el tiempo si quizá se había mantenido la homogeneidad de habitat no debió pasar lo mismo con la explotación de la tierra y vemos cómo hay algún cristiano con propiedadesenfitéuticasen L'Orxay algún musulmán con rahales y casas en Beniarrés 32. La Orden de Montesa por su parte se dedicó a ratificar algunas ventas que se hicieron en estos primeros momentos, en concreto las de unos cristianos que venden todas sus parcelas situadas en L'Orxa a varios musulmanes residentes allí, y a intervenir en algún caso especial como puede ser la legalización de la posesión de un rahal por un matrimonio cristiano pues en su momento esas tierras fueron confiscadas a un musulmán rebelde, o incluso procede a establecer nuevas tierras en enfiteusis a vecinos del lugar 33 . También en las mismas fechas, 8 de abril de 1320, fr. Amau de Soler arrendó el molino de la Portella, en el término del castillo, a un vecino de Perputxent, por 6 años y 400 sueldos/año 34; a los pocos días procedió a arrendar por un año todas las rentas señoriales del lugar, aun PereColom que probablemente sea el mismo que tuvo el castillo en custodia hasta su posesión por la Orden unos meses antes 35. A nivel organizativo el Maestre de Montesa nombró también en este primerañoafr. Ferran Peres d'Aragó como comendador de Perputxent, lo que implicaba la constitución de tal lugar como encomienda, dándole poderes de justicia sobre los vecinos y derecho a recibir el valor de las multas 36, siendo completado dicho cargo días después con el nombramiento de fr. Berenguerde Montoliu como lugarteniente y procurador del Maestre en Sueca, Silla, Montesa, Perputxent y Valencia, con funciones de gestión económica y de derechos señoriales, arrendamientos y establecimientos enfitéuticos 37. 108 Por último y ya algunos años después, concretamente el 14 de noviembre de 1334, en Sueca, el maestre fr. Pere de Tous, a petición de los musulmanes de L'Orxa redactaba lo que la documentación llama «carta de la segona població del valí de Perpunxen», y que en realidad es un añadido a la carta puebla de los musulmanes con rerspecto a temas que no se trataron en su momento 38. Concretamente los temas tratados son la regulación del monopolio de hornos, resuelto con el sistema de que cada vecino cueza su pan en su casa o como quiera y sea pagado a la Orden el fornatge, esto es, 8 dineros al año, por San Martín, por cada musulmán mayor de 3 años. Igualmente se regula el equivalente al monopolio de herrería, esto es, los moros podrán fabricar o construir sus arados y herramientas donde quieran y como quieran, pagando la aljama en su conjunto 10 sueldos al año también en San Martín. Sí es seguro que fue a petición de los vecinos la regulación que se hace de la forma de prestación del trabajo personal y del suministro de víveres y alimentos al Comendador o Maestre pues eran precisamente los puntos de mayor facilidad para abusos señoriales. Acuerdan que deberán trabajar en obras de reparación o mejora cuando el Maestre o el Comendador lo deseen, recibiendo un salario bajísimo, de 6 dineros al día por hombre o por asno, y de 12 di ñeros por mu lo. En cuanto a I os víveres, se acuerda que el Maestre o el comendador puedan coger pollos o los animales que más les gusten, pagando 12 dineros por par de gallinas o por cabra, y 6 dineros por par de pollos. Por último se regulaba el salario máximo que debían pagar al guardián de los campos del término, estableciendo que fuese una barcelladegrano mezclado y una garba de lino por heredad. Como vemos pues, cada vez la comunidad musulmana va integrándose más y masen las formas y mecanismos de exacción señorial típicos y generales en el feudalismo valenciano y sin duda van siendo sometidos a mayores presiones que sus convecinos cristianos; además da la impresión de que logran capear las nuevas exigencias con bastantes más problemas que éstos. En cierta manera parece que como mucho intenten solamente salvar lo salvable, probablemente porque no podrían hacer mucho más. A partir de ahora Perputxent se mantendrá dentro del señorío de Montesa, como una encomienda independiente pero de escasa importancia económica a lo que se añadirá la lejanía con respecto al núcleo central del señorío e incluso de la capital del Reino, jugando un papel siempre bastante marginal dentro de la Orden y no siendo un destino codiciado ni mucho menos entre sus freiles. 109 NOTAS (1) P. GUICHARD, Nuestra Historia, Valencia, 1980, vol. 2. También del mismo autor, «Los castillos musulmanes del norte de la provincia de Alicante», en Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, t. 1,1982, pp. 29-46; y «El castillo y el valle del Pop durante la Edad Media: Contribución al estudio de los señoríos valencianos», en Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, N.° 2, 1983, pp. 19-32. (2) Sobre el castillo musulmán de Perputxent y sus características, con un estudio arqueológico: A. Bazzana, P. Guichard y J. M. Segura Martí, «Du hisn musulmán au castrum chretien: le cháteau de Perpunchent (Lorcha, province d'Alicante)», en Mélanges de la Casa de Velázquez, t. XVIII, 1982, pp. 449-465. (3) P. GUICHARD, Nuestra Historia, vol. 3, p. 27. (4) Feo. de P. MOMBLANCH Y GONZÁLEZ, Al-Azraq, capitán de moros, Valencia, 1977; P. GUICHARD, Nuestra Historia, vol. 3, p. 27. Véanse las matizaciones y sugerencias muy interesantes que sobre la figura de al-Azráq y su situación social dentro del contexto de la feudalización hace M. C. BARCELO TORRES, «Documentos árabes de al-Azráq (12451250)», Saitabi, t. 32 (1982), pp. 27-42. (5) A. CABANES-R. FERRER, Llibre del Repartiment, Zaragoza, 1979, vol. 2, p. 175. Un estudio de estos establecimientos junto a los demás de la zona de Alacant, en R. FERRER NAVARRO, «La repoblación de una comarca alicantina: la Serranía de Alcoy», en Anales de la Univ. de Alicante. Historia Medieval, N.° 1, pp. 9-28, e id., «Repoblación de tierras alicantinas por Jaime I», en Anales de la Univ. de Alicante. Historia Medieval, N.°2, 1983, pp. 33-48; sin embargo, P. Guichard sitúa la donación citada en la alquería de Benillup y le atribuye 81 Jovadas, en Nuestra Historia, vol. 3, p. 59. (6) P. GUICHARD, Nuestra Historia, vol. 3, pp. 32-33. (7) Archivo del Reino de Valencia (A.R.V.), Real Cancillería, N.° 614, fol. 22. Archivo Histórico Nacional de Madrid (A.H.N.), Ordenes Militares (OO.MM.), Montesa, Libro 543c; publicado por A. HUICI-A. CABANES, Documentos de Jaime I de Aragón, Zaragoza, 1982, vol. IV, p. 255. (8) Sobre este tema, véase el muy interesante artículo de P. GUICHARD, «Los castillos musulmanes del norte de...», pp. 38-41, especialmente. (9) P. GUICHARD, Nuestra Historia, vol. 3, pp. 59 y 79. (10) A.H.N., OO.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 134r°-136r°. (11) A.R.V., Real Patrimonio, N.° 614, fol. 16; A.H.N., OO.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 136 r°-137r°; A.H.M., id., libro 543c. (12) A.H.N., 0 0 . MM., Montesa, Libro 542c, fol. 138v°-139r°. El documento está datado en Xátiva el 8 de agosto de 1273. (13) A.H.N., OO.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 137r°-138v°. (14) A.H.N., id., fol. 139 r°-140r°. (15) A.H.N., id., Libro 871c; año 1320. 110 (16) Precisamente será ya la Orden de Montesa la que como señora del lugar en 1320 arriende el molino de Portella a un vecino de Perputxent por 6 años, A.R.V., Clero, Montesa, legajo 895, caja 2357; y la que regule el uso del horno por los musulmanes en 1334. (17) Véase P. GUICHARD, Nuestra Historia, vol. 3, pp. 33-42. (18) A.H.N., OO.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 140v°-143r°. (19) Rationes Decimarum Hispanie (1279-1280), vol. I, Cataluña, Mallorca y Valencia, ed. José Rius Serra, Barcelona, 1946. (20) A.H.N., OO.MM., Montesa, Pergaminos particulares, N.° 408,432,438,448,449,451; P. GUICHARD, Nuestra Historia, vol. 3, p. 59; A. BAZZANA, P. GUICHARD, J. M. SEGURA, op. cit., pp. 458-459. (21) P. GUICHARD, Nuestra Historia, vol. 3, p. 59. (22) A.H.N., OO.MM., Montesa, Perg. particular N.° 436; P. GUICHARD, Nuestra Historia, vol. 3, pp. 79-80. No estamos de acuerdo con él en que esta puebla se deba a la compra del casti lio por un nuevo señor, pues hace nada menos que 9 años que se produjo dicho cambio de titularidad en el señorío, e igualmente no coincidimos en su propuesta de que dos tercios del diezmo fuesen para el señor y un tercio para la Iglesia, pues por documentos posteriores, de la época de fundación de la Orden de Montesa, Valí Perputxent es probablemente el único señorío de ella en que no tiene ninguna porción del diezmo ni de la primicia (A.H.N., OO.MM., Montesa, Libro 871c). (23) A.R.V., Real Cancillería, N.° 614, fol. 16; A.H.N., 0 0 . MM., Montesa, Libro 542c, fol. 143v°-144r°, e id., Libro 543c. Desde luego, el precio de venta es muy inferior al que costó el señorío en su momento, a él o a su padre, un total de 77.000 sueldos, lo que se podría interpretar como una cantidad que necesitase en ese momento a nivel personal o algo similar, más que una venta comercial estrictamente. (24) A.H.N., OO.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 19v°-20v°. (25) Hay 24 musulmanes—se entiende cabezas de familia— en la alquería de L'Orxa, doce en la de Alquinencia, 18 en Benillup y 6 en la de Benitaric. (26) Sobre las características del señorío de la Orden y de su renta feudal en el período medieval versa nuestra tesis de Doctorado en curso de realización. (27) A.H.N., OO.MM., Montesa, Perg. particular de 11 de marzo de 1320. (28) A.R.V., Clero, Montesa, Legajo 895, caja 2357. Le fueron pagados 753 sueldos de salario. Por cierto, que este personaje a su vez liquidaba cuentas y pagaba lo que le faltaba de salario a Berenguer Amorós, ciudadano de Valencia, quien había tenido a su cargo directamente el citado castillo de Perputxent. (29) A.H.N., OO.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 139r°-140v°. (30) A.H.N., OO.MM., Montesa, Libro 871c. (31) El mero imperio sólo fue obtenido por Montesa, el 14 de abril de 1343, cuando Pere IV se lo vendió conjuntamente con el de Sueca, Onda, Vilafamés y Montroi, únicos pueblos en los que todavía no lo tenía, A.H.N., OO.MM., Montesa, Perg. Real, N.°388; A.C.A. (Archivo de la Corona de Aragón de Barcelona), Pere IV, Perg. N.° 647; A.R.V., Real Cancillería, N.° 611, fol. 126r°-127r°. (32) A.R.V., Clero, Montesa, Legajo 895, caja 2357. (33) Ibídem. Gracias a estas ventas y establecimientos podemos comprobar la realidad de los censos y partición que existen sobre las tierras y, sobre todo, que dichos censos, con los cambios de propiedad, van a ir quedando fijados al tipo de tierras y no a la condición religiosa de los poseedores, tal como se ve en un establecimiento en Beniarrés hecho el 19 de agosto de 1320. (34) A.R.V., ibídem. Es arrendado a un tal Ivanyes de Todos, con obligación de moler gratis a los que estén de custodia en el castillo, y pudiendo utilizar el trabajo de musulmanes con el salario especial a que debían trabajar para la Orden. (35) A.R.V., ibídem. El precio del arrendamiento es de 5.200 sueldos, incluyendo todos los derechos señoriales, luismos y fadigas, excepto el monedaje y la mitad de las multas; además debe pagar él el salario al justicia y al alamín. (36) A.R.V., Clero, Montesa, Legajo 867, caja 2279/80. Su nombramiento se produjo el 31 de marzo de 1320. (37) A.R.V., Clero, Montesa, Legajo 867, caja 2279/80. Publicado por J. VILLARROYA, Real Maestrazgo de Montesa, Valencia, 1787, t. II, pp. 99-101, y también por Bartomeu RIBELLES, Examen histórico-critico del señorío... de Sueca, Valencia, 1814. (Ed. facsímil, Sueca, 1983, t. 2, pp. 176-178.) (38) A.H.N., OO.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 18r°-19v°. 111 DOCUMENTOS 1 1275, abril, 25 Valencia Ramón de Riusec, señor de la Valí de Perputxent, da carta puebla a la alquería de Beniarrés, para diez cristianos. A.H.N., OÓ.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 139 r° 140 r°. In Christi nomine et eius gratia et ad honorem beatissime Virginis Marie, matris sue, sit ómnibus notum quod ego Raymundus de Rivo sicco, civis Valencia, per me et omnes meos, trado et stabilio ad bene laborandum, excolendum, plantandum et meliorandum decem populatoribus scilicet vobis, Berengario Dezroger et Petro Dezroger, filio vestro et Geraldo de Rexach et filio vestro Arnaldo Geraldi, pro uno et vobis, Raymundo de Rayg et Guillermo Geraldi et Boneto de Balasch et Petro Morlani et Ramón Deznoguer et Dominico de Gironda et Arnaldo de Benuces et vestris perpetuo ad tascham deciman et primiciam totam alqueriam meam de Benefarez cum ómnibus terminis suis et pertinensiis que est apropiata termino de perpunxen quam habeo titulo empcionis quam irde feci a donna Teresia Egidii de Bidaure et filiis suis. Ita quod totam vestram residenciam ibi faciatis perpetuo et dividatis eam Ínter vos ad vestram voluntatem et concedo vobis et vestris perpetuo domos unicuique vestrum ex illisvidelicetquenunc ibidem suntfacteet omnes illas etiam que ibi faceré volueritis iuxta voluntates vestras. ítem dono er concedo vobis et vestris perpetuo scilicet unicuique vestrum singulas fanecatas terre in regadivo eiusdem pro orto, quas domos et quas fanecatas ortorum habeatis vos et vestri semper tranchas absque omni censu et tributo, set e tota alia térra eiusdem detis in dot michi et meis legaliter perpetuo tascham scilicet omnium fructuum et expletorum tam terre quam arborum que dari tenetur et pro ut consuetum est dari in regno Valencie, scilicet de toto blado in área triticato et nitido et de vindemia collecta in vi neis et de olivis collectis et de ficubus siccis et sa donatis et de 112 amendulis collectis et ex alus fructibus et expletis que dari debeantur et consuetum sit dari ¡n regno Valencia. ítem detis inde ecclesie deciman et primiciam suam omnium fructtum et explectorum terre et arborum eisdem et ex toto bestiarum et nutrimento similiter pro ut statutum est in regno Valencie ex hiis ómnibus tantum videlicet que dari tenetur decima et primicia et non de alus. Et retineo ibi michi et meis perpetuo turrim eiusdem alquarie cum domibus in circuitu eiusdem turris et alfondech et unam jovatam terre pro vinea in secano eiusdem et teneamini me et castrum meum de Perpunxen predictum et bona mea eiusdem custodire et defenderé pro posse vestro ad bonum sanum ¡ntellectum. Et nunquam teneamini michi nec meis daré peytam aliquam ñeque questiam excepto hoste cavalcatam que michi et meis faceré teneamini, si dominusrex host vel cavalcatam petierint in Valencie et me personaliter oportuerit iré in eadem. Et sic, vos et vestri dictam alqueriam totam ab integro cum ómnibus terminis suis, introitibus, exitibus, domibus, ortis, terris heremis et populatis, arboribus, cequiis, aquis, erbis, pascuis, lignis, lapidibus et venacionibus et suis universis et singulis infra se et extra se competentibus et competituris quoquomodo semper hebeatis et ipsam vobis et vestris perpetuo dono, trado et stabilio ut per dicitur ad habendum, tenendum, possidendum, explectandum et etiam ad dandum, vendendum, impignorandum, alienandum et ad omnes vestras vestrorumque voluntates libere perpetuo faciendas, exceptis militibus atque sanctis, salvo taimen semper michi et meis toto dominio meo et trascha mea, fatiga, iure, et laudimio in ómnibus et per omnia ad forum Valencie, et salvis etiam michi et meis ómnibus retencionibus meis ut predicitur et ecclesie decima et primicia sua, exceptis domibus predictis et ortis vobis concessis, de quibus nichil daré teneamini unquam, set non possitis ea venderé vel aliter daré nec alienare sine altera hereditate quam ibi habeatis, tamen ex ipsis domibus et ortis nunquam daré teneamini fatichas nec laudimia vel aliqua alia servicia. Quodquidem stabilimentum cum omni suo melioramento facto et faciendo promitto semper vobis et vestris salvare et defenderé sub predictis condicionibus, contra omnes personas ad forum Valencie sub obligacione bonorum omnium ubique. Ad hec autem nos Berengarius Deznoguer et Petrus Deznoguer et Gueraldus de Rexach et filiuseius, ArnaldusGueraldi etRaymundusdeRaigetGuillermusGeraldi et Bonetus de Balasch et Petrus Morlani et Romeus Deznoguer et Dominicus de Gironda et Arnaldus de Benuces, per nos et omnes nostros, recepimus a vobis, predicto stabilitore, dictum stabilimentum in forma predicta et sub condicionibus antedictls sub obligacione eiusdem stabilimenti et omnium aliorum bonorum nostrorum ubique. Et ut presens instrumentum majorem obtineat firmitatem sagillo mei, predicti Raymundi de Rivosicco, feel roborari céreo pendenti. Quod est actum Valencie, in domibus eiusdem Raymundi de Rivosicco, séptimo kalendas madü, anno Domini millesimo ducentésimo septuagésimo quinto. Sig + num Raymundi de Rivossico. Sig + num Berengarii Deznoguer. Sig + num Petri Deznoguer, filii eius. Sig + num Geraldi de Rexach. Sig + 113 num Arnaldi Geraldi, filii eius. Sig + num Raymundi de Raig. Sig + num Guillermi Geraldi. Sig + num Boneti de Balasch. Sig + num Petri Morlani. Sig + num Romei Deznoguer. Sig + numDominici deGironda. Sig + num Arnaldi de Benuges, predictorum nos omnes qui predicta laudamus, concedimus et firmamus. Testes huius rei sunt Guillermus de Rocha, Martinus de Fontes, Bemardus Dezpoal, Martinus de Cedrelles, Guillermus de Plano etVitalis de SanctaMariaetPerenotusPauli. Sig + num Petri Pauli, notarii publici Valencie, qui hec scribi fecit cum suppraposito in IXa linea ubi dicitur semper habeatis et ipsam. 2 1316, junio, 13. Perputxent Fr. Marti Pérez d'Oros, castellar) de Amposta de la Orden del Hospital, otorga carta puebla a los musulmanes de las alquerías de la Valí de Perputxent. A.H.N..OO.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 19 v°-20 v°. Noverint universi quod nos frater Martinus Petri d'Oros ordinis Hospitalis Sancti Johannis Jherosolimitani castellanus Emposte, ex certa scientia de volúntate consensu et firmamento religiosorum fratris Arnaldi de Avinione, fratis Nicholay de Canyel, fratris Johannis d'Anyo, fratris Jacobi de Conella et aliorum fratrum et procerum nobiscum asistencium, damus, tradimusetstabilimusvobis, SaatAbenzeyt, AbrahimAlmazbatch, Azmet Abenfuleyn, Caat Almuzlim, Mahomat Abensuleyn, Hamet Aufarii, Abdala Abercarpio, Mahomat Almatbach, Abrahim Albigi, Yayhe Abafari, Maymo Abafamet, Maymon Almedioni, Abdolazis Almonge, Fazen Almoti, Abrahim Abehulem, Caat Abehulim, Fazem Algeziri, Foto Abenfoto, Alí Benfoto, Mahomat Hubequer, Ali Behari.sarracenis, Mahomat Abengalip, Caat Adniazquo, Qaat Albigi, sarracenis habitatoribus in valle nostra de Perpunxen, in alquería vocata L'Orxa, et vobis Abrahim Habenyouley, Hamet Almorida, QaetFoco, Juceff Abenagog, Hiabit Abenhalill, Mohamat Aberchando, Alim Abenharam, Mahomat Mazquo, Hamet Abenezal, Mahomat Aboniqua, Ubaquer Amfoto, Azmet Alquicip, sarracenos habitatoribus in dicta valle nostra de Perpunxen, in alquería vocata Alquinencia, et vobis Mahomat Abeyoniz, Hiabie Abenxuquey, Hamet Habeoniz, Hamet Abellucet, Maymo Abeyoniz, Yabex Abenomar, Ali Abenali, Hamet Abucit, Mohomat Abenomar, Hazem Scrilli, Abdulaziz Almorti, Mahomat Abeniafer, Hamet Almocrati, Mahomat Abcaiallel, Hamet Abcall, Mahomat Albeatos, Abdalla Algrayt, Qat Arami, sarracenis habitatoribus in dicta 114 valle nostra de Perpunxen, in alcharia vocata Benilupp, et vobis Mahomat Albofar et Hamet Perello, et Ali Perello, Hamet Almorabit, Qat Malacara, Ali Almorabit, sarracenis habitatoribus in valle nostra de Perpunxen, in alquería vocata Benitaric, presentibus et recipientibus proprio scilicet cuilibet vestrum unum raffal et quasdam domos pro ut iam est vobis et cuilibet asignatum per alaminum nostrum de Perpunxen de volúntate nostra et terminatum. Iam dictas tanquam domos et raffals pro ut per alaminum nostrum sunt vobis assignati, terminati et scilicet dictas domos cum solis, tectis et parietibus suprapositis et fundamentis introitibus, exitibus et affrontacionibus et melioramentis cumque alus suis pertinenciis universis et singulis per omnia loca cum a celo usque in habissum, et dictos rafals cum cequiis, aquiis ad rigandum arboribus, introitibus, affrontacionibus et melioramentis cumque alus suis pertinenciis universis et singulis per omnia loca, sic vobis cuilibet vestrum perpetuo damus, tradimus, satabilimus in hunc modum quod dictas domos et rafals laboretis et melioretis et aliquo non devoretis ad usum et consuetudinem boni adquisitoris et detis et Ordini nostro scilicet quilibet vestrum quolibet anno III solidos et médium pro bisanco regalium quos solvatis et Ordini nostro in mense januarii proxime venturo. Et per consequens quolibet anno perpetuo in dicto mense unum parum gallinarum et dúos solidos pro coffra vel quatur jornales, et dúos almutos frumenti et dúos solidos pro goffra vel quatuor jornales, et dúos almutos frumenti et dúos almutos panici et silmo seminaveritis teneamini daré nobis et Ordini nostro unum manatam, et de qualibet colmena dúos denarios et obulum, et de qualibet cabra quas teneatis in dicta valle unum denarium et obulum, et que nos possimus eligere et daré alcadi illum quam voluerimus, et quod detis nobis de vindimia de regadivo terciam partem et de vindimia de seccano VIII partem in quolibet propio, et da figulis de regadivo terciam partem et de seccano quintam partem, et de olivis quam de seccano tam de regadivo terciam partem. Et detis nobis de quolibet cafficio tam frumenti, panici, adacie quam ordi médium almuti per alaminatge. Et detis nobis quilibet vestrum pro intrata dicti stabilimenti decem solidos regalium, et sic, vobis et vestris perpetuo habeatis dictum stabilimentum possideatis et in pace perpetuo explectetis ad dandum, vendendum, impignorandum, alienandum, obligandum, excomutandum, et ad omnes vestros et vestrorum voluntates perpetuo faciendas, exceptis militibus atque sanctis, salvo tamen semper nobis et Ordini nostro censum et dictam partem fructtum, iure, dominio, laudimio et fatica in ómnibus et per omnia ad forum Valencie, promittentes per nos et successores nostros dictum stabilimentum vel vestris perpetuo deffendere salvare et faceré, habere, tenere et possidere quiete, potenter et in sana pace contra omnes personas conquerentes vel aliquid perturbantes ad forum Valencie. Et tenere inde vobis et cuilibet vestrum perpetuo de firma el legali eviccione et ab omni dampno ac etiam interesse, obligando scienter ac etiam vobis et vestria omnia bonaetdictiordinismobiliaet inmobilia ubique habita et habenda. Ad hec autem nos dicti sarraceni recipimus vobis dicto domino castellano dictum 115 stabilimentum ad dictum censum, ad dictam partem fructuum intrata et sub formis et condicionibus antedictis. Promittimus hec omnia que superius dicta sunt a vobis attendendas et complendas. Et sic, vobis et vestris attendere firmiter et complere pro ut superius sunt expressa sine contradictu aliquo, in bona pace, obligando scienter ad hec vobis et vestris nos et omnia bona nostra mobilia et inmobilia ubique habita et habenda. Quod estactum in Pérpunxen, idusjunii, annoDomini M 0 CCC°XVI°. Sig + num etc. 3 1334, nobiembre, 14. Sueca Fr. Pere de Tous, Maestre de la Orden de Montesa, concede nueva carta puebla a los musulmanes de la Valí de Perputxent, completando algunos aspectos de la primera. A.H.N.,OO.MM., Montesa, Libro 542c, fol. 18 r°-19 v°. Carta de la segona població del Valí de Perpuxen. Noverint universi quod nos frater Petrus de Thous Dei gratia humilis Magister domus Militie de Muntesia, circa miloramentum utilitatem et argumentationem vallis nostre de Pérpunxen et habitancium in eadem cura par vígili intendentes gratis et ex certa scientia, cum hoc presentí publico instrumento perpetuo valituro et numquam in aliquo revocaturo, per nos et succesores nostros, habita super infrascriptis delliberacione et tractatu ac colloco diligenti una cum venerabilibus et religiosis, fratre Bernardo de Roqua, operario Muntesie et comendatore de Pérpunxen, fratre Dalmacio de Crudillis clavigerio Muntesie et comendatore de Cuecha, fratre Bernardo de Lacustaria comendatore de Exivert et thesaurario Ordini nostri, fratre Petro Qesolives comendatore domus Valencie et loci de Cilla, fratre Guillermo Gizperti priore nostro, fratre Arnaldo Pedrica subclavigerio Montesie, fratre Raymundo de Bagariis et fratre Arnaldo de Ribelles majore domus nostro, nobis asistentibus et de eorum expresso consilio et assensu, ad humilem supplicacionem pro parte aljame sarracenorum dicte vallis nobis, reverenter exibitam concedemus eidem aljame et singularibus personis eiusdem licet absentibus el Mahome Abozeyt et Caat Abenolayt, sarracenis habitantibus in alcharea de L'Orxa, sita in valle predicti, nunciis ad nos per dictam aljaman super infrascriptis, noviter transmissis presentibus et hoc instrumentum et contenta in eo nomine dicte aljame recipientibus ét notario infrascripto tanquam publice persone hec a nobis pro ipsa aljama et singularibus eiusdem in pro alus 116 etiam personis quarum interest et interesse potest et poterit legitime stipulanti et recipienti, quod de cetero universi er singuli sarraceni, in dicta valle habitantes el habitaturis possit in perpetuum decoquere seu decoqui faceré in domibus suis, videlicet ad tenore seu alio quocumque modo pro ut eis melius videbitur expediré panes suos et omnia alia que inibi fuerint decoquenda et non in fumo seu furnis constructis iam vel de cetero construendis in valle predicta absque aliqua scilicet pugia et alio quolibet jure excepto temen furnatico infrascripto volentes ac perpetuo firmiterstatuentesquod nunquam de cetero dicti sarraceni vel aliquis seu aliqui ipsorum compellanturseu compelli valeant ullo modo, per nos seu ordinem nostrum vel comendatorem dicti castri aut per aliquam personam nostro vel ipsius nomine ad decoquendum in dicto fumo seu furnis constructus ut predicitur et de cetero construendis in dicta valle dictos panes vel alia que fuerint decoquenda nisi tamen in domibus suis ut superius continentur; salvo tamen et retento nobis et Ordini nostro, quod quelibet persona in etate trium annorum constituta et de tribus annis ultra teneatur exolvere nobis et Ordini nostro seu comendatori dicti loci in primo venturo festo Sancti Martini et deinde anno quolibet perpetuo in eodem termino sive festo pro furnativo sive iure furnorum octo denarios regalium pro qualibet cabecia et non ultra. ítem concedimus dicte aljame et síngularibus eiusdem quod de cetero possint faceré seu fieri faceré aratra et omnia alia apparamenta laboracionis ubicumque voluerint absque aliquo scilicet metu, pene seu calonie que eis nunquam super hoc imponi valeat ullo modo et quod nunquam valeant compelli, distringi seu forciari ex parte ordinis nostri ad faciendum dicta aratra seu alia apparamenta laboracionis cum aliqua persona sed possint ea licite faceré ubicumque voluerint ut superius continetur; salvo tamen et retento nobis et Ordini nostro quod pro recognitione huius modi gracie, teneatur dicta aljama daré et solvere nobis et Ordini suppradicto seu comendatori dicti castri, anno quolibet perpetuo in dicta feste Sancti Martini, decem solidos dicte monete et non amplius. ítem volumus, concedimus, statuimus ac in perpetuum ordinamus quod quotienscumque nos vel comendator dicti castri, necessahos habuerimus dictos sarracenos vel aliquem ipsorum sive animalia ipsorum sive animalia eorum, ad aliqua opera de novo facienda sive ad reparaciones vel alia quecumque, quod possimus eos et ea accipere ad nostre libitum voluntatis, cum salario tamen quod inde eis daré et solvere die quolibet teneamur videlicet pro quolibet sarraceno sive asina VI o denarios, et pro asino seu asina alios VI o denarios, et pro mulo seu mulla XII denarios, pro dis qualibet quamdiu ipsos et ipsa necessarios seu necessaria habuerimus. ítem volumus concedimus, statuimus et ordinamus in perpetuum quod si nos vel comendator dicti loci necessarios habuerimus gallinas et dúos pullos aut pullas, quod possimus eas et eos accipere quocumque nobis placuerit, dando et solvendo pro quolibet pari gallinarum 117 duodecim denarios, et de quolibet edo sive cabrit alios duodecim denarios, et de quolibet pari pullorum sex denarios, et de quolibet pari pullarum octo denarios. ítem volumus, ordinamus et omnino prohibemus quod de cetero dicti sarraceni non teneantur daré custodi seu guardiano vinearum et aliorum honerum et possessionum suarum dicte vallis instrumentum unam barcellam inter frumentum, ordeum, adacgam et panicium pro hereditatem qualibet, et unam garbam lini et non amplius pro ut extitit attenus assuetum huius modi autem gracias concessiones facimus per nos et successores nostros'de consilio et assensu fratrum predictorum, sicut melius dici et scribi et intelligi potest ad salvamentum et bonum ¡ntellectum dicte aljame et dingularium eiusdem, salvis tamen nobis et Ordini retencionibus supradictis et salvis etiam et retentis nobis et dicto Ordini goffra, bisancio et alus quibuslibet iuribus que sarraceni dicte vallis sunt eidum Ordini hactenus solvere consueti. Promittentes per nos et successores nostros eidem aljame et singularibus eiusdem licet absentibus et dictis Manóme Abezeyt et Caat Abenolayt presentibus et hoc instrumentum et contenta ¡n eo nomine ipsius aljame recipientibus et notario infrascripto, tanquam publice persone hec a nobis pro ipsa aljama et pro alus etiam personis quarum interest et interesse potest et poterit legitime stipulanti et recipienti quod predicta omnia et singula tenebimus firmiter perpetuo et observabimus et teneri et observan inviolabiliter faciemus ut superius continetur, et non contraveniemus nec aliquem contravenire faciemus, consentiemus seu permittemus aliquo jure, foro, causa vel ratione. Mandantes nichilominus cum hoc presentí publico instrumento quo ad hec vicem epistole gerenti comendatori dicti loci, nec non universis alus comendatoribus et fratribus ac officialibus Militie supradúe vel eorum loca tenentibus, tam presentibus quam futuris, quod huius modi concessiones, gracias, ordinaciones, statuta et prohibicionem nostras teneant firmiteretobserventetabomnibustenerifaciant perpetuo ac inviolabiliter observan ut superius expressantur et non contraveniant nec aliquem contravenire permittant aliquo iure, foro, causa vel etiam ratione. In cuius rei testimonium presens instrumentum dicte aljame inde fieri et dictis nunciis suis nomine recipientibus tradi iussimus, per notorium insfrascriptum, sigili nostri pendentis munimine roboratum. Quod est acturh in villa de Cuecha, XVIIIo kalendas decembris anno Domini M° CCC° XXXo quarto. Sig + num fratris Petri deThous, De gratia Magistri domus Militie de Muntesia, sig + num fratris Bernardi de Roque, sig + num fratris Dalmacii de Crudiliis, sig + num fratris Bernardi de Lacustaria, sig + num fratris Petri Cesolives, sig + num fratris Guillermi Gizperti, sig + num fratris Arnaldi Pedrica, sig + num fratris Raymundi de Baganes, sig + num fratris Arnaldi de Ribelles, predictorum qui hec laudamus, concedimus et firmamus. 118 ZUR DATIERUNG DES FRÜHESTEN FUEROS VON SAN PEDRO DE LAS DUEÑAS (PROV. LEÓN) von Ludwig Vones Universidad de Colonia lm zweiten Band seines grofien Werkes über die Fueros des Kónigreichs León druckte Justiniano Rodríguez neben einer Vielzahl weiterer Dokumente auch den ersten Fuero für die Einwohner des den gleichnamigen Konvent umgebenden Orles San Pedro de las Dueñas ab und datierte ¡hn aufgrund der überlieferten Datierungszeile auf den 20. Dezember 1124 (1), ohne etwaige Unstimmigkeiten bei anderen Elementen zu beachten. In diesem Fuero gestand Teresa, Ábtissin des in der zweiten Hálfte des 10. Jahrhunderts gegründeten und seither von der bedeutenden Benediktinerabtei Sahagún abhángigen Nonnenklosters San Pedro de las Dueñas (2), «cum unluerso grege sanctimoniallum ibidem deo seruientium, pariter cum consensu et uoluntate domini munionis prioris» den Einwohnern der umliegenden Ortschaft zu, von der Zahlung der Mañería — einer Abgabe, die bei Fehlen eines direkten Leibeserben ais Gebühr für die Weitervergabe gepachteten Landes an Verwandte, Nachbarn oder sonstige Interessenten zu entrichten war (3) — befreit zu sein. Zugleich bestátigte sie die «consuetudo toti(u)s terre», gemáB der Verwandte eines Verstorbenen in seine «hereditas» eintreten konnten, wenn keine Kinder vorhanden waren (4). Die Vorlage für den Druck und damit auch für die Wiedergabe der Datierungszeile durch Rodríguez war eine Edition des Fueros, die Laureano Diez Canseco 1925 nach dem im Archiv des Klosters befindlichen Original vorgenommen hatte (5). Dieses Originaldiplom muB nach dem Zeugnis des 1977 durch José María Fernández Catón erstellten Archivkatalogs und der vergeblichen Nachforschungen 119 von Rodríguez inzwischen ais verloren gelten (6), so daB eine Überprüfung der Transskription durch Diez Canseco nicht mehr móglich ist. Allerdings scheint Rodríguez ein an versteckter Stelle publizierter Hinweis von Luciano Serrano entgangen zu sein, der, selbst in Unkenntnis der vorherigen Edition durch Diez Canseco, be¡ seiner Veróffentlichung des 'Cartulario de Monasterio de Vega' den besagten Fuero unter Berufung auf die Originalüberlieferung im Klosterarchiv in einem gánzlich anderen Zusammenhang wie selbstverstándlich auf den 20. Dezember 1131 datierte(7). Das von Serrano vorgeschlagene Inkarnationsjahr würde der spanischen Era (8) «MCLXIX» entsprechen, wohingegen Diez Canseco «MCLXII» gelesen hatte. Damit liegt die Vermutung nahe, die unterschiedlichen Datierungsansátze auf eine mógliche Verlesung von «X» zu «I» (oder natürlich von «I» zu «X») zurüchzuführen. Nach dem Verlust des Origináis kann jedoch GewiBheit nur durch eine Überprüfung der weiteren Datierungselemente erlangt werden: «Regnante Rege Adefonso cum regina berengaria in legione et in toleto.» Die EheschlieBung Kónig Alfons Vil. von Kastilien-León mit Berengaria, Tochter Graf Raimund Berengars III. von Barcelona, fand erst im Januar 1128 statt. Die Eheverbindung konnte in der Folgezeit, nachdem Schwierigkeiten mit der rómischen Kurie wegen des zu nahen Verwandtschaftsgrades auf dem Konzil von Carrión (1130) beseitigt worden waren, aufrechterhalten werden, so daB sie nicht früher ais mit dem Tod der Kónigin im Februar 1149 zu Palencia endete (9). «Comité roderico martiniz tenete legionensis turres.» Der Graf bzw. «cónsul» Rodrigo Martínez, Sohn des Graten Martín Alfonso (10), entstammte einer einfluBreichen Adelsfamilie in León und záhlte bis zu seinem Tod 1138 bei der Belagerung von Coria zu den bedeutenden Magnatenam Hof Alfons' Vil. (11). Seit 1118 — also noch unter der Regierung von Alfons' Mutter Kónigin Urraca — an der curia regis nachzuweisen, hatte er nacheinander wichtige Stützpunkte koniglicher Herrschaft inne: 11201126 den durch eine kónigliche Burg beherrschten Ort Melgar de Arriba 15 kilometersüdwestlich von Sahagún (12), seit 1126 die turres Legionis, daneben noch 1126Aguilarim Nordwesten des Bierzó undSomozasowie 1134 Mayorga(13). Die in der Chronica Adefonsi Imperatoris erwáhnte Ernennung Rodrigos zum comes (14) scheint jedoch nicht vor 1129 vollzogen worden zu sein, denn erst von diesem Jahr an findet sich der comes-Titel in den urkundlichen Erwáhnungen (15). «Infans domna sancia sóror regis in graliare.» Die Burg Grajal, fünf Kilometer südlich des Klosters Sahagún im reichsten Landstrich des leonesischen Fiskalgutes gelegen, bildete den Herrschaftskern des Infantado de Campos. Die Infantin Sancha, Tochter der Kónigin Urraca und des Graten Raimund von Galicien, somit Schwester Alfons' VIL, hatte die Burg vielleicht schon vor 1124 in Besitz und gab sie bis zu ihrem Tod am 28. Februar 1159 nicht mehr ab (16). 120 «Comes petrus lupis in monte forti.» Nicht geringe Schwierigkeiten bereitet die zweifelsfreie Identifikation des Graten Pedro López, der wohl bereits 1118 — noch ohnecomes-Titel — alsHerrvon Monforteerscheint und diesen Besitz bis Mitte der 30er Jahre des 12. Jahrhunderts innegehabt haben dürfte (17). In Anbetracht des nicht gerade unverwechselbaren Patronymikons muB die Frage aufgeworfen werden, ob im Herrn von Monforte, das in der Diózese Salamanca und somit in der leonesischen Extremadura gelegen war (18), jener Pedro López zu señen ist, der der bedeutenden riojanischen Adelsfamilie der López de Haro angehórte und spátestens bis 1114 infolge der Heirat Alfons' I. von Aragón mit Kónigin Urraca von Kastilien-León ebenso wie sein Bruder Jimeno an den leonesischen Hof gekommen war (19). Daein engesVerwandtschaftsverháltnis zu Diego López de Haro, Herr von Vizcaya und Álava, sehr wahrscheinlich ist (20) und dieser ais entschiedener Gegner Alfons I. 1112 (21), 1116 (22) und 1124 (23) mit dem aragonischen Kónig in kriegerische Auseinandersetzungen verwickelt war, mit der Konigin Urraca hingegen freundschaftliche Beziehungen pflog (24), haben die Brüder offenbar auf dem Hohepunkt der Kámpfe zwischen Urraca und ihrem Gatten in León Zuflucht gesucht und fortan im Sinne eines Ausgleichs gewirkt (25). Wáhrend Jimeno López nach dem Waffenstillstand zwischen Urraca und Alfons I. von 1117 bis 1120 das Amt eines Mayordomo am leonesischen Hof bekleidete (26), 1119 und 1120alsVikarUrracasinCoyanza, León und Luna, ais «uillicus in Legione» sowie ais «princeps turrium legionis» (27), gleichzeitig ais Sénior von Soria und Burgosanzutreffen ist (28), mit Lope López ein weiterer Bruder Pedros, der ein besseres Verháltnis zu Alfons I. bewahrt hatte (29), 1121 und 1122 Nachfolger Jimenos ais kóniglicher Haushof meister geworden war (30), hatte Pedro López nach dem Tod des Graten Pedro Ansúrez mit der Verwaltung der GrafschaftsbezirkeSaldaña und Cabezón wichtige Teile von dessen früheren Herrschaftsgebieten übernommen (31). Ebenso wie sein Bruder Lope, der diesen Schrittschon im November 1123 vollzogen hatte (32), traterebenfallsfrühzeitig auf die Seite Alfons' Vil. (33). Wáhrend Lope in der Folgezeit rasch zum Alférez Real und schlieBlich zum koniglichen Mayordomo aufstieg (34), behielt Pedro die Herrschaft überSaldañabis 1129 bei und istdann ais Machthaber in Mayorga nachweisbar(35). Neuerdings hat nun Richard Fletcher, ohneauf diefrühereLaufbahn náhereinzugehen, diesen Pedro mit jenem Graten Pedro López gleichgesetzt, der zwischen 1131 und 1135 in Stellvertretung des Konigs die Herrschaft über Salamanca ausübte (36) und der, wahrscheinlich im Einvernehmen mit Erzbischof Diego Gelmírez von Santiago de Compostela (37), 1134indieStreitigkeiten umdieBesetzung des Salmanticenser Bischofsstuhls verwickelt war, bevor er in Ungnade fiel. Das Argument Fletchers, der Graf Pedro López verschwinde nach 1135ausdenUrkunden und zurgleichenZeitverliere Lope López das Amt des koniglichen Mayordomo (38), kann kaum ais stichhaltig angesehen werden (39). Erst wenn man die Herrschaft über Monforte hinzunimmt, gewinnt die Ansicht Fletchers neues Gewicht, zumal die Verbindung des 121 comes-Titels mit diesem Machtbereich für die 30er Jahre wahrscheinlicher ist ais für die Frühzeit (40). «Gunzaluus peíais comes, armiger regis.» Der Graf Gonzalo Peláez, der unter der Regierung der Kónigin Urraca die herrschaftliche Verwaltung von Asturias de Oviedo (Asturias inferiores) übernommen hatte und seinen Machtbereich auch in den Anfangsjahren Alfons' Vil. beibehielt (41), gehórt zweifelsohne zu den farbigsten Gestalten des asturischen Mittelalters. Er empórte sich in den Jahren 1132 bis 1137 wiederholt gegen Alfons VIL, wurde letztenendes des Landes verwiesen und starb Ende 1137 in Portugal (42). Das Amt eines kóniglichen Alférez hatte er jedoch nur von Juli 1131 bis Márz 1132 inne (43). «Domnus Stephanus abbas in sancto facundo et anaia rodriguiz maiorinus in uilla sub manu abbatis.» Ist man geneigt, 1131 ais Jahr der Abfassung des Fueros von San Pedro anzunehmen, dann handelt es sich um eine der frühesten Erwáhnungen des Abtes Esteban von Sahagún. Sein unmittelbarer Vorgánger Bernardo II. war spátestens seit Oktober 1119 in Nachfolge des Pedro Muñoz Abt des Klostersgewesen undtaucht noch 1130 in den Urkundenauf (44). Esteban hingegen wurde schon 1134 von Abt Domingo Pérez abgelóst (45). Der leonesische Magnat Anaya Rodríguez, der hier ais Merino des Abtes von Sahagún in San Pedro fungiert, záhlte zumindest seit 1132 zum engeren Kreis um Alfons Vil. (46) und sollte in spáteren Jahren zum kóniglichen Merino in León, «turres Legionis tenente», aufsteigen (47). «Arias episcopus in legionense sede.» Nachdem sein Vorgánger Diego 1130 auf der Legatensynode von Carrión de los Condes abgesetzt worden war, wurde auf Betreiben des Compostellaner Erzbischofs Diego Gelmírez mit Arias Gonzálvezein Kardinal der Jakobuskirche, derzugleich kóniglicher Kapellan und Notar war, auf den Bischofssitz von León gewáhlt (48). Ungeachtet der Schwierigkeiten, die seine erst nach dem 15. Mai vollzogene Weihe durch Erzbischof Raimund von Toledo heraufbeschwor (49), blieb Arias bis zu seinem Tod im Jahre 1135 Bischof von León. «Didacus munionis maiorinus maior in saldania et in karrione.» Diego Muñoz gehórte ebenfalls seit 1129 zu den einfluBreicheren Persónlichkeiten am Hof Alfons' Vil. Kóniglicher Merino in Cea und Saldaña im Jahr 1130 (50), ist er jedoch erst im Laufe der 30er Jahre ais Merino Mayor von Saldaña und Carrión nachweisbar (51), bevorerzwischen 1138 und 1144 ais Nachfolger des Gutierre Fernández de Castro den kóniglichen Mayordomat innehatte (52). In spáterer Zeit tauchte er wieder ais Merino in León, Saldaña und Carrión auf, muBte sich allerdings die beiden letztgenannten Machtbereiche mit Lope López teilen (53). Das Ergebnis unserer Nachprüfung der Datierungselemente des Fueros von San Pedro de las Dueñas ist eindeutig. Obwohl die Ábtissin Teresa bereits für 1125 ais Leiterin des Konvents nachzuweisen ist (54), schlieBen sechs Elemente 1124 ais Ausstellungsdatum aus, wáhrend alie 122 für 1131 stimmig sind. Folglich muB der Fuero von San Pedro de las Dueñas, wie bereits von Serrano angenommen, auf den 20. Dezember 1131 datiert werden. Damit wáre aber— anders ais bei Rodríguez (55) — der Fuero, den Abt Bernardo II. von Sahagún 1127 den zur Grundherrschaft Villa Saliti gehórigen Dorfern Talavera und Galleguillos de Campos gegeben hat (56), vor den Fuero von San Pedro einzureihen. Somit erscheint jedoch der Fuero von San Pedro ais eine genauer festgelegte und den lokalen Gegebenheiten angepaBte Fassung derzweiten Bestimmung des Fuero von 1127: «Et non dent manneriam» (57). Por cuanto antecede, añade VONES, hay que admitir que la fecha de redacción del Fuero del Monasterio de San Pedro de las Dueñas, no puede ser en modo alguno la ofrecida por J. RODRÍGUEZ (o.c), asignada al año 1124, sino la del 1131, por las razones apuntadas y particularmente por la presencia de Gonzalo Peláez, como alférez de Alfonso Vil: Gunzalvus Peíais comes, armiger regis, y firmante del Fuero en cuestión, con el referido título cortesano, bien relevante por cierto. Y resulta que tal título y alto cargo público lo ostentó estrictamente entre julio de 1131 hasta marzo de 1132 (E. GARCÍA GARCÍA, «El conde asturiano Gonzalo Peláez», en Asturiensia Medievalia, 2, 1975, pp. 39-64; J. FERNANDEZ CONDE, «Rebeliones nobiliarias», en Historia de Asturias, 4; Alta Edad Media, Vitoria, 1979, pp. 234-237), por lo que el FUERO de Dueñas no pudo ser confeccionado más que dentro de este espacio temporal, bien reducido (julio 1131-marzo 1132), exactamente el día 20 de diciembre del año 1131. Avalan esta afirmación el análisis contextual histórico de los restantes personajes firmantes del referido Fuero: Domnus Stephanus abad del monasterio de Sahagún; Anaia Rodriguiz, Maiorinus in villa sub abbatis y elevado luego al alto rango de Merino Mayor de León; Arias episcopus in Legionense sede, que sucedió a su predecesor Diego el 1130, tras haber si do creado cardenal de la Iglesia JacobeaCompostelana por el arzobispo Diego Gelmírez y desempeñado el honroso cargo de Capellán de la corte y Notario real; y Diego Muñoz por último: Didactus Munionis Maiorinus Maior in Saldania et in Karrione, título con el que firma en el Fuero de Dueñas analizado por VONES, fue una de las personalidades más influyentes de la corte de Alfonso Vil y muy particularmente desde el año 1130 (R. ESCALONA, Historia del Real Monasterio de Sahagún, Madrid, 1782, pp. 522-523, N° CLVI, al 15 de mayo de 1130), fecha en que obtuvo el alto cargo de Merino Mayor en Saldaña y Carrión (L. SERRANO, Cartulario del Monasterio de Vega con documentoá de San Pe/ayo y Vega de Oviedo, Madrid, 1927, pp. 57-58), apareciendo todavía más tarde (1138-1144), como Mayordomo de palacio, al suceder en tal alto cargo de la mayordomía real a Gutierre Fernández de Castro (M. RECUERO ASTRAY, Alfonso Vil, Emperador. El Imperio Hispánico en el siglo XII, León 1979, pp. 143-146), por cuanto no cabe pensar en la fecha del 1124 para la redacción del citado Fuero de Dueñas, sino en una posterior al 15 de mayo de 1130, exactamente en laya apuntada del 123 "20 de diciembre del 1131. Esta fecha fue ya adelantada, hace ahora casi ya medio siglo, por Luciano SERRANO, el 1927, en su edición del Cartulario del Monasterio de Vega con documentos de San Pelayo y Vega de Oviedo, precisando además, añade VONES, que el FUERO de San Pedro de las Dueñas es a su vez la reelaboración de otro más primitivo, el Fuero de Sahagún (1085), en su segunda versión del año 1127, N° 6: ef non dent manneriam. Todas las razones expuestas, concluye el autor, excluyen taxativamente la fecha del 1124 para la confección del Fuero del Monasterio de San Pedro de las Dueñas, mientras avalan documentalmente la propuesta del 1131. Abtract Dr. Juan Manuel DEL ESTAL Universidad de Alicante 124 RESUMEN EN TORNO A LA DATACION DEL FUERO PRIMITIVO DE SAN PEDRO DE LAS DUEÑAS (LEÓN) Inicia el trabajo de investigación cuestionando la fecha del 1124 (20 diciembre), ofrecida por el editor del Fuero de San Pedro de las Dueñas (J. RODRÍGUEZ, Los fueros del Reino de León, vol. II, p. 51-53, N° 11), basando su argumentación en otros elementos marginales a la estricta datación «Facta karta XIII kalendas Januarii, Era MCLXII», extraídos hábilmente del propio contexto histórico del Fuero. Cita en primer lugar la acertada datación del referido Fuero de San Pedro de las Dueñas, adelantada ya hace casi medio siglo por el célebre documentalista e historiador, Luciano SERRANO (Cartulario del Monasterio de Vega con documentos de San Pelayo y Vega de Oviedo, Madrid, 1927), quien lo fecha el 20 de diciembre de 1131, correspondiente al año de la Era Hispánica MCLXIX. Cifra esta romana por cierto erróneamente interpretada por L. DIEZ CANSECO («Fuero de San Pedro de las Dueñas (León)», en AHDE, 2, 1925, p. 463-464, N° 1 del a. 1124) cambiando sin fundamento documental la X segunda por la I en la fecha romana del MCLXIX, leyendo simplemente MCLXII. Rebate tal datación a base de un estudio pormenorizado de los distintos personajes civiles y eclesiásticos, que aparecen de una u otra forma como testigos del Fuero citado, descartando por este medio la fecha del 1124. Destacan entre otros: Rodrigo Martínez, conde de León (comité Roderico Martínez tenente legionenses turres) e hijo del conde Martín Alfonso, una de las familias nobiliarias más influyentes de León y de los magnates más sobresalientes en la corte de Alfonso Vil y más destacado en el cerco de Coria (1138), donde halló la muerte; Pedro López, conde de Monforte Comes Petrus Lupis in Monte Forti) o bien de Sequeros, en la Extremadura leonesa y diócesis de Salamanca, emparentado con los nobles López de Haro, Señores de Vizcaya y de Álava, y 125 ocupando en la corte leonesa de la Reina Da Urraca, a raíz de su matrimonio con Alfonso I de Aragón cargos importantes, al par que su hermano, Jimeno López; éste desempeñó el cargo de mayordomo de palacio en la corte leonesa, junto al de lugarteniente de la reina Urraca en Coyanza, Luna y León (1119-20); Pedro López, sucesorde Pedro Ansúrez, en el gobierno señorial de Saldaña y Cabezón; Lope, hermano del anterior, alférez real y mayordomo palatino de Alfonso Vil (1123-27), y otro Pedro más, a quién el historiador Richard FLETCHER (Saint James's Catapult. The Life and the Times of Diego Gelmírez of Santiago de Compostela, Oxford, 1984, p. 254, 277, 287) identifica sin fundamento con el ya citado Pedro López, señor de Saldaña, Cabezón y Mayorga, fue representante real de Alfonso Vil en el gobierno señorial de Salamanca (11311135) y pactó con el prepotente arzobispo compostelano, Diego Gelmírez (1134), sobre la posesión de la sede episcopal salmantina, antes de caer en desgracia. A este respecto afirma FLETCHER la desaparición de la escena pública del conde Pedro López, así como de su hermano, Lope López, a juzgar por el silencio de las fuentes, a raíz del 1135, acerca de los mismos. Afirmación que rearguye Ludwig VONES, mediante el análisis histórico-crítico del contexto del citado Fuero de Dueñas, demostrando carente de toda solidez documental la aseveración del silencio de las fuentes, ya que por casi tres lustros más siguen ambos hermanos desempeñando todavía cargos públicos en la corte de Alfonso Vil, hasta bien entrado el año 1149. Así nos lo presenta subscribiente como testigo de un diploma del citado emperador (1136) a Pedro López, al lado de su hermano, Lope López, en condición de testis público del mismo. Al año siguiente (1 de septiembre 1137) figuran también ambos hermanos como firmantes de otro diploma de Alfonso Vil, Pedro López, como conde de Carrión, y su hermano, Lope López, como Mayordomo de palacio. Y al año siguiente (1142) Lope López firma de nuevo otro documento real, esta vez no como Mayordomo de palacio, sino como «Señor de Carrión»: de Carríone potestas, al igual que el 6 de abril de 1149 figura todavía éste como confirmante de otro diploma real del emperador Alfonso Vil (J.L. RODRÍGUEZ DE DIEGO, El Tumbo del monasterio cisterciense de La Espina, Valladolid, 1982, p. 187-188, N° 3). Su poder señorial era por estas fechas significativo a solo juzgar por los títulos territoriales con que aparece como firmante de privilegios reales: Lupo Lupiz in Ceia et in Ceione (J.L. MARTIN, Documentos Zamoranos I: Documentos del Archivo Catedralicio de Zamora. Primera Parte (1128-1261), Salamanca, 1982, p. 10-11, N° 4). Si este Lope López de Salazar, que aparece en una donación al monasterio de San Salvador de Oña (19 sept. 1146, vid. I. OCEJA GONZALO, Documentación del monasterio de San Salvador de Oña (1032-1284), Burgos, 1983, p. 47-48, N° 55) está todavía por determinar. 126 NOTAS (1) J. RODRÍGUEZ, LOS Fueros del Reino de León. Vol. I: Estudio critico, Vol. II: Documentos (León, 1981); Druck des Fueros von San Pedro in Vol. II, S. 51/53, Nr. 11, wo dle Datierungszeile lautet: «Facta karta XIII kalendas ¡anuarii, Era MCLXII». Zur Definition des Fueros ais einer gesetzten Rechtsnorm vgl. R. GIBERT, ¡n: Handwórterbuch zur deutschen Rechtsgeschichte, Bd. I, Sp. 1319-1328; L. GARCÍA DE VALDEAVELLANO, Curso deHistoria de las Instituciones españolas (Madrid, 41975), passim. (2) Zur Gründung dieses Klosters durch den Graten Ansur, Mayordomo Kónig Ramiros III. von León (965-984), vgl. RODRÍGUEZ, Fueros I, S. 294; A. LINAGE CONDE, Los orígenes del monacato benedictino en la Península Ibérica, Vol. III (León, 1973), S. 164, Nr. 503; G. M. COLOMBAS, ¡n: Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. III, S. 1654. Ais Gründungsjahr wird 976 angenommen. (3) Vgl. VALDEAVELLANO (wie Anm. 1), S. 253. (4) Zur Interpretation der Fueros s. RODRÍGUEZ, Fueros I, S. 294-299. (5) L. DIEZ CANSECO, Fuero de San Pedro de las Dueñas (León), ¡n: AHDE, 2 (1925), S. 463-464, Nr. I zu 1124. (6) Vgl. J. M. FERNANDEZ CATÓN, Catálogo del Archivo del monasterio de San Pedro de las Dueñas (León, 1977), S. 20f.; RODRÍGUEZ, Fueros, I, S. 286f. (7) L. SERRANO (ed.), Cartulario de Monasterio de Vega con documentos de San Pelayo y Vega de Oviedo (Madrid, 1927), S. 53, Anm. 3. (8) Zur spanischen Era, die am 1. Januar 38 v. Chr. begann. vgl. J. Vives, Über Ursprung und Verbreitung der spanischen Ara, in: HJb, 58 (1938), S. 97-108; ders., Nota sobre la Era Hispánica, in: Híspanla Sacra, 14 (1961), S. 473-475; W. SCHLÓGL, in: Artemis-Lexikon des Mittelalters, Bd. I, Sp. 833; S. A. GARCÍA LARRAGUETA, ebd. Bd. II, Sp. 20421 (9) Vgl. M. RECUERO ASTRAY.A/tonso W/, Emperador. El imperio hispánico en el siglo XII (León, 1979), S. 95-97,184f., 206,227; L. VONES, Die 'Historia Compostellana' unddieKirchenpolitik des nordwestspanichen Raumes, 1070-1130 (Kóln-Wien, 1980), S. 508, 517; ders., in: Artemis-Lexikon des Mittelalters, Bd. I, Sp. 1941. (10) SoJ. RODRÍGUEZ, Los fundadores del monasterio de Gradefes, in: Archivos Leoneses, 47-48 (1970), S. 229, und ihm folgend C. ESTEPA DIEZ, Estructura social de la ciudad de León (siglos XI-XIII) (León, 1977), S. 277. B. F. REILLY, The Kingdom of León-Castilla under Queen Urraca 1109-1126 (Princeton, N. J., 1982), S. 285, nimmt einen Graten Martin Osorío ais Vater an. (11) S. ESTEPA DIEZ (wie Anm., 10), S. 277f., derallerdingsdasJahrderersten (vergeblichen) Belagerung von Coria durch Alfons Vil. und damit dasTodesjahr des Graten irrig mit 1140 angibt. Vgl. Chronica Adefonsi Imperatoris, ed. L. SÁNCHEZ BELDA (Madrid, 1950), S. 106-108, § 135-138, und RECUERO ASTRAY (wie Anm. 9), S. 164, 215. Zur AdelstamilieAltonso, diezu den «nobilibus Legoniensis» gehórte, vgl. RODRÍGUEZ (wie Anm. 10), S. 209-242. (12) Reilly (wie Anm. 10), S. 285 Anm. 24, láBt noch die Moglichkeit offen, daBes sich auch um das zur alten Grafschaft Kastilien bzw. zu den Campos Góticos zu rechnende Melgar de Fernamental gehandelt haben kónnte, entscheidet sich jedoch spáter (S. 303) stillschweigend tur Melgar de Arriba 127 (13) Vgl. die Liste bei ESTEPA DIEZ (wie Anm., 10), S. 277f. Anm. 402, die noch ergánzt werden kónnte. Zur Herrschaft über Somoza vgl. R. ESCALONA, Historia del Real Monasterio de Sahagún (Madrid, 1782), S. 519, Nr. CLIII zu 1126 Nov. 5 («Ruderico Martiniz in Aquilario et Somozas»). Zur Lage von Aguilar s. A. QUINTANA PRIETO, Monografía histórica del Bierzo (Madrid, 1956), S. 181. (14) Chronica Adefonsi Imperatoris (wie Anm. 11), S. 7-8, § 4: «...Legionensis territorii duces, videlicet Rodericus Martini et frater eius Osorius, et Radimirus Froilae, qui postea ab eo facti sunt comités...». (15) Vgl. ESTEPA DIEZ (wie Anm., 10), S. 277f. Anm. 402. (16) Zu ihr vgl. die allerdings unbefriedigende Monographie von L. GARCÍA CALLES, Doña Sancha, hermana del Emperador (León-Barcelona, 1972), zum Infantado de Campos ebd. S. 117-119. Die Urkunde vom 23. Juni 1124, duren die die Infantin den Konvent von San Miguel de Escalada an Cluny schenkt und in der Sancha ais «Infans Dona Sancia in Graliare» bezeichnet wird (GARCÍA CALLES, aaO., S. 132, Nr. 4), ist indes aufgrund innerer Merkmale nicht unverdachtig. Andererseits mup berücksichtigt werden, dap die infantin bereits 1121 dem Kloster San Pedro de las Dueñas Güter in Grajal übertragen konnte (J. M. FERNANDEZ CATÓN, Documentos leoneses en escritura visigótica. Archivo del monasterio de San Pedro de las Dueñas, in: Archivos Leoneses, 27 (1973), S. 224-226. Nr. 7-8 zu 1121 Sept. 1; vgl. auch FERNANDEZ CATÓN, Catálogo (wie Anm., 6), S. 19f., Nr. 7-8). (17) Vgl. SERRANO, Cartulario de Monasterio de Vega (wie Anm., 7), S. 44, Anm. 5 (nach Silos, ms. 8, f. 32), der darauf hinweist, daB in dieser von der Kónigin Urraca 1118 ausgestellten Urkunde ein weiterer Pedro López ohne irgendeinen Titel erscheint, und weiterhin Serrano, a.aO., S. 53-54, Nr. 39zu 1136-1137 Dez. 21 («Petro Lupo consule in Monte forti»); M. FEROTIN (ed.), Recueil des chartes de l'abbaye de Silos (Paris 1897) S. 48-51, Nr.34-35zu 1125 Juli 21 («PetrusLopecdeMontforte» «Petro Lupizde Montforte»); ebd.S. 51-53, Nr. 36zu 1125Sept. 2 («Petro Lopet de Montfort»); ebd. S. 58-59, Nr. 40 zu 1126 Juni 18 («Petrus Lupez» — er erscheint hierzusammen mit einem «Lupus Lupez»). (18) S. P. MADOZ, Diccionario geogréfico-estadlstico-histórico de España, vol. XI (Madrid, 1850), S. 499; Prov. und Dióz, Salamanca, Part. jud. von Sequeros. Monforte de Lemos (Prov. Lugo) kommt nicht in Betracht. Vgl. G. VÁZQUEZ, Historia de Monforte y su tierra de Lemos, I (Pontevedra, 1970). (19) Vgl. REILLY (wie Anm. 10), S. 103. (20) Vielleicht handelte es sien um jüngere Brüder. Zu Diego López de Haro und seiner Verwandtschaft vgl. neben dem alten Werk von L. DE SALAZAR Y CASTRO, Historia Genealógica de la Casa de Haro, ed. D. de la Válgomay Díaz Várela (Madrid, 1959) und denfürunsere Zeit unzureichenden Ausführungen bei S. DE MOXO, De la Nobleza Vieja a la Nobleza Nueva. La transformación nobiliaria castellana en la Baja Edad Media, in: Cuadernos de Historia, 3 (1969), S. 46-54, v. a. G. MARTÍNEZ DIEZ, Álava Medieval, Vol. I (Vitoria, 1974), S. 97-104. (21) Vgl. RBLLY (wie Anm. 10), S. 85, Anm. 123, und die dort erwahnte Urkunde zu 1112 Juli. Anders: MARTÍNEZ DIEZ (wie Anm. 20), S. 98f. S. auch u. Anm. 23. (22) L. SERRANO (ed.), Cartulario de San Millén de la Cogolla (Madrid, 1930), S. 302-303, Nr. 300 zu 1116 Aug. («quando Didacus López erat in guerra cum rege iam dicto Adefonso»). Vgl. Reilly (wie Anm. 10), S. 113. (23) Vgl. REILLY (wie Anm. 10), S. 181-182: MARTÍNEZ DIEZ (wie Anm. 20), S. 102f, der die Urkunde von 1112 Juli auf 1124 datieren móchte (s.o. Anm. 21) und den dort genannten Ort Castrojeriz in Anlehnung an J. M. LACARRA, Alfonso el Batallador y las paces de Támara, in: EEMCA, 3 (1947-48), S. 463 Anm. 6, in: «Castellum Fari» - die Burg Haro - ándert (Reilly geht auf diese Problematik nicht ein); L. VÁZQUEZ DE PARGA, J. M. LACARRA, J. URIA RIU, Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, Vol. III (Madrid, 1949), S. 55, Nr. 49 zu 1124 Juli. (24) REILLY (wie Anm. 10), S. 68; MARTÍNEZ DIEZ (wie Anm. 20), S. 98 ff.; G. MONREAL El señorío de Vizcaya, \n:AHDE, 44 (1973), S. 130. (25) Anders REILLY (wie Anm. 10), S. 213. (26) REILLY (wie Anm. 10), S. 213. (27) Vgl. ESTEPA DIEZ (wie Anm. 10), S. 439, zum Vikariat in Coyanza, León und Luna (nach Archivo de la Catedral de León, Nr. 301); M. C. CASADO LOBATO (ed.), Colección diplomática del monasterio de Carrizo, Vol. I (León, 1983), S. 17-18, Nr. 15zu 1119 Okt. 20?; R. A. FLETCHER, The Episcopate in the Kingdom of León in the Twelfth Century (Oxford, 1978), S. 231-235, Nr. IV; RISCO, ES, XXXV, S. 417-421, Nr. IV zu 1120 Juni 29 (in dieser Urkunde f indet sien auch ein spáter hinzugefügter Passus: «Recepimus Xemenonem Lupiz in canonicum et damus ei in prebendam monasterium sánete Marie de Valle de Umane cum suis villis et 128 hereditatibus»). (28) S. REILLY (wie Anm. 10), S. 133, 170f., 213. Unklar bleibt allerdings, in welchem VerwantschaftsverháltnisJimenozu Iñigo López und Fortún López stand, dievon 1119 bis 1125 bzw. von 1127 bis 1135 die Verwaltung von Soria und zeitweise auch von Burgos innehatten (vgl. G. MARTÍNEZ DIEZ, tas Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura Castellana (Madrid, 1983), S. 158-159). Es stellt sich die Frage, ob am aragonischen Kónigshof zur gleichen Zeit eine weitere «López-Familie» existierte, der dann auch der in Anm. 29 (s.u.) erwáhnte Verwalter von Calahorra angehóren würde. Vgl. schon L. SÁNCHEZ BELDA in seiner Edition der Chronica Adefonsi Imperatoris (S. 240). (29) Er erscheint bis 1119 unter dem aragonischen Kónig ais Herr von Calahorra. I. RODRÍGUEZ DE LAMA (ed.), Colección Diplomática Medieval de la fl/o/'a, T. II (Logroño, 1976), S. 108-109, Nr. 52zu 1116April; ebd. S. 111-112, Nr. 54 zu 1117Feb.; REILLY (wie Anm. 10), S. 213f. Zum Verwandtschaftsverháltnis der drei López zueinander s. L. SERRANO, El obispado de Burgos y Castilla primitiva, Vol. III (Madrid, 1936), S. 150, Nr. 81; J. M. GARRIDO GARRIDO (ed.),Documenfac/ón de/a Cátedra/de Burgos (804-7 783; (Burgos, 1983), S. 178-180, Nr. 98 zu 1120 Márz 4 («Xemenus Lupiz, maiordomus curie, conf. ... Petro Lopiz et frater eius, Lop López, conf.»). (30) S. REILLY (wie Anm. 10), S. 21a (31) Vgl. dazu REILLY (wie Anm. 10), S. 141 (der hier irrtümlich die Behauptung aufstellt, Pedro López sei spáter Mayordomo von Kónigin Urraca geworden und zusatzlich mit dem Chartularvon Santo Toribio de Liébana eine talsche Quelle benennt; s. dazu ebd. S. 285), 149, 219,285; SERRANO, Cartulario de Monasterio de Vega (wie Anm. 7), S. 44f. Anm. 5 (mit Verweis auf Silos, ms. 8, f. 30). (32) REILLY (wie Anm. 10), S. 177, nennt ais Monat des Übertritts Oktober mit Hinweis auf eine Urkunde von 1123 Okt 29, die jedoch inzwischen unter dem korrekten Datum 1123 Nov. 29 gedruckt ist bei J. A. GARCÍA LUJAN, Privilegios Reales de la Catedral de Toledo (1086-1462), Vol. II: Colección Diplomática (Toledo, 1982), S. 35-37, Nr. 8. Die Angabe der Archivalie bei Reilly ist irrig; zu den von García Lujan angeführten Archivalien wáren noch hinzuzufügen: Madrid, BN. Mss. 13075, f. 33v-36v. und Mss. 13093, f. 43r-45v. Vql. auch J. F. RIVERA RECIO, La Iglesia de Toledo en el siglo XII, Vol. II (Toledo, 1976), S. 57-59; VONES (wie Anm. 9), S. 457f. (33) Vgl. REILLY (wie Anm. 10), S. 214. (34) Alférez Real war er wohl zwischen 1123 Nov. und 1127 Mai, kóniglicher Mayordomo zwischen 1130 Dez. und 1135 Feb. Vgl. P. RASSOW, Die Urkunden Kaiser Alfons' Vil. von Spanien, in: Archiv für Urkundenforschung, 10 (1928), S. 363-364. R. A. FLETCHER, Saint James's Catapult. The Life and Times of Diego Gelmlrez of Santiago de Compostela (Oxford, 1984), S. 254, 277, 287, sieht in ihm einen Einheimischen aus Carrión de los Condes, ohne dies zu konkretisieren. (35) S. ESCALONA (wie Anm. 13), S. 516-518, Nr. CU zu 1125 Márz 26; SERRANO, Cartulario de Monasterio de Vega (wie Anm. 7), S. 46-48, Nr. 33 zu 1125 Mai 10; ESCALONA, S. 520-522, Nr. CLV zu 1129 Aug. 4. Zu Mayorga s. SERRANO, a.aO., S. 49-50, Nr. 36 zu 1130 Jaa 21 («Petrus Lupiz in Maiorice urbe»). Vgl. auch J. RODRÍGUEZ, Apuntes para la historia de Mayorga, ¡n: Archivos Leoneses, 44 (1968), S. 326; REILLY (wie Anm. 10), S. 285. (36) So FLETCHER (wie Anm. 34), S. 287f. Vgl. J. L MARTIN MARTIN, L M. VILLAR GARCÍA, F. MARCOS RODRÍGUEZ, M. SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (edd.), Documentos de los Archivos Catedralicio y Diocesano de Salamanca (siglos XII-XIII) (Salamanca, 1977), S. 89-90, Nr. 7 zu 1133 Jan. 21 («et sub manu regis mandante Salamancha comes Petrus Lopiz»). (37) A. G. BIGGS, Diego Gelmlrez, First Archbishop of Compostela (Washington, D.C., 1949), S. 310f.; FLETCHER (wie Anm. 34), S. 288-290. (38) FLETCHER (wie Anm. 34), S. 290. (39) SERRANO, Cartulario de Monasterio de Vega (wie Anm. 7), S. 51 Anm. 2, erwáhnt eine Urkunde Alfons' Vil. zu 1136, in der der Graf Pedro López noch ais Zeuge auftaucht Desgleichen erscheint in dieser Urkunde Lope López - allerdings ohne Amtstitel - eben cr> wie in Urkunden Alfons' Vil. zu 1136 Juni 18 (Druck: GARCÍA LUJAN, wie Anm. 32, S. 44-46, Nr. 12) und zu 1136Juni 19(Druck: F. J. PEÑA PÉREZ, Documentación del monasterio de San Juan de Burgos (1091-1400) (Burgos, 1983), S. 17-19, Nr. 9). Urkunden zu 1137 Sept. 1, in denen Lope López noch ais Mayordomo und Pedro López ais Comes erscheinen (SERRANO, Cartulario de San Millón de la Cogolla, wie Anm. 8, S. 309, Nr. 306), sowiezu 1142, in der Pedro López noch den Comes-Titel führt (Serrano, a.a.O., S. 313, Nr. 310), konnen aufgrund urkundenkritischer Überlegungen kaum herangezogen werden. Es ist vor allem jedoch zu bedenken; daB die Karriere Lopes auch nach dem Verlust des Mayordomats nicht beendet war. Lope taucht nun 129 háufig ohne Titel auf, wird jedoch seit 1142 wieder «de Carrione» benannt, was auf die Rückgewinnung einer Herrschaftsposition zu schlieBen erlaubt, zumal er 1149 April 6 ais «de Carrione potestas» ein Diplom Alfons' Vil. konfirmiert (Druck: J. L RODRIGUE DE DIEGO, El Tumbo del monasterio cisterciense de La Espina, Valladolid, 1982, S. 187-188, Nr. 3). Darüber hinaus wird er 1144 Jan. 21 in einer Zamoraner Privaturkunde ais «Lupo Lupiz in Ceia et in Ceione» bezeichnet (Druck: J.-L. MARTIN, DocumentosZamoranos I: Documentos del Archivo Catedralicio de Zamora. Primera Parte (1128-1261), Salamanca, 1982, S. 10-11, Nr. 4). Ob er auch miteinem «Lope López de Salarzar» identisch ist, deralsZeuge in einer Schenkungfür das Kloster Oña auftaucht (Druck: I. OCEJA GONZALO, Documentación del monasterio de San Salvador de Oña (1032-1284), Burgos, 1983, S. 47-48, Nr. 55 zu 1146 Sept. 19), mag dahingestellt bleiben. (40) Vgl. SERRANO, Cartulario de Monasterio de Vega (wie Anm. 7), S. 44f. Anm. 5. (41) Zu ihm v. a. E. GARCÍA GARCÍA, El conde asturiano Gonzalo Peléez, in: Asturiensia Medievalia, 2 (1975), S. 39-64. Vgl. aber auch A. C. FLORIANO, Estudios de Historia de Asturias. El territorio y la monarquía en la Alta Edad Media asturiana (Oviedo, 1962), S. 152-169; F. J. FERNANDEZ CONDE, Rebeliones nobiliarias, in: Historia de Asturias, 4: Alta Edad Media (Vitoria, 1979), S. 234-237; RECUERO ASTRAY (wie Anm. 9), S. 111-118. REILLY (wie Anm. 10), S. 286-288, vermutet, daB Gonzalo Peláez leonesischer Herkunft war und erst unter Alfons Vil. zum Graten erhoben wurde (ebd. S. 287). (42) GARCÍA GARCÍA (wie Anm. 41), S. 64. (43) GARCÍA GARCÍA (wie Anm. 41), S. 53 mit Anm. 66; RASSOW (wie Anm. 34), S. 364. (44) Vgl. ESCALONA (wie Anm. 13), S. 514-515, Nr. CXUX zu 1119 Okt 8; ebd S. 522-523, Nr. CLVI zu 1130 Mai 15 ESCALONA, S. 104, nimmt eine Abtszeit bis 1131 an S. auch COLOMBAS, in: DHEE, III (1973), S. 1634. (45) COLOMBAS, in: DHEE, III, S. 1634, gibt 1135 an, doch erscheint Domingo bereits in einer Schenkungsurkunde von 1134 ais Abt von Sahagún (vgl. L. FERNANDEZ MARTIN, Posesiones de la abadía de Sahagún en Asturias durante la Edad Media, in: BIDEA, 27 (1973), S. 640, Nr. 10). (46) 1132 erhielt er von Alfons Vil. Konigsgüter mit Immunitát gegen-über Merinos und Sayones übertragen S. ESTEPA DIEZ (wie Anm. 10), S. 271 nach AHN, Sahagún, 895/18. (47) S. z. B. ESTEPA DIEZ (wie Anm. 10), S. 440; RASSOW (wie Anm. 34), in: Archiv tur Urkundenforschung, 11 (1930), S. 95-100, Nr. 25, 27, 28; GARCÍA CALLES (wie Anm. 16), S. 144-145, Nr. 22. Zeitweise war er auch zugleich Merino in Camón und ais solcher in Konkurrenz mit Lope López und Diego Muñoz (vgl. L. SERRANO (ed.), Colección diplomática de San Salvador de El Moral, Valladolid, 1906, S. 54-56, Nr. XI zu 1146 Jan. 29). (48) Vgl. dazu VONES (wie Anm. 9), S. 512-514; B. F. REILLY, The Chancery of Alfonso Vil of León-Castilla: the Period 111V-1135 Reconsidered, in: Speculum, 51 (1976), S. 256; FLETCHER, Episcopate (wie Anm. 27), S. 69f., und dessen eigene Korrekturen in ders., Diego Gelmírez (wie Anm. 34), S. 267. (49) Dazu JL 7735. Vgl. FLETCHER, Episcopate (wie Anm. 27), S. 70; VONES (wie Anm. 9), S. 514. Zur Weihe & VONES, aaO., S. 513 Anm. 120. In einer Urkunde von 1130 Aug. 28 wird Arias bereits ais «Arias, Dei gratia, episcopus in sede Sanctu Marie Legionensis» bezeichnet (Druck: J. L. MARTIN, La orden militar de San Marcos de León, in: León y su Historia, IV (León, 1977),S. 46-47, Nr. 2). (50) ESCALONA (wie Anm. 13), S. 522-523, Nr. CLVI zu 1130 Mai 15. (51) Vgl. SERRANO, Cartulario de Monasterio de Vega (wie Anm. 7), S. 57f., Anm. 1. (52) RASSOW (wie Anm. 34), S. 3631; RECUERO ASTRAY (wie Anm. 9), S. 143, 146, der an letzterer Stelle irrtümlich Diego Fernández ais Vorgánger bezeichnet. (53) Vgl. o. Anm. 39 und die dort bereits angeführte Urkunde bei RODRÍGUEZ DE DIEGO, in der es heiBt: «Lop López de Carrione potestas. Didacus Munioz, Maiorinus Carrionensis, confirmaverunt». Zur zusatzlichen Konkurrenz des Anaya Rodríguez s.o. Anm. 47. (54) FERNANDEZ CATÓN (wie Anm. 6), S. 20, Nr. 9-10 zu 1125 Sept 11. (55) Vgl. RODRÍGUEZ (wie Anm. 1), Vol. I, S. 300-303. (56) Druck: A. BONILLA SANMARTÍN, Fueros de los siglos XI, XII y XIII, in: Anales de Literatura Española (Madrid, 1904), S. 121-123; RODRÍGUEZ (wie Anm. 1), Vd. II, S. 54-55. Nr. 12 (beide nach: Madrid, Biblioteca de la Academia de la Historia, Documentos del monasterio de Sahagún, T. XIII, núm. 809, und ebd. Leg. 16, núm. 109=Kopie). (57) Die Zusatzbestimmung des Fueros von San Pedro bezüglich des Erbéntritts der Verwandten eines Verstorbenen ist móglicherweise eine Modifizierung der Bestimmung Nr. 6 des Fueros von Sahagún aus dem Jahre 1085. Vgl. RODRÍGUEZ (wie Anm. 1), Vol. I, S. 295, und Vol. II, S. 37. 130 MUDEJARES Y CRISTIANOS EN EL SEÑORÍO DE CHESTE (SIGLO XIV). DOS CRITERIOS DE REPOBLACIÓN Jesús Viilalmanzo Archivo del Reino de Valencia El hecho de disponer de las Cartas Pueblas de las dos comunidades que habitaron las tierras de Cheste durante la Edad Media nos permite observar de cerca la vida, costumbres y diferencias sociales, jurídicas y económicas de los mudejares y cristianos en esta zona de Valencia, cercana a la capital y fronteriza con Castilla. Los mudejares poblaron la zona desde el primer momento de la reconquista, y posiblemente todos ellos o una gran parte de los mismos fueron los que allí residieron en la época musulmana y que optaron por la permanencia en sus lugares de origen en vez de emigrar. Los cristianos, en cambio, aparecen en el siglo XIV y siempre constituirán una minoría, un verdadero islote en medio del océano mudejar de dicha zona fronteriza, como se manifiesta en todas las estadísticas que nos han llegado relativas a las casas de mudejares, moriscos o cristianos nuevos y cristianos viejos. Dichas Cartas Pueblas han llegado a nosotros gracias a las copias que se hacen de ellas en los años 1595 y 1596 en los Registros de Mananments y Empares de la Gobernación de Valencia y hoy depositados en el Archivo del Reino de Valencia. Gual Camarena conoce la Carta Puebla de 1371 y de la que se aprovecha abundantemente en un artículo (1), pero no indica la fuente de la misma. En cambio, no llegó a sus manos la Carta Puebla de 1320, como puede verse en la relación de Cartas Pueblas que conocía (2). Ya de entrada resultan interesantes estos dos documentos por la época de su otorgamiento, dentro de la segunda fase de la repoblación valenciana, la del siglo XIV, en que se asiste a un endurecimiento de las 131 condiciones impuestas por los señores, si bien aún no alcanzarán las cotas de los siglos siguientes. En este sentido es un siglo de transición. También resulta importante observar las diferencias tan enormes existentes en ambas Cartas Pueblas en cuanto a sus exigencias hacia los repobladores. La primera —la de los cristianos— se otorga en 1320, justo antes de las grandes convulsiones que sacudirán la decimocuarta centuria, con sus guerras, pestes, etc., y la de los mudejares se promulga en 1371, ya en plena crisis tras dichas catástrofes. La situación es totalmente diferente y por eso, entre otras causas, las condiciones son diametralmente opuestas. 1. Carta Puebla a los cristianos de Cheste (1320) Cronológicamente es más antigua que la de los mudejares, si bien éstos se encontraban desde el primer momento de la reconquista, y como veremos su Carta Puebla no hace sino confirmar los derechos y deberes por los que se regía la comunidad islámica desde hacía más de un siglo. Pero su redacción y promulgación jurídica no se hizo hasta 1371, como veremos más adelante. Fue otorgada por el entonces señor de Cheste, Ximén Pérez de Arenos, señor de Andilla, el cual lo era también de Cheste y de Villamarchante, desde el año 1251 que las obtuvo por un intercambio que hizo con Jaime I de las villas de Castalia y Onil. En el Repartiment (3) aparece ya Cheste como una alquería donada a Pedro Cornell, mayordomo de Aragón, quien a su vez las debió cambiar o donar algún tiempo después al rey. Y en poder de esta gran familia aragonesa se mantuvo Cheste hasta mediados del siglo XV, en que pasa a poder, por compra esta vez, de los Mercader, siglo en que este linaje asciende socialmente a los primeros puestos de la nobleza valenciana, ocupando cargos de gran confianza y responsabilidad. El documento original se ha perdido, pero el año 1595 se mandó copiar en los Registros de la Gobernación, dado el mal estado de conservación en que se encontraba. Además he localizado otra copia en pergamino, también de esta misma fecha, y legalizada notarialmente (4). Ambos traslados son de la máxima credibilidad. Lo que llama la atención de esta Carta Puebla por encima de cualquier otra consideración es la generosidad de las condiciones con que se establece a los pobladores cristianos en Cheste. He aquí, esquemáticamente, los puntos más destacados de la Carta Puebla, agrupados en cuatro grupos: 1. Obligaciones: — Pagar el diezmo y las primicias. [2]* 132 — Deber de residencia personal en Cheste, así como los que compraren sus posesiones. [20] — Acudir a la hueste y cavalcada cuando fuesen requeridos. [20] — Pagar el morabatí. [20] 2. Privilegios: — Franquicia general de cualquier tipo de tributos y obligaciones señoriales. [1] — Libertad de compra de tierras, viñas y árboles, tanto a cristianos como a sarracenos. [2], [9] — Libre aprovechamiento de hierbas, piedras, flores, maderas para uso propio, al igual que el esparto, yeso, cal y caza. [3] — Venta libre del vino que cosechen. [4] — Compra de vino fuera del lugar, pero sólo para consumo familiar. [5] — Libertad de cocer o no en el horno señorial. [6] — Poder establecer tiendas libremente, pero sólo para vender a los cristianos. [8] — Uso del agua de riego, según las normas vigentes. [10] — Libre compra y venta de trigo. [11] — Las hortalizas y los árboles quedan exentos de cualquier impuesto, excepto del diezmo y primicia de las que se vendan. [12] — Exención total por gallinas y puercos. [14] — Libre elección del Justicia, Jurados y Mustasaf, reservándose el señor la confirmación. [15] — Poder labrar y roturar las tierras yermas de Cheste y después poderlas vender o alienar libremente. [17] — Exención de los derechos de tasa. [18] — Exención de acudir en ayuda del castillo con ropa y camas. [19] 3. Prohibiciones: 4. Norma jurídica: Ninguna. Fuero de Aragón. [16] Cabe preguntarse: ¿Por qué tantas facilidades y tanta generosidad hacia los pobladores cristianos? Para encontrar una respuesta adecuada es necesario situarse en el moment¡o de la concesión de dicho documento. Nos hallamos en el primer cuarto del siglo XIV, época de expansión económica y demográfica, justo en vísperas de los graves incidentes bélicos y epidemológicos que acaerrarán tras sí la gran crisis de este siglo bajomedieval y el cambio de coyuntura. Pero antes de estos fenómenos existían aún grandes extensiones sin cultivar, y todos los historiadores modernos coinciden en poner de 133 relieve el hecho de darse un gran auge en nuevas roturaciones, una vez superada la primera fase de la repoblación valenciana, la cual se produjo principalmente en las tierras más fértiles o de huerta. Ante la expansión demográfica y consiguiente aumento de consumo a partir de finales del siglo XIII es necesario buscar nuevas tierras de cultivo, que serán las pantanosas y las de secano que se habían dejado de lado en un primer momento. Pero esto no explica totalmente la generosidad de las condiciones impuestas por el señor a los nuevos pobladores. Tuvieron que coexistir otras causas extraeconómicas, y éstas fueron de tipo religioso. En efecto, es ahora precisamente cuando se empiezan a sentir las diferencias entre ambas comunidades, y se inicia el progresivo deterioro en sus relaciones. En este momento se persiguen dos fines: cultivar nuevas tierras hasta ahora abandonadas, mediante la roturación, y la fijación de una población cristiana en las zonas que estaban habitadas totalmente por musulmanes, caso de esta parte de Cheste. Esto último se halla impulsado principalmente por la Iglesia y los reyes, que así lograrán nuevas rentas, pues los señores sin duda preferirían los colonos musulmanes, de los que podían conseguir mayores rentas, gracias a los múltiples impuestos que cargaban sobre ellos, como veremos en la siguiente Carta Puebla otorgada a los mudejares. La gran libertad religiosa del siglo XIII comienza a ser revisada desde que en 1311 el Papa Clemente V en el Concilio de Viena recrimina a los reyes cristianos tanta tolerancia con los infieles establecidos en tierras cristianas. Y es en 1318 cuando Jaime II, a ruegos del arzobispo de Tarragona, empieza a poner en práctica en sus dominios las normas papales y conciliares. El dar como fundamentales estas dos razones —las roturaciones y las de tipo religioso— vienen además confirmadas por el texto mismo de la Carta Puebla. En efecto, en su preámbulo se dice expresamente que ante el deseo de algunos buenos hombres cristianos que desean habitar y poblar Cheste: «volem aquell a honor y reverencia de Nostre Senyor Jesuchrist ... de gent christiana multiplicar y exalqar, pero tal quel nom de Deu aquí sea loat y glorificat». Y la causa inmediata también se explícita taxativamente en el punto [17]: «Que puxats llaurar e obrir les terres hermes del dit lloch». Aparece además bien clara esta segunda fase de la Repoblación, pues ya no se conceden unas tierras determinadas perfectamente delimitadas en extensión y límites, como ocurría en el siglo XIII. Ahora hay que acudir ante la presión demográfica a otro tipo de asentamientos: el de las roturaciones de zonas que en un primer momento quedaron al margen, por ser menos productivas y difíciles de labrar, lo cual también explica que las condiciones del asentamiento sean tan benignas y generosas. 134 A pesar de las ventajas concedidas, los pobladores cristianos constituirán siempre una minoría hasta la misma expulsión de los moriscos. Así, a mediados del siglo XVI nos encontramos con 60 casas de cristianos viejos frente a las 290 casas de cristianos nuevos. Las causas son fáciles de comprender. Los cristianos se tuvieron que contentar con las peores tierras, pues las más rentables y de mejor calidad estaban ya en manos de los mudejares, y a los cuales se les prohibió expresamente la venta de sus tierras a los cristianos, lo que indica que los señores prefieren en sus tierras la mano morisca, de la que recogen mayores beneficios. Esta es la última Carta Puebla otorgada a Fuero de Aragón antes de las Cortes de 1329, en las que se promulga la famosa Jur/sd/cc/ón Alfonsina, y Cheste es la villa más meridional de todas las poblaciones conocidas pobladas a Fuero de Aragón. Por ello habrá que modificar en adelante el mapa de la territorialización de los Fueros en Valencia. 2. Carta Puebla a los mudejares de Cheste (1371) Fue otorgada por Don Juan, conde de Prades y señor de Cheste, debido a su matrimonio con doña Sancha Ximénez de Árenos, señora de TorresTorres,Adzueva,Serra, Andilla, Cortes, Eslida y Cheste. Era hija del infante don Pedro, que a su vez lo era del rey Alfonso IV y fiel acompañante de Pedro IV en sus campañas militares, al que cita siempre muy cariñosamente en su Crónica. El preámbulo del documento expresa claramente el cambio de situación que se iba operando entre ambos grupos étnicos y sociales: cristianos y mudejares, señores y colonos. Durante cerca de siglo y medio no habían tenido necesidad de documento alguno, bastaba la palabra y la costumbre. Pero a estas alturas, pasada la luna de miel del siglo XIII y profundizada la crisis del siglo XIV, los mudejares temen ser desposeídos de sus bienes y acuden al señor en busca del clásico documento escrito que les dé mayor seguridad. Tampoco nos ha llegado la carta original, sino una copia auténtica anotada también en los Registros de la Gobernación de Valencia el año 1596, a petición de don Cristóbal Mercader, entonces señor de Cheste, Buñol, Siete Aguas, etc., y del jurado de la aljama Jerónimo Agru, dado el lamentable estado de conservación en que ya entonces se hallaba el pergamino original de 1371. Damos aquí en esquema, al igual que hicimos con la de los cristianos, los puntos de dicha Carta Puebla, agrupados en los mismos cuatro apartados, para que puedan ser comparados más fácilmente ambos documentos. 1. Obligaciones: 135 a) Residencia personal. [4] b) Prestaciones personales: — — — — Hacer «qofra» siempre que lo necesite el señor. [22] Cuidar de las viñas y hacer las faenas de la vendimia. [7], [11 ] Labrar el huerto del señor. [8] Realizar diversos trabajos del lino. [20], [21] c) Derechos de Tasa: — Compra del señor de gallinas, pollos, cabritos, perdices y huevos a bajo precio, siempre que el señor tenga necesidad. [12] ,[13], [19] d) Sistema Tributario: — Pago de un quinto de la cosecha de granos en las tierras de regadío, y dos diezmos en las de secano. [1] — Pago del diezmo y primicia. [1], [14], [25] — Abono del laudemio y fadiga. [2] — Pago de un censo por huertos [15], Viñas [14] — Pago según «Alfarrasament» para las hortalizas, forrajes, habas, etc. [16], [17] — Peita del «Almagran». [3] — Derecho de horno. [5] — Derecho de molino. [5] — Derecho del «alfetrá». [18] — Derecho de «almexía». [26] — Derecho del «mancuso». [27] — Derecho de la «Almaxita», carnicería y taberna. [33] — Derecho de la alcaidía. [31] — Hueste y cavalcada. [37] — Morabatí. [37] — Por la caza. [24] — Matanza o «aldela». [10] — Pago anual de una gallina anual por propietario. [12] 2. — — — — 3. Privilegios: Derecho de herbaje libre. [25] Poder tener colmenas. [25] Poder vender libremente entre ellos sus propiedades. [28] Exención de pagos por higueras y parras. [1] Prohibiciones: — No deben dejar abandonadas sus heredades, bajo pena de expropiación. [29] — Vender, alienar, donar o permutar sus bienes raíces a los cristianos, bajo pena de nulidad y confiscación de los mismos por el señor. [30] 136 — Cortar o arrancar encinas y alcornoques, excepto para uso doméstico. [32J 4. Norma Jurídica: La «Quna» y la «Xara». [37] Si comparamos las condiciones impuestas a los mudejares de Cheste con aquellas de los cristianos del mismo lugar notaremos una diferencia abismal. Si lo hacemos con las establecidas en otras Cartas Pueblas contemporáneas o mudejares veremos que son bastante duras, pero no excesivas, pues en otros casos se llega a exigir hasta la tercera parte de la cosecha, mientras que aquí se exige sólo una quinta parte. Su situación social no debía distar mucho de aquella que disfrutaban bajo ios antiguos señores musulmanes. Resulta imposible fijar la extensión ocupada por cada poblador, pues en el documento se da por supuesto la posesión de sus tierras desde tiempo inmemorial, sin aludir para nada a medidas agrarias. Esta Carta Puebla nos refleja, aunque de soslayo, el mundo agrícola de esta zona. En su texto salen a colación los diversos tipos de terrenos: regadío, secano, monte y sus poblaciones arbóreas. Los cultivos variados, empezando por los cereales: trigo, panizo, etc. Importante ya era el cultivo del viñedo, incluso en tierras de regadío. Entre los cultivos «industriales» destaca el lino, y por fin las hortalizas y forrajes. Como complemento de esta agricultura nos hallamos con una ganadería no muy desarrollada, que servía para la labranza: bueyes y vacas, o como complemento de la alimentación: ovejas, cabritos, gallinas, etc., los que proporcionaban carnes, leche, lana, queso, pieles, etc. También se citan la caza y la apicultura, que debían tener su importancia. También podemos ver en ella un pálido reflejo de la cultura morisca, aludiendo a los cargos de la aljama, a sus fiestas y costumbres, como las bodas, la aldela, etc. Así como fueron muy fieles en el rechazo del consumo de la carne de cerdo, no ocurrió lo mismo con el uso del vino, también prohibido por el Corán, pero en cuya ingestión no fueron muy escrupulosos. Pero lógicamente, dado el carácter de estos documentos, es decir, de tratarse entre otras cosas de verdaderos contratos agrícolas, en lo que más se insiste y pormenoriza es en el tipo de relaciones entre el señory los colonos y los diversos conceptos impositivos que éstos deben satisfacer a aquél, así como en los servicios personales que deben estar prestos a cumplir cuando sean requeridos por dicho señor. 137 NOTAS * Los corchetes hacen referencia a los epígrafes del texto de la Carta Puebla. (1) Mudejares valencianos. Aportaciones para su estudio, en Saitabi, tomo 7 (1949), pág. 165-199. (2) Contribución al estudio de la territorialidad de los Fueros de Valencia, en Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón, tomo 3 (1948), pág. 272-273. (3) Edición de VICENT GARClA: Asientos n° 73, 454 y 2.236. (4) A. R. V.: Varia, Caja 82, n" 11. 138 DOCUMENTOS 1 1320, agosto, 5 CHESTE Carta Puebla otorgada por Don Ximén Pérez de Árenos, Señor de Andilla, a favor de los Cristianos que vienen a poblar Cheste. A.R.V.: GOBERNACIÓN, Libro 2977, Mano 5, fol. 3-5. Sapian tots que com alguns bons homens christians sien compareguts davant Nos, Ximen Pérez de Árenos, Señor de Andilla, per habitar e poblar en lo loch nostre de CHESTALCAMP, i Nos cobejans la utilitat y profit del dit loch, volem aquell a honor y reverencia de Nostre Senyor Jesuchrist y de la Benaventurada Santa María, Mare de aquell, de gent christiana multiplicar y exalcar per tal que el nom de Deu aqui sea loat y glorificat. Em per amor d'ago, per Nos y los successors nostres presents y esdevenidors, donam y otorgam a vos DOMINGO SERNA, LÁZARO PEDRO, BERTHOMEU DE PUIGREDON, MARTIN LONGO, DOMINGO YAGO, MARTIN CORNELL, EXIMENO JACME, ASSENSIO DEL PORTO, y a tots y sengles christians pobladors y habitadors de dit loch de Chestalcamp presents e qui per temps en per tostemps les franquees e libertáis dejus declarades: [1]. PRIMERAMENT: Enfranquim a vos dits pobladors de gracja espegial y a los vostres successors per tostemps, de tota questa, peyta e altra qualsevol servitut que a Nos ni ais nostres no siats tenguts de fer ni donar. [2]. ITTEM: Que tots quans bens y esplets aurets y collirets en nostres terres y posesions no siats tenguts de donar sino tan solament a Nos y ais nostres delme y primicia y que vos, els vostres successors y els altres habitadors christians del dit loch puxats comprar y vendré francament vinyes o terres qualsquequals aurets en lo terme de dit loch y arbres de qualsevol natura, sien de cristians o de sarrahins, salvant en 139 la horta de aquella de que los moros paguen peyta e fan goffra a Nos. [3J. ITTEM: Que ajats tranques erbes, pedrés, flors, fusts, emprius vostres y de vostres cases e que puxats fer espart y obrar aquell en lo dit loch de Chest, no en altre loen, y cendra de la pega que arocarets, cals, guix e casar en lo terme del loch nostre a vostres obs, us, aempreu francament e quitia y encara aquelles coses aportar on tendrets per be, salvu casa que no puxats vendré fora del dit loch. [4]. ITTEM: Que tot vi que collirets, aurets o farets en lo terme del dit loch, que aquell puxats vendré en lo dit loch de Gest o fora lo loch, o en qualque loch vos voldrets, e axi en gros com en menut, sens ninguna servitut que no siats tenguts de fer ni donar a Nos o al taverner de dit loch ni a altre en loch de Nos, e que tota hora que vosaltres volrets vendré vostre vi que Nos no puxam vendré ais moros de dit loch o a qualsque altres persones que no compren ne beguen de aquell vi. [5]. ITTEM: Que puxats comprar e metre vi en lo dit loch francament a obs de vostre propi beure e de vostres cases, mas que de aquell no puxats vendré. [6]. ITTEM: Que no us axam destrenier ni fer destrenyer a coure en lo forn nostre del dit loch, ans puxats coure a foch e a tenors e al forn quant que les volrets, pagant lo dret al dit forn quant que y courats. [7]. ITTEM: Otorgam e volem a vos que si per ventura aurets alcun bou, vaca que sia vengut al assendat, o ovella, o que sia rancallós, axi ques aja a matar, que aquell bou o vaca puxats desfer en la taula de camisería de dit loch, pagant al comprador de dita taula per aquell bou o vaca dotse diners reals de Valencia. En axi ques vena en aquell dia ques matara sens que altra carn nos desfasa en la dita taula en lo dit dia. [8]. ITTEM: Que puxats teñir tenda entre vosaltres, en axi que no puxats vendré res de la dita tenda a ningu sarraci del dit loch ni de fora lo loch, mas entre vos tan solament puxats comprar e vendré. [9]. ITTEM: Que puxats comprar e vendré o excambiar terres o arbres qualsevol sien, o bestias o altres qualsevol coses que sien a qualsevol persones, sens ningún dret o altra servitut que no siats tenguts de donar a Nos e ais nostres. [10]. ITTEM: Que ajats e pujats aver la aygua a regar vostres heretats segons que los habitadors de dit loch ara lo an o de aqui avant lo aurant per obs de lurs heretats. [11]. ITTEM: Que puxats vendré, traure o fer traure e llevar francament vostres blats qualsque sien en qualsque loch vos volrets a fer de aquells a vostres propies voluntats. [12]. ITTEM: Que no siats tenguts de donar res a Nos o ais nostres de alcunes ortalices que vosaltres farets e que despendrets e menjarets en vostres cases, salvant aquelles que vendrets o estajarets a entre el any, co es, delme e premicia. [13]. ITTEM: Que no siats tenguts de donarnos ningún dret de cascuns arbres que fagats o farets a obs de vostres besties, salvant aquelles que vendrets delme e primicia. 140 [14]. ITTEM: Que no siats tenguts de donar a Nos ni ais nostres ni a altre en loen de Nos algún dret de polis ni porcells ni de gallines. [15]. ITTEM: Que vosaltres entre vosaltres mateixos puxau ordenar Justicia, Jurats e Mustagaff, en axi que la electio e la confermacio del dit Justicia, Jurats e Mustasaff sia a Nos reservada e presentada e que y metam adonchs aquell o aquelles que a Nos ben vist sera. [16]. ITTEM: Que siats tenguts de mantenir Fur de Aragó. [17J. ITTEM: Que puxats llaurar e obrir les terres hermes del dit loch e aquelles poseiscats vos e les vostres francament a delme e premigia tan solament. En axi que cascu aquello que llaurara puxa vendré, alienar e empenyorar e fer ses propies voluntats a quis volra, exceptat que no la puxats a Cavallers ni a Sants. Encara otorgam a vosaltres que puxats fer cendra de baladre en lo terme de dit loch a obs e necessitat de vostres cases. [18]. ITTEM: Que no siats tenguts de donar ni vendré a Nos ni ais nostres o alcu altre en loch nostre per torga gallines, ni polis ni porcelles, ni cabrits, ni ous, ni res que ajats, si per vostre plaer no es. [19]. ITTEM: Que no siats tenguts per torga de donar roba ni lits, a Nos y a obs del castell ni a nuil hoste que del castell nos vinga si per vostre plaer no es. [20]. ITTEM: Que ningún christiá que del loch sia que deja esser pres per alguna raho que aquell tinga lo Justicia del dit loch e de aquell faga dret sia entes. Empero que cascun de vos y els vostres siats tenguts de habitar en lo dit loch e alli fer residencia personal e encara aquells ais quals alguna de les vostres heretatas e possessions vendrets. Retenim expressament de les damunt dites franquees, libertats y a Nos reservam que vos e los vostres siats tenguts de fer hoste y cavalcada quant que necessari nos sera e deis Nos e del nostres ne serets requests. Encara quens siats tenguts de donar morabati qualque hora en la Ciutat de Valencia o en lo Regne de aquella se dará e pagara. Et axi sots les dites condicions volem e otorgam que ajats vos e los vostres els successors del dit loch en per totstemps les franquees e inmunitats damunt dites sens contradiccio ne embargament de alguna persona, prometem e en bona fee convenim que contra les damunt dites coses o alcuna de aquelles no vendrem o alcu venir farem, ans totes les dites coses segures e termes haver prometem e no corrumpudament observar e de certa sciencia renuncia, sobre aqüestes coses a tot fur y dret canonich y civil, común y singular, especial, publich e privat, escrit e a escriure e a tot e qualsevol altre dret, constitucio, costum o ajuda per les quals en contrari de les damunt dites coses venir poguesen axi com deis dits furs, drets e leys en aquell present privilegi espegial y expressa mencio era feyta. Nos empero, Dona SANCHA XIMENEZ, muller del noble Don XIMEN PÉREZ damunt dit, attenets les dites franquees e libertats a vosaltres damunt dits pobladors per lo dit En XIMEN PÉREZ, marit nostre, esser feyts e volem aquelles en totes coses e per totes observar, attendre e 141 cumplir, prometem e en bona fe convenim que james contra les dites franquees e libertáis o alguna de aquelles no vendrem o algún venir farem, ans aquelles observarem e teñir prometem e en ninguna manera no y contravendrem et de certa sciencia renunciam a dot nostre et a esponsalici et a tot dret e fur, constitucio, costum e ajuda per les quals contravenir poguesem en ninguna manera. E per tal que totes les damunt dites coses major fermetat ajen et tinguen et de Nos dits DON XIMEN PÉREZ DE ÁRENOS, Señor de Andilla, e de la noble DONA SANSA XIMENEZ, muller nostra, mils e pus sancerament sien mantengudes e observades tocats ab nostres propries mans corporalment los Sants Quatre Evangelis e la Creu de Nostre Senyor, juran totes e sengles damunt dites coses teñir e observar e en per tostemps segures e fermes aver e per alcuna manera e raho no contravenir, trencar o revocar. Et a major fermetat lo present publich privilegi ab son segell pendent de Nos En XIMEN PÉREZ manam esser segellat e corroborat. On nos damunt dits pobladors, attenents e regonegents per vos Nobles e Señors nostres damunt dites franquees, emmunitats, gracies e libertáis a nos e ais nostres benignament otorgades e donades retener e faem de aquells a vos gracies copioses. Prometem e convenim en bona fe per nos e los successors nostres, presents e esdevenidors que darem e attendrem e complirem totes les coses desús espresades a vosaltres damunt dits nobles e ais successors vostres en per totstemps feelment en bona fe e acó attendre e complir obligam a vos y ais vostres nos e tots los bens nostres presents e esdevenidors en quels ajam. Les quals coses foren feytes, lectes e publicades en lo loch de Gestalcamp, en lo dia que hon comptava Nonas Augusti en lo any de Nostre Senyor de Mil e trecens e vint. SINYAL de Ximen Pérez de Árenos, Señor de Andilla. SINYAL de la noble Dona Sanxa Ximénez, muller del dit noble. SINYAL de Domingo Serna. SINYAL de Lázaro Pedro. SINYAL de Berthomeu de Puigredon. SINYAL de Martin Longo. SINYAL de Pedro Longo. SINYAL de Domingo Yago. SINYAL de Martín Cornell. SINYAL de Eximeno Jacme. SINYAL de Asensio del Porto, damunt dites, que totes les dites coses lloaren, confermaren e otorgaren. Presents testimonis foren de totes les damunt dites cosses: En Miquel Munyos, En Remicio Martínez de Agagra et Nantoni Domingo. SIGNUM Bernardi de Valeriola, notari publici Valencie, qui predictis ómnibus interfuit et scripsit et clausit, loco, die et anno predictis. 142 2 1371, enero, 10. VALENCIA Carta Puebla otorgada por Don Juan, Conde de Prades, a favor de los Mudejares que poblaban el lugar de Cheste. A.R.V.: GOBERNACIÓN, Libro 2981, Mano 13, fol. 8-12 En nom de Deu sia y de la sua beneyta Mare. Cosa certa sia a tots que la present carta verán e llegiran que Nos, Don Joan, del molt alt Ynfant Pere fill, Comte de les muntanyes de Prades e Señor del loch de Gestalcamp, situat en lo Regne de Valencia, com vosaltres, Aljama de sarrahins e singulars del dit loch nostre de Gest, sens titol nostre e de nostres predecessors, ajats tengut e tengats les heretats e bens sehents que avets e possehits en e dins lo loch de Gestalcamp, terme e pertinencies de aquell, e per co que temats que per Nos o per nostres sucessors les dites heretats e bens sehents vostres ara o en lo esdevenidor no fosen a vosaltres toltes o levades per defalliment de titol o poblacio alguna, en e per la dita raho ajats suplicat a Nos humilment que sobre acó deguessen atorgar a vosaltres titol e populado alguna, ab e solts la qual vosaltres segurament ajats e possestats (sic) cascu co del nostre e de Señor se pertanyga fer gracia a sotsmessos e no deffer aquells encara que y ara causa com misericordia deja tostemps sobrar justicia. Em per amor dago, de grat e de certa sciencia, donam e otorgam a vos, Aljama de sarrahins e cascun abitador sarahi que ara es o per temps sera del dit loch nostre de Gestalcamp ha, e per les heretats, posessions e bens sehents que ara posehits e possehexen et de aqui avant aurets e posehirets en e dins lo terme, territori e pertinencies del dit loch nostre de Gest, los Privilegi, Titol e Poblacio seguent e segons e en la manera que agis declara: [1]. PRIMERAMENT: Que vosaltres, dita Aljama e los vostres, siats tenguts en e per temps llaurar les terres que de present tenits e possehits e les que de aqui avant ternets e possehirets a us e costum de bon llaurador. E noresmenys siats tenguts donar e pagar per dret de les dites terres, go es, per dret de aquelles que son de present o sera de aqui avant, en lo regadiu del dit loch la quinta part deis fruyts y esplets de qualsevol llinatge sien que serán hauts e collits dins les posessions y heretats del dit regadiu, axi de blats grossos com menuts, de llins, de llegums e de totes altres fruyts del dit regadiu vell e ne deu en la hera portat al graner del Señor ab vostra messio e ab vostres besties, exceptat de figuers e de parres, e encara siats tenguts donar e pagar deis fruyts del dit regadiu delme e premicia, el quint de la palla ques haura cascun any en les dites posessions del regadiu. Et de dret de la térra de seca eo de les fruyts, esplets que en aquell haurets, siats tenguts donar e pagar dos delmes, co es, de onze barcelles dites barcelles en manera que de onze barcelles ne romanguen a aquell qui dará lo dit dret nou 143 barcelles tranques e lo Senyor preña les dues, e portat semblantment al graner del Senyor dins lo lloch. [2]. ÍTEM: Que cascun habitador sarrahi del dit loch que vendrá cases e o altres bens sehents qualsevol vulles sien de seca vulles de regadiu sia tengut donar a Nos e ais nostres del preu que haura per lluisme la deena part, e noresmenys retenim a Nos e ais nostres en e sobre les vendes que de aqui avant serán tetes fadiga segons Fur. [3]. ÍTEM: Siats tenguts donar e pagar a Nos e ais nostres en e per tostemps cascun any cinch cents sous de reals de Valencia, de e per peyta del almagran, pagadors en dues pagues, go es, la meytat en lo mes de Giner e la altra meytat en lo mes de Agost, e axi cascun any en lo dit terminis. [4]. ÍTEM: Que la dita Aljama et tot singular de aquella havent posessions en e dins lo loch, terme e limits de aquell, sia tengut de fer residencia personal en lo dit loch per los bens que aqui haura e possehira, e sens lo dit carrech de residencia personal no la puxa transportar en altra persona. [5]. ÍTEM: Que vosaltres e les vostres siats tenguts donar e pagar a Nos e ais nostres cascun any per dret del forn noranta set sous, et en aquesta manera vosaltres puxats coure francament en les tenors e puixats encara arrendar a qui us volrets e per lo preu qui us volrets, lo qual preu e arrendament de forn sien vostre. E tota hora quel dit forn fase allosar e cobrir eo en aquell ajen de esser feytes alcunes obres e messions, que vosaltres e les vostres siats tinguts pagar la meytat de ago que constara lo llosar cobrir e de totes les altres mesions que faran a e per obrar en aquell, e nosaltres e los nostres siam tenguts de pagar la altra meytat. Retenim empero a Nos e ais nostres que en e per tostemps puscam coure o fer coure lo pa que necesari sera a nostra provisio e de nostres companyes, francament e quita, sens alcuna puja o servey. [6]. ÍTEM: Que vosaltres e los vostres en e per tostemps siats tenguts moldre en lo moli nostre del dit loch, sots pena de sexanta sous de reals, pagadors a Nos e de perdre lo blat. [7]. ÍTEM: Que cascun de vosaltres que tinga casa, si vol tinga heretat si vol sia examing (sic) done e pac a Nos e ais nostres per a ajuda de cavar la vinya nostra cascun any dos solidos de la dita moneda, e Nos siam tenguts donar a cascun cavador per lloguer seu de un dia, dotze diners tan solament. [8]. ÍTEM: Que cascuna heretat e o los possehidors de aquella o de aquelles sien tenguts donar a Nos e ais nostres cascun any per ajuda de punsar l'ort nostre dotze diners pagadors en tres terges del any, go es, en Giner, en Maig e en Agost, e Nos siam tenguts donar e pagar per diurnal a cascun qui llaure, cave o treball per qualsevol manera en lo dit ort, dotze diners. [9]. ÍTEM: Siats tenguts de donar a Nos e ais nostres cascun any per cascuna casa sis vol tenga heretat sis vol no, tretze diners mealla per Hits, los quals sien pagats en tres terges del any: en Janer, en Maig e en 144 Agost, et Nos siam tenguts fer Hits a Nos e a nostres companyes de acó del nostre propri e no de roba vostra, com per la dita raho donets los dits tretze diners mealla. [10]. ÍTEM: Que cascuna casa poblada en la qual se matara aldela, sia tenguda donar a Nos en cascun any que la matara una espalla o per estimado de aquella quatre diners de reyals, acó que si en un any mateix ne matara ultra nombre de una aldela, go es, dues o mes avant, no sia tenguda la casa eo lo cap de aquella donar sino una spalta o la dita estima de quatre diners per aquella. [11]. ÍTEM: Que vosaltres, dita Aljama e singulars, siats tenguts e astrits de veremar la nostra vinya e tirar la verema al trull e de calcigar la verema e de llavar los trulls e les gerres e trescolar e traure la brisa e fer totes altres coses pertanyents a geller e xarmentar la vinya nostra de bades e sens algún preu e servey. [12]. ÍTEM: Siats tenguts donar a Nos e ais nostres en la mes de Janer, axi aquell que ha heretat com aquell que es examing (sic) una gallina, et si Nos haurem menester gallines per a nostre menjar que les puscam pendre o fer pendre de vosaltres, donant vos per preu de cascuna gallina huyt diners tan solament. [13]. ÍTEM: Un poli per tres diners e una polla per quatre diners e un cabrit per setze diners e un parell de perdius velles per dotze diners e un parell de novelles per deu diners e un conill per cinch diners, los quals perdrius, axi velles com novelles, e conills puixa pendre lo Señor deis cagadors en lo temps que cagaran, volent empero que les dites coses no puixen esser preses per los dits preus per lo Alcayt o altra persona, sino tan solament per Nos a obs nostres. [14]. ÍTEM: Que vosaltres siats tenguts pagar a Nos e ais nostres cens de les vinyes, go es, per cascuna tafulla de les vinyes del regadiu sis diners de reyals, e per cascuna tafulla de les vinyes del seca cinch diners, e noresmenys siats tenguts pagar de les dites vinyes delme e premicia. [15]. ÍTEM: Que cascu de vosaltres pach e sia tengut fer e pagar a Nos e ais nostres cens deis orts que ara tenits e de aqui avant aurets, si e segons que cascun ort es e sera. [16]. ÍTEM: Que totes les faves e altres llegums de qualsevol ley sien que farets en les terres del regadiu cascun any alcaragats per los Alcayt, Alami e Vells del dit loch, lo qual alcarragament sia tornat e pagat a Nos en panich, mesura per mesura, en lo temps que Nos rebrem o farem rebre lo dret del paniz. No siats tenguts empero de pagar la cinquena part deis dits alcarragaments, sino solament lo altre dret que a Nos pertany, lo qual pagues a la manera proxime dita. [17]. ÍTEM: Que totes les herbes que farets cascun any en la térra del regadiu sien semblantment alfarrasedes per los sobredits Alcayt, Alami e Vells, e siats tenguts pagar a Nos lo dret quems pertany del dit alcarragament cascun any en lo mes de Janer, del qual empero alcarraganos siats tenguts a pagar la cinquena part a Nos. [18]. ÍTEM: Siats tenguts pagar cascun any a Nos per dret de alfetra un 145 almut de paniz per casCun moro o mora que sien de tres anys a ensus, lo qual dret paguets en lo temps de paniz. [19]. ÍTEM: Siats tenguts donar a Nos tota vegada quels voldrem els haurem menester, cinch ous per un diner, e acó vaie per daura e si aquella a qui vendrá la daura nols tindra, quels cerque els compre com pora. [20]. ÍTEM: Que cascuna mora maridada e cascuna altra qualsevol que tinga casa per si mateixa, sia tenguda filar sens alcun lloguer, una lliura de lli, e si lli no y haura o no y bastara, sia tenguda filar dues lliures de escopa. [21]. ÍTEM: Que cascun de vosaltres sia tengut francament de amuar e picar lo lli que per dret nostre nos dará cascun any e sia tengut de pagar la meytat de ago que costara de espadar e Nos la altra meytat. [22]. ÍTEM: Que vosaltres, axi de homes com de besties, siats tenguts fer gofra a Nos e ais nostres tota hora que Nos e los nostres vos aurem menester eo per algu o alguns en lo loch nostre serets requets en aquell loch que a Nos e ais nostres palura, e nosaltres siam tenguts de donar un almut de cevada per bestia lo día, e pa a obs del moro que la menara. [23]. ÍTEM: Que vosaltres, a vostra propria messio e lloguer, siats tenguts portar e fer portar totes les rendes e drets a Nos pertanyens en lo dit loch e termens e pertinencies de aquells, de qualsevol natura e ley sien, go es, alia a hon Nos plaura una jornada lluny del dit loch de Gestalcamp. [24]. ÍTEM: Cascun cagador de perdius e de conills qui cagara en lo dit loch e terme de aquell sia tengut donar e pagar a Nos e ais nostres cascun any dotze diners, et quels dits cagadors no traguen la caga que pendran fora del loch eo terme tro ajen a Nos y ais nostres manifestada aquella si en lo dit loch e terme de aquell presents serem o serán, e si contrataran pague cascun cagador per pena a Nos e ais nostres per cascuna veu que contrataran cinch solidos. [25]. ÍTEM: Que vosaltres eo cascun moro que tinga bestiar cabriu e Manar, pach e sia tengut de pagar delme y primicia deis corderos e cabres, e no siats tenguts pagar herbatges del bestiar e de les colmenes que tendrets. [26]. ÍTEM: Que tota mora que preña mariat vulles remanga en lo loch vulles sen vaja de fora lo loch e terme de aquell, sien tengudes donar a Nos e ais nostres per dret de almexia, huit sous de reyals. [27]. ÍTEM: Que los sarahins del dit loch e terme de aquell siats tenguts pagar mancuz de ago que compraran e vendrán entre ells e ab altres dins lo terme del dit loch, go es, un diner per cabega de bestiar menut e dotze diners per cabega de besties grases, e que no puxen vendré les dites besties e bestiars fora lo terme si donchs no les venen en lo lloch que les ajen mercat o fira, e si ho fara que pach lo dit mancuz. [28]. ÍTEM: Que vosaltres e los vostres e los que per temps serán habitadors del dit loch puxats vendré e alienar entre vosaltres, e encara a 146 persones estranyes les posessions que hará havets o daqui avant haurets e posseherets dins lo dit loch e terme de aquell, si empero les persones que los dits bens compraran de vosaltres se obliguen a fer residencia personal e pagar tots los drets que cascu de vosaltres per los dits bens es tengut pagar a Señor e totes les altres coses expresades en lo present Privilegi. [29]. ÍTEM: Si vosaltres o alcun moro del dit loch e terme de aquell dexara ermar la sua heretat o partida de aquella de regadiu o de seca, que dintre un any apres que aquella haura lexada aja adobada o conreada aquella o la aja veñuda a persona que la llaure e conrree a costum de bon llaurador, e si fet non haura sopte apres l'any, Nos e los nostres sens sentencia e altre judiciari proces puja pendre e ocupar a Nos la dita heretat e fer de aquella a nostres e deis nostres propris voluntáis. [30]. ÍTEM: Que alcun sarrahi habitador del dit loch ni sos successors no puxen vendré, alienar, permutar e donar cert temps o perpetualment los bens sehents que haura dins lo terme del dit loch a christians. E si ho taran, que aytal venda, transportado, permutado, donacio o alienad o no valle, ans sien de continent a Nos e ais nostres y al Señor que la donchs sera del dit loch confiscada, e lo preu que per aquelles sera donat sia de Nos e deis nostres o de aquell qui sera Señor del dit loch. [31]. ÍTEM: Que vosaltres siats tenguts de pagar la alcaydia del Alcayt qui sera per Nos e los nostres en Gest, go es, un almut de blat per heretat et un almut per cafis del blat que cascun cullira, axi gros com menut, e una maja de lli de cada seix, que es lo seix trenta majes. E tenguts siats portar llenya a Nos e ais que aqui apres Nos serán Señors del dit loch, estants en Gest o en Valencia, e al Procurador nostre e deis nostres de mentres sia en Gest, e Nos no siam o aquell que lia donchs sera Señor del dit loch. Retenim empero a Nos e ais nostres per lo present Privilegi los herbages deis termes e pertinencies del dit loch, en axi que Nos e los nostres puxam vendré e alienar aquelles e fer de aquelles a nostres e deis nostres propries voluntáis, exceptat lo boalatge que la Aljama del dit loch a acostumat de haver e teñir en terme del dit lloch. [32]. ÍTEM: Que vosaltres o alcu de vosaltres no pujats tallar ni arrancar carrasques o alcornoques, sino a vostres propris ussos, ni fer cendro sino de llentiscle o de balladre. [33]. ÍTEM: Retenim a Nos e ais nostres en e per tostemps en lo dit loch, los drets de la almaxita, de la carnicería y de la taverna. Et si aígun moro voldra matar carn a les sues bodes, de son fill o de sa filia, que ho puixa fer francament. E semblantment hi puixa portar vi, e si donchs Nos o los nostres no tindrem o haurem vi en lo dit loch, en lo qual cas, go es, Nos e los nostres havents vi en lo dit loch siats tenguts cascun moro comprar de aquell a obs de dites bodes e encara a obs de beure e no puixquen dur ni metre de altres lochs de mentre que Nos e los nostres ne tendren en lo dit loch en volem vendré e aquell qui contra- 147 fara, pach de calonies sexanta solidos. [34J. ÍTEM: Si alcun moro del dit loch tindra vaca o bou vells que fasen a matar per ocasio de trencament de cama o per altra manera, que sien tenguts a fer aquells en la taula de carnicería nostra, e sia tengut pagar per dret de la dita taula e acó per cascuna cabega dotze diners. [35J. ÍTEM: Per cascuna cabega de ovella, de cabra o de molto que per la dita raho mataran sien tenguts pagar un diner. [36J. ÍTEM: Que vosaltres e cascu de vosaltres cascun any siats tenguts de alfarrasar ensemps ab lo Alcayt, Alami e Vells del dit loch, les ortalices, les forratges o [ilegible] e les faves, les quals no poran venir a particio cumplida. [37]. ÍTEM: Retenim a Nos e ais nostres en lo dit loch e terme de aquell host e cavalcada e reempcio de aquells e lo morabati, segons que en la Ciutat de Valencia e Regne de aquella se paga [ilegible]. E semblanment Nos retenim lo carnatge deis bestiars, estanys e totes altres calonyes de qualsevol manera sien. Et per Nos et per les nostres prometem et juram per Deu e los Sants quatre Evangelis per les nostres mans tocats, servar e teñir en lo dit loch a vosaltres e ais vostres e fer teñir e servar en tots feyts civils y crimináis guna e xara de sarrahins segons hi en los feyts que ais altres sarahins del dit Regne es servada e tenguda sots virtut del qual jurament prometem haver per termes e agradables les dites coses et contra aquelles no venir ni fer venir per alcuna manera palesa o amagada. E nos: Ali Faraig, Alami; Aben Homia; Amet Alacimi, Vells; Mahomat Amajar; Mahomat Abozamen; Ali Muga; Arocnig Ahamor; Ali Qotmacot; Abbach Dede; Mahomat Qot; Abdalla Beanianadir; Abrahim Hagem; Abdul Gafar; Ali Galim; Ali Zubeyda; QahatAbgodoch; Mahomat Faraig; Agosti Fat; Faraig Agosti; Mahomat Agader, Alfaqui; Ali Jaffar; Jahir Alfuleyfar; Qahat Addahu; Hamet Elruvio; Hamet Qot; Muga Beanya; Ali Aniquello; Magot, fill de Qahat; Muga Hamet Jaffar; Hamet Moxber; Fat Fatanani; Hamet Abdalgafor; Hamet Arrami; Qot, fill de Jucef Qoot; Jugef, fill de Mahomat el Cavelli, sarrahins et habitadors del dit loch, Aljama, aplegat en lo porxe de la mezquita del dit loch per veu de saig, en e segons es acostumat en lo dit loch aplegar la Aljama del sobredit loch, e fahen Aljama per nos e tots los nostres succesors e per tots los altres sarrahins habitadors del dit loch et succesors de aquells concordáis en una veu e en alguna manera no discrepats, presentat a nos lo damunt dit Privilegi e Poblacio per vos Señor a nos otorgada e Mee et explicat per lo notari dejus scrit, present aquí, e de paraula a paraula aquell dit Privilegi e Poblacio, de grat y de certa sciencia, acceptam e rebem et prometem aquell en e per tostemps per nos e tots los nostres successors e de tots los sarrahins del dit loch servar e fer servar, teñir e complir segons desús es ordenat, de la primera linea tro en la darrera, alguna cosa no ajustada ne tolta e contra alio no vendrem o venir farem per alguna manera expressa o callada, sots obligacio de tots nostres bens e de la dita Aljama e singulars de aquella, mobles e no mobles, 148 hauts e per haver hon que sien, los quals de present, y obligam lo notari dejus scrit, axi com a publica persona, acó de nos en nom e veu nostre e de la dita Aljama llegitimament estipulant et rebent en lo nom e veu de vos, Señor, e de quis pertanyga esdevenidor. De les quals coses lo dit Señor Compte mana esser feta e lliurada carta publica a la dita Aljama, guarnida de son sigillum pendent. Ago fo feyt en Valencia et otorgat per lo dit Señor Conté, decima die Januarii anno a Nativitate Domini millesimo tricentésimo septuagésimo primo. SENYALS de: Ali Faraig, Alami; Hamet Aboami; Amet Alacim, Vells; Mahomat Anajar; Mahomat Abocamen; Ali Muga; Mohenig Ahamor; Ali Cotmagot; Abbach Dede; Mahomat Cot; Abdalla Beanianadir; Abrahim Hagem; Abdul Gafar; Ali Galim; Ali Zubeyda; Cahat Abgodoch; Mahomat Faraig; Agosti Fat; Faraig Agosti; Mahomat Agader, alfaqui; Ali Jaffar; Jahir Alfuleyfer; Caat Addavell; Hamet Elruvio; Hamet Cot; Muga Beania; Ali Aniquello; Magot, fill de Caat; Muga Hamet Jaffar; Hamet Moixber; Fat Fatanani; Hamet Abdalgafor; Hamet Arrami; Cot, fill de Jugef Qoot; Jugef, fill de Mahomat Coot; Ali, fill de Mahomat El Cavelli, sarrahins desús dits, que les dites coses acceptaren, loharen e fermaren per si e per tots los altres sarahins del dit loch. SENYAL de Nos, En Joan, per la gracia de Deu Conté de Prades, qui les dites coses otorgam, loam e juram. TESTIMONIS fon de ago: lo discret En Pere Llobet e En Berat de Sisear, de casa del señor Comte. Testimonis son a la ferma de la dita Aljama, la qual firma e accepta lo present Privilegi e Poblado en lo loch de Xest, divendres darrer dia del mes de febrer del any sobredit, absent lo dit Señor Comte, En Lop de Letxa, Procurador de aquell, present, estipulant; En Marti del Tormo, Joan Pérez, Abrasim Arrami de Toris; Hamet Gaminy, sarrahi de la serra de Toris. SIGNUM mei Bartholomei Cerdani, auctoritate regia notarii publici, qui predictis interfui et clausi, locis, diebus et anno predictis. 149 EL PUERTO DE ALICANTE DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA José Hinojosa Montalvo Universidad de Alicante 1. EL PUERTO COMO ELEMENTO DINAMIZADOR DE LA CIUDAD Si hubiera que señalar dos símbolos característicos de Alicante a lo largo de su historia éstos serían el castillo y el puerto. Sobre la importancia militar estratégica del primero no hace falta insistir. Los monarcas aragoneses calificaron a la plaza, en virtud de su fortaleza, de «clau del nostre regne» y ello se demostró con diferente fortuna en numerosas confrontaciones bélicas, particularmente las guerras con Castilla a mediados del siglo XIV. En cuanto al puerto, aparece indisolublemente unido a la vida económica de la ciudad desde la Antigüedad, siendo su elemento más dinámico, auténtico barómetro de su trayectoria histórica, tal como ha puesto de relieve recientemente Enrique Giménez para el siglo XVIII (1). Podría trasladarse aquí el título de la famosa obra" de Ramón Carande sobre Sevilla y acuñar la frase «Alicante, fortaleza y mercado». Paradójicamente es muy poco lo que se sabe del puerto de Alicante en la Edad Media: apenas unas cuantas menciones en los privilegios de Alfonso X el Sabio y un par de trabajos de Martínez Morellá (2) y el más reciente de Torres Fontes (3). Este último autor pone de relieve la importancia del puerto de Alicante bajo la dominación castellana, entre 1243 y 1296, como puerta de Castilla al mar junto con Cartagena. El Rey Sabio benefició a los vecinos de la villa con numerosos privilegios, entre ellos la exención del impuesto del ancoraje a cuantos mercaderes vinieren a Alicante (1257) (4). El puerto y la ciudad sirvieron también como base de apoyo logístico y naval para la recuperación del territorio murciano tras la sublevación mudejar de 1264 y posteriores campañas de Jaime I (5). 151 El deseo de Alfonso X de repoblar la villa de Alicante e impulsar su desarrollo mercantil se refleja en el privilegio de 2 de mayo de 1271 ordenando que todos los pasajes hacia Ultramar se hicieran por los puertos de Alicante y Cartagena, y en el intenso comercio de finales del siglo XIII en el que participaban cristianos, moros y judíos, que traficaban con toda clase de alimentos y materias primas: aceite, higos, pasas y frutos secos, especias, trigo, harina, cuerdas, esparto, etc. Es una etapa de crecimiento (6). Ya no volvemos a tener noticias del puerto de Alicante hasta la segunda mitad del siglo XIV. De lo que no cabe duda es de la quiebra en la prosperidad que se produjo a mediados de la centuria. No sabemos cuál fue el grado de incidencia de la peste negra y otras calamidades naturales en la villa, pero sí que las guerras entre Castilla y Aragón se cebaron duramente sobre esta plaza hasta el punto de producir su ruina y despoblación (7). Con la paz vino la recuperación. Pedro IV quiso reanimar el comercio y fundó la Lonja de Contratación en 1370 (8). En 1389, Juan II, a súplicas de las autoridades locales, ordenó que se respetara el privilegio dado por Alfonso X declarando francos «d'ancoratge o d'estaca» a los barcos que llegaran a puerto, cortando así las pretensiones de algunos particulares que en base a ciertas concesiones de Pedro IV reclamaban este derecho, en perjuicio de la villa, ya que muchas embarcaciones no venían «volents esquivar lo dit ancoratge» (9). En 1433 el infante don Juan, lugarteniente del reino, ante las noticias de que muchos vecinos de Alicante sacaban mercancías, entre ellas «coses vedades», por algunos puertos apartados y sin vigilancia, como el Cap del Aljup, con daño para las regalías de la villa, ordenaba que nadie cargara en estos puertos y en especial del citado del Cap del Aljup, salvo los vecinos de Elche y Crevillente, que ya lo hacían tradicionalmente, canalizándose todas las exportaciones por el «port e carregador» de Alicante (10). El puerto de Alicante siguió creciendo y a finales del siglo XV se había convertido en el segundo del país, tras el de Valencia. De su actividad nos dejó una breve pero interesante descripción el viajero alemán Jerónimo Münzer, que el 11 de octubre de 1494 decía, entre otras cosas: «Enlaparte oriental de esta tierra elabórase mucha cantidad de vino blanco, pero es más aún del que llaman tinto de Alicante, de gran mercado en Inglaterra. Escocia, Flandes y otros lugares de Europa... El día que paramos en la ciudad vimos en el puerto 26 naves de Vizcaya, de Flandes y de otros países que iban por cargamento de vino» (11). ¿Cómo era el puerto de Alicante en la Edad Media? Las instalaciones debían ser muy simples, un muelle o cargador(«mo// o carregador») para atraque de las embarcaciones, complementado con almacenes para depósito de mercancías e instalaciones defensivas. Julia López Gómez señala, citando a Viravens, que el muelle se prolongaba en el mar 200 152 pasos, aunque no dice la fecha de la noticia (12). En 1491 se pagaron a mosén Joan Francesch 47 libras, 5 sueldos y 8 dineros por el gasto de dos bombardas gruesas que se trajeron de Vizcaya para defender el muelle (13), y todos los años en los gastos se incluye alguna partida para la compra de pólvora para aquéllas. Funcionarios del muelle eran un clavario, un escribano y un corredor. 2. EL COMERCIO DE EXPORTACIÓN Las fuentes básicas para conocer este comercio son las cuentas de la bailía de Orihuela, Alicante, en la sección del Maestre Racional del Archivo del Reino de Valencia, conservadas desde 1376 en adelante, aunque con alguna laguna a fines del siglo XIV (14); un par de libros de la colecta del «dret del general» de fines del siglo XV, en los fondos de Generalitat del mismo archivo (15), y un libro sobre el «dret del molí», en el Archivo Municipal de Alicante (16). Fuentes incompletas por cuanto, además de su fragmentación temporal, sólo nos muestran aspectos parciales del comercio de exportación marítimo por el puerto de Alicante. No obstante trataremos de reconstruir sus líneas generales. a) Mercaderes y patrones El elemento fundamental en los intercambios comerciales es el hombre, el factor humano, representado por los mercaderes y los patrones de embarcaciones. En el caso de los mercaderes, en muy pocas ocasiones se indica su procedencia, aunque los apellidos pueden servirnos como pista para identificar aquélla. Entre los peninsulares los más activos serían los de la propia Alicante, entre los que destacan por su repetición en 1468 y 1490 individuos como Pere, Joan y Jacme Dartes, Joan y Antoni Francés, Antoni y Bernat Mingot, Perot Burgunyo, Joan y Bernat Quexans, o el mismo baile de la villa Alfonso Martínez de Vera, que a menudo traficaba con esclavos; la repetición de algunos apellidos hace pensar en negocios de tipo familiar. Del resto de la Corona de Aragón, habría que citar a valencianos, mallorquines y catalanes. De los primeros merece citarse el mercader converso de Valencia, Lluis Vives, que en 1490 cargó en la nave de Moroncho 40 cajas de azúcar y 2 de azúcar candí por valor de 450'libras; 9 cajas de almendras por 50 libras; 7 cargas de arroz por 14 libras; 2 cargas de rubia de primera calidad por 8 libras; 2 cortinas de raso deTournai, que valían 60 libras. Este valioso cargamento se destinaba a Levante, pero la nave varió su itinerario hacia Poniente, por lo que hubo de trasvasar todas las mercancías a diversas embarcaciones (17). Los catalanes acudían a Alicante a comprar arroz, frutos secos, cochinilla, que cargaban en bu- 153 ques catalanes o italianos para cambiarlos en Flandes por tejidos de calidad (18). Muy numerosos eran los mercaderes castellanos en el Alicante bajomedieval, en particular andaluces (Sevilla, Sanlúcar, Marchena, Baeza...) y vascos, reconocibles éstos por sus apellidos (19). Los extranjeros parece que no formaban una colonia muy consistente, y serían los italianos (genoveses, pisanos, florentinos y venecianos) los que más comerciaban con Alicante, si bien desde la segunda mitad del siglo XV se detecta la presencia de los alemanes a través de la Pequeña y la Gran Compañía, denominaciones que son indicativas del volumen de negocios de cada una de ellas (20). En 1468 joan Alamany, en nombre de la Gran Companya exportaba especias a Flandes en la nave de micer Jacobo Rinaldo (21) y el alemán Jous representaba en 1490 a la Pequeña Compañía, con envíos a Flandes y Levante. Moros y judíos sólo aparecen ocasionalmente, comerciando sobre todo con Almería y Levante. Profesionalmente no todos tienen el comercio como su principal actividad y muchos participaban en él ocasionalmente, desde el baile local hasta tenderos, tundidores, carreteros, etc. siendo habitual la presencia de miembros de las tripulaciones de las embarcaciones, que aprovechaban las escalas para llevarse algunas mercancías con las que luego negociar, redondeando así su salario; entre ellos se citan marineros, el escribano, despensero, contramaestre, guardián de la nave, alguacil, calafate o el mismo patrón. b) Tipos de embarcación Aunque no siempre, en ocasiones el escribano consignaba el tipo de embarcación que salía del puerto alicantino. A partir de aquí podemos obtener algunas conclusiones. La más importante es ver cómo este tráfico, que podemos calificar en gran parte de larga distancia, estaba monopolizado por naves y carabelas. Si en 1468 estas últimas superan a las naves, en 1490 la tendencia se invierte y las naves son las primeras. La nave (ñau), de velas cuadradas, suele tener cuatro árboles y su porte superaba las cien toneladas, siendo sus destinos Levante, Flandes y puertos mediterráneos. La procedencia no se indicaba normalmente. La carabela, enormemente popularizada a finales del Medievo por los descubrimientos geográficos, tenía un arqueo inferior a las cien toneladas, e incluso a las 25; de vela triangulares, a veces adopta las cuadradas; la utilizaban con preferencia andaluces y portugueses, viajando a menudo en flotillas. En 1468 la mayoría van a Flandes. Las galeras, alternando la propulsión a remos y a velas, así como sus variantes la galeaza y la goleota son todas italianas y realizan la travesía Italia-Flandes. Otras embarcaciones son los laudes y balleneros, de porte 154 más modesto, que se mueven fundamentalmente en aguas mediterráneas, lo mismo que saetas, leños y barcas, de escaso tonelaje pero muy aptas por su movilidad para el tráfico de cabotaje. c) Los destinos La primera distinción que se impone es la de países marítimos e interiores. Tierra adentro, la práctica totalidad de los envíos se dirigen a Castilla (42 asientos en 1490), lo que ratifica el papel desempeñado por el puerto de Alicante como centro redistribuidor de mercancías foráneas hacia las regiones interiores de la Península. Otros centros castellanos importadores son las vecinas localidades de Murcia y Vi llena, hacia donde se enviaba queso y sardina. Aunque no detectadas, por el momento, cabe pensar en los cereales como el grueso de la exportación castellana hacia Alicante. En el ámbito marítimo, la distribución principal se establece entre las cuencas mediterránea y atlántica. La del Mediterráneo es el nexo de las principales rutas que convergen en Alicante. Los contactos más intensos eran con las islas Baleares, en particular Mallorca (11 asientos en 1468 y 6 en 1490), seguida de Ibiza. No hay que olvidar la excelente posición estratégica de las islas, y en muchos casos Mallorca era una de las escalas en la línea Alicante-Levante. Los aparejos elaborados con esparto y los frutos secos constituían el grueso del flete hacia las islas. El comercio con Cataluña se canalizaba hacia los puertos de Barcelona, Tortosa y Tarragona, si bien en esta documentación aparece como de escaso relieve. Claude Carrere señala que en 1404 Barcelona importó mercancías de Alicante por valor de 1.428 libras, 15 sueldos, transportadas en 9 barcas (22). En las costas provenzales aparece Niza con tres salidas en 1468, exportándose pasas y frutos secos y cubriendo este itinerario en dos ocasiones (15 de julio y 27 de octubre) la nave del vasco Martín de Oribari (23). Sorprenden los escasos contactos con el área italiana: una sola mención de Genova en 1468 con unos insignificantes envíos de lana, almendras o aparejos, y otro asiento para Cagliari. Más que en una falta real de contactos habría que pensar en lo incompleto de las fuentes. Y otro tanto sucede con los países musulmanes del Norte de África y Granada. Ni un solo dato de exportaciones hacia Berbería, y nos resulta difícil creer en la falta de contactos con estos puertos norteafricanos, que parece ser fueron uno de los pilares de la prosperidad marítimo-mercantil de Alicante en el período musulmán y durante la etapa cristiana del siglo XIII. Con el reino nazarí de Granada sólo algún envío de alimentos (queso, arroz, vino) y frutos secos a Almería. De gran iteres es la ruta que utilizaba el puerto de Alicante como escala hacia Levante, es decir los países situados en la cuenca oriental del 155 Mediterráneo (24). En 1490 se contabilizaron doce embarcaciones que se llevaban con preferencia pasas, aparejos y pequeñas cantidades de frutos secos, hierro, sosa o vino, así como vituallas para la travesía. Algunas naves hacían escalas en Valencia o Mallorca antes de proseguir hacia Levante. En el área atlántica, al margen de algún embarque esporádico hacia Sevilla o Portugal, era Flandes la ruta que merecía mayor atención a finales del siglo XV, hasta el punto de que el dret del general de 1940 dedica un apartado a las naves que van a Flandes, Poniente y Levante. Su rendimiento impositivo era también superior al ser productos más valiosos los intercambiados. Se trataba de embarcaciones que hacían la ruta Mediterráneo-Atlántico, con frecuencia italianas, como las galeras florentinas o venecianas, si bien naves y carabelas son las embarcaciones más utilizadas. En otros casos cubrían la línea Levante-Flandes, como la nave de Francisco Darteycat en 1490. Los productos exportados cubrían una amplia gama, desde los aparejos y especias a las pasas y el vino, que son los dos artículos objeto de mayor demanda. d) Productos exportados La primera observación que surge al comparar el año 1468 con 1490 es el paso de. 81 a 131 productos o variedades de los mismos, lo que supone un incremento no sólo de la cantidad sino también de la calidad, como veremos. Pero estas cifras no deben llevarnos a engaño, ya que muchos de estos artículos sólo salen de manera esporádica, particularmente las manufacturas, y su presencia hay que considerarla como testimonial, no pudiendo hablarse de un comercio de exportación diversificado. Este aparece monopolizado por unos cuantos productos, cual son los higos, pasas, frutos secos, vinos y fibras vegetales, en bruto o elaboradas. Materias primas, pues, a cambio de manufacturas. Pero veamos con un poco de detenimiento la situación real. Los productos alimenticios y su tráfico dan vida al puerto de Alicante, situándose en cabeza las pasas y los higos. La elaboración de las pasas, blanca o negra, cuenta con una gran tradición en las comarcas litorales alicantinas, particularmente La Marina, y por Denia o Alicante se enviaban a las Baleares, Levante y, en particular, a Flandes, siendo a veces ésta la única mercancía que se cargaba en Alicante para esta región atlántica. Con todo se aprecia un descenso en los envíos entre 1468 y 1490 (de 10.289 quintales se pasa a 8.421) (25). Los higos se exportaban en cantidades inferiores: a menudo lo hacían en forma de panes. Hay un acusado descenso entre los 2.007 quintales de 156 1468 y los 365 de 1490, y sus destinos son más variados que las pasas, prácticamente todas las rutas que salen de Alicante, puerto que actuaba como receptor de pequeñas embarcaciones que transportaban estos artículos desde aquellos lugares donde no podían atracar navios de gran porte (26). Las bondades del vino alicantino fueron muy estimadas a fines de la Edad Media, de ahí que fuera objeto de una creciente demanda, tanto el blanco como el tinto, aunque lo habitual era denominarlo simplemente «vi». Se enviaba a Levante, Baleares, Niza, Cagliari, y sobre todo, a Flandes. El pescado del litoral no bastaba para satisfacer las necesidades locales, sobre todo en determinadas épocas del año, por lo que había que importarlo de fuera, en particular de Andalucía y Portugal. Las especies más comunes eran la sardina (blanca, salada, arencada o normal) exportada por millares o en pipas; el congrio, la anchoa; la merluza, por docenas; en ocasiones se cita atún de «zorra» (hijada del atún) y de «bada». Todo este pescado era redistribuido hacia Castilla, y en menor medida Mallorca, Cartagena, etc. así como el aprovisionamiento de los buques. Entre los frutos secos, de gran tradición local, tan sólo aparece la almendra, exportada en pequeñas partidas a Mallorca, Genova, Flandes, Almería o Niza. Otros artículos destinados al consumo humano y exportados eran las especias (en especial el comino), el azúcar, aceite, queso, miel, azafrán o arroz, pero en pequeñas cantidades. Las materias primas tienen como base las fibras vegetales, siendo el esparto, muy cultivado en toda la gobernación de Orihuela, la de mayor demanda. Lo había de diferentes tipos: en bruto, cocido, de criba, de primera calidad (melloria), de Mallorca o «mercader», y se enviaba por millares, aunque aparece esporádicamente. De las fibras vegetales textiles, el cáñamo es la única que merece citarse, siendo Flandes uno de los puntos receptores. Para la industria textil se exportaban algunas partidas de alumbre grana, rubia, pastel, a Mallorca, Flandes, etc. Entre los minerales, de los que el País Valenciano siempre ha sido deficitario, hay que citar los reenvíos de hierro hacia Castilla y alguna mención de estaño, plata o azufre, este último hacia Flandes. Ocasionalmente salen también por vía marítima cueros, pieles de cordero y cabrito, corcho, madera, sosa, sebo y alguna partida de lanas a Mallorca o Genova. Por último, las manufacturas, entre las que destacan las elaboradas con fibras vegetales, el esparto: son cuerdas de todo tipo y diámetro las más solicitadas (maroma, pleita, jarcias, tomizas delgadas, medianas o 157 gruesas, etc.), esteras «mercaderes», alpargatas, etc. enviadas a todas las áreas con las que Alicante se relacionaba, y especialmente, Mallorca. Hay menciones a salida de loza (Genova y Castilla), ruedas de molino (a Castilla), maderas, tornos, jabón (a Cartagena), papel en balas (a Castilla, Mallorca e Ibiza), botones de coral (a Flandes), frascas de agua, cerámica, zuecos (a Tarragona y Mallorca), baúles, algún cuchillo, pero siempre en cantidad reducida, reflejo de la debilidad artesana alicantina. Sin embargo, hacia 1490 se produjo un importante cambio con respecto a años anteriores, al incrementarse la exportación de manufacturas de calidad y en algunos casos de lujo. Destaca la enorme variedad de tejidos, desde los simples paños («draps») a los camelotes y fustanes de diversos colores, pasando por los lienzos de París, vervins de Sicilia o damascos. Estas telas, procedentes en su mayoría de los países atlánticos del Norte de Europa, tenían su destino final en Castilla, donde la poderosa nobleza y las oligarquías locales eran su mejor cliente. Alicante también enviaba hacia el interior de la Península artículos selectos como alguna patena de plata, vidrio, hilo de Brabante y de Borgoña, rosarios de diversos colores, sin que falten los libros «d'emprempta», grandes y pequeños, reflejo del impacto y difusión que el descubrimiento de Gutenberg tenía en los albores del mundo moderno. 3. LOS IMPUESTOS Todo este tráfico mercantil marítimo por el puerto de Alicante generaba una serie de impuestos, cuyo beneficiario era generalmente el monarca. Los más importantes y el estado actual de conocimientos de los mismos es el siguiente: a) El «dret de treta de les coses vedades» Existía una serie de productos cuya exportación del reino de Valencia se veía gravada con el citado impuesto. Hasta ahora ha sido la principal fuente para conocer la trayectoria del comercio bajomedieval valenciano, en concreto la ciudad de Valencia y en menor medida la de Castellón de la Plana (27), ignorándose el de otras localidades del País Valenciano. Sin embargo, al analizar las cuentas de la bailía de Orihuela-Alicante, en el apartado «esdeveniments en la vila i e terme d'Alacant» fueron recogidas las vicisitudes de parte de este tráfico de productos prohibidos. No es mi intención realizar un estudio pormenorizado del mismo (28), sino simplemente trazar sus líneas generales. En principio, señalar cómo las noticias más abundantes corresponden al último cuarto del siglo XIV, que debió de ser una etapa bastante activa en este tráfico, visible en el 158 número de asientos y en la suma recaudada en concepto de impuesto. Pero se trata siempre de un tráfico muy r e d u c i d o ; en 1377, por ejemplo, sólo se contabilizan 17 asientos, y en t o r n o a 15 en otros años, cifras meramente testimoniales si las c o m p a r a m o s con los dos millares de embarques que a menudo tienen lugar en el puerto de Valencia por estas fechas. Era un comercio fundamentalmente en manos de mercaderes alicantinos y mallorquines, apareciendo también algún provenzal, barcelonés o de VMIajoyosa, sin que falten los judíos. Los puntos de destino eran la ciudad de Mallorca en primer lugar, seguida de Barcelona, y en menor escala Valencia, Ibiza, Cartagena, Villajoyosa o Murcia. Los productos que se extraían eran básicamente la pez, el sebo y el cáñamo, por este orden, hasta el punto de que en una ocasión se califica a este impuesto c o m o «dret de treta de pega, seu e canem» (29). En cantidades más pequeñas salían algunos artículos alimenticios c o m o trigo, cebada, harina, panizo. Es un c o m e r c i o que presenta fuertes oscilaciones.anuales en el último cuarto del siglo XIV, con sus puntos álgidos en 1390 y 1391, en los que se recaudaron 552 y 316 sueldos respectivamente, desapareciendo prácticamente sus huellas a finales de siglo y comienzos de la centuria siguiente. En 1411, por ejemplo, sólo se recaudaron 51 sueldos, indicándose que se trataba de las «coses vedades» que iban a Castilla (30). Lo que pasó con las que salían por vía marítima lo ignoramos. Lo cierto es que a finales de siglo hubo un descenso: 130 sueldos recaudados en 1489, para remontarse a 300 en 1490 y 446 en 1491, siguiendo la tónica general de crecimiento del puerto alicantino. b) El «dret de duana» Ya desde su incorporación a la cristiandad los monarcas se reservaron el derecho de aduana en el puerto de Alicante, denominación que denota un claro origen musulmán. Equivalía al derecho de peaje, y en la ciudad de Orihuela se conocía como el «dret de moxerif», almojarifazgo. En 1398, Juan I, a ruegos de la villa de Alicante, ratificó la franquicia del derecho de aduana de la que gozaban todos sus habitantes, frente a las pretensiones de los regidores de Elche que querían hacérsela pagar (31). La otra noticia conservada sobre este impuesto es de 1488. Se trata de una carta de Fernando el Católico dirigida a todos los oficiales del reino en la que se hace referencia a la queja presentada en las Cortes celebradas en Orihuela por el síndico de Alicante referente al intento de cobrar el derecho de peaje en la ciudad de Valencia a pesar de haberlo abonado en Alicante, Orihuela u otro lugar de «Sexona enllá». La sentencia real dispuso que peaje, aduana y almojari- 159 fazgo eran todo un mismo derecho, y pagado una vez no debía ser reclamado de nuevo en Valencia, bajo pena de 3.000 florines (32). El impuesto se arrendaba anualmente, conociendo su evolución desde 1376 a fines del siglo XV. En líneas generales se observa un crecimiento continuo durante todo el período, con tres claras etapas. La primera iría desde 1376 a 1418, y las sumas anuales percibidas por el arrendamiento eran inferiores a los mil sueldos, desde los 343 sueldos en 1376 a los 740 en 1418, con dos baches en los años 1377 y 1412, y en medio una década estable a fines del siglo XIV. La segunda etapa se iniciaría en 1419, superándose los mil sueldos, aunque en años siguientes se descendieraalgunavezpordebajo de esta cifra, llegando hasta 1468. Laterceray última desde 1469 a final de siglo en que se rebasan los 3.000 sueldos. En conjunto, no puede negarse que era un impuesto rentable para la hacienda regia. Y sin embargo no siempre se encontró arrendador para el mismo. Ya en 1376 tuvo que quedárselo un vecino de la villa, Bernat Escarabot, porque nadie acudió a la subasta del mismo, fenómeno que se repitió en otros años, como 1377 —precisamente el de menor recaudación, sólo 160 sueldos, 6 dineros—. A veces no interesaba el precio ofrecido en la subasta y el baile local encargaba su recaudación a un vecino. Normalmente los arrendadores eran de Alicante, sin que sepamos sus profesiones, aunque puede pensarse que algunos fueran mercaderes, como Jaume Dartes (1418, 1419) o Francesch Dartes (1441, 1443), pues un Pere Dartes, probable miembro de esta familia, está muy vinculado a las actividades comerciales de fin de siglo. En 1421 lo arrendó un moro alicantino, Alí Alfaquí, y en 1489 un portugués, Diego López. Algunos se quedaron el arriendo varios años seguidos como Juan Pidrolo entre 1439 y 1441, ambos inclusive. c) El «dret del general» Organizada definitivamente a partir de principios del siglo XV \& Diputado del General del Rene de Valénda se planteó el problema de recaudar fondos, para lo cual se creó un impuesto que gravaría la entrada y salida de mercancías del reino, así como su compra y consumo en el interior. Son las llamadas «generalitats» (33). Los productos fueron agrupados por capítulos de acuerdo con la siguiente denominación (34): 1. Capítol del tall de draps de la ciutat de Valencia e terme antich de aquella. 2. Capítol del tall de draps de toles les ciutats e viles reyals (se exceptuaba Valencia y Orihuela). 3. Capítol del tall de draps de la ciutat de Oriola. 160 4. Capítol delatretadelanessquiladesopersquilar, dedelsdrapscrus e de les filaces de la lana e de stam. 5. Capítol de la sal de tot lo regne de Valencia. 6. Capítol de la treta de la fusta nova per obrar, e del vi e de la entrada del vi strany. 7. Capítol de la treta del cayram cru o pelos de blanquería e pelliceria crus; e de la treta deis boldrons e anyines e de totes pells lanars del regne de Valencia. 8. Capítol de la treta del arrog blanch e vermell; e de la treta de les peces e pells apparellades de pelliceria, e del argent per obrar e obrat vell, e del spart obrat e per obrar. 9. Capítol de la treta de les tintes e de la speciayria, e de les armes noves, e del peix salat e de la cenra. 10. Capítol de la treta de diverses robes e mercaderies del regne. 11. Capítol de la quincallería. Según Camarena Mahiques la mayoría de estos impuestos se introdujeron en 1403, comenzando a cobrarse en 1404, permaneciendo fijos desde entonces, aunque con variaciones. Según Martínez Aloy las ropas y los tintes que se extraían del reino abonaban por el derecho de mercadería 6 dineros por libra; el arroz en cascara 6 dineros por carga; el arroz descascarillado 12 dineros y el esparto 2 dineros (35). Estos derechos fueron ampliados en las Cortes de 1428 para poder hacer frente al fuerte subsidio de 112.000 florines afrecido a la Corona, fijándose los siguientes derechos: Derechos de exportación Ropas y telas, 9 dineros por libra. Lanas cargadas en Tortosa por los habitantes del reino, 6 dineros. Arroz sin cascara, 2 sueldos por carga. Arroz con cascara, 1 sueldo por carga. Esparto, 1 sueldo por libra. Reexportación de telas extranjeras, 6 dineros por libra. Telas de algodón, lino, cáñamo, baldeses, papel, merceríay quincallería, 6 dineros por libra. Pellejería, 10 dineros por libra. Madera nueva, 12 dineros por libra. Seda en rama, 6 dineros por libra. Nuevos impuestos se añadieron en las Cortes de 1446. 161 Derechos de exportación Esclavos, 10 sueldos por cabeza. Bestias mayores, 4 dineros por libra de su valor. Oro y piedras preciosas, 6 dineros por libra. Plata labrada, 6 dineros por libra. Moneda, 3 dineros por libra. Libros científicos y literarios, 18 dineros por libra. Madera sin labrar, 2 sueldos. Derechos de importación Esclavos entrados en el reino, 10 sueldos por cabeza. Derechos de rescate Esclavos rescatados que salen del reino, 2 sueldos por libra del importe del rescate. Derechos por transición de la propiedad Esclavos, 4 dineros por libra de su precio, pagaderos por mitad adquiriente y transmisor. No pagan los esclavos, animales, joyas y dinero de las gentes del reino, cuando sea para uso propio. El dret del general era el que producía mayores ingresos, recaudándose en 1649 la suma de 516 libras, 4 sueldos y 11 dineros, que deducidos los gastos de los colectores, 37 libras y 4 sueldos, quedó en 477 libras, 10 sueldos, 11 dineros (36). Este impuesto parece que se mantuvo bastante estable a fines del siglo XV, y en 1490 los ingresos fueron de 551 libras, 3 sueldos, 1 dinero, y de 509 libras, 9 sueldos, deducidos gastos. d) El «dret del molí» Las escasas noticias que hoy tenemos sobre este impuesto proceden todas de finales del cuatrocientos, sin que sepamos de qué mercancías gravaba ni en qué cuantía, aunque sí conocemos el destino de este impuesto. En una carta de Fernando el Católico a las autoridades alicantinas se hace alusión a un privilegio de la villa de Alicante para poder imponer sisas en la misma y su término, y a la pretensión de aplicarlo al 162 impuesto «vulgum dictum de entrada e exida», que se exigía de todos los productos a razón de 3 dineros por libra. Se les recuerda que dicho impuesto sólo podía ser exigido por el monarca, al ser una regalía. A este problema entre el fisco y los jurados alicantinos se añadió el referente al «iure vulgo dicto del molí». La sentencia dada por el baile autorizó a las autoridades a imponer sisas y otros tributos, aunque el de entrada y salida lo debía recaudar el baile local en nombre del soberano. Sobre el «dret del molí» se mostraron dos privilegios dados por Juan II, uno fechado el 8 de diciembre en Barcelona—no se indica el año—, cuyo original había desaparecido, si bien se conservaban copias en el Archivo Real de Valencia, según el cual se concedía la cuarta parte del citado derecho para la conservación de la fábrica y obra del castillo de Alicante. El otro privilegio se dio el 18 de marzo de 1476 en Zaragoza y destinaba todo el producto del derecho para la conservación del muelle, aunque la cuarta parte sería recibida por el baile de la villa y destinada al castillo. Las autoridades de Alicante interpusieron recurso contra esta decisión a través de sus enviados Jaume Pasqual y Joan Jorro, quienes solicitaron al monarca que consultara a un abogado experto. Don Fernando, con el fin de no prolongar la situación en pleitos, dio la siguiente sentencia: el derecho del muelle no seria exigido por él y sus sucesores, haciendo donación del mismo a la villa. Se suspendió cualquier pena civil o criminal pendiente con el fisco y se autorizó a los regidores a imponer sisas o impuestos sobre las mercancías similares a los de la ciudad de Valencia, pudiendo destinarlo a las necesidades del municipio. Del arriendo del citado derecho, una vez deducidos los censales del muelle y sus gastos ordi narios, se harían cuatro partes: tres para su conservación y reparación, y en sus puertas habría una bombarda con la munición que se considerase necesaria, amortizándose con dinero procedente de este derecho. De estas tres partes los jurados podrían gastar lo que creyeran oportuno en beneficio de la villa. El puerto pasaba a ser una fuente más de ingresos para las arcas municipales (37). Normalizada la situación jurídica, tenemos noticias del arrendamiento del derecho del muelle desde 1491 a 1501, que ofrece el siguiente cuadro: 7497 7492 7493 7494 Arrendador Cristofol Martí Jaume Danton Jaume Danton Tomás Martí Suma percibida (sueldos) 1.720 760 1.860 2.000 195 s, 9 dr. 206 s. Beneficio para el rey y castillo 268 s, 9 dr. 268 s, 9 dr. 163 1495 1496 1497 1498 Tomás Martí Tomás Martí Antoni Eximenes Antoni Eximenes 2.034 2.500 2.800 2.800 450 s. 452 s. 310 s, 3 dr. 369 s, 9 dr. Desde 1497 el arriendo se trasladó desde el día de San Miguel al día 1 de enero por disposición del baile. A lo largo de estos años se observa un lento, pero continuado crecimiento del impuesto, del que anualmente se deducía una suma destinada al pago de censales (unas 39 libras) y salarios. En la partida de gastos se incluía los realizados por la compra de bombardas, pólvora, diversos materiales para obras, salarios por éstas, correos, etc. Señalemos para terminar que en 1500 se arrendó al ya citado Antoni Eximenes por 2.600 sueldos, descenso que se explica por el peligro de peste, que retrajo la presencia de algunas naves a la rada alicantina. Sabemos que 5 naves y 1 carabela portuguesa, 1 galera de Niza, 2 naves que venían de Roma, así como otras portuguesas fueron ordenadas salir del puerto por los oficiales reales, no cobrándose el mollaje, ya que no había capítulos previstos para los casos de emergencia (38). En 1501 se gastaron 14 sueldos para la bandera del morbo (39). 164 NOTAS (1) E. GIMÉNEZ LÓPEZ, Alicante en el siglo XVIII. Economía de una ciudad portuaria en el antiguo régimen, Valencia, 1981. (2) V. MARTÍNEZ MORELLA, El puerto internacional de Alicante durante la Edad Media, Alicante, 1959. Este trabajo se presentó como ponencia al «Congreso Histórico de Portugal Medievo», en Braga, 1959. (3) J. TORRES FONTES, «Alicante y su puerto en la época de Alfonso X el Sabio y Jaime I», en/.P.e.A, 19(1978), p. 11-24. (4) MARTÍNEZ MORELLA, op. cit, p. 10, y J. TORRES FONTES, op. cit, p. 12. (5) J. TORRES FONTES, op. cit, p. 19-20.13 y sig. (6) J. TORRES FONTES, op. cit, p. 19-20. (7) J. M. DEL ESTAL, Singular relevancia del -castrum d'Alacant» a tenor de una provisión real inédita de Pedro IV de Aragón, ítem V (1981), p. 51-63. (8) V. MARTÍNEZ MORELLA, op. cit, p. 12. (9) Archivo Municipal de Alicante (en lo sucesivo, A.M.A.), armario 1, libro 2, fol. 67 v. (10) A.M.A., armario 1, libro 7, fol. 356. (11) GARCÍA MERCADAL, Viajes de extranjeros por España y Portugal, Madrid, 1952, p. 344-345. (12) J. LÓPEZ GÓMEZ, El puerto de Alicante. Estudios Geográficos, XVI, 60 (1955), p. 511-584, en concreto p. 518. (13) A.M.A., armario 5, libro 818, fol. 5 r. (14) Archivo del Reino de Valencia (en adelante, A.R.V.), Maestre Racional 4543, y siguientes. (15) A.R.V., Generalidad 2109. (16) A.M.A., armario 5, libro 18. (17) A.R.V., Generalidad 2109, año 1490, sin foliar. (18) Cl. CARRERE, Barcelona, centre economique 1380-1462, París-La Haya, 1967, p. 548-549. (19) E. BENITO RUANO, «Avisosy negocios del mercader Pero de Monsalve», enBoletin de la Real Academia de la Historia, CLXIX, fase. 1-2 (Madrid, 1972), p. 136-169. (20) E. SALVADOR, La economía valenciana en el siglo XVI (comercio de importación), Valencia, 1972. (21) A.R.V., Generalidad 2109, año 1468, sin fol. (22) Cl. CARRERE, op. cit, p. 548. (23) A.R.V., Generalidad 2109, año 1468, sin fol. (24) F. BRAUDEL, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, 2." ed. española (1976), I, p. 160 y 174, alude a Levante. (25) El quintal equivale a 41,5 quilogramos. (26) E. GIMÉNEZ, op. cit, p. 382. (27) J. HINOJOSA MONTALVO, Coses vedades en 1404, Valencia, 1972; Valencia y el comercio de exportación durante la primera década del siglo XV (Coses vedades), tesis doctoral inédita, Valencia, 1972; R. FERRER NAVARRO, La exportación valenciana en el siglo XIV, Zaragoza, 1977; Aportación al comercio valenciano en el año 1393, en Estudios de Edad 165 Media de la Corona de Aragón, IX, Zaragoza, 1973, p. 161-184; P. LÓPEZ ELUM, Coses vedades en Castellón de la Plana, 1412,1421, Valencia, 1973, entre otros trabajos publicados e inéditos sobre el tema. (28) M. L. CABANES CÁTALA, El puerto de Alicante a fines del siglo XIV, en prensa. (29) A.R.V., Maestre Racional, 4543, fol. 34 v. (30) A.R.V., Maestre Racional, 4546, fol. 2 r. (31) A.M.A., armario 1, libro 2, fol. 66 v-67 r. (32) A.M.A., armario 1, libro 9, fol. 30 r. (33) J.CAMARENAMAHIQUES, «Función económica del General del Regne de Valencia en el siglo XV», en Anuario de Historia del Derecho Español, XXV (1955), p. 529-542. (34) J. CAMARENA MAHIQUES, op. cit, p. 531-532. (35) J. MARTÍNEZ ALOY, La Diputación de la Generalidad del reino de Valencia, Valencia, 1930, p. 230. (36) A.R.V., Generalidad 2109, fol. 28 v. (37) A.M.A., armario 1, libro 28, fol. 28; pergaminos N.° 31. Lo reproduce V. MARTÍNEZ MORELLA, Privilegios y provisiones de Fernando el Católico a Alicante, Alicante, 1951, p. 19-24. (38) A.M.A., armario 5, libro 18, fol. 42 v. (39) A.M.A., armario 5, libro 18, fol. 50 r. 166 ELS SÍMPTOMES DUNA RECUPERACIÓ ECONÓMICA: LA REPOBLACIÓ D'IFAC (1418) Ferran García García Universitat de Valencia Presentar un document en una revista com Anales que, de fet, no pretén ni pot ser «divulgativa», sino mes aviat una eina de discussió i análisi, ha de venir justificat per les característiques i les suggeréncies que ens hi puga aportar, tenint en compte, per altra banda, que de documents els nostres arxius n'estan plens i, potser, de mes interessants que el que s'intentará de comentar i transciure. Si, dones, m'he decidit a publicar el que podríem definir com la tardana carta pobla d'lfac, actual despoblat de la Marina, és perqué ens informa, en primer lloc, d'una situació de «redreg» de principis del segle XV en connexió o precedida d'alguna cosa mes que una conjuntura negativa o enfonsada, entre altres factors, pels estralls de la Guerra deis dos Peres, és a dir, a causa de la lluita per l'hegemonia peninsular que tingué el seu teatre d'operacions en les comarques meridionals valencianes. I, segonament, aqüestes comarques constitueixen un preocupant desert historiográfic, sobretot durant la tardor de la Baixa Edat Mitjana; incorporar-les a la taula d'observacions investigadores és gairebé un deure, que proporcionará diagnóstics d'unes zones semblants o diferents al de les comarques centráis del País Valencia i, per tant, l'eixamplament o acotament d'uns models regionals de desenvolupament económic en la cruílla de mitjans del segle XIV i comengaments del XV. El document en qüestió parla per ell mateix i no cal analitzar-lo detingudament, cosa que faria sobrera laseua publicació. Tan sois hom remarcara unes dades que s'extrauen de la seua lectura. Així ens alligona de 167 com es dugué a cap la repoblació d'lfac (no s'ha d'oblidar que, generalment, ens manca saber el procediment seguit a la gran fase repobladora del segle XIII): en un principi s'hi establiren els pobladors, trenta-nou persones, i després s'entaularen les negociacions amb el senyor, el qual préviament hi havia autoritzat l'assentament i promés certes franqueses. Podrá apreciar-s'hi la posició favorable deis camperols que van a obtenir unes condicions d'establiment prou favorables, estranyes en altres cartes de poblado de fináis del XIV i XV, aprofitant-se'n del fet que es tractava d'aixecardel no res un centre d'hábitat despoblatdesdefeia mig segle, un llarg període que evidencia les dificultats demográfiques de la segona meitat esdevingudes durant els regnats de Pere el Cerimoniós, Joan el Cacador i Martí l'Humá. Darrerament, el document dona compte de l'activitat ¡ protagonisme de l'assentista olocator, un tal Guillem Serra (un «inventor d'aigües» antic habitant d'Aiora, després de Xátiva i, per acabar, poblador d'lfac, personatge que ens posa sobre la pista d'una intensa nobilitatpoblacional mai no deixada de practicar durant el segle XV), que aprofitará el seu lideratge per aconseguir la procuració i batlia del lloc, així com l'arrendament monopolístic del forn: amb el mateix naixement d'lfac s'enlairava la petita jerarquía local. La destrossa de la major part de les fonts medievals deis nostres arxius locáis impedeix de mesurar l'abast real de les conseqüéncies del duel catalá-castellá, aquest darrer amb el seu aliat marítim genovés. És ciar que no pot equiparar-se a la lluita que durant cent anys assolá els camps occitans, entre altres coses per la mateixa durada que impossibilitava la definitiva recuperació a l'altra banda deis Pirineus. A poc a poc, tanmateix, van apareixent tota una serie de dades esparses que van esbossant un quadre prou negatiu. Si ens centrem al territori que ens interessa, alió queformariael senyoriu delsducsdeGandiaapartirde 1399, comprovem com laSafor i la Marinaforen dues comarques colpejadesdurament pels atacs castellans, traduint-se en una seguida de saqueigs i despoblaments: barreig de la Valldigna, assalt de Gandia, despoblació de diverses alqueries del terme de Bairén i Rebollet, així com de Bellaguarda i d'lfac, aquest dos llocs ja en la Marina. El próleg o protocol del document, redactat el febrer de 1418, que precedeix l'articulat de la «reedificado o reparado» d'lfac, ve redactat en uns termes molt clars, tot recordant uns fets encara vius en la memoria: «lo qual cinquanta anys ha passats per genoveses, ladonchs enemlchs del senyor rey e nostres, fon destruhit e posat en cruel ruhina, e de ladonchs a enqá sia stat contínuament inhabitable e despoblat». Quan s'haja analitzat tota la documentació deis ducs reials s'estará en condicions d'avaluar amb mes precisió l'evolució económica del senyoriu. Sembla, pero, que cap a la data de redacció del document de poblad o d'lfac les rendes no «gaudien de bona salut». No es disposa, de moment, de la totalitat deis índexs, tan sois d'unes dades excessivament fragmentáries, pero llocs com Callosa, Ondara, Guadalest o Confrides, o 168 siga, ben a prop d'lfac, o bé revelen unes baixes sensibles, o bé es mantenen a uns nivells semblants entre 1380 i 1430. Dona la impressió que el senyoriu deis ducs de Gandia posseía les millors condicions sino de posar fre a una possible baixa deis ingressos, si almenys d'aportar-hi solucions possitives. I potser grácies a alió que Sivery anomenava «el progrés de les comptabilitats rurals». Efectivament, obligats en part per la dispersió del senyoriu en una vasta geografía, des de la Ribagorca fins la Marina i des de Gandia a Villena, i tot imitant l'exemple de la Cancellería Reial, s'elaboraven uns balangos anuals d'entrades i despeses que permetian controlar puntualment l'evolució de les rendes, per exemple que el forn d'lfac estava «derrocat» i no se'n percebia ni un diner. Per consegüent la repoblado d'lfac cal conceptuar-la com una resposta a una «crisi», com una pruíja de recuperado económica, que lluny d'intuir-la com a local, propia d'aquest lloc o de la Marina, s'albira coma general i on participa tot el país de forma generalitzada. 1418. Febrer, 1. Valencia Capítols de la poblado del lloc d'lfac atorgats peí duc de Gandia Alfons el Jove a Guillem Serra. AHN. Osuna. Lligall 1175 -6. Protocol notarial de Joan Llorca. Die martis prima mensis februarii, anno predicto M° CCCC° XVIIIo. Actum Valencie. Nos don Alfonso, duch de Gandia, comte de Ribagorga e de Dénia, conestable d'Aragó, com per vos amat en Guillem Serra, inventor de aygües, ca enrere vehí de la nostra vila de Ayora e ara habitant en la ciutat de Xátiva, sia a nos stada oferta e presentada una suplicació articulada sobre la rehedificació o reparació perros, ministrant la divinal providencia, fahedora del loch nostre de Yfach situat en lo ribatge de la mar dins terme nostre de Calp, lo qual cinquanta anys ha passats per genoveses, ladonchs enemichs del senyor rey e nostres, fon destruhit e posat en cruel ruhina, e de ladonchs a encá sia stat contínuament inhabitable e despoblat. A la qual suplicació nos havem provehit segons en la fi de cascun article e capítol de aquella davall és contingunt e declarat, movents e inclinants nos a rebre e admetre la dita suplicació e les provisions nostres a aquella dejús fetes, principalment e singular per go que .n lo dit loch lo divinal ofici d'ací avant sia contínuament celebrat e lo nom de Nostre Senyor Déu sia per feels católichs cristians loat e exaltat a reverencia, gloria e honor sua. E per la gran preservado que .s seguirá ais feels Cristinas navegants en les mars deis grans e irreparables dampnatges en qué porien encórrer, axí com han ja encorregut per la despoblació e inhabitació del dit loch, per serrahins e altres enemichs de la sancta fe católica e del senyor rey e nostres, la qual suplicació, articles e capítols de aquella e les respostes e provisions per nos a aquella e a aquelles fetes son de la continencia, serie e forma següents: 169 Ihesus, Virginis Marte filius. Molt alt e poderos senyor: Sobre la població novellamentfahedora del loch vostre de Yfach, a la qual per vos molt alt senyor a suplicado d'en Guillem Serra, inventor de aygües, son stades atorgades de paraula moltes grácies, fan los capítols següents, los quals per la cosa haver major fulcimentésnecessariésserloatseaprovats per vos dit senyor. Esialguns ni haurá que pertanguen a la dignitat real o bisbe de Valencia, sia mercé vostra ésser-hi entrecessor e ajudador en fer atorgar aquells per manera que fe hi sia haüda en per tots temps. Primerament, senyor, per tal que-ls pobladors que venen o vendrán per star e habitar en lo dit loch obren e puxen obrar de mi Mor cor, cové que vos senyor los sia feta de la gracia de la peyta deis alberchs e terres que allí novellament pendran perteneó e spay de deu anys, comptadors del dia avantque les grácies serán atorgades. Plau al senyor duch fer gracia a tres anys de la peyta mencionada en lo dit capítole, e deis Vil anys a compliment deis X de la meytat tan solament. ítem, senyor, per go com los novells pobladors hauran a traure terres hermes, les quals ara son pinars, romerals, lentisclars e altres broces, e hauran fer allí gran missió en plantar e conrear, cové que per vos senyor los dia feta gracia del terg del delme a vos pertanyent en les dites terres ermes per teneó e spay de X anys, los quals correguen del dia de la concessió de la gracia avant. Lo senyor duch atorga lo dit terg delme en la forma que ha atorgat la peyta en lo primer e precedent capítol. ítem, senyor, que totes fustes grans o poques, axí de vela com de rems puxen en lo port de Yfach pendre e estar salvament e segura e aquí fer enquant de robes, joyes e mercaderies sens que per vos senyor ni vostres oficiáis no .ls puxa ésserfeyt algún embarch, dementre que .n lo dit port e loch de Yfach staran e habitaran no fahent mal en les vostres mars. Plau al senyor duch, exceptats de cossaris enemichs del senyor rey e de altres furs e privilegis del regne de Valencia exceptats. ítem, senyor, que totes fustes que pendran en lo dit port e vendrán carregades de qualsevol mercaderies sien tranques de tota leuda per lo dit temps de deu anys. Plau al dit senyor. ítem, senyor, que per a obs de reparació de murs e valls e altres obres necessáries al dit loch sia feta gracia e concessió de les ymposicions de Yfach e de Calp per spay e temps de deu anys, les quals los justicies e jurats del dit loch puxen imposar en pa, carn, vi, peix e altres coses a ell ben vistes, en les quals los vehins e habitants deis dits lochs e deelmants en aquell sien tenguts pagar e contribuir. Plau al senyor duch ajudar en obtenir-ho del senyor rey. E obteniguda atorga lo dit senyor duch e li plau que aquella li puxen imposaren lo dit loch segons el capítol és contengut, axí empero que aquella sia convertida en reparació e obres de la ecclésia, murs e fortalea del dit loch. 170 ítem, senyor, que la procurado e batlia de Yfach e de son terme e del loch de Calpsia dada al dit en GuillemSerrae aquella hajae tinga tantcom a vos plaurá e será ben vist. Plau al dit senyor. ítem, senyor, que la scrivania del dit loch de Yfach e de son terme, axí de batlia, procurado com de Justicia, sia stablida a.n Johan Climent, notari, lo qual per tots los novells pobladors es stat demanat ab aquell cens o tribut que per vos senyor será acordat. Plau al senyor duch per contemplació deis dits pobladors atorgar e fer gracia de la dita scrivania al dit en Johan Climent a hun any ab qué la servescha personalment, lo qual any passat lo dit senyor hi del-liberará. ítem, senyor, que .1 forn del dit loch sia donat al dit en Guillem Serra ab aquell cens que per vos senyor será imposat, ab condició que altre o altres forns no li puxen fer; e si lo cars ho requerrá que altre o altres forns si hajen o dejen fer, sien e romanguen la factura de aquells al dit en Guillem Serra e ais seus. Plau al dit senyor atorgar lo forn al dit en Guillem Serra ab cens o tribut o responsió de deu sous censáis ab loísme e fadiga perpetuáis. ítem, senyor, perqué vostra senyoria sia avisada com per intervenció de la verge María la població del dit loch se comengá a fer lo dia de dilluns comptats deu dies de jener del any de la Nativitat de Nostre Senyor MCCCXVIII, en lo dit loch foren XXXIX persones les quals cascuna ha pres ja son alberch, e s'obligaran que hagudes les grácies e concessions per vos e per lo senyor rey f ermadores de fer cascú una casa e star en aquella d'acíaldiadesent Johan primer vinent. Plau al dit senyor duch que facen les obligacions los dits pobladors de complir les coses contengudes en lo dit capítol. ítem, senyor, que .ls contractes o privilegis que per la dita rahó se faran, sien franchs de dret de segell e sien clausuláis tant fort com se puxen fer. Com lo dret de segell sia de mossén Bernat de Vilarig, cavaller, procurador general seu, lo dit senyor ho remetal dit mossén Bernat e que se'n avinguen ab aquell. ítem, senyor, cové de necessitat que axí los alberchs ja preses com los qui .s pendran d'ací avant sien loats e confirmáis per vos, e feta remissió al batle e procurador per vos novellament fahedor que les donacions deis dits alberchs en nom vostre faga e ferme d'ací avant, e puxe stablir e acensar los erms a profit e augmentació de vostres regalies; empero, senyor, que los censes per sguart de les despeses que .s faran en traure les heretats no paguen ni sien tenguts pagar dins Xaanys primer venidors, comptadors del dia deis stabliment avant; e per remoure tot dubte e que parcialitat sia del tot apartada, sia manat al dit batle e procurador que .ls stabliments e particions de les dites terres ermes se facen ab e de consell de queatre persones deis pobladors novells del dit loch de Yfach deis pus ábils e suficients que.n aquell se atrobaran. Plau al senyor duch que.is alberchs del dit loch de Yfach sien franchs de tot cens o tribut, exceptat l'alfóndech e taverna de senyor, la qual vol que li sia respost de dohents 171 sous censáis perpetuáis cascun any; e del pes de la fariña e altres coses e mercaderies, del qual li sia respost de cens XX sous censáis cascun any perpetuáis; e les tendes, go és, que cascuna tenda o obrador que sí fará pach cascun any al dit senyor X sous censáis perpetuáis; e per semblant la carneceria pague al dit senyor X sous de cens cascun any perpetualment. E vol lo dit senyor que .ls erms que .s trauran sien franchs de tot cens de senyor, mentre, empero, serán de cristians, mas que paguen peyta, e cena, e lo tere delme e morabatí aprés finit lo temps e per la forma contenguda en lo primer capítol. De clara e vol lo dit senyor que.n la partició fahedora deles dites terres ermes sia apellat e present son general procurador o altra persona per lo dit senyor ordenadora e no sens aquella ni en altra manera. ítem, senyor, per 50 que fusta per obs de la obra deis dits alberchs puxa ésser atrobada en lo vostre terme de Calp, és de necessitat que per vos senyor sia provehit que algún strany o privat no guos tallar de aquella si donchs no portará albara de vostre novell batle o procurador sots certa pena, e agó sia entes de les vostres montanyes. Plau al senyor duch en favor deis novells pobladors, perqué hajen e tallen a lur plaer la fusta que mester hauran per a la obra, vedar que nengun altre non .n talle d'ací a dos anys sens albará del dit senyor duch e de son procurador general, empero que .ls dits novells pobladors ne tallen líberament e franca per a la dita obra. ítem, senyor, per tal que pau e tranquilitat per tots temps sia observada en lo dit loch e son terme és necessari obtenir de vos senyor que cascun deis dits novells pobladors se haje a sotsmetre que si bregues, nafres o injuries se faran entre vehins o pobladors del dit loch e forasters dequalsevol condició, ley ostamentsien, quelosjuratse regidorsdel dit lochampren lo injuriat o injuriador que tot son feyt de qué debatran meten en poder del Consell del dit loch, e si ho faran e fermaran que .s face ab aquelles clausules, penes, sagrament e obligacions que .s convendrán; e informat lo dit Consell primerament per persones dignes de fe com les dites nafres, bregues o injuries serán fetes, e trobada la culpa en qui sera, que a consell de prohómens prestat per aquells sagrament que darán bo, leal e verdader consell jutgen, declaren e determenen les dites qüestions, go és, primerament pau final entre aquells e lurs amichs e valedors, e aprés jutgen e determenen a satisfacció de aquell qui .s convendrá de persona, depeccúniaodeparaulasi locarshorequerrá. Esi carsseráque los qüestionants o qualsevol de aquells no volran lexar lo dit feyt en mans e poder del dit Consell, segons dessús és recitat, que .n tal cars aquell o aquells qui serán desobedients sien exellats e bandejats del dit loch e de son terme, segons la forma acostumada de bandejament en regne de Valencia, e los obedients e oferints pau sien mantenguts e licenciats de portar armes encara que sien vedades. Vol lo dit senyor que sobre les coses contengudes en lo present capítol sien observats furs e privilegis del regne de Valencia. 172 ítem, senyor, per 50 que per algunes persones no us sia donat a entendre lo contrari, yo he trobat tres persones que .s obligaran a cloure lo mur del dit loch ab tot acabament per cinch-cents florins, e acó es stat promés per en Pere Pamer, mestre de obra de vila, en Guillem Montanya, vehins de Gandía, e en Ramón Borelldel lochdeCalpen presencia de tots los qui prengueren los dits patis e en Johan Climent, notari, e de acó fon prests donar bones seguretats a dar compliment de les dites coses ensemps ab lo portal del dit loch. Plau al dit senyor pus ell no .u paga. E per tal que les dites coses per nos dessúsprovehides sien enfermetat a vos dit en Guillem Serra ais dits pobladors e perpetuítat, nos de bon grat e de certa sciéncia ab tenor de la present carta nostra en e per tots temps fermament valedora loam, aprovam, ratificam e confermam a tots e sengles pobladors e habitadors del dit loch de Yfach, presents e sdevenidors, totes e sengles coses dessús per nos atorgades, provehides e declarades. E a super habundant cautela, de special gracia e prerogativa de nou atorgam e donam los alberchs, patis, terres, hermes e altres coses dessús dites ais dits pobladors presents e sdevenidors perpetualment a fer de aquelles allurs própries e líberes voluntats, juxta forma deis furs e privilegis del regne de Valencia e si e segons per nos dessús és atorgat e provehit e declarat. E prometem en nostra bona fe per nos e per los nostres successors haver per fermes e agradables e attendre, teñir e servar les coses damunt dites e contra aquelles no venir ni fer venir per officials e sotsmeses nostres ni altres per algún engan, causa, manera o rahó. En testimoni de les quals coses volem, atorgam e manam ésser feta la present carta nostra per lo notari, secretari e scrivá nostre davall scrit signada de nostra má e del segell nostre major enpendent sagellada. Datum en Valencia lo primer dia de febrer del any de la Nativitat de Nostre Senyor mil quatre-cents dihuit. Testimonis foren presents a totes les dites coses los honorables mossén Bernat de Vilarig, mossén Jofre de Vilarig, mossén Francesch Corts, cavallers, e en Jacme de Guimerá, savi den Dret, de casa del dit senyor duch e comte. (Al marge) Fon Murada en forma al dit en Guillem Serra. 173 APROXIMACIÓN AL SISTEMA IMPOSITIVO DE LA GENERALIDAD: EL TALL DEL DRAP EN EL ÁREA ALICANTINA (SIGLOS XIV Y XV) María Rosa Muñoz Pomer Universidad de Valencia 1. INTRODUCCIÓN La clasificación de los impuestos puede hacerse, al menos, desde dos puntos de vista: en base a la titularidad o al concepto. La viabilidad de la primera ha sido puesta en crisis por algunos autores que se inclinan por la segunda (1). La utilidad de esta última es, a nuestro juicio, indudable, pero requiere, en el confuso panorama de los impuestos medievales valencianos, una definición previa de los conceptos impositivos que permita la mencionada clasificación. Aquí intentamos, siguiendo un primer esquema presentado en la l-Assemblea d'História de la Ribera (1980) (2), compatibilizar ambas. Tres fueron los titulares que establecimos en aquella ocasión: el rey, el municipio y el General. A tenor de ella, y sin entrar en cuestionar la titularidad de los poseedores de señoríos, vamos a centrar nuestra atención en los impuestos dependientes del último: la Generalidad, escasamente explicitados en aquella ocasión. La fuente financiera principal de la Generalidad, surgida de las Cortes del trescientos (3), son los impuestos que clasificados conceptualmente se dividen en directos e indirectos. Ninguno de los dos admite una segunda subdivisión en ordinarios y extraordinarios. Los primeros, sin embargo, habría que situarlos entre estos últimos, y se conocen con el nombre fogatge; los segundos, designados por las cortes de 1362-63 generalidades, pueden situarse desde 1404 entre los ordinarios. 175 Estas, definidas por Camarena como «impuesto sobre la entrada y salida de mercancías en el Reino o sobre su compra y consumo en el interior» (4), abarcan distintos productos que son agrupados según el mismo autor en once capítulos. Aquí no podemos hacernos eco de todos ellos por lo que hemos centrado nuestra atención en uno de los más significativos por el volumen que alcanza en el total de ingresos, el tall del drap (5). Aunque el ámbito territorial de este impuesto abarque, tal como quedará explicitado en el análisis de sus elementos, todo el reino, nuestro estudio se dirigirá preferencialmente al área alicantina. 2. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL IMPUESTO Los fueros recogen en ocasiones legislación sobre impuestos, no es fácil, sin embargo, encontrar allí lasdisposicionesy normasdemuchosde ellos surgidos para adecuar la realidad financiera a los retos que plantea la sociedad circundante. Este es el caso de las generalidades, arbitradas por las Cortes para hacer frente a los múltiples problemas a los que se enfrentará la corona en los siglos XIV y XV. Su origen, pues, hay que buscarlo en los acuerdos de aquellos. La primera documentación, relativa a un impuesto general extraordinario acordado en Cortes que ha llegado hasta nosotros, procede de las celebradas en Valencia en 1329. Los elementos obligados en aquella ocasión nada tienen que ver con el tema que ahora nos ocupa (6). Las Cortes de Valencia de 1342-1343 introducen el gravamen sobre los tejidos, además de los productos cargados en las anteriores: cereales, harina, carne y vino. La documentación consultada no aporta otras referencias que posibiliten la comparación de los elementos de ambos impuestos para establecer su dependencia. Las Cortes de 1362-1363 crean una serie de impuestos para hacer frente al donativo prometido al rey. Estos son bautizados por la misma asamblea con el nombre bajo el que serán conocidos en el futuro: generalitats, e inciden en actividades como la fabricación, venta y exportación de ciertos tejidos. Su base imponible y liquidable se establece sobre el precio alcanzado por los mismos. El tipo de gravamen queda fijado en un sueldo por libra del total del precio. La conexión de este impuesto y el creado en 1404 es evidente, tal y como quedará demostrado en el análisis de sus elementos. Se puede hablar, sin duda, más de adaptación que de creación en este último caso. Dado el primer paso, las necesidades surgidas a raíz de la guerra de «los dos Pedros» actuaron como factor de cambio de las estructuras fiscales consolidando los impuestos dependientes del General. Las Cortes de Cullera-Valencia de 1364 y las de Sagunto de 1365 vuelven a contemplar este concepto impositivo, aunque no añaden nada a 176 lo ya establecido. Las de 1367 utilizan el t é r m i n o imposicions en lugar de generalitats; los tejidos, i n c o r p o r a d o s años antes, no dejan t a m p o c o de figurar aquí, aunque en este caso incide sobre la e x p o r t a c i ó n . Las Cortes de San Mateo-Valencia de 1369-1370 recuperan el término. Ahora se grava la venta de tejidos de lana, estambre, lino, cáñamo o estopa, para la c o n f e c c i ó n y la exportación de los mismos. Se acuerda en esta asamblea la exención de los tejidos d o n a d o s a los pobres o a la iglesia. El final de la mencionada contienda no supone d i s m i n u c i ó n en las necesidades de la hacienda real. La política mediterránea de Pedro IV se encargará de absorber las cantidades que, c o m o en otras ocasiones, deben procurar las Cortes. Reunidos en Valencia en 1371 con esa finalidad, p r o p o r c i o n a r f o n d o s , recurren nuevamente a las generalidades. La d o c u m e n t a c i ó n consultada no permite, en este caso, explicitar los elementos de las mismas, pero no es arriesgado suponer la vinculación a los acuerdos de reuniones anteriores, f o r m a que se adoptará en las celebradas con posterioridad: Cortes de 1373-1374. Las generales reunidas en M o n z ó n (1375-1376) con el fin de atajar las pretensiones del d u q u e de Anjou sobre Mallorca, Rosellón y Cerdeña, recurren nuevamente a ellas, al igual que se hará en las de 1382-1383 para recaudar el adelanto p r o m e t i d o al monarca. Los primeros contratos de arrendamiento, que hemos localizado en los protocolos notariales, pertenecen a 1384 e inciden sobre la exportación aunque el que dedica a la sal grava también el c o n s u m o . El resto se agrupa en tres capítulos: tejidos de oro, seda, camelote, lana y estambre para el c o m e r c i o ; lanas, añinos, tejidos de lana y estambre sin terminar e hilazas de ambos materiales; tintes, fibras vegetales, especias, cerámica y otros p r o d u c t o s . El del tall o tejidos vendidos para la c o n f e c c i ó n no ha sido hallado, aunque se menciona por exclusión en el de la exportación de tejidos: «En axí, que en lo dit capítol no son ne sien enteses... draps apparellats a obs de tayll c o m ja paguen en altres capítols». No nos es posible, por tanto, ofrecer sus elementos. 1390 es la fecha en que volvemos a encontrar contratos de arrendamientos de las generalidades. La a d o p c i ó n de las mismas responde a la decisión de los d i e c i o c h o miembros, encargados por el rey para resolver la oferta de las Cortes de 1388-1389, que recurren a los p r o c e d i m i e n t o s habituales: compartiment y generalitats. Aquí nos e n c o n t r a m o s ya con contratos similares a los de 1404. El hecho de que el o r g a n i s m o no d i s p o n g a todavía de la infraestructura administrativa adecuada dificulta la localización de la d o c u m e n t a c i ó n , d o n d e se recoge su actividad, encargada a distintos notarios: Los contratos localizados, relativos al Tall del drap, c o m p r e n d e n una zona más o menos amplia que abarca una o varias localidades. Todas 177 ellas situadas en territorio castellonense o valenciano. Su existencia para Alicante viene confirmada, sin embargo, por las épocas extendidas por los clavarios (7) donde se reconocen algunas cantidades cobradas por el arrendamiento del Tall del drap de Alicante, Cocentaina, Elche, Orihuela para 1391. El examen de sus lementos lo hemos efectuado a través de los conservados, ya que todos ellos establecen las mismas condiciones en relación al impuesto. Comparando éstas con las establecidas en 1404 se aprecian escasas diferencias: cambio de lugar de alguna cláusula, falta de otras (8) y mayor brevedad en algún caso (9). Sólo varía la tarifa del impuesto que en esta ocasión queda fijada en 6 dineros por libra de precio. 3. RECAUDACIÓN DEL IMPUESTO Los responsables de los impuestos, nominados por la misma asamblea, son los encargados de la gestión del mismo. ¿Cuál fue la fórmula adoptada para su recaudación? Nos inclinamos por el arrendamiento al mayor postor, método habitualmente empleado en la época por las haciendas real y municipal. El primer contrato localizado es, como ya expusimos, de 1384, el último de 1441. La localización de las generalidades se hace en subasta pública al mayor postor. La venta, en ocasiones, se sostiene o anima desde la misma institución a través de seguros y pujas (10). Los diputados, realizado el encante y mientras el notario extiende el documento público al comprador, envían misivas a los oficiales y responsables de cada lugar para que, entre tanto, se respete su derecho. Los contratos de arrendamientos proporcionan los elementos del impuesto, los individuos que se hacen responsables de su cobro y la cantidad que han ofrecido. Esta cifra es global y sólo de forma indirecta se puede relacionar con los ingresos. No permiten, pues, aproximarnos al comercio, fabricación y consumo. Sería posible a través de ellos, sin embargo, fijar el volumen de rentas que el Tall alicantino supone en el total que por este concepto recibe la Generalidad, pero tampoco ello es factible para todo el período 1391-1443. Sólo disponemos de los contratos de 1404, los anteriores se encuentran dispersos en los protocolos notariales, y a partir de 1405 el Tall sufre una reestructuración quedando dividido en tres bloques: el Tall de Valencia, el de Orihuela y el del reino. El arrendamiento global de este último a un solo postor impide el propósito anunciado, ya que los subarriendos realizados plantean el mismo problema: su localización (11). Nos limitamos pues a ofrecer los de 1404 con carácter meramente indicativo. 178 ARRENDAMIENTO DEL TALL DEL REINO EN 1404 (12) SU REPRESENTACIÓN GRÁFICA Quarter 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. Alcira, etc. Alpuente, etc. Ayora, etc. Burriana, etc. Cocentaina, etc. (13) Cullera, etc. Gandía, etc. (14) Játiva, etc. Liria, etc. Onda, etc. Onteniente, etc. (15) Orihuela, etc. (16) Sagunto, etc. San Mateo, etc. Segorbe, etc. Suma total Precio 5.200 s. 2.000 s. 450 s. 2.400 s. 3.300 s. 1.300 s. 7.000 s. 12.700 s. 1.650 s. 3.000 s. 1.500 s. 2.000 s. 3.300 s. 5.500 s. 8.200 s. 59.500 s. 179 Si atendemos a los datos expresados en el cuadro anterior la suma que aporta el territorio alicantino a la Generalidad por este concepto es inferior al 23'19% del total. Hay que tener en cuenta que hemos sumado los precios que alcanzan los quarters: 5, 7, 11 y 12 y algunos de ellos comprenden lugares ajenos al término provincial actual de Alicante. La que representa a su vez el tall, en el conjunto de las generalidades, queda claramente evidenciado en la representación gráfica elaborada a partir de los precios alcanzados en la venta de las mismas ese año. ARRENDAMIENTO DE LAS GENERALIDADES EN 1404 (17) SU REPRESENTACIÓN GRÁFICA Generalidades 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. Cuero y vellones Lanas Madera y vino Mercaderías Pieles y arroz Sal Tall de Orihuela Tall de Valencia Tall del reino Tinteós Suma total 180 Precio 20.050 s. 50.000 s. 18.020 s. 20.050 s. 12.000 s. 40.000 s. 2.000 s. 90.100 s. 57.500 s. 35.000 s. 344.720 s. Se observa que el tall dividido en tres capítulos: el de Orihuela, Valencia y el reino es el que más volumen de ingresos representa en relación al resto, aunque no alcanza a la mitad de entradas por este concepto. El de Valencia es, sin duda, el que produce mayores ingresos y representa el 2613% en relación al total de sueldos obtenidos por generalidades. La redacción de la documentación, tal y como puede observarse en las notas 14, 15 y 16 y las noticias de 1391 nos inclinan a pensar que los cuarteles o quarters fueron más reducidos. A partir de la documentación de 1404 hemos efectuado la siguiente subdivisión de los mismos (18). Ese territorio se fracciona a su vez en partes más pequeñas denominadas filióles, cuya extensión no ha sido posible determinar. QUARTER POBLACIONES QUE COMPRENDE Alcoy Alicante Cocentaina Denia Penáguila, Ibi, Castalia, Tibí, Jijona. Elche Gandía (19) Onteniente Orihuela Planes. Pego, Ondara, Valí de Laguart, Muría, Jávea, Castell de Castell, Tarbena, Confrides, Guadalest, Callosa, Calpe, Altea, Polop, Relleu, Finestrat, Benidorm y Villajoyosa. Petrel, Elda, Monóvar, Pinoso, Novelda, Aspe y Crevillente. Palma, Villalonga, Gallinera, Ebo y Alcalá. Albaida, Bocairente, Agres, Bañeres y Biar. Guardamar. El cuartel que abarca Orihuela y Guardamar es el único, al arrendarse independientemente del general del tall del reino, que nos ha legado el valor anual. El hecho de que lo arriende el consejo de Orihuela influye, sin duda, en el precio, el cual, si al principio oscila, 2.000 sueldos en 1404 y 1.300 en 1406, a partir de 1407 y hasta 1424 se mantiene constante en 2.500 sueldos. En 1425, como ocurrió en 1405, se arrienda con el total del reino. La venta conjunta del resto de quarters del reino en un sólo contrato a partir de 1405 facilita la gestión del impuesto, al eliminar arrendatarios. Los subarriendos aunque son comunicados por los diputados a las autoridades y habitantes oportunos, no dependen económicamente de la institución. 181 4. EL CONTRATO (20) El documento firmado entre los contratantes, los diputados y el arrendatario, consta de dos partes claramente diferenciadas. Una,-en la que constan las condciones particulares y generales del impuesto, dividida en varias cláusulas que se repite anualmente con ligeras variantes y que son las que se toman como base para la subasta. Otra, donde se estipula: la fecha de venta, procedimiento empleado para la misma, tiempo y precio alcanzado, así como su adjudicación. Figuran también los fiadores y los testigos que presenciaron el acto. Se recogen en ocasiones otro tipo de anotaciones como las cantidades prometidas a los licitadores de la subasta y la fecha en que ha sido clausurado el contrato. 4.1. Cláusulas comunes a otras generalidades Los contratos son anuales hasta 1439. Los firmados en 1441 tendrán una validez de tres años. El precio del mismo debe satisfacerlo el comprador en seis pagas iguales a abonar cada dos meses al clavario del brazo real encargado de la contabilidad de la Generalidad. Los compradores, cuyo número no podrá exceder a seis, deben ofrecer las oportunas fianzas antes de proceder al cobro del impuesto. Las cuestiones que surjan, entre los arrendatarios y los que deben pagar o los que han cometido fraude, quedan bajo la jurisdicción de los administradores, sus delegados o los jurados del lugar si faltan los primeros. El proceso se realizará de palabra y la sentencia no podrá ser recurrida ante ningún otro juez. Las dudas referentes a las cláusulas de este impuesto serán también resueltas verbalmente por los administradores de los mismos que son tres: uno por cada brazo que tienen representación en Cortes. El comprador del impuesto gozará de un plazo de seis meses, después de acabado el tiempo del arrendamiento, para cobrar todas las deudas por ese concepto, pasado ese término perderá todo derecho sobre aquellas. Los recaudadores, que cobren sobre lo que no deben a más cantidad de la establecida, serán sancionados con una multa de 60 sueldos y obligados a devolver el doble de lo obtenido. Las vicisitudes favorables o desfavorables en torno al cobro corren a cargo de los arrendantes, los diputados se retienen el derecho a aumentar o disminuir los artículos sometidos y el valor del impuesto. 4.2. Elementos del impuesto Estos han sido extraídos de los capítulos subastados en 1405. El amplio período de vigencia de este impuesto (siglo XV al XVIII) sin duda 182 introducirá variantes en algunos de sus elementos. Aquí sólo quedan reseñadas las alteraciones producidas hasta 1440-1443, fecha de los últimos contratos de arrendamiento que se conservan. 4.2.1. Actividades sujetas y exentas Actividades sujetas — La venta de tejidos de oro, seda, camelote, lana (21), estambre, lino, algodón, cáñamo, estopa, ginesta o de otra clase para confección (22). — La fabricación casera de los mismos para la venta. — La importación-exportación con el mismo fin. — Importación de túnicas, cotas, capirotes, calzas y otras piezas nuevas para vender (23). Actividades exentas — Las telas donadas a los pobres o a la Iglesia. — Los paños de lino o estopa hechos en casa para el consumo de sus moradores. — La transformación de piezas viejas hechas por los ropavejeros (24). — Los tejidos vendidos para uso del santo padre, cardenales, camarlengo y sus familiares (25). Ámbito temporal y territorial del impuesto Establecido con carácter extraordinario, los acontecimientos políticos favorecen su consolidación a partir de 1404 y hasta el siglo XVIII. El territorio se divide para su cobro en quarters y filióles. Los primeros, bautizados con el primer topónimo que se relaciona en los arrendamientos, suman en total 27 demarcaciones; seis de ellas abarcan la provincia de Alicante si exceptuamos Agres, Bañeres y Biar que se incluyen en el de Onteniente y Gallinera, Alcalá y Ebo que se incluyen en el de Gandía según se recoge en el apartado 3. 4.2.2. Sujeto Pasivo Contribuyentes — Los vendedores de tela. — Los que tejen en casa para la venta. 183 — Los importadores o exportadores de paños con el mismo fin, incluidos los ropavejeros. — Los importadores de ropa. Personas exentas — Los que fabrican para su propio consumo. Repercusión del impuesto Los contribuyentes hacen recaer el peso del impuesto en los consumidores. Incluso el rey queda sometido al mismo. 4.2.3. Base del impuesto Base imponible El impuesto se establece en base al precio que alcanzan las telas y ropas. Régimen para la determinación de la base La determinación corresponde a los compradores o recaudadores del impuesto que sellan el paño para evitar fraudes. 4.2.4. Deuda tributaria 7/pos de gravamen Todas las operaciones sometidas a este impuesto quedan gravadas por un sueldo por libra de precio (26). Sase liquidable Coincide con la imponible ya que la documentación no recoge ninguna deducción aplicable. Pago — El fabricante o vendedor de paños no puede venderlo hasta que no haya satisfecho el impuesto y la tela haya sido sellada. — Los que lo hacen en casa para la venta o los importan deben manifestarlo a los compradores y recaudadores del impuesto. 184 — Todos los que venden telas para confección quedan obligados a prestar juramento, sólo una vez y a requerimiento de los responsables del cobro de la imposición, de que han satisfecho las cantidades debidas por este concepto. — Las prendas de vestir confeccionadas, independientemente de donde se hicieran, en el quarter donde se venden. Sanciones — El vendedor que despache tejidos sin sello, perderá la tela cada vez que contravenga el impuesto. — Los sastres y tundidores que trabajen géneros sin sello quedan sometidos a 60 sueldos de sanción cada vez. El dueño del mismo debe abonar, además, la generalidad y si es ropavejero el doble. — Los que introducen telas o las hacen en casa para su venta y no las declaran, tal como quedó establecido, quedan sometidos a la pena de 20 sueldos y al pago duplicado de la generalidad. — Los vendedores y ropavejeros que hayan prestado juramento en falso sobre el debido pago del impuesto quedan obligados a pagar una sanción de 60 sueldos y a pagar el doble de lo que debían satisfacer por generalidad. — Todo ropavejero que compre telas debe manifestarlo al comprador o recaudador del impuesto y declarar bajo juramento cuál es el uso para el que lo adquirió: corte o como mercancía, en caso contrario será sancionado con seis libras. Esa misma sanción recaerá en los corredores a los que se les encomienden géneros para vender y no los declaren en el lugar donde se cobra el impuesto. — Para evitar los fraudes los administradores autorizan el registro en casa de los sastres y tundidores aunque con ciertas condiciones (28). El dinero recaudado por las sanciones se divide en tres partes: una para el General, otra para el manteniemiento de las fortificaciones del lugar donde se cometió el fraude, o el común de aquella, la tercera parte para el acusador. Las sanciones pueden ser rebajadas por los administradores de las generalidades, pero no anuladas. 5. DEFINICIÓN Y CLASIFICACIÓN Este impuesto, de origen extraordinario, se convierte de hecho en ordinario a partir de 1404 aunque el organismo no se consolida hasta 1418. Según el análisis de sus elementos se le puede calificar de indirecto, 185 ya que grava una actividad y su recaudación depende de aquella, independientemente del sujeto que la realiza. Los impuestos cuya titularidad corresponde a la Generalidad se dividen, tal c o m o expusimos, en extraordinarios y ordinarios. Los primeros, temporales, arbitrados para sufragar parte del donativo ofrecido por las Cortes se recaudan en base a los hogares o fochs. Los segundos, é n t r e l o s que se encuentra el tall, son más n u m e r o s o s y p r o p o r c i o n a n mayores ingresos. El análisis de la d o c u m e n t a c i ó n consultada para este trabajo nos permite avanzar aquí la clasificación de los impuestos dependientes de la Generalidad, aunque los elementos de t o d o s ellos, e x c l u i d o el del tall, todavía no hayan sido debidamente normalizados. Aplicamos el doble sistema anunciado en la i n t r o d u c c i ó n : la titularidad y el concepto. Las actividades gravadas son i m p o r t a c i ó n - e x p o r t a c i ó n c o n s u m o en el reino. La d o c u m e n t a c i ó n las agrupa por p r o d u c t o s . A l g u n o s de ellos cotizan por los dos conceptos. ficación responde, c o m o puede observarse, a la actividad, incluido los p r o d u c t o s que deben abonar este impuesto. y la venta por afinidades de Nuestra clasien ella se han IMPUESTOS DEPENDIENTES DE LA GENERALIDAD EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XV DIRECTOS (extraordinarios): fogatge. Su tipo o tarifa oscila de unas Cortes a otras. INDIRECTOS (ordinarios): Generalidades. Su tipo, generalmente sobre el precio, varía según los productos o la actividad. Exportación y tránsito Pieles de cualquier tipo sin curtir. Lanas en vellón o por esquilar, tejidos sin terminar de este material e hilazas de lana y estambre. Mercancías como: aceite, miel, higos, pasas, almendras, palmito y junco y artículos de ambos materiales, cera, lino y cáñamo sin tejer, alheña, azsor, sebo, pez, alquitrán, roldón, zumaque, tanino, sal de compás, quesería, manteca, tocino, manteca de cerdo, jabón, sosa, greda, plata viva, cobre y latón y objetos de estos materiales, acero, hierro, estaño, plomo y cerámica. Pieles curtidas o preparadas para peletería, esparto, plata en pan o materia y piezas antiguas de la misma. Tintes como: grana, rubia, pastel, gualda, orchilla, fustete, alumbre, agalla, tártaro, orchicana; además la ceniza y especias como: pimienta, jengibre, azafrán, comino, matalahúva, clavo, canela. Se incluye además el pescado salado: congrio, arenques, arencada, etc. Este capítulo los primeros años 1404-1405, grava también las armas nuevas: corazas, bacinetes, peces, espadas, cuchillos, lanzas y dardos. 186 Exportación-Importación Vino. Tejidos para confección. Sal. Exportación Madera. Arroz. Importación Prendas de vestir: túnicas, cotas, capirotes, calzas y otras piezas nuevas para vender. Consumo Tejidos para la confección. Sal. 6. CONCLUSIONES Según lo expuesto podemos concluir que el tall del reino, o el impuesto que recae sobre el corte de ciertos tejidos y sobre su importación y exportación, tiene su origen en las Cortes de 1362, donde surge con carácter extraordinario. Carácter que mantendrá con intermitencias hasta 1404. En esa fecha adquiere de hecho, que no de derecho, el rango de ordinario y se mantendrá con ligeras variantes durante toda la época foral. Se le puede incluir entre los impuestos ordinarios e indirectos de la institución. Su volumen de ingresos en sus tres capítulos: Valencia, Orihuela y el resto del reino es el más importante en el conjunto de los mismos. Su recaudación a través de arrendamiento supone la división del territorio en términos más pequeños, quarters y filióles, que faciliten la gestión de los encargados del cobro. Los contratos realizados entre los diputados, como máximos representantes de la Generalidad, y los compradores, nos permiten apuntar las cláusulas comunes que rigen las generalidades, así como los elementos del impuesto que nos ocupa. El trabajo, pues, presenta un doble interés: ser una primera aproximación al mundo fiscal de la Generalidad Valenciana medieval y un eslabón más, que, finalmente, permitirá la clarificación y clasificación del sistema tributario medieval valenciano. 187 NOTAS (1) PÉREZ BUSTAMANTE, Rogelio, Sociedad, economía, tiscalidad y gobierno en las Asturias de Santillana (s. XIII-XV), Santander, Estudio, 1979, pp. 189-192. (2) El esquema se encuentra en el artículo: «Alzira y la campaña de Pedro IV en Cerdeña (1354)», publicado en Ouaderns de Sueca III, 1982, p. 72, y realizado en colaboración con Mercedes GALLENT MARCO. (3) El estudio de los orígenes, composición, medios y atribuciones hasta su consolidación en 1418 es el objeto de nuestra tesis. MARTÍNEZ ALOY, José, La Diputación de la Generalidad del reino de Valencia, Valencia, 1930, es hasta la fecha el estudio conjunto más importante realizado sobre la misma. (4) CAMARENA MAHIQUES, José, «Función económica del 'General de regne de Valencia' en el siglo XV», en Anuario de Historia del Derecho Español, t. XXV (1955), pp. 529-542. (5) Este concepto, empleado por dos titulares al mismo tiempo: la Generalidad y los municipios, tiene elementos que los diversifican, como señala DÓNATE SEBASTIA, José M.*, «Sobre el General del tall deldrap, o 'delquarter'», en Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura, t. XLVII, 1971, p. 72. (6) Vid. mi artículo bases municipales de un impuesto general: «Las Cortes de Valencia de 1329», en Saitabi, XXXIII, 1983, pp. 85-95. (7) A.R.V., Protocolo núm, 2641, 2642. (8) La que establece la pena que corresponde al arrendador o recaudador que recauda generalidad de lo que no deba o más de lo señalado. (9) El riesgo o la fortuna que corra la generalidad queda a cargo del arrendador. Esta cláusula en 1404 sufrirá una puntualización. (10) El montante de las pujas, gratificaciones, precio de las generalidades'de 1404 a 1417 quedan recogidos en el capítulo IV, apartado II, de nuestra tesis dedicado a la organización financiera de la Generalidad. (11) Sólo han sido localizados algunos datos sobre este punto en A.R.V., Generalidad 4930 (bis). Pero no constan las cantidades ofrecidas por el mismo. (12) Se especifica en nota los lugares que componen los quarters alicantinos. Del resto sólo se da el primer topónimo, aunque plasmados en un mapa abarcan las provincias actuales de Castellón y Valencia. (13) A.R.V., Generalidad 596f. 55-55v°«vila, loch evallsde Cocentayna, Planes, Perpunxen e Margarita de totes lurs alqueries termes e pertinencies; e de les viles e lochs e valls de Alcoy, de Sixona, de Penaguila, de Castella ab safoya, de Tibi, de Ibi, de Seta e d'altres lochs d'aquella comarqua ab totes lurs alqueries termes e pertinencies; e de la vi la de Alacant, e del loch de Nonpot an tots altres lochs e alqueries de les termes deis dits vi la e loch. E mes avant deis lochs d'Elig, e de Crivillen, ede les vayllse loch d'Ecla, e de Novella, de Azp, deXinosa, de Monnovere de Petrer ab totes lurs alqueries termes e pertinencies. (14) ídem, f. 40-44 «Gandía, e deis lochs de Palma, de Vilalonga, de Foma, de Galinera, de Ebbo, de Alcalá, de Oliva, e de Rebollet ab totes lurs alqueries, lochs, termens, pertenecies; e de la vila e lochs e vaylls de Denia, de Xabea, de Ondara, del terme de Calp, de Pego, e de les vaylls de Exaló, d'Alaguar, de Muría, de Pop, de Tárbena, de Garig, de Callosa, de Relleu, de 188 Finestrat, de Benidorm, de Vilajoyosa, Godalest. de Confrides, de Castell, d'Alteae Bellaguarda ab totes lurs alqueries termes e pertenencies». En este caso se incluyen algunos lugares hoy pertenecientes a Valencia. (15) ídem, f. 24-29 «Ontinyen, e de tota la valí de Albayda qui no sia terme de Xátiva, e encara deis lochs de Bocayren, Biar, Banyeres y Agres ab totes lurs alqueries termes e pertinencies». Los hemos especificado porque comprende, como puede observarse, algunos lugares hoy pertenecientes a la provincia de Alicante. (16) ídem, f. 53-53 v° «Oriola e del loen de Guardamar». (17) Hemos abreviado el nombre de los capítulos. Se recogen completos en nota 29. (18) Dado que en las notas 13,14,15 y 16 se especifican todos los topónimos de 1404, aquí sólo recogemos los que actualmente son núcleos de población. (19) Sólo las poblaciones subrayadas pertenecen a la actual provincia de Alicante. (20) A.R.V. Generalidad 596 (bis), f. 44-47, que recoge copia del arrendamiento del tall del reino para 1405 nos proporciona todos los datos aportados en este apartado. (21) En 1439 los diputados ante las dudas suscitadas sobre este punto delcaran que todas las telas hechas con lana de cualquier clase quedan sometidas al impuesto. (22) A partir de 1406 se establece sobre los tejidos de: oro, seda, camelote, hosteda, lana, estambre, corrdellate y sarga. (23) Capítulo que se añade a partir de 1406. (24) Esa exención se añade en 1406. (25) Esa exención se añade en 1415. (26) En 1406 el tipo queda evaluado en 6 dineros y a partir de 1432 en 1 sueldo 9 dineros. (27) Puntualización introducida en 1439. (28) Las sanciones contenidas en este punto y el anterior se introdujeron en 1421. (29) La documentación las agrupa para su arrendamiento en diversos capítulos: 1 .°frefa de cuyram cruu e pelos de blanquería e de pelliceria cruus; 2° treta de les lañes squilades o per squilar e deis draps cruus e de les filases de lana e d'estam; 3.° frefa de la fusta nova per obrar e del vi e de la entrada del vi strany; 4." frefa de diverses robes e mercaderies; 5." freía de les pénese pells apparellades de pelliceria e del argentper obrar e obrat vell e del spart obrat eper obrar; 6.° la generalitat de la sal de tot lo regne de Valencia; 7.° Tayll deis draps de la vila de Oriola e del loch de Guardamar; 8.° del drap del tayll de la ciutat de Valencia e del terme antich de aquella; 9.° Tall deis draps de totes les ciutats, viles e lochs e alqueries de tot lo regne de Valencia exceptada la ciutat de Valencia e la vila de Oriola e loch de Guardamar; 10." treta de les tintes e de la speciarya e de les armes noves e del peix salat e de la cenra. Todos ellos se arriendan regularmente desde 1404. En 1432 se añade otro conocido bajo el nombre de la quinqualleria y en 1439 el de la Quema. (30) Este se suprime a partir de 1409. ABREVIATURAS A.C.A. = Archivo de la Corona de Aragón. A.C.V. = Archivo de la Catedral de Valencia. A.H.N. = Archivo Histórico Nacional. A.M.A. = Archivo Municipal de Alicante. A.M.E. = Archivo Municipal de Elche. A.P.L. = Archivo de Prehistoria Levantina. A.R.V. = Archivo del Reino de Valencia. C.H.I. = Cuadernos de Historia del Islam. CODOM = Colección de documentos para la historia de Murcia. CODOIN AGCA = Colección de documentos inéditos del Archivo General de la Corona de Aragón. N.A.H. = Noticiario Arqueológico Hispánico. R.A.H. = Real Academia de la Historia. 189 EVOLUCIÓN DEL SISTEMA DE ARRENDAMIENTO DE UN MONOPOLIO COMERCIAL: LAS CARNICERÍAS DE CRISTIANOS DE CÓRDOBA (SIGLOS XIII AL XV) Jesús Padilla González Universidad de Córdoba Si en la Baja Edad Media cordobesa hay un conflicto socioeconómico significativo es, sin duda alguna, el de las «carnicerías de cristianos»; no sólo por su duración—que llega a superar el siglo XV y prolongarse hasta bien entrada la Era Contemporánea—, sino por sus implicaciones sociales, económicas, jurídicas, políticas, religiosas, institucionales, urbanísticas, etc., que al concurrir en él le dotan de una enorme complejidad y de una personalidad propia; por lo que, en gran parte, su historia es la Historia de sectores vitales de la sociedad cordobesa (1). Mas si esta área de la vida urbana fue conflictiva, se debió, sustancialmente, al hecho de ser—en opinión del cabildo del concejo de la ciudad— una excepción de la norma: las carnicerías de cristianos cordobesas fueron monopolio del obispo y cabildo de la iglesia catedral—concedido en circunstancias un tanto ambiguas (2)—, cuando por derecho común deberían haber pertenecido al concejo de la ciudad (3). Este hecho fue la causa de que fuera dura y largamente contestado, tanto por los carniceros como por los propios capitulares del concejo (4). Dejando aparte los muy diversos tipos de consideraciones que sobre las carnicerías podríamos hacer, en este breve artículo nos vamos a centrar en el análisis de uno de los aspectos claves para la comprensión de los conflictos que en torno a ellas surgieron y, por consiguiente, de la dinámica socio-económica de la Baja Edad Media cordobesa. Nos estamos ref i riendo al sistema de arrendamiento de éstas y a su evolución a lo largo de los siglos XIII al XV. 191 Como muy bien pone de manifiesto María Concepción Quintanilla Raso, «en las ciudades hispanomusulmanas, las rentas del comercio urbano en buena medida se hallaban en manos del monarca, y esta situación se mantuvo durante los primeros momentos de la dominación cristiana. Pero muy pronto, en el mismo siglo XIII, la monarquía comenzó a enajenar estas rentas para cederlas como mercedes a los particulares» (5). Este será el caso que nos ocupa. Tras la conquista de Córdoba llevada a cabo por Fernando III en 1236, y el reparto subsiguiente del botín de guerra, el monarca retuvo para sí, entre otros bienes, la propiedad y, por tanto, las rentas de las dos carnicerías de la ciudad, las cuales se hallaban ubicadas: una, en la collación de Santa María, junto a la Alcaicería, cerca de la catedral; la otra, en la plaza de San Salvador, en la collación de San Andrés, ambas formando parte de dos de los núcleos comerciales más importantes de Córdoba. En este contexto, el primer sistema de arrendamiento establecido para arrendar las tablas de las carnicerías consistió en ponerlas en almoneda anualmente junto con el amojarifazgo, haciéndose con ellas, como es obvio, aquel que más ofrecía (6). Así se estuvo haciendo hasta que Alfonso X,en la segunda mitad de 1280, las otorgó a los carniceros de la ciudad a cambio del pago de un tributo anual de 3,5 mrs. alfonsíes (7) y con las mismas condiciones que las había concedido a los carniceros de Sevilla (8). Más aún, no había transcurrido un año cuando, el 25 de julio de 1281, el mismo monarca las volvió a conceder al obispo y cabildo de la iglesia catedral —reservando para la Corona el derecho de alcabala—, junto con el diezmo que poseía en las Ollerías y Tinajerías de la ciudad, así como las diez tiendas en las que se vendían las ollas —en definitiva, el monopolio de la comercialización de la carne y alfarería de Córdoba (9)—: Todo ello a cambio de unas tiendas propiedad de aquellos que, personalmente, el rey había ordenado derribar porque encontrándose adosadas a los muros de la iglesia de Santa María —es decir, a los muros de la gran mezquita catedral— degradaban considerablemente la majestuosidad y belleza del edificio (10). Noble gesto del refinado espíritu de un sabio rey, que acarrearía serios problemas para la ciudad. A partir de esta donación se abrirá un largo período de enfrentamientos entre la Iglesia y el gremio de los carniceros: el obispo y cabildo catedralicio se empeñaron en que las tablas de las carnicerías debían ser puestas anualmente en almoneda. Los carniceros, oponiéndose a dicha pretensión, defendieron el parecer de que la Iglesia sólo debía cobrar el tributo de los tres mrs. y medio que para sí se había reservado el monarca. La opinión del obispo y canónigos fue la que se impuso, a pesar de las protestas y denodados esfuerzos —no exentos muchas veces de violencia, coacciones y otros métodos heterodoxos tales como la huelga general, luchas callejeras, falsificaciones de documentos, etc.—, realizados 192 tanto por los carniceros como por el pueblo y el concejo de la ciudad, pues a causa del procedimiento de arrendamiento de las carnicerías mencionado, sus tablas se vieron sometidas a una vertiginosa alza de sus precios al pasar de 3,5 mrs. a 14; de 14 a 500; de 500 a 600 mrs., y, finalmente, de 600 a 1.000 en el breve espacio de tiempo de 30 años —entre 1281 y 1311—, a consecuencia de lo cual se produjo en la ciudad un gran encarecimiento de la carne, así como fuertes tensiones en su población (11). No obstante, el sistema de arrendamiento propugnado por los clérigos terminó estableciéndose de manera incuestionable en la sentencia definitiva que el 25 de febrero de 1311 Fernando IV libró a favor de la Iglesia y en contra de los carniceros, y en la que se anulaba el privilegio que a éstos le fuera otorgado con anterioridad que a la Iglesia por Alfonso x (12). Por una real provisión de Alfonso XI de 1331, en la que se pone de manifiesto la denuncia presentada por el deán y cabildo de la iglesia de Córdoba de que los carniceros se negaban a acudir a arrendar las tablas de las carnicerías e intentaban abrirlas a sus propias expensas, sabemos que a comienzos de la década de los treinta seguía vigente el sistema de arrendamiento tradicional (13). Mas esta modalidad no iba a durar mucho tiempo más, pues la coyuntura del siglo XIV no iba a ser muy propicia a partir de entonces; y no I o va a ser no por la presión ejercida sobre los detentadores de la exclusiva por los carniceros, ni tan siquiera por la del concejo que a partir de 1311 se agudizó, sino por la coacción de las catastróficas circunstancias demográficas y económico-sociales del siglo. Poseemos una muy deteriorada carta de arrendamiento —que estimamos fue realizada entre el 1336 y 134&—, por la que el obispo don Juan [Pérez], deán y cabildo arrendaron «por seis años» una tabla con su tienda, en la carnicería de San Salvadora Esteban Martínez por 310 mrs. anuales (14). Este documento es por nosotros considerado como el eslabón perdido en la evolución del sistema de arrendamiento imperante en el siglo XIII y primeras décadas del XIV y el que encontraremos a partirde la segunda mitad del siglo XIV, tan completamente diferente: el primero, el arrendamiento anual y en almoneda; el segundo, el procedimiento del alquiler «de por vida». Las motivaciones que impulsarían a los clérigos a operar este sustancial cambio pudieran ser debidas a un intento de conformar a los carniceros después de la revuelta que se produjo en 1331, que se menciona en la provisión de Alfonso XI, lo que dudamos. Más nos inclinamos a pensar que vino forzada por el hecho de que la década de los treinta y de los cuarenta fue un período de gran inestabilidad económica en la ciudad, con fuertes crisis en los años 1336,1342 y 1345, sin olvidar el gran trauma colectivo de 1349, la epidemia de la Peste Negra (15), lo que, sin duda alguna, obligaría al cabildo catedralicio a ser más flexible en sus exigen- 193 cías económicas, no sólo bajando el coste de los arrendamientos, sino haciéndolos más estables. Documentalmente, no será hasta 1354 cuando por primera vez encontramos el testimonio escrito del que constituirá el sistema de arrendamiento definitivo para toda la Baja Edad Media cordobesa, aunque esto no quiera decir que, con posterioridad, no sufra algunas modificaciones no sustanciales. El 31 de octubre del referido año, el cabildo extendió una carta de arrendamiento «de por vida» a favor de Pedro Fernández, la primera tabla a mano derecha de las Carnicerías de San Salvador, por 813 mrs. de renta anual, tabla que había quedado vacante por muerte de Juan Abril, «que la tuuo de por uida». Razón esta que claramente nos indica que el sistema de arrendamiento mencionado era anterior a 1354, aunque no podamos precisar con certeza desde cuándo (16). A partir de esta fecha este procedimiento será el usual. Si pensamos que el primer documento estuviese fechado en 1336, año primero del pontificado del obispo don Juan Pérez, y el segundo en 1354, tendríamos que la fecha de la implantación del nuevo sistema de arrendamiento en las carnicerías se debió producir en el espacio máximo comprendido en este intervalo de 18 años; mas debemos tener en cuenta que ya antes de 1354 se había realizado, al menos, un arrendamiento de por vida. Este hecho refleja, a nuestro entender, un cambio profundo y de gran trascendencia en la historia de las carnicerías, operado—cuestión esta que hay que tener en cuenta— en un período que, al menos documentalmente, no hubo ningún grave conflicto entre los carniceros y el cabildo que pudiera hacernos pensar que fue debido a dicha presión la que obligó a los canónigos a un cambio de actitud en este sentido. Lo que sí nos parece más que suficiente fue la enorme influencia que pudo ejercer—y observamos la coincidencia con el anterior cambio de procedimiento— la gravísima crisis de 1349: la aparición de la Peste Negra en Córdoba, que venía a culminar un largo período de ciclos cortos de inflexiones económicas (17). Los estragos de la epidemia, así como el deseo de los clérigos de atraer o retener a los carniceros en sus puestos, sí creemos que serían fuertes motivos para operar un cambio en este sentido, y las secuelas de la Peste, pensamos, una sólida razón para consagrar el nuevo procedimiento. Aunque, como hemos afirmado, este sistema fue el usual, no obstante, con posterioridad se introdujeron algunas modificaciones, tales como el arrendamiento «por dos vidas». Así, en 1396 el cabildo contrató a Bartolomé Sánchez y a su hijo Diego Sánchez, de 12 años, la quinta tabla de la carnicería de Santa María, según se entraba por la Alcaicería, y una casilla junto a ella por 60 mrs. de la moneda vieja «por dos vidas» (18). A nuestro parecer, esta tabla no debería ser muy buena dado el precio por la que se 194 contrata. Sin embargo, tenemos que decir que esta modalidad de arrendamiento se hicieron siempre cuando se trataba de padre e hijo. No nos debemos de extrañar que, a partir de la segunda mitad del siglo XIV, los carniceros perdieran la agresividad que habían mostrado en el siglo XIII; la causa de ello, damos por descontado, fue la estabilización de los precios de las tablas de las carnicerías que supuso la generalización del sistema de arrendamiento vitalicio. Los alquileres a «dos vidas» sería un procedí miento de asegurar la rentabilidad de algunas tablas que por su situación en las carnicerías, o por su estado, no serían económicamente apetecibles para los carniceros y, por consiguiente, el cabildo corría el riesgo de no poderlas arrendar. Sin embargo, nos ronda en el pensamiento una teoría que aún no hemos podido comprobar documentalmente por su dificultad, y que podría explicar este cambio de actitud del cabildo catedralicio: Se trataría de constatar un cambio de mentalidad económica operada en esta Institución en la segunda mitad del siglo XIV, que la haría más conservadora y menos agresiva, económicamente hablando; lo que le inclinaría a los arrendamientos a largo plazo y no a los sobresaltos de los arrendamientos anuales y en almoneda. Un segundo aspecto importante a tener en cuenta en el estudio del sistema de arrendamiento es el análisis del propio mecanismo de arrendamiento, cuestión ésta que vamos a abordar a continuación: La contratación de las tablas de carnicería tenía, al menos desde el siglo XIV, una doble fase —como era habitual en todo tipo de arrendamientos de bienes del cabildo—: la primera era el «remate», consistente en poner en almoneda la mencionada propiedad entre los propios eclesiásticos capitulares en varios cabildos sucesivos, generalmente tres. El importe de esta puja era destinado a la Mesa capitular; la segunda era el propio arrendamiento al carnicero, no ya en ni por el cabildo, sino por aquel clérigo que había ganado el remate, el cual, en nombre del deán y cabildo, ponía la propiedad en pública subasta. Era el llamado «recaudo». Procuraba, por supuesto, tener algún margen de beneficio (19). Con posterioridad, la costumbre modificó este procedimiento introduciendo una pequeña novedad: cuando una tabla —o cualquier otra propiedad del cabildo— quedaba vacante, el carnicero o los individuos interesados en hacerse con ella buscaban a un canónigo, que representando sus intereses actuaba como su procurador en los cabildos en los que se realizaban los remates. Por ello, cuando el clérigo se quedaba con la propiedad en arrendamiento se hacía innecesaria la realización del recaudo en pública almoneda, porque ya estaba de antemano concertada. En estos casos, el clérigo cobraría un cierto corretaje que nos es muy difícil de precisar al no recogerse en los documentos de arrendamiento (20). Las tablas y tiendas arrendadas podían ser transferidas, particular- 195 mente, cuando se trataban de pasar de padre a hijo (21). Para ello se precisaba tener el consentimiento del cabildo, lo que se conseguía a través de un capitular del mismo, probablemente por mediación del que hiciera el remate y recaudo de la referida tabla o tienda. Si se concedía la autorización, previa subida, o no, del p'recio del arrendamiento, el cabildo nombraba entre sus miembros una comisión que recibía la renuncia del carnicero saliente y hacía el recaudo al entrante (22). Sin embargo, este procedimiento fue prohibido por el propio cabildo el 2 de agosto de 1396, «dada la continua devaluación y depreciación de las propiedades del cabildo que se arriendan a legos por irse renunciando unos en otros el arrendamiento de las mismas, en adelante se prohibe tal costumbre para poderlas arrendar en más precio» (23). Un carnicero podía arrendar más de una tabla al mismo tiempo (24), fenómeno que condujo al proceso especulativo del subarriendo, detectado a principios del siglo XV y que deducimos de una de las cláusulas de un arrendamiento en la que se expresa concretamente la tajante prohibición de realizar tal operación sin contar con licencia previa del cabildo (25). Los pagos de los arrendamientos se hacían por tercios y al mayordomo del comunal, so pena de la pérdida de la tabla o tienda, la cual, sin previo juicio y sin necesidad de mandamiento de al caldeo juez, volvería al cabildo, que tomaría de los bienes de los carniceros o de los de sus fiadores el doble del importe de la renta establecida en el contrato si en el plazo de un año no pagaba. Las tablas se arrendaban «a fuero de almojarifazgo», con las mismas condiciones, penas, usos y costumbres con que el rey y sus contadores mayores arrendaban el almojarifazgo y demás rentas que el monarca tenía en la ciudad; testimonio esto del origen y procedencia del monopolio detentado por el obispo y cabildo, fruto de la enajenación de rentas reales. Los arrendatarios estaban obligados a conservar las tablas y tiendas en perfecto estado, corriendo a su cargo las reparaciones y mantenimiento de lo arrendado. Todos los años, los veedores del cabildo inspeccionaban las carnicerías. Si encontraban en mal estado algo, por mal uso o trato, daban al arrendatario un plazo fijo para que en dicho tiempo subsanasen los desperfectos observados, bajo amenaza de cancelación del arrendamiento, tomando en estos casos, el cabildo, de los bienes propios de aquél o de sus fiadores tanto cuanto importase la reparación. Por estas causas no se podía apelar a ningún tribunal ni juez, como se especifican en las cláusulas de las cartas de arrendamientos. Al concluir un contrato bien por finalización del plazo temporal por el que se había firmado, bien por renuncia voluntaria, por impago o por muerte de los arrendatarios, los bienes arrendados debían ser devueltos 196 al cabildo «adobados, bien reparados, en fiesta y a vista de maestros albannies y carpinteros», haciéndose de ello garante los propios bienes del arrendatario o los de sus fiadores (26). El rigor en el límite cronológico que nos hemos impuesto en este trabajo —la Baja Edad Media— nos impide seguir adelante en la consideración evolutiva del sistema de arrendamiento de las carnicerías de Córdoba. Sistema que sufrió sustanciales modificaciones a partir del siglo XVI, pero cuya consideración, en estos momentos, estaría fuera de tono y, además, supondría desbordar el marco de nuestras pretensiones. No obstante, creemos que con lo expuesto en este breve artículo hemos aportado algunos datos sustanciales para la comprensión del sistema económico imperante en la Córdoba de los siglos XIII al XV, pues muchos de los aspectos señalados podrían hacerse extensivos a otros sectores económicos—ollerías, tiendas de diverso género, hornos, mesones, etc.— del área de influencia del omnipresente poder económico detentado por el Cabildo de la catedral de Córdoba. 197 NOTAS (1) Sobre este tema hemos estudiado los siglos XIII, XIV y XV. Nos taita aún por investigar el XVI. Este trabajo lo hemos centrado en cinco puntos esenciales: El primero, una narración histórica de todos los acontecimientos acaecidos en torno a las Carnicerías; el segundo estudia el grupo social de los carniceros, sus condiciones económicas, profesionales, evolución, etc.; el tercero analiza la propia Institución, funcionamiento, ordenanzas, etc. En el cuarto investigamos aspectos económicos de la misma, y, finalmente, terminamos con las consideraciones toponímicas y urbanísticas de las carnicerías y las transformaciones que sufrieron a lo largo de los siglos que vemos. (2) Alfonso X concedió las carnicerías de cristianos de Córdoba al obispo y cabildo catedralicio el 25 de julio de 1281 (Archivo de la catedral de Córdoba—en adelante, ACC—, Cajón W, n. 1; NIETO CUMPLIDO, M., Corpus Mediaevale Cordubense, 1281, julio 25. Córdoba. Un amplio extracto de todos los documentos que citaremos en el presente artículo ha sido incluido en esta obra; deseamos agradecer desde estas páginas a don Manuel Nieto la amabilidad de habernos dejado consultar la parte inédita de este Corpus cuyos dos primeros tomos ya están en las librerías, Corpus Mediaevale Cordubense, I (1106-1255) (Córdoba, 1979) y // (1256, 1277) (Córdoba, 1980). En adelante citaremos CMC, utilizando la fecha como signatura). Poco menos de un año antes se las había otorgado a los carniceros de la ciudad (Biblioteca de la Catedral de Córdoba—en adelante, BCC—, Ms. 125, ff. 15 r.-16 v.). (3) Cfr. una real ejecutoria de 30 de junio de 1578, dada en la Real ChanciHería de Granada (ACC, Caj. W, n. 132). (4) Sobre el enfrentamiento entre los carniceros y el obispo y cabildo de la catedral de Córdoba, vid. PADILLA GONZÁLEZ, Jesús, El conflicto de las carnicerías de cristianos de Córdoba o el fracaso de una lucha antimonopolistica (1281-1311), enAxerquia, n° 1 (Córdoba, junio 1981), 121-155. La pugna entre el concejo y los dueños de las carnicerías es analizada por el mismo autor en Relaciones y pautas de comportamiento de las autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad de Córdoba ante un conflicto de intereses: el monopolio de la comercialización de la carne (1311-1457), en Axerquia, n° 4 (abril 1982), 143-182. (5) QUINTANILLA RASO, M.* Concepción, /Votas sobre el comercio urbano en Córdoba durante la Baja Edad Media, en Actas / Congreso de Historia de Andalucía. Andalucía Medieval, I (Córdoba, 1978), 417. (6) BCC, Ms. 125, ff. 15 r.-16 v. (7) Ibíd. (8) No hemos hallado ningún documento en el Archivo Municipal de Sevilla que confirme esta donación, ni nada en este sentido se menciona en las Ordenanzas de Sevilla (hemos consultado para este particular las Ordenanzas de Sevilla, editadas en Sevilla, 1975, por la Oficina Técnica de Arquitectura e Ingeniería, S. A., ed. facsímil de las Ordenanzas de Seuilla, impresas en esta ciudad en 1632, por Andrés Grande, ff. 139 r.-141 v.). 198 (9) Sobre la concesión del monopolio de la comercialización de la alfarería y los problemas derivados de ésta, vid. PADILLA GONZÁLEZ, Jesús, El conflicto de las ollerías de Córdoba (1281-1304). Notas para un estudio socioeconómico de la Baja Edad Media cordobesa, en Axerquia, n° 2 (junio 1981), 301-307. Sobre la ola de anticlericalismo que se desató como consecuencia de la monopolización del comercio de la carne y el barro, vid. NIETO CUMPLIDO, Manuel, La Libertad religiosa en Córdoba (Córdoba, 1968), 10-12. (10) ACC, Caj. W, n. 1. (11) Los carniceros y concejo de la ciudad culparon de esta espectacular subida al sistema de arrendamiento, pero no debemos olvidar que estamos hablando de una época en la que se produjo una notable devaluación de la moneda y un profundo proceso inflacionista (cfr., entre otros, GRASSOTTI, Hilda, Miscelánea de estudios sobre instituciones castellano-leonesas (Bilbao, 1978). De esta obra destacamos los artículos titulados «Para la historia del botin y de las parias: la baja del oro en Europa», 133-221, especialmente el capítulo III, titulado «Crisis Castellana y zigzagueos granadinos», 177 yss. Y en segundo lugar el artículo «Sobre la moneda de Castilla en la época de Don Rodrigo Ximénez de Rada», 422-431. También en VICENS VIVES, J., Historia de España y de América, II (tomo titulado Baja Edad Media) (Barcelona, 1961), 94-106. Al mismo tiempo que se producía esta inflación se dio un aumento desmesurado del número de los carniceros, pues en 1281 eran 16 y en 1311 eran 33, sin que se produjese un aumento paralelo del número de tablas de carnicerías (cfr. PADILLA GONZÁLEZ, J., El conflicto de las carnicerías..., 151 y s. (12) Ibid., 140 y ss.; BCC, Ms. 125, ff. 15 r.-16 v.; CMC, 1311, febrero 25, Burgos. (13) ACC, Caj. W, n. 10. Por estar muy deteriorada no se conserva más que el año de su expedición, noel mes, ni el día (CMC, 1331 (s.m.), (s.d.), (s.l.). Por otra segunda provisión real fechada el 20 de marzo del mismo año sabemos que algunos carniceros habían sido apresados, mientras otros se hallaban escondidos o habían huido de la ciudad temiendo las represalias de los oficiales del concejo porque se habían declarado en huelga y no habían abastecido convenientemente de carne a la ciudad (ACC, Caj. W, n. 11; CMC, 1331, marzo 20, Sevilla). (14) ACC, Caj. T, n. 151. Este documento tiene perdida su fecha y no da el apellido del obispo. Sin embargo, por su tipología y por hallarse en un contexto documental correspondiente al siglo XIV, estimamos que es de esta centuria. En el «Trescientos» existen dos obispos de nombre «Juan»: el primero, don Juan Pérez (1336-1346); el segundo, don Juan Fernández Pantoja (1379-1397) (vid. NIETO CUMPLIDO, M., La elección de obispos en Córdoba en la Baja Edad Media, en Andalucía Medieval: Nuevos estudios (Córdoba, 1979), 73-103; GÓMEZ BRAVO, Juan, Catálogo de los obispos de Córdoba (Córdoba, 1778); RUANO, Francisco, Episcopologio Cordubense, Biblioteca Colombina de Sevilla, ms. 83-6-29). Consideramos que el don Juan de nuestro arrendamiento es el primero, pues todos los documentos del Cajón T del Archivo de la catedral de Córdoba, lugar en el que se encuentra el arrendamiento que comentamos, están fechados en el pontificado del mencionado obispo y el más tardío no es de fecha posterior a 1450, por lo que el arrendamiento podemos datarlo entre 1336 y 1346. (15) Cfr. NIETO CUMPLIDO, Manuel, La crisis demográfica y social del siglo XIV en Córdoba, en Anales del Instituto Luis de Góngora, 3 (Córdoba, 1973), 31-32. (16) ACC, Caj. W, n. 15; CMC, 1354, octubre 31, Córdoba. (17) NIETO CUMPLIDO, Manuel, Op. c, 32. (18) ACC, Caj. I, n. 457-1, f. 5 v.; CMC, 1396, febrero 5, Córdoba. (19) Una acabada prueba de lo que decimos la tenemos documentada el 30 de enero de 1393 (ACC, Caj. I, n. 393, f. 35 v.; CMC, 1393, enero 30, Córdoba). En esta fecha el cabildo puso en almoneda el arrendamiento de una tabla de carnicería: en el primer cabildo el chantre ofreció 210 mrs. y Gonzalo Gil, compañero, 230; en el segundo, no se superó la puja; pero en el tercero, el compañero Juan Rodríguez ofreció 450 mrs. Siete días más tarde, la mencionada tabla fue arrendada a Yagüe Rodríguez por 500 mrs. (ACC, Caj. W, n. 16; CMC, 1393, febrero 6, Córdoba). Como podemos comprobar, hubo un margen de 50 mrs. de beneficio obtenido por el intermediario. (20) Es muy frecuente observar el hecho de que la cantidad pujada en el remate es la misma que la del recaudo, lo que nos hace pensar que no siempre había beneficio para el clérigo intermediario que realizaba la gestión. Probablemente existiría otro sistema de compensar los buenos oficios de éste no constatable en la documentación. Un modelo de ello nos lo ofrece el siguiente testimonio: el 16 de diciembre de 1392 el cabildo puso en almoneda una casilla de 199 carnicería que vacó por muerte de la madre de Diego Rodríguez, carnicero, la cual se remató en Alfonso Ferrández, compañero, «para un lego», por 200 mrs. de renta anual (ACC, Caj. I, leg. IV, n. 395, f. 31 v.; CMC, 1392, diciembre, 16, Córdoba). El 15 de enero de 1393 hicieron recaudo de ella Ferrant Martínez y su esposa Estefanía Alfonso, por la misma cantidad (ACC, Caj. I, leg. IV, n. 395, f. 33 v.; CMC, 1393, enero 15, Córdoba). (21) Se dio con frecuencia. Una muestra de ello lo tenemos el 3 de enero de 1392, fecha en la que el cabildo concedió ai maestrescuela la autorización para que Juan Muñoz el Viejo pudiese renunciar a su tabla en favor de su hijo Alfón Muñoz, ordenando, asimismo, que al siguiente viernes el canónigo Pero Ruiz y el compañero Ruy Pérez tomase recaudo de ésta (ACC, Caj. I, leg. IV, n. 395, f. 2 r.; CMC, 1392, enero 3, Córdoba). (22) Con fecha de 11 de marzo de 1392 encontramos un ejemplo similar al indicado en la nota anterior, pero en él se ofrecen dos particularidades: la primera es que u na vez aceptada la renuncia se nombra una comisión para ira recibirla personalmente y por escrito del carnicero saliente; la segunda es el aumento de la renta en 200 mrs. (ACC, Caj. I, leg. IV, n. 395, f. 10 r.; CMC, 1392, marzo 11, Córdoba), quedando el nuevo arrendamiento en 1.400 mrs. de renta anual (ACC, Caj. W, n. 14; CMC, ibíd.). (23) BCC, Ms. 166, f. 63 rv.; CMC, 1396, agosto 2, Córdoba. (24) Así tenemos el caso de Pedro Fernández, que tenía arrendada la primera tabla a mano derecha de la carnicería de San Salvador desde 1354 (ACC, Caj. W, n. 15; CMC, 1354, octubre 31, Córdoba), y en 1364 arrendó la segunda de la izquierda de la misma carnicería (ACC, Caj. W, n. 18; CMC, 1364, diciembre 20, Córdoba). Otro caso similar se dio en 1476, fecha en la que Gonzalo García arrendó de por vida tres tablas en la carnicería de Santa María (ACC, Caj. W, n. 70; CMC, 1476, octubre 2, Córdoba). (26) ACC, Caj. W, n. 32; CMC, 1438, junio 23, Córdoba. (26) ACC, Caj. W, n. 17; CMC, 1400, septiembre 22, Córdoba. Citamos este documento por pruritos de concreción, pero son cláusulas que se repiten mecánicamente en todos los contratos de arrendamientos. Sobre los documentos de las Carnicerías de Córdoba, vid. PADILLA GONZÁLEZ, Jesús, Catálogo de los documentos del cajón W del Archivo de la Catedral de Córdoba, original mecanografiado en ACC. 200 TABARA: UN LARGO Y COMPLEJO PROCESO DE FORMACIÓN SEÑORIAL EN TIERRAS DE ZAMORA Alfonso Franco Silva Universidad de Córdoba Isabel Beceiro Universidad de Valladolid 1. INTRODUCCIÓN El linaje de los Mendoza y la organización de sus extensos territorios en Castilla constituye uno de los objetos fundamentales de nuestra investigación en los últimos años (1). Entre los diferentes señoríos que, a través de enlaces matrimoniales, se incorporaron al ducado del Infantado se hallan algunos pequeños estados territoriales que pasaron al tronco central de los Mendoza como herencia de la casa de Pastrana. Uno de ellos, el marquesado de Tábara, constituye el objeto de estas páginas. A pesar de que el título de marqués de Tábara les fue concedido en el siglo XVI a una rama menor de dos grandes linajes, los orígenes del señorío propiamente dicho arrancan de muy atrás, concretamente del siglo XV. El proceso de formación del marquesado de Tábara resultó ser ciertamente complicado, y no se verá consolidado hasta los comienzos del siglo XVI. A mediados del siglo XV, dos grandes linajes castellanos, los Pimentel, condes de Benavente, y los Enríquez, almirantes de Castilla, formaron dos mayorazgos para dos segundones de sus respectivas familias. A pesar de los intentos de los titulares de estos dos grandes linajes para recuperar posteriormente los territorios desgajados de sus dominios (2), la casa de Tábara alcanza una situación estable a mediados del XVI y conseguirá pervivir durante los siglos XVII y XVIII. El objetivo principal de este trabajo consiste en mostrar la incorporación de las villas y lugares, que luego formarán el marquesado, a los grandes señoríos, la formación y unificación de los tres mayorazgos y la consolidación definitiva del marquesado de Tábara. 201 2. EL MAYORAZGO DE DON PEDRO PIMENTEL Esencialmente arranca del reparto territorial dispuesto en el testamento de don Alfonso Pimentel, tercer conde de Benavente, en 1455 (3). En este testamento divide entre sus hijos varones sus posesiones, amputando una serie de ellas del mayorazgo que había fundado su padre. Sin embargo, fue parcialmente modificado en una época que se puede suponer inmediatamente anterior a la muerte del conde, el 21 de febrero de 1461. Este segundo testamento no se ha conservado, pero se puede reconstruir parcialmente por referencias contenidas en documentos posteriores. La parte de su hijo don Pedro se configura esencialmente con los lugares de Pobladura del Valle, Comonte, la villa de Gondoncillo con su aldea de Retuerta, la de Alija y sus lugares de La Nora y El Burgo, el portazgo de la aldea de Puente de Vizana, anejo al término de Alija, y 60.000 maravedís de juro en Astorga (4), aunque en realidad, Alija y su término pertenecían propiamente a la condesa. Este señorío se amplía con el mayorazgo fundado para don Pedro por la condesa viuda doña María de Quiñones. En él se ratifica el legado de don Alfonso y se añaden algunas localidades nuevas. Está contenido en su testamento del 20 de febrero de 1477 y comprende Gordoncillo y Alija, con sus respectivos términos, Pobladura del Valle, Comonte, y además Puente de Vizana y Ginestacio (5). Todo ello estaba situado en las actuales provincias de Zamora y León y procedía de los condados de Luna y Benavente. Ginestacio constituía la dote destinada a doña María por su padre, el conde de Luna (6). Alija y sus aldeas habían sido donados por Juan II a la citada condesa de Benavente en 1446, en señal de la reconciliación entre el rey y la nobleza a raíz de la batalla de Olmedo (7). Por último, varias villas y lugares habían sido compradas por el antecesor de don Alfonso Pimentel. Vamos a tratar de seguir el destino de cada una de estas localidades hasta el momento en que se integran en el mayorazgo de don Pedro. 2.1. Puente de Vizana o de Bazán En 1469, doña María de Quiñones compró a Luis Ponce, hijo de Alvar Ponce, la cuarta parte que le pertenecía en Puente de Vizana (8). Luis Ponce, en un documento posterior, ratificó la venta y se comprometió a no hacer ningún tipo de reclamaciones a los herederos de doña María. A principios del siglo XVI los Benavente traspasan el lugar a la Casa de Tábara a cambio de Gordoncillo, sin que podamos conocer con claridad cómo lo adquirieron previamente (9). 2.2. Ginestacio El lugar de Ginestacio, próximo a la villa de Quintana del Marco, pertenecía a los dominios del linaje Quiñones, hasta que el 24 de noviem- 202 bre de 1440 Diego Fernández de Quiñones, Merino Mayor de Asturias, se la cedió como dote a su hija María de Quiñones (10). Ginestacio se valoró en ese año en 210.000 maravedís y formaría parte del total de 1.100.000 maravedís, que recibió el conde de Benavente al casar con doña María. Dos años más tarde, el 3 de febrero de 1442, los condes de Luna, Diego Fernández de Quiñones y María de Toledo, confirmaban en su testamento, otorgando en León, la posesión de Ginestacio a su hija la condesa de Benavente (11). 2.3. Gordoncillo Esta villa pertenecía al linaje de los Prado, descendientes de Martín Díaz de Prado a quien don Alfonso Vil había concedido la iglesia de Velerda, en el territorio de Caso, junto al asturiano río Nalón (12). Unos años antes, en Toledo, el 18 de septiembre de 1142, Alfonso Vil y su mujer doña Berenguela habían donado a Martín Díaz la villa de Albires y su valle, en el reino de León, junto a Mayorga. En 1392 un descendiente suyo, también llamado Martín Díaz, casa con Inés Alvarez, hija del señor de la villa leonesa de Valderas, Alvar Pérez Osorio. Doña Inés recibe entonces como dote Gordoncillo y su aldea de Retuerta, que Alvar Pérez desgaja del alfoz de Valderas (13). El 26 de mayo de 1434, su hijo Rodrigo de Prado vende al segundo conde de Benavente, y antecesor de don Alfonso Pimentel, estas dos localidades. El motivo de la venta es la obligación de entregar mil florines como arras para su boda con María de Vega (14). A cambio de Gordoncillo y Retuerta, obtiene 20.000 maravedís de juro de heredad en ciertas rentas de la ciudad de Zamora y 3.000 florines de oro, que ascendieron en total a unos 180.000 maravedís (15). Después de su incorporación al mayorazgo de don Pedro Pimentel, los condes intentan reiteradamente efectuar un trueque con don Pedro para recuperar estas posesiones. El primero de estos intentos se produce en 1484: es un concierto entre el cuarto conde de Benavente y su hermano por el cual el primero dará a don Pedro la merindad de Valladolid, en el caso de que le sea concedida por los Reyes Católicos en juro de heredad, y recibirá a cambio Gordoncillo y su aldea (16). Evidentemente, este acuerdo no se llevó a la práctica, pues durante todo el siglo XV Gondoncillo y Retuerta continuaron en manos de don Pedro, pero a principios del XVI vuelven al condado de Benavente, cuyo titular entrega Puente de Bayzan y 350.000 maravedís (17). No se sabe en qué año se efectuó este trueque, pero tuvo que ser en 1500, porque al año siguiente ya figuran las rentas de Gordoncillo adscritas al condado (18). 2.4. Robladura del Valle Este lugar formaba parte de los dominios de Men Rodríguez de Benavides, señor de Santisteban del Puerto en el reino de Jaén, en que lo 203 vendió al segundo conde de Benavente junto con el lugar de Cebrones del Río (19). Don Rodrigo Alfonso Pimentel firmó el contrato de compraventa el 22 de mayo de ese año y entregó a Benavides 5.280 maravedís de juro de heredad, que serían situados en las alcabalas de las carnes vivas y muertas de Baeza, Ubeda y Santisteban del Puerto (20). Men Rodríguez de Benavides lo ratificó en Ibros, lugar de Baeza, el 23 de julio de 1430. 2.5. Alija En 1369 Enrique II de Trastamara concedió esta villa a su vasallo Juan Rodríguez de Neira(21). Un año más tarde, el 26 de marzo de 1370, el monarca comunicaba a su canciller mayor que había hecho donación de Alija a Rodríguez de Neira, así como también de todos los bienes que poseía Pedro García de Castro en San Millán, cerca de Valencia de Campos. Juan I confirmó ambos privilegios en Burgos el 30 de agosto de 1379, reservándose para la Corona las rentas reales de la villa. Unos años después, el 5 de junio de 1385, el monarca volvió a confirmar la donación a Juan Rodríguez de Neira, y más tarde, el 20 de febrero de 1392, Enrique III confirmaba a su vez la merced de Alija a Gómez Yáñez de Neira, hijo del anterior (22). A Gómez Yáñez le sucedió como señor de Alija su hijo Pedro de Meira que murió sin sucesión, retornando la villa a la Corona. El 23 de abril de 1446 Juan II donaba Alija y sus lugares a la condesa de Benavente. Esta concesión se enmarca en la política del monarca en aquellos momentos de atraerse a los Pimentel y separarlos del resto de la coalición nobiliar y partidaria de los infantes de Aragón (23). Unos años más tarde, en 1477, doña María de Quiñones cedía Alija a su hijo Pedro Pimentel, tras la renuncia a la posesión de la villa por parte del primogénito, Rodrigo Alfonso Pimentel. 2.6. Comonte Hasta 1434 pertenecía a Juan de Ñera o Neira, probablemente hermano del que fue señor de Alija, Pedro de Neira. En esta fecha vende el lugar al segundo conde de Benavente, por 150.000 maravedís. El motivo de la venta son las deudas de Juan de Neira con Gutierre Ponce, regidor y representante del concejo de Benavente. En 1433, y por el mismo motivo, había salido a pública subasta su localidad de Manganeses, después de haberlo empeñado dos años antes. Pero esta vez fue el concejo de Benavente quien realizó esta adquisición (24). 3. EL MAYORAZGO DEL LINAJE ALMANSA El linaje Almansa aparece en la escena política del reino de Castilla en la época de los Trastámaras. Efectivamente, el 8 de septiembre de 1371 204 Enrique II premiaba los servicios de su vasallo Gómez Pérez de Valderrábano con la donación de una serie de lugares: Alcañices, Tábara, Mombuey y Ayóo (hoy Ayóo de Vidríales) (25). Las villas y lugares mencionados pertenecían a la tierra de Zamora. Gómez Pérez no era, sin embargo, un advenedizo, pues los informes del Archivo de Osuna le hacen descender de don Arias Díaz de las Asturias, primer señor de Valderrábano, y de su esposa Aldonza González Froilaz, señora de Alcañices (26). La donación que le hace Enrique II a Gómez Pérez fue confirmada por Juan I en Burgos el 12 de agosto de 1379. El monarca menciona en su carta de confirmación los principales motivos de esta merced: los numerosos servicios que Gómez Pérez había prestado a su padre y a él mismo (27). Juan I se reservaba para la Corona las alcabalas, pedidos, moneda forera y minas de oro y plata de esas villas, con la expresa obligación de que Gómez Pérez le diese posada cuando las visitase acompañado de su esposa y de su madre. Unos años más tarde Enrique III, en un documento fechado en Madrid el 15 de diciembre de 1393, confirmaba la donación de esas villas a Luis y Ramiro de Almansa, hijos y herederos de Gómez Pérez y de su esposa Juana Gómez de Cifuentes (28). No volvemos a tener noticias de este linaje hasta el año 1460, en que era señor de estas villas don Diego de Almansa, biznieto de Gómez Pérez. El 18 de enero de 1465 don Diego, ante la falta de hijos varones, formó dos mayorazgos para sus hijas Francisca y Constanza, casadas respectivamente con don Pedro Pimentel y con Juan Enríquez, señor de Belber y Sobreros y primer conde de Alba de Aliste (29). La hija primogénita, Francisca de Almansa, recibiría las villas de Almansa, Alcañices y Tábara. A doña Constanza le correspondió el lugar de Villabel de Ayóo, las casas de Zamora, la heredad y rentas de la localidad de Moreruela y 5.000 maravedís de juro sobre las alcabalas de los lugares de la Mediana. Doña Francisca de Almansa, esposa de Pedro Pimentel, falleció pronto, dejando como heredero a su hijo único llamado Pedro, que poco después moría también, siendo aún menor de edad (30). La herencia de los Almansa pasaba, pues, a la única heredera viva, doña Constanza, mujer del conde de Alba de Aliste. Sin embargo, don Pedro Pimentel abrigaba planes para recuperar en su favor el patrimonio de su esposa e hijo. Para conseguir su objetivo, Pimentel manifestó que las villas de Tábara, Almansa y Alcañices le pertenecían como único heredero vivo de su hijo Pedro. Poco después y para neutralizar las pretensiones del conde de Alba de Aliste, solicitaba en matrimonio a la hija de este último, doña Inés Enríquez de Almansa. Finalmente, se dirigía a los Reyes Católicos invocando los numerosos servicios que sus antepasados habían prestado a la Corona. Los monarcas, para no enemistarse con un linaje tan poderoso como el de los Pimentel, le despacharon un privilegio el 28 de enero de 1487 por el que le concedían las villas de Almansa y Tábara y le daban licencia para formar un mayorazgo (31). Sin embargo, pronto surgieron problemas. El 21 de agosto de 1489, don Francisco Enríquez de Almansa, hijo del conde de Alba de Aliste, presentó 205 en la Cnancillería de Valladolid una demanda contra Pedro Pimentel. Don Francisco exigía la devolución del patrimonio de su tía Francisca de Almansa. La Cnancillería, adoptando una solución salomónica, procedió a dividir las villas entre los dos herederos: don Francisco recibía Almansa y Alcañices y don Pedro Pimentel la villa de Tábara (32). El resultado del pleito no satisfizo las ambiciones de don Pedro Pimentel, pues juzgaba que le era claramente desfavorable. En consecuencia, elevó una súplica a Fernando el Católico. La sentencia del monarca, pronunciada en Valladolid el 12 de marzo de 1510, no hacía sino confirmar la de la Chancillería y el patrimonio quedó, por tanto, dividido (33). Por otra parte, Almansa fue objeto de nuevos acuerdos entre don Pedro Pimentel y el conde de Benavente. El 30 de noviembre de 1470 don Pedro se compromete a entregar Almansa y, a cambio, su hermano don Rodrigo le dará villas, rentas y vasallos por el mismo valor (34). Y, provisionalmente, el condedaentenenciaadon Pedro lavillade Viilafáfila, que no pertenecía a su señorío sino a la Orden de Santiago, pero que tenía en arriendo del comendador de Castrotorafe. El acuerdo funcionó en un principio y más o menos parcialmente. Así, en 1493 el conde disfruta de las alcabalas de Almansa al igual que de las de sus propios dominios y pasa a su hermano las rentas procedentes del arriendo de la villa (35). En cambio, en 1499 parece haberse abandonado esta transacción, quizás porque se ha anulado también el arrendamiento de Viilafáfila (36). En cuanto al mayorazgo de los bienes de don Pedro, fue fundado por este señor y su esposa Inés Enríquez el 9 de agosto de 1497. El heredero sería su hijo don Bernardino Pimentel. Los bienes que se enumeran en este mayorazgo son los siguientes (37): — La villa de Almansa con su fortaleza, que poco después les sería arrebatada por el conde de Alba de Aliste. — La villa de Tábara con sus lugares y la tierra de Orcellón y las aceñas de Misleo y Quintos. — La villa de Alija con sus lugares de La Nora y El Burgo, las posesiones en Puente de Vizana, Ginestacio y Comonte. — La villa de Gondoncillo y su tierra. Muy pronto sería cambiada por el resto de Puente de Vizana. — Los vasallos que tenían en Pobladura del Valle. — 60.000 maravedís de juro en Astorga y la dehesa y término de Carpurias y Ribaroya. 4. EL MAYORAZGO DEL LINAJE ENRÍQUEZ En 1473, el almirante don Fadrique Enríquez, con licencia otorgada por Juan II el 20 de octubre de 1440, procedía a formar cuatro mayorazgos para sus hijos (38). El primogénito, Alonso Enríquez, heredaría el título de Almirante de Castilla y las villas más importantes del linaje: Medina de 206 Rioseco, Torrelobatón, Villabrágima y otras. Su hijo segundo, don Pedro Enríquez, Adelantado de Andalucía, casado con la heredera del linaje andaluz de los Ribera, recibía la villa de Tarifa. El tercer hijo, Enrique Enríquez, heredaba las villas de Villada y Villavicencio. Finalmente, el cuarto hijo, Francisco, recibía la villa de Vega de Río Ponce, que años más tarde volvería al tronco principal del linaje porque este último hijo no tuvo descendencia. De esta herencia sólo nos interesa considerar aquí la que correspondió al tercer hijo, don Enrique Enríquez, señor de Villada y Vallavicencio. Casado más tarde con doña María de Luna, don Enrique no tuvo de ella hijos varones, y como su padre había prohibido en las cláusulas del mayorazgo que éste pudiera transmitirse a las hembras, ambas villas, por tanto, debían retornar á su muerte al linaje primogénito. Don Enrique, para evitar la desaparición de su linaje, se vio obligado a recurrir a sus sobrinos los Reyes Católicos (39). Los monarcas, para complacerle, anularon la cláusula testamentaria de su padre, una vez que el Almirante Alonso Enríquez, en presencia de Isabel y Fernando, y bajo la fórmula feudal del juramento, dio su aprobación a que el mayorazgo de su hermano fuese heredado por una de sus hijas (40). Las relaciones familiares de los Enríquez con Fernando el Católico dieron sus frutos. Los Reyes procedieron a dar facultad y licencia en 1493 y 1495 a don Enrique Enríquez para que formase su propio mayorazgo. Una vez conseguidos sus propósitos, don Enrique y su esposa fundaron un mayorazgo en Medina del Campo, el 10 de abril de 1504 (41). Su hija Teresa, esposa de Enrique Enríquez de Guzmán, heredaría las villas de Villada, Villavicencio de los Caballeros, el lugar de San Juan de Grajera con Hermita—que después se despobló—, el término de Villamuza y las villas de Riaño, Salió y La Puerta. Según las disposiciones de sus padres, doña Teresa no podía enajenar estas villas ni tampoco imponer tributo alguno sobre ellas. Don Enrique organizaba además la sucesión del mayorazgo de la siguiente manera: si faltaban los hijos varones de doña Teresa heredaría el patrimonio su segunda hija, Elvira Enríquez, casada con el marqués de Priego, a quien le sucedería su hijo segundo. Si Elvira fallecía sin descendencia, el mayorazgo pasaría a su tercera hija, Francisca, esposa del marqués de Denia. Si ésta moría también sin sucesión, los bienes serían heredados por su cuarta hija, María, casada con el duque de Gandía. Finalmente, don Enrique establecía que quien heredase el mayorazgo por él constituido, llevaría el apellido y armas del linaje Enríquez (42). Tres meses más tarde, el 20 de julio de 1504, los Reyes Católicos confirmaron el mayorazgo en Medina del Campo. Unos años más tarde, tras la muerte de don Enrique Enríquez, heredó el mayorazgo su hija Teresa, que había contraído matrimonio con Enrique Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Aliste (43). De esta manera, el patrimonio del linaje Enríquez pasó a formar parte de los dominios del condado de Alba de Aliste cuando el hijo primogénito de este matrimonio, Diego Enríquez de Guzmán, heredó los señoríos de sus padres. A media- 207 dos del siglo XVI contrae matrimonio Teresa, segunda hija de don Diego Enríquez, con don Pedro Pimentel, segundo marqués deTábara. Con este enlace, los tres mayorazgos—Pimentel, Almansa y Enríquez— pasaban a formar el patrimonio de un único linaje, el de los marqueses de Tábara (44). El señorío que aportaban los Enríquez al marquesado de Tábara, estaba formado por cuatro villas y dos lugares. Las villas eran Vlllada, Villavicencio de los Caballeros, Riaño y Salió y los lugares se denominaban La Puerta y el despoblado de Villamuza. No disponemos de información alguna sobre Riaño, Salió, el término de Villamuza y La Puerta y, por tanto, solamente nos detendremos a considerar la historia de Villada y Villavicencio hasta el momento en que se integraron en los dominios del almirante de Castilla. 4.1. Villada Villada era un lugar de behetría que formaba parte en el siglo XIV de la menndad de Carrión. En el Becerro de las Behetrías, de 1352, se describe la villa como una localidad en la que se ha introducido el señorío compartido de varias personas e instituciones. Se trata del monasterio de Sahagún y, por otra parte, de varios señores laicos: Gonzalo Núñez, Ñuño Núñez de Aza, los hijos de Fernando Alvarez de Aza, y Juana Núñez, Urraca Alvarez, Elvira Alvarez, Juana Núñez, Mayor Alvarez, Fernán Alvarez y Juan Núñez de Aza (45). El Becerro enumera las rentas que el rey y los señores de la villa percibían en Villada: los vasallos pagaban al rey servicios y monedas; los solariegos no pagaban la fonsadera, excepto los vasallos pertenecientes al abad de Sahagún. Estos últimos sí lo hacían, pero no pechaban con el yantar ni con la martiniega. Los demás pagaban cada uno tres maravedís en concepto de martiniega por la casa en que vivían. Se hallaban, además, obligados a hacer una serna cada mes y a dar el «cuarto» de la cántara de vino. Por su parte, los vasallos de Sahagún entregaban al abad nueve dineros por la casa en que habitaban, además de realizar una serna obligatoria cada mes. El 15 de agosto de 1373, Gonzalo Núñez de Guzmán, maestre de la orden de Calatrava, e hijo de Ramiro Froilaz de Guzmán, señor de Bel ver, y de doña María González de Aza, señora de una parte de Villada, concedía a su primo Pero Núñez de Guzmán, los lugares de Alcozar y Villamizar y parte de Villada (46). Gonzalo Núñez de Guzmán había heredado los dos primeros lugares de su abuelo Ramiro Núñez de Guzmán, y se los dejaba a su primo porque su abuelo había prohibido en su testamento que sus bienes pasasen a una mujer o a una institución religiosa (47). Por último, el donante prevenía a su primo Pero Núñez que había hecho donación a su pariente Gonzalo Núñez de Aza de la parte de Villada que él había recibido de su madre. Unos años más tarde, el 22 de abril de 1391, Enrique III confirmaba en Madrid estas disposiciones de Gonzalo Núñez de Guzmán. 208 Sin embargo, esta donación del maestre de Calatrava no tuvo, al parecer, efecto, pues la parte que los Aza poseían en Villada no la heredó Pero Núñez de Guzmán, sino Gonzalo Núñez de Aza. Ignoramos las causas que alteraron las disposiciones del maestre, aunque es posible que él mismo rectificase posteriormente la donación a Pero Núñez, pues ya en el documento de 1373 afirma que la había concedido a Gonzalo Núñez de Aza. Desde luego, no cabe la menor duda de que Villada pasó a poder de Gonzalo Núñez de Aza, como lo demuestran los datos existentes en el Archivo de Osuna (48). Así, en un documento fechado en 1389, Gonzalo Núñez apareece ya como señor de Villada. Efectivamente, el 8 de mayo de ese año, Gonzalo Núñez compra por 50.000 maravedís a los albaceas de doña Urraca de Aza, esposa de Gómez Gutiérrez, la parte que esta señora poseía en Villada, excepto las tierras que había legado a su sobrina Juana Núñez de Aza (49). Al díasiguiente, Gonzalo Núñez tomaba posesión de los bienes y tierras de doña Urraca. Gonzalo Núñez de Aza era hijo de Diego Fernández de Aza, señor de Villamuza y de los heredamientos de Pastrana, y de doña Teresa Ramírez de Guzmán, y nieto de Fernán Alvarez de Aza, señor de Villada, Villamuza y otros lugares. Efectivamente, el 9 de octubre de 1395, Juana Núñez de Aza, hija de Fernán Alvarez de Aza y esposa de Gómez Gutiérrez de Ferrera, vendía a su sobrino Gonzalo Núñez todo lo que poseía en Villada y su término, «asi de casas fuertes e llanas, como de suelos poblados e por poblar, vasallos e tierras, desde la piedra del río fasta la hoja del monte», por la cantidad de 15.000 maravedís (50). Unos meses antes de esta venta, el 1 de abril de 1395, Enrique III recibió la merced que de las tercias de Villada había hecho a Pedro Gutiérrez de Villapadierna y se las concedía a Gonzalo Núñez de Aza (51). De esta manera, toda Villada—salvo las dos partes que poseía el monasterio de Sahagún— pasó a pertenecer a Gonzalo Núñez de Aza. Gonzalo Núñez no había tenido hijos de su mujer, Berenguela Cabeza de Vaca, pero sí los tenía de una concubina llamada María Fernández de Villamuza. En 1399 Gonzalo Núñez consiguió que Enrique III legitimase a sus dos bastardos para que pudiesen heredar su patrimonio. Una vez conseguida la legitimación de sus hijos, Gonzalo Núñez otorgó su testamento. En él dejaba Villada y sus casas de Sahagún a su esposa Berenguela, que las poseería mientras viviese. Después deberían pasar a sus hijos Ramiro y Fernando, a quienes nombraba herederos universales, encargándole a su esposa que los mirase como a hijos y a éstos que la respetasen como a su madre (52). Nombraba albaceas a su esposa, a su cuñado el obispo de Cuenca, Juan Cabeza de Vaca, y a Diego Ramírez, obispo electo de León. Fundaba además una capellanía en Villada, a la que dotaba con los diezmos de Valdejoque, de la heredad de Pozuelos, de las que tenía en término de Grajera, y de parte de sus molinos. Pidió que se le diese sepultura en la iglesia de Santa María de la Hera de Sahagún, cerca del sepulcro de doña María, madre del maestre de Calatrava. Por último, ordenaba que se le diese la heredad de Tejadillos a Alvar Núñez de Aza, y algunos muebles y alhajas a Juan Ramírez de Palazuelos, Juan de 209 Herrera y Juan de Valencia, sus criados, así como también 10 varas de paño a Marina González, 200 maravedís y 10 varas de paño a Elvira Alfón, esposa de Fernán González y 10 cargas de trigo en Villada a Teresa, cuñada de Alfonso Fernández de Valderrábano. Este testamento se otorgó en 1405, cuando Gonzalo Núñez ejercía las funciones de alcaide del castillo de Zorita. El 15 de diciembre de ese año, hallándose muy enfermo, otorgó un codicilo en la villa de Huete en el que ratificaba el testamento anterior y hacía una nueva donación a su esposa de las heredades que poseía en tierras de Guadalajara, Torres, Ciruelos e Hita (53). En ese codicilo dispone que lo hereden sus hijos, y si éstos fallecen sin herederos, que sus albaceas destinen sus bienes a la redención de cautivos. Finalmente, ordena que se den 20.000 maravedís a su sobrina Teresa, hija del comendador de Calatrava, para ayudar a su casamiento, y otros 10.000 maravedís a Beatriz, hija de Ñuño Fernández Cabeza de Vaca. Gonzalo Núñez falleció poco después de otorgar su último testamento y su viuda doña Berenguela y su cuñado el obispo de Cuenca aceptaron las disposiciones del donante el 12 de enero de 1406. Por su parte, Ramiro y Fernando, hijos de Gonzalo Núñez, denunciaron el testamento de su padre y, con la ayuda de su tío Diego Ramírez de Guzmán, arcediano de Valderas y obispo electo de León, pusieron pleito a su madrastra por la posesión de Villada (54). Mientras tanto, doña Berenguela Cabeza de Vaca había tomado posesión de los bienes que le pertenecían, como bienes gananciales durante su matrimonio. Ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, intervino el rey Enrique III que, por dos cédulas otorgadas en Valladolid el 8 de marzo y el 24 de abril de 1406, prohibió a ambos hermanos que se abstuvieran de inquietar a doña Berenguela mientras no fuese oída en juicio (55). Finalmente, ambas partes decidieron someter sus diferencias a dos compromisarios encargados de examinar la situación y de emitir un fallo. Así, Ramiro Daza, por su parte, y como tutor de su hermano Fernando, nombró compromisario a su tío Diego Ramírez de Guzmán, arcediano de Valderas (56). Doña Berenguela eligió a su hermano Ñuño Fernández Cabeza de Vaca. El 29 de mayo de 1406, ambos compromisarios se reunieron en Villada y, una vez oídas las dos partes, determinaron que doña Berenguela disfrutase de la villa mientras viviese, según lo había dispuesto su difunto esposo en su testamento (57). La sentencia no satisfizo a los hermanos Daza, que volvieron a importunaradoña Berenguela por la posesión de Villada. El 7 de marzo de 1410 Fernando Daza dio poder a su hermano Ramiro para que de nuevo pleitease con doña Berenguela y ésta, por su parte, encargó a su segundo esposo, Alvar Rodríguez de Escobar, sobrino de su marido, que protegiese sus derechos sobre Villada (58). El pleito no prosperó y doña Berenguela siguió disfrutando de la villa. Unos años más tarde, el 8 de marzo de 1423, doña Berenguela Cabeza de Vaca compró a Juana Ramírez, hija de Juan Ramírez de Palazuelo y viuda de Fernán García de Lara, todo lo que ésta poseía en los términos de 210 Villada, Grajera, Cisneros y Pozo de Urama, así como la novena parte de los diezmos que le correspondían en la iglesia de San Juan de Grajera, por la cantidad de 1.000 maravedís (59). La documentación del archivo de Osuna referida a Villada se interrumpe en ese año y no volvemos a tener noticias de los Aza y de doña Berenguela hasta el año 1436, en que Fernando de Aza vende la mitad de Villada al monasterio de Sahagún por 3.000 florines (60). La venta no podría hacerse efectiva hasta el fallecimiento de doña Berenguela. Un año después Ramiro de Aza, hermano de don Fernando, regalaba la parte que poseía en Villada y en Grajera al mismo monasterio, para que los monjes rogasen a Dios por sus padres y por él mismo (61). Sin embargo, ambas escrituras quedaron sin efecto cuando el 2 de marzo de 1437 doña Berenguela Cabeza de Vaca donaba la mitad de Villada a don Fadrique Enríquez, hijo del almirante de Castilla Alfonso Enríquez. El motivo de la donación consistía en que el almirante había prestado hacía más de treinta años la cantidad de 3.000 florines al esposo de doña Berenguela, Gonzalo Núñez, y éste no los había devuelto (62). Por tanto, Villada era el pago del préstamo de los Enríquez. Unos meses más tarde, el 19 de noviembre de 1437, don Fadrique Enríquez y doña Berenguela llegaban a un acuerdo por el cual esta señora vendía al primero Villada y Grajera por 32.000 maravedís, de a dos blancas el maravedí. De ellos, recibiría 12.000 maravedís en un juro de heredad situado sobre las alcabalas de la madera y fruta de Valladolid y los 20.000 restantes le serían pagados progresivamente en varios años (63). Poco después, doña Berenguela se dio por satisfecha de la venta y, de esta manera, pasó Villada a los dominios del almirante. Pero los Enríquez sólo eran señores de la parte de Villada que había pertenecido a los Aza. Para poseer el señorío completo de la villa era necesario llegar a un acuerdo con su otro señor, el monasterio de Sahagún. El cenobio se negó a enajenar las dos partes que poseía en la vi IIa de Villada. Entre lósanos 1438 y 1470, fueron muy frecuentes las diferencias y litigios dentro de Villada, entre los vasallos de los Enríquez y los del monasterio. Lasituaciónerainsostenibley, por ello, en 1470 don Fadrique pidió al abad de Sahagún que le vendiese su parte. El monasterio, para evitarse conflictos continuos con los Enríquez, se decidió entonces a enajenar definitivamente las dos partes que tenía de la villa. Con este fin, solicitó del Pontífice el oportuno permiso y éste le llegó en forma de bula dada por Pío II en Roma, el 8 de febrero de 1471 (64). De todas formas, hubo que esperar aún trece años más para que la compra se llevase a efecto. El 29 de octubre de 1484 se llegó finalmente a una concordia con el monasterio de Sahagún. En ese año ya era señor de Villada don Enrique Enríquez, tercer hijo del almirante Fadrique, de quien había heredado la villa. Don Enrique, en la fecha ya señalada, compró al abad los ochenta vasallos y solares que le pertenecían en Villada, por la cantidad de 80.000 maravedís de juro de heredad, 65.000 en las alcabalas de Sahagún y 211 15.000 en las de León (65). Los ochenta vasallos del monasterio vivían en la calle que llamaban de Sahagún y de cada vecino los monjes percibían 80 cargas de pan, 23 gallinas y 23 cornados de la moneda vieja. Se concertó también que el monasterio se quedase con dos casas, con su préstamo y heredades, para recoger los diezmos, las ofrendas y otras rentas. Los que en ellas viviesen como mayordomos o familiares del cenobio serían francos de servicios, empréstitos, sernas y huéspedes debidos al señor, pechando solamente con los tributos debidos al concejo. Finalmente, el monasterio pedía a Enrique Enríquez que no permitiese que los parroquianos del barrio de San Frutos se pasasen a vivir a la feligresía de Santa María, porque ello significaría la disminución de las rentas decimales que percibía el cenobio. Había que intentar, según esta petición, que al menos se mantuviesen en San Frutos los mismos feligreses que lo habitaban en el momento de la venta. El monasterio se reservaba, pues, los diezmos y el patronato de la iglesia de Villada. A este respecto, es interesante conocer la situación de la villa de Villada en 1484, año en que se lleva a cabo la venta. El monasterio, a petición de don Enrique Enríquez, redactó una información sobre lo que poseía en Villada. Según este informe, el cenobio tenía en los arrabales que se hallaban fuera de la villa unos setenta vecinos y la mitad de veintiocho. Las rentas que le proporcionaban ascendían a 20.000 maravedís anuales (66). Diversos testigos afirmaron después que los 80.000 maravedís que había pagado don Enrique al monasterio venían a ser un tercio más de lo que valía todo lo que el cenobio poseía en la villa. De esta información se deduce además que en total eran ochenta y cuatro los vasallos de Sahagún en Villada, es decir, cuatro más de los que aparecen en el contrato de venta. Así pues, tras esta compra, la villa de Villada pasaba a pertenecer por entero a don Enrique Enríquez. 4.2. Villavicencio Este lugar, como Villada, era también de behetría. Según un informe del archivo de Osuna, pertenecía a los siguientes señores: el abad de Sahagún, Suer Téllez, García Díaz, Pero Rodríguez, Gómez Lazareno, Fernando Rodríguez, la abadesa doña María de Gradefes, Gonzalo Rodríguez Valera, Elvira Lazareno, Estebanía Lazareno, Aldara Ruiz, Pedro García, Marina García y Sancha Pérez (67). No volvemos a tener noticias de este lugar hasta el 29 de enero de 1443, en que el concejo y los vecinos de Villavicencio se sometieron, bajo pacto de vasallaje, al almirante don Fadrique Enríquez entregándole la jurisdicción civil y criminal, como vasallos de behetría (68). Los vecinos de Villavicencio se obligaban a dar al almirante y a sus sucesores, en reconocimiento de señorío, 30 cargas anuales de pan —la mitad de trigo y la otra de cebada—, 3.000 maravedís, un par de gallinas y un ánsar por cada 212 vecino; las aves las entregarán por Navidad y los maravedís los pagarían por tercios anuales. El señor se compromete a guardarles sus fueros y a no entregar la villa a otro linaje. Finalmente, las monjas de Santa Clara de Valladolid, que eran señoras de una parte de la villa, renunciaron poco después a su dominio en favor de don Fadrique (69). Sin embargo, unos años después, el concejo de Villavicencio denunció esta escritura de vasallaje, alegando que la villa era behetría de los descendientes de los primitivos señores y que, por tanto, la entrega a los Enríquez era nula (70). Y así, los vecinos de la villa pusieron pleito en la cnancillería de Valladolid a doña María de Luna, viuda de don Enrique Enríquez, a su hija Teresa y a su yerno el conde de Alba de Aliste. La villa pretendía dejar de ser señorío y pasar al realengo. La sentencia, dictada el 26 de febrero de 1507, fue favorable a la villa (71). El conde de Alba de Aliste recurrió contra ella, pero la sentencia de revista del 8 de junio de 1536 le fue también desfavorable. Unos años más tarde, el conde volvió de nuevo a protestar contra esta sentencia, pero aún no se había llegado a un acuerdo cuando los bienes del linaje Enríquez se integraron en el marquesado de Tábara. 5. LA UNIFICACIÓN DE LOS TRES MAYORAZGOS. EL MARQUESADO DE TABARA El 9 de septiembre de 1541 Carlos V, por un privilegio otorgado en Genova, concedía a don Bernardino Pimentel el título de marqués de Tábara (72). Don Bernardino había sucedido a su padre Pedro Pimentel en la posesión de los mayorazgos de los Pimentel y los Almansa y había casado con Constanza Osorio Bazán, hija del conde de Lemos don Pedro Alvarez Osorio. Un año después, el 4 de marzo de 1542, don Bernardino aumentaba su patrimonio con la compra a Carlos VdelavilladeVillafáfila y sus lugares de San Agustín y Revellinos, situados en la encomienda de Castrotorafe (73). Villafáfila pertenecía a la Orden de Santiago y para enajenarla el monarca solicitó la oportuna bula pontificia. El precio pagado por Pimentel fue de 13.634.186 maravedís y en él se incluía la jurisdicción, el yantar, el portazgo, los mostrencos y las dos terceras partes de los diezmos del pan, vino y menudos de siete vecinos de la villa, después de que el obispo de Astorga escogiese otros diez diezmeros. La carta de pago fue otorgada en Valladolid por el tesorero del rey Alonso de Baeza, el 31 de marzo de ese mismo año. La venta de Villafáfila se inscribe en el proceso iniciado por Carlos V en los años treinta del siglo XVI, de enajenación de tierras y lugares pertenecientes a las Ordenes Militares, con objeto de procurar ingresos a la hacienda real (74). Poco después, el 2 de junio de 1542, el marqués de Tábara y su esposa, con licencia de Carlos V dada unos años antes, incluían en el mayorazgo fundado por su padre la vi I la de Villafáfila, las casas de Valladolid y sus muebles, los juros, 500 marcos de plata labrada y los derechos que poseía doña Constanza, como hija del conde de Lemos, a la villa de Ponferrada y a la mitad del lugar de Cabezón de Valderaduey. El heredero del mayorazgo sería su hijo 213 Pedro, que llevaría el apellido y armas de los Pimentel-Osorio. Don Pedro, segundo marqués de Tábara, heredó también el mayorazgo de los Enríquez, al casar con la heredera de este último linaje, doña Teresa Enríquez. Los tres mayorazgos se unieron, pues, a mediados del siglo XVI en una única persona, el marqués de Tábara. El patrimonio de los marqueses de Tábara hacia mediados del siglo XVI se hallaba formado por tres villas de cierta importancia, Villafáfila, Tábara y Villada, otras dos de menor entidad, Alija y Villavicencio, y una serie de lugares, tales como Ginestacio, Puente de Vizana, la mitad de Pobladura del Valle, Comonte, El Burgo y La Nora. Se trataba de un conjunto territorial disperso por las actuales provincias de Palencia, León y Zamora. Buena parte de los pueblos procedentes del linaje Pimentel se hallan situados en León, al noroeste de la villa zamorana de Benavente: Ginestacio, Alija del Infantado, La Nora y El Burgo y Puente de Vizana. En el norte de la actual provincia de Zamora se encontraban los territorios más importantes: Tábara y Villafáfila, con sus respectivas tierras. También estaban situadas en esta zona las otras localidades que habían pertenecido a los Pimentel, es decir, Pobladura del Valle y Comonte. Finalmente, Villada y Villavicencio de los Caballeros se hallan en la provincia de Palencia. 6. INTERVENCIÓN DE LOS MARQUESES EN LAS ALCABALAS DE SUS DOMINIOS Muy probablemente desde 1496, y con toda seguridad desde 1518, los marqueses retienen las alcabalas de sus dominios bajo un sistema de encabezamiento que aquí significa, esencialmente, la prórroga cada cuatro años de una cantidad fija. Esta cantidad asciende a 70.580 maravedís y se mantiene, al menos, hasta el año 1566 (75). Esta vía de apropiación de las alcabalas difiere de la usada en algunos grandes Estados señoriales. De los escasos estudios sobre el régimen señorial en el siglo XVI se desprende que, al menos en buena parte de ellos, las alcabalas habían sido completamente enajenadas a los señores, ya fuera por una concesión real explícita o por una aceptación tácita de la monarquía (76). Por tanto, los titulares de estos señoríos no tenían el menor interés en que esta renta se convirtiera en una cantidad fija. En el marquesado de Tábara, en cambio, no existe una enajenación completa de ningún tipo. Esta diferencia y, en consecuencia, el que se adopte otro procedimiento, puede proven ir de la formación tardía de este señorío y de su posición de segunda fila con respecto a los vinculados a las máa grandes familias del reino (77). El mantener el encabezamiento de los 70.580 maravedís se presenta como una especie de merced real al marqués y a sus subditos (78). Al mismo tiempo, tanto don Bernardino como posteriormente don Pedro Pimentel muestran un decidido interés en mantener cada cuatro años 214 este encabezamiento y por los citados 70.580 maravedís. El motivo de este interés puede estar en el temor de estos señores de que cualquier variación en el cobro recibido por ellos desde principios de siglo pudiera suponer una merma de sus derechos consuetudinarios a las alcabalas y una reversión de éstas a la Corona (79). También cabe pensar que los marqueses prefirieran que no se incrementara esta renta para atraer así a su señorío un mayor número de vasallos. En cuanto al reparto de estos maravedís en las distintas villas y lugares, sólo tenemos datos parciales y para 1529. En aquel año, las alcabalas de Tábara, Alija y sus tierras respectivas ascendían a 28.420 maravedís (80). En ocasiones, la percepción de alcabalas sirvió también para que la apropiación se extendiera al conjunto de las rentas reales. La mejor prueba de esto es la merced de la reina doña Juana, el 10 de febrero de 1513, a doña Inés Enríquez, viuda de don Pedro Pimentel. En ella se conceden «las alcaualas e tergias e moneda forera e seruigio e medio seru igio e cabega de pecho» de la villa de Tábara y su tierra y se especifica que la causa de esta merced es una petición previa de doña Inés, en donde exponía que ella había percibido estas rentas en los años anteriores y hasta 1512(81). 7. INGRESOS Y BIENES DE LOS SEÑORES DE TÁBARA EN SUS VILLAS Y LUGARES 7.1. Tábara Hacia 1541, los lugares poblados que formaban parte de la comarca de esta villa eran los siguientes: Abejeras, Ferreras de Arriba y Ferreras de Abajo, Ferreruela, Escober, Litos, Moreruela, Riofrío de Aliste, Sesnandez, San Martín, Faramontanos, San Lorenzo, Santa Eulalia y Pozuelo. Otros dos lugares se hallaban despoblados: Orejón y Moratones (82). El 26 de abril de 1471, el concejo de Tábara había llegado aun acuerdo con don Pedro Pimentel según el cual los vecinos de la villa deberían pagar anualmente al señor, en reconocimiento de vasallaje, lo siguiente: 54 libras de queso, un carnero, 24 perdices y 500 maravedís por usar los montes de la villa. Además, los lugares de Escober y Sesnandez entregaban 294 maravedís y cada una de las aldeas un carnero (83). A juzgar por lo que ocurría en Ferreruela y Abejeras, se arrendaban a los concejos los términos de cada lugar. El arrendamiento de Ferreruela es de 1510 y se realiza bajo el mandato de doña Inés Enríquez, viuda de don Pedro Pimentel. El concejo lleva en arriendo los terrenos yermos, montes, prados, pastos y aguas desde esta población a la de Tábara. A cambio, entregará 70 maravedís de la moneda usual y un carnero y media carga de cebada por cada vecino (84). En cuanto al aforamiento de Abejeras de 1541, constituye una especie de renovación del efectuado anteriormente con doña Inés. Por las tierras, montes, prados y pastos del lugar 215 recibirá don Bernardino 60 ducados de a 375 maravedís, y un carnero viejo, 50 libras de queso y 24 perdices de cada vecino. Todo esto tenía que ser pagado y entregado en la villa de Tábara (85). Además de las alcabalas, los marqueses percibían los diezmos de Tábara y de sus lugares poblados. Poseían tres dehesas—ren Carvajosa, Quintos y Misleo—, dos huertas, tres molinos—uno en Tábara, otro en Orcejón y otro en Riof río—, varias tierras, la barca de Misleo, y la pesca del río Esla, también en Misleo, que se arrendaba (86). 7.2. Viliafáfila Por las rentas que la mesa maestral y la encomienda de Castrotorafe tenían anteriormente en Viliafáfila y sus lugares de San Agustín y Revellinos se pueden conocer, aproximadamente, las que percibían los marqueses. En la década de 1530 estas rentas comprendían la de las heredades, viñas y casas de la encomienda, la de los siete diezmeros de la encomienda, la de la escribanía, el portazgo, la cabana de hacer sal, el yantar, la martiniega de los vecinos de Viliafáfila y su jurisdicción, las penas de cámara, los mostrencos y las rentas de la mesa maestral. De todas ellas, hay constancia de que se arrendaban o aforaban las heredades, viñas y casas. También se daban en arriendo los siete diezmeros, la escribanía, el portazgo y la cabana de hacer la sal. Además, la Orden de Santiago poseía allí dos silos, que en 1536 almacenaban una fanega de trigo (87). Casi inmediatamente después de la toma de posesión de Viliafáfila, el mismo año de 1542, se registran las primeras compras de casas en la plaza de la villa. El vendedor es el sexto conde de Benavente, don Antonio Alfonso Pimentel (88), y quizá se trate de las mismas casas que don Pedro Pimentel había comprado a unos particulares en 1475(89) y posteriormente vendido a su hermano, el cuarto conde de Benavente (90). La política de adquisición de casas y suelos de casas en Viliafáfila continúa, al menos, hasta 1556 (91). Viliafáfila y su tierra ofrecen, además, el interés de ser los únicos núcleos en donde poseemos alguna estimación de su habitantes en estos años inmediatamente posteriores a la incorporación al marquesado. Con todo, estos datos son muy poco precisos. Están contenidos en la sentencia de un pleito de 1550, donde se especifica que «la dicha uilla de Viliafáfila hera pueblo muy grande y en ella y su tierra auia más de seiscientos vezinos» (92). 7.3. Villada En esta villa sólo sabemos que los marqueses de Tábara poseían un molino, cercano al río Valderaduey, y la huerta grande de la villa (93). Cobraban las alcabalas, las penas de cámara y los diezmos de algunos lugares. A finales del siglo XV el señor arrendó al concejo de Villada el 216 término espoblado de Villamuza, con la condición de que pagase al año 453 fanegas y 4 celemines de trigo (94). 7.4. Villavicencio Los vasallos de esta villa pagaban humazga al señor, pero apenas si sabemos algo más, salvo que los Enríquez-Pimentel poseían en ella una casa fuerte, un molino y otras varias heredades. 7.5. Alija Lógicamente, pasaron a los marqueses las posesiones que los Pimentel tenían anteriormente en la villa. En el período comprendido entre 1446 y 1448 estas posesiones consistían en una casa «de cal e canto con dos torres e otras casas que están dentro», una casa situada fuera del castillo y que se destinaba a panera y una huerta en las proximidades del castillo, con perales y otros árboles frutales. Por otra parte, los Pimentel eran propietarios de ocho yugadas de tierra de pan, que habían sido arrendadas en contratos torales a los campesinos de la villa, los cuales pagaban al señor en especie (95). A lo largo del siglo XVI y, más concretamente, entre 1537 y 1557, se advierte un decidido interés de los marqueses por adquirir huertas en la villa y, secundariamente, olmares, prados y casas. De cuatro trueques y cinco compras efectuadas en esos años, tres trueques corresponden a huertas—dos en Alija y otra en su aldea de El Burgo—y otro a tierras de labor (96). Las cinco compras se refieren, en un caso, a una huerta y un olmar en Alija (97), en otras dos ocasiones, a un olmar y a otro pedazo de olmar unido a un prado (98), y otras dos adquisiciones corresponden a casas (99). En cuanto a los bienes objeto de cambio, se trata de tres tierras de labor y un linar por las tres huertas, y otra tierra de labor por las dos tierras aportadas por dos vecinos de Alija. 7.6. Ginestacio De esta localidad sólo sabemos que en 1448, y durante el señorío del conde de Benavente, aportaba 200 maravedís de yantar y 72 cargas anuales por ciertas localidades de los Pimentel. En ese mismo año, sus señores tenían también treinta y dos foros sobre veintinueve casas y tres huertas, que les proporcionaban al año ochenta y nueve maravedís, quince dineros y cincuenta y cuatro gallinas (100). 7.7. Puente de Vizana Los Pimentel-Enríquez tenían en este lugar doce cargas de pan, mediado trigo y cebada, que había comprado doña Inés Enríquez el 15 de 217 marzo de 1504 (101). Como señores del lugar, poseían el derecho eminente sobre todo su término y ello les permite realizar en 1516 un aforamiento perpetuo con el concejo de Comonte por el aprovechamiento del agua de los molinos. El concejo y los vecinos, que estaban interesados en el riego de sus linares y heredades, se comprometen a pagar veinte cargas de pan anuales (102). También poseían los marqueses en Puente de Vizana el derecho de patronato y presentación del beneficio de la iglesia de Nuestra Señora y los diezmos del lugar. El patronato y presentación se obtuvo por una donación de Inés Vaca, el 26 de abril de 1557, en atención a las mercedes que había recibido del marqués (103). Esta misma señora y Alvaro Garabito, vecinos de León, venden el 12 de noviembre del mismo año los diezmos de Vizana por una cantidad de 313 ducados (104). 7.8. Pobladura del Valle El señorío de este lugar estaba compartido por los marqueses de Tábara y Villafranca. Dentro de los derechos del de Tábara estaba la presentación de la iglesia de Santo Tomás, que adquirió el 1 de junio de 1541 (105). 8. RELACIONES ENTRE LOS MARQUESES Y SUS VASALLOS No hay constancia de ninguna resistencia de las distintas villas y lugares a entrar en el señorío. Probablemente esto se deba a que todas ellas habían pertenecido anteriormente a distintos dominios y no había ningún cambio esencial entre la forma de usar el marqués sus derechos jurisdiccionales y sus antiguos dueños. La única protesta conservada ante algunas medidas de gobierno se registra en Villafáfila, que había formado parte de la Encomienda de Castrotorafe, dentro de la Orden Militar de Santiago. Está recogida en una ejecutoria de la ChanciHería de Valladolid, del 12 de diciembre de 1550, en el pleito entre don Bernardino Pimentel y el concejo y vecinos de Villafáfila. Se inicia con una demanda del concejo del 15 de junio de 1543 y con la respuesta del procurador de don Bernardino ante sus argumentos (106). De los alegatos del procurador del concejo se desprende que la Orden de Santiago, quizá por tener unos dominios muy amplios y dispersos, no había ejercido una fuerte presión señorial sobre la villa, en contraste con la actuación posterior de don Bernardino. Concretamente, se compara su actitud en cuanto al hospedaje y a las funciones del teniente de alcalde mayor. La Orden de Santiago, dice, nunca había puesto huéspedes a los vecinos y, en cambio, cuando don Bernardino compró la villa, les impuso esta obligación. Igualmente, en la época anterior, los tenientes que sustituían a los alcaldes mayores no intervenían en causas de primera instan- 218 cía, y ahora ejercen esta jurisdicción con los alcalces ordinarios. Por tanto, aquí se identifica la costumbre con las formas de gobierno del señorío anterior. Las otras quejas tienen como causa disposiciones del marqués consideradas también por los vecinos como un ataque a la autonomía del gobierno concejil, a las ordenanzas de la villa o a los usos consuetudinarios. Se refieren a la veda de la caza y a las penas impuestas a quienes la rompieran —mientras que antes se cazaba libremente— a plantar más árboles en los prados concejiles de lo que indican las ordenanzas, y a la intervención en los nombramientos concejiles. Esta intervención supone un cambio con respecto a épocas anteriores, en las que se celebraban las elecciones sin necesidad de la presencia de los agentes señoriales ni déla confirmación posterior. El marqués impone la presencia del alcalde mayor en la elección de alcaldes, regidores y procurador. El nombramiento final es obra de don Bernardino, que utiliza un sistema también empleado en otros señoríos (107): Se presenta al noble dos nombres por cada uno de los cargos, para que apruebe al conjunto de los candidatos y después elija entre ellos. Por último, protestan de que el marqués provea a Villafáfila de escribano y de un mayordomo del concejo para las finanzas y gastos. En este segundo tema, lo habitual era un procurador, nombrado por las autoridades concejiles para encargarse de la hacienda local. Frente al derecho consuetudinario, don Bernardino esgrime el derecho señorial. Según la exposición de su representante, en sus atribuciones entra el nombramiento de cargos del concejo, de la escribanía y el derecho de hospedaje, independientemente de que los anteriores señores lo hayan puesto en práctica o no. La insistencia en estas cuestiones por las dos partes hace pensar que en ellas radicaban los puntos centrales del conflicto. La sentencia limita a doce los días de posada que puede exigir a los vecinos el señor, remite a las ordenanzas de la villa sobre el número de árboles puestos por particulares en los prados concejiles, suprime la veda de la caza y da plena satisfacción a la villa en la elección de sus autoridades. En adelante, el señor no podrá poner mayordomo ni intervenir, directa o indirectamente, para elegir alcaldes, regidores y procurador. Además, el concejo podrá nombrar un escribano para sus asuntos específicos. Sin embargo, no se admite la queja sobre la actividad del teniente del alcalde mayor. Podríamos pensar que esta sentencia fue, en lo esencial, una victoria para Villafáfila y su tierra. Pero no sólo protesta contra ella el marqués por lo que considera un importante recorte de sus derechos. También el concejo piensa que no han sido suficientemente atendidas sus peticiones en el tema de las posadas e intenta reducir más su número. Con todo, la sentencia se confirma a pesar de lo alegado por ambas partes. Dada la insistencia señorial en poner cargos concejiles, podríamos suponer que los Pimentel-Enríquez usaban en otras villas el mismo sistema de nombramiento que en Villafáfila. Sin embargo, la falta de docu219 mentación impide pronunciarse sobre lo ocurrido en esta materia durante los primeros años del marquesado. hl Mir,iiics;.do Jo T.Ui;..'¡i ¡i mo.Ji.uio.i do] s i d o XVI 220 NOTAS (1) Sobre los señoríos de los Mendoza tratan dos recientes trabajos de A. Franco Silva: «El adelantado de Cazorla Don Pedro Hurtado de Mendoza. Formación de sus señoríos en tierras de Guadalajara», en Gades, 11, en prensa; y «La herencia patrimonial del Gran Cardenal de España Don Pedro González de Mendoza», en Historia, Instituciones, Documentos, 9 (1982), pp. 453-491. (2) La mejor muestra de los esfuerzos de los condes de Benavente para recuperar sus antiguos territorios nos la proporciona la demanda de don Alonso Pimentel, 5.° conde de Benavente, para solicitar la restitución de Pobladura del Valle, Comonte, Gordoncillo y Retuerta. El principal argumento de esta demanda es que estas localidades están incluidas en el mayorazgo formado por el 2.° conde de Benavente y, por tanto, son bienes inalienables de la Casa. Es un documento sin fecha, aunque se puede suponer de los últimos meses de 1499 o de los primeros meses de 1500, dado el momento en que don Alonso sucede en el condado a su padre y la reclamación de Gordoncillo y Retuerta. Archivo Histórico Nacional (en adelante, AHN). Sección Osuna. Leg. 482, N.°35. Sobre los pleitos, mucho más tardíos, entre los marqueses de Tábara y los Almirantes de Castilla en relación con Villada y Villavicencio hay referencias en AHN. Osuna. Leg. 2176, N.° 6 y N.° 7, Leg. 2291, N.° 13 y Leg. 2161, N.° 1. (3) AHN. Osuna, Leg. 516, N.° 528. (4) AHN. Osuna, Leg. 482, N.° 325. (5) AHN. Osuna, Leg. 3329. (6) Archivo de los condes de Luna. Papel, N.° 138. Esta dote ha sido tratada brevemente por C. ALVAREZ ALVAREZ en El condado de Luna en la Baja Edad Media, León, 1982, p. 136. (7) 23 de abril de 1446. AHN. Osuna, Leg. 482, N.° 2 2 . La relación de esta merced con las circunstancias políticas ha sido analizada por I. BECEIRO PITA en su tesis doctoral inédita sobre los señores de Benavente y su estado señorial: El condado de Benavente en el siglo XV, Valladolid, 1980,1.1, p. 159. (8) 17 de mayo de 1469. AHN. Osuna, Leg. 2148, N.° 3. (9) Las noticias de este trueque están contenidas en el memorial de la demanda puesta por María Pacheco a su hijo don Alonso Pimentel, 5." conde de Benavente, sobre la posesión de la mitad de Gordoncillo. AHN. Osuna, Leg. 482, N.° 37, sin fecha. (10) Archivo de los condes de Luna. Papel, N.° 138. Los acuerdos entre los condesde Luna y Benavente, previos a esta dote, están recogidos en AHN. Osuna, Leg. 482, N.° 22. (11) C. ALVAREZ ALVAREZ, El condado de Luna..., p. 142. (12) AHN. Osuna, Leg. 3329. (13) AHN. Osuna, Carp. 60, N.° 7. (14) La explicación del motivo de la venta está contenida implícitamente en la licencia dada para ella por María de Vega, el 26 de mayo de 1434. AHN. Osuna, Leg. 482, N.° 2. (15) Real Academia de la Historia. Colección Salazar. M-21, fols. 259-263. (16) 19 de enero de 1484. AHN. Osuna, Leg. 482, N.° 2'. (17) AHN. Osuna, Leg. 482, N.° 35 y N.° 37. (18) AHN. Osuna, Leg. 483, N.° 2*. (19) AHN. Osuna, Leg. 3329. Cebrones del Río, en León, pertenecía a los Benavides desde el año 1435, en el que Fernán González Portocarrero lo concedió a Juan Alfonso de Benavides. 221 M." C. QUINTANILLA RASO, «Aportación al estudio de la nobleza en la Edad Media: la Casa Señorial de Benavides», en Historia, Instituciones, Documentos, 1 (1974), p. 183. (20) Todas las escrituras concernientes a la venta de Cebrones del Rio y Pobladura del Valle se encuentran en AHN. Osuna, Leg. 482, N.° 2. Del traspaso de estas dos localidades se hace eco M.* C. QUINTANILLA RASO en «La Casa Señorial de Benavides en Andalucía», en Historia, Instituciones, Documentos, 3 (1976), p. 445. (21) AHN. Osuna, Leg. 3329. (22) AHN. Osuna, Leg. 2142, N.° 1. (23) I. BECEIRO PITA, £1 condado de Benavente..., p. 159. (24) AHN. Osuna, Leg. 4210, N.° 2. (25) AHN. Osuna, Leg. 2223, N.° 3'. La villa de Tábara había pertenecido a la Orden del Temple hasta su extinción, en que pasó a la Corona. (26) AHN. Osuna, Leg. 3329. (27) Ibidem. (28) Ibidem. (29) Ibidem. (30) Ibidem. (31) AHN. Osuna, Leg. 3329. (32) Ibidem y Leg. 482. (33) AHN. Osuna, Leg. 3329. (34) AHN. Osuna, Leg. 3921. (35) En este año, las rentas de Almanza están englobadas en el conjunto de las de la Casa de Benavente y, a través de pujas sucesivas, las alcabalas fueron arrendadas en 140.000 maravedís y por cuatro años. AHN. Osuna, Leg. 417, N.° 3428. Por su parte, don Pedro Pimentel recibe de su hermano el conde 17.600 maravedís «de la renta de la encomienda de Villafáfila deste dicho año». AHN. Osuna, Leg. 417, N.° 33'. (36) En las cuentas del tesorero del condado de Benavente, en 1499, se dice: «De las rentas de Villafáfila no se le carga cosa ninguna porque se dio por ninguno el arrendamiento y las leuó el comendador, entiéndese de las rentas de la encomienda». Con todo, el señor de Benavente recibe este año las alcabalas de Villafáfila. AHN. Osuna, Leg. 418, N.° 1 ! . (37) AHN. Osuna, Leg. 3329. (38) Don Fadrique era hijo del almirante Alonso Enríquez y de su mujer Juana de Mendoza. Ambos esposos formaron un mayorazgo en Toro el 19 de abril dé 1426 en virtud de una licencia real dada por Juan II el 15 de abril de ese año. El mayorazgo principal lo heredarla su hijo Fadrique, que obtendría Mediana de Rioseco, Aguilar de Campos, Arcos de la Frontera, las tierras de Lopera y Gorgonza, las aceñas cercanas a la villa de Torrelobatón, esta villa de Torrelobatón, con su alcázar y heredades, las villas de Tamariz, Villabrágima—con La Puebla—, Moral, Villalabre, Berralcete, Bustillo, Villanueva, Escobar, Villacreces, las casas y heredades que tenían en Sahagún y su término, las casas de Medina del Campo y de San Román, las viñas, vasallos y heredades que tenían en Becilla, las casas mayores que tenían en Valladolid y los bienes que tenían en esa villa, así como todas sus posesiones de León y Valencia de don Juan, la mitad de las jabonerías de Sevi lia y 30.000 maravedís de los 70.000 que tenía de juro de heredad en las juderías de Córdoba. Don Enrique Enríquez, segundo hijo del almirante, heredaba un mayorazgo formado por las villas de Bolaños, Villafurciente y los vasallos de Valdunqui lio, con sus heredades, lavilladeBelber, las salinas de Villafáfila, Viveros y Villacreces, las casas de Zamora que compraron a Juan Hernández de Toledo, todo loque les pertenecían en las aceñas que fueron de Diego López de Zamora, en término de Piedrahita, la heredad de Pajares, que compraron a Pedro Alfonso de Escalante, 30 lanzas y 30.000 maravedís de juro que el almirante gozaba en las juderías de Córdoba. AHN. Osuna, Leg. 3329. Véase a este respecto Pascual Martínez Sopeña, El Estado señorial de Medina de Rioseco bajo el almirante Alfonso Enríquez (1389-1430), Valladolid, 1977. (39) AHN. Osuna, Leg. 3329. (40) AHN. Osuna, Leg. 3329. (41) Ibidem. (42) Ibidem. (43) Ibidem. (44) Ibidem. (45) G. MARTÍNEZ DIEZ, Libro Becerro de las Behetrías. Estudio y texto crítico, 1.1, León, 1981, p. 349. (46) AHN. Osuna, Leg. 3329. (47) Ibidem. 222 (48) Ibidem. (49) AHN. Osuna, Leg. 2160, N.° 31-3. (50) AHN. Osuna, Leg. 2160, N.° 4. (51) AHN. Osuna, Leg. 2168, N.° 1 ' - - . (52) AHN. Osuna, Leg. 2160. (53) Ibidem. (54) AHN. Osuna, Leg. 2160, N.° 7. (55) AHN. Osuna, Leg. 2160, N.° 81-2. (56) AHN. Osuna, Leg. 2160, números 8 y 9. (57) Ibidem. (58) AHN. Osuna, Leg. 2160, N.° 10. (59) AHN. Osuna, Leg. 2167, N.° 1. (60) AHN. Osuna, Leg. 2160. (61) Ibidem. (62) AHN. Osuna, Leg. 2160, N.° 12. (63) Ibidem. (64) AHN. Osuna, Legs. 2160 y 2162. (65) Ibidem. (66) AHN. Osuna, Leg. 2162. (67) AHN. Osuna, Leg. 3329. (68) Ibidem. (69) Ibidem. (70) Ibidem. (71) Ibidem. (72) AHN. Osuna, Leg. 2121, N.° 2. (73) AHN. Osuna, Leg. 2152, N.° 4'. (74) Este es el mismo caso de Pastrana y Estremera, que serán analizadas por A. Franco Silva en un próximo trabajo. (75) AHN. Osuna, Leg. 2125, N.° 1 ' a 1 3 0 . Cédulas sobre las alcabalas del marquesado. El primer documento, del 14 de julio de 1496, está muy deteriorado. Esto impide poder comprobar aquí la intervención nobiliar. (76) Véase a este respecto A. M. GUILARTE, El régimen señorial en el siglo XVI, Madrid, 1962, pp. 152-155. (77) Agradecemos al profesor Bartolomé Yun sus observaciones sobre las alcabalas en algunos Estados señoriales del siglo XVI. (78) El 30 de mayo de 1529, Carlos I manda a sus contadores mayores que no introduzcan ningún cambio en las alcabalas de Alija, Comonte, Ginestacio, La Nora, Pobladura del Valle, Tábara y su tierra, sino que le sigan dando a don Bernardino el encabezamiento por el precio de 70.580 maravedís, como lo había tenido los años pasados. El 9 de julio del mismo año, el rey se dirige a ios concejos de estas villas y lugares para que no acepten un nuevo encabezamiento más alto. AHN. Osuna, Leg. 2125, N.° 14 y N.° 15-b. (79) A propósito de un pleito entre don Bernardino Pimentel y los contadores mayores sobre las alcabalas de Pobladura del Valle en los años anteriores, una cédula de Carlos I, del 19 de julio de 1517, especifica que «paresgio el dicho don Bernaldino estar en costumbre de rresgebir enteramente las dichas alcavalas del dicho lugar de Pobladura del Valle». AHN. Osuna, Leg. 2125, N.°1 5 . (80) AHN. Osuna, Leg. 2125, N.° 1 " . (81) AHN. Osuna, Leg. 2125, N.° 1 " . (82) AHN. Osuna, Leg. 3329. (83) Ibidem. (84) AHN. Osuna, Leg. 2129, N.° 5. Sólo se conserva la carpetilla. (85) AHN. Osuna, Leg. 2129, N.° 6. Sólo se conserva la carpetilla. (86) AHN. Osuna, Leg. 3329. (87) AHN. Osuna, Leg. 2152, N.° 72. Averiguación de las rentas y vasallos que la mesa maestral y encomienda de Castrotorafe tenían en Villafáfila, San Agustín y Revellinos, todo lo cual se vendió a don Bernardino Pimentel, marqués de Tábara. (88) 31 de julio de 1542. AHN. Osuna, Leg. 2152, N.° 18. (89) 1 de enero de 1475. AHN. Osuna, Leg. 2152, N.° 151-2. (90) AHN. Osuna Leg. 453, N.° 2'. (91) 21 de octubre de 1566. AHN. Osuna, Leg. 2154, N.° 4. (92) AHN. Osuna, Leq. 2153. N.° 4. 223 (93) AHN. Osuna, Leg. 3329. (94) Ibidem. (95) AHN. Osuna, Leg. 444. Libro de rentas del condado de Benavente entre 1446 y 1448. (96) 16 de marzo de 1537. Trueque entre Juan de Rivera, contador de don Bernardino Pimentel, en nombre de éste, y Juan de Moran, vecino de Alija. Este último cede al marqués una huerta en Alija a cambio de dos tierras, una de cinco heminas de pan de sembradura y otra de dos heminas. AHN. Osuna, Leg. 2143, N.° 1. Sólo se conserva la carpetilla. 18 de ñero de 1557. Trueque entre Felipe Alvarez, en nombre del marqués, y varios vecinos de Alija. Estos ceden al señor una huerta y un canto de casa en el término de El Burgo, aldea de Alija, por una tierra linar, de siete heminas de sembradura, y dos ducados. AHN. Osuna, Leg. 2143, N.° 4. Sólo se conserva la carpetilla. 8 de enero de 1557. Trueque entre el mismo Felipe Alvarez, en nombre del marqués, y otros varios vecinos de Alija. El marqués cede una tierra, que da media carga de pan de sembradura, y los vecinos una huerta, que proporciona cuatro heminas de sembradura. AHN. Osuna, Leg. 2143, N.°4. Sólo se conserva la carpetilla. De esta última fecha se conserva otro trueque en el que cambia el marqués una tierra de pan llevar por dos tierras de dos vecinos. AHN. Osuna, Leg. 2147, N.°4. Sólo se conserva la carpetilla. (97) 25 de septiembre de 1557. AHN. Osuna, Leg. 2143, N.° 10. (98) 20 de abril de 1557 y 14 de mayo de 1557. AHN. Osuna, Leg. 2143, N.°8 y N.° 9, respectivamente. (99) 25 de marzo de 1549 y 4 de septiembre de 1556. AHN. Osuna, Leg. 2147, N.° 3. Sólo se conserva la carpetilla. (100) AHN. Osuna, Leg. 444. (101) AHN. Osuna, Leg. 2148, N.° 4. Sólo se conserva la carpetilla. (102) 3 de marzo de 1516. AHN. Osuna, Leg. 2147, N.° 1. Sólo se conserva la carpetilla. (103) AHN. Osuna, Leg. 2148, N.° 1. (104) Ibidem. (105) AHN. Osuna, Leg. 2150, N.° 1'. (106) 12 de diciembre de 1550. Ejecutoria de la Chancillería de Valladolid en el pleito entre don Bernardino Pimentel, marqués de Tábara, y el concejo y vecinos de Villafáfi la. AHN. Osuna, Leg. 2153, N.°4. (107) A. M. GUILARTE, El régimen señorial..., p. 93. 224 PROFESIONALIZARON Y EJERCICIO DE LA MEDICINA MEDIEVAL Mercedes Gallent Marco Universidad de Valencia Se enclava y explica el presente trabajo dentro de nuestra investigación en torno a la Historia de la Sanidad del País Valenciano en la época medieval. Nuestra tesis doctoral constituyó una primera aportación al tema(1), sin duda un inicio o presentación más que una obra exhaustiva, desde una triple perspectiva: institucional (hospitales), epidemiológica y profesional. La pretensión de nuestro estudio ha sido, por una parte, cubrir un flagrante hueco en la historiografía del país, puesto que salvo investigadores como Rodrigo Pertegás, Peset y Vidal, Cardoner i Planas o García Ballester, se ha marginado esta parcela de la Historia Social, cosa no ocurrida en otros ámbitos cronológicos o historiográficos. Se justifica, además, la investigación emprendida sobre un ámbito tan específico, Historia de la Medicina (sanidad), como un afán de conectar con el grupo, bastante numeroso hoy en día, de estudiosos extranjeros que han dedicado un importante espacio de sus investigaciones a esta rama de la Historia (Historia Social), y como un intento de conocer el significado real de la incidencia social —fuerzas de producción— del binomio enfermedad/sociedad, entendido más como fenómeno socioeconómico que exclusivamente terapéutico: «La malalttia —subraya M.a S. Mazzi—, ben al di lá dall' essere un casuale e sfortunato evento strettamente privato e individúale oppure una catástrofe collettiva, comúnque un fenómeno puramente biológico, diventa comprensibile se inserita nel mondo dei rapporti sociali. Essa ha strettamente a che fare con l'intreccio delle vicende economiche, sociali, politiche e culturali di un determinato popólo in un'epoca determinata» (2). 225 Centraremos ahora nuestra atención en el análisis detallado de unas licencias médicas concedidas a ciudadanos del país pertenecientes al ámbito geográfico de Alicante. Por supuesto, no son documentos insignificantes, sino fuentes locuaces, denotativa o connotativamente, para la constatación de, al menos, tres puntos de carácter socio-institucional: — El control político-profesional de médicos y cirujanos. — La profesionalización y, a la vez, preocupación científica en el campo de la Medicina. — El inicio de una conciencia de grupo-clase en la profesión médica, junto a una jerarquización en base a criterios científico-políticos. 1. Basamos el estudio en cuatro licencias procedentes del Archivo del Reino de Valencia (series de Real Cnancillería y Manament y Empares —Justicia Civil—), concedidas por la autoridad real o por el Justicia Civil, tras el examen ante un «prothofisico» o «prothocirujano» real o ante los examinadores oficiales del municipio (3). Los documentos, aunque constatan un objetivo común: reconocimiento de un status profesional, evidencian algunas diferencias que intentaremos hacer ver. La elaboración del trabajo incluirá el análisis específico de las licencias y comparación de las mismas y una conclusión en torno a los tres puntos señalados en la introducción. 1.1. Licencias concedidas por la autoridad real Los documentos que vamos a estudiar a continuación corresponden uno al año 1443, en que se autoriza a Johanne de Camora, de Cocentayna, para ejercer la cirugía. Los dos restantes, fechados en 1445, se refieren a las licencias para ejercer la «phisica» concedida a Johanne Martí y la cirugía a Johanne González, ambos de Elche (4). Su contenido es prácticamente idéntico, por lo cual creemos más operativo a nivel metodológico, describirlas indistintamente como una estructura similar. Estos documentos comienzan con un preámbulo en el que se resalta la preocupación de la realeza por el bienestar físico de sus subditos: «Quemadmodum salutis tutelam corporum vicatis imperitis et temerariis remediis». y la necesidad de proporcionarles profesionales cualificados: «Procuramus sic experta et probata medicaminum ministeria curandorum languentium gratia promovemus». A partir de aquí, se especifica claramente su objetivo: el permiso para ejercer una profesión médica a una determinada persona. 226 Detallada, en primer lugar, la procedencia y, en un caso, la profesión de los aspirantes: «Johanem de Qamora ville de Cocentayna», «Johannem Marti habitatorem ville de Elig» y «Johannem Gocalvez barbitonsorem ville de Elig», introducen los datos personales-profesionales del examinador: «Gabrielem Garcia magistrum in artibus et medicina fisicum et cirurgicum domus nostre mandato nostro examinatum» (5). que se responsabiliza de la habilitación del candidato en el arte que desea ejercer: «phisica» o cirugía. Superado el examen y siendo encontrados «¡dóneos y suficientes», la reina D.a María, en virtud del criterio de su médico, les concede la posibilidad de practicar la «phisica» y la cirugía en un campo especificado claramente: tanto en las villas de donde proceden como en cualquier otra parte donde habiten: «Concedimus et licentiam ac facultatem plenariam elargimur quod tam in dicta villa de Elig quam alibi ubicumque quam diu vixeritis absque metu et alicuius pene incursu dicta arte phisice uti possitis». Se les exime, igualmente, de cualquiertlpo de órdenes, prohibiciones, sanciones, etc. que pudieran obrar en su contra, puesto que han sido aprobados en el arte que ejercen, y se ordena a los oficiales del Reino de Valencia, gobernador, justicia, bailes, etc. que respeten al poseedor de la licencia dejándole practicar libremente en los lugares de su jurisdicción so pena de incurrir en la «ira e indignación» regia, teniendo que pagar en caso de contravenir dicho mandato, mil florines de oro aplicables al erario real. Se recomienda, por fin, al nuevo médico o cirujano, ejercer su profesión con pleno derecho y exigir a los demás que se la respeten, tal como le ha sido reconocido por la autoridad competente: «Teneant (vobis) firmiter et observent tenerique et observan faciant et non contraveniant aut aliquem contravenire permittant alique ratione seu causa» (6). 1.2. Licencia concedida por el Justicia Civil de Valencia El formulario de este tipo de licencias es radicalmente distinto a las anteriores. La que vamos a estudiar se refiere al permiso que el Justicia Civil de Valencia, Johan de Vilarasa, concedió el 17 de febrero de 1413 a Bernat Prats, de Concentaina, para ejercer la cirugía (7). Comienza el documento dando fe de que el interesado, Bernat Prats, ha entregado al Justicia la carta de los examinadores municipales en que 227 acreditan su comparecencia y superación de la prueba a que le sometieron. Inserta dicha misiva en el mismo texto, su contenido, a grandes rasgos, es el siguiente: La carta está fechada el 15 de febrero de 1413 y tiene como emisores a los examinadores oficiales de médicos y cirujanos de la ciudad de Valencia, cargo que ese año, según consta en el texto, ostentan Berthomeu Urgelles y Vicent Loret (8): «...de nos, mestre Berthomeu Urgelles e mestre Vicent Loret, proffesors examinadorsen art de medicina, examinadors en l'any present de totes e sengles persones volents exercir e usar d'art de físicha e de cirurgia en la dita ciutat e Regne de aquella». Está dirigida al Justicia Civil de la ciudad y se le notifica que: «per a nosaltres es stat examinat en Bernat Prats, barber de la vila de Cocentayna, en art de cirurgia» el qual ha sido encontrado «competent e expert» para practicarla. Finaliza la misiva pidiendo al Justicia le otorgue licencia «de praticar de la art» y está signada por los examinadores con sus sellos particulares. Seguidamente, se constata el juramento que el nuevo cirujano prestó ante los Evangelios, comprometiéndose a practicar «bé e lealment... el dit art de cirurgia». Una vez recibido éste—sigue consignándose— el Justicia concede formalmente la licencia, otorgando «píen poder» para que: «sens encorriment d'alcuna pena usas per la dita ciutat e Regne de Valencia de la dita art de cirurgia». Estos hechos son notificados por el Justicia a los oficiales del reino mediante otra carta en la que a su vez inserta la de los examinadores, el juramento del interesado acerca de su correcto proceder y la licencia que le ha sido concedida, especificando, de nuevo, su campo de ejercicio con más precisión: «en la dita ciutat e en totes e qualsevol villes e lochs del Regne de aquella», anunciándoles, además, que a Bernat Prats se le ha hecho entrega de una «carta testimonial» que acredita lo dicho. 1.3. Estudio comparativo de las licencias Un estudio comparativo de la limitada documentación presentada nos evidencia relaciones y diferencias de forma y contenido entre ambos tipos de documentos. 228 La tipología documental muestra para las licencias reales una estructura según los apartados siguientes: intitulación, preámbulo, dirección, disposición, cláusulas finales, fecha: tópica, crónica (año de la Natividad del Señor; sistema directo) y personal y signos de validación: sello (pendiente). Por su parte, las licencias municipales incluyen: un documento principal (doc. 1), en el que se insertan otros dos: carta de los médicos examinadores al Justicia Civil (doc. 2), y carta del Justicia Civil a los oficiales del reino (doc. 3). El documento principal (doc. 1) está estructurado del modo siguiente: fecha: crónica (año de la Natividad del Señor; sistema directo), intitulación y súplica. Inserción del documento 2. Disposición (doc. 1). Cláusulas finales (doc. 1). Inserción del documento 3. A su vez los documentos 2 y 3 tienen los siguientes apartados, similares en ambos: dirección, intitulación, disposición, fecha: tópica y crónica (año de la Natividad del Señor; sistema directo) y signos de validación: sello: de placa (doc. 2) y pendiente (doc. 3). Detallando aún algunos aspectos formales, se constata el distinto origen de las fuentes: Real Cnancillería para las primeras y Manaments y Empares para las segundas, lo que conlleva la concesión de las licencias por autoridades diversas: realeza en las de Real Cancillería y el Justicia Civil en las procedentes de Manaments y Empares. Observamos, igualmente, examinadores con diferentes categorías socio-políticas», puesto que en las licencias reales siempre examina un médico de la casa real: «prothofísico», «prothocirujano» —en nuestro caso Gabriel García, médico de la reina doña María—. En las licencias municipales, son los examinadores oficiales de la ciudad quienes efectúan la prueba. Aparece, en fin, como divergencia, el ámbito de ejercicio otorgado a cada médico en función de la autoridad de la que emana: tanto en las villas de origen como en cualquier otro lugar donde habiten, en el caso de las reales; y sólo para la ciudad y Reino de Valencia, en las municipales. 2. ANOTACIONES FINALES Los datos constatados en esta lectura superficial soló cobran significación si los englobamos en el estudio más amplio (9) acerca de las licencias como base del ejercicio médico, hecho histórico de carácter individual únicamente comprensible dentro de la sanidad como realidad perteneciente a una determinada formación social. Esto nos ayuda a responder a las anotaciones que adelantamos en la introducción. Sabemos por otros estudios, y eso aportaría elementos para resolver el interrogante de las diversas fuentes de documentación y las diferentes autoridades que otorgan las licencias, que la licencia real suele tener 229 carácter de privilegio (10), porque normal mente se refiere a casos difíciles o problemáticos para una jurisdicción ordinaria. Las licencias municipales tienen un carácter más ordinario y, como hemos visto, menor amplitud geográfica en el ejercicio. Por casos especiales entendemos: problemas de intrusismo (11), remisión de licencias, dispensas de examen, permisos concedidos a la minoría judeo-musulmana para practicar la medicina y la cirugía, a mujeres, etc. Conocido esto, adelantamos la hipótesis, no la comprobación, de que tras las licencias reales analizadas se oculte algún caso especial que nuestra investigación no nos ha manifestado, como: falta de algún requisito indispensable para acceder al grado de médico o cirujano (estudios, práctica junto a otro profesional), tal como estaba establecido (12), ejercicio clandestino de la profesión antes de la recepción de la licencia, etc. Profundizando más en el significado de las licencias para el ejercicio de la medicina en la Edad Media, no creemos errar cuando les atribuimos una doble función: control social por parte de los poderes públicos y capacitación profesional. La primera, porque tanto documentos como investigación han demostrado cierto control ideológico y la exclusión del ejercicio a determinados individuos pertenecientes a grupos sociales marginados. Respecto a la segunda, profesionalización, es fácilmente deducible, pues conocemos perfectamente tanto los esfuerzos por eliminar cualquier tipo de intrusismo, indicio de acientifismo e intromisión social, como el afán de racionalización científica que se va imponiendo en la medicina estructurando los estudios y, como hemos constatado, estableciendo exámenes para los candidatos (13). Por supuesto, la profesionalización conlleva una cierta conciencia de clase que, en estos momentos, se observa tanto en la exigencia de unos requisitos científicos exigidos a los médicos y cirujanos como en la detentación de una serie de cargos socio-políticos en la sociedad del siglo XV, si bien la propia clase admite una jerarquía dentro de los mismos profesionales, ya que mientras unos se dedican simplemente al ejercicio de la medicina en ambientes rurales o urbanos, otros ocupan cargos políticos o tienen prerrogativas extraordinarias («desospitadors», «prothometges», médicos de hospitales) con respecto a los anteriores. 1413, febrero 17. Valencia Johan de Vilarasa, justicia civil de la ciudad de Valencia, concede licencia para ejercer la cirugía a Bernat Prats, vecino de Cocentaina. A.R.V., MANAMENTS Y EMPARES (JUSTICIA CIVIL), N.° 4, fol. 19 r°-v° 230 Anno a Nativitate Domini M°CCCC°Xlir die veneris XVII febroarü, davant lo honrat en Johan de Vilarasa, cavaller, justicia civil de Valencia, comparech en Bernat Prats, de la vila de Cocentayna, la present letra següent: «Al molt honrat mossén Johan de Vilarasa, cavaller, justicia de la ciutat de Valencia en lo civil, de nos, mestre Berthomeu Urgelles e mestre Vicent Loret, professors en art de medicina, examinadors en l'any present de tots e sengles persones volents exercir e usar d'art de físicha e de cirurgia en la dita ciutat e Regne de aquella. Salutem ab subjecta reverencia e honor, nottificam a vestra saviesa que per nosaltres es stat examinat en Bernat Prats, barber de la vila de Cocentayna, en art de cirurgia, en la qual examinació l'avem atrobat competentment e expert a usarepraticarde la dita art de cirurgia. Epergo, que per vos lisia atorgada licencia de praticar de la art en la dita manera la present testimonial que significancia de les dites coses li havem Murada sagellada ab dos nostres sagells a clarificació vestra. Scrit en Valencia a XV del mes de febrero l'any de la Nativitat de Nostre Senyor M°CCCC°Xlir». E presentada la dita letra tantost lo dit honrat justicia reebesagrament del dit en Bernat Prats a Nostre Senyor Deu e ais Sants Evangelis de la sua má dreta corporalment tocats en virtut del quel diu e jura que be e lealment se hauria en praticar del dit art de cirurgia sobre la quel per los dits examinadors sia stat examinat, administrant sobre aquella segons necessitat de la cosa juxta [roto] de la preinserta letra. E [rebut] lo dit sagrament lo dit e honrat justicia atorga a aquell dit en Bernat Prats, axí examinat e píen poder e sens encorriment d'alcuna pena usas per la dita ciutat e Regne de Valencia de la dita art de cirurgia sia, segons en la dita letra preinserta es contengut. Manant como sia de totes les dites coses carta testimonial huiusmodi tenor: «Ais molts honrats universes e sengles officials e lochtinent de senyoria tinent dins lo Regne de Valencia, constituíts ais quals les presents pervendran, e presentades serán o alcunes lochtinents: De nos, en Johan de Vilarasa, cavaller, justicia de la ciutat de Valencia en lo civil, salutem e honor. Notifficam a vestra honrada saviesa e de cascun de nosaltres que en Bernat//[fol. 19 v°] Prats, de la vila de Cocentayna, solemnialment examinat per los honrats mestre Berthomeu Urgelles e mestre Vicent Loret, professors en medicina, examinadors en aquest any deis cirurquis, volents praticar de art de phísica e de cirurgia novellament, es stat atrobat abte, expert e sufficient e praticar de art de cirurgia tant solament, de la qual abtea e sufficiéncia son certificats per los 231 dits examinadors ab letra llur dos sagelles sagellada del tenor següent: Al molt honorable imperatur totu tenor per ut supra. Per que rebut del dit Bernat Prats sagrament a Nostre Senyor Déu e ais Sants quatre Evangelis de la sua ma dreta tocats, que bé e lealmentse haurae practicar del dit art decirurgia en la forma en la preinserta letra [es stada continguda] havem aquell donada e atorgada licencia e facultat de usar e practicar del dit art de cirurgia en la dita ciutat e en totes e qualsevol vi lies e lochs del Regne de aquella sens encorriment de alcuna pena. En totes de les quals coses la present carta testimonial li haut manada per sagellada en pendent ab lo sagell de la cort nostra en ucets reals emprentat. Datum Valentie XVII die febroarii anno a Nativitate Domini. Juan Caries de Rojas. M0CCCC°XXIII°». — 2 — 1443, abril 10. Valencia La reina D.a María concede licencia para ejercer la Cirugía a Joan de Qamora, vecino de Cocentaina. A.R.V., REAL CANCHILLERIA, reg. 260, fol. 130 v. LICENTIA UTENDI ARTE CIRURGIE PRO JOHANNE DE QAMORA Nos María etc. Quemadmodum salutis tutelam corporum vittatis imperitis et temerariis remedís procuramus sic experta et probata medicaminum ministeria curandorum languentium gratiam promovemus. Et quare vos fidelem nostrum Johanem de Camora, ville de Cocentayna per fidelem phísicum et cirurgicum domus nostre Gabrielem Garcie magistrum in medicina examínatum ydoneum et suficientem ¡n arte cirurgie et verídica relatione ipsius magístri Gabrielis Garcie comperimus. Tenore presentís vobis eidem Johaní de Camora concedimus et licentíam ac facultatem plenariam elargimur quod absque metu et alícuius pene incursu tam in dicta villa de Cocentayna quam alibi quam diu vixeritis dicta arte cirurgie uti positis inhibitionibus, ordinationibus prachmaticis sanctionibusseu provissionibusquibuscumque in contrarium editissivefactis et penis in eis adiectis obsistentibus nullo modo. Quem in usu et exercitio dicte artis vos dictum Johanem de Camora huius serie aprobamus. Mandantes gerentivices gubernatori in Regno Valentie, justiciis, baiuliss ceterisque universis et singulis oficialis domini regis et nostris presentibus et futuris quatenus licentiam et concesionem nostram huiusmodi vobis te- 232 neantfirmiter et observent tenerique et observan faciant et non contravenerant aut aliquem contravenire permittant aliqua ratione seu causa. In cuius rei testimonium presentem fieri ¡ussimus regio sigillo impendenti munitam. Datum Valentie Xa die aprilis anno a Nativitate Domini M° CCCC° XXXXIII0. Regnique dicte domini regis Sicilie ultra Farum anno Vllir. Aliorum nostro regnorum anno XXVIIIo. La Reyna. Domina regina mandavit mihi Guillelmo Bernardode Brugada vissus per Gabrielem Garcie ad cuius relationem expresatem fuit repertus suficiens. Probata. — 3 — 1445, noviembre 3. Valencia Licencia concedida por la reina D.a María a Joan Martí vecino de Elche, para ejercer la Medicina. A.R.V., REAL CANCILLERÍA, reg. 261, fol. 148 r°-v°. LICENTIA UTENDI ARTE FISICE PRO JOHANNE MARTI VILLE D'ELIG Nos Mariaetc. Quemadmodumsalutistutelam corporum vicatisimperitis et temerariis remediis procuramus sic experta et probata medicaminum ministeriacurandorum languentiumgratiapromovemus. Etquiavos fidelem nostrum Johannem Marti habitatorem ville de Elig per fidelem nostrum Gabrielem Garcia magistrum in artibus et medicina fisicum et cirurgicum domus nostre mandato nostro examinatum ydoneum et sufficientem in arte fisice ex verídica relatione ipsius magistri Gabrielis Garcie comperimus. Tenore presentís vobis eidem Johanni Marti concedimus et licentiam acfacultatem plenariam elargimurquod tam in dicta villa de Elig quam alibi ubicumque quam diu vixeritis absque metu et alicuius pene incursu dicta arte phisice uti possitis inhibitionibus ordinationibus pracmaticis sanctionibus privilegiis et seu provisionibus quibuscumque in contrarium editis sive factis et penis in eis adiectis obsistentibus ullo modo quoniam in usu et exercitio dicte artis phisice vos huius serie approbamus. Mandantes per presentes gerentivices gubernatoris in RegnoValentie. Necnonjusticiis, baiulis, procuratoribus, juratisdicteville de Elig ceterisque universis et singulis officialibus et subditis dicti domini regis et nostris presentibus et futuris ubi libet jurisdictionem exercentibus et locatenentibus eorundem de certa scientia et expresse per prima et secunda iussionibus sub incursu regie ad nostre ac nostre indignationis 233 et ¡re penaque mille florenorum auri a bonis cuiuslibet contrafacientis exigendorum regioque applicandorum erario quatenus licentiam aprobationem et conesionem riostras huiusmodi vobis dicto Johanni Marti teneant firmiter et observent tenerique et observari faciant et non contraveniant aut aliquem contravenire permittant alique ratione seu causa [fol. 148 v0.] In cuius rei testimonium presentem fieri iussimus regio sigillo inpendenti munitum. Datum Valentie tercia die novembris anno a Nativitate Domini M° CCCC° XXXXV0. Regnique dicti domini regis Sicilie citra Farum anno undécimo aliorum vestro regnorum anno tricésimo. La Reyna. Franciscus Ces Cases mandato regio tacto ad ibidem Gabrielis Garsie prothomedici domus dicta domine regine qui hanc vidit et examinatus fuit repertus sufficiens. Pro bata. Pastor. — 4 — 1445, diciembre 3. Valencia Licencia para ejercer la cirugía concedida por la reina D.a María a Joan Gonzálvez, vecino de Elche. A.R.V., REAL CANCILLERÍA, reg. 260, fol. 170 v. CIRURGIE PRO JOHANNE GONZÁLVEZ VILLE D'ELIG Nos María etc. Quemadmodum salutis tutelam corporum vicatis imperitis et temerariis remediis procuramus sic experta et probata medicaminumministeriamerendorumlanguentiumgratiapromovemus. Etquiavos fidelem nostrum Johannem Gonalvez barbitonsorum ville de Elig per fidelem fisicum et cirurgicum domus nostre magistrum Gabrielem Garcia examinatum ydoneum et suficientem in arte cirurgie exercenda informatione ipsius magistri Gabrielis comperimus. Tenore presentís vobis eidem Johanni Gonzálvez concedimus et licentiam ac facultatem plenariam elargimurquodabsuemetu alicuiuspene incursu tam indicia vi lia de Elig quam alibi ubicumque dicta arte cirurgie uti possitis et valeatis cum vixeritis inhibitionibus ordinationibus pracmaticis sanctionibus et seu provisionibus quibuscumque in contrarium editis sive factis et penis in eis adiectis obsistentibus nullo modo quem in uso et exercitio dicte artis cirurgie vos dictum johannem huiusmodi serie aprobamus. Mandantes gubernatori Regni Valentie nenon justiciis juratis baiulis procuratoribus 234 ceterisque officialibus regüs et nostris presentibus et futuris ad quos spectet et locatis eorumdem de certa scientia et expresse sub incursu regie ac nostre indignationie et ¡re penaque mille florenorum auri regio applicandorum erario quatenus licentiam approbationem et concessionem riostras huiusmodi vobis dicte Johanni teneant firmiter et observent tenerique et observan faciant inviolabiliter per quoscumque et non contraveniant aut aliquem contravenire permitant aliqua ratione seu causa. In cuius rei testimonium presentem fieri iussimus regio sigillo ¡n pendenti munitum. Datum Valentie die tercia decembris anno a Nativitate Domini M0CCCC°XXX° quinto. Regnique dicti domini regis Sicilie citra Farum anno undécimo aliorum vero regnorum anno tricésimo. La Reyna. Franciscus Cescases mandato regio tacto ad relationem Gabrielis Garcie prothomedici domus dicte domine Regine qui hanc vidit ipsumque examinavit. Pro bata. Pastor. 235 NOTAS (1) GALLENT MARCO, M. (1980), La asistencia sanitaria en Valencia (1400-1512), tesis doctoral inédita, 2 vois., Valencia. (2) MAZZI, M.* S. (1978), Salute e societá nel Medioevo, Ed. La Nuova Italia, Florencia, pág. 3. (3) GALLENT MARCO, M. (1980), vol. I, paga 300-416. GALLENT MARCO, M. (1983), Profesionalización y control social del personal módico en el siglo XV: la licencia para ejercer del cirujano Johan Pasqual de Algemesi, en Saitabi, vol. XXXIII, paga 99-103. (4) A.R.V. REAL CANCILLERÍA, reg. 260, fol. 130 Vo y 170 V; reg. 261, fol. 148 r°-v°. (5) A.R.V. REAL CANCILLERÍA, reg. 261, fol. 148 r°-v°. (6) Cfr. nota 5. (7) AR.V. MANAMENTS Y EMPARES (JUSTICIA CIVIL), N.° 4 (1413), última mano, fol. 19 r°-v°. (8) En el texto aparecen como examinadores Berthomeu Urgelles y Vicent Loret, pero al revisar los nombramientos constatados en los Manual de Consells, que se efectúan siempre el 22 de diciembre de cada año, los correspondientes a 1412 para actuar durante el año siguiente, no coinciden con los médicos citados. Según estatúente, durante el año 1413 desempeñaron el cargo de examinadores municipales Luis d'Ordis y Jacme Roig (M.C. (A-25), fol. 123 r°. A.M.V.). Vicent Loret y Berthomeu Urgelles lo ocuparon el año anterior, 1412 (M.C. (A-24), fol. 426 r.° A.M.V.). El error del documento que hemos estudiado tal vez sea imputable al escribano, aunque no podemos darlo por seguro puesto que no poseemos la carta original de los examinadores en la que se constatan sus nombres. (9) GALLENT MARCO, M. (1980), vol. I, pág. 348-366. (10) RODRIGO PERTEGAS, J. (1902), Recuerdo apologético del maestro en Medicina Domingo Ros de Ursins, Valencia, pág. 18-20. (11) GALLENT MARCO, M. (1981), Sobre intrusismo médico en Valencia (siglo XV), Comunicación presentada en el /// Congres d'Historia de la Medicina Catalana (Lérida) (en prensa). (12) GALLENT MARCO, M. (1980), vol. I, pág. 305-311. (13) GALLENT MARCO, M., El gremi de metges i cirurgians de Valencia: procés de constitució (1310-1499)», en L'Espill (en prensa). 236 NOTAS SOBRE EL PATRIMONIO DE UN LINAJE TRUJILLANO A FINES DEL SIGLO XV. EL CASO DE LOS TAPIA Antonio González Gómez Universidad de Sevilla Con motivo de mis trabajos de investigación en Jerez de la Frontera, referentes al ámbito andaluz bajomedieval, he encontrado un fondo documental, relativamente valioso, sobre un cierto número de familias trujillanas en el Archivo de la Marquesa de Campo Real (1). Esta documentación entró a formar parte en el siglo XVII (2) del vínculo del linaje jerezano de los Zurita, poseedores del título de marqués. La existencia de estos legajos ha permanecido inédita. Únicamente en 1922, el presbítero, Clodoaldo Naranjo Alonso, por su amistad personal con el entonces marqués de Campo Real, tuvo la oportunidad de consultar documentos exclusivamente genealógicos para la realización de la historia de «Trujillo y su tierra» (3). Dicha documentación nos revela un fenómeno interesante: la difusión y vulgarización de las estructuras familiares de la alta nobleza entre los miembros de la caballería. A lo largo del siglo XV aparece una serie de familias trujillanas—Bonilleja, Tapia, Altamirano, Pizarro, etc.— que detentan las formas clásicas de mantener riqueza: tierras, edificios, ganadería, ajuares... Sin embargo esta acumulación de bienes se veía constreñida por las fórmulas de sucesión. Todos los componentes de la familia heredan. Como consecuencia de esta costumbre testamentaria, la.relativa fragmentación y dispersión de los bienes impedían una concentración del poder económico y social. Para evitar esta situación surge desde finales del siglo XV un movimiento cuya finalidad es el cerramiento y jerarquización interna de los cuadros familiares a través de la creación de vínculos y mayorazgos. 237 Esta circunstancia trasluce la adquisición por las capas de la caballería, que vive en las ciudades, de los modos de pensamiento, acción y organización de la alta nobleza, de los grandes, es decir, la asunción por parte de los caballeros de la estructura familiar de los grandes linajes nobiliarios, constituidos en vínculos ordenados que permitan la transmisión y conservación del poder mediante la práctica de matrimonios endógamos y la fundación de mayorazgos que posibilitan la transmisión hereditaria de bienes, responsabilidades y honores entre los hijos varones primogénitos. De esta manera se crea también entre los representantes de los caballeros una pequeña nobleza de linaje patrilineales. Este es el caso de la familia Tapia. La documentación nos permite calibrar estos fenómenos en un ejemplo concreto, examinando la fortuna de dicho linaje trujillano durante el siglo XV, comprobando los lazos de parentesco y las alianzas matrimoniales existentes dentro de un mismo grupo social. Por último, podremos observar la movilidad de los bienes de una generación a otra y en el interior de los miembros de una misma familia. El fondo documental está integrado por testamentos, inventarios, compraventas... realizados por una familia patronímica: los Tapia desde la segunda mitad del siglo XV hasta mediados del siglo XVI. El linaje se consolida en tiempos de Gómez de Tapia (fallecido en 1489) por su matrimonio con Francisca de las Cabezas, hija de García González de Gi ronda (o de las Cabezas) y por la herencia recibida de Mencia González, hermana del anterior y esposa de Juan de Hinojosa. Todos aparecen avecindados en Trujillo. La familia Tapia pertenecía a la pequeña oligarquía urbana de caballeros al servicio de la alta nobleza, concretamente de los condes de Belalcázar, como criados y contadores mayores (4). La hacienda de Gómez de Tapia recogió gran parte de los bienes de su suegro, García González de Gironda. Por esta razón se conserva en el fondo documental del linaje el testamento y el inventario de éste. García González de Gironda realizó su testamento en Trujillo, el día 8 de octubre de 1458 (5). Era hijo de Gómez Núñez de Gironda. Estipulaba las características mandas piadosas: ser enterrado en la iglesia de San Miguel con sus treintanarios correspondientes a cargo del cabildo de clérigos de la ciudad y ofrenda anuales, conceder 10 maravedíes para la obra de la citada iglesia, entregar una blanca a todas las iglesias de Trujillo y del arrabal con sus ermitas (6), idéntica cantidad también para la obra de Santa María de Plasencia, a los lacerados de Plasencia y Béjar, etc. Después ordena que su mujer, Catalina González, herede roda la parte e derecho que yo he en Gironda, término de esta cibdad, ansí de herencia que yo ove y heredé de Juan Gil, fijo de Lázaro Gómez, como de mi padre, como de compra, con el molino que es en la dicha heredad e todo lo de las puertas adentro de las casas... de la dicha aldea de Gironda». Esta cláusula obedecía a la intención de García González de Gironda de recompensar a su mujer, Catalina González, por las propiedades de su 238 esposa que él había vendido y entregado en casamiento a mis fijas. La misma finalidad tiene la donación en herencia a su mujer de unas casas en Trujillo y una viña en Santa Cruz de la Sierra. Todo ello con la condición que dichos bienes, después de la muerte de doña Catalina González, tornen... a mis herederos. Por último estipula que su hija Mencia reciba 50.000 maravedíes para igualarla con los que llevaron en casamiento sus otras fijas y nombra como albaceas y testamentarios a su hermano, Juan de las Cabezas y a su mujer, Catalina González. Según el testamento, el matrimonio García González de Gironda-Catalina González tuvo cuatro hijas: María Jiménez, Juana Sánchez, Francisca de las Cabezas y Mencia González. Un porcentaje importante de la fortuna reunida por García González de Gironda se debió como indica su propio testamento a la herencia recibida de su primo hermano, Juan Gil. Este redactó su testamento en Trujillo, el día 9 de abril de 1427 (7). En primer lugar dispone que sea enterrado en el cementerio de la iglesia de Santa María de Trujillo con sus misas y ofrendas anuales más las limosnas acostumbradas a las restantes iglesias de la ciudad, de su arrabal y ermitas, a la obra de Santa María de Plasencia, a los lacerados de Béjar, a la Trinidad, Cruzada y Santa Olalla de Barcelona. A continuación consigna que su mujer, Constanza Fernández, reciba las casas en las que moró como enmienda de ciertos bienes que troxo al casamiento más treinta cabeqas de ganado que troxo cuando casó, las quales yo vendí para mi mantenimiento e suyo. A renglón seguido manda que a su primo, García González de Gironda, le sea entregada toda la parte y derecho que el testador tenía en la horden e heredat que dicen el Aldehuela de Diego Gómez y en Gironda, ambas posesiones en el término de Trujillo, que le pertenecían por herencia de su padre, Lázaro Gómez. Estos bienes le serán entregados a García González de Gironda cuando cumpla una condición: la de dar 30 cabezas de ganado a su mujer, Constanza Fernández. A este conjunto de propiedades heredadas hay que añadir toda la parte y derecho que el mencionado Juan Gil tenía sobre una viña, llamada de La Planta, en Santa Cruz de la Sierra con la parte que tengo en una casa y en un lagar en el dicho lugar, que en un principio asignó a su hermano, Fernando Gómez, a quien concedió 200 maravedíes en otra manda testamentaria, en enmienda de ciertos bienes que yo vendí e fincaron de García, mi hermano. Sin embargo, precisa más adelante, que si su hermano Fernando Gómez no quisiera esta viña, la reciba su primo García González de Gironda, dándole éste a cambio el dinero que montó mis rentas que García, mi hermano, avía en Centenera, que vendí a Alfón García Calderón. Por último, manda a su primo que venda todos mis puercos y bueyes y faga cantar por mi ánima un treintenario cerrado y le designa su heredero. Por tanto, como resultado de una doble herencia: la del matrimonio Juan Gil-Constanza Fernández, sus primos, y la de su padre, Gómez 239 Núñez de Gironda; de la aportación de bienes de la dote de su mujer, Catalina González y de seis compraventas, García González de Gironda reunió un patrimonio relativamente importante. Dicho patrimonio puede conocerse gracias a un inventario de sus bienes, leído en Trujillo, el día 3 de enero de 1460(8), por Antonio González, escribano público de la ci udad por el prior y fryales e convento del monasterio de Santa María de Guadalupe... ante Juan López del Arroyo, pesquisidor y juez por el rey en Trujillo. Fue presentado por Catalina González, como testamentaria de su marido. Los bienes que integraban la hacienda eran los siguientes: a) Bienes rústicos La heredad de Gironda. En ella poseía cinco partes. Una procedía de la herencia de su padre, Gómez Núñez de Gironda, otra de su primo, Juan Gil, y la tercera, de la parte y derecho que ovo de los fijos de Gómez Núñez de Gironda, la cual pertenecía completamente a su mujer, Catalina González, por haber vendido el marido un pedazo de tierra que ella poseía en la aldea del Becerro. Las otras dos partes provenían de compraventas. La primera efectuada a los hijos de Francisco Gil de María y la segunda a Alfonso de Gironda y a García Arazo. La propiedad de estas dos partes estaban repartidas al 50 por ciento entre ambos cónyuges. No obstante el inventario no proporciona datos sobre la superficie ni sobre la cuantía de las adquisiciones. La heredad de Atalayuela. En ella poseía una parte y derecho comprada a Sancho Fierro cuya mitad correspondía a su mujer. La heredad de Carmonilla. Tenía en ella 2 yugadas, de tierra que fueron compradas a Fernando Blázquez de Roanes en 1449 por 2.500 maravedíes con la finalidad de concentrar sus tierras en torno a la heredad de Gironda, colindante con Carmonilla (9). La mitad también era propiedad de Catalina González. Una viña en Santa Cruz de la Sierra, llamada de La Planta, con una casa y bodega, procedente de la herencia de su primo, Juan Gil. b) Bienes urbanos Las casas de la calle Olleros en Trujillo fueron adquiridas a los testamentarios de María Sánchez, vecina de Trujillo, mujer de Marcos Sánchez, recuero, difunto, los cuales para cumplir su testamento vendieron en 1455 a García González de Gironda unas casas que la dicha María Sánchez avía y dexó al tiempo de su finamiento con un corral que está a las espaldas de las dichas casas que son en la calle que dicen de Olleros que son en el arenal de Truxillo, por 5.600 maravedíes con cargo de pagar un tributo de 100 maravedíes y un par de gallinas a Pascuala García (10). 240 c) Bienes semovientes La cabana ganadera estaba integrada por 100 cabeqas de vacas e bueyes grandes e chicos; 60 cabeqas de puercos machos e fembras grandes e chicas; 40 ovejas, 2 yeguas, 1 potro y una potranca. De las 203 cabezas del ganado, la mitad correspondía a Catalina González. Sin embargo no aparece reseñada en el inventario la cuarta parte de la heredad de Aldehuela, llamada Sevillaga, en término de Trujillo que fue adquirida por García González de Gironda en 1449 a Blasco Domínguez Pixoto por 10.000 maravedíes (11). En resumen, la formación de este patrimonio se debió a cinco herencias (tres partes de la heredad de Gironda, la viña de La Planta y la Aldehuela de Diego Gómez) y a seis compraventas (cinco de tierras: dos en Gironda, una en Atalayuela, otra en Carmonilla, otra en Aldehuela, y una de una casa en Trujillo) (Gráfico n° 1). Gráfico N.° 1 BIENES DE GARCÍA GONZÁLEZ DE GIRONDA (7-1458) Naturaleza Cinco partes de la heredad de Gironda Término Observaciones Trujillo Tres partes provenían de herencia y dos de compraventas Una parte de la heredad de la Atalayuela Trujillo Compra La parte de la heredad de la Aldehuela de Diego Gómez Trujillo Herencia de Juan Gil La cuarta parte de la heredad de la Aldehuela llamada Sevillaga Trujillo Compra en 1449 2 yugadas de tierra en la heredad de Carmonilla Trujillo Compra en 1449 Viña la Planta en el ejido de Santa Cruz de la Sierra Trujillo Herencia de Juan Gil Casas de la calle Olleros Trujillo Compra en 1455 i 100 vacas y bueyes 60 puercos 241 Naturaleza Término Observaciones 40 ovejas 2 yeguas 1 potro 1 potranca Una vez viuda Catalina González, la hacienda fue aumentada por dos nuevas adquisiciones cuya política era la concentración geográfica de propiedades agrícolas. La primera compraventa tuvo lugar en Trujillo, el día 16 de octubre de 1469. Isabel García, mujer de Juan de las Cabezas, difunto y cuñado de Catalina González, le vendía a ésta por juro de heredat... toda la parte e derecho que yo e Alfonso Cabeqas e Gonzalo e Gómez e María Ximénez e Juan Sánchez, mis fixos... hemos en la aldea e heredad de Gironda... con sus casas e casares e cercas e cortinales e tierras de pasto e de pan levar e con aguas por 21.000 maravedíes (12). La segunda adquisición se realizó en Trujillo, el día 24 de marzo de 1474. Lorenzo de la Jara, vecino de esa ciudad, en nombre de su mujer y de Isabel García, su cuñada, mujer del difunto Diego Gómez, vendía a Catali na González foda la parte e derecho que teníamos en la heredad de Torresyllas, en término de Truxillo, así de tierras de pasto común como de pan llevar ela lavor e de casas e casares e cercas e cortinales por el precio de 5.000 maravedíes. La posesión de la propiedad se llevó a cabo el día 6 de abril de 1474 poniendo los pies en una casa de la aldea de Torresyllas con su corral que estaba delante (13). Este conjunto de bienes pasará íntegramente a lafamilia de los Tapia a través del matrimonio entre Francisca de las Cabezas, hija de Gonzalo García de Gironda, y Gómez de Tapia. La primera circunstancia que incrementará el patrimonio de cónyuges será la muerte de Mencia González, hermana de Francisca, en cuyo testamento deja por herederos de la dehesa de Gironda a los hijos de ésta (14). Por este motivo, el día 13 de noviembre de 1476, el criado de Francisca de las Cabezas, Pedro Arias, toma posesión de dicha propiedad en su nombre (15). Operación que vuelve a repetirse el 23 de noviembre de ese mismo año ante la oposición mostrada por Tomé Gil, sobrino de Mencia González. Sin embargo por orden de la justicia de Trujillo y de su alguacil, Alfonso de Miranda, los hijos de Gómez de Tapia y de su mujer son entregados en la tenencia y posesión de todos los bienes raíces e muebles que fueron de Mencia González, mujer de Juan de Hinojosa y de Teresa, su hija, difunta. Después de indicar los bienes que componían su ajuar, se-toma posesión de la parte de la heredad de Gironda y el día 25 del mismo mes de la 242 heredad de Aldehuela de Blasco Domínguez, colocando el procurador de Gómez de Tapia, Pedro Gallego, ciertas piedras sobre la pared de un huerto (16). No obstante el 13 de octubre de 1480, a causa de esta herencia, vuelve a efectuarse una partición de la heredad de Gironda entre el matrimonio Tapia y Juan de Hinojosa, por una parte, y por otra, sus cuñados, Pedro Jiménez Barrantes y María Jiménez. Dividieron la heredad en dos partes y las echan a suerte. El escribano hizo dos escriptos pequeños en papel cada uno. A continuación los puso en dos pellicas de cera redondas. Hecho el sorteo copieron las dichas suertas de la manera siguiente: A Gómez de Tapia y a su mujer, Francisca de las Cabezas, y a Juan de Hinojosa, su cuñado, la suerte de la casa con la cocina, la torre y la delantera de la casa de Gironda. A Pedro Jiménez Barrantes y a María Jiménez, mujer Alvar Alfonso, también sus cuñados, la parte de la dehesa vieja y Navalagrulla con los dos tercios de los Girondos, el molino y el palacio con los corrales. Al mismo tiempo se precisa que en el caso de poseer ejido la heredad los derechos a su aprovechamiento se dilucidirán en otro acuerdo entre ambas partes (17). Se concluye este episodio en ese mismo año de 1480. El día 31 de diciembre, Fernando Alonso y Francisco Rodríguez, clérigos, como jueces y arbitros entre Gómez de Tapia y Juan de Hinojosa, esposo de Mencia González, emiten una sentencia sobre la hacienda de Gironda, que pertenecía a su suegro, García González de Gironda. Por ella, Juan de Hinojosa obtenía de las cinco partes de Giroda litigadas, dos, y las otras tres restantes eran para Gómez de Tapia (18). El mencionado Gómez de Tapia, hijo de Alonso de Tapia, formaba parte, como ya hemos indicado, de la pequeña oligarquía urbana de Trujillo, donde estaba avecindada la familia, lo cual no era impedimiento para servir a los Sotomayor, condes de Belalzázar, como criados y contadores mayores. Así Gómez de Tapia se dirige a la villa de Belalcázar en 1487 para servir a Teresa Enríquez, condesa de la mencionada villa, viuda del conde Gutierre de Sotomayor. Antes de iniciar su viaje redacta su primer testamento en Gironda, el día 15 de octubre de 1487, donde manda que si muere en Balalcázarm/s señores me entierren en el monasterio del señor San Francisco de la Columpna y si ocurre en Trujillo entonces en la iglesia de Santiago. Reparte una serie de limosnas entre sus criados y designa a sus hijos como herederos (19). Un año después, Gómez de Tapia se encuentra en Valladolid. En esta localidad efectuó su segundo y último testamento, el día 4 de febrero de 1488. En él modifica el lugar de su enterramiento. Ahora alige el monasterio de San Francisco de Trujillo con sus misas correspondientes. Ordena dar 5 maravedíes cada día a las emparedadas para que rueguen por su alma y vuelve a nombrar herederos a sus hijos (20). Muere Gómez de Tapia entre el 12 de diciembre de 1488, fecha en la que recibe una donación, y el 22 de agosto de 1489, día en el que se 243 escribe el testamento de su hijo, Alonso de Tapia y en el que aparece ya difunto. A través de una serie de circunstancias fortuitas: herencias de parientes y de un beneficioso matrimonio, Gómez de Tapia recibe una considerable y fragmentada porción de una propiedad: la dehesa o heredad de Gironda. Este hecho fue valorado por el mismo Gómez de Tapia, como lo prueba que las dos únicas compraventas que efectuara tuvieran por objeto la ampliación de la citada propiedad. Efectivamente, en Trujillo, el día 13 de agosto de 1487, adquirió a Mayor García, beata del monasterio de beatas cerca de la iglesia de Santa María de esa ciudad, hija de García de Araxo, roda la parte e derecho que María de Dios, mi tia y beata, me mandó por mi vida en la parte y derecho que mi tía tenía en la heredad que dicen Gironda... en la suerte que dicen de los Girondos, menos una parte que entrega a Juana de Gironda, su prima y también beata, hija de Alonso de Gironda, en compensación y como equivalencia de la parte de la heredad de Torreherrera que ésta le dio. La cuantía de la venta se elevó a 3.000 maravedíes (21). La segunda compraventa tuvo lugar en Trujillo, el día 11 de abril de 1488. En ella Catalina de Gironda, mujer de Juan Calderón y Gómez Ñuño, hijo de Fernando de Gironda, vecinos de Trujillo y en nombre igualmente de Juan, hermano de ambos, vendieron a Gómez de Tapia por 3.500 maravedíes las dos tercias partes de toda la parte e derecho que nosotros avernos en la heredad... de Gironda, que heredaron de María de Dios, beata, su tía (22). Para concluir, la hacienda de Gómez de Tapia se vio favorecida por las donaciones de Teresa de Cristo, beata y religiosa en el monasterio de las beatas, cercano a la iglesia de Santa María de Trujillo, tía de su mujer, Francisca de las Cabezas. Así, el día 15 de noviembre de 1485 le hizo donación a su sobrina de toda la parte y derecho que poseía sobre la heredad y dehesa de Noderuela, que era la cuarta parte de toda la heredad... con todas sus casas e casares e cercas e corrales e cortinales e ejidos e tierras e prados de pasto e pan llevar. Tomó posesión de ella Gómez de Tapia, el día 26 de noviembre de 1485. La recorrió a pie, cavó la tierra en algunos sitios y cortó ciertas ramas de un carrasco (23). Esta donación, como la siguiente, efectuada el 12 de diciembre de 1488, obedecía a los buenos servicios recibidos del matrimonio Gómez de TapiaFrancisca de las Cabezas. Por esta razón, le dona todos sus bienes raíces, muebles y semovientes (24) sin especificarlos en la carta de donación. Con este patrimonio reunido se aprecia la toma de conciencia de la adscripción a un estado noble. Fenómeno social que se evidencia en el testamento de Alonso de Tapia, hijo de Gómez de Tapia, quien encontrándose en Belalcázar al servicio de la condesa Teresa Enríquez, su señora, y estando muy fatigado de dolencias y enfermedad, concede el 22 de agosto de 1489 poder a su madre y a Pedro Gallego, criado y mayordomo de la citada condesa, para que redacten su testamento. En él se 244 establece que sus bienes quedarán en su linaje, tronco, solar y apellido (25). Sin embargo esta disposición mental y económica no se tradujo en la obtención de un vínculo o mayorazgo. De ahí que el patrimonio se viera en cada generación sometido a un proceso de dispersión y fragmentación entre los miembros de la propia familia. Los únicos medios para contrarrestar ese hecho eran acudir a la práctica de una política matrimonial cuidadosamente meditada, y de adquisiciones de propiedades. Esta característica social se constata magníficamente en el reparto de los bienes de Gómez de Tapia y de su mujer entre sus herederos en 1507. Por dicho documento nos es factible conocer las propiedades rurales y urbanas que poseía el matrimonio en el momento de su muerte y la distribución posterior de estos entre sus cuatro hijos: Juana López de Tapia, Juan de Tapia, García de Tapia y Gómez de Tapia, sobrino de los anteriores e hijo del difunto, Alonso de Tapia. El patrimonio de los Tapia en 1507 (26) era el siguiente: a) Bienes rústicos Estaban integrados por siete heredades o dehesas, cuatro viñas, dos perales, dos cercas, una huerta y unos casares. Las heredades eran las de Palazuelo, Agudo del Castillo, Aldehuela de Blasco Domínguez, del Corral, Gironda, Aguijón de Carmonilla, la suerte de las Dehesillas y Torrecillas, todas en el término de Trujillo. Las cuatro viñas estaban en el ejido de Santa Cruz de la Sierra: una suerte de viñas llamada Cigontal, la viña del Canchón, de La Planta y de la Higuera. Los dos perales estaban junto a la suerte de viñas del Cigontal en Santa Cruz de la Sierra. Las dos cercas también se localizaban en el ejido de Santa Cruz de la Sierra. La huerta de la Longuera situada junto aun arroyo en el ejido de Danta Cruz de la Sierra. Los casares se encontraban en la calle Garguera. b) Bienes urbanos Estaban compuestos por las casas principales de Santa Cruz de la Sierra y las casas de Trujillo donde vivían sus padres. c) Otros bienes Tenían 3.000 maravedíes de juro y 700 maravedíes de hierba creciendo y menguando de suelo e propiedad e señorío en la heredad de El Toril. 245 Con respecto al inventario realizado en 1460 de las propiedades del matrimonio García González de Gironda-Catalina González, esta partición de bienes efectuadas en 1507 no indica las heredades siguientes: Atalayuela, la Aldehuela de Diego Gómez, la cuarta parte de la misma Aldehuela llamada Sevillaga, la casa de la calle Olleros de Trujillo y el ganado. En cambio son citadas por primera vez las 11 partes de la heredad de Palazuelo, la cuarta parte de la heredad de Agudo del Castillo, la heredad del Corral, la heredad del Aguijón de Carmonilla, la suerte de las Dehesillas también en Carmonilla y la suerte de Torrecillas, las viñas del Cigontal, Cachón y de la Figuera en el ejido de Santa Cruz de la Sierra, la huerta de La Longuera y dos perales en el mismo lugar, los casares de Garguera, las dos cercas y las casas principales de Santa Cruz de la Sierra, las casas principales de Trujillo, 3.000 maravedíes de juro y 700 maravedíes de renta de la hierba en la heredad del Toril. Continúa reseñándose en la partición de 1507 las heredades de la Aldehuela de Blasco Domínguez y Gironda y la viña de La Planta en el ejido de Santa Cruz de la Sierra. Tampoco aparece mencionada en el citado reparto la heredad de Torrecilla, adquirida en 1474, y la de Noderuela, donada en 1485. Pues bien, estos bienes en 1507 fueron distribuidos entre sus hijos de la siguiente manera. Juana López de Tapia recibió el 81,81 por ciento déla heredad de Palazuelo (27), la suerte de viña llamada Cigontal en el ejido de Santa Cruz de la Sierra, dos perales en el mismo lugar, la huerta de La Longuera también en la misma localidad, la cuarta parte de las casas principales de Santa Cruz de la Sierra y el 25 por ciento de 3.000 maravedíes de juro. (Gráfico n° 2). Gráfico N.° 2 BIENES DEL MATRIMONIO GÓMEZ DE TAPIA-FRANCISCA DE LAS CABEZAS (1460-1507) Naturaleza Término Partición en el año 1507 Once partes de la heredad de Palazuelo Trujillo Nueve partes de Juana López de Tapia y dos de Juan de Tapia La cuarta parte.de la heredad de Agudo del Castillo Trujillo Juan de Tapia Toda la parte y derecho de la Aldehuela de Blasco Domínguez Trujillo Juan de Tapia Toda la parte y derecho de la heredad del Corral Trujillo Juan de Tapia 246 Naturaleza Termine Partición en el año 150 ' Cinco partes de la heredad de Gironda Trujillo El 9 1 % de García de Tapia y Gómez de Tapia; el 9% de Juan de Tapia La heredad del Aguijón de Carmonilla Trujillo Pro indiviso entre García de Tapia y Gómez de Tapia Suerte de las Dehesillas en Carmonilla Trujillo Pro indiviso entre García de Tapia y Gómez de Tapia La suerte de Torrecilla Trujillo Pro indiviso entre García de Tapia y Gómez de Tapia La suerte de viñas del Cigontal en el ejido de Santa Cruz de la Sierra Trujillo Juana López de Tapia La viña del Canchón en el ejido de Santa Cruz de la Sierra Trujillo Juan de Tapia La suerte de viña de la Planta en el ejido de Santa Cruz de la Sierra Trujillo García de Tapia La suerte de viña de la Higuera en el ejido de Santa Cruz de la Sierra Trujillo Gómez de Tapia Dos perales en el ejido de Santa Cruz de la Sierra Trujillo Juana López de Tapia La huerta de La Longuera en el ejido de Santa Cruz de la Sierra Trujillo Juana López de Tapia Los casares de la calle de Carguera (Santa Cruz de la Sierra) Trujillo Juan de Tapia y García de Tapia, el 25%; el 50%, Gómez de Tapia Dos cercas en Santa Cruz de la Sierra Trujillo Una era completamente de Gómez de Tapia; otra, de Juan de Tapia y García de Tapia, ambos con el 25% cada uno, y el 50% restante, de Gómez de Tapia 247 Naturaleza Termino Partición en el año 1507 Las casas principales Santa Cruz de la Sierra de Trujillo Juana López de Tapia (25%), García de Tapia (25%) y Gómez de Tapia (50%) Las casas principales Trujillo de Trujillo García de Tapia (75%) y Gómez de Tapia (25%) 3.000 maravedíes de juro Trujillo El 25% cada uno de los 3 hijos y el nieto, Gómez de Tapia 700 maravedíes de renta de hierba en la heredad del Toril Trujillo Juan de Tapia Juan de Tapia heredó el 18,18 por ciento de la dehesa o heredad de Palazuelo (28), la cuarta parte de la heredad de Agudo del Castillo, toda la parte de la heredad de Aldehuela de Blasco Domínguez, toda la parte déla heredad del Corral, el 9 por ciento de la heredad de Gironda sin casas, casares, cerca, corral y huerto, aunque sí 17,5 maravedíes de renta de hierba (29), la viña del Canchón en Santa Cruz de la Sierra, la cuarta parte del Alcacer y de la cerca que está a la carrera, 400 maravedíes de renta de hierba en la dehesa del Toril (30) y el 25 por ciento de los 3.000 maravedíes de juro. García de Tapia y su sobrino Gómez de Tapia obtenían pro indiviso el 91 por ciento de la heredad de Gironda con todas sus instalaciones, edificios y rentas (31), la heredad del Aguijón de Carmonilla, la suerte de las Dehesillas en Carmonilla y la suerte de Torrecillas. García de Tapia, por su parte, poseía la suerte de viña de La Planta en el ejido de Santa Cruz de la Sierra, la cuarta parte de los casares de la calle de Garguera, la cuarta parte de la cerca (32), las tres cuartas partes de las casas principales de Trujillo y la cuarta parte de las otras casas principales de Santa Cruz de la Sierra, además del correspondiente 25 por ciento de los 3.000 maravedíes de juro. Gómez de Tapia recibía la suerte de viñas de la Higuera en Santa Cruz de la Sierra, la mitad de los casares de la calle Garguera, el 50 por ciento de la cerca (33), toda la cerca llamada La Gorrona en el ejido de Santa Cruz de la Sierra, la cuarta parte de las casas de Trujillo y las dos cuartas partes de las casas principales de Santa Cruz de la Sierra, aparte de los 750 maravedíes correspondientes de los 3.000 de juro. De esta relación puede observarse los efectos sucesorios en la fragmentación y distribución de las tierras y demás bienes entre los miembros 248 de la familia. Todos los hijos reciben heredades. Cada una de las cuatro viñas de Santa Cruz de la Sierra son repartidas entre los tres hijos y el nieto de Gómez de Tapia, al igual que los 3.000 maravedíes de juro. Las casas principales de Santa Cruz de la Sierra son divididas entre Juana López de Tapia (25%), García de Tapia (25%) y Gómez de Tapia (50%) y las de Trujillo entre García de Tapia (75%) y Gómez de Tapia (25%). Juan de Tapia es el único hijo que no hereda bienes urbanos y Juana López de Tapia tampoco recibe casares y cercas. Al mismo procedimiento se recurre para el reparto de los casares de la calle Garguet (Juan de Tapia, el 25%; García de Tapia el 25% y Gómez de Tapia el 50%) y la cerca en las mismas proporciones. Esta partición de los bienes de Gómez de Tapia realizada en 1507 abarcó también los bienes muebles, raíces y semovientes que quedaron e fincaron... de Mentía González, los cuales no se especifican ni aparecen repartidos. De los cuatro hijos de Gómez de Tapia, la documentación sólo hace referencia a García de Tapia por su matrimonio con María Altamirano. Aparece al año siguiente de la muerte de su padre en 1490 efectuando una adquisición de tierras. Realizó ocho compraventas entre 1490 y 1536. Ello supuso el desembolso de 78.900 maravedíes. El objeto de tales transacciones fue la posesión de tierras en las heredades de Carrascalejo y Gironda, un pedazo de viña en Robledo, el censo de unas casas en Trujillo, parte de un molino y dos casas en Garciaz. García de Tapia, avecindado en Trujillo en las casas principales de su padre, Gómez de Tapia, amplió y concentró mediante tres adquisiciones el núcleo de propiedades que había recibido de su padre: la heredad de Gironda y la suerte de Torrecillas. Efectivamente el 18 de septiembre de 1490 compró a su tía, María Jiménez, vecina de Trujillo, toda la parte y derecho que ésta tenía en la heredad de Carrascalejo, término de Trujillo, por 12.000 maravedíes (34). El 28 de julio de 1500 volvió a comprar otra parte de la heredad de Carrascalejo, colindante con la heredad de Gironda, por 14.000 maravedíes, en esta ocasión a Juan de Nimegra y a su mujer, Francisca Jiménez, vecinos de Trujillo (35). Y en el lugar del Puerto, el día 3 de febrero de 1513, adquirió a María Aguilar, hija de Gonzalo de Aguilar y mujer de Francisco de las Casas, vecina de Trujillo, toda la cuarta parte y derecho que ésta tenía en la heredad de Gironda heredada de María Jiménez (36) con sus pastos y abrevaderos por 29.000 maravedíes (37). También García de Tapia compró una viña en Garciaz, lugar de Trujillo. El 27 de mayo de 1500 Alonso Serrano y su mujer, Juana García, vecinos de la citada localidad, le vendieron una viña en el Robledo en donde dicen La Citolilla por 17.000 maravedíes (38). Las otras cuatro compraventas comprenden dos casas y un molino en Garciaz y un censo en Trujillo. En el lugar de Garciaz, el día 19 de abril de 249 1496 compró a Bartolomé Moreno, vecino de esa población, toda la parte e derecho del molino que heredé de mi padre que es de seis partes, una. Se encontraba en la ribera de Garciaz cerca de los huertos del concejo. La cuantía se elevó a 2.000 maravedíes (39). En 1501, Francisco Castellano, vecino de Garciaz, vendió a\honrado García de Tapia, una casa en la plaza de ese lugar que fueron de sus padres por 2.700 maravedíes (40). En la misma localidad adquirió a Inés González, mujer de Juan Vizcaíno, vecina de Garciaz, el día 19 de julio de 1529, una casa por 2.200 maravedíes (41). Por último, el 18 de noviembre de 1536 compró al monasterio de San Francisco de la Puerta de Coria de Trujillo 60 maravedíes de renta de censo perpetuo que tenía la comunidad sobre las casas principales de García de Tapia cercanas a la iglesia de la Veracruz. Fueron vendidas por 1.500 maravedíes (42). Con ello concluía la posesión absoluta de su morada en Trujillo, pues previamente el día 11 de diciembre de 1510 había realizado un trueque con su sobrino Gómez de Tapia. García de Tapia entregaba la cuarta parte que le correspondía de las casas principales de Santa Cruz de la Sierra por la partición de los bienes de su padre, efectuada en 1507, a Gómez de Tapia, mientras éste a su vez le daba la cuarta parte de las citadas casas principales de Trujillo (43). En 1519 partió con su sobrino, Gómez deTapia, el indiviso que poseían ambos sobre la heredad de Gironda. García de Tapia y Luis de Comargo, mercader, vecino de Trujillo, como procurador de Gómez de Tapia, pidieron al alcalde mayor de la ciudad, Francisco de León, se designara dos partidores que dividieran la tierra de Gironda. Los tres designaron a García Jiménez, vecino de Santa Cruz de la Sierra, y a Sancho Solano, vecino del Puerto. Ambos hicieron el 26 de agosto de ese año 25 partes, todas agrupadas. García de Tapia recibió 13 y Gómez de Tapia, 12. Partición y adjudicación confirmada por Diego García Carrasco, morador en Torrecillas, como tercer partidor. El 9 de septiembre, a los doce días siguientes, Alonso Casco y Diego de Orellana, alarifes y vecinos de Trujillo, dividieron la torre, casas, corrales, colgadizos, caballerizas, establos, casares, pajar, horno y gallinero de Gironda. García de Tapia recibió la casa principal con la parte de corral correspondiente, colgadizo, casares, pajar y horno. Gómez de Tapia obtuvo la parte de la torre, caballeriza y corral. También se repartió la suerte de Torrecillas y un huerto de la heredad de Gironda. A García de Tapia le correspondió la suerte de Torrecillas y la licencia de que su ganado, para ira beber, pudiera transitar por ella hasta el Aguijónenlo, desde mayo hasta San Miguel. El huerto de Gironda con la parte del pozo pertenecería a García de Tapia y la parte próxima al arroyo a Gómez de Tapia (44) (Gráfico n° 3). El patrimonio de bienes reunidos por García de Tapia le permitió conceder a sus hijas importantes dotes. Así en el 28 de septiembre de 1541, Hernando Calderón, marido de Francisca de Tapia, hija de García de Tapia, vecina de Trujillo, expresa que su padre le dio en dote y casamiento 250 Gráfico N.° 3 BIENES DE GARCÍA DE TAPIA (1507-1547) Naturaleza Término Observaciones 14 partes de la heredad de Gironda Trujillo Trece de herencia y una parte de compra en 1513 La heredad del Aguijón de Carmonilla Trujillo Indiviso con su sobrino Gómez de Tapia Parte de la heredad de Carrascalejo Trujillo Adquiridas en 1490 y 1500 La suerte de las Dehesillas en Carmonilla Trujillo Indiviso con Gómez de Tapia La suerte de Torrecilla Trujillo Indiviso con Gómez de Tapia Viña de la Planta en el ejido de Santa Cruz de la Sierra Trujillo Herencia Viña en el Robledo, llamada la Citolilla, en Garciaz Trujillo Compra en 1500 1 molino en Garciaz Trujillo Compra en 1496 El 25% de los casares de la calle de Garguera (Santa Cruz de la Sierra) Trujillo Herencia El 25% de una cerca en Santa Cruz de la Sierra Trujillo Herencia 2 casas en Garciaz Trujillo Compras en 1501 y 1529 Casas principales en Trujillo Trujillo Herencia 750 maravedíes de juro Herencia Ganado sin especificar 251 10.000 maravedíes de renta de h\erba situados y señalados en la heredad de Gironda... y ciento e ochenta ovejas mayores y diez puercas mayores y una vaca y un ajuar y casa alahajada; bienes en los que se incluía su legítima. El matrimonio renuncia por ello a todo derecho a la herencia de García de Tapia (45). El día 22 de agosto de 1540 redacta en Trujillo su testamento, María Altamirano, mujer de García de Tapia. Estipula ser enterrada en la iglesia de la Veracruz en la sepultura de sus padres. Tras ordenar las mandas piadosas y retribuir los buenos servicios de su criada y esclavos (46), nombra herederos de sus bienes gananciales y dótales a sus dos hijos, Alonso de Tapia y Juan Altamirano, salvo que la parte que yo tengo en la heredad de Valbuitrero lo aya y eréde de mejora... Juan Altamirano, mi hijo, por su necesidad de ser coxo, aparte de su legítima integrada por casas, viñas y molinos en Garciaz (47). García de Tapia escribió su testamento en Trujillo, el 2 de abril de 1547. Manda que los cofrades de la Cruz y la cofradía del Espíritu Santo le entierren en la iglesia de Santiago. Dispone misas para los parientes difuntos, entre ellos su hijo Juan Altamirano y su sobrino, Gómez de Tapia. Manda cancelar las deudas con Diego Mitrado, vecino de Santa Cruz de la Sierra, su porquero. Estipula las dotes que concedió a sus dos hijas cuando entraron en el monasterio de la Puerta de Coria, Ana Altamirano y Juana de Tapia. Designa como heredero a su hijo, Alonso de Tapia (48). Precisamente este Alonso de Tapia conseguirá por real facultad de 1559 fundar el vínculo o mayorazgo en favor de su hijo, García de Tapia, el día 14 de abril de 1561. Los bienes dótales procedían de las herencias y compras efectuadas por sus antepasados (49). Por tanto, los bienes agrarios constituyeron la base económica del patrimonio de los Tapia. Sin embargo, hasta la creación del mayorazgo en 1561, esta riqueza se vio sometida por los efectos de sucesión hereditaria a una constante fragmentación entre los miembros de la propia familia. Pero en el caso de los Tapia este fenómeno se vio compensado por las aportaciones de propiedades de otras herencias o donaciones de parientes y por una posterior política de adquisiciones. En efecto Gómez de Tapia, esposo de Francisca de las Cabezas, contempló cómo su patrimonio se beneficiaba de las propiedades heredadas de su suegro, García González de Gironda, de de su cuñada, Mencia González, así como de las donadas por Teresa de Cristo, tía de su mujer. Este hecho se observa perfectamente en el caso de la heredad de Gironda, que pasó al patrimonio de los Tapia a través de Francisca de las Cabezas, quien la heredó de su padre, García González de Gironda. Sin embargo, en 1507, tras el fallecimiento del matrimonio Gómez de Tapia-Francisca de las Cabezas, Gironda es repartida entre sus hijos, García de Tapia y Juan de Tapia, y su nieto, Gómez de Tapia. El primero y el último recibieron pro indiviso el 91 por ciento de la heredad. Juan de Tapia obtuvo el 9 por ciento. Se había 252 repartido una propiedad, reunida gracias a las herencias testamentarias de ciertos parientes y a las compraventas efectuadas a los miembros de dos familias: los Gironda a Alfonso de Gironda y a su hermano, García Araxo. Posteriormente, en 1487, Mayor García, hija de García Araxo, vendió otra parte de la citada propiedad. En 1488, Catalina de Gironda recibe 3.500 maravedíes por la venta de sus dos terceras partes. En los restantes casos los vendedores son los propios miembros de la familia. Así, en 1469, Catalina González adquirió las partes que poseía en Gironda a Isabel García, mujer de Juan de las Cabezas, su cuñado, ya difunto. En 1513 García de Tapia recupera la parte perteneciente a María Jiménez, su tía segunda, heredada por María de Aguilar, quien se la vende a aquél. Por esta razón la propiedad de Gironda se convierte en él solar y en el núcleo central del mayorazgo de los Tapia. La historia de esta heredad nos ilustra la política seguida por esta familia antes de la creación de su vínculo en 1561, como fórmula y método —utilizados por la nobleza— para mantener sus propiedades. Entre 1463 y 1547, los Tapia recurrieron para mitigar el proceso de inestabilidad y movilidad de sus bienes a unas meditadas alianzas matrimoniales y a un constante desembolso de dinero para comprar nuevas tierras que paliaran la dispersión de las propiedades y favorecieran su concentración. Se producía, pues, en cada generación un fenómeno de acumulación, división y vuelta a acumular de nuevo (50). Proceso que se interrumpe con la fundación del vínculo, ya que una parte considerable del patrimonio se hace inalienable y transmisible por herencia en orden de primogenitura (51). Pero la documentación no sólo nos informa de la estructura familiar de un linaje y de la composición de sus bienes, también nos describe el paisaje. En los inventarios se reseñan tres heredades o dehesas. Las tres poseen casas, casares, palacios, cercas, cortinales, corrales, tierras de pan llevar, pastos, abrevaderos, establos, pozos, caballerizas, huertos, colgadizos, pajares, hornos, gallineros y ejidos (52). Gironda aparece además con una torre y un molino. La viña de La Planta en Santa Cruz de la Sierra tenía casas, lagar y bodega. Todas las propiedades estaban en localidades del término de Trujillo: Garciaz, Santa Cruz de la Sierra, calificados de lugares, y en las aldeas de Gironda y Torrecilla. 253 NOTAS (1) Está formado por 22 legajos. (2) JuanaTadeo de Orellana y Tapia contrajo matrimonio en Jerez de la Frontera con Diego Zurita y Auñón en 1654. (3) Clodoaldo NARANJO ALONSO, Trujillo y su tierra. Historia, monumentos e hijos ilustres, Trujillo, 1922, 1.1, p. 432. (4) Emilio CABRERA MUÑOS, El condado de Belalcázar (1448-1518), Córdoba, 1977, p. 344. (5) (A)rchivo de la (M)arquesa de (C)ampo (R)eal de (J)erez de la Frontera. Vínculo de Alonso de Tapia Altamirano, leg. 3, N.° 4. (6) En 1540 las ermitas citadas en el testamento de María Altamirano eran cuatro: Nuestra Señora de la Piedad, La Magdalena, Los Mártires y San Lorenzo. (7) A.M.C.R.J., Vínculo de Alonso de Tapia Altamirano, leg. 3, N.° 5. (8) Ibldem. (9) Ibid., leg. 3, N.° 1. (10) Ibid., leg. 3, N.° 3. (11) Ibid., leg. 3, N.° 2. (12) Ibid., leg. 3, N.° 7. (13) Ibid., leg. 3, N.° 8. (14) Ibid., leg. 3, N.° 9. Nombra herederos a los hijos de Francisca de las Cabezas en el caso que su hija Teresa muriera sin testar; circunstancia que ocurrió. (15) Ibid., leg. 3, N.° 17. (16) Ibid., leg. 3, N.° 18. Son citados como testigos: Juan de Trujillo, criado de Juan de Tapia, Pascual y Pedro, pastores serranos, vecinos de Torrevielo, tierra de Sepúlveda. (17) Ibid., leg. 3, N.° 10. (18) Ibid., leg. 3, N.° 6. (19) Ibid., leg. 3, N.° 13. (20) Ibid., leg. 3, N.° 2. Ordena dar a su criado, Andrés Barba, 1.000 maravedíes y vestidos. (21) Ibid., leg. 3, N.° 12. (22) Ibid., leg. 3, N.° 14. (23) Ibid., leg. 3, N.° 11. (24) Ibid., leg. 3, N.° 15. (25) Ibid., leg. 3, N.° 20. Alonso de Tapia muere entre el 22 de agosto y el 13 de septiembre de 1469, fecha de la redacción de su testamento por su madre, Francisca de las Cabezas y Pedro Gallego. Estaba casado con Teresa González, embarazada en el momento de su fallecimiento. El matrimonio tenía una hija, María de Tapia. Entre las mandas testamentarias incluye la voluntad de que sean vestidos cuatro pobres: Juan de Alcántara, criado de su abuelo, Alonso de Tapia, y de su padre, Gómez de Tapia; Juan Castro, criado de García González de Gironda, de Santa Cruz de la Sierra y criada de su abuelo, Alonso de Tapia, y Teresa de Tapia criada también del anterior. Todos serían vestidos de paño burel a sesenta maravedís la vara. En otra cláusula se estipula que si el descendiente es varón, se llame Gómez de Tapia, y herede la tercia parte de todos los bienes, además de su legítima. Requisitos que se cumplieron más tarde. Sin embargo, el mismo testamento especificaba que en el caso de nacer una niña, las dos hijas entonces heredaran igualmente el 50%. 254 (26) Ibld., leg. 3, N.° 19. (27) La heredad fue dividida en 11 partes. A Juan de Tapia le correspondió 9. (28) Le correspondía dos partes. (29) La heredad de Qironda fue dividida en 5 partes. De ellas, cuatro partes y media eran para García de Tapia y Gómez de Tapia. De la media parte restante se hicieron cuatro partes, de las cuales tres fueron para Juan de Tapiay la otra cuarta se volvió a dividir en cinco partes de las que tres pasaron a García de Tapia y Gómez de Tapia y las dos restantes a Juan de Tapia. (30) Con la obligación de pagar 500 maravedíes de ellos a la capellanía fundada por su madre, Francisca de las Cabezas. (31) Utsupra, cita 29. (32) Recibió la cuarta parte del alcaqer e cerca que está a la carrera. (33) Recibió la mytad de la cerca que esté cave la carrera. (34) A.M.C.R.J. Vínculo de Alonso de Tapia Altamirano, leg. 3, N.° 21. (35) Ibíd., leg. 3, N.° 23. (36) Ibld., leg. 3, N.° 27. María Jiménez era de García de Tapia. (37) Ibld., leg. 3, N.° 27. (38) Ibld., leg. 3, N.° 24. (39) Ibld., leg. 3, N.° 22. (40) Ibíd., leg. 3, N.° 25. (41) Ibíd., leg. 3, N.° 29. (42) Ibíd., leg. 3, N.° 30. La abadesa era Estefanía de Paredes, y Romera Alonso, vicaria. Las 8 monjas profesas que aparecen en el capítulo eran María de Alvarado, Isabel Grajateras, Juana González de Torres, María Altamirano, Catalina de Carvajal, Elvira Cabeza, Francisca de Loaisa y Violante Calderón. (43) Ibíd., leg. 3, N.° 26. (44) Ibíd., leg. 3, N.° 28. (45) Ibld., leg. 3, N.°31. (46) Ibíd., leg. 3, N.° 33. A María, su criada, le den al momento de casarse una cama de ropa con un colchón y dos sábanas. (47) Ibíd., leg. 3, N.° 33. (48) Ibíd., leg. 3, N.° 32. (49) Ibíd., leg. 4, N.° 42. Actualmente sólo se conserva un extracto del documento en el Protocolo del Caudal del marqués de Campo Real en Truxillo de 18 , fol. 62 r°-64 v.° (50) Es un proceso similar al expuesto, aunque referido a un espacio y una época diferentes, por Antonio Miguel BERNAL en Economía y sociedad en Andalucía durante el fin del Antiguo Régimen y la revolución burguesa. «Aproximación a la Historia de Andalucía», Málaga, 1978, p. 195-214. (51) Bartolomé CLAVERO, Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla en 1369-1836, Madrid, 1974, p. 265. (52) J. L. MARTIN GALINDO, La dehesa extremeña como tipo de-explotación agraria. «Estudios Geográficos», N.° 103 (1966), p. 157-226. 255 LA BENEDICTINIZACION MONÁSTICA Y LOS CAMINOS DE SANTIAGO EN EL HACERSE HISTÓRICO DE ÁLAVA Antonio Linage Conde Al entrañable Félix Fernández Murga, alavés de Oyón, arquetipo del enamoramiento del pueblo natal Al tratar de la repoblación monástica alavesa (1) en un estudio muy reciente, dando por descontado antes de comenzarlo, como luego a lo largo de él confirmamos, que el solar en torno a Vitoria no permitió el protagonismo de la misma, sobre todo por no contar con entidad bastante su vacío demográfico a la hora histórica de la tal, tuvimos ocasión de glosar algunos de los aislados testimonios documentales que al menos atestiguan su presencia esporádica allí, sirviéndonos de compensación a la dicha parsimonia de la materia investigable la significatividad de ciertos aspectos suyos para el conocimiento de la propia faceta repobladora de los cenobitas o sem ¡eremitas, en sí y por encima de cualesquiera fronteras geográficas. Y esa conjunción del aprovechamiento del tema, tanto para el enriquecimiento de la historia local como para el esclarecimiento de la de linderos territoriales mucho más amplios (2), es lo que nos ha animado a complementarlo con este su corolario de la benedictinización de aquel monacato espontáneo, inestable, ligado a la tierra, pobre, pequeño y aventurado, hijo por una parte del impulso colonizador natural en aquella coyuntura y por otra de la visión sacra del lugar y del tiempo. 257 De lo tardío de la sumisión del monacato de la Península Ibérica (3) a la Regula Benedicti no vamos a tratar aquí, pues ya lo hemos hecho en otras varias ocasiones (4). Bástenos con recordar que aquélla constituyó, hasta finales del siglo XI, uno de los islotes arcaizantes del vetusto sistema de la regula mixta o codex regularum en una Europa católica ya integralmente benedictina desde los comienzos del siglo IX. Permanencia arcaizante, que no tenacidad retrógrada. Pues no se trató de una resistencia fruto de mentalidades de tramontanía fosilizadas en un universo cultural distinto y allende superado, ni siquiera de una consecuencia del inevitable aislamiento intelectual (5) impuesto por la diversa problemática que acarreaba la empresa en endémico curso de la Reconquista, sino de la adecuación aun estado de hecho, tipificado sobre todo por la dicha necesidad repobladora (6). Y sin seguir repitiendo lo que ya en otras páginas quedara sobradamente dicho, vamos a permitirnos, sin embargo, unas consideraciones todavía más generales, pues aunque puedan parecer aún más vagas y menos a propósito en esta aportación de detalle, las creemos adecuadas tanto para precisar un poco el significado de la benedictinización monástica cual hecho de civilización como para calibrar seguidamente sus incidencias en el devenir histórico de un territorio determinado en el cual el monacato prebenedictino, ya lo hemos visto, no dejó de jugar un papel significativo y sintomático, por reducido que fuese. Y ante todo nos parece lo más oportuno una llamada a lo concreto y probado en cada caso de los hechos y las circunstancias. Pues en el monacato medieval, y quien dice tal dice benedictino a partir de los aludidos comienzos de la novena centuria en los cuales tuvo lugar el decisivo sínodo aquisgranense —por otra parte, mero espaldarazo consumador de una realidad ya gestada hasta la maduración—, precisamente por el mismo protagonismo monástico y benedictino existe el peligro de benedictinizar desconsiderada y apriorísticamente toda la realidad histórica emparentable habida y por haber (7). Tal el mismo camino de Santiago, y vamos a hacer un alto en él por servirnos a la vez de hilo de continuidad conductora entre los dos aspectos del tema que hoy hemos elegido. La vinculación de dicho camino a la expansión de Cluny y su índole determinante de la política de fundaciones ex novo de la misma o de las afiliaciones de monasterios preexistentes al ordo cluniacensls había alcanzado casi categoría de tópico cuando una investigación pormenorizada tendente a su comprobación permitió darse cuenta de su gratuidad (8) y reducirlo al reconocimiento de la particular generosidad hospitalaria de los cluniacenses a lo largo de la vía. Muy otras y más íntimas fueron las conexiones de ésta con los nuevos canónigos regulares (9). Y desde luego que ello no puede achacarse ni a la casualidad de las circunstancias ni a la contingencia de las determinaciones, sino 258 a la propia entraña de las dos formas de vida religiosa. Pues la monástica, a pesar de lo variopinto de sus avatares, desde sus ya muy lejanos orígenes hasta entonces, seguía manteniendo la esencialidad de su dimensión contemplativa y el principio de la autarquía monasterial. En tanto que la canonical de la época ya supone una adaptación a los nuevos tiempos abridores de los caminos bajomedievales (10), los cuales serán la consagración de las órdenes mendicantes; y hace suyo el ideal del apostolado en la propia iglesia, la típica novedad de su propia ratio essendi, transición entre la fuga mundi de los viejos monjes y la itinerancia predicadora de los tales futuros frailes. Apostolado en la propia iglesia que, es evidente, no podía venir más pintiparado a su implantación en las etapas fijas de los caminos de la peregrinación. Y otro ejemplo, el de la epopeya legendaria. Para el ánima religiosa y legendaria de don Marcelino Menéndez y Pelayo, la más positiva valoración de la tan enjuiciada influencia cluniacense en los reinos hispanos se ha de situar en su cooperación a dar una «más libre entrada aquí a las narraciones épicas y religiosas que constituyen el principal fondo poético de la Edad Media». Una manifestación, pues, de la tesis de Bédier(11) sobre los orígenes monásticos de la épica occidental. Que en nuestros días, combinada con la interpretación economicista de la historia, ha llegado a la presunta explicación de la inspiración y el contenido poético de todo un autor y una obra en aras del allegamiento de recursos a la hacienda monasterial por esa vía de la propaganda piadosa versificada (12). Y que nosotros creemos no es susceptible de generalización ninguna, sino de un estudio caso por caso. Tal y como lo ha entendido hace muy poco Jesús Cantera Ortiz de Urbina(13). Pero estas divagaciones han de tener un límite. Al cual le ha llegado el momento, pareciéndonos debe éste ser tanto de recapitulación de lo dicho —atención en cada caso a la deuda histórica comprobada con la herencia benedictina, sin dejarse llevar de generosidades apriorísticas que en definitiva van en detrimento de aquello que se cree defender aunque quizá sin sentirlo demasiado— como de una cierta llamada de atención a no dejarse resbalar por la pendiente contraria. Pues la extensión y la intensidad que el benedictinismo alcanzó en la Europa católica, y no sólo en el plano monástico interno sino en el social-eclesiástico —y seglar sobre todo—, de puertas afuera de la clausura, determina que a veces su influencia en un cierto territorio sea tácita, o a través de intermediarios que aparezcan silenciados en las fuentes escritas supervivientes, pero de posible inducción a través del inmediato pasado. Y este puede ser el caso alavés. 259 LA ADOPCIÓN POR EL MONACATO REPOBLADOR DE LA REGLA DE SAN BENITO Paremos otra vez mientes en aquellas células monásticas de colonización agraria detectadas en torno a Vitoria y de que comenzábamos hablando. Como tantas otras, en toda la Península en fase repobladora, su destino normal era, ora la desaparición, luego de una historia muchas veces intermitente, y aparentemente débil, pero ello sólo si se contempla cada caso aisladamente y no cuando una visión de conjunto permite abarcar la solidez del resultado integral; ora la absorción dentro del dominio territorial propiedad de los grandes monasterios. Mas, notémoslo bien, tanto en un supuesto como en otro, no solamente se había realizado su misión material de consolidación demográfica y revalidación económica de la tierra, sino también la religiosa de confirmar la impronta cristiana del país. Y en la segunda hipótesis, la específicamente monástica además. Hipótesis que, según nuestro trabajo citado al comienzo, hemos visto fue, en el caso alavés, la de los cenobios de Acosta y Salcedo, incorporados a la gran casa riojana de San Millán de la Cogolla a mediados de los siglos X y XI, respectivamente. Siendo también el momento de recordar aquí, a guisa ejemplificadora de la influencia monástica en la consolidación cristiana de la población y el país, el otorgamiento el año 1095 por el obispo de Nájera al valle de Ayala del régimen canónico muy particular consistente en que el pago de los diezmos y primicias debidas por sus gentes se le hiciera por medio de determinados monasterios. Todo un síntoma. Y de esta manera, nos encontramos con la conclusión nada difícil pero que vale la pena hacer notar, de que la benedictinización de los grandes monasterios a los cuales se incorporaron algunas de aquellas pequeñas células monásticas, tiñó de benedictinismo su entraña cenobítica, pero también con las consiguientes repercusiones en la misma vida parroquial de la población. Lo mismo que la irradiación directa de los mismos grandes monasterios en su expansión domanial ajena a la anexión de otros cenobios, sino sencillamente consistente en la adquisición de tierras; donde al asentarse un grupo de cultivadores de la familia monástica o ligados a la casa por cualquier relación explotadora de aquéllas, a la vez quedaba implantada la correspondiente célula sacra y cultural de asistencia religiosa a los tales. Aunque casi siempre, y desde luego en el ámbito alavés, nos falten fuentes escritas inmediatamente ilustradoras de la manera de operarse el proceso (14). Por otra parte, la flexibilidad de las lejanas alusiones de San Benito en su Regla (15) a la temática relacionada con el entorno domanial, o económico en un sentido más amplio, del monasterio, habría permitido 260 aquí una benedictinización más temprana si los obstáculos hubieran únicamente consistido en ese dicho contexto repoblador (16). Lo que en nuestro supuesto pudo tener lugar sólo en el trance individualista de la presura y sus derivaciones primeras, y ser espoleado por contarse con el precedente, pintiparado para su exhumación, del pactualismo. Pero no a lo largo de toda la prolongada etapa (17) que se siguió hasta su coincidencia, no del todo fortuita, con la penetración cluniacense que hay que reconocer supuso, aunque quizá no de manera demasiado premeditada, su espaldarazo. Mas ante la imposibilidad de precisar preferimos no emitir hipótesis que sólo muy pormenorizadamente (18) además, y para ello no tenemos huelgo en estas columnas, cobrarían su sentido (19). Dejando, eso sí, bien citado el entrañable caso de Estibáliz. Tal santuario de la virgen patrona es sede de una comunidad benedictina solamente desde 1933 (20). Pero en su pasado medieval, uno de sus altares fue donado a San Millán de la Cogolla el año 1074, y a lo largo de unos tres siglos, desde 1136 hasta su secularización, perteneció en su totalidad al otro gran monasterio riojano de Nájera. ¿Qué mejor ejemplo, pues, de esa penetración benedictina? ¿Y será ésta tan ajena a casos en apariencia aislados como la vocación de fray Benito de Gauna, natural de Berantevilla y que fue general de la Congregación de San Benito de Valladolid, «la de España e Inglaterra», en el trienio de 1583 a 1586(21)? Con lo cual nos estábamos moviendo en un contexto cirstianizador, pues ya que no de conversión, sí de consolidación de la religiosidad adquirida. En cuya urdimbre también tienen cabida los tramos geográficos de la peregrinación jacobea (22). Antes de tratar de los cuales, y a guisa de la continuidad de su mismo aquí nuestro gemelar tema, haremos constar que en una fecha tan temprana como la del año 964, es donado al monasterio de Salcedo otro monasterio menor que poseía reliquias del apóstol y estaba situado en el hoy despoblado alavés de Gardea (23). LOS CAMINOS ALAVESES DE SANTIAGO EN EL ESPACIO Y EN EL TIEMPO Fecha bien temprana, sí, esa de mediados del siglo X, cuando de los itinerarios santiaguistas se trata, pues «la realidad es que no tenemos ninguna noticia concreta sobre los que pudieran seguir los peregrinos con anterioridad al siglo XI» (24). Cuando Sancho el Mayor (25) consiguió hacer practicable el «camino francés», o sea el de la peregrinación por antonomasia, desde los Pirineos hasta Nájera, liberándola en consecuencia de la desviación 261 que hasta entonces sufría al atravesar precisamente Álava. El texto fundamental y más antiguo que así lo relata, con el que concuerdan otros que le corroboran sobreabundantemente aunque no aporten nada nuevo apenas, es el de la Historia Silense (26), según el cual dicho soberano «hizo correr sin retroceso el camino de Santiago, que los peregrinos torcían desviándose por Álava, desde los montes Pirineos hasta el castillo de Nájera» (27). Es decir, que a pesar de la carencia de noticias anteriores, y de la consiguiente vaguedad con que se puede hacer cualquier afirmación, a fin de cuentas más bien conjetura, para todo dicho pasado previo al reinado aludido, desde éste deja de pasar por Álava el camino principal (28), que al fin y al cabo según el tenor del Silense lo hizo durante algún tiempo por indeterminado que éste sea, y sólo será en adelante atravesada aquélla por caminos secundarios. Ahora bien, ese camino principal alavés, el inmediatamente anterior al definitivo, al histórico y al actual y aun futuro que un tanto esperanzadamente nos atrevemos a decir, ¿por dónde iba? Pues sobre él se han sostenido dos tesis contrapuestas. Una es la de Menéndez Pidal (29) y Georges Cirot(30), según la cual habría sido costero, penetrando en la Península por Irún y entrando consecuentemente en Álava por el norte de Vitoria luego del consiguiente recorrido guipuzcoano. En cambio, para la hoy dominante, la de Lacarra y Huidobro (31), habría atravesado la cordillera tierra adentro, por Roncesvalles, y entrado en Álava por Salvatierra, al este, pues, desde Pamplona (32), pasando junto a Vitoria y cruzando el Ebro al norte de Miranda (33). La índole dispersa del poblamiento de la dicha zona costera anteriormente a Sancho el Sabio, lo desconocido de su idioma y la inhospitalaria geografía física del litoral estricto, hacen impensable la primera opinión, sin necesidad del recurso a otras motivaciones más estridentes, sean o no discutibles. Lo cierto es que ya en los días carolingios, y eso hemos tenido nosotros ocasión de comprobarlo en nuestras investigaciones acerca de la incipiente penetración del benedictinismo monástico coetáneo de los mismos en la monarquía asturiana, precisamente para evitar aquellos territorios tenía lugar por mar el tráfico entre Asturias y Francia (34). Y volviendo a aquel posible camino alavés de penetración norteña, habríamos en todo caso de considerarle una variante de la vía totalmente costera y tardía que no se practicó hasta el siglo XIII (35). Y cuando decimos totalmente nos situamos en la perspectiva alavesa. Precisando, el itinerario totalmente litoral era el de Irún-Bilbao-Santander-Villaviciosa. Pero tenía una variante que, poco después de Bilbao, en Retuerto, se desviaba de él para entrar en el valle de Mena por Valmaseda (36). Ahora bien, ambos resultaban costeros del todo para el territorio alavés, pues incluso el segundo cuando penetraba tierra adentro había ya sobrepasado la altura de Álava. Y, en cambio, la mo- 262 dificación alavesa de que hablábamos habría equivalido a resucitar el devia.Alave, pero por ese otro camino, aunque alavés también, septentrional y no el oriental aludido por el Silense. Modificación que parece natural enlazara con el itinerario principal en la Rioja, por Laguardia. Sobre la base de que, a la vista está, a quienes la tomaban no hay que suponerlos excesivamente devotos de la proximidad costera antecedente. Al revés que otra vía, meramente local, como un pequeño camino de Santiago de punto de partida alavés y preferencia costera, que desde Álava enlazaba con el litoral por y en Vizcaya. Son los dos tramos sobre los que llamó la atención el profesor Julián Apraiz y Sáenz del Burgo (37). En fin, el padre Eleuterio de la Inmaculada, al tratar del hospital de Villatañe (38), en la comarca occidental alavesa de Valdegovia, nos pone sobre la pista de una variante distinta para la salida del devia Alave, a saber, por el Oeste y no por el Sur, pero no solamente de la desviación tardía, sino acaso de la primitiva también, si tenemos en cuenta que la fecha de su erección por el ermitaño Hernando Martín, el año 1094, no parece ser la de los comienzos del tránsito de peregrinos por el tal paraje, sino la de la continuidad de un estado anterior de cosas. O sea que a guisa de recapitulación, los caminos alaveses de Santiago no solamente son abundosos, sino muy variopintos en cuanto a su significatividad histórica, incluso para el conocimiento del pasado de territorios más extensos —tal y como para los suyos benedictinos viéramos— y de la peregrinación in genere. Por una parte, el principal primitivo —y cuando hemos dicho o decimos primitivo entiéndase la salvedad de emplear el epíteto dando por bueno el desconocimiento de los orígenes al que comenzábamos refiriéndonos, o sea en el sentido de inmediatamente precedente—, por otra una desviación de uno de los secundarios tardíos, y además los exclusivamente locales, o sea, los de los peregrinos procedentes de la propia tierra alavesa y de las muy aledañas. UN ENCLAVE ALAVÉS EN EL GRAN CAMINO. A LA ESPERA DEL TRABAJO DE FÉLIX FERNANDEZ MURGA «Se desciende de Viana por una suave pendiente, y por un camino llano, entre huertas y campos siempre verdes, llegaba el peregrino a Logroño». Así describe José-María Lacarra (39) este paso del Ebro por el tramo que mediaba entre Estella y Nájera. Pero a propósito del mismo vamos a fijarnos en un controvertido documento (40) ya posterior a la reintegración por el rey Sancho del itinerario consagrado. 263 No está fechado, pero le otorga un pretendido obispo de Nájera llamado Sancho a favor del obispo de Pamplona, de nombre Juan, durante el reinado de Sancho el de Peñalén. El pontificado de Juan duró de 1054 a 1068, y la monarquía de Sancho de 1054 a 1076. En cuanto al episcopado de cualquier Sancho en Nájera, no existió de 1045 a 1080. O sea que la escritura se habría firmado entre 1054 y 1068 y la mención del nombre del obispo de Nájera estaría equivocada. Este último detalle y otros han inducido a Goñi (42) que la diócesis de Nájera hace a la de Pamplona de la villa riojano-alavesa de Oyón, a fin de que el prelado navarro, en sus viajes a la corte de Nájera, tuviera dentro de sus dominios un alto en el camino; domum pausatoriam [...]in oua iens et rediens hospitaretur que reza el texto. Ahora bien, ¿no está denotándonos este dato que entonces el camino de Santiago, con el cual coincidía el de los obispos pamploneses cuando se desplazaban a Nájera, no podía ir de Viana a Logroño, sino que había de desviarse algo de este tramo que acabó prevaleciendo y que la desviación tenía lugar a través de territorio alavés? El tema ha sido estudiado por el profesor Félix Fernández Murga, quien ha atraído nuestra atención hacia el documento que acabamos de citar, y a nuestro juicio ha demostrado sin discusión posible su tesis. A su trabajo sobre el puente de Mantible, de próxima aparición, nos remitimos, trabajo que por cierto será un luminoso botón de muestra de la riqueza humana y poética que la conjunción de los varios aspectos de la historia total y la literatura es capaz de brindar a quienes de buena fe y con honradez intelectual y un cierto entusiasmo sine qua non los abordan sin prejuicios. Nosotros nos limitaremos a observar que, aun siendo falsa la escritura del obispo de Nájera, no invalidaría la argumentación sobre ella montada. Se trataría de uno de los casos en que la falsificación tendría el mismo valor probatorio que el documento auténtico (43). LA RELACIÓN ENTRE NUESTROS DOS TEMAS Dijimos atrás que no creíamos en el protagonismo monástico cual conformador de las rutas jacobeas. Como decisión consciente y premeditada. Pero ello no quiere decir que la fuerza misma de las cosas no ligara a veces ambos fenómenos. Ya apuntamos en ese sentido el aprovechamiento por aquéllas de la típica hospitalidad benedictina. Y estamos de acuerdo, por otra parte, con Madame Mechaca cuando escribe (44) que, «además en estos siglos IX y X no se puede hablar de una historia municipal sino de una historia monástica como forma de organización social en el reino astur-leonés y en sus dependencias castellanas y vascas». 264 Valiendo la pena reflexionar sobre una coincidencia en la resultante. Y es que la presencia monástica en el país, presencia que naturalmente pasa a ser benedictina cuando el monacato se benedictiniza, es un factor, lo mismo que el cruce a su través de los caminos santiagueses, de consolidación cristiana, sí, ya lo apuntamos, pero además específicamente de una determinada forma de sensibilidad religiosa, al menos en el plano de ciertos recovecos de las mentalidades. Tipicidad nada fácil de definir en el primer caso, pues precisamente es la caracterización de lo benedictino dentro de la vida religiosa de la Iglesia una de las empresas más espinosas en el acervo de sus congéneres, no sólo por la duración y la difusión del fenómeno benedictino, sino por la independencia de sus distintos monasterios entre sí, sólo ligados espiritual y hasta un tanto invisiblemente que uno está tentado a decir, por la adopción del texto de la misma Regla, por otra parte muy abierta a una gran variedad de modalidades más concretas de observancia y hasta de doctrina. Precisamente por los días en que Sancho el Mayor influía decisivamente en el trazado del camino de Santiago, se ocupaba también de la puesta de la energía monástica al servicio de la restauración cristiana. Claramente lo ha visto José Orlandis (45), quien escribe cómo «la incorporación de las iglesias y monasterios de propiedad privada a casas religiosas constituye uno de los objetivos fundamentales de los movimientos de reforma eclesiástica del siglo XI» y que «esa tendencia no fue impulsada solamente por los reformadores de la Iglesia, tanto autóctonos como gregorianos», sino que «representó también en ciertos momentos una de las metas más claramente definidas de la política eclesiástica de los monarcas cristianos de España, en especial de Sancho el Mayor y de sus descendientes». En todo caso, la investigación ha de hacerse separadamente para cada enclave, y teniendo en cuenta la tan parsimoniosa base, sobre todo en cuanto al factor benedictino, de las fuentes escritas y directas, no puede ser desdeñada (46) ninguna de las demás: toponimia menor, advocaciones hagiográficas, imaginería, folklore, tradiciones orales (teniendo cuidado de no dejarse de lado lo moderno, que en estos ámbitos a veces se explica sorprendentemente por herencias mucho más antiguas), arqueología, historia económica de los dominios monásticos, posibles antecedentes en las rutas jacobeas de actividades artesanales u otras posteriormente consagradas en el país, heráldica... Y sería más que impertinente infantil tratar de aproximarse a la catalogación exhaustiva. Por otra parte, la detectación de un indicio requiere dilucidar después, también caso por caso, la causalidad de su presencia. En ese sentido, si se me permite, voy a traer a colación el supuesto de un territorio lejano y donde la presencia monástica es casi nula, siendo, sin embargo, la devocional benedictina mucho más abundante. Se trata 265 de Andalucía.. Cuando tuvo lugar su reconquista ya había pasado la hora de la expansión de las viejas familias cenobíticas y por eso apenas si hubo allí fundaciones suyas. Pero del que podríamos llamar clero castrense de San Fernando formaban parte varios monjes benedictinos que llevaron allí la titularidad y la veneración del Patriarca de los de Occidente y las dejaron arraigadas en el solar. Tanto que Andalucía (47) es una cierta respuesta a la opinión de haber sido San Benito un santo más monástico que popular, sostenida paradójicamente y no sin fundamento en países de tanta hipertrofia benedictina como la vecina Francia. Y uno llega a preguntarse, a la luz de su ejemplo, si la correlativa ausencia posterior benedictina en la empresa americana no obedeció a esa ya crónica falta de empuje endémico antes que a obstáculos externos como se ha pretendido. Pero apartando esta divagación, el caso andaluz está claro. Y, sin embargo, hay allí indicios benedictinos de dudosa explicación entre la predominante que es la que dejamos expuesta, o la mera expansión domanial del monasterio de San Benito de Sevilla (48). En fin, logrado el desmenuzamiento con acribia de cada caso particular, nunca dejará de brindar algún enriquecimiento para la historia geográfica o cronológicamente más ambiciosa. Como a la inversa. Y de ahí lo apasionante de lo más árido y minucioso de ciertas encuestas. Como podría ser la elaboradora del monasticon alavés, aún por hacer (49). Tarea sólo aparentemente menos atractiva que la reviviscencia de los caminos alaveses del Apóstol. De los que se acordaban todavía algunos viejos (50) que llegó a conocer Pío Baroja: Pelegriñuac datoz Santiagotican, Atea iriqui besa icustiagatican, Chomiñ jozac trompeta, Pello nun dec conqueta, Berdiña baldic baciagoc Ecarrí beteta. 266 NOTAS (1) «Aspectos de la repoblación monástica en torno a Vitoria», en Acras del Congreso Vitoria en la Edad Media, 1981, Vitoria, 1982, pp. 665-74. (2) En este sentido, acaba de escribir Friedrich Prinz—por cierto, al tratar, para Italia y Francia, el tema que referido a España ocupará nuestra nota 4: «Am verschiedenartigen Entwicklungsgang des frühen italienischen Mónchtums einerseits und des gallisch-fránkischen Klosterwesensandererseits lásstsich diesegenerelle historiserie Aussage m. E. exemplarisch verifizieren», en Italien, Gallien und das frühe Merowingerreich: ein Strukturvergleich zweier monastischer Landschaften, en «Atti del 7.° Congresso internazionale di studi sull'alto medioevo. Norcia-Subiaco-Cassino-Montecassino, 1980» (Spoleto, 1982), pp. 117-36. (3) Con la excepción de la Marca Hispánica, que su gravitación en la órbita carolingia explica por si misma. (4) Es el tema de nuestro libro Los orígenes del monacato benedictino en la Península Ibérica (León, 1973), resumido en «Regulae Benedicti Studia», 1 (1971), 297-325. Sucesivas puestas al dia en El monacato en España e Hispanoamérica (Salamanca, 1977), pp. 61 -8 y 74-7; eHistoria de la Iglesia en España dirigida por Ricardo García Villoslada, II, 1.° (B.A.C. maior, 17; Madrid, 1982), pp. 151-70. (5) Aislamiento que, en ese extremo concreto, y desde luego el caso nos parece nada más que uno de tantos botones de muestra de un fenómeno de más amplio alcance, no se dio en la Andalucía mozárabe de los siglos IX y X, sino todo lo contrario, y contra lo que tópicamente se venía repitiendo sin recurso ninguno a la investigación directa. Nuestra última actualización del tema en El benedictinismo monástico y la biografía gregoriana de San Benito. A propósito de la España medieval, pendiente de publicación en las Actas del Coloquio Grégoire le Grand, Chantilly, 1982. (6) La consecuencia concreta más estridente, que incluso llegó a influir en el plano doctrinal de su dicho monacato, fue la supervivencia cronológica de los pactos monásticos suevo-visigóticosdel noroeste peninsular, ahora además geográficamente extendidos. Estado de la cuestión en nuestro último trabajo sobre el tema, «¿Pactualismo en Cataluña?», en Yermo, 15, 1977, 45-60. (7) Como del monopolio eclesiástico, no ya de la cultura sino incluso de la mera alfabetización, a pesar de la amplia base fundamentadora de las dichas exageraciones. ¿No nos dice algo que todavía en Inglaterra se llamen clerksto thecouncil los funcionarios equivalentes de nuestros secretarios de ayuntamiento? (8) L. VÁZQUEZ DE PARGA, J. M. LACARRA y J. URIA, Peregrinaciones a Santiago, I, Madrid, 1948, pp. 301-2 y 177-8. «El impacto de Cluny en la historia española», nuestra comunicación al Congreso de Pescia, 1981, L'ltalia nel quadro della espansione europea del monachesimo cluniacense, está pendiente de publicación en sus actas. (9) Véase la Historia de la Iglesia citada en la nota 4, pp. 417-8. Sobre el apartamiento cisterciense de dicho camino, ya señalado por dom Maur Cocheril, y algunas excepciones, ibid., I, pp. 365-6. Cf. C. D. FONSECA, «Monaci e canonici alia ricerca di una identitá», en Istituzioni monastiche e istituzioni canonicali in Occidente. 1123-1215, Actas de la Séptima Semana de Mendola, 1977 (Milán, 1980), pp. 203-22. 267 (1.0) Por cierto ya de la modernidad, de acuerdo con la más reciente historiografía. (11) J. BEDIER, Les legendas ¿piques, París, 1908-13. Véanse las pp. 177-8 del libro Peregrinaciones citado en la nota 8. (12) No vamos a polemizar sobre el tema. Su franqueamiento de las fronteras de lo grotesco, caso de llevarse a sus últimas consecuencias, salta a la vista. Véase B. DUTTON, La «Vida de San Millón de la Cogolla» de Gonzalo de Berceo, Londres, 1967, por cierto el primer tomo de esa edición de las obras completas del poeta, de la cual acaba de aparecer el quinto sin haberlo hecho antes ninguno de los intermedios. También, A. D. DEYERMOND, Epic poetry and the clergy: Studies on the -Mocedades de Rodrigo», Londres, 1969. Cf. J. PÉREZ DE URBEL, «Notas histórico-crtticas sobre el 'Poema de Fernán González'», en Boletín de la Institución Fernán González, 48, 1970, 42-75. Y nuestro artículo «Todavía en torno a la benedictinización», pendiente de publiación en la Miscelánea conmemorativa de las bodas de plata de la restauración de la vida monástica en Leyre. (13) «Influencia de la orden benedictina en las lenguas románicas (con particular atención al francés y al español», en Acción social de la Orden benedictina. XV centenario del nacimiento de San Benito, Madrid, 1982, pp. 209-13. Afirma allí, sin embargo, que «de manera especial los monasterios proporcionaron a sus autores la mayoría de los temas y casi todos los episodios», monasterios «que los conservaron durante unos trescientos años (de alrededor del siglo IX en que ocurrieron los hechos al siglo XII en que se redactan los cantares», y recuerda «la innegable relación de los monjes con el nacimiento de la épica». Véase nuestro libro citado en la nota 4, El monacato, pp. 97-9. Buena muestra de la estimación de todos los factores en juego («les orientations nouvelles de la societé», pero también «la part d'une foi que ríen ne permet de mettre en doute, d'un soucí esthétique certain et du plaisir de l'expression artistique également») en A. VARASCHIN, «San Millán de la Cogolla: le temps du monastére ou l'imaginaire de Gonzalo de Berceo», en Cahiers de civilisation médiévale, 24 (1981), 257-67. (14) Alain Varaschin, en el artículo citado en la nota anterior, además de anticipar y simplificar la adopción por San Millán, dentro del contexto del país, de \a Regula Benedicti, haciendo caso omiso de las últimas investigaciones en cuanto a ese detalle, no concreta las posibles influencias de tal benedictinismo en la configuración repobladora y explotadora del espacio en torno y en la vida cenobíticastricto sensu. Aunque resulte útil su insistencia en el trasfondo reformador y transformador del paisaje geográfico que acusa el vocabulario de Berceo. Escribe, por ejemplo: «Pour faire face á la complexité qu'entraíne le développement du monastére qui recoit en particulier des donatíons royales et se lance dans des opérations d'achats et d'échanges, une gestión de type clunisien est instaurée». ¿Por qué? ¿Y las pruebas? No lo podemos entender en absoluto. Véase, ad exemplum, la noticia de J. Goñi sobre el vecino monasterio de Iranzu en el Diccionario de Historia eclesiástica de España, MI, p. 1581. (15) Recordemos su capítulo 41, donde meramente se alude, como una posible hipótesis de régimen de vida, al trabajo de los campos. (16) Albert d'Haenens acaba de notar que «Benoít semble ainsi considéree le temps et l'espace comme des soucis de fondateurs, secondaires. Comme s'il s'agissait d'éléments de la quotidienneté á ce point-lá plastiques, susceptibles d'adaptation et dé transformation. Comme si le temps et l'espace étaient davantage aptes á étre soumis a la volonté de l'homme, a son projet»; «Le projet monastique de Benoít comme matríce culturelle. Essai de lecture rétrogressive de la Regle des moines», en Atti, citadas en la nota 2, pp. 429-47. (17) Véase J. MARTÍNEZ DE MARIGORTA, «Vitoria», en Diccionario de Historia eclesiástica de España, IV, p. 2774; «la Orden más extendida en la actual provincia de Álava fue la benedictina, como puede deducirse del cartulario de San Millán de la Cogolla y de la Crónica de Yepes, cuando exponen el señorío espiritual y material de San Millán, Santa María de Nájera, etc. Que hubo en cada lugar destacamentos poco numerosos de monjes, y que contribuyeron a la vida espi ritual y profesional agraria de los contornos monasteriales, se admite con facilidad: Añes, Bolibar, Mañarrieta, Urrechu, Oro, Langreiz de Nanclares». (18) Precisamente de un supuesto riojano se sirve para ejemplificar esa flexibilidad Lazare DE SEILHAC, en su artículo «L'utilisation de la Regle de saint Benoít dans les monastéres féminins», en Atti, citadas en la nota 16, pp. 527-49. (19) Véase Benito SANTUA, Bizitza eta Erregela, Lazcano, 1980; mapaa continuación de la p. 298. (20) Véase la excelente aunque breve noticia, con bibliografía, de T. MORAL, en el Diccionario de Historia eclesiástica de España, III, p. 1565. (21) E. ZARAGOZA PASCUAL, Los generales de la Congregación de San Benito de Valladolió. III. Los abades trienales. 1568-1613, Silos, 1979, pp. 109-22. Durante el mandato de 268 Gauna tuvo lugar una visita muy conflictiva al monasterio de Montserrat, devorado éste por la lucha entre los monjes de las distintas «nacionalidades» hasta el extremo de motivar la intervención personal de Felipe II. (22) Cf. M. DE LECUONA, «Los caminos de Santiago, factores de nuestra cristianización», en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del Pais, 36 (1980), 105-26. (23) L. SERRANO, Cartulario de San Millón de la Cogolla, Madrid, 1930, núm. 54, p. 64; y A. UBIETO, Cartulario de San Millar, de la Cogolla. 759-1076, Valencia, 1976, núm. 85, p. 99. (24) Las peregrinaciones citadas en la nota 8, II, p. 11. (25) Parece que hacia 1029-1035; véase el libro citado en la nota anterior, II, pp. 17-8. En cuanto a esa fecha, ha escrito Gonzalo Martínez Diez: «Sólo será a partir de 1024 cuando la documentación de las diversas tierras de Sancho el Mayor nos lo presenta como reinando no sólo en Sobrarbe, Ribagorza, Aragón, Pamplona y Nájera, sino también en Álava y Castilla; la regencia y tutoría que ejerce sobre su cuñado, el conde castellano, da ocasión a los escritores de los documentos monásticos a aumentar el número de las tierras que se hallan bajo el gobierno del gran monarca navarro» (Álava medieval, I, Vitoria, 1974, p. 84). (26) Ed. Santos Coco, Madrid, 1921, pp. 63-4; y la traducción de don Manuel GÓMEZ MORENO, Introducción a la «Historia Silense», Madrid, 1921, p. cxiii; ed. J. Pérez de Urbel y A. González Ruiz-Zorrilla, Madrid, 1958, p. 179. (27) No polemizamos en torno a las expresiones del Silense «barbárico timore» y «quidquid terre infra continetur a potestate paganorum eripiens» (dando por descontado que no hay que simplificar. Cf. X. CARRO, A pelengrínaxe ao Xacobe de Galicia, Vigo, 1965, p. 55: «A enxurrada dos pelengríns ao Xacobe galego requestaba un camino máis human, que evitase o perigo de que caíran ñas mans dos mouros ao recuare e arradase por Álava»), pues no nos interesan tanto las causas como la realidad desde el punto de vista que hoy nos está guiando. También se sale fuera de nuestro tema la modificación del Toledano (De rebus Hispaniae, V, 25), «per Alavam et Asturiarum (= Asturias de Santillana) devia frequentabant». (28) Al cual designan así los textos concordantes aludidos (o sea, al clásico, entendemos, de la Guia de Aymerico Picaud): «Per locum ubi hodie est», las Genealogías najerenses; «viam publicam quam caminum sancti lacobi vocamus», la Crónica Najerense; e «it4 sancti lacobi aperuit», el Tudense. Cf. Las peregrinaciones citadas en la nota 8, p. 18. (29) Sostenida, de paso, en los Orígenes del español, Madrid, 1929, p. 489. (30) «Perdevia Alave», enSü//efmH/span/que, 36,1934,88-93;y«LechemindeCompostelle, d'aprés Madoz et Morales-, en ibld., 38, 1936, 537-8. Una reivindicación novísima de la misma, en M. DE MEÑACA, «Implicaciones comerciales del camino de Santiago en la zona donostiarra y guipuzcoana», en Congreso. El Fuero de San Sebastián y su época. 1981, San Sebastián, 1982, p. 193-216. Pero sus argumentos no convencen (así cuando escribe, «¿cómo se puede imaginar que no hubiera una línea de comunicaciones entre dos regiones del mismo reino por el único sitio por donde se podía pasaren esos siglos, es decir, por la costa?». Y su interpretación del barbárico timore del Silense y la barbárica infestatione del Tudense como expresiones referidas a los viquingos, además de ser muy difícilmente conciliable con la literalidad de ambos textos, incluso con el último, sólo se podría sostener pensando que el camino posterior a la intervención del rey Sancho fue el costero, lo que desde luego no nos parece defendible. (31) Las peregrinaciones citadas en la nota 8, II, p. 15; L HUIDOBRO Y SERNA, ¿.as peregrinaciones jacobeas, III, Madrid, 1951, pp. 578-642. Pablo ARRIBAS BRIONES intenta glosar a los anteriores en su folleto El camino de Santiago en Álava, Vitoria, 1964; véase su mapa de la p. 18 para las dos posibles salidas del territorio alavés. (32) O sea, siguiendo el camino romano de Burdeos a Astorga. (33) Volvamos al final de la nota 31. (34) Nuestra comunicación «Las coordenadas de la benedictinización del monacato astur» en Actas del Congreso de Oviedo conmemorativo, en 1980, del XV Centenario del nacimiento de San Benito, «Semana de historia del monacato cántabro-astur-leonés», Oviedo, 1982, pp. 87-97. (35) Siendo sólo válidas para esa cronología las exaltaciones de don Carmelo DE ECHEGARAY Y COSTA en su aportación a la Geografía del país vasco-navarro, Barcelona, s.a.), «es de suponer que para los que principalmente pudieron utilizarse en la Edad Media los caminos abiertos por los romanos, o a imitación suya, fue para el tránsito de estos peregrinos. Difícil se nos hace hoy, en un medio social tan distinto como el que vivimos, formarnos una idea, ni siquiera aproximada, de la importancia que alcanzaron aquellas peregrinaciones». (36) Véase E. CALLE ITURRINO, Bilbao en el camino de Santiago, Bilbao, 1950, pp. 7-43. (37) Apud L. HUIDOBRO, Las peregrinaciones citadas en la nota 31, III, pp. 640-1. 269 (38) Historia del santuario de Nuestra Señora de Angosto y del valle de Gorbea de la M.N. y M.L. provincia de Álava, San Sebastián, 1943. (39) Las peregrinaciones citadas en la nota 8, II, p. 149. (40) Texto en I. RODRÍGUEZ DE LAMA, Colección diplomática medieval de la Rioja. 9231225, II, Logroño, 1976, núm. 16, pp. 58-9. (41) Historia de los obispos de Pamplona, I, Pamplona, 1979, p. 199. Según el documento, los dos obispos habían sido antes monjes de Leu re. (42) Por cierto, semillero de pleitos para el futuro entre los obispados de Pamplona y Calahorra. (43) Para variantes del camino alavés, desde Guipúzcoa, y a partir del siglo XVI, HUIDOBRO, Las peregrinaciones citadas en la nota 31, III, pp. 578-81. El monte de San Adrián era la cumbre de sus anhelos: «Quand nous fumes á la montee-Saint Adrien est appelée». (44) Artículo citado en la nota 30, p. 195. (45) «Los laicos y las iglesias rurales en la España de los siglos XI y XII», en Le istituzioni ecclesiastiche delta 'societas christiana' dei secoli XI-XII. Diócesi, pievi e parrochie, Actas déla Sexta Semana de Mendola (= Milán), 1974, Milán, 1977, pp. 261-92. (46) Lo que no dispensa de un mínimo de seriedad. Cf. M. J. PELAEZ y J. BANCHS DE NAYA, La influencia de la Regla de San Benito en la redacción y contextura jurídica del Fuero Breve de Sahagún. Incidencia institucional, en las Actas citadas en la nota 2, pp. 751-9. (47) Y Canarias incluso. (46) Tal el nombre de San Benito que lleva en nuestros días uno de los polígonos del ensanche de Jerez de la Frontera, heredado del fundo antecesor rústico. (49) Véase la nota 17. (50) Citado por P. ECHEVARRÍA BRAVO, Cancionero de los peregrinos de Santiago, Madrid, 1971, p. 50. Y ya para el mucho más moderno enlace (siglos XVII-XVIII) Bayona-VitoriaBurgos (véase la nota 43), la capital de Álava ha dejado sus huellas expresas en los cánticos de peregrinación del país vecino. Así: Pres de la ville de Victoire-ah! quel bonheur-de rappeler dans ma mémoire-la bonne odeur-que nous donnaient le romarin-et la lavande. Ese en el recuerdo. Y todavía en la esperanza, éste de Aurillac: Quand fugurem en Vitoria-verderem les verdors florias-del joi feqam lavanda, tlm-'en un deves, e romarim. Las hemos tomado de BARRET-GURGAND, Priez pour nous á Compostelle (trad., La aventura del Camino de Santiago, Vigo, 1982, p. 84; el original apareció en París en 1978). 270 LA FERIA DE BEJAR EN EL SIGLO XV Gloria Lora Serrano Universidad de Sevilla INTRODUCCIÓN Son numerosos los trabajos en los que se ha puesto de manifiesto la importancia que tuvieron ferias y mercados en la economía de las ciudades y villas castellanas del Medievo, así como el papel fundamental de ambas celebraciones en el resurgimiento de las ciudades y del comercio en la Edad Media. Sin embargo, la investigación sobre estos temas es escasa. Al decir del profesor Valdeavellano el estudio del mercado medieval está por hacer entre nosotros (1). Pero, a pesar del interés que nos suscitan las ferias y los mercados castellanos de la Baja Edad Media, el objetivo de este trabajo es otro: no se trata de hacer un análisis de una feria de una villa de Castilla a fines de la Edad Media puesto que estudios sobre ferias, aunque pocos, existen, sino que nos vamos a centrar en analizar las ordenanzas por las que esa feria se regía. Pensamos que bajo el ordenamiento frío y seco por el que se debía organizar esta feria y los mercaderes que a ella acudían, latía un mundo mucho más vivo y brillante, como era la vida urbana y comercial de la Béjar del siglo XV. Hemos considerado oportuno publicar el texto íntegro de las ordenanzas, porque, si bien, con frecuencia, nos aparecen los documentos fundacionales de las ferias, no son tan corrientes los textos que nos hablan acerca de su funcionamiento interno, razón por lo que éste nos ha parecido interesante. Así mismo, nos parece conveniente dar unas brevísimas notas acerca del lugar donde se dictaron estas ordenanzas y de su autor (2). El nacimiento de Béjar, se debe, como el de tantos otros lugares de la frontera, a la necesidad de los monarcas de defender las zonas más vulnerables del reino. La villa, parece que se fundó entre octubre o principios de noviembre del año 1208, meses en los que Alfonso VIII estaba en 271 Talaveray Escalona ocupado en tareas repobladoras (3). El primer documento conocido sobre la fundación de Béjar es el que Alfonso VIII dio al concejo de Avila donde se señalaban los términos por donde iba la línea divisoria entre Avila y Béjar. Su fecha es la del 5 de enero de 1209 (4). Con seguridad, Béjar tuvo un fuero desde el momento de su repoblación; aunque hasta 1260, el fuero de Béjar «no era sino un conjunto de usos, costumbres y privilegios concedidos por un rey, confirmados o fijados bajo otro, nacidas a partir de un amplio privilegio de repoblación concedido por Alfonso VIII, que no tuvo necesariamente que quedar fijado por escrito» (5). Sin embargo, el fuero que nosotros conocemos es otro: está en un códice de fines del siglo XIII o principios del XIV y se custodia en el Archivo Municipal de Béjar (6). Los primeros documentos de Béjar que han llegado hasta nosotros nos hablan de una villa con un fuerte carácter ganadero y que prosperó con rapidez (7). Su primitivo asentamiento fue en un valle situado al Sur de su actual emplazamiento, pero por motivos de higiene y seguridad, Alfonso XI lo ordenó trasladarse a una loma vecina (8). Las noticias que poseemos acerca de los primeros señores que tuvieron un dominio más o menos efectivo sobre Béjar son confusas. Sabemos que la Sentencia arbitral de Torrellas dio la villa a Don Alfonso de la Cerda que la consiguió en 1304 junto a Alba de Tormes, Valdecorneja, Gibraleón y otros pueblos, a cambio de renunciar a sus derechos al trono de Castilla (9). Despojado más tarde de ella por no haber cumplido lo establecido en la Sentencia, Béjar permaneció unida a la Corona (10). Durante los turbulentos años que duró la minoría de Alfonso XI, la villa sufrió graves daños por parte de los partidarios del infante Don Juan. Recuperado el poder real, Alfonso XI concedió a los vecinos de Béjar una serie de privilegios y exenciones de tributos (11). Nuevamente es apartada la villa de la jurisdicción real al serle entregada a uno de los hijos de Alfonso XI y Leonor de Guzmán: Sancho el Mudo (12), quien en 1333 aparece en la documentación confirmándole al concejo de Béjar los fueros, privilegios y costumbres que siempre habíatenidolavilla(13). De don Sancho, pasó Béjar a manos de sus hermanos (14). Posteriormente, Enrique II concedió Béjar a Diego López Pacheco, emigrado portugués, infatigable agente del partido trastamarista que asesinó a doña Inés de Castro (15). La fecha exacta de la donación la desconocemos, pero en 1364 quizás detentase el señorío, pues desde ese año hay un cierto número de documentos en los que los escribanos públicos de Béjar aparecen a merced de «su señor Don Diego López» (16) y evidentemente no se puede tratar de Diego López de Estúñiga, cabeza de uno de los linajes más poderosos y representativos de la nueva nobleza castellana que se instala en el poder tras la implantación de la dinastía Trastamara, y señor de Béjar desde junio de 1396 (17). 272 Sobre la figura de Diego López y su linaje se ha escrito con frecuencia (18). No es este el lugar de profundizar sobre el tema aunque sí de señalar la enorme importancia de este caballero en la Castilla de la época. Hijo de Iñigo Ortiz de Estúñiga, cortesano de Pedro I, y de Juana de Orozco, Diego López de Estúñiga, iniciará su ascensión en el reino como camarero del principe Juan, el futuro Juan I, quien siendo príncipe le concedió las primeras mercedes: en octubre de 1377 el señorío de Bañares y en 1380 Juan I le dio un juro de 2.400 mrs. situados sobre unas rentas de sal de diversos lugares castellanos (19). Tras importantes compras entre las que cabe destacar las de la villa de Capilla con su puente para ganados trashumantes que fue una fuente grande de beneficios, que hace en 1382 al Justicia Mayor Juan Núñez de Vi llasán (20), y lavilladeBurguillos en 1393 (21), además de importantes bienes y heredades en tierras andaluzas (22), Diego López de Estúñiga va conformando su dominio señorial con nuevas mercedes por parte de Juan I —quien en 1382 le da los lugares de Valdarrago y Bodón cercanos a Ciudad Rodrigo (23), y las tercias del arcipreztasgo de Peñafiel (24)— así como del infante don Fernando, quien en 1395 le hace merced de Besquera, en la ribera del Duero (25). Don Diego López completará su extenso patrimonio con una serie de inteligentes trueques entre los que destacó la obtención de Curiel a cambio de ceder al dominio del rey, Villalba de Losa (26), y sobre todo, para nosotros, resulta interesante el cambio que hizo Diego López de su villa de Frias por la de Béjar, que Enrique III había heredado de su madre la reina doña Beatriz (27). El rey castellano apetecía Frias por la extraordinaria fortaleza y buena situación estratégica que poseía y Diego López de Estúñiga con toda seguridad, deseaba Béjar por la inmejorable situación geográfica, económicamente hablando, pues por la villa pasaba una de las cañadas de la mesta con lo cual podía obtener saneadas- rentas. Así, como hemos indicado antes, desde junio de 1396, los Estúñigas dominarán Béjar cuya obtención junto a sus numerosas aldeas marca uno de los hitos más importantes dentro de la meteórica carrera de Diego López de Estúñiga (28). Al importante dominio territorial que logró reunir, habría que añadir la jurisdicción con mero y mixto imperio sobre la mayor parte de los territorios que poseía. Estos se extendían por amplias zonas de Extremadura, Andalucía y por las provincias de Salamanca, Valladolid, Burgos y Logroño. Además de este importante patrimonio, Diego López de Estúñiga detentaba gran poder e influencia en la Corte, pues no en vano desde 1395 era el Justicia Mayor (29) y, lógicamente, hubo de aprovechar las buenas relaciones con Enrique III y Juan II para acrecentar su patrimonio y enaltecer su linaje. En 1397 dicta testamento donde funda un mayorazgo a favor de su hijo Pedro, mayorazgo que fue reformado y ampliado sucesivamente en testamentos y codicilos posteriores hasta 1417, año en que muere (30). En 273 definitiva, Diego López de Estúñiga dejará a su muerte una ingente labor: de ella, el profesor Ladero dice: «su obra facilita el mejor modelo que pueda imaginarse sobre la forma de constitución de un poder señorial en la Castilla de los Trastamara: por los mismos caminos cortesanos, aspiraciones y logros transitaron muchos aristócratas, casi nunca con tan buena y duradera fortuna» (31). Su hijo y sucesor, Pedro I de Estúñiga, continuará la obra de su padre, acrecentando su hacienda, pues a los cuantiosos bienes heredados de Diego López, le añadió los aportados por su mujer doña Isabel de Guzmán, en Andalucía, y otros que él consiguió personalmente (32). De una manera muy sucinta podemos decir que su patrimonio lo componían las villas de Béjar, Burguillos, Capilla, Cu riel, Pesquera, Traspinedo y Villacovancio; los lugares de Urbel con su castillo, Ciadoncha, La Algaba, Gatos, Chillas y Garruchena. Rentas y propiedades diversas en Peñafiel, Burgos, Valladolid, Santa Cruz de Inarros, Coscorrita, Revilla del Campo y La Mata, además de gran número de casas y bienes en Sevilla y su provincia, y una importante cantidad de maravedíes situados sobre diversas rentas y juros (32). Con este importante patrimonio territorial y con una acertada actuación política, Pedro de Estúñiga encumbró aún más a su linaje. Como Alcalde Mayor de Sevilla participó activamente en el Concejo de la ciudad, y a través de éste en la vida de la misma (33). A la muerte de su padre fue nombrado Justicia Mayordel reino, obteniendo portanto una privilegiada situación en la Corte (34). En 1429 Juan II le hizo merced de la villa de Ledesma con señorío sobre esta plaza y con título de conde (35). A partir de 1430 y en los años sucesivos, Pedro de Estúñiga nos aparece actuando valerosamente en la frontera granadina (36), de donde fue nombrado Capitán Mayor de la Frontera (37). En 1440 recibe una nueva merced de Juan II: en esta ocasión se trató de la importante plaza de Trujillo (38), pero ante la tenaz resistencia presentada por la villa, Juan II le prometió Plasencia (39), villa que obtuvo en 1442(40). Son los años de mayor actividad política de Pedro de Estúñiga, que ahora detenta gran poder en el reino, tomando parte en los principales sucesos que acaecen en el momento, político sumamente astuto, fue partidario del condestable Don Alvaro de Luna cuando esto le valió para defender sus intereses personales. No obstante, junto a su hijo Alvaro, participó directamente en la caída y posterior prisión del valido en 1452 (41). Son también en estos años cuando Pedro de Estúñiga se encuentra con frecuencia en su villa de Béjar, donde se retiró cuando por la enemistad mantenida con el Condestable, el señor de Béjar fue alejado de la Corte (42). A su muerte ocurrida en Valladolid en 1453, heredó el mayorazgo su hijo Alvaro, quien hasta 1488 disfrutó y gobernó el señorío. Como su antecesor detentó los cargos de Justicia Mayor del reino (43) y de Alcalde 274 Mayor de Sevilla (44). También, igual que Pedro I, desde época bastante temprana participó directamente en la política de Castilla, formando parte de las ligas nobiliarias que se organizaron en el reino, aunque siempre atento a colaborar con el bando que más provechoso le fuera a su linaje (45). Como partidario del marqués de Villena estuvo junto a la nobleza que depuso a Enrique IV en Avila (46). Siendo adicto al príncipe Don Alfonso obtuvo de éste la merced de Trujillo (47), que le sería confirmada por Enrique IV tras la muerte de su hermano, pero al no poderle entregar la villa por la oposición de los trujillanos a entrar en señorío (48), Alvaro de Estúñiga recibió del Rey la promesa de la obtención de la villa de Arévalo (49), que la consiguió con título ducal en 1469 (50). A la muerte de Enrique IV y durante la guerra de sucesión que siguió a aquella, Alvaro I de Estúñiga dio muestras de una gran astucia política: a pesar de ser junto al marqués de Villena uno de los más firmes baluartes de la causa de la princesa doña Juana, permitió que sus hijos Pedro y Alvaro fuesen fieles al partido de Isabel y Fernando. Como vasallo rebelde, la reina Isabel lo va a privar de todos sus bienes que pasaron por ser mayorazgo a su hijo mayor Pedro (51) quien además en esta ocasión se vio premiado con la obtención del cargo del Alguacil Mayor (52). Tras la victoria de los Reyes Católicos frente a los nobles insurrectos, Don Alvaro de Estúñiga se dispuso a negociar. El anciano duque de Plasencia contó en estos momentos con la inapreciable ayuda de sus hijos Pedro y Alvaro, que militaron en el bando de los vencedores (53), por lo que sin grandes dificultades pactó con aquellos. El acuerdo entre los Estúñigas y los Reyes Católicos se firmó en las Cortes de Madrigal de 1476: mediante el mismo Don Alvaro y todo su linaje volvían a ja obediencia de Isabel y Fernando. Estos, le devolvían a don Alvaro todos los bienes y oficios que le habían sido confiscados y además, otorgaban a Juan de Estúñiga, el maestrazgo de Alcántara (54). Sin embargo, Alvaro de Estúñiga perdió la villa de Arévalo que fue a parar a la Corona (55), pero obtuvo los títulos de duque de Plasencia y conde de Bañares (56). Las discordias suscitadas por la herencia de Alvaro I de Estúñiga permitieron a los Reyes Católicos recuperar Plasencia, aunque su nieto y sucesor Alvaro II de Estúñiga pasó a titularse por entonces duque de Béjar. La villa, como cabeza de Estado prosperó enormemente y tuvo una amplia jurisdicción sobre la comarca (58). Gozó de la predilección de los duques de Béjar quienes la eligieron para pasar largas temporadas en ella. El hermoso palacio renacentista—del que aún se puede apreciar una parte— comenzado a construir en estos años sobre otro allí existente, es prueba fehaciente de aquello. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA FERIA DE BEJAR Los primeros datos que poseemos acerca de la feria de Béjar son los que nos proporciona el fuero de esta villa, otorgado como dijimos ante- 275 nórmente a fines del siglo XIII o comienzos del XIV (58). De esas noticias, por lo demás bastante parcas, se desprende que casi desde la época fundacional de Béjar, la villa poseía una feria anual celebrada durante los ocho días que seguían a dicha fiesta. Igual que ocurría en otras ferias españolas, se establecían garantías de seguridad para las personas que acudiesen a la festividad (59). Las ordenanzas de la feria sobre las que versa nuestro estudio se refieren sin embargo a otra: la que Juan II concede a la villa el 10 de abril de 1407 (60). Hay noticias de que antes de ese año se celebraba ya dicha feria, en concreto parece que desde el año 1398 (61). El albalá que ha llegado hasta nosotros, gracias al cual sabemos la concesión de Juan II a Béjar de su feria, es bastante simple: en unas cuantas líneas nos dice que Juan II por hacer merced a Diego López de Estúñiga, y al concejo de Béjar, concedía a la villa facultad para celebrar una feria anual que se desarrollaría entre los días 1 y 15 de agosto (62). En realidad, lo que Juan II hizo fue darle a esta feria que ya se venía celebrando, un carácter más legal. Es interesante señalar que, al parecer, esta concesión se hizo por ruego del Justicia Mayor (63), cosa que no nos puede extrañar ya que no podemos olvidar que la concesión por parte de un monarca de una feria a cualquier población era considerada como una gran merced, no sólo por la animación y enriquecimiento que obtenía la ciudad donde se celebraba a causa de las gentes que recibía, sino también porque fue frecuente por parte de los reyes la concesión de la franquicia de la misma (64), como hizo Juan II en el caso que nos ocupa (65). En efecto, el atraso que la política tributaria de las ferias suponía para los mercaderes que acudían a las mismas debido a los numerosos impuestos con que se gravaban las transacciones comerciales efectuadas en ellas, entorpecían las actividades financieras, rodeándolas de cargas fiscales, lo que motivó la liberación de éstas por parte de los reyes que por medio defranquicias reales facilitaban enormemente el comercio en estas celebraciones (66). Así pues, Juan II estableció que la feria de Béjar gozase de las mismas libertades y franquezas que tenían las otras ferias castellanas y por último mandaba pregonar su albalá en otras ferias y mercados para que se tuviese conocimiento de ello (67). De la historia de la feria de Béjar conocemos relativamente poco. Un breve relato sobre la misma nos dice que el concurso de gentes que acudían y de géneros que se ofrecían era enorme y que lógicamente, producía bastante dinero a los señores de la villa (68). En cuanto a su situación topográfica podemos decir que, como otras ferias y mercados de Castilla, las tiendas y mercaderes que allí acudían se situaban en las afueras de la villa, en la llamada Corredera, y llegaban hasta el interior del pueblo (69). Las caballerías se colocaban en un campo anejo a la Corredera que era bastante amplio; los ganados vacuno, lanar y cabrío en la justa y mesta, los cerdos en el territorio de la solana 276 alta y baja y los géneros de curtidos, cordobanes, ante y en general de pieles, en el campo del rollo (70). A juzgar por las rentas que los señores de Béjar obtenían de la celebración de la feria (71) y el interés por su buen funcionamiento —prueba de aquello son estas ordenanzas— la historia de ésta tuvo que ser floreciente. Hay una carta de los Reyes Católicos otorgada en Córdoba en 1485 en la que éstos hacían saber que las personas que acudían a la feria de Béjar no incurrían en ninguna pena (72). En efecto, años antes, doña Isabel y don Fernando—ante las quejas presentadas por los procuradores en Cortes en el sentido de que en muchas villas que tenían mercados y ferias francos sólo se vendía productos en días de mercado, lo que iba en detrimento de las personas con escaso poder adquisitivo y también de las rentas reales (73)— habían dado una carta para que ninguna persona fuese a comprar o vender a ninguna feria franca que se celebrase en el reino (74). A petición del entonces señor de la villa, Alvaro I de Estúñiga, que temía que se dejase de asistir a la feria de Béjar, la reina Isabel dio un albalá diciendo que las prohibiciones dadas con anterioridad no afectaban a la feria de Béjar, puesto que la villa la tenía otorgada desde antiguo y el ordenamiento dado por la reina no afectaba a las antiguas, y para evitar más confusiones doña Isabel mandó pregonar este ordenamiento (75), lo que sabemos que se hizo días después en Medina del Campo (76). Años más tarde, la reina Católica dio otra carta confirmando lo anterior y añadiendo que se podía acudir también libremente a la feria de Gibraleón, otra villa de los Estúñigas, y de reconocida antigüedad, y que como la de Béjar no era franca, ya que pagaba la aleábala de los productos que se comercializaban (77). ORDENANZAS DE LA FERIA Las ordenanzas que conocemos fueron hechas por ñiga y publicadas el 24 de agosto de 1452. Estas fueron su hijo Alvaro I en Béjar el 23 de agosto de 1456 y confirmación, más el traslado de las ordenanzas de documentos que han llegado hasta nosotros. Pedro I de Estúconfirmadas por el texto de esta Pedro I, son los Las ordenanzas se dieron con un evidente interés fiscal porque, según se declaraba, fueron elaboradas para evitar excesos y fraudes entre vendedores y arrendadores de impuestos de la feria a causa de la alcabala que había que pagar por los géneros que se compraban y vendían en la misma (78). Es interesante destacar que estas ordenanzas las confirmó Alvaro I de Estúñiga a petición de los mercaderes que acudían a laferia, lo que nos puede indicar cierto descontento por parte de estos comerciantes con los arrendadores de las alcabalas de Béjar (79). Las ordenanzas de la feria de Béjar que estudiamos, se refieren tan sólo a ciertos aspectos de esta celebración. En primer lugar, hay que señalar los productos que allí se comercializaban. Por la lectura del texto 277 sabemos que el comercio de paños tuvo una excepcional importancia en Béjar. Los había de las más variadas procedencias: entre los extranjeros vemos citados paños flamencos, brabanzones o ingleses. Pero también se comercializaban paños castellanos como las blanquetas, paños pardillos, brunetasy bureles. En cuanto a las calidades de los tejidos, los había desde las granas, utilizadas fundamentalmente para la confección de ricos vestidos de fiesta, o los exquisitos paños de oro y de seda, a las humildes blanquetas, usadas asiduamente por las gentes del común. Fustanes, cendales, paños negros de caldera, etc., son también citados en las ordenanzas como tejidos vendidos corrientemente. El documento nos habla, asimismo, de la venta de otros productos de lujo en esta feria, tales como plata, oro, joyas, piedras preciosas, perlas, aljófar, tapices, alfombras y tapetes, algunos de los cuales procedían de Francia. Sólo estos artículos son citados en las ordenanzas, pero evidentemente no eran los únicos comercializados en la feria. Animales como vacas, ovejas, cabras, cerdos y sus derivados, como por ejemplo pieles, nos consta, documentalmente, que se encontraban expuestos para su comercio en la feria (80). Aunque no tenemos referencia documental alguna, no es difícil imaginar que productos de primera necesidad, como vino, trigo y otros cereales, o bien objetos de loza, barro y metal, es decir, aquellos artículos precisos para la vida diaria, eran vendidos igualmente. Las ordenanzas contemplan y legislan otros aspectos de la feria. Uno de éstos es la prohibición de jugar a los dados, probablemente para evitar riñas y cuestiones que alteraran de alguna manera la paz, algo inherente a este festejo (81). El fuero de Béjar se refiere a ésta y en el punto 32 nos dice: «Prouecho e ondra uos otorgo ferias ocho diasantes de cincuaesma e ocho dias después. Qui viniere a estas ferias, cristiano, o moro o judio, uenga seguramientre e qui mal le fiziere o lo trabaiare, al rey mil morabedis peche en coto e el danno duplado al querelloso. Si non ouier onde lo peche, espiendanle el cuerpo. Qui lo matar, soterrar al uiuo so el muerto. Si fi riere taiarle la mano. Si en las ferias matar alguno algún omne, meter el uiuo so el muerto. Si firiere taiarle la mano. Qui arrebatare alguna cosa, peche al rey mil moravedis en coto e el danno duplado al querelloso. Si non ouier onde lo peche, despennarlo. Qui furtare, despennarlo otrossi» (82). Ignoramos qué castigo recibirían a mediados del siglo XV aquellos que incurriesen en esos delitos. Lo que sí sabemos es que los que fuesen hallados jugando a los dados en días de feria, perderían todos los mrs., doblas, florines u otras monedas que tuviesen sobre la mesa, además de pagar cada jugador 60 mrs. de multa. Si volvían a jugar la pena aumentaba a 120 mrs. y diez días en la cárcel. Los recincidentes en el juego hallados por tercera vez tendrían que abonar 600 mrs. o recibir 50 azotes. El autor de las ordenanzas estableció que las multas se cobrasen y repartiesen de la siguiente manera: un tercio para la Cámara señorial, otro para el acusador y el tercio restante para la justicia que lo tomare. 278 La dificultad para encontrar alojamiento en Béjar en estas fechas en lasque la villa veía aumentada considerablemente su población, hizo que el conde don Alvaro añadiese a las ordenanzas dadas por su padre, un capítulo en el que también, con el fin de preservar la paz de la feria, se estableciera lo que se debía satisfacer por el alquiler de una casa. En efecto, al parecer fueron frecuentes las disputas entre los mercaderes que acudían a la feria y los propietarios de las casas por la renta que se pretendía cobrar. Se estableció, pues, que se nombrasen tres personas —una por parte del conde, otra por parte de los mercaderes y la tercera en nombre de la villa, que era una de los alcaldes— y que, visto el aposentamiento y el servicio que se ofrecía a los huéspedes, tasaran el alquiler que se debía pagar (83). Por último, se dan en estas ordenanzas una serie de normas sobre los corredores que acudían a la feria. En primer tugarse atiende a su número, estableciéndose éste en doce que serían elegidos por dos personas—una representante del conde y otra por parte de los mercaderes—. Antes de actuar como tales, corredores elegidos y mercaderes debían jurar lo establecido acerca de su trabajo por las ordenanzas. Según éstas, los doce corredores estarían presentes solamente en las transacciones comerciales de paños y telas. Las dos personas encargadas de elegirlos tendrían también la tarea de examinar las disputas entre mercaderes y corredores. El ordenamiento establece minuciosamente lo que los corredores deberían cobrar por su trabajo de correduría, así como las multas que estarían obligados a pagar en caso de que percibiesen más de lo estipulado. El producto de estas multas sería recaudado y dividido de la misma manera que el de las ocasionadas por jugar a los dados. De la lectura de estos capítulos de las ordenanzas podemos deducir que debieron ser bastante frecuentes los abusos por parte de los comerciantes que acudían a la feria, hecho al parecer muy común en otras ferias y mercados de Castilla. Por ello, fueros y ordenanzas, tanto municipales como señoriales, intentaban atajarlos. Ya, anteriormente, hemos hecho notar cómo estas ordenanzas fueron confirmadas por Alvaro I de Estúñiga a petición de los mercaderes descontentos por ciertos atropellos cometidos, al parecer, por los arrendadores de las alcabalas (84). Evidentemente, con el mismo fin de evitar abusos y aclarar situaciones, Pedro I publicó estas normas sobre los corredores, estableciendo también que cualquier mercader que engañase al comprador vendiendo un paño de baja calidad a precio superior al real, perdiese el paño y el corredor presente estuviese veinte días en la cárcel. ¿ Fue este hecho algo usual en la feria de la época? Es algo arriesgado de afirmar, pero es una idea que nos sugiere el texto estudiado. Sea como fuere, sí que creemos poder asegurar el extraordinario interés por parte del señor de la villa en el funcionamiento de su feria sin ningún tipo de problemas ni trabas, tanto de índole institucional como económica y social, por ello se preocupa de garantizar la legalidad de la feria, buscán- 279 dose las oportunas mercedes y dicta normas acerca de las relaciones económico-sociales que deben ser guardadas. Todo, en definitiva, nos pone de manifiesto un hecho importante en la Castilla Bajomedieval: el creciente interés de la nobleza en materias económicas, dominando los medios de producción, controlando los intercambios comerciales y obteniendo, en definitiva, unas saneadas rentas, que, en cierto modo, le ayudasen en la consecución de sus aspiraciones políticas. TEXTO DE LAS ORDENANZAS Traslado de las ordenanqas quel conde mi señor dio e otorgó a la feria de Béjar este año de UCCCLVII años Yo don Aluaro de Stunniga, Conde de Plasengia, Justigia mayor de Castilla e Señor de Gibraleón, porquantoel conde mi señor que Dios aya, ovo mandado faser ciertas ordenanzas tocantes a los mercaderes que suelen venyr a la feria desta mi villa de Béjar, por los quales a mi es pedido las mande confirmar, su thenor de las quales son estas que se syguen: De los paños de Ypres mayores e cestres e Brujas mayores e Londres, e otros pannos de las suertas destos, poco más o menos, que se vendieren por vara, que pague los dichos mercadores de cada millar de la dicha ropa treynta e ginco mrs. al millar. Yten de Belates e granas e ryanes del sello, e liuas mayores, e florentines e otros pannos destas suertes e sysas semejantes poco más o menos que se vendiere por vara que paguen treynta mrs. de cada millar. E de fardeles e pannos enteros e piegas de todos los sobre dichos en los capítulos engima escriptos, e asi mismo de los Yprés menores e contrays menores e ruanes menores, e otros semejantes que se vendieren por fardel por piega entera, que paguen a dose mrs. el millar segund que se costumbra pagar en la feria de Medina del Campo. Yten, Yprés menores e ruanes menores e contrays menores e Sanjuanes menores e Brujas menores e bernis de Flandes e otros de semejante guisa, que paguen quarenta mrs. de cada millar de lo que se vendiere por vara. Yten, blanquetas e pannos que se fasen en Castilla que se vendiere la vara dellos a setenta o ochenta o fasta cient mrs. la vara o dende ayuso que paguen de cada piega de panno a treynta e ocho mrs. E pannos negros de caldera e butieles prietos e pardos e blancos que paguen a veynte e ocho mrs. segund la costumbre de los annos pasados. Pero sy los dichos pannos pardillos o brunetas o otros pannos de la tierra se vendieren más de a ciento mrs. la vara que paguen quarenta mrs. de cada millar. Yten, de las forsas que se paguen de cada piega veynte mrs. Yten, de los fustanes e gendales, que se paguen por piega a ginco mrs. de cada una piega. 280 Yten, de la plata e oro que se vendiere e pannos de oro o seda que se paguen ginco mrs. por el millar. Yten, que ninguna persona cristianos, ni judio ni moro de qualquier ley o estado o condición que sea non juegue dados en la feria so pena que todos los que fueren fallados jugando pierdan todos los mrs. e doblas e florines e otra moneda que touieren al tablero, e demás que por la primera ves que fuere fallado que jugaren que paguen de cada uno sesenta mrs., e por lasegundaque paguen la pena doblada e esté dies días en lacadena, e por la tergera vesada sy fuere ornes de mañas, que paguen seysgientos mrs. e sy fueren ornes de poca guisa, que le den cinquenta agotes por la villa e que las dichas penas sean la tercia parte para el acusador, e la otra tergia parte para la justigia que lo escundare. Yten, que los corredores que ouieren deseren la feria de los pannos e fustanes, que sean número de dose e non más, e estos corredores que sean unos ornes escogidos por dos personas, uno por parte mia e otro por la parte de los mercadores. E que estos dos que lo asy ouiere de escoger, tengan cargo de esaminar los debates que ouieren entre los mercadores e entre los corredores unos con otros. Otrosy, los dichos corredores lieuen de corredoria de cada ciento de lo grueso, un mrs. e non más, e de cada vara de lo delgado otro mrs. de San Juan arriba, e de la piega de lo grueso entero tres mrs. e de lo delgado de San Juan arriba ginco mrs. por piega entera, e de los fustanes, un mrs. de cada piega e de los pannos de seda e oro e plata e joyas e otras cosas seisgientos dos mrs. década millar. E qualquier corredor que más leuare de la dicha quantya, que pague por la primera vesada sesenta mrs., e por la segunda la dicha pena doblada, e esté dies dias en la cadena, e por la tergera, que le den cinquenta agotes por la villa. E que las dichas penas se repartan en la manera de suso se contiene en las de los dados. E los mercadores non paguen de corredoria más de lo que de suso sey, so pena de cient mrs. por cada vesada e que los dichos deputados que han de escoger los dichos corredores, tomen juramento a los dichos mercadores e corredores que guarden todo lo susodicho. Otrosi, que qualquier mercador que vendiere un panno por otro que lo pierda e sea deputado para fase limosna dello, e el corredor que estouiere en la tal venta, que esté veynte dias en la cadena. Otrosy, que en la renta del lusillo non se faga nin en otros, saluo que arrendador e sus companneros la cogan juntamente segund que se suele coger. Fueron pregonadas estas hordenangas por pregonero en la plaga pública desta villa de Béjar, en pregencia de mi Juan Rodríguez Gallego, escriuano del rey nuestro Señor, e en su nombre. Su notario público en la su corte e en todos los sus regnos e señoríos, jueues, XXIIII dias del mes de agosto, año del Nasgimiento del nuestro Señor Ihesu Xpo. de mil e quatrogientos e ginquenta e dos años. 281 Testigos que fueron presentes al tiempo de pregonadas estas dichas ordenanzas: el ligengiado Gil López de Madrid, oydor de la audiencia del rey, e Gonzalo Gómez, cambiador, vesino desta dicha villa, e Rodrigo déla Penna, e Pedro de Curiel, criados del contador del señor conde don Pedro de Stunniga, e Diego de Valladolid, criado del dicho ligengiado. Yo Gómez Ferrández, secretario de mi señor el conde la fise escreuir por su mandado. Gafias (en blanco) e alcalde de todas las ordenangas suso dichas, mando que se guarde e cumpla lo que se sygue. Otrosy, de joyas de oro e piedras pregiosas e joyeles e perslas e aljófar, e pannos frangeses de toda tapegería que paguen de cada millar ginco mrs. Otrosy, tapeges, alcaltifas e otras cosas semejantes que paguen dies mrs. el millar. Otrosy, por quanto acesge muchas veges aver debates sobre los alquiler de las casas e los moradores dellas con los que vienen a la feria, mando que quando tales debates acaesgieren que sea deputado por los mercadores una persona, e por mi parte el mi recandador, e por parte de la villa uno de los alcaldes el aposentamiento e sobre que debatyere e el seruigio de los moradores que fisieren a los huéspedes e todo ello bien visto tase e modere lo que se deua pagar de ios tales alquileres sobre que ouiere debate. E aquello que por el les fuere tasado, se pague e no más ni menos. Por ende, yo por la presente aprueuo e confirmo e ratyfico las dichas ordenangas e todo lo suso dicho, e mando que se guarde e cumpla en todo e por todo segund e en la manera que en ellas se contiene non amenguando ni exgediendo dellas cosa alguna. Fecha en la mi villa de Béjar, XIII dias de agosto año del Nasgimiento del nuestro saluador Ihesu Xpo. de mili e quatrogientos e ginquenta e seys años. El conde don Aluaro. Gafias. 282 NOTAS (1) GARCÍA DE VALDEAVELLANO, Luis, El mercado en León y Castilla durante la Edad Media, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1975, pág. 11. (2) Tengo en curso de redacción mi tesis de doctorado sobre el linaje señorial de los Estúñigas, señores de Béjar. (3) Sobre el nacimiento de la villa de Béjar pueden consultarse los siguientes estudios: GONZÁLEZ, Julio, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, CSIC, Escuela de Estudios Medievales, Madrid, 1960. Del mismo autor, Reconquista y repoblación de Castilla, León, Extremadura y Andalucía (siglos XI al XIII), en La reconquista española y la repoblación del país, CSIC, Zaragoza, 1951. «Repoblación de la 'Extremadura leonesa'», enHispania, III (1943). También es fundamental para el estudio de la repoblación de Béjar la obra del profesor SÁNCHEZ ALBORNOZ, Despoblación y repoblación del valle del Duero, Buenos Aires, 1966. Noticias aisladas sobre la repoblación de Salamanca y su alfoz se encuentran eri la obra de Manuel GONZÁLEZ GARCÍA, Salamanca: La repoblación y la ciudad en la Baja Edad Media, Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1973. (4) GONZÁLEZ, Julio, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, tomo II, pág. 462, doct. N.° 834. (5) GUTIÉRREZ CUADRADO, J. M., El fuero de Béjar, Universidad de Salamanca, Salamanca, 1975. (6) A(rchivo) M(unicipal) B(éjar), Caja de Hierro, Fuero. (7) Como en otros lugares de la Península, la mayor parte de la documentación más antigua ha desaparecido. No obstante, se han conservado catálogos, así como un cierto número de documentos, que se hallan en el Archivo Municipal de Béjar y en la sección de Clero del AHN, que nos permiten vislumbrar con relativa facilidad la historia primitiva de Béjar. Entre los inventarios más conocidos tenemos el de Antonio MARTIN LÁZARO, «Colección diplomática municipal de la ciudad de Béjar», en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1921, y del mismo autor, la «Colección diplomática de la iglesia del Salvador de la ciudad de Béjar», en Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Madrid, XII (1921). (8) QUADRADO, J. M., Salamanca, Avila y Segovia, Ediciones El Albir, Barcelona, 1979, págs. 258-259. (9) FERNANDEZ MINGUEZ, Fernando IV de Castilla (1295-1312). La guerra civil y el predominio de la nobleza, Colegio Universitario de Álava, Vitoria, 1976, págs. 183-187; QUADRADO, op. cit., pág. 266. (10) En mayo de 1312 Fernando IV estaba ocupado en la tarea de recuperar para la corona Béjar, ante el incumplimiento por parte de don Alfonso de la Cerda de lo establecido en Torrellas. GONZÁLEZ MINGUEZ, op. cit., pág. 323-324. (11) Mediante privilegio de Alfonso XI fechado en 1322 en Valladolid, el Rey concedió a los bejaranos, que no pechasen excepto en los muros y torres de la villa y en los muros de los lugares del término, asi como eximió a dichos hombres de pagar la cabeza de los pechos y redujo de cada servicio que tenían que pagar al Rey 1.500 mrs. A.M.B., Colección Diplomática, 15. (12) CERDAYRICO, F.,Crónicade Alfonso el Onceno, Imprenta dedonAntoniodeSancha, Madrid, 1787, pág. 200. La Crónica fecha este nacimiento en 1331. 283 (13) A.M.B., Colección Diplomática, 19. (14) QUADRADO, J. M., op. cit, pág. 267. (15) SUAREZ FERNANDEZ, L, «La crisis de la Reconquista», enHistoria de España dirigida por Ramón Menéndez Pidal, tomo XIV, pág. 71. (16) El documento de 1364 ha desaparecido, pero en la sacristía de la iglesia parroquial del Salvador de Béjar se conserva una fotografía del mismo. Otros pergaminos en los que nos aparece este Diego López citado como señor de Béjar, en AHN, Clero, Carpeta 1876-1 y A(rchivo) P(arroquia) S(alvador) (B(éjar), Serie A, Documentos privados 14y 15. Estos documentos han desaparecido, pero MARTIN LÁZARO, en su Colección Diplomática de la iglesia del Salvador de Béjar, los transcribe, págs. 115-118. (17) AHN, OSUNA, Carpeta 4-3. (18) Entre otros destaco los estudios de: VILLALOBOS, M. L., «Los Estúñigas. La penetración en Castilla de un linaje de la nobleza nueva», en Cuadernos de Historia, VI, 1975, págs. 327-355; LADERO QUESADA, M. A., «Los señores de Gibraleón», en Cuadernos de Historia, Vil (1977), págs. 33-95; BENITO RUANO, E., «Lope de Estúñiga. Vida y Cancionero», enftew'sfa de Filología Española, Ll, 1968, págs. 17-20; FERNANDEZ-DAZA ALVEAR, C , El señorío de Burguillos en la Baja Edad Media extremeña, Institución Cultural Pedro de Valencia, Badajoz, 1981; GERBET, Marie Claude, «Majorat, strategíe familiale et pouvoir royal en Castille», en Melanges offerts á Gautier Dalche. Annales de la Faculté des Lettres et Sciences Humaines de Nice, N.° 1983. (19) AHN, OSUNA, Carpeta 171-3 y 4. (20) Ibldem, Carpeta 172-10 y Leg. 351-2" 3 . (21) Compra de Verantevilla en 1391. Ibldem, Carpeta 59-2. Clavijo lo compró a Fernando de Rojas en 1394. Ibldem, Carpeta 51-17. Burguillos, en Leg. 339-14. (22) Sobre las actividades andaluzas y compras de diversos bienes en esos lugares puede verse el articulo de LADERO QUESADA, Los señores de Gibraleón..., págs. 47 y sigs. (23) AHN, OSUNA, Carpeta 10-11. (24) Ibldem, Carpeta 53-13. (25) Ibldem, Carpeta 11-3. Confirmación de la merced por Enrique III en Carpeta 53-19. (26) Ibldem, Carpeta 53-11. (27) La carta de trueque está fechada en Córdoba a 8 de junio de 1396. Ibldem, Carpeta 4-3. (28) (por cuanto Frías) "...segunt la tortalesa que ella tiene e segunt el lugar en que esté es muy complidera para mi seruicio e de los reyes que después de mi vinieren, que toda vía sea mía e suya dallos e nunca sea apartada de la Corona real», en Ibldem, Carpeta 4-3 bis. Documento inserto en 1420-febrero-16, Valladolid. (29) Ibldem, caja especial 215-13" 2 . (30) El testamento de 1397 en Leg. 213 (ll)-19~ 27 . Los de 11 de junio de 1401,21 de junio de 1415 y 26 de febrero de 1417 en legs. 213 y 214. Sobre el mayorazgo, ver trabajo de GERBET, op. cit, págs. 264 y sigs. (31) LADERO QUESADA, M. A., «Rentas condales en Plasencia», en El siglo XV en Castilla. Fuentes de renta y política fiscal, Ariel Historia, Barcelona, 1982, pág. 170. (32) LADERO QUESADA, M. A., Los señores de Gibraleón..., págs. 58 y sigs. (33) ORTIZ DE ZUÑIGA lo cita como Alcalde Mayor en 1406. Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, Imprenta Real, Madrid, 1795, vol. II, págs. 311-316. Sin embargo, en la misma obra, ORTIZ DE ZUÑIGA nos dice que en la campaña de Antequera murió LopeOrtizde Estúñiga, Alcalde Mayor de Sevilla, tiodel primero; en el cargo de Alcalde Mayor le sucedió otro Lope Ortiz de Estúñiga, primo del anterior, y continúa diciendo el autor que la Alcaldía Mayor era propia de los señores de Gibraleón y la servían por don Pedro de Estúñiga, que era su dueño, los caballeros citados, todos parientes suyos. Ibldem, pág. 326. (34) Confirmación del cargo por Juan II en enero de 1444 en OSUNA, Caja Especial 215-13" 3 . También hay otra confirmación, anterior, del año 1422 en ibldem, Carpeta 171-17. (35) Ibldem, Leg. 289-2. Copia del siglo XVIII. En carta del 20 de febrero de 1430, Juan II notificaba al Concejo de Ledesma la merced que había hecho de la villa a Pedro de Estúñiga, y lo apremiaba para que lo tomasen por su señor. Ibldem, Leg. 289-3"'. (36) Pedro I de Estúñiga, junto a sus hermanos, se halló en la batalla de La Higuera distinguiéndose por su valor. ORTIZ DE ZUÑIGA, op. cit, págs. 380-381. (37) Noticias acerca de sus actividades como capitán mayor de la frontera en A(rchivo) M(unicipal) de S(evilla). Actas Capitulares de los años 1437,1438 y 1439. También en ORTIZ DE ZUÑIGA, op. cit., págs. 411-412. 284 (38) OSUNA, Leg. 289-7"'. (39) Ibídem, Leg. 298-1. (40) Ibídem, Leg. 2 9 9 - 2 " ' " 2 (41) CHACÓN, G., «Crónica de Don Alvaro de Luna, ed. de Juan DE MATA CARRIAZO en Colección de Crónicas de España, Madrid, 1940, págs. 324-325. (42) QUADRADO, J. M., op. cit, pág. 267. (43) En 1430, Juan II le hizo merced a Alvaro de Estúñiga de que a la muerte de su padre le sucediera en el cargo de Justicia mayor. OSUNA, Carpeta 40-3. Confirmación del cargo por Enrique IV en Caja Especial 215-13" 3 . (44) A.M.S., Actas Capitulares 1450, fol. 150. AHN, OSUNA, Carpeta 14-3. (45) Desde 1433 aparece Alvaro I de Estúñiga junto a Pedro I de Estúñiga actuando en las sucesivas ligas nobiliarias que se forman en el reino. B.N., Mss. Res, 17, fol. 11. (46) VALERA, Diego de, «Memorial de diversas hazañas. Crónica de Enrique IV», ed. de Juan DE MATA CARRIAZO, vol. IV de la Colección de Crónicas Españolas, Madrid, 1941, pág. 33. (47) OSUNA, Carpeta 50-9. Confirmación de la merced en Leg. 314 (ll)-20. Seguro que hicieron el marqués de Villena y el conde de Benavente a don Alvaro de Estúñiga de que continuaría en la posesión de Trujillo en Carpeta 50-10. (48) VAL VALDIVIESO, M. I., «Resistencia al dominio señorial durante los últimos años del reinado de Enrique IV», en Hispania, 126, 1974, págs. 63-65. (49) OSUNA, leg. 300-1. (50) La carta de merced, en OSUNA, Leg. 279-3"'. Otorgamiento de título de duque de Arévalo en Leg. 279-4. (51) OSUNA, Carpeta 41-6. (52) Ibídem, Carpeta 42-1. (53) SUAREZ FERNANDEZ, L ; CARRIAZO ARROQUIA, J. de M., «La España de los Reyes Católicos (1474-1516)», vol. I en Historia de España dirigida por Ramón Menóndez Pidal, pág. 151. (54) Ibídem, pág. 168. (55) Capitulaciones entre los Reyes Católicos y los duques de Arévalo en OSUNA, Leg. 279-8" 7 . (56) Testimonio de este hecho en ibídem, Leg. 318 (l)-5'~ 2 . (57) QUADRADO, op. cit, pág. 268. (58) GUTIÉRREZ CUADRADO, op. cit, pág. 21. (59) AMB, Caja de Hierro, Fuero, fol. 7 v. (60) OSUNA, Leg. 214-9"'. (61) Ibídem, Leg. 216-2. (62) Ibídem, Leg. 214-9"'. (63) Así lo señala el documento. Ibídem. De la misma opinión es QUADRADO, J. M., op. cit, pág. 267. (64) GARCÍA DE VALDEAVELLANO, op. cit, pág. 60. (65) OSUNA, Leg. 214-9"'. (66) DEL ESTAL, J. M., «Erección por Jaime II de una feria en Alicante», en Instituto de Estudios Alicantinos, N.° 16, Alicante, 1979, págs. 153-174. (67) OSUNA, Leg. 214-9"'. (68) La narración está en ibídem, Leg. 216-2 precediendo al texto de las ordenanzas. A titulo informativo diremos que la alcabala de la feria sin el lusillo que en 1454 recibió el señor de la villa ascendió a 82.520 mrs. El lusillo y la bohoneria de la feria rentó 9.870 mrs. de alcabala. MARTÍNEZ MORO, J., La renta feudal en la Castilla del siglo XV: los Stúñigas, Universidad de Valladolid, Valladolid, 1977, pág. 53. (69) GARCÍA DE VALDEAVELLANO señala que ferias y mercados de Castilla solían ubicarse en las afueras de la población (caso de Avila), o en las plazas (caso de Valladolid), op. cit., pág. 173; SÁNCHEZ ALBORNOZ declara que el mercado se situaba en las afueras de León, Una ciudad de la España cristiana hace mil años, Rialp, Madrid, 1976, 6." ed., pág. 30 y sigs. (70) OSUNA, Leg. 216-2. (71) Vid. nota 68. (72) OSUNA, Leg. 217 (ll)-5-6. (73) Sucedió en las Cortes de Toledo de 1480. En esta reunión se recordó también que Enrique IV, en las Cortes de Ocaña, revocó todos los mercados francos que tenía dados en cualquier ciudad o villa. Cortes de Castilla. Cortes de Toledo año 1480, punto 115, págs. 189-190. 285 (74) Una carta dada por Isabel la Católica el 20 de octubre de 1489 recuerda que este ordenamiento ya se dio con anterioridad. OSUNA, Carpeta 42-5. (75) Ibldem, Leg. 217 (ll)-5 ~&. (76) Ibídem, Leg. ( I l j - S ^ b i s . (77) Ibfdem, Carpeta 42-5. (78) Ibldem, leg. 216-2. (79) En el encabezamiento del texto de las ordenanzas se indica lo señalado. (80) En el documento que nos habla acerca de la historia de la Feria de Béjar. OSUNA, Leg. 216-2. (81) VALDEAVELLANO, op. clt, pág. 110 y sigs. (82) A.M.B., Caja de Hierro, Fuero, fol. 7 v. (83) Problemas motivados por los precios de los alquileres fueron frecuentes en las ferias. Una ordenanza para la Feria de Medina del Campo de 1421 instituía el cargo de aposentador mayor, encargado de asignar alojamientos a los mercaderes y regular las diferencias que pudieran surgir entre ellos por este motivo. DUFROURCQ, Ch. GAUTIER-DALCHE, J., Historia económica y social de la España cristiana en la Edad Media, Ediciones El Albir, Barcelona, 1983, pág. 264. (84) Vid. nota 78. 286 ESCRIBANOS Y NOTARIOS EN EL «REPARTIMENT» DE VALENCIA M.a Desamparados Cabanes Pecourt Universidad de Zaragoza Este título tiene una doble significación al referirse, por una parte, a los escribanos y notarios que fueron favorecidos con algún dono en el reparto que de la ciudad de Valencia hiciera el rey conquistador, y por otra, a los autores materiales de los registros conocidos como «Repartiment del regne de Valencia». En esta ocasión trataremos tan sólo sobre el primero de estos aspectos, dejando el segundo para un futuro próximo. Sobre quiénes fueron los escribas y notarios en los que recayeron los favores materiales de Jaime I en tierras de Valencia, la respuesta es variada ya que diversos son los personajes que con esta denominación puntual aparecen en los registros; y a ellos se pueden añadir algunos otros sospechosos de este ejercicio aunque no se explicite en la documentación. La nómina de todos ellos es susceptible de diversas clasificaciones que en aras de una mayor claridad expositiva concretamos en los puntos siguientes: A) B) C) escribanos y notarios reales. escribanos y notarios de curia nobiliaria o eclesiástica. escribanos y notarios profesionales. A su vez, dentro del primer grupo se pueden distinguir los apartados siguientes: 1) notarios y escribanos, oficiales fijos de la cancillería real. 2) notarios y escribanos eventuales de la misma. 3) homónimos de notarios y escribanos reales de posible identidad con los mismos. 287 De todos estos, de cuantos datos conozcamos sobre su biografía, haremos relación pormenorizada en un intento por conocer más y mejor a unos personajes que tanta repercusión tuvieron en su época y entre los que pueden encontrarse los autores materiales de las fuentes que hoy nos suministran los mayores puntos de conocimiento sobre la misma. A) ESCRIBANOS Y NOTARIOS DE LA CANCILLERÍA REAL Incluimos entre ellos tanto a los que estaban al servicio del monarca como de cualquier otro miembrodelafamiliareal. Distinguimos en primer lugar a los 1) escribanos y notarios reales especificados como tales en la documentación, puesto que permanecían de manera estable y fija en la cancillería. Presentan la siguiente nómina: • • • • • • • • PEDRO SÁNCHEZ, notario real. PEDRO JUAN, escribano real y notario de doña Violante. PEDRO ANDRÉS, escribano real. GUILLEM, escribano y notario real. GUILLEMON, escribano real. I. PÉREZ, escribano ¿del infante Fernando? JUAN, «magister», notario de Ñuño Sánchez. VALERO, «scriptor Ferdinandi», «scriba domini regís». Hacemos a continuación un breve «curriculum» de cada uno de ellos, extraído de los datos que el «repartiment» proporciona, de los que conocemos por la documentación coetánea y de los escasos estudios que de la cancillería del Conquistador hay hechos. Pedro Sánchez Aparece en el «repartiment» como «notarius domini regís». Ejerció este cargo de notario entre 1220 y 1232, simultaneándolo luego con el de repostero de Aragón entre esta última fecha y la de 1246 (1). Son muchos los documentos reales que suscribe por lo que no vamos a citarlos aquí; basta con rem ¡tira la colección de Documentos de Jaime I de Aragón (2) para confirmarlo. Con motivo del reparto de la ciudad de Valencia, Pedro Sánchez fue favorecido en fecha muy temprana, pues del 28 de febrero de 1238 data la donación siguiente: «...totam hereditatem de Mahomat Algaschi et Xjovatas usque ad terminum de Petraher Aqifilia vel hereditatem et domos d'Abrafim Abin luniq...» (3), donación que fue formalizada posteriormente ya que el asiento del «repartiment» está cancelado. 288 Nuevamente lo encontramos en el registro correspondiente al censo de la ciudad, en el cual las citadas casas de Abrafim Abin lunig se ubican en el barrio de Teruel, diciendo así el asiento: «P. Sancii: domos Ebay Abeyunez et stabulum bonum et alfondee et mezquita et alia domo que querit... lili» (4), y si bien en este último no se menciona la profesión, la identidad entre las dos donaciones es evidente al venir reforzada por el nombre del sarraceno cuyas casas han sido entregadas al notario real, si bien la forma de ser anotado difiere un poco en su grafía al ser reseñado «de oído» por el correspondiente escriba real que hacía la anotación. Reafirma este supuesto, asimismo, la C que, equivalente a Curia, precede marginalmente esta anotación y la segunda mención que de la misma donación se hace en la segunda parte del registro 7, en donde, al recogerse de nuevo la cita, dice: «P. Sanq, domini regís...» (5), con la misma C antecediendo al asiento. Al margen de la heredad conque son agraciados en la ciudad y que es la revisada hasta ahora, los oficiales de la curia real se ven con gran frecuencia favorecidos con donos en el reino de Valencia, donde, generalmente, se les concede casas o tierras, o ambas, en las principales ciudades del reino que eran las que quedaban siempre en poder de la Corona. Pedro Sánchez obtuvo estos beneficios en poblaciones como Alcira, Cultera, Gandía y Beniopa(6), aunque desconocemos si las podría conservar, ya que, en el caso concreto de Alcira, se le da un plazo fijo para ira poblar, perdiendo lo obtenido en caso contrario. Es de suponer que, al menos él, no vendría a vivir a tierras valencianas ya que, como al principio dijimos, permaneció al servicio del rey hasta 1246. Pedro Juan De Pedro Juan se sabe que fue escribano de la cancillería de Jaime I, cargo que ejerció desde 1224 hasta 1236 (7). De su mano salen numerosos documentos reales emitidos durante el sitio de Burriana, y desde esta misma ciudad ese mismo año y los siguientes (8); así como a él se debe la autoría material del tratado que en 1236 suscribieron el monarca aragonés y Zeit Abu Zeit (9). Actuó a las órdenes de los notarios G. Sasala y el anteriormente citado Pedro Sánchez. En 1237 fue nombrado notario de la reina doña Violante (10) y con este título aparece ya en el «repartiment»: «notarius domine Yoles regine» cuando es favorecido con «domos d'Aqmet Ambaraicha; et sunt domos in calle d'Almaxati, circa domos d'Albucach Alyfragi; et ortum in Villanova de alfaqui Avinomayhez, et lili jovatas in alquería de Petraher d'Alfauquia, iuxta hereditatem laquesii et G. Scríbe» (11). Como en el caso anterior, esta donación tenía lugar antes de la conquista de Valencia y su entorno, pues está fechada el 16 de febrero de 1238, pero después de la conquista la donación se hizo efectiva, al menos en lo que respecta a las casas ubicadas en Valencia, estando éstas 289 situadas en el barrio de Zaragoza. Dice así el registro 7: «P. lohannis: domus Amet Ambarracar» (12), e igualmente recoge este nombre con posterioridad (13). En ambos casos es de señalar que aunque no se registra la profesión, sí precede el asiento la C de curia como en el caso del notario anterior. Pedro Andrés Aparece como escriba de Jaime I desde 1247 a 1258 (14), desempeñando asimismo, en 1257, el cargo de notario de la ciudad de Huesca (15). En documento del año 1251, datado en Lérida a 23 de julio, se intitula a sí mismo como «scriptoris domini regis et publici notarii» (16), y lo redacta por orden real directa. Trabajó a las órdenes de los notarios G. Escriba, Guillem de Belloc, G. Pérez y del canciller Andrés, obispo de Valencia. El citado Pedro Andrés, al igual que los dos anteriores, fue favorecido por el monarca aragonés en el reparto de las tierras y casas valencianas, recibiendo hornos, molinos y casas en lugares distintos a la capital del reino. En ésta se le entregan dos casas y se le denomina alternativamente «P.scriptor», «Petrusscriba» o«P.Andree». Noesdeextrañarquesóloen el reparto de Xátiva se le llame «scriptoris nostri», pues ello es debido a que el nombramiento real tiene lugar en 1247 y las donaciones de esta localidad ocurren en 1248, momento en que ya es escriba real. Las casas recibidas en Valencia se encuentran situadas, una, en el barrio de Calatayud (17) y, la otra, en el de Zaragoza (18), y en ambos casos la C precede al asiento así como se señala con una cruz, signo de que el beneficiario había tomado posesión de su dono. Guillem o Guillermo Puede datars.e como escribano al servicio de Jaime I entre 1227 y 1247. Su actividad es intensa en la cancillería del conquistador y su signo aparece en la capitulación de la ciudad de Valencia (19). Ejerció su labor por mandato real en esta ciudad y en todo su reino y actuó bajo las órdenes de los notarios Guillem Sasala, G. de Almoguerra, Guillem Rabaga y Pedro Sánchez. En 1247 fue nombrado notario, cargo que ejerció hasta 1252. Las donaciones que se mencionan en los registros reales concernientes al repartimiento de Valencia y relativas a este personaje son algo confusas por estar entremezcladas con las correspondientes a otro escriba real, Guillemón, pues son muchas las veces en que tan sólo se cita al escribano por la inicial de su nombre—la G—, que es común a ambos, y no faltan las ocasiones en que se menciona indistintamente al segundo como Guillem, Guillermo o Guillemón, lo que todavía complica más el asunto. 290 No obstante, creemos que corresponde a este primer escribano unas casas sitas en el barrio de Zaragoza, casas de Ebray Alifraqui (20), que podían corresponderse con las entregadas a «G. scriba» en 28 de julio de 1237, aunque allí se denomine al sarraceno como Albucach Alyfragi (21), y en otra ocasión en que se alude al hecho de manera indirecta se le llame Abrafim (22). Asimismo, parece corresponder a Guillem Scriba otra casa más, sita en el barrio de los hombres de Daroca, antigua posesión de Mahomat Almagledi (23), que quizá equivaliera a la dada a Salvador, en 1239, y que mediante rectificación es adjudicada a G. scriba (24). Gu/7/emón Podemos documentarlo en la cancillería real ya en 1230 (25), aunque no lo hace de manera seguida hasta 1237 (26). Actuó bajo el mandato real del canciller Berenguer de Palou y de los notarios Guillermo de Belloc y Berenguer de Soler. Su última mención se contiene en documento de mayo de 1247(27). Según mención expresa del registro 7 (28), poseyó en la capital del reino seis casas: cuatro en el barrio de Teruel y dos en el de Barcelona. Estas últimas —que unas veces aparecen a nombre de G. o de Guillém, y otras a las de Guillamó, organizando la confusión a la que aludíamos antes— fueron antes de Mahomat Alacir y quizá correspondan a las «casas de Alarif», sitas entre la puerta de la Xerea y de Bebacachar, otorgadas en 1237 a nombre de Guillamón, scriba (30), donación que en ese momento fue anulada y reafirmada en tiempo posterior, el 2 de octubre del mismo año (31), expidiéndose en esta segunda ocasión el oportuno título de posesión. Las del barrio de los hombres de Teruel, dos fueron antigua posesión de Mahomat Alguasqui y Alhag Abenhedar (32) (Mahomat Alguaschi y Alhaix Abenherder, según el registro 5) y se le concedieron a Guillemón el 10 de octubre de 1238 (33). También en este caso vemos aparecer junto al nombre de Guillemón el de Guillermo, y lo mismo ocurrirá con la reseña de las dos restantes casas, sitas asimismo en este barrio de Teruel, cuyos primitivos ocupantes fueron Mahomat Atelexi, Aturgelli y Agabaho (34), pero de las cuales desconocemos en qué momento pasaron a ser propiedad del escribano Guillemón. Junto a estas donaciones de inmuebles, Guillemón se vio favorecido asimismo con la «scribaniam curie sive qalmedinati Valentie» el 7 de octubre de 1237 (35) y algunas otras tierras y posesiones en lugares próximos a la ciudad. /. Pérez Se le cita como «scriptor Ferdinandi» —del infante Fernando—, ocu291 pando una casa en el barrio concedido a los hombres de Calatayud (36), aunque no pertenece a este origen. No conocemos ningún dato sobre la identidad de este escriba ni tampoco lo encontramos asentado en el primer registro del «repartiment», donde teóricamente debiera hallarse la primigenia donación de las casas luego documentadas. En este registro aparece tan sólo un tal«/. Petri, Cesarauguste» (37) al que se le ofrecen unas casas y jovadas, pero del que no está nada claro que pueda tratarse de la misma persona. En cuanto a la documentación real, tan rica en datos generalmente, sólo nos habla en un documento de Jaime I, de 1257, del nombramiento extendido a Juan Pérez, hijo de Pedro Sánchez de Fortón, como notario de Tarazona (38), el cual no creemos relacionado con el aquí tratado. Magister lohannes Es notario de Ñuño Sánchez. Está documentado en el primer registro como beneficiario de casas, huerto y cuatro jovadas de tierra, donación a la que se añaden nuevas casas junto a estas últimas (39). Sin embargo, estas jovadas fueron posteriormente adjudicadas a Lope Ochoa, pues el citado «magistro» no vino en el plazo fijado a ocuparlas (40), lo que plantea seriamente la duda de que tampoco ocupara el resto de la donación. El registro 7 no disipa tampoco totalmente esta duda, ya que si bien en él aparece un «maestro Juan» que, poseedor de unas casas en el barrio de Calatayud hace cesión de las mismas a B. de Spiels al no confirmar su residencia (41), no especifica que se trate del notario de Ñuño Sánchez, lo que hacía en el primer caso, y además no hay coincidencia en los antiguos propietarios de las casas, por lo que casi desechamos que ambas fuentes estén refiriéndose a una misma persona. Valerio A la nómina antes expuesta podríamos añadir el presente escriba, Valerio, al cual se le denomina en ocas\or\es«scriptorFerdinandi», y otras veces «scriba domini regis». Nada hemos podido saber de él, ni hemos obtenido ningún dato sobre su identidad. Podría tratarse de un escriba de Jaime I que en ocasiones sirviera también a su tío, el infante Fernando, pero también podría pertenecer al servicio de algún monarca castellano. Ni entre los documentos del conquistador, en sus suscripciones cancillerescas, ni entre las nóminas de sus oficiales conocidos hemos podido localizarlo, así como tampoco en la documentación castellana. Por otra parte, la existencia de un asiento (42) referido a «alium» que luego lleva tachada la frase «scriptore Ferdinandi» y luego sigue «lohannes, fratris Valerii» nos lleva a la conclusión de que se trate de un 292 hermano del antes citado que, por su parentesco, se le cree con igual profesión y destino —«escriba de Fernando»—, cayendo luego en cuenta del error cometido. Esta confusión sirve al menos para confirmarnos la existencia real del primero, desechando la duda de que pudiera tratarse de una mala lectura. En cuanto a los beneficios obtenidos por el tal Valerio, este escribano recibe el 31 de octubre de 1238 «domos de Abiafar de Arratoyl, iuxta domum de Álpico» (43), donación que está cancelada como signo evidente de la expedición documental. Estas casas, al reflejarse en el censo de la ciudad siguen siendo contiguas a la «domus alchait Alpic» (44), pero, en cambio, no coinciden con el nombre del antiguo propietario, pues ahora se atribuyen a Hamet Amnatavel (45). Las casas están ubicadas en el barrio de Lérida. Pero pese a todo lo dicho, parece ser que Valerio no permaneció en Valencia, pues dice el texto que «...non habet hereditatem et non in presentibus negué in absentibus... et habet ante cartam episcopi Barchinone» (46), y de nuevo insiste más tarde: «...eí aparuit cartam episcopi Barchinone... II» (47). Posible justificación a esta ausencia podemos encontrarla en el registro 6, registro que computa las donaciones hechas en diversos lugares del reino, en donde «Valerio, scriptori», junto con otros individuos recibe casas en Xátiva y tierras en Benimantell y Beniabdon (48) y nuevas tierras en la primera (49), donde quizá se asentara. Y hasta aquí los oficiales que hacen constar expresamente su adhesión a la cancillería regia como titulares de la misma, pasando, a continuación, a considerar aquellos que sólo intervenían de manera ocasional en la confección de los diplomas reales. 2) ESCRIBANOS Y NOTARIOS EVENTUALES DE LA CANCILLERÍA REAL Son, por orden alfabético: • • • GUILLERMO GALCERAN. GUILLERMO VIDAL PONCIO CARBONELL. Guillermo Galcerán Notario de Valencia y autor ocasional de los documentos de Jaime I, no recibió su nombramiento como tal hasta el año 1240 (50). Su actividad fue enorme en la ciudad en la década subsiguiente a la conquista (51), y en 1242 lo vemos suscribir en un diploma real representando a un canónigo de la sede valenciana (52); pero dado que cuando la ciudad fue 293 censada el tal Guillermo Galcerán aún no había conseguido su «status» de notario, cualquiera de los homónimos que aparezcan en el «repartiment» puede referirse a este mismo personaje. Las citas que aparecen en esta fuente referidas a individuos con este nombre son las siguientes: heredado en la ciudad de Valencia, y censado en ella, con fecha anterior a mayo de 1240 se nombra a un Guillém Galcerán que recibió la casa de Atec Abisalamo, sita en el barrio de Zaragoza (53); no consta, sin embargo, la fecha real del otorgamiento. Con fecha 18 de mayo de este mismo año 1240 hay una concesión al «magister G. de Gaucera» de las casas que, sitas en la parroquia de santa María de Barcelona, habían sido entregadas con anterioridad a A. de Alf o, el cual no se había presentado para su ocupación en el término establecido, por lo que le es revocada la entrega (54). La casa linda con la de Guirad Roger, el cual tampoco vino, al parecer, ya que el texto dice «...uixta domos que fuerunt G. Rogerii...». El hecho de que el censo de la ciudad recogido en el registro 7 sea hecho con anterioridad a la fecha del 18 de mayo de 1240, fecha de la donación a G. de Gaucera, es la causa de que en aquél todavía aparezcan como detentadores de las mencionadas casas Arnau de Alfo (55) y Guirad Roger (56). Por último, está el único testimonio de entrega a un notario de nombre G. Gaucera. También es posterior a la redacción del censo contenido en el registro 7 y está expresada en dos asientos: el uno anulado, fechado el 17 de agosto de 1240 y expedido a nombre de G. Gaucelmi. El segundo, un día más tarde, válido y dirigido a «G. Gaucera, notarius» (57). Posiblemente este personaje fuera el mismo que el sujeto de la anterior donación, el maestro G. de Gaucera. Guillermo Vidal Parece que es también un escriba ocasional de Jaime I. El «repartiment» lo cita como «Vitalis, scriptor dertusensis» y «G. Vidal, scriptor»; no obstante, la documentación de Jaime I lo intitula «notarius publicus dertusensis» y se le ve aparecer casi coetáneamente al recibo de los donos reales redactando el testamento de doña Toda Ladrón, esposa de Gil Garcés, por orden del conquistador que a su vez lo suscribe (58). Algunos años antes, en 1234, había validado la carta puebla del castillo de Xivert, concedida por el maestre del Temple (59), y algunos años más tarde, redacta el documento de vasallaje que algunos ricos-hombres aragoneses debían prestar al monarca (60). Las casas recibidas en la ciudad de Valencia lo son en el barrio de Barcelona, y pertenecían a Ali Alamello. De esta donación se consignan varios asientos anulados (61) y un último válido (62), datado en febrero de 1238. Una vez redactado el censo de casas, el nombre de «Vidal» se da como 294 ocupante de este mismo inmueble, precedido el asiento de la C preceptiva y la señal de haber hecho una ocupación real de la misma (63). Sin embargo, parece ser que con posterioridad la abandonó y fue entregada a Ferrer de Caraut (64). ¿Cuál pudo ser el motivo del abandono? Una posible justificación sería el nombramiento o concesión que Jaime I hizo del justiciadgo de Sagunto auna tal G. Vidal (65), caso de tratarse de la misma persona, pero esto tan sólo son conjeturas y meras hipótesis. Pondo Carbonell De acuerdo con la bibliografía publicada (66), existe en 1246 un escriba ocasional del monarca aragonés denominado Poncio Carbonell, el cual es notario de Valencia. Entre la nómina que ofrece el «repartiment» de los ejercientes de dicho oficio, no consta ninguno de este nombre entre los heredados en Valencia ciudad, pero sí en la ciudad de Xátiva. En asiento datado el 13 de abril de 1248 aparece un tal «Poncius Carbonelli, scriptor», residiendo en dicha ciudad (67); y, asimismo, diez años más tarde, es notario público de Xátiva un individuo portador del mismo apellido, «Petrus Carbonelli» (68). Desconocemos si el Poncio Carbonell, escriba ocasional, y el asentado en Xátiva pudo ser el mismo, pero lo que sí es claro es que este segundo se encuadra dentro del tema que nos ocupa, aunque su sitio debiera ser más correcto trasladado al último punto del trabajo. 3) Homónimos de escribanos y notarios reales. Homónimos de estos oficiales aparecen en el «repartiment», pero sin expresión de su cargo, por lo que no puede asegurarse su identidad, no obstante los ofrecemos aquí. Son los siguientes: • • • BERNARDO DE SOLER. GUILLERMO DE BELLOCH. GUILLERMO DE OLESA. Bernardo de Soler Recibe una casa en el barrio de Lérida (69), entregada el 13 de junio de 1238(70), y es llamado por la documentación «magister» aunque no notario. Su posible credencial como componente de la casa real es la C que precede al asiento de su nombre. Esta misma donación es repetida en diciembre de 1239 (71), aunque fue anulada; suponemos que por estar ya expedida el acta con anterioridad. 295 Este Bernardo de Soler actuó como notario real entre 1243 y 1247, siendo notario mayor en este último año citado (72). La colección diplomática de Jaime I nos lo muestra suscribiendo dos documentos datados en Huesca, en 21 y 28 de julio de 1247, relacionados con la orden del Temple, a la que posiDlemente perteneciera este «magister» (73). Guillermo de Belloch Está documentado como notario real entre 1241-1251, ejerciendo de notario mayor desde la primera fecha hasta 1246. Tuvo a sus órdenes a los escribanos Pedro Andrés, Guillemó y Guillermo Sarroca. En el «repartiment» aparece como perteneciente a la curia real, aunque sin título de notario, cosa lógica puesto que este nombramiento se le concede en 1241 y la fecha de entrega de dos casas en Valencia, en el barrio de Lérida, una grande y otra pequeña, es de 10 de julio de 1238 (75). La donación se hace a nombre de G. de Pulcroloco. Guillermo de Olesa Notario público de Barcelona y escribano ocasional en la cancillería real, está documentado entre 1225 y 1226, y creemos más que probable que fuera el beneficiado con la casa que había sido de Ali Acilevi, sita en el barrio que se dio a los habitantes de Barcelona. De este Guillém de Olesa se hace constar su origen barcelonés (76), pero no conocemos el momento de la donación. B) ESCRIBANOS Y NOTARIOS DE CURIA NOBILIARIA O ECLESIÁSTICA Este segundo grupo lo constituyen una serie de escribanos al servicio de la nobleza aragonesa y de la Iglesia. Los datos que sobre los mismos poseemos son menores, obviamente, que los del grupo anterior. Son escribanos de este tipo: • • • • • GARCÍA, escribano de Rodrigo de Lizana. MARTIN PÉREZ, escribano de Jimeno Pérez de Árenos. P. DE CUBELLS, escribano del Temple. P. MOREILO, escribano de Artal de Alagón. GARCÍA, escribano de Rodrigo de Lizana. De él tan sólo conocemos que obtuvo, el 7 de mayo de 1238, casas en Valencia, más cuatro jovadas en el término de esta ciudad, y huerto (77), donación que aparece cancelada como de haber sido hecha efectiva, lo que queda corroborado con la mención de unas casas de su pertenencia 296 en el barrio de Lérida (78), antigua posesión de Ebrahim Ebnorella, alatror. Sin embargo, este escriba no permaneció en este lugar, puesto que la documentación dice que «non erathic nec ostendit carta», ampliando la información al decir que pasó a manos del obispo de Tortosa: «dediteam episcopo dertusensi» (79). Martínez Pérez, escriba El documento que consigna el pleito-homenaje que Gil de Rada hiciera a Jaime I por la tenencia del castillo de Rada está suscrito por un escriba de nombre MartíPetri, quien manifiesta escribir este diploma por «mandato domini regís, dompni Egidii de Rada et dompne Mane de Leet» (80). Un tiempo más tarde, el 23 de enero de 1258, en la suscripción de otro diploma del mismo monarca, podemos leer: «...permanum Martin Petri, scribe Eximini Petri de Arenoso et notarii publici Valencie...» (81). Es decir, existió un Martín Pérez que fue notario público de Valencia, escribano de Jimeno Pérez de Árenos y escribano ocasional de Jaime I. Todas estas ocupaciones eran fáciles de asumir sin perjuicio para ninguna de ellas, ya que este noble aragonés se afincó en el reino de Valencia, donde tenía un amplio señorío —el de Árenos— en provincia de Castellón, y sus hijas profesaron en el monasterio de Santa Clara de la ciudad de Valencia, con el cual estuvo muy vinculado. Ahora bien, hallar a este Martín Pérez entre los habitantes censados en Valencia resulta tarea algo ardua, ya que no aparece ningún personaje con este nombre que detrás lleve el apelativo de escriba. Con este nombre aparecen en el «repartiment» diversos propietarios de casas. En el barrio de Calatayud hay dos menciones, una de las cuales incluye la posesión de dos casas (82); en el barrio de Zaragoza dos casas más, pero bajo un único asiento (83); en el barrio de Daroca otra más (84). Desconocemos si alguna de todas estas citas, o cuál de estas citas puede corresponder a nuestro personaje, aunque es de suponer que alguna de ellas le alude. P. de Cubells Es un escriba de la orden del Temple. Los donos con que se vio favorecido P. de Cubells en el reparto de Valencia se inician en 1237 (85), si bien esta primera donación, aunque lleva la indicación de haberse expedido el correspondiente documento justificativo, aparece anulada por una serie de barras, y será algún tiempo más tarde, el 28 de octubre de 1238, cuando de nuevo recibirá las «domos de Mahomat Avincoto ... et II iovatas in Autel et III fanecatas terre pro orto in Rambla...» (86). Estas casas —son dos— constan en el registro 7 ubicadas en el barrio de Lérida (87). 297 P. Morello, escribano de Artal de Alagón Fue favorecido con «domos Mahomat Alcuilari et Loba uxóre sue», a las que se añadió un huerto y tres jovadas, donación que tuvo lugar el 2 de mayo de 1238 (88). El asiento está cancelado como muestra de que la donación fue hecha efectiva; sin embargo, en la relación de'casas de Valencia no la hallamos. Allí aparece un tal P. Moriello (89), pero las casas que posee señalan como antiguo dueño a Ebrahi Ebinhalela Alquietni y no al antes citado, por tanto queda planteada una duda razonable de que no se trate de la misma persona. C) ESCRIBANOS Y NOTARIO PROFESIONALES Por último, nada más queda por reseñar a los profesionales, de los cuales podemos aportar poco más que su nombre, origen en su caso, y dono que les correspondió. Son los siguientes: • • • • • • • • • • • • B., escriba de Burriana. BARTOLOMÉ, escriba de Mora. BERNARDO, escriba. BERTRANDO, scriptor. I. o JUAN, escriba. I. MARTIZ, escriba, navarro. IOANOT DE VERBEGAL. MARÍA PETRI, escriba. MARTIN DE MONTALBAN, scriba. P. FERRER, notario de Barcelona. PONCIO DE CLARAVAL, escribano de Lérida. R. BONIFACI, escribano. B., escribano de Burriana No obtuvo casa en la capital del reino, sino tan sólo un molino de cuatro ruedas contiguo a una viña (90), según donación fechada el 27 de octubre de 1240. Se canceló por expedición del documento. Bernardo, escribano Aunque existe un «Bernardo, scriptorem» a quien la reina doña Violante, esposa de Jaime I, recuerda en su testamento, asignándole un dinero a recibir sobre la bailía de Prades (91), en 1251, y suponemos que existirían muchos más a lo largo y ancho del territorio de la corona aragonesa, nos inclinamos en el presente caso a creer que no se trata de un escriba, sino de un personaje apellidado así. 298 Parece ser que este Bernardo Escriba aquí mencionado pertenecía ala curia real, a juzgar por la C indicada al margen, y recibió casas en el barrio sito entre Daroca y Teruel (92), «iuxta portam de Alcantera» (93), casas que le fueron entregadas el 5 de mayo de 1239. Pudo tratarse con mayor seguridad del rebostero real del mismo nombre, por lo que no debe contabilizarse entre los profesionales aquí estudiados. Bertrando, escribano Igualmente desconocemos cualquier dato o circunstancia que se refiera al denominado «Betrandus, scríptor», el cual recibe, el 19 de octubre de 1238, la casa de AbdelaAlcaray, tejedor (94); pues esta misma casa, al reflejarse en el censo pormenorizado del registro 7, aparece situada en el barrio de Zaragoza, viene precedida de una C, pero su nuevo poseedor, aunque también llamado Bertrán, se apellida «de Balager» (95), por lo que no hay seguridad de que se trate del mismo personaje. Caso de que este Bertrandus se asentara en Valencia efectivamente de forma definitiva, podría ser el que, algunos años más tarde, actuara como notario de esta capital (96), o bien se tratara de Bernardo de Balaguer, igualmente notario público de Valencia, que ejerció su oficio en los años cuarenta (97). /., escribano No sabemos quién pudo ser este «scriptor». Puede sospecharse que perteneciera a la cancillería real porque en la casa que se le concedió en Valencia, en el barrio de Calatayud (98), hay una R precediendo el asiento, lo que hace suponer que es uno de los inmuebles reservados por el rey y que luego iba entregando a personajes muy relacionados con él mismo; o a los que debía algún favor. No obstante, caso de ser cierto este supuesto, no sabemos a quién podría corresponder la identidad de este escriba real, ¿a Jaime de Montjuich?, ¿a Jaime de Rupe? Lo único seguro es que «/., scriptor» recibió esta casa junto con tierras, en el arrabal Axuterni, el 22 de abril de 1238. /. Martiz, escribano, navarro Se contabiliza junto a otros cinco individuos en una donación fechada el 1 de junio de 1239, por la que se les entregan las casas de la villa de Roteros «ad populandum», para que ellos se encarguen de «dividendum navarris qui ibi populaverint» (100). La donación está cancelada como signo de haber sido hecha efectiva; sin embargo, nos encontramos con que no hay confirmación de la estancia de este personaje en el registro 7, ya que éste acabó de redactarse en mayo del mismo año, o sea, con anterioridad. 299 loanot de Verbegal, notario Aparece censado como propietario de una casa en Valencia, antigua posesión de Ali Abengada (101), desconociéndose cualquier circunstancia sobre su concesión. El inmueble estaba dentro de los límites del barrio concedido a los hombres de Daroca y éste parece que era el origen del mencionado notario. María Petri, escriba En el presente caso, más que un escribano, creemos que esta señora se apellidaba así, pero se da la circunstancia de que por dos veces se la cita de esta manera (102) y una tercera como «MARIAScribani» (103), por lo que no queremos dejar de incluirla aquí. Las casas las poseía en el barrio de la Carnicería. Martín de Montalbán, escribano Procedente de Teruel, recibe, en 1238, casas en Valencia y tierras en Campanar(104). Las casas son dos, pertenecen aMahomat Alcaraquivi y Mahomat Amanazili, y están situadas en barrio de Teruel. Pero el dicho Martín de Montalbán no se quedó en la ciudad y su dono pasó a manos de Benedicta (105). P. Ferrer, notario de Barcelona Le son concedidas «domos de Mahomat Exarahabi et ortum» en agosto de 1238 (106), según asiento cancelado y tachado con posterioridad. Dichas casas no coinciden con ninguna de las censadas en el registro 7 en poder de homónimos suyos —y mucho menos con ninguno de quien se cita el oficio de notario—, lo que confirma la anulación expresada con la tachadura y justifica la ausencia. Poncio de Claraval, escribano de Lérida El 18 de mayo de 1238 obtiene casas en Valencia y tierras en Ruzafa, lo que se anota en un asiento sin cancelar (107). Tampoco se halla censado, por lo que es de suponer que no se le haría efectiva la donación. R. Bonifaci, escribano Debe tratarse del que, con el nombre de Bonifacio, aparece mencionado en el registro 5 y al que se le conceden «domos in vico deAlbanec et fuerunt de Aqiqa, filia de Sanqa, de Amet Alcauz et de Mahomat Ambona, et II iovatas ... et contiguantur cum honore P. Maqip et Berengarii de 300 Monteregali et in honore Berengarii Mercer de Vallibus ... cum reallo episcopi Barchinone...» (108), y al que en el registro 7 ya se le menciona el oficio, al enumerar las casas en el barrio de la Carnicería, donde especifica: «Bonifaci, scriptor, domos Haynona» (109). Suponemos que la diferencia apreciada en el nombre del sarraceno se debe a la percepción del escriba y que se corresponderán las casas con las del anteriormente citado Ambona. En la repetición del asiento ya se le cita como «R. Bonifaci» (110). Finalizada ya la enumeración de ios notarios y escribanos a quien el rey gratificara con donos en el reparto de Valencia podemos concluir con el siguiente balance: • El total de personas beneficiadas con este trato alcanzan casi la treintena, de las cuales las más favorecidas con: Guillemón con seis casas, seguido de García Sánchez con cuatro y Guillém y el notario de Ñuño Sánchez con tres. El resto reciben dos y un inmueble. • Todos estos inmuebles están ubicados, el mayor número en el barrio de los hombres de Teruel, que contabiliza 10 casas más una en el barrio intermedio entre Teruel y Daroca, seguido del de Zaragoza con nueve y Calatayud y Lérida con siete. El menor número lo computa el barrio de los hombres de Tortosa, con un inmueble, y el de las Carnicerías, con dos. El de Daroca y Barcelona cuentan con tres y cinco casas entregadas, respectivamente. Por último, la permanencia de los agraciados en la capital valenciana es una afirmación muy delicada de hacer. Parece claro que no permanecieron el Maestro Juan, notario de Ñuño Sánchez; Valerio, Guillermo Vidal, Poncio Carbonell, Martín de Montalbán, García, el escribano de Burriana, P. Ferrer, el notario de Barcelona, Poncio de Claraval y, posiblemente, I. Martiz; unos porque no vieron confirmada su donación; otros porque—debido a diferentes causas—traspasaron su dono a un nuevo propietario. Es de suponer que tampoco se asentarían aquellos oficiales que continuaron en la cancillería regia y como tales acompañaban al rey, como es el caso de Pedro Sánchez, Guillém y Guillemón, Bernardo de Soler y Guillermo de Belloch. Se establecerían posiblemente I. Pérez, Guillermo de Olesa, R. Bonifacio y loanot de Verbegal, si atendemos a los signos que acompañando a los respectivos asientos así lo indican, más Guillermo Galcerán y Martín Pérez, que, como ya quedó dicho, ejercieron su actividad notarial en Valencia. Por lo que respecta a Pedro Andrés, como su servicio al rey se iniciaen 1247, pudo residiren Valencia desde el momento de la conquista hasta dicha fecha, en el supuesto de que ambos personajes, el del «repartiment» y el oficial real, sean la misma persona. 301 NOTAS (1) Ctr. TRENCHS OOENA, J., La cancillería de Jaime I: cancilleres y escribanos, en -Studi in onore di Qiulio Battelli-, Roma, 1979, págs. 117 y 121. (2) Ctr. HUICI, A., y CABANES, M.* D., Documentos de Jaime I de Aragón, I, II. III. (3) Cfr. CABANES, M.* D., y FERRER NAVARRO, R., Libre del Repartiment del Regne de Valencia, Zaragoza. 1979, I, asiento 145 (en adelante, 1-145). (4) Cfr. CABANES Y FERRER, Repartiment, MI-2.265. 3346. (5) Ibid., III-3346. (6) Ibid., 11-961, 1.209, 1.097 y 1.328. (7) Cfr. HUICI Y CABANES. Documentos de Jaime I. I. (8) Ibid., I, núms. 182 a 185, 189, 190. 201... (9) Ibid., I, núm. 236. (10) Ibid.. I, núm. 224. (11) Cfr. CABANES Y FERRER, Repartiment. I-338. (12) Ibid., IH-855. (13) Ibid., MI-2.749. (14) Cfr. HUICI Y CABANES. Documentos de Jaime I, II. núm 471. IV, núm. 984. (15) Cfr. TRENCHS, La cancillería, pag 119. (16) Cfr. HUICI Y CABANES, Documentos de Jaime I, III. núm. 575. (17) Cfr. CABANES Y FERRER, Repartiment. 1-846, 111-1.457, 2.977. (18) Ibid., I-837. III-854, 2.748. (19) Cfr. HUICI Y CABANES, Documentos de Jaime I, I, num. (20) Cfr. CABANES Y FERRER, Repartiment, III-853. 2.747. (21) Ibid., I-27. (22) Ibid., I-990. (23) Ibid., 111-2.111 y 2.832. (24) Ibid.. 1-1.258. (25) Cfr. HUICI Y CABANES. Documentos de Jaime I. I. num. 143. (26) Ibid.. I, núm. 245 y slgs. (27) Ibid.. I. núm. 459. (28) Cfr. CABANES Y FERRER, fleparrímenf, III-3.347. (29) Ibid.. III-5 y 2.495. (30) Ibid., 1-84. (31) Ibid., 1-87. (32) Ibid., 111-2.266 y 3.347. (33) Ibid., M014. (34) Ibid., III-2.297. (35) Ibid., 1-83. (36) Ibid., Ill-1.490y 2.996. (37) Ibid.. 1-962. (38) Cfr. HUICI Y CABANES, Documentos de Jaime I. 111-775. (39) Cfr. CABANES Y FERRER, Repartiment. 1-420. 302 (40) Ibid.. 1-591. (41) ¡bld., Ill-1.497y3.003. (42) Ibid., 111-1.491. (43) Ibid., M.017. (44) Ibid., 111-1.796. (45) Ibid., 111-1.797. (46) Ibid., 111-1.797. (47) Ibid., 111-3.162. (48) Ibid., II-703 y 1.209. (49) Ibid.. II-849. (50) Ctr. HUICI Y CABANES, Documentos de Jaime I. II. núms. 352 353 (51) Ctr. AHN. Clero. Carp. 3.271. núms^ 13 y 15; carp 3.272. nums. 7,10, 11, 16 y 16, carp. 3.273, núm. 8, carp. 3.274, núms. 12, 18, etc. (52) Cfr. HUICI Y CABANES. Documentos de Jaime I. II, núms 352. 353. (53) Ctr. CABANES y FERRER, Repartiment. III-860. (54) Ibid., 1-1.549. (55) Ibid., 111-114. (56) Ibid., 111-115. (57) Ibid., 1-1.666. (58) Cfr. HUICI y CABANES, Documentos de Jaime I, II, 272. (59) Cfr. AHN. O. Montosa, cod. 542, fol. 26 v. (60) Cfr. HUICI y CABANES, Documentos de Jaime I, II, 315. (61) Cfr. CABANES y FERRER, Repartiment, 1-138 y 151. (62) Ibid., 1-152. (63) ibid., III-90. (64) Ibid., III-2.570. (65) Ibid., II-439. (66) Cfr. TRENCHS, La cancillería, pég. 119. (67) Cfr. CABANES y FERRER, Repartiment, II-638. (68) Cfr. AHN. Clero, carp. 3.274, núm. 9. (69) Cfr. CABANES y FERRER, Repartiment, 111-1.743. (70) Ibid., I-363. (71) Ibid., 1-1.516. (72) Cfr. TRENCHS, La cancillería, págs. 117 y 121. (73) Cfr. HUICI y CABANES, Documentos de Jaime I, III-466, 467. (74) Ibid., I-IV. (75) Cfr. CABANES y FERRER, Repartiment, I-467; 111-1.677 y 349. (76) Ibid., 111-188. (77) CU. Ibid., 1-281. (78) Ibid., 111-1.885. (79) Ibid., 111-3.173. (80) Cfr. HUICI y CABANES, Documentos de Jaime I, III-862. (81) Ibid., IV, 942. (82) Cfr. CABANES y FERRER, Repartiment, 111-1.440 y 1.447. (83) Ibid., III-775 y 2.720. (84) Ibid., 111-1.986. (85) Ibid., I-62. (86) Ibid., 1-1.005. (87) Ibid., 111-1.877. (88) Ibid., I-247. (89) Ibid., 111-1.055. (90) Ibid., 1-127. (91) Cfr. HUICI y CABANES, Documentos de Jaime I, III-585. (92) CABANES y FERRER, Repartiment, 111-2.149 y 3.293. (93) Ibid., 1-1.445. (94) Ibid., 1-941. (95) Ibid., III-709. (96) Cfr. ARV. (97) Cfr. AHN. Carp. 3.271, núms. 14 y 17. (98) Cfr. CABANES y FERRER, Repartiment, 111-1.229. 303 (99) Ibld., 1-208. (100) Ibld., 1-1.304. (101) Ibld., 111-1.997. (102) Ibld., 111-1.112. (103) Ibld., 1-1.615. (104) Ibld., 1-141. (105) Ibld., MI-2.379. (106) Ibld., I-580. (107) /b/d., 1-291. (108) Ibld., 1-1.395. (109) Ibld., 111-1.102. (110) Ibld., III-2.823. 304 NOTAS A LOS REGISTROS NOTARIALES DE JUAN CAMPOS M.a Luisa Cabanes Cátala Universidad de Alicante La documentación e institución han sido objeto de abundantes estudios, en cuya enumeración no voy a entrar, si bien hay algún aspecto, tal es el de los registros que quizá ha sido algo olvidado. En los notarios valencianos se ha constatado el hecho, ya señalado por Boüard (1), que un notario podía llevar hasta tres libros registros sincrónicos en el tiempo, si bien en su contenido presentan algunas diferencias. Estos volúmenes aparecen designados bajo las denominaciones de reebedor, protocolo y notal. La existencia de éstos, en el Reino de Valencia, fue detectada primero por Dualde (2) cuando realizó el inventario de parte de los fondos notariales del Archivo Municipal de Valencia. Ajuicio de este autor el primero de los volúmenes, el reebedor, sería el que contendría los datos indispensables para la posterior redacción del documento. En el protocolo se registrarían los instrumentos ya redactados, si bien se habría procedido a la sustitución por etcétera de las fórmulas. Finalmente, el notal recogía el documento redactado «in extenso», señalando Dualde que en muchos casos los textos están sólo iniciados. Posteriormente Rodríguez Troncoso (3) detecta la presencia de estos tres registros notariales en el Archivo del Reino, y será precisamente sobre los de un notario de este archivo del que hemos hecho el estudio. Por su parte, Ferrer i Mallol, en su estudio sobre la elaboración del documento notarial (4), menciona a finales del siglo XV o en los inicios del XVI que los dos registros iniciales que portaban los notarios catalanes se transforman en tres: «Es converteix en un sistema de triple registre en apéreixerel manual petit, generalment en octau, perótambéavegadesen dotzan, dit manualetum, prothocollum, manuale sive repertorium o re- 305 pertorium, a vegades vademécum i també manuale aprisiarium o simplement aprisie, noms que foren subtituis en el s. XVII per mes general de borrador» (5). Según esta autora, el libro pequeño servía para tomar los datos delante del cliente y su escritura era cursiva, con numerosas correcciones, con posterioridad el documento se pasaba al «manual», que tendría una presentación más cuidada y en tamaño folio, el último paso sería su traslado al «liber contractium comunium». Sin embargo, a su juicio, cada notario llevaba su propio sistema (6). La legislación toral recoge diferentes menciones a estos libros. La primera referencia aparece en los fueros de Jaime I, en la rúbrica XIX y regula la necesidad de que cuando el notario sale de la ciudad, sus libros deberán quedar en manos de otro notario. «Los scrivans quam se morran o partirán de la ciutat esniran en altre loch per rao dabitar o de estar iaques quen lo libre el memorial e les caites que serán closes a alcun notari habitador de la ciutat: lo qual notari en loch daquell qui sera absent pusque fer les cartes e metre les notes en forma publica» (7). Puede verse que en esta primera mención a los registros notariales no hay ninguna concreción a los mismos. En esa misma rúbrica vuelve a mencionar los libros, y, en esta ocasión, es algo más concreto: «...e ells ab lurs propries mans scriven e facen notes el libre o el memorial de les notes» (8). De este texto parece desprenderse la posibilidad de la existencia de dos libros diferentes. Nuevamente, en los fueros de Pedro IV se les menciona con motivo de prohibir a las personas privadas que los tengan: «E semblantment alcunes vegades les dites privades persones tinents los dist libres o protocols o scriptures en frau de aquelles de qui sera interés...» (9). La última mención que encontramos corresponde a Juan II, cuando es lugarteniente de su hermano, «ordenam que los prothocols o libres notáis e judicials mort lo notari no puxen restar sino en poder de notari...» (10). A través de estos textos puede verse que apenas hay una concreción sobre los diferentes «tipos» de registros que se han conservado de algunos notarios. Por su parte, los documentos de nombramientos de notarios no son tampoco muy explícitos, tomemos como ejemplo la referencia que en dispositivo del documento de nombramiento como notario de Pedro Galbe de Orihuela, quien podrá ejercer como notario en el Reino de Valencia hasta Jijona, «...de quibus quidem [se refiere a los diferentes documentos que puede extender] prothocolla sive capibrevia faciatis notularum ut eterne memorie comendentur» (11). Una de las dificultades que se plantea el estudio de estos tres volúmenes está motivada por la falta de conservación del primero de ellos, el reebedor, desconociendo si por la misma característica del volumen, 306 como veremos luego, no los guardaba el notario porque tomaba esos primeros datos en una hoja de papel que al pasar al protocolo destruía. Hemos tomado los volúmenes conservados del notario Juan Campos (12) correspondientes a 1477, 1478 y 1479. El análisis que de ellos hemos realizado se ha basado en dos puntos: • autodenominación de los volúmenes y caracterísitcas de los mismos; • análisis estadístico de uno de los años comprendidos en ellos, siendo elegido 1478. Respecto al primer punto, y en lo referente al reebedor, al comenzar los documentos correspondientes al año 1478 leemos: «Prothocollum mei lohannis de Campos, auctoritate regia notarii publici Valencie ac per totam terram et dominacionem serenissimo domini regis Aragonum confectum sub anno M° CCCC LXXXVIII0, et ut fides in instrumentis in prima ceda contentis, per me receptis et propria manu mea scriptis atribuatur meum artis notarie assuetum, appono in testimonium premissorum, si g[s/gno]num» (13). El notario inicia con la genérica denominación «prothocollum», para luego especificar que es la de primera redacción. Es un volumen en cuarto, que en ocasiones presenta saltos cronológicos. Su aspecto exterior es desordenado y da la impresión que son un conjunto de notas tomadas en hojas sueltas y que posteriormente se han encuadernado. El segundo de los volúmenes, el protocolo, comienza los documentos correspondientes al año objeto de nuestro estudio con el siguiente texto: «Prothocollum mei lohannis de Campo auctoritate regia notarii publici Valencie ac per totam terram et dominacionem serenissimi domini regis Aragonum, confectum sub anno a Nativitate Domini Mmo sepuagesimo octavo, et ut fides in instrumentis in presentí prothocollo contestis et manu propria scriptis adhibeatur meum artis notarie assuetum, appono infidem et testimonium premissorum sig [signo] num» (14). Este segundo libro, que aparece denominado como «protocolo» en la propia documentación, es un volumen de tamaño cuarto, pero de aspecto más ordenado y de una mayor claridad de escritura, dentro naturalmente de una escritura sursiva. El instrumento aparece redactado en forma, aunque el desarrollo de las fórmulas aparece algunas veces sustituidas por etcétera, según Dualde (15); sin embargo, en el volumen por nosotros manejado este hecho no es constante, ya que en ocasiones e1 documento está redactado con todas sus fórmulas desarrolladas, e incluso no faltan 307 los casos de la doble forma, es decir, que podemos encontrar un documento con las fórmulas acortadas por el etcétera y a continuación el mismo documento con las fórmulas desarrolladas por completo. Queda finalmente la mención a cómo se inicia cada año en el denominado «notal»: «Liber notularum mei lohannis de Campos, auctoritate regia notarii publici Valencie ac per totam terram el dominacionem serenissimi domini regis Aragonum, confectus sub anno a Nativitate Domini Mrao CCC° septuagésimo octavo, et ut ¡n eo fides in dubia atribuatur meum artis notarie assuetum in presentí apono sig [signo] num» (16). De la comparación con los preámbulos anteriores destaca de ellos porque no ha usado la denominación genérica «prothocollum», sino que ha matizado su nombre «liber noturalum». Hay además otras diferencias de carácter formal. Es éste un volumen en tamaño folio, a diferencia de los dos anteriores que son en cuarto, de buena caligrafía y que destaca especialmente por la gran cantidad de hojas que aparecen blancas o que contienen solamente el inicio de los documentos. Pero, junto a estas diferencias que afectan a la autodenominación y características de los volúmenes, hay otras que afectan a los documentos allí contenidos y que ofrecemos en el siguiente cuadro, indicando que el estudio y análisis se ha realizado en los documentos correspondientes a 1478. Tipo registro Reebedor Protocolo Notal N." Documentos Latín 59 54 — 20 45 — ValenLatínCaneeciano Valenciano lados 38 9 — 1 — — 54 9 — No cancelados 5 45 — En el «reebedor» hay anotados 59 documentos correspondientes al año 1478, de ellos, como puede verse, la mayoría aparecen escritos en valenciano, en total 38, mientras que en latín lo están sólo 20. Dándose además la circunstancia que uno de ellos lo está en ambas lenguas. Los documentos que han sido cancelados, y por tanto se pasaron al segundo registro, fueron 54, figurando además en el «reebedor» una sentencia arbitral, pero el número se mantiene igual a los cancelados en éste, porque de aquéllos uno no se copió en el protocolo. En el segundo volumen, el protocolo, el número de documentos que 308 encontramos es de 54, de los cuales 45 han sido redactados en latín y sólo 9 en valenciano; esto no es de extrañar porque la redacción del documento se hacía usualmente en latín, si bien el notario a petición de parte podía expedirlo en valenciano (17). Por tanto, pienso que el predominio de los documentos redactados en valenciano en el «reebedor» debía obedecer a que las notas se tomaban en el lenguaje habitual. Más sorprendente si cabe es el número de documentos cancelados, sólo 9, mientras que 45 no lo están. Siguiendo el razonamiento utilizado para el primer registro, aquéllos serían los que deberían pasarse al «notal». Sin embargo, en el mencionado libro y correspondiente al año 1478 no hay ningún documento pasado por completo, pero están iniciados todos los documentos que aparecen en el «protocolo» menos 2, pero, además, están asimismo comenzados 3 que no figuraban en el «protocolo», pero sí en el «reebedor». Todo lo expuesto, somos conscientes de que son unas breves notas sobre los diferentes volúmenes que podían llevar los notarios y que habrá que concretar más con estudios realizados sobre los registros notariales de otros notarios, para ver si esas pinceladas que se perfilan pueden concretizarse en unas características comunes a todos ellos. Como apéndice documental incluimos un documento de 1479 en sus tres fases (18). 1479, marzo, 12. Valencia Protocolo. Apoca firmada entre Marcos de Castrellenes, labrador de Mislata y Leonarda, viuda de Jaime de Castrellenes. A.R.V. Protocolos, 440 Die veneris ¡ntitulata XII marcii anno M°CCCC0LXXVIIII°. Marcus de Castrellenes, laborator loci de Mizlata firmavit apoquam domne Leonarde, uxorís quondam lacobi de Castrelles, laboratoris orte Valencie, deXIII libris, VI solidis, III denariis quos ego ipse Marchus bistraxit in uno paño sive bruneta dehuytena empta ad oppus sepulture dicti lacobi de Castrellenes et ex alia parte LX solidos quos ipse graciosse mutuavit dicto lacobo, et cetera Actum Valencie. Testes Miquael García, notarius et lohannes Domingo, virgarius baiulie generalis. 309 — 2 — 1479, marzo, 12. [Valencia] Reebedor. Apoca firmada entre Marcos de Castrellenes, labrador de Mislata y Leonarda, viuda de Jaume de Castrellenes. A.R.V. Protocolos, 441 Die veneris Xil marcii, anno M° CCCC° LXXVIIII0. Marcus de Castrellenes, laborator loci de Mizlata firmavit apoquam domne Leonarde de (1) ussuffructuaris deis bens d'en Jaume de Castrellenes, present e amptant ais seus XIIIo lliures, VI sous, lili diners los quals yo bestragui en una bruneta de huytena que serví per a la sepultura del dit en Jacme de Castrellenes, e d'altra part sexata sous que l¡ presta al dit deffunt et quen. Testes Miquael Garcia, notari, en Johan Domingo, verger de la cort. — 3 — 1479, marzo, 12. Valencia Notal. Apoca firmada entre Marcos de Castrellenes, labrador de Mislata y Leonarda, viuda de Jaime de Castrellenes. A.R.V. Protocolos, 3531 Die veneris intitulata XIIa marcii anno a Nativitate Domini M° CCCC° LXXVIII°. Sit (1) ómnibus notum quod ego Marchus de Castrellens, laborator loci de Mizlata, scienter et gratis et in veritate recognosco vobis domne Lenardo uxoris quondam / et usufructuarle omnium bonorum, quondam fuerunt lacobi de Castrellenes, laboratoris comorantis in orta Valencia, absenti et vestris quod dedistis et solvistis michi me omnimode voluntati realiter numerando omnes illas sexdecim lliuras, sex solidos, Mi denarios monete regalium Valencie quos michi debetisvidelicet tres libras quas gradóse mutuavi dicto lacobo de Castrellenes incuius vita ettresdesim llibras sex solidos, tres denarios quod vobis dicte Leonarde mutuavi ad opus emendi quandam brunetam sive pannum nigrum dehuite, pro sepultura dicti lacobi de Castrellenes quaquidem quantitates sumam co- 310 punt predictarum sexdecim llibrarum sex solidorum et trium denariorum dicte monete, et quia rey veritas sich se renuncio scienter omni excepcioni dicte quantitatis per vos (2) dicto nomine michi tradite et non solute et per me a vobis previo nomine non habite et non recepte ut predictum doli mali. Quod est actum Valencie, duocesimo mensis marcii anno a Nativi Domini millessimo quadringentessimo septuagésimo nono. Sig[s/gno]num mei, Marchi de Castrellenes, laboratoris loci de Mizlata, predicti qui hec laudo, concedo et firmo. Testes huius rey sunt: Miquael Garcia et Johannes Domingo, virgarius baiulie generalis (3) cives Valencia 311 NOTAS (1) A. de BOÜARD, Manuel de diplomatique franqaise et pontificale. II l'acte privé, París, 1946, pp. 206-208. (2) M. DUALDE, Inventario de la documentación notarial del archivo municipal (siglos XIV-XV) en «Anales del centro de cultura Valenciana» XIII (1952) p. 392-401. (3) R. RODRÍGUEZ TRONCOSO, Documentación notarial del archivo del Reino de Valencia en «Homenaje a J. E. Martínez Ferrando», Madrid, 1956, p. 551-553. (4) T. FERRER I MALLOL, «La redacció de l'instrument notarial a Catalunya», en Estudios históricos y documentos de los archivos de protocolos, IV, 1974, p. 70. (5) Ibld., p. 71. (6) Ibld., p. 71. (7) FURS e ordinations tetes per los gloriosos reys de Arago ais regnicoles del Regne de Valencia, Valencia, 1482; Valencia, 1982, p. 178. (8) Ibld., p. 178. (9) Ibld., p. 288. (10) Ibid., p. 504-505. (11) A.R.V., Real Cancillería 26, fol. 129. (12) A.R.V., Protocolos 440, 441 y 2531. (13) A.R.V. Protocolos, 441, fol. 49. (14) A.R.V. Protocolos. 440. fol. 59. (15) M. DUALDE SERRANO, Inventario..., p. 395. , (16) A.R.V. Protocolos 2531, fol. 47. (17) FVRS e..., p. 282. (18) Cuando estamos corrigiendo las pruebas de imprenta ha hecho su aparición un interesante folleto de J. BONO, Losarchivos notariales, Sevilla, 1985, que recoge los manuales notariales en las pp. 17-28. 312 EL «DRET REAL DE ALMOXARIF», EN LA «BATLIA GENERAL DE ORIOLA Y ALACANT» Felipe Mateu y Llopis Catedrático de Universidad Agradeciendo la invitación de doña María Luisa Cabanes, directora del Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Alicante, me es muy grato insistir sobre el Llibre de Capitols ab los quals se arrenden y collecten los drets Reals que te sa Magestat en la Governació y Batlia general de Oriola y Alacant. Impres en Oriola per Augusti Martínez. A despesses de sa Magestat. Any 1613 (1). Como se indicó allí, es tal el interés de esta obra que se propuso analizarla más detenidamente y este es el objeto aquí expuesto. Tres son las unidades territoriales en que se desarrolla la historia orcelitana, la Governació, la Baf//a o Baylía y el Obispado, de las que recientemente se ha tratado por diversos autores, siguiendo la línea tradicional (2). Ahora se centra la atención en la 6af//a o Baylia y en ella en el dret de almoxarif, del que se ocupó Ocaña en 1613, sin olvidar que en 1614 Francisco Alvarez escribió un Tratado contra el Libro titulado Almojarifazgo que compuso el Dr. Luis de Ocaña. La figura de Ocaña tiene el extraordinario relieve que acreditan las Licencias y Dedicatorias de su libro. En 19 de agosto de 1613PereMonfañes, D. en sacra Theologia, Canonge en la santa Esglesia de Oriola, Vicari general y Official de dita Ciutat y Diócesis de Oriola, per lo molt ¡Ilustre y Reverendissim señor frare D. Andreu Balaguer Bisbe de dita Ciutat y del Consell de sa Majestat daba licencia para imprimir dicho libro, el del Doctor Luys de Ocaña, Cavaller Assessor per sa Majestat de dita Batlia general, el qual llibre de comissio nostra fonch y es estat vist y examinat 313 per lo P. frare Pere luán Zaragoza de Heredia, mestre en sacra Theologia, y Rector del Collegi de nostra Señora del Socors y de sen loseph, Orde de Predicadors en la present clutat de Orlóla. Lo primero que debe observarse en la obra que se considera aquí es la pulcritud de su lenguaje, la corrección de su estilo, la propiedad de su ortografía, manifiesta, por ejemplo, en el uso de las mayúsculas para los sustantivos representativos de cargos o conceptos varios, las minúsculas para los adjetivos, la puntuación tipográfica y el uso de foliación, no de paginación, al estilo clásico. La Ciudad de Orihuela—Oriola entonces— pesaba en las altas esferas; cabeza de una Gobernación igual en categoría a la de Valencia, tenía en aquel año por Gobernador a Don luán Ferrer de Calatayud señor de la Baronía de Quart, Cavaller de la Orde y milicia de nostra Señora de Montesa y sen lordi de Alfama Comanador de Ademus y Castell Fabib, Claver de dita Orde, y del Consell de sa Majestat; era Portant veus de General Governador enlopresent Regne de Valencia deqá Xexona, quien recibió la Real I letra de Felipe III, dada en Madrid en 15 de diciembre de 1611, ordenando que se estampasen iosCapitols deOcaña, obedeciendo al interés que había por la ordenación de la Real Hacienda y conservación del Real Patrimonio; el rey decía así: Governador, los de la junta Patrimonial del Partido de Origuela, me han hecho instancia (como sabéis) para que mande al Doctor Luys de Ocaña, Assessor de aquella Baylia general, haga estampar los capítulos con los quales se arriendan en el dicho partido mis derechos reales, de Almoxariffe, Duana, Vedado, drecho de Pesos, Servicio y Montazgo, y Estremeño, por andar según dizen, escritos de mano, y tan mal tratados que a penas se pueden leer. Continúa la carta dando pormenores formularios y mandando al Maestre Racional de mi Regia Corte, en esse Reyno, que pasara en cuenta al Receptor lo que por esta razón hubiera pagado. Todo el tratado está escrito en lengua valenciana, nostron parlar, como decía Ocaña, pero cuando se dirigían al Rey escribían Origuela, con natural pronunciación de Oriuela, como Orihuela. Esta tenía extraordinario relieve por sus instituciones; se conservan los sellos de la ciudad, 1468; de la Gobernación, 1694; de la Universidad, 1799, entre los que se hallan fuera de sus archivos (3). La legislación de la época, referente a derechos, en el sentido de tributos, en valenciano drets, era copiosa y venía de antiguo. Pedro IV en 1340, daba el privilegio de \aAlmoyna para sufragar la armada contra el rey de Marruecos; en 1351, en el volumen Tacha real del Consell de Valencia, como recogió el Catálogo de la Exposición de Derecho histórico del Reino de Valencia, Fernando II proveía sobre el Asesor del Baile, assessor del Batle, por la trascendencia de esta función (Privilegio 4, fol. 213, de\Aureum Opus) como De potestate baiuli generalis (Priv. 31 del fol. 228). En 1488-1509 se reunían en un volumen los documentos sobre 314 impuestos, censos, violarios, moros, embajadas al rey, bandos, censos del General, moneda, deudas, y otros extremos, en el Archivo del Reino de Valencia (Real, 6550, Exposición, p. 118). De 1490 a 1703 es el registro de Mercaduries y Dret vell, de la Generalidad (A.R.V. y Expo. 127) (4). Asuntos de Orihuela pasaban ante el Consejo de Aragón; una enumeración de algunos de ellos es: En 1566, obispado de Orihuela, vacante (A.C.A.; C.A. leg. 651/2-1). En 1588, Provisión sobre la Gobernación de Orihuela (A.C.A., C.A. leg. 651-32). 1589: Provisión de la recepta de la Baylía general de Orihuela (leg. 647, 1/1-2). 1589-1694: Recepta de la Baylía de Valencia. De 1596-1694 los Capítulos sobre los derechos de peaje, quema, lezda, italianos y saboyanos (A.C.A., C.A., vol. 161; en Expo. D. Histórico, p. 207); los Capitols de Ocaña se ocuparon de los extranjeros que se avecindaron en Orihuela. La Generalidad de Valencia tenía los Llibres deis drets nous. En 1609 la Junta Patrimonial de Orihuela, titulada Junta Patrimonial de la Ciutat y Provincia de Oriola, solicitaba la impresión de los Capitols citados. En 1611 Provisión del Oficio de Receptor de la Baylía de Orihuela y administración de las Salinas de La Mata (leg. 653/114) (5). En 1626 Dret del General de entrada tarifa y aranzel, por el tercio ofrecido al rey en las Cortes de aquel año (Exp. p. 130); en 1627 Crides deis Capitols conferents per a la administrado y exaccio del nou dret del General del vi introduhit pera la paga del servid offert per lo present Regne a sa Magestat en les Corts celebrades en la vila de Monqo en lo Any M.DCXXVI (Exp. p. 30). Ante el Consejo de Aragón, en 1653, del Oficio de Alcaide déla Aduana del puerto de Alicante (leg. 646,32-1-4). En 1646 del receptor de la Baylía de Orihuela con la relación de entradas y salidas (leg. 657, 30-1-6). En 1656 «para que se pague una renta de la Recepta de Origuela» (leg. 646, 34). En 1659 sobre la competencia entre los Tribunales de la Gobernación y Baylía de Orihuela por el conocimiento de una barca de moros presa por mallorquines (leg. 648/16-1-6). En 1667-1691 Personas para receptor de la Baylía general de Alicante (leg. 646, 51/1-4). De 1671 la Tarifa deis preus y pesos de les mercaderies per a la millor cobranqa de la sissa de pas que es collecta en les Taules (exp. 207). De 1692 a 1692 la Recepta de Alicante y Salinas de La Mata (leg. 646, de C.A. en A.C.A.). De 1608 a 1718 los Llibres de drets nous, de la Generalidad de Valencia (Exp. 127). De 1640-1643, por los arrendadores de los derechos nuevos de aquélla (Exp. 225). Index rerum El Llibre de Capitols no lleva un índice de materias sino una breve Jaula deis drets Reals que es arrenden en la present Batlia general de Oriola y Alacant, la que remite a los folios y dice así: Dret Real de Almoxarif a cartes l. Dret Real del Vedat, a cartes 113. Dref Real de Servicio y 315 Montazgo, 130. Dret Real del Estremeño, o de mig Delme, 143. Dret Real de Pastura, 150. Dret Real de Pesos de Peix, 153. Dret Real de Aduana, 156. Dret Real de saca y venda de la sal de les Salines de la Mata, 178 (4). Por la extensión de la materia se trata aquí sólo del Amoxarif, pero el índice que sigue se refiere a todo el libro y va a modo de glosario, debiéndose observar que se respetan las mayúsculas del original, del impreso, comentando cada voz cuando lo requiere su calidad, esto es, cuando no necesita explicación porsertérminos comunes, remite al folio, pues no va paginado, sin precisar si es recto o verso, para mayor brevedad; el autor puso cartes, que era la forma del manuscrito usada para su foliación; cuando no se indica es que se hallapassim en el Llibre. A Advocatpatrimonial, 72: «deu coneixersi lo tal nou vehiseesavehinat pera defraudar lo dit dret, del Almoxarif». Africans, 85: los procedentes del Norte de África, Argel, Túnez. Albará de Guia, 51. «Albará de Guía del General y fermat del Arrendador o Colector del dret Vedat», 94. Albará del Desmero, 69 Almoxarif 6. Ocaña lo define así: «A Inteligencia y declaracio del primer Capítol, fa advertir que Almoxarif es vocable Arabich, y significa en nostron parlar y es lo mateix que Colector de drets y rentes Real»; remite a la ley 25 título 9, párrafo 2, a Gregorio López y a Montalvo y añade «y axi la exactio de aquest dret te principi de temps que España era de Moros, ut Montalvus et Greg. sup. d. 1.25 fol. mihi 28»; «y per ara es Colecta dit dret Real de Moxarif, y se ha y deu pagar per tots aquells qui no tinguen franquea, a raho de un sou per lliura lo venedor, y altre sou lo comprador, y lo mateix es dispost en lo Capítol, 9, infra eodem e acó si son Christians. Perqué si son Moros, lueus o altres infeels los tais dehuen pagar a vint 1 diñes per lliura, go es lo venedor, vint diñes, y lo comprador vint diñes, si los dos son infeels segons se troba dispost en la declaracio antiga del primer Capítol de dit dret» (7). Almojarifazgo, de Granada, 21. Almojarifazgo de Carthagena, 37. Almojarifazgo de Murcia, 52. Amprius, de la Ciutat de Valencia, 89. Aparadors, 30. Aragoneses, 85, los naturales de esta Corona. Aranzel, passim. Archiu de la Batlia general de Oriola, 24, 97. Archiu de la Ciutat de Oriola, 34. Archiu de la Sala y Consell de la Ciutat de Oriola, 64. Ocaña escribió Archiu como forma correcta y derivada deArchivum. Armades Reals, 10, armades de sa Magestad, 23, la Marina del rey. Arrendador de drets Reals, 30, passim; era el arrendatario, en castellano; Reals por referirse al rey. Arrendador del dret de Almoxarif, 71, 72 316 Arrendaments de drets Reals, 108. Assessor, 34. Avehinaments, 84. Los decidían los lurats de la ciudad que declaraban \afranquea del nuevo avecindado: «a hu de Alacant o de Valencia o de altra ciutat, vila o lloch del Regne o fora lo Regne» había de «portar acte de Notari, com se es desavehinat», de otro lugar. B Baiulus, passim, 74, era e\ batle, pronunciábase baile, castellanobayle con y g riega por el diptongo. Baiulus generalis, 74. « Batle general déla Ciutat y Regne de Valencia»; otro era el «Batle general de la Ciutat de Oriola y Alacant». Barata y cambi, 68; benlfet ecclesiastic, 25. Baf/;a general de Oriola, 97. 6af//a general de Valencia, 97. Baylia general d'enllá Xixona, 80; es la de Orihuela y Alicante, 81; bens mobles, 10;benssetis, 8.Bisbe, 25. Bisbe de Oriola, 104: «Lo señor Bisbe y Capítol de Oriola teñen y han lo delme del preu del arrendament del dret Real de Almoxarif. Lo señor Bisbe y Capítol, ni los Sindichs y procuradors no poden demanar dit delme davant altre lutje que lo Batle, ni executar per altra Cort, y la raho //)/'». C Cabrits, 70; cafissos de forment, 106; Capítol, 11, 25; Capitaneus generalis, 74. Carregues de llenya, 12, era una medida de áridos; Cartes de censal, 37; Causespatrimonials, 80: «que no se evoquen a la Real Audiencia sino que les lexen a la Baylia general dellá Xixona y les evocades restituyen a la dita Baylia», lo dispuso Carlos I en 30-VIII-1555. Catedral de Oriola, 105; censáis, 8, 20; Castellans, 85; clergues, las excepciones, 10; cognició deis fraus, 100; Collector, 46, «Lo Batle te obligado de nomenarCollector deis drets Reals tostemps que no ni haurá arrendador», 46. Comissio del General: refiérese a la Diputació de la Generalitat; Comissio de la Ciutat, 71; comprador, passim, Conductor, el encargado de la percepción de los drets, su administrador; véase Arrendador, 29; confiscado, 39, 101. Contráete, 17; contrafaents, 12; contraventors, passim; correu, 34; Cort de la Batlia, passim; cossari acostumat a anar y fer viatges o camins, 101; casos de pena, confiscación o absolución; christians, passim, los quenoeran/'ueus o moros, como habitantes o vecinos; conselldeAragó, 3. 317 D Delme, 143; desmero de Castilla, 11, 31; deutors, 38; diner a cens, 8; donado en contemplado de matrimoni carnal o esperitual, 9; «mercaduríes privilegiades» que «no necessiten de albara del Desmero de Castella, y per no portar dit albara no se li pot demanar dit dret de Almoxarif»; escrivanies, 11; dret comu deis romans, 6, 89; dret de Duana en la Ciutat de Alacant, 24, 31, 91; dret de leuda, 24, 76; leuda, lleuda o lezda, tributo pagado por paso de mercaderías por las puertas de la ciudad; dret de peatje, 76; dref Real de Quema, 31, 39, 40, 95; dret Real del.Almoxarif, passim. Sobre el dret de quema: «Ultra que lo dit Real privilegi del Rey en Jacme el 2 cap. 128 sois parla del dret de Leuda, y peatje no es pot estendre al dret Real de Almoxarif que es dret diferent, y de Provincia separada, jatsia de present unida al Regne, 6»; dret vedat, 9, 94, 95. E Esclau de galeres, 34; esclaus fugitius, 12; esdeveniments jurisdiccionals com fruyts, 32, rentas; empenyaents, 19; pignoraciones. Escrivá, passim. F Familiars del Sant Offici, 9; fermanqa, passim; fieler deis delmes, 105; «Lo Batle de Oriola cobra del fieler deis delmes del graner de Oriola sinch cafisos forment del delme del donatiu per salari deis arrendaments que fa»; tira, 38, 39; era de privilegio real: «dins los quinze dies de la fira, los quals comengen en dita ciutat dia de tots Sants primer de Noembre, y fenexen quinze de dit mes»; remite al Supremo Real Consell de Arago, que dioSenfenc/'a in contradictorio judicio, «entre parts de una lo sindich de la ciutat de Oriola, y de altra lo procurador fiscal de sa Magestat», en 17 octubre 1567, «la qual insertada en lo llibre de lletres y provisions Reals, recondit en lo Archiu de la Sala y Consell de la ciutat de Oriola, a cartas 270»; forments, 31, 70; Francesos, 63: «per sentencia Real del Supremo Consell de Arago poden ser admesos per vehins com no sien en frau»; franquea, 75, 84: la conceden los lurats de la ciutat de Oriola, a petición de los que querían avecindarse; frau, fraus, passim; fraudar dret, 32; fruyts, 9. G Gabela, 32; como vectigal; Generalitat, 73; Graner de Oriola, 105; Guardes que poden portar armes, 71; Guardes de qualsevol drets reals, 71; Gubernator generalis, 74. 318 H Habit de Alcántara, 32; habit de Calatrava, 3; habit de Montesa, 32; habit de Santiago, 32; hereus, 12; hostals, 30. I Ingleses, 84: «Pero que-s dirá de un Ingles, o África que es vengut de térra de inf iels y ses batejat en Oriola o Alacant estos tendrán obligacio de portar acte dedesavehinamentdeson natural, oserantengutspervehins y domiciliats del lloc hon serán batejats, y traure sa franquea»; era como acta de nacionalidad; imposició, passim; era el pago de los tributos. lueus, los no cristianos ni moros, en la triple población. J Juhi, passim; jurar de fals; jurats de la ciutat de Oriola, 84; jutjes commissaris, y Visitadors del Real Patrimoni, en 1568, 106; jutjes de la Generalitat, jutjes del General, 73; jutje secular, 90; jutje Ecclesiastic, 10. L Ley, lley, 78; lleys de Castella, 110, 111; lleuda, 24; lochtinent: Lugarteniente y Capitán General del Reyno de Valencia, 98; llch, passim; llogaters, 11; lliures de seda, 15; lluisme, 20. M Maqer, macero; Maestre racional, 98; Magestat del Rey, 7; mandes o lexes, 9; Manifest, 51, declaración; March, ymig march, 105 ve obligat lo arrendador de donar a sa Majestat, ultra del preu que ha donat per son arrendament, y es lo march tres per cent, que ve a ser trenta per miller. Menestrals, 9; Mensa episcopal; Mercadería, mercaduries preses en frau, 71; mercadería franca; mesada, 100; Moneda, 90; Moriscos, expulsión, 111; Moros: «lo Moro y tot infiel que es batejaráes tengut pervehi y natural del lloch hon es batejat»; adquiría carta de vecindad. Moxarif: «Lo dret Real del Mojarif de la ciutat de Oriola y de la Valí de Elda Deu exigir é rebre dit collector, o Arrendador de qualsevol merceries se venen é compren en la ciutat de Oriola, e son terme un sou per lliura del comprador exceptat les mercaderies que es venen en la dita ciutat e terme de aquella, per aquells qui teñen Franquea». N Naturals de Oriola, 86,87; negotiationis causa, 88; notari, 64; nou vehi, 319 72: «lo nou vehi es tengut de manifestar al Arrendador del Almoxarif dins los sinch anys primers de son avehinament totes les compres y vendes que fara». 0,P,Q Obra pia, 9; pabordre, 25; pactes, 19; pacte de revendré, 9; pacfe formal de vendré, 17; pechers, 31; peix de la Albufera, 32; pena de perdido, 48; penes pecuniaries, passim; piamontesos, 62; portantveus de general governador, 98; preu cert, 47; privilegi clerical. 28; pregó real, passim; Procurador fiscal y patrimonial, 7, 48, 80, 107; Provincia de Oriola, 72; quint, 7; quitament de censal: «no es degut dret de Almoxarif». R Real Audiencia de Valencia, 110; Real lletra, Real Provisio. Reals, 71, 78: «los reals que es paguen al Almoxarif de mudar la casa del Regne de Valencia al de Castella, son Valencians de a diguit diñes, y no Castellans, et ratio ibi, 8; son los dihuytens o dieciochenos, o sea sueldo y medio, moneda valenciana». Receptor, 98; recisió de venda perfeta, 9; Regne, 76; Rentes reals, 111; revendes, 19, 81: «de le revenda es degut dret de Almoxarif»; rey, 27; robes, 9. S Salvateria, 12,88,89: «loqualsecomet, compranthomefranchenson nom y franquea per a home pecher, afi de escusarlo de pagar los drets Reals»; Sant Offici, 16; saques de llana, 18; sentencia, 64; sentencies de refactio, 11; Senyor Rey, passim; Sindich de la ciutat de Oriola, 39, 45; sises, 56; solució, 28; pago; sous, 34; subhastar, 11; subrogat: como llochtinent. Supremo Real Consell de Aragó, 63, 79. T Jaula, 91; Taulager, 91; tenders; terme, 22; traginer qui portara peix a vendré a la pescateria, 67; traginer o carreter qui lleva ab sa bestia o carro roba en frau, 22, 67; frefa de diñes, 31: saca de moneda; tráete y promesa de vendré o permutar, 9. U, V Universitats, 87; vectigal, 6; vehi, passim; vehinat; venda de censáis, 9; vendré en gros; vendré en menut; venedor, passim; verguer, 34; virrey, 27; viles: «les viles de Elig Crevillent Asp Novelda y totes les demes de la Valí de Elda son del districte de Oriola», visitadors del Real Patrimoni, 106. 320 NOTAS (1) Véase loanna, Infanta de las Españas, Princesa de Portugal y la Baylia General de Orlóla, «Saitabi», Universidad de Valencia, Facultad de Geografía e Historia, XXXI, 1981, p. 89-98; y El Uibre de Capitols ab los quals se arrenden y collecten los drets Reals que te sa Magestat en la Governacio y Batlia general de Oriola y Alacant, de Luis Ocaña, en «Historia medieval», Anales de la Universidad de Alicante, N.° 3,1984, Departamento de Historia medieval, p. 261-275. Corrigenda: p. 264, léase Nullo vicino; 266, oera provisio: 268: Moli de Rovella; 269: de aquella ciutat y Regne; y: no es degut ni es exegeix; 270: deputatos generalis regni; 272: sia tengut; 273: de venir recta via; 274: cap de Server. (2) En 1933 en un opúsculo titulado El País valencia, escrito a solicitud de una colección, se expuso, sintéticamente, la división del Reino en Gobernaciones torales; y Portantsveus de las mismas:«La governacio de Valencia era regida per un Portantveus de governador general de la Ciutat y Regne de Valencia» y la de Oriola per un atre Portantveus que era titolat'Portantveus de governador general de la Ciutat d Oriola y Regne de Valencia» la primera comprendía desde el río Cenia hasta Xixona; la segunda, llamadad'enllá Xiona, desde ésta hasta el límite del Reino con el de Murcia. Recientemente, 1981, Juan Bautista VILAR, en Orihuela. Una ciudad valenciana en la España moderna. Historia de la Ciudad y Obispado de Orihuela, Prólogo del doctor SEBASTIAN GARCÍA MARTÍNEZ, editada por la Caja de Ahorros de Ntra. Sra. de Montserrate, de Orihuela, trae en el tomo IV, volumen III, en XIX Dinámica institucional (I) Gobernación y baylia orioianas, p. 743-749, la historia de las mismas, con otra bibliografía. (3) VASE Antonio DE LA TORRE, La Colección sigilográfica del Archivo de la Catedral de Valencia, «Archivo Arte Valenciano» (1915). Araceli GUGLIERI NAVARRO, Catálogo de sellos de la Sección de Sigilografía del Archivo Histórico Nacional, Madrid, 1974, III, núm. 2062. En el Archivo Histórico Nacional se conserva el Cartulario de Orihuela bajo el título Privilegia per serenissimos Reges civitati Oriolae conssessa; se compone de 354 folios más los índices: letra del siglo XIV; miniaturas con las armas de Aragón y de la Ciudad de Orihuela; en el fol. 146, una representando a la ciudad sitiada por las tropas de Castilla, durante la guerra entre Pedro el Cruel y Pedro el Ceremonioso; contiene privilegios otorgados por Alfonso X de Castilla, Pedro el Ceremonioso y otros monarcas aragoneses. (4) Del dret de Almoxarif no trata la Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, ni antes la Novísima Recopilación (1805). En MATHEU Y SANZ, De Regimine, el concepto se halla bajo vectigalia. También falta almoxarif en el índice de materias del Catálogo de la Exposición de Derecho Histórico del Reino de Valencia, pero se halla Luis de Ocaña en pág. 275 y Orihuela en números 27, 37, 38, 96, 176, 275, 303, 308, 314, 372, 614, 759, 970. Moxarif venía de mushrif, tesorero, trátalo Robert I. BURNS en su Medieval colonialism. Post crusade Explotation of Islamic Valencia, Princeton University Press, 1975, p. 251-252. (5) Sobre éstas, documentación en A.R.V. Bailía, véase Emilia SALVADOR ESTEBAN, La comercialización de la sal en el Reino de Valencia durante la época toral moderna, en «Estudios dedicados a Juan Peset Aleixandre», 1982, p. 519-540. (6) Sobre glosario diplomático, véase Titula de Felipe Mateu y Llopis, Universidad de Barcelona, 1985, p. 37-42. (7) Ibidem, p. 47-62, amplia información sobre moneda. 321 NOTICIA SOBRE UNO DE LOS LIBROS DE LA VISITA PASTORAL HECHA AL ARZOBISPADO ZARAGOZANO LOS AÑOS 1731 A 1734 Pilar Pueyo Colomina Universidad de Zaragoza Entre los fondos del Archivo Diocesano de Zaragoza se conserva, en ia sección de Visitas Pastorales, un manuscrito que no tiene signatura; está compuesto por nueve cuadernillos, de los que la foliación de los ocho primeroes actual y el último está sin foliar. Su distribución es: 2 XVI (32'-64') + (1 XIV(92') + 1 Xl(114') + 1 Xll(138') + 2 XVI(170-202') + 1 XVI-2(232') + 1 XIII (s.f.). En el cuarto cuadernillo quedan restos como si hubiera sido arrancado un folio de cada mitad de éste (entre los folios 98-99 y 109-110). El octavo era de 16 hojas, pero las que forman los folios 203 y 204 no continúan en su segunda mitad; queda el talón. El último cuadernillo era de 13 hojas, no se conserva completo, sólo restos que nos permiten conocer su composición: de la primera mitad, quedan nueve folios más fragmentos de los cuatro restantes que la componen; y de la segunda diez folios completos y parte de tres. Los cuadernillos están cosidos con hilo de cáñamo en tres nervaturas que miden, en total, 120 mm: la primera y tercera, 30 mm. y la central 60 mm., distando las suturas inferior y superior de sus respectivos bordes 40 mm. en cada lado. Están agrupados bajo cubiertas de pergamino de color natural, pero con abundantes manchas. En la cubierta anterior hay un asterisco, una suma en la parte superior y cifras sueltas más o menos borrosas. En la posterior, dos cifras en el margen superior, claras, y sumas en dirección transversal en tinta muy desvaída. Está reforzado el lomo con dos trozos rectangulares de piel cosidos con hilo de cáñamo. Estos trozos miden 35 mm. de largo y la anchura no 323 se puede dar con precisión porque forma una concavidad. Están separados entre ellos 55 mm. y distan de los bordes superior e inferior 40 mm. En el lomo está escrito en dirección longitudinal, en tinta negra y posterior al manuscrito: «Visita limosnas 1731-34». La encuademación es en forma de cartera y las medidas de la cubierta son de 204 x 130 mm. la anterior, y la posterior 204 x 214 mm. Quedan restos de cierres; aproximadamente a mitad de la cubierta hay un agujero circular de cuatro mm. y a esta misma altura, en el interior del pergamino doblado, hay un refuerzo de 10 x 15 mm. con el que coincide. Todo el manuscrito está formado por hojas de papel verjurado que aparecen plegadas en tamaño octavo. El papel, de color blando aunque un tanto amarillento por la acción del tiempo, tiene puntizones a razón de trece en centímetro y corondeles separados entre sí 20 mm. Todos los cuadernillos tienen la misma marca de agua. Esta filigrana está colocada en la mitad del folio y su posición varía dentro del cuadernillo. Tenemos, pues, un manuscrito, en letra humanística cursiva que ha sido ejecutado por varias manos. La cubierta no lleva título y en el lomo se lee «Visita limosnas 1731-34». En su portada interior los datos que aparecen son: «Trasobares. Antonio Urbano, molinero deve». «Urria de Jalón, molinero deve» y el resto del folio en blanco. Poco aclara sobre el contenido del mismo. El siguiente folio está encabezado por el nombre de una parroquia de la diócesis de Zaragoza, en caracteres de mayor módulo, y tras un espacio en blanco comienza el texto. Cada línea está ocupada por el nombre y apellido de una persona seguido de una abreviatura y el nombre y apellido de otra; a continuación, una o dos cantidades separadas entre sí por 324 puntos y éstas llevan sendas abreviaturas que equivalen a libras y sueldos, respectivamente. En el margen izquierdo precediendo al nombre hay una cruz y/o la letra y o una palabra abreviada. Al final figura la palabra Pila, una cantidad de dinero en sueldos y quién la debía pagar. Esto nos proporciona un dato cierto para identificar cuál es el contenido de este manuscrito. Según a la altura del folio que se termina lo concerniente a una parroquia, se deja en blanco o se empieza con otra, dejando separación entre ambas. La presentación del texto no es cuidada. Hay correcciones: escriben sobre lo ya escrito para rectificar los apellidos o las cifras confundidas o trazan una raya encima generalmente cuando inutilizan una línea completa. También hay anotaciones interlineadas, normalmente hechas por otra mano y son aclaraciones al texto... Los ocho primeros cuadernillos tienen la misma estructura interna con pequeñas variantes más o menos interesantes. Por ejemplo, el nombre de la parroquia puede estar subrayado todo, parte o nada. Pero mucho más importante es el hecho de que a partir del folio 69 al nombre de la parroquia acompañe la fecha y que aparezca ésta completa con indicación del día, mes y año en cuatro folios: 69, 135, 142 y 220; en los demás sólo constan los dos primeros datos. La aparición de la data en cuatro momentos concretos no es puro azar. El folio 69 destinado a la parroquia de Torrecilla de Valmadrid está fechado el 30 de septiembre de 1732 y en los siguientes hay nombres de otras parroquias con días y meses correlativos hasta llegar al 135. En éste vuelve a mencionarse la fecha completa porque comienza un nuevo año. Y así consta: Caspe, 1 de enero de 1733. Después continúa hasta el 142 con más nombres de parroquias y días sucesivos. En este folio, la parroquia de La Muela va seguida de la fecha 21 de septiembre de 1733. Cotejando esta data con la de la parroquia inmediatamente anterior, El Burgo 11 de enero, hay un lapsus de varios meses, perfectamente explicable como ya veremos. Siguen más nombres de parroquias con día y mes hasta llegar al folio 220, en que vuelve a aparecer la data completa por la misma causa que en Caspe, pero ahora es Cortes de Aragón laque marca el comienzo del año 1734. Tras este folio, hasta el final del cuadernillo, continúan nombres de parroquias con día y mes. Si todos estos nombres de parroquias, en el mismo orden del manuscrito, los plasmamos gráficamente en un mapa nos aparecerá trazado claramente un itinerario con tres rutas bien definidas (1). La primera se inicia en Cuarte en fecha no determinada, posiblemente en el mes de septiembre (2), y la última etapa es María. La segunda ruta empieza en Torrecilla de Valmadrid el 30 de septiembre de 1732 y por ello figura la data completa, no volviéndose a indicar el año hasta Caspe. Habían transcurrido los meses de octubre, noviembre y diciembre; al 325 llegar a esta localidad era el 1 de enero de 1733. Termina el periplo en El Burgo el 11 de enero. La tercera comienza en La Muela el 21 de septiembre de 1733, arriba a Cortes de Aragón el 1 de enero de 1734 y concluye en Mediana el 18 de enero de ese mismo año. Estas tres rutas corresponden, sin duda alguna, a otras tantas salidas de una visita pastoral general a toda la diócesis realizada en los años citados. Es común que la visita general al Arzobispado de Zaragoza no se efectuara de una sola vez, sino que se dividía en varias salidas, en cada una de ellas se seguía un itinerario trazado de antemano que difería de unas a otras. Estas salidas solían hacerse en primavera y/o en otoño (3). Las de esta visita pastoral se hicieron en otoño. Esto explica la interrupción entre los meses de enero y septiembre mencionada anteriormente. Pero ¿quién fue el autor de esta visita pastoral? Cronológicamente esta visita debe encuadrarse durante el Arzobispado de don Tomás Crespo de Agüero, el cual dirigió la diócesis de Zaragoza del año 1727 a 1742. En estos quince años se llevaron a cabo varias visitas pastorales, la primera por el propio arzobispo y las restantes por visitadores delegados de las que no queda el libro registro de la visita de ninguna de ellas en el Archivo Diocesano de Zaragoza (4). En el manuscrito estudiado no hay ninguna referencia a su autor, pero se ha podido identificar por medio de otras fuentes, como son los mandatos de visita, documentos emanados después de esta visita y que se conservan en los archivos parroquiales. Se sabe que el visitador fue don Gregorio Galindo y, así, se intitulaba en ellos «por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica Obispo de Aulona, Auxiliar y Visitador General del Arzobispado de Zaragoza por el limo. Sr. D. Tomás Crespo de Agüero, Arzobispo de la misma ciudad, del Consejo de su Magestad...» (5). Visitó 342 iglesias parroquiales. Empezó el periplo por el Arciprestazgo de Daroca, lo recorrió completo, a éste se suman quince parroquias del Arciprestazgo de Zaragoza (6); en total, 103(7), pero se ignora el tiempo que invirtió en ello. En la segunda salida, 108 que pertenecían al Arciprestazgo de Alcañiz, aunque no lo llegó a visitar todo; las que faltaban las dejó para la siguiente (8). El itinerario duró casi tres meses y medio. Descansó del 25 de diciembre al 1 de enero en Alcañiz y en Caspe desde ese día hasta el 6. La última salida de esta visita general la dedicó a 129 parroquias durante unos cuatro meses, casi todas eran del Arciprestazgo de Zaragoza y las que le quedaban del de Alcañiz. El contenido de este manuscrito está directamente relacionado con esta visita pastoral de don Gregorio Galindo. Es obvio que no se trata del libro registro. Nos muestra otra faceta de la visita: su aspecto fiscal. Efectivamente, el realizar una visita general suponía grandes gastos, parte de los cuales eran subsanados con los derechos que recibía el visitador por diversos conceptos: derecho de pila, de dieta, de ducado, tres por ciento, sello de libros, de juez, de «definimientos». 326 El cobro de estos derechos se apuntaba en dos libros paralelos al de la visita; uno contenía lo percibido en cada parroquia por derecho de dieta, sello de libros, de juez y «definimientos», y el otro registraba lo recibido por derecho de ducado, tres por ciento y pila (9). Por lo que se deduce que nuestro manuscrito se encuadra en esta última fuente documental. La primera cantidad tras el nombre de la persona que lo paga se refiere al derecho de tres por ciento. Por la visita de los testamentos y de los intestados tenía la Dignidad el derecho de tres por ciento de todo lo que importaba lo pío que pagaban los herederos o fianzas que estaban puestos en los Cinco Libros, más cuatro dineros al fiscal de cada testamento o intestato (10). Pero si el fallecido era clérigo, además del tres por ciento, debía pagar por legítima el breviario y bonete, o dar por el breviario dos reales de a ocho y por el bonete cinco sueldos (11). En esta visita pastoral hemos contabilizado 136 legítimas que se pagaron en 91 de las parroquias visitadas. La segunda, al derecho de ducado. La sepultura común de los fieles era el cementerio, pero si éstos preferían enterrarse en su iglesia parroquial debían pagar por ello. Las constituciones sinodales de este Arzobispado especificaban que «el derecho de fracción de sepultura de los párvulos y de los adultos que estuvieren debaxo la tutela de sus padres, y sin aver tomado estado, y que se enterrasen en la iglesia sea solamente onze sueldos; y assi mismo mandamos que el aniversario de los dichos adultos sea rezado entregando la parte correspondiente a quatro sueldos de renta en cada un año, y el derecho de jocalia veinte y cinco sueldos» (12). Al final de cada parroquia consta lo que debe pagar por el derecho de pila. Las sinodales no señalaban la cantidad que correspondía a cada una y en cuanto a quién pertenecía hacerlo, mandaban que se observaran las costumbres locales (13). Pero lo más interesante de este manuscrito no es tanto el conocimiento de los ingresos que percibió el visitador por el cobro de estos derechos, como el poder reconstruir el itinerario que don Gregorio Galindo siguió en este cometido espiritual, aspecto éste que suele proporcionarnos el libro registro de actas de visita, fuente paralela a la aquí estudiada, pero que, como hemos dicho, no se conserva por lo que respecta al caso concreto de la realizada durante los años 1731 a 1734. ITINERARIO DE LA VISITA REALIZADA DE 1731 A 1734 Año Mes Día Parroquia Cuarte Cadrete Jaulín Villanueva de Huerva 327 Mes Octubre Día 1 Parroquia Tosos Paniza Aladren Cerveruela Villarreal Villadoz Badules Fombuena Villarroya del Campo Lechón Villahermosa Romanos Lanzuela Cucalón Ferreruela Lagueruela Bea Allueva Fuenfría Collados Olalla Valverde Cuencabuena Lechago Navarrete Cutanda Barrachina Nueros Godos Torrecilla del Rebollar Torre los Negros Portalrubio Cuevas de Portalrubio Rambla Parras de Martín Cervera Pancrudo Corbatón Alpeñes Cosa Villarejo Bañón Rubielos Fuentes Claras Poyo Parroquia Caminreal Torrijo Monreal del Campo Villafranca del Campo Singra Almohaja Peracense Ojos Negros Villar del Salz Pozuel Blancas Torralba de los Sisones Villalba Bello Cuerlas Odón Torralba de los Frailes Used Santed Gallocanta Berrueco Tornos Castejón de Tornos Calamocha Luco Burbáguena Báguena Anento S. Martín del Río Val de San Martín Valdehorna Villanueva de Jiloca Daroca Balconchán Orcajo Nombrevilla Retascón Manchones Murero Villafeliche Langa Torralbilla Mainar Codos 329 Año 1732 Mes Septiembre Octubre Día 30 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 9 (sic) 11 13 14 15 16 17 19 20 21 24 25 330 Parroquia Alpartir Cosuenda Aguaron Encinacorba Cariñena Longares Mezalocha Muel Mozota María Torrecilla de Valmadrid Valmadrid Puebla de Albortón Fuendetodos Aguilón Herrera Vistabella Luesma Villar de los Navarros Nogueras Sta. Cruz Bádenas Colladico Piedrahita (s.f.) Lóseos Mezquita (s.f.) Monforte Rodilla Anadón Salcedillo Segura Vlllanueva del Rebollar Fuenferrada Vivel Martín Utrillas Valdeconejos Aliaga Miravete Jorcas (s.f.) Villarroya de los Pinares Linares Puertomingalvo Castelvispal (s.f.) Año Mes Día Parroquia Noviembre 28 30 1 Iglesuela Cantavieja Fortanete Cañada de Benatanduz (s.f. Pitarque Montoro Villarluengo Tronchón Mirambel La Cuba (s.f.) Olocau Bordón Luco de Bordón (s.f.) Parras de Castellote (s.f.) Jaganta Castellote Seno Santolea (s.f.) Dos Torres Ladruñán Cuevas de Cañart Molinos Ejulve La Zoma (s.f.) Gargallo Cañizar Castel de Cabra Palomar Escucha Montalbán Peñarroyas (s.f.) Armillas La Hoz de la Vieja Josa Alcaine Obón Torre las Arcas Estercuel Crivillén La Mata Los olmos Berge Alcorisa Abenfigo (s.f.) 2 4 5 6 8 1732 Noviembre 10 11 12 13 14 16 17 18 20 21 22 23 25 26 28 29 30 Diciembre 1 3 5 6 7 331 Año Mes Día 9 10 11 12 13 14 15 16 17 19 20 1732 Diciembre 1733 Enero 21 22 23 24 26 1 6 7 8 1733 Septiembre Octubre 332 11 21 22 24 25 26 27 30 1 2 3 Parroquia Mas de las Matas Aguaviva Ginebrosa Cañada de Verich (s.f.) Cerollera Monroyo Torre de Arcas (s.f.) Rafales Fuentespalda Peñarroyas Beceite Valderrobres Torre del Compte La Fresneda Portellada (s.f.) Valjunquera Valdetormo Mas del Labrador Mazaleón Maella Nonaspe Fabara Alcañiz Caspe Chiprana (s.f.) Escatrón Sástago Cinco Olivas (s.f.) La Zaida Quinto (s.f.) Fuentes de Ebro (s.f.) El Burgo La Muela Epila Salillas Berbedel Lucena Cal ato rao Alfamén La Almunia Riela Arándiga Niguella Mesones Año Mes Día 5 6 8 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 1733 Octubre 23 24 25 24 (sic) 26 27 28 29 30 31 Noviembre 1 Parroquia Brea lllueca Gotor Jarque Aranda Pomer Trasobares Tierga Tabuenca Pozuelo Fuendejalón Ainzón Bureta Alberite Magallón Bisimbre Agón Frescano Mallén Cortes de Navarra Novillas Gallur Boquiñeni Luceni Alcalá de Ebro Pedrola Cabanas Figueruelas Grisén Pleitas Plasencia Lumpiaque Bardallur Rueda de Jalón Urrea de Jalón Barbóles Pinseque Monzalbarba Utebo Sobradiel Torres de Berrellén La Joyosa Marlofa Alagón 333 Año Mes Día 3 4 6 9 10 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 Diciembre 1733 Diciembre 24 25 26 28 30 2 3 4 5 6 7 8 9 11 13 15 16 17 334 Parroquia Remolinos Tauste Ejea de los Caballeros Rivas (s.f.) Erla Luna Valpalmas Pedrosas Sierra de Luna Castejón de Valdejasa Zuera Villanueva de Gallego Peñaflor S. Mateo Leciñena Perdiguera Villamayor Pastriz Puebla de Alfinden Alfajarín Nuez Villafranca de Ebró Osera Aguilar Farlete Monegrillo La Almolda Bujaraloz Pina Gelsa Vetilla de Ebro Alforque Alborge Castelnou Jatiel Samper de Calanda Puebla de Híjar Híjar Urrea de Gaén Albalate Castelserás Torrecilla de Alcañiz Valdealgorfa Formóles Año Mes Día 18 19 20 21 1734 Enero 23 25 27 28 29 30 31 1 2 3 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 18 Parroquia Belmonte Codoñera Torrevelilla Foz-Calanda Calanda Andorra Alloza Ariño Ollete Alacón Muniesa Plou Cortes de Aragón Maleas Huesa Blesa Moneva Moyuela Plenas Azuara Samper del Salz Letux Lagata Lécera Belchite A l m o n a c i d de la Cuba Azalla Vinaceite Codo Mediana 335 NOTAS (1) Vid. el mapa y el itinerario que adjuntamos. (2) Creemos que inició esta visita general a finales del mes de septiembre porque en el folio 6 hay una mención del mes y día que se estuvo en la parroquia de Cerveruela, concretamente el 1 de octubre; y en el folio 17, en Cutanda, cita sólo el día. era el dfa 12. (3) La fiabilidad de esta fuente va avalada por el estudio realizado en nuestra tesis doctoral sobre la visita del arzobispo Añoa «Iglesia y sociedad zaragozana a mediados del s. XVIII. Aspectos geográficos, demográficos, sociológicos, eclesiásticos y fiscales de la diócesis de Zaragoza a través de una visita pastoral del prelado Francisco Añoa (1745-1749)», leída en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza durante el curso académico 1980-81. Fue dirigida por el doctor don Ángel Canellas López; o bien cotejando los mandatos de visita que se conservan en las parroquias en los que consta la fecha en que se visitaron. (4) Se conserva, en el Archivo Diocesano de Zaragoza de las visitas efectuadas durante el gobierno de este prelado, el libro de los derechos de la visita realizada por don Juan del Cotero lósanos 1736-37, que fue objeto de una comunicación nuestra titulada «Un itinerario de visita pastoral a la diócesis de Zaragoza basado en el libro de los derechos de visita: años 1736-37» (en prensa), presentada al Simposio Nacional de ciudades episcopales, celebrado en Tarazona los días 9 al 11 de diciembre de 1982. (5) Hemos cotejado los mandatos de visita de las parroquias de Castejón de Valdejasa (cfr. Archivo Parroquial de Castejón de Valdejasa. «Libro de bautizados, confirmados, matrimonios y difuntos y cumplimiento pascual». Años 1676-1733. Tomo 3.°) y Pedrola (cfr. Archivo Parroquial de Pedrola. «Libro de registro de Difuntos. Años 1733-1775. ff. 5'-7'»). (6) A mediados del siglo XVIil el Arzobispado de Zaragoza estaba dividido eclesiásticamente en tres Arciprestazgos: Arciprestazgo de Alcañiz, de Zaragoza y de Daroca (cfr. nuestra tesis doctoral en la que damos la relación de las parroquias que pertenecían a cada uno de ellos). (7) La fuente documental no cita a Almonacid de la Sierra y a Botorrita como parroquias visitadas. (8) En la fuente documental no consta Roden como parroquia visitada. (9) Así se puede comprobar en el estudio de las visitas llevadas a cabo a la diócesis de Zaragoza en los años 1736-37 y 1745 a 1749 (cfr. nuestra tesis doctoral y nuestro artículo citado en la nota 4). Si bien hay que destacar que los derechos de pila y dieta pueden hallarse mencionados en dos de estos libros. (10) Constituciones synodales de el Arzobispado de Zaragoza. Hechas y ordenadas por... D. Antonio Ibáñez de la Riva Herrera, Arzobispo... en el sínodo... del año 1697, Zaragoza, 1698, L 4 T . 3 C. I, p. 536. (11) Ibidem, L. 4 T. 3 C. I, p. 537. (12) Ibidem, L. 2 T. 10 C. I, p. 324. La letra V que encontramos con frecuencia precediendo al nombre indica los que han sido enterrados en la iglesia. (13) Ibidem, L. 4 T. 3 C. I, p. 536. 336 UN DOCUMENT DE SANTES CREUS DINS EL FONS «SCALA DEI» DE L'ARXIU HISTORIO NACIONAL: La compra d'unes terres en el terme de Mur (1197) Josep Trenchs Universidad de Valencia 1. INTRODUCCIÓ Fa uns anys, en estudiar la documentació de la cartoixa de Scala Dei —Priorat—, ens va aparéixer entre els fons de pergamí de l'Arxiu Historie Nacional de Madrid, un document pertanyent al monestir de Santes Creus. Avui, en aqüestes breus notes, l'oferim ais estudiosos del monestir, ja que, en referir-se a les terres del castell i terme de Mur, dins la Segarra, completa les noticies que ens dona el «Llibre Blanch» sobre aquest terme. Jurídicament es una venda amb totes les característiques típiques de les de l'época en que fou escrita. La seva materia escriptoria és el pergamí, de bona qualitat i de forma quadrangular. Esta escrit amb lletra carolina molt clara, espaiada i plena de les abreujatures corrents en el moment de la seva redacció. 2. LES TERRES DEL TERME DE MUR Les primeres noticies d'aquest terme situat a la Segarra, prop de Tárrega i de Vilagrassa, apareixen en un document del 27 de novembre de 1121, en el qual en Ramón Berenguer III dona unes peces de térra a Gunter i a Guília. Els límits de les mateixes ens donen uns llocs comuns ais del nostre document: affrontat...de quinta in ipso reger qui discurrit de Cervaria, de tertia in stata qui exiit de Mauro et pergit ad pas de Vilagrassa, de quarta vero parte in terminum qui est Ínter Maurum et Tarrege (1). 337 Durant el mes de febrer de 1178, trobant-se Alfons I a Santa María de Vallbona, va firmar una concordia amb els habitants de Mur, qui li juraren obediencia (2). Un any després, en el mes de gener de 1179, el mateix sobirá els atorgá protecció i defensa a canvi d'un cens anyal en especie, és a dir, 30 «migerias» de blat i 30 d'ordi. Entre els signants d'aquest darrer document, vei'ns del lloc, trobem al nostre Guillem Sabater(3). El profesor Font i Rius escriu que, fins a 1181, aquest poblet de Mur fou una comunitat militar-agraria, amb una certa organització diferent a la de Tárrega (4). Uns anys mes tard, el novembre de 1192, Alfons I, va concedir el castell, el terme i les citades 60 «migerias» a Guillem d'Anglesola, a perpetuitat (5). 3. EL LLOC DE MUR I SANTES CREUS Son moltes les noticies que, referides a Mur, apareixen en el «Llibre Blanch». Aqui sois assenyalarem les que teñen una relació mes o menys directa amb el nostre text. Son les següents: 1. El 4 d'agost de 1181, Amau de Cervera i la seva muller Agnes varen vendré al monestir diverses propietats a Cervera, Anglesola i Tárrega. El document té gran interés ja que una de les seves clausules diu: et in Mor unum hominem nostrum Guillelmum Zabbater nomine, cum ómnibus illis servitiis et usaticis que ipse nobis facet et faceré solet vel deber ef unos casales nostros, que sunt iuxta domus Guillelmi des Mor (6). 2. Un any després, aquest Guillem de Mur, donará a Sanies Creus unes altres terres (7). 3. El 16 de novembre de 1185, Bernat de Santa Fe es dona a si mateix junt amb unes terres del terme al monestir. En el límit d'aquesta propietat apareix un altre deis personatges del nostre document: a meridie in alaudio Guillelmi de Muntcortes (8). 4. En 1187, Sibil-la, filia de Guillem de Santa Fe, germá de l'anterior, dona ais monjos unes altres terres (9). 5. El 13 de juliol de 1188, Berenguer de Muntcortes, fill del ja citat Guillem, ven a Santes Creus altres dues peces de térra (10). 6. El 13 de novembre de 1189, el monestir i Arnau de Sorts cambien unes propietats per altres del citat terme (11). 7. En 1191, Ramón de Palmerona, la seva muller i el seu fill, donen els delmes que percebíen de Mur al monestir (12), i 8. El 30 de juny de 1192, Arnau de Mur i la seva filia Beatriu, entregaren al monestir tots els delmes que cobraven en el lloc, excepte: hoc totum sicut dictum est, extra Guillelmi Zabbater retinuimus decimum et totum hoc qui nobis faceré debet (13). 338 4. GUILLEM SABATER I LA DOCUMENTACIO COETANIA Guillem Sabater, fill, sembla de Arnau Sabater(14), apareix per primer cop en els documents de Santes Creus com a signatari de l'execució testamentaria d'en Ramón Sobirats, en 1177(15). En 1179, el trobem entre els habitants del terme de Mur en el document reial citat (16), i els anys 1181 i 1192 en els documents aportats en el parágraf anterior. El text que transcribim de 1197 ens diu que estava casat amb Maria, i que ven la seva propietat de Mur per 10 sous barcelonesos. Deis altres personatges del document, a part de Guillem de Muntcortés, ja citat, i de l'escrivá Pere levita, que apareix com a testimoni en un cens atorgat al monestir per Pere de Torra i la seva muller Maria, el 2 de marg de 1194(17), no en tenim constancia documental. 339 NOTAS (1) Llibre Blanc (edició Udina Martorell), doc. 31. (2) Líber Feudorum Maior (edició Miquel Rosell), doc. 167. (3) Id., doc. 168. (4) J. FONT RIUS, Cartas de población y franquicia de Cataluña, Barcelona 1972, p. 696. (5) Líber Feudorum, doc. 169. (6) Llibre Blanch, doc. 241. (7) Id., doc. 247. (8) Id., doc. 279. (9) Id., doc. 285. (10) Id., doc. 310. (11) Id., doc. 329. (12) Id., doc. 349. (13) Id., doc. 359. (14) Id., doc. 73. (15) Id., doc. 133. (16) Vid., nota 3. (17) Libre Blanch, doc. 332. 340 APENDIX DOCUMENTAL 1197, agost, 12 Guillem Sabater i María, la seva muller, venen a l'abat Hug de Santes Creus, per 10 sous, unes terres al terme de Mur. Arxiu Historie Nacional, Scala Dei, carpeta 2849, doc. 12. Notum sit cunctis quod ego G(uillelmus) Cabater dez Mor et coniux mea Maria, nos insimul per/ nos et omnes nostros cum bona voluntante et sine vi, damus et diffinimus et solvemus/3 domino Deo et Sánete Marie de Sanctis Crucibus, et vobis goni abbati (1), et fratribus eiusdem locii qui sunt presentes et futuri/ omnia nostra iura ¡llius capconade terre quam tenebamus per G(uillelmum) de Muntcortes in/ termino del Mor ante Vilagrassam et affrontat de I parte predicta capzo-/6nada in rivulo qui discurrit de Cervaria, de II a Ermensen de Brocha, de IIIa / in alaudio vestro, de llll a Per(e) de Prinonosa. De quanto hec affrontationes inclu-/dunt cum exiis et regressis earum, omnia nostra iura damus et diffinimus et solvemus omni/ 9 tempore sine aliquo retentu quem ibi non facimus nos nec nostri et nullus homo vivens/ de isto die in antea per legem aliquam nec racionem valeat vobis obicere nec vestris/ fratribus que sunt et erunt inquietare, set imo de nostro iure in vestrum tradimus et damus/12 ad dandum, ad vendendum, ad impignorandum ad omnes vestras voluntates faciendas omni/ tempore et convenimus esse leíales et guarentes contra omnes personas. Et si quis hoc disrumpere/ voluerit in duplo vobis componat et in antea firmum stet omni tempore, et propter hoc donum/ 15 recepimus a vobis X solidos barchinonenses/ Actum est hoc II idus augusti, anno Domini M.C.XC.VII. Sig (signe.lnum G. Cabater;/Sig (signe)num Marie, qui hanc cartam mandavimus scribi et firmavimus et firma-/18 rique iussimus; Sig (signe)num Bertolomeu; Sig (signe)num B. Claver de Sanctis Crucibus/. Petrus levita qui hoc, iussu G., scripsit, die et anno quo (signe notarial) supra, cum litteris supra/ positis in IIIa linea. (1) escrit damunt la ratita: et vobis Ugoni abbati. 341 PARA UN CATALOGO DE «SIGNUM TABELLIONIS» DE LA CORONA DE ARAGÓN: ALGUNOS NOTARIOS DE LAS CIUDADES DE VALENCIA Y ALZIRA DEL SIGLO XIII Virginia M.a Cuñat Ciscar En 1978 Luisa d'Arienzo ponía en evidencia (1) la escasa atención que habían suscitado los estudios sobre el «signum tabellionis» en todo el territorio de la Corona de Aragón. Desde entonces hasta ahora —ver la recopilación bibliográfica del profesor Trenchs (2)— sólo se ha añadido a la bibliografía señalada por ella, su artículo (3) y el trabajo de Ana M.a Navarro Escolano. Consideramos que las propuestas presentadas por la profesora Arienzo siguen siendo válidas: reunir en un sólo catálogo los signos notariales y, lo que es más importante, estudiar su evolución y la unción que han recibido a través de los siglos (concretando el estudio en la Corona de Aragón) como medio de convalidación del documento público o privado y más como manifestación visible de la fe pública que es depositada en el notario. Por ello en el presente estudio damos a conocer una serie de signum tabellionis pertenecientes a notarios públicos de las ciudades de Valencia y Alzira, todos ellos del siglo XIII, de la época posterior a la conquista de Jaime I. Ninguno de los notarios que estudiamos pertenecen a la Cancillería Real, aunque alguno esté relacionado con el monarca en asuntos de índole comercial (compra-venta de bienes realizada por el rey) lo que hemos constatado en la recopilación de regestas de cada notario. Todas estas regestas han sido incluidas en este trabajo con el fin de completar mediante noticias biográficas y del ejercicio de la profesión la reproducción de los signum tabellionis que presentamos. 343 Para realizar las reproducciones hemos tomado como figura básica la que aparece en los pergaminos elaborados por dichos notarios y pertenecientes a los fondos del Archivo Histórico Nacional, sección Clero, y dentro de ella, los agrupados en Bernardos en las carpetas números 3.360, 3.362, 3.363 y 3.365. Completamos el estudio con un gráfico temporal de ejercicio de su profesión. CUADRO CRONOLÓGICO ASTRUC, ArnoLdus BERENGARIUS, Egldlus ERMENGAUD!, G u l l L m u s COLUMB ! , GuULeLmus 1ACCA, ArnoLdus IACCA, DomLnlcus de de IACCA, GuULeLmus de LUZANO, ArnoLdus PAUL I , de Petrus RABACIE, i SANTA CRUCE, P e t r u s de 1228" 1230 344 r Ionuorlus 1235 1255 1245 1240 1250 1265 1275 1285 I280 I 1290 I. ASTRUC, Arnaldus (ASTRUC, Arnau) —Notario de Valencia— Regestas n." 19, 22, 24, 25, 28, 33, 37 y 41. II. BERENGARIUS, Egidius (BERENGUER, Gil) —Notario gestas n.° 12. III. ERMENGAUDI, Guillelmus Regestas n." 8, 14, 39. de Valencia— Re- (ARMENGOL, Guillem) —Notario de Alzira- 345 IV. COLUMBI, Guillelmus (COLOM, Guillem) —Notario de Alzira— Regestas n.° 3, 5, 6, 7, 36 y 48. ^s-fo V. IACCA, Arnaldus de (JACA, Amau de) —Notario de Valencia— Regestas n." 2, 23 y 29. VI. IACCA, Dominicus de (JACA, Domenec de) —Notario de Valencia— Regestas n.° 9 y 11. 346 ^5 Vil. IACCA, Guíllemus de (JACA, Guillem de) —Notario de Valencia— Regestas n.° 13, 16, 20 y 55. && g§ T VIII. LUZANO, Arnaldus de (LLUSA, Arnau de) —Notario de Valencia— Regestas n.° 10, 18, 21 y 26. IX. PAULI, Petrus (PAU, Pere) —Notario de Valencia— Regestas n.° 15, 17, 31, 34 y 54. 347 X. RABACIE, lanuarius (RABAQA, Janer) —Notario de Valencia— fíegestas n.' 1, 32, 35, 38, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 49, 50, 51, 52, 53, 55 y 57. XI. SANTA CRUCE, Petrus de (SANTA CREU, Pere de) —Notario de AlziraRegestas n.° 7 y 27. 348 ÍNDICE DE REGESTAS 1 1238, octubre, 18. Valencia Jaime I concede a Vidal, obispo de Huesca, la alquería de Alborayeg a cambio de la de Alcudia que le había otorgado con anterioridad. Janer Rabaga es uno de los testigos. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.359 n.° 7 REG. BARRAGAN GÓMEZ, M. doc. 2 2 1239, diciembre, 28 Jaime I concede a Berenguer de Novo unas casas en Valencia en la iglesia de Santa María. Notario Guillermo Scriba. Arnau de Jaca, notario de Valencia realiza en esa fecha el documento de traslado. A.C.V. leg. 26: 7 REG. OLMOS CANALDA n.° 41a 3 1242, mayo, 29 Jaime I concede a Guillém Colom, Ramón de Graus, Guillém Gantaroya y a sus compañeros veinticinco jovadas de doce cahizadas de la medida de Valencia, además veinticinco casas. A.C.A. R. f. 19 ED. LIBRE n.° 2.063 4 1245, agosto, 17. Lérida Jaime I concede ocho yugadas de tierra junto al rio Palmar y un solar en el arrabal de Denia, para edificar casas, a Guillermo de Bag y a su orden a condición de tener en la villa de Denia un Hospital. A.H.N. Clero. Merced. Puig. Carp. 3.193 n.° 4 REG. VEDREÑO ALBA, M.a C. doc. 18. 5 1248, junio, 26 Jaime I concede a Guillém Colom de unas casas en la algorfa de Játiva y una jovada en su término, además de otra jovada junto al puig para cultivar viñas. A.C.A. R. f. 62 ED. LIBRE n.° 2574 6 1249, agosto, 8 Jaime I concede a Guillém Colom, Arnau Cagóla y a Guillém Casena de cuatro jovadas de viña a cada uno y además hanegadas de 349 huerto en Andarella, Ondara, Benimantell, rafal de Guadalest, Benidechi y Benibatha, alquerías de Guadalest. Y a cincuenta y seis compañeros suyos cuatro jovadas de tierra a cada uno en Maura, Miro, Benifato y Zaneta, alquerías de Valle de Guadalest, y si no hubiera suficiente en el mismo valle que estuvieran próximas. A.C.A. R. f. 81 ED. LIBRE n.° 2.934. 7 1253, agosto, 20. Aizira Documento de traslado de la donación que en Moreda el 24 de marzo de 1250 Jaime I hizo a Guillém de Rocafull de unas casas y toda la heredad que su hermano, Bertrán de Rocafull, tenía en Aizira, Corbera y otros lugares del reino de Valencia. Pere Andreu es el primer notario. Guillém Colom es uno de los testigos. Pere de Santa Creu, notario de Aizira, realiza el documento de traslado. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.360 n.° 6 ED. BARRAGAN GÓMEZ, M. doc. 13. 8 1255, enero, 14. Aizira Jimeno de Alvero vende unas casas situadas en Aizira a Domenec de Cavall. Guillém Armengol, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.361 n.° 1. 9 1255, octubre, 7. Valencia Guillém de Aguilar, ciudadano de Valencia, vende una mazmudina y media en Rascaña (Valencia) a Arnaldo Cardona. Domenec de Jaca, notario. A.R.V. caja 3, perg. 14. 10 1256 Testamento de Fernando Garcés de Roda, señor de Sot de Xera. Notario Arnau de Llusá. A.C.V. leg. 15: 1. REG. OLMOS CANALDA n.° 249. 11 1256, agosto, 13. Valencia Guillermo de Loarre, portero del rey, vende una heredad que posee en Benivaire (Valencia) a Domenec de Cavall. Domenec de Jaca, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.361 n.° 2. 350 12 1256, octubre, 10. Valencia Pedro de Torres Blancas y su mujer venden a Arnau de Romaní unas tierras que poseen en Ollería (Valencia). Berenguer Gil, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.361 n.° 4. 13 1256, noviembre, 4. Valencia Testamento del canónigo de la catedral Bertrán Teruel. Guillém de Jaca, notario. A.C.V. perg. 5.012 REG. OLMOS CANALDA n.° 268. 14 1256, diciembre, 6. Valencia Guillelma, mujer de Pedro Carxo, vende unas tierras que posee en la alquería de Benivaire (Alzira) a Juan López de Sartore. Berenguer Gil, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.361 n.° 5. 15 1257, febrero, 2. Tortosa Jaime I confirma a Umbertino de Lavolta la donación de las alquerías de Alboraya y Almácera y las casas de realengo de Valencia que hizo a su abuelo Sir Umberto de Lavolta. Pere Pau, notario, es testigo. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.361 n.° 8 REG. BARRAGAN GÓMEZ, M. doc. 17 16 1257, julio, 6. Valencia Guillermo Zamora vende unas casas que posee a Pedro Marbres. Guillém de Jaca, notario. A.R.V. Caja 3, perg. 15. 17 1258, junio, 28. Valencia Guillermo Salelles concede licencia para que su vecino, Pedro Coramis, pueda utilizar para lo que quiera el tránsito existente entre sus casas. Pere Pau notario. A.R.V. Caja 3, perg. 16. 18 1259, enero, 10. Valencia Arnau de Romaní establece en sus tierras de Ollería (Valencia) a Pere Ballester. Arnau de Llusá, notario. A.H.N. Clero. Valencia. Bernardos. Carp. 3.361 n.° 13. 351 19 1259, marzo, 7. Valencia Pedro Coromines y su mujer, Buenaventura, venden a Mateo de Carrera unas casas con sus huertos situadas en la Boatella junto al convento de la Merced de Valencia. Arnau Astruc, notario. A.R.V. Caja 3, perg. 18. 20 1259, mayo, 11 Testamento de Lázaro Vilella, ciudadano de Valencia. Notario Guillermo de Jaca. A.C.V. Perg. 1.330. REG. OLMOS CANALDA n.° 21 1260, abril, 5. Valencia. Arnau de Romaní establece a Miquel Bategat en una tierra suya de Ollería (Valencia). Arnau de Llusá, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.361 n.° 14. 22 1260, agosto, 12. Valencia Guillem de Villalonga y su mujer, Saurina, venden a Mateo de Cervera unas casas situadas en San Juan de la Boatella en la ciudad de Valencia. Arnau Astruc, notario. A.R.V. Caja 3 n.° 22. 23 1261, marzo, 19. Valencia. Ramón de Roda vende un obrador a Jaime Gartellador. Arnau de Jaca, notario. A.R.V. Caja 3 n.° 26. 24 1261, abril, 5. Valencia. Inés y Pedro Colent, y la mujer de este, Marsilla, venden a Jaime I unas casas y su columbario que están en Valencia, situadas junto al convento de Santa Magdalena. Arnau Astruc, notario. A.R.V. Caja 3 n.° 25. 25 1261, abril, 9. Valencia. Traslado del documento de venta que el 27 de agosto de 1245 realizó Abril de Fraga y su mujer a favor de Juan Colent y su mujer de unas casas y huertos situados en San Juan de la Boatella (Valencia). Arnau Astruc, notario. A.R.V. Caja 3 n.° 24. 352 26 1262, marzo, 12. Valencia Traslado del documento de confirmación de donaciones que el 2 de febrero de 1257 hizo en Tortosa el rey Jaime I a favor de Umbertino de Lavoita de las donaciones hechas a su abuelo, Sir Umberto de Lavolta. Arnau de Llusá, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.361 n.° 8. REG. BARRAGAN GÓMEZ, M. doc. 17. 27 1262, mayo, 3. Alzira Pedro López de Paracels vende unas tierras que posee en Carcasneu (Alzira) a Guillém de Castelló. Pere de Santa Creu, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos Carp. 3.361 n.° 18. 28 1263, mayo, 2. Valencia Documento de confirmación de la venta de un censo entre Bernardo Meneri y Pedro de Guardia, vecino de Valencia. Arnau Astruc, notario. A.H.N. Clero. Merced. Puig. Carp. 3.362 n.° 2. REG. VEDREÑO ALBA, M.a C. n.° 48. 29 1263, agosto, 10. Valencia. Pedro Ballester y su mujer, Alicsenda, venden un huerto que tienen en Ollería (Valencia) en enfiteusis bajo Arnau de Romani a Jimeno Bateteri de Alcotano y su mujer. Arnau de Jaca, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.362 n.° 2. 30 1264, febrero, 1. Alzira Marco Galindo y Pedro Sánchez de Eslava, aibaceas de Laura, mujer de Domenec de Cavall, venden unas casas situadas en Alzira a Simón Pedro de Arnedo y a su mujer. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.363 n.° 5. 31 1268, agosto, 25. Cervera. Jaime I otorga potestad a Guillém de Rocafull para que pueda poblar veinte casas de sarracenos en Fortaleny. Pere Pau, notario, es testigo. Traslado de documento realizado por el notario Bernat Garcerá el 6 de marzo de 1270. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.362 n.° 18. REG. BARRAGAN GÓMEZ. M. Doc. 22. 353 32 1272, octubre, 16. Valencia Guillermina, mujer de Pedro Gilabert hace testamento ante el notario de Valencia Janer Rabapa. A.C.V. Perg. 3.507. REG. OLMOS CANALDA n.° 33 1273, febrero, 26. Valencia Jaime I otorga dominio por igual parte al obispo y cabildo sobre los lugares de Chulilla y Garig, zanjando así la querella entablado por el rey por razón de diezmos. Arnau Astruc, notario. A.C.V. Leg. 12: 20. REG. OLMOS CANALDA n.° 472a. 34 1275, junio, 4. Valencia Traslado del testamento de Pedro Marques. Pere Pau, notario. A.C.V. Perg. 2.917. REG. OLMOS CANALDA n.° 502. 35 1274, junio, 24. Valencia Traslado del testamento de Pedro Abrafim realizado por el notario de Valencia Janer Rabaga del testamento original realizado por el notario Bertrán Galcerán el mismo día 24 de junio de 1274. A.C.V. Perg. 1.350. REG. OLMOS CANALDA n.° 36 1276, octubre, 21. Valencia El rey Pedro III ordena a Guillém Colom, alcaide del castillo de Guadalest en nombre de Arnaldo de Mataré de que entregue aquel a Sancho Ortiz de Ruffets o a su escudero. A.C.A. R. 38 f. 64. REG. MARTÍNEZ FERRANDO, J. E. (I), n.° 106. 37 1279-80, enero, 7 Pedro III comanda la escribanía de la ciudad de Valencia a Arnau Astruc durante la inhibición de los escribanos de dicha ciudad. A.C.A. R. 42 f. 200 v. REG. MARTÍNEZ FERRANDO, J. E. (I) n.° 799. 38 1279, noviembre, 21. Valencia. 354 Testamento de Pedro Pérez, canónigo de la catedral de Valencia, por el que intituye un beneficio y un aniversario. Janer Rabaga. notario. A.C.V. Perg. 1.362. REG. OLMOS CANALDA n.° 39 1281, enero, 16. Valencia Arnau de Jaca, notario de Valencia, compra unas casas de dicha ciudad situadas en barrio de Xerea a Domingo Roselló y a Marta, su mujer. Guillermo de Agramunt, notario. A.R.V. Caja 3 n.° 31. 40 1281, junio, 15 Mandato al justicia y baile de Valencia para que obliguen a Janer Rabaga y a Guillermo Vernet a qe entreguen a Vidal y David Astruc las escrituras de los notarios de Valencia. A.C.A. R. 50 f. 121 v. REG. MARTÍNEZ FERRANDO, J. E. (I) n.° 1.335. 41 1281, diciembre, 5. Valencia Arnau de Jaca, notario de Valencia, compra a Raimundo de Cervera y a su mujer unas casas situadas en la parroquia de San Esteban de Valencia. Janer Rabaga, notario. A.R.V. Caja 3 n.° 33. 42 1281, diciembre, 14. Valencia Jaime de Monzón y su mujer venden a Juan de Monzón unas tierras que poseen en Ollería (Valencia) y que poseen en enfiteusis de Jaime de Romaní. Janer Rabaga, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos Carp. 3.365 n.° 3. 43 1282, febrero, 21. Valencia Domenec de San Marti y su mujer venden a Juan de Monzón unas tierras que poseen en Ollería (Valencia) y que tienen en enfiteusis de Jaime de Romaní. Janer Rabaga, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.365 n.° 6. 44 1286, junio, 7. Valencia Jaime de Romaní reconoce en enfiteusis a Guillermo Cátala. Janer Rabaga, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.365 n.° 14. 355 45 1286, junio, 8. Valencia Jaime de Romani reconoce la enfeteusis que tiene Domenéc Cátala en sus tierras de Ollería (Valencia). Janer Rabaga, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos Carp. 3.365 n.° 15. 46 1286, junio, 9. Valencia Jaime de Romani reconoce y renueva la enfiteusis que tiene Borras Steva en sus tierras de Ollería (Valencia). Janer Rabaga, notario. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.365 n.° 17. 47 1287, marzo, 22. Yalencia. Testamento del obispo de Valencia Jazperto de Botonach ante el notario Janer Rabaga. A.C.V. Perg. 5.565. REG. OLMOS CANALDA n.° 48 1288, agosto, 331. Alzira Traslado del documento por el que Jaime I hace donación a Berenguer de Tamrit de unas casas en Alzira y otros lugares. Guillém Colom es testigo. Primer notario Pere Andreu. Notario del traslado Pere de Martorell,notario de Alzira. A.H.N. Clero. Valldigna. Bernardos. Carp. 3.360 n.° 1. REG. BARRAGAN GÓMEZ, M. Doc. 10. 49 1289, enero, 27. Valencia. El rey Alfonso III concede a Janer Rabaga, notario de Valencia, 150 sueldos anuales que recibirá sobre los réditos de la bailia de dicha ciudad. A.C.A. R. 78 f. 37. REG. GALLOFRE GUINOVART, R. n.° 1.244. 50 1290, abril, 17. Valencia Apoca que Pedro de Barbera firma a favor de Janer Rabaga, notario, por la compra de unos censos. A.C.V. Perg. 4.692. REG. OLMOS CANALDA n.° 51 1290, abril, 18. Valencia Documento por el que Pedro de Barbera reconoce a Janer Ra- 356 baga, notario, las rentas de unos censos. A.C.V. Perg. 1.379. REG. OLMOS CANALDA n.° 52 1290, agosto, 8. Valencia. Alfonso III comunica al Justicia y a los Jurados de la ciudad de Valencia que no manden nada a Janer Rabaga, notario, ya que el le necesita. A.C.A. R. 81 f. 147 v. REG. GALLOFRE GUINOVART, R. n.° 1.649. 53 1291, diciembre, 10. Valencia Ramón Falcó y su mujer, María, venden a Esteve Planes un huerto que poseen en Museros. Janer Rabaga, notario. FONDO CRESPI DE VALLDAURA, n.° 4. 54 1291, diciembre, 12 Documento por el que Jaime II nombra notario de Requena a Pere Pau. A.C.A. R. 195 f. 106. 55 1292, octubre, 23. Valencia Pedro Ribalta y su mujer venden a Pedro Becep unas casas situadas en la parroquia de San Andrés de Valencia. Janer Rabaga, notario. A.R.V. Caja 3 n.° 38. 56 1295, enero, 17. Valencia. Documento dé posesión de bienes realizado por Guillém de Jaca, notario. A.P.V. Protocolo de Pedro Montull, año 1430 n.° 1.595. 57 Raimunda Aulas, hija de Bernardo Aulas, vende unas casas situadas en San Juan de la Boatella (Valencia) a Bernardo Clavell. Están sujetas a censo de Arnaldo de Monroig. Janer Rabagz, notario. A.R.V. Caja 3 n.° 42. 357 ESCRITURA: PALABRA E IMAGEN (Reflexiones sobre la cultura escrita reproducida) F. M. Gimeno Blay - J. Trenchs Odena Departamento de Paleografía Universidad de Valencia Pocas son las veces que a un paleógrafo se le presenta en una exposición una visión complessiva de la escritura, no toda ella proveniente de la misma área geográfica o del marco escriturario que en los siglos XIV y XV representó la Corona de Aragón y más concretamente la Valencia bajomedieval. Momento complejo, gráficamente hablando, donde se entrecruzaron diversas tendencias escriturarias que procedían de las distintas áreas culturales del occidente medieval europeo (1). La exposición que durante los meses de noviembre y diciembre (2) ha ocupado el magnífico marco de la Lonja de Valencia, aun sin tener la intención de ser una exposición o muestra antológica de las escrituras utilizadas en nuestras tierras durante los dos siglos que trata, ha conseguido recoger distintas escrituras que nos permiten elaborar unas consideraciones sobre los diversos niveles de uso, difusión y prestigio de las escrituras bajomedievales. Esto supone, indirectamente, interpretar un aspecto más de las sociedades pretéritas al estudiar el alcance que tenía en ellas la cultura escrita, y los comportamientos y actitudes vitales adoptados por quienes no participaron en aquélla y que en algunos casos se vieron condicionados por ella. Análisis que debe partir como primera consideración metodológica de la longue durée, según la expresión de F. Braudel. Efectivamente un estudio limitado a cada una de las piezas reproducidas sólo aportaría un conocimiento concreto de un momento de escritura, que, al mismo tiempo, impediría realizar unas consideraciones de mayor alcance, y, 359 en definitiva, adentrarnos en ese aspecto tan escasamente estudiado de la historia social que es la cultura escrita. Alejándose de unas preocupaciones altamente descriptivas, éste es uno de los intereses que anima la investigación llevada a cabo por algunos paleógrafos de nuestra universidad. Partiendo de la consideración de las escrituras en su larga duración, siempre basándonos en un preciso análisis gráfico que no tiene fin en sí mismo, nos adentramos en el estudio de la cultura escrita —tanto en las manifestaciones mayores: la erudita, como las menores: la popular— considerando, en primer lugar, la diversa competencia gráfica adquirida por los litterati de una sociedad concreta, que los testimonios, los momentos de escritura, nos permiten conocer. Por supuesto, también sabemos, que este análisis, el que parte de las formas gráficas, no supondría de ningún modo una comprensión totalizadora de la cultura escrita. Para ello deberíamos estudiar la diversa competencia textual acreditada por las fuentes tomadas en consideración. Ambos análisis preliminares desembocarían, inexorablemente, en un mayor conocimiento de la historia social y por consiguiente de las sociedades pretéritas. Hemos hablado de escritura y texto. Efectivamente la escritura fosiliza, transmite y hace perenne la palabra, la expresión oral, creando en definitiva el texto. Es una de las formas más perfectas de comunicarse, la escritura, con la colectividad de personas que integran una sociedad. Y ello porque, como afirma J. DERRIDA, l'absence appartient á la structure de toute écriture, y que comentó ampliamente A. d'HAENENS afirmando que l'lnscñption s'opére en l'absence du destinataire; la lecture, en l'absence du destinateur (3). Contrariamente la oralité implique la simultanéité, la présence «pleine»; sans support technique, le message oral est néccessairement émis en présence de l'auditeur. L'écriture, elle, comporte deux temps distincts: celui du destinateur, du producteur, du scripteur; et celui du destinataire, du consommateur, du lecteur, ... (4). La comunicación escrita, la palabra fosilizada, frente a la oralidad, presenta como característica fundamental, un deseo de duración; mediante este útil intelectual se registra algo para que permanezca en el futuro y en una colectividad determinada. Pero no agotamos aquí nuestra consideración sobre la escritura, también ella es Imagen. Sus simples formas encierran realidades sociales muy particulares y concretas. Recientemente J. E. RUIZ DOMENEC reclamaba la atención sobre este hecho en los siguientes términos: El alfabeto utilizado para describir un fenómeno —...— se llena de cargas emotivas, de imágenes extrasensoriales o de fantasmas individuales (5). Y sucede de esta forma porque su uso, la utilización que se hace de la escritura, supone entrar en contacto más o menos directamente con una forma de concebir las realidades objetivas, o como decía A. d'HAENENS: Pratiquer la relation scripturaire, c'est entrer dans 360 un univers, celui du texte et du livre; c'est adhérer á un systéme de valeurs, celui du discours muet, de l'abstraction, de l'absence, para finalizar con la afirmación de que la relation scripturaire a une dimensión imaginaire, symbolique et idéologique (6). Afirmación que indudablemente nos conduce a otro problema nuevo, el de estudiar la relación, la actividad vital, el comportamiento —en definitiva— de los hombres medievales para con esa nueva dimensión imaginaria y simbólica de la cultura escrita. Problemas metodológicos que introducen a la vieja y empírica ciencia de las escrituras en problemas conexos con la historia de las mentalidades, como pionera en los estudios dedicados al inconsciente colectivo. También ese inconsciente y su contrario, el consciente colectivo, adoptaron actitudes personales y colectivas con respecto a la cultura escrita, inaccesible en general, y en relación a sus plasmaciones concretas en la epigrafía urbana, en las filacterias de los retablos medievales, en la escritura de la cerámica, etc. La presencia pública de la escritura en la sociedad no hacía otra cosa que redistribuir y organizar las distintas realidades vitales. El hombre medieval, ilitteratus o litteratus, siempre pudo localizar tras aquellas escrituras públicas un REFERENTE, pero no un modelo teórico sino más bien un modelo de vida y de organización social que era el suyo propio. Las inscripciones públicas llevaban —sin duda— a representarse mentalmente aquellas jerarquías sociales y más concretamente a las que tenían alguna relación con la cultura escrita. Como hemos visto hasta ahora la escritura, se nos presenta con un grado polisémico de interpretación, como palabra e imagen, y en consecuencia, íntimamente relacionado con el tema propuesto por la exposición Imatge i Paraula. Pero partimos del presupuesto de que la Escritura, en su doble vertiente, no se presenta como algo esotérico, raro y difícil de comprender y cuya consecuencia lógica para el investigador del presente es intentar descifrar su contenido. Su esoterismo, rareza y dificultad de lección, como veremos más adelante, responden al desarrollo de un complejo y concreto programa iconográfico. Pero volvamos a la Escritura, en plano abstracto, y a sus concretas realizaciones: las formas gráficas. En los últimos años algunos paleógrafos han reclamado para la Escritura y sus realizaciones el mérito de ser considerada como una fuente histórica. Pero no una fuente sin más, sino un elemento privilegiado para un análisis histórico-social porque: ... ogni época ed ogni societá possono essere meglio conosciute e valutate dall'uso che fanno dello strumento «scrittura», dal modo in cui provvedono alia distribuzione sociale della 361 capacita di scrivere e di leggere, dalla funzione che attribuiscono di volta in volta ai prodotti scritti ed alie loro diverse tipologie (7). Tal aproximación historiográfica no sólo considera la escritura como el útil comunicativo que está presente en una sociedad de forma pasiva e inerte, sino más bien como el resultado de un complejo de actividades sociales y culturales (8), que ella misma en su plasmación técnica refleja como el resultado privilegiado de una colectividad. A este respecto son elocuentes los interrogantes que se formulaba K. H. BASSO y que el estudio de la escritura debería resolver. Problemas que afectan a la capacidad de escribir y a su distribución social, a la diferencia informativa transmitida por el canal de la escritura y por la oralidad, a los productores y receptores de la información, a la escritura y promoción social, al aprendizaje, a las operaciones cognoscitivas que se derivan del conocimiento y uso de la misma, y, finalmente, a la función de la escritura dentro del entramado comunicativo de una sociedad (9). Pero para que esto suceda, es decir, para que la escritura se pueda convertir en un lugar privilegiado deberemos preguntarnos qué hemos de reproducir, qué metodología hemos de seguir al seleccionar los facsímiles, y, en definitiva, qué metodología debe guiar nuestra investigación directa sobre las fuentes en los depósitos de información principales: archivos y bibliotecas (10). La exposición, que comentamos, como no estaba dedicada a la muestra gráfica al no entrar en consideraciones meramente escripturarias se ha introducido en otras cuestiones que si bien no han sido tratadas han quedado reflejadas al exponer los materiales: nos estamos, refiriendo al problema de la transmisión textual a través de la historia. Transmisión unas veces manuscrita y otras impresa (11). A pesar de este nuevo campo de análisis, que en ningún momento puede ser abordado por una exposición, y que demuestra claramente que lo que se ha pretendido en todo momento es reproducir el texto, el contenido, y no las formas gráficas, la exposición permite nuevas consideraciones sobre las diversas formas de ocupación del espacio gráfico teniendo en cuenta el contenido transmitido por cada uno de los manuscritos que tenemos a la vista. Imagen y palabra sugieren, además, contenidos y formas gráficas o, incluso mejor, a la inversa: de las formas gráficas a los contenidos y a los libros. LA PALABRA: DE LAS FORMAS GRÁFICAS AL LIBRO El complejo gráfico que aparece en la exposición —a través de 362 manuscritos originales y reproducciones— refleja la complejidad social alcanzada desde el renacimiento del siglo XII. Todas las muestras gráficas presentes son el resultado de distintos procesos de aprendizaje, de los distintos componentes de público al que están destinados los libros, y, finalmente, el resultado de la revolución gráfica e intelectual que supuso el renacimiento del siglo XV. La sociedad medieval, letrada e iletrada, sabía que entre las formas gráficas empleadas existía una jerarquía de prestigio que respondía a una determinada concepción de la vida y a una precisa y concreta organización social. El análisis de las formas gráficas reproducidas abarca un arco cronológico que iría desde los comienzos del siglo XIV (carta real dirigida a Jaime II, Archivo de la Corona de Aragón) hasta 1735 (fecha de la copia manuscrita de una de las obras de Jaume Roig). La imprenta también dejó su huella en la transmisión textual de alguno de los textos de la literatura valenciana de la época, que también comentaremos aquí. El arco cronológico considerado recoge dos ciclos de la evolución de la escritura latina: el gótico y el humanístico, tanto en manuscritos como en impresos. Ahora bien no todos los testimonios que acreditan su existencia pertenecieron al área gráfica de la Corona de Aragón por lo que a su redacción o escrituración se refiere: es el caso de la «bastarda» típicamente francesa del Román de la Rose de Guillaume de Lorris y la «antiqua» empleada en las Opera de Publio Virgilio. El panorama gráfico se completaría con el uso de las Capitales romanas, de imitación, en el fresco de la Adoración de los Reyes de Nicolau Florentí y en la escalera de subida al coro de la Iglesia Arciprestal de Morella. Pero analicemos cada uno de los tipos escriturarios, teniendo en cuenta el ambiente social y el público al que estaban destinados los distintos testimonios gráficos. El primer período escriturario que queda reflejado es el gótico, del que señalaremos varias subdivisiones atendiendo a la antigüedad y al prestigio de los tipos representados. Aludiremos al más antiguo que comúnmente se designa como Textual, en sus dos variantes, FRACTURADA o QUEBRADA, según los distintos tratadistas, y REDONDA (12), caracterizada porque la rotura de las curvas propia de la gótica en general, se ve atenuada por un aspecto redondeado que siempre deja traslucir el queoramiento característico gótico. Las góticas textuales han constituido, generalmente, el útil por excelencia para la transmisión de la cultura escrita universitaria y eclesiástica medieval, y quizá fuera esa la causa de la duración de estas formas gráficas desde el siglo XII hasta bien entrada la imprenta (13). Se convertirían, de esta forma, en las representantes de la cultura eru- 363 dita e intelectual. La exposición nos mostraba estos tipos: en el Llibre Coral del siglo XV de la Catedral de Valencia; en el libro que la Virgen tiene abierto sobre su oratorio en la Anunciación del Maestro de Bonastre y también allí mismo en la filacteria que une las dos tablas mediante «Ave María (...) plena domlnus tecum»; en el socorrat de Paterna con la leyenda: «Ay amor», en la cual las tres letras finales presentan una caligrafía de referente textual fácilmente reconocible —aunque el instrumento escriturario sea un pincel— y, sin embargo, en la parte inicial no se puede discernir tan fácilmente el modelo imitado que puede proceder del campo documental; otras representaciones iconográficas también nos muestran el tipo gótico textual: la danza de la muerte del monasterio de San Francisco de Morella; el INRI del retablo de la Santa Cruz, donde incluso el signo abreviativo y los puntos que aparecen entre las letras son una perfecta imitación de los modelos librarios; y las filacterias —casi imperceptibles en la reproducción— que aparecen en el Retablo de san Miguel del Mestre de Puigmarin en la Catedral de Murcia. La serie de las góticas textuales se finaliza con el missal de santa Eulalia, el Dotzé del Crestiá de F. Eiximenis y el libro del Consolat de Mar (14), representado aquí por una miniatura del mismo. La relación de muestras que hemos hecho sugiere algunos interrogantes teniendo en cuenta la afirmación hecha de que las textuales estaban ligadas a la cultura universitaria y eclesiástica, y en consecuencia preguntamos por qué emplean este tipo el Dofzé de Eiximenis, el socorrat de Paterna y la dansa de la Mort. La generalización hecha al principio nos obliga a reconsiderar otras posibilidades de utilización de este tipo gráfico. En el caso del Llibre del Consolat se podría explicar su uso porque esta recopilación es un cuerpo de derecho y posiblemente son los destinatarios que encargan la confección material del libro, quienes piden que se utilice este tipo gráfico. Del mismo modo sucedería con el Dotzé del Crestiá de F. Eiximenis, cuando la mayoría de los manuscritos de las obras de este autor nos presentan una minúscula cancilleresca o solución bastarda intermedia y local de la bastarda francesa (15). Otras serían las explicaciones hipotéticas que aclararían el uso de las textuales en el socarrat y en la dansa de la mort, comentarios que reservaremos para el apartado dedicado a la imatge. La importancia y prestigio alcanzado por este tipo gráfico sobrevivió en el tiempo y ello lo demuestra su utilización en la imprenta (en el incunable del Dotzé del Crestiá de 1484; en el Cartoixá de 1495 y todavía en un impreso de Jaume Roig de 1531) y la constitución de sus tipos en modelos a imitar sobre todo para los títulos o parcelaciones de un determinado texto escrito (ms. con poemas de Ausiás Marc y otros). Su empleo produce un efecto estético que establece una jerarquía gráfica de la página mediante distintos procedimientos: por medio de una ma- 364 yor intensidad de tinta en el incunable del Crestiá; por medio de letras decoradas o simplemente coloreadas (ms. 17 Bibl. Univ. Barcelona, Antoni CANALS: Scipió e Aníbal) o mediante el uso de calderones y figuras similares a la rucha que separa la rúbrica del texto (ms. 991, fol. 120 del Scipió e Aníbal, de Antoni CANALS. Biblioteca de Catalunya). Frente a este compacto y amplio grupo de las textuales aparecen, siempre en el ciclo gótico, la bastarda francesa, como nos lo muestra el Román de la Rose, y la minúscula cancilleresca italiana, o nuestra solución particular de la Corona de Aragón, particular ejecución causada por la convergencia gráfica aviñonesa de principios del trescientos como muestra el Raonament d'Avinyó de Arnau de Vilanova. Contrariamente al grupo de las Textuales, la minuscola cancelleresca, nella fase della sua massima espansione (che corrisponde, cronológicamente, al secólo XIV) fu, oltre che scrittura della documentazione privata e pubblica, anche scrittura usuale di notai, giuristi, uomini politici, ecclesiastici, letterati e ceto alto borghese in genere (esclusi mercanti ed artigiani). Divenne perció anche scrittura libraría, ed in particolare la scrittura per eccellenza di quei testi che non appartenevano né alia cultura eclesiástica, né a quella universitaria (...), cioé di quei testi in volgare... (16). La participación en la cultura escrita por parte de aquellas personas que no procedían de ambientes universitarios y eclesiásticos originaría el uso de la minúscula cancilleresca o bastarda en campo librario, porque la formación gráfica de todo este amplio grupo, que enumeraba A. Petrucci, se afectuaba a partir de la minúscula cancilleresca de uso documental. Conocidos los rudimentos gráficos básicos de la lengua escrita estas formas sólo requerían para ser usadas en el ambiente librario recibir las características propias de la fuente a la que iban destinadas: los libros. Giorgio Cencetti las definía como: espaciamiento de las letras, armonía de las dimensiones, regularidad en la alineación, exactitud del trazado, ..., etc. (17). Ahora bien, aún cuando podamos generalizar el fenómeno a gran parte del occidente europeo, sin embargo cada zona gráfica adoptó su norma, su tipo más o menos canonizado. Los escritorios franceses generaron la Bastarda, como lo demuestra el Román dé la Rose de Guillaume de Lorris. Escritura que se caracteriza por el acabado en punta de los caídos de las letras F, P, Q. S y la inclinación de estas mismas astas hacia la derecha, inclinación que no presentan los manuscritos alemanes con el mismo tipo gráfico. Particular interés reviste en esta escritura la solución adoptada por la de procedencia uncial (18). El traspaso de la escritura minúscula cancilleresca de campo documental se podía observar al comparar atentamente la carta dirigida a Jaime II (ACÁ, 4182, Jaime II. Cartes Reials. Repr. panel exposición n.° 365 2, rep. 1) y la reproducción del folio 30 del Raonament d'Avinyó de Arnau de Vilanova. En ambos casos predomina como característica fundamental el contraste entre el cuerpo pequeño de las letras y a los alzados y caídos de las mismas. Frente a un caja de escritura estrecha, perfectamente alineada, aparecen unos amplios espacios blancos interlineares en los cuales se alojan perfectamente los alzados y caídos prolongados, destacando especialmente el de la «g» minúscula. También se presentan, en algunas letras de alzado, la «banderola» o triángulo que caracteriza a estas escrituras. La minúscula cancilleresca, en campo librario, hizo fortuna en nuestras tierras y con ella se escribieron muchos de los códices en catalán, obras de creación, traducciones, etc. Deberán exceptuarse, sin embargo todos aquellos casos en los que quien hacía el encargo de copia de un libro exigiera un tipo determinado, como el caso comentado del Dotzé del Crestiá de Eiximenis. Convendría dar un salto geográfico para explicar la presencia en la exposición de manuscritos en Antigua. Nos referimos al manuscrito que contiene las Opera de Publio Virgilio. La escritura documentada por este manuscrito no es una escritura procedente del área peninsular de la Corona de Aragón. Su existencia se debe a la actividad de un grupo de humanistas italianos, que comenzando por F. Petrarca atacaron el esquema gráfico gótico por lo que tenía de incomprensible para ellos. La búsqueda obstinada de manuscritos, que ellos pensaban de época clásica, les llevó a alabar e incluso imitar las grafías de los manuscritos de época Carolina designándolas con el calificativo óeAntiqua. Esto no quiere decir que los escribanos de estas tierras no emplearan este tipo de escritura cuando fueron trasplantados a Italia. Entre otros ejemplos cabe citar a G. Altadell, Bernat Anát Andór, Gaspar Peiró, Tomás d'Olessa y Bertomeu Miquel (19). No es este el lugar para hacer una valoración del alcance que tuvo la revitalización de la cultura clásica y de la revolución gráfica operada durante el renacimiento italiano ya que otros autores se han preocupado ya de este problema (20). A nosotros nos interesaba este aspecto solamente para situar el comienzo de difusión y consiguiente utilización del segundo ciclo de la escritura latina que antes anunciábamos: la humanística (21). La reducción y agrupación de manuscritos en torno a unas nomenclaturas preestablecidas entraña ciertas dificultades porque, como en el caso que tratamos, no sirven para establecer una evolución gráfica ni mucho menos para conocer las herencias escriturarias. El problema es mayor aquí porque la Humanística, que ha sido estudiada para Italia, Alemania, ..., no ha sido tratada respecto a España y mucho menos para la Corona de Aragón. Ante ello y contando con las reproducciones debemos preguntarnos si la tendencia hacia formas redondeadas en la Corona de Aragón fue una evolución normal que coincidió en el tiempo 366 con la efectuada en otros países o si se debieron, más bien, a la imitación de modelos documentales que circularon tempranamente en nuestras tierras. Podemos afirmar con certeza que existía en nuestras tierras un filón semigótico a finales del siglo XIV y durante los primeros años del XV que posiblemente permitiera la rápida adopción de formas próximas a la humanística (22). Ahora bien esa rápida recepción de formas redondeadas y la parcial desaparición de los contrastes de trazos propios de la gótica, no fue óbice para que se mantuvieran algunos elementos de las precedentes bastardas lo cual justificaría hasta cierto punto que casi todas las formas humanísticas empleadas son de referente documental y bien distintas de la antiqua del manuscrito de las Opera de P. Virgilio. Lo cual no sería sino la perpetuación de la situación gráfica anterior y la división que hemos establecido entre texto transmitido y formas gráficas empleadas. Para finalizar el panorama gráfico descrito hasta este momento sólo nos falta comentar el uso de escrituras capitales en la iconografía. Estas formas gráficas tan sólo están representadas en la orla que enmarca la Adoración de los Reyes de Nicolau Florentí (Museo Catedral de Valencia) y en la escalera del coro de la arciprestal de Morella: «anuntio vobis gaudium» acompañando a la escena de los pastores anunciando el nacimiento de Jesucristo. La presencia de estas escrituras decorativas supone la revitalización de las formas clásicas romanas y el paulatino desplazamiento de las góticas epigráficas. El prestigio alcanzado por las romanas, junto al ambiente renacentista en el que se produce su revitalización son las causas que provocarían la suplantación de las góticas epigráficas. La combinación escritura y pensamiento conduce definitivamente al texto, y, en consecuencia, al documento en forma epistolar, y al libro como productos acabados. Todos los materiales manuscritos expuestos nos han proporcionado también elementos relativos a la forma de ocupación del espacio gráfico o disposición de determinados contenidos, siempre teniendo en cuenta tradiciones escriturarias diversas, funcionalidad de los mismos productos, modalidades de lectura, etc. (23). Destacan entre todos los manuscritos los que presentan una colección poemática. La forma de impaginazione es el uso de estrofas de ocho versos, separados en dos hemistiquios por medio de una cesura representada por una línea inclinada. Las estrofas están separadas por un espacio blanco interlinear, más o menos equivalente a dos versos. Algunos de los manuscritos incluidos en este grupo presentan en su margen derecho las iniciales de cada verso separadas y decoradas, como el Canqoner de Zaragoza, tímido recuerdo de las utilizadas en el manuscrito del Román de la Rose. Otros, por el contrario, tan sólo presentan la inicial separada sin ningún tipo de decoración. Esta estructura y disposición del espacio gráfico se rompe cuando es preciso registrar también al autor intelectual de la obra literaria o indicar la 367 «tornada», en cuyo caso se utilizan minúsculas agrandadas de referente gótico textual. Distinta es la forma de ocupación gráfica en el Dotzé del Crestiá, a doble columna; en el Coral, con la miniatura de San Esteban, de la Catedral de Valencia, de grandes dimensiones condicionadas por una lectura comunitaria; o en las Opera, de P. Virgilio, el ñaonament d'Avinyó de Arnau de Vilanova, el Scipió e Aníbal de Antoni Cañáis, que se presentan a línea tirada. El resultado final será la presencia de la escritura (en sus formas realizadas) y del libro como imágenes y símbolos culturales privilegiados en la vida urbana de la Valencia de los siglos XIV y XV, y nos atreveríamos incluso a afirmar del Occidente bajo-medieval (24). LA IMAGEN: REPRESENTACIÓN Y SIMBOLISMO «Per comprendere II valore di un' iscrizione nella societá antica —e soprattutto in quella romana— bisogna scoprire i sentimenti e i significati, consapevoli e inconsci, che la scrittura suscitó sia in chi la sapeva leggere sia in chi la considerava senza compitarla, dai tempi della prima alfabetizzazione sino alia tarda antichitá» (25). La afirmación propuesta por G. C. SUSINI con respecto a la escritura pública en el mundo romano es muy interesante para el aspecto que queremos tratar en este apartado. Para comprender la «IMATGE» que pudo representar la escritura en la baja edad media es preciso, en primer lugar, descubrir —como afirma Susini—los sentimientos y significados que la sociedad medieval atribuía a la escritura. Detrás de cualquier representación de la cultura escrita siempre encontramos el mismo referente: una sociedad cristiana en la que el grupo de los «Oratores» aparecía socialmente diferenciado. También la exposición que hemos comentado a lo largo del presente trabajo, ha tratado de forma indirecta la situación de la IMATGE de la cultura escrita. Son muchos los retablos medievales que nos presentan el libro o la simple escritura. Creemos oportuno, antes de introducirnos en el análisis funcional e interpretativo de estos programas iconográficos, estudiar cuáles fueron los tipos gráficos representados en la baja edad media valenciana, a tenor de las pinturas reproducidas. En un nivel descriptivo comentaríamos que la cultura escrita se halla representada en dos niveles: la escritura —el texto recordatorio— y el libro. Por lo que respecta a la primera nos encontramos siempre con las escrituras gótico-textuales, excepto en el caso de los productos artísticos tardíos —de la segunda mitad del siglo XV— que representan la revitalización de las formas clásicas romanas (escaleras del coro de 368 Morella; cenefa de la Adoración de los reyes de Nicolau Florentí y, finalmente, el ribete con capiteles que presenta el manto de la Virgen en la Anunciación del Maestro de Bonastre). La conjunción de ambas en un mismo espacio pictórico-comunicativo (especialmente en la Anunciación del Maestro de Bonastre) deja traslucir una situación confusa de multigrafismo relativo, donde la imitación de capitales de impronta romana comienzan a desplazar y ocupar el espacio gráfico de representación que durante la baja edad media había ocupado el alfabeto mayúsculo gótico, tipo gráfico, este último, que se había conseguido gracias al redoblamiento de unos trazos y al recurvamiento de otros sobre bases capitales y unciales (26). La situación de multigrafismo relativo desorganizado, de un primer momento, que acabará adoptando las formas capitales en inscripciones públicas, se ve acompañado, asimismo, en la representación por un multigrafismo absoluto, como lo evidencia uno de los paneles del Retablo de St. Esteve del siglo XIV, donde aparecen unos libros abiertos escritos en hebreo (?). La iluminación que el Espíritu Santo ejerce sobre el personaje central lleva a las personas que participan en la escena a destruir los textos escritos en la misma escritura y lengua lo cual supone la afirmación de la cultura latino-cristiana. Todavía nos proporcionan los retablos medievales algunos detalles sobre el formato de los libros, su encuademación, etc. De todos ellos, sólo uno se presenta abierto y escrito: concretamente en la Anunciación del Maestro de Bonastre, y siguiendo la jerarquía gráfica bajomedieval su escritura es una gótica textual, que como hemos anunciado anteriormente constituye la escritura por excelencia de la transmisión de la cultura eclesiástica. Pero, intentemos, ahora, comprender el por qué de todos estos mensajes de la pintura medieval. Aun a riesgo de caer en una generalización banal podemos afirmar que las pinturas con escrituras y libros se incluyen en una époque, según Jean-Claude SCHMITT, oü l'Eglise se préoccupe de mieux étre comprise des masses qu'elle entreprend de convertir, spécialement dans les villes: il lui tallan annoncer la Vérité du Christ, taire admettre la morale chrétienne —...—, tout en adaptant son prope systéme de valeurs aux nouvelles données sociales: elle devait reconnaitre enfin le role joué par les laisc dans la société (27). El ambiente descrito por J. C. Schmitt como una de las causas que influirían en un mayor desarrollo de la predicación durante la baja edad media también serviría para explicar la imagen de la cultura escrita, unida a temas religiosos, porque su presencia en cualquier ámbito social —bien sea rural o urbano— se puede interpretar como una forma 369 más de predicación: la visión contemplativa y su derivación en el recuerdo. Pero la presencia de la escritura pública en la vida urbana no sólo sería el efecto, o la consecuencia, de una evangelización/alfabetización controlada por parte de la Iglesia. Existieron otros muchos factores que influyeron en la presencia cada vez más importante de la escritura en los ambientes urbanos sobre todo, entre los cuales no hay que olvidar la nueva estructuración urbanística de las ciudades y un mayor índice de alfabetización entre sus habitantes (28). Pero debemos descartar el estudio de la epigrafía urbana, de los graffitti, affiches, etc. para centrarnos única y exclusivamente en la escritura de los retablos, porque ella por sí misma es capaz de permitirnos un análisis parcial y concreto, y también porque de esta forma nos mantenemos dentro de los materiales reproducidos en la exposición. Al principio de este trabajo aludíamos a la relación con la ausencia que supone todo texto escrito siguiendo a J. Derrida. Además de la presencia de la ausencia la escritura también es representación, como decía A. d'Hasnens porque: L'Écriture alphabétique représente les choses par des signes. Elle est représentation abstraite et muette, abrégée et miniaturisée (29). Ambos factores —la ausencia y la representación abstracta, muda y miniaturizada— son fundamentales para la comprensión de la imagen que representó la iconografía de la escritura en la sociedad medieval. La estructura de la ausencia se establece entre el pintor o su taller y el público al que va dirigido. Entre pintor y lector existe una diferencia espacio-temporal que es suplida por la imagen; esta consigue perpetuar a pesar de ese espacio-tiempo un referente concreto y determinado que se materializa en la existencia de un modelo social. Y también aquellas filacterias son representaciones abstractas, abreviadas, porque tan sólo expresan frases memorables, concretas, pasajes bíblicos, etc., que actuarían como acicate de la memoria entre el público alfabetizado y el analfabeto. Faltaría conocer ahora cómo se transmitía a la colectividad y, en definitiva, cómo actuaría el mensaje sobre la población. De cómo se produjera este fenómeno dependería la actitud de la población a la que se dirigían los textos escritos. Atendiendo a la clásica división de la sociedad en alfabetizados y analfabetos, creemos que los canales de circulación del mensaje escrito presentaron dos modalidades. Para el alfabetizado, litteratus en general, aquella escritura era símbolo y texto. Como símbolo, la identificó rápidamente con la cultura eclesiástica, porque, según hemos anunciado anteriormente, se materializaban sus textos con las formas textuales. A ello contribuyó el hecho de que esas frases, siempre se presentaban junto a imágenes religiosas. Como texto le sirvió para re- 370 cordar situaciones objetivas en las que había oído predicaciones sobre asuntos parecidos, o en las que él mismo había leído libros que le presentaban contenidos semejantes, lo cual no es de extrañar porque existen tratados de predicación donde los temas están ordenados alfabéticamente (30). En el caso del Art abreujada de predicado de Ramón Llull (31) es la asignación de unos valores a las letras del alfabeto y su combinación nemotécnica la que permitió a cualquier predicador hablar de un tema determinado según la fiesta o el día de celebración en el que él debía transmitir unos pensamientos. Todo ello se producía de esta forma porque la Escritura apparait comme un substitutif degradé de la parole (32) y también porque la escritura se presenta en la religión cristiana comme support de la relation á l'Absolu (33). El segundo canal al que hacíamos referencia se presentaba cuando el lector-receptor del mensaje era un analfabeto. Para éste el mensaje, las letras, sólo eran un símbolo. Al no entender el lenguaje escrito, su comprensión sólo era posible si intervenía un intermediario cultural, es decir, sólo sería comprensible cuando el intermediario transmitiera con sus comentarios el mensaje contenido en aquel texto. De esta forma la escritura, como sustituto de la palabra, se convertía en palabra y hacía circular el mensaje transmitido por el canal de la oralitá-auralitá (34). La lectura que el intermediario efectuaba ante el público analfabeto reunido en torno a la escritura producía varios efectos, tal vez inconscientes. Servía para que los analfabetos aprendieran a leer un determinado texto que les proporcionaba el recuerdo de imágenes comunes producidas por la evangelización/alfabetización a la que antes aludíamos. El analfabeto, a diferencia del alfabetizado, no era capaz de identificar por medio de una imagen a la cultura eclesiástica. Su mente, mucho menos relacionada con la cultura escrita, le reproducía situaciones de dominio de ésta sobre su medio de comunicación natural: la oralidad. Le podían recordar, a lo sumo, lugares comunes y realidades subjetivas que a él mismo le habían administrado los predicadores. Sirva de ejemplo el retablo de la Santa Cruz, en el cual el pintor al dibujar sobre la cruz la palabra INRI ha utilizado como signos abreviativos trazos similares a los clavos, que en todo momento ayudarían a reforzar en la mente de los observadores la idea de la Crucifixión. En consecuencia podemos decir que la imagen que produce el símbolo escrito en el analfabeto es difusa y nada concreta. Distinto es el caso de las personas alfabetizadas, las cuales rápidamente adscribían aquellas formas a la cultura escrita eclesiástica. Pero la representación de la escritura en las sociedades medievales no agota aquí sus posibilidades simbólicas. Las formas gráficas se enmarcan en un todo, en un universo interpretativo más complejo que es el constituido por el libro. El uso de la escritura significa el adhérer á un systéme de valeurs, celui du discours muet, de l'abstraction, de l'absence (35) y sobre todo en una sociedad, la bajomedieval, que andaba sempre piú organizzando le sue gerarchie secondo paradigmi di 371 cultura meramente «testuale» (36) porque esa misma estructura social, y más concretamente la religión cristiana, estaba presidida por el libro por excelencia: la Biblia. Pero tal vez haya que precisar que el Libro, en épocas de escasa alfabetización se presenta y se interpreta como la verdad absoluta, y como la objetivación máxima alcanzada por el pensamiento humano. Es por tanto el mayor cúmulo de sabiduría y de ciencia (37). En el caso de la Biblia aparece aquí como la expresión máxima de la voluntad divina porque, como afirmaba S. Pablo en su epístola segunda a Timoteo, Toda escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir y para educar en la justicia... (38). De esta forma la representación iconográfica de la escritura quedaba totalmente justificada, porque la imagen que se desprendía de su visión era siempre la misma, Dios a través de los libros y del grupo de los eclesiásticos a cuyas representaciones acompañaba en algunos casos ya que eran ellos los únicos que tenían la capacidad de interpretar las SAGRADAS ESCRITURAS. El libro es, según J. FERRANDO ROIG, común a los Apóstoles, Evangelistas, doctores y escritores eclesiásticos (39). Sobre la posición en la que aparece, abierto o cerrado, se han dado diferentes interpretaciones. Para unos Un livre fermé signifie la matiére vierge. Est-il ouvert, la matiére est fécondée. Fermé le livre conserve son secret. Ouvert le contenu est saisi par celui qui le scrute (40). Refiriéndose a las imágenes de los libros reproducidos en las metopas del templo de San Pietro in Montorio a Roma de Donato Bramante, A. Petrucci nos decía: La contrapposizione tra la forma aperta e quella chiusa richiama antiche tematiche paleocristiane ed altomedievali, ma l'esaltazione del libro come strumento della religione e del pontificato romano sottolinea /'ideología di un Rinascimento interpretato nella sua prospettiva cristiana e romana (41). No importa tanto el análisis descriptivo de las formas de representar el libro —abierto o cerrado— como el contenido simbólico que desprende de su presencia. La presencia del libro significa la exaltación y en definitiva la primicia y preeminencia de la cultura escrita —en su manifestación más perfecta— sobre cualquier otro tipo de comunicación para el círculo que crea esta imaginería, teniendo presente que la cultura escrita por excelencia es la eclesiástica, precisamente porque es la que mayor difusión y raigambre ha tenido en las sociedades medievales y también porque, como afirma G. CARDONA, Attraverso la lingua scritta e il médium della scrittura passano, nozioni, credenze, sistemi di pensiero e dottrine religiose, y es precisamente por ello por lo que la posesión, como inteligencia de la cultura escrita,... concorre a dar un'autoritá particolare a chi detiene la scrittura in una societá in cui essa non sia un'acquisizione genérale (42). De esta forma se explicaría la posición defendida por San Agustín cuando él mismo se presenta 372 diciendo: Je suis votre codex, votre écriture (43) y quedaría legitimada y justificada teóricamente la presencia del libro en la sociedad medieval, y siempre entre las manos de los eclesiásticos como únicos intérpretes de los libros religiosos. En definitiva, este orden jerárquico de los símbolos visivos, que vienen representados por la escritura y el libro, reclama y conduce sensorialmente hacia un conocimiento determinado y concreto que objetivaría el libro: la Biblia y que daría a conocer la Iglesia, a través de la predicación y de la oración y, en consecuencia, a través de la evangelización/alfabetización. Conocimiento e imágenes de realidades subjetivas que en ningún momento puede alcanzar el pueblo si no es a través de la interpretación y consecuente predicación por parte de los Oratores. La comunicación también se establecería aquí de la misma forma que hemos comentado en el caso de las escrituras de los retablos. El canal estaría constituido por las siguientes fases: oralitá-scrittura-auralitá (44), que S. Agustín justificaba plenamente con la frase citada anteriormente. La solución a toda la jerarquía visiva y simbólica que hemos comentado hasta aquí podíamos resumirla en: libro-oratores-iglesia. El libro como el instrumento privilegiado de la religión, en la medida en que es el representante máximo, simbólicamente, de la cultura eclesiástica, pero al mismo tiempo como estructura material, perfecta y acabada, se convierte en el lugar óptimo para la conservación, permanencia y transmisión de unos conocimientos hacia el futuro. Pero en un futuro ilimitado, porque los distintos mecanismos de transmisión, manuscrito e impreso, asegurarán su pervicencia mientras la humanidad exista. Pero el libro no es solamente el lugar de conservación. También se presenta, en su forma acabada y perfecta, como una forma de recuerdo y de activación de la memoria, de una memoria selectiva que excluye unas realidades sociales al hacer predominar el libro y en consecuencia a la cultura escrita (45). El efecto de memorización se ha conseguido porque el libro —al igual que sucedía con la escritura— es, según A. d'Haenens: excédent et supplément. Será EXCEDENTE porque excede l'espace et le temps de sa production: en fixant l'énoncé verbal sur un support matériel objectif; en le transforment el objet d'échange; en étendant le champ de la communication órale et gestuale, y será SUPLEMENTO en la medida que supplée réguliérement la présence; elle repare et modifie la présence; elle reduit les dimensions de la présence dans son signe (46). La cualidad - de Excedente y Suplemento la adquieren la Escritura y el Libro porque siempre, en definitiva, queda el texto, la realidad objetiva interpretable, que aparece por encima del espacio y de cualquier otro tipo de duración temporal. Nos preguntamos si esta permanencia y el hecho de que siempre se mantenga por encima de todas estas reali- 373 dades objetivadas evoque la domination de l'Église sur les dimensions de l'espace et du temps (47), cuestión interesantísima que convendría desarrollar. EPILOGO Limitarnos a esta visión del uso, funcionalidad y difusión de la escritura en la sociedad bajomedieval, sería quedarnos simplemente en comentar el uso institucional de este útil intelectual por excelencia que es la escritura. Algunos de los aspectos tratados por la exposición quedaron registrados por la escritura: la aventura, el amor, etc. Pero su registro escrito no se debe única y exclusivamente a las personas, digamos cultas de aquella sociedad, sino también a las clases subalternas de la misma que comenzaron a apropiarse durante la baja edad media de la escritura necesaria para gestionar sus propios asuntos. Los mercaderes, tenderos, botiguers, speciers, etc., son elementos importantes a considerar en el estudio del uso social de la escritura. La consideración, en campo gráfico, de estos amplios sectores comporta siempre un aumento cualitativo para cualquier estudio de la escritura porque también la escritura, como IMATGE i PA'RAULA, significó para estos aprendices —nuevos alfabetizados— un tabú, un elemento reverenciado y temido, una aspiración en su vida, una necesidad a veces inalcanzable, sabiendo, además, que su inmersión en el círculo de la prestigiosa «Cultura Escrita» podía derivar en un cierto ascenso y promoción social (48). 374 NOTAS (1) Una exposición de esta situación gráfica, en campo documental, puede consultarse en GIMENO BLAY, F. M., La escritura gótica en el País Valenciano después de la conquista del siglo XIII. Valencia, Departamento de Paleografía, 1985; y también en un trabajo nuestro posterior: F. M. GIMENO - J. TRENCHS, La escritura medieval en la Corona de Aragón (1137-1500). «Paleografía III. Curso de Estudios Universitarios Castelló-Benassal, junio 1985» (en prensa), donde se analizan todas las tendencias gráficas que afectaron a la Corona de Aragón durante la baja edad media, tanto en el campo documental como en el librario. (2) Cfr. Imatge i Paraula ais segles XIV - XV. Llotja de Valencia, novembre-desembre, 1985. Valencia, Diputació Provincial, 1985. (3) Cfr. HAENENS, A. d', Écrire, utiliser et conserver des textes pendant 1.500 ans: la rélation occidentale á l'écriture. SCRITTURA E CIVILTÁ, Vil (1983), pp. 225-260. La cita esté tomada de las pp. 227-228. (4) Ibidem. (5) Cfr. RUIZ DOMENEC, J. E„ La memoria de los feudales. Barcelona, 1984, p. 16. (6) Cfr. HAENENS, A. d' Écrire, utiliser et conserver, p. 242. (7) Cfr. Scrittura e Popólo nella Roma Barocca, 1585-1721. A cura di Armando PETRUCCI. Roma, 1982. La cita está tomada de la introducción explicativa de Petrucci, Quesfa mostra, p. 9. Recientemente A. BARTOLI LANG.ELI en la introducción al «convegno» PALEOGRAFÍA, DIPLOMÁTICA, CODICOLOGIA E STORIA SOCIALE, finalizaba su intervención de la siguiente manera: ... ma utilizzare i propi oggetti specifici come privilegian punti di osservazione per conoscere e far conoscere, capire e far capire una societá, l'uomo in societá, l'uomo in relazione. Perché lo sonó, punti di osservazione privilegiata, e propio le nostre discipline lo hanno dimostrato. Cfr. BARTOLI LANGELI, A., Introduzione, a «PALEOGRAFÍA DIPLOMÁTICA CODICOLOGIA E STORIA SOCIALE». II Convegno Associazione italiana dei paleografi e diplomatisti. Perugia, 28-30 marzo, 1985. Perugia, 1985, p. 15. (8) Cfr. la definición de SCRITTURA propuesta por A BARTOLI LANGELI en Ancora su paleografie e storia delta scrittura: A proposito di un convegno perugino. SCRITTURA E CIVILTA, II (1978) p. 281. (9) Cfr. K. H. BASSO, The Ethonography of Writing, en «Explorations in the Ethnography of Speaking» ed. por R. BAUMAN y J. SHERZER, Londres 1974, pp. 425-432. El fragmento comentado está sacado de las páginas 431-432, según CARDONA, G. R. Sull'Etnografia della Scrittura. SCRITTURA E CIVILTA, I (1977), p. 217. (10) Planteamientos metodológicos parecidos se podrán encontrar en GIMENO BLAY, F. M., La escritura gótica en el País Valenciano, y especialmente en el capítulo titulado «La escrituralidad valenciana bajomedieval: muestras para su estudio», pp. 113-120. 375 (11) No es nuestra intención entrar aquí en la consideración de la diversa transmisión textual de las obras de los autores representados en la Exposición. Por eso remitimos a la parte final del catalogo porque en él el lector interesado encontrará obras de referencia que le acercarán a las fuentes de la literatura que estuvo presente en la Imatge i Paraula (Cfr. Imatge i Paraula ais segles XIV - XV, cit). (12) Cfr. las colecciones de facsímiles siguientes: CROUS, E. - KIRCHNER, J., Die gotischen Schriftarten. Zweite Auflage. Würzburg, Fránkische Gesellschaftsdruckerei, 1970; KIRCHNER, I. Scriptura Gothica Librarla. A saeculo XII usque ad finem medii aevi LXXXVII imaginibus illustrata. Monachii et Vindobonae, in aedibus Rudolfi Oldenbourg, M.DCCCC LXVII; CANELLAS, A., Exempla Scrípturarum Latinarum. In usum scholarum. Pars Prior, Editio iterata Caesaraugustae, MDCCCCLXXIIII. Pars Altera, Caesaraugustae, MDCCCCLXXllll; y MAZAL, D. Buchkuntst der Gotik. Graz-Austria, Akademische Druck— und Verlagsanstalt, 1975. (13) Sobre el uso de la escritura gótica en los primeros tiempos de la imprenta cfr. el volumen: Historia de la imprenta hispana. Madrid, Editora Nacional, 1982, y también los facsímiles reproducidos por A. MILLARES CARLO en su Introducción a la historia del libro y de las bibliotecas. México, Fondo de Cultura Económica, 1971. (14) Las miniaturas de este manuscrito fueron estudiadas por A. VILLALBA DAVALOS, La Miniatura valenciana en los siglos XIV y XV. Valencia, Institución Alfonso el Magnánimo, 1964; cfr. especialmente las reproducciones 22 a 26. (15) Cfr. Biblioteca Universitaria de Valencia, mss. 209, 214 y 576. También CANELLAS reproducía en sus Exempla, Pars Altera un fragmento del ms. Scala Dei de Eiximenis, facsímil n.° LIX. (16) Cfr. PETRUCCI, A., Lezioni di storia della scríttura latina. Corso Istituzionale di Paleografía. Roma, II Bagatto, ristampa 1985; p. 102. (17) Cfr. CENCETTI, G. Lineamenti di storia della scríttura latina. Bologna, 1954; p. 55. (18) Sobre la Bastarda deberán consultarse: BAUDIN, F„ Les écrítures bátardes. Les Beaux-Arts. Numero spéc. 1959. Recensionado en SCRIPTORIUM, XVII (1963), y también el trabajo de P. SPUNAR: L'évolution et la fonction de la bátarde en Bohéme et Pologne. STUDIA ZRODLOZNAWCZE. Comentations VI (Warszawa-Poznán, 1961) pp. 1-19. Sobre las distintas modalidades adoptadas por la bastarda en las diversas áreas geográficas europeas deberán consultarse además los facsímiles reproducidos en E. CROUS - J. KIRCHNER, Die gotischen Schriftarten, KIRCHNER, I. Scriptura Gothica Libraría, y O. MAZAL, Buchkunst der Gotik. También puede estudiarse el uso documental de las bastardas en: Die Fürstenkanzlei des Mittelalters. Anfange Weltlicher und geistlicher Zentralverwaltung in Bayern. Ausstellung des Bayerischen Hauptstaatsarchivs anlásslich des VI. Internationalen Kongresses für Diplomatik. München, 25. Oktober-18. Dezember, 1983. München, 1983. Una completa visión de los facsímiles existentes para el estudio de esta escritura se podrá localizar en BOYLE, L E. Medieval Latín Palaeography. A bibliographical introduction. Toronto, University Press, 1984, pp. 1975 y ss. Una lista detallada de todos los manuales de paleografía que proporcionan información sobre este tipo gráfico puede consultarse en GIMENO BLAY, F. M., La Escritura Gótica, pp. 105-106. (19) Una amplia información sobre este tema podrá localizarse en CANELLAS, A. TRENCHS, J., Cancillería y Cultura: La cultura de los escribanos y notarios de la Corona de Aragón (1344-1479) (en prensa) y especialmente el capítulo titulado: «Los humanistas de la corte napolitana». (20) Cfr. ULLMAN, B. L The Origin and Development ot Humanistic Scrípt. Roma, Edizioni di Storia e Letteratura, 1960. Una amplia lista de la bibliografía existente sobre la escritura humanística podrá localizarse en P. SUPINO MARTINI, Nota Bibliográfica, publicada como apéndice de G. CENCETTI, Paleografía Latina, Roma, Jouvence, 1978; pp. 188190. (21) Para el estudio de la humanística en la Península Ibérica sólo disponemos de las noticias facilitadas por los manuales clásicos de la paleografía española. Por ello sólo recogemos el último aparecido: MILLARES CARLO, A. Tratado de Paleografía Española. Con la colaboración de J. M. RUIZ ASENCIO. 3.a ed. Madrid, Espasa Calpe, 1963. (22) Cfr. ARIENZO, L. d', Alcune considerazioni sul passaggio dalla scríttura gótica all'umanistíca nella produzione documentaría catalana dei secoli XIV e XV. STUDI DI PA- 376 LEOGRAFIA E DIPLOMÁTICA. Padova, pp.: GIMENO BLAY, F. M., l a escritura gótica en el País Valenciano, comentarlo al facsímil XVII; y GIMENO, F. - TFtENOH, J., La escritura medieval en la Corona de Aragón. (23) Sobre los problemas textuales cfr. // libro e il testo. Atti del Convegno Internazionale. Urblno 20-23 setiembre 1982. Urbino, Universita degli Studi, 1964. Respecto a los problemas de lectura y lectores en la Edad Media y Renacimiento cfr., respectivamente, CAVALLO, G. (ed.) Libri e lettori nel medioevo, Guida storica e critica. Bari, Universale Laterza, 1983; y PETRUCCI, A. (ed.), Libri, schttura e pubblico nel Rinascimento. Guida storica e critica. Bari, Universale Laterza, 1979. (24) Desde hace algún tiempo estamos preocupados, tal vez con el condicionante de la Historia de las Mentalidades, por introducirnos en el estudio del comportamiento de la población ante la cultura escrita y más concretamente ante sus manifestaciones públicas. Algunas tímidas hipótesis lanzaba uno de nosotros en la comunicación presentada al coloquio «Status-Professione-Scrittura», celebrado en Perugia en septiembre 1985 con el título: Los analfabetos y la Administración. Notas sobre sus relaciones a través de la escritura, cuyas actas se publicarán en las «NOTIZIE del Seminario Permanente de Alfabetismo e Cultura Scritta», vid. nota 48 de este mismo trabajo. Como modelos de referencia para realizar el estudio de la IMAGEN que la cultura escrita representó en las sociedades bajomedievales nos han sido de suma utilidad los trabajos de PETRUCCI, A., La scrittura tra ideología e rappresentazione. STORIA DELL'ARTE ITALIANA. Parte terza: «Situazioni, momenti, indagini». Volume secondo: «Gráfica e immagine; I, Scrittura, Miniatura, Disegno». Torino, Einaudi, 1980; pp. 5-123, donde se puede encontrar una amplia bibliografía; A. PETRUCCI, // libro manoscritto. LETTERATURA ITALIANA, 2: «Produzione e consumo». Torino, Einaudi, 1983, pp. 499-524 y especialmente la parte final dedicada a trazar un percorso iconográfico intorno alie ¡mmagini del libro nella tradizione artística italiana dal XIV secólo ad oggi... También nos resultó de sumo interés de A. PETRUCCI, Sozza di un progetto di una mostra sul tema: scrittura e popólo nella Roma Barocca (1585-1721). ALFABETISMO E CULTURA SCRITTA. Seminario Permanente. Notizie, dicembre, 1980; p. 17-19 y el catálogo de la Mostra que citamos en la nota número 7 de este trabajo. Fueron interesantes también los catálogos de las exposiciones celebrados con motivo del XV Centenario de S. Benito en Italia (Montecassino e la cultura scritta. XV centenario de la nascita di S. Benedetto. Roma, (s.a.)) y en España (La comunicación en los monasterios medievales. XV centenario de San Benito. Monasterio de santo Domingo de Silos, julio-agosto, 1980). Los trabajos de G. CAVALLO, Le iscrizioni di Ravenna dei secoli VI-VIII. Tracce per un studio grafico-culturale. XXXI CORSO DI CULTURA SULLARTE RAVENNATE E BIZANTINA, Ravenna 7/14 aprile, 1984; pp. 109-136; y de G. C. SUSINI, Epigrafía Romana, Roma, Jouvence, 1972, también nos proporcionaron ideas interesantes para el desarrollo del presente trabajo. La investigación bibliográfica que hemos llevado a cabo sobre este tema nos ha hecho conocer otros estudios, sólo por referencia, de gran interés para el análisis que nos proponemos efectuar con nuestros compañeros, al estudiar las representaciones iconográficas del libro y de la escritura en los retablos bajomedievales valencianos. Nos referimos a los trabajos: Schrift ais Ornament, publicado en «Buch und Schrift» en «Jahrbuch des Deutschen Vereins für Buchweuen und Schriftum» II (1928); La scrittura: funzioni e ideologie, a cura di G. R. CARDONA. La RICERCA FOLCLORICA, 1982; MASSIN, R. La lettre et l'image, la figuration dans l'alphabet latín du 8' siécle é nos jours. París, Gallimard, 1970 y DRAGONETTI, La w'ex de la lettre au Moyen-Age. París, Le Seuil, 1980. Muchas han sido las representaciones de la cultura escrita, escritura y libro, que hemos localizado en colecciones de pintura y sobre todo en miniaturas. De todas ellas queremos destacar una representación de la FILOSOFÍA procedente de un manuscrito italiano de la Toscana o Sur de Italia 1343-1344, donde la mujer que representa a la sabiduría porta como atributos un gran número de libros (Cfr. MAZAL, O. Buchkunst der Gotik, facs 67, «Huldigungsgedicht an Kónig Rober v. Neapel). (25) Cfr. SUSINI, G. C. Epigrafía romana, p. 143. (26) Cfr. BATTELLI, G. Lezioni di Paleografía. 3.a ed. Cittá del Vaticano, 1949; p. 227. (27) Cfr. SCHMITT, J. C. Présentation, al volumen titulado Précher d'Exemples. Récits de prédicateurs du Moyen age, presenté par...; París, 1985, p. 9. 377 (28) Cfr. PETRUCCI, A., La scrittura tra ideología e rappresentazione. «Storia dell'Arte Italiana». Parte terza: «Situazioni, momenti, indagini». Volume secondo: «Gráfica e immagine; I, Scrittura, miniatura e Disegno»; pp. 5-123, y especialmente las pp. 7, 10 y 11. (29) Cfr. HAENENS, A. d', Écrire, utiliser et conserver des textes, p. 229. (30) Cfr. RIBAUCOURT, C. L'Alphabet des récits: pour parler de femmes, en «Précher d'Exemples: Récits de predicateurs du Moyen Age». Paris, 1985; pp. 107-120. (31) Cfr. LLULL, R. Art abreujada de predicado, a cura de C. WITTLIN. Barcelona, Ed. Malí, 1982; pp. 31-32. (32) Cfr. CHEVALIER, J. (dir.) Dictionnaire des symboles. Mythes, Revés, Coutumes, Gestes, Formes, Figures, Couleurs, Nombres, sous la direction ..., Robert Laffont, 1980; p. 317. (33) Cfr. HAENENS, A. D\ Écrire, utiliser et conserver des textes, p. 237. (34) Cfr. SUSINI, G. C. Epigrafía romana, p. 156. (35) Cfr. HAENENS, A. d', Écrire, utiliser et conserver des textes, p. 242. (36) Cfr. PETRUCCI, A., La scrittura tra ideología e rappresentazione, p. 14. (37) Cfr. CHEVALIER, J. (dir.), Dictionnaire des symboles, p. 465. (38) Segunda a Timoteo, 3, 14-17. (39) Cfr. FERRANDO ROIG, J., Iconografía de los santos. Barcelona, 1950, p. 280. (40) Cfr. CHEVALIER, J. (dir.), Dictionnaire des symboles, p. 465. (41) Cfr. PETRUCCI, A., // libro manoscritto, en «Letteratura Italiana II: Produzione e Consumo». Torino, Einaudi, 1983; vid. comentario a la reproducción n.° 14. (42) Cfr. CARDONA, G. R., SuirEtnografía della scrittura, p. 215. (43) Citado por HAMMAN, A. G., L'épopée du livre. Du scribe á l'impremerie. Paris, 1985; p. 101. (44) Este canal distributivo de la información es el propuesto por G. C. SUSINI en su Epigrafía romana, p. 156. (45) Sobre la función que desempeñó la imaginería como activadora de la memoria véase RUIZ DOMENEC, J. E., La memoria de los feudales, pp. 13-14. (46) Cfr. HAENENS, A. d', Écrire, utiliser et conserver des textes, p. 230. (47) Cfr. CHEVALIER, J. (dir.), Dictionnaire des symboles, p. 316. (48) Cfr. CHEVALIER, J. (dir.), Dictionnaire des symboles, p. 316. (48) Siguiendo esta linea en el departamento de Paleografía de la Universidad de Valencia se han realizado los siguientes trabajos: TRENCHS ODENA, J, Entorn de la «Ignorantia Litterarum» en documents deis segles X-XI, «Miscellánia ARAMON i SERRA en el seu setanté aniversari», III, Barcelona, 1983; pp. 573-582; GIMENO BLAY, F. M., La escritura en la Cartuja (Análisis diacrónico a través de las Constituciones). SAITABI, XXXII (1983), pp. 5-17; GIMENO BLAY, F. M., La escritura en la diócesis de Segorbe. Una aproximación al estudio del alfabetismo y la cultura escrita en el Alto Patencia (1383-1458). Tesis doctoral inédita. Valencia, 1984. De ella se publicó un extracto con el mismo título en el «Boletín del Centro de Estudios del Alto Palancia» I-2 (1984) pp. 49-60. GIMENO BLAY, F. M., Gli analfabeti e l'amministrazione. Note sui loro rapporti attraverso la scrittura. ALFABETISMO E CULTURA SCRITTA. Seminario Permanente, Notizie, n.° 7 (en prensa). CRUSELLES GÓMEZ, J. J.: La familia de Antoni Lopiq, notario de la ciudad de Valencia (1433-1493). Promoción social de un profesional de la escritura. Tesis de licenciatura inédita. Valencia, 1985; MANDINGORRA LLAVATA, M. L, La escritura al servicio de la Administración municipal. La acumulación gráfica en los hospitales valencianos (1400-1509). Tesis de licenciatura inédita Valencia, 1985; FERRER GIMENO, M.a R., La lectura en Valencia a finales del XV. La Biblioteca del canónigo Maties Mercader (^1489). Tesis de licenciatura inédita. Valencia, 1985. En todos ellos se puede encontrar una amplia bibliografía y materiales para el análisis que hemos propuesto. Actualmente estamos preparando con M. L. MANDINGORRA un trabajo titulado Competencia y educación gráfica en la Valencia del 500: el libro de albaranes del convento del Carmen (1517-1538). 378 RESENA ESTAL, Juan Manuel del: Documentos inéditos de Alfonso X el Sabio y del infante su hijo Don Sancho (estudio-transcripción y facsímiles), edic. del autor, Alicante, 1984, 257 págs. El presente libro surge al amparo del séptimo centenario de la muerte de Alfonso X el Sabio, un año muy prolijo y del que no podemos más que calificar de excelente, ante la importancia de las revisiones que han sido llevadas a cabo de la historia del siglo XIII hispano. El Congreso internacional sobre Alfonso X, la edición del libro de los Primitivos privilegios de Alfonso X a Alicante, o las actas de las jornadas sobre Cádiz en el siglo XIII, son sólo ejemplos de la importante actividad suscitada en estos últimos años, y en la que el profesor Del Estal está comprometido desde hace tiempo. Aunque el título induce a pensar en un Corpus documental, sobrepasa el ámbito de éste y nos presenta, además, un abanico interesantísimo de anotaciones, comentarios, rectificaciones..., que hacen de él un bloque muy homogéneo más allá de los fríos catálogos documentales. El autor transcribe total o parcialmente más de una treintena de documentos de los que catorce son inéditos y el resto, aunque publicados, presentaban importantes errores paleográficos, omisiones o proceden de copias muy posteriores. El libro consta de dos partes bien definidas, la primera incluye el estudio introductorio y la segunda la parte documental. Se inicia el estudio con un análisis de la situación de Sharq Al-Andalus, como introducción para explicar en profundidad la fase de conquista y repoblación de la región alicantina, especial interés merece para el autor la situación de la población mudejar, de la que combate las tesis de P. Guichard sobre los motivos de su expulsión. Es muy interesante el apartado que dedica el estudio de la organización del territorio por Alfonso X, especialmente de su concejo alicantino, 379 que detalla la delimitación de su alfoz e indirectamente precisa la frontera sur de la Corona de Aragón, todavía no conocida en su totalidad para el siglo XIII. Para terminar el capítulo aborda el tema de la repoblación alicantina, donde manifiesta un interés especial en lo relativo a la situación social de los beneficiarios de las concesiones, así como las consecuencias que supone la concesión del Fuero Real. El capítulo relativo a la documentación está dividido en dos apartados: uno, en el que analiza detalladamente la documentación inédita, y otro, no menos interesante, dedicado a completar las fuentes ya conocidas. Aunque sería muy extenso detallar cada uno de los documentos, sí vamos a presentar una pequeña selección. Los inéditos están todos extendidos a favor de la villa de Orihuela, la mayor parte por Alfonso X y en menor número por el todavía Infante Don Sancho y Jaime II; se refieren a temas muy variados, pero todos tendentes a completar la organización administrativa, desde los dedicados a fueros, pasando por la repoblación y sus problemas, hasta la situación mudejar, regulación de préstamos usurarios—no más del tres por cuatro anual—, aprovisionamiento de sal, etc.. La segunda parte comprende fundamentalmente documentación relativa a Orihuela y Alicante, no obstante el historiador encontrará noticias relativas a la historia de Murcia y Almansa. Como hemos dicho, toda la documentación de esta segunda parte ha sido publicada con anterioridad, aunque por la necesidad de depurar y aclarar éstas; se editan de nuevo. Muchos de ellos se justifica su nueva edición por el desconocimiento del original, otros por errores de transcripción e incluso adiciones que completan su comprensión, como puede ser el conocimiento de los confirmantes del privilegio de concesión del Fuero Real a Alicante. Cabe destacar toda la serie relativa a concesiones de fueros, por su especial interés merece la pena nombrar a la de Almansa y las de los concejos alicantino y oriolano, amén de los no menos interesantes sobre tema económico (ferias, impuestos, etc.). Podemos concluir indicando que el libro del profesor Del Estal supone un intento muy loable, por depurar la documentación existente y que representa el esfuerzo por sintetizar sus propias investigaciones del siglo XIII alicantino con las aportaciones de la historiografía, en un solo libro. Acompaña a esta edición más de medio centenar de facsímiles de la documentación aludida, así como varios mapas de Alicante y zonas limítrofes que aumentan el valor de la importante aportación del autor al conocimiento del siglo XIII. José Miguel Gual López 380