El Realismo Mágico o Real Maravilloso. Similitudes y diferencias en... Márquez y Julio Cortázar

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El Realismo Mágico o Real Maravilloso. Similitudes y diferencias en la obra de Gabriel García
Márquez y Julio Cortázar
Lo fantástico no nace de una técnica, no es un simulacro literario, sino un imponderable, una realidad que sin
premeditación sucede de pronto en un texto literario.
Roger Caillois
La literatura latinoamericana en sus distintas etapas y con sus respectivos exponentes, desde José Hernández
(argentino), pasando por Vicente Huidobro (chileno) , Juan Zorrilla de San Martin (uruguayo) o Machado de
Assis (brasileño) , adquirió su mayor renombre recién a mediados del siglo XX con lo que muchos llamaron el
Boom latinoamericano. En esta época nació el Realismo Mágico o Real Maravilloso como nuevo género
literario, exponente claro de la sociedad local con sus realidades contrastantes y excesos ridículos para los
foráneos europeos, que en ese entonces continuaban en la vanguardia literaria. En este nuevo movimiento
contrastaban dos concepciones, la cultura de la tecnología (claramente europea y norteamericana) y la cultura
de la superstición. Esta novedosa y vibrante literatura fue en muchos casos la voz crítica a la realidad que se
vivía en ese entonces, ya que surgió en pleno auge de los gobiernos militares de facto en América Latina y a
su vez en plena época de liberación hippie, donde se respiraba un entusiasmo revolucionario y en el caso
local, una autoafirmación del ser latinoamericano.
Surgido a partir de otros géneros literarios, e incluso inspirado por escritores anteriores, tales como Borges,
promotor del cuestionamiento a la realidad unánime, el realismo mágico funde en sí elementos reales,
cotidianos y maravillosos o fantásticos. De esta manera, se unen características de la vida cotidiana y de la
superstición o religiosidad local, que el resto del mundo parece no entender o ve con ojos llenos de
escepticismo, dando lugar a un estilo moderno, inspirado por relatos de tradición oral propios de los
latinoamericanos. Los protagonistas de este movimiento fueron, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Gabriel
García Márquez, Juan Rulfo, entre otros.
En este trabajo se realizará un análisis comparativo entre dos de los ya nombrados, J. Cortázar y G. García
Márquez, de nacionalidad argentina el primero y colombiana el segundo; personajes que marcaron un hito, un
antes y un después y que son ejemplares pues comparten características en sus estilos, pero cada un con un
toque personalizado que lo hace distinto y digno de un careo intensivo. Por tanto este proyecto monográfico
consiste en una búsqueda de similitudes y diferencias ente Gabriel García Márquez y Julio Cortázar.
Al escuchar Realismo Mágico, muchos podrían pensar que se habla de un género literario sin ningún tipo de
hilo conductor, descontrolado y sin disposiciones fijas a seguir. De hecho, dice Cortázar que en sus cuentos la
creación espontánea precede casi siempre al examen crítico (Cortázar, 1973: Pág. 6) y es lógico que al hablar
de cosas mágicas o fantásticas nos liberemos de la crítica y nos dejemos llevar por nuestro lápiz, al margen de
la voluntad propia. Igualmente es él mismo quien dice que existen constantes [] que se aplican a todos los
cuentos, fantásticos o realistas (Cortázar, 1973: Pág. 6) . No debemos pensar que Cortázar se refiere tan solo a
los cuentos (él se consideraba cuentista), sino que se refiere a la literatura fantasiosa como género aparte.
García Márquez por su lado, no lo explicita de este modo, pero es evidente que en sus obras el sigue una
estructura coherente para atrapara al lector. Ésta no significa seguir un orden cronológico permanente pues se
ve, en el caso de García Márquez que apela al recuerdo de los personajes y en sus historias vuelve al pasado o
al futuro, según la ocasión. Por lo tanto podemos sacar a luz una similitud importante; ambos escritores
escribieron en momentos de turbulencia social y cultural y supieron conservar las reglas de la escritura
tradicional, y almagamarlas con nuevas características como el desorden, el libertinaje y lo salvaje para así dar
lugar a un nuevo género literario: El Realismo Mágico.
Al hablar de realismo mágico, hablamos de una simbiosis de elementos normales y sobrenaturales. Lo
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distintivo es que los personajes dejan que estos elementos aparezcan y vivan en su mundo, observándolos
como meros objetos de la vida diaria. Aquí puede aparecer una diferencia entre García Márquez y Cortázar.
Quizás por ser argentino y además, porteño, uno siente que Cortázar escribe más sobre la vida diaria, uno se
siente más acorde a todo esto y es más difícil reconocer los objetos que escapan de la realidad. Un gran
ejemplo (para un argentino) que se encuentra en el cuento de los Cronopios y famas dice: [...] deseosos de
escuchar los boletines así como los anuncios del Geniol y del Aceite Cocinero que es de todos el primero. ¿No
es esto un clásico para uno?, ¿no lo hace atrapante? En las obras de García Márquez, en cambio, se ven
fantasmas que los personajes toman de manera natural, hay un respeto superior a las supersticiones, surgen
cosas como epidemias de insomnio, cosas ridículas que de algún modo pasan más desapercibidas en los
cuentos de Cortázar. Esto no significa que Cortazar no apele a este tipo de elementos. En Autopista al Sur, es
ridículo ver como suceden episodios en un embotellamiento que dura días, ¿qué son cronopios y qué son
famas? De todas formas siempre respetando ese nexo entre la realidad cotidiana y lo surreal. Uno puede sentir
que García Márquez no apela del mismo modo, que va directamente a relacionar lo sobrenatural con lo
normal. Visto desde otra óptica, el da a conocer más bien al latinoamericano en sí y no tanto a una minoría
local como así lo hace Julio Cortázar. García Márquez parece querer imprimir en el lector el sentimiento
latino compartiendo las características de las personas de los pueblos americanos, haciendo las distancias y los
tamaños inconmensurables, creando un ambiente de superstición y de religiosidad absoluta, de cuentos que
parecen imposibles de realizarse. Es curioso ver la necesidad del drama, de muerte y de sangre para demostrar
estas cosas. En Cien años de Soledad, Aureliano Buendía termina siendo sanguinario, las muertes llegan a ser
tragicómicas, haciendo efectiva esa mezcla de lo absurdo con lo sensato, se dice que José Arcadio Buendía
tarda 27 meses en llegar de la Riohacha a Macondo (ciudad que él funda) en busca de la costa, las relaciones
son extrañas y hasta orgiásticas y miles de otras características que ayudan a definir la locura de esta obra.
Se puede decir que Cortazar llega a mostrar esto en La noche boca arriba, donde cumple con esa falta de
respeto al tiempo, pues un indio sueña ser porteño al borde de la muerte, gracias a los sacrificios que las
civilizaciones antiguas debían rendir a sus dioses.
Es peculiar también ver otra importante semejanza entre los cuentos de Cortázar y algunos escritos (entre ellos
sus pocos cuentos) de García Márquez. Conociendo poco la obra de este último, podríamos decir que su obra
es más personal, que poco tiene de otros autores quizás anteriores a él y que es más bien Cortázar el que logró
fundir sus ideas con obras de Katherine Mansfield o el misticismo de Arthur Conan Doyle en obras como
Llama al teléfono, Delia o Circe, claros exponentes del Realismo Mágico.
Sin embrago, hay un cuento en particular de García Márquez que nuclea también estas características, y ese es
La siesta del Martes obra en la que describe a la mujer casi de la misma manera que lo hacía la escritora de
origen anglosajón e imponiendo una atmósfera digna del espiritismo de Conan Doyle.
En cuanto a la forma de relatar las historias, para Cortázar, es indispensable una primera persona en su
narración porque se irritaba con los relatos en que los personajes tienen que quedarse al margen mientras que
el narrador explica por su cuenta detalles o pasos de una situación a otra. (FALTA CITA) Cortázar creía que
para atrapar a su público, este debía sentirse parte de los sucesos y para eso, según él, no hay mejor que el uso
de la primera persona que hace creer al lector que es él quien relata la obra. Cuando usa tercera persona,
Cortázar lo hace parte de la acción o lo hace cercano a ella pues es una vanidad querer intervenir en un cuento
con algo más que un cuento en sí.
Para García Márquez es totalmente opuesto, el ejemplo esta en Cien Años de Soledad donde hay
prácticamente un abuso de la tercera persona pero ya como necesidad absoluta para hilar de manera
comprensible la historia, a pesar de que no es el ideal necesario del Realismo Maravilloso. De todos modos, él
sí tiene escritos tales como Los funerales de la Mamá Grande en los que apela a la primera persona o a un
relator cercano a la acción para hacer del relato algo más vivo para el lector.
La crítica es clave en los escritos de estos autores. Basta leer Cien Años de Soledad para entender las críticas
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tanto a los liberales como a los conservadores de Colombia, colocándose de algún modo más a favor de los
primeros que de los últimos. Gabriel logra describir los excesos de sus protagonistas, los Buendía (todos
liberales) pero a la vez, los errores de los conservadores y lo que los dos bandos tenían en común, le necedad,
las ganas de hacer de algo simple, una cosa complicada que precisa de intervención militar.
Por su parte, Julio Cortázar da a conocer su crítica en Casa Tomada donde muestra la irrealidad, lo absurdo,
pero al mismo tiempo trazando una dura crítica a la política argentina. Es también en este cuento, donde apela
(por más que ya se habló) a la superstición pues se puede interpretar como eso el miedo que sienten los
propietarios de la casa al escuchar ruidos extraños.
Corto, pero no por eso menos importante, los dos escritores dedicaron tiempo a obras que nada tenían que ver
con el realismo mágico. Gabriel García Márquez con Relato de un Náufrago y Julio Cortazar con Torito,
historia de un boxeador, en la que de todos modos apela al humor y a la idiosincrasia.
Sin duda estos autores son claro ejemplo del Real Maravilloso. Las obras de los dos distorsionan la realidad,
son aglutinantes, con temas tan vivos, tan actuales y que amalgaman tan bien la realidad cotidiana ya la
religiosidad latinoamericana que hace que uno se sienta parte de la historia. Los dos logran una apertura tan
importante para el lector que hacen que se ejerza una presión casi espiritual entre las palabras y el lector en la
que, a pesar de que el cuento sea corto (en el caso de Cortazar) o que la historia sea un desorden cronológico
(en el caso de Cien Años de Soledad), las imágenes son vivas y contagian el sentimiento latinoamericano.
Ellos logran que uno se siente efectivamente parte de toda esa realidad.
A modo de conclusión, se puede decir que esto es Latinoamérica. Una síntesis del mundo; costumbres de
pueblos originarios con un toque de mafia italiana, platos de origen asiático preparados con ingredientes
locales, la religiosidad cristiana relacionada con la pachamama. Julio Cortázar y Gabriel García Márquez
supieron dar a conocer al mundo nuestra sociedad tal cual es, con toques del mundo mismo. Es más, ellos son
reflejo de esto pues toman estructuras, ideas, imágenes y todo tipo de cosas de viejos autores europeos para
darle su toque local en obras que pusieron sus nombres en placas de bronce y los de sus países en el mapa
literario mundial.
Bibliografía
• http://es.wikipedia.org/wiki/Realismo_mágico
• Cortázar, Julio, 2006, Cuentos Completos/1, Colonia Suiza, Uruguay, Alfaguara
• García Márquez, G., 1973, Los Funerales de la Mamá Grande, Buenos Aires, Sudamericana
• García Márquez, G., 1967, Cien Años de Soledad, Buenos Aires, Sudamericana
• Cortázar, Julio, 1973, Algunos aspectos del cuento, Sobre el cuento, Resistencia, Instituto de Letras,
Facultad de Humanidades, Universidad del Nordeste.
• Cortázar Julio, 1969, Del cuento breve y sus alrededores, Ultimo Round, México, Siglo XXI,
Pág.35−45.
Cortázar. Cuentos completos Tomo 1
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