Pese a lo que haga o diga el Gobierno, la

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Agencia de Información Laboral
Pese a lo que haga o diga el Gobierno, la intermediación
laboral está más viva que nunca
A finales de diciembre de 2010 se expidió la Ley 1429 (reglamentada seis meses
después por el Decreto 2025) que prohíbe la contratación de actividades
misionales permanentes de empresas o entidades públicas por medio de
cooperativas de trabajo asociado (CTA), o “bajo otra modalidad de vinculación que
afecte los derechos constitucionales, legales y prestacionales consagrados en las
normas laborales vigentes”.
Es decir, este marco regulatorio prohíbe la intermediación laboral para actividades
misionales, sin importar la figura jurídica que tome la intermediación. El propósito
entonces, o por lo menos así lo entendieron los más optimistas, era que las
empresas y entidades vincularan directamente a los trabajadores.
Pero hoy, dos años después, tenemos que efectivamente disminuyó el número de
CTA, pero aumentó dramáticamente el uso de otras figuras de intermediación
laboral, como las Sociedades Anónimas Simplificadas (SAS), los contratos
sindicales, los contratos de prestación de servicios y las empresas de empleo
temporal, que en muchos casos se usan para hacer lo mismo que hacían las CTA.
Tampoco ha logrado niveles satisfactorios de formalización laboral, en particular
en los sectores priorizados en el Plan de Acción que surgió del acuerdo ObamaSantos, previo a la aprobación del TLC con Estados Unidos.
Es claro entonces que el Ministerio del Trabajo no ha podido controlar estas
nuevas formas de intermediación laboral, pese a que cuenta con las herramientas
para hacerlo. El fenómeno sigue igual, o si se quiere peor que antes del Decreto
2025, norma que entre otras cosas estableció sanciones para el uso ilegal de las
CTA, pero dejó sin regulación las otras figuras de intermediación laboral.
Y la inspección laboral al garete
La inspección que hace hoy el Ministerio adolece de serias fallas, va al garete de
las necesidades del país en esta materia. Son demasiado lentos los procesos,
poco fundamentados y no tienen la participación de los trabajadores y
organizaciones sindicales afectadas.
Los inspectores de trabajo, en su gran mayoría, no están utilizando las nuevas
herramientas creadas en el Plan de Acción, ni siquiera en los sectores priorizados.
El éxito en la aplicación de este Plan, en la perspectiva de proteger efectiva y
adecuadamente los derechos de los trabajadores, requiere la participación de
empleadores y organizaciones sindicales, pero la participación de éstas últimas no
se tiene en cuenta.
Tampoco se han tomado medidas para que los inspectores de trabajo se dediquen
exclusivamente a la inspección laboral en los casos de intermediación. No existe
un control estricto frente al uso de las SAS, empresas de servicios temporales,
contratos sindicales y las otras formas de intermediación que reemplazaron a las
CTA. En la mayoría de los casos (más del 90%) los inspectores continúan
realizando actividades diferentes a la inspección y protección de derechos de los
trabajadores.
Por otra parte, no existe información pública sobre el número de inspectores
recientemente contratados exclusivamente para inspeccionar las SAS y otras
empresas dedicadas a la intermediación, pese a estar plenamente identificadas.
Como tampoco el gobierno ha cumplido con la obligación de realizar una amplia
campaña de difusión sobre la prohibición de estas formas de tercerización o
intermediación ilegal.
Según el boletín Nº7 del Ministerio de Trabajo (enero de 2013), en 2012 se
sancionaron 231 CTA y precooperativas de trabajo asociado con multas
equivalentes $11´779.539.200, por violación a derechos laborales, incumplimiento
a requerimientos del Ministerio, evasión al sistema de seguridad social integral,
entre otras razones. Este monto es mayor que todas las sanciones impuestas a
empleadores en 2011, sin embargo no se tiene información de cuánto
efectivamente ha recaudado el SENA, que es la entidad encargada de recaudar
las multas. Al parecer el SENA tiene limitaciones para cobrar las multas, pues
muchas veces, cuando le llega la resolución, la multa no se puede cobrar porque
ha pasado mucho tiempo.
Asimismo, no hay datos sobre cuántos y cuáles trabajadores han sido
formalizados en razón a dichas sanciones, ni dónde ni en qué condiciones
laborales se han formalizado.
Es común que las empresas que son objeto de la sanción prefieren dejarse multar,
incluso varias veces, antes que dejar de intermediar. Y si la sanción es la
disolución de la empresa, quienes pierden son también los trabajadores, que se
quedan sin empleo. Es el caso de la CTA Coonalvicol, que actuaba ilegalmente
como intermediaria laboral en Antioquia. El Ministerio la multó en más de 2
ocasiones, pero siguió funcionando irregularmente hasta que finalmente optó por
disolver la CTA, con lo cual los trabajadores de ésta quedaron sin empleo.
Pero el caso más común es que la CTA mute a otra figura (SAS, contrato sindical)
con el fin de seguir intermediando con los mismos trabajadores.
Contratos sindicales y SAS
Particularmente grave es el aumento del uso de contratos sindicales, que pasaron
de ser 165 en 20101, a 723 en 20122, sin que se conozcan sanciones por
intermediación laboral ilegal con estas figuras.
Según información del Min-Trabajo, a diciembre de 2012 ya se habían creado 485
organizaciones sindicales nuevas, y se habían depositado 723 contratos
sindicales, la inmensa mayoría en el sector salud. Esto se debe a que las CTA,
que en virtud de la Ley 1438 de 2011 no pudieron seguir funcionando en el sector
público de salud, mutaron a sindicatos para poder seguir prestando servicios
tercerizados con los mismos trabajadores y los mismos directivos.
En efecto, las juntas directivas de estos falsos sindicatos son integradas por el
antiguo consejo de administración de la CTA, por eso los trabajadores que
aparecen como afiliados al sindicato creen que siguen en la cooperativa.
Del total de investigaciones que en 2012 realizó el Min-Trabajo por intermediación
laboral ilegal, sólo en dos casos de contrato sindical hay decisión en firme, número
ínfimo. En el caso de Antioquia hay por lo menos 20 sindicatos falsos en el sector
de la salud, según lo denunció esta agencia de información a principios de 2013,
los cuales siguen precarizando y tercerizando mano de obra indiscriminadamente,
sin que hayan sido sancionadas.
Y por otro lado está el auge de las SAS, que son figuras de derecho comercial que
carecen de control por parte del Ministerio de Trabajo y de la Superintendencia de
Economía Solidaria, y que por lo mismo ponen a los trabajadores en condiciones
más precarias que las que tenían cuando eran CTA.
Sólo dos SAS fueron sancionadas con multa por hacer intermediación laboral, lo
cual es una situación preocupante. Un ejemplo es el sector portuario, donde las
CTA desaparecieron para ser remplazadas por SAS; y no se conoce la vinculación
directa de ningún trabajador por efecto de una sanción establecida en el Decreto
2025.
Crecen las empresas de empleo temporal
Y por otro lado está el incremento de empresas se servicios temporales de empleo
(EST), que en 2012 crecieron 28% con respecto al 2011.
1
2
Informe Ministerio de la Protección Social al Congreso de la República 2009-2010.
Boletín número 7 de enero de 2013. Ministerio del Trabajo.
Se sabe que la mayoría de estas EST abusan de la figura del servicio temporal
para mandar a las empresas trabajadores en misión permanente. Tal utilización
indebida les acarrea multas, que sin embargo no satisfacen la protección de los
derechos de los trabajadores, que deberían ser vinculados directamente por las
empresas sancionadas, pero esto no sucede.
Hasta ahora no se ha expedido ninguna norma para evitar el abuso y la elusión de
derechos laborales por parte de las EST, pese al compromiso del Gobierno de
implementar un régimen preventivo, que incluye mejora del proceso de inspección,
diseño de un nuevo programa de capacitación para inspectores y la creación de
bases de datos para identificar las regiones y sectores en los que se da el abuso,
así como la emisión de informes trimestrales sobre los resultados de tal
supervisión en cuanto a sanciones, multas, cancelación de licencias y permisos,
entre otros.
Con relación al número de inspecciones preventivas en estas empresas, según
informe trimestral de inspección para el 4º trimestre de 2012, sólo se realizaron 34
inspecciones preventivas a EST.
Según datos a julio de 2012, sólo 20 EST, de un total de 578 que existen en
Colombia, habían sido multadas; multas que por violación a derechos laborales
ascendieron a $29´071.000; por incumplimiento a requerimientos del Ministerio a
$46´103.100; por sanciones laborales a $135´371.300. Estos montos no son
significativos en comparación del perjuicio producido por las EST.
En conclusión, pese a todo lo que haga o diga el Gobierno, la intermediación
laboral en Colombia está más viva que nunca. Ni las inspecciones ni las
decisiones sancionatorias han podido acabar con el problema.
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