Equipo No. 121 CASO ROSA LUNA v. REPUBLICA DE AZAR ROL

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Equipo No. 121
CASO
ROSA LUNA
v.
REPUBLICA DE AZAR
ROL: COMISION
1
Equipo No. 121
INDICE
BIBLIOGRAFIA
4
ABREVIATURAS
10
APERSONAMIENTO
11
EXPOSICION DE LOS HECHOS
11
ANALISIS LEGAL
1. ASPECTOS PRELIMINARES
I.
II.
15
ADMISIBILIDAD
15
COMPETENCIA
15
A. Competencia para conocer las violaciones de la CADH
15
B. Competencia para conocer de las violaciones de la CIPST
16
C. Competencia para conocer de la violación de la Convención
16
Belém Do Pará
D. Competencia para considerar otros Tratados Internacionales,
Jurisprudencia de otros Tribunales, Declaraciones, Reglas,
Principios, Doctrina y Conciencia Jurídica, al interpretar la CADH,
la Convención Belém do Pará y la CIPST.
16
2. ASPECTOS DE FONDO
I. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LA LIBERTAD
PERSONAL CONTENIDA EN EL ARTICULO 7 (1), (3) Y (5), EN
17
PERJUICIO DE ROSA LUNA.
A. La república de Azar ha violado el Derecho a la Libertad, al detener
arbitrariamente a Rosa Luna.
18
B. La República de Azar ha vulnerado el Derecho a la Libertad de Rosa
Luna al someterla ilegítimamente a prisión preventiva.
20
II. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LA INTEGRIDAD
PERSONAL CONSAGRADA EN EL ARTÍCULO 5(1) Y 5(2) EN
CONEXION CON LAS OBLIGACIONES IMPUESTAS POR EL
1(1) Y 2 DE LA CADH Y EN LOS ARTICULOS 3 Y 6 DE LA
CIPST, EN PERJUICIO DE ROSA LUNA.
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A. Violación a la Integridad Personal
23
A.1 La República de Azar ha violado la prohibición de aplicar penas o
tratos crueles, inhumanos y degradantes, en perjuicio de Rosa Luna. 24
A.2. La República de Azar ha violado la prohibición de tortura, en
perjuicio de Rosa Luna.
26
B. La República de Azar incumplió la obligación general de adecuar sus
disposiciones de derecho interno a la protección de la Integridad
Personal consagrada en la Convención
29
III. LA REPUBLICA DE AZAR INCUMPLIÓ EL DEBER DE
ADOPTAR MEDIDAS PARA PREVENIR, SANCIONAR Y
ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
CONSAGRADO EN LOS ARTICULOS 2(c), 3 y 7 DE LA
CONVENCIÓN BELEM DO PARA.
30
IV. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LAS GARANTIAS
JUDICIALES CONTENIDAS EN EL ARTICULO 8 (2), (2.c) Y
(2.g) DE LA CADH.
33
A. La República de Azar ha violado la Presunción de Inocencia, en
perjuicio de Rosa Luna.
34
B. La República de Azar ha violado el Derecho a no ser obligado a
declarar contra sí mismo o declararse culpable, en perjuicio de Rosa
35
Luna.
C. La Republica de Azar ha violado el Derecho de ser asistido por un
defensor y comunicarse libremente con él, en perjuicio de Rosa Luna. 35
V. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LA PROTECCION
JUDICIAL AMPARADA POR EL ARTICULO 25(1) EN
RELACÓN CON LA OBLIGACION GENERICA DEL
36
ARTICULO 1(1) DE LA CADH
PETITORIO
39
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BIBLIOGRAFIA
Libros y documentos legales
•
Doctrina
BOVINO, Alberto. “El Encarcelamiento Preventivo en los Tratados de Derechos Humanos”,
publicado en “Problemas de Derecho Procesal Penal Contemporáneo”, Editores del Puerto,
Buenos Aires, 1998. (Pág. 23)
CANÇADO TRINDADE, Antonio. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos en
el siglo XXI, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2001. (Pág. 17)
CANÇADO TRINDADE, Antonio A. y VENTURA ROBLES, Manuel E., El Futuro de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, ed, aum, San José-Costa Rica, ACNUR, 2005.
(Pág. 17)
CEJIL. “La Defensa de los derechos Humanos ante el sistema Interamericano”. Poblaciones
Afectadas: Mujeres. (Pág. 30)
DAVIDSON, Scott. The Civil and Political Rights Protected in the Inter-American Human
Rights System, in THE INTER-AMERICAN HUMAN RIGHTS SYSTEM (David Harris y
Stephen Livingstone eds. 1998) (Pág. 27)
FAUNDEZ LEDESMA, Héctor, El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos
Humanos, Aspectos Institucionales y Procesales, 2a. ed. San José-Costa Rica, Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, 1999. (Pág. 15)
IIDH en colaboración con CEJIL. “Los Derechos Humanos de las Mujeres: Fortaleciendo su
promoción y protección internacional”, IIDH, San José-Costa Rica, 2004. (Pág. 31)
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, Un Cuarto de Siglo: 1979-2004 (Secretaría
General, OEA, 2005) (Pág. 24)
MAIER, Julio. “Derecho Procesal Penal”, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, T. I.
(Pág. 22)
MEDINA, Cecilia. “Derechos Humanos de la Mujer¿ donde estamos ahora en las
Américas?” Publicado en Essays in Honour of Alice Yotopoulos-Marangopoulos. Prof. A.
Manganas (ed.), Volume B, Panteion University, Nomiki Bibliothiki Group, Athens (2003)
(Pág. 31)
XV Congreso Latinoamericano de Derecho Penal y Criminología. “Las Implicancias de lo
Cautelar en la Prisión Preventiva”, T. III. (Pág. 22)
•
Resoluciones e Informes de Naciones Unidas
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ONU. Reglas Mínimas para el tratamiento de los reclusos. Adoptadas por el Primer Congreso
de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente,
celebrado en Ginebra en 1955, y aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus
resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2076 (LXII) de 13 de mayo de 1977
ONU. Principios de Ética Médica aplicables a la función del personal de salud,
especialmente los médicos, en la protección de personas presas y detenidas contra la tortura y
otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes. Adoptados por la Asamblea General
en su resolución 37/194, de 18 de diciembre de 1982.
ONU. Informe del Relator Especial, Sr. P. Kooijmans, designado de acuerdo con la
Resolución 1985/33 E/CN. 4/1986/15, de la Comisión de Derechos Humanos, La Tortura y
otros tratamientos o castigos crueles, inhumanos o degradantes, 19 de febrero de 1986.
ONU. Conjunto de Principios para la Protección de Todas las Personas Sometidas a
Cualquier Forma de Detención o Prisión. Adoptados en la Asamblea General en su
resolución 43/173, de 9 de diciembre de 1988.
ONU. Principios Básicos sobre la Función de los Abogados relativo a las salvaguardias
especiales en asuntos penales. Aprobados por el Octavo Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en La Habana (Cuba)
de 27 de agosto al 7 de septiembre de 1990.
ONU. Comité CEDAW sobre la violencia contra la mujer. Recomendación General No. 19
de abril 2001.
•
International Committee of the Red Cross. Women Facing War: ICRC Study on the
Impact of Armed Conflict on Women. 2001, ref. 0798, Sección III; citado en el Caso del
Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú.
•
Informes de la Comisión Interamericana
CIDH, Informe sobre la Situación de Derechos Humanos de los Solicitantes de Asilo en el
Marco del Sistema Canadiense de Determinación de la Condición de Refugiados,
OEA/Ser.L/V/II. 106, Doc. 40 rev. 1, 28 de febrero de 2000.
CIDH. Quinto Informe sobre la situación de Derechos Humanos en Guatemala,
OEA/Ser.L./V/II. 111 Doc.21 Rev.1, 6 de abril de 2001.
CIDH, Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos, OEA/Ser.L/V/II.116 Doc.5 Rev. 1,
22 de octubre 2002.
CIDH. Las Mujeres frente a la Violencia y la Discriminación derivadas del conflicto armado
en Colombia, 2006.
CIDH. Acceso a la Justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas. OEA/Ser.
L/V/Doc.68, 20 de enero de 2007.
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Casos legales
•
Comisión Interamericana
CIDH. Caso 10.970, Informe No. 5/96, Raquel Martín de Mejía (Perú), Informe Anual de la
Comisión 1995.
CIDH. Caso 10.506, Informe No. 38/96, X &Y (Argentina), Informe Anual de la Comisión
1996.
CIDH. Caso 11.205, Informe No. 2/97, Jorge Luis Bronstein y otros (Argentina), Informe
Anual de la Comisión 1997.
CIDH. Caso 10.832, Informe 35/96, Luis Lizardo Cabrera (República Dominicana), Informe
Anual de la Comisión 1997.
CIDH. Caso 12.069, Informe No. 50/01, Damion Tomas (Jamaica), Informe Anual de la
Comisión 2000.
CIDH. Caso 12.051, Informe No. 54/01, María Da Penha Maia Fernández(Brasil), Informe
Anual de la Comisión 2000.
CIDH. Caso 11.565, Informe No. 53/01, Ana, Beatriz y Celia González Pérez (México),
Informe Anual de la Comisión 2001.
•
Corte Interamericana
A. Casos Contenciosos
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia
del 26 de junio de 1987. Serie C No. 1.
Corte IDH. Caso Godínez Cruz Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia del 26 de
junio de 1987. Serie C No 2.
Corte IDH. Caso Fairén Garbi y Solís Corrales Vs. Honduras. Excepciones Preliminares.
Sentencia del 26 de junio de 1987. Serie C No 3.
Corte IDH. Caso Gangaram Panday Vs. Suriname. Sentencia de 21 de enero de 1994. Serie C
No. 16.
Corte IDH. Caso Neira Alegría y Otros Vs. Perú. Sentencia del 19 de enero de 1995. Serie C
No. 20.
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Sentencia de 17 de septiembre de 1997.
Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C No. 33.
Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C
No. 35.
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Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Sentencia de 24 de septiembre de
1999. Serie C No. 54.
Corte IDH. Caso Cesti Hurtado Vs. Perú. Sentencia de 29 de septiembre de 1999. Serie C
No. 56.
Corte IDH. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala.
Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63.
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C
No. 69.
Corte IDH. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago. Sentencia
de 21 de junio de 2002. Serie C No. 94.
Corte IDH. Caso Juan Humberto Sánchez Vs. Honduras. Sentencia de 7 de junio de 2003.
Serie C No. 99.
Corte CIDH. Caso Bulacio Vs. Argentina. Sentencia de 18 de septiembre de 2003. Serie C
No. 100.
Corte IDH. Caso Myrna Mack Chang Vs. Guatemala. Sentencia de 25 de noviembre de 2003.
Serie C No. 101.
Corte IDH. Caso Maritza Urrutia Vs. Guatemala. Sentencia de 27 de noviembre de 2003.
Serie C No. 103.
Corte IDH. Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay. Sentencia de 2 de
septiembre de 2004. Serie C No. 112.
Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114.
Corte IDH. Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú. Sentencia de 25 de noviembre de 2004.
Serie C No. 119.
Corte IDH. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Sentencia de 1 de marzo de
2005. Serie C No. 120.
Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú. Sentencia de 3 de marzo de 2005. Serie C No. 121.
Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana Vs. Suriname. Sentencia de 15 de junio de
2005. Serie C No. 124.
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Sentencia de 17 de junio de
2005. Serie C No. 125.
Corte IDH. Caso de las Penitenciarías de Mendoza. Medidas Provisionales. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 18 de junio de 2005.
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Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127.
Corte IDH. Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador. Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C
No. 129.
Corte IDH. Caso de la “Masacre de Mapiripán” Vs. Colombia. Sentencia de 15 de
septiembre de 2005. Serie C No. 133.
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie
C No. 135.
Corte IDH. Caso García Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú. Sentencia de 25 de noviembre de
2005. Serie C No. 137.
Corte IDH. Caso Blanco Romero y Otros Vs. Venezuela. Sentencia de 28 de noviembre de
2005. Serie C No. 138.
Caso Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No.
140.
Corte IDH. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C
No. 141.
Corte IDH. Caso Baldeón García Vs. Perú. Sentencia de 6 de abril de 2006. Serie C No. 147.
Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie
C No. 160.
B. Votos
Voto Razonado del Juez Rodolfo E. Piza Escalante. Asunto de Viviana Gallardo y Otras, No.
101/81, Resolución del 8 de septiembre de 1983. Serie A No. G.
Voto Disidente del Juez A.A. Cançado Trindade sobre el Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua.
Solicitud de Revisión de la Sentencia de 29 de enero de 1997. Resolución de la Corte de 13
de septiembre de 1997. Serie C No. 45.
Voto Razonado del Juez A.A. Cançado Trindade sobre el Caso de los Hermanos Gómez
Paquiyauri Vs. Perú. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110.
Voto Razonado del Juez Sergio García Ramírez sobre la Resolución de la Corte de 30 de
marzo de 2005 en el Caso de las Penitenciarías de Mendoza (Argentina)
Voto Concurrente del juez Sergio García Ramírez a la Resolución sobre Medidas
Provisionales en el Caso de las Penitenciarías de Mendoza, de 18 de junio de 2005.
Voto Razonado del juez A.A. Cançado Trindade sobre el Caso del Penal Miguel Castro
Castro. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160.
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Voto Razonado del juez Sergio García Ramírez sobre el Caso del Penal Miguel Castro Castro
Vs. Perú. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160.
C. Opiniones Consultivas
Corte IDH. “Otros Tratados objeto de la Función Consultiva de la Corte” (Art. 64 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-1/82 del 24 de
Septiembre de 1.982. Serie A No. 5.
Corte IDH. “La Colegiación Obligatoria de los Periodistas” (Art. 13 y 29 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos) Opinión Consultiva OC- 5/85 del 13 de Noviembre de
1985. Serie A No. 5.
Corte IDH. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (Arts. 27.2, 25 y 8 Convención
Americana Sobre Derechos Humanos) Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de
1987. Serie A No. 9.
•
Otros Tribunales
CIJ. Caso de las Comunidades Greco-Búlgaras de 1930, Serie B, No. 17.
CIJ. Caso de Nacionales Polacos de Danzing (1931), Series A/B, No. 44.
CIJ. Aplicabilidad de la obligación a arbitrar bajo el Convenio de Sede de las Naciones
Unidas (Caso de la Misión del PLO) (1988) 12, a 31-2.
Eur. CHR. Case of Ireland v. the United Kingdom. Judgment of 18 January 1978. Series A
no. 25.
Eur. CHR. Brogan and Others. Judgment of 29 November 1988. Reports of Judgements and
Decisions 145-B.
Eur. CHR. Tomasi v. France. Judgment of 27 August 1992. Series A no. 241-A.
Eur. CHR. Case Ribitsch v. Austria. Judgment of 4 December 1995. Series A No. 336.
Eur. CHR. Aksoy v. Turkey. Judgment of 18 December 1996, Report of Judgements and
Decisions 1996-VI, No. 26.
Eur. CHR. Kurt v. Turkey. Judgment of 25 May 1998, Reports of Judgments and Decisions
1998-III.
Tribunal Penal Internacional para la ExYugoslavia. ICTY, The Prosecutor v. Furundzija, No.
IT-95-17/1-T, Judgement of December 19, 1998 (Trial Chamber II), para. 183 appealed to
the ICTY Appeals Chamber, Prosecutor v. Anto Furundžija, Case No. IT-95-17/1-A,
Judgement of July 21, 2000 (ICTY Appeals Chamber); citado en CIDH, Informe sobre
Terrorismo
(2002).
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ABREVIATURAS
CADH o Convención – Convención Americana sobre Derechos Humanos.
PIDCP – Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
CIPST – Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.
CEDAW – Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer.
CIDH o Comisión – Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
CIJ – Corte Internacional de Justicia.
Comité CEDAW - Comité para la Eliminación de todas las Formas Discriminación contra la
Mujer.
Convención Belém do Pará – Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer.
Corte EHR – Corte Europea de Derechos Humanos.
Corte IDH o Corte – Corte Interamericana de Derechos Humanos.
OC – Opinión Consultiva.
OEA – Organización de Estados Americanos.
ONU – Organización de Naciones Unidas.
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APERSONAMIENTO
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en adelante la Comisión) somete el presente
caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante la Corte) con el objeto que
declare la responsabilidad internacional de la República de Azar por la violación de los Artículos
1(1), 2, 5, 7, 8, y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante la
Convención), los Artículos 2, 3 y 6 de la Convención Interamericana para prevenir y sancionar la
Tortura (en adelante la CIPST)) y el Artículo 7, en conexión con los Artículos 2(c) y 3 de la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (en
adelante Convención Belém do Pará) cometidas en contra de Rosa Luna.
EXPOSICION DE LOS HECHOS
A. SOBRE LA REPUBLICA DE AZAR Y EL GRUPO UNO.
1. Azar, país de gobierno democrático desde 1993, está dividido en dos regiones social, cultural y
económicamente diferentes y desde la independencia de aquel, el norte ha buscado obtener su
autonomía. Entre las agrupaciones formadas con ese fin, en 1950 Raúl Luna fundó el Grupo
UNO —la Unión Nacional Organizada— que desde el 2003 recurrió a las acciones armadas
esporádicas, pese a lo cual el Estado de Azar no se halla en una situación de conflicto armado
interno.
B. SOBRE COMO SE PROCEDE A LA DETENCION DE ROSA LUNA.
2. Rosa Luna fue detenida el día viernes 13 de junio de 2003 por la supuesta participación en
calidad de coautora del delito de terrorismo y de cómplice primaria o instigadora del delito de
tentativa de robo. Para la sustanciación de dicha imputación se invocó como prueba suficiente la
declaración de Josué Guevara, estudiante de la Universidad Católica de Azar e integrante confeso
del Grupo Uno, quien implicó a su profesora como integrante del mismo. El Testimonio de
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Equipo No. 121
Guevara se obtuvo a través del método confeccionado para la conducción de interrogatorios en
casos en los que estuviere en juego la seguridad nacional.
C. SOBRE LAS CONDICIONES EN EL CENTRO FEMENINO DE DETENCIÓN.
3. Rosa Luna permaneció privada de libertad durante 45 días en una celda fría y húmeda de
aproximadamente 7 m², sin luz natural y con sólo una bombilla de muy poca intensidad y sin
lavatorio ni sanitario.
4. No contaba con libre acceso a un baño ya que debía solicitárselo al personal penitenciario y en
reiteradas oportunidades le fue denegado; durante su período menstrual estuvo imposibilitada de
higienizarse adecuadamente; no gozó de una alimentación apropiada y en ningún momento contó
con la asistencia de personal penitenciario femenino.
5. Todas estas condiciones de detención se vieron agravadas en el caso concreto por el
aislamiento celular continuo que debió soportar la detenida durante ocho días y el impedimento
de recibir la visita de su pareja Juan Sol.
D. SOBRE LA ASISTENCIA PROFESIONAL DE LA DEFENSORA.
6. Si bien desde el momento mismo de su detención Rosa Luna tuvo oportunidad de realizar una
llamada a su abogada María Chumbipa y tener dos entrevistas personales con ella en el lapso de
una semana, éstas fueron materialmente restringidas a 15 minutos cada y no es sino hasta el día
23 de junio que puede mantener con ella un encuentro privado durante dos horas. A esto se suma
que Rosa Luna no contó con la presencia de su defensora en ninguno de los interrogatorios a los
que fue sometida.
E. SOBRE LAS DIRECTRICES UTILIZADAS EN LOS INTERROGATORIOS.
7. El día 16 de junio Rosa Luna fue revisada por un médico y entrevistada por el psicólogo
Luciano Duche quienes establecieron su estado de salud psico-físico previo al inicio de los
interrogatorios. Los mismos fueron llevados a cabo por el sargento Jorge Fortunato y los
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Equipo No. 121
coroneles Lino Lona y José Jundia, con el asesoramiento del psiquiatra Dr. Líbero Carnelutti y
desarrollándose según lo dispuesto por un memorando elaborado por el Profesor Guerra,
especialista en Derecho Internacional, y aprobado por los Ministros del Interior, de Defensa y de
Justicia.
8. Los interrogatorios se sucedieron en tres etapas. La primera de ellas tuvo lugar en una sala con
escasa iluminación extendiéndose ininterrumpidamente entre 12 y 14 horas por día, durante las
cuales se indagó sobre detalles de su vida personal, sus ideas políticas y sobre su familia, amigos
y colegas más cercanos.
9. La segunda se desarrolló a partir del viernes 20, donde la señora Luna fue obligada a
permanecer parada con los brazos en alto mientras era interrogada en períodos de 40 minutos,
pudiendo descansar 10 entre uno y otro período en un lapso de 4 horas.
10. El sábado fue llevada a una sala muy luminosa y grande, donde le gritaban obscenidades y le
hacían escuchar grabaciones de personas gritando de dolor, amenazándola con correr la misma
suerte si no cooperaba.
11. Por último, el domingo 22 el sargento Fortunato volvió al mismo método interrogatorio de la
etapa inicial. Los interrogatorios cesaron el 23 de junio.
F. SOBRE LA ACTUACION JUDICIAL DURANTE LA DETENCIÓN.
12. El día 20 de junio la abogada de Rosa Luna se presentó en el Juzgado de Turno y solicitó la
excarcelación de su defendida, no habiéndosele hecho lugar por ser el delito de terrorismo
inexcarcelable según el Código Procesal Penal de la República de Azar.
13. El 26 de junio fue citada por primera vez a declarar ante el juez a cargo del proceso y
finalmente, el 28 de julio de 2003 la señora Rosa Luna fue sobreseída y puesta en libertad por la
causal de falta de pruebas suficientes.
G. SOBRE EL PROCESO PENAL POR EL DELITO DE TORMENTOS.
13
Equipo No. 121
14. El día 25 de mayo de 2004 la señora Rosa Luna efectuó una denuncia penal ante la Fiscalía
de Azar alegando que había sufrido torturas por parte de funcionarios públicos y particulares a
instancia de éstos, en calidad de autores mediatos e inmediatos; subsidiariamente para el caso de
que la Fiscalía estimara que los hechos no encuadraban en la figura de tormentos, solicitó que se
considerara el procesamiento y condena de los denunciados por los delitos de lesiones.
15. La Fiscalía, una vez concluida la investigación, acusa formalmente al sargento Fortunato, a
los coroneles Lona y Jundia y a los Ministros del Interior, de Defensa y de Justicia por su
participación en el delito de tormentos, dejando impunes al Profesor Guerra, al psicólogo Duche
y al médico psiquiatra Dr. Carnelutti.
16. El 2 de junio de 2006, la jueza de primera instancia, Dra. Gelman, dictó sentencia
condenando al sargento Fortunato a 4 años de prisión por someter a Rosa Luna a posiciones que
le provocaron dolor, sumado a las consecuencias físicas y psicológicas ocasionadas; resolviendo
además que las condiciones inhumanas de detención y las humillaciones sufridas por la víctima
no configuraban el tipo de “tormentos”. La jueza absolvió al resto de los acusados.
17. Esta decisión fue apelada por ambas partes. La Cámara confirma la condena recaída en
Fortunato y la absolución de los Ministros, condenando a su vez a Lona y Jundia a 4 años y un
mes de prisión por su participación directa en la supervisión de los hechos calificados como
tormentos.
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Equipo No. 121
ANÁLISIS LEGAL
1. ASPECTOS PRELIMINARES.
18. Al no interponerse excepciones preliminares, ni controvertirse los hechos expuesto por esta
Comisión, debe considerarse precluída la oportunidad del Estado de Azar para interponerlas.
I. Admisibilidad.
19. La petición fue presentada conforme los requisitos exigidos por el Art. 46 de la CADH y los
Arts. 31, 32 y 33 del Reglamento de la CIDH. Cabe resaltar que se han agotado los recursos
internos, se ha respetado el plazo para interponer la petición ante la Comisión, pues ésta fue
presentada el día 5 de diciembre de 2006 y la sentencia definitiva que negó la protección a la
peticionaria respecto de los derechos materia de este juicio le fue notificada el 18 de septiembre
de 2006 y no existe procedimiento internacional pendiente.
II. Competencia.
20. La Corte es competente para conocer el presente caso, puesto que se han cumplido los
procedimientos previstos en los Arts. 48 a 50 de la CADH. La Comisión remitió el informe
previsto por el Art. 50, sin embargo, el Estado se rehusó a cumplir con sus recomendaciones
alegando que existían obstáculos legales insalvables que lo obligarían a violar los derechos de los
sobreseídos penalmente. En consecuencia, y dada la falta de una solución amistosa, la Comisión
debe optar por enviar el caso a la Corte o por emitir posteriormente su opinión y conclusiones 1 ,
en el presente caso la Comisión ha optado por presentar el asunto ante la Corte dentro del plazo
contemplado en el Art. 51 de la Convención.
A. Competencia para conocer las violaciones de la CADH.
1
FAUNDEZ LEDESMA, Héctor, El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, Aspectos
Institucionales y Procesales, 2a. ed. San José-Costa Rica, Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 1999, pág
367.
15
Equipo No. 121
21. La República de Azar ratificó en 1995 la CADH y aceptó la jurisdicción contenciosa de la
Corte sin reservas en el mismo año.
B. Competencia para conocer de las violaciones de la CIPST.
22. La República de Azar ratificó la CIPST en 1995, que en su Art. 8 establece que una vez
agotado el ordenamiento jurídico interno del respectivo Estado y los recursos que éste prevé, el
caso podrá ser sometido a instancias internacionales cuya competencia haya sido aceptada por ese
Estado. En efecto, la interpretación general acepta que la Corte cuenta con las atribuciones
pertinentes para aplicar la Convención sobre tortura apreciar las violaciones cometidas y emitir
las declaraciones y condenas que correspondan 2
C. Competencia para conocer de la violación de la Convención Belém do Pará.
23. La República de Azar ratificó esta Convención en 1997. Su Artículo 12 señala que cualquier
persona o grupo de personas puede presentar a la Comisión denuncias o quejas de violación al
Artículo 7 de la misma. Este procedimiento comprende dentro de sus etapas y como regla
general, el sometimiento del caso ante la Corte 3 . Por lo tanto, si el Artículo.12 de la Convención
bajo análisis no contempla limitación alguna a las normas que rigen este procedimiento ante la
Comisión, no es posible excluir la competencia contenciosa de la Corte.
D. Competencia para considerar otros Tratados Internacionales, Jurisprudencia de otros
Tribunales, Declaraciones, Reglas, Principios, Doctrina y Conciencia Jurídica, al
interpretar la CADH, la Convención Belém do Pará y la CIPST.
24. En la Convención se advierte una tendencia a integrar el sistema regional y el sistema
universal de protección de los Derechos Humanos, según lo dispuesto por el art. 29, que se opone
2
Voto Razonado del juez Sergio García Ramírez sobre el Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Sentencia
de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160, párr. 24.
3
Ver modificaciones al Reglamento de la CIDH realizadas durante los períodos ordinarios de sesiones 116º y 118º,
que reemplazaron las palabras “podrá someter el caso” por “someterá el caso a la Corte salvo por decisión fundada
de la mayoría absoluta de los miembros de la Comisión”.
16
Equipo No. 121
en términos bastantes claros a restringir el régimen de protección referido 4 . La CADH, la CIPST
y la Convención Belém do Pará forman parte de un mismo corpus normativo de protección de los
Derechos Humanos, que ha de ser interpretado de manera integral. Deberá recogerse cada avance
de los instrumentos internacionales que permitan alcanzar el mayor grado de protección para los
titulares de estos derechos 5 .
25. De allí que sea pertinente invocar, en aras de precisar el contenido de los instrumentos
regionales, otros tratados, tales como la CEDAW, el PIDCP, además de Declaraciones,
Jurisprudencia de otros Tribunales, Doctrina y Principios que rigen el Derecho Internacional de
los Derecho Humanos, asimismo, la Conciencia Jurídica Universal, como fuente material última
de todo derecho 6 .
2. ASPECTOS DE FONDO
I. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LA LIBERTAD PERSONAL CONTENIDA
EN EL ARTICULO 7 (1), (3) Y (5), EN PERJUICIO DE ROSA LUNA.
26. El inciso 1 del Artículo 7 de la Convención consagra el derecho de toda persona a la libertad
y seguridad personales. El contenido esencial de dicha norma es la Protección de la libertad del
individuo contra la interferencia arbitraria o ilegal del Estado y, a su vez, la garantía de su
derecho de defensa 7 . En el mismo orden de ideas, la Corte ha señalado que dicho precepto -en
concordancia con lo establecido en similares disposiciones contenidas en otros instrumentos
4
Corte IDH. “Otros Tratados objeto de la Función Consultiva de la Corte” (Art. 64 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-1/82 del 24 de Septiembre de 1.982. Serie A No. 5, párr 24.
5
CANÇADO TRINDADE, Antonio. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos en el siglo XXI, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 2001, págs. 35 y 38.
6
CANÇADO TRINDADE, Antonio A. y VENTURA ROBLES, Manuel E., El Futuro de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, ed, aum, San José-Costa Rica, ACNUR, 2005, pág. 307.
7
Corte IDH. Caso “Instituto de Reeducación del Meno”r Vs. Paraguay. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie
C No. 112, párr.223; en igual sentido Caso Maritza Urrutia Vs. Guatemala. Sentencia de 27 de noviembre de 2003.
Serie C No. 103, párr.66; y Caso Juan Humberto Sánchez Vs. Honduras. Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C
No. 99, párr 82-83.
17
Equipo No. 121
internacionales de derechos humanos 8 - consagra garantías que representan límites al ejercicio de
la autoridad por parte de agentes del Estado. Esos límites se aplican a los instrumentos de control
estatales, uno de los cuales es la detención 9 .
A. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO EL DERECHO A LA LIBERTAD, AL DETENER
ARBITRARIAMENTE A ROSA LUNA.
27. Tanto esta Comisión como la Corte Interamericana han subrayado anteriormente que según el
Artículo 7 inciso 2 nadie puede ser privado de su libertad excepto en casos o circunstancias
expresamente dispuestas por ley (aspecto material), pero además con estricta sujeción a los
procedimientos definidos en la misma (aspecto formal) 10 .
28. Por otro lado el inciso 3 de la misma norma reconoce que nadie puede ser sometido a
detención por causas o métodos que, aún calificados de legales, puedan reputarse como
incompatibles con el respeto a los derechos fundamentales del individuo por ser, entre otras
cosas, irrazonables, imprevisibles, o faltos de proporcionalidad 11 .
29. En esta tesitura se encuadra el actuar del Estado, toda vez que, a pesar de que la detención de
Rosa Luna guarda conformidad con lo estipulado en el numeral 2 del Artículo 7 de la CADH en
virtud de haberse realizado con orden de arresto emanada de autoridad judicial, sí resulta
vulnerante de lo preceptuado por el inciso 3 de dicha norma atento a la arbitrariedad12 manifiesta
8
Declaración Universal de Derechos Humanos, Resolución 217ª (III) de la Asamblea General, ONU Doc. A/810, 71
(1948), Artículo 9; y Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Resolución 2200A (XXI) de la Asamblea
General, 21 ONU GAOR (Supp. No. 16), 52, ONU Doc. A/6316 (1966), 999 UNTS, 171, que entró en vigor el 23 de
marzo de 1976, Artículo 9.
9
Corte IDH. Caso López Álvarez Vs. Honduras. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C No. 141, párr. 67; Caso
García Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú. Sentencia de 25 de noviembre de 2005. Serie C No. 137, párr. 106; y Caso
Palamara Iribarne Vs. Chile. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C No. 135, párr. 197.
10
Véase, CIDH. Quinto Informe sobre la situación de Derechos Humanos en Guatemala, OEA/Ser.L./V/II. 111
Doc.21 Rev.1, 6 de abril de 2001. En este sentido, véase también, Corte IDH. Caso Cesti Hurtado Vs. Perú.
Sentencia de 29 de septiembre de 1999. Serie C No. 56, párr. 140.
11
Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35, párr.43;
Caso Gangaram Panday Vs. Suriname. Sentencia de 21 de enero de 1994. Serie C No. 16, párr. 47.
12
Sobre esto véase, Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114, párr.
107.
18
Equipo No. 121
que vicia la detención, como consecuencia de no encontrarse debidamente fundada en indicios
suficientes que permitan razonablemente suponer la culpabilidad de la persona sometida a un
proceso 13 .
30. Es decir el estado sólo esgrime como única y supuesta prueba de la doble imputación que se
le formula a Rosa Luna, por los delitos de terrorismo y tentativa de robo -y que sirviera de
fundamento a la privación de la libertad a la cual fue sometida- la confesión de Josué Guevara,
viciada a su vez fatalmente de nulidad por haber sido obtenida mediante coacción, prohibida por
el Artículo 8 inc.3 de la CADH. Esto configura asimismo un acto de tortura que por tal razón -y
según lo confirma el Artículo 10 de la CIPST- no puede ser utilizada como medio de prueba en
un proceso, todo lo cual fulmina idénticamente la detención que en ella se fundamenta,
tornándola arbitraria por falta de sustento.
31. Por otro lado no podría admitirse de modo alguno un argumento del Estado que pretendiera
legitimar tal detención bajo la tesis de haber considerado también como elemento probatorio el
aporte de la señora Rosa Luna a la Fundación por los pobres, ya que fueron las propias
autoridades de la República de Azar, tal como surge de los hechos, las que admitieron que la
confesión de referencia fue la prueba única y suficiente de la medida adoptada 14 , confesión que
tal como se dijera anteriormente fue ilegalmente obtenida. A mayor abundamiento cabe sostener
que si realmente el Estado hubiera considerado como prueba el referido aporte económico a la
fundación, habría procedido a detener igualmente a todas las personas que contribuyen al
sostenimiento de la misma, nada de lo cuál ocurrió en el cas d´espece.
13
14
Corte IDH. Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador. Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C No. 129, párr. 111.
Ver respuesta aclaratoria número 68.
19
Equipo No. 121
32. En conclusión, la sospecha sostenida por el estado para fundamentar la detención de Rosa
Luna acaece absolutamente irrazonable por falta de sustento alguno en prueba legítima, viciando
idénticamente de arbitrariedad 15 la medida dictada en su consecuencia.
B. LA REPÙBLICA DE AZAR HA VULNERADO EL DERECHO A LA LIBERTAD DE ROSA
LUNA AL SOMETERLA ILEGITIMAMENTE A PRISIÓN PREVENTIVA.
33. La prisión preventiva es la medida más severa que se le puede aplicar al imputado de un
delito, motivo por el cual su aplicación debe tener un carácter excepcional16 , en virtud de que se
encuentra limitada por los principios de legalidad, presunción de inocencia, necesidad y
proporcionalidad, indispensables en una sociedad democrática. 17
34. Aún más cuando la persona es sometida a detención preventiva después de su arresto, debe
demostrarse que las autoridades del Estado tienen una justificación adecuada de dicha detención
y que el Estado ha ejercido diligencia debida para establecer una pronta y continua supervisión
judicial 18 .
35. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos impone en la aplicación de la prisión
preventiva el cumplimiento de diversas condiciones y el respeto de determinados principios que
están sistematizados por los Informes respectivos de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos 19 , condiciones que no han sido observadas en el presente caso, entre ellas la exigencia
de control judicial, la presunción razonable de que el imputado ha cometido un delito, y la
justificación adecuada de la medida adoptada.
15
Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador, nota 12 supra, párr. 107.
En este sentido, cfr. ONU. Reglas Mínimas para el tratamiento de los reclusos. Adoptadas por el Primer Congreso
de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1955, y
aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2076
(LXII) de 13 de mayo de 1977 [en adelante, Reglas Mínimas], Regla 6.1.
17
Corte IDH. Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay, nota 7 supra, párr. 228
18
CIDH, Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos, OEA/Ser.L/V/II.116 Doc.5 Rev. 1, 22 de octubre 2002
[en adelante, Informe de la CIDH sobre Terrorismo (2002)] Capítulo III, párr. 123.
19
En este sentido véase por ejemplo, CIDH. Caso 11.205, Informe No. 2/97, Jorge Luis Bronstein y otros
(Argentina), Informe Anual de la Comisión 1997, párr. 19; 24; 26 y 44.
16
20
Equipo No. 121
36. Con respecto a lo primero, la condición de razonabilidad de la medida y del plazo de duración
de la misma, genera ineludiblemente la necesidad de control judicial como único medio idóneo
para evitar detenciones arbitrarias e ilegales 20 y que, en el cas d´espece, exigía colocar sin
demora a Rosa Luna frente al juez que ordenó su detención, hecho que recién tuvo lugar trece
días después de ella, cuando la víctima ya había sido expuesta reiteradamente a torturas mediante
los interrogatorios realizados por las autoridades de Azar.
37. En efecto, el hecho de que el arresto se hubiera realizado bajo una orden judicial, no releva la
responsabilidad del Estado, acaecida por incumplir la exigencia que recae sobre el juez de
mantener continuamente bajo examen la necesidad de la medida, evaluando si hay razones
jurídicas suficientes para el arresto y protegiendo de ese modo el bienestar de los detenidos en
momentos en que están totalmente bajo control del estado 21 y, por tanto son particularmente
vulnerables a los abusos de autoridad 22 . Todo ello sin olvidar que la misma orden judicial era
arbitraria ab initio tal como se expusiera anteriormente 23 .
38. Por otro lado, entre los principios y condiciones referidas ut supra, esta Comisión ha
sostenido como necesaria e indispensable la existencia de una presunción fundada de que la
persona sometida a prisión preventiva ha cometido un delito. En este sentido el Estado debió
basar la privación de libertad en una sospecha cimentada en tal sentido respecto de Rosa Luna,
cuestión que según surge de autos se fundamentó en prueba ilegítima y sobre lo cual esta
Comisión se ha expedido oportunamente.
20
Corte IDH. Caso Juan Humberto Sánchez Vs. Honduras, nota 7 supra, párr.83.
Corte IDH. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 135. En el mismo sentido, cfr. Eur. CHR. Aksoy v. Turkey. Judgment of 18
December 1996, Report of Judgements and Decisions 1996-VI, No. 26, párr. 76;.Brogan and Others. Judgment of 29
November 1988. Reports of Judgements and Decisions 145-B, párr. 58; y Kurt v. Turkey. Judgment of 25 May 1998,
Reports of Judgments and Decisions 1998-III, párr. 124.
22
CIDH. Caso 12.069, Informe No. 50/01, Damion Tomas (Jamaica), Informe Anual de la Comisión 2000, párr. 37.
23
En cuanto a esto, véase el parágrafo 32 del presente Memorial.
21
21
Equipo No. 121
39. Finalmente, en relación con la justificación requerida para la prisión preventiva, esta
Comisión ha considerado diversos motivos que pueden ser invocados para fundamentarla,
encontrándose entre ellos el del peligro de colusión 24 contemplado por el Código Procesal Penal
del Estado de Azar; sin embargo son los mismos Informes los que advierten que ninguno de los
fundamentos admitidos para el dictado de tal medida puede ser invocado con “carácter general y
abstracto” 25 , sino que deben ser demostrados en el caso concreto, lo cual resulta violentado por
la presunción de colusión iure et de iure que formaliza la legislación de Azar al considerarlos
delitos per se inexcarcelables 26 .
40. La necesidad de este análisis concreto de la supuesta peligrosidad procesal se contradice
irremediablemente con la presunción absoluta contenida en el Código Procesal Penal de Azar de
que en los delitos de terrorismo habrá de producirse inevitablemente colusión 27 . Esto demuestra
que la inculpación de la señora Luna fue realizada de modo tendencioso y sin ningún tipo de
indicios suficientes para ello invirtiendo maliciosamente el principio de presunción inocencia,
cuestión sobre la cual esta Comisión se expedirá en detalle al tratar la violación del Artículo 8(2).
41. No basta entonces con alegar, sin consideración de las características particulares del caso
concreto, que dada determinada circunstancia -v.gr., la sospecha de participación en el delito de
terrorismo- la imputada necesariamente habrá de confabularse con otros presuntos miembros de
UNO. El tribunal debe atender a las circunstancias objetivas y ciertas que, en el caso concreto,
24
CIDH. Caso Jorge Luis Bronstein y otros(Argentina), nota 19 supra, párr.26-37.
Ibídem, parr. 34.
26
MAIER, Julio. “Derecho Procesal Penal”, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1996, T. I, pág. 524.
27
XV Congreso Latinoamericano de Derecho Penal y Criminología. “Las Implicancias de lo Cautelar en la Prisión
Preventiva”, T. III, pág. 209.
25
22
Equipo No. 121
permitan formular un juicio sobre la existencia probable del peligro que genera la necesidad de la
medida de coerción 28 .
42. Aún más, sería improcedente una eventual defensa del Estado que pretendiere justificar la
legitimidad de la negatoria de excarcelación en perjuicio de Rosa Luna en el hecho de que se ha
obrado de conformidad con el Código Procesal Penal, ya que -según el criterio jurisprudencial
largamente mantenido por la Corte- no pueden invocarse disposiciones de derecho interno para
justificar el incumplimiento de las obligaciones internacionales 29 . Por el contrario, el proceder del
estado resulta en el caso sub examine vulnerante también de las obligaciones emergentes del
Artículo 2 de la Convención 30 .
43. Aunando las argumentaciones vertidas y probadas ut supra, la República de Azar es
responsable por la violación del Artículo 7 (5) en conexión con los Artículos 8 (2) y 2 de la
CADH en perjuicio de la señora Rosa Luna.
II. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LA INTEGRIDAD PERSONAL
CONSAGRADA EN EL ARTÍCULO 5(1) Y 5(2) EN CONEXION CON LAS
OBLIGACIONES IMPUESTAS POR EL 1(1) Y 2 DE LA CADH Y EN LOS ARTICULOS
3 Y 6 DE LA CIPST, EN PERJUICIO DE ROSA LUNA.
A. VIOLACIÓN A LA INTEGRIDAD PERSONAL
28
BOVINO, Alberto. “El Encarcelamiento Preventivo en los Tratados de Derechos Humanos”, publicado en
“Problemas de Derecho Procesal Penal Contemporáneo”, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1998, págs.
144/145.
29
Corte IDH. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago. Sentencia de 21 de junio de
2002. serie C No. 94, párr. 152 c); en igual sentido la Corte Internacional de Justicia ha establecido que por el
principio de Buena Fe, el Estado no puede alegar incumplimiento internacional por la aplicación de su derecho
interno. Caso de las Comunidades Greco-Búlgaras de 1930, Serie B, No. 17, pág. 32; Caso de Nacionales Polacos
de Danzing (1931), Series A/B, No. 44, pág. 24; y Aplicabilidad de la obligación a arbitrar bajo el Convenio de
Sede de las Naciones Unidas (Caso de la Misión del PLO) (1988) 12, a 31-2, párr.47.
30
Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Sentencia de 17 de junio de 2005. Serie C No.
125, párr. 102-103. En idéntico sentido, Voto Disidente del Juez A.A. Cançado Trindade sobre el Caso Genie
Lacayo Vs. Nicaragua. Solicitud de Revisión de la Sentencia de 29 de enero de 1997. Resolución de la Corte de 13
de septiembre de 1997. Serie C No. 45, párrs. 18-21.
23
Equipo No. 121
44. El régimen jurídico internacional configurado por la CADH y por la CIPST, protege en
conjunto la integridad personal, conformando -en la evolución actual del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos- la preceptiva del ius cogens 31 .
45. La amplitud del sistema de protección resultante de la integración exegética emergente del
Artículo 29 de la CADH que obliga a interpretar la misma en el sentido que resguarde en mayor
grado el derecho en cuestión 32 resulta contemplativa no sólo de la tutela de la integridad personal
contra los tratos crueles, inhumanos o degradantes, sino también de su protección contra
cualquier forma de tortura, conceptos éstos distinguidos y precisados por esta Comisión en
reiteradas oportunidades 33 .
46. Ambas formas de transgresión del Artículo 5 resultan acreditadas en el presente caso e
imputables al Estado de Azar según los términos explicitados a continuación.
A.1 LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LA PROHIBICIÓN DE APLICAR PENAS O
TRATOS CRUELES, INHUMANOS Y DEGRADANTES, EN PERJUICIO DE ROSA LUNA.
47. El Estado no sólo es responsable por haber sometido a la víctima a tratos crueles, inhumanos
o degradantes, sino también por la falta de investigación y la consecuente ausencia de reparación
por tales actos.
48. En relación con lo primero el Estado ha incumplido el deber de prevención que le exige la
concreta posición de garante inherente a rol que desempeña, que lo obliga en consecuencia a
31
La Corte Interamericana de Derechos Humanos, Un Cuarto de Siglo: 1979-2004 (Secretaría General, OEA,
2005), pág. 780; CIDH, Informe sobre la Situación de Derechos Humanos de los Solicitantes de Asilo en el Marco
del Sistema Canadiense de Determinación de la Condición de Refugiados, OEA/Ser.L/V/II. 106, Doc. 40 rev. 1, 28
de febrero de 2000, párr. 154; Voto Razonado del Juez A.A. Cançado Trindade sobre el Caso de los Hermanos
Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C No. 110, párr. 37-37.
32
Corte IDH. “La Colegiación Obligatoria de los Periodistas” (Art. 13 y 29 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC- 5/85 del 13 de Noviembre de 1985. Serie A No. 5, párr. 44.
33
CIDH. Caso 10.832, Informe 35/96, Luis Lizardo Cabrera (República Dominicana), Informe Anual de la
Comisión 1997, párr. 82/83.
24
Equipo No. 121
responder por ciertos resultados en virtud de sus obligaciones de custodia 34 y cuyo deber asume
con el objetivo de proteger y garantizar el derecho a la vida y a la integridad personal 35 respecto
de todas las personas que se encuentran recluidas en un centro de detención estatal 36 . Así, una de
las obligaciones que ineludiblemente debe afrontar el Estado es la de procurar a las personas
privadas de libertad condiciones mínimas compatibles con su dignidad humana 37 .
49. En el orden de ideas de lo expresado ut supra, el Estado de Azar mantuvo detenida a Rosa
Luna en una celda extremadamente pequeña durante 45 días 38 , sin luz natural, con una bombilla
de muy poca intensidad 39 , sin lavatorio ni sanitario 40 , en aislamiento celular continuo por 8
días 41 , restringiendo sus alimentos 42 e impidiéndole la visita de su familia 43 ; todo lo cual importa
per se una forma de trato cruel, inhumano y degradante. 44
50. Por otro lado la responsabilidad del Estado por los tratos crueles, inhumanos o degradantes
que sufre una persona que ha estado bajo la custodia de agentes estatales, emerge también si las
autoridades no han realizado una investigación seria de los hechos seguida del procesamiento de
quienes aparezcan como responsables de ellos 45 . En el caso sub judice la sentencia de primera
34
Voto Razonado del Juez Sergio García Ramírez sobre la Resolución de la Corte de 30 de marzo de 2005 en el
Caso de las Penitenciarías de Mendoza (Argentina), párr. 10.
35
Voto Concurrente del juez Sergio García Ramírez a la Resolución sobre Medidas Provisionales en el Caso de las
Penitenciarías de Mendoza, de 18 de junio de 2005, párr. 18.
36
Corte IDH. Caso de las Penitenciarías de Mendoza. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 18 de junio de 2005, considerando séptimo; en el mismo sentido, Corte
IDH. Caso Neira Alegría y Otros Vs. Perú. Sentencia del 19 de enero de 1995. Serie C No. 20, párr. 60.
37
Corte IDH. Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay, nota 7 supra, párr. 159.
38
Véase Voto Razonado del Juez Rodolfo E. Piza Escalante. Asunto de Viviana Gallardo y Otras, No. 101/81,
Resolución del 8 de septiembre de 1983. Serie A No. G, párr. 30.
39
Véase Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Sentencia de 17 de
septiembre de 1997. Serie C No. 33, párrs. 57-58.
40
Reglas Mínimas, nota 16 supra, Regla 12.
41
CIDH. Caso Luis Lizardo Cabrera (República Dominicana), supra nota 33, párr. 82-83.
42
Reglas Mínimas, nota 16 supra, Regla 20.
43
Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador, nota 11 supra, párr. 91.
44
Voto Razonado del Juez Rodolfo E. Piza Escalante. Asunto Viviana Gallardo y Otras, nota 38 supra, párr. 30.
45
Corte IDH. Caso Baldeón García Vs. Perú. Sentencia de 6 de abril de 2006. Serie C No. 147, párr. 120; Caso de
los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala, nota 21 supra, párr. 170. En el mismo sentido,
cfr. Eur. CHR. Aksoy v. Turkey, supra nota 21, párr. 61 y 62; y Tomasi v. France. Judgment of 27 August 1992.
Series A no. 241-A, párr. 108-111.
25
Equipo No. 121
instancia dejó impune los hechos denunciados por no ser subsumibles dentro del tipo penal de
tormentos.
51. En todo caso siempre recae sobre el Estado la obligación de proveer una explicación
satisfactoria y convincente de lo sucedido y desvirtuar las alegaciones sobre su responsabilidad
mediante elementos probatorios adecuados 46 , lo cual resulta en el presente absolutamente
inviable bajo la consideración de los hechos denunciados.
A.2. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LA PROHIBICIÓN DE TORTURA, EN
PERJUICIO DE ROSA LUNA.
52. La tortura se presenta como una forma agravada de los tratos crueles inhumanos o
degradantes, caracterizada por ser perpetrados con un propósito, sea éste el de obtener
información o confesiones, o infligir castigo 47 .
53. A su vez la tortura se encuentra contemplada en la CIPST. En este sentido se ha expresado la
Corte al sostener que “La Convención Interamericana contra la Tortura (...) forma parte del
Corpus Iuris Interamericano que debe servir a esta Corte para fijar el contenido y alcance de la
disposición general contenida en el Artículo 5.2 de la Convención Americana 48 ”.
54. La prohibición de la tortura es completa e inderogable, aún en las circunstancias más difíciles
para el Estado tales como las que se configuran bajo la agresión del terrorismo y el crimen
organizado a gran escala 49 , campos en los cuales convergen el Derecho Internacional en materia
de Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario previendo ambos los mismos
46
Corte IDH. Caso Baldeón García Vs. Perú, supra nota 45, párr. 120; Caso Juan Humberto Sánchez, supra nota 7,
párr. 111.
47
CIDH. Caso Luis Lizardo Cabrera (República Dominicana), supra nota 33, parr. 79.
48
Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador, nota 12 supra, párr.145
49
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C No. 69, párr. 95.
26
Equipo No. 121
requisitos mínimos e inderogables respecto del trato humano de todas las personas bajo control
de la autoridad del Estado 50 .
55. El interrogatorio de personas sospechadas de haber cometido actividades terroristas está
estrictamente limitado por las normas de la CADH en relación con el derecho a un trato humano
y a la prohibición absoluta de la tortura 51 .
56. Pese a ello, Rosa Luna fue compelida a declarar durante extensos períodos 52 , debiendo
permanecer en reiteradas oportunidades de pie y con los brazos en alto53 . Asimismo fue objeto de
constantes humillaciones con el propósito de quebrar su resistencia física y moral 54 para forzarla
a autoinculparse o a confesar determinadas conductas delictivas o para someterla a modalidades
de castigo adicionales a la privación de la libertad en sí misma 55 , alternando incluso el método de
indagatoria para desorientarla 56 tal como el hecho de haberla llevado de una sala de media luz y
de pequeñas proporciones a una de características muy distintas, amplia y luminosa, como
también de hacerla pasar desde un interrogatorio formulado sin mayores manifestaciones de
violencia a otros donde esta violencia psicológica era la característica predominante.
57. Las secuelas de estos hechos han sido extremadamente graves para la Sra. Rosa Luna,
adoleciendo en la actualidad de graves problemas de columna -consecuencia de los momentos de
50
El Tribunal Penal Internacional para la Ex-Yugoslavia ha observado en este sentido que la esencia del cuerpo
íntegro del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos reside en la
protección de la dignidad humana de cada persona, cualquiera sea su sexo. El principio general de respeto a la
dignidad humana es la propia razón de ser del derecho internacional humanitario y del derecho internacional en
materia de derechos humanos e inclusive, en los tiempos modernos a cobrado una importancia suficiente para
permear todo el cuerpo del derecho internacional. ICTY, The Prosecutor v. Furundzija, No. IT-95-17/1-T, Judgement
of December 19, 1998 (Trial Chamber II), para. 183 appealed to the ICTY Appeals Chamber, Prosecutor v. Anto
Furundžija, Case No. IT-95-17/1-A, Judgement of July 21, 2000 (ICTY Appeals Chamber); citado en CIDH, Informe
sobre Terrorismo (2002), nota 18 supra.
51
CIDH. Informe sobre Terrorismo (2002), supra nota 18 párr. 210.
52
Véase DAVIDSON, Scott. The Civil and Political Rights Protected in the Inter-American Human Rights System,
in THE INTER-AMERICAN HUMAN RIGHTS SYSTEM (David Harris y Stephen Livingstone eds. 1998), 226.
53
Eur. CHR. Case of Ireland v. the United Kingdom. Judgment of 18 January 1978. Series A no. 25, párr. 167.
54
Corte IDH. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú, nota 39 supra, párr. 57.
55
Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador, nota 12 supra, párr. 146; Caso Maritza Urrutia Vs. Guatemala, nota 7 supra,
párr. 93; Caso Cantoral Benavides Vs. Perú, nota 49 supra, párr. 104; y Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs.
Perú. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160, párr. 317.
56
Eur. CHR. Case of Ireland v. The United Kingdom, nota 53 supra, párr. 96.
27
Equipo No. 121
tensión sufridos durante los interrogatorios- como así también de falta de concentración,
dificultades para leer, y de un estado permanente de alerta que se agudiza frente a figuras de
autoridad. Su personalidad ha cambiado, tornándose una persona pesimista y fatalista.
58. La Corte Europea de Derechos Humanos ha manifestado que, aún en ausencia de lesiones, los
sufrimientos en el plano físico y moral, acompañados de turbaciones psíquicas durante los
interrogatorios, pueden ser considerados como tratos inhumanos 57 . Dicha situación es agravada
por la vulnerabilidad de una persona ilegalmente detenida 58
59. Asimismo, y tal como lo ha reconocido esta Corte en reiteradas oportunidades, las amenazas
y el peligro real de someter a una persona a lesiones físicas -en este caso mediante la escucha de
grabaciones de personas gimiendo de dolor- ha producido en Rosa Luna una angustia moral de tal
grado que puede ser considerada tortura psicológica 59 .
60. Finalmente cabe resaltar que es deber de los Estados investigar acabadamente las violaciones
de Derechos Humanos, procesar a todos los responsables y evitar la impunidad 60 . En este orden,
si bien los autores materiales del delito de tormentos fueron condenados en sede penal; el resto de
los responsables no fueron sancionados a pesar de la tipificación amplia del delito de tortura que
formula el Artículo 3 de la CIPST, comprendiendo a “los empleados o funcionarios públicos que
actuando en ese carácter ordenen, instiguen, induzcan a su comisión, lo cometan directamente o
que, pudiendo impedirlo, no lo hagan”. Ninguna responsabilidad recayó en el derecho doméstico
sobre los funcionarios estatales que aprobaron el memorando –aún vigente– sobre la base del cual
se cometieron las referidas torturas, ni sobre el Profesor Guerra como redactor del mismo como
57
Ibídem, párr. 167.
Eur. CHR. Case Ribitsch v. Austria. Judgment of 4 December 1995. Series A No. 336, párr. 36. En el mismo
sentido, Corte IDH. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C No. 70,
párr. 150
59
Corte IDH. Caso Baldeón García Vs. Perú, nota 45 supra, párr. 119; Caso Tibi Vs. Ecuador, nota 12 supra, párr.
147; y Caso Maritza Urrutia Vs. Guatemala, nota 7 supra, párr. 92.
60
Véase, por ejemplo, Corte CIDH. Caso Bulacio Vs. Argentina. Sentencia de 18 de septiembre de 2003. Serie C
No. 100, párr. 110.
58
28
Equipo No. 121
así tampoco sobre los profesionales de la salud que no obstante el deber de denunciar 61 los
atropellos cometidos los encubrieron.
61. Por ser un principio básico del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, el Estado de
Azar es responsable por los actos y omisiones de sus poderes y órganos que independientemente
de su jerarquía violaron el derecho a la integridad.
B. LA REPUBLICA DE AZAR INCUMPLIO LA OBLIGACIÓN GENERAL DE ADECUAR SUS
DISPOSICIONES DE DERECHO INTERNO A LA PROTECCIÓN DE LA INTEGRIDAD
PERSONAL CONSAGRADA EN LA CONVENCIÓN
62. El deber general del Artículo 2 de la Convención implica la supresión de las normas y
prácticas de cualquier naturaleza que entrañen violación a las garantías previstas en ella 62 .
En lo que aquí respecta la responsabilidad del Estado se concreta en la orden ministerial que
dispone los lineamientos para la conducción de interrogatorios en los casos en que estuviese en
juego la seguridad nacional.
63. Estos lineamientos contienen claras violaciones al inexcusable respeto a la dignidad personal
de quienes se hayan privados de libertad 63 , amparando todas y cada una de las conductas
explicitadas en los acápites anteriores que constituyeron actos de torturas y tratos crueles,
inhumanos y degradantes, a la vez que permitieron las violaciones al derecho a la libertad
personal y al debido proceso según se expone en el presente memorial.
64. Es que de ningún modo, bajo el pretexto de las necesidades de la investigación y las
dificultades innegables del combate al terrorismo, pueden justificarse restricciones a la protección
61
En el mismo sentido, ONU. Principios de Ética Médica aplicables a la función del personal de salud,
especialmente los médicos, en la protección de personas presas y detenidas contra la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos y degradantes. Adoptados por la Asamblea General en su resolución 37/194, de 18 de diciembre
de 1982.
62
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C No. 127, párr. 189.
63
Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú, nota 55 supra, párr. 321.
29
Equipo No. 121
de la integridad física, psíquica y moral de la persona que atenten contra la preceptiva
convencional de protección de los derechos humanos 64 .
65. En este sentido la orden ministerial contraria a la Convención obstaculiza el effet utile 65 de
los derechos consagrados en ésta y hace responsable internacionalmente al Estado por su dictado
y más aún por su actual vigencia.
III. LA REPUBLICA DE AZAR INCUMPLIÓ EL DEBER DE ADOPTAR MEDIDAS
PARA PREVENIR, SANCIONAR Y ERRADICAR LA VIOLENCIA CONTRA LA
MUJER CONSAGRADO EN LOS ARTICULOS 2(c), 3 y 7 DE LA CONVENCIÓN
BELEM DO PARA.
66. La tutela de los Derechos Humanos requiere instrumentos de alcance general y específico que
integran, conjuntamente, el “escudo de protección” requerido por grandes sectores de la
población particularmente marginados 66 , entre éstos: las mujeres.
67. El derecho de las mujeres a vivir libres de violencia y discriminación ha sido consagrado
como un desafío prioritario en los Sistemas de Protección de los Derechos Humanos a nivel
regional e internacional 67 . Sin embargo la situación de los Derechos Humanos de las Mujeres
sigue siendo preocupante. La discriminación y la violencia contra ellas persisten 68 .
68. En este contexto, la Convención Belem Do Pará constituye un avance significativo en la
materia en la cual los Estados Parte reconocen que la violencia contra la mujer es una ofensa a la
64
CIDH. Informe sobre Terrorismo (2002), supra nota 18, párr. 210.
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua, nota 62 supra, párr. 170
66
Voto Razonado del juez Sergio García Ramírez sobre el Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú, nota 2
supra, párr. 2.
67
CIDH. Acceso a la Justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas. OEA/Ser. L/V/Doc.68, 20 de
enero de 2007.
68
CEJIL. “La Defensa de los derechos Humanos ante el sistema Interamericano”. Poblaciones Afectadas: Mujeres,
pág. 23
65
30
Equipo No. 121
dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre
mujeres y hombres 69 .
69. El Artículo 12 de la referida Convención consagra un sistema de protección respecto de las
medidas exigidas por el Artículo 7, el cual contiene una enfática condena de todas las formas de
violencia contra la mujer y pone a cargo de los Estados la asunción de “políticas” orientadas a
prevenir, sancionar y erradicar dicha violencia, obligándose a determinadas acciones y
abstenciones que atienden a aquellos objetivos 70 . En este marco, consagra además entre sus
principios más importantes la necesidad de que los Estados tomen especialmente en cuenta la
situación de vulnerabilidad a la violencia que pueden sufrir las mujeres, entre otras razones, por
estar privadas de libertad 71 .
70. En relación con ello y a pesar de la redacción poco clara del Artículo 12, la Corte puede y
debe ejercer su jurisdicción contenciosa sobre el contenido del Artículo 7, ello sin perjuicio de la
función consultiva que sí se halla expresamente prevista 72 respecto de la totalidad del
instrumento.
71. Esta es la interpretación que surge de lo expresamente estipulado en el Artículo de referencia
de la Convención Belem Do Pará, el cual, si bien menciona solamente el Derecho de Petición a la
Comisión 73 , agrega que ésta considerará las peticiones "de acuerdo con las normas y los requisitos
69
IIDH en colaboración con CEJIL. “Los Derechos Humanos de las Mujeres: Fortaleciendo su promoción y
protección internacional”, IIDH, San José-Costa Rica, 2004, pág. 152.
70
Voto Razonado del juez Sergio García Ramírez sobre el Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú, nota 2
supra, párr. 29.
71
CIDH. Las Mujeres frente a la Violencia y la Discriminación derivadas del conflicto armado en Colombia, 2006,
párr.28.
72
Así, Convención Belem Do Pará. Artículo 11: “Los Estados parte en esta Convención y la Comisión
Interamericana de Mujeres, podrán requerir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos opinión consultiva
sobre la interpretación de esta Convenció”.
73
Véase MEDINA, Cecilia. “Derechos Humanos de la Mujer¿ donde estamos ahora en las Américas?” Publicado
en Essays in Honour of Alice Yotopoulos-Marangopoulos. Prof. A. Manganas (ed.), Volume B, Panteion University,
Nomiki Bibliothiki Group, Athens (2003), pp. 907-930.
31
Equipo No. 121
de procedimiento para la presentación y consideración de peticiones estipulados en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y en el Estatuto y el Reglamento" de la Comisión.
72. Efectivamente, entre estas normas remitidas se encuentra el Artículo 51(1) de la CADH que
prevé la posibilidad del envío de casos a la Corte cuando no han podido ser solucionados por la
Comisión, lo cual da sustento a la interpretación propuesta concordantemente con la reciente
recepción jurisprudencial de este máximo Tribunal74 .
73. En el cas d´espece, el Estado de Azar ha incumplido las obligaciones consagradas por el
Artículo 7 resultando responsable de los actos cometidos en perjuicio de Rosa Luna, siendo ésta
una forma de violencia basada en el género, es decir, aquella dirigida contra la mujer porque es
mujer o que la afecta en forma desproporcionada, según se expone a continuación 75 .
74. En este sentido la señora Luna no fue asistida en ninguna ocasión por personal penitenciario
femenino 76 durante su estadía en el Centro de Detención, a pesar de que se hallaban mujeres
desempañándose en tales funciones, aunque tan sólo fuera el 30% de la totalidad del personal.
75. Asimismo debía concurrir al sanitario acompañada de un guardia masculino lo cual evidencia
la falta de prevención del Estado, que genera de esta forma situaciones propicias al abuso por
parte de agentes estatales 77 .
76. Por otro lado, debió pasar dos días de su período menstrual sin ningún tipo de apósito, con su
ropa manchada y sin posibilidad de higienizarse. Durante los días siguientes sus demandas de
toallas higiénicas no fueron respondidas satisfactoriamente -recibiendo en una semana tan sólo 2
de ellas- a la vez que le fue impedido bañarse. La falta de condiciones sanitarias, particularmente
74
Voto Razonado del juez A.A. Cançado Trindade sobre el Caso del Penal Miguel Castro Castro. Sentencia de 25
de noviembre de 2006. Serie C No. 160, párr. 73.
75
En este sentido véase, ONU. Comité CEDAW sobre la violencia contra la mujer. Recomendación General No. 19
de abril 2001.
76
Véase sobre esto Reglas Mínimas, nota 16 supra, Regla 53.
77
En este sentido véase, ONU. Informe del Relator Especial, Sr. P. Kooijmans, designado de acuerdo con la
Resolución 1985/33 E/CN. 4/1986/15, de la Comisión de Derechos Humanos.La Tortura y otros tratamientos o
castigos crueles, inhumanos o degradantes, 19 de febrero de 1986, párr. 119.
32
Equipo No. 121
en el caso de mujeres en período menstrual, genera un sufrimiento especial y adicional en las
detenidas 78 configurando una tolerancia de todo el sistema, que no hace sino perpetuar las raíces
y factores psicológicos, sociales e históricos que mantienen y alimentan la violencia contra la
mujer 79 .
77. Con idéntica y reprochable finalidad la víctima debió padecer la violencia psíquica
materializada en gritos obscenos durante los interrogatorios, lo cual constituye otra clara
humillación a su condición de mujer.
78. El Estado sumió a Rosa Luna en un vacío de protección que resulta incompatible con la
obligación establecida en el Art. 7 de la Convención Belém do Pará generando la responsabilidad
estatal por la infracción de dicha norma, cuyo contenido resulta mayormente precisado a la luz de
lo previsto en el Artículo 2 inc. c del referido instrumento toda vez que los abusos descriptos en
el presente acápite fueron cometidos y tolerados por agentes estatales contrariando de igual modo
el principio general contenido en el Artículo 3 relativo al derecho de toda mujer a una vida libre
de violencia y cuya aplicación práctica se manifiesta en la norma bajo análisis (Artículo 7)
contemplada expresamente como susceptible del procedimiento de protección previsto por la
Convención.
IV.
LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LAS GARANTIAS JUDICIALES
CONTENIDAS EN EL ARTICULO 8 (2), (2.c) Y (2.g) DE LA CADH.
79. Es ilícita, toda forma de ejercicio del poder público que viole los derechos reconocidos por la
Convención. Esto es aún más importante en las instancias procesales, cualesquiera que ellas
78
Cfr. International Committee of the Red Cross. Women Facing War: ICRC Study on the Impact of Armed Conflict
on Women. 2001, ref. 0798, Sección III; citado en el Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú, nota x supra,
párr. 331.
79
CIDH. Caso 12.051, Informe No. 54/01, María Da Penha Maia Fernández(Brasil), Informe Anual de la Comisión
2000, párr. 55; Caso 10.970, Informe No. 5/96, Raquel Martín de Mejía (Perú), Informe Anual de la Comisión 1995,
pág. 185; Caso 11.565, Informe No. 53/01, Ana, Beatriz y Celia González Pérez (México), Informe Anual de la
Comisión 2001, Párr. 94; y Caso 10.506, Informe No. 38/96, X &Y (Argentina), Informe Anual de la Comisión 1996,
párr 54-71.
33
Equipo No. 121
sean 80 , donde las autoridades no sólo deben actuar con un total apego al orden jurídico sino que
además deben conceder a todas las personas que se encuentran sujetas a su jurisdicción, las
garantías mínimas del debido proceso 81 . Dichas protecciones configurativas del “debido proceso
legal” 82 no pueden ser suspendidas y se aplican incluso en la investigación, procesamiento y
sanción de delitos vinculados al terrorismo 83 .
A. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, EN
PERJUICIO DE ROSA LUNA.
80. Esta Corte ha señalado que el principio de presunción de inocencia constituye un fundamento
de las garantías judiciales para todas las personas sospechadas o acusadas de un delito 84 . De lo
dispuesto en el Artículo 8.2 de la Convención deriva la obligación estatal de no restringir la
libertad del detenido más allá de los límites estrictamente necesarios para asegurar que aquél no
impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones ni eludirá la acción de la justicia. En este
sentido, la prisión preventiva es una medida cautelar, no punitiva 85 .
81. En el caso sub judice, y tal como se expusiera en el acápite relativo a la violación de la
libertad personal 86 , no había elementos probatorios legítimos que permitieran inferir
razonablemente que Rosa Luna estuviese involucrada con el Grupo UNO ni con el robo al
almacén militar de Nueva Armenia, todo lo cual convierte la restricción de la libertad adoptada
en su contra en una pena tergiversando el referido carácter tutelar que debió regirla.
80
Corte IDH. Caso Yatama Vs. Nicaragua, nota 62 supra, párr. 147.
Corte IDH. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Sentencia de 24 de septiembre de 199. Serie C No. 54,
párr. 68.
82
Corte IDH. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (Arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana Sobre
Derechos Humanos) Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 28.
83
CIDH. Informe sobre terrorismo (2002), nota 18 supra, párr. 261.
84
Corte IDH. Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador, nota 13 supra, párr.111. Asimismo, ONU. Conjunto de Principios
para la Protección de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión. Adoptados en la
Asamblea General en su resolución 43/173, de 9 de diciembre de 1988. Principio 36.
85
Corte IDH. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador, nota 11 supra, párr.77.
86
Sobre esto, véase los parágrafos 29-30 en relación con la detención arbitraria.
81
34
Equipo No. 121
82. Por otro lado, y como también se explicitara oportunamente, la consideración general y
abstracta de que toda persona sospechada de haber cometido delito de terrorismo, pretenderá
eludir la justicia o instrumentar algún tipo de colusión con sus cómplices, lesiona también el
principio tutelado por la norma bajo análisis.
B. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO EL DERECHO A NO SER OBLIGADO A
DECLARAR CONTRA SÍ MISMO O DECLARARSE CULPABLE, EN PERJUICIO DE ROSA
LUNA.
83. En estrecha conexión con lo señalado precedentemente se encuentra el derecho de no ser
obligado a autoinculparse y la consecuente inadmisibilidad de la confesión coaccionada, tal como
se desprende de los Artículos 8.2.g y 8.3 de la CADH.
84. En el cas d´espece, está demostrado que la señora Rosa Luna fue víctima de torturas en los
interrogatorios llevados a cabo por parte de agentes estatales, que afectaron no sólo su derecho a
la integridad personal sino también sus garantías judiciales básicas. Se la sometió a dichos actos
con el propósito de doblegar su resistencia psíquica y obligarla a autoinculparse por determinadas
conductas delictivas 87 .
85. Aún más grave resulta el hecho de que ello constituía una práctica común en los
interrogatorios vinculados al delito de terrorismo en todos los cuales se utilizaba el mismo
método, contenido en las directrices y lineamientos para su conducción, vulnerando
reiteradamente el derecho aquí analizado no sólo en el caso de Rosa Luna sino también respecto
del estudiante Josué Guevara sometido a idéntico procedimiento.
C. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO EL DERECHO DE SER ASISTIDO POR UN
DEFENSOR Y COMUNICARSE LIBREMENTE CON ÉL, EN PERJUICIO DE ROSA LUNA.
87
Véase, Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador, nota 12 supra, párr. 198.
35
Equipo No. 121
86. Dentro de los estándares pertinentes para el ejercicio adecuado de la defensa, se encuentra la
concesión efectiva a toda persona arrestada, detenida, o presa, de oportunidades, tiempo e
instalaciones adecuadas para que reciba visitas de un abogado, se entreviste con él y lo consulte,
sin demora, interferencia ni censura y en forma plenamente confidencial 88 .
87. Contrariamente a ello, las dos entrevistas que Rosa Luna sostuvo con su abogada durante la
primer semana de detención fueron limitadas materialmente a 15 minutos cada una; la primera
bajo el pretexto de continuar con algunos exámenes médicos de la víctima y la segunda porque
esa mañana la sala de entrevista debía ser compartida con otras diez detenidas. Fue recién durante
el décimo día de detención cuando la señora Luna y su abogada pudieron mantener una entrevista
privada de dos horas.
88. Por otro lado, durante el período de encierro, la víctima fue sometida diariamente a sesiones
de interrogatorios que además de resultar ilegítimos a la luz de las disposiciones de la CADH y
de la CIPST, resultaron violatorios del derecho de defensa al no contar en ninguno de estos
episodios con la presencia de su abogada.
89. De lo expuesto surge la evidente responsabilidad del Estado por la violación del Derecho de
Defensa.
V. LA REPUBLICA DE AZAR HA VIOLADO LA PROTECCION JUDICIAL
AMPARADA POR EL ARTICULO 25(1) EN RELACÓN CON LA OBLIGACION
GENERICA DEL ARTICULO 1(1) DE LA CADH.
90. El Artículo 25.1 incorpora el principio, reconocido en el derecho internacional de los
derechos humanos, de la efectividad de los instrumentos o medios procesales destinados a
88
ONU. Principios Básicos sobre la Función de los Abogados relativo a las salvaguardias especiales en asuntos
penales. Aprobados por el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente, celebrado en La Habana (Cuba) de 27 de agosto al 7 de septiembre de 1990. Numeral 8.
36
Equipo No. 121
garantizar tales derechos 89 . Ello es consecuencia de la obligación general a cargo de los Estados,
de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos internacionalmente consagrados a toda
persona que se encuentre bajo su jurisdicción 90 . El Artículo 1(1) de la Convención Americana
reviste importancia fundamental en ese sentido 91 .
91. El Artículo 25 de la Convención concreta, con referencia a las actuaciones y omisiones de los
órganos judiciales internos, los alcances del mencionado principio de generación de
responsabilidad por los actos de cualquiera de los órganos del Estado92 .
92. Cabe aclarar, en relación con la posibilidad de esta Corte de examinar los respectivos
procesos internos, que ello es posible toda vez que sea necesario para esclarecer presuntas
violaciones de las obligaciones internacionales de un Estado cometidas a través de sus órganos
judiciales. A la luz de lo anterior, se deben considerar los procedimientos internos como un todo
y la función del tribunal internacional es determinar si la integralidad de los mismos estuvieron
conformes a las disposiciones internacionales 93 .
93. En síntesis, los Estados Partes están obligados a suministrar recursos judiciales efectivos a las
víctimas 94 , cumpliendo con el deber de evitar y combatir la impunidad 95 en relación con
violaciones de derechos humanos como las cometidas en el presente caso.
89
Corte IDH. Opinión Consultiva OC-9/87, nota 82 supra, párr.24.
Corte IDH. Caso Velásquez Rodríguez; Caso Godínez Cruz; y Caso Fairén Garbi y Solís Corrales Vs. Honduras.
Excepciones Preliminares. Sentencias del 26 de junio de 1987. Serie C No. 1, 2 y 3, párrs. 90, 90 y 92,
respectivamente.
91
Corte IDH. Caso de la “Masacre de Mapiripán” Vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C
No. 133, párr. 108.
92
Corte IDH. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala, nota 21 supra, párr. 220;
y Caso Baldeón García Vs. Perú, nota 45 supra, párr.141.
93
Corte IDH. Caso Myrna Mack Chang Vs. Guatemala. Sentencia de 25 de noviembre de 2003. Serie C No. 101,
párr. 200; y Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú. Sentencia de 25 de noviembre de 2004. Serie C No. 119, párr. 133.
94
Corte IDH. Caso Palamara Iribarne Vs. Chile, nota 9 supra, párr. 163; Caso Masacre de Pueblo Bello Vs.
Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140, párr. 169; y Caso López Álvarez Vs. Honduras, nota 9
supra, párr. 137.
95
Corte IDH. Caso Huilca Tecse Vs. Perú. Sentencia de 3 de marzo de 2005. Serie C No. 121, párr. 82; y Caso de la
Comunidad Moiwana Vs. Suriname. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124, párr. 203.
90
37
Equipo No. 121
94. Contrariamente a lo manifestado ut supra el proceso en sede interna no logró el completo
esclarecimiento de los hechos violatorios ni la consecuente atribución de todas las
responsabilidades que surgen de la investigación 96 . Si bien la condena de quienes infringieron
torturas a la señora Luna significa algún avance en ese sentido, no resulta suficiente.
95. En efecto y a la luz de las pruebas rendidas en autos, a pesar de que se evidencia la
responsabilidad que cabe al redactor y los ministros que aprobaron el memorando sobre la base
del cual se cometieron los hechos constitutivos del proceso doméstico y a los profesionales de la
salud como encubridores del mismo, resultaron todos ellos libres de sanción alguna, tanto en la
sentencia de primera instancia como en la resultante de su apelación.
96. En razón de todo lo expuesto, el Estado es responsable por la denegación de justicia que
afecta a la señora Rosa Luna en clara violación a la Convención, contrariando de este modo el
deber que le incumbe de combatir la impunidad por todos los medios legales disponibles, ya que
ésta propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la total indefensión
de las víctimas y de sus familiares 97 .
96
Corte IDH. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Sentencia de 1 de marzo de 2005. Serie C No.
120, párr. 62; y Caso Blanco Romero y Otros Vs. Venezuela. Sentencia de 28 de noviembre de 2005. Serie C No.
138, párr. 62.
97
Corte IDH. Caso de la “Masacre de Mapiripán” Vs. Colombia, supra nota 91, párr. 237; Caso de la Comunidad
Moiwana Vs. Suriname, supra nota 95, párr. 203; y Caso Huilca Tecse Vs. Perú, supra nota 95, párr. 82.
38
Equipo No. 121
PETITORIO
Por medio de la facultad otorgada a esta Comisión por la CADH, y conforme argumentos
anteriormente expuestos que dan cuenta de la responsabilidad internacional de la República de
Azar, solicitamos a la Excelentísima Corte Interamericana de Derechos Humanos las siguientes
peticiones:
1) Que la República de Azar ha violado la libertad personal consagrada en el Art. 7 (1) (3) y (5)
de la CADH, en perjuicio de Rosa Luna.
2) Que la República de Azar ha violado la integridad personal consagrada en el Art. 5 (1) y (2)
de la CADH, en relación con el art. 1 (1) y 2 de la misma, en perjuicio de Rosa Luna.
3) Que la República de Azar ha violado la prohibición de Tortura, consagrada en los Arts. 3, 6 y
10 de la CIPST, en perjuicio de Rosa Luna.
4) Que la República de Azar ha incumplido el deber de adoptar medidas para prevenir, sancionar
y erradicar la violencia contra la mujer consagrado en los Arts. 2(c), 3 y 7 de la Convención
Belem do Pará, en perjuicio de Rosa Luna.
5) Que la República de Azar ha violado las garantías judiciales contenidas en el Art. 8 (2), (2.c)
y (2.g) de la CADH, en perjuicio de Rosa Luna.
6) Que la República de Azar ha violado la protección judicial amparada por el Art. 25(1) en
relación con la obligación genérica del Art. 1(1) de la CADH, en perjuicio de Rosa Luna.
7) Que la República de Azar repare en forma adecuada a Rosa Luna con medidas que hagan
desaparecer los efectos de las violaciones cometidas, de tal manera que se procure la restitutio
in integrum y, solo de no ser ésta posible, se la repare a la víctima utilizando medios
compensatorios alternativos, teniendo en especial consideración el daño al proyecto de vida.
8) Que la República de Azar derogue la Orden Ministerial que contiene los lineamientos para la
conducción de interrogatorios en los casos en que estuviere en juego la seguridad.
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Equipo No. 121
9) Que la República de Azar adecue su Código Procesal Penal a lo estipulado en la CADH,
garantizando el principio de inocencia, el derecho de defensa y la excepcionalidad de la
Prisión Preventiva.
10) Que la República de Azar disponga, en forma inmediata, las medidas que sean necesarias
para proteger eficazmente la integridad de todas las mujeres privadas de libertad en el Centro
Femenino de Detención.
11) Que la República de Azar realice una investigación exhaustiva de los hechos y aplique las
sanciones legales correspondientes a toda persona que se determine como participante de los
mismo, sea como autor intelectual, material, mediato u otra condición, aún en el caso de que
se trate de funcionarios o servidores público o civiles.
12) Que la República de Azar adopte todas las medidas apropiadas para modificar prácticas
jurídicas o consuetudinaria que respalden la persistencia o la tolerancia de la violencia contra
la mujer.
13) Que la República de Azar genere redes y coaliciones de la sociedad civil con el fin de que
asuman un rol activo en la denuncia pública del incumplimiento de tratados internacionales
en general, y de manera particular con respecto a los derechos específicos a las mujeres.
14) Que la República de Azar limpie el buen nombre de Rosa Luna, a través de la publicación
del texto de las sentencias de fondo y reparaciones en los medios de comunicación más
importantes del país.
15) Que las máximas autoridades de la República de Azar organicen un acto público para
dar las disculpas por los hechos acaecidos contra Rosa Luna.
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