36. Un Gran Amanecer - Esperanza De Israel

Un Gran Amanecer
“El hombre escogió la tenebrosa incivilización de Satanás, y hoy
se encuentra viviendo en las más profundas tinieblas de ignorancia,
lejos de Dios”
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Un Gran Amanecer
Iglesia Esperanza de Israel
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Un Gran
Amanecer
INTRODUCCIÓN
En el Tic Tac del reloj profético
podemos leer y oír que en la
profecía de Dios se nos presenta a
la sociedad humana, que por muy
intelectualizada que parezca, sigue
viviendo en la más oscura noche
donde impera la confusión, caos,
violencia, miseria, ignorancia, y a
medida que los días pasan los
tiempos se van pareciendo más a
los presagios dichos por Jesús en
el monte del Olivar. Un desgaste
social sin precedentes, una quiebra
económica
inexplicable,
los
grandes economistas del mundo no
encuentran salida a la problemática
monetaria que sacude a la
sociedad.
Bien dijo el vidente Isaías:
“Porque he aquí que tinieblas
cubrirán la tierra y oscuridad
las naciones, mas sobre ti
amanecerá el Eterno, y sobre
ti será vista su gloria” Isaías
60:2.
Un Gran Amanecer
En efecto, desde que nuestros
padres pecaron en el huerto del
Edén, la Creación entera fue
conmovida y sujeta a confusión,
densas
tinieblas
espirituales
envolvieron al hombre y a todos
los seres creados, al extremo que
los artífices de esta sociedad,
analistas y aun los religiosos están
bajo esa oscuridad:
“Por tanto, de la profecía se os
hará noche, y oscuridad del
adivinar, y sobre los profetas
se pondrá el sol, y el día se
entenebrecerá sobre ellos”
escribió el profeta Miqueas
3:6.
Es tan confusa la Noche espiritual
en la que el hombre vive, por eso
el profeta escribió: “¡Ay de los que
a lo malo le dicen bueno y a lo
bueno malo; que hacen de la luz
tinieblas; y de las tinieblas luz, que
ponen a lo amargo por dulce y lo
dulce por lo amargo! ¡Ay de los
sabios en sus propios ojos, y de los
que son prudentes delante de sí
mismos!” Isaías 5:20 – 21.
Debido al pecado, a la rebelión
deliberada del hombre contra su
Hacedor, la mente de este quedó
entenebrecida, eclipsada: “Por
esto se alejó de nosotros la
justicia, y no nos alcanzó la
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rectitud; sus veredas son torcidas;
cualquiera que por ellas fuere, no
conocerá paz, por esto se alejó de
nosotros la justicia y no nos
alcanzó la rectitud; esperamos luz,
y he aquí tinieblas; resplandores, y
andamos en oscuridad” Isaías
59:8 – 9.
Así que en medio de esta
penumbra Dios encendió una
antorcha para alumbrar nuestro
Camino mientras se disipan estas
densas tinieblas de pecado y
confusión. Con este entendimiento
escribió el apóstol: “Tenemos
también la palabra profética más
segura, a la cual hacéis bien en
estar atentos como a una antorcha
que alumbra en lugar oscuro,
hasta que el día esclarezca y el
lucero de la mañana salga en
vuestros corazones” 2 Pedro 1:19.
Esa antorcha encendida en esta
noche de profunda oscuridad es la
profecía, esta es la Palabra más
segura dice Pedro, a la cual hacéis
bien de estar atentos y ella servirá
hasta que el Día esclarezca.
¿Cuándo esclarecerá el Día?
¿Cuándo miraremos una nueva
Aurora? Será justamente al
venir Jesucristo. Todas las
profecías de Las Escrituras
concluirán con la venida de
Jesús, por ello dice Pablo: “Las
profecías dejarán de ser”
Un Gran Amanecer
Cuando el Cristo viviente aparezca
como el gran Sol de la justicia
alumbrará al mundo y los que lo
habitan.
No
confiemos
en
politólogos, sociólogos, ni demás
artífices de la sociedad humana,
ellos nunca han podido ni podrán
traer luz; al hombre le amanecerá
hasta cuando venga aquel quien
dijo: “Yo soy la luz de este mundo.
El que a mí me siguiere no andará
en tinieblas”. Juan 8:12
Como en una noche
literal
así como en una noche
literal a todos los vivientes
nos da sueño y este nos
manda a dormir, también en la
Noche profética de la que estamos
hablando, a todos los habitantes de
la Tierra nos da sueño, y aunque
nos resistamos para ir a dormir
siempre este nos dominará. ¿Cuál
es ese sueño? ¡La Muerte! Jesús
dijo: “Nuestro amigo Lázaro
duerme;
mas
voy
para
despertarle” Juan 11:11. Los
apóstoles no entendieron al
principio,
Jesús
tuvo
que
explicarles que les hablaba del
sueño de la muerte; el profeta
había dicho: “Y muchos de los que
duermen en el polvo de la tierra
serán despertados, unos para vida
Y
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eterna, y otros para vergüenza y
confusión perpetua” Daniel 12:3.
El dormir literal es un ejercicio
continuo para que los hombres
aprendamos aceptar el dulce sueño
de la muerte, cosa que es casi
imposible aceptarlo, porque el
hombre fue creado para vivir
eternamente, y por causa del
pecado lo mandan al descanso
mientras amanece. En el Amanecer
de este Nuevo Día, ¡Sí! cuando la
aurora despunte, los que ahora
duermen en el polvo de la Tierra
serán despertados; se dará la
resurrección de los muertos. Los
que se despierten primero lo harán
con gran alegría porque sus ojos
mirarán la Luz de un Nuevo Día. El
profeta describe así este amanecer:
“Mas a vosotros los que teméis mi
nombre, nacerá el Sol de Justicia, y
en sus alas traerá salvación; y
saldréis y saltaréis como becerros
de la manada” Malaquías 4:2. Pero
así como en la noche literal la
parte más oscura y fría de esa
noche son las dos horas que
preceden al amanecer, así en esta
Noche profética los momentos que
precederán a esta Nueva Aurora,
las proféticas horas más próximas
a la segunda venida del Cristo
viviente serán los momentos más
oscuros y álgidos que la
humanidad vivirá, descritas en la
Un Gran Amanecer
profecía como: Los tiempos de
angustia: “E inmediatamente
después de la tribulación de
aquellos días, el sol se oscurecerá
y la luna no dará su resplandor. Y
las estrellas caerán del cielo y las
potencias de los cielos serán
conmovidas, entonces aparecerá la
señal del hijo del hombre en el
cielo…” Mateo 24: 29 – 30.
Cuando esto suceda y el Sol de la
justicia alumbre al mundo entonces
el hombre vivirá la gloria de las
glorias, entenderá el Evangelio que
hasta este día le ha sido
encubierto: “Porque también la
creación misma será libertada de
la esclavitud de corrupción, a la
libertad gloriosa de los hijos de
Dios” Romanos 8:21.
Mientras ese deseado momento
llega, cuando la Eterna Aurora
despunte, debemos asirnos de esta
simbólica Antorcha que es la
profecía, dice el apóstol Pedro, la
cual sirve para alumbrar nuestro
Camino en este peregrinar por el
valle de muerte. Bien dijo David:
“Lámpara es a mis pies tu palabra,
y lumbrera a mi camino” Salmo
119:105. Solo mediante la profecía
podemos discernir el tiempo en
que estamos viviendo, pero cuando
el pueblo pierde ese espíritu
profético queda hundido en la
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penumbra y anda a tras pies en
estas densas tinieblas.
Se nos puede apagar
la antorcha
uando esto sucede el pueblo
pasa por una experiencia de
confusión sin precedentes, no
detecta los tiempos ni las señales,
no escucha el tic tac del reloj de la
profecía, así le sucedió a los
religiosos que estaban en los
tiempos de Jesús, los supuestos
intérpretes de la ley no
entendieron el momento que
estaban viviendo: “Vinieron los
fariseos y los saduceos para
tentarle, y le pidieron que les
mostrase señal del cielo, mas él
respondiendo, les dijo: cuando
anochece, decís: buen tiempo;
porque el cielo tiene arreboles.
Por la mañana decís: Hoy habrá
tempestad, porque tiene arreboles
el cielo nublado. ¡Hipócritas! Que
sabéis distinguir el aspecto del
cielo, ¡Mas las señales de los
tiempos no podéis!” Mateo 16:1–3
C
El enemigo de las almas, el dios de
toda oscuridad puede levantarnos
recios vientos de doctrina para
apagarnos la antorcha, por ello el
apóstol escribió: “para que ya no
Un Gran Amanecer
seamos niños fluctuantes, llevados
por doquiera de todo viento de
doctrina, por estratagema de
hombres que para engañar
emplean con astucia las artimañas
del error” Efesios 4:14 Este
perverso sujeto está levantando
tantos vientos de doctrina para
apagar nuestra antorcha como el
Evangelio de la “cienciología”, se
está reviviendo el agnosticismo, los
libros espurios están tomando
fuerza, como el evangelio de
Judas, el libro de Enoch, las
profecías de Nostradamus, pero el
apóstol Pedro ya nos aconseja:
¡Que estemos atentos a la
antorcha, la cual es la profecía! No
olvidemos el ejemplo de las diez
vírgenes, cinco prudentes y cinco
fatuas, estaban esperando la
venida del Esposo (Jesús), tomaron
sus lámparas, solo cinco tuvieron
el cuidado de aplicarle aceite a sus
lámparas para alumbrar su camino,
pero las cinco fatuas hicieron lo
contrario y de repente quedaron en
tinieblas (Mateo 25:1 – 10)
Así quedaron los doctores de la ley,
aunque habían aprendido a
contabilizar los tiempos, sabían
cuando podía llover, cuando era
verano, pero no pudieron leer en el
reloj de la profecía el tiempo de la
presencia del Mesías en la Tierra.
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¡Tenían apagada la antorcha de la
profecía!, bien había escrito el
profeta: “Deteneos y maravillaos;
ofuscaos y cegaos; embriagaos, y
no de vino; tambalead, y no de
Sidra, porque el Eterno derramó
sobre vosotros espíritu de sueño, y
cerró los ojos de vuestros profetas,
y puso velo sobre las cabezas de
vuestros videntes. Y os será toda
visión como palabras de libro
sellado, el cual si dieren al que
sabe leer, y le dijeren: Lee ahora
esto; él dirá: no puedo, porque
está sellado. Y si diere el libro al
que no sabe leer, diciéndole: Lee
ahora esto; él dirá: no se leer.”
Isaías 29:9 – 12.
Israel estaba viviendo la más
profunda noche de confusión
religiosa cuando el Cristo viviente
vino a la Tierra; realmente fueron
muy pocos los que lo identificaron
mediante la profecía. Han sido tan
oscuras esas tinieblas que los hijos
de Israel todavía lo siguen
esperando por primera vez. No
pudieron leer la profecía porque
obviamente era de noche.
Un amanecer en
nuestro Corazón
El apóstol Pedro, además de
señalarnos el despunte de una
Un Gran Amanecer
nueva Aurora cuando Cristo venga,
también nos enseña que en
nosotros ya debió operarse un
nuevo amanecer; aunque el mundo
mundo viva en tinieblas, para
nosotros esa penumbra ya tuvo
que haber sido disipada. Leamos
nuevamente nuestro texto base:
“Tenemos también la palabra
profética más segura a la cual
hacéis bien en estar atentos como
a una antorcha que alumbra en el
lugar oscuro, hasta que el día
esclarezca y el lucero de la
mañana salga en vuestros
corazones” 2 Pedro 1:19 ¿Qué es
eso de “El lucero de la mañana
nazca en nuestros corazones”? Eso
es un nuevo amanecer en nuestra
vida. Los que vivimos ya en el
Reino de Dios estamos disfrutando
de antemano de esa aurora. El
Lucero de la mañana que presenta
Pedro no es otro más que el Cristo
viviente en nuestro corazón; Él es
la estrella de la mañana: “Yo Jesús
he enviado mi ángel para daros
testimonio de estas cosas en las
Iglesias. Yo soy la raíz del linaje
de
David,
la
estrella
resplandeciente de la mañana.”
Apocalipsis 22:16. El que se ha
convertido al Reino de Dios las
tinieblas tuvieron ya que haber
desaparecido de su mente y su
corazón, bien dice el apóstol: “Mas
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vosotros hermanos, no estáis en
tinieblas, para que aquel día os
sorprenda como ladrón. Porque
todos vosotros sois hijos de luz, e
hijos del día; no somos de la noche
ni de las tinieblas. Por tanto, no
durmamos como los demás, sino
velemos y seamos sobrios. Pues los
que duermen, de noche duermen y
los que se embriagan, de noche se
embriagan. Pero nosotros, que
somos del día, seamos sobrios,
habiéndonos vestido con la coraza
de fe y amor, y con la esperanza de
salvación como yelmo.”
1
Tesalonicenses 5:4 – 8.
Si realmente ya nos amaneció, y el
lucero de la mañana ya salió en
nuestro corazón, todo este caos
mundial que se avecina no nos
tomará por sorpresa, porque
estamos despiertos y no dormidos,
entonces tenemos la suficiente
autoridad para decirle a los que en
esta noche duermen: “Despiértate,
tú que duermes, y levántate de los
muertos, y te alumbrará Cristo.
Mirad, pues, con diligencia como
andéis, no como necios sino como
sabios, aprovechando bien el
tiempo, porque los días son malos”
Efesios 5:14 – 15.
La indiscutible señal en el hombre
que todavía tiene oscuro su
corazón y entenebrecida su mente
por las vanidades de este mundo
Un Gran Amanecer
diciéndole a lo amargo dulce y a lo
dulce amargo la encontramos en el
presagio del profeta Isaías: “¡A la
ley y al testimonio! Si no dijeren
conforme a esto, es porque no les
ha amanecido” Isaías 8:20
Solo nos queda mirar atentamente
el mover de las agujas del reloj
profético que nos va marcando el
tiempo, y nosotros podemos ir
entendiendo cuanto falta para que
despunte la añorada Aurora;
mantengámonos vigilantes y no
dejemos apagar la antorcha de
Dios en nuestro corazón, porque el
Señor en cualquier momento nos
dirá: “Guarda ¿Qué de la noche? El
guarda respondió: La mañana
viene, y después la noche; si
preguntareis, preguntad, volved,
venid” Isaías 21:11 - 12
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