Acompañando a Blanca. Trastornos de la conducta alimentaria y

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Acompañando a Blanca. Trastornos de la conducta
alimentaria y arteterapia
Marian ALONSO1
[email protected]
Recibido: 14/06/12
Aceptado: 22/11/12
RESUMEN
El texto expone un estudio de caso de una mujer que padece un trastorno de la conducta alimentaria.
En él se comentan algunas de las sesiones más significativas del tratamiento.
Palabras clave: Arteterapia, Trastornos de la conducta alimentaria, mujeres.
Referencia normalizada
Alonso, M. (2012). “Acompañando a Blanca. Trastornos de la conducta alimentaria y arteterapia”. En
Arteterapia: Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social Vol.7: páginas 7996. Madrid. Servicio de publicaciones UCM.
Sumario: Los trastornos de la conducta alimentaria (T.C.A.). La terapia feminista. Estudio de caso:
Blanca. Algunas conclusiones
Accompanying Blanca. Eating disorders and art therapy
ABSTRACT
The text presents a case study of a woman with an eating disorder. It discusses some of the most significant sessions of the treatment.
Keywords: Art therapy, eating disorders, women.
Contents: Eating disorders, Feminist therapy, Case study: Blanca, Some conclusions
LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA (T.C.A.)
El trastorno de la conducta alimentaria puede definirse como la manera que la persona afectada encuentra para enfrentarse a sus sentimientos y emociones negativas,
a sus deficiencias y miedos. Los trastornos de la conducta alimentaria no se manifiestan en una persona emocionalmente sana y con una vida plena. Con palabras de
Rosa Calvo Sagardoy (2002):
Estos trastornos no pueden considerarse producto de la vanidad de las personas
que desean utilizar tallas pequeñas, sino la expresión de dificultades emocionales
intensas que han inducido a cierto número de personas a buscar en la apariencia el
_____________ 1
Doctora en Bellas Artes. Arteterapeuta. Arteterapia: Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social
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Vol. 7 (2012) 79-96 ISSN: 1886-6190
http://dx.doi.org/10.5209/rev_ARTE.2012.v7.40762
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mínimo de seguridad necesario para afrontar su vida. (...) Los pacientes presentan,
desde luego, alteraciones del comer que repercuten de forma grave en su salud, pero
su comprensión completa requiere considerarlos el resultado de problemas psicológicos y relacionales profundos insertados en una sociedad volcada en el cuerpo.
Las clasificaciones psiquiátricas CIE-10 y DSM-IV incluyen dos trastornos específicos: la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa y, además, la categoría de trastorno de la conducta alimentaria no especificado, para los T.C.A. que no cumplen
todos los criterios diagnósticos de T.C.A. específico. Otros trastornos con patología
alimentaria son: trastorno por atracón (atracones recurrentes en los que no existe
conducta compensatoria inapropiada después), ortorexia (preocupación excesiva
por nutrirse con comida considerada saludable), vigorexia (preocupación excesiva
por el físico y dismorfofobia), permarexia (dietante crónico/a) o fobia a la comida.
La anorexia nerviosa es un trastorno del comportamiento alimentario caracterizado por una pérdida significativa de peso, debido al deseo voluntario de adelgazar.
En ella se produce una distorsión de la imagen corporal, y la persona se ve obesa
independientemente del peso que tenga. Para conseguir adelgazar se disminuye o
evita el consumo de alimentos, se provocan vómitos, se realiza ejercicio físico excesivo, se usan laxantes, se consumen fármacos (diuréticos y/o anorexígenos). La
edad de inicio del trastorno suele coincidir con el comienzo de la pubertad. En la
actualidad afecta a un chico por cada diez chicas, pero la incidencia está aumentando en ambos sexos. La malnutrición produce graves alteraciones en la persona,
dando lugar a todo tipo de síntomas y trastornos (entre ellos, amenorrea en mujeres
y pérdida de interés y potencia sexual en hombres. Los factores que pueden influir
en la aparición de la anorexia son muy numerosos, desde los genéticos, los biológicos y psicológicos hasta los socioculturales y familiares.
En España se ha producido en los últimos años un aumento de los trastornos de
la alimentación, que afectan en el año 2011, según Marga Serra2, a más de un 6% de
población femenina entre 12 y 21 años. En el caso de los hombres las cifras se sitúan
en torno al 0,3%. Según un análisis realizado por el Dr. David Rosen (2010), de la
Agencia para la investigación y la calidad en la Atención de Salud, entre los años
1999 a 2006 aumentó un 119% el número de población infantil menor de 12 años
hospitalizada a causa de los trastornos de la conducta alimentaria. Este incremento se
produjo también en niños y en jóvenes de ciertas minorías (por ejemplo, jóvenes de
estratos socioeconómicos bajos). Se encontró que algunas personas no presentaban
todos los síntomas, lo que dificulta aún más el diagnóstico final (Cancela, 2011).
Al igual que el diagnóstico de los T.C.A. requiere un enfoque multidimensional,
el tratamiento responde a los mismos criterios. A lo largo de la historia de los
T.C.A. han sido varios los modelos teóricos sobre los que se han fundamentado las
terapias. Los tratamientos más habituales aplicados en estos casos suelen ser los
conductuales, basados en una dinámica premio-castigo como elemento de motiva_____________ 2
Entrevistada en el artículo: “Presentada en el Congreso Motivos para dar la talla, una campaña
para frenar los trastornos alimenticios en España”. Europa Press. 25-05-2011. 80
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ción. También se utilizan técnicas motivacionales, considerando la falta de motivación como un síntoma más de la enfermedad y trabajando la falta de autoestima de
las y los pacientes-clientes. Coincidimos con Aguinaga y otros (2000) en que ninguna terapia debe excluir a las restantes, pues la experiencia enseña que todas pueden ser complementarias. En cualquier caso, con independencia del método terapéutico que fundamente el tratamiento, cualquier intervención se mueve bajo dos
premisas fundamentales: la renutrición del/de la paciente-cliente y el tratamiento
psicológico.
LA TERAPIA FEMINISTA
En la terapia feminista los problemas de las/os pacientes-clientes se entienden dentro de un contexto sociopolítico y cultural. Se han considerado en muchas ocasiones las causas intrapsíquicas como las fundamentales a la hora de explicar problemas psicológicos, infravalorándose las condiciones sociales responsables en parte
de los mismos (Rodríguez y Polo). Lenore E. A. Walker (1990) señala como algunos de los principios de la terapia feminista los siguientes:
1.
Relaciones igualitarias entre clientes y terapeutas. Sirven como modelo
para las mujeres, que desarrollan de esta forma la responsabilidad de establecer
relaciones de igualdad con los demás en lugar de adoptar el rol tradicional femenino, pasivo y dependiente.
El/la cliente es un/a experto/a en su propia vida y sabe lo que es mejor para
él/ella.
2.
La/el terapeuta feminista se centra en potenciar las fortalezas de las mujeres más que en remediar sus debilidades.
3.
El modelo feminista no está orientado a la patología ni a culpabilizar a
las víctimas de abusos.
4.
Las/os terapeutas feministas aceptan y validan los sentimientos de sus
clientes. Son también más autorreveladores que otros/as terapeutas, traspasando la
barrera que suele separar a clientes de terapeutas.
Tanto hombres como mujeres se benefician de una terapia en la que se sopesan
los costes y beneficios del comportamiento según el rol prescrito, a la vez que se
ofrece la oportunidad de explorar alternativas emocionales o actitudinales más
flexibles.
Beren y Chrisler, citadas por Rosa Behar et al. (2001), consideran que el tratamiento más apropiado para los trastornos de la conducta alimentaria debería incluir
una terapia feminista que realce las influencias socioculturales reflejadas por los
trastornos del hábito del comer y que reconozca la trascendencia de la autoestima,
el autocontrol y la fortaleza de estas pacientes. “Las mujeres deben aprender a apreciar sus cuerpos y sentirse cómodas con ellos, visualizarlos como fuentes de placer
en vez de objetos de sufrimiento y aflicción y que el hecho de ser delgadas no signi-
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fica automáticamente obtener una mayor autoconfianza, ser hermosa o atractiva
sexualmente” (Ibíd.).
ESTUDIO DE CASO: BLANCA
En el caso que se va a exponer a continuación se trabajó en equipo con otros cuatro
profesionales, psicólogos/as. Cada uno/a de nosotros/as era responsable de un área
de tratamiento y la paciente-cliente tenía una sesión semanal por área. Las áreas
abordaban diferentes aspectos del trastorno de la conducta alimentaria: la patología
subyacente que está detrás del T.C.A., los efectos de la sociedad sobre el problema,
las relaciones familiares que inciden en el mantenimiento o se ven deterioradas por
la presencia del T.C.A., la confusión emocional derivada de la enfermedad y el
entrenamiento en reducción de la ansiedad. Cada una de las áreas realizaba su aportación singular para ayudar a la persona, considerándose todas ellas complementarias entre sí. Además, la/el paciente-cliente podía beneficiarse de ser tratado por un
equipo de personas de caracteres distintos, con las que tendría diferentes afinidades
que pondrían de manifiesto diversas facetas de él/ella mismo/a. Las sesiones de
arteterapia se encuadraban en el área emocional. Todo lo trabajado se compartía
entre los/as profesionales en una sesión clínica semanal, en la que también se revisaban los objetivos y la dirección a seguir en los siguientes siete días.
Desde el área de terapia emocional se trabajaba la expresión de las emociones y
sentimientos de un modo no verbal. Una patología muy asociada a los T.C.A. es la
alexitimia. Las/os pacientes-clientes alexitímicas/os confunden y son incapaces de
reconocer emociones, ni propias ni de los demás. A través del arteterapia se intentaba favorecer la expresión de sus emociones para su posterior identificación y clasificación. Éste era, pues, el objetivo fundamental en las sesiones. Las actividades
planteadas tenían siempre este propósito de fondo, proponiendo distintos y variados
temas que ayudaran a la persona fundamentalmente a conectar con sus emociones,
reconocerlas, distinguirlas y expresarlas.
Blanca (nombre ficticio) es una mujer en la treintena. Sufre un trastorno de la
alimentación, anorexia, combinado con episodios de bulimia nerviosa y muy centrado también en la cantidad de ejercicio que realiza para compensar lo que ha comido. Lleva con la enfermedad cronificada desde hace unos quince años o más.
Acude a la terapia por el apremio de un ser querido. A los veintipocos años Blanca
pesaba 60 kilos, un peso normal para su metro y 67 centímetros de estatura. El trastorno de la conducta alimentaria se fue desarrollando poco a poco desde entonces,
siendo unas expectativas laborales frustradas tras años de intensa formación académica la gota que colmó el vaso. Blanca afirma en una entrevista que le realiza la
Fundación Hospitales Nisa después de su alta (2011: 14-15) que antes de acudir a
terapia llevaba más de quince años en un estado de tristeza y frustración, de incapacidad para afrontar el más mínimo contratiempo y de destrucción lenta pero continua de sus relaciones familiares, sociales y de pareja. “El simple hecho de salir a
cenar con amigos suponía un mundo”. Incluso los momentos felices eran motivo de
ansiedad: “no me permitía a mí misma disfrutarlos porque siempre anticipaba una
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contrapartida negativa”. Por supuesto, este complicado cuadro emocional era compañero inseparable de la tortura que suponía la hora de comer: “llegas a elaborarte
tu propia lista de alimentos prohibidos, que bajo ningún concepto debes ingerir, al
tiempo que literalmente te matas a hacer ejercicio de forma compulsiva para contrarrestar lo que comes”. Blanca llega a la terapia muy escéptica, pues ya ha pasado
años antes por otras, sin resultado. Tiene un gran bloqueo emocional y muy baja
autoestima. Intenta ser muy racional y controlarlo todo (tarea imposible y que le
acaba originando mucha angustia): “el no poder controlar ciertas cosas en mi vida
me llevó a, al menos, pretender ejercer máximo control sobre mi cuerpo“ (2011:
15). La madre de Blanca siempre ha estado preocupada por la estética corporal,
sometiéndose con frecuencia a dietas. Cuando Blanca era una niña, el adjetivo
“gorda/o” era considerado un insulto en su casa.
Blanca recibe el alta tras un año de tratamiento. Vamos a comentar algunas de
las sesiones de arteterapia:
Sesión 1: “Escribe tu nombre y decóralo como te gustaría presentarte”
Blanca es muy racional y ordenada, va verbalizando todo lo que va haciendo.
Confiesa que no le gusta dibujar ni pintar, ni lo ha vuelto a hacer desde que iba al
colegio. Ocupa solamente la parte superior izquierda de la lámina. Escribe su nombre utilizando líneas rectas, mayúsculas, no lo decora de ninguna manera porque
dice que no se le ocurre nada con lo que identificarse. Elige el color azul porque
dice que es su favorito. Le cuesta mucho encontrar cualidades positivas en su trabajo, y muy poco hacer críticas negativas.
Sesión 5: “Trabajo a partir de un objeto importante”
En esta sesión se utiliza pintura acrílica y pinceles para facilitar el “descontrolar”
a Blanca (sin resultados muy visibles de esto por el momento). Sigue utilizando el espacio del papel
del mismo modo que en las primeras sesiones (ver fig. 1): empieza
por la parte superior izquierda,
hace representaciones esquemáticas y pequeñas, ordenándolas de
izquierda a derecha y de arriba
abajo, como en la escritura. Complementa estas representaciones
con explicaciones verbales.
Fig 1
Elige como objeto importante su mp3. Cree que le aporta aislamiento del entorno, la posibilidad de hacer varias cosas a la vez. Resalta sobre todo la utilidad (también escuchar programas para aprender idiomas). Se le pregunta también qué otros
objetos o actividades pueden proporcionarle lo mismo. Ella piensa en un libro para
el aislamiento o evasión, una casa para facilitarle refugio y protección, una radio
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para poder hacer varias cosas a la vez y una reunión con amistades o/y con su pareja
para divertirse.
Sesión 8: “Crea una breve historia a partir de la técnica que elijas”
En esta sesión se busca trabajar la espontaneidad, que es algo que le cuesta mucho. Desde otra área terapéutica del equipo de tratamiento se le ha propuesto crear
un blog con el mismo fin. Se juzga mucho y trata que todo esté “perfecto” para
controlar. Realiza un dibujo esquemático con rotulador negro, siguiendo la línea de
las sesiones anteriores.
Sesión 9: “Cartel de ti misma”
Trabaja muy rápido y enseguida da por terminado el ejercicio. Escribe en color
azul y letras mayúsculas su nombre. Utiliza ceras y apenas las presiona sobre la
lámina. Representa un cubo de Rubik con las tres caras vistas pintadas de amarillo,
verde y azul porque es un objeto que le gusta y con el que se identifica. Al sugerirle
que puede elegir algún material más, aparte de las ceras, para completar su cartel,
pega cuatro flores secas y confeti. Le preocupa que gotee el pegamento y se manche
la lámina y cuida de no mancharse ella los dedos. Escribe en la parte inferior de la
lámina “empeño” y “resistencia” en letras mayúsculas y enmarcadas en un rectángulo azul (cada una en uno): sus principales cualidades. Al preguntarle si considera
“buena”, como para poner en el cartel, alguna característica de su cuerpo, va comentando lo que piensa sobre las distintas partes del mismo. Predomina el “no está
mal”. Parece que le gusta su cuerpo en general, aunque no lo incluye en el cartel. Le
pregunto al principio de la sesión si alguno de los trabajos que ha realizado hasta
ahora en las sesiones de arteterapia le han gustado como para llevárselos a casa para
quedarse con ellos. Dice que no hasta ahora, pero que éste sí. La verdad es que no
suena muy convincente, sino más bien algo que dice para agradar a la arteterapeuta.
Sesión 10: “Collage con tema libre”
Puede seleccionar recortes de revistas o elegirlos entre varios que están ya cortados. El tema es libre y luego se le propone explicar lo que ha hecho. Da la sensación
de que elige lo más fácil: unas imágenes de hojas de yedra (en primer lugar) y de
mariposas (en segundo lugar) que ya están recortadas. El proceso es el siguiente:
elige una y la pega, elige otra y la pega… Se le explica que puede seleccionar todo
lo que más le gusta y pensar cómo componerlo y pegarlo al final. Dice que sí, pero
sigue haciéndolo como al principio. No tiene demasiado cuidado al pegar, no le
importa mucho si queda bien pegado o no. Viendo que se va a conformar con dejarlo así, se le invita a ojear al menos las revistas por si encuentra algo que sea de su
interés. Recorta una rana, las mantis, la colonia y la flor y cuenta que le gusta mucho el campo y que por eso ha hecho así este trabajo. La flor, que es el elemento
que pega en último lugar, no cabe bien en ningún espacio. Aunque lo dice, acaba
pegándola un poco “de cualquier manera” sobre otros dos elementos.
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Hablamos al final de la sesión de si está involucrándose en las sesiones y de cómo se siente. Ella explica que se está contenta con las sesiones, aunque le cuesta
conectar con sus sentimientos y, por supuesto, expresarlos. También le cuesta la
parte plástica, pues se siente un poco ridícula no sabiendo hacer bien las mezclas de
colores o no teniendo mucha soltura con las distintas técnicas.
Sesión 13: “Pintar música”
Entre las sesiones 10 y 13 crece la confianza entre Blanca y la arteterapeuta. Es
capaz de emocionarse, llora y expresa. Se añade a los materiales un par de cajas de
acuarelas con muchos colores para que Blanca pueda practicar en su casa y también
pintar en las sesiones sin preocuparse tanto por las mezclas. Esto resulta una buena
idea, pues le ayuda a soltarse más plásticamente. También compruebo que le gusta
hablar mientras trabaja, y que esto hace que se relaje y se exprese mejor, al retirar
aparentemente el foco de atención del ejercicio. Así que lo hacemos así. Cada persona es distinta, cada caso es particular.
En la sesión 13 volvemos a proponer la pintura acrílica como técnica, sobre papel tamaño DIN A3, para animarla a hacer algo grande, a expandirse, a abrirse. La
música tiene una influencia directa sobre las emociones. La empleamos en esta
sesión con el propósito de facilitar la conexión de Blanca con las suyas, para expresarlas plástica y verbalmente después. Escuchamos diferentes canciones (música
clásica/pop/rock/fado). Las indicaciones son: escuchar la música –mejor al principio con los ojos cerrados–, dejarse sentir, tratar de representar lo sentido con la pintura (no tiene por qué ser nada figurativo, pueden ser simplemente formas y colores
sin más –la animo a esto–). Después de terminar el dibujo ha de pensar en una palabra que le dé título, y construir con ella un acróstico.
Por ejemplo, en la 3ª canción, elige la palabra “Saludo”, creando el siguiente
acróstico:
Saludo
A una nueva persona que
Llega con la
LUz
Del
SOl
Al ver todas las láminas juntas puede observarse la evolución: cómo empieza
más contenida, utilizando sólo la esquina superior izquierda del papel y representando de forma figurativa, y luego va relajándose, disfrutando cada vez más y ocupando todo el espacio del papel. Al terminar la 2ª lámina explica: “he hecho sin
pensar lo primero que se me ha ocurrido”, como avisando de que no significa nada
especial, o justificándose por si no está muy bien. Al comentarle que justamente se
trata de hacerlo así, sigue experimentando en la 3ª, y en las siguientes se atreve a
arriesgarse con las mezclas. La última canción la elige la propia Blanca, al pedirle
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que recuerde alguna que le resulte especial, que tenga algún momento o recuerdos
ligados a ella, que le guste mucho. Elige “One”, de U2. Pinta dos manchas cuadradas
azules, pegadas una a la otra, una más oscura y otra más clara, y el resto del espacio
que queda libre lo pinta de amarillo claro. Explica que la mancha más oscura es su
pareja y la más clara ella. Que están unidos, aunque sean dos personas distintas. Dice
que en realidad el azul claro debería ser más su pareja que ella, pues es más transparente y claro. Los dos son en realidad el mismo color (azul), aunque sean distintos
también (más claro-más oscuro). El amarillo que les rodea es luz. Blanca se emociona
explicando este trabajo. Dice que la terapia les está uniendo mucho a su pareja y a
ella. Blanca se sorprende de las emociones que se le desatan en las sesiones. Nunca
solía llorar en su vida normal delante de nadie, ya desde niña. Bromeamos sobre el
tema diciendo que parece que llorar a solas no desahoga igual.
Sesión 14: “Mapa de tu vida, señalando momentos/personas que han sido importantes (“buenos” y “malos”)”
Este día es importante en el tratamiento. En él hacemos una revisión de la historia de vida de Blanca, haciendo hincapié en los recuerdos positivos y negativos que
más le han marcado. Llama la atención el final del camino, con la palabra “AHORA” y las múltiples posibilidades que se le presentan simbolizadas con las flechas
que tanto le gustan. En esta sesión Blanca identifica algunos de los peores momentos de su vida, viéndolos como posibles “causas” de su TCA. Es reconfortante que
considere el momento actual como uno de los mejores de su vida, pues, explica, se
está conociendo de verdad a sí misma. También cuenta entre sus mejores recuerdos
el haber conocido a su pareja.
Sesión 19: “Silueta del cuerpo a tamaño real. Distribuir sobre ella emociones/sentimientos/sensaciones positivos y negativos”
Durante varias sesiones hemos trabajado con fotografías, del pasado y actuales,
para tratar el tema del cuerpo y la dismorfofobia de Blanca. En esta sesión dibujamos la silueta del cuerpo de Blanca tendida sobre un papel continuo. Vemos el tamaño de ésta. Ella la ve bien y no quiere modificarlo después de levantarse. Pinta
con acrílicos ligeramente la imagen, con mucha soltura (ha decidido que tal vez se
apunte a clases de pintura porque cada vez le gusta más).
En vez de realizar el trabajo como lo habíamos planteado al principio, Blanca lo
hace de otra manera. Señala zonas del cuerpo y escribe las emociones que siente
con respecto a esas zonas:
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 Tripa. Es lo que más le preocupa de su
cuerpo. Escribe sobre ella tres palabras: sinceridad,
rencor, traición. Dice que en su tripa comprueba si
está bien de delgada o más rellenita, porque ya de
pequeña fue una niña con tendencia a tener barriguita. Por eso la palabra “sinceridad”, porque refleja
esto fielmente. Rencor y traición es lo que siente
hacia ella cuando se infla.
Fig 2
 Pecho. Palabras: vergüenza, sencillez. Está
contenta con su pecho tal como es. Dice que ahora
que ha engordado algo más de un kilo nota que le ha
aumentado un poco. Cuenta que desde niña se avergonzaba de que le creciera el pecho, no le gustaba
hacerse una mujer y trataba de disimularlo por todos
los medios, como andar encorvada. La palabra vergüenza está relacionada con esto, la sencillez se
refiere a que siempre se ha considerado así, sencilla,
no le ha gustado hacer alarde de su pecho sino más
bien lo contrario.
 Muñecas. Palabras: inseguridad, mentira. Estas palabras expresan que
cuando Blanca se siente insegura con su cuerpo se mide el contorno de las muñecas
con la mano opuesta. Es una forma más de controlar su peso. Si le sobra espacio al
juntar los dos dedos alrededor de la muñeca se tranquiliza. Dice que siempre le han
gustado los brazos “delgaditos”, y también las muñecas. Que este gesto lo hace
desde hace muchos años, desde que empezó con el T.C.A., ya ni recuerda cuándo.
 Piernas. Palabra: lealtad. Las piernas son una parte del cuerpo del que ella
se siente más orgullosa. Le gustan mucho tal como son, no tienen celulitis y están
musculadas. Siempre le han sido fieles.
 Pies. Palabras: confianza, diversión. Blanca cuenta una anécdota en la que
un desconocido le dijo que tenía unos pies muy bonitos y le propuso ser modelo de
pies. Este suceso le hizo cuestionarse su opinión sobre sus pies. Por eso tiene confianza en ellos. Le gusta mucho bailar, de ahí la palabra “diversión”.
 Cabeza. Palabra: lealtad. Está relacionada con su pelo. Explica que le gusta,
y que se entretiene haciéndose distintos peinados.
Blanca dice que los colores que ha empleado no los ha elegido por ningún motivo en particular. Llama la atención la tripa: gris, con un punto negro en el centro.
Ha pintado además un punto negro en cada muñeca. Y no ha olvidado marcar, también en negro, sus dos anillos. Cuando en la sesión clínica vemos la silueta todo el
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equipo, el psicólogo responsable del área de diagnóstico y tratamiento señala que
son los puntos de control de Blanca (tripa, muñecas, anillos). En ellos ella mide si
ha engordado.
Pregunto a Blanca si cuando ha visto la silueta le ha parecido bien de tamaño o
se la esperaba de otra manera y ella dice que se la imaginaba más “grande”. La silueta es más “pequeña” (=delgada) de lo que ella creía (y eso que al marcar el contorno con el lápiz en algunas zonas puede haber quedado un poco más ancho), pero
la ve bien así.
Sesión 21: “Visualización (la persona sabia)”
La visualización la tomamos de Liebmann (2005: 290). Se titula: “Wise person
guide”. Blanca la escucha con los ojos cerrados y luego representa una escena que
elige. La visualización cuenta cómo nos encontramos con una persona sabia en un
bosque, le hacemos una pregunta, escuchamos la respuesta, le damos las gracias y
la persona sabia nos hace un regalo antes de despedirse de nosotros. Hacemos esta
propuesta para, en principio, trabajar el tema de las cualidades positivas que se proyectan en los demás: ¿qué cualidades y qué personas admira? Blanca se representa
como una niña, y para la persona sabia le resulta más fácil imaginar a un hombre
que a una mujer: elige a un hombre mayor, barbudo. Explica que, como en la descripción del hombre sabio habíamos dicho que le inspiraba tanta confianza como
para hacerle cualquier pregunta, ella se ha imaginado más pequeña porque así le
resulta más fácil ser más abierta y confiada. La pregunta que le haría al hombre
sabio es si llega alguna vez el momento en que dejas de sentirte como una niña, y
sientes que has crecido. También le preguntaría cómo puede una persona quererse a
sí misma. El regalo que le da el hombre sabio es una caja. La imagina de madera,
tipo cofre, con unas conchitas pegadas en los laterales. La caja es para que guarde
en ella objetos que tengan valor para ella (no tiene por qué ser valor material) y
también papelitos donde escriba cosas que le ayuden a crecer, cosas importantes. El
hombre sabio le da la caja sin decirle para qué es, diciéndole que no abra el regalo
hasta que no llegue a su casa (para darle más misterio, para que así la vea más tranquilamente). Él sabe que ella le va a dar la utilidad perfecta.
Durante la sesión hablamos de las
cualidades que más valora Blanca: la
perseverancia, el esfuerzo, el afán de
superación de las dificultades. También de las personas que admira
porque las poseen, como su pareja o
algunos personajes públicos. Comentamos qué cree que puede admirar su pareja en ella y si comparten
esas cualidades o no.
Fig 3
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Sesión 23: “Laberinto”
Desde mi experiencia he comprobado que esta propuesta del laberinto propio
siempre resulta muy significativa en arteterapia. No importa con quién se realice.
Debe de haber algo en el mito o en el símbolo que arraiga fuertemente en la naturaleza humana que compartimos y nos hace identificarnos con él. Por esta razón, no
suelo dejar de plantear este tema con casi todos/as los/as clientes-pacientes. Aunque
los trabajos a partir de él son reveladores, pueden ser muy distintos unos de otros.
Suelen reflejar fielmente la situación en la que se encuentra la persona que los realiza, cómo ha sido el camino recorrido y
cómo intuyen que será la salida, o el
tramo que les falta por recorrer. Es
frecuente que el/la paciente-cliente
tenga con esta propuesta una experiencia de insight sobre sí mismo/a. Resulta
una actividad muy útil para ver las
dificultades que impiden que el problema o el malestar que afecta a la
persona tratada acabe de resolverse, y
cuáles pueden ser los pasos a seguir
para encontrar una salida.
Fig 4
Aspectos particulares a señalar del
laberinto de Blanca:
 Su aspecto recuerda un tubo digestivo.
 Lleno de flechas. “Para no perderme”. Blanca dice que no le gusta perderse
y que tiene muy mal sentido de la orientación, aunque luego parece ser más bien
que le gustan mucho las flechas, y por eso esencialmente ha dibujado tantas.
 A veces el camino se bifurca en dos, pero los dos vuelven a juntarse más
adelante. Blanca piensa que ninguna elección distinta a las que ha tomado en su
vida la habrían cambiado sustancialmente. Aunque, por ejemplo (lo pone ella),
hubiera elegido otra carrera, eso no habría cambiado “su esencia”.
 El camino se sale del papel. Quedan atrás los tiempos en que Blanca dibujaba en una esquina de un DIN A4.
 Blanca dice que no se arrepiente de nada de lo que ha vivido, que todo la ha
transformado y la ha hecho ver quién es hoy. No podría haber llegado hasta aquí
por ningún atajo. Hablamos de ello, y hasta vemos el aspecto positivo del T.C.A., y
de que no se estaría conociendo a sí misma si no hubiera sido por él. Ella dice que
quizá hubiera sido más “feliz” (entre comillas, señala), pero que no sería la misma
persona que es ahora.
 Tanto el dibujo terminado como el texto que escribe sobre él son realmente
bellos. Blanca se despide visiblemente contenta.
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Sesión 27: “Representa algo significativo para ti de tus vacaciones”
Blanca ha estado de vacaciones y ha vuelto muy contenta. Representa un paisaje
de azules, un mar con niebla, y lo firma espontáneamente. Se muestra satisfecha
con el resultado final. Hablamos de qué considera ella que le falta para estar “bien”
por completo. Ella dice que perder el miedo a volver a caer y poder estar más relajada con la comida (no tener alimentos prohibidos, de los que ya no sabe ni siquiera
si le gustan o no, o si le apetecen un momento dado o no, porque directamente son
alimentos prohibidos). Confiesa que tiene miedo de aumentar una talla, esto también sería un problema para ella. El ejercicio, la actividad física, en cambio, parece
que ha dejado de serlo.
Sesión 29: “Yoes molestos”
Para este trabajo nos inspiramos en el “Diálogo de voces” (Voice Dialogue), una
técnica desarrollada por una pareja de psicólogos norteamericanos, Hal y Sidra Stone3. Según el “Diálogo de Voces” todos tenemos una serie de yoes primarios que
constituyen nuestra identidad, se corresponden con quienes creemos que somos.
Pero para cada yo primario hay otro yo renegado de igual energía. El objetivo de
esta técnica es la reintegración de los yoes renegados para poder recuperar para
nosotros la energía que hemos invertido en su represión y también para vivir las
relaciones con más conciencia.
La semana anterior hemos trabajado identificando distintos yoes que pudiera
haber en Blanca. Ella los describe y los representa: yo temor, yo luchador, yo amable, yo fracasado, yo optimista, yo tolerante, yo crítico, yo frágil, yo resistente o
duro, yo destructivo… En esta sesión continuamos, pues, con el trabajo iniciado en
la anterior. Blanca elige los yoes que le resultan más molestos, los que le provocan
más rechazo. Después los representa haciendo una marioneta de cada uno y los
entrevistamos. Introducimos las marionetas porque, por una parte, aportan un aspecto lúdico (algo que siempre se agradece a la hora de tratar determinados temas) y,
por otra, ayudan a Blanca a hablar de sí misma en tercera persona. Además, al utilizar una marioneta ella misma puede hacer preguntas a cualquiera de sus yoes.
Blanca se queda con el yo temor (el miedo) y el yo fracasado (la voz interior que
repite una y otra vez que eres un fracaso total). El temor es, fundamentalmente, a
recaer en el T.C.A. cuando abandone la terapia. Hacemos una marioneta sencilla
con un calcetín para cada uno de los yoes. Le cuesta un poco entrar en la dinámica,
pero va haciéndolo cada vez mejor. Empiezo entrevistando yo al temor, preguntándole cuál es el trabajo que hace él con Blanca, si tiene buena relación con ella…
Luego ella también puede hacerle preguntas. Después desdoblamos el miedo en
dos: la parte que hace sentir miedo y la que padece el miedo, y las hacemos dialogar
y explicar cómo se sienten, qué quieren decir o pedir a la otra parte… Y hacemos lo
mismo con el yo fracasado.
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3 La página web oficial de Voice Dialogue es: http://delos-inc.com/ Arteterapia: Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social
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Aspectos a señalar:

Blanca contempla a estos dos yoes (“temor” y “fracasado”) como
“malos”, enemigos. Le cuesta mucho ver que la función que cumplen en su personalidad es muy importante. Es un gran descubrimiento para ella el entender
que realmente son sus amigos, sus aliados.

Cuando en un momento de la sesión me pongo yo la marioneta del
temor en mi mano y hablo diciendo a Blanca que va a recaer, que va a volver a
las andadas y cosas de ese tipo, ella llega a poner cara de mucho agobio, así que
lo dejo y se la devuelvo a ella.
Lo pasamos muy bien con las marionetas, hay risas mezcladas con la seriedad de
los temas tratados y la sesión es importante.
Sesión 31: “Vulnerabilidad”
La propuesta consiste en que Blanca
trate de representar su vulnerabilidad de la
manera que prefiera. Es un aspecto de sí
misma que ya hemos visto en anteriores
semanas que le cuesta aceptar. Imagina su
niña interior y dibuja sin pensar mucho
(con lápiz, luego la pinta con acrílicos)
algo que le viene a la mente: una escena en
la que aparece ella de niña escondiéndose
entre las hojas de un sauce llorón. Recuerda que cuando era niña le encantaba jugar
Fig 5
hablando sola, inventándose que había
otros personajes y escondiéndose entre las
hojas de un sauce que crecía en una casa de campo. Entonces era muy inocente.
Vemos los aspectos positivos de su niña interior. Vemos que, en realidad, es un
tesoro aunque, por supuesto, hay que protegerlo. Hablamos de las personas a las
que les muestra su niña vulnerable y de lo valioso que es relacionarse de corazón a
corazón, aunque no siempre se deba o se pueda. En la sesión sale también el tema
de las lágrimas. Blanca cuenta como en su familia se consideraba que no estaba
bien llorar por “cualquier cosa”, había que ser fuerte. Ella lo intentaba y todavía hoy
le sale hacerlo.
Blanca firma espontáneamente su trabajo. Resulta increíble lo que ha crecido su
capacidad de expresión plástica y, más aún, su disfrute con ella.
Sesión 32: “Representar escena de cuento a gran tamaño haciéndola personal,
suya”
Leemos uno de los cuentos que aparecen en el libro “Mujeres que corren con los
lobos”, de Clarissa Pinkola Estés. Blanca recibe las instrucciones de dejarse llevar y
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ver qué partes del cuento “resuenan” más en ella, llevándolo a su vida. Empezamos
representando una escena elegida de éste utilizando pequeños muñecos y creando
para ellos un escenario pintado con una hoja de papel. Esto ayuda a romper el hielo
e ir centrando el tema. Después pasamos a una segunda representación a gran tamaño, sobre una mesa grande forrada con papel continuo y utilizando carboncillo,
sanguina, sepia y/o tizas de colores. La idea es que no pueda detenerse en detalles,
que se desmarque, que se salga de los límites, que amplíe los marcos de referencia… Blanca dibuja un túnel y su salida a un camino. Dice que el túnel continúa
mucho más a la derecha, más allá del papel, es muy largo. El túnel es marrón (sanguina). A la salida hay luz (tiza amarilla). El camino que empieza es azul. Blanca
explica que éste es el túnel que ha tenido que recorrer con el T.C.A. y en el que
todavía se encuentra. Le pido que marque dónde está ahora y hace una señal grande
con carboncillo muy cerca de la salida.
Al terminar el trabajo Blanca está muy contenta. Cree que tiene mucho que
agradecer al T.C.A. Las sesiones le están ayudando a conocerse mejor y sus relaciones son ahora mejores que antes.
Sesión 40: “Móvil representando los deseos o metas para el próximo año”
Como el alta de Blanca está próxima, planteamos en las últimas sesiones propuestas que contribuyan al cierre de la terapia. Blanca pega con celo o sujeta con
pinzas de colores distintos objetos sobre dos perchas de la ropa entrecruzadas y los
explica de la siguiente manera:
 Una pegatina de Piolín:
Le gustaría disfrutar más, sacar su parte más infantil.
 Tres conchas:
Las incluye simplemente porque le gustan, solo como decoración.
 Dos pedazos de lana:
Representan los nudos que todavía quedan por deshacer.
 Varias “piedras” de decoración transparentes:
Le gustaría ser más transparente.
 Un par de pegatinas de una cara sonriente:
Simbolizan más alegría, desdramatizar.
 Un par de trozos de cello con estrellitas de colores pegadas:
Quisiera sacar a la luz todas sus múltiples facetas (colores).
 Una pulserita que fabrica con hilo y cuentas de colores:
Representa el miedo a “perderse”, a dejar de ser ella misma. No quiere que eso
ocurra. Le da miedo olvidar quién es. Quiere crecer, pero no dejar de ser quien es,
no cambiar tanto como eso. Por eso las cuentas están insertadas en el hilo y el hilo
atado.
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Sesiones 41 y 42: “Caja donde guardar todo tipo de «recursos» que puedan ayudarte en momentos bajos futuros”
Para esta propuesta nos hemos inspirado en la “caja de recursos” de Mark Beyebach y Marga Herrero de Vega (2010: 106). Las sugerencias sobre qué introducir en
la caja son: los números de personas a quienes llamar, fotos de seres queridos, souvenirs o amuletos, “la carta para los días de lluvia”, una carta dirigida a otras personas que puedan estar pasando por su misma situación (en la que la persona explique
cómo se sentía cuando estaba mal y qué cosas ha hecho que le han ayudado a superar su problema), etc. Si en algún momento la persona se siente mal o le parece
que está en riesgo de recaer, puede abrir la caja y utilizar alguno de esos recursos.
Ya hemos hablado en la sesión anterior con Blanca de si le gusta esta idea como
última propuesta y ella ha asentido. Partimos de una caja de madera de tamaño medio con un cierre metálico. Le recuerdo a Blanca que puede pintarla, decorarla pegándole cosas, tanto por dentro como por fuera, mezclar distintas técnicas, escribir
palabras o frases… También puede pensar qué introducir en el interior: mensajes
que puedan ayudarla, objetos, dibujos o fotos… Enlazamos esta propuesta con la
que hicimos en la sesión 21. En esa ocasión trabajamos a partir de una visualización. En ella Blanca se encontraba a un hombre sabio que le entregaba una caja.
Para realizar esta caja puede acordarse de lo que pensó entonces que podía contener
aquella. Blanca decide llamar a su caja: “Caja para recordar” (primero piensa llamarla “Caja de recuerdos”, pero hablamos de que eso está referido más al pasado,
no transmite bien lo que ella quiere decir, y por eso lo cambia a “Caja para recordar”, en el sentido de no olvidar lo aprendido). Empieza a pintar un gran sol en la
parte superior con acrílicos, utilizando dos tonos de amarillo. Luego pinta el fondo
del sol con azul claro. Dice que lo que más le importa es recordar la sensación de
luz, que la ilumine. Pinta el resto de la caja en tonos azules. Después va decorando
cada una de las caras con lápices acuarelables y ceras: en una (la frontal) escribe
con letras mayúsculas azules: “CAJA PARA RECORDAR”, en otra, en amarillo:
“SONRÍE”, en la posterior, en morado y azul: “DISFRUTA” y en la última pinta un
arco iris. En la parte superior de la caja hace unos pequeños dibujos de una especie
de estrellas (4) y una luna, en tonos morados y amarillos, con lápices de colores.
Cuando viene a la siguiente sesión (en vez de haber pasado una semana entre
una y otra han pasado quince días) se impresiona favorablemente al ver la caja. Le
gusta mucho ver cómo la decoró hace dos semanas. Blanca escribe en pequeños
rectángulos de papel de color salmón (tamaño tarjeta de visita) los mensajes que va
a guardar en la caja. Primero los redacta en sucio y luego los pasa a limpio. Estos
son sus mensajes:
 Relativiza la importancia que le das a las cosas. No magnifiques las cosas
importantes que no lo son tanto como para agobiarte.
 Ten muy presentes las lecciones aprendidas este año pasado, y ponlas en
práctica cuando se te presente la ocasión.
 No te encierres en ti misma cuando algo te preocupe, busca el apoyo de los
demás.
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 No sientas rabia cuando las cosas no salen como habías planeado.
 Recuerda que puedes hablar con los demás para contarles tus preocupaciones y tus alegrías. Comparte con los demás tus emociones.
 Piensa en algo positivo cuando te vayas a dormir para que así tengas un
buen recuerdo del día.
 Sé igual de tolerante contigo misma que lo eres con los demás. No seas la
peor juez de ti misma.
 No dejes que los retos te preocupen y te dejen incapaz de reaccionar. Piensa
racionalmente en ello y no te dejes llevar por la desesperación.
 No olvides disfrutar cada una de las pequeñas cosas que la vida te ofrece.
Pregunto a Blanca si le gustaría que los/as terapeutas le escribiéramos un mensaje cada uno/a. Le parece muy bien. Como después de terminar de escribir se queda
un poco parada, le pregunto si no quiere decorar más la caja. Pinta el interior de
color salmón. Le pregunto también si le gustaría que yo dibujara o pintara algo en
su caja, pues alguna vez le dije que algún día lo haría para ella. Le encanta la idea.
Le recuerdo que en la visualización del hombre sabio ella imaginó la caja con conchas pequeñas pegadas por fuera y le pregunto si le gustaría pegarlas en su caja.
Dice que sí.
Hablamos de un curso que está realizando. Aunque algunas veces se le hace un
poco pesado, está contenta con él y con cómo se ve en él. Cada vez va conociendo
más a sus compañeros/as. Ahora su relación con las personas es más abierta y la
disfruta. Blanca comenta que toda la gente que la conoce ve el gran cambio que se
ha producido en ella y se lo dicen, felicitándola por ello. Habla de lo gradual que ha
sido para ella dejar de asistir a terapia y lo poco que la echa en falta, a pesar del
miedo que le tenía a esto.
Tres semanas más tarde celebramos el alta de Blanca. Estamos todos los terapeutas y también su pareja. Hacemos una fiesta, recordamos anécdotas, cenamos algo y
comemos juntos de postre un bizcocho que ha cocinado ella expresamente para la
ocasión, tal como había prometido (ahora que comer ya no es un problema), le damos regalos y también su “Caja para recordar” con mis dibujos y nuestros mensajes
aparte de los suyos. En la actualidad, Blanca trabaja como voluntaria en una fundación privada ayudando desinteresadamente a las personas que padecen T.C.A.
ALGUNAS CONCLUSIONES
A través del arte puede conseguirse una comunicación que no se logra por medio de
las palabras. Una persona puede expresar de esta manera, sin pensar, aspectos de sí
que ni siquiera sospecha y que, a su vez, pueden ser leídos por la/el arteterapeuta o
ella misma, quizá para su sorpresa. El arteterapia complementa el trabajo específicamente psicológico, llegando a lugares donde éste no alcanza. En una sesión de
arteterapia el hablar pasa al término que la/el paciente-cliente decida pero, desde
luego, lo más importante es la creación plástica. Una creación para la que no se
requiere tener aptitudes artísticas y en la que no se enfatiza el resultado final, sino el
proceso. Esto ya, de entrada, crea un ambiente distendido, relajado, de aceptación,
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en el que la persona puede dejarse llevar por materiales y técnicas para conectar con
aquella parte de su interior que busca salida o respuestas.
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