Discurso del Embajador Bernhard Graf von Waldersee en ocasión

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Discurso del Embajador Bernhard Graf von Waldersee en ocasión de la
inauguración de la muestra “Alemania y Francia: Medio siglo de Amistad y
Cooperación en el Congreso de la Nación Argentina
29 de noviembre de 2013
Muy distinguido señor Presidente de la Cámara de Diputados, Julián Dominguez, muy
distinguidas señoras Diputadas y Senadoras y señores Diputados y Senadores, muy
distinguidos presidentes de los Grupos Parlamentarios de Amistad con los Parlamentos de
Francia y de Alemania, muy distinguidos representantes del Gobierno Nacional de la
República Argentina, muy distinguidas Embajadoras y distinguidos Embajadores y demás
representantes del Cuerpo Diplomático, cher Jean-Michel, muy distinguidas damas y
distinguidos caballeros!
Ante todo es este el momento para decir gracias.
El Embajador de la República de Francia y yo agradecemos sobre todo a usted, muy
distinguido señor Presidente, por su generoso gesto de presentar esta muestra aquí, en el Salón
de los Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados de la Nación, e inaugurarla junto con
nosotros dos.
Nuestro agradecimiento también está dirigido a los Diputados de nuestros Grupos
Parlamentarios de Amistad, que han colaborado en dar vida a este proyecto.
Y este agradecimiento también es extensivo a Horacio Lenz, a Mariano Morato y a todos los
que han puesto manos a la obra para montar aquí esta exposición.
Por qué somos tan gratos y por qué es una tan buena idea exhibir esta muestra sobre medio
siglo de amistad entre Francia y Alemania aquí, en este sitio, en la casa del pueblo argentino,
como bien dijo el Sr. Presidente de la Cámara?
En primer lugar, porque celebramos un cumpleaños, y nos gusta celebrar con buenos amigos.
Por eso es para nosotros una gran alegría que con su presencia demuestren interés por este día
festivo.
En segundo término, porque una clara comprensión de la relación entre Alemania y Francia es
esencial para comprender la Unión Europea, su funcionamiento interno y su relación con
amigos y socios en otros continentes.
Por último y en tercer lugar, porque sabemos que algunos de nuestros amigos y socios
también aquí en América del Sur tienen sumo interés en estudiar los éxitos y los desafíos de la
relación entre Alemania y Francia para extraer sus propias conclusiones respecto de la
relación con sus propios países vecinos.
Al celebrar el aniversario del Tratado del Elíseo se mezclan la emoción y la política racional y
responsable. Permítanme comenzar con un recuerdo personal de un momento emotivo.
En setiembre de 1962 el Presidente Charles de Gaulle visitó Alemania, y mis padres fueron al
lugar de la feria de Bonn, para escuchar allí uno de sus discursos. Mis padres regresaron a
casa profundamente conmovidos y dijeron: “Diez mil alemanes ovacionaron a un presidente
francés y no puedes imaginarte lo que eso significa.”
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Yo tenía entonces 10 años, y mis padres tenían razón, ya que yo no podía imaginármelo. Sólo
más tarde, leí en libros de Historia de mis abuelos sobre la supuesta enemistad hereditaria; y,
a su vez, pude hacer amigos en Francia, cuyos padres me hablaron de la época de las Guerras
Mundiales.
Un año más tarde, en 1963, se suscribió el Tratado de Amistad Franco-Alemán, el Tratado del
Elíseo, cuyo aniversario en el presente año se ha celebrado con numerosos encuentros, desde
un discurso del Presidente Hollande ante el Bundestag, la Cámara de Diputados de Alemania,
hasta una visita de Estado del Presidente Gauck a Francia.
La exposición que inauguramos hoy aquí muestra la magnitud de la voluntad política, del
apoyo de la sociedad civil y de los recursos utilizados para construir una sólida relación de
amistad entre Alemania y Francia.
El Presidente de la República Francesa, François Hollande, acertadamente dijo en su discurso
ante el Bundestag Alemán: “Esta amistad está unida en forma indisociable a la construcción
de Europa.” y “siempre ha estado al servicio de la construcción de Europa.”
Señor Presidente, damas y caballeros, sin las Comunidades Europeas, el Tratado del Elíseo no
hubiera sido posible. Alemania y Francia son concientes de cuánto debe su buena relación
bilateral a la existencia de las instituciones europeas. Pero, asimismo, la amistad entre Francia
y Alemania también ha llevado adelante la integración europea, primero en Europa Occidental
y luego entre Europa Occidental y Europa Central y Oriental.
De este modo, esta amistad se convirtió en una pieza fundamental para la Unión Europea
como un espacio de paz, de libertad y de Derecho. Cuando en los siglos pasados las potencias
europeas libraban guerras, también los habitantes en otros continentes fueron perjudicados.
Estas épocas han finalizado y eso es positivo. Hoy en día, la Union Europea es un actor que
en el mundo defiende el multilateralismo, el dominio del Derecho, el comercio bilateral
favorable para ambas partes, un uso responsable de los recursos naturales, el desarrollo
economico y social y los derechos humanos – todos valores a los cuales adhieren tanto los
argentinos, como los franceses, los alemanes y todos los europeos.
Por tal motivo, la Argentina también está interesada en una Europa consensuada y sólida
como socio para la construcción de una globalización correspondiente a nuestros valores
comunes.
Todos en este salón sabemos que Europa se encuentra actualmente una vez más ante grandes
desafíos.
Una vez más, al igual que muchas veces en el pasado, también hemos tenido nuestras
controversias acerca del mejor camino para superar estos desafíos. Una vez más, al igual que
muchas veces en el pasado, Alemania y Francia comenzaron este debate con criterios no
idénticos. Pero –al igual que en los últimos 50 años, y este es el tema de hoy – Alemania y
Francia llevaron a cabo este debate con la firme decisión de superar todas las divergencias.
De este modo, Francia y Alemania asumieron su parte de la responsabilidad y contribuyeron a
que todos los Estados Miembros de la Unión Europea y, sobre todo, de la eurozona hayan
encontrado un rumbo en común, que nos aleje de la crisis y nos ayude a que una Europa libre
y pacífica, sólida y progresista, abierta y competitiva, social y humana pueda seguir siendo un
buen socio para la Argentina.
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