PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA. LECTURA

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PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA.
LECTURA IDEOLÓGICA DE UNA OBRA
DE MALTHUS*
Armand Aíattelart * *
En 1798, e! pastor protestante Malthus publica en Londres el Ensayo sobre el
principio de La población. En dicha obra procura demostrar que una de las causas
principales de la situación de miseria en que se encuentran las familias de las clases
inferiores arraiga en el número excesivo de sus hijos. Si dichas clases —agrega
Malthus no adoptan otro comportamiento procreador, el mundo se verá abocado
a la sobrepoblación, y la miseria nunca podrá erradicarse. Las subsistencias están
limitadas por una ley de crecimiento aritmético y la población, ilimitada, tiende a
crecer geométricamente. La única estrategia para la supresión de la miseria es la
que propugna la reducción de nacimientos. Esta teoría demográfica que se refiere
implícitamente a un modelo de cambio social, prefigura la ideología burguesa así
como la exponencia de los mecanismos jurídico-políticos y de las bases metafísicas y seudocientíficas de la dominación de la burguesía en su empresa mixtificadora. A la vez, anuncia la sociología del s$atu quo que marca actualmente el
funcionalismo norteamericano. La teoría social matthusiana, por ende, vuelve de
actualidad, en momentos en que las políticas de restricción de los nacimientos y la
sociología —que se pretende axtológicamente neutra— que las acompaña tratan de
imponer un modelo de sociedad, de cultura y de personalidad para resolver la
miseria del Tercer Mundo.
Nadie podrá negar que el Ensayo de Malthus ha proporcionado numerosos
argumentos para la racionalización y la justificación de la explotación
social. Desde la calurosa acogida que le dispensó la aristocracia terrateniente inglesa hasta la última declaración del presidente del Banco Mundial,' se extiende una larga trayectoria apologética del principio de la
población, como explicación última (y también como último remedio)
para la miseria del proletariado fruto de la Revolución Industrial así como
para la pobreza del Tercer Mundo. Está igualmente la trayectoria polémica
del anatema lanzado por Marx —precedido por los socialistas utópicos—
contra este principio de predestinación a la pobreza que alimenta la ideología de las clases dominantes. ¿Qué de extraño tiene este hecho, si el
mismo Malthus adivirtió la ambigüedad de sus tesis y predijo la utilización
que podría hacerse de ellas? "Quizá parezca que una doctrina que atribuye la mayor parte de los sufrimientos de las clases más bajas de la sociedad exclusivamente a ellas mismas, no es favorable a la causa de la
libertad, ya que ofrece oportunidad tentadora a los gobiernos para oprimir
* Este artículo es una traducción del original francés que se publicará próximamente en
Francia. La versión al castellano ha sido realizada por el seiíor Narciso Zamanillo.
** El autor es director del Departamento de Desarrollo Social de! Instituto de Capacitación e
Investigación en Kefonna Agraria (ICIRA), Santiago de Chile y catedrático de Demografía en la
Universidad CatóUca de Chile.
' Robert MacNamara,. Address to the Board of Covernors, BlRD, Washington D. C, Sept.
30, 1968, y discurso de septiembre de 1970 en la Reunión Conjunta del F. M. 1., y BIRF.
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FI, TKIMKSTHK tCONÓMICU
a SUS subditos a placer, ecliando toda la culpa a las leyes naturales y a la
imprudencia de los pobres."^
; Será legítimo suponer que Malthus, maquiavélieamente, se haya servido de esta lucidez para levantar una pantalla entre los grupos que detentan el poder y el pueblo, dando a este último la ilusión dt,- encontrar en su
sistema, lógico en ajiariencia, un instrumento d<" flefensa, una carta de sus
derechos y, sobre todo, de sus deberes? Es verdad que Maltlius quiso
mejorar la sociedad en que vivía en la que había advertido el emerger de
antagonismos sociales: "P'l propósito práctico dominante en el espíritu del
autor —escribe— cualquiera (jue sea la ausencia de juicio con que se le
pone en práctica, es mejorar la condición y aumentar el bienestar de las
clases bajas de la sociedad"" (p. 582). Pero las protestas de buena fe
corren parejas muchas veces con dihlüts irremediables^ que encierran a las
clases inferiores en el círculo vicioso de su pobreza, para que podamos
contentarnos con la buena voluntad de este Pastor protestante, y colocarlo
entre los reformadores sociales. Sin embargo, es difícil aceptar la imagen
esquemática de Mallhus tal como la han proyectado sus adeptos o sus
detractores en polos diametralmente opuestos: el elogio o el ostracismo. Si
nos negamos a suscribir este movimiento centrífugo que desfigura la teoría
social malthusiana, es necesario, a fin de poner en claro su ambigüedad,
penetrar en el terreno de las ideologías:* determinar las opiniones acerca
del objetivo deseado en el desarrollo social y precisar los intereses de clases
que pueden determinar la defensa de estas opiniones. Esto nos lleva —si no
queremos extraviarnos en el laberinto de los procesos de las intenciones,
donde las extrapoliaciones son rápidas y pueden llevar a cualquier parte- a
emprender una lectura idt-ológica del Ensayo, a fin de ir estableciendo
sucesivamente un diagnóstico de los antagonismos sociales, un tipo de
sociedad y de relacignes entre clases sociales, sociedad que —segiin
Malthus— podría resolver las anomalías detectadas.
^ Th. R. Malthus, Ensayo sobre el principio de la población (trafJucción de Teodoro O'rtiz).
Fondo de Cultura Fconómica, México. 1951, p. 462. Todas las citas ulteriores del Ensayo se
tomarán de la misma fuente,
3 Véase el ejemplo clásico de la manera como corulciia'cl derecho de los pobres a S«T alitiienlados por la sociedad: "Un hombre cjue nace en un mundo ya ocupado, si no puede alimentarlo su
familia, o si la sociedad no puede utilizar su trabajo, no tiene el menor derecho para reclamar
porción alguna de alimento y está de más en el mundo: en el gran banquete de la naturaleza, no
hay cubierto puesto para él. La naturaleza le ordena irse y ella misma no tarda en ejecutar esta
orden " (p. W, nota 1, edic. francesa del Ensayo, Guillautnin Libraire, París, 1845).
^ Aquí' nos inspirarnos en la definición de Adán Shaff: Ideología: "Las opiniones acerca de
los probletnas de objetivo deseado en el desarrollo stjcial. opiniones «{ue se forman sobre la base de
los intereses de clase dados y sirven para defenderlos." "Marxismo y Sociología del Conocimiento"',
en L'Homme et la Société tdic. Anthrops., París, núm, 10, p. 139.
PKEKIGUIÍACIÜN UE LA IDEOLOGÍA Bl RíUJESA
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Previamente nos parece esencial esbozar la configuración de los protagonistas del proceso social en la época de Malthus, con el fin de poder
captar sus intereses respectivos.
EL CONDICIONAMIENTO SOCIAL DE LA TEORíA
Algunos puntos de referencia
Es preciso recurrir a una historia de la Gran Bretaña que considera la
evolución de la sociedad en función del jutígo de las relaciones entre las
clases sociales, si se desea comprender la coyuntura histórica en la que se
inscribe la obra de Malthus. Habiendo declarado su deseo de mt^jorar la
suerte de los pobres, resulta esent'ial determinar el contenido de este sector social y, muy especialmente, sus relaciones con los demás grupos.
En Marx y Engels^ encontramos los elementos necesarios para configurar el cuadro histórico de la época en función de este criterio;
1689: La burgesía emergente (financiera, industrial, comerciante) establece un compromiso con la aristocracia terrateniente que la "gran
revolución" acaba de derribar. Eos intereses económicos de la burguesía están garantizados y ella se constituye en elemento minoritario del poder político.
I 780: Despegue de la industrialización y desarrollo de una nueva burguesía esencialmente manufacturera.
1800: Estreno de las experiencias socializantes de Robert Owen en la gran
hilandería de algodón de New Lanark.
1 824: Abolición de las leyes que prohibían las asociaciones obreras.
18Í12: El Heform Act otorga a la nueva fuerza económica surgida de la
industria un lugar fie preferencia en el Parlamento y excluye a los
obreros del derecho a voto: es la creación del I*artido Cartista, el
primer partido obrero.
1846: La abolición de la Ley sobre cereales significa el triunlb del comercio libre sobre el proteccionismo y de la nueva burguesía inglesa
sobre los landlords o terratenientes. Es el reinado floreciente del
6
Partido Iliberal, llamado anteriormente de los Whigs.
6-^
^ F. Engels, 5ocio/í#me utopique et Socialisme Scicntifique, Edilions Sociales, París 1962: K.
Marx y K. Engels, Manifesté du Parti CommunUte, tditions Socialí-s, París l%6: K. Marx, Le
Capital, Ver también VV. Abendroth, Histoire du Mouvement üuvrier en Euntpe. Ediciones F.
Maspero, París 1967.
^ ¿l)ónde se sitúa Maltlius dentro del cuadro ^lolítit^o, al publicar su Ensayo por primera
vez? Dejemos qu*- responda el economista liberal francés Kossi, que escribió la intro<lucción a la
\i6
EL TRIMESTRE EOCNOMICO
La coyuntura política en la cual vio la luz el Ensayo sobre el principio
de la población se define pues, en forma esquemática, de la manera siguiente: la burguesía —a la cual el compromiso de 1689 había permitido
implantar las bases del orden burgués se hallaba todavía lejos de poseer la
totalidad del poder. El poder político seguía monopolizado por la aristocracia terrateniente. En cuanto a la nueva burguesía —de raíz manufacturera— se encontraba todavía en gestación. Durante el cuarto de siglo que
correría entre la primera edición del Ensayo y la última de 1826, esta
nueva burguesía afirmaría progresivamente sus pretensiones al poder y en
el curso de su emerger político, se le haría evidente que sus intereses eran
opuestos a los de los propietarios de la tierra. El proceso de creciente
proletarización, arrancaría poco a poco a los "pobres" de su estado de infraconsciencia, aunque sin permitirles todavía ninguna posibilidad de
acción independiente. Las rivalidades entre grupos sociales que se expresan
en la escena política, son polarizadas por esta lucha subterránea por el
poder, en el cual se enfrentan la burguesía y la aristocracia. Malthus murió
en 1 834, es decir, tres años después de la promulgación del Reform Act, y
doce años antes de la abolición de las corn laws, las dos leyes que consagrarían el nuevo poder burgués. ¿Tuvo suficiente perspicacia para adivinar
la importancia de esta nueva fuerza política, o quedó en la creencia de la
antigua fórmula de alianza surgida en 1689? Esta pregunta tendrá respuesta en el curso del presente artículo.
El socialismo utópico y la teoría malthusiana
1. Fue una publicación del socialista anarquizante Godwin^ la que
incitó a Malthus a escribir el Ensayo. A medida que la obra iba reeditándose, fueron también las doctrinas e intervenciones de los socialistas que
Marx denominaría más tarde utópicos, como Owen, las que lo forzaron en
cierto modo a poner en claro las implicaciones sociales de su teoría. La
gestación de la teoría social malthusiana se vio marcada irremediablemente
por este desafío: rebatir los "sistemas de igualdad''. Es un hecho que
traducción francesa de 1845 con una nota biográfica sobre Malthus: "Pertenecía —dice de él— a esa
parte de la nación inglesa que se ha designado con el nombre de Whigsy que posee actualmente la
dirección de los asuntos en Gran Bretaña. . . Fiel a sus opiniones políticas en un tiempo en que no
llevaban en modo alguno a la fortuna, no se aprovechó de ellas cuando triunfaron; él no pretendió
hacer de la ciencia un instrumento de la ambición" p. XXX (Edición francesa, 1845).
"^ Es costumbre incluir a William Godwin entre los representantes del anarquismo debido a su
teoría sobre el Derecho y e! Estado. Sin embargo, los medios que propone para crear la nueva
sociedad, están lejos de ser anarquizantes. Ver nuestro análisis en el curso de esta misma sección,
punto 4. Ver con este objeto P. EItzbacher, El anarquismo según sus ilustres representantes,
(traducción del alemán). Edic. España Moderna, Madrid, 1898.
PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA
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necesariamente debe tomarse en cuenta cuando se quieren determinar los
factores que impusieron un límite al desarrollo de la teoría social de
Malthus. Es interesante comprobar hasta qué punto se halla condicionado
el Pastor, al elaborar su teoría, por el juego de las variables a las que solían
recurrir los precursores del socialismo científico. Cuanto más denigran
estos últimos la estratificación de la sociedad, la institución de la propiedad privada, la institución del matrimonio y el principio del amor de sí
mismo, más trata Malthus de tapar las brechas abiertas en el edificio
burgués por los argumentos socializantes, mas celebra estas mismas instituciones y principios, elevándolos o manteniéndolos en el rango de fundamentos sacrosantos de la sociedad.
2. Sentada esta situación de dependencia, Malthus se verá necesariamente afectado por las imperfecciones e imprecisiones de las teorías referentes a los sistemas de igualdad. La elaboración de la tesis malthusiana
está en relación directa con la vertebración y la profundización de las
teorías igualitarias. En la misma medida en que el socialismo naciente cae
en el utopismo, la teoría malthusiana, en su discusión de tal hecho, correrá
todos los riesgos de no colocarse en el terreno de la realidad.
3. Tanto en la elaboración de sus doctrinas como en sus actuaciones
(considerar por vía de ejemplo la experiencia de Robert Owen en Nevv^
Lanark),8 los socialistas utópicos se vieron fuertemente condicionados por
la situación histórica. Se les imponía un umbral. En la medida en que
ciertos fenómenos decisivos (institucionalización del capitalismo industrial, aparición del proletariado y explosión de las contradicciones de la
sociedad burguesa capitalista) no se habían dado aún con su carácter
ineluctable, en esa misma medida corrían los sistemas socialistas del
momento el rie^o de ser mero fruto de construcciones espirituales. La
demistificación que habían emprendido al denunciar la propiedad privada,
la religión y la forma existente de matrimonio, no podía desembocar en
una acción revolucionaria que habría honrado los cambios deseados en la
sociedad controvertida. De ahí', en primer lugar, la ausencia de una estrategia que permitiera la construcción de la nueva sociedad en gran escala: y,
en segundo lugar, la dependencia respecto del orden existente y del régimen establecido para inaugurar las experiencias. Como lo diría Engeis
midiendo su aporte a la maduración del futuro proletariado inglés: "A la
inmadurez de la producción capitalista, a la inmadurez de la situación de
clases, correspondió la inmadurez de las teorías. La solución a los proble' Ver Lloyd Jones, The Life, Times and Labourt of Robert Owen, Swab Sonnenschein anil
Co. Ltd., Londres, 1905, cuarta edición.
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EL TKlMtSTRE ECONÓMICO
mas sociales, que permanecía todavía oculta en las relaciones económicas
embrionarias, debía brotar del cerebro. La sociedad presentaba sólo
anomalías; la eliminación de estas anomalías era misión destinada a la
razón pensante. Con este fin, era necesario inventar un sistema nuevo y
más perfecto de régimen social, aportándolo desde el exterior de la sociedad, por medio de la propaganda, y en caso de ser posible, por medio de
experiencias modelos. Estos sistemas sociales nuevos, quedaban condenados de antemano a la utopía. Cuanto más detalladamente se elaboraban,
más estaban condenados a perderse en la fantasía pura."'
4. Por tanto, no es extraño encontrar en Malthus el reflejo de estas
mismas instancias históricas. En general, Malthus prefigura la ideología
burguesa, pero sólo por medio de una red de contradicciones y yuxtaposiciones inconexas llega a estructurar un modelo de sociedad en la que opere
esta ideología. No se resuelve a desahuciar el compromiso de 1689, que
había dado origen —por medio de la conciliación entre burguesía y aristocracia— a una estratificación social que mantenía a los propietarios de la
tierra en situación privilegiada, aunque concediendo un papel social a
la burguesía. En repetidas ocasiones. Malthus parece querer consagrar esta
situación transitoria.^" Esta reiterada transigencia que lo lleva a fusionar
dos órdenes sociales, le impide llevar hasta su consumación la estrategia de
mejoramiento de la sociedad que propone. En su teoría social no llega a
imponerse la concepción de un poder burgués industria], realizado en una
estructura de poder político efectivo y exclusivo. De aquí el hiato inmenso que se observa entre el concepto de sociedad que nos propone y los
instrumentos que nos ofrece para hacerlo operar. Disonancia parecida a la
que descubríamos anteriormente entre los precursores del socialismo. Por
tanto, no parece aventurado afirmar que socialismo utópico y malthusianismo, aunque edificados sobre conceptos diametralmente opuestos,
sufrían del mismo vicio de fabricación en la época a que nos referimíís. Su
estrategia de cambio social se inspira en un "evangelismo social" donde el
concepto moral domina ampliamente al concepto político. Basta recordar
de paso la insistencia de Malthus sobre la promoción de un nuevo código
moral que demostrase la necesidad de extender entre las clases inferiores el
principio de la población, por medio del sistema educativo, y de "educar a
la generación naciente en hábitos de sobriedad, laboriosidad, independencia y prudencia, y en la forma más adecuada para cumplir con sus
deberes religiosos" (p. 488). Es una de las misiones principales del go^ F. Engels: op. cit., p. 57.
' ^ Ver nuestra sección sobre los agentes del cambio.
PRKI K.l.KACIUN DE LA ll)EOLO(;iA lU H(;i KSA
l.",l
hiíTMC) cii SU lucha por (erradicar la mis<^ria, una vez establecido el axioma
de la st*guridad de la propiedad privada. I.a política del ejemplo y las
predicaciones de Owen, en busca de su !\ew Moral H orld, a fin de demostrar la bondad de su sistema v dem(^strar esta bondatl a la stxciedad.
marelian en la misma dirección: Sí» trata de crear ex niliHo valores nuí'vos,
aspiraciones nu<*vas, convenciendo a los individuos de la boiuiad de ciertos
priruipios nuevos. Es así cómo el mismo Owen <laba por seguro qu(" las
"bolsas de trabajo'\ que hacían posible el cand)io de mercaderías por el
valor de las horas de trabajo realizadas en las cooperativas de produciión,
sustituirían progresivamente las bases de la economía capitalista, únicamente por etet^tt) demostrativo.
En cuanto al anarquista William (]od\vin,es todavía más explícito que
Owen para proclamar la necesidad imp(*riosa de convencer a los individuos, por la razón, acerca de la urgente conveniencia de abolir el Derecho,
el Estado y la Propie<iad. "Es necesario —escribe en su obra rebatida por
Mallhus: An Knqniry concornin^ Polilical Justico and ils Injluonve ou
(k'iíoral yirliic and Ifappincss— probar y convencer. La mejor garantía de
un éxito feliz, se halla en un examen libre e ilimitado. En el campo de esta
lucha no puede menos de quedar siempre victoriosa la verdad. Si, pues,
queremos mejorar las instituciones sociales, lo que debemos hacer es procurar llevar la convicción a los ánimos por medio de la palabra y de la
pluma. Esta actividad no reconoce ningún límite; este esfuerzo no sufre
interrupción. Todo medio debe ser aplicado, no tanto para llamar la atención de los hombres y traerlos a nuestra opinión, persuadiéndolos, sino
también para prescribir toda clase de reslric<*iones al pensamiento y abrir a
todo el mundo el templo de la ciencia y el campo de la investigación."'*
Esta apología de la razón, sólo puede ir acompañada en (jodwin de una
condena a la violencia como medio de crear nuevas estructuras: "A nuestro juicio, son siempre sospechosas aquellas armas que tanto pueden
emplearse para un fin como para el fin opuesto —escribe en otra parte—,
añadiendo: Por consiguiente, debemos mirar con malos ojos a todo poder
o fuerza. Si descendemos al campo de la lucha, abandonamos el terreno
firme de la verdad y encomendamos la revolución de los asuntos a los
caprichos del azar. La falange de la verdad no causa daño; avanza con paso
tranquilo y seguro y nada puede contrarrestarla. Otra cosa sucede cuando
echamos por tierra nuestras razones y empuñamos las espadas. ¿Quién
lí y 12 w Godw'in: An Enquiry concerning PoUtical Justice and its influence orí general
Virtue and Happiness. Citado por Paul Eltzbacfier en El anarquismo según sus más ilustres representantes, tradiM-ción de Pedro Dorado. Eduione« I,a España Moderna. Nladrid, s/a., pp. 68 y 69.
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
puede decir en medio del tumulto y el estrépito de una guerra civil si el
éxito de la misma le será favorable o adverso? Debemos, por tanto, distinguir cuidadosament-e entre instruir y excitar al pueblo. Tenemos que dejar
a un lado el entusiasmo, los rencores y la pasión, y pedir sólo auxilio a la
reflexión desapasionada, al claro juicio y al examen imparcial.'^
En otro registro, los mismos socialistas, al considerar la clase obrera,
sólo en su calidad de "sufriente", y no en su calidad de detonador y de
promotora de la revolución —imponiendo dogmáticamente a esta clase el
concepto que ellos tienen de su felicidad- no se encontraban muy lejos de
Malthus, el cual, aunque confiaba menos en la bondad de la naturaleza
humana, se ponía en cruzada a fin de imponer su concepto del mejoramiento de la suerte del pobre. Ambas intenciones filantrópicas llegaban a
los mismos resultados por vías diferentes: amortiguar los antagonismos
sociales —ya que se trata de convencer y de salvar la humanidad entera— y
retrasar la inevitabilidad de la lucha de clases. Tengamos presente, además,
por vía de ejemplo, la importancia que reviste la armonía social, o el
consenso, en ambas teorías, conceptos que escoltan uno y otro la visión
respectiva del cambio social. Es evidente que como la Historia no imponía
las condiciones adecuadas, la noción de "poder obrero" no podía brotar
de la imaginación. Por este motivo, tanto Owen como Malthus ponían la
evolución de la sociedad y la supresión del sufrimiento de las clases inferiores, exclusivamente en manos de las clases que detentaban el poder o
que estaban a punto de conseguirlo.
A diferencia de los socialistas utópicos —que habrían evolucionado
con las circunstancias históricas— puede suponerse que Malthus no habría
pasado a otras manos el monopolio que acabamos de mencionar, en la
eventuahdad de la afirmación de un poder obrero mientras escribía o
modificaba su Ensayo. Pero los nuevos datos le habrían impuesto, si no la
revisión de sus conceptos, al menos la de los instrumentos.
FA. DIAGNóSTICO DE MALTHUS SOBRE LOS ANTAGONISMOS SOCIALES
Malthus fue el primero que introdujo, en el estado armonioso de la naturaleza de la filosofía utilitarista de Locke,'^la noción de conflicto que
adoptaba la forma de una lucha por la existencia; lucha que el hombre
debe librar ante la escasez de subsistencias. Efectivamente, en el Ensayo
este signo del conflicto pone su marca sobre la sociedad. El autor mostró
13 Ver Talcott Parsons: The Structure of Social Actíon, The Free Press of Glencoe, 1964,
pp. 102-107.
PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA
153
todos SUS mecanismos pero hizo remontar la causa última de este conflicto
a la "naturaleza de las cosas" y, en último análisis, a la ley de la población.
"La benevolencia —respondía a Godvvin que acusaba a las instituciones
de ser la causa de la miseria del pueblo— había establecido su reinado en
todos los corazones y, sin embargo, en un periodo no mayor de cincuenta
años, la violencia, la opresión, la falsedad, todas las formas odiosas del
vicio y de la miseria que degradan y entristecen el estado actual de la
sociedad, parecen haberse producido por la presión de las circunstancias,
de las leyes inherentes a la naturaleza humana, e independientes de todas
las reglamentaciones impuestas por el hombre" (p.300).
Los fermentos de intranquilidad
La presión de la miseria se deja sentir en las clases inferiores, en las
cuales se observa una situación de intraquilidad. Las masas empiezan a
imputar al gobierno, a los ricos, su situación angustiosa. La propensión de
estas masas a la sedición, pone en peligro la libertad y favorece el advenimiento de un gobierno despótico. Por otro lado, este clima impide la
puesta en marcha de reformas graduales para corregir las anomalías
sociales.
"Se sabe asimismo que últimamente se ha extendido entre algunas de
las clases más bajas de la sociedad, la idea de que la tierra es de todos, que
su renta debiera repartirse por igual entre todos y que la injusticia y la
opresión de los terratenientes les han privado hasta ahora de los beneficios
que le pertenecen de esta herencia natural (p. 307).
"El populacho, que es por lo general la consecuencia de una población
excesiva acuciada por el resentimiento que le producen sufrimientos cuya
causa ignora por completo. Inglaterra no tardará en proporcionar un ejemplo del efecto de tales tumultos sobre el establecimiento de la tiranía"
(p. 463).
"Hay razones para creer que las leyes que coartan las libertades, se han
aprobado sin necesidad, bajo la influencia de afirmaciones exageradas y de
deducciones sacadas de las mismas, bajo el temor producido por aquéllas"
(pp. 474-475).
El papel de los agitadores
Esta intranquilidad no es ajena a la acción de pensadores, de intrigantes y de provocadores que instilan en el pueblo nociones de igualdad,
capaces de suscitar turbulencias y de apresurar la gestación de una revolución.
154
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
"Pero creo asimismo que es innegable que las freeuentes declamaciones que se escuchan contra las injustas instituciones de la sociedad, y
los engañosos argumentos sobre la igualdad que circularon entre las clases
más bajas, nos dieron justas razones para suponer que, si se hubiera permitido hablar a la vox populi, hubiéramos visto que era la voz del error y del
absurdo, en lugar de la vox Dei (p,464)."'
"Se cree que la circulación de los Derechos del hombre, de Payne, ha
producido un gran daño entre las clases baja y media de nuestro país. Es
probable que esto sea cierto; pero no porque el hombre carezca de derechos, o que deba desconocerse la existencia de éstos, sino porque el señor
Payne ha caído en algunos errores fundamentales en lo que respecta a los
principios de gobierno (p. 464).
"Los esfuerzos de hombres turbulentos y descontentos de la clase
media de la sociedad, serían menos dignos de tenerse en cuenta si los
pobres estuvieran instruidos acerca de la verdadera naturaleza de su situación" (p. 468).
Un hecho debe destacarse en este proceso a los agitadores: mientras
por el principio de la población, Malthus hace responsable a los pobres de
su estado de mivSeria, arroja toda la culpabilidad sobre las clases medias
que, en su espíritu, parecen tener el monopolio de la revolución, cuando
se trata de encontrar un culpable de la incitación a la violencia. Comparemos la última citación con la siguiente: "Excepto en casos extremos,
aquellos que estén mejor informados, deben desear siempre atraerlos (los
tral)ajadores) hacia la verdad, más por medio de la paciencia y de la
difusión gradual de la instrucción y de los conocimientos, que por otros
métodos más duros. . . Eos errores de las clases trabajadoras de la sociedad, tienen siempre derecho a una gran indulgencia y consideración. Son
el resultado natural y perdonable dt; lo expuestos que están a ser engañados por las apariencias" (tratando de disculparlos por sus opiniones
erradas acerca de la necesidad de la distribución de la tierra) (p. 308 y
307).
La dimisión de las clases superiores
Las clases superiores no siempre observan el comportamiento que podría experarse de ellas. El oscurantismo que desean perpetuar, su dimisión
*^ Malttius comenta en este pasaje las actitudes de dimisión comprobadas en los terratenientes y en ios diputados del campo, con ocasión de las últimas escaseces a las que hacemos alusión en
varios pasajes del artículo.
fREFIGUKACJON DE LA lÜEOLüGlA BURGUESA
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frente a los propios deberes y, finalmente, su ignorancia, agravan la situación haciéndola más conflictiva.
1 . El primer reproche a las clases superiores es el de prestarse para ser
instrumentos de penetración de ideas sediciosas, fomentando así las luchas
internas.
"Es de la mayor importancia que los caballeros de nuestro país, en
particular el clero, no contribuyan a agravar por su ignorancia, los males
producidos por la escasez cada vez que, por desgracia, se presentan éstas.
Durante las últimas escaseces la mitad de los caballeros y de los clérigos
del reino merecieron se los llevara ante los tribunales por sediciosos. Después de excitar al pueblo en contra de los agricultores y de los comerciantes en trigo, por la forma en que hablaban de ellos o predicaban en su
contra, fue un antídoto bien débil para el veneno que habían inoculado al
observar, con gran sangre fría, que cualquiera que fuera la opresión o el
engaño que se ejerciera sobre los pobres, éstos tenían el deber de mantenerse pacíficos" (pág. 486, nota).
2. El segundo reproche se refiere al oscurantismo de algunas personas
que "argumentan contra la instrucción del pueblo", argumentos que no
sólo le parece antiliberales, "sino además muy débiles y tendrían que ser,
por el contrario, en extremo fuertes y tener el apoyo de la necesidad más
obvia y notable, para que justificaran el abstenernos de emplear los únicos
medios de que disponemos para elevar la situación de las clases más bajas
del pueblo" (p. 487). Malthus llega hasta acusar a estos individuos de
servir intereses creados: "Muy bien puede sospecharse que deseasen estimular su ignorancia como un pretexto para la tiranía" (p. 488).
La única excusa del pobre que imputa a las instituciones el ser culpables de su miseria, reside en el hecho "de haber sido engañado por parte de
las clases más altas de la sociedad" (p. 449). . . "se le ha dicho siempre que
el engendrar subditos para su rey y su país es un acto loable; lo ha hecho
y, no obstante, sufre a causa de ello" (p. 449).
3. Finalmente, Malthus acusa a las clases superiores (aquí los terratenientes) de ceder con excesiva facilidad a las presiones. Ante el comportamiento de los diputados de los campos, con ocasión de las escaseces de
1800-1801, escribe: "lia parecido que se rendían al gobierno a condición
de verse protegidos del populacho. . . Quizá se convenció demasiado fácilmente a los hidalgos de provincia, de que las circunstancias existentes les
exigían ceder algunos de los privilegios más valiosos que disfruta un
inglés. . . Si, como se profetiza, la constitución británica derivara en úlli-
156
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
mo término hacia un despotismo, creo que los hidalgos de provincia de
Inglaterra tendrán mucha más culpa que los ministros" (páginas
464-466).
A lo largo de este diagnóstico que cubre todos los "índices de una situación revolucionaria" (Lenin) —imposibilidad para las clases dominantes de
mantener su dominio en forma invariable, agravamiento extraordinario
de la miseria y de la angustia de las clases oprimidas, acentuación de la
actividad de las masas se ve claro que Malthus había advertido la crisis
conflictiva que aquejaba a la sociedad de su época. Las escaseces de 1800
y 1801, así como la intervención del ejército, que apenas evitó al gobierno
verse desbordado ante las reivindicaciones del pueblo, parecen haberlo
impresionado tan profundamente que insiste constantemente en los peligros de los movimientos de masas que preparan el camino a la intervención
del despotismo militar o a la anarquía de la revolución. "Si hubieran de
presentarse a menudo periodos semejantes (lo que temo ha de suceder en
vista de la situación actual del país), la perspectiva que se nos ofrece es en
extremo melancólica. Veremos la constitución inglesa avanzando a pasos
de gigante hacia la eutanasia prevista por Hume" (p. 463).
Encerrado en su ley de la población como causa principal de la miseria
del pueblo y de los conflictos que la acompañan,le es imposible reconocer
que el gobierno pueda ofrecer "alivio directo e inmediato de la pobreza"
(p. 469). Sin embargo, reconoce a sus detractores: "antes de que sancionemos semejantes acusaciones debemos a la verdad y a la justicia descubrir
qué parte de esta infelicidad se deriva de la actuación del principio de la
población, y qué otra parte puede atribuirse en justicia al gobierno. Una
vez que se haya hecho en debida forma esta distribución y se hayan hecho
desaparecer las acusaciones vagas, incorrectas y falsas, está claro que el
gobierno será responsable de todo el resto y la importancia de esta parte
puede ser tal, que la responsabilidad sea aún considerable" (p. 469).
Del grado de responsabilidad que consiente en atribuir a las instituciones según las reflexiones suscitadas por sus detractores, van a depender,
ya sus reticencias, ya sus aberturas acerca de la necesidad del cambio en la
sociedad. Es un vaivén de actitudes, de avanzar y retroceder lo que se
comprueba en el Ensayo, cuando Malthus trata de esbozar el dominio
privado del gobierno. Hay también profesiones de fe en la bondad de los
gobiernos que contrastan violentamente con sus apreciaciones pesimistas
sobre la naturaleza humana, cuando trata de justificar la esencia del derecho de propiedad.*^
1^ "Si no existieran leyes que regularan la propiedad, cada uno tendría que defender sus
PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA
157
Hay además declaraciones sobre la sinceridad de sus intenciones.** Pero
fíel a las leyes naturales, a la acción directa e inmediata que, según él, la
ilusión revolucionaria ha elevado al rango de dogmas, Malthus sustituye
la estrategia mecanicista de la maduración: "Aun siendo cierta la tendencia de una constitución libre y de un buen gobierno a disminuir la
pobreza, su efecto en esta dirección tiene que ser por necesidad lento e
indirecto" (pág. 470).
Ex MODELO MALTHUSIANO DE SOCIEDAD.
El vicio de génesis
"Que la causa principal y más permanente de la pobreza tiene poca o
ninguna relación directa con las formas de gobierno, o con la desigualdad
en el reparto de la propiedad y que, puesto que los ricos no disponen en
realidad de la facultad de encontrar empleo y sustento para todos los
pobres, éstos no pueden, según las leyes naturales, poseer el derecho de
exigírselo, son verdades importantes que se derivan del principio de la
población."*^
La ley de población es la expresión de una ley de la naturaleza la cual,
depende de una ley divina: ("las leyes de la naturaleza, que son las leyes
de Dios") (p. 547). Siguiendo la doctrina utilitarista de Locke sobre el
estado de naturaleza, Malthus reconoce inicialmente un orden preestablecido, al cual deben conformarse hombres e instituciones. Los contomos de
esta "naturaleza" rara vez se precisan; su contenido jamás se sistematiza.
Las leyes naturales se hacen sensibles a los individuos, más bien por medio
de sus mecanismos represivos y a través del ejercicio de sus funciones de
bienes. Triunfaría el egoísmo. Los motivos de disputa serían permanentes" (p. 296). Condenando la teoría de Owen, escribe: "Esas observaciones no son ciertamente de carácter apropiado
para convencer a aquellos que han estudiado el corazón humano" (p. 309). Afirmaciones que se
conjugan con llamados a la confíanza o a la buena fe de los gobiernos: "No puedo creer que la
supresión de todas las razonesinjustasde descontento contra las autoridades constituidas, hiciera al
pueblo apático e indiferente para las ventajas que pueden conseguirse efectivamente. Los beneficios
que procura la libertad civil, son tan grandes, que seguramente no necesitan la ayuda de un falso
colorido para hacerlos deseables. Me entristecería pensar que las clases más b^ae del pueblo no
pudieran animarse nunca para afirmar sus derechos, si no es por medio de promesas tan ilusorias
que harán que por lo general sea mucho peor el remedio de la reastencia que el mal que se
intentaba curar" (p. 533). "Cualquier cosa que pueda decirse de unos pocos es imposible suponer
que la gran masa de propietarios del país convenga realmente en los abusos del gobierno" {p. 468).
' * "Si los principios que he tratado de establecer son falsos, espero con toda sinceridad verlos
refutados; pero si son ciertos, el asunto es tan importante, e interesa tan de cerca a la felicidad
humana, que es imposible que con el tiempo no se conozcan mejor y se hagan circular con mayor
amplitud, ya se hagan esfuerzos especiales en este sentido, ya dejen de hacerse" (p. 531).
1 "^ Página 532. Ver también sobre el mismo tema las pp. 431 a 438.
158
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
regulación de las pasiones; los males físicos y morales que castigan el
exceso, constituyen la "boya que advierte del escollo".
En realidad, este proceder "natural" termina por evacuar el contenido
político de la sociedad. La cita de Malthus sobre este punto es inequívoca.
Los procesos sociales y las relaciones entre clases quedan despoliíizados,
ya que están regidos por leyes universales y atemporales. El principio de la
propiedad privada, el principio de la población —ambos considerados sacros— y, por lo tanto, el de la desigualdad social de los bombres, son
fenómenos explicables naturalmente. La razón, que permite lucbar contra
los excesos y corregir los efectos de la naturaleza, verá reducirse considerablemente su campo de aplicación, y nunca podrá, según esta visión,
proceder a la revisión del cuerpo atemporal de las leyes naturales. Si las
instituciones humanas son susceptibles de mejorar —cosa que, por otra
parte, Malthus reconoce— ello sólo podrá hacerse efectivo dentro de ciertos límit(;s y respetando las leyes naturales de toda evolución.
Cuando se analizan las variables del modelo malthusiano de sociedad,
es evidente que esta celebración de la muerte de lo político y de la ideología, a la que se asiste en el Ensayo, constituye una verdadera formulación
ideológica. En efecto, en la medida en que Malthus formula opiniones
acerca de la evolución de la sociedad, se refiere implícitamente a una
ideología. La operación que consiste en unlversalizarla, formulándola en
términos de leyes eternas, válidas para toda la humanidad, significa su
aparente desaparición. Pero, de hecho, legitima el concepto particular que
tiene una clase determinada de la evolución de la sociedad, y justifica, en
un sistema lógico, el lugar de preferencia (el de la clase dominante y
determinante) que le corresponde en dicha sociedad. La operación de
universalización presenta "el interés particular como si fuera el interés
general".^^
Nada es tan evidente —como tendremos ocasión de comprobarlo
ampliamente en lo sucesivo— si se toma en consideración la manera como
Malthus visualiza el tipo de sociedad que debe regir las relaciones entre las
clases, y las virtudes o cualidades que promueve al rango de motor dé la
capilaridad social. Sólo en la medida que el individuo de clase inferior
moldee su personalidad conforme a la de la clase media, le será posible
integrar la nueva sociedad. Siendo la clase media el tropismo de la sociedad malthusiana, el ideal de éxito social consistirá en alcanzar el status de
dicha clase."^ La experiencia de esta clase, sirve de modelo a los individuos
'^ K. Marx y K. Vmgels, L^tdéologie Allemande, Editions Sociales, París, 1968, p. 78.
'^ La palabra clase media (middle parta, the middle regions of society) puede sustituirse
por burguesía. Engeis, al estudiar la estratificación social de Inglaterra en su, época, utiliza uno y
otro de estos términos (ver: Socialismo utópico y socialismo científico, op. cit.).
PKEUGliRAClON UE LA IDEOLOGÍA BURGUESA
159
que (lesean salir de la miseria. Por ejemplo, la moral de base individualista que Malthus propone, es una moral que, según él, ha probado su
exc(*lencia, ya que ha permitido a las clases medias alcanzar cierto nivel de
vida y cierto status: esta misma moral ha de ser la norma del pobre que
ardicle gozar de las mismas ventajas. Ksta moral tan peculiar, la presenta
comt) la única razonable y, por tanto, universal, válida para la sociedad
entera. Igual ocurre con todas las instituciones de esta sociedad moldeada
por la burguesía a tal punto que se confunde con ella, y que el Orden
burgués se percibe con el rango de Orden natural.
En otro orden de ideas, el principio de la ley natural permite a Malthus
recuperar y reabsorber en el sistema los antagonismos sociales —que, por
otra parte, detecta muy bien empíricamente— ya que los explica como
pertenecientes a la naturaleza de las cosas. La operación que consiste en
atribuir la causa de las tensiones sociales a la "naturaleza de las cosas",
termina por "inocentar" al sistema social en que nacen diclias tensiones.
Así pues, ha de ser en el estrecho cuadro de las leyes naturales que
presiden la organización del sistema social, donde habrá que situar las
alternativas posibles para cambiar la sociedad y para resolver sus conflictos. Cambio que, en último análisis, no sacude la totalidad del edificio
social, sino que se contenta con reajustar sus elementos. El axioma "naturaleza^' parece fijarnos el gran paradigma malthusiano: EVOLUCIÓNREVOLUCIÓN.
Modelo de evolución
1 . Definición del cambio socio-político
— Una evolución progresiva y asincrónica de las instituciones, gracias a la introducción de reformas graduales, que hace necesarios el
desgaste natural del poder y la presión de hi situación social.
— Esta forma de evolución requiere alto grado de consenso entre
los diversos grupos sociales y no puede, por tanto, realizarse sino
en un clima de armonía social.
"Reformas graduales y mejoramiento progresivo del estado de las clases inferiores" (p. 470).
"Mejorar poco a poco las formas de gobierno (p. 532).
"Los hidalgos provincianos y los propietarios de Inglaterra podrían. . .
no sólo volver sobre sus pasos, sino insistir con firmeza en aquellas reformas graduales que el transcurso del tiempo y las tormentas políticas mundiales han hecho necesarias para impedir la destrucción de la constitución
británica" (p. 468).
160
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
"Pero consciente de. . . la frecuencia con que, en el intento de alcanzar
algún objetivo, se pierde algún otro, y de que, aunque la sociedad ha
avanzado con rapidez en algunas direcciones, ha permanecido relativamente estacionaria en otras, estaría siempre preparado para hacer frente a
los fracasos (p. 561).
"Si este miedo (a la revolución y a sus efectos) se disipara, las mejoras
y las reformas se ejecutarían con tanta facilidad como se sacan las basuras
y se hace el alumbrado de las calles" (p. 470).
Añadamos finalmente que ía refutación de la revolución emprendida
por Malthus —como veremos más adelante— tiende a demostrar la necesidad de cierto consenso, y de cierta armonía entre las clases sociales, para
dar el impulso de partida a estas reformas. Anticipamos desde ahora, que
es el conocimiento de la ley de la población, el llamado a formar tal
consenso.
2. El modelo teleológico de estratificación social
— Una sociedad tricotómica (clase superior, clase media y clase
inferior).
— Una sociedad cuyo ideal es integrar la clase media,^°pero donde
la naturaleza impone todavía sus condiciones restrictivas
— Una sociedad donde las relaciones entre clases serán armoniosas.
"Se ha observado en general que las capas medias de ia sociedad son
las más favorables para los hábitos virtuosos y laboriosos, así como para el
desarrollo de toda clase de talentos. Pero es evidente que no todo puede
estar en el medio. Las partes superiores e inferiores son en la naturaleza
absolutamente necesarias, y no sólo necesarias, sino también muy beneficiosas. Si un hombre no pudiera esperar elevarse en la sociedad, o no
temiera descender en la misma; si la laboriosidad no tuviera su recompensa
y la indolencia su castigo, no podríamos esperar ver esa actividad animada
para mejorar nuestra situación que forma hoy el resorte motor de la
prosperidad pública. Pero al contemplar las diferentes naciones de Europa,
^^ Es sorprendente comprobar hasta qué punto, en su época, los heraldos del poder de la
burguesía, se apoderaron de la doctrina malthusiana para legitimar su situación en la sociedad. En
su introducción ai Ensayo, escribía el economista liberal francés Uossi, el año 1845: "La evolución
de la burguesía es el hecho más notorio de nuestra civilización y el que nadie discute. Esta
elevación ¿querrían lamentarla o envidiarla las clases laboriosas!" Sería una ceguera.La burguesía
procede del trabajo y se recluta solamente por el trabajo. . . con seguridad la burguesía no está
dispuesta a dejarse arrebatar las riquezas que ha ganado con el sudor de su frente. . . Considerando
esta clase en general ¿quién podría, sin injusticia, negar sus simpatías a las ciases laboriosas y a la
vivacidad con la cual se dedica a todo lo que puede contribuir a su bienestar y a su progreso? "
(Edición francesa) (p. VIH).
PHKKKUJHACIOM DE l.A IDKOLOCIA BIRGUESA
J61
observamos una diferencia muy notable en las proporciones relativas de
sus partes superiores, media e inferior, y por efecto de estas diferencias,
parece probalile que nuestras esperanzas mejor finidadas de im aumento
en la felicidad de la sociedad humana, se basen en la posibilidad de vm
aumento en las proporciones relativas de las capas del medio" (páginas
525-526). "Si se disminuyeran así las clases más bajas de la sociedad y S(*
aumentaran las clases medias, cada trabajador podría tener una esperanza
más razonable de alcanzar, mediante su actividad y sus esfuerzos, una
mejor situación en la vida" (p. 526).
En este proyecto de estratificación social, Malthus se refiere implícitamente a una división de la sociedad de acuerdo al criterio de acceso a
diversos niveles de vida, gracias al esfuerzo personal. Pero este criterio es
sustituido en otros casos y entra en conflicto con el criterio de acceso a la
propiedad privada, criterio discriminatorio que funda una sociedad dicotómiea.
Es así como leemos en su respuesta a Godwin: una sociedad igualitaria
"degeneraría por efecto de las leyes inevitables de la naturaleza, y no por
culpa de las instituciones humanas, en un espacio de tiempo muy corto,
hasta convertirse en una sociedad organizada sobre un plan que no difiere
nuicho en esencia del que prevalece al presente: en una sociedad dividida
en una clase de propietario y una (Mase de trabajadores" (p. 305). La
misma reflexión aparece en el capítulo consagrado a "nuestras esperanzas
racionales en lo que respecta al mejoramiento futuro de la sociedad",
donde leemos: "Tenemos todas las razones para creer que se compondrá
siempre de una clase de propietarios y de una clase de trabajadores; pero la
situación de cada una de ellas, y sus proporciojies respectivas, pueden
modificarse para mejorar la armonía y la belleza del conjunto" (p. 533),
Hay, pues, una contradicción aparente: por una parte la sociedad tricotómica permite una libre movilidad de los individuos en el status ya que,
según sean activos o indolentes, pueden ascender o descender en la escala
social. Por otra parte, en la sociedad dualista, el criterio estático impide
todo desplazamiento del centro de gravedad en la escala social, por cuanto
la propiedad es un bien de elasticidad nuiy escasa. En realidad, sólo se
trata de uno de los numerosos casos de intervención del principio del
determinismo "natural", que señala el umbral a la perfectibilidad del hombre y de la sociedad ("tanto corno permite la naturaleza de las cosas") (p.
451). Según Malthus, la distribución de la población en clases sociales se
halla sometida también a una ley de crecimiento logístico. La estratificación tricotómica armf>niosa es sólo una imagen ideal y lejana. No sólo la
indolencia y la pereza surgen como causas del estancamiento en el estrato
162
ELTRIMESTKK FXONÓMICO
interior, sino que intervendrán tanibiéii los parámetros de la propiedad
disponible y de la oferta de trabajo o del monto de los salarios, ambos
dependientes de la ley de la poblaeión?' Si "los rieos no disponen en
realidad de la facultad de encontrar empleo y sustento para todos los
pobres" (p. 532), el obrero laborioso tendrá que esperar que las leyes
naturales permitan extender el terreno de las bases materiales que permitan ul individuo llegar a integrar la clase media. Ante esta improbabilidad,
los ambiíiosos deberán repartirse los puestos disponibles, confiando en su
buena estrella. El factor '"suerte" se transforma en motor de la movilidad
social, recupera sus derechos. Para aquellos que no logran sus beneficios?^
la sociedad aparece como "una gran lotería" en la cual las leyes naturales
proceden a la r<'partición de los "lotes" y de los "boletos premiados" (p.
526).
El sabio mecanismo inventado por Malthus para justificar el sistema de
desigualdad social frente a los socialistas, o bien cae en desuso, o bien se
desarrolla entre márgenes tan estrechos que ya no es una ley puesto que
sólo se aplica a casos aislados: "Un estado, escribe, en el cual la desigualdad de las condiciones ofrece a la biunia conducta su recompensa natural,
c inspira a todos la esperanza a a.scender y el t»mor de descender; es sin
duda alguna el más apto para desenvolver las facultades del hombre y la
energía del carácter, para ejercer y perfeccionar su virtud" (p. 342, Edic.
francesa).
Si los accesos a la esperanza no son reales, el individuo de cla.se inferior
2^ Mallhiis, loiTio se sabf. no art-pla la teoría del valor tlel trabajo, insistiendo en cambio
sobre )a (ielerniinación del valor por la demanda. Dice. i)or ejemplo: "(Cuando se deja al prcf io del
trabajo alcanzar su nivel natural, resulta un iniporlantísimo barómetro polílic-o (jue expresa la
relaiión entre la oferta de prijvisiones y la demanda de ellas, entre la cantidad a consumir y el
número de consumidores, y lomando su término medio, independientemente de las circunstancias
accidentales, expresa además, con toda claridad, las necesidades de la socie<lad en lo (¡ue respe* ta a
la pobla<:ión: esto es, cualquiera que pueda ser el níimero de hijos por matrimonio necesario para
mantener cou exactitud la población a<'tual. el precio de la mano de obra será justamente suficiente
para sostener este número, o será mayor, o menor según el estado de los fondos destinados al
sostenimiento del trabajo, es decir, según sean estacionarios, aumenten, o disminuyan" (páginas
.'{27-.'í2B). De donde surge el deseo de Malthus de ver disminuir el número de obreros, a fin de
mejorar la relaí:ión del precio del trabajo con el precio de los víveres (ver pp. 450-451): "Si
proi edemos <'on sinceridad en lo que parece ser el fin de una investigación de esta naturaleza —la
manera de mejorar en forma esencial y permanente la situación de los pobres-, tenemos <pie
explicar a éstos la verdadera naturaleza de su situación, y demostrarles (jiie la disminución de la
oferta de trabajo es la única manera posible de hacer subir efectivamente su precio, y que sólo ellos,
siendo poseedores de esta mercanc ía, pueden hacerlo" (ver también las pp. 17 y 18).
^^ Malthus .se refiere repetidamente a la a<:ción de la ley de la población en las clases medias y
superiores. i>ero solamente en dos lugares señala realmente la probabilidad de casos de movilidad
social descerniente en las clases superiores y media.s, casos muy atenuados, ya que admite por otro
lado que estas clases tienen las cualidades necesarias para mantenerse en su rango (ver pp. l.t y 453,
comparándolas con p. 484).
PKtKKJURACION DE LA IDEOLOCIA BURGUESA
163
no tendrá otra allernativa que morder el freno, vivir soñando, o liaec r la
revolución.
Príjcisamente, en virtud de la escasez de deslinos manejados por la
suerte y de la escasez de respuestas a la esperanza, Maltlms propondrá el
aplazamiento por medio de la toma de conocimientos de la ley de la
población. Para conciliar su visión sociológica y su visión natural, sería
necesario admitir la perennidad de cierta jararquía social dada por la naturaleza.
3.
Una personalidad para la movilidad sacial.
— Un individuo guiado por el interés personal, el egocentrismo.
—Hábitos de sobriedad, de trabajo, de prudencia y de previsión.
— Estas cualidades constituyen el valor de Uis clases medias y superiores,
". . .en una sociedad. . . en la que el egoísmo sería resorte motor de
todo el mecanismo (p. 305).
"La felicidad del conjunto tiene que ser el resultado de la felicidad de
los individuos y enipezar por ello. No se necesita la cooperación. (]ada
paso cuenta. Aquel que cumple sus deberes con lealtad, recogerá todo el
fruto de los mismos, cualquiera que sea el lu'imero de los que los cumplen
(p- 448).
''Educar a la generación naciente (de trabajadores) en hábitos de sobriedad, laboriosidad, independencia y prudencia, y en la forma más
adecuada de cumplir con sus deberes religiosos, lo que le haría salir de su
estado actual de degradación y la acercaría, hasta cierto punto, a las clases
medias de la sociedad, cuyas costumbres son ciertamente superiores" (página 488).
El hecho de que en la fijación del número de hijos, el ejercicio de los
"frenos preventivos" (restricción voluntaria, retraso de la edad al casarse. . .) esté generalizado en la clase alta de la sociedad, se debe justamente
a los "sentimientos elevados que dan el rango y la educación" y las cualidades de trabajo y de ambición que los acompañan. Las clases inferiores
—por faltar de estas cualidades— se encuentran mucho más sometidas a los
"frenos represivos" (vicio, miseria, enfermedades. . .). Los efectos que la
Revolución Francesa ha tenido sobre las clases inferiores de esa nación van,
según Mallhus, en ese sentido: "El efecto de la revolución en Francia ha
sido hacer que cada persona dependa más de sí y menos de los demás. Por
eso se están haciendo más laboriosas, más ahorradoras y más prudentes
que antes las clases trabajadoras en lo que respecta al matrimonio, y es
164
KL TKIMKSTRE ECONÓMICO
seguro que sin esos efectos la Revolución no hubiera hecho nada por ellas"
(p. 350).
Es la docilidad de las clases superiores para someterse a las reglas de la
prudencia en materia de matrimonio, lo que permite esperar un comportamiento equivalente por parte de las clases inferiores, una vez que sean
educadas en los mismos principios: "Si entre las clases más altas de la
sociedad parece ser fácil conseguir sin mucha dificultad la actuación del
freno de la prudencia en el matrimonio, es evidente que es la manera de
proceder en lo que respecta a las clases más bajas, en las cuales el punto es
de importancia capital" (p. 485).
4,
Los tabiques del cambio
— Instituciones que hay que defender: la propiedad privada y el
matrimonio, porque cumplen una función reguladora.
— Conceptos que dirigen Ui ideología de emancipación de la sociedad: la libertad y la igualdad.
Para Mallhus la propiedad privada y el matrimonio son instituciones
que cumplen una función reguladora: sirven de guarda-fuego para prevenir
los excesos en el ejercicio de las pasiones. Estas instituciones canalizan las
presiones siempre amenazantes de la ley de la población y garantizan así
cierta estabilidad a la sociedad.
La propiedad privada ejerce su misión reguladora dando al hombre
motivos de ac-tividad capaces de hacerle vencer su pereza natural. Es la
recompensa legítima del esfuerzo humano: "Lo inapropiado que es un
estado de igualdad para producir aquellos estímulos al esfuerzo" (página 308). De igual modo el matrimonio, o la obhgación de alimentar a la
esposa y a los hijos, favorece la responsabilidad: "Que esto actúa como
una medida y una guía para frenar el aumento de la población, ya que
habría que esperar que ningún hombre traería al mundo seres para los
cuales no podría hallar medios de subsistencia; que cuando, a pesar de
todo, ocurriera así, parecería necesario, para ejemplo de los demás, que la
vergüenza y los inconvenientes. . . recayeran sobre el individuo que habría
hundido. . . asimismo y a sus inocentes hijos en la miseria" (p. 302).
La doctrina de la función reguladora de estas dos instituciones, que le
parecen leyes fundamentales de la sociedad, es tal vez, si hemos de creer a
T. Parsons,^^ uno de los aportes de mayor transcendencia que Malthus ha
23 Talcolt Parsons, op. cit., p. 106. Nada extraño que el fundador del funcionalismo
estadounidense opine en este sentido; Malthus, en muchos aspectos, puede ser considerado como
uno de los precursores de la teoría estructural funcional.
PHKFIClJRACIüN DE LA lütOLOGIA BURdUESA
)6r>
hecho a la corriente del pensamiento utiHtarista. Sus predecesores no hal)ían hecho otra cosa que consagrar la existencia de un orden entronizándolo sin asignarle ningún papel. Malthus lo dinamiza asignándok; una
función en la evolución de la sociedad. La protección de la propiedad,
elemento dinámico para el progreso de la sociedad, llega a ser, desde
ahora, un slogan para el "burgués conquistador", que revisa y adecúa a
sus propios interesáis el concepto sacrosanto de la propiedad feudal.
Indudablemente es esta posición la que da a Malthus esc sentido de la
contingencia que manifiesta en su respuesta a los socialistas: la institución
de la propiedad está lejos de ser la mejor, pero en el curso de la historia se
ha revelado el medio más eficaz para contener el aumento de la población
en una sociedad dinámica en la cual juega libremente el principio de la
competencia y, por vía de consecuencia, la lucha de los int(;reses personales. Refutando el sistema igualitario de Godvvín, objeta: "Parece muy
probable que se estableciera un gobierno de la propiedad no muy diferente
del que impera en las naciones civilizadas, como el mejor remedio (aunque
inadecuado) para los males que amenazaban a la sociedad'' (p. 302). Todo
sistema de igualdatl desemboca necesariamente en el espectro de la pobreza a causa de la tendencia de la población a multiplicase más rápidamente que los medios de subsistencia, "a menos que tal crecimiento no sea
prevenido por medios mucho más crueles que aquellos que nacen del
establecimiento propietario" (p. 308).
Sin embargo, en la realidad es preciso reconocer que, en vista de la
imposibilidad en qutí Sí? encuentra la mayoría de la población de tener
acceso a la propiedad, esta función reguladora no se ejercerá para esla
mayoría sino por medio del cumplimiento de un deber: el respeto de la
propiedad de otro, respeto de la clase propietaria. Rl mecanismo positivo
—el ejercicio del derecho— que vuelve el individuo hacia la aspiración a ser
propietario, tendrá poca probabilidad de realizarse.^'*
Es éste uno de los numerosos sofismas de la teoría mallhusiana. Lo
volvemos a encontrar al analizar los conceptos de igualdad y de libertad
que deben servir de referencias en la evolución de la sociedad, por cuanto
ellos fijan la ideología juríflico-política de la burguesía. Igualdad ant<' la
ley, pero imposibilidad de acceder a los bienes de la sociedad: trabajo,
propiedad y, en general, poder sot:ial; libertad sin objeto propio, ya quf^ no
hallándose integrado a la sociedad, el individuo de clase inferior no puede
determinarse socialmente en ella, debiendo, por el contrario, SOUK terse a
^^ Esto parece aún más evidente cuando ¡se anaJi/.an las afinnaciones de Malthus sobre el
problema de la distribución de la tierra. Malthus se muestra en este caso, no sólo partidario de la
propiedad, sino también de su modalidad "latifundio" (>er pp. 4-9Ó-503).
166
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
los determinismos que impone la miseria. He aquí uno de los aspeelos de
esta mistificación hecha por una clase determinada, al querer representar
su interés particular como interés común a todas las clases. Al ofrecer a las
clases inferiores ideales de igualdad y de libertad, la burguesía da la ilusión
de luchar por la emancipación de la humanidad entera, pero de híícho,
garantiza las bases que le permiten consolidar los privilegios adquiridos y
hacerlos fructificar. De este modo, la libertad se resume en una libertad de
la propiedad. ACondorcet —más optimista que Malthus acerca de la perfectibilidad del hombre y de la sociedad— que propone encontrar el medio
de mantener una igualdad más completa, haciendo que <;1 crédito no sea
privilegio exclusivo de la fortuna, dándole, sin embargo, una base igualmente sólida, y haciendo el progreso de la industria y de la actividad del
comercio menos dependiente de los grandes capitalistas", el Pastor economista responde defendiendo la libertad y la igualdad que recompensan a
los laboriosos:^^ "Si se pone en un mismo pie al holgazán y al diligente en
lo que respecta a su crédito y al sostenimiento de sus esposas y familiares
¿podremos esperar que los hombre desplieguen aquella actividad animosa
para mejorar su situación, que constituye hoy el resorte fundamental de; la
prosperidad pública? Si se estableciera un tribunal para examinar los derechos de cada individuo, y para determinar si había hecho o no, todo lo
que podía, y conceder o negar el socorro de acuerdo con el resultado de
las averiguaciones realizadas, esto no sería más que una repetición de las
leyes inglesas de beneficencia, y destruiría por completo los verdaderos
principios de la libertad y de la igualdad''^ (p. 287).
5.
Los agentes de cambio.
— Las clases superiores y medias
"Todos los perfeccionamientos en las formas de gobierno, tienen que
originarse necesariamente en personas de alguna educación, y, claro está
que éstas se hallarán entre la gente que posee bienes (p. 468).
""En lo que respecta a las clases altas y medias, espero qué el efecto de
este conocimiento (ley de la población), sea dirigir sus esfuerzos sin descanso, a mejorar la situación de los pobres, a mostrarles lo que pueden
hacer y lo que no pueden hacer (p. 531).
"El simple conocimiento de estas verdades, incluso en el caso de que
2 5 Ver también en este sentido la citación siguiente: "El primer requisito indispensable para
el desarrollo de los tiábitos prudentes, es una perfecta seguridad de la propiedad; ie sigue, quizá,
atiuella respetabilidad e importancia que conceden a las clases más bajas las buenas leyes, y el
disponer de alguna influencia en la estructuración de tas mismas" (p. 470).
FUKMGUHACION ÜE I.A IDEOLOGÍA BURGUESA
i67
no actuaran con suficiente intensidad para producir una variación apr<'ciable en los hábitos de prudencia de los pobres, en lo que respecta al
matrimonio, ejercería, sin embargo, un efecto muy beneficioso en su conducta, desde el punto de vista político, y, sin duda, uno de los efectos más
valiosos, sería la posibilidad, para las clases altas y medias, de mejorar
poco a poco las formas de gobierno, sin el temor de excesos revolucionarios" (p. 532).
Cristalizando el agente del cambio en la alianza clases, clases-medias,
superiores (burguesía-aristocracia), Malthus no hace otra cosa que avalar el
orden (establecido. El desplazamiento del centro de gravedad hacia la burguesía no se hace de manera explícita sino cuando Malthus expone sus
opiniones sobre el ideal de estratificación social y las cualidades personales necesarias para la movilidad social vertical. Malthus no considera a la
aristocracia como un enemigo de clase. Al contrario, al reprochar a diclia
clase su dimisión ante las presiones del pueblo, nos indica la necesidad de la
complicidad de esta clase a fin de salvaguardar la constitución l>ritánica.
La debilidad de la aristocracia se juzga en función del peligro que tal
debilidad representa para la libertad —uno de los pilares del nuevo orden
ganada a tan alto costo. Malthus, no celebra, pues, a la aristocracia como
el último vestigio del Orden feudal,^^ sino como la garantía —por su solidaridad con la burguesía— de las instituciones del Orden burgués contra las
"usurpaciones del poder", usurpaciones que volverían la sociedad a un
nuevo orden feudal (ya que Malthus rehusa creer en la creatividad de una
revolución).
Por tanto, nos será forzoso reconocer que si Malthus prefigura la ideología burguesa al preconizar su cultura, su personalidad y sus instituciones,
no defiende encarnizadamente la exclusividad de la burguesía como estructura de poder político. Conciba incesantemente los intercs(\s de los
terratenientes "conversos" y de la burguesía, y en este sentido —comt) ya
lo hemos hecho notar quiere perpetuar una alianza relativamente antigua.
Su doctrina de los consumidores improductivos, su defensa del estilo de
^^ Malthus condena este ortien de manera categórica en repetidas ocasiones. Ver, f»or
ejemplo, su condena del régimen feudal, que por entonces reinaba todavía en Polonia: "Aunque los
aldeanos son los que cultivan la tierra, el proiducto de sus esfuerzos pertenece a stis amos, y toda la
sociedad se compone de estos seres degradados y de los señores y dueños de grandes extensiones áv.
territorio; es evidente que en estas condiciones, no puede existir una clase de persona que posean
los medios para abastecer una demanda adecuada del país [lara el excedente de la producción del
suelo o para acumular nuevo capital \ aumentar la demanda de trabajo" (p. 357). \>r también
p. 368: "La prosperidad de las manufacturas y del comercio en cualquier país, implica a la \ez el
que se halle Ubre de las desventajas del sistema feudal. .Supone que la gran masa del pueblo no -se
halle en estado de .-er\ idumbre." (lomo lo veremos más adelante, la requisitoria de Malthus contra
la revolución, es un alegato en favor de las defensas de la libertad adquirida a costa del orden
feudal.
168
KI.THIVIKSTÍU-: ECONÓMICO
vida lujosa y suntuaria de los ricos propietarios,^^su defensa de las cornlaws, su inclinación hacia el latifundio,^®son otros tantos indicios que se
añaden a los anteriores y corroboran la simpatía inalthusiana hacia los
grandes terratenientes. ¿Puede afirmarse quíí Malthus faltó de lucidez en
su época, al aceptar esta manera de ver? Algunos así lo afirman comparándolo con Ricardo (Malthus murió en 1834 y la nueva burguesía había
visto ratificados sus derechos políticos en 1831). Es verdad que Malthus
no mostró en su Ensayo tanta lucidez como los líderes liberales industrialistas, los cuales, al buscar la abolición de las leyes sobre los cereales, y al
reclamar la revisión de la política aduanera, comprendía muy bien la oposición que había entre los inlert-scs de la tiucva burguesía y los tic los
Innd-lonls. Malthus parce*- inclinarse más bien ha<ia esta burguesía tradicional surgida del compromiso (jne bahía podido cstable<cr un niodiis
vivendi con la aristocracia v v<'ía en esta fórmula una solución j)olítica
v¡id)lc. Si su proy<*cto socio-cultural (\'í de sello hurgut's, su pro\ celo polí2^ Ver en este sentido el pasaje en el cuaJ defiende la economía de lujo y de prodigalidad de
los ricos, que contradice las cualidades de prudencia, de sobriedad y de economía, cualidades que
exige a los pobres y que constituyen también la base dsl ascetismo de la clase media ascendente en
su conquista industrial. "Entre otros prejuicios que han existido sobre el asunto de la fjoblación,
figura el que consiste en creer que, mientras exista despilfarro entre los ricos, o ti<Tras sin cultivar
en cuali|uier país, no pueden ser fundadas las quejas de falta <le alimento, o al menos <iue la miseria
de los pobres debe atribuirse a la mala conducta de las clases más altas de la sociedad y a la mala
administración de la tierra, INo obstante, el verdadero efecto de esas dos circunstancias, no es otro
que el de aproximar el límite de la población efectiva; pero tienen poca o ningtma influencia sobre
lo que p(xlríamos llamar la intensidad media de la miseria entre los miembros más [jobres de la
sociedad. Si nuestros antepasados hubieran sido tan frugales y laboriosos, y hubieran tra.snutido
esos hábitos a sus descendientes, que las clases más alta-s no hicieran hoy níngíin consumo superfino
y no hubiera tierras sin cultivar, el número de hal>itantcs en la actualidad .stíría nmy diferente; pero
es muy probaf)le que no hubiera ninguna diferencia en lo que respecta a la situación de las clases
más bajas del pueblo, en el precio del trabajo y en la facilidad para sostener la familia, (üerto que el
despilfarro entre los ricos tiene en cierto modo el mismo efecto que el consumo de granos en las
destilerías, sobre lo cual hemos llamado la atención en lo que respecta a China (p. 108). Suponiendo que el alimento así consumido puede suprimirse cuando hay escasez y aplicarse al alivio de
los pobres, actúan como reservas de grano, y tienen que tender, por consiguiente, a beneficiar más
que a ¡jerjudicar a las cla.ses más bajas de la sociedad" (pp. 425-426).
^^ Ver la sección precedente sobre la institución propietaria; pueden recogerse también
ciertos argumentos de su alegato contra las poor-laws. Así, podemos notar de paso, a título de
ilustración: "La gradual supresión de las leyes de bencficiencia se ha i)ropuesto antes más de una
vez en Inglaterra a causa de los males de carácter práctico que se ha visto derivan de ellas y del
peligro de que se conviertan en .su peso intolerable sobre la propie<lad agraria del país' (p. .531),
"La supresión de la pesada carga que representan para la agricultura los impuestos parroquiales
destinados al sostenimiento de los pobres, suprimiría un aumento gratuito del precio de los salarios", (p, ■~>27). "El cultivador paga la contribución a que le obligan las leyes de beneficencia, y
(jue se destina a estimular manufacturas de mala calidad y de escaso rendimiento, cuando él hubiera
podido emplear con mucho mayor provecho ese dinero en mejorar sus tierras con mayor utilidad
para el ¡laís" (p. .'{37). \ rr también la p. 460. donde Malthus se refiere a la ganancia extra que
hicieron los agricultores durante la escasez de 1800-1801: "INada podría producir un incremento de
nuestra agricultura. . . como aumento de las ganancias de los agricultores que tan absurdamente se
han desaprobado ' (p. 460).
PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA
169
tico lleva la marca de una estructura social que la Hevolución Industrial va a
disputar v qu<t la burguesía capilalista va a derribar a impulsos del concepto pragmático d(^ la eficacia. ívs difícil, put^s, hacer de MaKhus un re |>res(mtante de esta nueva burguesía ilustrada que da vislumbrado la necesidad de
un poder total, de una dictadura de la burguesía, liasta c¡ert<) punto, con
el i'in de poíier de,s<'mpeñar el papel revolucií>nar¡o de que habla Marx.29
TiSta misma burguesía, para o})oners<' mejor a la aristocracia tradiiional,
tratará d<' ganar el favor d('l pu<d)lo con <d fin de obtener el poder, erigiéndose para ello en n'prcse.ntantc d(í los interestís de toda la humanidad
sufriente. La misma burguesía, gracias a esta mistificación encarnada en
estructuras jurídicas v políticas —y no ya ( ii una ideología de base nulafísica, como la de Malí bus— impondrá el slnínui de que la <'mancipación del
proh'tariado debe rivalizaría la burguesía, a lal puttto tjuc; el mismo Fngcls,
al examinar los obslá(!ulos que se oponían al nacimiento (\c una conciencia
obrera en el proletariado inglés, reconocía en 1892: "Tradiciones burguesas: por ejemplo, la creencia tan generaUzada de que no puede haber más
de dos partidos: conservadores y liberales, y que la clase obrera debe
conquistar su emancipación con la ayuda del gran partido liberal.'"^"
Lo menos que puede decirse, es que Malthus no tendió plenamente a
esta clase de burguesía que debía provocar un trastorno completo de la
antigua estructura social, introduciendo nuevos sistemas de producción.
En este aspecto, no brilla por su fuerza visionaria, y parece desear mantener dentro de ciertos límites, el progresivo desHzamiento de la antigua
estructura social.
6.
Los medios de corregir Jus anomalías sociales
— El principio de la población corno principio dinámico para la
concientización de las masas.
A lo largo de todo el Ensayo se asiste a una apología de ia ley de la
población: ella explica las causas profundas de los conflictos sociales y,
por ende, lleva en sí las soluciones susceptibles de resolver esos conflictos.
Precisamente, su desconocimiento, tanto por los ricos como por los pobres, origina los fracasos de las tentativas hechas por los diversos gobiernos, para suprimir la miseria. Esta ley limita las responsabilidades, y por
tanto los dominios en los cuales la política puede actuar con eficacia para
aliviar la suerte de los pobres. El conocimiento de este principio por las
2' K. Marx y F Engels, Manifiesto del Partido Comunista, pp. 33-38.
^^ F. Engels, op. cit., p. 49.
170
1:L
TKIMKSTKt KCONOMICO
clases inferiores, permitiría a ésta.-; ( neoiitrar un motivo de paciencia, «le
contemponzación, frcnlc a los cambios gra(lualt\^ (jue k)S po(l(*res establecidos lian previsto para el pueblo (p. 577).
De allí la importancia atribuida en el Knsnvo a la educación al nivel de
la estrategia imaginada por Malthus. r)espu«\s de haber fijado los límites
de los cambios susceptibles de ser introducidos (^n la sociedad (respecto de
la propiedad, de la institución^' del matrimonio, pronux ion «le la libertad
y de la igualdad en una democracia representativa), Malthus eleva al rango
de política superior, la concirtitiznrión de las masas por m<Mlio <l(d principio de la población. Después que él mismo había aconsejado uti trato
igual para todos ante la ley, reconoce que la educación es el único t<"rreno
en el cual la aplicación estricta de este principio de igualdad, no (piita nada
a los demás. (Una pru<>ba miís de qu<' Malthus no estaba ignorando la
impostura de las clases dominantes cuando ellas propt>nen la igualdad para
todos.) "Ya que la educcicióii —dice— es una do nquollas ventajas de la que
todos pueden participar sin estorbarse mutuamente, y con la particularidad de que la cb^vación de una persona puede contribuir a elí^var muchas
otras" (p. 521).
Malthus propone lu<"go la educación para las clases inf<'riores con el fin
de moldear un pueblo [)acífico y paciente. "Pero en cambio no nos hemos
preocupado de educarlos c inculcarles aquellas verdades políticas importantes que les tocan más de cerca, que forman quizás el único medio de
que disponemos para elevar su situación y para hacer de ellos hombres más
felices y subditos más pacíficos" (p. 486).
FLxponer a las clases inferiores las verdades políticas equivale para
Malthus a "demíístrarles que la disminución de la oferta de trabajo es la
31 Nótese, sin embargo, ((ue en este punto particular ttel inatriinoniu, Malthus a<Iopta una
actitud de demistificación del código de nKtral existente en íai época estigmatizando el principio <le
la doble moral: moral estricta para la mujer y moral laxa para el hombre. Numtrofíos pasajes dan
testimonio de esta actitud en favor tie la lgualda<l de los sexos y de la abolición de prejuicios, acerca
del celibato femenino: "Si se generalizara la costumbre de no casarse pronto, y si las violaciones a
la castidad se considerasen como igualmente deslionrosas para ambos sexos, las relaciones entre
homíjres y mujeres carecerían de peligro y podrían ser más familiares y amistosas" (p. 441 ). Y esta
otra frase: "El hec-ho de que en la actualidad una mujer casi sea arrojada de la sociedad por una
falla que los hombres cometen casi impunemente (abandono de la familia) parece mía violación de
la justicia natural" (p. 30.'í). A propósito de la necesidad de abolir lo.s prejuicios sobre el celibato
femenino, véase la p. 48.'í: "Tenemos razones para creer que }»ara consefcuir el fin pctsetiuid<j. no
se necesita quizá otra cosa que conceder mayor grado de respeto y libertad personal a las n>ujeres
solteras, y ponerlas en un nivel más próximo al de las casadas, cambio que parecen exigir los más
simples principios de equidad." En su actitud frente al matrimonio y a la moral que lo sustenta,
Malthus demuestra luchar realmente contra las ideas aceptadas. Kue uno de los motivos por los
cuales su obra fue mal recibida por personas "cuyo carácter moral y religioso tenía en tal alta
estima" (p. 582). Este trabajo de demistificación moral en ei que pasa {lor el cedazo a todas las
cla.ses sociales (ver p. 461) y en el que acusa a ciertos matrimonios de las clases superiores de ser
verdaderos casos de prostitución legal, parece ser el aporte más revolucionario hecho por Malthus.
mKKKiUKAClON DK I.A IDKOI.OGIA BURGUtSA
171
Única manera posible de liaeer subir efet:tivament(í su precio, y que sólo
ellos, siendo los poseedores de esta mercancía, pueden liacerlo'' (página 451). Es también enseñarles el respeto de la propiedad ajena: '\Si
circularan más ampliamente las grandes verdades acerca de este asunto, y
pudiera convencerse a las clases más bajas del pueblo de que según las
leyes de la naturaleza, y con independencia de cualquiera institución particular, excepto la de la propiedad, que es en absoluto necesaria para
alcanzar cualquier producción considerable, ninguna persona tiene derecho a reclamar a la sociedad su subsistencia si su trabajo no basta a
comprar aquélla, la mayor parte de las reclamaciones dañinas acerca de la
injusticia de las instituciones sociales, caerían por su base y no producirían
ningún efecto'"' (p. 467). La enseñanza del principio de! interés personal,
como motor de la movilidad social, completa el cuadro pedagógico. Toda
observación de estos preceptos debe necesariamente concluir por crear
hábitos de sobriedad, de previsión y de prudencia.
Los residtados de esta concientización, al decir del mismo Malthus, no
se dejarían esperar. "Si se generalizara poco a poco el conocimiento de
esas verdades (lo que parece probable sucederá con el transcurso del tiempo
y con los naturales efectos del mutuo intercambio de opiniones), las clases
más bajas del pueblo, consideradas en su conjunto, serían más pacíficas y
amantes del orden, menos inclinadas a promover disturbios en épocas de
escasez y carestía, y siempre se dejarían influir menos por los escritos
incendiarios y sediciosos, al saber cuan poco dependen de una revolución
el precio del trabajo y los medios para sostener una familia" (p. 532).
l'.n la medida en que la estrategia maltbusiana se contenta con esta
campaña para cambiar la sociedad y en que ella no consiente ninguna
modificación del cuadro de las instituciones que bloquean la disponibilidad de alimentos, de trabajo y de propiedad, es difícil penetrar el misterio
del contenido de estas reformas graduales de las que liabla Malthus; Reformas que terminan por afirmar la hegemonía de una clase y hacen masque
improbable la aparición del fenómeno de capilaridad social para amplios
sectores del pueblo. En último análisis, es confiar la supresión de la miseria
al único actor del cambio social: la "naturaleza". En consecuencia, el
sabio andamiaje de la teoría social maltbusiana, suscitada por la discusión
de los sistemas de igualdad, puede considerarse como la racionalización de
los principios que fundan y legitiman las estructuras de la sociedad existente; la sociedad futura que Malthus propone a las clases inferiores, no es
otra cosa que la extrapola(-ión, más o menos feliz, d*; esta misma sociedad
actual, levemente modificada por efecto de las leyes naturales. El mismo
Malthus parece dar definitivamente su aquiescencia a esta hipótesis medu-
172
EL TKIMKSTRt KCONÓMICÜ
lar, cuando escribe: "El fin de esta obra no tiene por objeto más que
proponer nuevos planes para mejorar la sociedad, inculcando la necesidad
de aceptar contentos aquel modo de níiejorar que ya se lia aplicado como
dictado por la misma naturaleza, sin poner obstáculos al adelanto que
podría realizarse de esta manera" (p. 530).
//rt revolución
Al abordar el concepto de revolución, Malthus realza el de evolución
que es el que domina su teoría social. IiO que interesa señalar, en el curso
de la elaboración conceptual que realiza, es la proyección de su sistema de
referencia evolutivo en el concepto de revolución, que él forja totalmente
pieza por pieza: los elementos que retiene para configurar conceptualmente el fenómeno revolucionario, son lo opuesto de las variables que
articulan su modelo de evolución.
1.
LA
EXPLICACIÓN PSICOLÓGICA DEL HECHO REVOLUCIONARIO
La revolución es primero y principalmente el hecho de uno o varios individuos que galvanizan masas dóciles e inconscientes. Kstos individuos aislados actúan por motivos personales de ambición. "Si los pobres estuvieran
instruidos acerca de la verdadera naturaleza de su situación basta el punto
de darse cuenta de que ayudándoles (a los hombres turbulentos) en sus
planes de revolución, lo que harían sería fomentar las ambiciones de otros
sin beneficiarse ellos mismos en ningún respecto" (p. 468).
Dando a la revolución una explicación de orden psicológico —la ambición de algunos— Malthus corta irremediablemente el hecho revolucionario de sus raíces sociales, es decir históricas. Esta explicación, por lo
demás, encaja muy bien con la lógica de su sistema. PLn efecto, en la
sociedad que nos propone, la motivación que debe ser el "resorte motor
de la gran máquina social" es el individualismo. A sus ojos, el revolucionario es siempre' un individualista y, finalmente, una imagen fiel de la sociedad de la que él ha salido, pero su motivación psicológica, desviada de los
objetivos asignados al individualismo en el cuadro de la evolución malthusiana, hace caer el comportamiento revolucionario en la patología del
individualismo- F.l revolucionario no es la antítesis de su sociedad, sino
que está dotado de la misma estructura de personalidad de base que los
demás ciudadanos: es solamente un caso de individualismo desviado de
esta sociedad.
PKEKKillKAClON DE LA IÜE01>0GIA BURGUESA
173
La trasparencia de las variables del modelo evolutivo en la actitud
revolucionaria, se hace todavía más clara cuando Malthus sitúa los agentes
de la revolución en la burguesía: Las clases inferiores siguen a los "espíritus descontentos y turbulentos de la clase media que tratan de agitar al
pueblo" (p. 468). FA revolucionario pertenece a un estrato social plenamente integrado en la sociedad malthusiana.
La explicación psicológica invalida, pues, toda interpretación de la
revolución en función de la presión de un movimiento social. (Este concepto no puede ni siquiera tener derecho de ciudadanía en el esquema
malthusiano, ya que, como lo hemos visto, la felicidad social se compone
de la suma de los individualismos que evolucionan paralelamente, sin necesidad de cooperación de solidaridad entre los individuos (ver p. 448). En
las categorías explicativas de Malthus, la vanante "psicológica'' se combina
con la variante "natural". Ambas conjugan sus esfuerzos para hacer inocentes a las instituciones sociales. La despolitización del proceso revolucionario no es otra cosa que una consecuencia de estas variantes. En efecto,
encerrando las explicaciones de los conflictos sociales en "la naturaleza de
las cosas", y disculpando de toda falta o error grave a las instituciones,
Malthus juzga la revolución como un fenómeno gratuito e inútil. Llevándolo al terreno de las leyes naturales, lo aisla de la historia y, al privarlo de
su base real, lo hace volcarse hacia el utopismo.
2.
LA REVOLUCIóN IGUAL A LA ANARQUíA
Separada de su base social y sostenida por la ambición de algunos individuos, la revolución llega a ser, para Malthus, la personificación del poder
destructor: "destrucción del parlamento, del alcalde y de los monopolizadores" (p. 465). La revolución es sinónimo de anarquía: "Después de
haber destruido el gobierno establecido, el pueblo, presa siempre de la
miseria, vuelve su resentimiento contra los que han sucedido a sus primeros amos. Tan pronto ha inmolado las nuevas víctimas pide otras, sin que
pueda verse un final a las revueltas suscitadas por una causa siempre en
actividad" (p. 463).^2
Malthus niega al poder revolucionario toda creatividad, no reconocién-
32 A! describir esta anarqui'a, Malthus recurre aj empleo de la imaginería revolucionaria para
ságniticar el rostro conocido y reconocible de la violencia. La revolucióri" es el "baño de sangre' , los
"horrores", las "escenas horribles"' (pp. 466, 468).
174
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
dolé posiblidad alguna de promover instituciones nuevas. (En este sentido^
el concepto de revolución elaborado por él, se halla más cerca del de
revuelta o sublevación de individuos que no se preocupan de las instituciones que puedan resultar de sus acciones. Así pues, el concepto de revolución impbca una toma del poder por las fuerzas sociales y un "proyecto"
político de creación de nuevas instituciones.)
3.
REVOLUCIóN Y REACCIóN
liOS efectos destructores del poder anáquico se evalúan en función de la
regresión que constituyen en relación al estado existente de las cosas. El
parámetro malthusiano en el enjuiciamiento de la revolución es el concepto que funda la sociedad burguesa propuesta: la libertad. La anarquía
favorece la usurpación del poder y lleva consigo la toma del poder por el
déspota. El despotismo que toma la forma de una dictadura militar significa para la nación la suspensión de las libertades constitucionales; en algún
sentido, un regreso a los efectos nocivos del orden feudal.
"Los que con más éxito sostienen la tiranía, son aquellos declamadores que atribuyen en general la miseria de los pobres, y casi todos los males
a que se halla sujeta la sociedad, a las instituciones humanas y a la iniquidad de los gobiernos. La falsedad de esas acusaciones, y las terribles consecuencias que resultarían si se admitieran por la generalidad y ésta actuara
de acuerdo con ellas, hacen que sea absolutamente necesario resistirlas de
todos modos, no sólo a causa de los horrores revolucionarios inmediatos
que serían de esperar de un movimiento del pueblo actuando bajo tales
impresiones (consideración que debe tener mucho peso en todos los momentos), sino también a causa de la extrema probabilidad de que una
revolución semejante terminara en un despotismo mucho peor que aquel
que había destruido (pp. 468-69).
"Es probable que bajo un sistema de sufragio universal y de parlamentos anuales, el general desengaño del pueblo hubiera conducido a toda
clase de experimentos en la forma de gobierno, hasta que un despotismo
militar hubiera puesto fin a todos estos cambios" (p- 474).^^
La desaparición de las libertades significa la desaparición de la condición sirte qua non para que pueda ejercerse la emulación individual, el vis
medicatrix republicae que debe caracterizar a la sociedad competitiva
malthusiana. En Inglaterra, por ejemplo, "pero, sobre todo, entre una
buena parte de su pueblo, puede observarse un decidido gusto por el
33 Ver en este sentido las páginas 457-58, 461, 462, 468.
PHKI !(;i HACtON UE LA iDtOl.OíilA Bl UüUKSA
17r.
*
biíuicstar y las comodnlafh's de la vida, un fuerte doseo de nujurar su
situaeión (el resorte prirx ipal de la prosperidad púhliea) y, en eonseeueneia, un loable espíritu <le aetividad y de previsión, lisas inclinacionís, tan
conlrarias a la iridolen<:¡a apatita que se observa en los países sometidos al
dcíspolistno, son la eonst>euen<ia de la eonstitueión del {jjobií^rno inglés y
de la e\eel(Mnia de sus leves i\uv astguran a cada persona el produeto de su
aetividad" (pp. 481-482).
!^<»r otra [)arte, desde un punto de vista polílieo, la suspensión de las
!ibertadi\s d(unoerátieas impid(; la aplieación del rnodí^lo (evolutivo de caiabio: (;n primer luf^ar porque el [»oder absoluto «ncuentra en la turbulencia
de las masas un motivo suficiente para r("chazar las n'formas «iraduales; en
sejíundo lugar, ponjue llega a s<;r imposible para e:ualqu¡(;r gobierno satisfacer las aspiraeiont^s biperbólieas que en las clases inferiores lian fomentado
los agitadores r( volu«:ii>narios, clases que ya no quieren eonte'ntarse con la
lentitud del proceso natural de cambio. "Ivsta eoslund)re de esp* rar obtener díMnasiado, y la irritación f>rodu( ida por el (engaño, imprime eonstantcnuMile una ílirceeión falsa a sus esfuerzos en favor de la libertad, y tiende a
anular la realización de aquídlas reformas graduales en til gobierno, y aquella lenta mejora en la situattión de las clases más bajas de la sociedad que es
pt>sible en realidad alcanzar'' (pp. 470-471).
La experiencia actual, añade Maltbus, prueba ya que no sólo la revolución, sino también el miedo a la revolución, ha frenado toda proposición
para el mejoramiento de las condiciones de vida de las clases inferiíírcs:
"bas falsas esperanzas y las extravagantes deniandas sugeridas por los coníluetores del pueblo, no sólo ban permitido al gobiertio no obtener una
fácil victoria sobre las proposiciones de la reforma, ya fueran violentas o
moderadas, sino (jue lian suministrado los más mortíferos instrumentos
para atacar a la misma constitución. Se ha calculado, como es natural, en
furma que exciten la alarma e impidan las reformas moderadas" (página 474).
4.
¿AlNARQíUÍA o DESPOTISMO?
El examen de la revolución da también ocasión a Maltbus para suscitar la
discusión acerca de un dilema ético que plantea en términos eornelianos.
Ue dos males ;cuál elegir? ¿La anarquía revolucionaria o el despotismo?
Su adversarit> Godwin, virulento enemigo de la violencia, había resuello
esta elección moral optando por la anarquía: "La anarquía —escribió— es
un mal temible, pero el despotismo es más temible aún. Cuando la anarquía ba herido a centenares de individuos, el despotismo lia sacrificado a
176
.
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
millones y más millones, no haciendo con ello otra cosa que perpetuar la
ignorancia, los vicios y la miseria. La anarquía es un mal de corta duración, mientras que el despotismo es casi inmortal. Sin duda alguna es una
temible medicina para calmar todas las pasiones agitadas de un pueblo,
hasta el instante en que sus efectos presten nueva fuerza a la razón; pero
cuanto más terrible es una medicina , tanto más seguro es su resultado''^*
Malthus, enemigo del desorden y del desequilibrio, preferirá dar su
aprobación al orden reaccionario. "Por estas razones, es posible que se
encontrara entre los defensores de un grado considerable de tiranía, al
amigo sincero de la libertad, al celoso defensor de los verdaderos derechos
del hombre. Una causa mala de por sí, podría tener el apoyo de los buenos
y de los virtuosos, por la sencilla razón de que la causa opuesta fuera
mucho peor y porque fuera absolutamente necesario en ese momento
escoger entre una y otra" (p. 469).
Las circunstancias históricas no dieron a Godvvin la posibilidad de
elegir, en la realidad, entre estos dos males, y su dilema se resolvió solamente en el campo abstracto de la casuística. Para Malthus, por el contrario, el dilema se convirtió en acción: su posición se concretó al legitimar la
intervención del ejército y el empleo de la fuerza violenta para reprimir las
presiones del pueblo en las escaseces de 1800-1801: "Como amigo de la
libertad y enemigo de grandes ejércitos permanentes, me veo con la más
extrema repugnancia, obligado a reconocer que si no hubiera sido por la
gran fuerza organizada del país, la miseria del pueblo durante las últimas
épocas de escasez —1800-1801— estimulada por la extrema ignorancia y la
locura de muchos miembros de las clases altas, pudiera haber empujado a
cometer los más terribles desafueros y, en último término, hubiera envuelto al país en todos los horrores que acompañan al hambn^" (p. 463).
Esto no es otra cosa que una aplicación de su principio de la necesidad de
la coerción, que desarrolla en otro lugar: Si el pueblo "actuara de acuerdo
con ellos (los sistemas de igualdad), habría que reprimirlos por la fuerza"
(p. 486). El paternalismo benevolente d<* que Malthus da prueba en
otras oportunidades, predicando la indulgencia, la paciencia y los medios
no violentos -para con las clases inferiores, que no tienen como las otras
clases de la sociedad, la posibilidad de disfrutar de las mismas "luces"^^
34 W. Godwin. op. cit., pp. 548-549.
3 5 Ver por vía de ejemplo la p. 395 del Enxayo y nuestro párrafo sobre el papel de Ií>S
agitadores. Notemos que el criterio empleado por Malthus para Juzgar la ignoratuia de las clases
inferiores es el conocimiento de la ley de la población. Todo otro tipo de conocimiento debe
clasificarse entre los prejuicios engendrados por la ignorancia. Mencionemos un texto que acompaña la cita en la cual Malthus se refiere a la necesidad del empleo de la fuerza: "En algunas
conversaciones que sostuve con trabajadores del campo durante las últimas épocas de escasez
PKKi I(;IIKAí;I()N DK I,\ !í)K(>I,(>(;)A BUKCI KSA
IT?
t'ivnr pues sus límit(*s, y se transforma (^n vigoroso aulorilarisino cuando
estas clascís inferiores no quieren a(;eptar el eoneepto que íle su feliridad
qui(;ren imponerles, ni la estrategia que igualmtínt<* quieren iniponeries,
para lograr dieha felieidad.
CONCLUSIONES Y PKRSF'KCTIVAS
/. Tipos de ideologías en el Ensayo
La teoría soeial de Malthus puede earaeterizarse como la sinéresis de dos
tipos d(í ideologías: por una parte, una ideología de base Jihtsófiea-^^ (\ur se
contenta con repetir la noción de naturaliza de la filosofía utilitarista: [>or
Otra parte, una ideología d(; haí^v, jurídico-políiicn, qu<' (ieseansa en geruTal
sobre los mismos conceptos (libertad, igualdad, democracia re[)resentativa,
etc.), que consagrarán el dominio político de la burguesía. Ambas presiden
la composición del sistema lógico maltliusiano qu(; justifica y racionaliza la
visión que tiene una clase, de las instituciones que confit^n^n estabilidad a
la sociedad. Este sistema lógico concede una función —al parecer universal— a la propiedad privada, al individualismo, a la desigualdad st)cial. Pero
al encerrar la evolución de la sociedad en el cuadro de las leyes naturales
("la naturaleza áe, las cosas"), Malthus someten su ideología juríd¡t:o-poIítica a su visión filosófica. De ahí la imposibilidad en que se encuentra para
presentarnos un proyecto político coherente.
El proyecto social de Malthus desí'mboca (;n un proyecto moral: la
concientización de las masas por la ley de la población y la subsigui(mte
creación de un nuevo código de comportamiento moral. Al nivel de lo
político, Malthus endosa, hsa y llanamente, la situación del stalu quo.
esperando un mejoramiento progresivo debido a la hipí)tética flexibilidad
de las l<;yes naturales. Partidario del slntu quo, ratifica la estructura social
.surgida de la alianza entre la aristocracia y la burguesía en 1689, y no
parece haber previsto la fuerza revolucionaria d<* la nueva burguesía manufacturera. Por otra parte, su diagnóstico ac^í-rca de las causas di* los males
que: afligen a la sociedad, implica un sistema social no contaminado ni
contaminable por divisiones estructurales profundas de modo que las
- 1800 y 1801 — me descorazoné muchi'simo aJ observar los arrai^a<lo.s prejuicios (jue rxislían en el
adjunto (le los granos y me di cuenta de la casi ab.soluta incompatibilidad entre un gobierno
realmente libre y un grado tan alto de ignorancia" (pp. 4B.'>-86).
•'^ Kn Malthus esta ideología tiene también connotaciones estrictamente teológicas (las
"leves de la naturaleza^ es decir, las leves de Dios). \ er en este sentido las pp. 439, 443, 445. 491
495, 508 y 547.
178
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
anomalías sociales que aquejan a un sector determinado, puede remediarse
sin que sea necesario tomar en consideración las otras unidades del sistema. De esta manera, poniendo al burgués como prototipo de personaliflad, se niega a preguntar el statiis^^ de este burgués, e impone al pueblo
la obligación de conformarse a esta personalidad, si desea integrarse a la
sociedad.
2. La influencia de la ideología sobre Ins categorías conceptuales
La teoría social de Maltlms no es, pues, axiológicamente neutra. Su
actitud científica comporta una delimitación implícita de la sociedad que
se propone perpetuar. Así como su moral individualista no puede aspirar a
ser una moral abstracta, cortada de sus raíces sociales, de igual modo las
categorías conceptuales de su análisis científico, se hallan implícitamente
enlazadas con la visión que de la sociedad, presente y futura, tiene una
clase concreta que posee intereses determinados.
Desde un punto de vista sociológico, el concepto de "cambio" empleado por Malthus condiciona el repertorio de las varibles que considera en su
análisis. En su teoría social, este concepto, como lo hemos señalado a
menudo, designa un ajuste de las unidades del sistema social, ajuste que
permite remediar un mal sin tocar la totalidad de la sociedad. Este concepto, implica, pues, una precondicióri: la aceptación previa del cuadro
general de la sociedad establecida. El techo de perfectibilidad de esta
sociedad no puede desbordar este cuadro: la sociedad ideal será, orgánicamente, la misma que la sociedad actual; será esta misma sociedad llevada a
su estado de perfección, en una extrapolación maximalizada, en cierto
modo; la extrapolación más feliz. Los principios que rigen las relaciones
sociales y su entrelazamiento con el sistema de producción, no se ponen
definitivamente en tela de juicio. El sistema social no merece ni la sospecha más leve. Las tensiones y las desviaciones sociales e individuales
encontrarán su explií;ación —y también su medicación—, en la sociedad.
Esta medicación tendrá siempre —con el fin de restablecer el equilibrio
social— a reintegrar el individuo o el grupo social al sistema establecido.
Diagnóstico y receta endosan pues el statu quo. Lo cual equivale a decir
que Malthus, a pesar de los cuadros obsoletos de su metafísica utilitarista,
no está muy alejado de la sociología funcionalista norteamericana contemporánea, la cual postula —a la manera de los positivistas— la neutralidad de
^"^ Con todo to que subentiende de consagración del status del propietario del individualista,
etc. y el orden correspondiente que dicho burgués institucionaliza.
PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA
179
los conceptos de la ciencia social, lo absoluto del dato empírico abstracto,
pero olvida la base epistemológica implícita sobre la que está fundada: el
reconocimiento de la legitimidad del sistema existente.^*
Es sabido que algunos críticos del funcionalismo han caracterizado ei
análisis funcional comt) siendo una mera "versión secularizada de la doctrina formulada por Adam Smith"^'. Avalando dicha corriente, pensamos
que más que su contemporáneo Adam Smith, o por lo menos en grado
semejante, Malthus prefigura el funcionalismo. El Pastor nos propone un
modelo más acabado y más explícito de sociedad que aquél propugnado
por el autor de la Encuesta sobre la riqueza de las naciones. La teoría
malthusiana de la función reguladora de las instituciones, del equilibrio
social y del aplazamiento en el estrecho marco del estahlishtnent, así como
el psicologismo de sus explicaciones del fenómeno revolucionario, esbozan
a grandes rasgos, una teoría funcionalista atmnt la lettre. Se secularizaron
las "leyes de la naturaleza" que presidían el ordenamiento del sistema
social en la obra malthusiana, pero el empirismo y la pretendida neutralidad valorativa de la ciencia social cumple con la misma misión: la de vaciar
la realidad social de su contenido ideológico.
Este aval de sistema se trasluce en las categorías de análisis que se
utilizan. Ejemplifiquemos a partir de la teoría social malthusiana.
Al hacer del interés personal, o del individualismo, la palanca de la
movilidad social y de la "prosperidad pública", el análisis social de Malthus se priva desde el comienzo de ciertos conceptos y confiere a otros
un sentido muy preciso que no es realmente significativo, sino a condición de ratificar el sistema social que se refiere a ellos. Ilustremos estas
afirmaciones:
En la medida en que Malthus reconoce que el resorte motor de la
sociedad es el interés personal, y en la medida que postula, por esa misma
razón, que la felicidad social debe ser el resultado de la felicidad de los
individuos, y que cada uno debe buscar la suya, sin que haya necesidad de
cooperación en este sentido, invalida toda posibilidad de considerar los
conceptos de conciencia de clase o de movimiento social. La receta que
ofrece a las clases inferiores para ascender en la escala social, es incompatible con estos conceptos. ¿Por que? Porque en primer lugar, siendo débil
la elasticidad del sistema social que nos propone, será imposible que sectores enteros se muevan en la estructura social. Siendo limitada la movili^^, Si por su actitud "neutra", evita cuestionar el sistema, llega sin embargo al mismo resultado, ya que ratifica el orden existente.
^' Véase el examen de dichas críticas en R. K. Merton: Teoría y estructura sociales. Fondo
de Cultura Económica, México, 1964, (pp. 46 a 56).
IHÜ
Kl, TKIMKSTHK KCÜNOMKX)
dad y prrdorniíKUuJo r\ í'a<:tur suerte rn un juí^f^o de eompeteneia a todo
IrafH-e, le corresponde al individuo encargarse él sólo de su deslino y
( anihiar su status. Kn s<'«»;undo lugar, [jorque siendo el intlividualismo la
regla de la burguesía que (ondieiona su supervivencia, sería socavar el
orden, el hacer solidarios a individuos que se entíuentran en la mistíria. Si
esle fenómeno es menos visible en las actuales soeiíuiades industrializadas,
se encuentra siempre actuante en las socií'dades subdt-sarrolladas, de eslralifi<'a{rión stxial rígi<ia, qu<' lian elegido el neocapitaiisrno como vía tie
desarrollo. Kn la fnay()ría de las soei<'dades latinoamerií^anas, por ejemplo,
el hecho de (jue la eslrut tura social no p(Tmita a los individuos una movilidad vertical masiva, hace qu(í los qu<' logran pasar a través de las mallas d<í
la red social llegando a integrar la clas<; media, o que adquieren el status de
la aristocracia obrera, acostumbrí-n rompc'f su solidaridad con el medit)
ambiente d(^l cual provi«!nen. Re;produe«*n el mo(J(;lt> individualista d<' comportamiento burgués, el cual tos aisla v.n su nivel di' vida, dando así na<;imiento a un nu<-vo estrato priviU^giado que, por su apatía social, o su
a<e[jtación lisa y llana del rnt)d< lo burgués de integración, se í'onvierlen en
un riuevo (-nemigo d(* clase para los marginales. Ksla promoción del individualismo por las burguesías nacionales se observa también en los países
en los cuales ciertas reformas parciales en un cuadro neocapitalista, conmueven las bases de dichas burguesías. Es así como, a fin de limitar los
desgastes ocasionados por las reformas agrarias distributivas, procuran que
los afortunados b<*n(;ficiarios de esta distribución de lie;rras, a menudo
marginales, formen la nueva clase media rural. Pero (*n la realidad, <'sta
nuc.va clase; niíMlia, tijjo kulaks, no pudi(índo ser integrada por la totalidad
d<' los campesinos —(excepto en caso de qu(! la distribución de tierras sea
total— adopta los valores y las aspiraciones del orden burgués. Conví*rtidos
<;n nuevos propi(;tarios capitalistas, la dcfímsa d(; sus privilegios los transforma en cómplii'cs áv la explotación. Al proponer (^l individualismo y el
status dt; clast; m<'dia a U>s individuos que el sistema permite subir en la
("scala social, las burguesías pro(;<"d(ín a la recuperación de ellos, quienes
por su experiencia y condición anteriores, bien hubieran podido convertirse en "enjuiciadores del sistema". I,as concesiones que las burguesías
parecen hacer, son aparentes, ya que los recién llegados afirman los cimientos del orden burgués.
Volviendo al análisis de las implicaciones del concepto de cambio <|ue
¡Vlalthus manipula, podemos aña(Jir que la ausemña del concepto de eonci(;n( ¡a (!(■ clas(í, ííS corolario del (contenido qut; da al (u^nírepto de clasí^
social. Del ct>ncr*pto gU>bal de la so("iedad qu(í tiene Malthus, sólo puedí*
lírotar una sedimentación social definida de manera, por así decirlo, tauto-
KKKíKil KAílON l>K I,A IDKíJI.OClfA Bl KCHKSA
181
lógica en térniinos (astáticos: capas jerarquizadas en fun(-ión de la renta y
de los niv<^les de vida.''^ La visión dinámiea implicaría una definición <'n
función del papt:l ^' que cada estrato deb(r desempeñar en la transformación de ia sociedad. Ahora hi( n,<'l úniet) papel —el de administrar «I síaÍH
qu<t a ia luz de las ley<;s d<" la naturaleza— MaitIms se lo confia a las clases
medias y superiores, a las cuales, desde este punto de vista, no diferencia.
A las clases inleriores, consideradas corno un conjunto compacto bajo el
nombre tic "pobres", no les confía pap(d alguno, sino en la medida en que
alcancen el slalus burgués: sólo a partir díí ese momento adquieren estas
cíastís una idt^ntídad cívic^a.
Kstos pocos (^j<ímplos permiten vislumbrar la incidencia que infaltablemcnlc tien(^ <^l concepto del desarrollo social sobre la definición de las
categorías dí^l análisis científico. La tipología conceptual de Malthus está
niarcada por la naturah'za de la sociedad que intenta implícitamente perpetuar, listos conct^ptos así determinados, moldean el cuí;rpo de las leyes
generales que deducirá de sus obst^rvaciones.^^
.í. La "imluraLcza'y la locnítlogín
Ahora bien, como paradoja —y pareciendo ignorar la ideología implícita en su obra—, Malthus celebra, por medio d<d principio de población,
como suprema explicación del conílicto social, la desaparición de la ideología y <l<'ja ino<:entcs a las instituciones en el proceso a la miseria. Ks esta
operación de despolilización de los fenómenos sociales lo que da al /.Vísayo su carácter í\C actualidad. Parece que hoy el tema de la naturaleza, al
que recurre Malthus para justificar la vanidad de la ideología, haya sido
reemplazada por el de la ciencia y el de la tecnología.*^ 1.a ideología
^0 Kl nivtíl i\v in.strurciún no parece ijup delw? s*!r con.siíirraHo crilrrio universal, ya i|u«'
IVIalthii.s admite que el estado actual de la» cosas (la naturaleza «1t: las cosas) no da a todos la
posibilidad de sidiir en la escala .social, aiin(|iie ad<|uicren cíerlo nivel de in!^t^ueeión. Ver rn r»le
.sentido nuestra sec< ion sobre el riio<leiu l«leoló>íiro d«! la .sociedad inallhusiana. Ver taniliién A.
I,iix: "Kvolulion et contradiction dans la i'en.sée de Mallhus", en/'opuíaíion, París. 1968,núui. 6,
p. 1105.
^1 Lo ijue a su vez itnpliearía la aparición del criterio de participación en el (loder iiiocial.
^^ A nuesitro parecer, to«la invcsliíjación j^ocial tiene por eje una delin)itación explícita o
implícita de la forma de sociedad (pie ^*: desea lograr o perp<-luar. e.s decir, que una invesli«;acióti en
ciencias htunanas está, consciente o inconscienternenle, determinada iK»r una louia de |K».-Í( lón
idcolóu;ica.
*^ (litemos a liarthes; "La ideología luirjaiesa .será ci«;ntisla o intuitiva, ella conq»roliará c|
hecht) o |)ercil>irá el valor, pero rehusará la explicación: el orden del inundo .será suficienle t>
inefal>li': no será nunca si^rnificativt}. l-inalmentc, la i<lea jiriinrra de un num<lo perfectible, móvil,
pnMlucirá la iina^ien invertida de una humanidad inmóvil, definida por una idcnixiad infínilaincnle
reconu'n^ada. Kn una |>alahra, en la socieda<l burj¡uesa conlcm(Miránca, el pa?^i de lo real a lo
i«leolójíict> .se elefinc COITK) el pa!«o de una antí/üü a vttvA seudu fisis'. Uolantl Harllicr., A/yl/ioíoj^ie.»,
ed. du Seuil. París, p. 2.'>0.
182
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
tecnócrata que ha sustituido a la ideología filosófica de Malthus, cumple la
misma función: evacuar el contenido político de los fenómenos y procesos
sociales y de las decisiones que son susceptibles de orientarlos. De este
modo, el desarrollo de un país es definido como un encadenamiento de
decisiones técnicas que no tienen ninguna relación con la forma de régimen político. Kn esta visión mecanicista, el concepto de modernización
es el mismo, axiológicamente neutro y universal, y la política de modernización llega a no ser otra cosa que la aplicación progresiva de la tecnología. La cultura, las estructuras sociales y la personalidad, subproductos
todas ellas de la aplicación de la tecnología, derivan de manera mecánica
de esta nueva morfología social.
Por otra parte, el desarrollo, como operación de innovación tecnológica, ha sido elevado en los países del Tercer Mundo al rango de slogan por
los grupos dominantes. El latifundista latinoamericano acepta actualmente
hacer la reforma agraria, pero cuidando de circunscribirla a la modernización de sus empresas agrícolas. Invalida así el elemento político de dicha
reforma: la posesión de la tierra como canal de acceso al poder social.
Aceptando la innovación tecnológica y rechazando la distribución de la
tierra (rechazo que, como Malthus, justifica a partir de este mismo criterio
de eficacia técnica que no acepta otra estructura de tenencia de la tierra
que no sea el latifundio), preserva su situación de privilegiado en la estructura social y no consiente ninguna alteración en la estructura del poder. La
innovación tecnológica le permite entrar con todos los honores en la sociedad "modernizada", y reforzar así el sistema de explotación social que, de
un estado arcaico pasa al estado racionalizado.
4. El modelo integrado nista de desarrollo social
El modelo burgués de la sociedad malthusiana se ha abierto camino. El
ideal burgués de personalidad que proponía Malthus a las clases inferiores,
con el fin de reducir las tensiones sociales, ha llegado a ser una personalidad-norma en una sociedad de hecho. Malthus tuvo el cinismo de proponer este ideal burgués a las clases inferiores, sin indicarles los medios de
realizarlo en el sistema de producción. Por el contrario, el modelo bui^ués
de desarrollo, ilustrado por el capitalismo, ha dado pruebas de su eficacia
y ha llegado a imponer su orden en toda la sociedad, ofreciendo a las
clases inferiores un ideal de integración.*'*
** No es inútil recordar que el modelo de integración como proyecto de desarrollo social,
que define la posición reformista, (o el "statu quo remo2iado") forma parte de los presupuestos
ideológicos del análisis funcionalista de la sociedad.
PRKFIGURACION DE LA IDKOLüGÍA BURGUESA
IHó
En efecto, habiendo dado sus pruebas en los países capitalistas, tiende
a elevarse al rango de modelo universal de desarrollo social, y llega a ser,
por este motivo, exportable. El ciclo se repite en el Tercer Mundo. Las
burguesías nacionales, —o sus apoderados neocapitalistas, gestores de las
políticas desarroüistas— cuyos intereses se unen a los de las metrópolis
políticas y económicas, no deseando cambiar los términos del statu quo
proponen a las masas el ideal de integración social y cultural: la emancipación del proletariado del Tercer Mundo debe pasar por el crisol de la
burguesía. La integración se convierte en sinónimo de incorporación al
sistema existente, con sus intereses creados, sus "derechos adquiridos",
etc., incorporación que se traduce para las clases inferiores por la adaptación al slatu quo, que, al final de cuentas, llega a ser sinónimo de anexión.
Este concepto del desarrollo social que mueve los "esfuerzos" de las burguesías nacionales, crea realmente el espejismo del cambio social y da a las
masas la ilusión de poder dirigir por primera vez su destino, de poder
determinarse "participando" en la sociedad burguesa. Pero en realidad, se
trata de participación en una sociedad que sólo puede ofrecerles como
última espectativa, un nivel de vida mejorado, una seudomodernización en
el seno de una sociedad "de abundancia", cuyos fundamentos, sin embargo, y cuyas relaciones entre las diversas clases, no se ponen sistemáticamente en discusión. El desarrollo social se convierte así en una búsqueda
de un tipo de vida que anula todo rechazo potencial del sistema, que
inmuniza la sociedad contra toda radicalización y arrincona cada vez más
en la alienación a los eventuales grupos de presión revolucionaria: El sistema administra la incorporación de las clases desfavorecidas, constriñéndolas a aceptar sus leyes y sus reglas, y convirtiéndolas por eso mismo en
cómplices de su propia explotación.
5. La matriz malthusiana de la sociología y el imperialismo
La comprobación de la ideología implícita en la teoría social de Malthus nos lleva a la eterna discusión sobre la neutralidad de la ciencia social.
Es interesante plantear ríe paso el tema, a fin de poder determinar en (¡ué
medida permanecen marcadas por esta matriz malthusiana, ciertas formas
de sociología de la población que se observan actualmente en el Tercer
Mundo. Es cierto que resulta aventurado considerar a Malthus en una
coyuntura histórica muy diferente de aquella en la cual vivió. Pero no es
menos cierto que la teoría social de este Pastor va acompañada de una
serie de constantes que es interesante poner de relieve. Malthus es, al
IHi
KI.TKIMKS'IKK K(:0%()MI(:()
mismo tiempo que la prefiguración de una mentalidad,'*^ la presencia de
una supíTesfruetura que imprime su sello a las leyes que rigen un tipo de
sociedad y, en ésta última, más concrelamentí- !a instilutñón eientífiea.
í.a implantación de la ciencia social en el Tercer Mundo se realiza en
un eorilexto (jue no puede menos de cotilcrirle una idiosim-rasia particular. Kste contexto lo define la situación de dependen<;ia en la que se
encuentran los países subdesarrollados, en relación a las metrópolis políticas y económicas, que le inq)oncn sus modelos de organiza(;ión social, de
d<;sarrt)llo económiío y de cultura; en una [)alabra, el concepto que ellas
tienen del cambio global de (;sla sociedad, en función del equilibrio del
sistema de la división internacional del trabajo. I.a incidencia de este imperialismo es totalitaria y se deja sentir en todos los dominios: su in(luen< ia
sobre la stK'iología dv la población, sólo constituye un (Jemplo. Igual que
en tiempo de Maltbus, cuando las opiniones sobre la "cuestión demográfica" debían corn^spondí^r necesariamente a estrategias favoraljíes o c;ontrarias a una emancipa<;ión real del proletariado industrial, el diagnóstico
sobre el crecimiento excesivo dv la población del Tercer Mundo supone
una estrattígia para salir del subdíísarrollo con mayor o menor rapidc^z y
eficacia y a[)unta a un tipo de estructuras sociales y de orgatiización económica corr<;spondient(;s.
FJ hecbo tunpírico d»; primera importancia, d<'sde el punto de vista
demográfico, vs la explosión demográfica de las clases inferiores. Rs pues
el análisis de la variabl»; fecundidad la que dominará la sociología de la
pobla(-ión c:n el Tt-recr Mundo. Las metrópolis políticas y económicas,
estimando qu(; <;l <;xcesivo crecimiento df;rn<jgráfico es uno dí^ los elenu^nlos important(\s qu<* hacen fracasar sus planes de asistencia técnica y de
ayuda financiera a este Tercer Mundo, estarán tanto más dispu<!stas a
servirse de los diagnósticos cií^ntíficos para orientar la política de los
gobi<;rn(ís íín í^I sentido de la reducción del número de nacimií^ntos. La
sociología de la población será, pues, —y esto a partir de 1960-^,''*el niño
minKulo d<- fas Cundacioties cietHíficas, |)rincipalmente (\'^tadourn'd<Mises:
pues bien, esta so(riología de la pt)blación será introducida por la í\seuela
síjciológica norteamericana, la cual, a partir de esta fí'cba cubre el Tercer
Mundo de encuí\stas para detet^tar las actitudt-s de las mujeres respecto del
^^ \ «r: A. Sainy. Thi'oric Cénrrnle de la Fopttlation, PUF, París; del mismo aiilor: "'Ix
Mallhitsiaiiisfti'' aiiííto-saxon"". vu Population, \'¡irts. l'flT. núiii. 2 y "Le faux Probléine de la
l*<)|tulal ion", <-ri/'opu/«<ic>n, l'J49. níirii. 'í.
"^^ \ vr v\ (Jcsiirrollo drl tli-balc intcrnaf i(nial sobre la <ites(ión «leinofjráriea en Armand
Mallflarl, Oi'npolitiqíic ilu (lontrole dps ISiaissances, Kditioiis I'riiversilaires, París, 1967 (tradiHeí«')ii al ( asIellaiKt eti Kdilorial I niversilaria, Santiago, (]hile, bajo el i{[n\o Adonde iw el control de
la natalidad).
piíKiitaiKACIÓN
DI; I,A II)I:üI,()(;IA BIUCDIíSA
i8r>
ronlrol ác la nalal¡(íad. I>i<^vudas a caho por universitarios en nombre <Je la
(ieneia, en realidad, su función práelica rebasa el interés científico. 'La
función principal de i;stas encuestas —leernos en uno d(! estos sociólogos
encarjzadíjs de tales encuestas en América Latina— es parecida a la de
cualtjuicr tísludio de merctado: demostrar que existí? una demanda de bienes y rlc S(*rvicios, (*n el caso que nos interesa, una demanda del control de
los nacimientos. . . Kslos esludicjs representan además, el medio de comenzar una acción tb'terminada sin provocar controversia. Además de [jroporeionar informaciones útihrs a los futuros programas individuales, la
en» uesla misma (\>^tiniula el ¡iit<*rcs Av las personas implicadas directa o
indiríutamcntc, y puede aeeh'rar lodo <*1 proceso de formación de las
políticas.'*^
La intromisión d<* un proyecto político explícito <*s aquí evidí-ntc por
demás; pero n() siempre tiene el carácter de transparencia que ácja aflorar
esta declaración.
Su acción es mucho más subterránea. La sociología de la población ha
sido introducida por la sociología empírica que acepta el slalu quo. Su
diagnóstico científico se inscribe en el cuadro del respeto al ordt;n establecido. Ksla implícita torna de posición ideológica repercute necesariamente
sobre los conceptos y sobre el análisis que éstos orientan. Por tanto, en la
ni( dida en que las observaciones científicas, recogidas por la sociología de
la población presiden a la elaboracié>n de las políticas demográficas y las
orientan en la elet;ción de las motivatriones que es n<ícesario suscitar entre
la población'*'* con el fin áv. que ésta acepte el producto anticonceptivo,
47 |. A. Styco.s en "Siirvey resear<h an<l |M)|)ulation control in Latin America", The Public
Opinión Quarteiy, vol. 28, Kall I '>64, p. H68.
'" Sotiran las ¡inirba.s acerca lie la noniennlaliira de las tnotivaciones a las males recurren los
ases4»res ile las (Kili'titas de población en «I Te-rcer Mundo. La técnica moderna de publicidad de la
"stx icdad di' consumo" parece prometer grandes espcrany.as y fantasías: Fatnily planning lilarature
shoiild make use of heauíy and sex appeal. "Se puede, escribe un sociólojjo norteamericano de la
l'niversidad de (ihicago, encarf^ado de asistir diclia polílie-a en Colombia, 'legitimar' la planificación
de lu familia, publicando las firmas de personalidades célebres, poderosas y divinas de í-rédilo. Los
medios de comunicación de masas pueden emplearse eficazmente propagando tnf()rmaciones sobre
el hecho de que médicos, personalidades religiosas, actrices de cine, importantes hombres de
negocios, abogados, sabios, etc.. aprueben la planificación de la familia" (1). Itogiie "Recomendaciones soljre el uso de la comunií ación en la educac ion > nu>ti\ación para la planificación familiar"
lialeti'n del Segundo Seminario sobre Demografía, .Medeilín (Colombia, oct. 1965). Ksta estrategia
publicitaria parece más peligrosa cuando va acompañada por declaraciones s<jbrc la necesidad de
recurrir a la esterilización, expresadas fxjr el mismo so<-iólogo f|ue se basaba para ello en sus
experiencias en India: "l'na experiencia de planificación familiar debería incluir en forma definitiva la esterilización del esposo y <le la esposa" (I), liogín* "Some tenlalive recomrnendations for a
\Sociological> correct" faniily planning conununication and motivation program in ln<lia" in Kiser
C Hfsi'arth in Family Planning, Princeton. 1962. página ó'il). "Los países subdesarrtdlados. como
escribía otro so< iólogo. no pueden darse el lujo di' instalar < línicas para espaciar los nat imientos.
bajo vigilancia médica, en las cuales cada caso personal es estudiado y resuelto por medio de los
186
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
esta sociología no será otra cosa que una de las numerosas incidencias del
imperialismo en las políticas de desarrollo. Podría formularse la siguiente
objeción: el carácter ilegítimo del imperialismo ¿no queda abolido cuando
las motivaciones de los individuos encuentran las expectativas subyacentes
en esta política y propuestas por ella? Objeción fácilmente refutable:
difuso y total, el sistema imperialista crea las motivaciones que sostendrán
las actitudes frente a un problema particular, a través de numerosas sucursales —las agencias del sistema—, entre cuyo número pueden enumerarse
los modelos de estratificación social, es decir, los modelos de capilaridad
social, los modelos de personalidad instilados por los medios liberales de
comunicación de masas.
Es precisamente este carácter difuso y total, el que no puede o no
quiere aceptar el empirismo de la sociología funcionalista. Ateniéndose al
análisis del contenido manifiesto de la realidad, y descartando su contenido latente (pero tan "real" como el primero), esta sociología yuxtapone
los hechos observados y no puede unirlos por medio de un principio que
permita una explicación total de los fenómenos sociales.
6. La incidencia del pñncipio de población en una realidad empírica
Ultima reflexión sugerida por el examen de la teoría social de Malthus:
¿En qué medida, hoy en día en el Tercer Mundo, constituye el principio
de población, un principio cuya actuación es contemporizadora? Escasean los datos empíricos que permiten contestar dicha pregunta y los que
existen dejan la respuesta en el mero nivel de hipótesis. En el curso del año
1968, se realizó un encuesta sobre las aspiraciones de los jóvenes chilenos
de 18 a 24 años de diversos sectores sociales.**^ Algunos de los resultados
obtenidos permiten comprobar una evolución —si se compara con los de la
generación adulta— de los ideales en cuanto al tamaño de la familia. Debería presenciarse, en un futuro no lejano, una reducción sustancial de la
dimensión de la familia en los medios obreros y campesinos. Por el contrario, el comportamiento de los estudiantes universitarios y de los empleados, homologables con los integrantes adultos de las clases medias,
superior e inferior, no parece desviarse de las normas que rigen el compor-
métodos más adecuados desde el punto de vista ético y biológico. Los recursos son escasos y el
tiempo apremia"", H. M. Stycos "A critique of the traditional planned parenthood approach in
underdevelopped áreas" in Kiser (op. cit. páginas 477-478.)
** Consúltese A. y M. Mattelart: Juventud: conformismo o rebeldía. Editorial universitaria,
Santiago 1969.
PREFIGURACIÓN DE LA IDEOLOGÍA BURGUESA
187
tamiento de las parejas de dichos medios que actualmente se hallan en su
periodo procreador. Si los jóvenes obreros y campesinos recurren a los
medios para obtener los fines que se proponen, el tamaño de la familia
debería reducirse, en estos estratos, a 2.9 hijos (45 % de los jóvenes de
ambas categorías rechazan querer más de dos hijos). En la actualidad la
mujer del inquilino llega a tener im promedio de 7 hijos y más; la mujer de
clase inferior urbana de 5 a 6.
¿Cuáles son las hipótesis que pueden formularse para captar las implicaciones de dicho fenómeno, en una sociedad como la sociedad chilena, es
decir en un país que se ha definido en la vía liberal neocapitalista para
alcanzar su desarrollo?
a) La interpretación del descenso de los ideales numéricos de familia
en los estratos inferiores de la sociedad es ambigua en los países del Tercer
Mundo de estructura capitalista, es decir los que conservan estancada su
comportación social. Cuando se cdnsidera el número, el indicador tamaño
de la familia como tal, y en relación con el número observado en las
generaciones anteriores, detectamos una tendencia a racionalizar el tamaño de la familia (incluso si la alteración en los ideales numéricos no corresponde siempre a una redistribución de los papeles dentro de la familia,
fenómeno de asincronismo normal, podría decirse, en una situación de
transición). Se asistiría entonces a la desaparición de la explosión demográfica que en el Tercer Mundo se da en las clases inferiores de la sociedad.
h) Por otra parte, estando el régimen definido en los términos ya
aludidos, la reducción del tamaño familiar en las clases inferiores constituiría una adhesión a las solicitaciones del régimen y, por vías de consecuencia, a las limitaciones impuestas por la estructura social no enjuiciada.
Estando las condiciones de vida como son, es decir conformadas por estructuras cuyo desquicio no se visualiza, y las posibilidades de movilidad
social no mejoradas,^*^ no es económicamente posible el tener más hijos.
Sería de cierta manera, el triunfo del principio de población.
Dicha observación es muy interesante cuando se relaciona con la personalidad básica de este individuo que quiere limitar, de una manera drás-
^^ Es de interés recalcar que cuando los universitarios fyan su ideal en un tamaño de familia
más alto (un promedio de 4 hijos y un 38 '^/r desea tener 5 y más hijos), su motivación es
igualmente económica pero en función de otro nivel de vida y en función de la subsistencia de un
sistema donde seguirán beneñciándose con privilegios .
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i;i. Ti{i\ii:si
I;K T.CONOMICO
tica, el tamaño d<* su familia. I,a dcícisión lleva implícitamente una opción
ideológica: (^1 rcconocirnií^nlo del princ¡[)io de población s«- confunde con
la ratificación del eslablisluncnl. (Menios podido verificar esta coe.xislencia
a través de indicadores de radicalización política.) \\s evid<'n(<; (|u<" a(|uí
consideramos una tendencia mayoritaria que asimila, a la vez, la determinación de la "aristocracia obrera" que, al rt;ducir c\ número d(^ sus hijos,
upuesta por la vía de; la intcgra<;ión social y c:ultural y la resifínación d(d
latnpeu-prolvtariat para el cual la rcducíión d<í los nacimientos sólo es una
oportunidad de sobreviven(Ma.
Uno puede aU^j^rarse de una perspe<;tiva de miseria menos exl<"nsa y d<>
la pronta desaparic-ión de esta imaji^en tradicional Av. la miseria enearna<la
en la familia numerosa proKítaria. Pero —y aquí se descubre la ambijíüedad
del priruMpio de población— uno d<íbe comprobar que dicha aspiración a
reducir tan drásti<;amente ¿el número dv sus hijos revela que una estructura
de aspiraciones dett^rminada (;stá configurándos<" en los sectores desfavoro
cidos. Esta eslru(ítura de aspiraciones que no (íS sino el reflejo y la consecuencia de la ideología desarroüista implícita en todas las instituciones es
significativa del debilitamiento de los gérmen<\s de radicalización.
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