RECONOCIMIENTO Este nuevo volumen de la serie Alternativas de Educación para Grupos Culturalmente Diferenciados es el resultado de esfuerzos desinteresados y decididos de miembros de comunidades, de especialistas en diversas áreas de la cultura y de la educación, así como de instituciones especializadas privadas y oficiales. Su señalamiento en particular seria sumamente importante, mas por la relevancia de los contenidos del documento que esperan al lector, nos limitamos a expresar a todos, el debido reconocimiento por las diversas contribuciones que en una u otra forma han hecho posible esta publicación. Dentro de tales generalidades, queremos destacar el significado de los aportes de las comunidades que nos han permitido el diálogo interdisciplinario y el compartir sus experiencias con el público de las Américas; los aportes del conocimiento y experiencias de los participantes expresados a través del análisis de los casos en el II Taller efectuado en Cuenca, y los servicios técnicos y operativos del Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares, CIDAP, como sede del encuentro. Finalmente, esta entrega no hubiera sido posible sin la oportuna colaboración del Centro Regional de Educación de Adultos y Alfabetización Funcional para América Latina, CREFAL, con sede en Pátzcuaro, Michoacán, México, que puso a disposición el personal y servicios de apoyo técnico para la preparación, publicación y distribución del presente volumen. No podemos dejar de hacer una excepción en cuanto a particularizar nuestro reconocimiento. Se trata aquí de honrar la memoria de dos integrantes del II Taller: Nemesio García da Silva, asesor del Programa Nacional de Artesanías del Ministerio del Trabajo de Brasil, y Beatriz de María, representante de la asociación Manos del Uruguay, fallecidos en 1985. Sus aportes no serán olvidados por el sector artesano de los pueblos americanos. PRESENTACIÓN INÉS G. CHAMORRO Jefe de la División de Patrimonio Cultural Departamento de Asuntos Culturales El presente documento recoge diversos aspectos del II Taller de Integración de la Cultura Popular y la Educación que, sobre el tema «modelos de programas educativos para el desarrollo integral artesanal a nivel comunitario» se cele-bró en Cuenca, Ecuador, del 20 al 25 de febrero de 1984. Fundamentalmente incluye las expresiones de treinta y nueve especialistas de las áreas de educación, ciencia, cultura e información, de directores y coordinadores de programas educativos de desarrollo integral artesanal, de artesanos artífices de estos y otros programas similares, y de personal técnico de proyectos regionales y centros interamericanos cooperantes con la OEA. Todos ellos contribuyeron al estu-dio interdisciplinario de las experiencias analizadas en el Taller. Se presentan, asimismo, total o parcialmente, dichas experiencias, como también, algunos aportes posteriores de personas preocupadas por la revaloración y dinamización de los patrimonios culturales generados por la diversidad de los pueblos americanos. Circunstancias múltiples, entre ellas las de carácter fi-nanciero, han impedido compartir antes estos materiales con las comunidades cultural y educativa de los países. Ello, sin embargo, ha permitido obtener el beneficio de otras contribuciones al tema, ya que por su naturaleza éste no debe remontarse sólo al Taller cuencano, sino a la consideración de su permanente vigencia, cada vez más urgente en los procesos del desarrollo endógeno. Es por tanto que con la difusión de estas experiencias se espera lograr sustantivos aportes, tanto a las fuentes documentales para los sistemas educativos como para los programas nacionales de desarrollo, en tanto ellas constituyen esfuerzos de grupos y comunidades que han buscado soluciones propias en recur-sos que ofrece su cultura específica. Este hecho se pone de relieve por ser la cultura en su integralidad la que da el con-texto a la sociedad que la vive, la dinamiza, la afirma y la desarrolla. El principal aporte está, en cualquier caso, en la alternativa que para el auténtico desarrollo de la cultura popular constituyen sus procesos y modalidades que respon-den a necesidades y realidades concretas e inmediatas. El II Taller constituye una de las acciones experimen-tales del Proyecto Multinacional de Integración de la Cultura Popular y la Educación del Programa Regional de Desa-rrollo Cultural de la OPA, y está a cargo de la División de Patrimonio Cultural, en el Departamento de Asuntos Cultu-rales de la Secretaría General. Una de las características del Proyecto Multinacional es la consideración en sus contenidos de resultados y conocimientos académicos empíricos de la acción cultural. Otra característica es el trabajo interdisciplinario e in-terdepartamental, sin lo cual no habría sido posible llegar a los niveles de participación alcanzados. La organización, realización y posteriores acciones experimentales, se han efectuado conjuntamente con la División de Planeamiento, Investigaciones y Estudios de la Educación del Depar-tamento de Asuntos Educativos. Por la relevancia de los temas tratados como resultado de tal cooperación, se incor-pora en la sección de anexos del presente documento la información sobre los otros talleres y demás acciones experi-mentales realizados hasta 1987, a partir de la Primera Reunión Técnica sobre Cultura Popular Tradicional y Educación, celebrada en octubre de 1979, en el Centro Inter-americano de Artesanías y Arte Popular, CIDAP, igualmente en Cuenca. La Reunión Técnica referida es el punto de partida del Proyecto Multinacional, que concreta allí intentos anteriores sobre el particular, y además, atiende aspectos pertinentes de resoluciones y mandatos de los países a los Programas Re-gionales de Desarrollo Educativo y Desarrollo Cultural, creados en 1968 y 1969, para los propósitos de la cooperación técnica de la OEA en estas materias. Los programas de desarrollo artesanal analizados en el II Taller, en su mayoría de carácter autogestivo, constituyen esfuerzos comunitarios de subsistencia, de proyección social y económica, y también de identidad. Algunos de ellos han obtenido apoyo ya de la OEA, ya de otras agencias de cooperación técnica, o también de instituciones nacionales. Es por tanto que este Taller representa un esfuerzo interins-titucional e interdisciplinario, cuyos resultados se difunden en homenaje a los mismos programas participantes y a aquéllos que realizan acciones similares en los países ameri-canos. ÍNDICE RECONOCIMIENTO PRESENTACIÓN Inés G. Chamorro INTRODUCCIÓN Ana María Duque y Sergio Nilo PRIMERA PARTE. PRESENTA-CIÓN DE CASOS 1. FEDERACIÓN SHUAR, Ecuador Enrique Chiriap y Antonio Miguel Taiajint 2. EL MUSEO COMUNIDAD DE CHOR--DELEG, Ecuador Aportes varios 3. LA TOLITA: RECONOCIMIENTO DE LA CULTURA NEGRA EN EL ECUADOR. LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA DE JUAN GARCÍA, Ecuador Aportes varios 4. «MINKA»: UN CASO DE INCORPORA-CIÓN DE LA CULTURA CAMPESINA EN UN MEDIO DE COMUNICACIÓN ESCRITA. Programa del Grupo de Inves-tigación y Extensión de Tecnología Popu-lar Talpuy, Perú María Angélica Salas 5. PROYECTO DE PROMOCIÓN ARTE-SANAL DE LA ZONA TARASCA, México Centro Regional de Educación de Adultos y Alfabetización Funcional para América Latina y el Caribe, CREFAL 6. INCORPORACIÓN DE ASPECTOS DE LA CULTURA POPULAR TRADICIONAL EN LA EDUCACIÓN. Proyecto de la Asociación Colombiana de Promoción Artesanal, Colombia. Cecilia Duque, Daniel Nieto, Pablo Solano y Colombia Vivas de Velasco 7. COMUNIDAD, CULTURA POPULAR Y EDUCACIÓN. APORTES TEÓRICOMETODOLÓGICOS PARA EL DESA-RROLLO DE PROGRAMAS EDUCATI-VOS. Proyecto del Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP), Ecuador Graciela Messina y Fidel Oteiza 8. PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD PREDIAL (PROCAP). Programa del Centro de Investigación y De-sarrollo de la Educación (CIDE), Chile Isabel Soto Cornejo 9. PRODUCCIÓN DE ARTESANÍA POPULAR E IDENTIDAD CULTURAL. Programa del Instituto Nacional de Folclore de Brasil, Brasil Lelia Gontijo Soares SEGUNDA PARTE. CONSIDERACIONES, RECOMENDACIONES Y REFLEXIONES 1. INCORPORACIÓN DE LA CULTURA POPULAR EN LA EDUCACIÓN Consideraciones y recomendaciones Mensajes en tomo a la planificación curricular Sergio Nilo 2. LINEAMIENTOS METODOLÓGICOS PARA LA EVALUACIÓN DE EDUCACIÓN POPULAR Y DESARROLLO ARTESANAL PROGRAMAS DE Consideraciones y recomendaciones Apuntes sobre la evaluación de programas de educación popular y desarrollo artesanal Howard Richard 3. COMUNICACIÓN Y DIFUSIÓN DE LA CULTURA POPULAR Consideraciones y recomendaciones Algunas acciones culturales en Centroaméri-ca y Panamá: reflexiones y experiencias Edgar Alfonso Montoya Consideraciones sobre los sistemas y servi-cios de información y comunicación cultural. Programa Regional de Desarrollo Cultural de la OEA Susan S. Benson TERCERA PARTE. ANEXOS DESARROLLO DEL PROYECTO MUL-TINACIONAL DE CULTURA POPULAR Y EDUCACIÓN PARTICIPANTES DEL II TALLER «MO-DELOS DE PROGRAMAS EDUCATIVOS PARA EL DESARROLLO ARTESANAL INTEGRAL A NIVEL COMUNITARIO». INTRODUCCIÓN ANA MARÍA DUQUEGARZON Especialista Principal en Artesanías y Artes Populares, Departamento de Asuntos Culturales de la OEA. SERGIO U. NILO Jefe de la División de Planeamiento, Investigación y Estudios de la Educación, Departamento de Asuntos Culturales de la OEA* Algunos se preguntarán el por qué tratar el tema de la incorporación de la cultura popular a la educación a partir de programas de desarrollo artesanal. He aquí algunos de los motivos que nos llevaron a hacerlo invitando a los programas acá incluidos a que compartieran en este Taller sus orígenes, recorridos y hallazgos. El análisis de un tema y concepto tan complejos como el de la cultura popular, y más aun el aporte de ésta para el mejoramiento del contenido y calidad de la educación, presenta siempre dificultad para identificar y definir criterios y conceptos. Difícil llegar a un acuerdo en cuanto a qué estamos definiendo como Cultura Popular y a cuáles elementos de la cultura popular nos estamos refiriendo. Es más, aun entre los convencidos de la necesidad de considerar las expresiones más significativas de la cultura en los planes integrales de desarrollo, la cuestión del qué y el cómo, de cuáles expresiones culturales y cómo proceder en esta incorporación, siguen siendo grandes incógnitas. Sin embargo, al observar por varios años algunos de los casos que se presentan, parecen percibirse las respuestas a varias de estas interrogantes o al menos se detectan interesantes procedimientos mediante los cuales a medida que se han ido resolviendo problemas concretos de una comunidad en particular, se ha desarrollado paralelamente todo un sistema innovador de educación popular. Al ocuparse del hacer, los gestores de estas interesantes experiencias muy poco o casi nada han dedicado a la descripción, análisis y documentación de sus experiencias, razón por la cual confiamos en que este ejercicio permita contribuir al respecto. La actividad del artesano involucra no sólo el conocimiento de técnicas, materiales y destreza para su manejo, sino que además requiere de ciertas cualidades para poder producir bienes cultural, social y económicamente útiles, dentro de un criterio muy particular de calidad y estética, que refleja ya sea sus objetivos ostentosos y sofisticados o simples y modestos. * Desde 1988 colabora en el Instituto Interamericano del Niño, en Montevideo, Uruguay, como Jefe de la División de Educación. La artesanía constituye una de las expresiones tangibles del ser humano; a través de ella éste expresa su deseo de embellecer los objetos que se ve precisado a producir para la vida diaria o para sus actividades religiosas y sociales. La idea central que nos interesa y refiere a esta actividad es la comprobación de que cada ser humano posee un talento creativo y puede encontrar su propia forma de expresión, si recibe el estímulo y apoyo adecuados. Función ésta que compete por excelencia a la educación y que tantas veces se declara fallida al no lograr su identificación con la cultura dentro de la que se desenvuelve. La expresión del artesano es generalmente nueva, fresca, la tradición le permite introducirse en nuevos senderos de creatividad a partir de una identidad definida, con una diferencia clara de sí mismo; aunque esta referencia no esté explícita en su discurso, le permite verse en perspectiva con el mundo exterior y relacionarse con él. Esta referencia, esta perspectiva, tan necesaria para el autodesarrollo de los pueblos es la que sentimos falta frecuentemente en los contenidos educativos que por lo general lo que consiguen es alienar a las poblaciones culturalmente diferenciadas. Otra característica de la producción artesanal que interesa a nuestro tema es su dinámica, no se fosiliza. Aunque la esencia de su conocimiento se trasmite de generación en generación, no es rígida ya que fundamentalmente refleja las aspiraciones naturales y experiencias de la comunidad. Los cambios se producen como resultado de los propios cambios de la vida. La artesanía usualmente es creación de la colectividad y no de artistas individuales. Por ello, en el caso de comunidades rurales o marginales, los principales consumidores suelen ser los propios productores o creadores. De allí se desprende el que una de sus características principales sea el anonimato, no hay lugar para el egocentrismo, por el contrario es una actividad comunitaria por excelencia en la que el punto de encuentro son los conocimientos, destrezas y creencias comunes. Si bien es cierto que se da en el artesano el celo y la competencia profesional, ocurre que, particularmente en los países en vías de desarrollo, al ser esta actividad una alternativa económica ya sea complementaria o única, los problemas compartidos derivados de la producción y necesidad de comercialización, crean un frente común alrededor del cual se facilita la organización del grupo o comunidad con actividades concretas para su proyecto de mejoramiento de calidad de vida. Esta identificación concreta de actividades conduce a necesidades específicas en varios renglones, en principio el educativo. Y son los detalles de la gestión educativa popular y de información para la comunidad, de los casos presentados, los que nos llevan a analizar sus logros en materia de incorporación de la cultura popular en la educación. Además de los casos propiamente de desarrollo artesanal se han incluido otros proyectos y experiencias en el campo de la información y educación popular por considerarlos aportes interesantes desde el punto de vista metodológico. Comparten sí, todos los casos, el hecho de desarrollarse en zonas de gran predominio de la producción artesanal y el común interés de valorar y estimular el conocimiento y saber populares propios de comunidades cultural y económicamente marginadas. Esta coincidencia de poner en relieve lo «popular», de reconocer su valor, pareciera corresponder a una coyuntura histórica en que coinciden un desencanto y pérdida de confianza en los esquemas de desarrollo económico, acelerado por el creciente impacto negativo de la crisis financiera y una inesperada capacidad de supervivencia de aquellos grupos que deberían haber sido los más afectados. Estos grupos «populares» contradicen la expectativa de desintegración social, el cálculo de anomia que debería haber sido el resultante lógico de una situación muy negativa. De aquí ese interés y curiosidad por entender en qué consisten esas reservas de energía y cuál es su relación con los valores propios, las formas de organización y convivencia, los modos de producción y de relación económica. La cultura popular en una palabra. Este fenómeno, que ha llegado a hacer categorías estadísticas para poder incluir sistemáticamente los llamados «sectores informales» de la economía y a poner en duda la realidad y pertinencia del Estado oficial, constituye una categoría política independiente que escapa a los marcos clasificatorios tradicionales, situación que acentúa aun más el interés por revelar el significado de este sector poblacional. Al poner en relieve de esta manera el elemento «popular», se corre el riesgo de la sobre simplificación, ya que al eliminar sin mayor argumentación cualquier distinción interna lo «popular» queda vinculado solamente a categorías de determinación económica (en último término también la denominada «cultura de la pobreza» sostiene esta misma noción) perdiéndose así fundamentalmente debido al peso ideológico que alcanza este punto de vista la riqueza y variedad implícita en la noción de cultura. El enfoque generado en los encuentros de Cuenca se inspira en la problemática cultural latinoamericana y del Caribe actual, sosteniéndose como hipótesis la existencia de una identidad cultural auto desvalorada como parte y resultante de una historia que relaciona, enfrentándolas, a sociedades culturalmente distintas. El corolario de esta hipótesis indica que en el fondo de los problemas de la Región, se encuentra uno político: las formas de convivencia entre estas sociedades de cultura diferente. Situación que es de antigua data pero que aun no ha encontrado soluciones satisfactorias. Las diversas fórmulas de aculturación –es, decir, de imposición cultural aplicadas sin interrupción desde la misma conquista, resultan inaceptables a la moral política contemporánea aunque se les revista con el lenguaje de la modernización o de los modelos de desarrollo. Tampoco son mejores las fórmulas de convivencia aislacionistas o separatistas que funcionan por medio de reservaciones sugerentes de un apartheid racista. La propuesta de Cuenca es parte de una búsqueda necesaria y también urgente de formas más justas de convivencia entre pueblos o sociedades de diversas culturas. Se reconoce, aun desde el punto de vista del propio sector educativo, que uno de los problemas que lo caracteriza en la Región es su falta de pertinencia en las exigencias del medio. Desde nuestro punto de vista, la institución educativa tiene un papel singular con respecto a la cultura de la comunidad, pueblo o nación en que se desarrolla: trasmite a las nuevas generaciones un conjunto de conocimientos que ese grupo de personas o esa sociedad estima necesarios para preservar su propia identidad. Estos conocimientos no corresponden sólo a contenidos de materias escolares, los valores en términos de su ordenación en una escala determinada y de sus formas de manifestación, así como los metaprendizajes, son tantos o más importantes. El reconocimiento al derecho, a la identidad cultural, implica también pensar en la forma en que esta institución educativa debe ser gobernada para su atención. Cuestión ésta que no parece ser de sencilla solución. Hay tratadistas que destacan esta función como la gestora o iniciadora de la propia cultura. Schmookler, plantea: El aprendizaje humano ha cambiado el mundo de un modo diferente al aprendizaje de otros animales. Y esto no ocurre primordialmente porque seamos individualmente más inteligentes, aunque así sea. Más bien, ocurre debido a que nuestra inteligencia ha cruzado aquel umbral donde nos resulta posible contribuir colectivamente al aprendizaje y trasmitir sus frutos a través de las generaciones. En este punto, la capacidad para aprender se transmuta en la capacidad mucho más potente de crear cultura [...] la invención humana de la cultura finalmente permite acumular el aprendizaje. Por fin pueden ser heredadas algunas características adquiridas: no a través de los genes, sino por medio de la transmisión de información de un animal aprehendiente a otro. El aprendizaje que acumula un grupo de seres humanos es su cultura (Schmookler, 1984).1 En este significado profundo de la función de conocimiento para «cada» sociedad, que termina vinculando la identidad con la sobrevivencia, yace el dilema de la educación intercultural, convirtiendo casi en una trivialidad el hecho de reducir este problema a relaciones de oposición de clases solamente. Pero esta concepción de cultura como acumulación social de aprendizajes, introduce en íntima asociación la noción de alternativa de elección entre opciones; es decir, la libertad en germen: un individuo dispone de los aprendizajes de muchos individuos; la suma de los aprendizajes individuales y su acumulación histórica constituye una especie de «inventario» de donde se puede elegir. Este «libre albedrío» permitido por la acumulación social del conocimiento lleva implícita la noción de identidad: aquellos aprendizajes que un grupo selecciona terminan caracterizándolo. El hombre confronta esta cuestión simultáneamente en cuanto persona y en cuanto grupo. Como dramatiza T. Mann.: «El hombre necesita compararse con otros hombres para saber quién es y determinar lo que debería ser» (José en Egipto, T. II). La escuela, entre otras instituciones, es generada socialmente para realizar estas tareas. La dinámica que surge de este proceso, siempre creciente de acumulación y selección de aprendizajes, se confunde con el propio desarrollo social. De aquí que el problema de la convivencia de sociedades de distintas culturas adquiera una dimensión particularmente de acción intercultural de la escuela. En América Latina la escuela representa los aprendizajes acumulados de sólo uno de los sectores sociales en cuestión y su rol refuerza la identidad cultural de ese sector, debilitando las expresiones correspondientes de otros sectores. De paso, refuerza también la hegemonía de ese mismo sector. ¿Cómo hacer? ¿Cómo lograr que la escuela represente también otras culturas sin desvalorar ninguna? ¿Cómo hacer para que la escuela proporcione una perspectiva desde donde sea posible apreciar la propia identidad en relación efectiva con otras identidades, no de dominio, no de sometimiento? Los contenidos de este taller no alcanzan una propuesta de solución, tampoco fue esa la pretensión original. En él se rescatan algunos elementos ya verificados exitosos, que deberán tenerse necesariamente en cuenta al emprender cualquier intento de solución. Los casos seleccionados para su presentación en el Taller tienen, tal vez por las razones antedichas, algunas características comunes: no son experiencias escolares; son experiencias en que los aprendizajes acumulados por grupos populares han tenido una oportunidad de expresión adecuada; son sugerentes de la distancia que habría de recorrerse para llenar los vacíos interculturales de nuestra América Latina. No obstante, el formar parte de esta preocupación internacional por la cultura popular, no implica haber superado para nosotros una etapa de búsqueda real en que cada hallazgo puede conducir tanto a precisiones y confirmaciones como al desarrollo de nuevas ideas o caminos. NOTA 1. Al respecto se sugieren los siguientes títulos: Peter Worsley en su libro The Three Worlds incluye un análisis crítico de la insuficiencia ideológica para aprender el fenómeno de lo popular en América Latina, particularmente en su versión campesina. Pedro Mornade, por su parte, en Cultura y modernización en América Latina, presenta convincentes elementos de crítica cultural a los modelos sociológicos aplicados al estudio de América Latina. En el artículo «Cultura Popular y otras culturas», Claudio Malo precisa alcances del término cultural popular. PREDEOEA, en «Análisis de la problemática educacional de la Región y bases para las orientaciones programáticas del bienio 8687», contiene un panorama que sitúa lo popular en su relación con la educación. José Matos Mar descubre la crisis del Estado en los pueblos jóvenes de Lima. No la crisis de los migrantes a la ciudad. BIBLIOGRAFÍA MALO, Claudio. «Cultura Popular y otras culturas». En: Revista del CIDAP Artesanías de América. No. 14. SCHMOOKLER, Andrew B. The Parable of the Tribes. The problem of power in social evolution. University of California Press, Berkeley, 1984. PRIMERA PARTE PRESENTACIÓN DE CASOS 1. FEDERACIÓN SHUAR ENRIQUE CHIRIAP Vicepresidente de la Federación Shuar en 1985 ANTONIO MIGUEL TAIAJINT ECUADOR SINOPSIS La exposición se refiere inicialmente a los orígenes y localización de los distintos grupos Shuar en el territorio ecuatoriano, su cultura y fenómeno de aculturación, que los llevó a la alternativa de formar una sólida y compleja estructura para el fortalecimiento cultural, solidaridad, supervivencia y participación con identidad propia en el desarrollo social y económico del país: la Federación de Centros Shuar. El esfuerzo organizativo se consolida en 1968, en Morona Santiago y al cumplirse el contrato entre el Estado y las Misiones para las reservas indígenas, la Federación asume la responsabilidad directa de la defensa de los terrenos y la consecución del título de propiedad global para todos los Centros. Son siete las principales funciones o actividades de la Federación, entre las cuales, de acuerdo con el tema del II Taller, la ponencia describe «La educación radiofónica Shuar» una de las alternativas de educación de mayor significación en América Latina, de auto responsabilidad, que «se esfuerza en liberar todas las energías Shuar, destruir todos sus complejos, que sin renegar de lo que es suyo sepa transformarlo».* I. ORIGEN El origen del grupo Shuar ha sido siempre un rompecabezas para antropólogos, etnólogos, lingüistas, etc. Comúnmente se piensa sea de cepa asiática (es reciente la hipótesis de un parentesco lingüístico con Corea): arribados a las playas de El Oro, los shuar habrían divagado por Loja (¿grupo palta?) y de allí hacia el Marañón, al Sureste, y Zamora al Este. Esta hipótesis dejaría entrever las posibles raíces de la subsiguiente extensión y diferenciación: los untsurí shuar (Antipas, Chiriapas, etc.) habrían iniciado el movimiento ascendente SurNorte (que puede haberlos llevado hasta Chimborazo) y los Patúkmai (Aguarunas) habrían poblado la llanura marañona. De allí habrían salido los Tsumushaur o Huambisas (Wampís) del Santiago, mientras los Achuar habrían remontado el Morona, el Huasaga y el Pastaza. Tal vez otros grupitos podrían haberse establecido a lo largo del Tigre (jíbaros «Mainas»: main’ = matador). El idioma shuar, como se presenta ahora, podría ahondar sus raíces en un «protoArawak» o según otros pertenecer a una familia de idiomas andinos. Hasta hace poco se le consideraba idioma aislado. Pero está fuera de discusión que los grupos humanos amazónicos presentan muchos rasgos comunes y hasta en las variedades idiomáticas más diversas no dejan de ocultar algún fondo similar. 1. Tradiciones y costumbres La visión tradicional del mundo explica una infinidad de modelos de comportamiento, técnicas, estructuras familiares, principios morales, celebraciones litúrgicas, etc., muchos de los cuales permanecen inclusive en otro contexto y sobreviven a los cambios culturales de superficie, de manera que es muy fácil que el forastero se engañe al juzgar al shuar con las categorías familiares a él pero extrañas al grupo. Valga recordar, por ejemplo, el fenómeno más general de la enfermedad psicológica, o la falta interfamiliar o ciertas leyes matrimoniales, los gustos y la comida, el vestido, «adorno festivo», las conversaciones, las visitas, los temas básicos de murmuraciones, etcétera. 2. Psicología Un tratado de psicología shuar queda por escribirse. Demasiado distintos son los rasgos anímicos del shuar en comparación con los de los habitantes del resto del Ecuador y de los mismos colonos del Oriente. Juega un papel fundamental en la psicología shuar el fondo de tradiciones y costumbres indicado, en combinación con el ambiente de selva y de ríos que la actual modificación por tala de bosques y entable de potreros (con la introducción de la ganadería) ha modificado pero de ninguna forma anulado. Ala timidez y recato originarios hay que sumar el complejo de inferioridad provocado por el choque cultural con el colono, «fenómeno» que pide un tratamiento especial. En los grupos más afectados por la colonización, hay que fomentar el diálogo crítico sobre la nueva realidad que pretende aplastar al grupo, descubrir los recursos locales que a veces, sin motivo, se dejan inexplorados para ir a comprar o recibir el colono o del misionero, ahondando el surco de dependida y cayendo en una pobreza que no se conocía antes. Hay que conocer la escala de valores que determinan al shuar en sus acciones, en lugar de partir de los valores que a nosotros nos parecen obvios, pero que muchas veces se encuentran a las antípodas de la concepción shuar. En las agrupaciones marginales (o de frontera), el grupo pasa generalmente por un periodo característico en que el complejo se tiñe de un matiz especial: lo que se desea es «ser blanco» o «ser colono». Se renuncia a cualquier cosa (terreno, apellido, moralidad, etc.) con tal de hacerse amigo del colono y ser tratado como un shuar. De esto se aprovecha la contraparte descaradamente y deja generalmente al shuar en la miseria. En este periodo la misma organización shuar (presentada por el colono como enemiga y opresora de la libertad) no puede ejercer mucho su ayuda a la comunidad sin su consentimiento, y se necesita la intervención de otras personas que ayuden al grupo a razonar y superar la crisis. Esta concluye o en la disolución de la comunidad con el empobrecimiento de sus miembros, o en la reconcientización de la misma por sus propias fuerzas, con lo cual comienza el progreso. 3. Cultura shuar en la cultura ecuatoriana La cultura shuar está en la cultura ecuatoriana como una parte en el todo. Es expresión original de una parte del pueblo ecuatoriano, localizada en unas provincias orientales concretas. Como tal, desarrollarla es desarrollar parte de la cultura ecuatoriana. Como se promueve la artesanía folklórica serrana, de fondo shyri, así hay todo el derecho de promover la alfarería shuar, la música y los instrumentos locales (ni más ni menos que la marimba de esmeraldas o el pingullo de Otavalo), el tejido shuar del itipi (óptimo modelo para cobijas nacionales), las técnicas de cacería como las trampas shuar, que tan útiles podrán revelarse a los colonos incapaces de librarse de los animales dañinos, etc. Ni qué decir de los ensartados de mullos, que ya tienen sus imitadores y comercializadores. Sin embargo, un enfoque equivocado que hemos heredado de la Colonia, y revivido después de la Independencia, mira a considerar lo indígena como bárbaro y salvaje leyendas destituidas de fundamento han creado la imagen del jíbaro feroz, cuando la verdad está en que siempre trató de defenderse de las injusticias españolas o nacionales, y lo que se quiso adscribir a barbarie de costumbres es en realidad (como la tsantsa) expresión de una creencia religiosa, o como la poligamia ancestral, diversa de la de los colonos) respuesta cultural condionada a un ambiente distinto. Al querer revalorar las raíces de la cultura nacional, se ha hecho una grave injusticia a los pueblos orientales identificando todo lo ecuatoriano con lo serrano. Así, se considera música ecuatoriana sólo la pentafónica cuando la orientsal (shuar, alama, etc.) es más antigua e igualmente ecuatoriana; se trata de indumentaria nacional al poncho, mientras no desdice en nada una auténtica ecuarianidad el collar de dientes de tigre o el awánkem, característicos del pueblo shuar. Se da valor al quechua porque es más hablado y más cercano a las ciudades de la sierra, y se olvida que el shuar es habado por el 40% de la población de Morona Santiago. 4. El fenómeno de la aculturación Con esta palabra se indica comúnmente la acción de hacer asumir a indígena un modo de vivir que responde a la cultura dominante. En realidad lo que se obtiene es una nueva cultura indígena, que debe ser aceptada por subcultura originaria, ni la asimilación a la nueva a pesar de todos los esfuerzos, inclusive del indígena sin esperanzas que se aferra al cambio por deseo de sobrevivir en el contexto nuevo y enemigo. Bajo la presión del blanco que los ridiculiza, caen tabúes y costumbres antiquísimas que forman el sustrato de la vida diaria. Mitos seculares que explicaban popularmente por el que de las mil relaciones naturalezahombre son tratados de cuentos para niños. Pero el nativo que pierde su seguridad básica fundada en las respuestas al ambiente que daba su cultura auténtica, no encuentra otra seguridad. De golpe se vuelve un niño necesitado; de las que no puede darse explicación, pero que le presentan la razón del más fuerte. Este complejo de inferioridad se manifiesta sobre todo como imitación del blanco sin crítica. El nativo llega a defender esta posición de imitación, porque le parece la única solución al problema de la vida. «Si yo no sé, copio al que sabe». Y todo lo que le ayuda a copiar mejor, se le hace indispensable: vestido, vicios, escuela. Como el blanco, o no vale. La persona así culturada no es libre, necesita ante todo liberación de complejos. El indio desculturado necesita pasearse por el mundo del blanco. Para conocer, dice. Para familiarizarse con ese mundo. No es sólo para buscar trabajo, pero de hecho lo busca por necesidad. Pero no ahorra: gasta. El dinero no es un instrumento en sus manos, él es esclavo del dinero. Cuando vuelve (porque en general vuelve) debe comenzarlo todo desde el principio. 5. La alternativa Si se pretende tratar al shuar como a un noshuar, so pretexto de integración, en realidad se le proletariza, se hace de este pueblo una carga más para el Estado. El ejemplo de muchas poblaciones indígenas serranas es suficiente: todos los jóvenes emigran pendularmente a la ciudad, porque en su tierra no hay posibilidades de desarrollo, ni empleos proporcionados a ellos. El agro sigue subdesarrollado. Los pocos que estudian más, consiguen un empleo en la ciudad y quedan inútiles para el grupo. Se prepara el terreno a una invasión de blancos y feudalismo más atrasado con respecto al indígena. Esta, aunque es la más corriente, no puede ser una solución. II. SOLUCIÓN ORIGINAL Los shuar han querido dar su propia solución al problema indígena en cuanto los afectaba. La solución, la organización del pueblo, la realización de acciones que encuentren soluciones a sus problemas y a la defensa, de su supervivencia. Así, nace la Federación Shuar, como una solución original al problema. La finalidad de la Organización shuar está consignada en una frase sencilla, pero llena de contenido: «Una vida individual, familiar y social en condiciones dignas de la persona humana». A través de la historia de la Organización shuar se percibe cuánto cuesta la realización de este ideal, que anima a todos los shuar a trabajar, con esfuerzo propio, por alcanzarlo. Los primeros años de vida de la Federación Shuar fueron un esfuerzo continuo de conocimiento recíproco por parte de dirigentes y socios, como también de estudio de los recién aprobados Estatutos para compenetrarse de su A espíritu y aprovechar las posibilidades de desarrollo que indicaban. El Presidente federal cumplía con la visita a la mayoría de los Centros durante el año de su cargo, lo que le restaba mucho tiempo para una labor en sede. En 1968 la Federación está ya completamente afianzada en Morona Santiago. Funcionan los primeros Grupos de Desarrollo Ganadero; «Radio Federación» comunica todos los programas y realizaciones; de todo el grupo acuden normalmente socios a la oficina del Directorio para solucionar sus problemas, sobre todo de tierras, las que un equipo de topógrafos voluntarios conseguidos en el extranjero va midiendo poco a poco entre dificultades internas y externas. Del 20 al 22 de enero de 1969 se reúnen 106 miembros entre Delegados y Observadores de los Centros más el Directorio, los Asesores y una cantidad de invitados. Se hace presente inclusive el grupo Achuar con un Delegado de Pumpú Entsa. En este año vence el contrato entre Estado y Misiones para las reservas indígenas, lo que hace urgir el trabajo para la legalización de tierras, mientras se agudizan tensiones con los colonos que quieren ocupar terrenos shuar aprovechando la coyuntura. Ante esta situación, la Federación asume la responsabilidad directa de la defensa de los terrenos de todos los socios, comprometiéndose oficialmente para la consecución del título de propiedad global para todos los Centros. Frente a los problemas con el Registro Civil, igualmente la Organización se compromete a buscar un camino para solucionarlos. Desde este año podemos decir que la Federación es decir, la organización de los mismos shuar ha sustituido por completo a los misioneros en la responsabilidad de la defensa y desarrollo del grupo. Nacida de la obra misional, la Federación queda desde ahora completamente independiente en la buena o adversa fortuna. Desde 1972 la Federación emprende una colosal labor de concientización del grupo incrementando los cursos por categoría a nivel federal y de Asociación. «Brot fur die Walt» de Alemania acepta financiar becas para estudiantes shuar. Entre 1970 y 1973 se celebran cuatro asambleas generales de la juventud Shuar y 13 cursillos a nivel de asociaciones para sensibilización de los jóvenes a los problemas del grupo y de la Federación. Los Grupos de desarrollo ganadero, los incipientes núcleos de Promotores de salud (ha comenzado a trabajar un equipo médico voluntario alemán), los profesores shuar, por medio de sendos cursos se preparan y debaten problemas, formando conciencia sobre la situación de opresión externa y de disgregación interna a la cual se hace frente con todo ahínco. Con el asesoramiento de un voluntario italiano, los shuar inician un programa de infraestructura que en tres años logrará la construcción de tres puentes colgantes y 13 tarabitas sobre los principales ríos del OrienteSur. La Asamblea General de 1972 (novena de la serie) va del 14 al 17 de enero y se abre con la firma de un convenio entre IERAC y la Federación para la colaboración en legalización de tierras. Nace la Comisión Federal de Medios de Comunicación Social. «Juventud Shuar» tiene ya seis asociaciones y dos Cooperativas juveniles. Se aprueba la necesidad del carnet de afiliación para solicitar cualquier servicio a la Federación. Se iniciará una programación escolar radiofónica bilingüe, para 31 centros. Se aprueba por unanimidad, como artículo de Reglamento Interno, que el que vendiere arbitrariamente su lote no podrá ser recibido en otro Centro. III. FINES DE LA FEDERACIÓN SHUAR La Federación de Centros Shuar es un organismo de promoción humana y desarrollo comunitario integral de sus socios, es decir de todos los que se reconocen pertenecientes al grupo shuar. Los «Estatutos aclaran sus fines: a. Dirigir los esfuerzos de las Asociaciones de Centros shuar mediante una labor de conjunto, orientada a la superación social, económica y moral de sus integrantes. b. Planear y encauzar proyectos de vivienda y colonización colaborando con los organismos del Estado encargados de estas ramas. Cuando las familias shuar que viven en un mismo lugar reconocen un anhelo común de superación, hacen solicitud escrita al Directorio federal, y al ser aceptado éstas se constituyen en «Centro shuar», el mismo que se regirá con idóneos Estatutos y podrá conseguir personería jurídica frente al Estado. Un Consejo Directivo, presidido por el Síndico, dirige el Centro. Los Centros shuar más cercanos entre sí se reúnen en Asociaciones, cada una con su Directiva, y sus Estatutos. Cada Asociación tiene su Presidente y celebra reuniones mensuales. La Federación es la unión de todas las Asociaciones de Centros shuar. En agosto de 1976 constaba de 13 Asociaciones, y éstas reúnen a 139 Centros Shuar (118 legalmente federados, 80 con personería jurídica) sobre todo en tres provincias: Morana Santiago, Zamora Chinchipe y Pastaza. El Centro Patul en Cañar reúne a shuar emigrados hace unos decenios. IV. ORGANIZACIÓN DE LA FEDERACIÓN SHUAR 1. Estructura El organismo máximo de la Federación es la Asamblea General: le compete conocer los informes anuales de los dirigentes, dictar normas para la mejor marcha de la Federación, y elegir al Directorio. El Presidente, el Vicepresidente y cinco vocales (con un asesor religioso, un secretario y tesorero) constituyen el Directorio federal, que es elegido (o reelegido) por dos años y lleva la dirección de la Federación en los asuntos ordinarios. Sesiona mensualmente: sus integrantes presentan el informe, se hacen públicas las comunicaciones recibidas, se planifican actividades y se evalúan las realizadas. El Directorio tiene varias atribuciones en cuanto a formulación de Reglamento interno de la Federación, sanciona a socios, reforma los Estatutos, faculta contratos, etc. Su tarea más continua es la resolución de problemas a nivel de toda la Organización y la vigilancia sobre la marcha ordinaria de las Comisiones que regulan toda la actividad federal. Dichas comisiones son: a. Arbitraje y colonización. b. Trabajo y almacén. c. Educación y cultura religiosa. d. Salud. e. Medios de comunicación social. V. PRINCIPALES FUNCIONES Y ACTIVIDADES 1. Defensa de las tierras Aunque el modo ancestral de vivir del Pueblo shuar fue en forma dispersa, se han creado 245 centros o agrupamientos básicos. Modalidad indispensable para la adjudicación de la tierra: con título global 65 medidos, sin título 77, no medidos 106, con personería jurídica 119, sin personería jurídica 129. 2. Organización social Estos centros se encuentran agrupados en 20 Asociaciones, las cuales están unificadas en la Federación, cada centro tiene su Síndico, cada Asociación su Directiva y la Asamblea General elige al Presidente de la Federación y los dirigentes que conforman el Directorio. 3. Programa educativo A través de la Comisión de Educación, la Federación Shuar mediante planificaciones trimestrales y anuales organiza cursos de formación de líderes, promotores de salud y promotores ganaderos para dirigentes a nivel de centros, asociaciones y federal, y a nivel de sede, en cuanto a personal colaborador se refiere, se ofrecen cursos de cultura religiosa y actividades que favorecen el deporte y la música. A través del Sistema de Educación Radiofónico Bicultural Shuar, lleva el programa escolarizado a tres niveles: primario, media y adultos. Este tema será objeto de un artículo especial. 4. Programa de salud La Federación ha atendido los requerimientos de salubridad del pueblo mediante el sistema de promotores itinerantes de salud y auxiliares de enfermería. Son miembros de las mismas comunidades con capacitación paramédica que realiza programas de medicina preventiva, primeros auxilios, etcétera. 5. Programa ganadero Presionado por el IERAC, que exige el cultivo de la tierra para su adjudicación legal, se ha difundido la ganadería. En cada centro funciona una cooperativa ganadera legalmente estatuida. Con este sistema se ha hecho posible el crédito tanto de instituciones bancarias nacionales como de instituciones extranjeras. Así en 119 grupos de desarrollo ganadero (GDG), se han invertido S./38.958.747.00 60 (Sucres), se han comprado 4 218 cabezas de ganado, participan 1 074 socios, tienen 2 649 has de pasto y actualmente tienen 5 184 cabezas de ganado. Sin contar propiedades individuales tanto en pastos como en ganado. 6. Programa de registro civil Como las autoridades nacionales no conocen el idioma shuar, los trámites en Registro Civil y Cedulación sufrieron y sufren problemas graves; adulteración de nombres, cambio de apellidos, etc., por este motivo, y con autorización gubernamental, la Federación desarrolla los trabajos propios de Registro Civil en coordinación con las autoridades oficiales, tarea que se está llevando adelante con dificultad. 7. Programa medios de comunicación social A través de su Dirigente, difunde los ideales de la Federación por prensa, radio y televisión, informa las realizaciones de la Federación en los diferentes encuentros de los Dirigentes de los centros, asociaciones y federal. Este es el pueblo shuar de hoy, que a través de los programas y actividades descritas anteriormente está consiguiendo: a. Fortalecer la cultura Shuar a través de la destrucción de complejos infundidos y padecidos, con la anulación de la disgregación interna y con la reconstrucción de modelos culturales válidos, para participar de la cultura nacional como integrante de ella. b. Conocer la cultura nacional en forma verdadera, más equilibrada, adaptable al medio y más agradable, para una inserción consciente y efectiva. VI. LA EDUCACIÓN RADIOFÓNICA BICULTURAL SHUAR La educación bicultural implica un continuo progreso del sujeto en su cultura shuar (clásica y moderna) y paralelamente en el conocimiento de la cultura nacional, en forma sucesiva, alternada, interrelacionada, personalizante, y con miras prácticas a su desarrollo en la propia y concreta comunidad shuar. Aplicada a la radio, es un servirse del método radiofónico para multiplicar el alcance del mensaje, para esquematizar y tecnificar más la exposición, permitiendo más tiempo para la aplicación bicultural y más recursos para la fijación mental de los contenidos, la evaluación, la uniformidad fundamental de escuela, con la consiguiente simplificación en los pases y el avance más humanitario de todo el grupo. Es una enseñanza regular: no se separa de los contenidos y finalidades fundamentales de los programas oficiales, sino que los adapta mejor al auditorio particular y los enriquece con el aporte de la cultura shuar. Es la educación típica del pueblo shuar, porque es organizada y sustentada pedagógicamente por profesores del grupo organizado, supervisada por encargados del grupo, y tanto en los programas como en el modo de desarrollarlos tiene en cuenta como destinatarios a los hijos del pueblo shuar. Tiende a reforzar y desarrollar las comunidades shuar en el lugar donde se encuentran, a reconstituir cada vez mejor una unidad útil al grupo y al país. Es antidisgregatoria: fortalece el grupo amenazado de disgregación, individualismo y enemistades internas. Es antiaislacionista: integra mejor el grupo al país (con su personalidad propia) y permite experiencias fuera del país que enriquezcan sin alienar. Es antidiscriminatoria: permite llegar más fácilmente a la masa en el tiempo más breve y promover la masa misma, no sólo una élite (quién entiende mejor, quién tiene más dinero, etc.). Es libertadora: quiere encauzar un auténtico proceso de cambio (autorresponsabilidad, tecnificación de procesos) que lleve al pueblo shuar cierta autosuficiencia en su, tierra, evitándole ser un peso para el País. Por eso se esfuerza en: liberar todas las energías shuar, destruir todos sus complejos, hacer un shuar nuevo, ecuatoriano consciente, que sin renegar de lo que es suyo sepa transformarlo. 1. Por qué el sistema radiofónico Hemos escogido este sistema para la nueva escuela shuar con base en un examen previo de la situación, que nos ha llevado a las siguientes conclusiones: El pueblo shuar crece en proporciones superiores a sus posibilidades de educarse, además, la educación que recibe no lo capacita para desarrollarse en su ambiente. No se vislumbran soluciones rápidas al problema expuesto. Es urgente escolarizar a toda la niñez antes que se agigante el problema del analfabetismo de adultos. La configuración geográfica del Oriente y la falta de infraestructura aconsejan el sistema radiofónico como el único capaz de resolver totalmente el problema de la educación shuar. Es un sistema multiplicador de la acción, pues la voz de sólo un telemaestro puede llegar a un número indefinido de escuelas. Es un sistema barato, porque el sueldo de un profesor titulado se subdivide por todas las escuelas a donde llega el mensaje, y el de sus auxiliares es notablemente inferior, lo que reduce fuertemente el costo por alumno. Llega a los grupos más lejanos y más reducidos, como son precisamente muchos centros shuar, donde nunca se podrá abrir una escuela «común». Es unificante por tener un idéntico mensaje (el del telemaestro) en todas las escuelas las matizaciones tocan al teleauxiliar. Esta cualidad es sumamente importante en un grupo que busca conciencia unitaria. Es de subrayar también que de esta forma los trastornos psicopedagógicos (atrasos, falta de ambientación) en los alumnos al cambiar de escuela se reducen a lo mínimo. El radiosistema es nuevo, y aplicado a los niños en todo el periodo escolar no tiene precedentes; es interesante en sí y por los recursos insospechados que ofrece (escenificaciones, música de fondo, ruidos ejemplificativos, sostén al canto, enganche psicológico, etc.). No es un sistema estático, sino susceptible de desarrollo continuo: las clases escritas pueden ser corregidas, ampliadas, pregrabadas, borradas y renovadas en todo o en parte sobre la base de la evaluación del texto anterior; se pueden insertar programas escenificados (fiestas cívicas, religiosas, etc.); en el horario cabe dejar (proporcionalmente al mes o al grado) más trabajo al teleauxiliar; se pueden estructurar repasos dirigidos, concursos simultáneos en todas las escuelas, etc., y finalmente, se podrá un día mejorar el sistema incluyendo la televisión y los recursos visivos. El método original de la escuela shuar no es simplemente bilingüe, sino bicultural: es decir, no se sirve únicamente del idioma materno como preparación o puente. para llegar a entender el idioma nacional, sino que tiende a aprovechar y desarrollar en el alumno la vida que él mismo vive en su ambiente, las destrezas que ya posee, el conocimiento de su mundo que ya ha recibido en su familia con la sistematización y ampliación de nociones, al profundizar en el acervo cultural shuar, con la capacitación para aprovechar mejor el ambiente en la actualidad, al relacionar lo que el niño sabe y ve, en su casa y en su Centro, con toda la organización shuar de hoy; paralelamente y mediante la incorporación del niño en el mundo más amplio de la cultura ecuatoriana y en los problemas que vivimos a nivel de continente y de relaciones intercontinentales, como shuar y como ecuatorianos. Los dos idiomas shuar y castellano son una de las formas de expresión de las respectivas culturas, ambos necesarios, y sobre todo interrelacionados: se favorece la expresión oral y escrita en cada uno, pero también la traducción en ambas direcciones, que tanto necesitamos y tan poco sabemos hacer. Semejante procedimiento impele continuamente, a nivel de idiomas: A investigar el significado de las palabras, sin cuyo conocimiento la traducción es imposible, o incomprensible (contra el nominalismo imperante en la educación actual); a aprender modismos y encontrar paralelos en el otro idioma (contra el literalismo), y a buscar la pronunciación y ortografía mejores y profundizar la trabazón gramatical de cada idioma, sin contentarse con una expresión aproximada y superficial. A nivel de pueblos permite: Entrar equilibradamente (con conciencia de lo propio) en la vida nacional y hasta internacional cuando sea el caso; estar siempre en condición de participar al propio grupo (en su idioma y con expresión adaptada) lo que se aprende de nuevo o foráneo, y donar con orgullo contribuciones locales a la cultura o técnica nacional. En pocas palabras: se trata de un programa de las dos culturas coexistentes, que aprovecha los dos idiomas como medios de expresión y que conduce hacia la interculturación (enriquecimiento mutuo al mismo nivel; doble vía) en lugar de tender a una simple aculturación (una vía: el menor sería absorbido por el mayor). 2. La comunicación De la fuente (el equipo de telemaestros que elaboran guiones) el mensaje (la lección) pasa, a través del canal teleauxiliar de transmisión la radio (instalación emisora), al receptor (el TA con los alumnos que lo reciben del radioreceptor prendido). El TA tiene durante la emisión únicamente funciones de animación (eliminar distracciones, asegurar la recepción perfecta, concentrar la atención del alumnado). Sólo entra propiamente en acción al término del mensaje comunicado por el TM, y no lo hace repitiendo su lección o creando otra, sino ayudando a los alumnos a realizar las actividades sugeridas por el TM, que proporcionarán material para la evaluación. Durante este periodo, la radio emite una suave cortina musical. Es interesante el retorno a la fuente, que puede realizarse por varios canales: Pruebas escritas, enviadas ya corregidas a la coordinación a su pedido; hojas de controlo leccionario; cartas de los TA que señalen defectos de la emisión y de la presentación del mensaje, etcétera. En general este retorno es lento debido a la distancia que existe entre la fuente y el receptor, pero puede ser aprovechado. La Coordinación mantiene un espacio semanal («El Encuentro») precisamente para la intercomunicación sobre esta base y otras (informes de supervisores, comunicaciones de padres de familia, etc.). Este proceso no se debe aislar de la supervisión y otros medios de contacto, antes bien debe formar con ellos un todo único. 3. El guión: estructura del guión shuar El guión (otros lo llaman libreto y limitan el término guión a las indicaciones), debe contener el texto completo de la lección por leerse al micrófono. Deben dejarse al fascículo especial los detalles técnicos (encabezamiento, términos propios, indicación de minutos, etc.), queremos remarcar aquí algunas características del guión shuar. 1. Extensión máxima. No debe pasar de una página mecanografiada. Más texto no cabría en los 20 minutos de lectura pausada. 2. Totalidad. Destiérrese la mala costumbre de enriquecer la página con puntos suspensivos, por rellenar con intervenciones de viva voz. Por arraigada que esté la costumbre shuar de no escribir, empléese toda la buena voluntad para apuntar el texto de todas las frases y palabras que serán pronunciadas al micrófono. 3. Seguridad. No se deje para el momento de la emisión problemas sin solucionar (¿escogeré el primer o el segundo término?, ¿cómo se traduce esta palabra?). Hay que ir al micrófono sin una sola duda. 4. Pureza de idioma. Evítese puntear el texto shuar de términos castellanos sin traducir, a lo mejor seguidos por «tajina nu» o precedidos por «apach chichamjai». La expresión castellana sí va introducida, cuando queremos hacerla conocer o cuando sirve de referencia a un neologismo shuar todavía no asimilado; pero no debe aparecer sola, de lo contrario no habríamos enseñado nada. En los centros de recepción o escuelas laboran 350 teleaxuliares (monitores), 299 trabajan con el Nivel Primario y 51 con el Nivel Medio. La acción educativa cuenta con la supervisión y el asesoramiento permanente de 11 supervisores, mismos que visitan tres veces al año a cada escuela (Sección de Supervisión). Once telemaestros producen los guiones o clase mediante un proceso técnico didáctico para cada uno de los niveles (Sección Técnica). Funcionan las unidades de: Investigación y Producción de Recursos Didácticos, esta última cuenta con imprenta. 4. Organización Este sistema ha sido oficializado mediante Decreto Supremo 1160 del 15 de febrero de 1977. En 1981, se autorizó la extensión al Nivel Medio, según lo estipula la Resolución Ministerial 2704 del 23 de diciembre. El sistema atiende a los niveles: primario, medio: educación de adultos del pueblo shuar. Se ha constituido en un Departamento adscrito a la Dirección de Educación de Morona Santiago, Acuerdo Ministerial No. 6243 del 11 de noviembre de 1982. En 1972 se inició con 32 escuelas y 500 alumnos, en el presente año (1984) funcionan: 171 escuelas primarias con 4 000 alumnos, 32 paralelos de ciclo básico con 570 alumnos y 46 centros de educación de adultos con 400 participantes. (Footnotes) * Se ha respetado la presentación escrita de esta experiencia, en consideración a que los expositores quisieron con el uso de las mayúsculas denotar la importancia del grupo o situación. 2. EL MUSEO COMUNIDAD DE CHORDELEG APORTES VARIOS ECUADOR SINOPSIS Un interés interinstitucional -la OEA, el CIDAP y el Museo del Banco Central del Ecuador- es el origen de este proyecto, que en 1980 se presenta como un desafío ante las exigencias del desarrollo artesanal a nivel comunitario. Chordeleg, población localizada en la Provincia de Azuay, que es el centro de con-fluencia de numerosas comunidades artesanales de la zona, había sido receptora de una gran variedad de misiones de cooperación técnica nacional e internacional, sin seguimiento. La primera parte de este trabajo incluye los conceptos teóricos sobre los museos comunitarios y la situación de Chordeleg al iniciarse el proyecto en 1982. La segunda parte presenta documentación de actividades de ese periodo inicial. La fuente para esta presentación ha sido documentos preparados por la asesora de la OEA Ione Carvalho, quien permaneció en la zona durante trece meses inicialmente y en periodos cortos subsecuentes. También, se incluye un informe del Grupo de Investigación Chordeleg, que permite un amplio conocimiento de la localidad y de la situación, y cuyo texto se transcribe respetando la ortografía de los investigadores campesinos. Sobre la trayectoria del MuseoComunidad de Chordeleg puede con-sultarse en el volumen IlI de Alternativas de Educación para Grupos Culturalmente Diferenciados (1985) los trabajos de Claudio Malo González y Raúl Cabrera Jara. I. LOS MUSEOS COMUNITARIOS En el desarrollo de programas educativos no podemos olvidamos de usar los museos en este proceso. Si cambia-mos la forma de exposición y su organización, los museos pueden transformarse en una gran aula, mucho más efectiva en el sentido de alcanzar a un gran público, porque sus puer-tas están abiertas para todos, independientemente de los ni-veles culturales. Los museos comunitarios son los vínculos más eficientes en el camino de la educación general del pueblo. Los museos, a lo largo de los siglos, han sido represen-tantes de la clase dominante y, por tanto, sus técnicas muy elitistas. La forma de exposición presupone que todos los visitantes deben leer y tener conocimiento de la materia que se está exponiendo, pues las informaciones no son suficientes para quien no tiene ningún antecedente sobre el tema. Esto nos lleva a pensar que tenemos tres formas de transmitir conocimientos dentro de los museos: - Proporcionar mayor información al visitante, pro-curando colocar el objeto dentro del contexto para su mejor comprensión; - dar oportunidad de descubrir esta información por sí mismos, ofreciendo al museo los medios que lleven al conocimiento, y - enseñar al visitante técnicas de observación, a través de folletos que lo lleven a analizar los objetos con mayor atención. Para hacer este trabajo tenemos que restructurar los museos en forma radical, y solamente adentrándose en el campo de la educación popular, los museos podrán sobre-vivir y desarrollarse. Según dice Theodore Low en The Mu-seum as a Social lnstrument: «[...] democracia y cultura popu-lar son sinónimos». Las exposiciones tradicionales en los museos son una forma muy autoritaria y superficial de brindar información al público. El visitante es un espectador pasivo dentro del museo. Por tanto, no hay integración entre los objetos y el visitante. Si no existe tal integración no hay aprendizaje. La pregunta fundamental, entonces, es ¿cómo convertir los museos en instrumentos realmente didácticos? No podemos usar solamente las técnicas utilizadas en las escuelas, porque tenemos una situación distinta. La visita a un museo es en general un «entretenimiento» y el visitante tiene una resis-tencia inconsciente a la idea de estar estudiando. Por eso debemos encontrar una fórmula mediante la cual, las perso-nas no perciben que están aprendiendo. Esto es tanto para el visitante casual como para el visitante escolar. La educación en un museo debe ser informal, no académica, generalmente inconsciente por parte de los individuos y muy raramente refleja un esfuerzo consciente de ellos. Si encon-tramos la manera de comunicarnos y envolver a las personas en los museos, conseguiremos transformarlos en poderosos instrumentos de la educación popular. No debemos incurrir en el error de trabajar los pro-gramas educativos de los museos sólo con los niños y olvidar-nos de los adultos y los minusválidos. Si un museo pretende ser un medio de difusión cultural popular, debe trabajar para todos indistintamente, atendiendo los diversos niveles cultu-rales y edades. Señalaremos aquí dos formas importantes en el campo de la museología popular. La primera se refiere a la utilización de espacios apropiados en los museos estableci-dos para organizar «laboratorios didácticos», o áreas donde el visitante puede tomar los objetos y tener atención especial por parte del maestro del museo. Es el lugar donde la fa-milia puede aprender en conjunto. Al efecto, la preocupación inicial es cómo transformar un espacio del museo en un lugar alegre, usando colores fuertes y muebles funcionales. Para el éxito de estos programas didácticos es fundamental lograr la designación de maestros del sistema educativo, que puedan convertirse en maestros del museo y atender al público permanentemente. Entre las actividades que pueden desarrollarse en estos espacios estarían: el uso de cajas didácticas especialmente diseñadas para trabajo en grupo; la preparación de folletos didácticos tanto para captar mayor información como para desarrollar técnicas de observación para un mayor aprendi-zaje. Igualmente son importantes recursos como la narra-ción oral y el teatro. La otra forma importante en la museología popular son los museos comunitarios. Estos son hechos por la propia comunidad y con una orientación didáctica. Por tanto, no son museos hechos por expertos, quienes son apenas asesores del trabajo que lleva adelante la comunidad. Desde la selección de lo que va a exponerse, su montaje y el man-tenimiento, es trabajo de la comunidad. Estos museos no tienen carácter histórico solamente, pueden presentar ex-posiciones en áreas de la salud, la agricultura y la producción de la propia comunidad: La principal función de este tipo de museos es la formación de una conciencia crítica por parte de la comunidad. Estos criterios fundamentaron la creación del Museo Comunidad en Chordeleg, Provincia del Azuay, Ecuador, proyecto en el cual Ione Carvalho actuó como experta asesora de la OEA. 1. Situación en Chordeleg y metodología para el desarrollo del proyecto Se escogió a Chordeleg como sitio para establecer el Museo-Comunidad por ser una población tradicionalmente artesanal. Por años los trabajos de Chordeleg fueron re-conocidos por su calidad y creatividad. En 1982 se encontraba en proceso de decadencia muy evidente. El artesano pasó a ser un reproductor de unidades, sin tener una preocupación por la calidad y variedad de diseños. La nece-sidad de producir bastante para vender más, llevó a una disminución de la calidad del producto y a una repetición de formas. Las áreas de artesanías que se desarrollan en Chor-deleg son: cerámica, joyería, bordados, zapatería, trabajo en telares, paja y tricot. El proceso de división del trabajo proporcionaba una mayor posibilidad de explotación al artesano por parte de los intermediarios y comerciantes. La situación más grave era la de la paja toquilla que no tenía el mismo mercado consumidor de años anteriores. Los artesanos que por más de 20 años vivían de ese tipo de producción, se encontraban en una verdadera miseria. Muchos, los más jóvenes, habían buscado ya otros oficios, pero la mayoría, formada por gente de más de 40 años, se sentía incapaz de buscar otro oficio o medio de vida y tenía resistencia a modificar la confección de sombre-ros por otra clase de artículos tales como muñequitos de paja, etcétera. El factor de la existencia de joyas de baja calidad artística y material, proveniente de Cuenca, constituía una competencia grande para los artesanos de Chordeleg. El comerciante buscaba joyas de bajo costo ya que las vendía con mayor facilidad. La joya verdaderamente artesanal, con-feccionada con oro o plata de calidad tiene un precio mucho más elevado. El artesano no encontraba mercado de venta para su producto y con el tiempo, abandonaba su oficio por otro. Se puede citar el caso de un joyero convertido hoy en zapatero. La proliferación de joyas de baja calidad que venden los comerciantes ha sido una circunstancia para que se haya desprestigiado el buen nombre que tenía Chordeleg a nivel nacional, especialmente en lo que se refiere a la parte arte-sanal de joyería. Los bordados representaban una gran mayoría de la artesanía de la Región. A pesar de la buena calidad de los mismos, las telas son cada vez de peor calidad. El uso de telas de nylon estaba ya generalizado, constituyendo una característica de Chordeleg. Los modelos utilizados (maxivestidos), han pasado de moda hace años por lo que no existe buen mercado de venta para mantener el gran número de bordadoras. De esta ma-nera, la oferta de mano de obra era mayor que la demanda provocándose así una desvaloración del trabajo artesanal. El comerciante establecía el precio que más le convenía, y además él mismo tenía dificultad en vender esa mercadería. Los tejidos en telar eran producidos por un número limitado de artesanos de edad muy avanzada. A pesar de que trabajaban de ocho a 10 horas diarias, su renta mensual era muy baja. En Chordeleg había apenas un artesano que conti-nuaba haciendo ponchos. El problema se extendía a los paños de Gualaceo o Ikat. Únicamente personas comprendi-das entre los 45 y 80 años sabían tejer los paños. Parece que en un breve periodo no habrá artesanos de telar en la región. No existían jóvenes que siguieran esta artesanía. La zapatería era relativamente nueva y muchos artesa-nos de otras ramas se estaban dedicando a ella ya que tiene un gran mercado de venta. La función principal de un museo es preservar y con-servar los bienes culturales. Pero en el caso del Museo de Chordeleg, nos encontrábamos con gente que tiene una gran capacidad artística y de productividad pero que sin embargo, confrontaba graves problemas económicos y sociales. El ar-tesano necesita sobrevivir y si su producción artesanal no le da para sus necesidades básicas, la abandona y en consecuen-cia, podríamos afirmar que la artesanía estaba muriendo día a día. Un museo tradicional se limitaría a realizar una colección de los mejores productos y exponerlos y así supues-tamente quedarían preservadas por generaciones las artesanías de Chordeleg. En un futuro breve, cuando los artesanos estuvieran como obreros en fábricas, cuando no existiera gente que supiera hacer un poncho o una filigrana, podrían entrar en el museo y conocer lo que hacían sus antepasados. ¡NO! Esto no es preservar. Preservar la artesanía es buscar soluciones para que el artesano siga produciendo. Un museo moderno no puede limitarse a coleccionar piezas. Tiene que pensar en cómo preservar la forma de producción de estas piezas y, en este campo, el museo tiene que actuar como un agente generador de cultura. El trabajo cultural hoy no puede desligarse de los asun-tos económicos y sociales. No es posible preservar la artesanía si se presenta el caso de que el artesano no puede sobrevivir con su trabajo artesanal. No podemos prohibir que un ceramista que produce 100 macetas por día pase a hacer una pieza artística para la que no puede encontrar mercado de venta. .No es justo decir que los artesanos de hoy no tienen la misma habilidad y capacidad que los de ayer. Ellos fueron transformados por la sociedad de consumo en máquinas re-petidoras. Esta situación les produce además un estado de angustia y disminución de la estima personal. Ellos quieren crear cosas nuevas, quieren producir artículos de calidad, pero no encontraban el camino para lograr esto. Se esta-blece un círculo vicioso en el que los componentes son: gran cantidad de producción, baja calidad y bajos precios. Desprestigio Artesanal Problema social Bajos precios Cantidad producción Baja calidad Estos problemas crearon una situación social muy difícil. La competencia entre los comerciantes que en 1982 pasaban de los 70 almaceneros en la comunidad de Chor-deleg, era muy notoria. El que ofrecía mejores precios vendía más pero la calidad del producto baja de la misma manera que el precio. Así se presentaba un caso típico y que constituye uno de los mayores problemas, el del oro falsifi-cado y que era vendido como si fuera de 18 kilates. Los más honestos y que realmente vendían joyas de oro de 18 kilates tenían que establecer sus precios en base al precio del oro, pero estaban en desventaja en relación con los otros, ya que vendían menos. En la rama de bordados, también se pre-sentaban problemas; el mismo trabajo algunos comerciantes lo compraban en 50 sucres y otros pagaban hasta 100 sucres. Por lo tanto, el que explotó al artesano salía ganando en relación al que le pagó más. Este proceso generaba un con-flicto grande entre el artesano, el productor de la mercadería y el comerciante, representante de la clase explotadora. En la producción de sombreros de paja, la división de trabajo era un arma poderosa de explotación por parte de los intermediarios. Hay artesanos que solamente tejen la paja. El intermediario sólo compra si no está rematado. Luego, lleva a otro pueblo donde sólo trabajan artesanos que saben rematar y por último, en otras comunidades le dan la forma. En cada parte del proceso, el intermediario establecía el pre-cio que más le convenía ya que el artesano, no podía elaborar él solo un sombrero y venderlo al precio justo. Si en agosto de 1982 el artesano vendía un sombrero en 50 sucres, en el mismo año el artesano vendía un sombrero en 20 sucres porque la demanda del mercado nacional y exterior había disminuido mucho. El problema artesanal era muy complejo y era el marco del proyecto. 2. Fundamentos Damos aquí ideas sobre algunos puntos fundamentales que nos llevaron a desarrollar el proyecto Museo -Comunidad con una amplitud y penetración en el pueblo más intensa de la que regularmente hacen los museos. La preservación de algunas piezas no nos parece que es todo lo que debe hacer una institución cultural. La verdade-ra preservación está en la conciencia de los problemas por parte del pueblo, del personal técnico, instituciones y gobier-nos. Se debe empezar a partir de la concientización de los problemas y buscar las soluciones. Estas no deben jamás partir de arriba hacia abajo o sea, de técnicos o instituciones hacia el pueblo, sino los mismos artesanos deben ser los poseedores de sus destinos y deben buscar juntos soluciones para sus problemas. Al conseguir la concientización de los problemas, diag-nosticarlos, revalorar al hombre como ser culto y capaz, creativo, unido a otros por los mismos ideales, las soluciones surgen y es posible vencer cualquier obstáculo. Concientización Unión Solución del problema 3. Metodología aplicada Para la penetración en la comunidad, creamos una serie de subproyectos. Dividimos por sectores: estudiantes, artesanos y comerciantes. Para esto se crearon diversos subproyectos. 3.1. Subproyeclo «Pintando nuestra historia» Los objetivos de este proyecto fueron: a) Conocer la historia de Chordeleg y alrededores desde el periodo prehispánico hasta la llegada de los españoles; b) valorar la realidad actual mestiza de la región; c) reconocer la importancia del MuseoComunidad en la preservación de los bienes culturales, y d) relacionar el pasado con el futuro: «lo que éramos ayer y lo que seremos mañana». Este programa consistía en contar la historia de Chordeleg y alrededores desde su prehistoria hasta el periodo de la Conquista. Esta narración sirvió de base para que los niños de las escuelas desarrollaran su creatividad a través de dibujos. 3.2. Subproyecto «Taller popular de arqueología» Se basó en la necesidad de que el pueblo conociera y valorara su propia realidad cultural. Lo llamamos «Taller popular de arqueología» porque pretendíamos dar una noción de constante experimentación y actuación de los participantes. Los objetivos generales fueron: a) A través de este trabajo prácticoteórico demostrar que todo hombre por su naturaleza históricosocial es potencialmente capaz de estudiar y avanzar en el conocimiento científico del mundo que le rodea. Para ello necesita impartir los elementos científicos y técnicos que posibiliten la obtención de este objetivo. b) La provincia del Azuay y en particular la región de Chordeleg y sus alrededores, es muy rica en vestigios arqueológicos precoloniales y coloniales. Subsiste sin embargo, una falta de preocupación por la conservación y estudio de esta riqueza. c) Quien mayor derecho y obligación tiene de cuidar este patrimonio es el pueblo y en particular los habitantes de la región. d) Para que esto se produzca, es necesario que exista una conciencia en la comunidad, la cual se producirá a través de un conocimiento básico científico, que lleve a un enfrentamiento coherente del hombre con su propio pasado y presente. 3.3. Subproyecto «Participación comunitaria» Chordeleg día a día estaba perdiendo su característica arquitectura tradicional, por la substitución de construcciones modernas que rompían su armonía. Nuestra tarea consistía en concientizar al pueblo en la necesidad de preservar lo existente, a través de una campaña popular entre agentes del desarrollo y preservación de bienes culturales y la comunidad. Los objetivos eran: a) Concientización del valor que tiene la preservación del patrimonio cultural del pueblo. b) La necesidad de la participación comunitaria en los problemas generales de la población. c) Conservación de la arquitectura tradicional del pueblo. d) Participación del potencial estudiante del Colegio Chordeleg en el campo del desarrollo comunitario integral, junto con las autoridades existentes en la parroquia. 3.4. Subproyecto «Taller de desarrollo de la creatividad» En vista de que la artesanía de Chordeleg se encontraba en un proceso de decadencia, ya que los artesanos a pesar de su gran capacidad copiaban moldes foráneos que limitaban su creatividad, se creyó de gran importancia la realización de este taller. El objetivo fue: Desarrollar la capacidad de observación del mundo que lo rodea, buscando imágenes que le circundan, signos y símbolos: a) Las representaciones de la fauna local, paisajes, vivienda, flora, escenas de la vida cotidiana, trabajo en el campo, en los talleres, etcétera. b) Las representaciones míticas y las leyendas. 3.5. Subproyecto «Así vivían nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, chusabuelos...» El objetivo general era organizar un audiovisual de 15 minutos de duración sobre la historia de la región de Chordeleg, con carácter antropológico, para ser usado como vehículo de difusión de la cultura y de los objetivos del MuseoComunidad. Usando el trabajo hecho por los niños en el programa «Pintando nuestra historia», penetramos en la comunidad adulta e infantil con el lenguaje de los niños, con su forma de expresar en toda su plenitud. Pretendíamos motivar a un gran número de gente a través de la simple forma de expresión infantil, pero con la base científica, además de enriquecer al museo de material didáctico que está a disposición de todas las escuelas. Además de estos subproyectos todos ya desarrollados, trabajamos directamente con los artesanos, individualmente y en grupos. Nuestro objetivo fundamental era organizar en agrupaciones, uniones o cooperativas a los artesanos. Se logró incentivar para que se reagrupe la cooperativa de joyeros que desde hacía ocho años no funcionaba. También se trató de formar la cooperativa de ceramistas. Con las bordadoras se trabajó también para organizarlas en una unión, conjuntamente con las costureras. 4. Conclusiones El trabajo de penetración en la comunidad fue muy duro y lento, pero ya se puede ver la respuesta del pueblo en su participación activa en el proyecto. El máximo logro que se podrá alcanzar en este trabajo será la unión artesanal, la concientización de sus problemas, la mejora de la calidad de los productos, la búsqueda de mercados de venta directa, y la artesanía como medio de trabajo que posibilite un nivel de vida más digno que le permita mejorar su condición socioeconómica y cultural. II. DOCUMENTACIÓN DE ACTIVIDADES DIVERSAS DESARROLLADAS POR EL MUSEOCOMUNIDAD DE CHORDELEG 1. Subproyecto «Pintando nuestra historia» Programa Infantil del MuseoComunidad de Chordeleg (1983). Los planes y programas del Ministerio de Educación y Cultura del Ecuador determinan que en el 4° grado los estudiantes conozcan el pasado de su región. Con base en esto, seleccionamos el 4° grado para esta actividad y decidimos que por falta de espacio en el Museo en este momento, se realizará la actividad en las diferentes escuelas de la región. Este programa consiste en contar la historia de Chordeleg y alrededores desde su prehistoria hasta el periodo de la conquista. Esta narración servirá de base para que los niños de las escuelas desarrollen su creatividad a través de dibujos. Se seleccionarán los más significativos para ser fotografiados y usados en un audiovisual donde los narradores serán los niños. Este audiovisual será usado como instrumento de difusión del museo en las diferentes comunidades del área. 1.1. Objetivos generales El niño será capaz de: a) Conocer la historia de Chordeleg y alrededores desde el periodo prehistórico hasta la llegada de los españoles. b) Valorar la realidad actual mestiza de la región. c) Reconocer la importancia del MuseoComunidad en la preservación de los bienes culturales. 1.2. Objetivos específicos Después de esta actividad los niños serán capaces de: a) Conocer los antepasados prehistóricos que habitaron la región hasta antes de la conquista española. b) Distinguir los diferentes periodos de ocupación por el hombre en el área. c) Relacionar el pasado con el presente: «lo que éramos ayer y lo que somos hoy... y lo que seremos mañana». d) Expresar el conocimiento adquirido a través de los dibujos. 1.3. Desarrollo del contenido a) El narrador hará preguntas para saber el nivel de conocimiento de los niños respecto al tema. b) El narrador, con lenguaje simple y en pocas frases, dará una visión de los usos y costumbres de los hombres prehistóricos de la región. c) El narrador mostrará algunas piezas de lítico y cerámica hechas por aquellos hombres, explicándoles su utilidad. d) Los asesores darán a los niños papel y material para pintura. e) Los niños tendrán 20 minutos para dibujar, inspirados en lo que aprendieron. f) El narrador hará una síntesis a través de gestiones orales sobre los puntos básicos a ser aprendidos por el niño. 1.4. Cronograma de actividades Toda la actividad se realizará en una hora. Los primeros 20 minutos serán para el trabajo práctico; dibujo. Los 10 minutos restantes serán para las preguntas finales de revisión de los contenidos estudiados. 2. Subproyecto: «Cine para el pueblo» Programa didáctico del MuseoComunidad Chordeleg (1983). 2.1. Introducción Se cree que es necesario buscar la forma de penetrar en la comunidad para motivarla y conseguir su activa participación en el proyecto de formación del Museo. Para tal efecto se ha programado la proyección continua de filmes en los pueblos. El CIDAP y el Banco Central poseen una colección de audiovisuales y filmes que pueden ser utilizados en este programa para lo cual se realizará una selección y un calendario de los mismos. 2.2. Objetivos generales a) Atraer a la población de Chordeleg y los alrededores para su participación en el proyecto de formación del Museo e intensificar la relación entre los técnicos y la comunidad. b) Proveer a la gente por medio de los audivisuales y filmes, de la información cultural, histórica y antropológica del país. 2.3. Objetivos específicos Después de realizadas estas actividades, la audiencia será capaz de: a) Conocer sobre los diferentes asentamientos humanos del pasado. b) Valorar las manifestaciones culturales del pueblo. c) Ampliar su visión del mundo a través de la interrelación entre los pueblos. 2.4. Desarrollo de la actividad a) Se llamará al público, así como a los maestros de las escuelas y colegios, a través de las radios populares y de los parlantes de las iglesias. b) Se congregará a las comunidades en las plazas principales de los pueblos un día señalado de la semana, 7:30 p.m. c) Antes de empezar la proyección se hará una introducción sobre el proyecto MuseoComunidad y sobre la película que va a ser exhibida. d) Presentación del filme. e) Agradecimiento al pueblo por su presencia e invitación para la próxima semana. 3. Reglamento interno del museocomunidad de Chordeleg Sesión realizada el día 26 de octubre de 1983. 3.1. ¿Qué es el MuseoComunidad? El MuseoComunidad es una organización autónoma de servicios a los artesanos organizados. El MuseoComunidad comprende los Cantones Sigsig y Gualaceo. 3.2. ¿Quiénes pueden formar parte? Puede formar parte de él todo tipo de organización de artesanos que quieran ser partícipes a través de dos delegados nombrados por su organización. La unión de los delegados forma el MuseoComunidad. De entre estos delegados se nombra una directiva anual. El MuseoComunidad no depende de las organizaciones representadas por los delegados, ni las organizaciones dependen del Museo; las dos son autónomas. 3.3. Servicios del MuseoComunidad a) Fomentar la organización artesanal Crear organizaciones donde no hay, y fortalecer las organizaciones existentes a través de reuniones, diálogos y asesoramientos. b) Hacer exposicionespromoción de: arqueología de la zona; artesanías antiguas, y artesanías contemporáneas, mediante exposiciones permanentes y rotativas. Las secciones de ventas serán rotativas (calendario). c) Ayudar en la adquisición de materias primas, para todas las ramas artesanales. d) Mejoramiento de las técnicas artesanales a través de artesanos especialistas, por medio de asesoramiento personal y cursillos, y con el debido financiamiento. e) Ayudar a una mejor comercialización de la siguiente manera: Dando a conocer las leyes artesanales; promocionando las artesanías dentro y fuera del país; recibiendo pedidos y pasándolos a los artesanos organizados, y facilitando los trámites de exportación de los productos de los artesanos, que no pueden hacerlo por sí mismos. 3.4. Obligaciones y sanciones La directiva debe reunirse al menos una vez al mes; todos los delegados deben hacerlo cada tres meses, y los artesanos organizados deben tener una asamblea general una vez al año. Los pedidos artesanales que lleguen al Museo los pasará la directiva a las ramas artesanales correspondientes, a través de sus delegados. Si la respectiva organización no distribuye equitativamente el trabajo entre sus miembros, no se le tomará en cuenta para otros pedidos. Lo mismo se hará si no se cumple con la fecha de entrega establecida. Se pide se den a conocer los nombres de las instituciones que patrocinan el Museo (trabajos, etc.). También se debe dar a conocer a cargo de quién están los empleados. (Participaron en esta sección: Jaime Landívar L., Raúl Cabrera J., P. José Luis Caravias y Gilberto Espinoza). 4. Grupo de investigadores en Chordeleg Fecha de iniciación: 1 de Noviembre de 1983. Integrantes: Raúl Rigoberto Cabrera Jara... Coordinador, habitante de Ucur. Rubén Clodoveo Cabrera S. Colaborador, Oriundo de Delegsol. Manuel Alejandro Marín M. Colaborador, Oriundo de la Unión. Antecedentes: Raúl Cabrera. Artesano en varias ramas de este campo. Rubén Cabrera. Agricultor, artesano en paja de toquilla. Alejandro Marín. Agricultor, artesano en paja de toquilla. Colaboración: Trabajo realizado mientras se trabajaba con la organización campesinoartesanal UNINCA, con el apoyo del Museo Comunidad de Chordeleg. Nuestra meta: Conocer lo que FUIMOS. Ser concientes de lo que SOMOS, y Trabajar por conseguir lo que QUEREMOS SER. SOMOS CAMPESINOS ARTESANOS ORGANIZADOS 4.1. Introducción ¿Qué quieren los investigadores culturales? Hoy como siempre, en las zonas donde se trabaja o se requiere información sobre la cultura popular, se encuentra con la pregunta de ¿»Que quieren los investigadores culturales?» Aunque parece algo chocante esta pregunta, es muy oportuna y útil ya que es un punto de donde podemos partir, para darle la más oportuna respuesta. Siempre el hombre de campo, se muestra un poco vacilante y trata de ocultar lo que en verdad seria nuestro mejor material investigativo. La única valedera respuesta para el campesino, es la que se rige a sus costumbres y tradiciones. Aunque también existen personas que no entienden lo que es la cultura popular, porque nadie le ha hablado de esto en su tierra. Nuestra respuesta es: La cultura popular investigada y difundida, nos dará la oportunidad de conocer mejor lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser. Esto lo lograremos cuando esté en nuestras manos, un libro pero que será nuestro propio libro el mismo que contará con una reseña completa de lo que es la vida y la tradición del hombre, para el hombre y para sus generaciones. Mucho nos hemos deleitado con los libros de grandes escritores, los que a base de su fantasía en muchos casos vuelcan la realidad en algo increíble. No rechazamos los, libros ni desconocemos los méritos de los maestros de la filosofía y las letras. Por lo contrario estamos con ellos y muy reconocidos. Pero si esperamos un libro con mayor veracidad y franqueza en cuanto a nuestra realidad cultural. «además creemos que solo un campesino con años de dominio de la tierra y sus secretos, podría enfocar su vida en la mas cruda autenticidad. Nuestro afán y nuestro objetivo es, contribuir al esclarecimiento de muchas cosas ocultas para el hombre de las grandes urbes, que desea conocer la vida y tradición de sus hermanos que el tiempo y la distancia los separan. Por que se da el caso que muchas personas hablan en nombre del campesino, pero que no conocen como es su pobre choza, no a experimentado sus creencias o no a escuchado algunos de sus dichos, cuentos, leyendas, etc. Es decir que por muchas y diversas razones vive lejos de la realidad a la que hace referencia. Con este grupo pequeño de voluntarios trabajadores, lo que buscamos es dar los debidos pasos para abrir el camino de la expresión libre y decidida de nuestros habitantes y la difusión de sus valores socioculturales. 4.2. Pensamiento popular Es muy oportuno que en nuestro País, y en todo sitio donde hayan instituciones y elementos dedicados en rescatar la cultura popular, que en esta temporada a muchos a veces ya no les interesa aun en nuestras propias comunidades, en donde por varias razones casi sin darnos cuenta, algo de lo antiguo palpamos a cada paso. En este modo tecnificado y moderno, en el que la prensa, la radio, el cine, la TV, etc. han convertido este mundo en algo increíble y difícil, resulta como un cuento ameno la cultura popular o la tradición de nuestros mayores. Por eso es necesario que miremos muy risueñamente a ese mas allá imaginativo, en el que si escudriñamos con cautela podremos damos cuenta de la auténtica realidad. Hoy la cultura popular es como un sueño placentero y dulce del cual no se quisiera despertar. 4.3. Experiencia campesina Quien no se sentiría extasiado y feliz al tener a su lado un viejecito sentado en su rústico Poyo y envuelto en su viejo y querido poncho como cuenta sin descanso una a una las tantas aventuras de su vida, aquel pasado cercano pero inalcanzable de los años. Aquel hombre que dejó gota a gota el fresco sudor de su vida, para dar fertilidad a la vida de un mundo diáfano y colmado de ilusiones para el y sus generaciones. O para quien no seria algo inolvidable llegar en una choza, juntarse con una ancianita encorvada con el peso de los años y ver como de cuando en cuando levanta sus cansados ojos hacia el cielo recordando su pasado y mirando su presente. Si se le pide que nos cuente un pasaje de su vida, nos mira como atolondrada y lanza desde sus adentros un suspiro de desencanto. Nunca vacila en contar su pasado por lo contrario nos narra todo poniendo toda su gracia y su melancolía. No es raro ver a una de estas ancianitas que cuando conversan de sus ojos resaltan sin recelo lágrimas de dolor y desencanto. Muchos años sus ojos vieron su vieja LligIla, la que siempre a sido su compañera y su abrigo, nunca rehúsa de ella y hoy quisiera ver a sus nietos con ese mismo traje, pero se dice desilusionada... No es la moda. Hoy la peluca sustituye al sombrero de lana, el chal moderno al viejo reboso casero el plástico a las sandalias de cabuya, las chompas de orlon a la üatallina o a la. Cotona tradicional y así se a dado muerte al folklor... «Lo antiguo no vale se dice»... Estoy mucho más se podría decir de la vida campesina, mas adelante en nuestro trabajo conoceremos mas afondo la tradición campesina. 4.4. Reseña histórica de Chordeleg Como parte fundamental de nuestro trabajo, queremos presentar una breve reseña de la historia de Chordeleg. Chordeleg, es una de las Parroquias de mas renombre en el campo artesanal, de manera preferencial las zonas rurales en donde viven la mayor parte de artesanos. Chordeleg, como Cabecera Parroquial pertenece al Cantón Gualaceo y está situada en la margen derecha del Histórico Río Santa Bárbara, el que naciendo desde las alturas de las montañas circundantes al Cantón Sigsig la tierra del gran Cacique Duma, va abriéndose paso a lo largo del Valle del Paute y Gualaceo. El río Santa Bárbara nace de las alturas del Matanga y de las famosas lagunas de Ayllón Santa Bárbara de la que toma su nombre, la laguna de Santo Domingo y tiene además como afluente el río Delegsol que nace de la legendaria montaña de Fasaiñan. Para gozar del vello paisaje Chordelence, se podría hacer este recorrido; Partiendo de Gualaceo, subiendo por Cazhalao, ascendiendo a Llaver conocido como el balcón de Chordeleg y llegando al centro artesanal o Chordeleg. Bajo el confortable clima de este pueblo, en el trayecto podremos darnos cuenta como la mano del hombre a transformado el campo volviéndolo productivo. Chordeleg ha pasado a la Historia por la sugestión de sus abundantes huancas y numerosos vestigios arqueológicos. En 1852, Antonio Eduvides Serrano terrateniente de este pueblo por casualidad en un sitio llamado Patacte (hoy no hay este nombre), encontró un gran sepulcro del cual sacó una enorme cantidad de objetos en oro, plata, estólicas de chonta, tejidos de algodón objetos de hueso y utensilios de cerámica. Este hallazgo despertó el interés de los pobladores, algunos de los cuales han sido favorecidos por la suerte o la Diosa fortuna. No obstante a la subestimación de los objetos arqueológicos hallados, muchos de ellos han caído en manos de entendidos que han sabido sacar provecho personal de la arqueología, y de la Historia de nuestros pueblos. El primero que visitó con curiosidad Chordeleg, fue el Sr. Federico González Suárez en el año de 1875 y Teodoro Wolf en el año de 1876. Según los yacimientos arqueológicos de Chordeleg, se cree que los sitios de Llaver y Chaurizhín estuvieron ocupados por Caciques poseedores de grandes tesoros. Chordeleg vista de Gualaceo, parece estar en medio de un conjunto de montículos de tamaños y colores varios. Al pié de las colinas de Llaver y Chaurizhín se han descubierto varios sepulcros, en los que se encontraron restos de danzantes, lo que rebela que fue Chordeleg un lugar sagrado para rendir culto al Sol. Y también a este lugar convergían tribus procedentes de la Región Oriental los que llegaban por el curso del río Paute. La excelente calidad de los lavaderos de oro han demostrado la gran habilidad de nuestros artesanos artífices, aunque lo que mas llama la atención a sido el mieteilo encerrado las figuras. Wolf admite que todo el oro encontrado en Chordeleg, procedía de los lavaderos de Ayllón y de Collay. El hecho de encontrar concentrado todo el oro en estos sitios indica que lo tenían como sagrado. González Suárez indica, que hasta 1880 aun se podía observar los restos de la muralla artificial de piedra que rodea en círculos concéntricos la colina de Llaver. (Estos muros se conservan todavía.). Hicieron Época en la arqueología Americana, el llamado contador de Chordeleg y los bastones con placas de oro. Para el autor del estudio Histórico sobre los Cañaris, el célebre contador es el plano de las huacas de Chordeleg y al mismo tiempo, la representación simbólica de la tradición Cañari. Rivet, Verneau y Jesús Arriaga lo han visto como un ejemplar raro de los muchos contadores de piedra que se hallaban desde Chordeleg hasta Sigsig. Y en cuanto a los bastones que con frecuencia se descubrían en las huacas, son probablemente la insignia de mando de los Curacas. Por lo visto Chordeleg encierra un gran capítulo en la arqueología Cañari, la población se ha ubicado entre las dos colinas, aprovechando la corta meseta que se extiende como mirador de Gualaceo. Los troncos de las principales familias proceden de Cuenca como: Los Cobos, Los Serrano y Alvarado. Los demás apellidos perpetúan la memoria de los primeros mineros que determinaron el mestizaje con los nombres autóctonos Cañaris. 4.5. Vida eclesiástica y política de Chordeleg En el aspecto eclesiástico, Chordeleg durante la época Hispánica fue Anejo de Gualaceo y este fue en ese entonces Parroquia. Fue elevado a la categoría de Parroquia Independiente, el día 4 de octubre de 1837, y quedando como Patrono del, pueblo el Sagrado Corazón de Jesús. En los libros parroquiales constan entre otros, los siguientes nombres de Párrocos: El Reverendo Remigio Uringuen, como el primer párroco, y sucediendo luego y en su orden el Doctor José Maria Barona, Dn. Mario Quezada, Dr. José Antonio Neyra, Dn. Pedro León, Dr. José Maria León, Dr. José Manuel Polo, Dn. Manuel Hurtado, Dn. José Antonio Peñafiel, Dn. José Ochoa, Dn. Jasinto Aguilar Pesantes y Dn. Elías Espinoza entre otros. En lo que corresponde a la vida política de Chordeleg, se da a conocer que el primer teniente político de esta Parroquia fue el Sr. Antonio Eduvides Serrano, aunque se cita a otros nombres como el del Sr. José Maria Cañizares. (No hay mayores datos). También existen otros datos en los que afirman que Chordeleg, fue elevada a Parroquia el día 12 de Julio de 1836. (Tampoco hay mayores detalles). Hoy las ruinas de Llaver y Chaurizhín son declaradas Patrimonio Nacional. 4.6. Vida independiente en Chordeleg Luego que Chordeleg fué elevada a la categoría de Parroquia Independiente, pasaron algunos años que vivía bajo las órdenes de Gualaceo y sus Alguaciles ya que no podía organizarse por si misma. De ahí que surgieron muchos problemas. Después de soportar algunas dificultades, llegó un día en que sus habitantes decidieron buscar su autonomía y comenzaron por poner su propia feria Dominical, tanto en los productos de la región como en los sombreros de paja toquilla. Esto pasó entre los años 1920 y 1930, se formó un grupo de interesados encabezados por el entonces Teniente Político, el Sr. Ariolfo Tapia quien con el apoyo de un gran número de campesinos de todos los sectores, sobresaliendo entre ellos los habitantes de El Quinche, La Unión, Soransol, Puzhio y Delegsol, los que estaban decididos a luchar por la independencia total del pueblo. La respuesta Gualaceña fue dura, el día Domingo salieron las autoridades del Cabildo y un grupo de policías armados para obligar llevar la feria a Gualaceo. Pero los del pueblo junto con los campesinos, gritaron a una sola voz que correría sangre y no les haría caso. El primer domingo por no estar bien organizados tuvieron que ceder ante las amenazas, pero no se quedaron así, volvieron a reunirse y de nuevo se instaló la feria a la semana siguiente en Chordeleg. Cuando tuvieron conocimiento de que salían las autoridades de Gualaceo, se unieron como un solo hombre y esperaron decididos. Entre otras cosas decían somos campesinos valientes y somos Chordelegeños muy bravos hoy les venceremos. Llegó el Alguacil y sus compinches disparando a diestra y siniestra, pero sonaron las quipas campesinas y todos comenzaron la lucha decisiva. La lucha fue feroz porque nadie se rendía los del Cabildo seguían disparando, hasta que en un momento se les acabaron las municiones, entonces aprovecharon el momento para lanzarse al ataque y luego que lo tomaron al Alguacil en su poder le dieron de golpes y patadas hasta que al fin lo mataron. Con la muerte del Alguacil cuyo apellido era Veintimilla, se logró estabilizar la feria en Chordeleg. Al día siguiente se ordenó la autopsia del cadáver del Alguacil, los médicos forenses informaron que el corazón de este hombre pesaba un quintal por lo que decían que no era humano sino una verdadera fiera. Nadie se puso triste, por lo contrario se alegraron porque era muy malo y siempre causaba muchos daños a los campesinos. Aunque la muerte de Veintimilla fue declarada justa y legal, por la ley se comenzó a la búsqueda de los culpables, salían todas las autoridades y la policía del Cabildo peor nunca lograron llegar ni a Puzhio ni a Delegsol, de donde aseguraban eran los hechores. Al llegar a un sitio llamado Tres Cruces (Pucallpa), dicen que se encontraban con un inmenso cerro del cual no podían pasar. Todos aseguran que era Dios el que protegía, porque todos los campesinos lucharon por la paz y la justicia de su tierra y sus habitantes. Luego que ya transcurrieron tres años de este suceso, la ley pereció según decían y todo quedó en tranquilidad. Desde entonces todos trabajaron y colaboraron de una manera y otra por el engrandecimiento de su pueblo, aunque todavía se lucha por la liberación definitiva del hombre del campo, que siempre sufre de explotación y de eterna injusticia tanto social como económica. Como un perenne homenaje a esta bella tierra, la tierra de los Cañaris y los grandes tesoros, quiero dejar a nombre de este grupo de investigación, unos sencillos pero merecidos versos a Chordeleg su Historia y su arte. 4.7. Chordeleg de los Cañaris Chordeleg chorro de oro tierra de trabajo y paz, de los Cañaris fuiste tesoro ty por tu Historia bella serás. Tu que guardas en tus entrañas mil secretos y ricas prendas lanza al viento tus hazañas y se celosa en tus leyendas. Inspiración de Raúl Cabrera trabajador investigativo. Por esta y muchas razones, es muy necesario que miremos muy risueñamente el inmenso horizonte de nuestra cultura popular, de manera muy especial en el sector campesino donde sin querer encontramos una verdadera fuente de experiencias y de saber. 3. LA TOLITA: RECONOCIMIENTO DE LA CULTURA NEGRA EN EL ECUADOR. LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA DE JUAN GARCÍA APORTES VARIOS ECUADOR SINOPSIS El proyecto de «La Tolita» (referencia a importante cultura precolombina que floreció en la costa ecuatoriana) presentado en el Taller por su creador, trata de lograr un espacio, un reconocimiento a los aportes de la literatura negra ecuatoriana a la cultura nacional. A través de la búsqueda de ese objetivo, intenta, además, conseguir la revitalización de la cultura propia, articularla, dinamizarla, por medio del fortalecimiento de su sistema educativo, con la incorporación de elementos a su disposición, tomados de la fuente primordial y permanente: la palabra de los habitantes de Esmeraldas y otras zonas de la costa, consignada en sus expresiones orales tradicionales.* El contraste entre lo anónimo que caracteriza la cultura oral tradicional y la identificación de un personaje que la valora, la recopila, la procesa, la analiza y la sitúa en los términos gráficos de la literatura académica, tiene su origen en un proceso histórico social perfectamente definido. Señala por una parte, las culturas milenarias de la Tolita y Tumaco, que florecieron en la costa del Pacífico, de gran importancia científica en los estudios de la arqueología latinoamericana. Señala, por la otra, los aportes de África, de expresiones culturales, de retazos de culturas, transmitidas de generación en generación. Señala el sincronismo cultural que se realiza y que incorpora las formas literarias españolas usadas para narrar el proceso histórico seguido dentro del marco americano en que se desenvuelve. l. EL CREADOR, EL DINAMIZADOR Para apreciar el proyecto de «La Tolita» en su total dimensión, es necesario hablar, en primer término de Juan García Salazar, impulsor e investigador, dinamizador y animador comunitario, en fin, como creador y ejecutor de un conjunto de acciones generadas a través del rescate de la palabra. Juan García Salazar, nacido en 1944, creció en una pequeña aldea cerca de la desembocadura Santiago, en la provincia Esmeraldas de Ecuador. Su madre, una mujer de la zona, era negra, y su padre un español refugiado de la guerra civil. Cuando Juan tenía cinco años de edad falleció su padre y su madre lo mandó a vivir con un médico en una isla vecina, que prometió cuidar al chico a cambio de su trabajo. * La descripción del presente caso se hace con las notas de la secretaría técnica del Taller y con información tomada de la revista Desarrollo de Base (Fundación Interamericana. Vol.8, No.1, 1984). Obligado a abandonar la escuela siendo muy joven para ganarse la vida, Juan es en gran medida un autodidacta. Aprendió italiano mientras estudiaba en un orfanato dirigido por sacerdotes italianos, y aprendió francés cuando vivía con una familia de habla francesa. Juan tiene un amplio conocimiento de la poesía africana escrita en francés y ha estudiado documentos que se refieren al tráfico de esclavos desde el África occidental francesa. Aprendió métodos de investigación y técnicas antropológicas como asistente de varios científicos en trabajos en el campo. Al mismo tiempo, ha ido aprendiendo inglés. Desde su niñez, Juan ha trabajado en una y otra cosa. Cuando niño, navegaba con su madre entre las islas del estuario local hasta Tumaco, para intercambiar arroz por ropa. Más adelante aprendió carpintería. Durante varios años, estuvo a cargo de una pequeña fábrica en Bogotá, antes de regresar a Esmeraldas como asistente social y maestro de escuela voluntario en las comunidades negras que se encuentran en las riberas del río Santiago. Después de regresar a Esmeraldas, Juan comenzó a preocuparse cada vez más por la rápida y generalizada desaparición de la cultura negra tradicional. La esencia de estas tradiciones estaba constituida por las décimas, una forma adaptada de la poesía española, y el decimero, la persona que recitaba poemas de memoria y componía nuevas décimas. Ese rico acervo oral contenía las experiencias personales y colectivas de generaciones de ecuatorianos negros. Pero sus voces estaban siendo acalladas por la radio y la televisión y los programas escolares uniformes. Como ningún antropólogo ecuatoriano o extranjero, había mostrado mucho interés por estudiar o registrar esta tradición oral y dado el elevado analfabetismo de la población negra, el pasado de Esmeraldas parecía próximo a desaparecer sin dejar rastros. Para evitarlo, Juan, equipado con una grabadora, una cámara, su cuaderno de notas y su habilidad como entrevistador, inició una campaña individual para recopilar, catalogar y estudiar ejemplos de cultura afroecuatoriana. En 1978 Juan recibió una pequeña donación del Banco Central del Ecuador, que le ayudó a mantenerse mientras recopilaba las décimas. Desde 1980, una donación de la Fundación Interamericana le ha dado respaldo en el trabajo que realiza dentro de un proyecto más amplio que incluye el estudio de rituales, mitos, medicina popular, música y utensilios domésticos en las dos mayores comunidades negras de Educador Chota y Esmeraldas y la investigación de archivos sobre esclavitud. Más allá de sus propios estudios, Juan ha dedicado muchos esfuerzos a promover la cultura afroecuatoriana y darla a conocer a todos sus compatriotas, y a los negros en particular. Ha dado charlas en el Banco Central, en Quito, en la Academia Militar, en universidades, centros culturales, escuelas y comunidades campesinas. También proporciona materiales informativos a las escuelas, y fue guía de una tesis, «La esclavitud en Ecuador». En 1979 reunió en Quito un grupo de unos 15 estudiantes universitarios y profesionales, para fundar el Centro de Estudios Afroecuatorianos. El centro publicó recientemente el primero de una serie de Cuadernos Afroecuatorianos, cuyo propósito es difundir información sobre la cultura afroecuatoriana entre la población negra urbana y rural. (Desarrollo de Base, Vol. 8, No. 1, 1984). En 1988 Juan García es admitido en la Johns Hopkins University, Baltimore, Estados Unidos, para realizar una maestría en historia, con beca de la Fundación Interamericana. II. PROCESOS Y PROYECTO El proyecto de «La Tolita» se desarrolla principalmente en Esmeraldas, en donde viven unos 200 000 de los 350 000 negros que habitan el Ecuador. Los negros fueron traídos al país principalmente desde el África Occidental durante la colonia para ser utilizados como esclavos en las minas de la costa y en el oriente del país. Algunos fueron empleados como sirvientes domésticos en las casas de los ricos o en labores campesinas en las haciendas. Tanto durante la esclavitud como posteriormente, la población negra fue sometida a un proceso sistemático de aculturación que iba desde el establecimiento de leyes prohibiendo ciertas expresiones culturales hasta las de otros modelos de comportamiento y sistemas de recompensas conducentes a otras valoraciones. Es muy notable que a pesar de tantos siglos de presiones aculturadoras extremas, los negros muestren el mismo extraordinario poder de resistencia mostrado por los indígenas y hayan podido conservar mucho de su propia herencia cultural, sea ésta africana o mestiza, debido a préstamos o adaptaciones. El negro ecuatoriano no se reconoce a sí mismo en las manifestaciones de la cultura oficial del Ecuador. El país, con muy raras excepciones, no reconoce los aportes de la cultura negra. En la historia oficial se comienzan a reconocer los aportes del pasado, y más recientemente, del presente indígena; también se reconocen las contribuciones del español y del mestizo, pero el aporte negro está ausente. Los descendientes de aproximadamente 25 000 esclavos negros traídos de África contribuyen, con su talento, al crecimiento de la cultura nacional. A pesar de esa contribución, la escuela les es ajena. El negro no encuentra en ella ni sus costumbres, ni su música, ni su lengua, ni sus héroes. No se encuentra a sí mismo. Compartiendo el mismo ambiente natural y luchando contra los mismos elementos y falta de comprensión, los negros están hoy trabajando junto a ciertas comunidades indígenas. En Esmeraldas, junto al mar y junto al río, en el ambiente paramal del Chota, vive una cultura heredada de los esclavos que contribuyeron con sus brazos y sus vidas a construir el país. Su música, sus rituales, sus tejidos, sus redes; la valiente decisión de poblar zonas agrestes y agresivas, así como sus manos hábiles, contribuyen hoy a crear una cultura ecuatoriana. Los negros en Ecuador poseen una rica cultura oral que trajeron de África, y que han transmitido a través de los tiempos. Pero este legado está siendo asfixiado por la radio o transistores, los planes de estudio estandarizados y la televisión portátil. A través del proyecto de «La Tolita» se recopila información sobre las formas culturales en vía de extinción para revivirlas y para que sus pueblos las puedan preservar. Trabajando con el apoyo de una donación de la Fundación Interamericana, «La Tolita» refleja una campaña iniciada por un hombre a favor de la cultura negra, con sensibilidad y un conocimiento profundo de la gente con la cual se trabaja. El objeto de la investigación no es el de coleccionar, clasificar o analizar. Se reúne material, especialmente de las personas mayores, con el objeto de que los niños negros tengan otra vez el conocimiento de su propia cultura, y se utiliza, por ejemplo, el material didáctico mimeografiado que el programa mismo prepara para las escuelas locales. Con ello se trata de volver a despertar el entusiasmo y generar respeto por las leyendas que están desapareciendo en forma acelerada. Por medio de la publicación de antologías de poemas y cuentos, se busca legitimar la literatura negra, tanto para su propio pueblo como para los ecuatorianos que no son negros. Por ello, un objetivo importante del trabajo es la colección de las décimas citadas anteriormente. Hasta ahora, Juan García ha reunido cientos de décimas en Esmeraldas y Chota. Estos registros poéticos vivos de sucesos y temas de la vida de sus creadores, por ejemplo, el costo de la vida, la aparición de la minifalda, o los peligros que para la salud representan las moscas. Con frecuencia son comentarios satíricos, punzantes, dirigidos a las autoridades, a los forasteros o a la misma gente del pueblo. Algunas décimas son obscenas y otras son religiosas, o meros vuelos de la fantasía. Memorizadas y transmitidas a través de generaciones, las décimas ofrecen relatos históricos de eventos que tuvieron lugar hace varios siglos. En esta labor el investigador se ve a sí mismo corriendo contra el tiempo. En muchos casos, las décimas recordadas a medias que finalmente se ponen por escrito, son la única historia que existe para su pueblo. La literatura del negro ecuatoriano se ha centrado en la poesía oral. Se deja notar, además de la africana, otra influencia procedente de las décimas españolas. La décima española fue creada en el siglo XVI por el poeta renacentista Vicente Espinel. Llegó a tener bastante éxito, ello explica por qué esta forma pasó a ser muy popular en la Colonia primero entre los núcleos de españoles cultos, después en el pueblo en general y, finalmente, fue recogida por los esclavos. Esta décima clásica es una estrofa de diez versos octosílabos; las rimas son 145 y 23 en la primera mitad y 6710 y 89 en la segunda mitad. La décima «criolla» o americana generada en el Ecuador está compuesta de una redondilla (cuarteta octosilábica) seguida de cuatro décimas. La redondilla es llamada «Glosa Primera» y es un resumen de las décimas por ser compuestas con los cuatro últimos versos de las cuatro décimas. Los decimeros criollos (quienes declaman las décimas), no respetan la formación clásica para las rimas o las asonancias; a veces salen rimas pero en desorden y, por lo general, los poetas remplazan las rimas por una cadencia acompasada, herencia de los ritmos africanos. Para los poetas criollos, el fondo es definitivamente más importante que la forme. III. LOS DECIMEROS Tener una idea de la personalidad de los decimeros es fundamental para lograr una mejor comprensión de esta poesía oral. Una parte de ellos no son compositores; sólo aprenden de memoria un gran número de décimas del fondo común y las décimas de sus predecesores. Hacen gala de una memoria extraordinaria, que llega a parecer increíble a quienes la escritura ha despojado de la facultad de recordar; no se debe olvidar que la mayoría de los decimeros es analfabeta y su memoria es para ellos mucho más necesaria y normal. Los más respetados son los decimeroscompositores quienes además del fondo común, son capaces de plasmar en décimas nuevas los acontecimientos y las inquietudes espirituales que se presentan. Una vez surgida la composición, el texto original está sujeto a las variaciones que cada nuevo recitador, voluntaria o involuntariamente le imprime. Frecuentemente se encuentran décimas, especialmente de las más viejas, con variaciones importantes que muchos conocen, lo que da lugar a que algunos decimeros se atribuyan su paternidad. Al no contar con antropólogos ecuatorianos o extranjeros que se interesen en estudiar o registrar esta cultura de tradición oral y considerando lo extendido del analfabetismo entre los negros, la memoria de Esmeraldas amenaza con desaparecer sin dejar rastro alguno. De allí que haya surgido una actividad como la de «La Tolita», cuyos inicios en 1978 se dieron con la recolección, catalogación y estudio de ejemplos de la Cultura Afroecuatoriana, para luego en 1980 ampliarse a un proyecto de mayor alcance que incluye el estudio de rituales, mitos, medicina popular, música y utilería doméstica en Chota y Esmeraldas, dos de las principales comunidades negras en el Ecuador, así como la investigación de archivos sobre la esclavitud. «La Tolita» constituye por tanto un llamado al reconocimiento, la valoración y el apoyo al aporte del negro ecuatoriano a la cultura nacional. IV. ANEXO.* DENUNCIA DEL FERROCARRIL Hay un denuncio ante el juez, ante el Alcalde en primera que el tren mató a los muchachos en la línea carrilera. Venga acá, el Ferrocarril lo llamó el Señor Alcalde ¿Por qué mató a los muchachos que andan andando en las calles? Señor, yo no mato a nadie, a mí me causan porque los muchachos, hasta la vez, son los que buscan la muerte. No me importa que la gente ponga el denuncia ante el Juez. * Se presentan en este apartado cinco poemas del libro La poesía negra en el Ecuador de Juan García Salazar, editado en Esmeraldas en 1982 por el Banco Central del Ecuador. Puede obtenerse información adicional em: Cuadernos afroecuatorianos, Apartado 6432, CCI, Quito, Ecuador. Pero el tren lleva un freno que el mismo debe escuchar un bulto que esté parado para no irlo atropellar. Al momento hacer parar el tren antes sus carreras. Que la vida de cualesquiera vale mucho en el estado y este denuncio lo han dado, ante el Alcalde en primera. Si es así no puedo yo causar al Ferrocarril porque nadie es responsable del que se bota a morir viendo que el Ferrocarril es veloz en sus carreras y aunque el frenero quiera pararlo en el mismo instante, no es posible el tren pararse en la línea carrilera. PONGAMONOS DE ACUERDO Pongámonos ya de acuerdo los que vivimos en Limones. Pidamos a la Sanidad que acabe con los ratones. La gente ya está perdida viendo tantos ratones ya se comen la comida que dejan en el fogón y ponen en comparación, este animal no hace falta. Ahora no caen ni en trampa tienen el cerebro abierto y los que vivimos en Limones pongámonos ya de acuerdo. Dijo un día una mujer Se me ha perdido el jabón y después que se dio cuenta era llevado de ratón. Un pan de jabón de olor ¿para qué se llevarían? si ellos no se jabonan ni menos se dan fricciones. Pongámonos ya de acuerdo los que vivimos en Limones. Compré una botija de maíz y no la dejé guardada y al otro día amanecen sólo las tuzas sin nada de maíz no encuentra un grano todo ya se ha perdido. Ratón se los habrá comido donde los podrá encontrar. ¡Que acaben con los ratones! pidamos a la Sanidad. Aquí no acabo de contar a esto que me refiero ratón hay en el mundo entero y no los podrán terminar porque el ratón se esconde o se mete adentro de cueva para de allí estar saliendo de noche hacer dañaciones. Pidamos a la Sanidad que acabe con los ratones. LA VACA VOLÓ EN AVIÓN La vaca voló en avión al puerto de Buenaventura porque aquí en este Tumaco la pobreza está dura. Del puerto cogió un avión partió para Panamá hacerse sacar una muela que ya no podía aguanta quería hacerse ensaminá y hacerse una operación que sufría del corazón y que no hallaba remedio por todo estos misterios la vaca voló en avión. La vaca va con su idea de cumplir lo que ella intenta y también por darse cuenta de la gran guerra de Corea. Porque la cosa está fea para varios criatura sólo p’al rico hay holgura que come y nada le falta pero para pobre vaca la pobreza está muy dura. Cuando ya estuviera sana caso juera reunida quería hacerse una visita a los Estados Unidos a ver si hallaba consigo en esas temperaturas que quería hablar con los curas y el jefe de la nación por todos estos misterios la vaca voló en avión. EL CHIVO NEGRO Entre la Tola y Limones, de Limones a Borbón, se nos pasea un chivo negro con título de doctor. Ningún cristiano lo ignora; que del hombre que se trata es el Señor Eloy Lara. Cualquiera véale la cara y fíjese su condición. Porque sus malas acciones se le notan en la frente y se pasea esta serpiente entre la Tola y Limones. Si en el año novecientos alguno le hubiera pagado, cuando está muy descuidado, le presenta el documento, cobrándole el diez por ciento y llevándolo al montón y le dice en la ocasión: Usted me paga, mi amigo. Y se pasea como digo, de Limones a Borbón. ¡Cuántos pobres infelices cobrándoles la existencia, hoy están sin la camisa por este hombre sin conciencia! Así le cobró a Valencia y a ese pobre de Severo. Por eso dijo Quintero: Lo dejo para con Dios y con paso muy veloz se nos pasea un chivo negro. Si quiera Dios conviniera y mandara una creciente que sacara esta serpiente a morir a mar afuera, sus acciones son muy negras que a nadie le da dolor porque nadie tiene amor por el tinterillo lobo. Así nos maltrata a todos con título de doctor. LA PREGUNTA DEL NEGRO Como ignorante que soy me precisa preguntar si el color blanco es virtud para mandarme a blanquear. El ser negro no es afrenta ni color que quita fama porque de zapatos negros se viste la mejor dama. Las cejas y las pestañas y su negra cabellera, que lo analice cualquiera que interrogando es que estoy me precisa preguntar como ignorante que soy. Pregunto sin vacilar que esto no comprendo yo; si el sabio que hizo la tierra de qué color la dejó, de qué pasta la formó a nuestro primer padre Adán y el que me quiera tachar que me sepa contestar, como ignorante que soy, me precisa preguntar. Pregunto porque me conviene, si ser negro es un delito. Desde que nací a este mundo, letras blancas yo no he visto, negra fue la cruz de Cristo donde murió el Redentor, de negro vistió María viendo morir a Jesús. Me precisa preguntar si el color blanco es virtud. El negro con su color y el blanco con su blancura, todos vamos a quedar en la negra sepultura. Se acaban las hermosuras de las blancas señoritas, se acaba el que más critica y el del color sin igual y si el color blanco es virtud para mandarme a blanquear. 4. «MINKA»: UN CASO DE INCORPORACIÓN DE LA CULTURA CAMPESINA EN UN MEDIO DE COMUNICACIÓN ESCRITA Programa de Grupo de Investigación y Extensión de Tecnología Popular Talpuy MARÍA ANGÉLICA SALAS Antropóloga HUANCAYO, PERÚ SINOPSIS La exposición ilustra gráficamente el proceso evolutivo de la Revista Minka, órgano que trata de revalorar la cultura campesina por medio del discurso y testimonios directos del campesino. La revista, al tiempo que intenta ahondar en ele-mentos reproductores de la cultura sobre la base de la retroalimentación, ha contribuido al suministro de aprendi-zajes para conocimiento de la cultura campesina por parte del Grupo Talpuy, que está aprendiendo a manejar en los trabajos de revaloración las siguientes tesis: el campesino tiene una visión global de la realidad; es un actor social y se percibe a sí mismo como tal; percibe dialécticamente la relación entre la naturaleza, la familia y la comunidad; el conocimiento del campesino es social, su tecnología es también social. El segundo apartado de este capitulo está formado por 30 comentarios sobre la Revista. Al final del mismo se presen-tan las páginas a las que se refieren tales comentarios. I. INTRODUCCIÓN La presente ponencia tiene como objetivo describir la experiencia del grupo Talpuy en el campo de la educación campesina. Desde 1979 venimos publicando la Revista trimestral Minka, que nos ha acercado a una posición conceptual y metodológica, más coherente con el mundo campesino, a quien está dirigida. Iniciamos nuestra labor educativa en la coyuntura de desarrollo de difundir los avances de la tecnología adecuada en el medio rural. De esa manera partimos con un plan-teamiento de extensión de tecnologías, pero la comunidad de nuestra experiencia con campesinos nos ha llevado por un camino diferente: en lugar de transferir conocimientos, esta-mos rescatando y difundiendo el mundo campesino. Los pormenores metodológicos y conceptuales de esta experiencia son pues el tema de esta ponencia. Para ello, en primer lugar, haré una revisión detallada de cada número de Minka, a fin de que se vayan familiarizando con el medio y paralelamente podamos identificar los aspectos técnicos y metodológicos empleados. En segundo lugar, pero en base a la revisión anterior, resaltaré los aspectos metodológicos que hoy componen nuestra estrategia de comunicación campesina. Finalmente expondré los principales elementos aprendidos sobre la cultura campesina que han emergido de la práctica educativa con la Revista Minka. METODOLOGÍA DE MINKA REVALORACIÓN DE LA CULTURA CAMPESINA Rescate Difusión Diálogo con campesinos. Recopilación de testimonios. Selección crítica. Procesamiento: - Gráfico, - Textual - Cognitivo, y - Técnico (impresión) Preevaluación Distribución campesina. Evaluación y sistematización. (Retroalimentación). II. IDENTIFICACIÓN DE LOS COMPONENTES METODOLÓGICOS EN LA TRAYECTORIA DE LA REVISTA MINKA. 1. El primer número de la Revista Millka aparece como boletín de la Comisión Coordinadora de Tecnología Adecuada proponiéndose la transferencia de tecnologías útiles para la vida de los campesinos. De esta manera, se pueden apreciar en la carátula cinco propuestas recetarías para aconsejar al campesino sobre sus problemas de vi-vienda, horticultura, artesanía y agricultura. 2. Pero si miramos en detalle nos encontramos con que la propuesta de un plano de vivienda es indiscutiblemente urbana. 3. Que el ciclo natural que se presenta corresponde a la realidad europea, con cultivos propios de allá. 4. Aquí se hace una propuesta sensata de alimentación, como en la costumbre habitual de los campesinos, pero su tratamiento tipo comic desfigura la realidad e impide una identificación del campesino. 5. El segundo número plantea un tema más cercano a un problema campesino, pero con un lenguaje abstracto y mediante códigos (la foto) cuya lectura fue de rechazo. Mientras que cada uno de nosotros puede entender el ab-surdo que se proyecta con la foto los campesinos no com-prendieron esa figura. 6. En contraste, «El aprendiz de gañán y el toro chúcaro» fue celebrado con gran entusiasmo. Los comenta-rios giraban en torno a «qué lindo», «así, igualito es», «a to-dos nos pasa esto». 7. Aun tratando de dar mayor referencia real a la histo-rieta, tampoco se logró mayor resultado. Fuimos evaluando que no se trataba solamente de la desfiguración de la reali-dad, sino que ELEMENTOS DE LA CULTURA CAMPESINA QUE SE MANEJAN EN MINKA • Visión totalizadora de la realidad. • El campesino: actor social. • La dialéctica entre la naturaleza, la familia y la comunidad. • El conocimiento social campesino = tecnología. 8. Con el tercer número aprendimos a manejar algunos códigos campesinos: La carátula lleva una interrogante en lenguaje claro y directo. El maíz secándose en una tierra cuarteada, junto con la calavera de una vaca fue rápidamente captado como el problema de la sequía. 9. Las viñetas que acompañan el artículo refuerzan el problema central planteado y cumplen una función informa-tiva, significativa, dejando atrás la función decorativa. 10. Con cierta intuición se evoca una solución que está fuera de la memoria colectiva general, pero que es una ex-periencia todavía en uso en el mundo andino. Aun sin criti-cidad, se plantea por primera vez una alternativa del pasado frente a un problema contemporáneo, reconociendo elemen-talmente la capacidad creativa del campesino. 11. En el cuarto número la incorporación de los códigos campesinos comienza a tener un desenvolvimiento más cercano a la creatividad, a la estética campesina. Aquí podemos apreciar una dimensión significativa muy compleja de los códigos campesinos, cuya lectura por los mismos es fluida ya que se trata de estructuras semejantes a las que se utilizan en los mates burilados o en la filigrana de los plateros. 12. Pero la incorporación de códigos estéticos nos llevó a entender algo más. En este afiche nos acercamos a una serie de elementos de la cultura campesina tales como la fiesta y el trabajo, vinculados con un evento que para no-sotros tiene sólo significado técnico: en el mundo campesino un evento técnico, así como las actividades productivas no están desligadas de lo ritual, de la celebración, del trabajo, de la vida social, de lo mágico-religioso. 13. En el quinto número vamos encontrando una veta maravillosa en las experiencias propias de la vida campesina. La carátula ya anuncia el tratamiento más coherente de la misión educativa y cultural de la Revista expresado en un dibujo simbólico, pero de clara lectura campesina. 14. Se cubre una experiencia de salud basada en dife-rentes recursos de la vida campesina. Destacamos la necesi-dad de revisar histórica y culturalmente el valor de las plan-tas del campo con poder curativo y sobre todo incidimos en el aspecto organizativo. 15. Entre las técnicas campesinas que se plantearon destacamos el jubeo con cuye. Esto nos trajo una reacción por parte de los campesinos, que salía de la aceptación o el rechazo a los códigos y contenidos de la Revista. Se nos acercaron a manifestar su orgullo por ver escrita y bien dibujada una práctica campesina perseguida. Por este tipo de reac-ciones frente a un mensaje armado coherentemente con la cultura campesina, fuimos aprendiendo que la misión educa-tiva está en el rescate de la producción cultural campesina. 16. El sexto número tiene dos aportes básicos, uno el testimonio campesino que describe con sus propias palabras su aprendizaje y valoración del cultivo de las papas en forma tradicional. La veracidad de su testimonio impactó a muchos lectores campesinos que buscaron, para ver con sus propios ojos, el procesamiento del abono natural. Esto nos indicó que cuando se rescatan las experiencias culturales se genera una reacción positiva de revaloración entre los que forman parte de esa cultura. Porque al rescatar y difundir aspectos neurálgicos de la cultura campesina se va más allá de una misión puramente educativa y se entra en un proceso de comunicación horizontal. 17. El otro aporte de este número es un afiche que ha significado un gran avance metodológico y conceptual: - En primer lugar, procesa críticamente las opiniones y valoraciones de la gente del campo frente a la ciudad. Al mundo de la ciudad se le percibe fragmentado mientras que al mundo campesino se lo ve dentro de un marco de fluidez en donde el trabajo, la fiesta y las relaciones familiares se entremezclan y los animales forman parte de la vida campe-sina. - En segundo lugar, el empleo de la composición se-mejante a la de los mates burilados, permite una lectura sin interferencia cultural. 18. El número séptimo trata de aplicar algunos avances metodológicos como el tratamiento significativo de los códigos estéticos. 19. Otro elemento es la incursión detallada de un tema. Pero caímos en el error de la unilateralidad al plantear que ante un fenómeno problemático como es la erosión sólo la forestación puede resolverlo. No vimos el significado cul-tural de este complejo problema, no nos percatamos de la forma como los campesinos lo valoran, lo perciben. 20. Algo semejante ocurre en el octavo número, que se queda sin descubrir la racionalidad campesina detrás del tema del ganado. 21. Pero con el número noveno se produce un tratamiento que no se logró en los números anteriores. «La casa de tierra» pone como eje fundamental a la familia campesina, a la comunidad. 22. Se profundiza en el significado que cada parte de la casa tiene para el campesino. 23. Se pone de manifiesto el sentido social de la construcción, los mecanismos propios de la cultura campe-sina en el proceso constructivo. 24. Se abarca con precisión gráfica la capacidad técnica del campesino, que ha desarrollado y mantiene la sabiduría social de construir con adobes y tapial. 25. El número décimo trata sobre otro logro cultural campesino, como son los cultivos andinos que se producen en los terrenos de mayor altura en el mundo. El tratamiento de este tema nos ubica en otra dimensión de la cultura cam-pesina, se trata de los logros colectivos. 26. A pesar de los años, siglos de colonización y dominación económica y cultural, el campesino ha resistido, mediante recursos muy variados, y logra, como es el caso del mantenimiento de sistemas agrícolas andinos, perpetuar su personalidad cultural. 27. Por eso el número décimo primero se dedica íntegramente a otro logro cultural campesino: la comunidad. 28. Se plantea a partir del actor del testimonio gráfico y textual, de la vivencia de una comunera que no sólo expone un tema, sino que aporta con una lucidez crítica especial. 29. El número decimosegundo también trata de otro logro colectivo campesino: las herramientas agrícolas. Este tratamiento metodológico nos hace ver que el conocimiento campesino está inmerso en un sinnúmero de mecanismos culturales que van en una dirección opuesta a nuestro saber, a nuestra ciencia. Por ejemplo, en el nombre de los parajes se resume la caracterización física, climática, social y mágica de un lugar. 30. Esta sabiduría está muy ligada a la lengua quechua, la cual nos lleva a otro campo aun inexplorado de la cultura campesina. 5. PROYECTO DE PROMOCIÓN ARTESANAL DE LA ZONA TARASCA CENTRO REGIONAL DE EDUCACIÓN DE ADULTOS Y ALFABETIZACIÓN FUNCIONAL PARA AMÉRICA LATINA MÉXICO SINOPSIS Un proceso de planificación comunitaria en la zona purépecha de Pátzcuaro dio origen al Proyecto de Promoción Artesanal de la Zona Tarasca. Este tuvo como matriz teórica y metodológica al Proyecto Especial de Educación de Adultos para el Desarrollo Rural Integrado (PEDRl) y como apoyos ins-titucionales al Programa Regional de Desarrollo Cultural de la OEA y al CREFAL. Su campo de acción es la problemática económica y social de una comunidad de artesanos indígenas, a quienes el Proyecto pretendió apoyar en la comercialización de sus productos, al tiempo que ofrecer una capacitación tendiente a promover su desarrollo económico y reforzar la creación de sus artesanías. La primera parte de esta presentación de caso incluye la caracterización del PEDRl y de su zona de influencia, la cual se distingue por sus artesanías: quizá las más variadas de todo el país. En la segunda parte se presenta el Proyecto de Pro-moción Artesanal: sus objetivos, su desarrollo, y la riqueza histórica y cultural de la comunidad donde se llevó a cabo. La mayor parte de las fuentes utilizadas para la ela-boración de este documento son trabajos realizados en distin-tos momentos por personas involucradas de una u otra ma-nera en el desarrollo del Proyecto. Para la versión final se in-tegraron así: parte del trabajo de Juan Jesús García y Nanno Kleiterp (investigadores del CREFAL asignados al PEDRl-México), se utilizó en la descripción del PEDRI; fragmentos del trabajo de Manuel Madrazo Garamendi (entonces Director General de Relaciones Internacionales de la Secretaria de Educación Pública) se aprovecharon en la caracterización de la Zona Lacustre de Pátzcuaro, y diversas partes de /os trabajos «Estudio de caso» y «Síntesis de una primera experiencia (19821983)» -este último presentado en el II Taller de Integración de la Cultura Popular y la Educación- elaborados por el equipo promotor del Proyecto (J. Guadalupe Peña, Adriana M. Cuervo y Francisca Rangel) sirvieron como fuente para la descripción del Proyecto. La información sobre la comunidad de Puácuaro fue recopilada y redactada por Maria Guadalupe Trejo, en el De-partamento Editorial del CREFAL, quien realizó también la integración final de este capítulo. l. MARCO REFERENCIAL 1. El PEDRI-México El PEDRI fue un Proyecto auspiciado por el Programa Regional de Desarrollo Educativo de la OEA, en el cual par-ticiparon 17 países de América Latina y el Caribe. En México, el CREFAL asumió la coordinación técnica regional del PEDRI y su ejecución en cinco comunidades de la Zona Lacustre de Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, en la región centro-occidente de la República Mexicana. En el caso de México, el PEDRI tuvo como objetivo general identificar, formular y evaluar acciones de educación de adultos conjuntamente con la población involucrada y con los organismos gubernamentales y no gubernamentales comprometidos con el desarrollo rural de la Zona del Lago de Pátzcuaro. Entre sus objetivos específicos pueden citarse el desarrollar y promover formas y mecanismos de trabajo asociativo y participativo entre las comunidades rurales y los organismos que operan en dicha zona. En la perspectiva del Proyecto, el desarrollo rural inte-grado .fue entendido como un proceso de cambio y de desa-rrollo económico y social equilibrado, asumido por las co-munidades rurales y apoyado por el conjunto de organismos gubernamentales y no gubernamentales que sirven a dichas comunidades. En el trabajo directo con las comunidades, la finalidad del PEDRI fue la de apoyar un proceso autogestionario que permitiera a la población definir y dirigirse hacia un modelo de desarrollo educativo acorde con su realidad. Para el lo-gro de esta meta se consideró indispensable aumentar los niveles de participación de la población involucrada. En el enfoque metodol6gico del Proyecto, la inves-tigación, la capacitación, la organización, la planificación, la comunicación, la coordinación y la evaluación, fueron ac-ciones que mantenían entre sí una interrelación dialéctica que no permitía definir un orden estricto para su ejecución. Este dependió, en última instancia, de una serie de condi-ciones socioeconómicas, culturales, organizativas y coyuntu-rales inherentes a las comunidades. En la ejecución del PEDRI en la Zona Lacustre de Pátzcuaro se utilizó como estrategia medular la planificación comunitaria. Este proceso buscó definir, jerarquizar y pro-gramar acciones de beneficio social con base en las necesi-dades más apremiantes y en los recursos disponibles en cada comunidad. En la planificación comunitaria el primer con-tacto con la comunidad se realizaba a través de las autori-dades. Más tarde, durante una Asamblea General extraordi-naria se planteaba a la comunidad la posibilidad de apoyarla mediante la planificación. De aceptarse esto, con cada comité existente en ella (jefatura de tenencia, comisariado ejidal o de bienes comunales, junta de agua potable, de electrificación, sociedad de padres de familia, etc.) se elabo-raba un pequeño diagnóstico sobre recursos, necesidades básicas e instituciones con programas dentro de la comu-nidad. En una nueva Asamblea General, y con base en los diagnósticos, se definían las actividades prioritarias y un plan de trabajo para un año o menos, según las actividades pro-puestas. La elaboración de planes de trabajo estaba apoyada por acciones concretas de investigación, capacitación, comunicación y evaluación. El Proyecto de Promoción Artesanal de la Zona Tarasca-México nació a partir del proceso de planificación comunitaria en Puácuaro, una de las cinco comunidades de acción del PEDRI. El financiamiento de este proyecto fue tramitado ante la OEA por el CREFAL, y otorgado por dicho organismo a través de su Programa Regional de Desarrollo Cultural en 1981. 2. Características generales de la Zona Lacustre de Pátzcuaro 2.1. Características territoriales y de población La Zona Lacustre de Pátzcuaro está ubicada en la Meseta Tarasca del estado de Michoacán y forma parte del sistema montañoso central de dicho estado. Está dividida políticamente en cuatro municipios: Pátzcuaro, Quiroga, Erongarícuaro y Tzintzuntzan. Juntos integran una superfi-cie territorial de 918 km², que corresponden a 1.53% de la superficie total del estado. La población de la Zona se calculaba para el año de 1978 en 81 745 habitantes, de los cuales 57.41% corres-pondían a población rural. En los cuatro municipios que la componen se ubican 99 localidades, de ellas 29 son consi-deradas indígenas en su totalidad. La población indígena es descendiente directa de la raza purépecha, y es parcialmente monolingüe. El desempleo en la Zona (censo del año de 1970) al-canza niveles alarmantes, ya que del total de la población activa (44 371 personas), 56% se considera desempleada. Cuando se habla de la población masculina, se encuentra 30% de desempleo aparente. El desempleo provocó la emigración de 15.60% de la población total de la Zona hacia Estados Unidos de Norteamérica y a la capital de la República Mexicana entre 1960 y 1970. 2.2. Aspecto Climatológico La Zona Lacustre de Pátzcuaro tiene un clima frío -subhúmedo, mesotermo de regiones altas. La temperatura ambiente promedio mensual en los cuatro municipios es de 15.7%, siendo diciembre y enero los meses más fríos, y mayo y junio los más cálidos. Las lluvias se inician en mayo y termi-nan a fines de agosto, con una precipitación media anual de 950.6 mm. Esta Zona tiene las condiciones geográficas adecuadas para la explotación forestal. Sin embargo, esta actividad se lleva a cabo de manera irracional, con una tala inmoderada que no sólo conduce a la extinción de este recurso renovable, sino que amenaza las condiciones ecológicas de la Zona y, en especial, la supervivencia del Lago (se considera que de 1941 a 1980 el Lago perdió 50% de profundidad). 2.3. Aspecto económico Agricultura La agricultura es de temporal, siendo los principales productos agrícolas el maíz, el trigo y el fríjol; también se produce en menor escala papa, verduras y frutales. Esta producción se dedica básicamente al autoconsumo, y los pocos excedentes se comercializan a través de intermediarios y de mercados locales. Las formas de tenencia y distribución de la tierra que predominan en la Zona son ejidal, comunal y pequeña propiedad, correspondiéndole a los dos primeros 62.9% de las tierras de labor y a la última 37.1%. En los cuatro mu-nicipios el total de tierras dedicadas al cultivo es de 22 723.10 hectáreas. Ganadería Esta es del tipo de explotación extensiva, sin aplicación de técnicas modernas. El ganado de carne y de producción lechera es de baja calidad, ya que no existen programas de mejoramiento ni insumos adecuados. La producción de ga-nado porcino, aves de engorda y postura, y apícola es inci-piente, y se destina básicamente a la economía doméstica. Forestal Los cuatro municipios cuentan con recursos made-rables en una extensión de 15 947.7 has, de las cuales 95% están cubiertas de pino. Pesca La actividad pesquera en el Lago de Pátzcuaro tiene importancia no sólo por permitir a los que la realizan enri-quecer su dieta alimenticia, sino como fuente complemen-taria de ingreso y ocupación. Las formas de explotación que se utilizan son rudimentarias: anzuelo, chinchorro, redes mariposa, etcétera. Industria La industria propiamente dicha no existe en esta zona. Se puede hacer referencia a una planta empacadora de pescado y a un número reducido de plantas para el apro-vechamiento de la madera. Servicios e infraestructura En lo que respecta a caminos y carreteras, en el perímetro del Lago existen 27 km de terrecería, seis de bre-cha, 42 pavimentados y cinco en construcción. Estos bene-fician a 71 550 habitantes, y a un número aproximado de 350 000 turistas que anualmente visitan la Zona. Otros servicios, tales como correo, telégrafo, teléfono, etc., están parcialmente cubiertos. 2.4. Aspecto educativo y de bienestar social La problemática de la Zona es patente en el grado de escolaridad promedio y en el índice de analfabetismo. Este último es de 37.75% lo que sobrepasa en más de 50% la media estatal. La marginalidad se refleja, en términos de población, en una tasa de mortalidad infantil de 4.81%, la que pone de manifiesto la falta de programas de nutrición, las ínfimas condiciones de vivienda y, en especial, los escasos servicios de salud. Hay comunidades de la Zona que no cuentan con servicios de agua potable, drenaje y servicio médico regular. 2.5. Cultura La lengua purépecha (o tarasco) es hablada en toda la región con ligeras variantes. El purépecha tiende a desapare-cer o ha desaparecido en algunas comunidades, p.e. Tzintzuntzan, aunque la mayoría de la población de la Zona es bilingüe y existen todavía núcleos importantes de ella que lo hablan y que, en algunos casos, manifiestan un firme pro-pósito de preservarlo, como en Santa Fe de la Laguna, al norte del Lago. En las festividades religiosas se aprecian también rasgos propios de la cultura tarasca. En ellas los líderes son los hombres, entre los que se distribuyen diversos cargos: mayordomo, portavoz, seglar de la comunidad y prioste (eslabón entre la comunidad y la esfera sobrenatural). De menor cargo son los sacristanes y los capitanes: moro y capitán. Las comunidades están organizadas por barrios, los cuales cooperan entre sí para realizar las celebraciones. Algunas de las fiestas más importantes en la región son: Navidad, Corpus Christi, y las fiestas patronales de cada comunidad. En la cultura tarasca la familia es patrilocal y patrili-neal, lo que establece un predominio del padre. Los hombres, no obstante, reconocen la importancia de la mujer en la economía doméstica, como aporte fundamental al pre-supuesto familiar. Los hombres se consideran seres incom-pletos hasta casarse y tener hijos. La posición de la mujer en el hogar depende de su edad, estado civil, edad de sus niños y si son residentes en el hogar natal o en el de sus esposos. 2.6. La artesanía y su importancia en la economía de la Zona Las artesanías de la Zona Lacustre de Pátzcuaro son las más variadas de toda la República Mexicana, en cuanto a productos, empleo de materiales y tipo de diseño por área geográfica. La artesanía está arraigada desde la época precolombina en el pueblo purépecha de la Zona Lacustre y gran parte de la Meseta Tarasca. Las ramas de la artesanía precolombina fueron piedra y cantera, tallados en madera, cerámica, tejidos, trabajos en metal y fibras acuáticas (chuspata, tule), plumas decorativas, lacas y barniz. Existe en las comunidades un patrón de especialización del trabajo, impuesto por Don Vasco de Quiroga y los misioneros que llegaron a evangelizar la región. Es evidente que los diseños sufrieron cambios considerables en esa época, no obstante se mantuvo la tecnología tradicional. La diversidad de la producción artesanal se manifiesta también geográficamente, de tal manera que en la mayoría de las comunidades un alto porcentaje de las familias se de-dica a una sola actividad, típica del pueblo, como es el caso de Santa Fe de la Laguna, en donde 90% de las familias se dedica a la alfarería; de Ihuatzio, en donde 70% se dedica al trabajo de tule y chuspata, o de Cuanajo, donde 80% de las familias realizan trabajos de madera, especialmente el ta-llado de muebles. En general, la artesanía de esta zona se combina con las actividades agropecuarias y con otras como el comercio y los trabajos asalariados. La importancia de las artesanías en la región está dada, en primer lugar, por la cantidad de población que ocupan: del total de la población eco-nómicamente activa, 25.7% se dedica a la industria de la transformación, dentro de la cual la actividad principal es la artesanal; a ésta se añade la generación de empleos, que produce ingresos secundarios por diversos medios (turis-mo principalmente) en una zona en la cual el agro libera constantemente fuerza de trabajo con escasas posibilidades de empleo en otros sectores. Los grupos artesanales de las diferentes comunidades de la Zona Lacustre, principalmente los talleres familiares, muestran problemas económico-sociales comunes. El principal problema es el de la comercialización de los productos, en la cual, para establecer el precio final de éstos, no se consideran las horas empleadas en su elabo-ración, lo que da por resultado un precio inferior al real. La comercialización de los productos en pequeña escala es rea-lizada por los propios artesanos; en cambio, la venta masiva se logra a través de comerciantes e intermediarios locales y foráneos, quienes compran los productos a precios bajísimos, para venderlos con ganancias que rebasan en 100% el precio de compra. Los talleres familiares, formas de organización produc-tiva predominante, son los que sufren en mayor medida la explotación, aun cuando su forma de organización presenta una serie de ventajas, como son: colectivización del trabajo y reparto igualitario de las ganancias; flexibilidad para incor-porar mano de obra cuando la demanda lo exige; escasa división del trabajo, etc. Sin embargo, por otra parte, pre-senta dificultades para lograr un desarrollo económico de sus miembros, en virtud de que tienen bajos volúmenes de producción, insuficientes para alcanzar mercados amplios (por lo tanto, están a merced de acaparadores); compran volúmenes bajos de insumos y materias primas a precios al-tos; difícilmente tienen acceso a créditos para introducir tecnología, aumentar volúmenes de producción, diversifi-car diseños, etcétera. Además, el auge comercial provocado por el creciente turismo nacional y extranjero en la región ha incidido en una progresiva adulteración de los diseños tradicionales, ya que el artesano, para obtener mayores ingresos, produce mayor cantidad, sin importarle la originalidad y calidad de los pro-ductos. Esto, aunado al desconocimiento del consumidor, quien carece de criterios para identificar la artesanía autén-tica, refuerza la producción de artículos con nulo valor artístico. Por esta razón, se está presentando una pérdida de la capacidad artística de los artesanos, principalmente en las artesanías de madera y en la alfarería. En resumen, puede afirmarse que la pérdida de los va-lores culturales y artísticos constituye un proceso de acul-turación que se da en el marco de una marginalidad social y económica de las comunidades indígenas y mestizas. Frente a este panorama, el Estado mexicano ha impul-sado la elaboración y comercialización de las artesanías en los lugares en que ya existe esta tradición entre la población campesina. De esta manera se busca evitar la emigración, al aumentar los ingresos de los habitantes del campo. Además, la exportación de las artesanías permite lograr ingresos im-portantes para equilibrar la balanza de pagos del país. En el aspecto cultural, la promoción de la artesanía tiende al fortalecimiento y desarrollo de las expresiones artísticas populares como parte de una auténtica cultura nacional. En el estado de Michoacán, tanto el gobierno Federal como el Estatal, preocupados por los problemas a que se enfrentan los grupos de artesanos, han establecido diversas medidas. Por una parte, se promueven la producción y exposición de piezas artísticas mediante concursos que se celebran en diferentes ferias y actividades en los centros ar-tesanales y comerciales más importantes de la región (More-lia, Uruapan, Pátzcuaro, Tzintzuntzan). En cuanto a la comercialización, se ha establecido el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (FONART), y varios almacenes de venta (Casas de las Artesa-nías). A pesar de estas medidas, los intermediarios siguen siendo los principales canales de comercialización de la producción artesanal indígena y mestiza, y quienes se benefi-cian en mayor proporción. II. EL PROYECTO DE PROMOCIÓN ARTESANAL DE LA ZONA TARASCA-MÉXICO 1. Antecedentes A raíz de la influencia que el PEDRI estaba adquiriendo en las comunidades de la Zona Lacustre de Pátzcuaro, en 1981 el Presidente Municipal de Erongarícuaro -uno de los cuatro municipios que integran la Zona- solicitó a la Di-rección del CREFAL que se ampliaran las acciones de dicho proyecto en comunidades de su jurisdicción. Por este motivo se convocó y se llevó a cabo una reunión con autoridades de las comunidades de la ribera del Lago. Durante la reunión las autoridades de la comunidad de Puácuaro expresaron su interés por trabajar con el CREFAL. Fueron presentados los objetivos, políticas, lineamientos, etc., a dicha comunidad. Posteriormente, se dio inicio a la investigación tendiente a detectar la problemática de la comunidad y a definir los aspectos en los que el Proyecto podría participar, para vincular la investigación, la capa-citación, la educación y el mejoramiento económico de Puácuaro. Como resultado de esta primera investigación, se de-tectaron los distintos grupos (pescadores, ejidatarios, jorna-leros, artesanos, etc.) con quienes se podía llevar a cabo un proceso de investigación y capacitación más profundo. De entre ellos se eligió el grupo de los artesanos, en vista de que era un grupo mayoritario en la comunidad, sin organización de ningún tipo y con fuertes problemas de comercialización. Estas características permitían poner en práctica la estrate-gia de un proyecto productivo como medio para la educación de adultos, que era parte fundamental de los objetivos del PEDRI. Así, el equipo promotor, los líderes y las personas de la comunidad decidieron apoyar a los artesanos de Puácuaro en la búsqueda de un mejor mercado para sus productos a través del Proyecto de Promoción Artesana! de la Zona Tarasca. 2. Aspectos relevantes de la comunidad de Puácuaro. 2.1. Ubicación La comunidad de Puácuaro está situada a seis kiló-metros de la Cabecera Municipal de Erongarícuaro por la carretera que une esta población con la ciudad de Quiroga, sobre la orilla oeste de la ribera del Lago de Pátzcuaro. Su altitud es de 2 016 m sobre el nivel del mar. Colinda al norte con el cerro Huacapian y el cerrito de Cira, al sur con el Lago, al oriente con el Lago y con el camino a Oponguio, y al poniente con el cerrito de Tacuamán y con las tierras de Napízaro. El pueblo ocupa 405 de la superficie total de 1 471 has de la comunidad; está dividido en manzanas llamadas «cuar-teles». La mayoría de sus casas son de adobe (mamposte-ría), con techos de teja roja y pisos de tierra. La comunidad está organizada en dos barrios; cada barrio tiene un «car-guero», quien es responsable de las fiestas religiosas. Esta organización se utiliza también para la ejecución de obras comunales. En Puácuaro viven alrededor de 1 200 personas, todas ellas indígenas bilingües de raza purépecha. 2.2 Datos históricos El nombre Puácuaro significa «lugar del perdón» en purépecha. Respecto a este nombre se conocen dos versio-nes, ambas precolombinas, y que narran cómo nobles indígenas pusieron nombre al lugar donde olvidaron su enojo. Acerca de la fundación de Puácuaro, existe la versión de que un príncipe purépecha y su tribu fueron atraídos por las frutas llamadas «tumines», que no existían en otra parte, y se establecieron en el lugar donde ahora se encuentra el pueblo. Respecto a la época colonial, en el Libro de cuentas y gastos del Convento de Nuestra Señora de la Asunción de Erongaricuaro (1742-1760), que se encuentra en el Archivo de la Provincia Franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán, se asientan como fiestas en Puácuaro, durante aquellos años, la de San Nicolás y la de San Francisco de Llagas, y se habla de Puácuaro como uno de «los cuatro pueblos» (Arócutin, Uricho, Erongarícuaro y Puácuaro) en donde los misioneros franciscanos construyeron iglesias du-rante la Colonia. La iglesia original de Puácuaro existe todavía en el centro del pueblo, y conserva los distintivos de los templos franciscanos del siglo XVI. En la época independiente, Puácuaro sufrió con espe-cial rigor el régimen hacendario. Miguel Corona, un español llegado al pueblo como sacristán, fue poco a poco acapa-rando las tierras de la comunidad, mediante la imposición de cargos religiosos obligatorios a los vecinos, quienes, inca-paces de solventar los gastos de las fiestas, se endeudaron con él y finalmente perdieron sus terrenos. Con ellos, Miguel Corona formó la Hacienda de Napízaro, una de las más ex-tensas de la región. En un «Autoestudio de la comunidad de Puácuaro», los viejos recuerdan: El pueblo quedó reducido y cercado; hasta para pasar las cercas era necesario el permiso del hacendado. El trabajo en la hacienda fue muy duro, de malos tratos, incluso azotes [...] No se podía cultivar sin el consentimiento de Don Miguel y tampoco la cría de ganado, ni la recolección de madera. El trabajo se pagaba en la tienda de raya con productos y raras veces con dinero [...] Con este sistema de trabajo y de vida todos estaban muy desconcertados con Miguel Corona y ese descontento encontró su cauce en la Revolución (Erongarícuaro, 1982). Durante la Revolución armada, en el año de 1915, los vecinos de Puácuaro se organizaron para solicitar la restitución de tierras y montes de los que habían sido des-pojados por el hacendado. «La lucha por la tierra no fue fácil (dicen los habitantes de Puácuaro); hubo atentados por parte del hacendado hacia la gente que se organizaba para tal petición y muchas personas murieron en la lucha» (Erongarícuaro, 1982). El gobierno de la Revolución dotó a la comunidad de 1 447 has, que incluían las tierras ejidales y la parcela escolar, en 1918 y 1936, y de 24 has más, en la década de los años setenta. Entre 1928 y 1940, años en que el General Lázaro Cárdenas fuera primero Gobernador de Michoacán y más tarde Presidente de la República, surgió en el pueblo la Liga Femenil Agraria, adherida a la Confederación Revolucio-naria Michoacana del Trabajo. El papel de la Liga fue el de reconocer a la mujer como miembro integrante de la so-ciedad; capaz de unirse al hombre en la lucha por la organización, el cooperativismo y la ayuda mutua, la educación formal y la educación que se recibe al participar en los asuntos de la comunidad. Algunos de los esfuerzos de la Liga se dirigieron a combatir el alcoholismo y a apoyar la lucha por la tenencia de la tierra. La época cardenista dejó huellas de progreso en Puácuaro. De ella datan la introducción de la luz y el agua, y la construcción de la carretera a Erongarícuaro y del mo-lino de nixtamal (maíz cocido con cal y agua) del pueblo. En 1945, un misionero evangélico norteamericano y su familia, enviados por el Instituto Lingüístico de Verano, se establecieron en el pueblo. Sus actividades influyeron de una manera determinante en la vida de la comunidad. En 1946, la Iglesia Congregacional de Estados Unidos de Norteamérica, de la cual depende el Templo Evangélico, instaló en Puácuaro un Centro Médico Asistencial. El Centro Médico contaba con 25 camas y era atendido por tres enfermeras norteamericanas que hablaban puré-pecha, y por una enfermera originaria del pueblo, a quien se dio capacitación en el propio Centro. En él se atendían un promedio de 1 200 personas por mes, quienes pagaban sólo el costo de las medicinas. Entre los servicios del Centro se contó con el de medicina preventiva; como parte de éste, se realizaron programas tendientes a crear hábitos higiénicos entre los vecinos y a enseñar conocimientos básicos de enfer-mería a algunas mujeres de la comunidad. Otra actividad de la Iglesia Congregacional fue enviar cinco jóvenes de Puácuaro a los Estados Unidos para capaci-tarse como misioneros religiosos. En el informe final del trabajo realizado en Puácuaro por un equipo de estudiantes del CREFAL en el año de 1963, se asienta que para ese año 40% de la población era de religión evangélica, 30% católica y 30% indiferente. Se lee también que en Puácuaro, a diferencia del resto de las comunidades de la Zona, no se celebraban fiestas religiosas tradicionales, que sus festividades eran solamente cívicas, y que las diferencias entre evangélicos y católicos habían «de-bilitado el espíritu de grupo y de compactación de la comu-nidad» (CREFAL, 1963). El personal del ILV fue expulsado de México a fines de la década de los años setenta, durante la presidencia del Lic. José López Portillo. En 1948 se inició en Puácuaro la construcción de la Escuela Primaria «Emiliano Zapata», patrocinada por una Junta de Vecinos. La construcción duró dos años, y la es-cuela fue amueblada por el Gobierno Federal. En esos años también se construyó la cárcel y se instaló el alumbrado público en la comunidad. Entre 1960 y 1964, con el apoyo de dos equipos de tra-bajo del CREFAL y de dos Secretarías de Estado, se rea-lizaron en Puácuaro importantes obras para el beneficio comunal: la alineación y el empedrado de las calles; la instalación de un pozo de agua con filtro y de una bomba eléctrica -lo que mejoró notablemente la calidad del agua potable y su distribución en el pueblo- y la construcción de los lavaderos públicos. En 1972 se construyeron la cancha de básquetbol, la plaza pública y las oficinas de tenencia y ejidal. En el año de 1974 inició sus trabajos en la comunidad el Albergue Escolar de Educación Indígena, dependiente de la Secretaría de Educación Pública del estado de Michoacán; el cual recibe apoyo económico federal a través del Instituto Nacional Indigenista. Este albergue ofrece hospedaje y alimentación a niños indígenas de las comunidades de la zona en las que no exista primaria completa, o bien a niños de familias muy numerosas y de difícil situación económica, quienes estudian así la primaria en la escuela de Puácuaro. En 1981 el Albergue atendía 53 alumnos, entre niños y niñas. En 1980 un sacerdote católico de la Diócesis de More-lia inició la reorganización del culto católico en la comu-nidad. A partir de entonces se celebran nuevamente fiestas religiosas en Puácuaro, siendo la principal la de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 de diciembre. 2.3. Actividades productivas La agricultura y la artesanía son las actividades eco-nómicas más importantes en la comunidad; La agricultura que se realiza es de temporal. Los culti-vos principales son maíz (asociado con fríjol y calabaza), trigo y haba. En general, las tierras de la comunidad son pedregosas y agotadas por los continuos cultivos bajo un sis-tema rudimentario, sin uso de abonos ni fertilizantes. Las herramientas utilizadas en el trabajo agrícola son tradi-cionales: arado, azadón, machete y pico. La mayoría de los agricultores aran siguiendo el desnivel del terreno, lo que contribuye al deslave y la erosión, provocados también por las fuertes corrientes que en la época de lluvias bajan de las montañas. Los productos agrícolas se destinan casi en su totalidad al autoconsumo. Los tejidos de tule y chuspata (fibras acuáticas) son la artesanía propia de la comunidad de Puácuaro. En casi todas las familias de la comunidad se teje la chuspata. En general son las mujeres y los niños los que trabajan la artesanía, aun-que también algunos hombres se dedican a esta actividad. La pesca es practicada por alrededor de diez personas, quienes combinan esta actividad con otros trabajos que reali-zan fuera de la comunidad. En estas tres actividades, la producción y comercialización de los productos se llevan a cabo en forma individual. La artesanía de chuspata La chuspata es una fibra acuática de hojas largas y verdes que crece en el Lago de Pátzcuaro. Con ella se elabo-ran figuras decorativas y de servicio familiar. La chuspata es cortada y puesta a secar por algunas personas, quienes luego la venden en «manojos» a los artesanos. .En el proceso productivo se utiliza un molde de ma-dera o plástico, una piedra para aplanar y una aguja. Los moldes son fabricados por los mismos artesanos o por una persona especializada de la comunidad. Durante la tempo-rada de lluvias es difícil conseguir chuspata seca y de buena calidad, por lo que la producción disminuye. Esto también sucede durante los meses de trabajo más intenso en el campo (marzo, julio y diciembre), ya que toda la familia trabaja en él. El resto del año una mujer produce más o menos tres figuras de chuspata en un día. Hasta 1972, el producto principal de esta fibra eran los petates (esteras), utilizados por los vecinos de Puácuaro y otras comunidades para dormir. En ese año, sin embargo, hubo un cambio importante en la producción. Este se debió a la llegada a la comunidad de un artesano de Ihuatzio (en la ribera este del Lago), quien enseñó a las mujeres a tejer otro tipo de figuras: cestas para papeles, floreros, alcancías, etc., de menor dificultad y mejor remuneradas. La producción artesanal en Puácuaro se realiza en talleres familiares y su comercialización se hace en forma individual al vender las figuras a intermediarios de la misma comunidad o de Ihuatzio y Tzintzuntzan. Estos intermedia-rios venden la producción a comerciantes de ciudades de México y Estados Unidos. Los intermediarios pagan el trabajo a precios muy bajos y sus compras se realizan en forma muy irregular. En los meses de lluvia casi no llegan a Puácuaro, por lo que hay todavía menos trabajo para los artesanos. En un estudio del CREFAL de 1963 se hace referencia a los bajos precios que los intermediarios pagaban desde en-tonces por el trabajo de los artesanos. En dicho documento se lee que un petate se compraba en ese año en la comunidad a tres pesos, mientras que en Pátzcuaro podía valer seis pe-sos y en Erongarícuaro cuatro. Podría creerse que los petateros no tienen conciencia de este hecho -escriben los estudiantes del CREFAL- o que por negligencia no esperan el día de mercado para salir a vender sus productos, pero lo que en realidad ocurre es que los petateros, en situaciones económicas apre-miantes, solicitan anticipos de los intermediarios y debido a ello no puedan negociar por su cuenta sus propios productos en la época que se alcanzan los mejores precios (CREFAL, 1963). -2.4. Organización del trabajo Las formas de organización del trabajo, según un estu-dio realizado en la comunidad por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1976, corresponden al tipo de propiedad de la tierra (propiedad por herencia, uso y participación). En Puácuaro se acostumbra la cooperación y ayuda mutua entre parientes, ya sean consanguíneos o ritua-les -compadres- en base a la «mano. Devuelta». Con esta organización se coopera con dinero o con fuerza de trabajo para las actividades de beneficio comunal. Esta organización se refleja en las fiestas patronales y en las vecinales, como en la llamada «el combate», que con-siste en la ayuda mutua para la construcción de una parte de las viviendas. En «el combate» los hombres trabajan en la construcción, y las mujeres les llevan la comida: atole, tama-les, mole, pan, corundas, etcétera. Algunas veces estas fiestas se terminan con un baile, en el que cada quien da de acuerdo a lo que a su vez ha recibido. Esta forma de organización [...] -se lee en el auto estudio de Puácuaro- puede también observarse en el movimiento cooperativo asesorado por el CREFAL en 1982 para la venta de figuras de chuspata, y en el apoyo de los vecinos a la Sala de Cultura patroci-nada por el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) en el mismo año. Así, extienden también su relación con agrupaciones mayores como con el Supremo Consejo de los Pueblos Purépechas (Erongarícuaro, 1982). 3. Objetivos del Proyecto de Promoción Artesanal de la Zona Tarasca-México El Proyecto de Promoción Artesanal fue creado por el Programa Regional de Desarrollo Cultural (PRDC) de la OEA con la intención de apoyar la creación de artesanías y artes populares así como de promover el desarrollo económico y cultural de los artesanos. En México, el CREFAL decidió realizarlo en la comu-nidad de Puácuaro, por encontrar en esta comunidad una problemática en los aspectos de comercialización y relación con las instituciones que promueven la artesanía. Los objetivos generales del Proyecto fueron planteados así: promover la autogestión de la organización de artesanos en la comunidad; fomentar el desarrollo de la habilidad de la comercialización, y propiciar la participación del trabajo con otras comunidades. Como objetivos específicos se plantearon: contribuir a la organización y capacitación de los artesanos mediante la formación de grupos organizados para la producción y co-mercialización de artesanías; promover la generación de empleos y de ingresos mediante esta actividad; estimular la capacidad artística de los artesanos mediante la elaboración de nuevos diseños, el control de calidad y las innovaciones tecnológicas de los productos, y combatir los precios de los intermediarios al apoyar la fijación de los mismos por parte de los artesanos y al bajar los costos de producción. 4. Desarrollo del Proyecto 4.1. Primera fase: trabajo con mujeres Diagnóstico de la Artesanía en Puácuaro En el inicio del Proyecto se realizó un diagnóstico con la intención de que los promotores conocieran la situación de la comunidad y pudieran participar así en el análisis de los problemas. También se buscaba que los líderes se capaci-taran desde el primer momento en la aplicación y siste-matización del diagnóstico para, posteriormente, realizar el análisis conjuntamente con la comunidad y el equipo promo-tor. Siendo esto del conocimiento de los líderes, se intentó realizar el diagnóstico conjuntamente, pero ellos no cumplie-ron con lo acordado, por lo que el equipo promotor decidió hacerlo sin su apoyo. El diagnóstico se hizo por medio de entrevistas semiestructuradas y de observaciones directas; asimismo, se buscó y estudió material bibliográfico sobre la problemática de la artesanía en México y en la Zona. En el momento en que se tuvo el primer diagnóstico de la actividad artesanal (número de familias, quién de ellos trabajaba, cuánto producían, dónde vendían, etc.), se sugirió a los líderes organizar una reunión con los artesanos. A la reunión asistieron 80 mujeres artesanas. Para facilitar la comunicación entre ellas y el equipo promotor, se contó con la ayuda de una persona bilingüe, ya que las mujeres de Puácuaro se expresan mejor en lengua purépecha. El equipo promotor presentó los resultados del diag-nóstico haciendo hincapié en los problemas de comer-cialización y en la falta de organización del grupo de artesanas, ya que estos fueron los problemas más sentidos y manifestados por las personas entrevistadas. Además, se ex-pusieron la importancia y las funciones de una organización artesanal haciendo referencia a otras experiencias. Las mu-jeres hablaron sobre los precios injustos que los intermedia-rios les estaban pagando, lo que permitió saber que ya te-nían analizada esta situación. Con base en el análisis, las mujeres decidieron organizarse, nombrando allí mismo un comité representativo del grupo artesanal. A partir de esta reunión, el proceso de investigación comenzó a realizarse en forma conjunta con el comité recién nombrado. Se definieron como objetivos: recopilar la infor-mación necesaria para localizar un mejor mercado para los productos; ampliar el diagnóstico hecho por el equipo pro-motor con el fin de presentarlo a las instituciones que apoy-an al artesano; hacer los cálculos de costos de producción para negociar los precios ante las instituciones con base en los costos reales y, por último, hacer una investigación sobre los programas de apoyo artesanal con que cuentan las distintas instituciones. Los promotores del CREFAL involucraron al comité de representantes en la recopilación de los datos necesarios. Los cálculos de los costos de producción se realizaron en la plaza de la comunidad y en esta forma participaron más mujeres, no solamente las del comité. El comité y el equipo promotor se trasladaron a la capital del estado a fin de conocer los programas de apoyo artesanal de diversas instituciones. Ante cada una de ellas se presentaron los resultados de los costos de producción de los artículos que se tra-bajaban en la comunidad. A partir de esto, las instituciones ofrecieron pedidos con precios más justos. Esta investigación fue al mismo tiempo un proceso de capacitación en cuanto a métodos y técnicas de investigación; cálculo de costos de producción; comparación de precios; conocimiento de los programas institucionales en apoyo al artesano, y trato con las instituciones. En esta fase de la acción surgió un problema: las mujeres no se sentían con capacidad para formar parte de un comité y opinaban que eso les correspondía a los hombres. Sin embargo, durante el proceso de investigación-capaci-tación, las mujeres se dieron cuenta de que eran ellas las que mejor conocían el trabajo artesanal y de que eran capaces de investigar y negociar con las instituciones. Además, tenían otras limitaciones que más adelante mencionaremos. Planificación En una asamblea con las mujeres artesanas, el comité informó sobre los resultados y logros de la visita a las insti-tuciones. Allí mismo se analizaron las condiciones de los pedidos y las artesanas decidieron aceptarlos. Después de la definición de las acciones, el siguiente paso fue la planificación de las mismas. Junto con el comité se analizaron los siguientes aspectos de la administración de los pedidos: - La organización de los artesanos. - La obtención de moldes para las distintas figuras. - Las formas de recolección de la producción. - Las posibilidades de conseguir préstamos económicos. - La relación con las instituciones de apoyo. - Las formas de llevar la contabilidad. Se decidió mantener las formas de producción y organización tradicionales, eso quiere decir que se mantenía la producción a nivel familiar y que el comité asumiría el papel de los intermediarios, pero pagando mejores precios, informando periódicamente sobre sus actividades y aho-rrando un peso por figura vendida con el objeto de formar un fondo comunitario. Una parte de éste serviría para solventar los gastos de manejo y administración de los pedidos, y otra para formar un fondo común tendiente a incrementarse en forma de capital. Durante este proceso, las señoras se capacitaron en aspectos de planificación y el equipo promotor les ayudó a sistematizar sus conocimientos acerca de la comunidad. Ejecución La ejecución implicó los siguientes trabajos: adminis-trar los pedidos; conseguir préstamos económicos; obtener moldes; reunir la producción de artesanía, y entregar la producción a las instituciones que hicieron los pedidos. Cada fase de la ejecución fue acompañada, por acciones de capacitación. En los primeros pasos mencionados, ésta fue una capacitación sobre la marcha. No se planificó un curso con sus contenidos, horarios, etc., ya que por las características de las actividades mencionadas no tenía sen-tido dar un curso de capacitación preelaborado. Todos los problemas eran prácticos, por lo cual se dio la capacitación en la práctica, conforme se desarrollaba la acción. Por otro lado, en el equipo no se tenían especialistas en comercia-lización, por lo que el proceso aquí descrito fue a su vez un proceso de capacitación para el equipo promotor. Los promotores ayudaron al comité a conseguir préstamos, lo cual se convirtió en una capacitación práctica sobre los requisitos y formularios que se tienen que llenar, y sobre la administración del préstamo. Durante el trabajo, el equipo promotor fue descubriendo los diferentes problemas que las señoras afrontaban. Por ejemplo: no sabían hacer llama-das telefónicas, factor importante en el contacto con las ins-tituciones que hicieron los pedidos: Así, se fueron descubriendo en la acción las necesidades de capacitación. En el caso de la administración, sí fue necesario realizar un curso de capacitación formal. Primero; se diseñó con el comité un sistema de contabilidad sencillo; entonces, el equipo se percató de que a las mujeres les faltaban cono-cimientos, básicos de matemáticas. Por eso, se, diseñó un curso de matemáticas en donde podían participar más personas de la comunidad. En conversaciones con las artesanas y en discusiones con el equipo promotor se llegó a la conclusión de que las mujeres nunca antes habían realizado un trabajo de administración semejante a éste, y de que no era posible esperar uno o dos años hasta que adquirieran la capacidad para hacerlo y, tal vez lo más importante, la disciplina para llevar la contabilidad de un programa en el que participaban más de 100 mujeres. Se observó que la capacitación de las mujeres para la administración del grupo iba a ser un trabajo a largo plazo. Análisis de los principales problemas enfrentados en la primera fase del Proyecto Formar un comité de mujeres artesanas fue una decisión lógica, ya que la artesanía que se produce en la comunidad es elaborada principalmente por mujeres y niños, y en menor proporción por hombres. Al tomar esta decisión se consideró que la mujer es tan capaz de desempeñar un cargo representativo como lo es el hombre, pero no se consideraron otros factores sumamente importantes que limitaron en cierta forma el desarrollo del Proyecto y que el equipo promotor fue descubriendo en el trayecto «de la ejecución del mismo, como son: la mujer en Puácuaro tiene no sólo que cumplir con sus responsabilidades dentro del hogar, sino también apoyar al esposo en las labores del campo; carece de autoridad en la toma de deci-siones -puede opinar y proponer alternativas (en algunos casos), pero depende absolutamente de las decisiones que tome el esposo-, y pertenece a una cultura muy conservadora y de poca apertura al diálogo. Por estos motivos se le dificulta desempeñar funciones correspondientes a la búsqueda de mercados más allá de un área limitada alrededor de la zona donde vive. Frente a esta situación, las mujeres del comité propusieron involucrar a los hombres de la comuni-dad, lo que obligó a reestructurar el Proyecto. 4.2. Segunda fase: trabajo con hombres Evaluación y Planeación Aprovechando la coyuntura en el desarrollo del Proyecto, se realizó una evaluación con el objeto de conocer la importancia que éste había adquirido en la comunidad, así como de buscar la reorientación que proporcionara los mejores resultados. En este momento, los líderes de la comunidad manifestaron nuevamente su deseo de apoyar la organización artesanal. Surgió también la oportunidad de coordinar acciones con la Fundación Mexicana para el De-sarrollo Rural (FMDR), una institución que se propone fomentar y apoyar la producción artesanal, así como la formación y legalización de organizaciones de artesanos. Conjuntamente con esto, se realizó un análisis de las necesidades expresadas por el comité de mujeres, líderes de la comunidad, promotores del Proyecto (CREFAL) y el promotor de la fundación citada. Como resultado de este análisis se originaron las siguientes alternativas organizativas: - Formación de un comité directivo integrado por cuatro hombres. - Formación de un comité de comercialización que se desplazara a ciudades donde se podría comercializar la artesanía, sin importar distancias, integrado por siete jóvenes. - Establecimiento de un local para recibir los productos (compraventa), que sirviera al mismo tiempo para al-macenarlos (bodega). - Análisis de las funciones que debería desempeñar cada uno de los comités y los objetivos de los mismos, así como las funciones de la bodega. Una vez elegidas las personas que integrarían los dos comités, se definieron las acciones que se desarrollarían posteriormente; se elaboró el «Reglamento del Comité Di-rectivo de la Organización Artesanal en Puácuaro» y el «reglamento para la operación de la bodega»; se diseñó un curso de capacitación teórica y práctica, para ampliar los conocimientos de los miembros del comité de comercia-lización en los aspectos de: concepto y origen del comercio, la comercialización, sondeo de mercado, diseño, promoción, ventas, empaque, manejo y flete. El curso fue impartido en 14 sesiones teóricas y 10 prácticas, realizadas en diferentes ciudades, con diferentes compradores, y se impartió también la capacitación para la operación de la bodega sobre uso y manejo de las formas de control y la realización de los cortes de caja. En una asamblea donde participaron 25 mujeres y los integrantes de los comités propuestos, las señoras entrega-ron los cargos que hasta la fecha estaban asumiendo, a los nuevos directivos del grupo artesanal. A partir de este momento el comité directivo y el comité de comercialización comenzaron a operar dentro y fuera de la comunidad. Ejecución La ejecución implicó las siguientes actividades: - Solicitud de un préstamo para la operacionalización de la bodega. - Operacionalización de la bodega. - Actualización de costos de producción. - Definición de precios de compra y venta en la co-munidad y de los precios de venta en las ferias así como a los intermediarios. Cada una de las actividades fueron apoyadas por ac-ciones de capacitación mediante un curso teórico y después en la práctica misma. Para operacionalizar la bodega fue necesario conseguir un préstamo económico, mismo que facilitó el CREFAL y que consistió en $199 500. Este capital se utilizaría como un capi-tal revolvente; con él se comprarían las figuras al grupo, pos-teriormente éstas se venderían, se recuperaría el dinero y se comprarían los materiales más indispensables para llevar un mejor control. En el ejercicio de esta actividad (manejo de fondos de la bodega) se realizaron auditorias. En la primera se obser-varon sustanciales ganancias, sin embargo, en la segunda se observó un mal manejo por parte del comité directivo, como consecuencia del cual hubo pérdidas por más de $100 000. A raíz de esto, el CREFAL se vio obligado a cerrar tempo-ralmente la bodega, y a suspender los trabajos del Proyecto en la comunidad. En reuniones con los integrantes del comité, con las mujeres artesanas y con las autoridades de Puácuaro se acordó que las artesanas seguirían trabajando en la forma tradicional, pero ahora con el apoyo de los organismos esta-tales y federales que fomentaban la producción artesanal. Análisis de los problemas enfrentados y de los logros en la segunda fase del Proyecto Al analizar la problemática a la que el comité de mujeres se había enfrentado en la primera fase del Proyecto, se consideró que el campo de acción de los hombres podía ser mucho más amplio, lo que facilitaría las acciones de comercialización de las artesanías. Sin embargo, se tomaron decisiones apresuradas al formar los dos nuevos comités (directivo y de comercialización); en un primer momento esta acción pareció positiva, pero durante el desarrollo del Proyecto los promotores fueron descubriendo que algunos elementos del Comité Directivo tenían mala reputación en la comunidad por manejo fraudulento de fondos comunales. En este momento ya ellos dejaban ver mala intención para con el Proyecto; dos de estas personas se tomaron la libertad de disponer de los fondos del Proyecto para usos personales. En síntesis, podríamos decir que estos problemas se origina-ron por la falta de visión de los promotores, por la poca comunicación entre la gente y los promotores y por la exce-siva confianza que se le otorgó al Comité Directivo. Otro problema que se presentó durante el desarrollo de esta segunda fase fue la falta de comunicación entre el Comité Directivo y el Comité de Comercialización relación muy importante para el buen funcionamiento de la bodega, ya que los jóvenes se encargaban de comercializar las artesanías y los señores de llevar la administración de las mismas-. El principal problema en estas relaciones es de tipo cultural tradicional, ya que en las comunidades indígenas de esta región se conserva la tradición de que sólo los viejos tienen voz y voto, y a los jóvenes se les toma poco en cuenta. No obstante la problemática enfrentada en las diferen-tes fases del Proyecto, se considera haber obtenido logros muy positivos, entre los que se cuentan: - Al instalarse el Proyecto en la comunidad los intermediarios mejoraron los precios. - Se estrechó la relación entre los artesanos y las instituciones que fomentan la artesanía en el estado (Casa de las Artesanías, FONART, FMDR, etcétera). - Se capacitó un número considerable de artesanos en diferentes aspectos. - Se produjeron herramientas para difundir al resto de los artesanos de la Zona las experiencias del Proyecto. Estas son: el manual de capacitación Comercialización de las figuras de chuspata, el fo-lleto Artesanía de chuspata en Puácuaro y un audiovi-sual sobre la artesanía en la comunidad. 5. Perspectivas del Proyecto Tomando en consideración la primera experiencia del Proyecto en Puácuaro, se decidió ampliarlo hacia otras comunidades. Después de un análisis de los aspectos positivos y nega-tivos ya experimentados, se adoptaron las siguientes líneas de trabajo: - Realizar una investigación y un análisis previos más profundos de las formas de organización, comer-cialización y producción tradicional, así como de la tradición cultural de los grupos purépechas. - Planificar las actividades que vayan surgiendo con la plena participación de los artesanos. - Detectar las necesidades de los grupos sujetos de la acción y jerarquizarlas. - Determinar los tiempos de mayor ocupación en las actividades que se realizan normalmente en la comunidad y el tiempo disponible para la ejecución del Proyecto. - Planear tareas específicas para la producción, comercialización y capacitación, tomando en cuenta la organización tradicional para la ejecución de estas actividades. - Ser muy sensible a las limitaciones que presenta la tradición e introducir los cambios después de haber logrado un consenso entre la gente. BIBLIOGRAFÍA CREFAL «Informe final del trabajo de campo realizado en la comunidad de Puácuaro». (Mimeo). CREFAL, Pátzcuaro, 1963. ERONGARÍCUARO. Autoestudio del Municipio de Erongaríuaro de Michoacán de Ocampo. Comunidad de Puócuaro. FONAPAS-IMC, Erongarícuaro,1982. GARCIA G., Juan Jesús y Nanno Kleiterp. «La investigación participativa como componente de un Proyecto de Desarrollo Rural Integrado: dos estudios de caso». En: «Segundo Seminario Latinoamericano de Investigación Participativa». (Mimeo). Pátzcuaro, Mayo de 1982. CREFAL-PEDRI-México, Pátzcuaro, 1982. MADRAZO GARAMENDI, Manuel. «Artesanía purépecha en la Zona Lacustre de Pátzcuaro, Michoacán». (Mimeo). CREFAL-SEP, Pátzcuaro, 1983. PEÑA, J. Guadalupc y Adriana M. Cuervo. «Proyecto de Promoción Arte-sanal de la Zona Tarasca-México. Estudio de caso». (Mimeo). CRE-FAL, Pátzcuaro, 1983. RANGEL, Francisca. «Proyecto de Promoción Artesanal de la Zona TarascaMéxico (OFA). Síntesis de una primera experiencia (1982-1983)». (Mimeo). OEA-CREFAL, Pátzcuaro, 1984. 7. COMUNIDAD, CULTURA POPULAR Y EDUCACIÓN, APORTES TEÓRICOMETODOLÓGICOS PARA EL DESARROLLO DE PROGRAMAS EDUCATIVOS Proyecto del Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP) GRACIELA MESSINA Licenciada en Sociología FIDEL OTEIZA Doctor en Educación (Ph. D) CUENCA, ECUADOR SINOPSIS La presente propuesta sobre el «pensamiento educativo» orientador, fue el resultado de una actividad de investigación dentro del programa a cargo del CIDAP, en su calidad de Centro Interamericano del Programa Regional de Desarrollo Cultural de la OEA. El propósito fue generar una modalidad educativa dirigida al artesano y a su comunidad, y establecer marcos referenciales guiadores de proyectos específicos del ámbito local donde se encuentra ubicado e CIDAP, asÍ como para otras regiones del país y para Latinoamérica en general. El documento señala cuidadosamente el proceso seguido por los ex-pertos durante su misión, efectuada en 1983, iniciado aquél por el conocimiento acumulado por el Centro en su acción re-gional a partir de 1973; los trabajos de campo en las comunidades quechua-parlantes con estructura comunal indígena del Cantor del Cañar: Manzanapata, La Capilla y Quilloac; la constitución de equipos interinstitucionales y con participación comunitaria; los talleres y otras actividades, todo lo cual permitió concluir con una serie de observaciones y recomendaciones al CIDAP, a la OEA y en general a todas aquellas agencias de cooperación e instituciones que promueven programas de desarrollo artesanal, incluyendo también su articulación con planes nacionales de acción, proyectos subregionales y regionales de la esfera de la edu-cación. I. PRESENTACIÓN Este informe contiene una exposición de las acciones, el estado actual y los resultados del proyecto «Diseño y Ex-perimentación de Talleres de Cultura Popular» llevado a ca-bo con comunidades de la Provincia de Cañar, Ecuador. Este proyecto fue desarrollado por los consultores FideI Oteiza y Graciela Messina contratados por la OEA a través del CIDAP. El objeto del proyecto fue «Generar una modalidad educativa orientada al artesano ya su comunidad»- Modali-dad que se espera tenga como eje la cultura popular y esté orientada a promover el desarrollo y la socialización de la ac-tividad artesanal, así como el fortalecimiento de las organi-zaciones de la comunidad y de los sentimientos de autoestima de los participantes. Representa una respuesta a la necesidad de contar con orientaciones de orden teóricometodológicas para formular, diseñar y llevar adelante programas educativos destinados a preservar el arte popular haciendo de la comunidad el sujeto de la acción.1 En términos generales se puede afirmar que los fundamentos teóricos para el desarrollo de tales programas existen. Conceptos tales como educación entendida como acción cultural (Freire, 1982; García Huidobro, 1979), los fundamentos de la educación de adultos como un movimiento participativo, la noción de la educación permanente y los principios de la educación popular (López, 1982) consti-tuyen elementos teóricos adecuados para iniciar la tarea aquí abordada. Una segunda vertiente de pensamiento la constituyen los esfuerzos realizados por los organismos ligados al desa-rrollo del arte popular en Latinoamérica. En diversos seminarios, talleres y publicaciones, el De-partamento de Asuntos Culturales de la OEA y el CIDAP (Cen-tro Interamericano de Artesanías y Artes Populares con sede en Cuenca, Ecuador) han avanzado en la dirección de un pen-samiento educativo asociado al proceso de recuperación, preservación y desarrollo de la cultura popular.2 La propuesta aquí contenida responde a la necesidad de generar alternativas educativas aplicables a la capacitación artesanal. La construcción de dichas alternativas será siempre un problema abierto. En cuanto al desarrollo de alternativas de capacitación para el sector se propone que: a) Esté acompañado por un proceso de creación de un «pensamiento educativo» asociado a los procesos de rescate, preservación y desarrollo de las artes populares; b) tenga como eje la propia cultura popular y el proceso de creación cultural; c) sea evaluado según su capacidad para res-petar los patrones culturales, responda a las condi-ciones socioculturales existentes y esté orienta-do hacia la resolución de problemas propios de las comunidades; d) se enmarque en los fundamentos de la educación de adultos y de la educación popular generándose desde y con las organizaciones de la comunidad; e) utilice estrategias participativas y promocionales de capacitación, y f) se articule con planes nacionales de acción, proyectos subregionales y regionales de la esfera de educación. Consecuentemente se proponen programas educativos que involucren no sólo las artesanías y el artesano, sino adop-ten la cultura y la comunidad como núcleos organizadores y cuya estrategia sea la de resolución de problemas de un modo creativo a la vez que autónomo. II. UNA PROPOSICIÓN 1. Aspectos generales El Centro Interamericano de Artesanías y Artes Popu-lares (CIDAP) realiza, desde el inicio de sus actividades, diver-sas acciones de carácter educativo. El CIDAP tiene por objeto funciones de investigación, difusión, extensión y educación, tales como: a) Formar técnicos en el área; b) realizar investigaciones, informar, divulgar y promocionar las artes populares; c) proveer de asistencia técnica; d) generar una biblioteca especializada en el arte popular; e) reunir, conservar, registrar e inventariar diseños, motivos, materias primas, herramientas, equipos y técnicas asociadas a las artesanías y al arte popular; f) desarrollar museos, y g) servir de laboratorio experimental y de servicio téc-nico para el artesano. Para el logro de estos objetivos, el CIDAP se encontró pronto con responsabilidades educativas. Ha organizado cur-sos internacionales de expertos de diseño artesanal y perfeccionamiento de artesanos artífices, cursos nacionales espe-cializados y cursos breves sobre temas específicos. La necesidad de apoyar la actividad artesanal in situ dio origen a otro tipo de preocupaciones educativas. Nacieron, en una primera etapa, las acciones de apoyo individual y los seminarios-talleres de artesanos a nivel nacional y latinoameri-cano. Más adelante, frente a la necesidad de involucrar a la comunidad misma, se estructuró una respuesta grupal, a través de la experiencia del Museo-comunidad de Chordeleg y de los talleres de creatividad que se desarrollan desde dicho museo. Paralelamente los encuentros de especialitas seña-laron la necesidad de generar «alternativas metodológicas educativas para el desarrollo del artesano y de su comu-nidad». Enfatizaron la necesidad de sistematizar las expe-riencias latinoamericanas en el área y de generar modelos apropiados a partir de la experimentación. La propuesta que hoy presentamos es parte y producto del trabajo de tipo piloto realizado por los autores con comunidades cañaris y con el apoyo de personal espe-cialmente contratado por el ClDAP.3 2. Génesis de un modelo educativo La experiencia ha mostrado que un modelo educativo válido es producto de un esfuerzo de equipo extendido en el tiempo. Basta revisar todas las experiencias latinoamericanas cuya validez y generalización ha requerido de un largo perio-do de incubación (OEA, 1965). Una segunda consideración se refiere al proceso de recuperación, organización y desarrollo del arte popular y a la artesanía misma, que deben ser tomados en cuenta al desa-rrollar modelos educativos. El CIDAP ha acumulado un conocimiento y una riqueza de información acerca de recursos técnicos, herramientas, procedimiento de producción, diseños, motivos y materias primas. Este conocimiento tiene un potencial educativo enorme. Parece razonable no hacer recaer en el CIDAP las responsabilidades administrativas y financieras que una em-presa educativa implica, pero sería de alto valor asociar a los esfuerzos de investigación del Centro, un proceso educativo sistemático. Así la información reunida regresaría a las comunidades que la suministran y de este modo se podría dis-poner de un proceso de doble acción que a la vez que fortalezca a las comunidades enriquezca el patrimonio cultural latinoamericano. Este mismo proceso educativo podría orientar políticas educativas nacionales y regionales destinadas a sensibilizar a la población latinoamericana acerca de las culturas sobre las cuales descansa la actual cultura mestiza del Continente. Una tercera consideración guarda relación con la nece-sidad de vincular la reflexión con la acción. Asimismo, la ex-periencia ha demostrado que acciones o procedimientos des-provistos o divorciados de un pensamiento de orden general, se pierden o se desvirtúan. De igual forma, la reflexión ale-jada de la práctica y surgida de investigadores separados de la realidad que aspiran a cambiar, suele ser estéril. Consecuentemente, con el objeto de generar un mode-lo educativo apropiado para el sector, se recomienda la organización de un proceso interdisciplinario, cuya acción, extendida en el tiempo, tenga como finalidad la elaboración de un pensamiento educativo que oriente el desarrollo de pro-gramas para el artesano y la comunidad. Este proceso de creación debe ser participativo, reconocer como foco la cul-tura popular, estar orientado hacia la solución de problemas de las comunidades y tener como metodología la investigación-acción. Cada instancia educativa podrá así estar orientada por los principios generados por este proceso y, a su vez, contribuirá dialécticamente en la construcción de un marco de referencia adecuado para el sector artesanal. Cada experiencia educativa realizada en el sector con-tribuirá más eficientemente al desarrollo de la teoría educa-cional. El proceso de acumulación así concebido se entenderá como: a) Desarrollado interdisciplinariamente. b) Participativo y comprometido con las comunidades con que trabaja. El conocimiento será compartido con las comunidades, estará relacionado con sus objetivos y en la gestión de los resultados habrá una total comprensión entre los diferentes componentes del intento. c) Documentado. Un componente importante del proceso de acumulación lo constituyen las síntesis escritas, gráficas o realizadas mediante diferentes medios de expresión. Los procesos son los elementos más importantes en la réplica de una experiencia. d) A través de la evaluación e investigación participati-vas. Tanto la evaluación como la investigación con carácter participativo han logrado consolidar procedimientos y tradi-ciones en el Tercer Mundo (Richards, 1983). e) Operacionalizado a través de manuales, folletos, material de apoyo, láminas, diagramas y hasta museos. Cada experiencia necesitará elementos de apoyo material. Esta política de apoyo sostenida en el tiempo puede dar origen a una enorme disponibilidad de medios cuyo efecto multiplica-dor no hay que desdeñar.4 Las alternativas metodológicas que se presentan y los resultados de los estudios pilotos realizados deberán enten-derse entonces como aportes a este «pensamiento educativo», que debe acompañar, nutrir y nutrirse del proceso de rescate y desarrollo del arte y la cultura popular ya iniciado. Las relaciones entre el proceso de reflexión-acción y los de investigación, publicación, asistencia técnica y desarrollo de museos, propios de la preservación y desarrollo de las artes populares, son relevantes y deben ser analizados conjuntamente con los responsables de estos procesos. III. DESARROLLO DEL PROYECTO En este apartado se describen, en términos generales, las acciones emprendidas para el desarrollo de este proyecto, y se plantean algunas alternativas educativas que parecen válidas y posibles a la luz de las experiencias realizadas en Cañar. 1. Diagnóstico participativo Son tres las comunidades cañaris que figuran en este proyecto: Manzanapata, La Capilla y Quilloac. El diagnóstico realizado en éstas mostró una amplia gama de necesidades. Las carencias de índole educativo fueron enunciadas por las comunidades junto con las de orden económico, laboral, cultural, sanitario y otras también relacionadas con la calidad de vida. Para iniciar y desarrollar el proyecto se procedió por medio de conversaciones individuales y generales, entrevistas etnográficas (Spradley, 1979), entrevistas con los directivos de la comunidad, la cooperativa y los alfabetizadores bilingües que pertenecen a las mismas comunidades, y reuniones ampliadas con la comunidad. Por decisión de orden metodológico, no se estableció una separación entre las necesidades y las soluciones para resolverlas, sino que ambas fluyeron simultáneamente durante las reuniones. Con la finalidad de no generar falsas se señaló reiteradamente cuáles eran los alcances del trabajo, enfatizando su carácter educativo y participativo, además se explicó que sería posible hacer «sólo aquello que la comunidad pudiera realizar» con un mínimo de apoyo externo. Se podía contar con una o dos partidas presupuestarias para el pago de los alfabetizadores,5 algunos materiales para los talleres (lana, hilo, lienzo, maderas) y el apoyo de un educador. De este modo, la responsabilidad del proyecto era compartida con la comunidad desde el primer momento y sólo en un largo plazo el proyecto se transformaría en una realidad autónoma. Aunque la propuesta tenía un carácter educativo nunca se eludió el análisis y la discusión de temas diferentes pero igualmente problemáticos. La comunidad y especialmente sus dirigentes se mostraron muy claros al relacionar todos los aspectos de la vida comunitaria y de la sociedad entre sí y con los problemas educativos. También como consecuencia de la metodología adoptada, todo enunciado de una necesidad se consideró como tentativo y parcial. Se aceptó que la determinación de necesidades, es un proceso continuo y no un momento inicial del trabajo. Durante los seis meses de actividades, este proceso continuó, se cambió la conceptualización de algunos de los problemas, se precisaron otros, en un esfuerzo continuo de integración de lo educativo con el resto de la vida comunitaria. Al comienzo de la experiencia, al tratar con artesanos relacionados con el CIDAP como «informantes claves» (Eizmann, 1982), surgieron intereses personales y rencillas internas en un clima de poca solidaridad. Con la participación progresiva de otros miembros de la comunidad, estas «necesi-dades» personales fueron dejadas de lado para llegar a problemas de interés común. Algunos participantes intentaron también establecer con los especialistas relaciones de tipo mercantil («acepta-mos a cambio de») y sometieron a exámenes al equipo téc-nico. Con el pasar del tiempo, al contactarse con las organi-zaciones de la comunidad las relaciones empezaron a acer-carse al diálogo constructivo. Las primeras necesidades que surgieron en palabras de los mismos habitantes, fueron del orden de: «necesitamos material para tejer»; «las tinturas son cada vez más caras»; «con talleres industriales podríamos producir más»; «las instituciones podrían ayudarnos así [...]»; «necesitamos un almacén para vender nuestros productos»; «no tenemos elec-tricidad; hace años que la necesitamos». «Ahora es muy cara», «con luz podríamos producir más tejidos, más muñecos o de toda cosa». Se presentaron también temas como la migración, la partición excesiva de la tierra; la necesidad de que los jóvenes aprendan música y tejidos de telar; la inquietud porque las mujeres aprendan a bordar a mano y a máquina utilizando la máquina de coser para bordar y coser, etcétera. Desde el comienzo de la experiencia se plantearon las relaciones con diversos «proyectos» o preocupaciones comu-nitarias y la necesidad de «trabajar» desde y «con» las organizaciones de base. A los dos meses de trabajo la posibilidad de organizarse en talleres estaba bastante avanzada. La modalidad que éstos adoptaron fue objeto de debates diversos (el taller se describe en el apartado siguiente). En reuniones con los participantes potenciales de la comunidad se eligieron por votación directa los artesanos ins-tructores. 2. Etapa de formación de los talleres En octubre de 1983 comenzó a funcionar un taller de tejidos de telar con dos artesanos instructores y, desde di-ciembre de 1983, un taller de bordado para las mujeres con una artesana instructora. Se continuaron las reuniones con los artesanos instructores, las directivas comunitarias, los al-fabetizadores y los miembros de los talleres, además se par-ticipó en la asamblea de la comunidad. En las últimas reuniones se planteó un trabajo coor-dinado entre los tallares y la organización de estudiantes se-cundarios del cantón Cañar quienes patrocinan un proyecto integral que incluye, entre otros objetivos, educación y cultu-ra. Publican un periódico para los estudiantes y se proponen confeccionar un folleto acerca de temas históricos, cultu-rales, arqueológicos, etc., para difusión entre los pobladores de la región. La organización se ha comprometido a difundir la idea de los talleres de cultura popular en las restantes comunidades del cantón para lo cual se propone elaborar un material impreso breve, para facilitar la promoción de los talleres. Es interesante señalar que las directivas comunitarias son conscientes de su responsabilidad de cautelar los talleres, para que éstos resulten un proyecto de la comunidad. Se ha planteado la necesidad de investigar y recopilar diseños antiguos de bordados de polleras y camisas, así como controlar que los especialistas no introduzcan arbitrariamente diseños ajenos a la comunidad. Han propuesto además un trabajo conjunto con un taller de carpintería existente en el cantón, para confeccionar telares, bancos y otros elementos necesa-rios para los talleres de cultura popular. Las mismas directivas han planteado la necesidad de es-tablecer intercambio con otras comunidades del Cañar, con la finalidad de aprovisionarse de lana y organizar un taller de confección de sombreros de este material que son usados por esta comunidad y que actualmente se producen en la zona norte del país. Todos los aspectos señalados evidencian el grado de organización de las comunidades, así como la claridad en torno a la coordinación de programas dentro de un proyecto global y controlado por las mismas organizaciones de la comunidad. Sin embargo, la desconfianza de las comunidades cañaris en relación con las intervenciones de personas extrañas sigue vigente. Se ha logrado un acercamiento hacia las comunidades, pero sólo un trabajo continuo, humilde y en un clima de claridad y empatía puede hacer que el recelo ceda paso a una relación de cooperación y comprensión recíproca. 3. Metodología El trabajo desarrollado en cada una de las comunidades pone de manifiesto cómo una misma metodología de desarrollo de programas de carácter participativo tuvo resonancia diferente de acuerdo con su nivel de organización y el tipo de acercamiento inicial. El trabajo piloto del equipo de la OEA se basó en un diagnóstico preliminar desarrollado por técnicos del CIDAP y coordinado por el antropólogo Harold Heizmann. Se utilizó la técnica de la encuesta aplicada a una muestra probabilística y determinada a partir de relaciones de parentesco y otro tipo con un grupo de artesanos cañaris que actuaron como infor-mantes clave. Luego de varias entrevistas y reuniones el equipo elaboró el diagnóstico preliminar en las comunidades de Manzanapata y La Capilla. La comunidad de Quilloac rechazó ser encuestada. El equipo de la OEA inició el trabajo manteniendo los contactos establecidos por el CIDAP y ampliándolos a las di-rectivas comunitarias, los alfabetizadores bilingües y los miembros de las comunidades en general. Como ya se manifestó, en las primeras reuniones afloraron los intereses personales de los artesanos en contradicción con los de la comunidad y, resultó notorio que las comunidades con las cuales existía el contacto inicial eran poco organizadas y con niveles sanitarios y habitacionales de-ficientes. Algunos miembros intentaron establecer una relación de tipo mercantil y adoptaron la actitud pasiva, en espera de «ayudas» del grupo técnico. Las necesidades educativas se plantearon junto con las necesidades básicas, como la falta de electricidad. El equipo técnico apoyó la gestión comunitaria para so-licitar la electrificación y parte de las tareas fueron realizadas por las comunidades mediante la organización de mingas.* A la fecha disponen ya de electricidad en un punto central de la zona y han comenzado a electrificar sus casas, de acuerdo a los recursos que posee cada comunero para la instalación. Sin embargo, el taller de cultura popular no se ha concreti-zado en Manzanapata. Posiblemente consideran que una organización comunitaria atenta contra su actividad principal: comercializar en Cañar, Cuenca y hasta en Guayaquil y Quito los productos propios y de los artesanos de la comunidad y cercanías. Cuando arribó el equipo de la OEA, la comunidad de Quilloac se encontraba al margen de la experiencia. Se inicia-ron inmediatamente los contactos y las reuniones y, al cono-cer y discutir el proyecto de los talleres, Quilloac solicitó integrarse. Es notorio en esta comunidad el mayor grado de organización y el control que ejercen los dirigentes sobre el grupo. El nivel sanitario y habitacional es más alto y hay un mejor uso del suelo a través de la agricultura. Aunque en esta comunidad no se manifestaron intereses personales ni mer-cantilistas se justificó su actitud de recelo por el hecho de querer conocer a fondo el proyecto y la firme decisión de que tendría que ser desarrollado desde y con las organizaciones de base de la comunidad. Se inició un trabajo educativo limitado al campo de la cultura y la artesanía tradicional. Todas estas comunidades forman parte de una región de cultura indígena y son poblaciones predominantemente quechua-hablantes; mantienen una estructura comunal indígena. Los diferentes niveles de organización y las formas de contacto que se establecieron explican por qué una misma metodología participativa de desarrollo del programa tuvo una resonancia tan desigual. 3.1. Otras fuentes de información La información generada por el contacto directo con las comunidades de Manzanapata, La Capilla y Quilloac del Cantón Cañar, se vio ampliada por los aportes obtenidos a través de: a) Visitas realizadas a talleres de distintas especiali-dades artesanales (tejidos en telar, tejidos ikat, bordado, herrería, vidrio soplado, cerámica, etc.) y las correspondien-tes conversaciones sostenidas con los artesanos del Cañar y del Azuay. b) Visitas y entrevistas en relación con los talleres de creatividad y talleres asociados al Museo-comunidad de Chordeleg. c) Entrevistas realizadas con los gestores de los talleres de Gualaceo y Bullcay. d) Entrevistas sostenidas con diversos especialistas del CIDAP con quienes se conformó la información y se analizaron las interpretaciones hechas de esta propuesta. e) Entrevistas y reuniones de trabajo sostenidas con los educadores de adultos responsables de los diversos talleres. IV. ALTERNATIVAS Sobre la base de la información recopilada y después de someter las ideas a discusión con los habitantes de las comunidades, se perfilaron diferentes alternativas educativas, algunas de las cuales se han llevado a la práctica. Estas alter-nativas fueron: a) Organizar el taller de cultura popular y de capacitación artesanal; b) realizar una investigación participativa de diseños, motivos, herramientas, equipos y técnicas tradicionales; materias primas, c) realizar investigación participativa de problemas comunitarios: sociales, económicos o políticos; d) organizar cursos breves especializados; e) Organizar el Museo-comunidad; f) buscar apoyo para circuitos educativos informales, y g) Conseguir asistencia técnica. Paralelamente se consideró la utilización, la adaptación y el desarrollo de material de enseñanza escrito y gráfico, para el apoyo de las diferentes actividades educativas. Los énfasis fueron prestados en los talleres de cultura popular, objeto de trabajo del equipo relacionado con este estudio y de personal del CIDAP y en el Museo-comunidad de Chordeleg. 1. Descripción de algunas alternativas 1.1 El Taller de Cultura Popular y de Capacitación Artesanal Diremos que el taller se ha constituido así: a) Se desarrollan sesiones periódicas en las cuales un grupo de participantes, deseablemente entre 8 y 25, apren-den una técnica artesanal con la coordinación de un artesano de la comunidad, especialmente preparado como instructor. b) El grupo tiene el apoyo de la organización comuni-taria. c) El área de especialización se adopta como resultado de un diagnóstico participativo realizado con la propia comunidad. d) El programa y el método de trabajo es e] resultado de un proceso de clarificación y de organización llevado a cabo por el artesano-instructor y un educador especialmente entrenado. e) El grupo se autoevalúa y analiza su realidad periódicamente bajo la dirección de un monitor. Este trabajo le permite tomar conciencia de los problemas que experimen-tan la cultura, la comunidad y cada uno de los participantes. f) El grupo reflexiona y participa activamente en la solución de problemas de la comunidad, de las organizaciones comunitarias, en el estudio de la historia o en la investigación de diseños, motivos, técnicas o materias primas utilizadas en la artesanía tradicional local. g) Las actividades se realizan en locales pertenecientes a la comunidad o elegidos por ellos. En síntesis este taller se puede considerar como la sistematización de la enseñanza de un maestro a sus apren-dices, en vista de un fortalecimiento de la organización co-munitaria, del valor propio del trabajador y del valor de la cultura de la comunidad. 1.2. Investigación participativa de diseños, motivos, materias primas, herramientas, equipos y técnicas de artesanía tradicional La investigación de la propia cultura, realizada en forma conjunta entre participantes de un taller, miembros de la comunidad e investigadores profesionales es también una metodología valiosa porque el conocimiento de la tradición del saber de los ancianos, de los usos, de las costumbres, de la indumentaria, de los utensilios y herramientas usadas, y des-cubiertas en la zona son temas generadores ideales para un programa de educación popular. Es un recurso que se ha utilizado ya y que podría ser sistematizado y objeto de tra-bajos más profundos.6 El material de aprendizaje encontrará en este medio una base ideal para generar una fuente inagotable de elemen-tos al servicio de la enseñanza. 1.3. La investigación participativa de problemas comunitarios, sociales, económicos y políticos Es una forma de trabajo ampliamente desarrollada por la educación de adultos en Latinoamérica.7 Al ser aplicada al sector artesanal se obtendrán nuevas luces en relación con los problemas tradicionales del sector: comercialización, pre-supuesto, contabilidad, administración y diseño. El análisis de este tópico al margen de la realidad de las comunidades, difícilmente podrá contribuir al desarrollo del sector; inversamente la búsqueda de la propia realidad de los grupos étnicamente diferenciados es claramente insuficiente. La investigación conjunta y el desarrollo de manuales en forma participativa podrían contribuir con un enfoque reno-vado y renovador. Las otras alternativas han sido llevadas a la práctica en la mayoría de programas y su mismo enunciado determina sus objetivos. El Museo-comunidad surge como una alternativa que se lleva a la práctica en Chordeleg (Provincia del Azuay) organizado e inspirado por Ione Carvalho y un equipo de tra-bajadores del CIDAP bajo el patrocinio del Departamento de Asuntos Culturales de la OEA (esta experiencia figura sepa-radamente en esta publicación). 2. Talleres de cultura popular y de capacitación artesanal 2.1. Objetivos Como se mencionó anteriormente, estos talleres tuvieron importancia primordial, por lo que en este apartado se amplía la información del proceso de desarrollo de los mis-mos, desde sus objetivos hasta la fase de seguimiento, algu-nas cuestiones metodológicas, y las interrogantes derivadas del estudio. Los objetivos de los talleres de cultura popular y de capacitación artesanal fueron los propios de los programas de educación popular a los cuales se agregó la especialidad que le otorga el contenido artesanal.8 Consecuentemente, los objetivos de este taller fueron: a) Promover la dignidad y la autovaloración de los participantes; b) facilitar la toma de conciencia acerca de los problemas que afectan a la comunidad; c) contribuir a la búsqueda de soluciones que permitan un proceso de cambio; d) reforzar las organizaciones de base, y e) preservar, valorar y desarrollar la cultura popular. Con el fin de describir la metodología de los talleres se procedió del modo siguiente: en las fases en que la experien-cia que se adelanta en Cañar ha avanzado, se utilizó un diseño especialmente preparado que ha guiado todo el proceso. Sin pretender evaluar aun la experiencia de Cañar, se señalan las situaciones en que los talleres reales se apartaron del diseño inicial. 2.2. Descripción Los talleres fueron concebidos como instancias de aprendizaje y de educación en el más amplio sentido de la palabra. Estuvieron íntimamente ligados a las organizaciones comunitarias. En cuanto a sus contenidos, se in-tentó ceñirse a las artesanías, técnicas, diseños y formas que son propias de la cultura a la cual pertenece la comunidad. Como ya se ha enunciado, los elementos que debieron reunirse para constituir el Taller fueron: a) Una comunidad organizada; b) un conjunto de jóvenes o adultos interesados en aprender; c) un artesano-instructor, que en la experiencia de Cañar fue elegido por la propia comunidad; d) un promotor, miembro de la comunidad, designado por la directiva comunitaria para servir de nexo entre la experiencia y la comunidad; e) un educador de adultos, miembro del equipo de la OEA; f) un local; g) un conjunto de herramientas (telares y bastidores) y material para el trabajo artesanal, y h) circunstancialmente se requerirá del concurso de un instructor-promotor de otra comunidad (Chordeleg), para enseñar teorías de bordado. Y, naturalmente, la voluntad de generar una instancia de aprendizaje como esfuerzo colectivo. Tanto el inicio como el desarrollo de cada taller tuvie-ron características dependientes de cada realidad. En términos generales, y sólo con el propósito de generalizar se pueden distinguir las siguientes fases: Primera fase: contactos iniciales Se planteó, discutió y decidió sobre la idea. Es impor-tante la diferencia entre las dos comunidades, en una de las cuales se hizo el contacto a través de informantes claves y en otra, la comunidad misma solicitó la presencia del equipo. En la primera aun no se constituye el taller, en la segunda hay dos talleres en operación. Segunda fase: negociaciones y diagnóstico participativo En esta fase se determinaron necesidades, se reunie-ron antecedentes y se hicieron proposiciones de especiali-dades artesanales en las que se haría el taller. También se buscaron recursos para relacionar la actividad con las organi-zadas por la comunidad. Se decidió la formación de dos talleres de tejido y uno de bordado. Posteriormente los dos de tejido se fundieron en uno solo por falta de local. Tercera fase: Organización y preparación La comunidad eligió a los artesanos que actuarían co-mo instructores, determinó quiénes serían los participantes y el local. Esta es la fase en que se decidió: a) determinar el currículum con el instructor; b) preparar al artesano para su nuevo papel, y c) preparar material de enseñanza o de apoyo. Fue casi imposible cumplir con estas tareas; se suplie-ron las carencias durante el proceso. Se adquirieron los materiales y la comunidad encontró cómo fabricar telares. Cuarta fase: desarrollo del taller Esta es la fase en que se encuentran los dos talleres de Cañar:* El taller de tejido se reúne desde octubre de 1982, dos veces por semana; los viernes todo el día y sábados por la mañana. Las actividades se han concentrado en: a) hacer aproxi-madamente diecisiete telares de cintura para fajas y b) aprender a tejer fajas. Los productos no tienen aun valor comercial, pero algunos participantes podrían ya actuar con independencia. Los talleres se constituyeron con aproximadamente treinta participantes entre los dos. Nos hemos enfrentado a varios problemas en cuanto al local. Por ahora, se comparte el espacio físico con un taller de carpintería del complejo escolar de la comunidad. A esas actividades deben agregarse: a) sesiones de autoevaluación; b) trabajo crítico entre el educador y los ins-tructores, para redefinir el currículo, explicitar diseños, clari-ficar metas, organizar actividades; c) revisiones de análisis de problemas planteados por los participantes; d) participación en actividades de la comunidad; e) desarrollo de material didáctico, y f) actividades evaluativas con la participación del monitor y/o miembros de la directiva comunitaria. El taller de bordado se inició más tarde debido a la necesidad de preparar a las instructoras. Durante el mes de diciembre de 1983 se desarrolló un curso de bordado para cinco participantes de entre las cuales se seleccionó una como instructora. El curso fue realizado por el monitor de los talleres de Chordeleg: Raúl Cabrera. Quinta fase: evaluación participativa del taller Las actividades del taller pueden culminar con un con-junto de actividades evaluativas y de integración. La exposición de los trabajos realizados puede servir para en-lazar, con la comunidad, los logros alcanzados. En sesiones de trabajo sostenidas entre los participan-tes, los instructores, el monitor u otros representantes de la comunidad organizada y el educador del equipo OEA, se podrá analizar lo hecho y decidir formas de continuación. Sexta fase: seguimiento El seguimiento se ha mostrado indispensable en otras experiencias comunitarias comparables. De acuerdo con el diseño de esta experiencia, esta fase corresponde a la apropiación definitiva del taller por parte de la comunidad y a un periodo de apoyo técnico y, si es indispensable, de apoyo económico decreciente, por parte de las instituciones patrocinadoras. Podrían considerarse además: a) el desarrollo de otros talleres de capacitación; b) el inicio de talleres productivos; c) el trabajo colectivo en comercialización, etcétera. Esta fase puede demorar en concretarse; en ese caso, el taller de primer nivel como el antes descrito, podría man-tenerse dentro del tiempo que se estime conveniente, ya sea con nuevos participantes, o con los mismos que lo iniciaron. La experiencia muestra que entre la primera y la cuarta fase pueden transcurrir semanas o meses. Ese periodo de incubación y de conocimiento mutuo es indispensable y deci-sivo. La calidad humana del educador, la claridad metodológica, y su capacidad para establecer una relación franca, horizontal, capaz de contribuir con ideas y de reci-birlas, independiente y alentadora de la independencia, crea-tiva y cordial, son condiciones importantes del desarrollo de un proceso educativo en el seno de una comunidad (García Huidobro, 1985; Oteiza, 1983). 3. Cuestiones metodológicas El desarrollo de talleres de cultura popular y de capacitación artesanal ha planteado una serie de preguntas de gran interés. Algunas de estas cuestiones fueron tratadas por uno de los autores de esta propuesta en un estudio que sistematiza experiencias comparables realizadas en zonas marginales urbanas (Oteiza, 1983). Entre estas cuestiones se pueden destacar las siguientes: a) Programa educativo y organización popular. La hipótesis adelantada en una sección anterior dice que el nivel alcanzado por la organización popular determina el éxito, las características, los objetivos y la organización del taller. Inversamente, se puede preguntar si la existencia del taller modifica, robustece o consolida la organización de base: ¿Se produce mayor participación en los asuntos comunitarios entre los componentes del taller? ¿Surgen iniciativas nuevas o se materializan aspiraciones del grupo como resultado de la acción educativa? Estos asuntos son relevantes y podrían ser objeto de estudio de un programa como el descrito en esta propuesta. b) Otro asunto de interés está relacionado con los pa-peles que desempeñan y las funciones que tienen algunos de los agentes del programa. En particular, los papeles, funciones y responsabilidades de: a) el educador, generalmente externo a la comunidad; b) el equipo base al que pertenece el educador y al que sirve de grupo; c) el monitor, pertenecien-te a la comunidad, nexo entre la organización y la experien-cia, y llamado a coordinar las acciones; d) el artesano-ins-tructor, perteneciente a la propia comunidad, y e) el o los instructores especializados que presumiblemente serán ex-ternos a la comunidad. ¿Cómo se relacionan entre sí?, ¿cuánto puede apren-derse de cada experiencia y hacerla generalizable? c) Las características de un diagnóstico participativo. Este es un asunto metodológico delicado; en el apartado an-terior se esbozó la metodología participativa. Es un área que requiere de estudio y de sistematización, ya que el au-toritarismo es una actitud arraigada aun en aquellos educa-dores que preconizan la participación. En estas sociedades, milenariamente autoritarias, la democratización de las relaciones sociales es un proceso largo que implica modifica-ciones profundas en las personas y en las instituciones. d) Por tratarse de un programa emergente y ser el ins-tructor un artesano sin experiencia educativa, la preparación del programa y la estructura de la enseñanza plantea una importante tarea conjunta de explicación y conceptualización. e) En cuanto a la capacitación pedagógica del arte-sano-instructor, el programa mostró un verdadero aprendi-zaje en la experiencia y dio la oportunidad para que el educa-dor pudiese catalizar un proceso de autoaprendizaje. f) En cada una de las experiencias el local fue una cuestión importante y condicionante. Fue favorable la ocupación de un local comunitario. En los cursos en que se debió cambiar de local frecuentemente, las acciones se difi-cultaron en gran medida. g) Las herramientas, equipos y material para el fun-cionamiento del taller hacen que el intento educativo se haga palpable y visibles a los ojos de la comunidad y de los participantes. Hacer un telar, preparar un banco de trabajo, se-leccionar lana, teñir, etc., son procesos que poseen una clari-dad que las palabras no tienen. Este contacto directo con los resultados de la acción le da a los talleres su carácter y repre-senta su mejor evaluación. En todas las experiencias, los elementos materiales fueron importantes y de delicado ma-nejo. La única garantía de buena administración y cuidado fue la participación de la comunidad en todas las decisiones y la adopción por parte de algunos encargados de esa responsabilidad. h) En cuanto a costos y financiamiento, en vistas a lo-grar la independencia de los talleres se buscó: a) mantener los costos al nivel más bajo posible, y b) lograr financia-miento de entidades públicas que podrían hacer suya la res-ponsabilidad del seguimiento en los aspectos económicos. Además de lo anterior, otro aspecto importante en esta materia es la claridad del manejo financiero. Consecuente-mente, la comunidad estuvo siempre informada de los costos y del financiamiento y participó activamente en todas las decisiones. Como ejemplo se incluyen los costos totales del taller de tejidos de Quilloac: Taller de tejido: tres meses de funcionamiento, veinte a treinta participantes, y dos instructores. Telares Materiales s/.4 360, aportados por el CIDAP. s/.2 420, aportados por el CIDAP. Dos bonificaciones mensuales para los instructores, cada una de. . . . s/.3 000, aportadas por el Ministerio de Educación, a través de «partidas de alfabetización». i) Otros aspectos metodológicos cuya envergadura ha-ce imposible tratarlos en esta sección, pero que constituyen elementos particularmente interesantes en la construcción de alternativas metodológicas para la educación popular son: · Autoevaluación y modalidades evaluativas adecuadas para el sector (Richards, 1983; Walker y Richards, 1983). · Contenidos culturales, artesanales, sociales, económicos y políticos del taller. · La investigación participativa de la cultura popular. · Los materiales de enseñanza y/o de apoyo que pue-den acompañar adecuadamente el «proceso de aprendizaje». · Gestación, administración y productividad de los talleres. V. NOTAS FINALES En la presentación de este trabajo se señaló que el ob-jetivo era buscar modelos educativos apropiados para el sec-tor artesanal. También allí se señaló que durante el segundo semestre del año 83 se realizaría un estudio diagnóstico. Metodológicamente se decidió no separar el diagnóstico de la génesis de algunas alternativas de aprendizaje, haciendo de esas alternativas instancias de aprendizaje de segundo orden. Efectivamente, la experiencia resultó ser una veta muy rica para la reflexión y la creación conjunta. El ámbito cul-tural con que los consultores entraron en contacto es de gran riqueza, las personas con las que tuvieron la suerte de tra-bajar fueron exigentes, y los objetivos del trabajo de alto nivel. El resultado fue una situación altamente estimulan-te, por lo que resulta difícil estructurar respuestas definitivas. Quedan, sin embargo, los logros alcanzados por cada comu-nidad, la claridad alcanzada en ciertos procesos y una cantidad de buenas preguntas para continuar la acción. 1. Comentarios a modo de conclusiones Los problemas que se presentan para desarrollar alter-nativas metodológicas son muy complejos. Las comunidades culturalmente diferenciadas han generado una comprensible y necesaria desconfianza hacia las intervenciones foráneas. Las brechas culturales existen y representan limitaciones se-rias. Es tal la situación que cabe la pregunta de orden supe-rior ¿es necesaria o posible la intervención, por bien inten-cionada, honesta, clara y participativa que sea? De responderse afirmativamente esta cuestión, cabe preguntar ¿qué características debe tener esa acción? Parece claro a los autores que ambas preguntas no admiten respuestas simples. Habrá que recorrer muchas veces el camino de la teoría y la experiencia para contar con respuestas provistas de cierta validez. Aprobada la decisión de entrar en el problema y con la aceptación de las limitaciones que la brecha cultural impuso a la experiencia, parece posible afir-mar que: a) Los supuestos que guiaron la acción se sostuvieron una vez puestos en práctica; b) los principios orientadores elegidos fueron útiles durante la ejecución; c) parece viable una alternativa educativa enmarcada en los lineamientos metodológicos expuestos en este trabajo; d) los talleres en desarrollo son sólo aproximaciones al modelo planteado y sus resultados son ya visibles, pero puede haber dificultades imprevistas en el fu-turo; e) toda generalización sería metodológicamente prematura, y f) debe continuarse con la experiencia iniciada, ex-tenderla a otras comunidades y mantener una actitud atenta y sistemática de investigación partici-pativa, si se desea aprovechar los frutos de esta experiencia. 2. Recomendaciones Este documento constituye en sí mismo una proposición, en particular las últimas secciones. Las recomendaciones se presentan reunidas a continuación: 2.1. Un pensamiento educativo El sector requiere de un esfuerzo de investigación -acción orientado hacia la educación. Este esfuerzo debe conducir al logro de un pensamiento educativo. 2.2. El proceso de reflexión-acción debe ser interdisciplinario Son muchos los factores sociales, culturales y políticos que intervienen. Distintas disciplinas, distintos puntos de vista tienen que integrarse en la búsqueda de alternativas metodológicas para el sector. 2.3. Políticas de investigación y desarrollo Se recomienda que el proceso de desarrollo de alterna-tivas educativas esté estrechamente coordinado con los de investigación y/o de asistencia técnica que se realizan en relación con el arte popular. Las políticas de investigación y desarrollo deben ser congruentes con los postulados del proyecto educativo. 2.4. Proceso extendido en el tiempo e interinstitucional Las comunidades con las cuales se trabajó están «can-sadas» de ver pasar instituciones que ofrecen mucho y desa-parecen, o tener simultáneamente acciones provenientes de diversas iniciativas que son incapaces de actuar coordinada-mente. Los proyectos deben tener continuidad y mantener sólidos lazos institucionales entre las agencias que trabajan en el sector. 2.5. Educación popular y educación de adultos Las acciones educativas en el sector deben estar en estrecha relación con los movimientos de educación popular y de educación de adultos que se desarrollan en el Tercer Mundo. En el caso de trabajo con comunidades indígenas se recomienda inscribirse en los avances realizados en el campo de la educación indígena, en particular en los conceptos de diálogo intercultural y educación intercultural bilingüe. 2.6. Generalización Para desarrollar un pensamiento válido y modelos replicables, los supuestos e hipótesis de trabajo deben ser sometidos al juicio de la experiencia, y el tiempo y crítica ampliada, porque si bien toda experiencia es particular, la ideología que la anima y los procesos que se emplean para ello pueden ser generalizados. 2.7. Documentación Nunca se hará lo suficiente en la documentación de los procesos. Dado que la metodología empleada pone su énfasis precisamente en los procesos, el diálogo y la actividad crítica sobre la realidad, se hace indispensable documentar y sistematizar estos procesos. 2.8. Estudios en profundidad La riqueza de los problemas planteados en el trabajo en educación popular exige y, a la vez, ofrece la oportunidad de variados e importantes estudios. Estas investigaciones elaboradas participativamente con las comunidades de grupos étnicamente diferenciados y/o pertenecientes a las mayorías pobres de América, darán origen a una teoría pedagógica operacionalizada en procedimientos y recursos técnicos. Entre los temas sugeridos por la experiencia cabe des-tacar: a) La relación educación-organización popular; b) historia, tradiciones, costumbres, diseños, técni-cas, formas, materias primas, herramientas y solu-ciones técnicas propias de cada grupo étnico y comunidad;9 c) la revisión de programas basados en talleres de cul-tura popular en medios similares puede contribuir significativamente al desarrollo de una metodología apropiada para el sector, y d) la relación entre los diversos personajes que confi-guran un taller y las funciones que cada uno desempeña pueden contribuir al desarrollo del aprendizaje cooperativo. 2.9. Material de enseñanza y material de apoyo La experiencia ha mostrado el valor de los medios en la difusión y consolidación de una metodología. En este sen-tido, existen abundantes antecedentes en la educación popu-lar de adultos en Latinoamérica. Además, los antecedentes reunidos por instituciones como el CIDAP y otros que resul-tan de estudios en profundidad de la cultura propia son ma-terial base de primera calidad para el desarrollo de medios de apoyo adecuados y propios. 2.10. Contenidos de segundo orden Los contenidos de «segundo orden» o más avanzados que podrían contribuir a talleres adelantados o talleres or-ganizados para artesanos ya entrenados, tales como administración, comercialización, técnica avanzada de diseño, etc., constituyen también un área a desarrollar, aplicar, evaluar y difundir. 2.11. Evaluación La evaluación del intento educativo exigirá desarrollar técnicas e instrumentos apropiados para el sector. Tanto la evaluación del proceso de aprendizaje como la evaluación de los talleres como programas, obligan a modalidades de evaluaciones especialmente diseñadas y acordes con la metodología participativa propuesta. La evaluación «iluminativa» constituye el paradigma adecuado para este tipo de programas. 2.12. Participación y horizontalidad Se debe lograr el máximo de participación de la comunidad organizada en cada uno de los pasos de intentos educativos. Estudios diagnósticos, decisiones de programación, recursos, desarrollos en evaluación y seguimien-to, deben ser realizados en un ambiente de confianza, de justificación y de relaciones horizontales. 2.13. Análisis del contexto Se recomienda un estudio exhaustivo del contexto socioeconómico, cultural y político en el cual se van a desa-rrollar programas orientados a preservar y potenciar la arte-sanía tradicional. Es necesario tomar en cuenta los marcos regional y subregional, las políticas sociales y educacionales del país, el grado de desarrollo cultural y social de las comunidades y su pertenencia a unidades culturales. En las comu-nidades cañaris el contexto era favorable en varios sentidos: a) Ecuador es un país democrático en el cual, en los últimos años, se han producido importantes avances en el campo social. b) Ecuador forma parte de la América Andina, región que se ha conservado como una unidad histórica y cultural a pesar de los procesos de aculturación y de las dificultades políticas contingentes. c) Las comunidades cañaris se encuentran en la sierra ecuatoriana y forman parte de una región que puede ser ca-racterizada como de «cultura indígena». Persisten las comunidades indígenas estructurales con todas las significa-ciones culturales y sociales que éstas conllevan. Chordeleg, donde no existen comunidades indígenas, los proyectos del Museo-comunidad y los talleres asociados tuvieron dificultades para desarrollarse. d) Las comunidades cañaris, a pesar de ser todas pre-dominantemente quechuahablantes y contar con una estruc-tura comunal, se diferenciaban por el nivel de organización. Sólo en las comunidades en que existía un mayor desarrollo de las organizaciones, el trabajo se concretizó en los talleres. e) Existe en el país una preocupación, por parte de los organismos gubernamentales y no gubernamentales, por preservar y promover las culturas y lenguas nativas 2.14. Programas de desarrollo y políticas educativas nacionales Por último, se recomienda que los programas de pre-servación y desarrollo de la artesanía tradicional en el marco de la cultura y la organización popular, se articulen con las políticas educativas nacionales, subregionales, y regionales y en particular con las programaciones de alfabetización, postalfabetización y educación de adultos. En el caso de la experiencia presentada interesa la interrelación con el Pro-grama Nacional de Alfabetización del MEC, el Programa Modelo MACAC de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, los programas y recomendaciones relacionados con el Pacto Andrés Bello, y los objetivos y líneas de acción derivados del Proyecto Principal de Educación para América Latina y El Caribe. NOTAS 1. Para ampliar esta información consultar el informe final del Seminario sobre Problemas Sociales y Económicos de las Artesanías, llevado a cabo en Cuenca, Ecuador del 18 al 23 de enero de 1982, y Alternativas de educación para grupos culturalmente diferenciados publicado por OEAI CREFAL en 1983. 2. En ambos trabajos citados en la nota 1. 3. El equipo OEA/CIDAP estuvo conformado por Fidel Oteiza, Consultor de la OEA; Graciela Messina, Consultor de la OEA, Lucía Mora, Ayu-dante OEA/CIDAP, y Jaime Landívar, Responsable del Museocomunidad de Chordeleg. 4. Es lo que ha hecho ClDE (Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación) en Santiago, Chile. Se puede solicitar en catastro de material para la educación popular. 5. Partida de alfabetización: asignación presupuestaria para alfabeti-zadores del Programa Nacional de Alfabetización del Ministerio de Educación del Ecuador. (Correspondió en 1983 a s/. 3.000,00 mensuales, aproximadamente us 33.00). 6. El Proyecto «Mapas Parlantes», realizado en Colombia y presentado al Seminario-taller sobre Alfabetización y Programas de Educación de Adul-tos en áreas rurales de la subregión andina, y realizado por UNESCO en Lima, en diciembre de 1980, es un excelente ejemplo de una metodología de recuperación y comunicación de la cultura propia de una comunidad. 7. Francisco Vio Grossi, Secretario General para América Latina del Con-sejo Mundial de Educación de Adultos, ha reunido una completa documentación al respecto y publicado trabajo de sistematización de la metodología de la investigación participativa. 8. Para documentación al respecto se remite a los centros de investigación CIDE y PIIE en Santiago de Chile, que desarrollan programas y sistemati-zan información sobre educación popular. 9. Existen dos estudios diseñados para comunidades cañaris en: «Trabajo de Reactivación de la Cultura Popular Tradicional», de René López, pre-sentado en el Taller Experimental sobre Integración de la Cultura Popu-lar Tradicional en la Educación, en Cuenca, Ecuador, de octubre a di-ciembre, 1980, y en Proyectos sobre la Cultura Popular Tradicional en los Programas de Ciclo Básico de Educación Media, Taller Experimental sobre Integración de la Cultura Popular Tradicional en la Educación, im-partido por René López y Jorge Saa, en Cuenca, Ecuador. Departamento de Asuntos Culturales de la OEA, octubre a diciembre, 1980. BIBLIOGRAFÍA EIZMANN, Harold. Diagnóstico socioeconómico de la comunidad de Manzanapata en la provincia de Cañar. Cuenca, Ecuador, CIDAP, 1983. FREIRE, Paulo. La relación pedagógica en la educación popular. ClDE, 1983. _____. La educación de adultos como acción cultural, 1979. GARCÍA HUIDOBRO, J. E. «Paulo Freire y la educación de adultos como acción cultural: ClDE, Documento de Trabajo No. 9, 1982. LÓPEZ, F. «Una aproximación a la problemática de la educación popular: método, estrategia, sistematización y evaluación». Ponencia presen-tada en el Segundo Encuentro Nacional de Educación Popular, Santiago, abril, 1982. (Mimeo). OTEIZA, F. «Una modalidad alternativa de capacitación laboral», CIDE, 1983. RICHARDS, H. Investigación participativa y evaluación iluminativa. CIDE, 1983. _____. «La evaluación de la acción cultural, estudio evaluativo del PPH». CIDE, Documento de trabajo No. 3, 1983. SPRADLEY, J. The etnographic interview. Holt, Rinechart y Winston, Nueva York, 1979. WALKER, H. y H. Richards. «Evaluación iluminativa y acción cultural». CIDE, Documento de trabajo No. 18, 1983. (Footnotes) * 1983. 8. PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN Y CONTABILIDAD PREDIAL (PROCAP). Programa del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) ISABEL SOTO CORNEJO Educadora e Investigadora del CIDE. SANTIAGO, CHILE SINOPSIS El PROCAP (Programa de Administración y Contabilidad Predial) es una experiencia de integración de conocimientos técnicos y saber popular y constituye una aproximación metodológica hacia programas de capacitación campesina. El PROCAP se desarrolla en la Séptima Región (Talca) por trabajo conjunto del equipo central de apoyo a los campesinos y grupos de campesinos, tanto en la creación de material educa-tivo como en la aplicación del programa a cargo de monitores campesinos y representantes de sus comunidades de base. Entre los señalamientos metodológicos cabe destacar la incorporación de folletos y juegos que inducen al diálogo y permiten a los campesinos reflexionar en torno a su situación frente al sistema tributario. En el proceso del Programa, con-cluye la expositora, entre otros, resalta una especie de hallazgo que representa el papel de la mujer en el trabajo productivo, en tanto el PROCAP fue concebido para el campesino y su familia, y se creó así una nueva dimensión en los procesos educativos. I. INTRODUCCIÓN El programa de capacitación al que voy a referirme encuentra sus raíces en los planteamientos de Pablo Freire. Su metodología permite socializar en forma crítica los cono-cimientos del grupo y movilizarse para la acción, decodificar la realidad y tener una actitud crítica y creativa frente a la propia cultura. Pero queda planteado el problema de cómo introducir conocimientos técnicos de la cultura oficial en el mundo de la «cultura del silencio», de tal forma que, primero, la información no sea invasión a la cultura popular y, segundo, que pueda ser manejada por la gente para sus propios fines, de acuerdo a sus intereses. El Programa de Administración y Contabilidad Predial (PROCAP) ha tratado de dar una respuesta a este problema. En el presente documento haremos una breve descripción del Programa en cuestión, para luego cen-trar nuestra atención en lo que consideramos son sus dos pilares metodológicos fundamentales. No pretendemos entregar una respuesta-solución acabada, sino más bien mostrar lo que hemos hecho, sus resultados y sus implicaciones. Il. DESCRIPCIÓN DEL PROGRAMA El PROCAP fue concebido a partir de una necesidad real y concreta manifestada por grupos de campesinos de la zona central de Chile: manejar algunos elementos básicos de administración y de contabilidad que les permitieran un mejor aprovechamiento y control de sus recursos y del proceso de producción. El Programa fue elaborado en trabajo conjunto del equipo central del CIDE y de organizaciones de apoyo a los campesinos y a grupos de campesinos de la Séptima Región (Talca). En la primera etapa se llevó a cabo un estudio de diagnóstico participativo a partir del cual se determinaron los contenidos del programa, su posible ordenamiento (se-cuencia) y se probaron diversos materiales (láminas, folletos y juegos). En la segunda etapa se elaboraron los materiales edu-cativos correspondientes a cada unidad previamente deter-minada. Este trabajo también se realizó con la participación directa de los usuarios a través de grupos de monitores or-ganizados en la zona. Una descripción de la forma de operar se puede esquematizar de la siguiente manera: a) Preparación por parte del equipo central de una propuesta de material (juego, folleto, etc.) sobre problemáticas de producción, planificación, organización de ventas, mercado, etcétera. b) Trabajo con el material propuesto en jornadas de monitores del Programa para revisión y precisión de las si-tuaciones, lenguaje, ilustraciones, alternativas de enfoques, etcétera. c) Reformulación y/o corrección del material. d) Segunda puesta en común con monitores. Capa-citación para su administración en grupos de base. Reflexión sobre la importancia de la participación grupal en el diagnóstico de los problemas y búsqueda de alternativas de solución; significado del liderazgo; conflicto grupal, etcétera. e) Recolección de información sobre lo ocurrido en los grupos de base en jornada con monitores. Análisis de reac-ciones, problemas de los grupos y con los grupos, experien-cias y aprendizajes, sistematización, etcétera. f) Corrección sobre la base de la información y suge-rencias entregadas por los monitores. Una vez terminado este proceso (aproximadamente un año), se cuenta con un conjunto de materiales educativos constituidos por folletos y juegos de simulación distribuidos en 22 sesiones de trabajo. Las aplicaciones del Programa terminado se han desa-rrollado por medio de trabajo con grupos de monitores zo-nales. Estos monitores son capacitados en reuniones quince-nales directamente por el equipo central, para la aplicación de los instrumentos, y para luego trabajar éstos en sus grupos de base (estos grupos se reúnen en sus propias comu-nidades). Es importante destacar que los monitores provie-nen de la misma comunidad que su grupo de base. Algunas veces son propuestos por las organizaciones de apoyo y otras, son elegidos por el grupo. Trabajan dos monitores por cada grupo. El tiempo total requerido para trabajar el programa completo es cercano a los cinco meses, distribuidos en una sesión semanal por grupo de base y jornadas quincenales de monitores. 1. Dos aspectos centrales Se ha tratado de enfrentar el problema antes señalado con la creación de este programa, que se sustenta en dos pi-lares fundamentales. a) Desarrollo de material educativo en conjunto y con participación de los usuarios (proceso ya descrito), y b) aplicación del programa terminado por medio de monitores campesinos provenientes de sus propias comu-nidades de base. 1.1. Material educativo A partir del trabajo en pequeños grupos (de 6 a 10 per-sonas y del uso del material educativo, el grupo se abocará a la tarea de analizar su vida diaria, sus problemas, causas y consecuencias, y su interacción con la comunidad inmedia-ta y con la sociedad. En los folletos y juegos de simulación del PROCAP se presentan situaciones que llevan a los participantes a contar sus experiencias, a compartirlas con el grupo y a reflexionar críticamente en tomo a ellas. Se da la oportunidad de com-partir con el grupo el significado de las cosas. Al mismo tiempo, se va entregando la información técnica que no se posee, que no se maneja o que se desconoce por completo. Tomemos como ejemplo un folleto de trabajo del PROCAP referente a impuestos. Los participantes aprenden a calcular con él porcentajes de impuestos -un problema matemático muy específico- y al mismo tiempo reflexionan, a partir de su experiencia, en torno a la necesidad (¿de quién?) de pagar los impuestos determinados por la ley; al significado de éstos; las sanciones; su justicia, etc., para que a partir de esto puedan visualizar su situación dentro del sistema tributario nacional. Es principalmente en los juegos donde el participante se enfrenta a situaciones que en la realidad requieren de un largo tiempo para completar su ciclo (todo el ciclo produc-tivo de un predio, por ejemplo). Esto les permite tener una visión global de los procesos, acercarse a cada una de las eta-pas o momentos de éstos, objetivarlos, revisar, cuestionar y reflexionar sobre sus propias decisiones. Los juegos son variados (ruletas, tableros tipo metrópoli, etc.). Los folletos son en general de un mismo tipo. En ellos se presenta una situación por medio de diálogos entre personajes (hombres, mujeres y niños). Los participantes, a medida que van leyendo en grupo, van completando la información requerida para tomar decisiones, analizar situaciones específicas o resolver problemas. 1.2. El trabajo por medio de monitores campesinos Por una parte, trabajar con monitores campesinos y no directamente con los grupos de base permite alcanzar un mayor número de la población y, por otra, alcanzar una ver-dadera metodología, una relación dialógica horizontal entre los grupos de base y el equipo central para minimizar así el riesgo de alienación. Los monitores participantes en el Programa son volun-tarios. El énfasis de su capacitación está puesto princi-palmente en que puedan manejar los folletos y los juegos para luego llevarlos a sus propios grupos y «revivir» con ellos la experiencia que desarrollaron en las jornadas de capacitación. Los monitores llevan al grupo la información y traen al equipo central las reacciones de éste. Sin embargo, a medida que el proceso avanza y los grupos se consolidan los monitores van adquiriendo de manera natural un liderazgo que permite a estos grupos ca-nalizar inquietudes y necesidades tanto hacia el equipo cen-tral como hacia las organizaciones de apoyo locales. Estas inquietudes van más allá de la sola reacción que les produce lo que se les proporciona. Esto permite que se planteen so-luciones para su comunidad. 2. Logros principales del Programa Uno de los principales logros del programa es la apropiación, por parte de los campesinos, de información referente a una problemática propia en lenguaje propio. Esto les permite utilizar el cúmulo de datos como herra-mienta para sus propios fines. Esta información es entregada paralelamente a los paquetes tecnológicos tradicionales con el fin de resaltar el contraste. Los paquetes contienen datos que no responden a las expectativas de los usuarios (campesinos), sino a las de sus creadores. Están elaborados con un lenguaje y a partir de una problemática ajenos a los campesinos. Cuando hablamos de la apropiación que el campesino hace de la información respecto a una problemática propia, nos referimos a ésta en dos dimensiones: una, la específica, que tiene en términos de contabilidad y administración (impuestos, registros, etc.) y, la otra, la problemática social y estructural, la manera como se ubica el campesino dentro del sistema económico. Otro logro del PROCAP es el de haber desarrollado toda una capacidad de liderazgo social y de organización en los grupos, a partir de los grupos de base que trabajaron con el Programa. Se han creado, por ejemplo, organizaciones para la comercialización colectiva de productos, de cultivos orgánicos, de huertas familiares, etcétera. Además, se fomenta en los participantes, especial-mente en los monitores, la capacidad de enseñar y aprender en comunidad. Debido a que el trabajo se desarrolla en con-junto con organismos locales de apoyo a los campesinos (centrales campesinas, cooperativas y departamentos cam-pesinos de diferentes obispados, etc.) quedan, tanto a nivel de comunidades locales como por zonas, personas capaci-tados para aplicar el programa, así como para emprender un modo distinto de relacionarse en la búsqueda de soluciones a los problemas y necesidades. El trabajo con el Programa crea en los participantes de los distintos niveles deseo y necesidad de adquirir nuevas in-formaciones y de apropiarse de ellas para sus propios fines. Ill. REFLEXIONES FINALES El proceso de educación popular frecuentemente se narra atendiendo a los cambios y permanencias de los par-ticipantes a los que está dirigido. Sin embargo, el proceso es también de y para los coordinadores y en esta parte es muy importante destacar los cambios que me han ocurrido como educadora en el PROCAP. Un aspecto importante es el hecho de que al planificar el proyecto y comenzar sus aplicaciones me encontré con que era una persona convencida de la importancia de los conocimientos tecnológicos para la integración cultural de los miembros de una sociedad. Este convencimiento nunca lo había cuestionado. Era un presupuesto dado. Cuando me percaté de lo que sucedía durante el proceso de toma de conciencia de los campesinos sobre el sistema socioeconómico y la explotación en la que viven, asumí una postura más bien de desprecio por la técnica y una polarización en el sentido de «salvar» los valores populares y la conciencia social de las personas de estos sectores. No obstante, los campesinos me enseñaron el valor del conocimiento científico, la importancia de contar con técnicas adecuadas para su inserción consciente y crítica en la sociedad, y la necesidad de asumir un rol activo para ven-cer obstáculos de diversa índole que impone la cultura domi-nante. Un segundo aspecto en mi proceso tiene que ver con el papel de la mujer en el trabajo productivo. El Programa fue concebido para el campesino y su familia, mujeres e hijos. Sin embargo, a pesar de la intensa etapa de diagnóstico y de las numerosas aplicaciones que hemos realizado, no visuali-zamos el importante rol de la mujer en el campo. Ella cultiva la huerta familiar y maneja la economía de la casa, lo que permite la subsistencia de la familia entera. Su situación de termina una problemática propia que en el Programa no fue considerada. Esto trajo conflicto en los grupos, porque, aun asistiendo mujeres, las situaciones presentadas se referían a la producción comercial de la tierra y ésta es reducto mas-culino en la sociedad campesina. No obstante, ambas actividades productivas son esen-ciales en la vida de sus familias. Lo importante es destacar en este punto que ni los creadores del Programa ni los sujetos que viven esta realidad hemos sido capaces de con-siderar la dimensión de la mujer en nuestro quehacer educa-tivo, lo que muestra que la concepción masculina del trabajo productivo rentable nos impide a muchos percibir a la mu-jer como un agente real, económico, social y político. Además, este prejuicio dificulta el atender a las distintas problemáticas en un proceso educativo donde las diversas formas de vida, desempeños y actitudes se integran en una visión completa de la realidad de los sujetos que allí par-ticipan. 9. PRODUCCIÓN DE ARTESANÍA POPULAR E IDENTIDAD CULTURAL. Programa del Instituto Nacional de Folclore de Brasil LELIA GONTIJO SOARES Antropóloga, Directora del Instituto Nacional de Folclore Fiesta 1984 BRASIL SINOPSIS Como experiencia gubernamental a nivel nacional, el trabajo señala el consenso alcanzado por las distintas insti-tuciones estatales que tratan la artesanía en sus distintas ver-tientes culturales, sociales y económicas, encaminado al establecimiento de políticas para la acción de los diversos órganos del Ministerio de Educación y Cultura que tratan la materia. Esta política, asumida por el Ministerio de Cultura, creado en 1984, se basa en dos grandes campos ampliamente tratados por la expositora, tomando como referencia las características multiculturales de Brasil, la identidad cultural y la producción de artesanía popular. Complementa la exposición una serie de sugerencias para discusión en el II Taller, cuyos resultados se reflejan en las respectivas consideraciones y recomendaciones. I. INTRODUCCIÓN La política de la artesanía popular en el Brasil ha sido colocada como uno de los temas más polémicos en el ámbito de la cultura popular. De esta manera, dicha artesanía ha sido el centro de diversas discusiones que culminan muchas veces en acciones contradictorias dentro de la propia acción oficial, debido a que no sólo hay que tener en cuenta el pro-ducto como arte en sí y su perspectiva propia de preservación, sino también el problema del productor, que debe colocar su trabajo y de allí sacar su sustento. Al evaluar los problemas que se presentan sobre dicho tema, el Instituto Nacional del Folclore (INF) de la Fundación Nacional de Arte (FUNARTE), del Ministerio de Educación y Cultura, promovió un debate que abarcara un problema y que tocara también otros aspectos como los fac-tores culturales, sociales, económicos y políticos de la artesanía. En este debate estuvieron representados los órganos que de alguna manera actúan junto a la cultura popular: Fundación Pro-Memoria, Fundación Joaquín Nabuco, MOBRAL;* Fundación Casa Rui Barbosa, Em-brafilme y Secretaría de primero y segundo grados, además del Instituto Nacional del Folclore. Este texto se presenta como el documento en que se registran las posiciones de consenso del encuentro, las que pasarán a orientar la acción de esos órganos del Ministerio de Educación y Cultura. II. IDENTIDAD CULTURAL Antes de abordar el tema específico de este encuentro, creo que es necesario ofrecer una breve introducción sobre el Instituto Nacional del Folclore. El preámbulo de la Convención de Londres del 16 de noviembre de 1946, que creó la UNESCO, determinó en su séptimo artículo el establecimiento, en cada país, de organismos compuestos por delegados gubernamentales y grupos interesados en educación, ciencia y cultura, destinados a coordinar esfuerzos en dichas áreas. Brasil fue el primer país en dar cuerpo político a su comisión nacional a través de la fundación del Instituto Brasileño de Educación, Ciencia y Cultura (IBECC), creado en 1946. Al año siguiente se fundó la Comisión Nacional de Folclore, y en 1958, a partir de ésta, surgió la Campaña de Defensa del Folclore Brasileño. En 1980 es incorporada a la Fundación Nacional de Arte con el nombre de Instituto Nacional del Folclore. La actuación de este órgano, que cuenta en realidad con veinticinco años de existencia, se dirigió preferentemente a la investigación y análisis de los hechos sociales. Al considerar el volumen y el pionerismo del trabajo realizado por los folcloristas durante la larga existencia del órgano oficial, es evidente la preocupación del Instituto Nacional del Folclore por incorporar a su acción la valiosa experiencia de esa gente. Simultáneamente es deber del Instituto corresponder hoy a las exigencias de reflexión conceptual y metodológica contemporáneas, entendiendo las manifestaciones culturales engendradas por comunidades rurales y urbanas de renta baja en un contexto amplio que abarque desde las determi-nantes socioeconómicas hasta el trabajo inventivo de los individuos, en una norma de trabajo eminentemente etnográfico. Dentro de esta perspectiva, en lo que corresponde a nuestro asunto, el Instituto Nacional del Folclore, a través de la Coordinación de Estudios e Investigaciones del Núcleo de Cultura Material y del Museo del Folclore Edison Carneiro, busca emprender una lectura etnográfica del producto arte-sanal y de las relaciones del artesano con su medio social y natural, procesos de producción de la artesanía, tecnologías, tipologías de los objetos, sus aspectos simbólicos y funcio-nales y formas de comercialización. Existe la preocupación de identificar el significado contemporáneo de un objeto, como aspecto fundamental para la comprensión del proceso del «hacer», usar y comercializar los productos procedentes de los trabajos artesanales. La propia Carta del Folclore Brasileño de 1951, docu-mento normativo de los estudios de folclore en el Brasil, re-conoce la conveniencia de «asegurar el más completo am-paro a las artes populares, a la artesanía y a la industria doméstica, auxiliando a las iniciativas que trabajan por su desarrollo y a la protección de los artistas populares» con el resguardo, entre tanto, de las características regionales. Por consiguiente, es realmente grande la preocupación de este órgano con referencia al estudio de la cultura mate-rial entendida como parte integrante del Folclore. Vicente Salles, en su comunicación en el II Encuentro Nacional de Artesanía, «Panel Integración y Fundación de otros Organis-mos en el Programa Nacional de Desarrollo de la Artesa-nía, PNDA., se situó frente a los problemas de la artesanía y enfatizó que las artes y técnicas populares no deben desli-garse de los hábitos, estilos de vida y costumbres vigentes en el área de su propia producción, circulación y consumo, pues su explicación está contenida en la propia cultura. En otro documento del Centro Nacional de Referencia Cultural del antiguo Instituto de Patrimonio Histórico Nacional, PHAN, al discutirse uno de los temas que nos interesan aquí, aquel re-ferente a la artesanía y al desarrollo socioeconómico, reafirma la necesidad de tenerse en cuenta la íntima relación que une la producción artesanal con las identidades cultu-rales específicas: «Pensar en el producto artesanal o proceso de producción artesanal aisladamente del contexto cultural en que se origina y a partir del cual se desenvuelve, implica el no reconocimiento de la relación fundamental entre ese proceso y el producto y la cultura que le atribuye significado y utilidad («Bases para un trabajo sobre la artesanía brasileña hoy»). De acuerdo con las actuales directrices para operacionalizar la política cultural del Ministerio de Educación y Cultura, que consideran como objetivo una reflexión y una propuesta de trabajo sobre el proceso cultural brasileño, el INF, en el caso particular de la artesanía, la coloca dentro de un concepto amplio y extenso de de cultura, entendida ésta como todo un sistema interdependiente de actividades hu-manas en su dinámica. El documento de la Secretaría de Educación y Cultura, SEC, favorece no solamente a los bienes muebles e inmuebles impregnados de valor histórico y/o artístico, sino también a toda una gama muy importante de comportamientos, de quehaceres, de formas de percepción que, por estar insertos en la dinámica de lo cotidiano, no han sido considerados en la formulación de las diversas políticas, La cultura, por lo tanto, es vista como un proceso global en el que no se separan las condiciones del medio ambiente de aquéllas del «hacer» del hombre, en el que no se debe favorecer el producto -habitación, templo, artefacto, danza, canto, palabra- en detrimento de las condiciones históricas, socioeconómicas, étnicas y del espacio ecológico en que tal producto se encuentra inserto, y principalmente del hombre, su creador. En este proceso se destacan algunos bienes culturales -aquéllos que están fuertemente impregnados de valor simbólico y continuamente reiterado- al lado de otros, manifestaciones en proceso que se muestran como eviden-cias de la dinámica cultural. Y es en la interacción entre los contextos que eligen y desenvuelven esos bienes que se esta-blece la preocupación creadora que impulsa el proceso cul-tural. La actuación y la propia estructura del Instituto Nacional del Folclore vienen demostrando concretamente la interrelación entre la vertiente patrimonial y la de la producción cultural, señaladas en el referido documento de la SEC, que observa comunidades, las documenta de una manera amplia y vertical y focaliza manifestaciones específicas del saber y del «hacer» del pueblo. Al mismo tiempo, apoya este flujo de manifestaciones en el momento de su cristalización. El énfasis que da el documento de la SEC al «hacer» cultural comunitario, síntesis de una visión que abarca las dos vertientes, es de esta manera prioridad natural del INF, y se inclina preferentemente sobre la vida de grupos y comunidades. El encuentro antes mencionado es consecuencia de la «necesidad» de considerar en la política de desarrollo socioeconómico los indicadores culturales, sobre todo aquéllos identificados en el «hacer» popular. Todavía dentro de las directrices de la política cultural de la SEC, es imperativo que la cultura brasileña debe ser materia prima de la educación, colocando el documento bajo reflexiones urgentes sobre cómo desarrollar una estrategia que concrete este principio. Por consiguiente, la presencia del Movimiento Brasileño de Alfabetización, MOBRAL, de la Fundación de Televisión Educativa FUNTEVE, en este en-cuentro se hace no sólo deseable sino indispensable. Por los motivos antes expuestos, el Instituto Nacional del Folclore de la FUNARTE se siente capacitado para reunir en este encuentro a sus compañeros de trabajo, en pie de igualdad, para que juntos podamos analizar y discutir y buscar consen-sualmente posibles soluciones a la urgente cuestión de la indisolubilidad de la identidad cultural y de la producción de las artesanías en Brasil. Entre los principios para la operacionalización de la política cultural del MEC, que se adaptan plenamente al tratamiento de nuestro asunto, se encuentran: 1) el de descentralización; 2) el de reconocimiento de la pluralidad cultural; 3) el de valoración de los bienes culturales todavía no consagrados y 4) el de la protección del producto cultural brasileño. Las normas programáticas que se refieren a la creación, producción y difusión cultural, y a la preservación de los bienes culturales en su dinámica podrán destacar de igual manera el tratamiento del asunto ya propuesto. El mecanismo fundamental de la directriz de descentralización, que no debe ser confundida con frag-mentación, es la articulación de los niveles municipal, estatal y federal a través de la interacción efectiva entre insti-tuciones oficiales, entidades privadas y representantes del «hacer» y del pensamiento de las comunidades, los legítimos portadores del conocimiento de los contextos específicos. De esta manera, es fundamental para el trazado de una política del MEC con relación a la artesanía que las Prefecturas, los órganos estatales y otras agencias federales, así como las asociaciones de artesanos, se tornen cada vez más conscientes del problema y puedan crearse condiciones para que, a medio o largo plazo, los artesanos puedan llegar a administrar ellos mismos su producción. Obtener esta conciencia común podría hacerse por medio de cursos promovidos por el MEC, en el sentido de capacitar a los técnicos de los órganos municipales, estatales y federales o de instituciones privadas para una experiencia de trabajo efectuada con la participación de comunidades donde la artesanía sea una actividad. Se desearía que en este encuentro se discutiese la via-bilidad de la creación de comisiones permanentes compues-tas por antropólogos, folcloristas, técnicos en educación, sociólogos y economistas para que actúen junto a las comunidades en los municipios, y procuren escuchar las ver-daderas necesidades de los artesanos en lo que se refiere a la producción y comercialización de la artesanía. Bajo esta perspectiva, reiteramos la recomendación contenida en la Carta del Folclore Brasileño para que, además de su finalidad científica, cualquier investigación adquiera una finalidad práctica y útil a la región en que se realiza, así como a sus habitantes. El reconocimiento de la pluralidad cultural, ligada íntimamente al concepto de identidad cultural, nos coloca frente a la tendencia creciente a uniformar los gustos y los comportamientos, de que nos habla Amadou Mathar M’Bow, Director General de la UNESCO: Esa lógica de uniformar, que va contaminando progresivamente varias categorías de la actividad humana, a su vez funciona como generadora de distorsiones por la tendencia que posee a promover lo que está de acuerdo con ella y a destruir lo que se opone. Sec-tores enteros de creatividad son así reprimidos, y las sociedades se ven mutiladas en su individualidad y en su estructura original. Esta lógica llevada al extremo puede dar como resultado una esclerosis en la humanidad, pues la diversidad es una fuente indispensable de vitalidad para las sociedades y para toda la humanidad. No en tanto, por una especie de reacción a esta tendencia, estamos pre-senciando el aparecimiento de una nueva y explosiva afirmación de particularidades. Por otro lado, vemos comunidades étnicas nacionales, colectividades rurales o urbanas, entidades culturales o religiosas afirmando su originalidad y procurando asumir y de-fender vigorosamente los trazos que definen su identidad. Una de las grandes fuerzas motrices de la historia, parece ser ahora la disposición de afirmar y defender la iden-tidad cultural. Esta nueva actitud, lejos de representar la retirada hacia un pasado cerrado e inmutable, busca una síntesis viva, original y en constante renovación. La condición sine qua non para que haya progreso de las perso-nas, grupos y naciones, es el sentido de la identidad cultural; él es la fuerza que anima y orienta la voluntad colectiva, la fuerza que moviliza los recursos internos y que hace que el cambio necesario sea una adaptación creadora. Hoy se reconoce que el concepto de identidad cultural es la base del desarrollo, pero sólo recientemente esto fue aceptado en su plenitud por la comunidad internacional. Fue solamente en los últimos años que nuestra manera de ver el desarrollo, sus caminos y sus metas, adquirió propósito y perspectiva. Inicialmente siendo igualado con el simple crecimiento lineal de la economía que es esencial, sin duda, en la medida en que el aumento de la producción material representa una contribución decisiva para mejorar las condi-ciones de vida del pueblo, cuando esa producción es dis-tribuida equitativamente, -el desarrollo comenzó a ser visto como un proceso infinitamente más complejo, global y multidimensional. Sin embargo, éste estará fundado sobre la voluntad de cada sociedad de realizarse y de expresar correc-tamente la identidad que la marca. «El desarrollo debe encontrar inspiración en la cultura», manifiesta la declaración aprobada por unanimidad en la Conferencia de Bogotá (1978). La UNESCO prosiguió en este esfuerzo de largo plazo con la Conferencia de México (26 de julio-5 de agosto de 1982) en la cual se hizo un balance de la «primera década del desarrollo cultural» y se procuró «señalar directrices para el futuro», calcadas en idéntico principio. Se hace patente la adaptación del principio de la valoración de los bienes culturales, que todavía no han sido consagrados a las metas que persigue el INF. En lo que se refiere a la artesanía, nos interesa identificar cuál será la relación del artesano con su producto, y la manera de ver su propio mercado. Para la SEC interesa, en fin, identificar «quién» produce, la artesanía, «cómo» la produce, «para quién» es producida, «en qué momento histórico» esto sucede y «en qué situación» se encuentra el productor. M’Bow se manifestó lúcidamente a este respecto, afirmando que quien precisa «tomar conciencia de su propio patrimonio y de que la cul-tura popular no es sólo una manifestación apenas folclórica, es la élite, formada frecuentemente en otras escuelas y a veces vacilante en lo concerniente a su identidad». El prin-cipio de la «protección del producto cultural brasileño» se aplica con precisión a la cuestión del apoyo oficial al arte-sano, al considerar que coloca la preocupación de la defensa de este producto dentro del contexto de la disputa de mer-cado nacional. «El estímulo a la creación cultural no debe perder de vista las condiciones concretas de distribución y difusión, que no siempre han estado presididas por un necesario interés en valorar la cultura brasileña». El mismo principio expone con énfasis que es funda-mental buscar medios para que la comunidad pueda retener no sólo el uso y el beneficio, sino también la administración de la producción y de la preservación de los bienes culturales que produce o de los cuales se encuentra próxima, con el apoyo de los órganos competentes para la realización de este trabajo. Los siguientes indicadores de la norma programática «Estímulo a la creación, producción y difusión cultural», también se refieren al apoyo a la artesanía: - Respeto por las particularidades locales y regionales de carácter histórico, socioeconómico y ecológico de los di-ferentes contextos en que ellas se desarrollan; - estímulo y apoyo al desarrollo de las tecnologías pro-pias que hacen posible la producción y la difusión de los bienes culturales, así como a los mecanismos capaces de en-gendrar una remuneración justa a la producción de esos bie-nes, una de las formas de asegurar su continuidad; - estímulo a la formulación de una legislación que vise la protección de los bienes culturales, de la producción cul-tural y de la autoría, y - la activación de los mecanismos existentes de registro y circulación de los bienes culturales, dando énfasis a su difusión en los vínculos de radio y televisión, sobre todo los de la red oficial, y estímulos a la creación de mecanismos de carácter alternativo. La norma programática «Preservación de los bienes culturales en su dinámica» comprende el mejor conocimiento de las referencias básicas de la cultura brasileña para pro-teger adecuadamente y preservar los bienes culturales en su correlación con los contextos culturales que están insertos, de tal forma que la acción oficial sirva de soporte al interés de las comunidades. El proyecto Artesanía Brasileña, del Núcleo de Cultura Material, del INF desarrolla acciones que tienen por objetivo lo que se preconiza en esta línea: identificar, estudiar, docu-mentar, comprender y valorar las manifestaciones arte-sanales que reiteran y amplían este repertorio simbólico brasileño, y englobar también el conocimiento técnico inmerso y arraigado en grupos sociales a estratos socioeconómicos específicos. Aunque el INF esté consciente de que en un encuentro dirigido hacia el debate de un tema específico como es producción de artesanía popular a identidad cultural, no podremos extendemos en discusiones fútiles sobre un con-cepto de materia tan compleja como es lo «popular», lo «erudito», el «arte» y la «artesanía». No obstante es indis-pensable que busquemos situar estas nociones en la apertura de nuestros trabajos. Una de las primeras instancias a ser abordadas en este caso es el propio concepto de lo que se desea llamar «folclórico» o «popular». A pesar de que por razones opera-tivas, de carácter administrativo, la expresión «cultura popu-lar» puede mantenerse en singular, dejamos claro que, en términos de formación social tan variados como en Brasil, se busca evaluar tantas culturas cuantos sean los grupos que las producen en contextos naturales y económicos específicos. En ningún momento se dará el concepto de «popular» a una categoría diferente, nivelada por una oposición a lo «erudito», o el equivalente a una cultura de élite. En realidad se sabe que es cada vez más difícil esta-blecer los contornos entre las esferas de lo popular y lo culto, que hasta el siglo pasado eran marcados por una diferenciación más nítida. Con la propagación acelerada del ethos urbano, transmitido por los procesos de difusión de la civilización industrial, la mudanza que se opera en los diferentes segmentos de la población de un país en desarrollo es profunda, y ocasiona modificaciones en sus visiones del mundo y de la vida, con reflejos inevitables sobre sus cultu-ras. Esta cultura de masas, también consumida por el pueblo, se diferencia de aquélla que se manifiesta como el resultado de una experiencia vivida colectivamente por grupos sociales de una manera profunda, participante y ac-tiva. Se trata aquí de modos de ser y de vivir del pueblo, de una riqueza de ver, de pensar y de decir que todavía no es debidamente explorada por las ciencias humanas. Procura-mos en el INF relacionar lo «popular» a las demás culturas vigentes, eruditas y de comunicación de masas, para que se pueda, al confrontar con un determinado «popular» o «folclórico», elucidar mejor sobre la real fisonomía de éste, y permitir establecer las semejanzas y diferencias posibles. En lo que respecta a las artes populares, existe la preocupación permanente de dejar evidente tanto su carácter tradicional como sus aspectos de transformación, filtrados por la acción y por el comportamiento de los grupos que las producen. Hoy en día, el concepto de «arte popular», por oposición al «arte erudito», constituye objeto de innume-rables especulaciones. Existen aquéllos que consideran el arte popular como una forma de contracultura en relación al arte erudito, y hay aquéllos que lo definen en el extremo opuesto, como una imitación rústica de los modelos académicos. Hay los que lo juzgan como un potencial de expresión cuantitativa, donde se podrá interferir, visando únicamente un aumento de producción, sin prestar atención a que al no considerar los aspectos culturales se ocasionará fatalmente la descaracterización de su «identidad» y «origi-nalidad verdadera», y por consiguiente traerá la pérdida de una cualidad fundamental exigida por su mercado. Y existen finalmente aquéllos que imaginan las artes populares como inalterables a través de los tiempos, testimo-nio de edades extintas a ser mantenido en una visión purista. Lo que importa, no obstante, es percibir cómo los propios artesanos definen sus productos y la propia noción de «arte», para que podamos, con sus categorías, llegar a una taxonomía que no sea etnocentrista. Un artesano de joyas de oro producidas en Juazeiro do Norte (Ceará), define de esta forma su arte: «Las diferentes artes son el arte del orfebre, el arte del zapatero, del hojalatero, del carpintero, del herrero, del albañil, del carre-tero [...]; flandreiro (hojalatero que trabaja con hoja de Flandres); madera: son los imagineros. Yeso, alfarero; lo-cera porque es algo propio para la mujer. Sombrero de paja, también es más propio para hacer la mujer, cohetero, muñecas de trapo. Esas son las diferentes artes, y hay muchas, y es arte porque se hacen a mano y no con máquinas». Otro testimonio local dice: «Cualquiera que desem-peñe un papel solo, es un artista» (Barbosa, 1983). Vemos así que, independientemente de la conciencia de creación, diversos criterios interactúan en estas defini-ciones: el del «hacer» artesanal, el de la división sexual del trabajo, el del saber técnico, en una permanente imbricación de utilidad y belleza. Hemos constatado que para un entendimiento co-rrecto tanto de artes populares como de artes tribales, es ne-cesario aprender a ver esas artes desde «dentro», ya que no hay, naturalmente por parte de sus emisores, una clasificación de esas manifestaciones culturales que corres-ponda a géneros establecidos por nosotros como pintura, escultura, dibujo, ensamblaje, grabado, etcétera. ¿En qué género clasificaríamos por ejemplo un «cue-ro» del ritual bumba-meu-boi del estado de Marañón, que consta de terciopelo cortado, cosido, bordado con pequeñas cuentas coloridas, ajustado en una armazón de madera y después vestido por un individuo en una ceremonia en que el canto, la danza y el drama son todos de igual importancia al de su configuración material? Este «cuero» no será ni una escultura ni una pintura (una gran parte de su terciopelo está ocupado por el cromatismo vibrante de figuras bordadas). La verdadera aproximación que nos cabe hacer, por lo tanto, es indagar por quién, cómo, para qué estos objetos son producidos. Es necesario entonces recurrir a las fuentes, para conferir sentido específico a esas producciones; es de-cir, saber cómo fabricantes y usuarios nombran materias y técnicas; cómo ellos las distinguen e identifican. En una investigación de la cultura material, esto corresponde a hacer la nómina de los géneros y a la enumeración de las obras producidas por cada grupo, según las regias de identificación propias al mismo, y según los principios de apreciación de sus agentes. Y después habría que proceder, conforme re-comienda Jean Cuisenier, a la relación entre los «géneros» por ellos definidos y las «formas» producidas por las diversas técnicas. Lo que sucede es que se volvió cada vez más difícil, en una sociedad compleja, definir un límite entre la esfera popular y la culta, que hasta principios del siglo pasado mantenían un cierto delineamiento en su interacción en lo cotidiano. Al tratar la cuestión tradición/modernismo queremos dejar claro que no interesa al INF la comprensión de la cul-tura sin la historia, cultura vista como un mero producto, sin el trabajo científico de la investigación que confiera los mo-dos de vida, los valores y las perspectivas de los grupos socia-les que la engendran. Interesa considerar una cultura como dice Carlos Rodrigues Brandao: «[...] al mismo tiempo que sea resultante de expropiaciones e imposiciones en el pasa-do, resista como modo de pensar, sentir y hacer del pueblo» (Cultura, estado y sociedad). Y no como algo a histórico que se deba preservar y proteger como un objeto sin sujeto. De esta manera, no encaramos lo «tradicional» como un residuo del pasado, sino como un conjunto de prácticas sociales y culturales materialmente presentes, y que se repro-ducen a través del trabajo y del poder de recrear de sus agen-tes. No encaramos, pues, la tradición como un factor de aversión al progreso o de defensa de una «pureza» ideali-zada, lo que traería como resultado una tentativa de apri-sionamiento de las manifestaciones vivas de una comunidad bajo la visión de un estatismo nostálgico. La etnografía del INF tampoco se hace hoy en torno de lo «exótico» o de lo «pintoresco», que podrían mostrar a públicos poco familiarizados con las culturas de un pueblo un carácter de espectáculo, de manifestaciones aisladas. Hoy, el INF procura relacionar las manifestaciones culturales con la sociedad y sus instituciones. Para dar un ejemplo de la complejidad que el problema ofrece y de la necesidad de una observación atenta del contexto social y natural donde las artesanías se manifies-tan, es suficiente citar, como ejemplo, cuatro líneas contem-poráneas de representaciones de la cultura material del pueblo. Veremos que en primera línea estarán los objetos con-feccionados y absorbidos por un mismo segmento de la población. Se encuentran dentro de este caso los exvotos o «milagros» de la región nordeste del Brasil, esculpidos hasta hoy en madera. Así como las «carrancas» (mascarones) de proa de las embarcaciones franciscanas de mediados del siglo pasado e inicio de éste, los exvotos o milagros tienen una finalidad exclusivamente ritual. En este nivel en que la artesanía es absorbida por el propio grupo que la produce, vamos a encontrar todavía grandes series de objetos donde la función de la utilidad es indisociable de la noción de belleza, el arte inseparable de la vida. Estos testimonios materiales se encuentran integrados al espacio doméstico, al espacio del trabajo rural y a la ecología local. Las actividades que incluyen técnicas de producción como la agricultura, la crianza de animales o la pesca, así como las artesanías que de ellas se originan, evidencian un vínculo estrecho con la organización social y la economía local o regional. Esto sucede con la loza utilitaria de Porto Real do Colegio, en el estado de Alagoas; con las nasas para pescar del litoral del estado de Río; con las sillas de montar de cuero y cangas (yugo) para animales, de la región nordeste, sur, sudeste y centro-oeste, en fin, con innumerables artesanías tradicionales que, permitiendo la invención personal, guardan por eso mismo una uniformidad diferenciada. En una segunda línea están, por ejemplo, los artífices pertenecientes a comunidades ligadas o recientemente li-gadas a sistemas preindustriales con tradición de la artesa-nía que ejercen. Estos artífices tienen como denomina-dor común en el proceso de de comercialización de sus piezas la modificación del comprador. Este aparece ahora li-gado a la industria del turismo, no es ya más el usuario veci-nal o regional. La alteración del polo comprador ocasionó en la producción de estos artífices diversas modificaciones. En el caso de los «bonequeiros» (artesanos que hacen muñecas), «figureiros» (artistas que pintan o dibujan figuras) y alfareras que trabajan con barro, como en el Alto de Moura, Caruarú, en el estado de Pernambuco o en Valle del Paraiba en el estado de San Pablo, estas transformaciones se traducen en un primer momento por una mayor individualización formal, en contraposición a la mayor uniformi-dad de piezas producidas por la generación anterior. En una tercera línea estaría la producción todavía más individualizada de Nhô Caboclo y Vitalino (Pernambuco), de Antonio Poteiro (Goiás), de GTO (Geraldo Telles de Oliveira, en Minas Gerais), comercializada en galerías de arte de Río de Janeiro y San Pablo y destinada a la clientela de alto poder adquisitivo. Al haber emigrado hacia los grandes centros urbanos, y vuelto o no a su propia tierra, el hecho es que es-tos individuos sufrieron el impacto de la civilización indus-trial de una manera muy marcada. Ellos se encuentran en el límite entre la cultura donde se formaron y aquélla que consume su arte, en general adquirida por las personas que si-guen una norma culta, con razonable poder adquisitivo de esa macrometrópolis, y manifiestan participar de un proceso de cambio acentuado por las emigraciones internas que to-dos realizaran, objetivado en su individualísima creación. Sin embargo, la lectura de sus producciones, justamente porque se encuentran «entre», es accesible tanto a la norma popular como a la erudita. Lejos de constituir fenómenos aislados, expresan la condición de vastísimo contingente de la población brasileña, envuelta en el referido proceso de cambio. Su producción es exponente de la situación de esos grupos sociales, exac-tamente como la obra de los artistas «cultos» que supieron mantener su integridad, y refleja la conciencia y el inconsciente de su medio. Participan, por lo tanto, con las mismas condiciones de un mismo momento histórico, al que agregan una contribución de igual importancia y muchas veces de superior calidad expresiva a aquella de la norma culta. Ocurren casos en el Brasil en que identificamos una cuarta línea. Se trata de un aceleramiento de la producción artesanal provocado por intervenciones externas a la comunidad, que permiten mejoramientos de vida del arte-sano a través de la intensificación de la producción -donde el valor predominante es el de la cantidad- con el objetivo de una apertura mayor en los mercados internos y externos. Tales procedimientos, que no tienen en consideración los contextos específicos de los artesanos, tienden a homo-geneizar su producción a través de interferencias abruptas en la tecnología y en el ritmo de trabajo, a veces directamente efectuadas a través de la imposición de copia de modelos ajenos a la cultura local o en la alteración de los tipos de productos. En esta tentativa esquemática de procurar poner en evidencia la compleja tarea de informar sobre las diversi-dades culturales del país, lo que deseamos naturalmente es acentuar que los universos culturales deben ser entendidos como «sistemas», es decir un todo coherente, poseedores de «códigos» cargados de «significados» propios. IIl. PRODUCCIÓN DE ARTESANÍA POPULAR Teniendo en cuenta el tema de este encuentro, pasare-mos a abordar ahora el tema de la producción a través de casos que constan de registros efectuados de manera sistemática en el transcurso de las investigaciones de campo realizadas por el Núcleo de Cultura Material de este Insti-tuto. Se debe destacar que los ensayos o experiencias de es-tos casos no tienen la pretensión de agotar el asunto, que se encuentra en abierto para discusión de los participantes de este encuentro. La producción de la artesanía es un proceso que im-plica el cumplimiento de etapas que abarquen obtención y tratamientos específicos de las materias primas; ejercicio de tecnologías apropiadas, y utilización y formas de salida del producto, dentro de una organización propia de trabajo. Todo esto considera la motivación del «hacer» para satisfacer una necesidad de realización, de placer y pasatiempo. Una de las características de la artesanía es el empleo predominante de materia prima de fácil alcance, conseguida por extracción gratuita o mediante pago. Es necesario resal-tar que en lo que se refiere a las materias primas naturales: barro, fibras o madera, por ejemplo, su obtención se hace por medio de la extracción pura y simple, gratuita o por adquisición. La mera extracción de esos materiales, sin que haya una preocupación de reposición, llevará a la devastación del medio ambiente, lo que puede provocar la escasez de materia prima. Este hecho sucede, por ejemplo, en lo que concierne a las «barreras», donde la utilización de ciertos tipos de madera y de fibra llevará consecuentemente a la erosión del suelo y al «desmatamiento». Algunas veces, la dificultad de acceso a la materia prima, es consecuencia de que los locales de extracción se encuentran aislados por sus propietarios, quienes pasan a cobrar pero no permiten su exploración. En estos casos la adquisición de materia prima es un factor implicado directamente en una inversión de capital por parte del artesano, que ejerce influencia en la producción y la comercialización. La materia prima extraída es tratada de manera propia de acuerdo con la técnica empleada y con el tipo de producto en el que será utilizado. El barro, por ejemplo, después de que es retirado de la barrera y transportado para el local de trabajo del artesano debe ser amasado, pisado, limpiado, tamizado, preparado para que adquiera la calidad deseada antes de ser manipulado, con el uso de técnicas de mayor o menor sofisticación (uso de rollo o del torno). El algodón precisa ser desgranado, batido con las flechas y en el arco, cardado, hilado en el huso o en la rueca, transformado en madejas y teñido, para preparar el hilo que será usado en los telares. Las materias primas industrializadas, parcial o entera-mente listas para su uso, encontradas con facilidad en la pro-pia localidad, sobre todo cuando se trata de lana o algodón para tejeduría, bordados y encajes, y de las maderas y el cue-ro, han sido frecuentemente empleadas por los artesanos. Este hecho ocurre ya en función de una producción mayor, aunque de carácter doméstico, que permite no solamente el autoconsumo, sino también la venta de un excedente para la comunidad o para atender encargos. Mucha de la materia prima se encuentra también en los desperdicios industriales, como ocurre en la periferia de centros urbanos. Resulta de esto la posibilidad de adquirir material de bajo precio con nuevas posibilidades de transformación en objetos útiles y funcionales para autocon-sumo, para la comunidad o para consumos externos. Retazos de las fábricas de tejidos o pedazos de ropas en desuso se transforman en alfombras o cobertores substi-tuyendo el hilo del algodón o de lana como materia prima. Latas de aceite o de otros productos industrializados, principalmente comestibles, son frecuentemente transformados en jarros, juguetes, candeleros y otros productos que tienen uso para el propio artesano, para su familia, para la comunidad y también para el consumo externo. Como un hecho que sobresale, los juguetes de lata son usados por los niños, siendo comúnmente encontrados en las ferias populares en forma de miniaturas de muebles, utensilios de cocina, carros, camiones, rueda-gigantes, etc. Naturalmente se procesaron modelos culturales, y en el caso de las técnicas para la producción artesanal éstas son aprendidas de modo no for-mal, casi siempre a través de la observación y experiencia. Este aprendizaje ocurre en el ámbito de la familia, cuando el niño comienza a diferenciar, de manera informal y rutinaria con los adultos, las etapas del trabajo y se inicia en el cono-cimiento de la técnica. Puede suceder también el aprendi-zaje orientado por un artesano reconocido en la comunidad que transmite sus conocimientos técnicos para el aprendiz. En función de las técnicas y de los tipos de productos, el trabajo artesanal asume características propias de organización. Esta organización podrá presentarse de mane-ra formal o no formal, como se observa hoy en el cuadro am-plio de la artesanía brasileña, orientada; según las diferen-tes edades de los artesanos, por la división sexual del trabajo, por la formación de líderes naturales, comunidades, por sis-temas empresariales, por formas asociativas, etcétera. La producción artesanal que puede asumir un sentido de actividad económica principal, está siempre condicionada a las posibilidades del material, del conocimiento técnico y de la propia organización de trabajo. Esto también se aplica al «hacer» artesanal como actividad secundaria del agricultor o del pescador, por ejemplo. En la zona rural, la artesanía es uno de los pocos recursos como alternativa al desempleo, y es el único trabajo en los periodos en que se espera la cose-cha. En otros momentos puede suceder la simultaneidad del trabajo artesanal con el trabajo agrícola o doméstico, en-volviendo varias personas en la producción del objeto. Esta forma familiar de producción, donde el artesano posee su herramienta y trabaja en su domicilio, puede ser ilustrada por la tejedora, que al hacer las cubiertas, por ejemplo, para su uso -o como ajuar para algún miembro de la familia- dedica a este trabajo casi siempre el tiempo que resta de las actividades domésticas y algunas veces de la plantación. En este trabajo pueden contar incluso con la participación de otras personas de la familia, como hijos, marido o vecinos que no son necesariamente hilanderos o tejedores, pero que pueden cumplir tareas más simples como desgranar el algodón, abrir la lana o llenar las canillas de hilar. Otro caso significativo es aquel en que a partir de la estructura de la organización familiar hay ampliación de la fuerza de trabajo con el objetivo de aumentar la producción. Los talleres domésticos de redes, donde la organi-zación familiar actúa para el control de la producción, fun-cionan también en el mantenimiento de la calidad del pro-ducto. Aquello que es tejido se vuelve un bien deseado por esta organización familiar. De esta manera, verdaderas estructuras de jerarquía social de los talleres de redes se re-piten como modelo de organización en muchos lugares del nordeste, lo que fue ampliamente comprobado en los Esta-dos de Paraiba y Ceará. La familia nuclear compuesta de padre, madre e hijos, todos artesanos o profundos cono-cedores de cada etapa del trabajo, se ocupan de la supervisión técnica de los diversos servicios que componen un taller doméstico de redes. El predio destinado al taller es casi siempre una construcción anexa a la casa de los dueños o muy próxima, probablemente en la misma calle. Un ejemplo propio de este caso es el del taller que surge como una ampliación natural de la casa que abrigaba un telar. El aumento de la producción que implicó la compra de más telares, de hacer otras construcciones y de tener más personas trabajando, trajo como resultado la estructura del taller. Entonces hubo realmente la intención de organizar una ac-tividad de esa importancia, reuniendo telares y tejedores, confiando a las artesanas especializadas la terminación del producto. El trabajo asociativo busca la unión de los esfuer-zos para beneficiar a aquellos que, en una misma comunidad o en una región, realiza trabajos semejantes, entre los que están la obtención de materia prima y formas de salida de la producción. Como ejemplo citaremos el trabajo desarrollado por el club artesanal del municipio de Mostardas en Río Grande del Sur. Se trata de un caso interesante de organización asociativa, donde las artesanas, articuladas en división de tareas, desempeñan todas las etapas del proceso de hilar y tejer la lana. . Entonces cada momento del trabajo tiene un orden propio: cuando las artesanas conocedoras del rigor y de la tradición del tratamiento de la lana y uso del telar man-tienen los cuidados propios en el lavar, el teñir, el hilar y el tejer los productos para garantizar la calidad exigida por la práctica centenaria de tejer y usar los productos de Mostar-das. Quien se encargó del control de este organizado sistema de trabajo fue el propio municipio de Mostardas, ofre-ciendo la casa, su mantenimiento y un funcionario respon-sable de la contabilidad. Cabe señalar que la ejecución del trabajo y cómo hacerlo, con respecto a la adquisición de materia prima y línea de productos, corresponde a las arte-sanas, que en sus tareas realizan lo que se les ha encomen-dado o que es conveniente para el consumo local o fuera de la comunidad. Las artesanas trabajan diariamente en un sis-tema de horario integral, con un descanso para almorzar, en jornadas de ocho horas aproximadamente. De esta manera, un grupo pequeño, de diez artesanas, se puede ocupar de todo el proceso de las técnicas de tratar la lana, hilar y tejer, en los dos telares horizontales que están a su disposición. La producción es consumida en la comunidad o está ligada a encomiendas o personas que compran y las venden en otras localidades. El lucro de las ventas de los productos se divide igualmente entre todas las artesanas, de aquí que se dé una verdadera acción comunal, sin distinción para quien hila o teje. Cada una recibe la misma parcela resultante de las ventas, sin ninguna participación en los ingresos por parte de la Prefectura. Otro hecho es la organización del trabajo dirigido pre-dominantemente hacia un consumo de extra comunidad y que procura atender a las necesidades del mercado, con lo que definen opciones de productos o adaptaciones de éstos, en algunos casos. Es el caso de alfareros de Margogipinho y Recóncavo de Bahía, que tienen alfarerías con materias primas y productos almacenados, con grupos de artesanos que desempeñan tareas determinadas, dentro de la alfarería o no, como sucede con la etapa de la pintura de la pieza que podrá acontecer en la casa de la artesana. Para la salida de esta línea de productos el transporte y el local de ventas, en este caso el Mercado Sao Joaquim en Salvador, son indispensables para la continuidad del propio tipo de actividad arte-sanal. Como vemos, un aspecto de gran importancia en el proceso de producción es el referente a la comercialización en sus varias formas. En los casos de una producción doméstica, las encomiendas hechas directamente al artesano por personas de la comunidad o de afuera, así como las ventas en ferias y mercados locales posibilitan su salida. Describiremos luego otra situación donde la produc-ción y comercialización están estrechamente vinculadas: en el Estado de Mato Grosso en los polos de tejeduría, donde se establecen las acciones de la «Casa del Artesano», el régimen de encomiendas reactivó los trabajos en telar, en vista de que la técnica de tejer se encontraba en franca desaparición. Las localidades de Limpo Grande y Várzea Grande son ejemplos de importantes centros productores de hamacas y alfombras. Atraídas por el buen precio de venta, las artesanas produjeron y con ello garantizaron su sustento y el aumento de la renta familiar. Lo que se produce es colec-tado por la Casa del Artesano de la Fundación Pro-Sol, del Gobierno del Estado de Mato Groso. Las piezas son comer-cializadas en tiendas especializadas de la propia Fundación. El proceso de encomienda es realizado por los técnicos de la Casa del Artesano, que suministran el hilo industrializado y teñido a las tejedoras y crean vínculos con la institución. La colecta del producto en este caso podrá ser por compra o en consignación, con el precio establecido por la Casa del Arte-sano, no solamente en lo que se refiere a la artesana, sino también al precio para el consumidor externo. La tradición imprime a estas ferias y a los mercados populares funciones de canales de comercio y distribución de alimentos y productos artesanales. Esto determina la gran afluencia de labradores, artesanos, comerciantes y otros productores, que van a estos locales de consumo para ofrecer el resultado de su trabajo y adquirir aquello que necesitan. La feria de Caldas do Cipó, ciudad del estado de Bahía, por ejemplo, reúne todo lo que una feria del interior puede ofrecer: comida, música, carnes, tabaco, muchos animales de montar que descansan a la sombra, y sobre todo mucha artesanía. Se reúnen allí las «redeiras» (artesanas que hacen redes), cada una con su producción semanal, quincenal o mensual, que se colocan en grupos exponiendo sus productos en las aceras o extendidos también en las calles. En Cipó no solamente comparecen los artesanos de la ciudad sino también la gente que viene de Itapicuru, Olhos D’Agua, Trenhenhe, Tucano y otras localidades de Bahía. La producción «redeira» tiene lugar en pequeñas propiedades o en haciendas de ganado, donde trabajan las tejedoras para vender su producto en la tradicional feria de Cipó. Otra forma de comercialización a la que los artesanos muchas veces deben someterse, es aquella hecha a través de un intermediario, ya sea de la propia comunidad o de fuera. Se trata de una persona que adquiere la pieza del artesano para revenderla incluso en ferias y mercados dentro de las propias comunidades, o en otras localidades, casi siempre centros urbanos. La intermediación no actúa sólo en el co-mercio del objeto, sino también influye en el tipo de pro-ducto y en el proceso de trabajo, con lo que se propicia incluso una aceleración en las tareas para el cumplimiento, por parte del artesano, del compromiso asumido con el inter-mediario. Este, muchas veces, puede ejercer el monopolio de venta de los productos. Ferias de artesanía de ámbito nacional, regional y municipal, lugares de ventas y otros mecanismos de difusión y de comercio promovidos por instituciones del gobierno o entidades privadas, tienen como objetivo la producción de manifestaciones artesanales en general. Muchas veces los encargos de los organizadores de esas promociones interfieren en el proceso del trabajo artesanal y hasta influyen en la elección de tipos de productos más fácilmente comercializables. Para atender a esa demanda, los artesanos pueden llegar hasta simplificar sus trabajos. Este tipo de apoyo debe ser cuidadosamente evaluado en este encuentro. Otro ejemplo de institución que trata de la comercialización de la artesanía es la Codevale, Comisión Estatal de Desarrollo del Valle del Jequitinhonha, en Minas Gerais, que en su programa de desarrollo de la Región hace un tra-bajo de apoyo a la artesanía local, garantizando la salida de la producción, por pago directo. La producción colectada se comercializa en Belo Horizonte y en San Pablo, en la tienda propia de la Codevale. Esta acción no implica compromiso o monopolio de compra, pudiendo el artesano vender su pro-ducto a quien él quiera. Es importante observar que el precio de venta de la pieza es determinado por el artesano y el pago es integral en el acto de la transacción de compra. La garantía de la adquisición de lo que es hecho da lugar a nuevos productos menores y más simplificados, posibilitando así producir una mayor cantidad con mayor rentabilidad, tomando en cuenta el volumen de materia prima y el tiempo dedicado al trabajo. De esta manera, al lado de la tradicional cubierta, aparecen almohadillas, bolsas, pequeñas alfombras, centros de mesa, tapices, etc. Esta acción de la Codevale ha posibilitado a los artesanos elevar su nivel de vida, y esto se refleja en el enri-quecimiento de la dieta alimentaría a través de la compra de vacas para el abastecimiento de leche, como también mejo-ras de las condiciones de vivienda. Una acción de este tipo favoreció también a una asociación espontánea de los diver-sos grupos de artífices. El antropólogo Nelson Gragurn en el prefacio del libro Ethnic an Tourist Arts, llama la atención para la indus-trialización estandarizada de Euro-América, haciendo que la demanda de originalidad se vuelva cada vez mayor. Los artefactos populares al asociarse adquieren pres-tigio, debido al interés despertado en el turismo interna-cional por las culturas sometidas, hasta en el saber aca-démico, en una permanente búsqueda de status. Se percibe este fenómeno en Brasil, donde segmentos de la clase media y élites urbanas pasan a dar valor a los ob-jetos artesanales por su aspecto «rústico» como adorno. Este modelo «urbano» de la concepción de un objeto arte-sanal implica la pérdida de su función utilitaria, sin que ocu-rran cambios en la forma o en la técnica tradicional. Cuando un tamiz para lavar arroz, por ejemplo, es vendido como soporte para arreglar un conjunto de flores, cambia su función pero no su forma. En otras oportunidades, sin que ocurran cambios en el material y en la técnica tradicional, cambia la forma del cesto para atender así nuevas finalidades creadas por la demanda del consumidor, según nos dice la antropóloga Ana M. Heye, quien nos explica refiriéndose a la clasificación de manifes-taciones artesanales: Para evitar clasificaciones de aspecto estetizante, donde los peligros de la subjetividad y del elitismo están más presentes, y también porque consideramos esencial tener en cuenta estas manifestacio-nes de la cultura material dentro de su contexto social y económico, preferimos clasificarlas en las categorías de «comercializables» y no «comercializables», Por «no comercializable» entendemos aquellos objetos que no entran en el circuito de mercado, haciendo parte, por ejemplo de la economía interna de una hacienda, donde son hechos y usados; cierros objetos, por ejemplo, que son hechos para la devoción, otros para dar un regalo o para pagar favores, (Pro-yecto «Etnografía y Empleo Social de la Tecnología», Museo Na-cional. UFRJ). Con ocasión del seminario «Trabajo y Acción Social» realizado en el estado de Marañon este año, bajo los auspicios del Gobernador y con la participación de una asesora del INF, fue elaborado un documento intermedio referente a los siguientes eventos artesanales: - Están en curso diferentes planes para la comer-cialización de la artesanía, que son trazados sin con-sulta previa a las comunidades. - Se realizan planes de aumento de producción y exportación sin el conocimiento de las comunidades comprometidas. - Macroproyectos de comercialización que favorecen el mercado externo generado a través de propaganda no tienen en consideración las cuestiones municipales específicas. - Se realizan ferias a nivel nacional donde raramente tiene participación el artesano. - Los préstamos bancarios generalmente son ofrecidos al artesano que produzca más y cuyo producto sea más vendible en el mercado, sin consultar a los demás artesanos. IV. SUGERENCIAS PARA DISCUSIÓN En primer lugar, partiendo del hecho asumido de que no será oportuno hacer distinción entre la artesanía utili-taria, donde no habría casi ningún goce estético, y la «artesanía considerada como arte», donde una intención creadora prevalecería sobre la elaboración de la forma en-tendida como un dominio de la técnica, queremos señalar que en ambos casos, aunque de manera diferente, existe una competencia técnica y gusto en el acto de crear. La tenden-cia a devaluar los oficios mecánicos en la sociedad occidental es antigua, al relacionarlos posiblemente con un prejuicio para con el trabajo servil. Fue a partir del Renacimiento que la categoría «arte» comenzó a tomar cuerpo; y no fue casualmente que en esa época haya surgido el concepto de artista como individuo superior, dedicado a especulaciones ele-vadas, diferenciado entre los seres humanos como prototipo de lo original y de lo raro. Con este concepto de artista se estableció una idéntica definición de arte como elaboración del pensamiento creador de las élites cultas. Sin embargo, vemos que otras culturas, populares o tribales no usan este concepto de arte, y no disocian su vivir de su «hacer». Es impropio pues el clasificar una artesanía como «utilitaria» o «artística», según observa bien Octavio Paz: Jarra de vidrio, cesto de mimbre, huipil o bata de algodón, escudilla de madera, objetos soberbios, no por causa de su utilidad, sino gra-cias a ella. La belleza viene por añadidura, como las flores, el per-fume y el color. Su belleza es inseparable de su función: estos ob-jetos son bellos porque son útiles. Los artesanos participan de un mundo anterior a la separación entre lo bello y lo útil. Existe un punto sobre el que todos los especialistas están de acuerdo: el sentimiento de la forma, con la conse-cuente apreciación estética que engendra, está fuertemente imbricado al grado de destreza técnica. El deseo de belleza -Kunstwollen- al ejercitarse contra la resistencia de los materiales, haría surgir y concretar las formas, según opina Alois Riegl. Franz Roas, sin contradecir las afirmaciones de Riegl, las modifica en el sentido de atribuir al artista de las so-ciedades «primitivas», una condición que también es válida para el artista «civilizado». No basta una intención de belleza, dice él, para la consecución de una obra de arte, es necesario un dominio cada vez mayor de la técnica, que pre-supone un control gradual del elenco de gestos que desencadenará el surgimiento de las formas. Lo que llamamos arte vendrá por lo tanto, según Boas, de las investigaciones técnicas y de la expresión de las emociones y del pensamiento. La existencia de un «estilo» estaría entonces condicionada a la estabilidad de la forma de aquellos artefactos de uso socialmente reconocido por un grupo. La estabilidad de las formas dependerá, a su vez, del mantenimiento de una buena técnica, o en algunos casos, de la familiarización con el tratamiento de determinados materiales. Sin embargo, aunque un arte presuponga el perfecto ejercicio de una técnica, no es toda técnica bien ejercida la que será necesariamente un arte, ya que el objeto estético, conforme señala Mauss, es reconocible por la presencia de una noción más complicada que aquélla exclusiva de la utili-dad. Es preciso no olvidar que al analizar sus aspectos estéticos, estaremos evaluando apenas uno de sus compo-nentes, que coexiste con el técnico, el ritual y el económico. De esta forma, muchas veces lo que algunos llaman «los as-pectos decorativos» participan en el mismo nivel de impor-tancia que la «utilidad» de una pieza, además de constituir una de sus marcas culturales. Entre los Mehináku, por ejem-plo, la decoración de una loza de barro constituye para el indio un elemento esencial a la integridad del objeto, sin el cual éste no estaría completo para el uso. Difícilmente un alfarero de Pio Vermelho en Bahía, por ejemplo, considerará completos un pote u olla sin su protección del producto cultural brasileño no preconizamos. De la misma manera los diseños más lindos pintados en las ollas Waurá están exactamente en la base de las mis-mas, que queda sobre el suelo y por tanto, no visibles. De esto se deduce que estos diseños no son «ornamentales», en el sentido que se le atribuye a esta palabra. Tanto para las artes populares como para las tribales, es el concepto de «hecho social total», enunciado por Marcel Mausse que permite abarcar la vida y la visión del mundo en toda su plenitud, en sus aspectos sociales, económicos, políticos, jurídicos y religiosos. Hacemos estas consideraciones para dejar muy claro que en ningún momento tiene el INF la intención de sobre valorar lo «cultural» en perjuicio de lo «económico» o de cualquier otro factor integrante de la vida social. Así nos calificamos como portadores de una visión «culturalista» o «folclorizante» que ignoraría el valor de los factores socioeconómicos en la evaluación de cualquier mani-festación de cultura del pueblo. Por otro lado, no podemos aceptar una visión que tome los factores económicos como absolutos, subestimado y des-conocido el contenido cultural de estas manifestaciones. Dejemos claro todavía que cuando hablamos de pro-tección del producto cultural brasileño no preconizamos una actitud «preservacionista» de comportamiento y de tecnologías. Por el contrario, sabemos que el país atraviesa un periodo de cambio social, y que es necesario que sean entendidas y apoyadas todas las expectativas de la elevación del nivel de vida que partan espontáneamente de las comunidades. Sabemos también que debemos entender las especialmente rurales, a través de una óptica que abarque simultáneamente las sociedades complejas tradicionales y las modernas industriales. Como contribución a este encuentro, el INF propone para ser discutidos los siguientes puntos: - Identificar el status, papel y función de las artesanías en su ambiente social y cultural; - identificar cuál es la relación del artesano con su producto, y la manera de ver su propio mercado; - definir la relación del producto artesanal con las for-mas artísticas dominantes en la sociedad de masas (tematización, técnicas, materiales y las virtualidades del proceso artesanal); - establecer tipologías a través de levantamientos sistemáticos de los técnicos regionales; - localizar las formas de perpetuar el saber artesanal, la reproductividad de la tecnología (análisis del grado de participación de la familia nuclear en la actividad artesanal, verificación de la existencia de organización o asociación, etc.); - estimular las formas de descentralización de la producción artesanal que fijan a los individuos en su medio; - definir la introducción del artesano en el espacio geográfico de la comunidad y/o de la Región, y la interacción existente entre los procesos sociales y el medio ambiente, discutir el problema de la obtención de materia prima (este es uno de los puntos de estrangulamiento del proceso de producción); - identificar la significación y la importancia de su es-pacio de trabajo (la ciudad, la calle, el taller); - investigar la organización socioeconómica del trabajo (las unidades de producción y distribución), las formas cooperativistas, la existencia de rivalidad, el grado de especialización y principalmente discutir el problema de la comercialización, otro gran punto capital para que la artesanía se libere de la administración ajena, y - establecer vínculos entre las modalidades de ejercer la artesanía propias del pueblo y el proceso educativo gene-ral, formal y no formal. Entre los posibles beneficios que un trabajo del MEC en el área cultural podría traer para el artesano, se encuentran: - La fijación del individuo a la tierra, con la posibilidad de continuación de sus otras actividades; - la posibilidad de utilización simultánea de su casa como taller, impidiendo la separación de la familia nuclear; - el mantenimiento de la identidad cultural de los valo-res propios de cada individuo y grupo, como fundamento de la propia existencia de la artesanía; - la valoración del trabajo cultural del artesano susci-tando una elevación de los precios de sus productos, sin la necesidad de aceleración del ritmo de trabajo y aumento ar-tificial de la producción; - la mejoría económica con elevación del patrón de vida, la diversificación de la dieta alimentaría, acceso a la escuela, mejores condiciones habitacionales y, como consecuencia, de higiene, y - la garantía de los derechos autorales cuando se haga reproducción de su trabajo, por lo menos en un primer momento, a través del recibimiento de ejemplares. Para la Secretaría de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura, en fin, interesa identificar quién pro-duce la artesanía, cómo la produce, para quién es producida, en qué momento histórico esto se da y «en qué situación» se encuentra el productor. Nos interesa, por lo tanto, el man-tenimiento de las identidades culturales microregionales, porque entendemos que ellas son la garantía misma de la buena comercialización de las artesanías frente a clientelas de mayor poder adquisitivo. Nuestra experiencia indica que los mercados europeos, norteamericanos, japoneses y otros, por la propia sofisticación que manifiestan, tienen una expectativa de cali-dad y autenticidad con respecto a los productos culturales de otros países. Por consiguiente, si los artesanos regionales no se mantienen dentro del ritmo natural y espontáneo de su florecer -lo cual no quiere decir que no puedan alterar su tecnología si así lo desean- estos mismos mercados se desinteresarán de ellos en poco tiempo. Si esto sucede los artesanos se encontrarán en situación todavía más oprimida: abandonarán o transformarán más de prisa su «hacer» tradi-cional, sin lograr dominar otras tecnologías culturales que les permita la supervivencia. De esta forma, es esencial según la óptica de la Secretaría de Cultura que cualquier apoyo que sea dispensado, ya sea a la artesanía como forma familiar de producción, ya sea como pequeño taller con ayudantes como pequeño taller individual o bajo forma de pequeña manufactura, debe asociar las preocupaciones de carácter económico a la intensión permanente de asegurar un espacio donde puedan reproducir y transformar su saber los individuos que ofrecen una de las más importantes contribuciones culturales a la comunidad brasileña. Contribución cultural que es la garantía mismo no sólo de la supervivencia económica, sino también de la elevación de su calidad de vida, por medio de un adecuado apoyo institucional. BIBLIOGRAFÍA BARBOSA, María Rosilene. «Artesarnía tradición y mudanza social». En: El artesano tradicional y su papel en la sociedad contemporánea. Funarte/INF, 1983. (Footnotes) * Este organismo adoptó en 1986 el nombre EDUCAR. SEGUNDA PARTE CONSIDERACIONES, RECOMENDACIONES Y REFLEXIONES 1. INCORPORACIÓN DE LA CULTURA POPULAR EN LA EDUCACIÒN CONSIDERACIONES Y RECOMENDACIONES I. CONSIDERACIONES GENERALES Para interpretar las conclusiones y recomendaciones del Taller sobre el tema, los participantes adoptaron los siguientes términos y elementos conceptuales como marco de sus discusiones: 1. En primer lugar debe considerarse que la termino-logía empleada para definir la problemática de la educación y la cultura popular corresponde a un punto de vista, aunque externo a los sectores socioculturales populares, con un alto grado de compromiso personal con ellos. Los hechos anali-zados constituyen realidades y vivencias vigentes en distintos grupos humanos, ignoradas, desconocidas y menospreciadas por una gran parte de los sectores dominantes en nuestras sociedades. 2. Al hablar de «cultura popular» nos referimos no sólo a los aspectos relacionados con las manifestaciones artísticas, sino a la cosmovisión de los sectores populares: la agricultura y el comercio, la historia y la medicina, la ganadería y la lite-ratura oral, las normas y sistemas de organización social, así como a la preparación de comidas, valores y creencias, juego y trabajo, y en general a todo lo que forma parte del vivir cotidiano de los grupos socioculturales populares. 3. Nuestras sociedades son plurilingües y pluricultu-rales. Se impone por lo tanto la necesidad de buscar seria-mente las transformaciones que requieren los distintos sec-tores del Estado (particularmente el educativo, por su función semántica) para que sirvan a la población efectivamente de acuerdo con un espíritu democrático que garantice la real igualdad de oportunidades de progreso y satisfacción de necesidades y derechos. 4. Resulta importante asimismo entender que la cultura popular se encuentra integrada a la sociedad como un todo. La cultura popular, o mejor: la cultura de los diversos grupos y sectores populares, no constituye un sistema cerrado o aislado sino que se encuentra en perma-nente relación transformadora frente a otros sistemas cultu-rales, tanto populares como no populares. Esto resalta la necesidad de reconocer para la propia identidad tanto la cultura propia «nuestra» como la de otros, en permanente relación. 5. Los procesos de recuperación y desarrollo de la cul-tura popular, son esenciales en la conformación de un proyecto histórico liberador común que imprimirá coheren-cia a los procesos particulares de desarrollo y fundamentará la generación de la verdadera identidad cultural de nuestros pueblos. 6. En este mismo sentido, ya no se trataría realmente de examinar cómo se incorpora la «cultura popular» a la educación formal, sino más bien cuál sería el proceso de apropiación y transformación del sector educativo formal por parte de los sectores poblacionales populares. 7. Tampoco podemos dejar de mencionar el contexto sombrío en el que se inscribe nuestro debate: una crisis económica y financiera sin precedentes, niveles catastróficos de cesantía y desocupación, zonas diversas en conflicto ar-mado o con amenazas de guerra o invasión. Precisamente creemos que en estas circunstancias el mensaje cultural popular es oportuno, pertinente y esperanzador. 8. Las conclusiones y recomendaciones que se citan están dirigidas a los siguientes destinatarios: a) Ministerios de educación y cultura, universidades, institutos de formación de educadores, centros de inves-tigación y en general todas las personas e instituciones que tienen que ver con el desarrollo educativo y cultural de nuestros pueblos. b) Secretaría Ejecutiva para la Educación, la Ciencia y la Cultura de la OEA y otros organismos internacionales y agencias que patrocinen o financien actividades educativas o culturales en nuestros países. c) Centros e instituciones dedicadas a la promoción cultural y a la capacitación artesanal. d) Organizaciones representativas de los sectores populares. 9. Áreas que abarcan las recomendaciones: a) El sistema educativo. b) Los educadores. c) La investigación educativo-cultural. d) El desarrollo curricular. e) Los medios masivos de comunicación. Estas cinco áreas, cuyo tratamiento no pretende ser exhaustivo, se encuentran cruzadas por un eje esencial de recomendación que se constituye en principio ético por exce-lencia de las acciones de recuperación y de desarrollo de la cultura popular: la participación integral de los sectores populares en todos estos procesos. II. RECOMENDACIONES 1. El sistema educativo Considerando que: a) Aunque se registran avances hacia una apertura le-gislativa frente a la cultura popular y en actos de tipo de-claratorio, aun se puede caracterizar a nuestros sistemas escolares como ajenos a la cultura popular y enfrentados a ella. b) La incorporación de la cultura popular en la educación es un asunto muy complejo y delicado que no admite soluciones simplistas como la mera incorporación de algunos contenidos en las asignaturas tradicionales o la creación de asociaciones de padres de familia. c) Los ministerios de educación son tradicionalmente ineficientes y los sistemas escolares poseen escasa dinámica para hacer frente a situaciones nuevas. d) Existen numerosas iniciativas educacionales o de capacitación que están realizando positivos aunque incipien-tes esfuerzos por considerar, adecuadamente, el hecho y la problemática de la cultura popular. e) Es el inicio de la vida escolar el momento en que los jóvenes provenientes de comunidades culturalmente diferen-ciadas o de sectores pobres, experimentan con mayor violen-cia el impacto de la brecha existente entre la cultura propia y la transmitida a través de la escuela. f) Esta primera experiencia escolar suele tener un im-pacto decisivo en el fracaso temprano y en la deserción esco-lar. g) Una proporción importante de la población del Continente deserta del sistema escolar con uno o dos años de escolaridad. Se recomienda: 1. Priorizar la realización y difusión de estudios ten-dientes a revelar el impacto del choque cultural aludido en el fracaso y en la deserción escolar. 2. Concentrar los esfuerzos en programas tendientes a: a) Adecuar las prácticas educativas, el lenguaje, los contenidos y los sistemas evaluativos del primero y segundo años escolares, de modo que lleguen a ser consecuentes con los valores, prácticas, usos y costumbres de los sectores populares. b) Preparar a los jóvenes provenientes de sectores culturalmente diferenciados o mayorías pobres para que puedan incorporarse con mayores posibilidades de éxito a la escuela. 3. Crear comisiones interinstitucionales con participación de las comunidades y grupos de base para que elaboren políticas y propongan estrategias y procedimientos de integración de la cultura popular a la educación. 4. Apoyar institucionalmente los programas comuni-tarios y de incorporación de la cultura popular en la educación para conseguir el logro de estos objetivos. 5. Reconocer la importancia de la cultura popular como medio para lograr una educación más efectiva. 6. Buscar la coherencia integral al interior de los sub-sistemas educativos en sus diferentes contenidos programáticos y/o curriculares, a partir de la cultura popu-lar. 2. Los educadores Considerando que: a) Los educadores asumen como una legítima con-quista la profesionalización de sus miembros y, consecuente-mente, promueven y defienden la aplicación de reglamentos que impiden el ejercicio docente a quienes no poseen los es-tudios acreditados del caso y de esta manera, inadvertida-mente tal vez, se constituyen en un obstáculo formidable a la apertura del sistema escolar, a la problemática cultural popular, e impiden el ejercicio docente a artesanos, artífices y representantes en general del conocimiento popular. b) Las instituciones formadoras de educadores son susceptibles a las mismas críticas que, desde el punto de vista de la cultura popular, se le hacen al sistema escolar en general. Se recomienda: 1. Promover programas de capacitación y acreditación de educadores populares. 2. Realizar campañas entre las comunidades y grupos diferenciados culturalmente para que seleccionen y promuevan educadores propios. 3. Realizar estudios conducentes al establecimiento de instituciones formadoras de educadores populares. 3. El desarrollo curricular Considerando que: a) La concepción, comúnmente aceptada, de la «ciencia» como única y de carácter universal, ha impedido la valoración de los sistemas, técnicas y conocimientos popu-lares y que esta posición ha llevado a limitar el desarrollo sociocultural, económico y político de los grupos populares, al considerarlos por esta razón, implícita o explícitamente inferiores. b) Esta noción de inferioridad sirve de excusa raciona-lizadora para justificar fracasos del sistema escolar y oculta, a menudo, una posición segregacionista. Se recomienda 1. Favorecer las investigaciones curriculares que tien-dan a rescatar los sistemas de pensamiento, las formas de aprendizaje y las concepciones epistemológicas existentes en los grupos populares. 2. Desarrollar una concepción de «calidad educativa» más adecuada a las características de la cultura popular, para eliminar así la práctica discriminatoria que ofrece una educación de «segunda clase» a ciudadanos de «segunda clase». 3. Desarrollar modelos y procedimientos de diseño curricular que posibiliten que la cultura popular se constituya en una de las fuentes de los planes de estudio. 4. La investigación socioeducativa y cultural Considerando que: a) Las investigaciones que se plantean desde fuera de los grupos populares generalmente no responden a sus inte-reses y necesidades. b) Los diseños y estrategias de investigación que con-sideran a los grupos populares como meros objetos de cono-cimiento, atentan contra la dignidad e integridad cultural de los mismos. c) El empleo de los miembros de las comunidades como informantes y no como actores de la investigación, implica el mantenimiento del sistema de dominación y con-duce a un cierto tipo de explotación intelectual. d) Gran parte de las investigaciones que se llevan a cabo no redundan en beneficio de las comunidades ni aun para su información (existe mucha más información fuera de las comunidades y de nuestros países, sin posibilidades de acceso nuestro). e) Las metodologías de investigación extrañas a los esquemas mentales ya los modos del conocer propios de los distintos grupos socioculturales, limitan el reconocimiento y sistematización de los conocimientos tradicionales. f) Las investigaciones ejecutadas y procesadas por per-sonas ajenas a los grupos culturales llevan a interpretaciones que no corresponden en muchos casos, a la realidad investi-gada. g) La difusión de investigaciones realizadas desde fue-ra no respeta el derecho que tiene la población para decidir sobre el uso de la misma. Se recomienda 1. Promover la enseñanza de metodologías participati-vas de investigación en los distintos niveles del sistema edu-cativo, de prebásica a superior. 2. Denunciar en distintos foros y publicaciones académicas las malas prácticas señaladas en los considerados. 3. Desarrollar y difundir la ética en la investigación de los fenómenos de la cultura popular. 4. Enfatizar la investigación participativa hacia los grupos marginales campesinos o urbanos con el fin de lograr su propia valoración e identificación, además de continuar con esta metodología en el trabajo con grupos culturalmente diferenciados. 5. Los medios masivos de comunicación Considerando que: a) En la actualidad los medios masivos de comu-nicación (radio, televisión, prensa, etc.) contribuyen a de-teriorar la educación de la población al introducir mensajes alienantes y desculturizadores. b) Estos medios se encuentran al servicio de intereses mercantiles y existe una ausencia notoria de contenidos que favorezcan el desarrollo cultural integral. c) En los sistemas educativos el código lingüístico se ha convertido en el código prioritario de comunicación y se des-conoce la existencia de otros códigos, más o igualmente importantes, empleados eficientemente por los distintos grupos socioculturales. d) El empleo de los medios audiovisuales en la investigación y la educación corresponde, en general, a una visión que no tiene en cuenta el tipo de percepción propia de las diferentes culturas de los sectores populares: ritmo, tem-poralidad, secuencia, color, forma, etcétera. e) La producción de materiales impresos y audiovisua-les muchas veces se realiza sin la participación directa, como productores, de los grupos populares. f) La utilización adecuada de los medios masivos de comunicación, por parte de los grupos populares, implica la apropiación (transformación, manejo y control del proceso de producción), no sólo de .las «herramientas o aparatos» sino de los códigos de la expresión. Se recomienda 1. Promover y desarrollar, desde el sistema educativo formal y no formal, el estudio y utilización crítica de los mensajes de los medios masivos de comunicación y en par-ticular reforzar la capacidad crítica de las comunidades populares ante dichos mensajes. 2. Apoyar la recuperación de los medios de comu-nicación para la educación, en el contexto del respeto por la cultura popular. 3. Identificar y/o formular políticas nacionales sobre comunicación masiva con participación popular, para facili-tar el acceso de los sectores populares a los medios de comunicación masiva. Por ejemplo, conseguir espacios para difundir programas producidos por grupos populares. 4. Apoyar y capacitar a los grupos populares para que puedan utilizar los medios de comunicación masiva en sus organizaciones, proyectos y expresiones. 5. Promover, en los medios masivos de comunicación, el empleo de códigos orales, visuales, gráficos, corporales y todos aquellos que posibiliten la revaloración de la cultura popular en su conjunto, sin priorizar artificialmente los códigos lingüísticos escritos. 6. Desarrollar y apoyar esfuerzos tendientes a conocer participativamente los modos de percepción y comunicación propios de los grupos populares. 7. Promover la investigación participativa de las distin-tas manifestaciones artísticas como medios de comunicación social (música, teatro, danza, artes plásticas, literatura de tradición oral, etc.), para reconocer sus sistemas de significación tanto manifiestos como subyacentes. 8. Incorporar en la comunicación en forma de im-presos, la imagen visual como código significante y no so-lamente como forma de ilustración y decoración. 9. Desarrollar y apoyar esfuerzos basados en la prác-tica de la investigación participativa que tiendan a la pro-ducción de materiales escritos y audiovisuales propios de los grupos populares. 6. Otras recomendaciones Se presentan a continuación algunas recomendaciones que por su carácter integral o por su relativa autonomía frente al esquema general propuesto por el Taller, no fueron incluidos en los cinco tópicos anteriores. Se incluirán además otras que, a título individual formulen los participantes del grupo correspondiente con posterioridad a la lectura y en-trega de este informe. 1. Considerando que: Las experiencias de capacitación artesanal contienen elementos educativos de gran valor, alto interés y originalidad, tanto en las técnicas de selección de contenidos, como en las metodologías de enseñanza y el aprovechamiento de los espacios educativos, el diseño y la preparación de mate-riales de enseñanza. Se recomienda: a) Propiciar el estudio sistemático, la evaluación y difusión de las actividades de capacitación artesanal con el doble propósito de documentar y sistematizar técnicas específicas de desarrollo curricular y reconocer y acreditar la acción educativa que practican. b) Recuperar, en el proceso educativo, las técnicas y conocimientos tradicionales y sistematizarlos para desarro-llar el conocimiento «científico» característico de cada cul-tura. 2. Considerando que: a) Las experiencias de los museos populares o de las comunidades resultan muy sugerentes en cuanto se consti-tuyen en punto de confluencia cultural y generacional. b) Se reconoce su validez como instituciones proveedoras de experiencias de apoyo al currículum formal. c) Parecen conformar una adecuada solución insti-tucional para el rescate y sistematización de los conocimien-tos populares. d) Parece también evidente el aporte significativo que estas instituciones realizan al proceso de reafirmación de la identidad cultural de una comunidad. Se recomienda: 1. Propiciar el desarrollo de museos populares. 2. Propiciar su utilización por las escuelas de la comunidad. 3. Estimular su utilización como centro de capacitación cultural para educadores. 4. Estudiar las posibilidades que ofrece para facilitar la apertura de la escuela a la realidad próxima a ella. 3. Considerando que: a) Las experiencias de capacitación artesanal resultan muy sugerentes en cuanto al valor que los aspectos estéticos tienen por los grupos populares. b) Resulta de particular interés la noción de producto artesanal como lenguaje, expresión simbólica, forma de expresión y comunicación. c) En todas las experiencias de capacitación artesanal presentadas en el Taller, la preocupación por la solución de problemas económicos de subsistencia resultó, naturalmen-te, el eje motivador, y las respuestas inmediatas obtenidas superan el enfoque economicista y consumista, al integrar esta preocupación en la recuperación global de la cultura popular. Se recomienda: Propiciar ensayos de experiencias escolares en los sec-tores populares en los que el currículum se encuentre cen-trado en aquellos valores propios de la cultura popular del grupo. Surgen como particularmente prometedores los en-sayos centrados en los valores estéticos que asumen dichos valores como núcleo organizador del currículum sin diso-ciarse de las esferas del conocimiento científico y de la producción económica. 4. Considerando que: a) El estudio de la lengua como tal tiende al aprendi-zaje gramatical formal y deja de lado el desarrollo de la expresión oral y escrita necesarios, no sólo para lograr una efectiva codificación y decodificación sino también para el desarrollo y enriquecimiento de la lengua, y que la imagen visual ha sido empleada en los materiales educativos como un elemento de ilustración y/o decoración y no como un ver-dadero medio de comunicación. b) La música, el canto, las dramatizaciones, diseños, etc., son entendidos en la educación como materias o asig-naturas aisladas, desprovistas de su calidad de código y se han constituido en áreas asequibles sólo para determinados individuos, cuando en las sociedades de tradición oral (o pre-ferentemente oral) responden a complejos sistemas de comunicación. Se recomienda: Respetar la lengua de cada grupo étnico tanto en lo que se refiere a sus aspectos formales como de significa-ciones. NOTA La preparación de estas conclusiones y recomendaciones estuvo a cargo de los siguientes participantes: Juan García, Victoriano Albito, Hoover Dionisio, Idelfonso Moreno, Lelia Gontijo Soares, Daniel Nieto, Aída Moncayo, Enrique Chiriap, Juan Martínez, Consuelo Yánez y Sergio Nilo. MENSAJES EN TORNO A LA PLANIFICACIÓN CURRICULAR Sergio Nilo El examen del proceso de incorporación de la cultura popular a la educación, el desentrañamiento de su signifi-cado, la verificación de su extensión como fenómeno y su posibilidad de ser, han ocupado, desde puntos de vista algo .diferentes, los dos Talleres llevados a cabo hasta ahora sobre el tema en la ciudad de Cuenca. En el Primer Taller se examinaron algunas experien-cias educativas que pueden ser consideradas como «alterna-tivas» frente a la oferta escolar tradicional en América Lati-na. Allí se pudo comenzar a visualizar lo que puede llegar a ocurrir cuando se cambian algunos de los postulados, su-puestos o bases sobre los que se fundamenta un sistema es-colar y se los sustituye por supuestos, postulados o bases derivados de la cultura popular. Llamaron la atención los resultados altamente positi-vos -aun desde el punto de vista escolarque alcanzan estas experiencias. La esperanza que originó su examen llevó a reflexiones que fueron desde interpretaciones críticas de la realidad hasta concepciones verdaderamente seminales. En general se coincidía en revalorar la identidad cultural como el cimiento fundamental de un sistema educativo, en oposición a su fundamentación en la «semejanza» cultural; Es decir, se concibió el desarrollo educativo y personal como función y potenciación de la propia naturaleza de cada cual, en oposición a un concepto de desarrollo educativo y per-sonal como función de semejanza con algún modelo o para-digma cultural determinado. Se llegó a expresar la necesidad latinoamericana de desarrollar una pedagogía de la afirmación que se fundamenta en nuestra realidad y la po-tencia (Alternativas de Educación para grupos culturalmente diferenciados, 1983). En este II Taller de Incorporación de la Cultura Popu-lar a la Educación se continúa la exploración de este mismo orden de ideas, precisándose y profundizándose una línea de análisis vinculada a uno de los hallazgos del Taller anterior: la existencia de una «mentalidad» popular que exige replan-tear el significado y la forma del quehacer escolar en sí y no como producto necesario de una crítica social o de un deter-minado modelo de desarrollo solamente. Para facilitar la argumentación se hace hincapié en las raíces culturales indígenas y africanas de los estratos popu-lares de América, entendiendo así que se estará hablando de un extremo poblacional real y numeroso, y que se considera tan legítimo y provechoso leer la realidad desde este punto de vista, como desde el otro extremo poblacional y cultural. A este respecto, interesa detenerse en los casos de capacitación presentados en este II Taller para examinar la racionalidad pedagógica a la que obedecen. Los casos presentados cubrieron desde la postalfabe-tización, la enseñanza de la aritmética y contabilidad hasta la enseñanza o intercambio de técnicas diversas vinculadas al campo productivo artesanal. Estos casos se han agrupado en dos grandes categorías atendiendo fundamentalmente al grado de especialización involucrado en la función de capacitación que se presentó. En un primer grupo, la actividad de capacitación no presenta realmente novedad, salvo desde un punto de vista organizativo, pues su estructuración pedagógica o ejecución es externa a la comunidad en que se lleva a cabo, y obedece a ordenamientos clásicamente escolares o propios de los de-sarrollos pedagógicos elaborados en los grandes centros especializados de aprendizaje profesional. Esta capacitación puede ser considerada como de «frontera» en el sentido que procura una «relación» con la cultura dominante, vg.: alfabetización en la lengua oficial, aprendizaje en oficios para emplearse en la industria, mer-cadeo para entender el funcionamiento de los mercados modernos, contabilidad para llevar controles y cumplir con reglamentaciones, etcétera. (Véase el Esquema 1). Un segundo grupo de actividades de capacitación com-prende aquellas acciones que se originan en el proceso de desarrollo de una comunidad y forman parte integral de éste. En este sentido pueden ser consideradas «internas» de la comunidad, aunque existan agentes externos en alguna etapa de su proceso de realización. No obstante, hay que destacar que la estructuración racional de estas actividades de capacitación procede de la comunidad en que se llevan a cabo. ESQUEMA 1 TIPOS DE CAPACITACIÓN REALIDAD DE LA COMUNIDAD F I CAPACITACIÓN DE “RELACIÓN O FRONTERA” (CON LA CULTURA DOMINANTE) - Alfabetización - Aritmética - Contabilidad - Mercadeo CAPACITACIÓN INTERNA: - Innovación Mejoramiento Perfeccionamiento Planeamiento Identificación de problemas comunes Decisiones sobre reglas sociales, éticas, de gobierno Resulta muy difícil aislar estos casos del complejo con-texto de una comunidad, de tal modo que su descripción exi-ge siempre referirse a una población determinada, situada en un lugar geográfico específico, con una historia propia, que involucra gente muy concreta. Aquí, los programas o ac-tividades de capacitación se generan para atender necesi-dades diversas, de carácter educativo, social o económico, tales como: búsqueda, intercambio y transmisión de cono-cimientos; aprobación de normas éticas; perfeccionamiento de acuerdos; organización de la producción; cambios en modalidades de gobierno, etcétera. Estas necesidades se presentan en forma real, es decir, simultáneamente, sin que se requiera una distinción concep-tual entre educación, ética o economía. Definitivamente re-sultan ajenas a las soluciones de especialistas o expertos a problemas específicos de una especialidad profesional o académica. Estas actividades de capacitación tampoco son escolares, ni constituyen «sistema de capacitación» en cuanto tal ni generan órganos especializados de la población para cumplir institucionalmente esta función. La inserción de las actividades de capacitación en la realidad de la población es indistinguible de la atención simultánea de las necesidades de desarrollo de la comu-nidad. De aquí se derivan racionalidades pedagógicas origi-nales que son las que interesa explorar en esta ocasión como sugerentes casos de posibles aportes a la teoría educativa. Los observadores externos a las comunidades consi-deran que el origen de estas actividades de capacitación hay que situarlo en relación con la necesidad de mejorar las con-diciones de vida de una comunidad o sus ingresos. Las decisiones adoptadas por la comunidad en este caso, se hubieran basado en el supuesto de que el resultado o producto de la capacitación (tecnologías, objetos, métodos, etc.), debía tener un efecto positivo en la situación económica de la comunidad. No obstante, la consideración económica no re-sulta suficiente para explicar las decisiones que van confor-mando un proceso de capacitación. Con mucha frecuencia las decisiones acerca del qué, cómo, cuándo, dónde capacitar se adoptan atendiendo a una compleja variedad de antecedentes que incluyen siempre situaciones personales -individuales y colectivas- de los miembros de la comunidad.1 Estos antecedentes hacen un efecto de contrapeso con respecto a los aspectos económicos. Esta limitación de la variable económica no significa un caso de ignorancia, una desvaloración o una falta de re-conocimiento de su importancia. Por el contrario: viene a ser una aproximación muy realista al quehacer económico que aprecia este aspecto de la realidad efectivamente en conjunto con los otros aspectos, sin apartarlo de la totalidad de la realidad. Se crea así un árbol decisional muy complejo, muy distinto de la racionalidad utilizada por los gobiernos o supuesta en los proyectos de asistencia técnica destinados a favorecer comunidades rurales o urbano-marginales. La comprensión de esta situación permitirá apreciar mucho más claramente las diferencias y dificultades de comunicación generadas por esquemas decisionales tan diversos. Esta aproximación «totalizadora» que utilizan las co-munidades que se oponen a la interpretación analítica de la realidad, típica del pensamiento académico de raigambre y consecuentemente- característica de la modalidad «pro-fesional» de solución de problemas o definición de tareas, aparece continuamente en la racionalidad pedagógica reve-lada en los casos de capacitación «interna» que nos ocupan. Hay que recordar que desde el punto de vista peda-gógico tradicional se ha considerado, prejuiciosamente, que esta modalidad «totalizadora» de pensamiento es inferior o primitiva, asimilándola a una característica del pensamiento infantil en su primera edad: el sincretismo, la visión confusa de los límites entre los elementos que conforman su medio y el propio sujeto. Esta visión prejuiciosa ha impedido durante mucho tiempo reconocer el valor, la extrema complejidad y los re-querimientos operativo-intelectuales de la aproximación «totalizadora»: recién ahora, gracias a los aportes de la teoría general de sistemas, la ecología y las preocupaciones eco-lógicas, el pensamiento académico occidental se abre a examinar con interés y a producir elaboraciones intelectuales integradoras, capaces de aprehender las nuevas totalidades generadas por la interacción que los componentes de una realidad compleja tienen entre sí (Bertalenfy, 1975; Pons). Se comienza a afirmar entonces la existencia de un pri-mer aporte de interés y mucha novedad que, naturalmente, requerirá de una exploración sistemática: una racionalidad pedagógica exitosa fundada en una aproximación «totali-zadora» de la realidad. Hay que tener presente que la ra-cionalidad pedagógica de la educación formal, en su modali-dad escolar o en los centros de capacitación profesional, se fundamenta en una aproximación «analítica» de la realidad. Cierto es que la realidad es la misma cualquiera que sea el enfoque que se emplee para acercarse a ella; no obs-tante, al variar los enfoques cambia, consecuentemente, el lenguaje para describir esa realidad, se destacan algunos as-pectos por sobre otros, se llega a conclusiones valoricas di-ferentes. Pero, como es natural, a veces los resultados llegan a ser muy similares: en estas comunidades al entender lo económico sólo en relación con el todo y, por lo tanto, al no conferir prioridad a valores tales como la eficiencia econó-mica, descienden de la alta jerarquía en que se tiende a ubi-carlos en la cultura dominante de las ciudades al punto que se le considera como el valor característico del mundo occidental. En estas comunidades más bien rurales y de raigam-bre indígena los cambios en procedimientos de producción, la determinación de requerimientos de capacitación o la pro-pia racionalidad pedagógica observada, no aparecen justificados o determinados por exigencias de eficiencia económi-ca; no obstante, los resultados en términos de organización de la producción, uso óptimo de conocimientos, materiales y recursos locales, llaman la atención precisamente por su eficiencia. En la escolaridad común o en la capacitación pro-fesional, la estructura curricular supone una racionalidad (pedagógica principalmente) que se apoya en un postulado epistemológico que exige llegar hasta la conceptualización del objeto de enseñanza. Es decir, algo se considera ense-ñado cuando se ha llegado a abstraerlo racionalmente, de-finirlo en su esencia, generalizarlo, distinguir entre sus partes o aspectos componentes, ponerlo en relación con las discipli-nas reconocidas del pensamiento. Este dominio conceptual y de los mecanismos analíti-cos constituye la razón de ser «académica» de la función es-colar y su logro es el indicador por excelencia de calidad académica. Así se responde a nociones muy profundas de la cultura occidental: una escuela tiene que enseñar matemá-tica y gramática, ciencia y filosofía, porque este conocimiento es al mismo tiempo mensaje y mensajero, contenido y herra-mienta. Es tanto una descripción de la realidad como una clave para interpretar su misterio. Descripción y claves por lo demás acertadas y verdaderas, pero no exclusivas ni universales. La escuela se niega, porque ella forma parte del pen-samiento occidental, a reconocer alternativas válidas a ese pensamiento. En América Latina la exploración de alterna-tivas al pensamiento occidental se ha hecho en términos unilaterales, negativos y prejuiciosos con respecto a la cul-tura del medio rural y pobre latinoamericano para explicar el continuo fracaso escolar de esas poblaciones y su «lentitud» y «tardanza» en incorporarse a los procesos modernizadores sociales y económicos. Hay que entender, entonces, que la posición de la es-cuela (occidental) no constituye solamente un punto de vista peculiar acerca de la estructura del conocimiento: sus implicaciones contemplan tanto nociones acerca del concepto de inteligencia y de su desarrollo, como de jerarquías cognosci-tivas y suponen valores altamente apreciados vinculados íntimamente a estas nociones de inteligencia y jerarquía. Se po-dría decir, con algo de licencia, que constituye una imposi-ción del pensamiento griego y una virtual imposibilidad de aceptar la existencia de otra visión legítima de la misma rea-lidad y otra clave de interpretación. Formaría parte del pre-juicio griego hacia el bárbaro. La escuela piensa en «griego» y prejuzga inferiores a los «bárbaros» habitantes de América Profunda que, real-mente, a través de los esbozos que dejan conocer actividades como las mostradas en estos Talleres, se manifiesta como una alternativa al modo de pensar «griego» en más de un sentido: su visión de la realidad, la consecuente clave de revelación de sus misterios no sólo son distintos del pensa-miento analítico típico de la escuela griega, sino que tam-poco se acomodan a las interpretaciones ideológicas pre-dominantes que no vienen a ser sino parte del mismo pen-samiento griego. Al intentar describir desde un punto de vista de plani-ficación curricular, la racionalidad pedagógica de las expe-riencias de capacitación anotadas, hay que advertir -y com-prender que es inevitable- que esta descripción y comentario se hacen desde fuera, en el doble sentido de no pertenecer el autor a las comunidades en que estas experiencias se llevan a cabo y tener que usar «griego» (es decir, las estructuras y ca-tegorías del pensar occidental) para describir un fenómeno que no está pensado en esas estructuras y categorías. Apenas resulta posible indicar el propósito de constituir un puente que comience a vincular la cultura popular con la educación. Hecha esta salvedad, es posible indicar que se cree advertir un ordenamiento estético en el currículum de estas actividades. En nuestro modo de pensar occidental se acostumbra a relacionar la estética casi exclusivamente con el arte. El arte a su vez se considera un modo de expresión: el lenguaje espe-cializado del artista. Pero la propia especialización carac-terística de la cultura occidental lleva a que el artista sea quien exprese las «experiencias» colectivas o individuales. Con frecuencia recurrimos a la expresión artística o la valo-ramos, porque expresa nuestras propias experiencias mejor de lo que nosotros pudiéramos hacerlo. Por otra parte, en las culturas autóctonas de América la relación entre experiencia y expresión es tan directa y espontánea que es difícil encontrar una función diferenciada del artista y, consecuentemente, casi no existen palabras que expresen el concepto de arte. Resulta muy sugerente, en cambio, que el concepto de vida en el sentido de «vivir la vida» guarde mucha semejanza con el concepto occidental de arte (Highwater: 55). Ya se ha mencionado que la forma «griega» de pensar la lectura de la realidad, se caracteriza por un progreso hacia la conceptualización de los objetos de la realidad que per-mita reducidos o reconocerlos en términos de la «idea» del objeto. Las operaciones de análisis y síntesis resultan las herramientas más adecuadas para realizar esta lectura de la realidad. Es propio de la estética no seguir el camino de la con-ceptualización abstracta. Al proceso de conceptualización de la realidad, la estética opone el proceso de representación de la realidad. Como forma de conocimiento, la estética se entiende como una relación de conformidad entre un ser y una representación de ese ser, es decir: «[...] una representación transideológica de lo real» (Lyra). Una forma de capturar la esencia de la realidad. Representación enfrentada a abstracción. La abstrac-ción tiene sus reglas y el currículum escolar, en último térmi-no, no es sino establecer caminos que mejor lleven hacia allí. La representación también tiene sus propias reglas de procedimiento. En estas reglas es central la referencia a un ob-jeto concreto, a un ser concreto que es una realidad en sí, pe-ro que también asume la representación de la realidad toda. Es decir, un objeto puede representar la realidad si es-tá revestido del significado que le confiera una dimensión espiritual. Por esto, no cualquier ser, objeto o cosa puede asumir la representación de la realidad o asumirla siempre o permanentemente. Pablo Picasso solía afirmar que Braque no podía entender el arte africano porque no era supersticio-so: no podía entonces concebir que una máscara pudiera ser simultáneamente máscara, obra de arte, mensaje, espíritu y conjuro. Esta manera de pensar no es desconocida, simple-mente se le ha mirado como una manifestación religiosa peculiar de pueblos atrasados: el animismo. Aparentemente, la incapacidad de pensamiento occidental para comprender totalidades -puesto que analizar, clasificar, generalizar, abs-traer, son todas operaciones que descomponen una realidad con el propósito de interpretarla- ha impedido que algo clasi-ficado como religión sea entendido o estudiado como disciplina intelectual, como forma de pensamiento. En los casos que nos ocupan, considérese, por ejemplo, la forma en que se ha decidido la elección del local donde realizar una actividad de capacitación. La importancia con-ferida a situaciones personales, ha hecho que se califique de «falta de objetividad» o de carencia de «racionalidad» a di-cho proceso decisorio, llegándose en función de estas inter-pretaciones a concluir en definir «obstáculos culturales» al desarrollo y requerir de sistemas educativos consecuente-mente aculturadores. Desde el punto de vista «estético», el problema perso-nal interviniente en el proceso decisorio sintetizaría -en su virtualidad representativa- la realidad total de la comunidad. Es decir, habría una decisión perfectamente racional de acuerdo a las reglas de otra modalidad de pensamiento. Por eso, porque existe otra racionalidad es que las decisiones so-bre economía generalmente no son fundamentadas en reglas económicas abstractas, o más bien, no reducibles a una ex-periencia espiritual, a una forma ritual. Al no estar limitado por la exigencia de conceptualizar, el conocimiento estético se convierte en experiencia real (física o espiritual) que va más allá de lo entendido como «intelectual». Así como el requerimiento de análisis facilita la especialización y aun incita a ella, generando la base in-telectual de la división del trabajo, el requerimiento de representación facilita la comprensión espiritual y mística de la realidad universal y de la inserción de la persona en ella. El proceso de abstracción promueve también un sen-tido de objetivación de la persona frente a la realidad, oponiéndola a ella y generando una noción de progreso o avance relacionada con el dominio sobre la realidad que se traduce en términos comunes de bienestar personal; el pro-ceso de representación, en cambio, al acentuar la integración de la persona en la realidad y no oponerla a ella, genera una noción de progreso o avance más asociado con el perfeccionamiento personal. No debe caber duda que las tantas veces observada «sacralización de lo cotidiano» se vincula con claridad a la función de «representación». Las reglas intelectuales deter-minantes de la calidad representativa de un ser requieren ser estudiadas desde su propio punto de vista para ser materia prima de un currículum; por ahora caen en el espacio que Kusch (En: Lorenz, 1982) denominó tan acertadamente «vacío intercultural», que exige un reconocimiento humilde de nuestra ignorancia de otro universo cultural. Es necesario tomar conciencia de la existencia de un abismo entre la concepción epistemológica que sostiene al currículum escolar y concepciones derivadas de aproximaciones culturales diferentes que brindan un marco con otras dimensiones. Para los efectos puramente didácticos hay que sub-rayar la importancia central que en el conocimiento «esté-tico» posee el objeto concreto. Se podría hacer una analogía con los enfoques didácticos de la geometría intuitiva: en ella la manipulación es importante, los cuerpos geométricos, las secciones cónicas, dibujos, figuras, recortes, tienen una cuali-dad representativa, si bien de un orden diferente ya que el objeto geométrico se utiliza para representar una abstrac-ción y el objeto «estético» es una representación de la reali-dad que, en sí mismo, es también real. La interpretación escolar usual ha concluido correcta-mente que en América el conocimiento empieza por las ma-nos; no obstante, no ha desarrollado suficientemente esta conclusión, obstaculizada tal vez por algunos corolarios prejuiciosos: hay poca capacidad de abstracción; la enseñanza tiene que referirse a cosas «útiles» solamente, no tiene sen-tido enseñar asuntos abstractos o difíciles; además esa gente no se desempeñará en empleos que requieran estas capacidades. Es un error considerar al conocimiento «estético» co-mo inferior o de segunda clase con respecto al conocimiento «griego» (análisis-síntesis). Por el contrario, su dominio exi-ge el mismo talento e inteligencia. Se trata de una problemá-tica cultural, no genética. Tiene que ver con la manera que una sociedad se relaciona con la realidad: hay múltiples maneras concebibles de relación; la realidad sigue siendo la misma. Cada forma de relación tiene su propia manera de aprehender esa realidad, de leerla, de interpretarla. La dialéctica consiguiente entre la manera de leer las premisas interpretativas y la propia realidad, se expresa en una jerarquía particular de valores que a su vez estimula o desestímula actitudes particulares hacia aspectos del cono-cimiento y formas de conocer, hacia contenidos y «mapas cognoscitivos». (Véase el esquema 2). ESQUEMA 2 DOS MANERAS DE «LEER» LA REALIDAD ENFOQUES BÁSICOS PARA UNA ESTRUCTURA PEDAGÓGlCA Enfoque "Griego" Abstracción Análisis/Síntesis Disciplinas Descomposición y selección de aspectos de la realidad y "mapeo" adecuado de aspectos de la realidad Enfoque estético Representación Seres, objetos – símbolo de totalidad Un atisbo del nivel que exige el «conocimiento esté-tico», particularmente en su exigencia integradora o totali-zadora, se puede encontrar en su analogía con la gestalt o con la teoría de sistemas. Una definición ingeniosa de sistema como «algo lo suficientemente ‘entero’ como para ponerle un nombre» (Lorenz, 1982), sugiere mucho en términos de complejidad de pensamiento y de la consiguiente capacidad de ideación de nuestros pueblos y su comprensión de fenó-menos complejos. Hay también reflexiones de otro orden que surgen de la observación de estos casos o de la reflexión sobre las con-secuencias de los planteamientos estéticos. Uno de ellos está relacionado con el problema de la selección de contenidos cuando, como en estos casos, no se valora, axiológicamente, la especialización que, por otra parte, constituye el meca-nismo por excelencia, la fuente mayor de autoridad intelec-tual en la cultura dominante. Al parecer, la autoridad del especialista es sustituida de dos maneras: recurriendo a la sabiduría de los ancianos y estableciendo modalidades de consulta entre los miembros de la comunidad. En este sentido resulta sugerente refle-xionar acerca del efecto que puede haber tenido esta dinámica relacionada con la autoridad del especialista, tanto en la organización interna de los grupos, como en su percepción y trato con los grupos externos de ayuda o las burocracias oficiales. Esta falta de valor de la especialización también resta el efecto motivacional que la especialización tiene en la situación escolar ya que de hecho se constituye en un pro-pósito del sistema escolar. Naturalmente, desde el punto de vista del sistema escolar, este propósito es intermedio en re-lación con finalidades más amplias vinculadas particular-mente a nociones de desarrollo nacional y personal. En este sentido, resulta vigente el planteamiento hecho en 1910 por el intelectual boliviano Franz Tamayo soste-niendo que «lo que hay que profesar en las escuelas bolivia-nas es la energía nacional» (Tamayo, 1979: 99). Consideraba Tamayo que la escuela era uno de los mejores medios para despertar la energía dormida de la población. Tamayo hablaba de despertar, porque «la energía no se enseña, ni se aprende, ni se imita, ni se improvisa [...] hay que enseñar el dominio de sí mismo, e instituí el culto de la fuerza en todas sus formas [...] hay que enseñar el amor de la acción en todas sus formas [...]. Hay que enseñar que es vano esperar cosa alguna de otro que de nosotros mismos, y que somos nuestra propia fuente y debemos ser nuestra pro-pia brújula» (Tamayo, 1979). Desde un punto de vista ligeramente diferente, se po-dría hablar del enorme desperdicio de energía (social y económica) que implica el hecho que un alto porcentaje de la población no se encuentre vinculada a la nacionalidad para todo efecto práctico: no votan, no son elegidos, su produc-ción no se registra en las estadísticas nacionales, no están empleados. etc. Apenas si son contados en algún censo. El predominio economista-desarrollista posterior a la Segunda Guerra Mundial consideró este propósito al esta-blecer modificaciones y reformas en los sistemas educativos nacionales en un movimiento acelerado hacia una «modernización»; este esfuerzo fracasó en su intento de «conectar» esa energía desperdiciada. NOTAS 1. «El indígena no hace una separación entre lo personal y lo impersonal en el sentido occidental: él parece estar interesado en toda la problemática de existencia y realidad. Todo lo que es percibido por los sentidos, pensado, sentido, soñado, en verdad existe para él, como aspectos ‘insepa-rables’ de la realidad». Highwater, Jamake; The primal mind. vision and reality in Indian America. BIBLIOGRAFÍA BERTALANFY, Ludwing von. General Systml Theory. Braziler, Nueva York, 1975. HIGHWATER, Jamake. The primal mind. Vision and reality in Indian America. LYRA, Pedro. Utiludismo. UFC, Brasil, 1982. KONRAD, Lorenz. The Foundations of Ethology. Simons and Schuster, Nueva York, 1982. OEA. Departamento de Asuntos Culturales, Washington, D.C. Alternati-vas de educación para grupos culturalmente diferenciados. CRE-FAL, Pátzcuaro, 1983. PONS, Gabriel. Hacia un enfoque ecológico de 10 educación. CINTERPLAN, Caracas. TAMAYO, Franz. «Creación de la pedagogía nacional». Biblioteca del Sesquicentenario de la República, Bolivia, 1979. 2. LINEAMIENTOS METODOLÓGICOS PARA LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS DE EDUCACIÓN POPULAR Y DESARROLLO ARTESANAL CONSIDERACIONES Y RECOMENDACIONES I. CONSIDERACIONES GENERALES Los lineamientos generales adoptados para las conclu-siones y recomendaciones tendientes a contribuir a la ela-boración de metodologías de evaluación apropiadas para programas de educación popular y desarrollo artesanal, se derivan del análisis de las experiencias presentadas en el Taller. Conjuntamente con el marco referencial para el análisis y las recomendaciones expresadas, los participantes incluyeron algunas preguntas básicas con relación al tema, incorporadas como partes de un todo. 1. Antecedentes y criterios generales Toda evaluación se realiza teniendo como telón de fondo un marco conceptual y de valores. Las recomenda-ciones que aquí se hacen deben comprenderse comprometi-das con las siguientes opciones: a) Todos los proyectos que se destinan a comunidades o grupos organizados o no, tienen como intención explícita la generación de beneficios a la comunidad, sea bajo la forma de programas de educación, desarrollo de la producción, de la comercialización u otras. b) La ubicación de tales comunidades o grupos en la periferia del sistema productivo los vuelve dependientes de acciones cuyo control se sitúa fuera de su área de decisión. c) El éxito o fracaso de dichas acciones depende primeramente de dos aspectos: - Que el proyecto refleje el universo que tiene la intención de cambiar: la comunidad. - Que la comunidad se reconozca en el mismo. d) Así, teniendo en cuenta la dependencia de los cita-dos grupos y comunidades en relación, sobre todo, a las insti-tuciones públicas y privadas (aun cuando el paso inicial para la existencia de un programa se origina en las comunidades), ha de constatarse la existencia de un espacio donde toca a aquellos determinar el acierto o el fracaso del programa. e) Si en principio todo programa tiene como intención, bajo una determinada forma, impartir beneficios en el seno de una comunidad o grupo, ¿cuáles son los factores que hacen que entre la intención y la acción (práctica), la mayoría de las veces haya un grado tal de distorsión que el programa se vuelva inviable? Podría contestarse dicha pregunta de manera simplista atribuyendo el hecho al carácter no participativo de tales programas, pero esto no resulta satisfactorio. f) Se intenta otro camino. Como un problema a resol-verse habría que considerar cuáles son los factores exógenos a la comunidad que intervienen en la elaboración de un pro-grama. El acercamiento hacia una solución queda dependiente, por un lado, desde el punto de vista ideológico y metodológico, de los técnicos involucrados, y por otro, de las instituciones que hacen posible su práctica a través de la financiación. Así, estos dos factores estarán presentes en la resolución del problema, o sea, en la acción sobre la comunidad. Aquí cabe la pregunta ¿qué mecanismos podrían ser creados con el objetivo de evitar o por lo menos de reducir al máximo las distorsiones generadas en tal proceso y en sus fases subsiguientes? La respuesta más sencilla es: con la creación y puesta en práctica de los medios que aseguran la participación de las comunidades desde el inicio de la elaboración del pro-grama. g) De esta manera uno de los elementos claves a ser considerado es el proceso de evaluación. Según el criterio del Taller, éste debe ser explícito, continuo y participativo: Explícito: los criterios evaluativos serán explicitados por cada uno de los agentes involucrados en el proceso. Continuo: el proceso evaluativo se iniciará con la decisión misma de preparar el proyecto, acompañará al proceso de desarrollo y se prolongará en el estudio de los beneficios y en el seguimiento. Participativo: en los programas educativos o de desa-rrollo artesanal participan por lo general agentes externos, directivas comunitarias y miembros de las comunidades. La evaluación debe ser realizada con la participación conjunta de las partes involucradas en el proceso. h) Como también se escoge medir el grado mayor o menor de dependencia de las comunidades en relación al programa y la apropiación del mismo, por lo tanto, un pro-grama que integre tal dinámica contribuirá no solamente al fortalecimiento de la organización natural de base allí en-contrada, sino también a la autovaloración y respeto cultural. Así, a lo largo del desarrollo del programa, tal dinámica ge-nerará conocimientos que permitirán a las personas en él in-volucradas reaccionar frente al mismo e introducirle los cambios que sean necesarios. i) Tales criterios exigirán que la acción no solamente esté en conexión con otras en curso en un área de interferen-cia, sino también que se desarrollen de forma integrada e interdisciplinaria. j) Estos lineamientos evidencian la necesidad de con-gruencia entre el tipo de proyecto y la metodología de eva-luación a ser adoptada. La metodología debe conducir a un acercamiento y compromiso político con los problemas rea-les de la comunidad. II. RECOMENDACIONES Las recomendaciones que se incluyen a continuación responden al planteamiento de tres tipos de preguntas: 1. Proceso de evaluación de una propuesta educativa o de desarrollo artesanal - ¿Cómo evalúa una comunidad organizada los benefi-cios que podría obtener de la aplicación de una pro-puesta de carácter educativo y/o de desarrollo arte-sanal? - ¿Por medio de qué instrumentos o procedimientos se puede facilitar dicha evaluación previa? Recomendaciones a) Recopilar mediante investigación participativa las modalidades utilizadas por las diversas comunidades para determinar el valor o decidir la aprobación o rechazo de pro-puestas educativas o de desarrollo comunitario. b) Sistematizar estos procedimientos y documentar-los para facilitar su difusión, análisis crítico y mejora-miento. c) Difundir entre las agencias de desarrollo, los grupos de investigación y las comunidades organizadas, los resulta-dos de la investigación y sistematización antes recomen-dados. d) Que en los proyectos de educación o desarrollo para el sector se incluya una etapa de evaluación previa de la pro-puesta por parte de la comunidad organizada. 2. Proceso de evaluación asociado al desarrollo de un proyecto - ¿Qué mecanismos de evaluación permanentes puede utilizar una comunidad organizada para evaluar el desarrollo de un programa de educación y desarrollo artesanal? - ¿Cómo instrumentar esos procedimientos para facili-tar la toma de decisiones oportunas y los ajustes ne-cesarios durante el proceso? Recomendaciones a) Sistematizar, difundir y perfeccionar procedimientos participativos para la determinación de necesidades educati-vas y de desarrollo cultural, procedimientos que deben pre-ceder a la implantación de programas y acompañar el proceso completo de desarrollo. b) Generar mecanismos evaluativos por medio de los cuales las comunidades organizadas conjuntamente con los agentes externos puedan determinar en cada etapa si: - El avance es satisfactorio; - el programa mantiene su vigencia en relación con las necesidades, y - aumenta en el tiempo tanto la «apropiación» del programa por parte de la comunidad como la independencia en relación con los agentes externos. c) Adoptar procedimientos, como los propuestos por la metodología de la investigación participativa,2 para evaluar los procesos involucrados en programas de educación y de-sarrollo artesanal; lo cual implica: - Evaluar los procesos, los efectos esperados y los no esperados del programa. - Recurrir a diferentes técnicas de recopilación y a distintas fuentes de información tales como observa-ción, discusiones grupales, entrevistas etnográficas, registros y medición cuantitativa. - Confrontar las opiniones de los agentes externos con las de las directivas y las opiniones de los participan-tes. - Incluir en los informes abundante material descrip-tivo utilizando las palabras en las que las opiniones y recomendaciones fueran expresadas por los partici-pantes. - Poner a disposición de todos los agentes y los partici-pantes la información obtenida. - Utilizar la información para ajustar los procesos a las necesidades, condiciones y requerimientos de cada etapa del programa. 3. Evaluación de los beneficios y efectos de un proyecto - ¿Qué procedimientos puede utilizar una comunidad organizada para evaluar los beneficios y los efectos de un programa de educación y desarrollo artesanal? - ¿De qué modo puede generarse un proceso de aprendizaje por parte de las agencias de desarrollo, de cen-tros de investigación, de investigadores, y por parte de las comunidades mismas, para adelantar en materia de proce-dimientos evaluativos adecuados para el sector? Recomendaciones a) Que los proyectos de educación y desarrollo arte-sanal cuenten entre sus objetivos el que las comunidades organizadas tengan la capacidad y las técnicas apropiadas para evaluar los beneficios y los efectos del programa. b) Recopilar y analizar críticamente los procedi-mientos utilizados para evaluar los programas de educa-ción popular y/o de desarrollo comunitario para adaptar-los a los lineamientos aquí enunciados y proponerlos para la evaluación de programas educativos y de desarrollo artesanal. c) Evaluar participativamente proyectos significativos de educación y desarrollo artesanal, haciendo uso de los pro-cedimientos por el proceso antes descrito; documentar di-chas evaluaciones y ponerlas a disposición de agencias de desarrollo, centros de investigación con programas afines y de las propias comunidades. d) Que a la luz de los resultados de las evaluaciones mencionadas en el segundo apartado de este capítulo y sobre la base de análisis hechos por los usuarios de dicha docu-mentación, se revisen críticamente los lineamientos meto-dológicos y los procedimientos evaluativos aplicados en la evaluación de programas desarrollados en el sector. NOTAS 1. La preparación de estas conclusiones y recomendaciones estuvo a cargo de los siguientes participantes: Fidel Oteiza, Alvaro Fernández, Nemesio García da Silva, Pedro González, María Teresa Rivas, Antonio Miguel Taijint, Hernán Jaramillo, Agustín López, Justo Gallegos y Lucía Mora. 2. Una referencia importante es la literatura relativa a la evaluación «iluminativa» que trata H. Richard en su libro «La evaluación de la acción cultural». («Documento de trabajo» No. 3). CIDE, Santiago de Chile, 1983. APUNTES SOBRE LA EVALUACIÓN DE PROGRAMAS DE EDUCACIÓN POPULAR Y DESARROLLO ARTESANAL Howard Richards.* El II Taller de Integración de la Cultura Popular en la Educación, realizado en la ciudad de Cuenca, Ecuador, del 19 al 25 de febrero de 1984, recibió el informe de su grupo de trabajo 3,1 dedicado a lineamientos metodológicos para la evaluación de programas de educación popular y desarrollo artesanal. El informe planteó la evaluación explícita, con-tinua y participativa, y recalcó entre los aspectos que deter-minan el éxito o fracaso de todo programa, sea programa de educación, desarrollo de la producción, comercialización u otro, los dos siguientes: - Que el programa refleje el universo que tiene la in-tención de cambiar: la comunidad. - Que la comunidad se reconozca en el programa. Vale decir, la evaluación debe promover y verificar prioritariamente los dos aspectos antedichos. El informe destaca la necesidad de la evaluación par-ticipativa a lo largo del desarrollo del programa, incluso la evaluación de las propuestas, la evaluación para facilitar la toma de decisiones oportunas y los ajustes necesarios du-rante el proceso, la evaluación conjunta de comunidades or-ganizadas y agentes externos a fin de determinar si el avance es satisfactorio y si el programa mantiene su vigencia en relación con las necesidades, y la evaluación de los beneficios y costos. Entre las recomendaciones específicas del grupo de trabajo se encuentran las siguientes:2 - Evaluar los procesos, los efectos esperados y los efectos no esperados del programa. - Recurrir a diferentes técnicas de recopilación y a distintas fuentes de información tales como obser-vación, discusiones grupales, entrevistas etnográficas, registros y medición cuantitativa. - Confrontar las opiniones de los agentes externos con las de los directivos y las opiniones de los participan-tes. - Incluir en los informes abundante material descrip-tivo utilizando las palabras en que las opiniones y re-comendaciones fueran expresadas por los participan-tes. - Poner a disposición de todos los agentes y los participantes la información obtenida. - Utilizar la información para ajustar los procesos a las necesidades, condiciones y requerimientos de cada etapa del programa. El trabajo presente intenta dar un paso adelante hacia el cumplimiento de los fines señalados en el informe del grupo de trabajo sobre evaluación del taller realizado en Cuenca en 1984. La primera parte es una orientación metodológica y tiene tres secciones, a saber: - ¿Para qué sirve la evaluación? - El contexto de la evaluación. - La actitud del evaluador, o facilitador de la evaluación. La segunda parte describe en forma resumida una selección de técnicas de evaluación participativa, y tiene cua-tro secciones: - Evaluación de propuestas. - Evaluación de los procesos. - Evaluación conjunta con agentes externos del avance del programa. - Evaluación de beneficios y costos. La tercera parte trata de métodos participativos de control de calidad. La cuarta parte destaca ciertas falacias comunes de la evaluación. Los lectores entendidos en materia de evaluación merecen una advertencia en el sentido de que no hay que esperar a continuación una presentación de los elementos de las formas más comunes de evaluación de programas y proyectos. Partimos de la base de que la evaluación debe renovarse a fin de llegar a ser más útil y más democrática. Ciertas doctrinas que se suelen presentar como fundamentos de la evaluación no figuran en las tres primeras partes del trabajo presente, sino en la cuarta parte a título de falacias. I. ORIENTACIÓN METODOLÓGICA 1. ¿Para qué sirve la evaluación? Sirve en primer término para valorar. Vale decir, para destacar las cualidades sobresalientes y los logros de las per-sonas y de los grupos. La razón por la cual se debe destacar lo positivo por sobre lo negativo y lo meramente neutral es que lo positivo indica un camino a seguir. El aplauso es una orientación. Es también un incentivo. Sobre todo si se trata de un sector postergado y marginado, como lo es la mayor parte del artesanado. Es una lucha constante mantener la motivación y el entusiasmo de las comunidades frente a las múltiples frustraciones que encaran todos los días, y la evaluación en su calidad de parte integral de los procesos organizativos debe contribuir a sostener dicha motivación y dicho entusiasmo. Como lo ha observado el padre Patricio Cariola (Di-rector del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación, CIDE, en Santiago), «el cariño es lo que el pobre tiene, y el calor humano es lo que los pobres pueden dar los unos a los otros». El que no tenga dinero para compartir con el compañero, por lo menos le puede dar un aplauso. No se trata, por supuesto, de conformarse con la miseria en el plano económico, sino de aprovechar los recursos que hay a fin de conquistar las reivindicaciones de todo tipo en forma mancomunada. La evaluación fríamente objetiva, que descarta la nece-sidad de aportar sensiblemente a la motivación, so pretextos cientistas y tecnócratas, puede determinar el ocaso de un programa. Además, la evaluación puede ser una amenaza, sobre todo si es una imposición repentina por parte de una autoridad superior, así que con mayor razón se insiste en la evaluación continua y participativa, de modo que ella no sea inesperada ni temida. Ejemplos de la evaluación para valorar se encuentran en los actos de clausura y de fin de año, y en los preparativos para dichos actos, donde se procura reconocer los sacrificios personales que han posibilitado el éxito de la obra común. En segundo término, la evaluación sirve para fortalecer a la comunidad. La evaluación es una instancia de reunión del plenario de los participantes de la organización, y suele comprender también consultas en subgrupos que informan al plenario y diversas formas de considerar el criterio y la experiencia de cada quien. Es una actividad comunicativa. Es una oportunidad para compartir y aunar criterios. La semiótica nos enseña que mientras más mensajes se transmiten más se fortalecen los códigos y los canales. Y mientras más mensajes significativos pasen por más canales, más se constituyen redes de comunicación. Vale decir, la trama social se teje. Dicho de otra manera, las evaluaciones participativas sirven para que las personas lleguen a sentirse interpretadas por la mística de la comunidad organizada. Se identifican con los juicios establecidos conjuntamente, abiertamente y racionalmente. Cobran confianza en las instituciones que las representan. Cobran confianza, específicamente, en la direc-tiva en la medida en que el libre y llano intercambio de información demuestra que no hay ni engaños ni despilfa-rros. La otra cara de la moneda es que la evaluación partici-pativa detecta y corrige los engaños y despilfarros si los hay. En tercer lugar, la evaluación sirve para reunir ante-cedentes para la toma de decisiones, sean éstas para variar la técnica de la producción, cambiar el rumbo de la co-mercialización, aumentar o disminuir el monto de una línea presupuestaria, o, en fin, para terminar un contrato, un con-venio, un programa o un proyecto. Entre las mayores ven-tajas de la evaluación democrática y participativa está el hecho de que cada persona es capaz de aportar de su expe-riencia datos que enriquecen el acervo de información rele-vante a la toma de decisiones importantes. Entre los proble-mas que la evaluación debe superar encontramos que a nadie, ni siquiera al más abnegado, le gustan las decisiones adversas a sus intereses y a los de sus familiares y amistades. La evaluación debe conjugar la valoración de las perso-nas, el fortalecimiento de las organizaciones y la reunión de antecedentes para la toma de decisiones. Puesto que las tres funciones mencionadas no siempre se combinan fácilmente, la evaluación es un arte difícil. Pretende iluminar la realidad de una manera verídica y útil, mediante procesos que levan-tan los ánimos y tejen la solidaridad. 2. El contexto de la evaluación Otro grupo de trabajo del mismo taller de cultura po-pular realizado en Cuenca señaló en sus conclusiones lo siguiente: «Tampoco podemos dejar de mencionar el contexto sombrío en el que se inscribe nuestro debate: una crisis económica y financiera sin precedentes, niveles catastróficos de cesantía y desocupación, zonas diversas en conflicto ar-mado o con amenazas de guerra o invasión. Precisamente creemos que en estas circunstancias el mensaje cultural popular es oportuno, pertinente y esperanzador».3 Cabe mencionar, además del contexto amplio de la realidad actual, al que se refieren las palabras que se acaban de citar, el contexto institucional de la artesanía. Hoy en día se trata cada vez más de exportar los productos artesanales. Se trata también del respaldo gubernamental e interguber-namental para defender el patrimonio artesanal y para con-seguir las metas sociales. Y se trata de cooperativas, asocia-ciones y agencias que comercializan la artesanía. En todos estos casos el taller de artesanía se vincula con organismos de mayor envergadura y por ende de mayor tendencia a la burocratización. De hecho hay evaluación, por lo menos en el sentido de reunir antecedentes para la toma de decisiones, y de hecho hay control de la calidad de los productos. Pero la evaluación no es necesariamente participativa y el control de los artesanos sobre sus propias vidas no necesariamente aumenta. La debida autonomía de las comunidades locales no necesariamente florece. Más bien la trabazón con los organismos mayores milita, a la par con los beneficios que trae, a favor de la centralización del poder. Se han visto abusos notables. Por ejemplo un taller de mujeres de una aldea rural y alejada envía sus tejidos a una agencia de la ciudad capital del país para que sean comer-cializados. Comúnmente se devuelve el 20% de los tejidos por defectuosos, sin ninguna explicación al respecto y sin ninguna comunicación de los pasos a seguir para satisfacer las exigencias de su mercado. Además, la agencia citadina suele ser morosa en el pago. En las circunstancias del contexto actual se justifican esfuerzos intencionados para aumentar la fuerza de las comunidades organizadas de base, a fin de crear sistemas de comunicación apropiados para facilitar la atención a la voz de cada artesano. 3. La actitud del evaluador En cierto modo, es equívoco tratar al evaluador como si fuera una persona determinada, capacitada especialmente para ejercer el arte y técnica de evaluación. En rigor, se debe dejar constancia de que todos somos evaluadores. La evaluación, como el habla y la honradez, es oficio de todo el mundo. Cuando se hace referencia al «evaluador», se denota en sentido lato a cualquier persona en la medida en que ella ejerce sus facultades humanas de emitir juicios y de narrar con criterio crítico experiencias vividas y, a la vez, en sentido más especializado, se refiere a las personas encargadas de compilar, sintetizar, verificar y transmitir los aportes de to-dos a los procesos de evaluación. La actitud que debe asumir el evaluador se resume en una sola palabra: respeto. Respeto por el lenguaje popular. Respeto por el enfoque y las inquietudes de cada partici-pante. Respeto por la dinámica grupal existente y las formas rituales de las reuniones. Respeto por los tiempos y ritmos de las personas. Respeto por la razón. El respeto por el lenguaje existente en el medio acota hasta el vocabulario propio de la gestión y la evaluación. Si en un medio determinado sucede que ya corren de boca en boca las voces «objetivo», «evaluación», «toma de deci-siones», «beneficio», «costo» y «calidad», entonces no hay problema y es posible trabajar con semejantes voces sin trizar el cristal de las buenas relaciones humanas. Pero en el caso contrario, es el «afuerino» quien debe respetar el len-guaje del medio y no al revés. Las palabras nuevas que sean indispensables se injertan con lentitud y ternura, evitando toda tendencia a desautorizar aquel vocabulario que ya es vida y sangre de la cultura popular existente. El respeto por el lenguaje existente y, allende de ello, el rescate de valores autóctonos se ejemplifican en el programa boliviano Ayni Ruway (Rojas Aspiazu, 1983: 40). Ayni signi-fica «relación en reciprocidad [...] es una deuda permanente. Intersubjetividad en la que permanentemente estamos de-biendo o nos deben. No se da la transacción como en la situación comercial ciudadana en la que la empleada sonríe amistosamente, vende el producto y todo terminó. En relación ayni siempre queda un compromiso, un desequili-brio a favor o en contra. Es un intercambio permanente en el que lo fundamental es la reciprocidad social manifestada muy particularmente en relaciones de trabajo, amparo social y juego ritual. «La palabra ruway tiene el significado de quehacer, por tanto ayni ruway, de acuerdo a lo dicho hasta aquí, es un quehacer regido por normas de reciprocidad social» (Roias Aspiazu, 1983). Ayni es una palabra conmovedora, bella y significativa. Corresponde a la evaluación valorar las normas del ayni u fundamentar la toma de decisiones adecuadas para asegurar que los ayni riway salgan adelante. La tentación particular del evaluador especializado es llegar al terreno predicando la participación. Más vale practicar la participación que predicarla. Anunciar la definición abstracta de una nueva práctica social, por buena que sea, implica las más de las veces él rechazo de la práctica exis-tente, y además se presta a los malentendidos, puesto que los nuevos conceptos no se insertan precisamente en el vocabu-lario cotidiano. Los malentendidos a su vez arrastran a la amargura, por cuanto la gente se siente engañada si los suce-sos no corresponden a sus expectativas. Por otra parte, en la mayoría de los casos las cos-tumbres afines a la evaluación democrática ya forman parte del acervo cultural popular aunque hayan caído en desuso.4 En tales casos la evaluación participativa perfectamente puede definirse como continuación de las prácticas participa-tivas prexistentes, puesto que ella no es sino la prolongación en el tiempo de las formas de obrar que los seres humanos siempre hemos usado para llevar a feliz término las tareas de interés común. II. UNA SELECCIÓN DE TÉCNICAS DE EVALUACIÓN PARTICIPATIVA 1. Evaluación de propuestas Los estudios de factibilidad intentan llegar a juicios racionales sobre las posibilidades de éxito de propuestas de producción o de comercialización, dentro de lo posible y sin pretender llegar a conocimientos científicos acerca de lo que va a pasar en el porvenir. La participación de las bases en el estudio de la factibilidad de una propuesta enriquece la información con la que se cuenta para estimar las posibili-dades de éxito, y, a veces, plantea interrogantes importantes que de otra manera no habrían surgido. Lo que es más im-portante: la participación compromete a la comunidad or-ganizada con la decisión. Si la decisión es correcta o errónea -y sólo la experiencia futura nos permitirá saber a ciencia cierta si la decisión fue correcta- se sabe ya de antemano que un proyecto que no cuenta con el apoyo y la unidad de quienes lo van a instrumentar parte con mal augurio. La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) con sede en Ginebra ha preparado una serie de guías para la gestión par-ticipativa. Dan pautas que se pueden utilizar, con las debidas modificaciones según el caso, para analizar los procesos pro-ductivos en grupos de trabajo o en plenario.5 Son listados de preguntas para la discusión como el que se presenta a continuación. Es importante recalcar que a nadie se le pide que sepa las respuestas exactas a las preguntas, sino que aporte los conocimientos que tenga para mejorar la certeza del juicio colectivo y, por otra parte, el compromiso de la directiva es de entregar los datos que les lleguen de fuentes diversas para que sean conocidos antes de la toma de deci-siones. Estimar la factibilidad comercial de una propuesta equivale, en lo fundamental, a contestar las cinco preguntas que siguen a continuación (Cooke, 1970). Son todas pregun-tas que plantean temas adecuados para la discusión grupal, cuyas respuestas serán más exactas y completas en la medida en que cada quien aporte sus conocimientos a la deliberación común: - ¿A qué personas les servirá el producto? - ¿Cuántas son estas personas y cuán útil les resultará el producto? - ¿Disponen estas personas de un poder adquisitivo suficiente para comprarlo a un precio conveniente al pro-ductor? - ¿Cuánto le cuesta al productor atender a la demanda? - ¿Hasta qué punto la producción actual es insuficiente o inadecuada para servirles? Las respuestas a estas preguntas sirven para ubicar el o los mercados, fijar precios al alcance del comprador y esti-mar los costos a los productores. Sin embargo, hay otra serie de preguntas que también se deben plantear ya que guardan relación en forma especial con las circunstancias de las comunidades artesanales, que son diferentes de las circuns-tancias del inversionista industrial. - ¿Hay otra estrategia de supervivencia factible? Cualquier decisión es racional en la medida en que la investigación y la discusión revelan un amplio abanico de opciones y se elige entre ellas la óptima. Sin embargo, para las personas de escasos recursos las opciones son pocas, por cuanto la evaluación de la propuesta enfocará la super-vivencia más que la rentabilidad máxima (Sánchez- Parga, 1984: 2), - ¿Qué pasa si el proyecto fracasa? La mayoría de los artesanos (menos el caso de los que cuentan un fuerte respaldo institucional) no están en condi-ciones de comprometerse plenamente con proyectos de re-sultados dudosos ni de largos periodos de maduración. Es importante anticipar los fracasos y evitar perder los contac-tos y prácticas que permitirían una salida alternativa. - ¿Quién controla la comercialización? ¿Se trata de una cooperativa donde los productores tengan voz y voto? ¿Una agencia caritativa? ¿Gubernamental? ¿Una em-presa nacional o extranjera? ¿Habrá varios canales paralelos o alternativos de comercialización? Hay que prever las consecuencias de depender de inter-mediarios cuyos intereses pueden ser antagónicos a los de los productores. - ¿En qué medida el proyecto fomenta la solidaridad? Especialmente a los sectores populares les conviene una ética de solidaridad en el corto, mediano y largo plazo, y por último para transformar la sociedad. Por lo tanto, la técnica de evaluación de propuestas debe consultar este valor humano. - ¿Qué información nos falta? Aún más que a la empresa industrial, a la comunidad artesanal le suele faltar datos concretos sobre los mercados alejados del ambiente circundante. Normalmente la inves-tigación del mercado no le es factible, y se consigue información a través de fuentes externas que se estiman fide-dignas y por el método de tanteo, vale decir, ensayando un proyecto en pequeña escala, antes de aceptar una propuesta de mayor envergadura. Las pautas de interrogantes para la discusión se pueden usar, por supuesto, para evaluar los procesos, para la evaluación conjunta con agencias externas del avance del programa y para la evaluación de beneficios y costos, como asimismo las técnicas sugeridas bajo los tres rubros que siguen sirven para la evaluación de propuestas. Se menciona aquí un número reducido de técnicas a modo de ejemplos, para indicar el espíritu de la evaluación demo-crática y no para recetar determinadas técnicas. 2. Evaluación de los procesos Ha resultado eficaz la siguiente técnica sencilla: - Se divide el grupo en dos. - El primer subgrupo se dedica a comentar interna-mente los aspectos buenos del proceso que se evalúa (el curso, el taller, la experiencia del mes, etc.). - El segundo subgrupo comenta lo que estuvo mal o lo que resultó decepcionante. - Se reúnen de nuevo en plenario y los dos subgrupos, por intermedio de relatores apoyados por los demás, relatan sus conclusiones principales. - El grupo entero indaga el por qué de los problemas señalados por el segundo subgrupo y busca la ma-nera de resolverlos. Es de hacer notar que la técnica no se refiere a los ob-jetivos buscados en un principio. Se invita a los participantes a comentar los procesos en términos de resultados esperados y los resultados inesperados sin distinción. Un manual para animadores de comunidades de base recomienda una técnica grupal un poco más estructurada, a saber (Arquidiocese de Vitoria, 1981). - Se da lectura a lo que el grupo pretendía en un prin-cipio: los objetivos. - El grupo considera si se está obteniendo lo que se quiere conseguir. - Se toman acuerdos sobre las acciones que se han rea-lizado. - Entonces se pregunta: ¿Cuáles son las dificultades y los problemas que estamos encontrando? - Se hace un listado de los puntos positivos y negativos de la acción del grupo. - planifican cómo resolver las dificultades. Las técnicas sugeridas en la sección siguiente también sirven para evaluar los procesos. 3. La evaluación conjunta de comunidades organizadas y agentes externos a fin de determinar si el avance es satis-factorio y si el programa mantiene su vigencia en relación con las necesidades. La participación de la comunidad organizada en la confección de evaluación sumativa para los responsables de las agencias que subvencionan los programas necesaria-mente aumenta el poder y el prestigio de la comunidad y sus organizaciones. Sin embargo, una vez entregado el informe de la evaluación conjuntamente elaborada, las decisiones tomadas pueden ser contrarias a los criterios e intereses de las bases, o de determinado sector de las bases. También es un adelanto para la comunidad el hecho que todos los asociados reciben el informe evaluativo, en una forma sencilla para que todos lo puedan conocer, e incluso, llegado el caso, en una forma asequible para las personas que no sepan leer. Aun en el caso que ciertas decisiones quedan en las manos de agencias internacionales, del con-greso nacional, o de otras instituciones externas, la comunidad puede utilizar el informe para incrementar su conocimiento y para incrementar la certeza de las decisiones que le compete, y para gozar de la historia de sus triunfos y logros. Es conveniente aclarar desde un principio, sin lugar a dudas: quiénes elaboran la evaluación, quiénes la reciben y quiénes son los autorizados para tomar decisiones. Sean quienes fueren estos últimos, la comunidad organizada tiene el derecho moral de exigirles decisiones fundamentadas con criterios racionales y solidarios. Entre las técnicas apropiadas para la realización con-junta de las evaluaciones se encuentran las llamadas «ilumi-nativas». Se les llama iluminativas porque por sobre los cuadros estadísticos, y sin descartar éstos, se proponen crear una imagen plástica del programa, de modo que sea visible. La evaluación intenta iluminar el programa como el sol ilu-mina la tierra. Se puede utilizar la fotografía, el dibujo, poesía, canto, teatro, y la imagen verbal. La imagen verbal6 se elabora, en muy resumidas cuentas, de la siguiente ma-nera: - El compilador de la evaluación, de preferencia una per-sona sin conocimiento previo del programa, comienza escuchando las opiniones de personas de la base, de la fila, elegidos al azar o seleccionados por sus compañeros para informar; - el compilador organiza citas típicas de los informantes según rubros; por ejemplo, «compra de los insumos», «problemas encontrados», «logros», etc. El listado de citas organizado por rubros es el primer borrador de la imagen verbal; - se somete el borrador de la imagen verbal a la totalidad de los participantes y se les pide revisar lo que es (en su caso) exacto, lo que es inexacto y lo que sería exacto si fuera modificado. En este último caso se les pide indicar la modificación necesaria, y - la imagen verbal es el borrador más las observaciones hechas por las bases. Por ejemplo, en un estudio evaluativo realizado en Chile, el rubro 36 de la imagen verbal reza como sigue: El alcoholismo es demasiado atractivo, uno ve demasiado de eso, y debido a ello el hombre llega a la perdición; esto perjudica al matri-monio, por ende a la familia. Uno habla mucho de esto en el centro PPH y se puede ver que ahora la gente no bebe demasiado. Entre las del centro se notan los cambios. Las personas que no asisten a los centros continúan igual. La afirmación susodicha fue considerada por los par-ticipantes en las reuniones regulares de sus centros PPH lo-cales. Las observaciones hechas eran las siguientes: - 30 centros afirmaron que lo dicho era exacto. - 11 centros dijeron que no fue exacto, que no hubo mayores cambios. - Dos centros modificaron la afirmación para decir que la gente mayor no cambia pero los jóvenes si (Richards, 1983: 158). Junto con la imagen verbal se utiliza la triangulación. La triangulación se realiza conjuntamente con agentes externos a fin de verificar los puntos más interesantes de la imagen verbal, así como para estimar el tamaño de los fenómenos cuya existencia se ha constatado. Se utiliza toda clase de técnicas según el caso, incluso consulta a registros y documentos, entrevistas con testigos oculares, tests, estudios de caso, encuestas, opiniones profesionales de especialistas, observación directa de los hechos, etcétera. Se hacen circular borradores de la evaluación entre los sectores interesados a fin de conseguir sus enmiendas y co-mentarios. Los agentes externos se reúnen con las directivas de las comunidades organizadas a fin de revisar los sucesivos borradores. 4. Evaluación de beneficios y costos Siendo la artesanía, «[…] el último terreno de refugio de un sinnúmero de individuos, víctimas del desempleo crónico, con el que vivimos sigIos [...]» (García da Silva: 23) evaluar los beneficios y costos equivale a reunir antecedentes para elegir una estrategia de supervivencia. En términos muy simples, «beneficio» equivale a decir algo deseable, y es deseable porque las demás opciones son peores. «Costo» equivale a decir pérdida o gasto y también «costo de oportunidad» en que la pérdida al elegir un camino de preferencia a otro es lo que se habría ganado al haber elegido esta otra opción. Tomemos un caso simplificado. Juan flores, soltero de 20 años, artesano de cerámica tradicional, se debate entre dos estrategias de supervivencia: - Buscar trabajo en la ciudad, donde espera poder ser obrero de construcción con un sueldo de 100 pesos diarios. - Quedarse en su pueblo, donde trabaja en proyectos de reforestación la mitad del año, con un sueldo de 50 pesos diarios. En la otra mitad del año no le queda más remedio que la artesanía, cuyas ventas ocasiona-les le dan 20 pesos diarios en promedio. En relación a este caso simplificado hay que hacer notar lo siguiente: - Flores no sabe si conseguirá trabajo en la ciudad o no. - Su ausencia perjudicaría a sus familiares, quienes quedan en el pueblo. - Flores no conoce a casi nadie en la ciudad. - Si Flores se queda en la aldea, el costo de opor-tunidad de su trabajo en la artesanía (sin contar sus gastos de producción) es cero, puesto que fuera de la época de reforestación no tiene otras posibilidades en la zona. - Fuera de las ventas, Flores aporta vasijas a las casas de parientes y amistades en forma gratuita. Ellos a su vez regalan frutos de la temporada, le invitan a fiestas, etcétera. Si se fija la probabilidad de conseguir el trabajo en la ciudad en 50%, entonces se puede calcular que el ingreso diario probable en la ciudad es de 50 pesos. Puesto que el ingreso diario probable en el campo es 35pesos, según este cálculo le conviene a Flores ir a la ciudad. Pero semejante cálculo es engañoso. La verdad es que su mejor estrategia de supervivencia es quedarse en la aldea, puesto que allá tiene mayor seguri-dad, menos riesgo, más personas dispuestas a ayudarle en caso de necesidad urgente (criterio maximin). El cálculo resultó engañoso en el caso de Flores por las mismas razones que a menudo invalidan las evaluaciones de beneficios y costos, a saber: - Enfocó sólo la cantidad de dinero a ganar, despreciando los demás valores, y - enfocó al individuo, despreciando el bien del grupo. En fin, la evaluación de los beneficios y costos, desde el punto de vista de la persona de escasos medios y, con mayor razón desde el punto de vista de la comunidad organizada, debe considerar los proyectos de artesanía en su calidad de elementos de sistemas de vida, siendo estos últimos los verdaderos objetos de la evaluación. Interesa, sin embargo, desde una perspectiva menos global, conocer los costos de producción de determinados productos artesanales y los beneficios monetarios que se pueden esperar de su venta. Afortunadamente, las comunidades de artesanos pue-den aprovechar el material ya elaborado para capacitarse en contabilidad; a fin de poder precisar los gastos de producción de sus productos (Soto: 34). En cuanto a las posibilidades de venta, los gobiernos y las agencias de comercialización normalmente disponen de estudios de los mercados. Entre las técnicas sencillas para hacer la información, extensivas a los artesanos de base, está la rendición de cuentas comerciales que se ejemplifica a continuación. Un taller de mujeres asociadas se dedican al telar, comercializando sus telas a través de una boutique ubicada en un hotel turístico. La dueña de la boutique les avisa opor-tunamente de la venta de sus productos, lo que ya les da cier-ta información acerca del mercado, a saber: cuáles de sus productos se venden y cuáles no y a qué precios se los ven-den. Sucede, sin embargo, que la misma dama representa a una docena de productores. Le exigieron por lo tanto una rendición de cuenta comercial más completa, a fin de con-seguir información sobre la totalidad de las telas vendidas en la boutique, y a través de amistades consiguieron información proveniente de otras salas de venta. Evidentemente, la participación en la evaluación de las posibilidades de venta va a crecer en la medida en que los artesanos se concientizan en el sentido de darse cuenta que les favorece conocer mejor sus mercados y en la medida en que se dan esfuerzos a todo nivel para facilitar su acceso a datos ya existentes en otras esferas, o que se pueden obtener mediante estudios de mercado. III. PARTICIPACIÓN EN EL CONTROL DE LA CALIDAD Por «control de la calidad» se entiende lo siguiente: - Minimizar la incidencia de productos defectuosos. - Incrementar la eficiencia al evitar la necesidad de re-petir una faena porque no se hizo cabalmente la vez primera. - Cerciorarse de que el producto es auténtico y no es defectuoso. - Minimizar el derroche del material. Vista la experiencia de los «círculos de calidad» japo-neses, nadie puede negar que la participación de tra-bajadores en el control de la calidad es eficaz, aunque sí se puede afirmar que ciertos aspectos del modelo japonés de participación en el control de la calidad son nefastos, inapli-cables en culturas distintas de la japonesa, o inaplicables en el sector artesanal. A favor de una especie de círculo de calidad entre arte-sanos se puede alegar que sería, además de un medio para mejorar los productos, una forma de organización para tra-bajadores hasta ahora en su mayor parte desunidos. Sería también una manera de mantener el prestigio y la autenti-cidad de la artesanía, puesto que el público comprador a menudo no posee los conocimientos suficientes para discernir la legitimidad. Contra semejante trasplante social cabe decir que tal medida podría crear una poderosa élite entre los artesanos, capaz de excluir a los demás en forma arbitraria e injusta. Ni en pro ni en contra de los círculos de calidad entre artesanos, se puede decir que a nadie le agravia si grupos de personas del mismo oficio se reúnen en forma voluntaria a fin de ca-pacitarse para mejorar la calidad de sus productos. Los círculos de calidad japonesa son esencialmente grupos que se dedican a estudios técnicos, aunque llegan a ser también grupos de amistad.7 Puesto que entre los defectos más denunciados por quienes compran la artesanía se encuentra la entrega mo-rosa, se mencionará a continuación, a título de ejemplo, una forma participativa de control de la calidad, un método para evitar las entregas tardías. El no llegar en el momento esperado es, en sentido lato, un defecto, y si se trata de coor-dinar la planificación con terceros que cuentan con la en-trega, es un defecto serio. Hay quienes dicen, sin embargo, que los horarios y calendarios hacen imposible la tranquilidad necesaria para crear las obras verdaderamente hermosas. Según este cri-terio, sin duda respetable, el artesano debe trabajar en cier-tos casos sin fecha de entrega. Llegado el caso que uno tiene que fijar fecha de entrega, se puede aprovechar de una técnica de ruta crítica para estimar una fecha de entrega razonable. Resulta conveniente analizar primero la última ac-tividad o faena de la secuencia de tareas necesarias para en-tregar el producto. Digamos, a título de ejemplo, que la última actividad es la entrega misma, la que puede con el em-paquetado ocupar dos días. En los gráficos se suele etiquetar la flecha con el tiempo necesario para realizar la actividad. La palabra en el cuadrilátero no indica ningún lapso, sino que indica por nombre la faena que se completa. (Véase el Esquema 1). El próximo paso es analizar la actividad inmedia-tamente anterior a la entrega, la que hay que completar antes de poder comenzar la entrega. Tratándose de cerámica, sería la segunda cocción de las piezas, la cual con su preparación y terminación puede ocupar tres días. Después se considera la faena que forzosamente hay que terminar antes de que esté listo el producto para comen-zar la segunda cocción. y así sucesivamente se analiza la secuencia de la obra, colocando en los cuadriláteros los nombres de las faenas a completar, marcando los tiempos requeridos aliado de las flechas y, al final, se anota el comienzo de la producción. La suma de todos los tiempos en la secuencia permite la estimación de la fecha de entrega. EL gráfico confeccionado de esta manera se llama «ruta crítica», por cuanto cualquier demora en cualquiera de las faenas en la secuencia significa la demora de la entrega. Cada una de las actividades que se encuentran designa-das por nombre en los cuadriláteros de la secuencia se llama «tarea crítica». No pueden demorarse sin retrasar la en-trega. Por otra parte hay también «tareas auxiliares» que no figuran en la ruta crítica. No son tareas críticas porque el tiempo del que se dispone para realizarlas es más que sufi-ciente, y puede demorarse, dentro de ciertos límites, sin pos-tergar la fecha de entrega. Las tareas auxiliares pueden ser las siguientes: - Conseguir camión para la entrega, - conseguir leña para la segunda cocción, - conseguir material para el vidriado, - preparar colores para las decoraciones, - conseguir combustible para la primera cocción, - conseguir lija, - buscar tierra roja, etcétera. Estas tareas no son en principio críticas, pero llegan a serlo en un momento dado, puesto que es preciso terminar-las antes de cierta fecha tope, vg., antes de cierta etapa de la ruta crítica. Si no se dispone de vidrio, por ejemplo, en el momento del vidriado, el vidriado se demora y por ende la entrega. ESQUEMA 1 DIAGRAMA DE FLUJO PARA RUTA CRÍTICA 0 Comienzo TE=*0 1 Vidriado TE=3días 2 Segunda TE=3días 3 Entrega TE=2días Sí 4 Fin del proceso (Footnotes) * El autor es actualmente catedrático de filosofía, educación y administración en Earlham Collage de Indiana, USA; investigador del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) de Santiago, Chile. Las tareas auxiliares tienen que empalmar con la ruta critica en el momento oportuno. Hay formas más sofisticadas de la técnica de ruta crítica y también hay formas más sencillas. Se ha dado el caso de un grupo de base que ha trabajado el tema «tarea crítica» sin gráficos y sin números. Realizaron la evaluación de acciones educativas a partir de tareas críticas, destacando como tarea crítica aquella cuya forma de realización debe ser conocida para tomar decisiones respecto a tareas futuras. También se reconocieron las nuevas tareas críticas emergen-tes en la práctica del grupo, planteando las preguntas ¿qué tipo de actividades son críticas para el desarrollo en acciones posteriores?, ¿quiénes definen las tareas que son críticas? (Vacaro, 1983: 54-55). IV. FALACIAS COMUNES DE LA EVALUACIÓN 1. Falacia: «Evaluar es medir hasta qué punto se han logrado los objetivos previstos» Respuesta: «Evaluación» significa «determinar el valor de una cosa». La evaluación sirve, como se ha dicho, para valorar, para fomentar la participación en los procesos deli-berativos y para tomar decisiones. Los objetivos previstos no deben ser el enfoque único de la evaluación por los motivos siguientes, entre otros: - La promoción de la cultura popular pretende lograr que la comunidad organizada se reconozca como la autora de sus obras propias, fijando objetivos ella misma y actuando en forma mancomunada. Por lo tanto, el resultado de mayor valor es a menudo la iniciativa de la base no prevista. - Es preciso evaluar también los objetivos previstos, los que acaso nunca fueron o no siguen siendo los objetivos más acertados en la circunstancia. 2. Falacia: «Evaluar es ver el producto de un programa, puesto que lo que se quiere saber es qué efecto surtió» Respuesta: Hay que ver el proceso y no tan sólo el pro-ducto. Sin conocer el proceso no se puede ni siquiera impu-tar al programa los efectos que hubo, buenos o malos, esperados o inesperados. Es común que un programa A propone realizar actividades B a fin de lograr el resultado C y al fin y al cabo la verdad es que no se hizo B, o se hizo B en forma parcial, o se hizo B con las debidas modificaciones sobre la marcha. En semejantes casos, que son los más, veri-ficar la existencia o la inexistencia de C sin conocer el proceso no es recomendable. 3. Falacia: «Lo fundamental de un programa se encuentra en los documentos archivados en las oficinas de las agen-cias que lo auspician» Respuesta: Tratándose de participación, lo funda-mental se encuentra más bien en la acción y el pensamien-to de los participantes. Aquí se presentan problemas de éti-ca, puesto que hay que decidir a quiénes pertenece el progra-ma; problemas de epistemología, puesto que al poner en relación el texto en la oficina y la actividad en el terreno se configura el objeto del saber; y, en fin, de ontología puesto que al dar prioridad a uno u otro discurso se define lo que el programa es. 4. Falacia: «Se puede lograr la participación en la evalua-ción a través de cursillos de capacitación en los cuales las personas aprenden a hacer encuestas y aplicar tests» Respuesta: 1) La participación se logra más bien a través de la acción cultural sobre la base de la cultura popu-lar. La instrucción en el manejo de ciertas técnicas de la cul-tura propia de la ciencia social internacional, aunque puede ser apropiada en un momento dado, no es por sí solo una forma de participación que valora lo autóctono y fortalece la comunidad. 2) Las encuestas y los tests normalmente no son los medios más aptos para valorar el discurso de las personas e incentivar su participación en las deliberaciones. Su papel en la evaluación iluminativa y democrática es subordinado a procedimientos en los cuales la comunidad reconozca sus usos propios. 5. Falacia: «Para medir la participación se constata cuántas personas hablan en las reuniones y cuánto hablan» Respuesta: La participación, en el buen sentido de la palabra, significa formar parte de algo, compartir sus riesgos y recibir sus beneficios. Significa la comunicación en el sentido de aunar criterios a fin de lograr que todos se sientan interpretados por las conclusiones y comprome-tidos para actuar en forma consecuente. Por lo tanto, la evaluación no debe subestimar la participación de quie-nes escuchan atentamente sin hablar, puesto que en sus mentes y en sus acciones ellos pueden ser quienes más par-ticipan. NOTAS 1. Integraron el grupo de trabajo 3: Pidel Oteiza, Lábaro Fernández, Ne-mesio García da Silva (RIP), Pedro González, María Teresa Rivas, Anto-nio Miguel Taijint, Hernán Jaramillo, Agustín López, Justo Gallegos y Lucía Mora. 2. El informe completo del Grupo de Trabajo sobre evaluación se publicó en la revista del CIDAP Artesanías de América, No. 16, Departamento de Publicaciones de CIDAP, Cuenca, Ecuador, agosto de 1984, páginas 52-56. 3. Se cita el primer grupo de trabajo del taller mencionado, integrado por Juan García, Victoriano AIbito, Hoover Dionisio, Idelfonso Moreno, Lelia G. Soares, Daniel Nieto, Aída Moncayo, Enrique Chiriap, Juan Martínez, Consuelo Yáñez y Sergio Nilo. 4. El grupo de Orlando Fals Borda en Colombia se ha dedicado a estudiar en forma sistemática la historia de las formas de organización popular, tales como el cabildo abierto. 5. Por ejemplo, lntroduction a l’etude du travail. Ginebra: Oficina Inter-nacional del Trabajo, 1985. pp. 437 - 444. Seguramente existen obras idénticas o semejantes en español, pero a la fecha el presente autor no ha verificado su existencia. 6. Detalles sobre la confección de una imagen verbal se pueden encontrar en Richards, H. La evaluación de la acción cultural. Santiago: CIDE, 1983. El mismo estudio evaluativo existe también en forma de diapofilm. 7. Existe una traducción al inglés de textos estudiados en los círculos de calidad japoneses. Ishikawa, Kaoru. Guide to Quality Control. BIBLIOGRAFÍA ARQUlDIOCESE de Vitoria, Vida de grupo nas comunidades eclesiais de Base. Sao Paulo: Edicoes Paulinas, 1981. CIDAP. Artesanía de América, Revista del CIDAP. Ecuador. CAMPERO, Ana Maria R. de y Malu Sierra, «Warmi Wawantin». La Paz, Bolivia: Ministerio de Salud y Previsión Social, 1983. COOKE, Blaine et al. Handbook of Modem Marketing. MacGraw-HilI, Nueva York, 1970. FALS BORDA, Orlando. Véase la bibliografía de la obra de Vio Grossi, citada abajo. GÁLVEZ, Eduardo. Una experiencia educativa con campesinos: contabilidad y administración predial para campesinos. CIDE, («Documentos de trabajo» No. 3), Santiago, 1985. GARCÍA DA SILVA Nemesio. «La tecnología apropiada y la ecología en la producción artesanal». En: Artesanías de América, No. 17, p. 23. ISHIKAWA, Kaoru, Guide to Quality Control. Asian Productivity Organization, Tokyo, 1982. ROJAS Aspiazu, Luis. «Ayni Ruwny». En: Alternativas de educación para grupos culturalmente diferenciados, Vol. l. OEA-CREFAL, Pátzcua-ro, 1983. RICHARDS, H. «De la Medición de las Actitudes a la Evaluación de la Acción Cultural». CIDE, Santiago, 1982. _____. La evaluación de la acción cultural. CIDE, Santiago, 1983. Hay traducción inglesa: The Evaluation of CuItural Action. MacMillan, Londres, 1985. SÁNCHEZ-PARGA, J. «Investigación, Capacitación y Participación». CAAP, Quito, 1984. SOTELO, José y Sylvia Schmelkes de Sotelo. Guía de investigación campesina para la acción. SEPAC y CEDEPAS, México, 1981. SOTO, Isabel. «PROCAP, Programa de contabilidad y administración predial». En: Artesanías de América, No. 16. VACARO, Liliana. «Evaluación de Programa y Proyectos de Educación Extra Escolar: Sugerencias de un Modelo a Partir de la Experiencia Talleres de Aprendizaje». PIIE, Santiago, 1983. Varios autores, Alternativas de educación para grupos culturalmente diferenciados. Vol. 1. OEA-CREFAL, Pátzcuaro, 1983. Varios autores. «Avaliaçao em educaçao de adultos: Temas e discussoes». Ministerio de Educaçao e Cultura, MOBRAL, UNESCO, Río de Janeiro, 1984. Varios autores. Red Latinoamericana de Investigaciones Cualitativas de la Realidad Escolar. Santiago, 1984. Cuadernos de Formación. Es una serie de aportes a las bases epistemológicas y a la práctica de la investigación social. Varios autores. lntroduction a l’etude du travail. Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 1985. VIO GROSSI, Francisco. «Investigación en educación de adultos en América Latina. Evolución, estado y resultados». UNESCO, Oficina Regional para América Latina y el Caribe, Santiago, 1982. Este trabajo contiene una extensa bibliografía, un listado de publi-caciones periódicas y una lista de instituciones que realizan investi-gaciones. WALTER, Horacio y Richards, H. Evalu 3. COMUNICACIÓN Y DIFUSIÓN DE LA CULTURA POPULAR CONSIDERACIONES Y RECOMENDACIONES I. CONSIDERACIONES GENERALES Tomando en cuenta que en el presente histórico las comunidades, grupos marginales y pueblo en general, de-positarios de la «cultura popular», atraviesan por el grave problema de comunicar y difundir los valores específicos de su cultura, el Taller considera que éste es un pernicioso fenómeno y que tiene, entre otras, las siguientes causas: - La situación de opresión, desdén y dependencia que sufren los grupos populares dentro de la presente organización socioeconómica. - Como consecuencia de lo anterior, no han dispuesto de los medios y recursos necesarios para difundir y valorar su cultura. - Que varias comunidades y grupos populares se man-tienen aislados como un mecanismo de autodefensa y supervivencia histórica. - Que han existido y persisten intereses neocolonizan-tes que imponen su cultura y miran desdeñosamente los valores que identifican a los pueblos «coloni-zados». - Que existen autoridades y organismos de gobierno que desconocen o no aceptan la necesidad de difundir la cultura popular. - La falta de interés y toma de conciencia por parte de varios grupos sociales, especialmente de élite, por valorar e integrar la cultura popular en una y vital cultura americana. II. RECOMENDACIONES Los participantes en el Taller, conscientes de que estos factores afectan a la gran población americana, que mere-ce ser protagonista de su identidad y desarrollo, plantea como una recomendación integral el siguiente perfil de proyecto, conjuntamente con un cuerpo de consideracio-nes y sugerencias generales y operativas. Este proyec-to, debidamente explicitado por los respectivos técnicos, aspira a la toma de acciones para la difusión y comunicación de los valores de la cultura popular. Requie-re de esfuerzos extendidos en el tiempo, de estrategias interdisciplinarias y del desarrollo de un pensamiento educativo que sustente y continúe la práctica educativa y social. III. MODELO DE PROYECTO SOBRE COMUNICACIÓN Y DIFUSIÓN DE LA CULTURA POPULAR 1. Objetivos 1.1. Generales - Reconocer y fortalecer la identidad cultural de la comunidad; - coadyuvar y apoyar los procesos de la cultura popular, sus creadores, intérpretes y participantes, y - proseguir la profundización del proyecto cultural al interior de la región latinoamericana. 1.2. Específicos - Sistematizar las experiencias obtenidas en procesos de cultura popular para su proyección en otros pro-gramas y países y - concientizar a las autoridades en sus distintos niveles y población en general, en todo lo relacionado con la cultura popular. 2. Metas 2.1. Inmediatas - Realizar diagnósticos e inventarios de los programas de cultura popular en proceso. (América Central, América del Sur y el Caribe). - Registrar, apoyar y/o difundir los procesos. 2.2. Mediatas - Crear redes de sistemas de información sobre el desarrollo cultural en América Latina, y - Diseñar y ejecutar una política de formación, per-feccionamiento e intercambio de experiencias (pasantías, jornadas, becas, etc.) a nivel de partici-pantes, creadores, promotores, especialistas y autori-dades a distintos niveles. 3. Población participante, niveles medios - Comunidades, artesanos, poblaciones, en particu-lar mujeres y jóvenes de grupos culturalmente dife-renciados y mayorías pobres. - Instituciones de desarrollo social, gubernamentales y no gubernamentales. - Promotores culturales. - Instituciones de educación formal y ministerios que tengan que ver con el tratamiento de la cultura popu-lar. - Organismos internacionales (OEA, UNESCO, OIT, FAO, Convenio Andrés Bello, Comisión Educativa Centroamericana, CARICOM). - Medios masivos de comunicación (radio, televisión, periódicos, etc.). - Programas intensos de investigación social, con énfasis en cultura popular. 4. Recursos Para apoyar el presente proyecto a nivel de recursos humanos; materiales, económicos y otros, se sugiere partir de la necesidad de coordinar las acciones a nivel interinsti-tucional, a fin de utilizar óptimamente los recursos existentes y los que las necesidades posteriores demandan. 5. Sistema de evaluación El proyecto deberá ser evaluado a nivel de admi-nistración general del mismo, con periodos establecidos, pero con énfasis en evaluaciones con las mismas comunidades y participantes del proyecto, sea a nivel de impacto, producto, etcétera. 6. Recomendaciones para configurar el proyecto 6.1. De carácter general - Asignar prioridad al apoyo, organización, aplicación y evaluación de proyectos relacionados con la preservación y desarrollo de la cultura popular, que se basen en los princi-pios de la educación popular, elaboren y lleven adelante es-tudios y diagnósticos participativos durante el proceso, para posibilitar que las propias comunidades investiguen, se apropien y enriquezcan, con los resultados de estos estudios, materiales educativos y mecanismos de difusión creados por ellos mismos. - Asignar, según la prioridad, apoyo a la organización de proyectos orientados a integrar la cultura popular y la educación, sustentados en los principios de la educación popular y la investigación participativa. - Facilitar los recursos financieros necesarios para tener acceso a medios de difusión y contemplar esta necesidad en todos los proyectos de desarrollo convenidos con la comunidad. - Garantizar la continuidad y la progresiva autonomía de los proyectos mediante mecanismos de evaluación y seguimiento de los mismos. En el caso de proyectos que requieran de especialistas externos, las condiciones de contratación deben posibilitar la continuidad y seguimiento del proyecto. A modo de ejemplo, se propone que los espe-cialistas externos puedan seguir el desarrollo del proyecto mediante visitas periódicas y, a su vez, fortalezcan la ca-pacidad de gestión de los grupos locales y la apropiación de los proyectos por parte de la comunidad. - Crear flujos de comunicación e intercambio local, regional, nacional e internacional entre comunidades que se reconocen como poseedoras de una cultura propia, así como promotores e instituciones de desarrollo cultural. - Incentivar a los medios de comunicación social para que promuevan el respeto a las costumbres, tradiciones, le-yendas y demás expresiones de los grupos y pueblos. - Promover la difusión de las manifestaciones cultu-rales (exposiciones, ferias, etc.), a través de diferentes me-dios de comunicación social. - Facilitar mecanismos para que el artista popular y los demás poseedores del saber popular brinden sus aportes cul-turales y sean partícipes-gestores en los procesos de educación formal dentro de su comunidad. - Propiciar que en los procesos de formación del maes-tro se le capacite también en participación comunitaria, con el fin de que pueda articular la integración de la escuela con la cultura. - Apoyar la idea de que el currículum del sistema for-mal parta de la cultura popular y se recree, vigorice y proyecte a las actuales y futuras generaciones. - Promover el diseño de materiales de enseñanza--aprendizaje del sistema formal creados apropiadamente desde, con y para las comunidades y regiones latinoameri-canas. - Retomar las recomendaciones que sobre la temática del presente proyecto se han expresado en anteriores en-cuentros similares. 6.2. De carácter operativo Se sugiere a la Secretaría Ejecutiva para la Educación, la Ciencia y la Cultura de la OEA patrocinar y realizar cursos, seminarios y otras acciones de capacitación y formación que profundicen en la utilización de la metodología participativa como medio para promover, revalorar, organizar y potenciar la cultura popular. Para cada acción se establecerán objetivos y metodologías orientados a posibilitar un diálogo hori-zontal entre los participantes, así como también a que las comunidades recuperen las conclusiones y recomendaciones emanadas de tales acciones, las que estarán destinadas a: - Organizar un sistema de intercambio entre los proyectos destinados a preservar y desarrollar la cultura popular mediante las siguientes modalidades: Pasantías de especialistas, técnicos y/o miembros de las comunidades de base en respuesta a necesidades de los proyectos, y becas de intercambio para especialistas y/o técnicos, destinados a la formación, perfeccionamiento y/o compenetración en - proyectos específicos. - Organizar una red de intercambio y difusión entre los proyectos orientados a preservar y desarrollar la cultura popular en relación con documentación, bibliografía, informes de avance e informes finales de los proyectos, mate-riales de enseñanza, audiovisuales, programas radiales y otros. En relación con este tema se propone: asignar respon-sabilidades en este proceso a los centros de América Latina y el Caribe patrocinados por la OEA; designar una institución responsable por país, que organice la red de información en su respectivo ámbito; designar una institución latinoameri-cana que centralice la red de información, para cuya selección deberá cumplir ciertas condiciones tales como tener carácter internacional y acceso a información rele-vante; facultar a la institución centralizadora para que garan-tice el flujo de la información entre los integrantes de la red; redactar y distribuir un boletín que incluya datos y noticias importantes acerca del área, tales como programaciones en los países, seminarios, estado de los proyectos, metodologías y otros; mantener y difundir un registro actualizado de insti-tuciones, organizaciones, proyectos y especialistas relaciona-dos con la cultura popular (dicho registro incluirá informa-ción desagregada que permita caracterizar la institución u organización, el proyecto o el especialista, así como objeti-vos, trayectoria de la institución e historia de vida del espe-cialista); crear un espacio en la revista Américas para la difusión de programas y proyectos de actividades de cultura popular, y coordinarse con órganos de difusión de organis-mos nacionales e internacionales tales como Ideas y acción de la FAO; Culturas de la UNESCO, CIESPAL, CIDE y otras. - Desarrollar en los centros patrocinados por la OEA y en las instituciones que llevan a cabo proyectos educativos relacionados con cultura popular, bibliotecas, centros de documentación y/o líneas de documentación y bibliogra-fía en temas tales como arte popular, cultura popular, so-ciología, antropología, arqueología, diseño, educación de adultos, educación popular, investigación social, investigación participativa, tecnologías apropiadas y tecnologías campesinas. - Apoyar a los grupos de proyección de la cultura popu-lar para facilitar que estos procesos de transmisión informal no desvirtúen la autenticidad de la cultura popular. 7. Observaciones - Se advierte a nivel de los últimos años una toma de conciencia de la importancia de la cultura popular y, por con-siguiente, un avance objetivo en la creación de mecanismos de integración de los países americanos en la difusión, formación y capacitación en el marco de las acciones que este encuentro está tratando. - Se considera que este II Taller de Integración de la Cultura Popular en la Educación apoya y alienta la apertura de los sistemas educativos formales en la búsqueda y afán de recuperar, recrear, valorar y fundamentar la cultura popular como fuente del desarrollo cultural-educativo de la América Latina. - Se visualiza positivamente la comunión creadora en-tre los gestores, intérpretes y promotores de la cultura popu-lar en una búsqueda de objetivos de identidad y personalidad cultural de los pueblos latinoamericanos. - Se reafirma la necesidad que en todos los futuros eventos similares al presente se cuente con la participación de artesanos, artistas populares y productores de la cultura popular, como se ha dado en este encuentro. 8. Recomendación final Los participantes en el II Taller consideraron la recomendación siguiente como una síntesis representativa de los acuerdos de esta reunión: «Acompañar el proceso de rescate, valoración y desa-rrollo de la cultura popular, con un proceso de investigación y desarrollo destinado a generar un pensamiento educativo adecuado para la valoración y desarrollo de la cultura popu-lar. «Este proceso debe tener carácter interdisciplinario, participativo, acumulativo, basado en la interacción entre la teoría y la práctica educativas». «Es especialmente importante integrar la investigación de la cultura y del arte popular con el desarrollo de este pen-samiento educativo. También, que este proceso sea realizado con y para las comunidades culturalmente diferenciadas o pertenecientes a las mayorías pobres de América Latina». NOTA La preparación de estas conclusiones y recomendaciones estuvo a cargo de los siguientes participantes: Susan Benson, Francisco Rodríguez Rouanet, María Angélica Salas, Isabel Soto, Edgar Montoya, Beatriz de María, Graciela Messina, Colombia Vivas de Velasco, Cornelio Vanegas, José Espi-noza y Francisca Rangel. ALGUNAS ACCIONES CULTURALES EN CENTROAMÉRICA Y PANAMÁ: REFLEXIONES Y EXPERIENCIAS Edgar Alfonso Montoya l. INTRODUCCIÓN 1. Breve visión de la Subregión centroamericana En el marco del proyecto «Red de Sistemas Educativos en Centroamérica y Panamá», programa de cooperación UNESCO/UNlCEF, para el año de 1976 se informaba sobre un crecimiento económico en algunos sectores productivos en los países de Centroamérica, pero advirtiendo que los benefi-cios generados por este crecimiento económico no fueron transferidos a los sectores menos favorecidos de las respecti-vas poblaciones, llevando esto a una «desigualdad relativa en la distribución del ingreso y de una pobreza absoluta sobre todo en las poblaciones rurales». Se fundamentó lo anterior en los hechos siguientes: - La distribución del ingreso medio per capita entre los diversos estratos de la población de cada país, y compara-ciones con otros países del mundo, muestra que los países de la Subregión siguen en el grupo de mayor desigualdad. - El crecimiento relativo del PNB y del ingreso del estrato del 50% inferior de la población muestra claramente el aumento de desigualdad en los seis países de la Región, aunque éstos han hecho valiosos esfuerzos en sus estrategias de desarrollo sectorial para compensar tal desigualdad estructural con servicios de tipo social (vivienda, bienestar, salud, etc.). - Esta situación es más crítica en las zonas rurales donde vive más del 60% de la población de la Región. Se puede constatar así que ese 60% recibe menos del 15% del ingreso global de los seis países, lo que contribuye a man-tener este estrato mayoritario de la población en un estado de desarrollo económico, social y cultural de los más bajos del Continente. - Otros de los rasgos importantes a ser destacados es la enorme subutilización de la mano de obra en el sector rural. En el año 1970 se estimó que de los 3.2 millones de personas que constituían la población económicamente activa del sector agrícola de la Región, sólo estaban plenamente utilizados 1.7 millones, lo que significa que el resto estaba subutilizado. Se calculó que la tasa de desempleo abierto y subempleo alcanzaba al 44%. - A las consecuencias señaladas, en términos de ingreso y de empleo en la situación económica de los países del istmo, se pueden agregar otros aspectos sociales que todavía han sido marginados, a pesar de lo agudo de los problemas de esta índole en la Región. A este respecto cabe señalar: - La desnutrición alcanza a más del 70% de los niños, con una mortalidad infantil que sigue alta con tasas de más de 60 por 1 000 nacidos vivos. - El déficit habitacional (que supera el 28% en las concentraciones urbanas y el 71% en las zonas rurales en Guatemala y El Salvador, por ejemplo). - El carácter fragmentario e insuficiente de la participación de los sectores populares en los planes de integración regional y en los planes de desarrollo socioeconómico. - Los altos índices de analfabetismo (índices iguales o superiores al 50% de la población total en cuatro de los seis países) y la escasa formación laboral de los estratos populares, que se agrega como factor que obstaculiza el desarrollo social y la participación de la comunidad en el progreso de los países de la Región. Al mismo tiempo, subsisten en la Región limitaciones en cuanto a generalizar la democratización y renovación del sector educación, no obstante la relativa expansión de los subsistemas escolares en la última década y los esfuerzos hechos por los gobiernos para mejorarlos. Estas limitaciones son comunes a los países del istmo a pesar de diferencias históricas o culturales y es preciso tenerlas en cuenta al eva-luar globalmente los sistemas educativos en la Región y sus aportes al desarrollo de cada país. 2. Reflexiones y acciones Ante la situación contextual analizada en el marco del ámbito centroamericano, los gobiernos del istmo -dentro del marco de la Coordinación Educativa Centroamericana (CEC)- y con la participación de UNESCO y el apoyo de UNICEF, iniciaron una reflexión y un proceso de acción que culminó con el Seminario sobre Necesidades Educativas Básicas del Área Rural, que se llevó a cabo en la ciudad de Antigua, Guatemala, del 29 de agosto al 2 de septiembre de 1977. Los objetivos que debía alcanzar tal Seminario fueron los siguientes: - Brindar oportunidad de reunir representantes de todos los ministerios y agencias relacionadas con acciones edu-cativas en el medio rural de Centroamérica. - Crear conciencia entre los participantes sobre la ne-cesidad de lograr un nuevo enfoque de la educación basada más en logros de comportamiento que en conocimiento; una perspectiva esencialmente educativa de las distintas acciones de desarrollo, y la unificación de los lineamientos filosóficos y metodológicos de las instituciones escolares y de las agen-cias que realizan actividades de desarrollo y de educación. - Examinar en el proceso del Seminario el funciona-miento de «modelos», que permitan el aprovechamiento máximo de los esfuerzos de las instituciones que participan en el desarrollo rural. - Promover la toma de conciencia, entre dirigentes de programas de desarrollo y los planificadores de la formación de recursos humanos sobre la necesidad de ofrecer a las poblaciones del medio rural un «nivel educativo esencial» que los habilite al mejoramiento integral de su vida y de su medio. - Lograr que los participantes lleguen a establecer posibles formas de acciones nacionales, cooperación entre países del área y utilización de los esfuerzos de agencias in-ternacionales (UNESCO, UNICEF, etcétera). - Promover en los participantes la idea que es nece-sario ofrecer a la población rural alternativas de parti-cipación directa en su educación, mediante situaciones de aprendizaje que respondan a su realidad socioeconómica y cultural. - Experimentar una investigación en algunas comuni-dades rurales en cada país. El proyecto de «Red de Sistemas Educativos» y sus experiencias contribuyeron en gran medida a la dinami-zación de las estructuras de los sistemas educativos en la Región, provocando un alto grado de fusión de los hechos educativos y culturales que tienen como base sustantiva las necesidades educativas básicas de las poblaciones de me-nores recursos de los países centroamericanos. En las diferentes acciones participaron diversas instituciones de desa-rrollo educativo, cultural, económico y social cuyas acciones estaban encaminadas a encontrar posibles respuestas a la problemática educativa y cultural de sus propios países. 3. La administración cultural en la Subregión Paralelo a los sistemas educativos formales, en la dé-cada de los setenta los gobiernos de la Subregión fueron creando instituciones para atender la administración de las acciones culturales, sea a través de institutos, viceministerios o ministerios de cultura. Actualmente, estas instituciones atienden, además de los asuntos culturales, políticas del de-sarrollo deportivo, las comunicaciones, el turismo y otras, según el enfoque que de la cultura y el desarrollo cultural tienen los gobiernos. En cuanto a los enfoques de lo cultural existen linea-mientos de trabajo que valoran primordialmente las bellas artes y el patrimonio cultural monumental, ofreciendo estos servicios a grupos minoritarios de las poblaciones de los dife-rentes países; sin embargo, últimamente se ha venido to-mando conciencia de la rica fuente que la cultura popular contiene para la vida de los pueblos y en la mayoría de los países se está poniendo en valor lo referido al folklore, las artesanías, las comunicaciones populares, los servicios de bibliotecas públicas y otros elementos cuyos servicios están más estrechamente ligados a grupos poblacionales mayoritarios y de menores recursos que se encuentran sobre todo en las áreas o regiones del interior de los países, así como en poblaciones urbanas o rurales que están marginadas de los servicios de los mismos gobiernos. En el marco de este último enfoque pensamos que asume su verdadera dimensión el concepto que de cultura dice que es esencialmente, el activo y dinámico conjunto de valores materia-les y espirituales que incentivan, norman y regulan las relaciones cotidianas de las personas y grupos sociales dentro de la co-munidad. Por tanto, la economía y la política, la ciencia y la educación, la moral y el arte, la investigación y la técnica, el trabajo, así como las multifacéticas relaciones que los hombres establecen en los centros productivos, y en el conjunto de instituciones y or-ganizaciones sociales, constituyen, en la práctica, distintas y comple-mentarias dimensiones de la cultura nacional. Así concebida, la cultura se convierte en el tejido interno de la vida cotidiana de los pueblos y nada de lo que en ella ocurre le es ajeno. En otras palabras, la cultura es la sociedad, el pueblo mismo, a través de sus diversas manifestaciones. Asimismo, en la definición de políticas culturales de uno de los gobiernos de la Subregión Andina, al hablar en relación a la cultura espiritual y la participación de la población en las acciones de la misma, advierte que: pareciera que estas creaciones existieran para todos, no obstante, solamente una ínfima minoría dispone de las posibilidades eco-nómicas, sociales y políticas que son necesarias para obtener la educación, lograr un desarrollo pleno de personalidad, enriquecer sus conocimientos y dedicarse al arte. La población rural, los cam-pesinos pobres, trabajadores agrícolas, que son la mayor parte de la población, han alcanzado solamente un mínimo desarrollo social y cultural, que es precisamente el que necesita para producir los valores económicos agrícolas dentro del marco de las injustas relaciones de trabajo y de relaciones sociales que les han sido impues-tas. En la diversidad de estos enfoques y dadas las carac-terísticas deficitarias de los países de la Región, con su con-secuente débil apoyo a las acciones culturales emprendidas por los gobiernos, pareciera ser que cada vez más los centros de decisión están inclinados a apoyar aquellos grupos pobla-cionales, sus instituciones culturales y sus acciones creativas que tengan que ver más con una cultura emergente desde la base misma de la visión comunitaria. En este marco se traslapa un proceso de educación permanente que trata de dar posibles soluciones a problemas cotidianos que tienen que ver con la salud, la alimentación, el trabajo, la vivienda, la recreación, etc., necesidades básicas que revelan un proyecto de cultura popular en el marco de una filosofía li-beradora del individuo, la familia y la comunidad. Un especialista en políticas culturales de la OEA, el Dr. James Kiernan, con mucha teoría y práctica, así como con-vivencia con grupos poblacionales mayoritarios de la Región Latinoamericana se pregunta y sugiere: ¿Cuáles deberían ser las bases de planificación y la administración de las políticas culturales? Sin olvidar las realidades de un mundo imperfecto y manteniendo las instituciones culturales clásicas ya existentes, ¿cuál debería ser la orientación de la política cultural en el futuro? Sugerimos que los responsables de dictar las normas tomen en consideración, con la mayor seriedad, las recomenda-ciones claves concluidas en los programas de la OEA en materia de desarrollo de políticas culturales y formación para la adminis-tración: 1) que la comunidad es el terreno intrínseco para el desa-rrollo cultural, y 2) que la educación y la cultura están íntimamente interrelacionadas ya que constituyen parte de un mismo proceso. La política cultural debería responder a las necesidades realmente sentidas por las distintas comunidades. Debería formularse sobre la base de la investigación llevada a cabo con la experiencia de los trabajadores sociales, y planearse y coordinarse con la participación directa de esa comunidad. Los programas de desarrollo cultural deberían hacer hincapié en la vida comunitaria y respetar los valo-res fundamentales de las comunidades locales. Deberían planificarse de modo que quedasen incluidos en ese proceso grupos de población tradicionalmente excluidos, y encarar el problema de la marginalidad, particularmente el de la extrema marginalidad de las pequeñas comunidades rurales. El desarrollo cultural local entraña el reconocimiento y el estímulo del proceso a través de las propias vías y modos de expresión de la comunidad. Son importantes para este proceso las instituciones culturales locales (bibliotecas públicas y pequeños museos), que reflejan y pueden proyectar la estructura social, histórica y cultural de la comunidad y pertenecen a su vida actual. En la misma línea propone que: «La mejor defensa contra la mediocridad y la corrupción de la cultura masiva, consiste en estimular y apoyar la diversidad y la confianza en sí mismo de la expresión cultural de la comunidad». La elaboración de la política cultural, en el enten-dimiento de que la cultura es el marco de referencia apropia-do para el desarrollo educativo, social, económico y comuni-tario, conduce necesariamente a considerar la relación entre cultura y educación. Si se parte de la idea de que la cultura no es un producto del proceso educativo, sino que antecede a la escuela, resulta lógico que la educación constituye un proceso de socialización más satisfactorio y procedente, en tanto refleja mejor el contexto cultural del sector de la so-ciedad que se educa y más se relaciona con él. Dado que la escuela es el elemento básico de la recuperación y digni-ficación de los valores básicos de cada sociedad, el sistema de educación escolar debe emplearse para sustentar y reforzar la autenticidad, la integridad y el pluralismo de las culturas vigentes en una sociedad. Es fundamental que la alfabetización y la enseñanza de los adultos sean culturalmente pertinentes; es importante que se recurra a la más amplia gama de las artes populares en la enseñanza escolar, desde los primeros años, no como un aditamento, sino como parte fundamental del contenido obligatorio de los programas. Los materiales educativos y el plan de estudios deben extraer de estos conceptos principios, metodologías, realidades y las modalidades culturales de cada comunidad. II. BÚSQUEDA DE RESPUESTAS 1. La educación no formal En el gran déficit que han tenido y tienen los países en relación al acceso a la educación formal, se ha intentado abrir nuevas vías de procesos educativos que puedan aliviar la poca participación de las grandes masas poblaciona-les que dentro de la estructura del sistema social no pue-dan disfrutar de estos servicios. Estas vías van desde la edu-cación extraescolar, educación no formal y educación popular hasta la educación permanente, intentando paliar el pro-blema mencionado. Dependiendo de los enfoques, la educación no formal que se ha impulsado en los países puede tener una vía de complementariedad a los vacíos educativos o servir de medio para impulsar el desarrollo socioeconómico como la tarea más urgente de la sociedad; sin embargo, existe una tercera tendencia que reconoce que el sistema educativo en general se coloca en un contexto problemático estructural de la misma sociedad en donde una minoría de ésta es quien quizás goza de los servicios, en desmedro de la gran mayoría que no participa en ello. Un vacío bastante generalizado que se puede señalar en este tipo de programas es el no obedecer a una política de desarrollo nacional que contemple procesos de transformación de la sociedad en aras de los grupos más carentes; el atacar los síntomas de los problemas sin profundizar en las causas los mismos, siendo su finalidad el aumento de la producción sin crear una actitud más humana en el hombre. Frente a esta tendencia, es imperativo la toma de con-ciencia de ideas-fuerzas educativas que piensen en la transformación del sistema social y económico predomi-nante a través de procesos educativos que partan de las nece-sidades vitales del sujeto de la comunidad en un desarrollo crítico y reflexivo de su entorno comunitario. A pesar de estos esfuerzos, parece ser que no se trata solamente de abrir nuevas vías educativas, sino de poner en el contenido de esas vías las necesidades educativas y culturales que las mismas comunidades desean resolver. 2. Los Centros Comunitarios de Cultura Popular En la vía del desarrollo cultural, los pequeños pueblos de los países de la Subregión han ido creando o identificando por vocación natural pequeños centros comunitarios en donde la misma comunidad ha planificado y realizado ac-tividades que tienen que ver con su propio desarrollo inte-gral. Estos pequeños centros se pueden encontrar tanto en cabeceras departamentales o de provincias como en mu-nicipios, pueblos, villas y cantones a lo largo y ancho de los países. En el marco anterior, nace en 1980, en el seno del Departamento de Asuntos Culturales de la Organización de los Estados Americanos el Proyecto Interamericano para la Creación y Desarrollo de Centros Comunitarios de Cultura Popular, que define el centro comunitario de cultura popular como «aquel elemento, ingrediente esencial, frecuentemente no aprovechado, vital para el proceso de desarrollo social y educacional integrado. Es el factor catalizador para pro-mover el desarrollo de la comunidad dentro del contexto lo-cal». De las actividades que pueden desarrollar estos centros se mencionan programas de alfabetización, recreación, cul-tura popular, pequeñas bibliotecas, educación cooperativa, clubes de amas de casa, asociaciones juveniles y otras que pueden servir como mediación nuclear a la comunidad re-memorando y reflexionando sobre su propio pasado. Estos centros y sus actividades están dirigidos a niños, jóvenes y adultos «hacia una completa integración con las comu-nidades fijando metas de carácter social y educativo, involu-crando a la comunidad y contemplando el desarrollo cul-tural, social y económico dentro del contexto de sus propias realidades sociales y culturales». Los objetivos del Proyecto Interamericano fueron: - Promover el desarrollo social de las comunidades en el contexto cultural. - Promover la creación y desarrollo de redes nacionales de organizaciones comunitarias que hagan posible las trans-formaciones educativas y la incorporación de los sectores con menos ingresos a los beneficios educativos y culturales. - Máxima utilización de instalaciones físicas y redes nacionales existentes (casas de la cultura, centros de cultura, casas de baile, casa de teatro, bibliotecas públicas, festival, comisiones, best village programs, escuelas rurales, etcétera). - Crear la estructura administrativa a través de los cen-tros comunitarios para el Proyecto Interamericano para Postalfabetización, del Proyecto Multinacional de Infor-mación, Comunicación y Difusión Cultural del mencionado Departamento de Asuntos Culturales. - Formación y capacitación de promotores culturales para cada comunidad, con objeto de generar y canalizar las actividades que desarrollan los recursos humanos y pro-mueven el desarrollo sociocultural de cada comunidad. 3. Primera Reunión Técnica Interamericana sobre Casas de Cultura Popular Esta reunión se celebró del 19 al 24 de mayo de 1980 en La Paz, Bolivia, teniendo entre los participantes a represen-tantes de los países de la subregión de Centroamérica y Panamá, así como del resto de América Latina. Al inicio de los trabajos de la reunión se aprobó el siguiente temario: A. Promover intercambios y experiencias entre espe-cialistas en administración de redes nacionales de Casas de Cultura Popular. B. Discutir y analizar el desarrollo de redes nacionales de Casas de Cultura Popular, como estrategia alternativa para el desarrollo cultural en América Latina y el Caribe. C. Promover el desarrollo social y de comunidades en el contexto cultural, cuyos objetivos básicos serían: - Elaborar una guía técnica para la creación de redes nacionales de Casas de Cultura Popular que contenga: pautas generales para la creación de una Casa de Cultura Popular y normas para la organización y administración de una Casa de Cultura Popular. - Consideración de diversos proyectos y actividades que emplean las Casas de Cultura Popular como foco de acción. - Preparar el Plan Interamericano de Promoción de la Comunidad a través de las Casas de Cultura Popular. Los temas que los participantes en la reunión desarro-llaron giraron en torno al contexto de la política cultural en América Latina, el uso de los medios de comunicación, el papel de las comunidades en su autodesarrollo cultural y las relaciones con la cultura extranjera. A nivel más operativo se trató la temática de las Casas de Cultura Popular en cuanto a realizar un diagnóstico de la existencia de las mismas; su proyección en el desarrollo cultural latinoamericano; objeti-vos que debieran tener estas instituciones tomando muy en cuenta la interrelación del desarrollo cultural y educativo de las comunidades, e, igualmente, la necesidad de utilizar los medios de comunicación para ampliar el radio de acción de estas mismas. De los aportes que se obtuvieron en la Reunión entresacamos que las pocas casas de cultura existentes en los países latinoamericanos han sido centros que a nivel comunal se han constituido en polos de promoción cultural que han contribuido a una revaloración cultural y a permitir al pueblo el disfrute de algunas manifestaciones artísticas además de que se han constituido en centros de desarrollo comunal. Por tal razón las casas de cultura deben desarrollarse y proyectarse aun más en cada uno de los países de América Latina, deben buscar establecer un proceso de comunicación horizontal a nivel de las comunidades, tanto de la comunidad hacia las insti-tuciones como de éstas hacia la comunidad; en las casas de cultura, deberá darse una completa interrelación con el proceso educativo de manera que las mismas apoyen la democratización de la educación que llega al pueblo a participar activa y concientemente en la planificación educativa y la educación de éstas a necesidades reales a nivel regional o nacional. Los objetivos que se fijaron para las Casas de Cultura giraron en tomo a la formación integral de la población in-centivando la participación activa de las mayorías en el proceso de la creación y el disfrute de las manifestaciones culturales, fundamentalmente ayudando al crecimiento y a la canalización de iniciativas culturales surgidas dentro de la comunidad y sirviendo de núcleo coordinador para respaldar y conjugar los esfuerzos que otras instituciones u organi-zaciones desarrollan en el trabajo cultural educativo y social. Se dejó por sentado que deben promover la conservación y defensa del patrimonio histórico y artístico regional y nacional, con el objeto de contribuir al fortalecimiento y democratización de la cultura nacional, combatiendo así la neocolonización cultural. La reunión fue exitosamente coordinada por funcio-narios del Instituto Boliviano de Cultura, que contaron con el apoyo de la División de Asuntos Culturales de la OEA a través de la Dra. Susan Benson y el Dr. James Patrick Kier-nan. 4. Segunda Reunión Interamericana sobre Administración de Casas de Cultura Popular La Reunión se realizó en Santa Cruz, Bolivia, del 28 de mayo al 1° de junio de 1984, participando en la misma una variada gama de instituciones representantes de casas de cultura, universidades, centros de investigación, bibliotecas públicas rurales, revistas populares, centros pedagógicos, así como representantes de movimientos culturales, quienes ex-presaron sus distintos objetivos y actividades. Fueron objetivos de la Reunión: - Promover el intercambio de experiencias entre administradores de Casas de Cultura Popular; - estudiar los métodos y técnicas de promoción, organización y administración cultural; - desarrollar normas y reglas actualizadas para la administración de Casas de Cultura y centros comunitarios de cultura popular, y - capacitar en la programación de las actividades diver-sas de las Casas de Cultura y centros comunitarios de cultura popular. En el desarrollo de la misma se crearon tres comi-siones que estudiarían el espacio y tarea, la política cultural nacional, así como la administración y financiamiento de Casas de Cultura. En relación al espacio y tareas, apuntaron que las Casas deben coadyuvar en las tareas nacionales y sociales de liberación, construcción nacional, transformación social, desarrollo regional, dentro de la lucha contra la dependencia y por una definitiva democratización de los países, fortaleciendo las relaciones intercul-turales a nivel regional, nacional, latinoamericano y universal. Como tarea especial deben promover el desarrollo cultural de la Región apoyando la creatividad, difundiendo las expresiones cultu-rales y coadyuvando en las tareas de formación y capacitación de recursos humanos en las diferentes necesidades de la comunidad. Relativo a la política cultural nacional y en un intento de aproximación a la definición de casas de cultura la Comisión 2 propuso que se debe entender como un espacio abierto, podemos entender su carácter popular que no sólo supone la llegada a amplias mayorías, sino que se nutre fundamentalmente de la participación y producción cultural del pueblo. Es en ese sentido que podemos plantear que la Casa de Cultura es un instrumento esencial para lograr la democratización de la cultura. La Casa de la Cultura además de reflejar el carácter vivo de la cul-tura popular, es en sí misma un instrumento dinámico que coad-yuva en los procesos de cambio, capaz de expresar constantemente la unión armónica entre pasado, presente y futuro de nuestra cul-tura y su historia. La Casa de Cultura, al ser un espacio abierto participativo y dinámico, necesariamente debe ser un medio que coadyuve en los procesos de unidad e intercambio de y entre los diferentes sectores de nacionalidad o regionales que nutran y construyan nuestra cul-tura. Relativo a la administración y el financiamiento sugi-rieron que se impulse una administración participativa, des-concentrada y descentralizada a nivel de las comunidades y regiones, en los procesos de investigación, planificación, de los planes, programas, proyectos, servicios y actividades cul-turales sugiriendo utilizar la metodología de la investigación cultural participativa, la que en sus partes más fundamen-tales, se expresa en los siguientes pasos: - Hipótesis inicial de animadores externos. Elaboración de un diagnóstico situacional a través de la observación y en-trevistas al azar con personas de la comunidad con el fin de obtener una primera visión por parte de los animadores ex-ternos de la comunidad. - Detección de problemas y necesidades culturales y edu-cativas básicas. Recolección de información a través de un cuestionario diseñado por los animadores externos con participación de algunos miembros de la comunidad con el ob-jeto de detectar los problemas de la comunidad referidos a problemas culturales, educativos, de salud, trabajo y otros. - Devolución de la problemática a la comunidad. Diá-logo y reflexión con la comunidad respecto a los diferentes problemas detectados a través de los procesos anteriores, con el objetivo de que la misma comunidad dé las priori-dades respecto a los problemas más reales y urgentes a re-solver tomando en cuenta los recursos externos e internos con que se puede contar para la posible solución de los problemas. - Conformación de Áreas temáticas. A partir de los problemas priorizados se definen áreas temáticas o de tra-bajo a través de las cuales se impulsarán las acciones con-ducentes a la posible solución de los problemas. Estas áreas pueden ser de cultura, salud, trabajo, familia, alfabetización, desarrollo agrícola, asuntos artísticos y recreativos, etcétera. - Adopción de una estrategia comunal. Consiste en la organización que la misma comunidad plantea para movi-lizar sus acciones de trabajo, ya sea a través de comisiones, grupos de trabajo, comités u otras modalidades. - Capacitación y elaboración de proyectos comunales. Se trata con esto de promover la formación cualificada de las distintas comisiones, comités u otros, para el diseño de proyectos comunales que buscarán la concretización práctica de las acciones a realizar por la comunidad en la solución de la problemática comunal. - Validación Comunal. Paso que consiste en dar a co-nocer a la comunidad en general los proyectos diseñados, de tal manera que la misma los analice y reflexione para po-tenciar su participación en la realización de los mismos. - Ejecución, seguimiento y evaluaciones. Consiste en la realización de los proyectos con la mayor participación posible de la comunidad; el seguimiento y evaluación de estos proyectos se debe impulsar también con la partici-pación de la comunidad y los agentes externos involucrados en todo el proceso. Ill. PROYECTO CENTROAMERICANO DE CASAS DE CULTURA Y BIBLIOTECAS PÚBLICAS 1. Experiencia de trabajo Podemos afirmar que a partir de la participación de representantes centroamericanos en las dos Reuniones In-teramericanas de Casas de Cultura Popular celebradas en Bolivia, se afirma aun más la visión de las autoridades nacionales centroamericanas por rescatar, fomentar, divul-gar, apoyar y preservar el patrimonio de los pueblos y su creatividad cultural, encontrando para ello una vía idónea con mucha participación comunitaria, la cual vino a ser el centro comunitario de cultura popular que según el criterio de cada país se dieron en llamar casas de la cultura, centros de desarrollo cultural o centros de cultura popular. Esta concepción se vio reflejada en la solicitud hecha en 1982 por parte de los gobiernos de la Subregión Cen-troamericana a la OEA para que se les apoyara en la creación y desarrollo de casas de la cultura. El proyecto en mención se llamó Proyecto Centroamericano de Casas de Cultura y Bibliotecas Públicas, y en el mismo han venido participando los gobiernos de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicara-gua, Costa Rica y Panamá. En la solicitud de los gobiernos nacionales se pudo apreciar el enfoque endógeno y local que de la cultura se ha venido impulsando en el marco de un concepto amplio e in-terrelacionado del desarrollo cultural, educativo, económico y social de los pueblos, relevándose el deseo de la participación de las comunidades en su autogestión cultural, apoyado todo en un enfoque iterativo de planificación de las acciones culturales, según la cual los planes de desarrollo cultural local encuentran puntos de convergencia con los planes de desarrollo cultural nacional. La respuesta ha sido, a partir de la creación del proyecto, el desarrollo de acciones tales como: 1.1. Diseño de proyectos En este rubro se ha facilitado asesoría para la for-mulación de proyectos nacionales de casas de cultura. Algunos de éstos, como bibliotecas públicas, medios de comunicación (radio, televisión, periódicos, etc.), así como proyectos de alfabetización, guardan íntima relación con el proyecto educativo. Otros sostienen relación con el desa-rrollo económico y apoyan la apertura de cursos de educa-ción vocacional, habilitación de mano de obra, educación cooperativa, etc., y algunos más, como campañas de salud, huertos comunales, pequeñas obras de infraestructura, etc., se relacionan con el desarrollo comunal en general. 1.2. Diseños metodológicos La cooperación en este apartado ha consistido en tra-bajar con los especialistas nacionales en la experimentación, identificación y desarrollo de lineamientos metodológicos para la administración de centros culturales. En este sentido, ha sido muy rica la experiencia por cuanto el resultado de la misma ha consistido en confron-tarla con la práctica, obteniendo un proceso que hemos dado en llamar «investigación cultural con participación de la comunidad», por medio de la cual hemos descubierto la fraternidad del trabajo conjunto entre los promotores cultu-rales y las mismas comunidades a quienes servimos. Cabe destacar aquí las palabras de los participantes en el Curso Nacional Teórico-práctico para Promotores y Ad-ministradores de Casas de Cultura realizado en Comayagua, Honduras, en junio de 1982 cuando al respecto dicen: «Precisamente, la iniciativa de desarrollar el Curso dentro del marco de esta ciudad -patrimonio histórico nacional de Hon-duras- ha tenido el mérito que promotores culturales han lle-gado a Comayagua a conocer en el propio sitio la realidad de esta importante área geográfica de sus pobladores». Esta realidad fue conocida gracias al enfoque metodológico del Curso que consideró prioritario ir con las comunidades co-mo medio de conocimiento de los problemas y necesidades reales de la población con vistas a identificar una política cultural que responda a estas necesidades-problemas. 1.3. Capacitación En la mayoría de los países de la Subregión se han adelantado cursos y experiencias de capacitación para los funcionarios y pobladores que llevan la administración de las casas de cultura. Entre ello, y dependiendo de la población a atender, se han desarrollado cursos en Panamá con el Minis-terio de Trabajo y Previsión Social a través de los cuales se creó y está funcionando un Centro de Desarrollo Cultural en el barrio marginal de Kurundú, en la ciudad capital, el cual desarrolla actividades en atención a la niñez y la juventud prioritariamente, pero también trabaja con los adultos a través de cursos de alfabetización, clubes de madres, etcétera. El Centro funciona como dependencia de la Dirección del Niño y la Familia y recientemente (diciembre 1986) sirvió como «canal de entrada» para realizar un seminario sobre desarrollo cultural en el que participaron funcionarios de los Ministerios de Educación, Trabajo, Salud, el Instituto Nacional de Cultura y otros que conjuntamente con las di-rectivas comunales de Kurundú arribaron al diseño de proyectos locales que tienen que ver con el apoyo bibliotecario a los estudiantes, la creación de talleres de aprendizaje, la realización de campañas contra la basura, el montaje de talleres artísticos como teatro, música, danza y otros que apoyen en función social a la problemática de los kurun-daños. El Ministerio de Educación de Panamá ha solicitado asistencia técnica para que a partir de estas experiencias se facilite cooperación para el diseño y desarrollo de un «Sis-tema Nacional de Educación Extraescolar» que tome en cuenta la Red de Bibliotecas Públicas de dicho Ministerio para convertirlas en Centros de Desarrollo Cultural, con el objetivo de apoyar los sistemas educativos formal y no for-mal del país. En El Salvador se han tenido también ricas experien-cias como, por ejemplo, cuando un grupo de funcionarios del Viceministerio de Cultura formado por antropólogos, econo-mistas, artistas, psicólogos y otros, desarrollaron una investigación cultural con participación de comunidades de des-plazados por la guerra, siendo el objetivo del trabajo com-prender y conocer en la medida de lo posible la pro-blemática de dicha población como es su desarraigo cultural al abandonar sus tierras de origen, su condición psico--sociológica por los efectos del conflicto bélico, sus necesi-dades y expectativas ante el futuro, de tal manera que con ellos y en conjunto con los organismos de desarrollo del gobierno y los privados se pudieran realizar proyectos de emergencia y de desarrollo que busquen responder a sus propios problemas. Al final de esta experiencia surgieron varias pistas teóricas que vinieron a enriquecer el apoyo de las acciones culturales que el Viceministerio está realizando tanto con la población de desplazados del país como con otros grupos poblacionales en el área rural y urbano-marginal. Actualmente existen en El Salvador ciento sesenta casas de cultura que cubren la mayoría de las Cabeceras Departamentales y de los Municipios del país; funcionan también algunas en el área rural, específicamente en hacien-das contempladas en la Reforma Agraria. En Honduras se cuenta actualmente con una Red Nacional de Casas de Cultura compuesta por 15 centros. Sus acciones se desarrollan a través de las Sociedades Culturales, especie de directiva o comité cultural de la comunidad, com-puesto por representantes de los diferentes sectores (artistas, profesionales, comerciantes, clubes de servicio, autoridades, profesores, etc.) que velan tanto por la definición de proyec-tos de desarrollo cultural como por el apoyo a otros sectores para el desarrollo de la comunidad. Ellos se convierten en promotores culturales de las acciones que el Ministerio de Cultura y Turismo facilita desde la capital (exposiciones de pintores, grupos de danza, conferencistas, etc.) así como de los propios proyectos cultu-rales locales. En el plano de la capacitación se puede decir que ésta ha sido muy intensa, habiéndose realizado seminarios de coordinación entre bibliotecarios, comunicólogos, promo-tores culturales, pedagogos y otros especialistas tanto del sector oficial como de instituciones no oficiales. El resultado a la fecha es que las comunidades que han participado en dichos eventos mantienen sus propias casas de cultura con el apoyo de las instituciones que hemos venido mencionando. Cabe destacar las acciones que en materia de comunicación para el desarrollo rural se han realizado cons-tantemente con el Instituto Nacional Agrario. Guatemala, ha tenido mucha tradición en esto y tiene una Red Nacional de Casas de Cultura, que se inició con la creación de la Casa de la Cultura de Quetzaltenango, la cual ha sido por muchos años fiel mantenedora de los juegos florales centroamericanos. Pareciera ser que como reflejo de este centro cultural se han venido creando otros en el resto del país. En la actualidad, el Ministerio de Cultura y Deportes está apoyando esta red así como creando otros centros de desarrollo cultural y deportivo cuyos enfoques y objetivos van más allá de los servicios a las bellas artes y bibliotecas. Recientemente (diciembre de 1986) se realizó un con-greso sobre administración cultural en el cual tuvo el autor la oportunidad de participar como docente. En el mismo, es-tuvieron trabajando representantes de las Casas de la Cul-tura del interior del país y funcionarios del Ministerio en la búsqueda de objetivos y servicios culturales que respondan al desarrollo integral de las comunidades. Costa Rica y Nicara-gua cuentan respectivamente con Casas de Cultura y Centros Populares de Cultura cuyos enfoques, objetivos y servicios se orientan hacia las comunidades del interior de sus respecti-vos países. Personal de estas instituciones ha participado en seminarios, conferencias, cursos y otro tipo de actividades patrocinadas por la OEA, tales como los cursos de admi-nistración cultural realizados en Brasil y la Reunión Cen-troamericana sobre Casas de Cultura, celebrada en Tegu-cigalpa, Honduras, en agosto de 1986. Del objetivo fundamental de la capacitación que se ha venido facilitando y en consecuencia con los objetivos del Proyecto Interamericano y Centroamericano de Casas de Cultura, entresacamos las palabras de conclusión de los participantes de un curso, que dicen: al finalizar el curso, queda perfectamente definido que la plani-ficación, coordinación, organización y ejecución de actividades cul-turales de una institución, sociedad cultural o casa de la cultura debe responder a las necesidades de desarrollo de la población. De ningún modo podrá ser una planificación de gabinete, desvinculada y desconocedora de los apremios culturales, la forma de vida, limi-taciones y urgencias de desarrollo del país. Las planificaciones cul-turales de gabinete, hechas en el frío reducto de un escritorio por quienes esporádicamente han tocado fondo en la realidad nacional, pero que no se han acercado a las comunidades y organizaciones campesinas, obreras, estudiantiles y otras, no es sino una plani-ficación «desde arriba», de espaldas a la realidad de las masas, a sus formas de vida, usos y costumbres y que sólo dará como resultado la sensación de «inversiones en el vacío». 1.4. Coordinación Dado el enfoque de desarrollo cultural que impulsan las Casas de Cultura, vale decir, un desarrollo integral a par-tir de las necesidades culturales, educativas y sociales de las comunidades, se han desarrollado diferentes acciones entre jornadas, seminarios, charlas, reuniones, etc., con el objetivo de buscar la coordinación de acciones entre instituciones de desarrollo oficiales y no oficiales que a nivel nacional fun-cionan en cada uno de los países. De las primeras instituciones han participado Minis-terios de Salud, Trabajo, Educación, Agricultura, Deportes, Interior, Planificación, Universidad y otros; de las insti-tuciones no oficiales se han hecho presentes: Plan de Padri-nos, Fe y Alegría, Desarrollo Juvenil Comunitario, Patronato Nacional de Juventudes, Aldeas Infantiles sos, así como Fundaciones y Asociaciones Juveniles como Boy Scouts, Muchachas-Guías y otras. En dichas actividades se ha visto la necesidad y facili-dad de coordinar acciones sobre todo al interior de las provincias o departamentos de cada país utilizando como canal de comunicaciones a las casas de cultura como medios idóneos de apoyo a las poblaciones de más bajos recursos y que requieren de los servicios que tanto el gobierno como otras instituciones ofrecen, pero que en la mayoría de los casos, por no tener un medio de «acceso» a las comunidades no ofrecen adecuadamente sus servicios a las mismas. Producto de las coordinaciones han sido la ejecución de proyectos de alfabetización, créditos a grupos de pre-cooperativos, apoyo artístico para creadores locales, cursos sobre desarrollo agrícola, elaboración y puesta en servicio de documentos, folletos y audiovisuales para neolectores, etcétera. 1.5. Sistemas de información A partir de las acciones precedentes que en cada país se han venido realizando (diseño de proyectos, diseños metodológicos, capacitación de funcionarios y pobladores, sistemas de coordinación) se vio la necesidad, paralela algunas veces, lineal otras, de realizar estudios para el im-pulso de sistemas de información vinculados con bibliotecas, centros de documentación, información y comu-nicación al servicio de las poblaciones más carentes tanto urbanas como rurales. En el marco anterior se han formado en Honduras, Guatemala y Panamá los directorios nacionales de insti-tuciones que desarrollan y/o difunden acciones culturales educativas y sociales con el objeto de poner a disposición nacional dicha información, para mejorar la comunicación y la coordinación, advirtiéndose como producto de ello una mejoría en la consolidación de acciones entre las mismas ins-tituciones involucradas. Estas acciones responden también a la solicitud del Segundo Taller de Integración de la Cultura Popular en la Educación, celebrado en el mes de febrero de 1984 en Cuenca, Ecuador, en el cual, respecto a la comunicación y difusión de la Cultura Popular, se solicitó como meta el crear redes de sistemas de información sobre el desarrollo cul-tural, tanto a nivel de cada país como de América Latina entre los centros y/o instituciones que llevan a cabo proyec-tos educativos relacionados con cultura popular, bibliotecas, centros de documentación, sociología, educación de adultos, tecnología apropiada, etcétera. De los participantes en el Seminario-taller para Vincu-lar los Servicios Culturales de Información con la Población realizado en 1982 en Honduras, tomamos sus expresiones que a manera de resumen se virtieron al final del mismo: Advirtiendo el gran universo de información para el desarrollo cul-tural existente en el país pero también admitiendo alguna fragmentación y dispersión de la misma, así como alguna y bastante dificultad para vincular esta información con las poblaciones, pare-ciera justificarse la creación del «Sistema de Información para el Desarrollo Cultural», el que descansaría fundamentalmente en la coordinación entre instituciones afines al desarrollo cultural, las cuales buscarían diferentes mecanismos, entre ellos las Casas de la Cultura para vincularse con las poblaciones para las cuales han sido creados sus servicios. En este orden de ideas, el sistema tendría una coordinación in-trainstitucional (dependencias de la Secretaría de Cultura y Tu-rismo e interinstitucionales, instituciones de desarrollo social, oficiales y no oficiales afines a la información cultural) así como coordinación con el sistema de información nacional para el desarrollo. El horizonte a alcanzar sería que este sistema se vinculase a los sistemas de información cultural existentes a nivel regional y de ser posible a otras latitudes. También, a partir del objetivo de ampliar la cobertura de participantes en los programas de Casas de Cultura a más grupos poblacionales y tomando en cuenta la existencia de programas de comunicación colectiva que en la Región utili-zan la radio, la televisión, periódicos, sonovisos, etc., se han realizado cursos y seminarios con dichas instituciones con el objetivo específico de apoyar y cualificar al personal y las acciones que desarrolla así como buscar la vinculación con los programas culturales a nivel local. De estos cursos pode-mos mencionar los realizados en Costa Rica con apoyo del Centro para el Desarrollo de América Latina (CEDAL); en Honduras con apoyo del Instituto Nacional Agrario, que uti-liza la radio y otros medios para capacitar al campesino hondureño, y en Guatemala en el seno de la Junta Nacional de Educación Extraescolar. Cabe destacar que en El Salva-dor funciona desde hace muchos años el «Proyecto de comunicación colectiva de las Casas de la Cultura» cuya proyección se hace sentir sobre todo en el interior del país a través de emisoras locales. A la Reunión Centroamericana sobre Casas de Cultura asistieron representantes de la mayoría de las instituciones con las cuales se viene trabajando desde la creación del Proyecto Interamericano y Centroamericano de Casas de Cultura. El objetivo de la reunión fue intercambiar expe-riencias sobre administración de Centros Comunitarios de Desarrollo Cultural a fin de coadyuvar a las acciones reali-zadas en la subregión centroamericana. Esta reunión se lle-vó a cabo en el año de 1986; de ella apuntamos más adelante algunos resultados. IV. REFLEXIONES ACERCA DE LAS EXPERIENCIAS REALIZADAS Particularmente, creemos que el producto general que hemos obtenido a lo largo del desarrollo de las acciones mencionadas podemos remitirlo a reflexiones que han ema-nado de los mismos participantes a nivel de pobladores y di-rigentes de programas, cuyas aseveraciones nos llevan a las siguientes reflexiones: 1. Se ha logrado generar un proceso de promoción cul-tural a partir de la base de lo comunitario, inserto ello en un contexto y una visión más amplia del desarrollo cultural, esto es, lo cultural interrelacionado con el desarrollo educativo y social de un pueblo, una región y con un horizonte nacional. 2. En el marco de una integración de la cultura popular con el desarrollo educativo formal y no formal se ha experi-mentado y desarrollado una metodología de investigación cultural con las comunidades que en su proceso buscan dar respuestas a las necesidades básicas, sean éstas de recrea-ción, salud, nutrición, trabajo, vivienda y otras necesidades vitales, que enfocándolas como mediaciones, ideas-ejes de acción cultural, se nutren del pensamiento educativo, y con las cuales mediante el uso del teatro popular, la canción, el títere, el dibujo y otras expresiones artísticas impulsan objetivos de solidaridad, convivencia, fraternidad y participación democrática de los pueblos en sus propios procesos de desa-rrollo. A nivel más específico, la mayoría de los proyectos culturales que las comunidades formulan constituyen, las más de las veces, acciones educativas cuyo currículum parte de la necesidad de aprendizaje y resolución de problemas vitales para las mismas comunidades; asimismo, los sistemas de bibliotecas públicas o comunales vienen a ser un decidido apoyo a la educación formal, como es el caso de extensionis-tas en salud, agricultura, trabajo y otros. 3. Se ha reencontrado el uso de los medios sencillos de comunicación popular (teatro, títeres, dibujo, canción, etc.) como portadores de mensajes a nivel recreativo, pero funda-mentalmente educativo cuando se ponen en función de transmitir la toma de conciencia sobre problemáticas comunales y las posibles respuestas a las mismas. Lo mismo se ha intentado hacer con los medios de comunicación colec-tiva al utilizarlos en apoyo de programaciones culturales y educativas para los grupos poblacionales más carentes. 4. Se han encontrado postas experimentales para ir buscando una verdadera descentralización y desconcentra-ción tanto de las acciones como de los servicios culturales, de tal forma que las comunidades encuentren más cerca a ellas mecanismos de participación y acceso en la definición y de-sarrollo de sus propios proyectos culturales. 5. Se ha optado por privilegiar el accionar cultural ha-cia y con los grupos más carentes de los servicios, esto es, el área rural y/o urbano-marginal; sin embargo, las amplias redes que se han formado también toman en cuenta otros grupos poblacionales. Lo que anteriormente hemos descrito lo podemos constatar cuando los participantes en la Primera Reunión Centroamericana de Casas de Cultura (Honduras, 1986) nos dicen acerca de la administración cultural que debe, entre otros objetivos, «promover el desarrollo integral de las comunidades en el proceso cultural, social y educativo», así como «lograr la integración de las comunidades y regiones en pro de su desarrollo cultural»; asimismo, refiriéndose a modelos metodológicos plantean que la investigación cul-tural participativa «configura una verdadera herramienta que permita garantizar la participación activa y democrática de la población en el planeamiento y ejecución de sus pro-gramas y proyectos de desarrollo». Como testimonio general, los participantes en dicho evento delinearon un perfil de proyecto para el desarrollo de los centros comunitarios de cultura en el área centroameri-cana, cuyos objetivos generales apuntan a «fortalecer las ini-ciativas nacionales orientadas a satisfacer las necesidades de desarrollo cultural comunitario» y a «fomentar la coope-ración entre los países de Centroamérica y Panamá en los diferentes campos del desarrollo cultural, en la búsqueda del conocimiento, aprecio y respeto recíproco, propiciando una justa valoración de las expresiones culturales que les ca-racterizan». Como antecedente a esta reunión se realizó en Guate-mala, bajo el patrocinio de la UNESCO y la Comisión Educa-tiva y Cultural Centroamericana (CECC), en diciembre de 1985, una Consulta de Expertos de la Subregión Centro-americana para elaborar un perfil de proyecto piloto dentro de los objetivos del decenio mundial para el desarrollo cultural, en la que la Secretaría General de la CECC propuso, en documento de consulta referido a la promoción de la cultura a nivel de base, que: Dentro de esta estrategia tienen lugar preponderante los pro-gramas de Casas de la Cultura, los cuales deben mirarse como ejes para la promoción del desarrollo cultural a nivel de base, como una iniciativa que propone un nuevo modelo de gestión, administración y dirección de la cultura que viene a favorecer el pluralismo en el desarrollo cultural, y que crea condiciones plenas para la libertad creativa de los grupos y asociaciones regionales en una dinámica de participación comunitaria y desarrollo regional. De esta manera, se liberarían de una errónea concepción de la cultura que ha sido tradicionalmente percibida en términos elitistas. V. PERSPECTIVA Quisiéramos aquí llamar la atención y recordar la breve visión que de la Subregión centroamericana nos pre-sentó el «Informe de UNESCO-UNICEF» para, cuando, después de una década, la Secretaría General de la OEA, en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud y el Banco Interamericano de Desarrollo, im-pulsa una reunión técnica entre representantes del istmo centroamericano y de agencias de apoyo exter-no, con el objetivo de obtener y canalizar recursos externos adicionales para el financiamiento de la inver-sión para el desarrollo de los países de la Subregión. En el documento base de dicha reunión preparatoria se lee que: La evolución de los países del istmo centroamericano en las décadas de los 60 y los 70 conformó una estructura económica y social heterogénea, que se manifiesta en grandes diferencias en la productividad y los ingresos entre distintos estratos y ramas de la actividad económica. Asimismo, se desarrollaron asimetrías y disparidades sociales, condicionales y calidades de vida muy diferenciadas e inequitativamente distribuidas. A pesar del dinamismo económico de ese periodo y de los avances logrados en el acceso a servicios sociales, al principio de la década que transcurre, una proporción significativa de la población pre-sentaba serias carencias sociales, estimándose que cerca del 63% se encontraba por debajo de la línea de pobreza. A partir de 1981, las economías de la Subregión registraron ple-namente y en forma generalizada los efectos de la crisis económica internacional, que impactaron negativamente sobre los niveles de vida. Los conflictos sociopolíticos agudizaron esta situación. Como resultado de esta superposición de efectos, en 1985 el PIB per cá-pita fue menor en todos los países que el ya alcanzado en la década de los 70, reduciéndose los niveles de consumo y ampliándose en forma notable el desempleo abierto y el subempleo. En resumen, los problemas sociales se han acentuado y agudizado seriamente. Para contrarrestar tal situación se propone el «Pro-grama de inversiones sociales para el desarrollo» (PISDIC) y en el mismo se sugiere que tal programa se oriente priori-tariamente a la población por debajo de la línea de pobreza con énfasis en la fuerza de trabajo rural y urbano y la población joven y los niños. En el documento se trazan líneas de acción en los cam-pos de la educación, vivienda, salud, nutrición, agua potable y saneamiento ambiental. Creemos que un aporte valioso, dada la experiencia tomada por las Casas de la Cultura, en cuanto a su enfo-que, metodología, maneras de operar, mecanismos de par-ticipación popular, etc., puede ser el apoyar o convertirse en programas nacionales de educación extraescolar que res-pondan a necesidades culturales y educativas básicas de las comunidades urbano marginales a través de las bibliotecas comunales así como a la formación profesional. Con ello, sugerimos que el Proyecto Centroamericano de casas de Cultura y Bibliotecas Públicas sea tomado en cuenta en el PISDIC como una alternativa complementaria para los esfuerzos del mismo; además, nos adherimos a las ideas expuestas en el documento «Planteamientos básicos para un Plan de Acción» (El Desarrollo Integral como Alter-nativa) producto del Grupo Temporal de Estudios de la Secretaría Ejecutiva de la OEA, pero más específicamente en las líneas de acción cultural cuyo planteamiento general nos sugiere que: Un programa de cooperación interamericana en el campo cultural debería estar guiado por dos principios o criterios fundamentales, que no son necesariamente excluyentes. El primer criterio, de «promoción del desarrollo», significaría que las actividades del plan de acción, en lo cultural, estarían enfocadas directamente al refuerzo de la capacidad institucional de los países para impulsar su desarrollo cultural. Bajo este criterio, las ac-tividades culturales también deberían hacer un claro y significativo aporte a un mejor entendimiento de la importancia de incorporar los factores culturales en las estrategias o proyectos nacionales de desarrollo. O sea, el valor de las actividades estaría dado por su relación y su significado para proyectos específicos de desarrollo. El segundo criterio, de «cooperación cultural», privilegiaría aque-llas actividades que contribuyan al mayor conocimiento mutuo, al mejor entendimiento de las diferentes realidades del Hemisferio, al mayor acercamiento entre los pueblos del Continente americano, y por ende a la mayor cooperación entre ellos. BIBLIOGRAFÍA UNESCO-UNICEF. Necesidades educativas básicas de la población. UNESCOUNICEF, Guatemala 1976. INSITIUTO NACIONAL DE CULTURA DEL PERÚ. Políticas culturales. Instituto Nacional de Cultura del Perú, Lima, 1975. SUBSECRETARÍA DE CULWRA, JUVENIUD Y DEPORTES DE EL SALVADOR. Hacia una nueva política cultural. El Salvador, 1980. CONSIDERACIONES SOBRE LOS SISTEMAS Y SERVICIOS DE INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN CULTURAL Susan S. Benson Especialista Principal de Información y Comunicación, Departamento de Asuntos Culturales, OEA l. INTRODUCCIÓN Las actividades de cooperación dirigidas a los Estados miembros de la OEA en el campo del desarrollo de sistemas y servicios de información y comunicación se inician en 1959, cuando se estableció el Programa de Desarrollo de Bibliote-cas, adscrito a la Biblioteca Colón de la Unión Panameri-cana, entonces una dependencia del Departamento de Asun-tos Culturales. Al establecerse el Programa Regional de Desarrollo Cultural en 1969, se amplía el área, incorporando los servicios a las bibliotecas escolares y a los archivos. Este sector, por sí mismo, ha logrado una gran evolución, funda-mentalmente en el campo de la capacitación técnica que al inicio se ofreció al personal de los archivos de carácter histórico y, posteriormente, extendida a archivos administra-tivos del sector oficial. Son las distintas y variadas experiencias del Programa Regional a través de la cooperación técnica ofrecida desde su establecimiento, lo que hace relevante y necesaria la in-corporación de formas propias de las comunidades y grupos en cuanto a información y comunicación, tanto en los proyec-tos que les competen como por su importancia para el desa-rrollo endógeno. Esta situación, al mismo tiempo, se encuen-tra frente al avance tecnológico que han experimentado los medios de información y comunicación, circunstancia que a su vez incide en la gama de servicios ofrecidos a los países, así como en el tipo de cooperación regional caracterizada inicialmente por la asistencia de carácter vertical. Otro ámbito de trabajo cubierto por el Programa Re-gional es el de la conservación y restauración de material documental, tanto en papel y fotografía, como en diferentes formas de bienes culturales en donde intervienen la imagen y el sonido. Las presentes consideraciones, antes que suministrar estadísticas sobre el número de personas capacitadas, las ins-tituciones atendidas, las reuniones técnicas efectuadas o publicaciones técnicas realizadas, servicios que se concentran dentro del Proyecto Multinacional de Sistemas y Servicios de Información y Comunicación Cultural, pretenden suminis-trar una visión general sobre cómo el Programa Regional ha logrado contribuir al desarrollo del sector tomando como base las características propias de cada país o población atendida, sus procesos históricos y formas autóctonas de co-municación, en distintos niveles oficiales y privados. Es en este momento, en que el aporte de la cultura popular debe señalarse como fuente de formas de comunicación propias, válidas, dinámicas, capaces de contribuir a los actuales pro-cesos de desarrollo para los grupos y para la comunidad na-cional. Asimismo, la revaloración de esas formas propias ha contribuido a su consideración como parte significativa del hacer de los pueblos que las crean y las dinamizan. En con-secuencia, tales formas también han contribuido a la con-formación de los nuevos conceptos del patrimonio cultural. II. OBJETIVOS El objetivo principal del Programa de Información del Programa Regional es fortalecer las infraestructuras nacionales de información requeridas por todos los sectores y estratos sociales de la población. El Programa ha concentrado sus esfuerzos en la colección, el con-trol, la conservación y la diseminación de la información producida nacionalmente, ya sea de fuente académica o popular. III. PREMISA A mayor control por parte de un país sobre la in-formación producida mayor control tendrá sobre su destino. Los países desarrollados cuentan con sólidas infraestructuras y redes de información que los países en proceso de desa-rrollo no las tienen. Si un país no organiza, conserva y difunde las propias expresiones intelectuales y populares a través de los medios impresos y electrónicos, no podrá llegar a conocerse a sí mismo; siempre tendrá que verse a través de ojos ajenos. Se mantendrá dependiente del extranjero, ya de su información, ya de la interpretación de la misma. Esto le-siona la economía y la identidad nacional contribuyendo a que la competencia en el mercado sea más y más difícil, y asegura que el producto importado sea más barato y mejor, por disponer de la única fuente sobre esa específica clase de información. 1. Problemas El Programa Regional enfrenta los siguientes proble-mas: los Estados miembros proveen la materia prima de información sobre su historia y su cultura, la que adquieren nuevamente en libros, periódicos y programas radiofónicos y televisión, discos y datos básicos de su respectivo país. Ex-portan muchos de sus grandes talentos para investigar y pro-ducir fuera del país. Tales factores contribuyen a un proceso que continúa enriqueciendo a los ricos en información y que empobrecen aun más a los países con menos recursos. Esto se debe en parte a la percepción que prevaleció hasta hace poco (y prevalece en algunos lugares) de que «si es nuestro no puede tener mucho valor», consideración que ha dejado una herencia minusválida. 2. Propuestas para solucionar los problemas Desde hace unos diez años el Programa Regional ha aplicado con gran éxito las siguientes líneas de acción, las que a su vez continúan operando: - Organizar los mecanismos existentes. - Crear nuevos mecanismos si no existen. - Desarrollar la cooperación entre instituciones. - Mejorar las facilidades de capacitación y las oportunidades. - Desarrollar publicaciones técnicas y promover una estandarización de los procesos. - Mejorar la distribución e intercambio de la información, ya sea escrita o electrónica. En todas estas actividades se hace énfasis en el intercambio de experiencias entre instituciones y en que la Región tome medidas propias para resolver sus problemas en lugar de recurrir a consultores europeos o norteameri-canos. La gran variedad de actividades se ilustra en los ejem-plos siguientes realizados en los últimos tres años (1986-88): 2.1. Reorganizar mecanismos existentes En Jamaica, computarización de los archivos legales. En Venezuela, desarrollo de un sistema de distribución mundial de discos y libros del Centro Interamericano para el Folklore y Etnomusicología. En Brasil, reorganización de las facilidades para la restauración del papel en la Biblioteca Nacional. En Ecuador, formas de apoyo ministerial para 200 bibliotecas populares establecidas por comunidades indígenas. 2.2. Creación de nuevos mecanismos si no existen Diseño de disposiciones legales para el establecimien-to de archivos en San Vicente y las Granadinas; y en Santa Lucía, asesorar la remodelación de locales para archivos, capacitar nuevo personal y desarrollar manuales técnicos para la operación de los mismos, desarrollo de un programa de registros administrativos de los ministerios, coordinados por el Archivo Central. Promover además el uso y publi-cación de revistas infantiles entre editores comerciales y periódicos. 2.3. Desarrollo de cooperación entre instituciones - Creación de una red de literatura infantil (CEDOCLI) para intercambiar información acerca del desarrollo en el campo y promover una amplia distribución de libros lati-noamericanos para niños en los países miembros y otros. La red está constituida por 18 centros de documentación creada por el Programa, así como también por centros de España y Francia. - Desarrollo de un sistema de intercambio de material impreso y programas de radio para nuevos lectores en Centroamérica con instituciones culturales y agencias de servicios que ofrecen bienestar y otras informaciones sobre sobrevivencia para poblaciones de bajo ingreso. Esto se lleva a cabo con la colaboración de Radio Netherland y CIESPAL (Ecuador). - Desarrollo de un consorcio latinoamericano de cen-tros de conservación de documentos y fotografías, de los cuales los ocho mejores trabajarán en conjunto para inter-cambiar publicaciones técnicas que cada uno ha producido dentro de sus propios intereses en el pasado, y con el fin de proveer a los países miembros con facilidades de locales para capacitación y expertos para dar asesoramiento. Las bases de datos creados en los campos de antropología, etnomusico-logía, ciencias sociales, etc., son el resultado de la colaboración de muchas instituciones. 2.4. Mejoramiento en la capacitación El Centro de Investigaciones Bibliográficas de Méxi-co dio capacitación a 38 profesores de escuelas de biblio-tecología en técnicas de investigación e introdujo esta materia en el currículum de las escuelas mencionadas. Un grupo de bibliotecarios del Caribe desarrolló un currículum de autoeducación como respuesta a una necesidad que ya había identificado. Se da entrenamiento básico en orga-nización de archivos a través del Centro Interamericano de Desarrollo de Archivos (CIDA), con sede en Argentina, y de cursos de capacitación extracontinental en España, comple-mentándose con programas nacionales. Se ofrecen cursos en la colección de información a través de técnicos en historia oral. En Centroamérica se han desarrollado varios cursos en comunicación y escritura para nuevos lectores, con el objeto de servir a organizaciones y ministerios que producen mate-riales tanto impresos como radiales para zonas pobres, ru-rales y urbanas. En varios países se han dictado los primeros cursos en ilustración y diseño de libros infantiles. 2.5. Desarrollo de material técnico y estandarización de procesamiento de información El Programa Regional ha apoyado publicaciones como: Reglas angloamericanas; Lista de encabezamiento de materia; Tesauro de literatura infantil; Cómo escribir para ne-olectores; Manual on records managment for english speaking caribbean; Código de ética para la conservación del papel; Comunicación para niños; Boletín de Informática, Boletín de archivos, guías a instituciones que brindan servicios de cul-tura, información y educación no formal en El Salvador, Guatemala, Panamá y Honduras y el Anuario de los archivos. IV. SITUACIÓN EN LA DÉCADA DE LOS 80 Todos los campos que cubre el desarrollo cultural están limitados por la falta de control de la información que producen y necesitan. La Región no carece de intelectua-les y científicos que produzcan, absorban y adapten la información; carece sí de administradores de la información para entenderlos. El problema de las bibliotecas desorgani-zadas, documentos perdidos, archivos dispersos, libros que se pudren en las bodegas por falta de distribución, textos académicos que nunca logran ser publicados, etc., son obstáculos enormes para el desarrollo, mucho más que los altos costos del papel, las técnicas anticuadas de publicación, las barreras nacionales que impiden el flujo de la información, la explosión de nuevas tecnologías, el analfabetismo y la ex-plosión demográfica. La Región no está haciendo más por-que carece de una adecuada «masa crítica» de gente capaci-tada que pueda organizar lo que posee y hacer accesible la información en diversas formas y a muchos niveles. Carece también de colaboración entre las instituciones. Un estudio realizado por la OEA en 1981 mostró que la infraestructura cultural para servicios de información en forma impresa y electrónica era más débil que las infraestructuras de información para la educación formal, la ciencia y la industria. Las bibliotecas nacionales, los archivos, las bibliotecas públicas, los medios de comunicación masivos para niños (publicaciones, radio, televisión) y los servicios de postalfabetización estaban des-conectados entre sí o eran inexistentes. El control de la información nacional es pobre. Es más fácil lograr información de Europa o los Estados Unidos que entre países vecinos. América Latina fue la fuente de materias primas para la industria extranjera en la era indus-trial. En la era de la información continúa proveyendo la materia prima de su información, situación clara en los cua-dros que comparan la importación y la exportación de bienes y servicios de información. Los países con políticas nacionales de información de naturaleza obligatoria (muchos cuentan con políticas que no aplican) tienden a tener un desarrollo de información ba-lanceado que comprende varios campos. Es el caso de Mé-xico, Venezuela, Brasil, Jamaica y Colombia. En varios de ellos se han dado pasos importantes para desarrollar labora-torios de conservación de papel y materiales fotográficos. En ellos se buscan respuestas para entregar información a las clases populares. Se publican tanto libros infantiles como literatura científica. Cuentan con leyes viables para el dere-cho de autor. Sus producciones de radio y televisión compiten hasta cierto punto con los programas importados. Tienen notables bibliotecas nacionales que sirven tanto al Gobierno como a las academias, que contienen todos los materiales nacio-nales que se producen. Con excepción de Jamaica, tienen o están buscando formas para producir papel a nivel nacional. México y Jamaica tienen dos interesantes formas de aproximación con respecto a políticas. México es el único país que cuenta con una base seria de investigación para su política. El Centro de Investigaciones Bibliográficas, que es una dependencia de la Universidad Nacional Autónoma de México, tiene un cuadro de más de 30 investigadores de tiempo completo que estudian las necesidades de infor-mación para todos niveles de la sociedad y la economía mexi-canas. Provee al Gobierno, empresas y entidades a cargo de la creación de políticas a nivel académico, la información exacta sobre las implicaciones que tendrían al no tener cierta clase de información, cuál el costo-efectividad de ciertas acciones efectuadas, etc. Se ha creado un banco de datos, INFOBILA, con las actividades de información y las necesi-dades de México en este campo. Está también produciendo un gran número de publicaciones básicas en todo lo con-cerniente, desde modelos para bibliotecas públicas hasta vocabularios para computación que son distribuidos a través del país. Jamaica tiene una extraordinaria infraestructura balanceada y con amplia información, que se refleja en el Directorio de las unidades de información en Jamaica: bibliote-cas, archivos y servicios de documentación. Cuenta con un consejo de bibliotecarios, archivistas y editores (NACOLADS), establecido en 1974, con sede en la Oficina del Primer Minis-tro, que se reúne mensualmente para asesorar al Gobierno en políticas de información y legislación así como para asegurar el intercambio de recursos y la coordinación de asistencia foránea. En el consejo hay representantes de las bibliotecas universitarias, unidades de información de la in-dustria y la comunidad científica, los archivos, las bibliotecas públicas y escolares y los editores. En muchos países la diferencia de niveles entre los distintos sectores de la información hace que la colaboración entre ellos sea difícil. Por ejemplo, la mayoría de las biblio-tecas nacionales está muy por debajo de las bibliotecas universitarias en su organización y alcance. Por este desnivel institucional es más fácil lograr la colaboración entre biblio-tecas de diferentes países antes que con las de un mismo país. Sin embargo, la colaboración supera muchos problemas. El esfuerzo interinstitucional de Colombia es un ejem-plo del poder de la colaboración entre entidades de una gran variedad de naturaleza y tamaños. La concentración de servicios y recursos en una o dos ciudades de un país es un problema de larga duración que es ahora tratado por muchos Estados miembros, incluyendo México, Perú y Argentina. Casi la mitad de la población de los países de América Latina y el Caribe es menor de 15 años de edad. Las necesi-dades de información de este amplio sector no son cubiertas por la educación formal ni por los medios de comunicación. Los educadores, por su parte, no pueden cumplir con la va-riedad de reglamentos de sus alumnos en cuanto a libros, radio y televisión, y sin embargo, erróneamente, se asume que son ellos quienes deberían preparar dichos materiales. Los objetivos de los educadores son específicos y se dirigen a un aspecto de la formación. La educación en su más amplio concepto responde a un mayor ámbito de necesidades que deben ser atendidas por otros medios del sector cultural y del sector informativo. Existe una gran diferencia entre materia-les didácticos y materiales culturales. Por otro lado, los sec-tores culturales y comerciales que deberían cumplir las ex-pectativas de los niños en el tiempo fuera de la escuela no lo hacen. Sin embargo, la necesidad es crítica: menos de una cuarta parte de los niños que asisten a la escuela primaria va posteriormente a la escuela secundaria (hay 65 millones de niños en la escuela primaria o básica y 15 millones en escuelas secundarias) y tomando en consideración que muchos de ellos nunca asisten a la escuela o la dejan en el tercer grado, un alto porcentaje de niños bajo los 15 años de edad está fuera del alcance del sistema de educación formal y debe ser atendido a través de otras fuentes. Las necesidades de información y de lectura de los analfabetos, los postalfabetizados y los analfabetos por desuso, tal como los describe Carlos Paldao en su trabajo «Alfabetización con especial cobertura en los sectores ru-rales y urbanos marginales» (OEA, 1988), no son satisfechos por los educadores. Los editores comerciales y las agencias de servicios que trabajan con ellos están más y más involu-crados; igualmente más países están tratando de establecer bibliotecas populares. Honduras, Panamá, El Salvador y recientemente Gua-temala están proporcionando cursos de extensión para pro-motores en campos tales como la salud y la agricultura, en cómo escribir para nuevos lectores en un esfuerzo por mejo-rar la calidad de los materiales impresos y audiovisuales, in-tegrar y reestructurar sus redes de bibliotecas públicas o, en el caso de Honduras, de crear centros culturales comunita-rios. Costa Rica recientemente empezó un trabajo de un sistema nacional de bibliotecas públicas. Ecuador y Perú están experimentando en bibliotecas populares, que son creadas y mantenidas por las mismas comunidades y sirven de lugar de reunión a los trabajadores sociales así como a los pobla-dores, para obtener información de los principales aconte-cimientos de sus comunidades. Colombia, Venezuela y Chile tienen una gran tradición en bibliotecas públicas, pero no muchas de ellas logran integrar a las poblaciones marginales. En cambio, todos los países de habla inglesa tienen una gran tradición en el campo de bibliotecas públicas. México cuenta con el programa más extenso para lle-var servicios de información a todos los sectores de la so-ciedad. En 1983 contaba con 349 bibliotecas públicas. Entre 1984 y principios de 1987 se establecieron 1 359 nuevas bi-bliotecas públicas en 1 000 de las 2 378 municipalidades del país, cuyo costo de personal e infraestructura corre por cuenta de ellas. El Gobierno Federal provee los libros y el adiestramiento. El Archivo Nacional cuenta con una oficina que es visitada a diario por los campesinos, quienes tienen acceso directo a documentos originales de los siglos XVI y XVII para apoyar sus reclamos sobre tierras. La capacitación a nivel avanzado de administradores de información tiene una distribución desigual entre muy pocos países (México, Colombia, Jamaica, Brasil y Vene-zuela). Muy pocos lugares ofrecen capacitación en materia de investigación, indización, sumarios, y otras destrezas ne-cesarias para medir necesidades, desarrollar políticas y procesar información de índole nacional o la creación de bases de datos. Este es uno de los motivos por los que los campos de información están tan pobremente documentados y tan faltos de estadísticas. El Centro de Investigaciones Biblio-gráficas de México ha tratado de corregir esta situación con la ayuda de la OEA. Entre 1984 y 1987 se ha dado capaci-tación a 36 profesores latinoamericanos de bibliotecología en técnicas de investigación y se les ha ayudado además a diseñar cursos en ese campo. El material técnico en español que necesitan los ad-ministradores de información para realizar sus respectivos trabajos no está bien distribuido. Cientos de instituciones se encuentran haciendo traducciones para su propio personal. El resultado de esta duplicación es el alto costo para recursos humanos tan limitados. En el campo de la conservación de papel, instituciones líderes en México, República Domini-cana, Brasil y Venezuela que se encontraban creando sus propios manuales, han establecido un consorcio con la cooperación de la OEA para compartirlos entre ellos y con otros países. En la actualidad la mayoría de las bibliotecas están empleando uno de los dos o tres sistemas internacio-nales reconocidos para procesar información manualmente, pero están usando una amplia variedad de formatos, incom-patibles entre sí, de procesamiento electrónico. La falta de asociaciones profesionales afecta el desa-rrollo en los campos de información. Especialistas en in-formática asisten a conferencias internacionales en los Esta-dos Unidos y Europa, cuando en realidad son las reuniones interamericanas las que proveen los mejores medios para compartir experiencias acerca de cómo han solucionado sus propios problemas. Los países del Caribe cuentan con una fuerte asocia-ción multilingüística (ACURIL), que facilita discusiones anuales relacionadas con problemas técnicos. La Asocia-ción Latinoamericana de Archivos (ALA), recientemente surgida como una asociación muy seria, produce material técnico en castellano y supervisa los niveles de entrena-miento. La falta de intercambio de profesionales, ya sean bibliotecarios, escritores de libros para niños, productores de radio, detiene el adelanto en esta área. El Caribe presenta una variedad de problemas así como de soluciones a los mismos. Incluye a 10 Estados miembros con un total de 3 500 000 de habitantes: Jamaica, por un lado, con 2 000 000 y Saint Kitts y Nevis, por otro, con 45 000; Barbados con 249 000 y Trinidad y Tobago con 1 000 000 son los que proveen una variedad sorprendente de servicios para todos los niveles de la población y mantienen un amplio grado de coordinación interna de dichos servicios. Bahamas, con 223 455 habitantes es el único país que mantiene un archivo muy avanzado, pero casi ningún servicio de bibliotecas públicas. Los países pequeños del Caribe de Habla Inglesa re-presentan otra escala de problemas, porque debido a su es-casa población, los modelos existentes de sistemas de in-formación, como el de Jamaica, son inapropiados. No hay suficiente población que requiera personal especializado, información técnica y mantenimiento de colecciones. En muchos de estos países las únicas instituciones que organizan y tienen acceso a la información son las bibliotecas públicas, dotadas al principio por Andrew Carnegie, que ahora son la sede de las bibliotecas y los archivos nacionales. La mayoría de estos países tienen uno o quizás dos bibliotecarios capacitados (con excepción de Santa Lucía, que tiene cuatro). Cada bibliotecario debe cubrir sólo una gama más amplia de necesidades que en las bibliotecas de los países grandes, por ejemplo, servicio de información al Gobierno, a especialistas, al comercio, a nuevos lectores, a niños y a profesores universitarios. Contrariamente, los países de habla hispánica, que heredaron de España una gran tradición y patrimonio ar-chivísticos, en el Caribe Inglés, a consecuencia de que los británicos dejaron muy poco en este aspecto, están sen-tando las bases iniciales. Recientemente tres de ellos han emitido leyes al respecto; han nombrado el personal y desti-nado edificios para los archivos, (Antigua y Barbuda, 1984; Santa Lucía, 1986, y San Vicente y las Granadinas, 1987). En contraposición a este hecho, está la gran tradición en biblio-tecas públicas en los países de habla inglesa, que ha dado origen a sus bibliotecas nacionales, archivos y servicios de información al Gobierno. Sin embargo, los países del Caribe tienen una fuerte tradición de colaboración mutua. Ejemplos de ello son la Federación de las Indias Occidentales, el Sistema Universi-tario de las Indias Occidentales, la Conferencia Caribeña de Ministros (CARICOM), el Banco Caribeño para el Desarrollo, la Organización de Estados Caribeños del Este y la Aso-ciación de Bibliotecas Caribeñas (ACURIL), que se ha reu-nido cada año a partir de 1969, con la participación de los Estados Caribeños de habla hispana, inglesa, holandesa y francesa. Son similares los problemas de producción y dis-tribución nacional de libros y de materiales técnicos hacia un mercado más amplio en los países de habla inglesa y española. Los trabajos de los académicos encuentran poca salida; los escritores serios deben publicar en un país metrópoli para darse a conocer. Estudios llevados a cabo por la OEA y Radio Netherland sobre medios de comunicación para las juventudes de Latinoamérica y el Caribe demuestran que ambas áreas están dominadas por libros, radio y TV im-portados, y que la competencia con los programas ex-tranjeros es difícil por los costos de producción. El gran problema en la Región latinoamericana y caribeña es la falta de distribución o intercambio de programas entre los pro-ductores. V. POSIBLES LÍNEAS DE ACCIÓN FUTURA Si América Latina y el Caribe han de progresar, sus poblaciones deben también avanzar y debe llevarse a cabo un cambio radical en actitudes en cuanto a su valor como fuen-tes de información. Deben realizarse planes no sólo sobre cómo transmitir información sino también acerca de cómo recibirla entre ellos y respecto a otros sectores. Deben desarrollarse bases de datos de fácil lectura. Cada población en América Latina en un futuro cercano tendrá servicio telefónico confiable así como el potencial para acceso directo a datos y publicaciones (on-line access to data y desktop publishing). Las computadoras pequeñas se abaratan más cada día y la cantidad de información que son capaces de manejar es sorprendente. El Programa Regional trata de capitalizar su capacidad y experiencia en proporcionar materiales y servicios a nuevos lectores para desarrollar bases de datos para los sectores po-bres. Igualmente, debería prestar servicios a organizaciones tales como ministerios de salud y agricultura para organizar sus respectivas informaciones para estos fines. Existe en Latinoamérica un movimiento tendiente a la descentralización, con el fin de extender el desarrollo a las provincias y detener la sobrecarga que está pesando sobre una o dos ciudades. Las nuevas tecnologías de información ofrecen enormes posibilidades de empleo, educación e inter-cambio de información dentro de las áreas provinciales, lo que ayudará al proceso de descentralización. El Programa Regional continúa su trabajo tendiente a establecer bibliotecas populares a nivel comunitario, al for-talecimiento de las bibliotecas nacionales y archivos, a fin de promover medios no didácticos para niños y adultos recién alfabetizados así como a la conservación de papel y de película. Igualmente, se trabaja en el desarrollo de redes interinstitucionales en los diferentes campos culturales y de ciencias sociales. Esto ayudará a estandarizar las técnicas de procesamiento de información y a experimentar en el uso de nuevas tecnologías con el fin de llegar a los sectores popu-lares. Entre las estrategias utilizadas para lograr el objetivo general del Proyecto Multinacional de Sistemas y Servicios de Información y Comunicación Cultural, la OEA da priori-dad a los siguientes: 1. Cooperación horizontal Dar énfasis al trabajo en grupo para lograr mayores oportunidades de colaboración horizontal entre los Estados miembros. Esto permite que las instituciones que han encon-trado soluciones a sus problemas ayuden a otras con situa-ciones similares. 2. Redes de intercambio de información Continuar con el esfuerzo de formar redes para inter-cambio de materiales entre bibliotecas nacionales y archivos, así como en otros campos tales como artesanía, folklore, ciencias sociales, literatura infantil, servicios a poblaciones marginadas, etcétera. 3. Materiales técnicos Identificar y distribuir los materiales existentes y pres-tar ayuda a las instituciones para la preparación de mate-riales técnicos y normas básicas para el proceso de la in-formación. 4. Adiestramiento Continuar con la capacitación y realizar seguimiento sistemático. La mayoría de los adultos no puede abandonar sus trabajos por períodos largos de tiempo. Se deben proveer cursos cortos, impartidos a lo largo de dos años, por ejemplo, para permitir a los participantes ejercitar las destrezas ad-quiridas y volver para completar el currículum correspon-diente. Seguir prestando asesoría a las escuelas de biblio-tecología y archivología para ayudar a modernizar sus curricula y mejorar la calidad de sus investigaciones. 5. Asesoría técnica Este tipo de cooperación se da a grupos de insti-tuciones cuando es posible. Su objetivo principal es conseguir una colaboración entre y al interior de cada institución. Esto deberá funcionar tanto a nivel técnico como a nivel de formulación de políticas para apoyar el trabajo en equipo y romper las barreras de comunicación. TERCER PARTE ANEXOS DESARROLLO DEL PROYECTO MULTINACIONAL DE CULTURA POPULAR Y EDUCACIÓN Antecedentes 1969-79 El Programa Regional de Desarrollo Cultural de la OEA crea infraestructura para cumplimiento de objetivos de valoración y desarrollo de la cultura popular. 1979-88 Realiza acciones experimentales e interdisciplinarias para aportar a las fuentes teóricas de la pedagogía latinoamericana y del Caribe. Origen: I Reunión Técnica sobre Educación y Cultura Popular Tradicional Washington, D.C., enero, 1979. Cuenca, octubre de 1979. Actividad Reunión del Grupo Asesor constituido por los Centros Interamericanos de Artesanías y Artes Populares (Ecuador y Guatemala) y de Etnomusicología y Folklore (Venezuela) y por los Departamentos de Asuntos Culturales y Asuntos Educativos. Resultados Contenido de la I Reunión Técnica I Reunión Técnica sobre Educación y Cultura Popular Tradicional. 57 participantes de los sectores cultural y educativo. Fines: analizar propuestas para programas de integración de la cultura popular en los sistemas educativos, atendiendo características y necesidades de la población americana. Recomendaciones para programas regionales, nacionales y locales. Actividades experimentales Se realizan con el propósito de documentar y difundir las experiencias privadas o de carácter oficial, en las cuales los grupos, comunidades o sectores han contribuido con soluciones a problemas de subsistencia, de desarrollo humano e identidad, fundamentalmente basándose en las posibilidades de la cultura propia. En la realización de estas experiencias se busca, además, la participación institucional, de especialistas de comunidades, que en forma colectiva colaboran en la acción de integración de la cultura popular en los sistemas educativos y por tanto en los procesos de desarrollo. Cuenca, mayo de 1980. Cuenca, octubre-diciembre de1980. Actividad Reunión interdisciplinaria para diseño del programa y contenidos para el Taller Experimental. Resultados Perfiles del currículum y expertos. Taller Experimental sobre Integración de la Cultura popular en la Educación, con participación de 21 maestros de áreas rurales y urbanas de 10 países, con la colaboración del Proyecto Especial de Desarrollo Rural Integrado (PEDRI). 14 proyectos específicos sobre distintas formas de integración. Talleres Interdisciplinarios Cuenca, octubre de 1981. Cuenca, febrero de 1984. Río de Janeiro, octubre de 1985. Kingston, mayo de 1986. Washington, D.C., octubre de 1987. I Taller. Tema: “Estudio de Casos”. Análisis de seis experiencias (Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Estados Unidos y México). II Taller. Tema: “Modelos de programas educativos para el desarrollo artesanal integral a nivel comunitario”. Análisis de 14 experiencias (Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guatemala, México y Perú). III Taller. Tema: “ El museo como instrumento de aprendizaje”. Análisis de ocho experiencias (Brasil, Chile, Colombia y Ecuador). IV Taller. Tema: “Cultural Relevante in currículum development: arts in education”. Análisis sobre presentaciones de las Escuelas de Música, Danza, Drama y Artes del Cultural Training Centre de Jamaica. V Taller. Tema: “Formación del docente o dinamizador de la cultura popular”. Análisis de tres experiencias (Colombia, Chile y Perú). Serie “Alternativas de educación para grupos culturalmente diferenciados”. - 1983, Volumen I: Estudio de casos (Publicado por CREFAL) 1988, Volumen II: Modelos de programas educativos para el desarrollo integral a nivel comunitario (publicado por CREFAL) 1985, Volumen III: Museos y educación (publicado por CIDAP). 1988, Volumen IV: Arts in Education (publicado por CARICULT). 1988, Volumen V: Cultura y educación Popular (En preparación. Será publicado por CREFAL). Colaboradores de los Departamentos de Asuntos Culturales y Asuntos Educativos en los grupos de trabajo del Proyecto Multinacional. Hipólito González, Arturo Ornelas, Sheila Gram. (primera etapa), Inés G. Chamorro, Ana María DuqueGarzón y Sergio Nilo (en carácter permanente). Asistente: Ana María Albarracín. Secretaría Permanente del Proyecto Multinacional: División de Patrimonio Cultural Departamento de Asuntos Culturales, OEA 1889 F. Street, N.W. Washington, D.C., 20006, E.U.A. PARTICIPANTES DEL II TALLER «MODELOS DE PROGRAMAS EDUCATIVOS PARA EL DESARROLLO ARTESANAL INTEGRAL A NIVEL COMUNITARIO» Susan S. Benson Especialista Principal en Información y Comunicación Departamento de Asuntos Culturales, OEA 1889 F. Street, N.W. Washington, D.C., 20006, E.U. Dora Beatriz Canelos Coordinadora de Programas Educativos, ClDAP Apartado 557 Cuenca, Ecuador Ione Carbalho c/o Programa Nacional de Artesanías Ministerio del Trabajo Brasilia, D.F., Brasil Enrique Chiriap Federación Shuar Domingo Comin 17-38 Sucúa, Morona Santiago, Ecuador Beatriz de María (+) Manos del Uruguay Acevedo Díaz 1465, Apto. 1 Montevideo, Uruguay Hoover Dionisio Asociación de Artesanos Kamaq Maki Brasilia 200, Apartado 609 Huancayo, Perú Ana María Duque-Garzón Especialista Principal en Artesanías y Artes Populares Departamento de Asuntos Culturales, OEA Washington, D.C., 20006, E.U. Álvaro Fernández Asociación Uruguaya de Artesanos 18 de Julio 2058, Depto. 703 Montevideo, Uruguay Justo Gallegos Asociación de Artesanos Indígenas de Panamá Calle Octava, Apartado 153, zona 1 Panamá, Panamá Juan García Salazar Betowen No. 56, La Tolita Pampa de Oro Esmeraldas, Ecuador Nemésio García da Silva (+) Asesor del Programa Nacional de Artesanías Ministerio del Trabajo Brasilia, D.F., Brasil Pedro González Asociación de Artesanos Kamaq Miki Brasilia 200. Apartado 609 Huancayo, Perú Jaime Landívar Avenida Federico Malo y 12 de Abril No. 109 Cuenca, Ecuador Agustín López Coordinador Técnico, Proyecto Rabinal Chuscaj, Chiantla, Huehuetenango Guatemala Claudio Malo González Director del Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP) Apartado 557 Cuenca, Ecuador Juan Martínez Borrero Subdirector Técnico del CIDAP Apartado 557 Cuenca, Ecuador Graciela Messina Consultora en Capacitación y Educación Popular Hamburgo 366, Depto. 23 Ñuñoa Santiago, Chile Aída Moncayo Núñez de Balboa 341 Quito, Ecuador Lucía Mora Casilla 1611 Cuenca, Ecuador Idelfonso Moreno Coordinador del Programa ComunidadEscuela ICASE Pueblo Nuevo, Calle Tercera Panamá, Panamá Joaquín Moreno Subdirector de Publicaciones del CIDAP Apartado 557 Cuenca, Ecuador Edgar Alfonso Montoya Consultor en Promoción Cultural y Participación Comunitaria Polígono D. No. 11, Col. Nueva Metrópoli San Salvador, El Salvador Sergio U. Nilo Jefe de la División de Educación Instituto Interamericano del Niño Avenida 8 de Octubre 2904 Montevideo, Uruguay Daniel Nieto Sotomayor Departamento de Artes Universidad Pedagógica Nacional Carrera 19 No. 72-34, Apto. 201 Bogotá, Colombia Fidel Oteiza Programa de Educación Matemática para Adultos Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) Casilla 13608 Santiago, Chile Francisca Rangel Programa de Promoción Artesanal, CREFAL Quinta Eréndira Pátzcuaro, Michoacán, México. Francisco Rodríguez Roaunet Director del Subcentro Regional de Artesanías y Artes Populares 12 Avenida No. 11-11, Zona 1 Guatemala, Guatemala Lélia Gontijo Soares Directora del Instituto Nacional de Folklore (1984) Rua do Catete, 179 CEP 22220 Río de Janeiro, Brasil Isabel Soto Investigadora del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE). Casilla 136O8 Santiago, Chile Antonio Miguel Taijint Federación Shuar Calle Domingo Cumin 17-38 Sucúa, Morona Santiago, Ecuador Cornelio Vanegas CREA General Torres 7-21 Cuenca, Ecuador Colombia Vivas de Velasco c/o Asociación Colombiana de Promoción Artesanal Museo de Artes y Tradiciones Populares Carrera 8a. No. 7-21 Bogotá, Colombia Consuelo Yáñez Roca 538 Quito, Ecuador Demetrio Zurita «La Kochalita» Sucre 359. Casilla 679 Cochabamba, Bolivia Este libro se terminó de imprimir en los Talleres Gráficos del CREFAL en julio de 1990 El tiro fue de 1500 ejemplares.